Defensa de t elmore

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ELMORE

DEFENSA

DE

HABVARü LAW

ARICA



411

LA IMPROVISADA FORTIFICACION PREPARADA POR EL INGENIERO

KO ERA BASTANTE PARA CONTENER AL ENEMIGO DOCUMENTOS que manifiestan que los enemigos asaltaron la plaza sin haber obtenido dato alguno sobre dicha fortificaciรณn.

LIMA Imprenta de El Lucero- Baotjijano N.321 18O2


Arica tenía que ser tomada por el ejército chileno, co mo lo fué por los ejércitos de Outiei tez, Rios y demás pe ruanos que la han atacado. Las minas con que se le re forzó -últimamente, fueron tan'impotelriés allí como en San Juan, Miraflores y Chorrillos. {Carta del segundo jefe del Morro) . No es cierto que el buen nombre, los antecedentes y la austeridad de ¡a vida nada valen; en U. se ha realizado que sólo el vulgo ignorante y los malvados han necesita do ver los irrecusables y decisivos documentos que se han publicado para horrar los efectos de la calumnia. Por lo demás el rumor le ha hecho bien, porque ha dado á conocer sil' brillante conducta y la gloria á que tiene de recho. [J. Sánchez Lagomarsind\. Tal proceder aumenta, con su injusticia, nuestras des gracias; la deshonra, que peruanos prodigan a los bue nos servidores de su país, estan eficaz como el plomo enemigo para dejar á la patria indefensa y desampara da. ( Prensa de Lima) .


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DEFENSA DE

ARICA

fflf a gloria adquirida por las armas peruanas en ¿Jpí la defensa de Arica fué empañada momentánea mente por el rumor de cuartel de que los asaltan tes habían, dispuesto de las declaraciones que, á látigos, habian arrancado al Ingeniero D. T. Elmore quien .cayó prisionero días antes, después dé haber hecho saltar dos minas contra la caballería chilena en Chacalluta, á dos leguas de Arica, en tre cuyos lugares sólo hay un arenal. El, rumor nació de la ignorancia del vulgo relatir va á lo que es la mina de una plaza y de. sus objeti vos. Se cree que una plaza minada está llamada á saltar en mil pedazos y á aniquilar al enemigo: no pasó tal, luego las obras fueron denunciadas! Se creyó de buena fé, además, que la obra de mina no habia surtido sus efectos y, olvidando algunos, en esos momentos en que se tenia el corazón tran sido de dolor, cuanto se debía en la defensa á ese ingeniero, sus antecedentes y respetabilidad en to do sentido, se explicó, el desasitre como .conse cuencia de las declaraciones que se había visto for zado á hacer. .Dicho rumor desapareció muy pronto, porque, todos los jefes que conocían los hechos lo contra dijeron publicamente en lus periódicos de Tacna, Lima y Santiago, por medio de documentos , que compulsó nuestro historiador ,el Dr, M. F. Paz Soldán, al escribir su "Narración," en la cual se niega que el asalto de Arica se hubiera hecho pre vio conocimiento de los resortes de la defensa. Damos á continuación algunos de esos documen tos; por los que se viene en conocimiento, no solo de que no hubo declaración alguna que compro metiera el éxito de la defensa, sino que la base .de la acusación no existe, pues las minas surtieron su efecto material y moral, matando hasta á oficia les, é imponiendo los días de asédio del 5 _v 6 anterioresal asalto y con ello eTrenombré de la defensa: el ataque estaba resuelto para el 3 (véase los tele gramas finales) y en ese día hubiera caído la plaza

i


sin los destellos excepcionales que se obtuvo, mer ced á esos memorables días de asédio. He aquí los documentos: Carta del Sub-prefecto de Arica San Bernardo, Julio 23 de 1880. Exmo. Sr. D. N. de Piérola, Lima. Mi respetado Sr. y amigo: Por acá todos nuestros compañeros de prisión se hallan gozando de salud. Con fecha 13 de Ju nio zarpamos en el vapor Itata,con destino á Val paraiso, y en esa misma fecha, elevé mi parte al Sr. Secretario de Gobierno y Policía, sobre los su cesos de Arica del 7 del mismo mes. Asi mismo es cribi á V. E. una carta particular; esta correspon dencia, como muchas otras de los SS. jefes de la plaza, la entregamos al Sr. Sánchez Lagomarsino, para que este las remitiera á Lima. Por los diarios de esa capital "La Patria" y "Opinión Nacional" he visto que atacan al señor Elmore, Ingeniero de Estado, suponiendose haber dado datos sobre los minas en distintos lugares de la población. Como patriota y en obsequio de la verdad, E. S., puedo decir á V. E. que el señor Elmore es una victima inocente, pues á mime cons ta que el día 6 á las 5 p. m., cuando este caballero vino del campamento enemigo para tener una con ferencia con el Sr. Coronel Bolognesi, nos encon trábamos con 3 jefes más, y me acuerdo que el se ñor Elmore por súplicas repetidas, decia que no distrajese las fuerzas de las baterías del E. que el enemigo atacaba por ese punto y no por la Bate ría del N, y la contestación de uno de los jefes, que se encontraba presente en ese momento, fué que el enemigo lo engañaba y nos quería distraer. Así es, E. S., que lo que suplicaba el señor Elmore fué la verdad, pues el enemigo atacó por ese lugar. En cuanto á las obras defensivas, fueron unas preparadas por el señor Elmore, y otras por la sección de torpedistas. Si se cree que el señor Inge niero dió datos sobre las minas, ¿porqué, pues, hicieron efecto várias de las que colocó y porqué las que fueron preparadas en la ausencia del señor Elmore, no tuvieron lugar á su esplosión? Puedo decir á V. E. que la sorpresa que nos dió el enemigo, en ese asiago dia 7 de Junio, fué tan


