Técnicas de estudio

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PARA ESTUDIAR MEJOR 1. EL ESTUDIO Y SUS MÉTODOS El estudio en la vida del hombre El hombre, si bien desde que nace y aún antes es plenamente persona, tiene, por otra parte, la misión de hacerse persona, ya que los atributos de la personalidad: libertad, voluntad, inteligencia y afectividad pueden desarrollarse. Para el estudiante el deseo de alcanzar la sabiduría ha de ser por lo menos, algo muy importante. Si yo no encuentro placer en la búsqueda de la sabiduría, si no encuentro dentro de mí un deseo irresistible de conocer más y más, si no he logrado despertar una curiosidad ilimitada, jamás podré avanzar en el camino del conocimiento. Estudio y Método. Como estudiante deseo intensamente saber más. Estudiar metódicamente es hacerlo de manera tal que emplee el mínimo de esfuerzo para obtener un determinado resultado o, dicho de otra manera, que con idéntica cantidad de esfuerzo obtenga el máximo resultado. Cuando nos referimos a esta “economía de esfuerzos” no lo hacemos pensando en una actitud “cómoda”, no esperamos usar un mínimo esfuerzo, sino por el contrario, esperamos que nuestro trabajo, intenso y constante, no se desperdicie. Son muchos los alumnos que fracasan. Muchas veces el resultado insatisfactorio se debe a la ausencia de método, o a la existencia de “vicios” de estudio. Si yo soy de aquellos que tienen dificultades para estudiar, debo quitarme del pensamiento, por lo menos momentáneamente, la idea de que nací con dificultades, que soy tonto, que no podré mejorar. Digamos “apuesto a que mis dificultades se deben a que no sé estudiar” y agreguemos “voy a aprender a estudiar...aunque me cueste”. Las técnicas necesarias para estudiar no son simples ni sencillas.


Debo entonces aprender primero cómo estudiar, para practicar luego, a lo largo de toda la vida, esas técnicas y erradicar vicios de estudio que frenan mi avance. No cabe duda que el cambio puede ser difícil, costoso y hasta perjudicial al comienzo (¿Quién no se cayó de la bicicleta cuando sacó por primera vez las rueditas?) pero no por eso es menos necesario. Decidámonos entonces a adoptar una actitud abierta. A partir de esa actitud es mucho lo que podremos avanzar y los resultados pueden llegar a sorprendernos. Concepto de estudio: Cuando en este trabaja hablamos de “estudio” nos referimos a la totalidad de las actividades que realiza un alumno como tal. En sentido restringido llamamos “estudio” a la actividad de estar frente a un libro leyendo y tratando de aprender; en sentido amplio, es todo lo que hace el estudiante para aprender. 2. EL APRENDIZAJE ¿Qué es aprender? Aprender: es parte esencial del crecimiento humano, es despertar al universo, es descubrirse uno mismo. El aprendizaje tendrá entonces tres clases de contenidos: 1) Aprendizaje instructivo: El contenido es conocimientos. 2) Aprendizaje práctico: El contenido es habilidades y destrezas. 3) Aprendizaje formativo: El contenido es valores. El aprendizaje es un proceso gradual: El contenido se va incorporando en etapas. Los niveles del aprendizaje 1. Observación: Consiste en estar frente a frente con el contenido. 2. Reproducción: Reproducir es expresar el contenido observado. *) Reproducción idéntica o textual: Es aquella que se realiza repitiendo de manera idéntica, palabra por palabra, el contenido observado.


Esta forma de estudiar corrientemente se denomina “estudiar de memoria”. Así como vimos antes que la “observación” del contenido (escuchar una clase, leer un libro) podía darnos la falsa impresión de haber comprendido, del mismo modo el recitar textualmente algo que hemos memorizado palabra por palabra puede engañarnos. Como vemos, en todos aquellos casos donde lo que se pretende transmitir son ideas o conceptos, rechazamos de plano la memorización auditiva. Muy por el contrario hay algunos contenidos que deben ser estudiados auditivamente y reproducirlos de manera idéntica. Para saber si la memorización idéntica es conveniente debemos ver si el contenido que hemos de asimilar es de naturaleza auditiva o no. *) Reproducción con algunas variantes: La reproducción a veces no es idéntica como en el caso anterior, pero en realidad tampoco expresa un alto grado de comprensión. *) Reproducción creativa: La reproducción demostrará verdadera comprensión no sólo cuando se altere algunas palabras, o algunos detalles de los ejemplos sino cuando el sujeto sea capaz de: *) Tener su propio esquema; Ordenar los temas y subtemas con un criterio propio. *) Usar sus propios ejemplos: Que sean totalmente diferentes de los que se mencionan en el libro, o ejemplificar donde ni el libro ni el profesor lo han hecho. *) Expresar las ideas captadas con las palabras que en el momento fluyan naturalmente, sin sumisión al texto estudiado. Del mismo modo, ninguna persona normal puede tener dificultades de expresar con sus propias palabras, de maneras diferentes, ni tampoco contestar preguntas inesperadas cuando ha captado las ideas de una lección. Por otra parte cuando capto las ideas la memoria me permite retener por largo tiempo lo aprendido, en cambio la captación auditiva se olvida muy pronto. 3. Transferencia: Para que el contenido sea verdaderamente útil, es necesario que cada aprendizaje sirva para otras situaciones diferentes. 4. Valoración: El aprendizaje sólo es educativo cuando somos capaces de apreciar en sus aspectos positivos y negativos el contenido.


