IES 413_Especial Congreso Internacional Hermandades

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413- Semana del 15 al 21 de diciembre de

ESPECIAL

II CONGRESO INTERNACIONAL HERMANDADES Y PIEDAD POPULAR

UNA AUDAZ RENOVACIÓN DE LA MIRADA

El arzobispo de Sevilla presenta cuatro ejes y siete conclusiones al final del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular

2. CONGRESO INTERNACIONAL HERMANDADES

Conclusiones

4. Acto de apertura

7. Jornada del 4 de diciembre.

8. ENTREVISTA.

Monseñor Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano

10. Jornada del 5 de diciembre.

13. Jornada del 6 de diciembre.

15. Jornada del 7 de diciembre.

17. Misa de clausura

18. Procesión extraordinaria de clausura.

20. ENTREVISTA.

Monseñor José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá.

21. Congresistas.

12. LUZ DEL MUNDO|III Domingo de Adviento

Director: Leonardo Sánchez Acevedo.

Redacción, edición y diseño: Mª del Pilar Arincón, Alicia Contreras, Pablo F. Enríquez y Karen G. Mendoza.

Colaboradores: Juan Jesús de Cózar, Pablo Díez, Miguel Ángel Garzón, Isidro González, Antonio J. Guerra, Miguel Ángel Osuna, Álvaro Pereira y Antonio Rodríguez Babío.

Distribución: Servicio de Comunicaciones (Reprografía) y colaboradoras (Mª Carmen Fernández, Andrea Jiménez, Conchita Jiménez, Cristina Moya, Encarnación Povedano y Loli Ramírez).

Imprime: Gandulfo Impresores. Depósito Legal: SE-79-1972

ISSN 3010-3126

Esta publicación no se hace responsable de las opiniones vertidas en sus artículos.

Archidiócesis de Sevilla. Plaza Virgen de los Reyes, s/n. Telf. 954505505, ext. 680, 683 681, 685, 686. IES 413

El arzobispo presenta cuatro ejes y siete conclusiones prácticas del II Congreso

Internacional de Hermandades

El arzobispo de Sevilla dio a conocer las conclusiones del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, antes de la misa de clausura que se celebró en el altar del Jubileo. ‘Una audaz renovación de la mirada’ es el lema general de un documento que se estructura en cuatro “líneas de fuerza” y siete conclusiones prácticas.

Monseñor Saiz Meneses comenzó agradeciendo a los congresistas “su participación, su compromiso y las valiosas aportaciones que han enriquecido cada una de las sesiones celebradas”. “Gracias a su espíritu de colaboración, este congreso ha cumplido su propósito de ser un espacio de diálogo fructífero y crecimiento mutuo”, añadió. El arzobispo destacó que en las distintas ponencias “ha ido poniéndose de relieve, muchas veces de forma implícita, la llamada fundamental a una audaz renovación de la mirada, como el modo concreto de las hermandades y cofradías para llegar a ser fermento en el mundo contemporáneo”.

Cuatro líneas de fuerza

Las cuatro “líneas de fuerza” del congreso son “encuentro, reflexión, contemplación y compromiso”. En cuanto a la primera, el arzobispo manifestó que “el congreso ha sido un espacio de encuentro” en el que se ha procurado “el acercamiento a Dios en la Iglesia”. Y aludió al discurso inaugural del enviado especial, monseñor Edgar Peña, que recordó que “la primera actitud que permite reflejar la imagen de Cristo en el seno de las hermandades y cofradías es la fraternidad, antídoto frente al aislamiento contemporáneo, que permite superar además toda forma de soledad”.

“La pertenencia a una cofradía o a una hermandad no es algo aleatorio, sino un hecho que está íntimamente ligado a la pertenencia familiar, primer ámbito de anuncio de la fe para los hijos”, ha afirmado el arzobispo. “Por ello, las cofradías no son simples sociedades de ayuda mutua o asociaciones filantrópicas”, añadió.

La segunda línea es la reflexión. Monseñor Saiz Meneses afirmó que “este ejercicio intelectual ha aportado luces para el presente, pero será ante todo una hoja de ruta para el futuro”. En este punto, el prelado hispalense partió de los tres pilares de las reglas de las hermandades -liturgia y culto, la permanente llamada a la formación y la hermandad como casa de caridad- para destacar, a la luz de las ponencias escuchadas durante el congreso, que hay cuatro perspectivas a considerar: la antropológica, la histórica, la teológica y la eclesiológica.

A continuación, hizo hincapié en que las conferencias presentadas han resaltado con claridad dos grandes proyecciones que emergen como ejes fundamentales de reflexión: “La evangelización y la identidad de las hermandades”. “Por un lado, hemos profundizado en cómo las hermandades, desde su rica tradición espiritual, están llamadas a ser instrumentos eficaces de anuncio del

Evangelio, testimoniando una fe, que es celebrada, vivida y compartida. Por otro lado, se ha subrayado la importancia de reafirmar su identidad, entendida como un espacio de comunión y fraternidad”, añadió.

“Un discípulo misionero”

El desafío de la evangelización en la actualidad implica, a juicio del arzobispo, no solo “humanizar la tecnología”, sino también “redescubrir la maravilla ante la belleza como vía privilegiada para el encuentro con Dios”. Además, monseñor Saiz aclaró que el cofrade que emerge de las reflexiones de este congreso se define como “un discípulo misionero, de profunda espiritualidad y sólida formación”.

El tercer eje del congreso es la contemplación, algo que se entiende urgente “en una sociedad acelerada que a menudo deja poco lugar para el silencio y la meditación”. Don José Ángel centró su atención en “la mirada”: “La mirada –tocada por la presencia de lo trascendente, al que no puede someter a su control o a su interpretación– se dispone entonces para la acogida de un don, en el marco de una experiencia auténtica de asombro y de respeto”, ha añadido. Aludiendo al papa Francisco, el arzobispo pidió a los congresistas que cuiden “que nunca se pierda de vista la ‘carne’ de Jesucristo, esa carne hecha de pasiones, emociones, sentimientos, relatos concretos, manos que tocan y sanan, miradas que liberan y animan; de hospitalidad, perdón, indignación, valor, arrojo. En una palabra, de amor”.

“Respuesta concreta a las necesidades de los más vulnerables”

La misión es el cuarto eje de las conclusiones de un congreso que nos ha recordado “que la piedad popular debe traducirse en obras concretas de amor y servicio con las que anunciar la Buena Noticia”. En este apartado subrayó que las hermandades, “arraigadas en sus comunidades de fe, tienen una responsabilidad clave en la evangelización y en la dimensión caritativa y social de la Iglesia”. Esta cuarta línea de fuerza ha puesto de relieve la misión y el compromiso social de las hermandades, “entendidos como una respuesta concreta a las necesidades de los más vulnerables, pero, sobre todo, como una llamada directa a la conversión y a la santificación personal de sus miembros”. Este compromiso social, lejos de ser una acción aislada, se presenta como “una dimensión intrínseca a la espiritualidad de las hermandades”.

Además, monseñor Saiz Meneses subrayó que el congreso nos recuerda que “las hermandades están llamadas a ser escuelas de santidad, donde cada gesto de servicio y cada proyecto caritativo son una invitación a crecer en virtud, a fortalecer los lazos de fraternidad y a caminar juntos hacia la plenitud de la vida cristiana”. Aquí afirmó que, en un tiempo marcado por el individualismo y la

fragmentación social, “las hermandades y cofradías ofrecen un modelo de comunión y fraternidad que responde a las necesidades profundas de pertenencia y encuentro humano”.

Siete conclusiones prácticas

Finalmente, el arzobispo de Sevilla presentó siete conclusiones prácticas del congreso. La primera de ellas se resume en el redescubrimiento de la mirada transformadora de Dios: “Encuentro con Dios y contemplación”. En segundo lugar, subrayó que “las hermandades y cofradías han de ser un reflejo vivo de la comunión eclesial, enraizada en Cristo”. Aquí, el arzobispo habló de “casas y escuelas de comunión que testimonian el Amor de Dios”. En tercer lugar, monseñor Saiz se refirió al “misterio divino como fuente de la santificación”. En este punto destacó que la liturgia es “el acto de alabanza que hace posible el crecimiento en la santidad y la comunión eclesial”. La cuarta conclusión práctica se resume en la necesidad de “ser fermento en medio del mundo”. Más concretamente, aludió a un “testimonio valiente” del Evangelio en la sociedad contemporánea. En quinto lugar, hay que “hacer presente el amor de Dios en medio de su pueblo”, y responder a las necesidades actuales requiere “una nueva imaginación de la caridad, que ponga en juego la ayuda material a los más pobres, junto con la fraternidad y el reconocimiento de la dignidad personal”.

La formación en las hermandades es la sexta conclusión, y, finalmente, monseñor Saiz Meneses afirmó que es preciso impulsar la creación de “un observatorio como espacio de estudio y reflexión permanente sobre la piedad popular”.

Monseñor Saiz Meneses concluyó la presentación de las conclusiones del congreso subrayando que, “ante las imágenes de nuestra devoción, también nosotros nos sentimos mirados, pues no son meras pantallas, sino que, en ellas, es Dios mismo quien cruza su viva mirada con la nuestra, hasta el punto de que somos vistos por el Señor, alcanzados por el milagro de su Vida, de su Carne”.