— 3 — brusco que atolondró á todos, impidiendo que se usaran todos los elementos acumulados. Creo un deber de mi parte manifestar á V. E. la verdad, porque adicto al Gobierno de V. E. deseo verlo elevar la justicia en todas sus partes. Deseo con el más ancho corazón la prosperidad de mi patria y la de su Gobierno. F. F. Sosa. Sobre-vive en Arica Carta del Auditor General de Guerra DR. GASTON, AL DR. C. CHACALTANA, RECHAZA LA ACUSACION Y CONDENA LA HJEREZA DE ELLA San Bernardo, Julio 15 de 1880. Querido Cesáreo: Como á la vez que periodista y amante, por con siguiente, de la verdad de los hechos, te creo, tam bién, amigo de Teodoro Elmore, no dudo que lee rás con satisfacción estas cortas líneas, que te di rijo en vindicación de este joven, tan vilmente mancillado, y del nombre de una familia por tan tos títulos respetable en nuestra sociedad, á la que no me liga vínculo de ninguna espécie. Te hago es ta última declaración para robustecer más la sin ceridad de mis palabras. Las acusaciones, contra él propaladas ¿qué fun damentos tienen en verdad? absolutamente nin guno.—No tienen otra razón de ser que las prime ras impresiones de algunos espíritus lijeros para juzgar de la honra ajena, ó la lógica del vulgo que separa siempre la vista de las verdaderas causas ele sus desgracias, y en todo caso busca una vícti ma á quien atribuírselas: esto es lo que ha pasado con Elmore. A Elmore le tendemos hoy la mano del amigo todos los prisioneros de San Bernardo: los que se empeñan en difamarlo á la distancia, de buena ó de mala fé, podrán considerarse, cuan do más, tan patriotas como nosotros, pero no más que nosotros, y ello te bastará para probarte que no hay nada de verdad en lo que se ha dicho...

Alfredo Gastón. Sobrevive en Lima


- 4 — Carta del 29 Jefe del Morro Sr. Espinosa DE LA "OPINION NACIONAL," AGOSTO 7 DE 1880 ÜA EL ORIGEN DEL RUMOR Y ATACA LA CALUMNIA San Bernardo, Julio 16 de 1880. Sr. D. Nicanor Camino, Querido amigo y compadre. Muchos testimonios verbales hemos tenido de esto, entre ellos el del comandante del batallón "Chacabuco," D. Domingo Toro, quien, para dar más fuerza á su aseveración, nos dijo á varios con quienes hablaba: "Como caballero digo: que si Elmore no hubiese tenido un comportamiento digno y valeroso, si se hubiese porgado con debilidad y con mengua de su patriotismo, yo sería el pri mero en decir.á UU., que era hombre indigno, aun cuando nosotros hubiésemos obtenido de él algun fruto; pues una vez aprovechados sus servicios, me habría repugnado la cobardía é infamia que lo obli garan á traicionar, á su patria", Estas palabras acompañadas de otras explicaciones, los antece dentes y el carácter de Elmore, y muchas otras razones, que no tengo tiempo ni espacio para ex presar á U., me obligan á dirigirle esta. M. I. Espinosa. Sobreviven sus hijos, calle de Baquíjano 321 Testimonio del señor Watson CON REFERENCIA Á ESTOS'INFORMES, CONTRADICE LA CALUMNIA INMEDIATAMENTE EN LIMA .. PUBLICADO EN "LA PATRIA" DE LIMA, Y REPRODCCIDO EN EL "FERROCARRIL" DK SANTIAGO Señor'don Julio L. Jaymes redactor ¿principal de La Patria. Muy señor mío, Deseando tener noticias auténticas pedí infor mes al señor coronel Búlnes, quien me puso en con tacto inmediato con el comandante que tomó pre so al joven Elmore, quien en los términos más honrosos para dicho joven, poco más ó menos me refirió lo siguiente: "Días antes delasalto á la pin za, estaba con una partida de su cuerpo en un punto avanzado, cuando sintió volar cerca de sí


— 5 — una mina que lastimó alguna de/sn gente; a los pocos instantes vió un joven en la dirección de la mina reventada, sobre el cual se echó para matar lo con su propias manos, pero prefirió colocarlo contra una peña para hacerlo fusilar. Sin embar go, le admiró la conformidad y sangre fría con la cual iba á morir eljoven y le preguntó por su nom bre y estado á lo cual contestó que era ingeniero militar* A su exigencia de darle aviso sobre ]as minas y demás puntos de interés de las fortificaciones' de la plaza, se negó tranquilamente, pero con mucha fir meza, y ni la amenaza de una próxima muerte lo hizo titubear un solo instante. Interesado' por su noble y valeroso comportamiento, lepidio de cons tituirse prisionero bajo su palabra de honor, á lo cual accedió. • .? . ' , Espero que esta relación verídica sirva para des vanecer las malas interpretaciones de la conducta de ttn joven peruano, cuyo comportamiento leal v caballeresco ha sabido conquistar la estimación del enemigo en el mismo campo de batalla. Soy de Ud., señor redactor, muy atento y seguro servidor. Chari.es Watson. Sobrevive su hijo en Lima. Carta del Comandante Tizón DE "LA PATRIA", AGOSTO 10 DE 1880 !. San Bernardo, Julio 10 de 1880. Queridísimo hermano; He visto .en "La Patria" de Lima que del modo más lijero é injusto se ataca al ingeniero señor Elmore, joven inteligente y caballero, que ha pres tado importantes servicios á nuestro país, y eme habrían sido más eficaces para la guerra, si se hu biese prestado oido á todas sus indicaciones. Sé positivamente por respetables personas que el se ñor Elmore no ha prestado .ningún dato al enemi gó; sino, por el contrario, en los contratiempos que tuvo con las fuerzas chilenas, se manejó con una dignidad que lo honra, 'En cuanto á que siendo prisionero, salvó mila grosamente, y que fué mandado de parlamento por el general Baquedano, sé también positiva mente que expuso el número superior de fuerzas, y


— 6 — que la plaza debía hacer una capitulación honrosa, porque los chilenos tenían triple fuerza: nada pu do lograr, y se fué á contestar al enemigo lo inútil de su venida, pues para ello había dado su pala bra de honor. Debo advertirte que el señor Elmore aseguró al coronel Bolognesi, y que lo sabía porque venía del campamento enemigo, que atacarían por el Este, y que debía poner grandes fuerzas; creyéndole equivocado, mandó las fuerzas al Norte; he allí porqué tomaron Arica con tanta facilidad, ó me jor dicho tan pronto, porque harta sangre les cuesta. Lamento el error de cierta gente de la prensa, y quisiera hacer mucho para salvar la honra de este joven, que merece bien de nuestra Patria por su actividad, inteligencia y honradez. Tuyo, aftmo. hermano, Rómulo Tizón. Sobrevive en el Callao. Carta del jefe de batería del Morro, señor Daniel Nieto San Bernardo, Julio 16 de 1880. Señor Augusto Elmore. Estimado amigo: Después de mucho tiempo, que no tenía el pla cer de saber de U., hoy le dirijo la presente, por que deseo que U. trate de tranquilizará su familia, respecto á lo que el granel de "La Patria" de Li ma dice de su hermano Teodoro. Es sabido por todos, que yo desempeñaba en el Morro un puesto que me ponía en contacto con todos los ingenieros para cualquier trabajo, y con este motivo tuve que estar en contacto directo con su hermano; se, pues, lo que hizo; y puedo decir á U., que no hay nada que lo acuse. Por lo tanto me es muy extraño que en nuestro país se proceda tan de ligero, y se empeñen absur damente en que tengamos un traidor, sin fijarse en que esto es como escupir al cielo. Estése, pues, tranquilo y cuente con las seguridades de amistad y consideración de su Afectísimo y S. S. D. Nieto. Sobrevive en Lima.