Podemos decir que la asimilación es plena cuando ha habido una observación una comprensión tal que el sujeto puede reproducir de una manera creativa y personal lo asimilado, y tal contenido puede ser transferido a otras situaciones, con sentido crítico. ¿Para qué sirve saber todo esto? Algún lector podrá preguntarse: ¿para qué me sirve saber todo esto sobre los niveles de aprendizaje? Los docentes diariamente observamos alumnos que se acercan a una evaluación (examen, prueba parcial, exposición oral, etc.) convencidos de que saben, y salen de esa evaluación con un aplazo y una actitud de frustración que se traduce en afirmaciones tales como: “Se me hizo una laguna” “Lo tenía en la lengua pero no me salió” “Lo sabía pero me olvidé” “Me hizo tantas preguntas que me mareó” “Me preguntó cosas que no estaban en el libro” “Hasta me preguntó mi opinión” “No me dejó usar los ejemplos del libro” Todas estas afirmaciones (y otras semejantes) atribuyen la responsabilidad del fracaso a quienes generalmente no la tienen: la memoria y el docente. Las reflexiones que hemos hecho sobre los grados de asimilación tienen una finalidad estrictamente práctica: que el lector adquiera el hábito de auto­observar qué grado de comprensión y asimilación está logrando en los temas que estudia. Permanentemente, a lo largo de todo el proceso de estudio (que comprende las clases teóricas, las sesiones en laboratorio, las actividades en la biblioteca tanto como sesiones de estudio propiamente dicho) debo hacerme preguntas, plantearme ejercicios que me permitan medir el grado de asimilación que he alcanzado. 1) Cerrar el libro o apunte y tratar de expresar lo que comprendí. 2) Observar si puedo reproducir de maneras totalmente diferentes lo que comprendí. 3) Hacerme preguntas. 4) Inventar ejercicios de transferencia , buscando aplicar lo que estoy estudiando a la vida diaria, a otras materias o a temas dentro de la misma disciplina.


5) Redactar opiniones críticas o juicios sobre lo que estoy estudiando. Practicar estas sencillas técnicas, así como muchas otras que iremos viendo a largo de los capítulos siguiente me permitirá, por un lado, profundizar muchísimo mi comprensión pero, además me servirá para descubrir las lagunas en mi comprensión mucho antes de la evaluación. 3. APRENDER A PENSAR Para estudiar bien es necesario pensar bien.Muchas veces escuchamos decir “Lo que pasa es que los alumnos no saben pensar”, y entonces nos preguntamos: ¿Alguien les enseñó a hacerlo? Lo fundamental no es la facultad innata sino el interés que la persona tenga en aprender a pensar y el esfuerzo que dedique a esa tarea. Conocer algo sobre qué es el pensamiento y cómo se puede desarrollar es importante ya que la única manera de aprender a pensar es, precisamente, pensando. Parecería que estudiar es una excelente oportunidad para pensar; Pero el estudio puede convertirse en la excusa para no pensar. Con el avance de la tecnología se hace más fácil acceder a la información. El estudio no debe ser la excusa para no pensar sino, por el contrario, la ocasión para lanzarme a la aventura del pensamiento. La ausencia de pensamiento Conviene comenzar reconociendo que la “ausencia de pensamiento” es una enfermedad muy frecuente entre los estudiantes. Y los síntomas son: 1. Dogmatismo: Una persona dogmática es aquella que se aferra a ciertas afirmaciones que son para ella “dogma”, es decir verdades indiscutible, sobre las que todo pensamiento es inútil. 2. Inseguridad: En apariencia un individuo inseguro es muy diferente de otro dogmático, sin embargo ambos son las dos caras de una misma moneda. 3. Rigidez: Las personas que no piensan son muy rígidas en sus razonamientos. 4. Reducción de la realidad, extremismo: Las personas que no piensan suelen reducir la realidad a las cosas simples.


5. Temor a lo nuevo: La persona que no piensa puede resistirse a admitir lo novedoso. 6. Impulsividad: A veces la persona que no piensa conoce sólo las apariencias de las cosas, sólo aquello que sobresale a simple vista. 7. Superficialidad: La persona que no piensa conoce sólo las apariencias de las cosas, sólo aquello que sobresale a simple vista. 8. Dependencia: El que no piensa trata de basarse en la autoridad de otro. Reconocer cada uno de estos síntomas de la enfermedad nos ayudará a curarnos. ¿Que es el pensamiento? El pensamiento es un proceso interior que parte de una duda y trata de llegar a una respuesta adecuada a la misma. Los automatismos y los conocimientos guardados en la memoria se convierten a veces en obstáculo para el pensamiento. Cuando un autor plantea un problema no nos apresuremos a ver cómo lo resuelve: Tratemos de encontrar posibles respuestas y luego confrontémoslas con las que da el autor. Este hábito de buscar respuestas por mí mismo me dará sorprendentes resultados en la vida como estudiante, pero, fundamentalmente, me abrirá a un mundo nuevo: el mundo del pensamiento. El proceso del pensamiento Desde la antigüedad se descubrió que el pensamiento tenía dos caminos o métodos: Inductivo y Deductivo. 1. Método inductivo: Parte de lo particular para llegar a lo general. 2. Método deductivo: Es el camino contrario del anterior: parte de lo general a lo particular. Algunos procedimientos para pensar mejor Brevemente trataremos de ver algunas herramientas que pueden ser útiles para pensar.


