Negros y Mulatos en la Villa de León

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NEGROS Y MULATOS

E n la V illa de L eón

Rodolfo Herrera Pérez

H. AY UNT AMIENTO DE LEÓN, GTO. 2021-2024

Mtra. Alejandra Gutiérrez Campos

Presidenta Municipal

Mtro. Jorge Danie l Jiménez Lona

Secretario del H. Ayuntamiento

Lic. Luz Araceli Andrade Cifuentes

Directora General de Archivos

Mtro. Mario Vázquez Cantú

Director del Archivo Histórico

Lic. Ma. del Rosario Martínez Rivas

Coordinadora Administrativa

Lic. Héctor Hesiquio Rodríguez Martínez

Coordinador de Publicaciones

Ing. Guillermo Saucedo Rosas

Diseño y Colaboración

Archivo Histórico Municipal de León

Justo Sierra 216. Zona Centro

PRESENTACIÓN

La publicación denominada “Banamex en León” editada en 1982, dio a nuestra ciudad, el título de “Crisol de Razas”, puesto que metafóricamente, León es el vaso donde se funden varios elementos que nos permite imaginar que en sus primeros siglos de historia sirvió como el lugar donde se fusionaron varias etnias para dar origen a nuestra ciudad. ¿Cuáles fueron esos pueblos? Sin duda, como en todo México: Los americanos, europeos y africanos.

Gracias a los libros del Dr. Mariano González Leal, “León Trayectoria y Destino” y del Cronista Carlos Arturo Navarro Valtierra, acerca de los barrios de León, “San Francisco del Coecillo” y “San Miguel de la Real Corona”, podemos conocer las aportaciones de los dos primeros grupos sociales o etnias

Del tercero (es decir, sobre los africanos), apenas si se les dedican algunas cuantas líneas en las obras mencionadas; existe un breve artículo publicado en el número 67 del “Boletín del Archivo Histórico”, correspondiente al bimestre enero/marzo de 1972, bajo el título “Esclavos Negros en León” en el que Luz Victoria Lozano Valtierra, aborda este tema; y posteriormente la revista “Tiempos”, también del Archivo Histórico, hace referencia en su número 63 (marzo/abril de 2001), sobre los Orígenes del Barrio Arriba, lugar donde se establecieron los mulatos libres.

Durante la época colonial en México, los negros merecieron de gobernantes y cronistas los más duros calificativos: Viles, traidores, ociosos, borrachos , etc., eran, por otra parte, adjetivos comunes en boca de los amos esclavistas que deseaban del negro solo su fortaleza física, más no las manifestaciones de su reacción frente a la esclavitud. En todo tiempo el amo ha querido tener a la mano un esclavo fuerte, pero sin funciones mentales. No debe extrañarnos que durante la época colonial se les considerara como los seres más rastreros, pérfidos e inmorales de la humanidad.

Los calificativos arriba expresados, son a todas luces denigrantes y definitivamente transgresores a la dignidad del ser humano, pero que sin embargo, se acuñaron en el contexto de siglos pasados Adjetivos que se consignan en documentos de la época; no obstante, a más de cuatro siglos transcurridos, desde este espacio reprobamos estas añejas y nocivas prácticas.

En contraste, Lucas Alamán, proclama: “estas castas, infamadas por las leyes, condenadas por las preocupaciones, eran sin embargo la parte más útil de la población.” Pero este juicio sólo fue posible exponerlo cuando el sistema esclavista y el de las castas habían dejado de existir. Por fortuna la gente de color pensaba y sabía defenderse, a su manera y según las circunstancias, fuera por la rebelión o la fuga, la ociosidad o su desempeño, o por hacer bien o mal su trabajo.

No se mal interprete los términos negro y mulato, pues eran comúnmente utilizado durante la época colonial en México, es por eso que en el presente trabajo se presentan, como aparecen en los documentos que sirvieron para desarrollar la investigación.

Hoy, la historia que se escribe es muy distinta, de acuerdo al último Censo de Población y Vivienda realizado hace dos años, es decir, en 2020, en León se contabilizaron 47,366 personas como afroamericanos o afrodescendientes, y al igual que en el pasado, es de vital importancia su aportaci ón a la cultura y economía de la ciudad, así como de su legado histórico y cultural; pero sobre todo merecedores del reconocimiento y protección de sus derechos

Los Esclavos Negros

LOS ESCLAVOS NEGROS…………………………………………...1

La Llegada de los Esclavos al Valle de Señora…………… 1

La cañada de los Negros…………………………………… 3

Por los Negros, León fue Elevado a Alcaldía Mayor 5

Compra-Venta 8

Esclavos Embargados…………………………………… 21

Legislación Sobre los Esclavos 23

EL MESTIZAJE……………………………………………………….31

El Amancebamiento…………………………………………….31

Uniones de Esclavos…………………………………………....33

Uniones de Mulatos…………………………………………….35

Limpieza de Sangre……………………………………….........36

MANUMISIÓN Y REBELDÍA……………………………………….45 Compra de la Libertad……………...…………………………...45

Un negro podía hacer el trabajo de cuatro indios y estaba hecho para vivir en climas tropicales. Solían ser criados de confianza y ejercían todos los oficios y artes mecánicas. Pero lo que en el indio era fragilidad y resignación, en el negro se convertía en audacia y atrevimiento.