Expontánea defensa hecha por el Sr. Orrego CONTRADIJO LA CALUMNIA EN TACNA PUBLICADA EN "EL ECO" DE TACNA, JULIO 11 DE 1880 REPRODUCIDA EN SANTIAGO Y EN LIMA No es ésta la primera vez que el que suscribe ha tenido que defender del amor propio herido i de la vanidad nacional, á individuos que figuran en el ejército enemigo en mayor ó menor escala. Primero, me pasó esto con Moore Después, tuve ocasión de hacer justicia al valor de Ladislao Espinar, que fué el primero por su arrojo en la batalla de Dolores En seguida, le toca el turno á Montero, con la derrota de Tacna Después de Tacna vino Arica, i, naturalmente, era necesario otra víctima; se elijió, como la más adecuada, al ingeniero de Estado Mayor don Teo doro Elmore. Acompañando al coronel Lagos, tuve ocasión de ver á dicho señor muy poco después de haber sido tomado prisionero. Fui yo mismo el encargado de conducirlo á la prevención, i yo también el que apoyó la idea de presentarse al coronel con el objeto de que se le permitiera ir á Arica, para ver si podía evitar los males del día siguiente. Me consta todo lo que Elmore ha dicho, ya sea solicitando para que hablara, ya en sus conversa ciones con algunos de nosotros, Preguntado por el coronel si él había estado presente cuando se disparó la mina contra la ca ballería en Chacalluta, contestó que sí y que su objeto no era solo ese, sino también destruir la lí nea férrea. Preguntado si estaban minados los fuertes de Arica contestó, que él solo había tenido una parte en los trabajos de defensa en el puerto; pero que le constaba qne se habían acumulado allí todos los elementos de destrucción de que podía echarse mano en las guerras modernas. "Uds. entrarán, me dijo; pero con una pérdida -mínima de dos mil hombres." Es cierto que Elmore debió ser fusilado, i si no lo fué se debió, nó,á que nos hubiera hecho revelacio nes, sino á qxie se convenció el general, como yo mismo se lo expuse, y también el coronel Lagos, que este señor no era un simple ciudadano, sino


— 8 — que formaba parte del escalafón del ejército ene migo, i que, por consiguiente, era militar. Ahora, respecto á que Elmore nos indicó los me dios de evitar las minas, esto es absurdo, mas que otra cosa; pues todo el mundo sabe que el fuerte San José, el Dos de Mayo i el Santa Rosa, en la costa, i el del Cerro Colorado i el del Este, arri ba, volaron; i que lo único que no se inflamó fué el Morro, donde se habían refugiado casi todos los jefes peruanos, i más de trescientos soldados; que, si no quisieron darse el placer de volar, no fué por cierto por culpa de Elmore ni nuestra, puesto que tenían en su poder las minas, los alam bres i máquinas eléctricas. El coronel Lagos, estoy seguro, ratificará todo lo que aquí expongo. Mientras tanto, quede sentado que somos los ene migos los que nos tomamos la tarea de hacer justi cia á nuestros propios adversarios; lo que, confie so, me será siempre grato, cuando se trate de de fender, junto con la verdad, el honor de caballeros i de hombres buenos. Tacna, Julio 10 1880. Augusto Orrego. Oficial de Estado Ma3Tor. Carta del Coronel Lagos VINDICA COMPLETAMENTE PRUEBA DECISIVA DEL "ECO" DE TACNA, MARTES 13 DE JULIO DE 1880 RliPKODUCIDA EN LIMA Y EN SANTIAGO Pocollai, Julio 11 de 1880. Señor don Augusto Orrego. Estimado amigo: He leido su artículo publicado en El Eco de Tac na, i me apresuro á ratificar todo lo que Ud. dice en él relativamente al ingeniero peruano Sr. Elmo re. Me es verdaderamente doloroso que se impu ten á dicho señor, actos de infidencia á su patria i de cobardía. Me hago un deber declarar aquí, que el ingeniero mencionado fué parco i categórico en sus respuestas, prohibiéndome mi propia delicade za i el respeto á la dignidad ajena, arrastrar al se ñor Elmore á revelaciones, que, cualquiera que hu bieran sido, en nada habrían cambiado mi modo de proceder en todo lo que se relaciona con el asal to de Arica. Mas aún, i se lo repito aquí, me interesó la san


— 9 gre fría i la serenidad de ese joven, cualidades que un militar sabe siempre apreciar en lo que valen, cualesquiera que sean las personas que las posean. Me es grato suscribirme como siempre, Su atento amigo. Pedro Lagos. PARTES

OFICIALES

MANIFIESTAN QUE LAS MINAS SURTIERON SU EFECTO EN PARTE Y DESTRUYEN LA SUPOSICIÓN DEL AVISO Ó AUXILIO PARA EVITARLAS Extracto del parte del 4o. de linea MANIFIESTA QUE NO SE SABÍA LA POSICIÓN DE LAS MINAS Y QUE ESTALLARON ALGUNAS Arica, Junio 8 de 1880. Señor Comandante en Jefe: Recibí orden del comandante donjuan José San Martín para que con el primer batallón del regi miento marchara sobre el indicado fuerte y lo to mara á viva fuerza; que no me detuviera aunque hubiera explosión de minas como se decía, y que él, con el segundo batallón, me protejería en el ata que Durante esta persecusión estallaron dos minas, las que no nos hicieron graves daños, ni fué moti vo para detener la marcha del regimiento en el ataque que iba haciendo al enemigo Dios guarde á V. S. L. Soto Saldivar. EXTRACTO DEL PARTE DEL CMTE. EN JEFE CORONEL LAGOS MANIFIESTA QUE ESTALLARON MINAS Y EXPLICA MI MISIÓN Á ARICA Arica, Junio 11 de 1880. Señor Coronel Jefe de Estado Alayor: A las 4 p. m. del 6, usando de las facultades dis crecionales que verbalmente me concedió el señor general en jefe al darme el mando de la división, creí conveniente mandar al prisionero de guerra, ingeniero don Teodoro Elmore, con una misión al jefe de la pinza de Arica, coronel Bolognesi, pi diendo por ultima vez la capitulación de la plaza,