1. Observación: Es estar frente a frente con el objeto y tratar de incorporarlo a nuestra experiencia. 2. Comparación: Compara es descubrir semejanzas y diferencias. 3. Relacionar: Un mecanismo muy importante del pensamiento es la asociación. 4. Clasificar: Agrupar en clases, en grupos o subgrupos los objetos que estudio, me ayuda a comprenderlos. 5. Buscar el opuesto: A veces un problema se puede comprender mejor y la solución recién se encuentra cuando buscamos lo opuesto. 6. Definir por el absurdo: A veces llegamos a descubrir la verdad comprobando que cualquier otra respuesta conduciría a resultados absurdos. 7. Subdividir los problemas: Muchas veces un problema parece insoluble hasta que descubrimos que está formado de unas serie de “sub­problemas”. Los pasos a seguir ¿Cómo avanza el pensamiento? 1. El problema: El problema que vamos a encarar debe estar proporcionado a nuestras posibilidades. El problema tampoco debe ser tan sencillo que no me requiera ningún esfuerzo. Todo descubrimiento se originó en el sentimiento de perplejidad frente a un problema. 2. Búsqueda de hipótesis: Las hipótesis son explicaciones posibles del fenómeno. 3. Verificación: Planteada una hipótesis debemos analizarla y tratar de comprobarla. 4. Planteo de nuevas hipótesis y verificación: Al descartar la primera hipótesis debemos buscar otras, y tratar de comprobarla. 5. Comprobación: La comprobación de una hipótesis nos permite responder a nuestro interrogante de manera satisfactoria. Este proceso es el que siempre se sigue al pensar. Cuando he decidido pensar por mí mismo es conveniente que anote mis pensamientos.


La aventura de pensar Si decido lanzarme por los caminos del pensamiento descubriré que pensar impulsa a pensar, que cada día me resulta más fácil y agradable. 4. CONDICIONES PARA ESTUDIAR BIEN Para que el estudio resulte eficaz es necesario contar con ciertas condiciones, tanto personales como exteriores a nosotros. Condiciones personales 1. Salud Física y Mental: No cabe duda de que la salud es indispensable para poder estudiar. 2. Inteligencia: Las personas tienen diferentes grados de inteligencia. No siempre los que mejor andan en el estudio son quienes tienen una mayor capacidad. El esfuerzo, el trabajo, hacen crecer esa capacidad, y, por el contrario, la indolencia, la pereza, la falta de ejercicio intelectual adormece y atrofia la inteligencia. Debemos llegar a la conclusión de que si bien mi inteligencia puede ser mayor o menor, los resultados que obtenga van a depender poco de eso y mucho de mi esfuerzo y mi metódica dedicación. 3. Afectividad: Es el placer que siento por el estudio o, por el contrario, el desagrado que el estudio pueda causarme. 4. Voluntad: Es más fácil que obtenga buenos resultados el que posee una capacidad mediana y una gran fuerza de voluntad que aquel que siendo talentoso adopta una actitud inconstante o indolente. 5. Virtudes morales: Son muchas las virtudes morales requeridas para el estudio, mencionaremos algunas: * Sinceridad: Buscar la verdad sin concesiones. * Amor a la sabiduría. * Espíritu de servicio, desinterés. * Espíritu de sacrificio, austeridad. * Humildad. La motivación


La motivación será el conjunto de razones que impulsan al estudiante. Es indispensable que el alumno se detenga a analizar cuál es la motivación que lo impulsa a decidir tantos esfuerzos al trabajo intelectual. Motivaciones directas: Son las que se refieren al estudio mismo. Motivaciones indirectas: Son las motivaciones ajenas al estudio mismo. Todas las motivaciones ayudan; sin embargo tienen sus diferencias. El desarrollo de la motivación La motivación no es “algo dado” que no podemos modificar. Debemos entonces evitar toda actitud contraria a la motivación, y por el contrario, desarrollar la motivación. Si adoptar una actitud negativa conducía a que cada vez más desagradable estudiar o estar en clase, lo contrario, o sea dedicar nuestro esfuerzo a todo lo que hace más grato estudiar nos ayudará a obtener mejores resultados, y así estudiar se hará más grato. Si yo soy de aquellos que ven el estudio como una carga, como un castigo, necesito realizar un revolucionario cambio de actitud. Fatiga Llegamos un momento en el que la atención decae, que no podemos concentrarnos, que no retenemos lo que estudiamos. En primer lugar, debemos distinguir la fatiga de la ausencia de motivación; ya que los síntomas son los mismos: Falta de concentración, imposibilidad de retener, facilidad para distraernos. Dejando de lado la “falsa fatiga” debemos reconocer que existe una verdadera fatiga causada por el estudio. Fatiga física: Los músculos que necesariamente intervienen en el estudio son pocos, pero pueden fatigarse: los músculos del brazo al escribir o sostener un libro, y los músculos oculares al leer.


A veces al escribir nos aferramos a la lapicera con tanta fuerza que el rato no podemos seguir escribiendo porque nos duelen la mano y el brazo. Generalmente cuando el alumno se siente cansado de estudiar descubre que le duele la espalda, el cuello y hasta las piernas. Fatiga mental Cuando la fatiga es mental, cuando notamos que luego de un largo esfuerzo no podemos seguir, debemos considerar dos aspectos. En primer término debemos comprender que la atención se ejercita. Pero, si en cambio, luego de haber estudiado mucho tiempo, durante muchas horas diarias, empezamos a sentir que cada vez nos resulta más difícil concentrarnos, que las ideas se nos “vuelan”, que no retenemos lo que estudiamos, no dudemos en consultar con un médico. El “surmenaje” es una peligrosa enfermedad, pero no olvidemos que sólo ocurre a quienes cometen verdaderos “excesos de trabajo” y que difícilmente pueda ocurrirnos por estudiar 4 o 5 horas diarias. El lugar para estudiar Es cierto que se puede estudiar casi en cualquier sitio, pero el resultado que se obtiene no es siempre el mismo. Veamos entonces qué requisitos tiene que reunir el lugar de estudio: 1. Ausencia de motivos de distracción: Todo lo que sirva para distraerme debo quitarlo del lugar de estudio. ¿Es conveniente estudiar con música? En general no, aun cuando la música permite estudiar al mismo tiempo que se escucha, no por eso deja de quitar algo de concentración. Si no puedo encontrar un lugar donde no lleguen las conversaciones o ruidos de otras personas, a veces la música sirve para “tapar” esos sonidos. También debo evitar en el lugar de estudio láminas, dibujos y objetos que atraigan mi atención. 2. Exclusividad: Es ideal que el lugar de estudio se use sólo para estudiar. 3. Orden y prolijidad: Debo tratar de tener en orden el lugar y muy especialmente los elementos de estudio. 4. Comodidad: El lugar debe ser cómodo… pero no demasiado.


