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JOSÉ MANUEL RUIZ Seminarista

Aunque José Manuel no pertenece a una familia practicante, desde pequeño siempre ha sentido una sensibilidad especial por lo religioso, “era muy cofrade”. Cree que Dios puso en él la semilla y fueron las cofradías el medio del que se valió para mantenerle al menos en una vida de fe durante años, vinculado así a su parroquia. “Participaba en el grupo joven de mi Hermandad de los Dolores de La Puebla del Río y, al cumplir los 18 años, pasé a formar parte de su junta de gobierno, de la que fui miembro durante 11 años, hasta el momento de entrar al Seminario Metropolitano de Sevilla”.

Estudió la carrera de Medicina, “pero ya desde el principio veía que quizá no era mi sitio porque faltaba algo para ser plenamente feliz”, confiesa. Durante años se implicaba en diversas actividades y llenaba su tiempo, “pero siempre me faltaba algo”, admite. “Fue el testimonio de un seminarista destinado de pastoral a mi parroquia lo que despertó preguntas en mi interior: yo no comprendía cómo un joven podía renunciar a sus propios planes y proyectos, a su vida, y ser más feliz que yo que tenía lo que quería. Aquel año nos llevó a un grupo de jóvenes a realizar el camino de Santiago junto con la Pastoral Juvenil y el Sarus y fue allí, en un Adoremus, donde sentí que el Señor encajaba como un puzzle todas esas piezas de mi vida que no conseguía ordenar. Fue un verdadero encuentro personal con Jesús que me llevó a una fuerte conversión interior”.

Vida sacramental

A partir de entonces su vida cambió. “La oración pasó a ser algo indispensable en mi día a día, así como frecuentar los sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación; me impliqué en mi parroquia (Ntra. Sra. de la Granada, de la Puebla del Río) como catequista y voluntario de Cáritas, comencé a tener acompañante espiritual y me impliqué en las pastorales universitaria y juvenil”.

“Desde Cristo, ahora sí, mi vida te- hace con más frecuencia desde que entró al Seminario es la Palabra de Dios mediante el método de la lectio divina”.

Ministerio del lectorado nía un sentido. Durante las prácticas clínicas de la carrera, sentía que el Señor me llamaba no tanto a aliviar los sufrimientos físicos sino los espirituales, del alma, e intentaba pasar el máximo tiempo hablando con los pacientes y sus familias, especialmente escuchándolos”.

Este seminarista del tercer curso se identifica con la vocación de los primeros discípulos reflejada en Lucas 5, 1-11. “Cuando hace años leí las palabras de Jesús «No temas; desde ahora serás pescador de hombres» y cómo ellos lo dejaron todo y lo siguieron, sentí en mi corazón que aquello iba dirigido a mí mismo”. Sobre su vida espiritual, la lectura que

José Manuel recibió hace unos días el ministerio del lectorado y confiesa sentirse muy ilusionado “porque es el primer compromiso serio dentro del proceso de formación, cuando voy llegando al ecuador de este camino, y una confirmación por parte de la Iglesia de la llamada que un día recibí. Pero también lo vivo como una responsabilidad que me da la Iglesia de proclamar la Palabra de Dios, no solo en la celebración litúrgica, sino también con el ejemplo de mi propia vida”.

Sobre lo que le diría a un joven que, como él, se está planteando la vocación sacerdotal como opción de vida, es que entiende los miedos e inseguridades que puedan surgir, “pero que la felicidad que ofrece el mundo es caduca. La felicidad plena está en cumplir con lo que Dios ha pensado para cada uno de nosotros, sea en la vocación que sea y, en particular, el camino de la vocación sacerdotal es apasionante. Yo siempre tuve en mente formar una familia y me encantan los niños, pero cada día descubro más que en esa renuncia que he hecho, el Señor me da el ciento por uno”.

Ernst Lubitsch ha pasado a la historia del cine como uno de los mejores directores de comedia de todos los tiempos. Nacido en Berlín en 1892, llegó a los Estados Unidos en 1930 de la mano de la actriz Mary Pickford, conocedora del prestigio que Lubistsch había adquirido como cineasta en su Alemania natal. Un traslado providencial, porque era judío y cinco años después los nazis llegaban al poder. Lograda la nacionalidad norteamericana, aplicó su talento al servicio de una brillante carrera cinematográfica.

Maestro de cineastas como Billy Wilder, ingenioso guionista y experto en el arte de sugerir sin mostrar (el famoso ‘toque Lubitsch’), su extensa

Cine con valores

El Bazar De Las Sorpresas

filmografía cuenta con tres míticas películas que forman parte de la cultura general de todo buen aficionado al séptimo arte: Ninotchka (1939), El bazar de las sorpresas (1940) y Ser o no ser (1942).

Margaret Sullavan y James Stewart son los protagonistas de El bazar de las sorpresa”, filme al que homenajeamos en estas líneas. Klara (Sullavan) y Alfred (Stewart) son dos empleados de un bazar en Budapest. Aunque ciegamente enamorados por correo postal (eran otros tiempos), no se reconocen en la tienda; es más, sus relaciones profesionales, no parecen muy cordiales. Partiendo de este enredo argumental, la mano sabia de Lubitsch supo poner encanto a unas imágenes que traducían el buen guion de Samson Raphaelson. Divertida, ágil y llena de buenos sentimientos, está magníficamente interpretada por la pareja principal y por unos secundarios que no le van a la zaga.

Lubitsch falleció en 1947, con tan solo 55 años. Billy Wilder y el escritor Charles Brackett redactaron entonces una necrológica en la que entre, otras cosas, escribían: “Mucha gente buena estudió con él; han intentado

El Discernimiento

Cómo leer los signos de la vida diaria.

THE SHOP AROUND THE CORNER (1940)

Comedia. 94 min. Estados Unidos

Dirección: Ernst Lubitsch

Guion: Samson Raphaelson

Reparto: James Stewart, Margaret Sullavan, Frank Morgan, Felix Bressart, William Tracy

¿Dónde verla? Amazon Prime imitarlo, pero siempre ha permanecido inalcanzable. Él era la mano que movía cuidadosamente una pluma recorriéndonos el espinazo.” El día del entierro, al salir del cementerio, Brackett le dijo sombrío a Wilder: “Se acabó Lubitsch”. A lo que Wilder respondió: “Todavía peor, se acabaron las películas de Lubitsch”.

En 1998 Nora Ephron dirigió un remake modernizado de El bazar de las sorpresas, con Meg Ryan y Tom Hanks en los papeles centrales. La película se tituló en español Tienes un e-mail y fue un éxito de taquilla. Se trata de una cinta simpática, que animó a muchos espectadores a revisar la versión original de 1940 y a descubrirla como lo que es: una verdadera obra maestra.

Juan Jesús de Cózar

Panorama literario

Nouwen, Christensen y Laird. Sal Terrae. 2014. 272 págs.

Después de sus dos obras anteriores, Dirección espiritual y Formación espiritual, Nouwen enseña en este tercer volumen de su trilogía a leer los «signos de los tiempos» en la vida diaria para tomar decisiones orientadas en último término por Dios.

Nouwen pone el énfasis en la escucha de la Palabra de Dios –en nuestros corazones, en la Biblia, en la comunidad de fe y en la voz de los desfavorecidos– y trata de ayudar a responder a una de las grandes cuestiones a las que cada uno se enfrenta: ¿Qué debería hacer con mi vida?

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