LITERATURA INFANTIL
ABEL VERGARA MENDOZA
CORPORACIÓN UNIVERSITARIA DEL CARIBE “CECAR” FACULTAD DE EDUCACIÓN PROGRAMA DE LICENCIATURA EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN HUMANIDADES Y LENGUA CASTELLANA E INGLÉS SINCELEJO, MARZO 12, 2013.
LITERATURA INFANTIL CUENTO COTEMPORANEO (PRODUCCIÓN EN CLASE)
ABEL VERGARA MENDOZA
A LIC. AMANDA VERBEL LITERATURA INFANTIL SEMESTRE X
CORPORACIÓN UNIVERSITARIA DEL CARIBE “CECAR” FACULTAD DE EDUCACIÓN PROGRAMA DE LICENCIATURA EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN HUMANIDADES Y LENGUA CASTELLANA E INGLÉS SINCELEJO-SUCRE MARZO 12, 2013
LA VIDA DE LA MUERTE
C
aminaba sola la muerte casi muerta en su propia tristeza; moribunda porque la vida había sido muy injusta con ella; De su vida solo le quedaban los recuerdos amargos del antaño y con ellos intentaba adormecer sus penurias. “¿si mis recuerdos no son los más pulcros, por qué me aferro a ellos? “ Se preguntó. De repente, escuchó una voz interna que le dijo, no son tus recuerdos, eres tú quien los revive. Siguió pensando acerca de lo que esa voz le había dicho. Luego, cuando se dirigía a su casa, se encontró con Caronte, quien le preguntó: “¿adónde vas?” “A buscar una nueva vida” respondió. Extrañado Caronte se dijo “lo que faltaba, que la muerte estuviera loca”. Después que llegó a su casa, se sintió confinada, no se hallaba en ningún lugar, solo quería morir para así descansar. Angustiada de su flagelo se vistió con su mejor vestido, una túnica blanca; salió de su casa, el averno, y radiante arrimó a Borceguí y todos allí la admiraron y todo ojo antropófago le hizo venia y otros solo se embelesaban.
Un año más tarde, ya tenía muchos adeptos, a quienes proveía de sus bondades y quienes le rendían tributo con agrado y encomiaban su obra. Todo parecía marchar bien porque lo que hacía lo concebía con amor. No había complacencia más complaciente para una muerte feliz y satisfecha por su heroísmo. Así había transcurrido el tiempo y la muerte cada día más enamorada y más feliz por su labor. Vestida de sol, paseaba por cada rincón del mundo y por doquier andaba daba luz a todos los que la veían y los llenaba de vida. Una mañana, al despertar, sintió que algo en su pecho la estremecía, y la embargaba de desolación; pensó en lo bien que la estaba pasando con su nueva vida, su felicidad, su amor por su labor; siguió pensando y se acordó que su pecho le pasaba cuentas de una tristeza que tenía pendiente. Cuando recordó cuan inmunda había sido, su dolor se fue agudizando y dijo: “nunca más seré feliz ni podré sentir los sentimientos del amor”, solo se escuchó el ay! Vocal de su última exhalación… cuando despertó vio que Caronte la llevaba en sus brazos y sintió, al ver un primer rayo de luz, que era feliz y su corazón estaba tranquilo, su tristeza se había ido. Esta vez nada era parecido a los sentimientos de antes. Saltó de los brazos de Caronte con placidez y dijo: “Ahora comprendo que La vida de la muerte está en la misma muerte.”