5. Ventilación y temperatura: El ambiente donde estudio debe estar bien aireado. La temperatura es también muy importante. 6. Iluminación: La iluminación ideal es la natural y proveniente de la izquierda (para que la mano no haga sombra sobre el papel). Con sólo prender una lámpara que ilumine toda la habitación y reducir la intensidad de la lámpara principal se evitarán los problemas. El estudio, la familia y los amigos. Ya vimos que la familia y los amigos pueden ser importantes elementos de motivación para estudiar. Cuando haya trazado mi horario de estudio, debo hacer que mi familia y mis amigos lo conozcan para que me ayuden a respetarlo. Estudio individual y grupal Muchas veces los alumnos se preguntan ¿Hay que estudiar sólo? En la etapa de lectura del material, el trabajo en equipo es sumamente desventajoso. Comparar y confrontar los conocimientos adquiridos, discutirlos, escuchar lo que otros me enseñan, o enseñar a otros lo que sé, se convierte en una valiosísimo ejercicio de repaso, fijación, transparencia y creatividad. Esta sesión grupal sólo resultará de provecho si se organiza previamente. Por cada sesión de estudio grupal deben realizarse no menos de cinco días de estudio individual. Para poder estudiar grupalmente en primer término debe existir un serio compromiso entre los integrantes del grupo: se reúnen para trabajar. 5. EL USO DE L TIEMPO Tomar conciencia del problema A todos nos ocurre que el tiempo “se nos vuela”. Como estudiante necesito aprovechar bien el tiempo que es una moneda muy valiosa e imposible de recuperar cuando se pierde.


Horario semanal Para eso no hay mejor método que anotar a lo largo de varios días lo que hago, hora por hora. Al revisar lo que anotamos vamos a descubrir numerosos espacios en los que hemos desperdiciado el tiempo y otros en los que no sabemos en qué lo empleamos. Después de haber analizado cómo usamos actualmente el tiempo debemos realizar un horario semanal en que consignaremos nuestras actividades fijas cada día de la semana (asistir a clases, actividades deportivas o culturales y hasta nuestros programas favoritos de T.V.) El tener determinadas “horas de estudio asignadas” nos reportará grandes beneficios. Tener un horario fijo para el estudio es además beneficioso porque nos crea una estimulante rutina. Si hemos logrado organizarnos bien podemos en alguna ocasión llegar a la conclusión de que nos hemos ganado un “recreo extra” cuando no tenemos trabajo pendiente y, por el contrario, habrá ocasiones en las que una necesidad de estudio nos obligará a dejar de lado algunas actividades de recreación. La concentración en es estudio Es demasiado frecuente ver alumnos que no estudian más que unos minutos por día en las “épocas normales” y que cuando llegan los exámenes estudian mañana, tarde y noche. Esta manera de encarar los estudios es totalmente equivocada por varias razones: 1. Quien no tiene hábitos de estudio no puede estudiar bien. 2. Quienes estudian todo a último momento no asimilan bien. 3. Quienes tratan de recuperar el tiempo perdido estudiando a último momento 16 horas diarias están nerviosos, cansados y así no aprovechan bien el tiempo de estudio. Planificando mi trabajo podré estudiar a lo largo del año de manera constante y así aprenderé más con menos esfuerzo, viviré mejor y no llegaré al examen agotado. Cómo usar el tiempo para preparar una materia


Vamos a ver cómo debemos organizar el tiempo cuando debemos preprar una materia para un examen o prueba. Lo primero es, precisamente, organizarnos. Debemos dividir el tiempo en cuatro etapas: 1. Exploración: Como su nombre lo indica en esta etapa haremos una rápida exploración de toda la materia. 2. Adquisición: Es la etapa central del estudio: Nos dedicaremos a leer el material tratando de aprender; Subrayaremos los textos, haremos resúmenes, fichajes, cuadros sinópticos y esquemas. 3. Repaso y Fijación: En esta etapa nos dedicamos a releer los resúmenes. 4. Autoevaluación: Los últimos días (a veces el último día o aún las últimas horas de estudio) debemos dedicarlas a examinarnos a nosotros mismos; ya que nos ayudará, a quien a ha estudiado bien, a descubrir que sabemos de la materia y a enfrentar el examen con mayor seguridad. Esta división del tiempo disponible en cuatro etapas es aplicable, proporcionalmente, cuando debemos estudiar una lección en pocas horas. La división del tiempo de estudio en estas cuatro etapas puede parecerte demasiado complicada y hasta “artificial”. La duración de las sesiones de estudio La regla será entonces: Mucha memorización: sesiones cortas y repetidas, mucha concentración: sesiones largas. Cuando una persona estudia, no puede hacer ininterrumpidamente. Hacer una pausa de 10 minutos puede ayudarnos mucho. “El tiempo no me alcanza” Esta frase es repetida por muchos estudiantes. Toda materia o lección, va a presentar innumerables detalles y datos. Existe, entonces, una íntima relación entre el tiempo que dispongo para estudiar y el nivel de profundización que puede alcanzar.