— 10 — por creer ineficaces los esfuerzos que pudieran ha cer para rechazar nuestro ataque, y por hurnanidad; pues conocía la indignación que produjo en nuestra tropa el estallido de las minas de ChacaIluta y temía que, al suceder lo mismo en el Morro y población, se excitaran más los espíritus, y de seaba evitar, por este medio, el inútil derrama miento de sangre El regimiento 39 de linea atacó con dos compa ñias, siendo reforzado por tres más, al mando del teniente coronel don José Antonio Gutiérrez, con siguiendo apagar sus fuegos y tomarlo cuarenta minutos después del primer disparo. En este fuerte estallaron dos minas. El teniente don Ramón Arriagada y los subte nientes don José J. López y don José M. Poblete, fueron sorprendidos por el estallido de una mina al izar nuestra bandera, perdiendo la vida el sub teniente Poblete Dios guarde á US. P. Lagos. TELEGRRAMAS DE IQUIQUE A SANTIAGO ENVIADOS DEL CAMPAMENTO DE CHACALLTJTA MANIFIESTAN QUE EL ATAQUE DEBIÓ TENER LUGAR ELSüEJUNIO [Despachado de Iquique en junio 3, á Santiago] "Paquete de Maule" acaba de fondear.— Ayer [el 2] "Covadonga" estaba comunicando con tierra por señales semafóricas, trasmitió á 3 p. m. las siguientes noticias: "Se espera tren con artillería de campaña. Ya está aquí [Chacalluta] el coronel Lágos con 4.000 hombres. El ataque será mañana [ó? de Junio'].... Linch. [Despachado de Arica el 2 de Jnnio, á Sagtiago] Los restos peruanos [de la batalla de Tacna] tomaron distintos rumbos, pero nadie se replegó á Arica. Los regimientos Buin, 39 y 49 de linea, el "Bulnes,"22 piezas de artillería y 400 de caballe ría, están hoy á 2 leguas de Arica. Mañana [el 3] atacaremos por retaguardia, juntamente con la escuadra José Velásquez. . Jefe de E. M. G. «


— 11 — Carta del Comandante señor Lagomarsino KX PLICA EU ORIGEN DEL RUMOR, TAN DE LIGERO COMUNICADO POR "LA PATRIA" San Bernardo, Julio 17 de 1880. Señor D. Teodoro Elmore, Presente. Estimado amigo: He sabido que ha llegado á su conocimiento que yo, en una carta dirigida á mi particular amigo Federico Panizo, he confirmado los rumores de acusación, que sobre U. circularon en Arica sobre el asunto minas; pero ha}' diferencia, entre ser eco de rumores, y confirmar hechos; no he sido nunca creador de difamación agena; menos he podido ser esta vez de rumores cuyo origen más ó menos U. conoce, y que he consignado con motivo de relacio narse con hechos de interés público: sin embargo yo me complazco de esta oportunidad queme abre un camino más, para cumplir el noble propósito que yo y nuestros demás compañeros de destierro, nos hemos, impuesto, de despejar las nubes que por el momento cubren su reputación. Comprendo lo amargo que es para el hombre que tiene concien cia de su inocencia, y de su digno proceder, el pa réntesis que le abre ía desgracia; pero el día de las reparaciones no se hará esperar, y aun resplande cerá más, en los que, como U., todos hemos recono cido dignidad y austero patriotismo. Si, pues, to dos le hemos vuelto la confianza que por un mo mento de angustia patriótica se puso en duda, pol las exageraciones del vulgo ó por los mismos que quizá omitieron su delx;r; al no ver cumplido nues tro deseo de resistencia mas prolongada en Arica como se había resuelto, ¿cómo no cumplir por mi parte con. el sagrado deber de caballero, de recti ficar un concepto no manifestado? Yo debo recti ficar, pues, que mi carta á Panizo, dirigida de Ari ca, ha sido sin afirmaciones, consignando solo en interrogatorio, las versiones diversas; pero asi mis mo indicaba que U. tendría que dar de ello cumpli da explicación: deseo ser más esplícito al tratar de explicarme y al hacerle la historia de la referida carta, que hasta cierto punto ha podido resentirlo; pues me siento arrastrado por los impulsos de mis sentimientos, para hacer la justa defensa de la


— 12 — honradez calumniada. Cuando impresionados to dos en Arica, por las versiones de que he hecho re ferencia, se decía que tenía U. libertad, mientras nosotros marchábamos á Chile; causó alarma tal, esto, que al ir á bordo del vapor que nos eondujo. tuve lugar de palpar los efecto de esas impresiones. Después cuando U. llegó, nuestro amigo Gastón y yo, provocamos una explicación, habiendo discu tido Antes, entre los principales jefes sobre dichos rumores; tomando en cuenta sus honrosos antece dentes, su enérgica actitud durante la campaña, sus arriesgadas empresas en esos dias, su austeri dad y constancia en el trabajo, de que todos ha biamos sido testigos, mi propia experiencia, y por vil timo, la falta de conciencia completa en algunos á quienes interpelamos; esto fué suficiente para que con sus explicaciones, pudiésemos formar claro concepto de tales acusaciones. Por mi parte y Gas tón por la suya nos propusimos escribir, aclaran do estos puntos: de Iquique lo hice al mismo Pani zo y á otros amigos; mas tarde, repetí lo mismo de aquí, aunque no al primero, pero sí á otros ami gos, [mis últimos conceptos]; con lo que he creído y creeré hacerme un sagrado deber, de rendirle el tributo de justicia por su clara conducta de todos nosotros ya conocida: estoy seguro que las expli caciones que dé al pais por este trance fatal, y del que no estamos libres los que servimos á la patria, satisfagan tan completamente, como lo estamos nosotros; sin dejar la menor sombra sobre su nom bre. Si esta carta puede serle útil en manera algu na, cuyos terminos son el espontáneo fruto del respeto que me merecen la honradez y las consi deraciones conquistadas con lejítimo esfuerzo, me complaceré, así como que ella lleve á mi compañe ro de infortunio un bálsamo á sus sufrimientos. Con este motivo créame su sincero amigo. J. SÁNCHEZ LAGOMAKSINO. Carta del señor Belisario Campo MANIFIESTA LA DIGNIDAD DE MI CONDUCTA Y QUE NO HUBO APREMIO DE TORMENTO Arica, Setiembre 4 de 1880. Señor Teodoro Elmore.—San Bernardo. Apreciado señor: La escasez de tiempo por mis ocupaciones, me obliga, con sentimiento, á contestarle lo mas lacó nicamente-