Monseñor Edgar Peña inaugura el II Congreso Internacional: “La Iglesia los necesita a ustedes”

El II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular comenzó la tarde del miércoles, 4 de diciembre, con un acto de apertura en la Catedral de Sevilla presidido por monseñor Edgar Peña, sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano. En el acto también intervinieron monseñor Bernardito Auza, nuncio apostólico en España; monseñor José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla; Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía; José Luis Sanz, alcalde de Sevilla; y Francisco Vélez, presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla.

Esta sesión inaugural reunió a más de mil congresistas provenientes de distintas partes de España y del mundo en el Altar del Jubileo de la Seo. La sesión comenzó con la lectura del mensaje del papa Francisco para el congreso, a cargo del nuncio apostólico.

Se trata de una carta de cuatro páginas en las que el Santo Padre destaca tres retos planteados en el programa formativo de este evento internacional. En primer lugar, habla de la eficacia evangelizadora del congreso que se encuentra, según el Papa, en “ese nacer de Cristo, de la fe recibida en familia; de la experiencia de vivir y compartir esa fe en la hermandad; de ese salir unidos a vuestros sacerdotes desde la parroquia, desde el templo de vuestro titular, manifestando ser Pueblo en camino hacia Dios”.

Por otro lado, señala la belleza que se percibe en la unión que nace “de la combinación de tantas peculiari-

dades, ministerios, trabajos, que con tesón y paciencia se van compenetrando”. “Es sobre todo la belleza de Cristo que nos convoca, nos llama a ser hermanos y nos impulsa a sacar a Cristo a la calle, a llevarlo al pueblo, para que todos puedan contemplar su hermosura”, añade el obispo de Roma.

Finalmente, el tercer reto al que se refiere el papa Francisco es vivir “la caridad escondida”. Al respecto, explica que el mismo que encontramos en el Sagrario, la hayamos también “cargando el paso del Cristo en la procesión; cargando cada día con la cruz que el Señor nos propone o cargando sobre nuestros hombros al hermano que encontramos postrado en el camino, como lo haría el Buen Pastor”.

Las hermandades, “testimonio de esperanza”

A continuación, monseñor Peña fue el encargado de ofrecer el discurso inaugural. Una alocución en la que

afirmó que “es el Señor quien da orientación y sentido a la pertenencia a las cofradías y hermandades, que deben cimentarse siempre en Jesucristo para que no pierdan su identidad y cometido”.

La llamada a la santidad fue otro aspecto abordado por el legado pontificio en su discurso. Definió la santidad como “un don de Dios que nos introduce en la intimidad de la vida trinitaria y nos permite unirnos a Cristo, para vivir, con la gracia del Espíritu Santo, como hijos de Dios, dispuestos a cumplir a fondo su voluntad. Este camino -añadió- no se recorre apoyados en el propio esfuerzo, sino en la gracia de Dios”.

Asimismo, señaló algunas actitudes “que permiten reflejar la imagen de Cristo en el seno de las hermandades y cofradías”. La primera de ellas es la fraternidad, a la que presentó como “el antídoto al aislamiento contemporáneo”. En este contexto, afirmó que “es importante recordar cómo la pertenencia a una cofradía o a una hermandad no es algo aleatorio, sino un hecho que está íntimamente ligado a la pertenencia familiar”. Así, para monseñor Peña Parra, las cofradías “no son simples sociedades de ayuda mutua o asociaciones filantrópicas, tampoco conglomerados sin enganche sobrenatural ni grupos que buscan favorecer y proteger intereses personales y corporativos. Son un conjunto de hermanos que, queriendo vivir el Evangelio con la certeza de ser parte viva de la Iglesia, se proponen poner en práctica el mandamiento del amor que impulsa a abrir el corazón a los demás, especialmente a los que están atravesando dificultades y carencias”.

Entre los desafíos más significativos en la actualidad, el ponente señaló “el individualismo, la creciente secularización y los cambios culturales que afectan a nuestras sociedades”. “En este sentido -apuntó-, las hermandades y las cofradías pueden constituir un testimonio de espe-

ranza, especialmente cuando, a través de sus prácticas de piedad, del ejercicio concreto de la caridad y de la capacidad para construir puentes de entendimiento y reconciliación, cumplen con su misión de ser signos auténticos de la presencia del Señor en medio de su pueblo santo”.

La piedad popular fue otro eje de la vida del cofrade subrayado por monseñor Edgar Peña. En este punto recordó que el papa Francisco tiene “gran estima por la piedad popular y sus manifestaciones” y que “ha llamado la atención a los que la ignoran, la descuidan o la desprecian”.

En la parte final de su alocución hizo hincapié en la relación cofradías-sociedad al afirmar que las prácticas y celebraciones de la piedad popular ejercen “una gran influencia en la identidad de los pueblos y en la expresión externa de la fe profesada”. De esta manera, las corporaciones se han convertido en “faros constantes de la confesión de fe en tiempos de oscuridad y ejemplos vivos de compasión cristiana”.

Finalizó su intervención tendiendo las manos a los cofrades: “En medio de estos cambios y desafíos contemporáneos, la Iglesia los necesita especialmente a ustedes para llevar el anuncio del Evangelio de la caridad a todos, recorriendo caminos antiguos y nuevos”.

Monseñor Saiz: “Las hermandades están llamadas a salir al encuentro”

Tras el legado pontificio intervino el arzobispo de Sevilla, monseñor Saiz Meneses, que afirmó que “las hermandades están llamadas a salir al encuentro de los hombres y mujeres de hoy para descubrir sus gozos y esperanzas, sus tristezas y angustias, en especial de los más pobres y necesitados, y entablar con ellos un diálogo verdadero y profundo, y propiciar un encuentro con Cristo que sea el comienzo de una vida nueva, de una relación personal con el Señor”. (Continúa en la siguiente página)

(Viene de la páagina anterior) En esta línea, planteó la necesidad de que la piedad popular se sitúe en relación estrecha con la misión de la Iglesia y la transmisión de la fe, “de manera que las hermandades puedan ofrecer un itinerario que contribuya a que muchas personas abran la mirada a la belleza de la experiencia cristiana”.

Declaraciones de autoridades políticas

Por su parte, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, destacó “el importante papel que nuestras hermandades desempeñan en nuestra sociedad todos los días del año”. “Una misión que no es flor de una semana, por extraordinaria que sea nuestra Semana Santa, sino que es el sostén y la esperanza para numerosas personas y familias vulnerables”, aseguró.

Moreno también describió a las hermandades como “semillero de valores y acciones ejemplares que nos ayudan a construir una sociedad mejor” y expresó la voluntad de su Gobierno de mantener las líneas de colaboración abiertas con ellas y con la Iglesia.

Mientras que el alcalde de la ciudad, José Luis Sanz, defendió que Sevilla “es la capital mundial de las hermandades”. También definió el congreso como un acontecimiento “único” y a las hermandades como “entidades

vertebradoras de toda la sociedad en nuestra ciudad y en cada rincón de la provincia”, sumando más de 700 corporaciones en la Archidiócesis.

Un congreso con “abundantes frutos”

Cerró el turno de intervenciones el presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, Francisco Vélez, que insistió en la finalidad última del congreso: “Poner de relieve la importancia de la religiosidad popular en nuestra tierra, auténtica muestra de realidad eclesial que constituye un dique de contención frente a la ola de relativismo y consumismo que atravesamos”.

Para terminar, Vélez reivindicó la “forma característica” que tienen las hermandades de celebrar “unos cultos que hacen que nuestros templos se llenen de cofrades, que expresan así su fe y su amor a Dios y a la Santísima Virgen”. Tras agradecer la colaboración de todas las instituciones que han hecho posible este congreso, Francisco Vélez expresó su deseo de que este evento proporcione “abundantes frutos que perduren en el tiempo”.

Monseñor Salvatore Fisichella:

“Es necesario anunciar la fe a la luz de la belleza”

‘La misión evangelizadora, alma de las hermandades’ fue el título de la ponencia impartida la noche del miércoles por monseñor Salvatore Fisichella, pro prefecto del Dicasterio para la Evangelización, cuya presentación corrió a cargo de monseñor Jesús Catalá, obispo de Málaga.

Monseñor Fisichella inició la primera conferencia del congreso citando la constitución dogmática Dei Verbum, del Concilio Vaticano II: “Es necesario crear un contexto teológico sobre la importancia de la piedad popular y sobre las cofradías en la enseñanza del Concilio Vaticano II”. En esta línea, dijo que “si fuésemos capaces de mirar la historia de las cofradías con ojos que tienen intención de recordar la riqueza de la tradición del pasado para hacer más humano nuestro presente, entonces seríamos capaces de la auténtica revalorización histórica y teológica”.

En este sentido, expresó “que las cofradías y hermandades pertenecen a un pasado que han marcado nuestra historia de fe”. Advirtió también que la “Iglesia debe ir al mismo ritmo que los tiempos, porque si faltan las bases racionales todo se reduce a devocionismos…”. Si bien, tampoco debe caerse en la tentación de “descartar todo lo que ha marcado el pasado porque es incapaz de res-

ponder a las diversas cuestiones que surgen en el presente”.