Tratan entonces de memorizar mucha información y en esa tarea casi imposible (por el tiempo disponible) pierden de vista las ideas fundamentales. Es imposible pretender más de lo que el tiempo permite, intentarlo es caminar hacia el fracaso seguro. Autodisciplina en el uso del tiempo Crea un buen estímulo y sentiremos que somos nosotros mismos quienes nos gobernamos y conducimos nuestra persona. 6. LOS APUNTES EN CLASE Muchos alumnos no toman apuntes en clase. Si les preguntamos porqué no lo hacen suelen contestarnos: “Si tomo apuntes presto menos atención”, “Si escucho al profesor, ¿cómo hago para escribir?”, “Lo que este profesor explica, no vale la pena”, “Lo que el profesor explica está en los libros”, “No necesito tomar apuntes porque yo recuerdo muy bien lo que se explicó”, “Si tomo apuntes, después no se entienden”. De esta y otras respuestas semejantes podemos sacar la conclusión de que los alumnos no toman apuntes porque los consideran inútiles, porque no saben tomarlos o por indolencia. Importancia de los apuntes La experiencia muestra que los alumnos que toman apuntes tienen en general, notas muy superiores a las de los que no los toman. 1. Ayudan a concentrarnos:Aun cuando estamos interesados en lo que el profesor explica, es muy fácil que nuestra imaginación vuele hacia otros temas. Tomas apuntes se convierte en el más eficiente estímulo para la concentración. Aunque tiráramos los apuntes al terminar la clase, de todas maneras el tomarlos es una forma de aprovechar mejor el tiempo. 2. Controlan la comprensión: Si no tomamos apuntes, cuando el profesor nos pregunta: “¿esta claro?”, “¿Entendieron?” a lo mejor repetimos rutinariamente que sí, sin detenernos a pensar si realmente comprendimos. 3. Ayudan a la retención: El apunte tomado en clase ayuda a grabar el contenido en la memoria, y permite el repaso posterior.


La clase del profesor es casi siempre única e irrepetible. Por otra parte aun cuando la explicación respondiera punto por punto a lo que dicen los libros, de todas maneras tomar apuntes servirá para saber qué temas son para el profesor más importantes y cómo los expone, y como introducción o repaso de la lectura bibliográfica. Decidámonos a tomar apuntes. ¿Cómo tomar apuntes? Si nos convencimos de la importancia de los apuntes debemos ver cómo tomarlos bien. 1. Ubicarse bien: Ubicarme donde pueda ver y oir bien me ayudará mucho. 2. Ser puntuales: Debo ser puntual y cuando tenga que faltar, debo acordarme de pedirle los apuntes a un compañero que sepa tomarlos. 3. Ser prolijo y ordanado: La prolijidad y el orden en los apuntes son causa y efecto del orden en nuestros pensamientos. 4. Guardar bien los apuntes: Es importantísimo que los apuntes se agrupen por materia y en estricta sucesión cronológica. 5. Fechar y numerar las clases: Colocar un encabezamiento que contenga la fecha, el nombre del profesor, el número de clase, y el tema que va a tratar, ayuda a ubicar la clase, a descubrir si los apuntes están completos y a qué profesor corresponde. 6. Resumir: Debo resumir de sus palabras las ideas centrales dejando de lado las reiteraciones, algunos ejemplos y los detalles de menor importancia. 7. Hacer sinopsis y esquemas: Ir enumerando los temas, haciendo cuadros sinópticos y esquemas a medida que la explicación del profesor avanza es una técnica que cuesta al principio pero que representa una innegable utilidad. 8. Consignar la bibliografía: La oportuna anotación del mismo y de sus obras, nos evitará búsquedas innecesarias. 9. No interrumpir los apuntes: Si el profesor hace una larga disgresión que parece no tener relación con el tema, debo seguir tomando apuntes. 10. No hacer preguntas a un compañero: Muchos alumnos acostumbran a preguntar a un compañero cuando se les escapó un dato o una idea.


11. Dividir la atención: La atención puede dividirse. Complementación posterior Por más que el alumno haya desarrollado excelentemente la técnica de tomar apuntes, los mismos siempre requieren algunas tareas de complementación posterior. Si hemos dejado espacios adecuados en las hojas podremos realizar varias tareas de complementación posterior: * Colocar subtítulos. * Subrayar ideas centrales y definiciones. * Completar aspectos faltantes. * Realizar una síntesis de la clase o un cuadro sinóptico. * Colocar notas sobre la bibliografía. * Anotar preguntas a formular al profesor. * Anotar opiniones personales. * Anotar opiniones o datos obtenidos de los libros. Con esta tarea de complementación posterior los apuntes dejan de ser un mero registro de lo explicado por el profesor para convertirse en ámbito de la investigación, la valoración y la creatividad. Distribución del espacio. Para poder “trabajar” sobre los apuntes de clase, es necesario dejar suficiente espacio en blanco. La hoja debe tener un margen a la izquierda donde colocaremos los subtítulos. Conviene, entonces, que antes de la clase, trace algunas líneas que separen este espacio destinado a las anotaciones complementarias. ¿Conviene usar grabadores para registrar las clases? No negamos que grabar algunas clases pueda ser útil como complemento de los apuntes, pero afirmamos categóricamente que no los reemplazan. Las grabaciones de las clases no son prácticas. El grabador puede ser útil pero sólo como ayuda para complementar los apuntes que hemos tomado en clase, o para escuchar una clase a la que no pudimos asistir.