—13Sus preguntas en general, se reducen í\ que yo le conteste bajo mi palabra de caballero, de la con ducta que U. observó en Arica, mientras estuvo oajo nuestra inmediata dependencia, ántesdel ata que á dicha plaza. Me honro en darle testimonio de que U. no fué apremiado con azotes ni otro género de castigos j>ersonales, que tanto hubieran infamado á U. co mo al que suscribe. Ademas, yo, sin pretender con vertirlo en héroe, no dudo en aseverarle que, estoy convencido, de que ninguno de sus tan historiados compatriotas habrían sabido comportarse con mas dignidad que U, Es cuanto me permite la premura del tiempo, por otra parte, el alferez de "Cazadores á caballo" don Enrique Valdez V. que también presenció su captura y sucesos consiguientes, está autorizado por mí, para representarme en lo que se refiere á este asunto tan desagradable. Disponga de las consideraciones de su afino, v S. S. Belisakio Campo. Carta del Comandante Toro MANIFIESTA. QUE NEGUÉ SIEMPKH CONOCERLOS TRABAJOS DE MINAS Santiago, Julio 16 de 1880. Señor Teodoro Elmore,—San Bernardo. Muy señor mío: Contestando la apreciable de U., fecha 13 del presente, paso á satisfacer las preguntas que en ella me dirije. En cuanto á la 1" pregunta, me consta que, in terrogado U. por repetidas veces, aseguró no co nocer la ubicación de las minas, por no haber U. sirio encargado de la ejecución de ese trabajo. 29 Notificado U. que debía acompañar al coman dante Castro, en el ataque que debía verificar el 39 de línea, es cierto que pidió U. ser conducido á presencia del señor Jefe de Estado Mayor; ante quien reiteró su protesta de ignorar la ubicación de las minas; y agregó U., que deseaba no se cre yera, en ningun caso, que ¡ntencionalmentecondueía U. nuestras tropas por lugares minados, en caso de que se le obligara á marchar á la cabeza


— 14 — 3o Antes del ataque no habían sido cortados los conductores eléctricos, y prueba de ello, es la ex plosión de minas en la ciudadela, á tiempo de asal tarla. Puedo asegurar que los alambres fueron cortados después de tomados los fuertes. Llamó mi atención, ver que en la mayor parte del trayec to recorrido por los conductores eléctricos, se en contraban éstos á flor de tierra, á mi parecer, mal aislados. He contestado á las preguntas que se sirve U. dirijirme, porque creo un deber de lealtad, propen der, en lo justo, á que U, pueda desvanecer las ca lumnias que se le imputaron. Sin mas, me repito de U. A. y S. S. D. de Toro H. Comandante del batallón "Ghacabuco" Carta del Señor Lira DICE QUE NO SE CONOCIÓLA UBICACIÓN DELAS MINAS Tacna, Setiembre 4 de 1880 Señor D. Teodoro Elmore.—San Bernardo. Muy Sr. mió: Siento mucho que la llegada á Tacna de su car ta fecha 1" de Agosto, coincidiera con un viaje que hice á Santiago por asuntos del servicio, porque esa circunstancia me ha impedido contestarla con la debida oportunidad. Espero, no obstante, que ésta no llegará á sus manos demasiado tarde. No sé realmente, cómo ha podido suceder que ha ya quienes encuentren, en las noticias que trasmití al Gobierno sobre los sucesos anteriores á la toma de Arica, motivo para acusar á U. como algunos lo han hecho. Todo lo que dije fué que U.ysu corapañero habian sido capturados y que declaraban que las fortificaciones de la plaza estaban minadas. De esto á proporcionar planos y fijar la ubicación de las minas hay una enorme distancia, Si agregué á la noticia las palabras "por fortuna" fué por que comprendí desde un principio que habíamos privado á los defensores de Arica, de brazos é in teligencias que no podrían reemplazar. Me consta que U. se mantuvo constantemente dentro de los límites de la más severa circunspec ción, i es á eso á lo que U. debió el aprecio personal de sus enemigos; no lo habría U. merecido si su conducta no nos hubiera inspirado respeto.


—15— Por lo demás me adhiero en todo á las declara ciones del Sr. Coronel Lágos y del Sr. Capitán Orrego. (Véase pags. 7 y 8.) Saluda á U. atentamente su afectísimo S. S. Max R. Lira CRITICA SOBRE EL CREDITO QUE MERECEN LAS NOTICIAS DE PERIODICOS Señor Director de "los tiempos." Muy señor mió: He leido en El Ferrocarril, una carta, dirijida á Ud. por el ingeniero peruano don Teodoro Elmore, en la que dice que se propone escribir una rela ción de los hechos, que él ha presenciado, durante la presente guerra desde Ouillagua al Tambo, y que eso lo hace con el propósito de desvanecer los infinitos errores de hechos y de apreciación, en que han incurrido los que han escrito sobre esos suce sos, errores que tienden á desfigurar y oscurecer la verdad y á envenenar las pasiones, que natural mente despierta la guerra. Me parece, en cierto sentido, muy loable y pro vechosa la tarea que va á emprender el señor Elmore, y sería de desear que hiciesen otro tanto to dos los que son capaces de manejar la pluma, pa ra que la historia no se escriba más tarde á la luz de las fábulas, de los romances y de los cuentos fantásticos, que los historiógrafos y cronistas del dia recojen y ofrecen al público sin el menor tino y discernimiento. El señor Elmore no ha debido sentirse afectado por lo que, respecto de su persona, y aún sin que rer referirse á él, haya dicho tal ó cual correspon sal. Ni siquiera un adolesente haría caudal de ta les cosas.—Los corresponsales son meros rapso distas, que no han presenciado los hechos que na rran, y que solo se atienen á los informes que reci ben de Pedro, Sancho y Martín. Ni hoy ni nunca merecerán crédito tales rapsodias. Prueba de lo que digo es que todas las relaciones de los corresponsales y cronistas, sufren rectifica ciones y modificaciones todos los días, y no es de estrañar que lo que al principio se pintacomo bue no, resulte despues mediocre y anómalo, y vice