Belleza, vía de evangelización

En referencia a Sevilla dijo que “esta tierra que ha visto el nacimiento y la conservación de obras únicas en el mundo fruto de la espiritualidad popular, pueda con mayor convicción hablar de la belleza como vía privilegiada de la evangelización. Sin belleza no hay amor y no tendríamos el inicio del cristianismo”.

El cristianismo comprendió inmediatamente la importancia de la belleza “para transmitir los contenidos de la fe. Lo que atrae durante la Semana Santa a millones de personas a Sevilla es la belleza de la tradición que se transmite de padres a hijos, fruto de la fe de una comunidad que se identifica con algunos signos como expresión de identidad y sentido de pertenencia”.

El pro prefecto del Dicasterio para la Evangelización destacó que el camino de la hermandades y cofradías “se puede insertar dentro del camino

de la belleza, que ha sido percibida como un llamado a vivir de cerca la vía del discipulado cristiano”. “Subidos a hombros de gigantes”

Continuó diciendo que “las cofradías conducen a la contemplación del misterio de la fe y a la necesidad de despertar y reavivar la fe personal”. Al término de su intervención dijo que le gusta pensar en las cofradías “como enanos en hombros de gigantes, capaces de ver más lejos que sus maestros, porque estos han impreso en las tradiciones los signos indelebles de la manifestación popular de la fe, que se convertirán a su vez en nuevos gigantes que hagan subir sobre sus hombros a nuevos jóvenes que vivirán con el deseo de transmitir de manera siempre viva las tradiciones de sus padres”.

MONSEÑOR EDGAR PEÑA PARRA

SUSTITUTO DE LA SECRETARÍA DE ESTADO DEL VATICANO

“La

piedad popular es la fe sencilla, pero profunda de un pueblo”

Monseñor Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano y enviado especial del papa Francisco para el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, entregó la Rosa de Oro a la Santísima Virgen de la Esperanza, acto que tuvo lugar el pasado 3 de diciembre.

La Santa Sede lo llamó a Roma para ocupar el cargo de sustituto en la Secretaría de Estado.

¿Cuál es, si podría describirlo brevemente, su cometido?

Me pone una pregunta muy difícil, pero fácil al mismo tiempo. El Santo Padre me llamó para ocupar el servicio de sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado que tiene muchas funciones. Algunos comparan el Gobierno de la Santa Sede al Gobierno de los Estados, otros lo equiparan al cargo de ministro del Interior, pero en verdad estos cargos fueron diseñados principalmente por el papa Montini, san Pablo VI, que pasó su vida en la Curia. Tiene mucho que ver, como lo instituye la Praedicate Evangelium, con lo referido al Santo Padre y los asuntos más importantes de la Secretaría de Estado. El sustituto se encarga de los embajadores y representantes de los Estados ante el Vaticano y, además, de todo lo referente a los asuntos administrativos y económicos de las Nunciaturas Apostólicas en el mundo. Estamos al servicio del Papa y de la Curia. Un elemento nuevo en la nueva Constitución apostólica Praedicate Evangelium, es que el Papa quiso que fuese el sustituto el coordinador de la Curia romana, en el respeto de la autonomía de cada una. Tengo también el servicio de coordinar los dicasterios de la Curia romana. Estos días ha vivido de cerca la religiosidad popular en Sevilla, ¿qué es lo que más le ha llamado la atención y por qué?

De todos los actos de piedad popular los que más me ha llamado la atención han sido las visitas que he hecho a las cuatro hermandades de la capital que participan en la procesión de clausura del congreso, comenzando, por supuesto, con la ceremonia donde se le otorgó la Rosa de Oro a la Esperanza Macarena. Esa ha sido una ceremonia muy importante, muy bella, donde, como lo he dicho ya antes, la Virgen tuvo la ocasión de entregarse a su pueblo y, sobre todo, el pueblo de estar muy cerca de ella. La piedad popular, que es muy importante porque

es esa fe sencilla pero profunda del pueblo. Las visitas que he hecho de manera casi privada a las otras hermandades también han sido muy significativas.

Ha nacido y ejercido parte de su ministerio sacerdotal en Venezuela. ¿Le preocupa la situación actual de este país?

Yo nací en Venezuela y, en 1989 me fui del país cuando mis superiores me enviaron a la Academia Diplomática donde se forman los diplomáticos del Vaticano. Volvía a Venezuela durante las vacaciones. La situación actual del país, me preocupa, por supuesto, en concreto, los casi ocho millones de venezolanos que están dispersos en el mundo. Me he encontrado con muchísimos venezolanos fuera. Hay situaciones donde la gente ha logrado seguir adelante, sobre todo los jóvenes, muy preparados académica y profesionalmente los encuentras haciendo trabajos simples. No obstante, son personas capaces e inteligentes, van adelante sabiendo que es lo que toca vivir, pero duele. A mí me ha dolido muchísimo.

Estoy muy preocupado y rezo todos los días. Aquí en Sevilla cuando levanté la Rosa de Oro a la Macarena pedí por Venezuela.

Señaló durante su discurso en el acto inaugural del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, que el Espíritu Santo es el agente principal de la piedad popular, ¿Considera que, en general, debemos los cristianos fortalecer nuestra relación con la tercera persona de la Santísima Trinidad?

Sí, por supuesto. El Espíritu Santo forma parte de la Trinidad Santa. El Espíritu Santo va inspirando constantemente al pueblo este amor por el Señor, en primer lugar, luego, este amor por la Virgen, el amor también por los hombres y mujeres que, como nosotros, han peregrinado por la tierra y que nos dejan un buen ejemplo. Sí, el Espíritu Santo es el que mueve e inspira. Y no podemos dejar de mencionar los dones del Espíritu Santo que son maravillosos.

Recientemente ha finalizado el Sínodo sobre la Sinodalidad y la Archidiócesis de Sevilla ha participado activamente durante la Fase Diocesana. ¿Usted cómo lo ha vivido?

Yo he sido padre sinodal y ha sido una experiencia muy bella, de fraternidad, una experiencia episcopal pero eclesial, porque han estado presentes laicos, religiosos, religiosas y nosotros, obispos, junto al Papa. El Santo Padre nos ha confirmado en la fe y, yo creo que la conclusión de todos estos años de trabajo sobre la sinodalidad es, como la llaman hoy los intelectuales, un hilo transversal que tiene que atravesar todo el acontecer de la Iglesia. Es un modo de ser Iglesia y, esto se ha reforzado permanentemente en las sesiones, lo hemos trabajado y cada uno ha tenido oportunidad de decir lo que tenía

en su corazón y lo que piensa de la Iglesia del presente y del futuro. Ha sido muy interesante y muy importante. Yo espero que este trabajo del Sínodo nos dé muchos frutos, muchos y buenos frutos.

¿Qué temas ocupan la agenda del Santo Padre en estos momentos?

Estas semanas previas a fin de año el Santo Padre sigue en sus visitas constantes. Luego se encuentra con el pueblo cada domingo desde la ventana del Palacio Apostólico durante el Ángelus. Estamos preparándonos para la Navidad y la apertura de la Puerta Santa para el inicio del Año Jubilar que tiene también este punto importante de la esperanza. Ese es precisamente el mensaje en un mundo donde algunas veces quieren imponernos la dinámica de la guerra, de la pobreza y las dificultades. El Papa propone la esperanza, la esperanza es una virtud importante y, por eso, se dice que la esperanza nunca se pierde. Hoy se habla mucho de optimismo, pero yo digo que hay que hablar más de esperanza, porque la esperanza se mantiene y se refuerza en las dificultades, mientras que el optimismo se pierde frente al primer problema. Invitamos al mundo, a los jóvenes, niños, familias, a los ancianos, a que todavía tienen mucho que dar, que vivan en esperanza. La esperanza no quiere decir que estemos exentos de dificultades, que falten momentos difíciles, la esperanza es creer que Dios nos acompaña y con la fuerza de Él, no con la nuestra, vamos adelante.

«Estamos preparándonos para el inicio del Año Jubilar que tiene ese punto importante de la esperanza»

A la izq., monseñor Parra entrega la Rosa de Oro a Mª Stma. de la Esperanza Macarena. Dcha. el sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano durante el congreso
“La Iglesia confía en las hermandades, espera mucho de ellas”

La primera jornada completa del congreso arrancó con la ponencia ‘Las hermandades: casa u escuela de vida cristiana, comunión y sinodalidad’ a cargo del cardenal Kevin J. Farrell, que comenzó recordando que las hermandades están compuestas por laicos, aspecto que marca el tratamiento que se hace desde la Iglesia a este fenómeno tan relevante.

El prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida trasladó el término ‘casa’ a la realidad de las hermandades y lo que se espera de ellas. “Están llamadas ser el lugar vital, hecho de espacios concretos y sobre todo de relaciones donde uno puede sentirse en casa, acogido y aceptado”. Analizó los problemas que evitan que la hermandad sea percibida como una casa por todos sus miembros, y centró su mirada en la frialdad de las relaciones: “Esto sucede cuando entra en juego el anonimato, o cuando las relaciones se vuelven burocráticas y carentes de sinceridad”.