Cuando hay que memorizar algunos datos o una poesía, o una canción, o un idioma extranjero, la repetición de una grabación puede ser de gran ayuda. Copias taquigráficas y apuntes impresos Estos apuntes, al igual que las grabaciones magnéticas, pueden ayudar como auxiliares, pero no reemplazan al apunte personal, ya que no sirven para concentrarse, controlar el nivel de aprendizaje, ni ayudar a recordar la clase. El apunte como recreación Como conclusión a lo que hemos visto debemos decir que al tomar apuntes, no debemos olvidar que no estamos “grabando” o “registrando” la clase del profesor (para eso sirven muy bien los grabadores) sino que estamos “re­creando” su pensamiento. 7. LECTURA La lectura como problema Muchas veces los alumnos que fracasan o que jamás tienen tiempo suficiente, deben sus dificultades a la lentitud con la que leen; y lo que es más llamativo: no se dan cuenta. La existencia de algunos vicios de lectura puede frenar definitivamente la posibilidad de crecer en velocidad, seguridad y comprensión. Paso a paso, año a año, debemos desarrollar velocidad. Debemos convencernos de que podemos mejorar la manera como leemos y que eso es muy importante para nuestro avance en el estudio. El mecanismo de la lectura Es importante que reconozcamos cómo se produce la lectura para comprender cómo debemos leer y la razón de algunos de los consejos que más adelante daremos, para mejorar la rapidez y la comprensión. Todas las personas a medida que aprenden a leer y mejoran su técnica pasan por la siguientes etapas: 1. Lectura letra a letra: Cada letra tiene un determinado sonido.


2. Lectura sílaba por sílaba: La lectura frecuente va permitiendo al lector reconocer directamente las sílabas. 3. Lectura por palabras enteras o frases completas: Con el ejercicio llega el momento en el que podemos reconocer las palabras directamente, sin necesidad de descomponer las sílabas. La lectura silenciosa Con lo que vimos antes podemos llegar a captar lo más importante para leer rápido y bien: Hay que aprender a reconocer las palabras y su significado sin necesidad de pronunciarlas. Cuando leo debo hacer una captación directa del significado de lo que está escrito. El que necesita estudiar en voz alta casi siempre memoriza auditivamente. Hay muchos alumnos que descubren que no pueden leer sin mover los labios o la lengua. 1. Vocalización directa: La persona lee en voz alta. 2. Subvocalización: Llamamos así a la vocalización disfrazada de lectura silenciosa. Debemos prestar atención a nuestros labios y lengua y colocar una mano sobre la garganta para sentir si estamos emitiendo algún sonido o realizando algún movimiento. 3. Lectura silenciosa: Cuando hemos aprendido a captar directamente las palabras reconociéndolas de un solo golpe de vista y captando su significado sin tener que pronunciarlas o imaginar mentalmente su sonido, la vocalización es innceseria. Esta lectura silenciosa y de captación directa de las ideas será la que coincidirá con lo que hemos visto en el capítulo segundo cuando insistimos en la necesidad de asimilar ideas y no sonidos o palabras. Como desarrollar la lectura veloz Excede las posibilidades de este libro referirnos a este tema extensamente, pero intentaremos dar algunos sencillos consejos que puedan ayudar a desarrollar una lectura veloz: 1. Comprobar que nuestra lectura sea verdaderamente silenciosa. 2. Tratar de reconocer las palabras y hasta pequeñas frases de un solo golpe de vista.


3. Recorrer los renglones fijando la vista sólo en dos o tres lugares. 4. Retornar del fin del renglón siguiente de un salto. 5. No señalar con el dedo lo que estoy leyendo ni el renglón, ni usar una regla u otro elemento. 6. La cabeza debe permanecer estática. 7. Evitar el retorno permanente a lo ya leído. Lectura veloz y comprensión Cuando leo lentamente tengo una mayor posibilidad de distraerme. Si el texto que estoy leyendo es de muy difícil comprensión a lo mejor deberé leerlo lentamente, pero la lentitud no se deberá a la dificultad de la lectura, sino a la dificultad del pensamiento. Lectura comprensiva Con lo que vimos recién, descubrimos una verdad elemental: leer bien requiere comprender. Cuando nos referimos con un texto simple, de fácil comprensión, no habrá dificultad. 1. Lectura de aproximación: Antes de analizar a fondo el texto conviene que le demos un vistazo general. 2. Lectura Analítica: Una vez que hice esa lectura de aproximación puedeo entrar de lleno al estudio pormenorizado del texto. Cada vez que tropiezo con un personaje que no me resulta claramente identificable, o con palabras cuyos significado no termina de serme claro, o con fechas, lugares, o accidentes geográficos que ubico confusamente o directamente ignoro, debe deternerme y consultar. Mientras leo debo tener a mano un cuaderno donde anotar las preguntas, las opiniones y dudas que me produce el texto para conversarlo luego en clase con el profesor, o bien con otros estudiantes.


También ayudan, y mucho, el desarrollo de las técnicas de subrayado, resumen, sinopsis, esquemas y fichaje que veremos más adelante y que deben realizarse durante la lectura analítica. Para comprender no sólo debemos entender las palabras sino que debemos captar el significado de cada frase. Es necesario, entonces, prestar mucha atención a las ideas centrales y a las secundarias y al modo como las ideas se relacionan entre sí. Lectura y pensamiento La lectura, como parte de la actividad de estudiar, sólo se justificará en tanto sirva para desarrollar nuestro pensamiento. Toda lectura requiere del lector una actitud vital y activa. 1. Respeto por el autor: Tratar de captar lo que el autor realmente dice. 2. Humildad: Debemos mantenernos abiertos a lo que podamos aprender de la lectura. 3. Espíritu crítico: Por el contrario sólo respetando lo que el autor dice y desde una actitud humilde podré hacer una verdadera crítica de lo que leo. 4. Creatividad: La lectura ha de ser el punto de partida de nuestro pensamiento. 8. SUBRAYADO RESÚMENES SINOPSIS Y ESQUEMAS Trabajando junto al libro Las técnicas que vamos a desarrollar en este capítulo tratan de evitarnos perder tiempo en una relectura de todo aquello que resulte innecesario. También las técnicas que estudiaremos nos ayudarán a recordar mejor y a abreviar el tiempo de repaso. Estudiar es subrayar y hacer anotaciones en el libro, es hacer resúmenes y síntesis, es hacer cuadros sinópticos, esquemas y gráficos, es llenar fichas. Subrayar el libro En el libro encontramos determinadas frases que son fundamentales.