— 16 — versa. Sin salir de la esfera de los últimos aconte cimientos, tenemos que diez incidentes ó episodios de más ó ménos importancia, que fueron relatados en el primer momento de tal ó cual manera, se han ido transformando, hasta el punto de revestir hoy caractéres y fisonomía completamente diversos. El señor Elmore debe fijar su atención en las co municaciones ó en datos oficiales, y prestaría un verdadero servicio á la historia americana, si se tomase el trabajo de rectificarlos séria y concien zudamente. M. M. NOTA.—Los partes oficiales en nada me dañan, como no po drían dañarme, asi que no tengo que rectificarlos á mi respetÁ LOS QUE FUERON RR. DE LA EX "PATRIA" DE LIMA Lima, Julio 13 de 1881 Señores: Cuando llegó á esta capital el rumor de cuartel que me acusaba de haber dado á los chilenos datos que les hiciera fácil la toma de Arica, UU. lo acojieron en la sección de su diario " A Granel" como de persona que ¡es merecía le, olvidando la circuns pección del diarista, desconociendo la gravedad de la acusación y ¿porqué no decirlo? atrepellan do un nombre que, á Dios grácias, me legó mi pa dre, sin tacha. Hicieron UU. más; comentaron el hecho, agravaron la calumnia suponiendo que me hallaba asilado en un buque de guerra, me insultarota groseramente y todo esto sin pedirme explica ción de mi conducta siquiera, como dice en su car ta el Auditor de Guerra, Dr. Gastón, defendiéndo me; documento que acompaño en la pag. 3. Verdad es que su indiscreción (que bien merecía el modo como se trata á los noticieros en la pag. 13, fué castigada por UU. mismos, pocos días despues, publicando en su propio periódico, lo que sigue so bre la persona que les mereció fé: "Todo lo que indiqué antes respecto del Dr. King, ha resul" tado inexacto pues este médico y cirujano del Perú, se ha " marchado tranquilamente para la Paz con el propósito sin " duda de anexarse con su amigo Corral á su patria querida, " Bolivia.—No debemos imaginar que vaya en servicio nuestro, " porque no creémos que nuestro Gobierno necesite de esta " clase de agentes; más bien, es probable, que su viaje tenga " por objeto otra comisión importante ! Además, vaes" coltado de una buena donna, y lleva las bendiciones de los " que esperan los beneficios de una suscrición que colectó, diaí " antes, para enfermos peruanos. ¡Qué grande hombre! "


—17 — Y como UU. escribieron King, nombre muy que rido y estimado en el Callao, vió la luz pública el siguiente suelto: "Hacemos una rectificación á pedido de varios oficiales de " marina. "Los periódicos de ayer dan cuenta de la conducta del doc•' tor King, que fué á bordo del "Limeña", y que, despues de " vivar á Chile en Arica, se quedó con los chilenos. "El sujeto éste se apellida Quint, y es de nacionalinad boli" viana, no teniendo ninguna relación de familia con el jóven " chalaco King, capitán de artillería, que tan heróicamente " pereció en el Morro de Arica y que era tan querido de nue s " tra sociedad", Si SS., el tal Quint fué el individuo á quien UU. sirvieron de trompeta para difamarme; y ese mis mo es un simple desgraciado, cuyas costumbres lo castigarán suficientemente, como fue castigado en el Morro el 2 de Mayo que precedió á la catástrofe de Arica, al ser despedido de allí en estado de per fecta embriaguez. Pero, no deseando conducir á UU. por caminos bajos, me separaré de todo lo que tuvo de ruin el origen y divulgación delacalumnia, para analizar les los documentos que clasifico hoy, con el objeto de dedicárselos, ya que me hicieron UU. el servicio de motivarlos. Y al calificar á sí su proceder no crean que es la ironia lo que guía mi pluma, pues, en efecto, es un marcado servicio el que hayan obli gado á mis compañeros de esfuerzos é infortunios á expresarse en los términos que lo han hecho al defenderme, adjunto asi como á los mismos ene migos á decir al tratar de mi: "me es doloroso que se le imputen actos de infidencia y cobardía;" "me interesó su sangre fria y serenidad (Documen to pag. 10. "Su conducta nos inspiró respeto" (Documento pag. 12 y otras muchas frases que , creo exageradas, y que manifiestan que el espíritu se les sublevó al tener noticia de la cruel injusticia' que se me hacia. Si UU. pasan la vista por los documentos adjun tos comprenderan lo monstruoso de su obra; pero, no importá lo que hicieron, ni dijeron, contra mí; al primer soplo de la verdad se hundieron tan frá giles castillos. Mientras tanto no es fuera de caso citarles una sentencia (que copio literalmente, sin quitarlos calificativos que no me corresponden) pues refiriéndose á todas las naciones, comprende


la de UU. que no es el Perú, y que, por lo mismo, les ha de interesar, Dice asi: "Convenced al hombre virtuoso y de talento, servidor en " persona de su pais, de que ha de obtener por recompensa la " ingratitud, y vereis hundirse á las naciones." La fecha que esta carta lle va, difiere en macho de las que corresponden á las dos primeras que les es cribí; pues esas las remití de San Bernardo, en cuanto la calumnia llegó á mis oidos, y ésta la es cribo en Lima cuando respiro el aire querido de la patria, despues de más de un año de cautiverio en tierra enemiga. al dirijir á UU. ésta, El objeto no es, por cierto, dar explicaciones á nadie, pues no necesito hacerlo; he sido honrado con la muy buena acogida de las personas que me conocen, que es lo que me interesa; doy á conocer mis docu mentos por orgullo propio, y para satisfacción de mis buenos amigos, quienes desmintieron la calum nia desde el principio, y fortalecieron mi espíritu diciéndome por la prensa: " rechazamos la calum" nia, porque tomamos en cuenta sus honrosos an" tecedentes, su enérgica actitud durante la cam" paña, sus arriesgadas empresas en esos dias, su " austeridad y constancia en el trabajo, deque to" dos hemos sido testigos" (Documento pag. 13.) " La abrumadora atmosfera que le están forman" do en Lima es sin razón y solo por pasiones mez" quinas" (Documento pag. 8.) "Tiene muchos " elementos para probar no solo su inocencia sino " su firmeza de carácter, su patriotismo y digna " actitud entre los enemigos" [Documento pag. 6.] " Sé positivamente, por respetables i>ersonas, que " no ha prestado ningun dato al enemigo; sino que " al contrario, en el contratiempo que tuvo con las " fuerzas chilenas, se manejó con una dignidad que " le honra. Lamento el error de cierta gente de la " prensa y quisiera hacer mucho por salvarle, pues " lo que merece es bien de nuestra Patria". (Docu mento pag. 1.) Esto dicho, voy á dividir mi carta en capítulos para mayor claridad.