A continuación, presentó a las hermandades como escuela, “un lugar de intercambio de opiniones, de formación, de superación de fronteras para aprender a pensar de un modo nuevo”, teniendo en cuenta que se debe enseñar a “no permanecer inmóviles en el pasado”, y a estimular la apertura al futuro. Afirmó que sería útil preguntarnos cómo ponemos en contacto nuestras tradiciones con la vida actual de las personas, y confirmó la necesidad de que las hermandades estén animadas por un espíritu misionero abierto a todos. «El perdón nunca debe faltar en las hermandades”

El siguiente punto que abordó fue la hermandad como casa de comunión. Subrayó que “la comunión con los cofrades debe vivirse, alimentarse y perseverarse continuamente”. Por supuesto, “el perdón nunca debe faltar en las hermandades”. En cuanto al papel de la hermandad como casa de sinodalidad, el cardenal Farrell invitó a la escucha y precisó que “no se trata de un debate, sino de

un momento de oración, porque se escucha lo que la experiencia de la fe suscita en cada uno”. Todo esto ayuda a “evitar el personalismo y la verticalidad, que se producen cuando solo unas cuantas personas ostentan el monopolio de los cargos, actividades y finanzas”, apuntó. El cardenal concluyó su ponencia recordando el gran potencial misionero de las hermandades -unas instituciones que “no son novicios en el camino de la Iglesia”-, por eso “la Iglesia confía en ellas y espera mucho de ellas”. ‘Arte y estética’

La primera de las mesas redondas del congreso contó con destacados especialistas en torno a un tema central: ‘Arte y estética’. El catedrático de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla José Roda, moderó el encuentro, señalando al inicio que “la Sagrada Escritura se ha convertido en un atlas iconográfico del que se han nutrido la cultura y el arte cristiano”.

Abrió el turno de intervenciones Antonio Joaquín Santos, secretario del Departamento de Historia del Arte en la Universidad de Sevilla, que centró su intervención en el desarrollo del arte de la platería en relación con el culto de la Eucaristía y a la Virgen María en Andalucía, “una creatividad (la platería) marcada por el empleo de materiales preciosos que siempre han estado asociados a lo divino”. Más adelante reflexionó sobre la devoción a la Virgen María, “que ha jugado un papel esencial en la piedad popular andaluza”, y explicó que la Virgen de los Reyes es un “caso paradigmático”, porque porta atributos regios.

A la izq. el cardenal Kevin Joseph Farrell conversa con monseñor José Ángel Saiz Meneses. A la dcha. mesa redonda 'Arte y estética'

“El patrimonio religioso es vivo”

Araceli Montero, responsable de tratamiento de bienes muebles del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) abordó el reto de la conservación y restauración del patrimonio de carácter religioso, “un patrimonio vivo, asociado al culto y la funcionalidad”. Además, explicó las cuatro acciones adoptadas por el IAPH: actuar mediante estrategias conservativas, adoptar medidas preventivas, asesorar técnicamente las intervenciones y difundir los resultados.

Por su parte, Juan Jesús López-Guadalupe, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Granada, abordó la función de la imagen sagrada, concretamente la escultura procesional. Hizo un recorrido histórico por esta figura y puso el acento en el valor pedagógico de las imágenes. Al respecto, defendió que “la imagen procesional debe estar dotada de unas singulares características visuales que la diferencian de otras representaciones sagradas, porque la pública contemplación va a determinar su composición, su acabado y su expresión”. El ponente concluyó su intervención afirmando que “la imagen procesional está indisolublemente unida a la piedad popular y también sirve de elemento de cohesión social, porque construyen una identidad”.

Francisco Montes, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, cerró el turno de intervenciones con una disertación sobre los intercambios devocionales entre Andalucía y América. Puso en valor el estrecho contacto que existe entre la Virgen de la Antigua y los

países iberoamericanos, y enumeró algunas devociones iberoamericanas que llegaron a tierras andaluzas.

“Defender a las hermandades es ser pueblo de Dios”

‘La inserción de la piedad popular en la Iglesia local’ fue la ponencia que dictó Darío Vitali, profesor de Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, una disertación basada en el ofrecimiento de “tres rosas”, la primera de ellas es la Iglesia, la segunda las hermandades y la tercera la Virgen María. Sobre la Iglesia, utilizó una imagen para profundizar en su reflexión: “Cuando se habla de una catedral se dice que es la iglesia madre. La majestad y belleza de este templo (Catedral de Sevilla) es la imagen de la identidad sevillana y andaluza, que serían solo muros sin el pueblo de Dios que aquí se reúne y habita; qué impresión tan negativa cuando las iglesias se transforman en monumentos”, apuntó. Subrayó la necesidad de que todos concedan importancia a “la vida litúrgica de la diócesis en torno al obispo”, y recordó que estos son “principios de unidad de una Iglesia, lo dice la liturgia, la Teología y el Derecho Canónico”.

“El pueblo de Dios no se puede equivocar en la fe cuanto cree, pero no una o dos personas, sino la totalidad de los creyentes, porque el Espíritu actúa, es lo que llamamos Sensus Fidei”, por tanto, “defender las hermandades es ser pueblo de Dios, parte de esta forma de comunión y de relación”. Admitió que le impresiona el número de las hermandades, y afirmó que se trata de (Continúa en la siguiente página)

Arriba, a la izq. instante de la ponencia del profesor Darío Vitali; A la dcha., el cardenal Marcello Semeraro durante su intervención en el Congreso. Debajo, a la izq., mesa redonda 'Arte y estética'; a la dcha., monseñor Bernardito Aúza durante su homilía.

(Viene de la página 11) “una realidad viva donde se puede crecer en la fe”.

Cardenal Semeraro: “Los ritos tradicionales pueden convertirse en valiosas catequesis”

La jornada vespertina, ya en la nave del Crucero, comenzó con la ponencia del cardenal Marcello Semeraro, quien, aludiendo al papa Francisco, afirmó que “la piedad popular es el sistema inmunitario de la Iglesia”. “La piedad popular siempre nos hace encontrarnos con la carne de Cristo”, añadió. A continuación, planteó hasta qué punto la piedad popular puede ayudar a la Iglesia a “defenderse del problema de la insignificancia social”. Y explicó que puede anunciar a Jesús “con un efecto multiplicador”, hasta actuar como “un verdadero altavoz de evangelización”. El ponente se refirió a las representaciones de Semana Santa o el ejercicio del Via Crucis para explicar que “es precisamente allí donde convergen diversas expresiones características de la espiritualidad cristiana”. “No cabe duda de que, si se realizan con devoción y dignidad cristiana, los ritos tradicionales pueden convertirse en valiosas catequesis”, subrayó.

La piedad popular, una forma de inculturación de la fe

Más adelante señaló que es posible notar una diferencia entre las formas de expresión de la piedad popular y las formas de la sagrada liturgia: “mientras que estas últimas conciernen a toda la Iglesia, las expresiones de la piedad popular no conciernen a todo el pueblo, ¡sino a un pueblo!”. “La consecuencia es su variedad, una diversidad ligada a la cultura, a la historia, a la vida colectiva, al lenguaje de los símbolos y al cuerpo de una colectividad específica”. El ponente advirtió también del riesgo de caer en lo que Francisco llama “una vana sacralización de la propia cultura, con lo que podemos mostrar más fanatismo que auténtico fervor evangelizador”. Para evitar eso, propone conectar la piedad popular con la vida litúrgica de la Iglesia.

Entrando ya de lleno en el tema de su ponencia, afirmó que “si en toda religión hay expresiones populares, hay que admitir, sin embargo, que en el ámbito cristiano lo que colorea la expresión cultural de la fe impresa en el corazón de los fieles es el misterio de la Encarnación”.

“Cristo está siempre presente en su Iglesia, y de modo especial en las acciones litúrgicas”, por eso, “al loable empeño por inculturar la liturgia debe corresponder siempre, como elemento equilibrador, el de vincular siempre la piedad popular con la vida litúrgica”.

Aclaró que “mientras los sacramentos son necesarios para vivir en Cristo, las formas de piedad popular pertenecen al ámbito de lo facultativo”. Por eso, “es imprescindible que se dé preeminencia a la participación en la Misa dominical, al sacramento de la Penitencia, a la oración litúrgica y al año litúrgico sobre cualquier manifestación devocional”. En la parte final de su ponencia, el cardenal Semeraro trató la caridad como “obra primordial” de las hermandades. Regresando al magisterio de los Obispos del Sur de España, se felicitó porque “la práctica de la caridad cristiana es uno de los valores más profundamente vividos en vuestras comunidades”. Y concluyó con un deseo: “que vuestra pertenencia a una hermandad sea una pertenencia por amor”.

“El Papa apoya grandemente vuestra piedad como una manera legítima de vivir la fe”

El nuncio apostólico en España, monseñor Bernardito Auza, presidió la Eucaristía al final de la jornada, con la imagen de la Virgen de Setefilla, patrona de Lora del Río, en el Altar del Jubileo. Durante la homilía, explicó que “lo que nos dice el Señor es algo que está presente y debe revivirse en la religiosidad humilde y sin complicaciones teológicas”, es decir, “lo sencillo es lo más hermoso”.