El subrayado es un trabajo tan personal que generalmente sólo resulta de utilidad a quien lo realizó. De todas maneras, aunque el libro nos pertenezca, siempre es conveniente utilizar un medio que pueda borrarse fácilmente ya que muchas veces podemos arrepentirnos de algo que anotamos. ¿Cuánto hay que subrayar? Si el libro es muy conciso, si las ideas son expresadas de manera breve y precisa, subrayaremos gran parte del mismo. En cambio, si el texto usa muchas repeticiones, ejemplos y comparaciones para expresar una idea, el subrayado comprenderá una parte muy pequeña. ¿Cómo se hace para subrayar un texto? En primer término debemos buscar la palabra clave. Debemos entonces buscar la idea central donde ésta se encuentre. Para subrayar correctamente debemos terminar de leer una parte del libro hasta encontrar que se ha expresado una idea completa. Al subrayar debemos hacerlo de manera tal que leyendo sólo lo subrayado se entienda lo que el autor quiso decir. Subrayar es un modo de hacer un resumen, ya que supone distinguir las ideas principales de las secundarias, de los ejemplos y comparaciones. Y tenemos, entonces, otra ventaja de subrayar: me permite descubrir mis falencias para que pueda superarlas. Notas marginales No sólo señalar las “palabras clave” y el subrayado propiamente dicho nos ayuda para enriquecer el libro sino que muchas veces sentimos la necesidad de hacer anotaciones marginales. Las notas marginales pueden reflejar nuestras opiniones, remitirnos a otras páginas, a otros libros, a las fichas, al cuaderno de apuntes o a otros materiales de estudio. También es importante colocar subtítulos al libro que no los posee.


Resúmenes y síntesis Transcribir las ideas contenidas en el libro a un cuaderno de notas con nuestras propias palabras, y de manera abreviada, nos brinda importantes beneficios: * Nos ayuda a recordar mejor. * Nos permite controlar si estamos comprendiendo. * Nos obliga a descubrir las ideas principales. * Nos ayuda a mantenernos atentos y concentrados, evitando distraernos. Como vemos, ocurre lo mismo que con los apuntes de clase: permiten un mayor aprovechamiento del tiempo, y una comprensión más profunda de lo que oímos o leemos. Podemos distinguir entre resumen y síntesis. El resumen sigue paso a paso la exposición del libro. Una síntesis, en cambio, es una expresión de lo que el autor del libro explica pero mencionando otras opiniones, otros datos de otros libros, de las clases del profesor, o del mismo alumno que la realiza. Para diferenciar las ideas del autor del libro de otras ideas que pertenecen a otros autores o a nosotros mismos, podemos utilizar el sistema que mencionamos al hablar de los apuntes de clase: una columna para el resumen y otra para colocar referencias que nos remitan a otros libros o que consignen opiniones personales o nos lleven a leer el cuaderno de apuntes. Cuadros sinópticos Un cuadro sinóptico es una manera de representar gráficamente la relación entre diversas ideas y contenidos. Las diferentes palabras o frases que integran el cuadro sinóptico, deben colocarse respetando esa distribución lógica. Los cuadros sinópticos cumplen otra función, y muy importantes: relacionar entre sí las diferentes ideas, establecer su jerarquías, y el esquema general del tema o de la materia. Es decir, establecer jerarquías es reconocer cuál es la idea central, cómo se subdivide esta idea central y las subdivisiones que a su vez tienen las ideas secundarias. Si logro hacer bien un cuadro sinóptico, de cada uno de los temas de la materia, podré relacionar luego los diferentes cuadros sinópticos. El “peligro” de los cuadros sinópticos


El cuadro sinóptico es una técnica auxiliar de las demás, se intercala natural y provechosamente en un resumen o en un apunte, pero no puede reemplazarlos. Los gráficos y esquemas Existen otros sistemas de expresar gráficamente ideas abstractas que son los esquemas. Sólo se diferencian de los cuadros sinópticos en que se pueden realizar con mucho mayor libertad. 9. LAS FICHAS La información y su uso Mientras estudio y durante toda la vida, pasa delante de mis ojos una inmensa cantidad de información. A veces un dato que pasamos por alto años atrás hoy puede sernos de inmensa utilidad. La información debe estar al alcance de la mano porque es imposible recordar todo lo que hemos leído. Las bibliotecas tienen un fichero en el que se consignan los autores, los títulos y los temas; Por otra parte, pueden ser de gran utilidad pero generalmente tienen un inconveniente: hace una sola ficha por cada libro. Hemos planteado la dificultad: puede estar frente a una enorme biblioteca o frente a los libros que he estudiado durante años y no encontrar algo que sé que está contenido en ellos. ¿Por qué fichas? Las fichas son un pequeño rectángulo de cartulina fabricadas para ser incorporadas a un “fichero”. ¿Cuál es la características esencial de un fichero?: la posibilidad de intercalar indefinidamente nuevas fichas. Así, en el fichero siempre puedo agregar entre dos fichas una tercera. Si a medida que estudio voy armando un fichero personal en él podré incorporar todo lo que voy aprendiendo, materia tras materia, y me permitirá relacionar cada materia con las demás, aprovechar los conocimientos de una para las otras.


