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ANTES DE ELVIS
by aquiaqui33
CUANDO ELVIS PRESLEY murió en Memphis, mi madre estaba embarazada. Soy español, y que unos veinteañeros de Salamanca decidieran que su primer hijo se iba a llamar Elvis (acompañado de Francisco o no me podían registrar) puede ser una buena muestra de lo que supuso este chico de Tupelo (Misisipi, EEUU). Nada comunica más que los hechos. Como buen adolescente, aborrecía la música de mis padres. Prefería Pearl Jam, Nirvana, Soundgarden... Hasta que la madurez hizo su trabajo y fui consciente de la trascendencia musical, social y estilística del rey.
Elvis aprendió a tocar la guitarra con 13 años y escuchaba radios blancas y negras todo el día, además de visitar las partes traseras de los mejores locales musicales de Memphis. Sin pretenderlo, fundió estilos como el blues, el R&B, el gospel y el country, y le salió eso que ahora conocemos como rock and roll.
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Debutó con That’s all right, grabado con solo 19 años en Sun Records, y llegó la locura. Ya no era que cantara como nadie. Es que interpretaba como nadie. Sus gestos faciales, sus movimientos de cadera, piernas y pies. Su estilo: trajes, zapatos de gamuza y gomina, que usaba para parecer mayor y más duro (American Crew tiene una línea de productos con su nombre y un diseño muy cuidado). Era un espectáculo que pocos habían podido ver hasta que fue invitado a la televisión. Ahí se produjo la eclosión.
ÍCONO DE LA MODA Elvis ya vestía elegante antes de ser famoso. No tuvo que cambiar. Había crecido en Memphis y le encantaba el estilo de los músicos negros con los que se mezclaba en una época impensable. De entonces se recuerdan sus pantalones con franjas laterales, sus camisas rockabilly y los zoot suits (trajes holgados muy de la cultura afroamericana).
En mitad de su éxito, tuvo que ingresar en el Ejército, del que solo sacó el conocer a la que sería su mujer, Priscilla, mientras estaba en Alemania. Al regresar, su fama no se había evaporado por completo, pero bajó considerablemente. Más centrado en el cine que en la música, el público estaba olvidando al Elvis cantante (habían llegado los Stones, los Beatles...), por lo que había que preparar la manera de recuperar el tiempo perdido. Así, el programa de televisión 68 Comeback Special, sirvió para su renacer musical y estilístico.
De ese show salió un disco y algunos de los trajes más icónicos del segundo Elvis: su look blanco completo con un pañuelo burdeos en vez de corbata y su traje de cuero negro. Ambos fueron diseñados por Bill Belew, quien le acompañó en toda su carrera. Monos incluidos.
CINE Y COCHES Uno de los grandes caprichos de Elvis eran los coches de todo tipo. La increíble colección puede verse en Graceland junto a sus aviones privados. Tenía especial predilección por los Cadillac. El primero que compró, un Eldorado.
Entre sus joyas, su famante Rolls Royce, que customizó a su gusto y que cedió para una subasta con fnes benéfcos, o su Ford Thunderbird, sin olvidar el Stutz Blackhawk III. Su amor por los coches era tal que incluso hizo una película en 1966, Spinout, donde básicamente hacía de sí mismo con otro nombre. El flm es uno de los 31 que rodó. El que tuvo más éxito (que no el mejor, pues para mí es King Creole) fue Amor en Hawái (1961), donde pudimos ver a Elvis estrenando el reloj triangular Hamilton Ventura que hizo famoso hasta que los Men in Black reutilizaran el modelo. Gracias a esa película, también se popularizó la camisa hawaiana.
GRACELAND, PARAÍSO KITSCH Elvis no era el minimalismo en persona. Basta para comprobarlo con un paseo por su mansión: Graceland, el segundo edifcio más visitado de EEUU. Vivió allí desde los 22 años. La casa era de estilo colonial neoclásico, pagó 100.000 dólares por ella y se la regaló a sus padres en 1957.
Graceland estaba abierta 24 horas. Le encantaban las televisiones y las puso por todos los rincones, cuartos de baño incluidos. En la sala de televisión, tres estaban encendidas siempre a la vez, junto a un mono de porcelana y el logo que diseñó Elvis: un rayo con las letras TCB (Taking Care of Business in a Flash), de los que hizo colgantes que regaló a la conocida como Memphis Mafa, su séquito. Hasta en esto fue pionero.
Todo sigue como lo dejó el rey. Aunque algunas zonas no se pueden visitar, como su habitación o el baño donde murió. El día de su muerte se necesitaron 100 furgonetas para retirar las fores que había junto a la verja de entrada, diseñada por Abe Sauer en forma de partitura con su silueta.
VIVA LAS VEGAS Si Elvis llegó a Las Vegas fue gracias al éxito de Comeback Special. Ese programa podía trasladarse a grandes recintos. El 31 de julio de 1969 dio su primer concierto y repitió dos veces por noche durante cuatro semanas. En total dio 636 a lo largo de siete años. Nunca se quedó un asiento sin vender.
Priscilla fue quien tuvo la idea de vestirlo con un overol. Pensó que estaría más cómodo y tendría más libertad en el escenario. Siempre eran combinados con cinturones (cuanto más oro mejor) y sus famosas gafas del modelo NeoStyle Nautic que él personalizaba también en oro y con su logo TCB e iniciales EP.
Los monos comenzaron siendo sencillos, pero se fueron haciendo más barrocos con el paso de los años por su gusto por las joyas. Elvis siempre se sintió atraído por ellas. Lo más recordado es su famoso anillo de herradura. Diseñado por Harry Levitch, regaló muchas reproducciones a familia y amigos.
El esplendor duró dos años. El desgaste hizo que empezara a depender de las drogas para actuar y dormir con consecuencias evidentes como su obesidad. Su idea de felicidad era un sándwich que hoy tiene su nombre: una bomba calórica compuesta de pan, mantequilla de cacahuete, plátano, panceta y mermelada de uvas.
Los últimos cuatro años de su vida, más o menos desde el divorcio de Priscilla en 1973, fueron una caída libre. Cumplía regular sus compromisos con la discográfca, pero muy bien con su mánager, el coronel Parker, que le explotaba en extenuantes giras con más de 120 conciertos al año. Murió en el descanso de una. Encontraron 14 tipos de medicamentos diferentes en su cuerpo.
En algún momento de mi vida llegué a pensar que llamarse Elvis podría ser un estigma. En realidad, es todo un honor. Dios salve al rey.