Por otra parte, remarcó que las corporaciones tienen “una dimensión cultural como hecho social, pero en ella dais testimonio de la fe ante los hombres de hoy, y revierte en un apoyo a las exigencias de una sociedad sana y favorece la comunión eclesial en la vida de los pueblos con un importante nivel participativo”. Finalmente, insistió en que “el papa Francisco apoya grandemente vuestra piedad como una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia y una forma de ser misioneros”.

Las hermandades, un magnífico y eficaz antídoto contra el secularismo

El viernes 6 de diciembre se pronunciaron tres ponencias de alto nivel. La primera de ellas a cargo del cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, sobre la importancia de la formación para dar razón de la esperanza. El ponente, que fue presentado por el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, comenzó su reflexión con un debate lingüístico, señalando que cuando una palabra desaparece del léxico de una época se puede pensar que ya ha dejado de ser significativa o se ha vuelto innecesaria. “No es el caso de las palabras hermandad y piedad, aunque su uso haya perdido parte de su frecuencia y centralidad en lo cotidiano”. En este punto se dirigió a los congresistas para agradecerles su “inconformismo cultural”.

El cardenal puso de manifiesto la existencia de una fuerte crisis antropológica: “Hoy estamos llamados, como generación, a preguntarnos qué es el ser humano, y a esta pregunta la Iglesia está llamada a responder con convicción”.

La segunda mesa redonda de este tercer día del congreso corrió a cargo del sacerdote Francisco Martínez, deán de la Catedral de Jaén bajo el título ‘Memoria fraternitatis. Culto, caridad y evangelización como expresión de fe y devoción en la historia de la Iglesia’, presentado por el profesor de la Universidad de Sevilla, José Leonardo Ruiz. Martínez destacó tres líneas que convergen en el nacimiento y desarrollo de las cofradías, “vínculo comunitario, amor a Dios y caridad para con los hombres. Con ello tenemos los rasgos primordiales de estas asociaciones”. Su deseo, como broche de su ponencia, “es que el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular y, el ya cercano Jubileo de la Esperan-

za, sean para nuestras cofradías, por decirlo con palabras del papa Francisco, un renovado impulso para que, como toda la Iglesia, las hermandades se dejen animar por el Espíritu Santo y caminen abiertas a los signos de los tiempos y a las sorpresas de Dios, y construyan así, nuevas y bellas páginas de la memoria fraternitatis con ‘evangelicidad’, es decir, caminando tras las huellas de Cristo; ‘eclesialidad’, entendida como caminar juntos; y ‘misionariedad’, o sea, caminar anunciando el Evangelio”. «La piedad popular omo lugar teológico»

‘La religión católica popular: Expresión inculturada de la fe cristiana’, fue el título de la ponencia pronunciada por el sacerdote Carlos María Galli, presbítero de la iglesia de Buenos Aires. Citando Evangelii Gaudium 126, subrayó que “las expresiones de la piedad popular tienen mucho que enseñarnos y, para quien sabe leerlas, son un lugar teológico al que debemos prestar atención, particularmente a la hora de pensar la nueva evangelización, porque la teología debe aprender, profundizar, sistematizar las expresiones de la piedad católica popular que representan el sentido de la fe cristiana”. Su reflexión teológica se articuló en tres momentos: La piedad católica popular como una expresión de la religión cristiana en una cultura, que se nutre del

sentido de la fe del conjunto de los fieles; y constituye un lugar eclesial para pensar una teología teologal e inculturada.

Para Galli, “el cristianismo popular atraviesa la historia de la Iglesia y marca la fisonomía del catolicismo latino, ibérico e hispanoamericano. En América Latina la revalorización de la piedad popular comenzó entre las conferencias episcopales de Medellín (1968) y Puebla (1979), y se manifestó a nivel mundial en el Sínodo de los Obispos de 1974 sobre la evangelización del mundo contemporáneo”. Galli puntualizó que “los laicos participan de la función profética de Cristo y de toda la Iglesia y aportan al discernimiento orante desde sus carismas y competencias”. A lo largo de su disertación, acentuó que “el Papa mira, valora y quiere a la Virgen como la mira, la valora y la quiere un cristiano sencillo. El amor al pueblo implica valorar y aprender de su fe encarnada y de su amor filial”. En definitiva, “una teología inculturada busca concretar el desafío lanzado por el Concilio Vaticano II al pedir que en las iglesias locales se indague por qué caminos puede llegar la fe a la inteligencia teniendo en cuenta la filosofía o la sabiduría de los pueblos”.

Liturgia, historia y derecho

La mañana del viernes 5 de diciembre, tuvo lugar la segunda mesa redonda ‘Liturgia, historia y derecho’ moderada por Manuel García, profesor de la Universidad de Sevilla. Es esta ocasión intervinieron Martín Serrano, profesor titular de la Universidad de Sevilla; Gonzalo Guzmán, director de la revista PHASE; Fermín Labarga, sacerdote de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, y Silvia María Pérez, profesora de la Universidad Pablo de Olavide. La disertación de Martín Serrano versó sobre las ‘Cofradías y Derecho en el siglo XXI: ¿Hacia un cambio de paradigma?’. Serrano ha desempeñado su labor docente e investigador en la Facultad de Derecho, en el Departamento de Ciencias Jurídicas Básicas, área de conocimiento de Derecho Romano de la Universidad de Sevilla. Seguidamente, tuvo la palabra el sacerdote Gonzalo Guzmán, quien desarrolló una intervención sobre la ‘Liturgia y la piedad popular. Un caso serio’. Durante su alocución manifestó que “la relación entre la liturgia y la piedad popular es definitivamente compleja para la teología que ha existido desde los primeros siglos. La piedad popular con sus multifacéticas manifestaciones hace verdadera explosión. Ante una liturgia separada del pueblo ésta se transformó en el gran elemento espiritual celebrativo, entre la liturgia

y la piedad popular es posible reconocer algunas contradicciones, las más complejas de todas son aquellas teológicas”.

Cofradías penitenciales

Por su parte, el sacerdote Fermín Labarga platicó sobre ‘El nacimiento de las primeras cofradías penitenciales españolas’. En su disertación manifestó que “las cofradías de penitencia son el resultado de una serie de fenómenos que convergen en el siglo XVI, un periodo crucial para la Iglesia Católica en el que tiene que promover una reforma interna de hondo calado y amplitud”. Mujeres y hermandades

Silvia María Pérez, pronunció una ponencia titulada ‘Mujeres y hermandades desde la Edad Media hasta la actualidad’. Enfatizó que “en la mayoría de las grandes religiones las mujeres han tenido un trato diferente al de los hombres con los que comparten creencias”. Pero hubo excepciones que permitieron a las

mujeres medievales tener un papel más amplio a pesar de las limitaciones. “Una opción que tenían las mujeres de finales de este periodo para ampliar sus creencias personales, sus prácticas religiosas y su individualidad era pertenecer a una cofradía”.

Experiencias de amistad civil, social y fraternidad universal

El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Luis Argüello, presidió la Eucaristía ante la imagen de la Virgen de Consolación, patrona de la localidad de Utrera la noche del viernes 6 de diciembre. La misa, que se celebró en el altar del Jubileo de la Catedral de Sevilla, cerró la tercera sesión del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular.

En su homilía, el arzobispo de Valladolid se dirigió a la asamblea para destacar que “hacéis que resuene con especial fuerza la Iglesia, como asamblea de llamados, como pueblo que peregrina y viene aquí a este cenáculo”. Saludó de forma especial a los fieles procedentes de Utrera, “que ofrecéis el regalo de la Virgen y madre de Consolación”, y en alusión a la lectura del Evangelio, ahondó en el término ‘tocar’, que “une liturgia y lo que vivimos en la devoción popular”. En este contexto, afirmó que “mirando al Señor y a la Virgen, sentimos cómo su mirada no solo se dirige a nosotros en la distancia, sino que también nos toca, y al tocarnos nos salva”.

La cuarta jornada se centra en la dimensión pastoral y caritativa de la piedad pastoral

La cuarta jornada del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular comenzó con una conferencia online del filósofo francés Fabrice Hadjadj sobre la relación entre la piedad popular y la superstición.

Durante su ponencia disertó sobre la expresión ‘religiosidad popular’, que “conduce automáticamente a distinguir la religiosidad de la religión. La religión -sin duda- sigue ahí, pero se ha vuelto borrosa, más afectiva que efectiva y se acomoda fácilmente a ciertos residuos llamados paganos con peligro de sincretismo”, apuntó. Pero -se cuestionó- “a qué se opone el adjetivo popular, en qué consistiría una religión no popular”. El ponente se contestaba a sí mismo indicando que “se trataría de una religión elitista, sapiente”.