— 19 — D. PEDRO URETA Permítanme UU. ocupar el 1er. número de estas notas con el nombre de uno de los más resueltos patriotas, que he conocido; el que, animoso, hizo cuanto pudo por mejorar la defensa de Arica, el que sucumbió á mi lado, dando fuego á las minas cíe Chacalluta, tan fecundas en resultados; cuj'o nombre ha sido olvidado, no obstante de merecer todo respeto, pues á la memoria de Pedro Ureta está ligada la de su inteligencia, y brío sacrificio por líi patria. UU. saben que las minas de Chacalluta estaban ¿L dos leguas de Arica, distantes de todo socorre-; que nosotros tuvimos que abandonar y despedir nuestras cabalgaduras, que eran muías, para cumplir nuestra misión, por ser un matorral el ob servatorio en que estaba la máquima eléctrica. [*] Estábamos aislados, nos convencimos de que nos la teniamos que ver con toda la caballería enemi ga y, sin embargo, dimos fuego con buen éxito á las minas que nosotros mismos habiamos prepa rado. Esta, SS. fué nuestra actitud en esos momen tos; y obtuvimos por recompensa; el desaire para el que había caído herido cuando se nos tomó á balazos, á consecuencia de lo que murió, y la ca lumnia para el que sobrevivió ¡Qué lección para los que sirven á la patria! Por mi parte, cumplo yo al memorar á mi infor tunado y decidido compañero, y declaro que su ayuda y su aliento contribuyeron poderosamente á que se diera el ¡atrás! al enemigo, sin el que las glorias de Arica no hubieran existido, reduciéndo se el hecho al simple sacrificio esteril de sus defen sores, que todos hubieran condenado, dadas las fuerzas que atacaron y las que resistieron. NUESTRAS DECLARACIONES Con anticipación y antes de que se nos tomara, convenimos en lo que habiamos de decir: explica riamos nuestra presencia, por la comisión que te[**] Nos constituimos operadores, porque no lo habia en esa localidad, ó mejor dicho, el que se nombró, puso por condicio nes buen caballo y buena montura. Si nosotros no nos hubié ramos resuelto á perecer quedándonos á pié, las minas allí co locadas hubieran quedado sin efecto, como tantos otros ele mentos, por otras partes acumulados y que no han tenido aplicación, porque ha faltado algo.


— 20 — niamos de destruir el ferrocarril; ignoraríamos en lo absoluto los trabajos de minas, asegurando que corrían á cargo de la sección de torpedistas; aunque cobijados por nuestra ignorancia, dejaría mos entender que habia llegado á nuestro conoci miento que los trabajos de minas eran completos, hecho que se habia palpado en las de Chacalluta. Asi lo hicimos y desde ese momento Arica impuso ¡Y Arica, sin embargo, no tenia más defensa efecti va que el noble pecho de los que allí resolvieron sucumbir! Todo aquello de sus formidables obras, ha sido pura fantasia. ^ A qué es debido, pues, el que la plaza no hubiera caído el 3 como se anunció al Gobierno chileno? [Veaselos documentos pag. 10.] ¿Qué hubiera su cedido si se le ataca el 3, dia que se habia designa do para el asalto? Que se le hubiera tomado sin el asedio del 5 y 6 de Junio, y, por lo mismo, sin esos dos hermosos dias de resistencia, que dieron re nombre á la acción. Esto en cuanto á nuestra declaración en general; respecto al resultado de las investigaciones á que fui sometido, me refiero á los documentos de las pag. 14, 15, 16, y 17 en que podrán UU. leer lo siguiente: "Me consta que U. se mantuvo constantemente dentro de los " límites de la más severa circunspección, no hubiera U. mere" cido aprecio, si su conducta no nos hubiera inspirado respe" t<>. "No pretendo convertirlo en héroe, pero no dudo en ase" verarle que ninguno de^us tan historiados compatriotos se " hubiera comportado con más dignidad que U." "Es absolu" tamente falso que U. haya dado datos sobre los elementos de " defensa que en Arica existian." LAS MINAS Aplicados por 1!J vez estos elementos en Arica, la ignorancia supuso que su acción era capaz de detener al más poderoso ejército; cada cual se ima ginaba que minado el Morro, se hacia inaccesible, y que la guarnición tenia delante de si una valla insuperable para el enemigo que lo había de asal tar. Nadie sabia en qué consistía la defensa, nádie conocia el efecto que habia de producir, ni nádie sabia el modo como debia de aplicarse; como po cos lo saben hoy mismo, no solo refiriendose á las obras de Arica, sino á todas las de minas, y de allí los absurdos creidos porel vulgo, respecto á lasde San Juan, Chorrillos yMiraflores ¿Hubo tambien, aquí denunciantes?


— 21 — Voy á decir á UU. algo sobre estas cuestiones. 1" En qué consistieron las minas y quien tenia su clare. La la. carta que remití á UU. 3- que tu vieron la hidalguía de, publicar manifiesta á UU. que los trabajos dependian de 4 manos distintas, (por eso les he dicho; nadie conocia toda la defen sa, incluso yo) y que la parte que yo personalmen te trabajé, se redujo á minar las dos eminencias de Cerro Gord o y una cuchilla de su inmediación. Se efectuaron esos trabajos en pocos dias, siendo sim ples taladros de 2 pulgadas de diámetro por 1 m, 80 de profundidad, conexionados con trozos de alambre de jarcia, que habiamos hallado botados en la aduana y aislé con papel y engrudo. ¡En es to consistió el gran trabajo de minas que yo pude denunciar. Respecto á lo que hizo Ureta, (cuyo observato rio estubo en la inmediación del Hospital; á lo que hizo Charles, jefe sustituto de los torpedistas; y á lo que se hizo durante mi ausencia, no puedo decir una palabra, porque hoy mismo no sé en qué con sistió. Todo lo que si podré asegurar es, que la to talidad de ese trabajo no surtió efecto por que fué inútil, como lo anticipé en mis memorandums. Como ven UU. nádie tenia la clave de todo el trabajo de mina y nádie podia denunciarla. El pa pel que llené, de negador de lo que de mi mano de pendía y que tantos elogios me ha merecido, fué fundado; pues, en verdad, me era materialmente imposible dar al enemigo datos, como se lo dije al Jefe de Estado Mayor chileno. 2^ Efecto que las minas podian producir. El Mo rro de Arica, es extensísimo por su retaguardia, lleno de ondulaciones y eminencias, entre las cuales miné dos y una cuchilla, con taladros de 1 m. 80 por 2 pulgadas de diámetro, como he dicho ántes. Dando fuego á estas minas, se levantaría un cono de l m. 60 de diámetro, con un estrépito menor del que produce un cañonazo. Suponiendo que la mina estalla en el mismo momento en que la tropa se encontrara sobre ella, mataría uno ó cuando más, dos hombres. Asi es, pues, si en esa inmensi dad del Morro, el enemigo se hubiera detenido so bre los pocos puntos minados, hubiera podido per der 2 hombres por cada taladro, y hubieran creido que era una bomba que caia á sus piés. ¿Era esto suficiente para detener á 6,000 hombres que avan