¿Cómo organizar un fichero? Hay dos sistemas de clasificación de fichas que permiten una fácil y rápida ubicación: 1. Alfabético: Hay ficheros que se organizan alfabéticamente a partir de una “palabra ordenadora” que se coloca en el rincón superior izquierdo de la ficha. 2. Temático: Este segundo sistema es más eficiente pero requiere muchos conocimientos de la especialidad y saber en qué temas nos vamos a especializar. Los ficheros temáticos pueden organizarse numéricamente. Pero a su vez, cada una de estas ramas puede ser subdividida hasta el infinito. Subdividiendo así las materias podremos localizar mediante la numeración, cualquier tema de inmediato. Clases de fichas ¿Qué contienen las fichas? Hay varias clases. 1. Fichas textuales o eruditas: Deben respetar textualmente al autor y consignar los datos que permitan localizar la obra: Autor, título, editorial, lugar y año de edición, página. 2. Fichas de resumen: Se diferencian de las anteriores en que no transcriben textualmente un párrafo del autor sino que incluyen un resumen personal de lo que el autor dice. 3. Fichas de referencia: En vez de consignar la opinión o el dato, nos indica dónde buscarlo. 4. Ficha bibliográfica: Es la que permite identificar a un libro. 10. COMO ENFRENTAR EXAMENES Y PRUEBAS Todos sabemos que los exámenes y las pruebas no son un fin sino un medio, que no estudiamos para el examen sino para saber. Si yo estudio “para el examen” esa ansiedad exagerada es inevitable ya que sentiré que si salgo aplazado habré perdido todo el esfuerzo. El examen, generalmente es el fruto de toda una postura frente al estudio. La preparación para el examen:


Los alumnos se preguntan: “Concretamente, ¿qué debo hacer para prepararme para un examen? El alumno que ha leído bien, subrayado el texto, hizo resúmenes, cuadros sinópticos, esquemas y fichas, tomó apuntes en clase, organizó bien su tiempo y, sobre todo, comprendió bien los temas, sabe expresarlos con sus palabras y se autoevalúa permanentemente, hace comparaciones, busca ejemplos originales, hace transferencia, sabe valorar, criticar y es creativo, naturalmente va a salir bien de la prueba. 1. Conocer al profesor: Si yo conozco al profesor que va a tomar el examen puedo saber qué es lo que él considera más importante, cómo encara el examen, qué espera del alumno. 2. Auto­examinarse y reflexionar: Pero estas auto­evaluaciones, no deben ser mecánicas sino reflexivas: debemos tratar de imaginarnos nuevas preguntas, nuevos problemas, inventar objeciones a nuestras ideas, tratar de contestar a estas objeciones. 3. Ir descansado: Lo que se puede aprender o memorizar la última noche, antes del examen, nunca compensa lo que significa llegar al examen cansado. Es decir, llegar al examen cansado significa una pérdida mucho mayor que lo que puede ganarse en unas horas de estudio. 4. Estar tranquilo: ¿Cómo hacer para estar tranquilos? Atacando las causas y los efectos de la ansiedad: Ya vimos una probable causa: tomar el examen como un fin en sí mismo. Pero debemos analizar otras: temor a nuestros padres, inseguridad, deseos exagerados de triunfar o de obtener buenas notas, excesivo temor por los aplazados, e innumerables causas más. Si considero el examen como parte del estudio y el estudio como parte de la vida, no magnificaré excesivamente la importancia de un posible aplazo y con eso iré mejor dispuesto… y tendré mejores chances de salir bien. Si he estudiado metódicamente, debo tener la seguridad de que probablemente saldré bien en el examen, y que si así nos ocurriera podré superar el escollo en una posterior oportunidad. También debemos atacar los síntomas del nerviosismo. ¿Por qué? Porqué los síntomas del nerviosismo: tensión muscular, puslo y respiración acelerada, transpiración, son a su vez causa de nuestro estado de ánimo.


Por el contrario, aflojemos todos nuestros músculos, los de la cara, de las extremidades y los abdominales, y respiremos pausadamente y sentiremos que los nervios se calman. Para eso conviene que observemos y relajemos los principales músculos que interesan para ésto: los de la frente, los labios, los párpados, las mandíbulas, las manos, los brazos y las piernas. Frente al examen Hay muchas clases de exámenes, pueden ser escritos u orales, parciales o finales; eliminatorios o con posibilidad de recuperación; de libre expresión u objetivos; a libro abierto o a libro cerrado. Pese a esta gran variedad de formas de examinar el rendimiento de los alumnos, podemos dar algunos consejos válidos para cualquiera de ellas. 1. Prestar mucha atención a las preguntas: Muchos alumnos se apresuran a contestar y lo hacen antes de haber comprendido lo que se preguntaba. 2. Organizar el examen: Antes de comenzar debo organizar mi exposición. 3. Expresarse con claridad: Si tengo ideas claras debo esforzarme por expresarlas con claridad. También hay que expresarse bien en los exámenes orales. 4. Organizar el tiempo del examen: Tanto en los exámenes escritos como orales debo tener una idea aproximada del tiempo que dispondré para exponer. En los exámenes orales también tengo que medir el tiempo. 5. No encerrarse en la exposición: Si he captado las ideas, si he logrado una verdadera maduración del tema, no necesitaré asirme a lo que pensaba expresar. Es decir, estar abierto al “diálogo” con la mesa examinadora, escuchar, analizar y comparar lo que los profesores me dicen con lo que yo sé, es una manera excelente de demostrar que he asimilado bien. 6. No desanimarme: Si pese a todos los esfuerzos descubro que no sé la respuesta tampoco debo desanimarme. Reconocer francamente aquello que no sabemos, suele impresionar bien a los profesores.


Debemos lograr, entonces, el equilibrio entre la tendencia a desanimarme anticipadamente y el error de no reconocer que sido aplazado. Después del examen El examen no es la conclusión del estudio. Salir de un examen y culpar del fracaso al profesor es algo enteramente estéril. Si tuviéramos que elegir una palabra para expresar lo que debemos hacer después de un examen elegiríamos, “autocrítica”. Si después del examen “pierdo” un par de horas en revisar todo el proceso de estudio y en interrogarme y evaluar cómo he estudiado, podré sacar provecho tanto de los éxtiso como de los fracasos. A estudiar se aprende estudiando… y sacando provecho de aciertos y errores.


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