Finalmente, hizo un recorrido por las diferentes culturas para evidenciar las diferencias entre la religiosidad y la superstición. En esta línea, compartió que “el proyecto del hombre cibernético es la superstición 2.0, de ahí el deslizamiento de la religiosidad a la irreligión popular y la sustitución del rosario por el smartphone”. Como propuesta, instó a los filósofos a “desmitologizar, pasar de lo sensacional a lo racional, despojar a la religión de sus prendas populares para hacerla aparecer en su pureza sistemática”.

Dimensión social de la religiosidad popular

A esta ponencia le siguió la tercera mesa redonda de este congreso que abordó la dimensión pastoral y social de la piedad popular desde distintas perspectivas. La primera visión de este fenómeno llegó desde la aldea almonteña del Rocío. El presidente de la Hermandad Matriz, Santiago Padilla, repasó varios hitos y personajes destacados de la historia rociera y analizó la incidencia de los avatares políticos y sociales en el fenómeno rociero. Una vez contextualizado, reflexionó sobre cómo “nuestra tierra hace mucho tiempo que se convirtió en una tierra de misión”. Por ello abundó en la necesaria

comunión, la formación, el uso “planificado y cuidado” de las redes sociales, el proceso de admisión de nuevos hermanos, el culto a Dios a través de los titulares, el cuidado de las celebraciones y “cuidado con la banalización de los lugares de culto”.

Por su parte, José Jaime Brosel, rector de la Iglesia Nacional Española Nuestra Señora de Montserrat en Roma, abordó la relación entre piedad popular y evangelización. Al respecto, señaló que es importante mantener “una postura pastoral equilibrada” y que el primer criterio es la caridad pastoral: “Es necesario acercarse a ella con la mirada del buen pastor, que no busca juzgar sino amar”. Al término de su intervención advirtió del problema de la indiferencia religiosa, y afirmó que la evangelización “no puede desaprovechar la riqueza expresiva de las manifestaciones de piedad popular”. La tercera intervención de la mesa redonda correspondió a la profesora de la Universidad San Pablo CEU, Milagrosa Romero, que abordó el reformismo ilustrado ante la dimensión pastoral y social de las cofradías. La ponente se detuvo en los aspectos asistenciales que se plantearon en relación con la reforma de la beneficencia, como fue la creación de un sistema público de asistencia, y recordó los excesos regios con ocasión de celebraciones religiosas, al margen de una normativa general. La mesa redonda concluyó con la ponencia de Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas España, que analizó la evolución de la dimensión social de la Iglesia. Lo resumió en tres retos: la sinodalidad, la diversidad y la solidaridad interna y externa. “Estos tres retos se deben a la continua evolución y a los cambios que se producen en la sociedad”, explicó. Asimismo, afirmó que la piedad (Continúa en la siguiente página)

A la izq. imagen de Fabrice Hadjadj en un instante de su ponencia; Dcha., mesa redonda 'Dimensión pastoral y social'.

A la izq. ponencia de una hermana de la Cruz; A la dcha., monseñor José Mª Gil Tamayo preside la Eucarístía del día 7 de diciembre.

(Viene de la página 15) popular ofrece un espacio de acogida para los últimos y los más vulnerables; habló de una Iglesia “verdaderamente inclusiva y solidaria”, y destacó cómo las hermandades son “espacios privilegiados para la creación de verdaderas comunidades cristianas”. Una ponencia de la hermana de la cruz

La última ponencia del congreso fue pronunciada por una hermana de la cruz, presentada por monseñor Teodoro León, obispo auxiliar de Sevilla. La conferencia, que había creado gran expectación entre los asistentes, comenzó asegurando que “no hay mejor manera de evangelizar que cumpliendo el mandato de Jesús: «Amaos unos a otros como yo os he amado». Esto implica que la Iglesia, Pueblo de Dios, tiene como ley fundamental la ley del amor, amor a Dios y amor al prójimo según el mandamiento nuevo que nos dejó el Señor”. Con esta aportación, confesó la religiosa que dio lectura a la ponencia, las hermanas de la cruz “deseamos que podamos contribuir modestamente a fomentar y a estimular en todos las actitudes de gratuidad, de participación y de responsabilidad y solicitud solidaria en favor de los pobres de hoy y las nuevas pobrezas. Y especialmente para motivar la colaboración en el proyecto de la Obra Social de este Congreso, que tiene como fin apoyar el trabajo que se realiza desde los proyectos de atención en la calle a personas sin hogar”.

En primer lugar, la religiosa disertó sobre “los pobres de hoy y las nuevas pobrezas”. Si bien, se detuvo especialmente en la “pobreza espiritual, menos visible pero más honda”. Al respecto, aseguró que “los pobres también están necesitados de nuestra solicitud espiritual”. En la segunda parte, la hermana de la cruz expuso los fundamentos de la actividad caritativa y social en la Iglesia, destacando cinco: teológico, cristológico, pneumatológico, eclesiológico, escatológico. Y finalmente reflexionó sobre cómo la Iglesia debe ejercer su servicio a los pobres, ya que, para la Iglesia, “la caridad no es una especie de actividad de asistencia social que también se podría dejar a otros, sino que pertenece a su naturaleza y es manifestación irrenunciable de su propia esencia”.

En esta parte final, también centró su reflexión en cómo las hermandades viven su misión ante los pobres, “res-

pondiendo con creatividad y valentía a las necesidades de nuestro tiempo”. Concretamente, distinguió entre caridad, solidaridad y acción social. La primera, dijo, es una virtud teologal que “radica en la persona, no en las organizaciones. Por ello, la misión que propone la Iglesia a las hermandades es fomentar la caridad en los hermanos”. Por otro lado, describió la solidaridad como “la conciencia de estar vinculado a los demás y a Dios, de sentirse vinculado a las necesidades de los demás, y la decisión de actuar en coherencia con esa mutua vinculación. Se presenta, por tanto, como virtud moral”. En tercer lugar, habló de la acción social de las hermandades: “Las actividades que realizan para gestionar y distribuir los recursos materiales obtenidos a partir de la generosidad de sus hermanos y de las actividades que cada hermandad realiza para obtener recursos”. Si bien, advirtió que “la acción social no es un fin es sí mismo, las hermandades no son entidades filantrópicas, es la manifestación externa del ejercicio de la caridad por parte de los hermanos y expresión de su solidaridad”.

La religiosa concluyó su ponencia siguiendo el carisma de su madre fundadora, recordando que “en el servicio a los pobres, en todas sus dimensiones, es donde se proyecta nuestro destino eterno”.

El arzobispo de Granada preside la misa

La Eucaristía del cuarto día del congreso fue presidida por el arzobispo de Granada, monseñor José María Gil Tamayo, ante la imagen de la Virgen de los Reyes, patrona de la Archidiócesis de Sevilla, en el altar del Jubileo de la seo hispalense.

Durante su homilía, monseñor Gil Tamayo reflexionó sobre cuatro aspectos centrales para los cristianos: “Confesar la fe divinamente revelada a través de la cual los hombres llegamos a la Salvación, celebrar los sacramentos que nos comunican la gracia divina, anunciar a la tierra la Buena Noticia de que Dios nos ama en Cristo y que ha vencido la muerte y, a través del Espíritu nos hace participar de su vida inmortal”.

Monseñor Saiz Meneses: “La piedad popular está llamada a proponer una renovación de la mirada”

Con la patrona de Sevilla y su Archidiócesis, la Virgen de los Reyes, en el altar del Jubileo, monseñor José Ángel Saiz Meneses presidió la misa de clausura del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción. Entre las autoridades civiles se encontraban el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, miembros de la corporación municipal y la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo.

“María, faro luminoso y perpetuo de esperanza”

En su homilía, el arzobispo presentó a la Virgen como “un signo evidente de la nueva creación”. Monseñor Saiz Meneses afirmó que “la gracia de Dios encontró en María no solo una acogida, sino también una cooperación libre y plena, que hizo de ella la Madre de Dios y, de este modo, la primera discípula de Cristo. En su Inmaculada Concepción -añadió- María se erige en el faro luminoso y perpetuo de esperanza, en el corazón de la fe cristiana”. Señaló que, en pleno Adviento, este es “un mensaje de esperanza para nosotros”. Así, “Ella es verdaderamente la Estrella de la mañana, la señal segura de que el amanecer de la salvación romperá la noche del pecado y, como en la primera creación, la luz emergerá por voluntad divina, apartando las tinieblas, y permitirá que nuestros ojos, purificados de toda oscuridad, puedan ver a Dios”. “Violencia de la imagen”

A continuación, el arzobispo aludió a la “tiranía que nos oprime desde los teléfonos móviles y tablets, o desde el ordenador personal y la televisión, y que distorsiona nuestra percepción del mundo, de nosotros mismos, de los demás, e, incluso, de Dios”. En este contexto, aclaró el arzobispo, “los modelos de bondad y de verdad se diluyen y ceden ante el impacto absorbente de la imagen. La propia belleza, que conduce a Dios, se puede manipular, se puede retorcer y degradar”, y subrayó hasta qué punto las herramientas de inteligencia artificial, “lejos de remediar este problema, han añadido una mayor presión tecnológica”. Como consecuencia, “cada vez parecemos menos capaces de abrirnos al verdadero asombro del corazón y de la mirada, a la contemplación”.