— 22 — zan victoriosos? La contestación está dada en los partes oficiales que dicen: "Durante esta persecución estallaron dos minas, las que n; "nos hicieron graves daños, no fué motivo para detenerla " marcha del regimiento en el ataque" (Pag. 9) "El 3.° de nena atacó con 2 compañías, siendo reforzado " con 3 más, consiguió apagar los fuegos en cuarenta minutos. " En este fuerte estallaron dos minas." "El 4.° de línea logró apoderarse del fuerte del centro en cua" renta minutos, y apagó por completo los fuegos del Morro " veinte minutos despues." En el fuerte del centro, el teniente " D. R. Arriagada y los subtenientes J. J. López y J. M. Pable" te, fueron sorprendidos por el estallido de una mina, perdien" do la vida el sub-teniente Pablete" [pag. 10]. Vuelvo ahora á preguntar ¿las minas son capa ces de detener por si á un ejército que avanza vic torioso? Fué un absurdo creer que las minas (y minas miserables é improvisadas) podían ofrecer la ayuda que muchos se prometieran; ignorancia cuya desilución se intentó que pagara yo. Én San Juan sucedió lo mismo. ¿Las minasestablecidas con los abundantes recursos de que se dis puso, contuvieron al enemigo? Algunas de esas minas estallaron (como en Arica,) el Coronel Igle sias cayó prisionero (como caí yo) y fué enviado de parlamento (como se me envió á mi.) ¿El Coro nel Iglesias dió tambien, datos al enemigo, por cuanto éste adelantó hasta plantar sus banderas en el palacio de Lima, sin que las minas lo contu vieran, como no lo detuvieron en Arica? No, SS. RR., ni el Coronel Iglesias, ni yo, ni nin gun peruano ha servido al enemigo antes de la to ma de Lima Las minas no han surtido efecto material en nin guna de las pariesen que las hemos usado, por que no se les ha sabido emplear. Las minas ni hoy ni nunca han sido elementos de matanza, sirven so lo para imponer y para desorganizar; de modo que con pequeña fuerza decidida y bien empleada se pueda llegar á superar á masas puestas en confu sión por las explosiones. En Arica impusieron y no desorganizaron; en San Juan, ni impusieron ni desorganizaron. En Arica y en San Juan la minas operaron solas, sin que ninguna fuerza aprovecha ra del pánico que producen. La ignorancia crasa de estos hechos, fué parte en gran manera á originar los rumores contra mi, que aparecí á la cabeza de tan aterradores elemen te de defensa.—Se me hizo responsable de lo que


— 23 — nadie tenia derecho de esperar; olvidando, eso si, mi actitud, mis esfuerzos y el modo como caí (dan do fuego en persona á dos minas, sin tener retira.) Y ahora que me veo forzado á hablar de esos es fuerzos voy á apuntar á UU. lo que sigue: 3° Elementos con que se trabajó las minas. Al hacerseme responsable de la ineficacia de las minas de Arica, dos ideas se vienen á la mente; l9 eficien cia de ellas burlada por mi; 29 sacrificios pecunia rios de la Nación, estérilizados por culpa mia, no obstante nuestra angustiosa situación. En cuanto á lo l9 ya han visto UU, que estaba muy lejos de ser perfecto lo efectuado en pocos dias, con trozos de alambre viejo envuelto en papel, etc, etc. En cuanto á lo 2" debo decirles que la nación NO ME ENTREGÓ NI UN CENTAVO PARA I.A EJECUCIÓN »E ESOS trabajos: DE MI PECULIO SE compró tornos, baldes de fierro, sogas, acero, y cuánto fué necesario. El expediente en que pedí los medios de trabajo, duerme aún entre un legajo de papeles que conserva el secretario accidental de la comandancia en Jefe de esa época, señor Ramón Bueno; y cre yendo que todo peruano estaba obligado á ofrecer ñ su patria no solo sangre, sino su fortuna, di to da la mía, aunque corta. Por lo demás ¡cuanto trabajo costó conseguir Jo que no podía comprarl ¡cuantos telegramas! ¡cuan tas súplicas! Publicados están estos esfuerzos. ¡Ha, SS.! ¡Cuanto cuesta servir á la patria, cuan do la patria está constituida para no dejarse servir! RESUMEN Lo expuesto y los documentos á que me he refe rido demuestran de una manera inconcusa: l9 Que fué injusticia acusarme; como lo fué no ensalzar al noble patriota Pedro Ureta, que había caido como bueno, sacrificando su vida por la 1 'atria. 29 Que la fortificación de Arica más fué moral que efectiva, de modo que la plaza tenía que caer fácilmente, el día que se le atacase resueltamente con las tropas que los chilenos le opusieron. 39 Que las declaraciones mias y las de mi com pañero hicieron perder la confianza al enemigo é impidieron quelaplaza fuera tomada el 3 de Junio, dando lugar á la resistencia que se hizo en los días 5 y 6, y con ella á su gloría.

L


— 24 — 4'-' Que fué absolutamente calumnióse) que yo diera datos al enemigo, los cuales le facilitaran la victoria, segun resulta de las defensas de mis com pañeros y declaraciones de los enemigos. 5" Que era imposible que yo diera esos datos, pues otras 3 personas habian intervenido en las obras [en parte estando 3'a prisionero] sin darme cuenta de ellas, obras que no tuvieron efecto. 69 Que nadie tenía derecho de esperar grande ayuda de semejantes obras de defensa, y si alguno lo esperó, fué desconociendo lo que son minas im provisadas, en roca y á pequeña profundidad. 79 Que ni en Arica ni en San Juan ni en ninguna parte se ha sabido aprovechar de los efectos de las minas. 8" Que las obras debidas á mi iniciativa fueron hechas con mis esfuerzos, trabajo y peculio; y, por último. 99 Que la ignorancia, maldad é ingratitud, fue ron los factores que concurrieron á ultrajarme, dando oidos á la voz de un miserable, que no sien do peruano, como no lo son UU., SS, KR., no se eximió de tratar de infamar á un peruano. Ahora, SS. RR., espero que puedan UU. hacerme justicia, como me la han hecho mis compañeros de gloria é infortunios y los mismos enemigos en cu yo poder caí, Rogando á UU. lean los documentos que siguen, es de UU. etc. T. Ei.more.






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