El arzobispo de Sevilla desarrolló esta idea, advirtiendo que también queda afectada la dimensión espiritual: “Podemos crear, recibir y compartir imágenes piadosas, pero a la vez descuidar nuestra relación personal con el Señor y con su Santísima Madre. Y mientras tanto, vamos saltando de un chat a otro, de un like a otro, de un vídeo a otro”.

“Proponer una renovación de la mirada”

En este contexto, recordó que la piedad popular está llamada a asumir un reto fundamental: “Proponer una renovación de la mirada”. “La mirada invisible (del Señor) se cruza con nuestra mirada y la sostiene, y nos reclama amor, y exige que levantemos los ojos hacia Él, para que veamos al Padre”, explicó. En esa línea, aseguró que “ante las imágenes de nuestra devoción, nos sentimos mirados, porque no son meras pantallas, sino que en ellas es Dios mismo quien cruza su mirada con la nuestra, hasta el punto de que somos vistos por el Señor”.

En la parte final de su homilía, reiteró que el congreso internacional “nos ha mostrado que la gran contribución actual de la piedad popular a la misión de la Iglesia consiste en una audaz renovación de la mirada”. De este modo, las hermandades “deben llevar la esperanza de un cruce de miradas, deben propiciar un encuentro de miradas en el que somos vistos por el mismo Dios y por el que nuestro corazón recibe el impacto de su presencia misericordiosa que sana nuestro modo de ver a Dios, de ver el rostro de los otros y de ver la realidad del mundo”.

El arzobispo impartió la bendición a todos los presentes y, siguiendo la tradición, los seises de la Catedral de Sevilla bailaron en el Altar del Jubileo.

Una histórica procesión puso el broche de oro al II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular

“Pasará mucho tiempo para volver a vivir una procesión extraordinaria como la que tuvimos la enorme fortuna de presenciar en este histórico 8 de diciembre de 2024”. Estas fueron las palabras del presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de la ciudad de Sevilla, Francisco Vélez, al concluir la procesión de clausura por su recorrido oficial.

Fue una fría jornada de diciembre, pero no fue este un impedimento para que todos los sevillanos y miles de visitantes recuerden lo vivido como algo histórico y que perdurará en los anales de la ciudad y de las ocho hermandades participantes: La Virgen de los Reyes, el Gran Poder, la Virgen de Setefilla de Lora del Río, la Virgen de Valme de Dos Hermanas, la Virgen de Consolación de Utrera, el Cristo de la Expiración del Cachorro y las Esperanzas de Triana y la Macarena dejaron una huella imborrable para la memoria de todos los cofrades y de la religiosidad y piedad popular según la vive Sevilla y su provincia.

Todo comenzó a las cuatro de la tarde, cuando se abrió la Puerta de los Palos de la Catedral hispalense y la Cruz Alzada de la patrona de Sevilla cruzaba el dintel de la Seo. Así fueron consecutivamente saliendo para recorrer un itinerario oficial que discurrió por la Plaza Virgen de

los Reyes, Plaza del Triunfo, Santo Tomás, Avenida de la Constitución, Puerta de Jerez, Almirante Lobo y Paseo de Colón.

En total, más de seis horas de procesión por este recorrido que nos dejó momentos e imágenes para la historia, como a la Virgen de los Reyes presidiendo el palco de autoridades delante de la Puerta del Príncipe de la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería (palco que presidió el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, junto al nuncio y arzobispo filipino Bernardito Auza; el presidente del Consejo de Hermandades de Sevilla, Francisco Vélez; el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno; y el alcalde del Ayuntamiento de Sevilla, José Luis Sanz. También se recordará el paso del Señor del Gran Poder bajo la Torre del Oro en el silencio de la tarde cuando caía por el Paseo de Colón. O a la Virgen de Setefilla y todos los rezos y ‘vivas‘ de

sus devotos loreños. El legado del rey san Fernando de cruzaron frente a frente cuando la Virgen de Valme se detuvo frente a la Virgen de los Reyes. El pueblo de Utrera, por su parte, trajo el amor y enorme fervor a su Virgen de Consolación por las calles de Sevilla. La imponente talla del crucificado de la Expiración del Cachorro bajo los sones de una banda de música por el entorno del río o por calles del barrio de Triana inusuales en su anual recorrido. Y como cabía esperar, el fervor que arrastran dos dolorosas como son la Esperanza de Triana y la Esperanza Macarena cuando pasan por delante de nuestros ojos.

Una procesión de clausura a la altura de un congreso que comenzaba el miércoles 4 de diciembre, que se desarrolló con un enorme éxito y que finalizó cuando la Esperanza Macarena, que el martes recibió la Rosa de Oro del papa Francisco, entraba en su basílica cuando los relojes sobrepasaban las cinco de la madrugada.

Lo vivido durante esta semana en Sevilla será muy difícil de olvidar y solo quedar dar gracias a Dios y a la Santísima Virgen María por todos los frutos recogidos tras la celebración del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular.

MONSEÑOR JOSÉ DOMINGO ULLOA, OSA, ARZOBISPO METROPOLITANO DE PANAMÁ

“Me emociona ver el rostro de las personas cuando a través de los titulares de sus hermandades descubren el amor de Dios”

Monseñor José Domingo Ulloa, OSA, arzobispo metropolitano de Panamá, encabezó la delegación panameña en el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, compuesta por cinco personas. Según explicó, “Sevilla es como nuestra hermana mayor. No podemos olvidar que la primera diócesis en tierra firme está en Panamá, bajo la advocación de Santa María de la Antigua, y que hemos tenido el gran privilegio de que precisamente nuestra patrona haya podido participar en este evento”, formando parte de la exposición ‘Sedes Hispalensis: Fons Pietatis a Catedral De Sevilla, Fuente de Piedad’, organizada por el Cabildo.

¿Cómo surge la idea de participar en el congreso?

Desde el primer instante, cuando el arzobispo de Sevilla hace un año nos habló de este congreso, inmediatamente vimos la importancia de participar. Hay que tener en cuenta que muchas de las tradiciones sevillanas se trasladaron al nuevo mundo hace siglos y también nosotros, desde hace una década, hemos estado recuperando la Semana Santa un poco al estilo -podemos decirsevillano. Entonces pensamos, ¿qué mejor escuela que ir allí donde ha surgido todo? Por eso agendamos estos días tan especiales para participar en el congreso. ¿Qué se llevan de este evento internacional?

Creo que lo más importante es que los participantes van a divulgar todos los contenidos aquí vistos. La gran riqueza de todo lo que se ha expuesto aquí tenemos que irla trabajando en nuestras cofradías, con nuestros grupos, etc. También considero que se ha aportado un gran material a nivel eclesial para poder reflexionar sobre la importancia de la religiosidad popular y saber acompañarla, incluso para reivindicar el papel que la religiosidad popular tiene en nuestros pueblos.

Por otra parte, me parece interesante destacar que aquí se ha dejado claro que las cofradías actúan en nombre de la Iglesia. Y es importante señalarlo porque a veces pareciera -desde fuera- que son entes ajenos. Sin embargo, en el congreso se ha dado a conocer esta realidad en plenitud. Y es que la Iglesia está presente en las hermandades y cofradías, ofrecen su propio método de evangelización y también tienen toda una proyección social. No nos podemos quedar con que las cofradías se preparan simplemente para procesionar en Semana Santa, sino que detrás hay un trabajo durante todo el año.

¿Han podido conocer la vida de una hermandad de primera mano?

Sí, hemos estado conversando mucho con la Herman-

dad de la Antigua y hemos aprovechado este tiempo para ir visitando las diversos pasos e iglesias donde están algunas imágenes significativas. A mí me emociona mucho no solo ver la belleza de estas imágenes, sino el rostro de las personas cuando a través de los titulares van descubriendo esa experiencia del amor de Dios en sus vidas.

¿Es la realidad de la piedad popular panameña muy distinta de la que aquí han conocido?

Realmente no, yo creo que se asemejan. A mí me encanta decir que lo hermoso de esta Iglesia Católica es que los usos y costumbres se van expandiendo de una manera sencilla. Al final, a todos nos une la misma experiencia de Dios, pero cada uno la va manifestando de una manera diferente, a través de nuestras formas, nuestros cantos, nuestras costumbres…

En definitiva, me gustaría agradecer y felicitar a la Iglesia que peregrina aquí en Sevilla y reafirmar los lazos de unidad que hay entre la iglesia madre de Sevilla y nuestra iglesia panameña. Esperamos tener pronto por allí a monseñor Saiz, no en vano, nuestra patrona santa María la Antigua será coronada canónicamente y quien mejor para que la corone que el arzobispo de Sevilla.

Congresistas de todo el mundo participan el congreso de hermandades

SEVILLA.- Más de 1.900 personas han participado como congresistas en el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. En torno al 60 % procedían de la propia Archidiócesis de Sevilla, aunque según fuentes de la organización, hubo una representación de “prácticamente la totalidad de las diócesis españolas”, especialmente de la zona del Levante y del resto de Andalucía. Destacó, asimismo, una notable presencia iberoamericana, ya que alrededor de 60 personas ‘cruzaron el charco’ para participar en este congreso, mayoritariamente de México, Guatemala, Ecuador y Honduras. Por otra parte, también se inscribieron congresistas de distintas partes del mundo como Italia, Alemania, Países Bajos, Bélgica, Estados Unidos, Suiza e, incluso, de las Islas Azores. De Guatemala a Sevilla Bernal Díaz es el encargado general -es decir, hermano mayor- de la Hermandad del Señor Sepultado Cristo del Amor de Santo Domingo, en Guatemala, una corporación con más de cuatro siglos de antigüedad, convirtiéndose en el Santo Entierro más antiguo de toda América. Data de la llegada de los españoles a Guatemala y “nuestra responsabilidad es conservar esa herencia que nos han dejado, pero no como una herencia

cultural nada más, sino como una herencia de fe y compromiso cercano a Dios”, explica Díaz, que ha encabezado la delegación guatemalteca en el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, compuesta por 18 personas.

Después de cinco días de ponencias, mesas redondas, celebraciones litúrgicas y convivencia, ha confesado que esta experiencia ha sido “un regalo” y ha destacado especialmente “la profesionalidad y la calidad de las charlas, así como el nivel de los relatores”. Concretamente, “me ha impresionado su capacidad de transformar lo profundo en palabras que nos hacen recapacitar en lo que vivimos día a día como religiosidad popular”. Además, se lleva de vuelta a México la tarea de “no caer en el santerismo y realmente buscar lo que es la religión popular, ese encuentro con Dios, con nuestro Salvador, en este camino marcado por la Iglesia que es en el que debemos profundizar”.

De estos días también agradece los encuentros “con otros hermanos que nos alientan a seguir en este caminar, porque sabemos que no estamos solos”. En estos ratos de convivencia, también se va “impresionado por la hermandad y la unidad que nos han transmitido”.

México, la delegación más numerosa

Francisco Javier Molina es un sacerdote diocesano que misionó en México durante más de 30 años. Sus lazos con aquel país se mantienen, y también muchas amistades, por eso ha organizado una peregrinación a España de 30 personas cuyo culmen ha sido el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular.

Se trata de la delegación extranjera más numerosa de las que han participado en este encuentro internacional. Según explica Molina, a los congresistas mexicanos “les ha encantado. Es una belleza y una suerte la que tenemos aquí en Sevilla de mantener estas manifestaciones de religiosidad popular”. Asimismo, ha destacado la oportunidad que han tenido de “compartir con algunas hermandades de Sevilla y ver de cerca esa vivencia y la práctica de la religiosidad popular”.

En esta línea se expresaba Benito, uno de los congresistas mexicanos, cuando aseguraba que “todo es precioso y las pláticas magníficas”. De esta experiencia se lleva “lo que es la hermandad, las cofradías y las ganas de impulsarlas en México para poder transmitir estos valores a los chiquillos y a los más jóvenes”.

A la izq., congresistas de Guatemala en la iglesia de San Gregorio; A la dcha., mexicanos junto a la imagen de la Virgen de Guadalupe, en la capilla del Rosario de la Hermandad de las Aguas.

Lecturas del Domingo -15 de diciembre -

Primera lectura Sofonías 3, 14-18a El Señor exulta y se alegra contigo

Alégrate, hija de Sión, grita de gozo Israel; regocíjate y disfruta con todo tu ser, hija de Jerusalén.

El Señor ha revocado tu sentencia, ha expulsado a tu enemigo. El rey de Israel, el Señor, está en medio de ti, no temas mal alguno.

Salmo responsorial Isaías 12, 2-3. 4bcd. 5-6

Aquel día se dirá a Jerusalén: «¡No temas!, ¡Sión, no desfallezcas!».

El Señor, tu Dios, está en medio de ti, valiente y salvador; se alegra y goza contigo, te renueva con su amor; exulta y se alegra contigo como en día de fiesta.

R./ Gritad jubilosos, porque es grande en medio de ti el Santo de Israel

- «Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación». Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

- «Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso»

- Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: porque es grande en medio de ti el Santo de Israel.

Segunda lectura Filipenses 1, 4, 4-7

El Señor está cerca

Hermanos: Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos.

Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada os preocupe; sino que, en toda oca-

Evangelio según san Lucas 3, 10-18

En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «¿Entonces, qué debemos hacer?».

Él contestaba: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».

Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: «Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?».

Él les contestó: «No exijáis más de lo establecido».

Unos soldados igualmente le preguntaban: «Y nosotros ¿qué debemos hacer?».

Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis

sión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».

Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».

Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.

Evangelios en Lengua de Signos Española

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Las lecturas giran en torno a dos temas aparentemente distintos, la alegría y la conversión: la conversión a la que el Bautista exhorta para preparar la venida del Mesías, y la alegría por ser ya tercer domingo de Adviento, domingo de «Gaudete» («¡Alegraos!»).

Invitan a la alegría tanto Sofonías como Isaías y san Pablo. El profeta Sofonías estimula a Jerusalén, la hija de Sion, a una alegría desbordante. No escatima en sinónimos: alegrarse, regocijarse, disfrutar, gozar. La fuente de tanto gozo no es un bien material, sino una relación amorosa: «El Señor se alegra y goza contigo». Frente al resto de rivales, solo el Señor permanece como su rey amante, ¿hay motivo de mayor gozo? La tradición cristiana ha leído estos versos como dirigidos a María, la «hija de Sion», animada a alegrarse por el próximo nacimiento de su hijo. También el profeta Isaías (salmo de hoy) da gracias pues Dios lo ha salvado de un castigo merecido. Su alegría es tanta que invita a todos los habitantes de Sion a gritar de júbilo con él. Asimismo, san Pablo dice a los filipenses: «Alegraos siempre

Apuntes para orar con la Palabra

en el Señor, os lo repito, alegraos». Sus palabas debieron sonar paradójicas pues él estaba encarcelado cuando escribió esta carta. Pero nadie le podían quitar la paz de saber que «el Señor está cerca». Esta convicción basta para que la alegría se aloje pacíficamente en su corazón.

Juan el Bautista en el Evangelio tiene palabras más punzantes. A la predicación del juicio inminente, sus oyentes le preguntan: «¿qué debemos hacer?». Es la misma pregunta que la gente dirige a Pedro tras su predicación de Pentecostés (Hch 2,37). Juan responde de manera exigente: compartir con el pobre, ser rectos y honestos. Todos deben enmendarse para preparar la venida del Señor.

La actitud de la alegría y el movimiento de la conversión, en fin, no son realidades tan diversas. El que encuentra el tesoro no puede por menos que, «lleno de alegría», venderlo todo para comprar el campo (Mt 13,44). El futuro se aproxima, todo debe estar preparado ¿se alegrará también el lector?

1. Juan el Bautista urge a publicanos, soldados y demás conciudadanos a cambiar de vida. ¿Qué conversión concreta te pide el Señor en este adviento? (Lucas 3,10-14).

2. Alégrate de saber que el Señor se goza contigo y te quiere como un amante a su esposa (Sofonías 3,17).

3. ¿Eres capaz de relativizar tus problemas cotidianos y vivir en paz sabiendo que el Señor está cerca? (Filipenses 4,4-7).

Lecturas de la semana

Domingo 15

Domingo III de Adviento

Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Saiz Meneses

Lunes 16

Num 24, 2-7. 15-17a; Sal 14; Mt 21, 23-27

Martes 17

Gen 49, 1-2. 8-10; Sal 71; Mt 1, 1-17

Miércoles 18

Jer 23, 5-8; Sal 71; Mt 1, 18-24

Jueves 19

Jue 13, 2-7. 24-25a; Sal 70; Lc 1, 5-25

Viernes 20

Is 7, 10-14; Sal 23; Lc 1, 26-38

Sábado 21

San Pedro Canisio, presbítero y doctor de la Iglesia

Cant 2, 8-14 o Sof 3, 14-18a; Sal 32; Lc 1, 39-45

Adoración eucarística

Jubileo circular en Sevilla (capital): Días 1416, Parroquia de Señora Santa Ana (calle Padre Eugenio); 17-19, Parroquia de Ntra. Sra. de la O (calle Castilla); 20-22, iglesia colegial del Divino Salvador (Plaza del Salvador).

Diariamente: Capilla de San Onofre (Plaza Nueva), las 24 horas; convento de Sta. María de Jesús (c/ Águilas); Parroquia de la Concepción Inmaculada (c/ Cristo de la Sed); Parroquia de S. Bartolomé (c/ Virgen de la Alegría); Parroquia de las Stas. Justa y Rufina (c/ Ronda de Triana, 2325); Parroquia de la Anunciación de Ntra. Sra. y San Juan XXIII (Pza. S. Juan XXIII), iglesia de San Antonio Abad (c/ Alfonso XII, 3).

Jubileo circular en Écija: Días 15-17, Convento de la Victoria (C. Esperanza); 18-20, Hospitalito. Exposición del Santísimo, a las 17.30 h, con rezo del rosario a la Divina Misericordia y canto de vísperas, a las 18.30 h, en el convento de de la Encarnación-MM Agustinas (Pza. Virgen Reyes).

III SEMANA DE ADVIENTO. III SEMANA DEL SALTERIO (Ciclo C. Impar)

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