La Llegada de los Esclavos al Valle de Señora

En la histórica fecha del 8 de noviembre de 1519 no solamente entraron a la ciudad de México-Tenochtitlán los contingentes europeos de Hernán Cortés, sino t ambién un grupo de africanos que los acompañaban. Las fuentes coloniales documentan al esclavo llamado Juan Cortés, perteneciente al soldado Juan Sedeño, como el primer africano registrado en la Nueva España.1

El africano fue conducido a la Nueva España esclavo, es decir, como bestia de trabajo y en el principio no se llevó con especial cuidado la cuenta de su número. A los seis que asistieron al episodio de la Conquista siguió un número indeterminado que debe de haber sido crecido. Tres años después de consumada la destrucción del Imperio Mexica ya andaban rebelados negros cimarrones en las Zapotecas. Ello no impidió que funcionarios gubernamentales y pobladores vinieran acompañados las más de las veces, a las tierras recién ganadas, por un séquito de esclavos. A estos esclavos domésticos siguieron otros destinados al trabajo de haciendas y trapiches; y cuando se descubrieron las minas durante 1540-1550, en Zacatecas y Guanajuato, la corriente se derivó hacia estas explotaciones. 2

Con el tiempo, el número de negros introducidos como esclavos en la Nueva España aumentó considerablemente. Se calcula que entre 1590 y 1610 entraron tres mil quinientos al año. La baja de indios en las minas y el aumento de los cultivos de caña los hacían indispensables. Entre 1615 y 1622 se introdujeron cerca de treinta mil y se repartieron en todas las provincias. Al mediar el siglo XVII eran ya cerca de cuarenta mil, sin contar los que vivían dispersos, huidos de las plantaciones y minas en lugares apartados. 3

Al correr la segunda mitad del siglo XVI, los españoles obtuvieron concesiones de tierra y establecieron diferentes estancias ganaderas en el Valle de Señora. El Virrey Luis de Velasco le concedió a Juan de Jasso, el 21 de marzo de 1551, la Estancia de Señora -donde ahora se asienta la ciudad de León-; pero años antes, desde 1546, ya poseía la estancia de Comanja. Con el tiempo logró reunir un vasto conjunto de posesiones: El Mezq uital, La Estancia Nueva, La Quebradilla del Zapote, La Loza, El Cuezillo, Los Cuezillos y La Laja, entre otras.

Por el esfuerzo del viejo conquistador, el valle de Señora se fue transformando en un verdadero emporio. A partir de 1546, comenzó a introducir en sus estancias mucha cantidad de reses, ovejas, cabras, caballos y burros. Y también trajo esclavos, para emplearlos en los traba-

CONTENIDO
Trámites Para Alcanzar la Libertad
Bajo el Yugo de la Ley 58 Abolición de la Esclavitud 61 APORTACIONES DE LOS MULATOS……………………….
Cotidiana e Intercambio Cultural……………………. 69
Lenguaje………………………………………………... 70
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La Música y
Bailes………………………………………….
LOS MULATOS LIBRES……………………………………………..91 Fundadores………………………………………………………91 Nuevos Vecinos 93 Propietarios 96 Mulatos Registrados en el Censo de 1719……………… 101 EL BARRIO DE LOS MULATOS…………………………………...111 Su Origen 111 Desarrollo 113 Los Templos del Barrio 122 Los Vecinos del Barrio 125 Desarrollo de la Industria Curtidora……………………………128 Familias de Curtidores………………………………………….136 El Unión de Curtidores…………………………………………138 Anécdotas y Personajes del Barrio Arriba………………...........140 Las Tradiciones del Barrio………………………………...........142 1
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.........69 Vida
El
Las Comidas……………………………………………….
Religión ……………….…………………………………..........75 Magia y Curanderismo…………………………………….........77 Las Milicias………………………………………………..........79
los
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jos de agricultura, ganadería y servicio doméstico, de ello nos habla en su testamento: Item declaro que tengo pobladas las estancias de Comanja y el Cuezillo, en las cuales y en mi servicio tengo once negros e negras, chicos e grandes, de diferentes nombres, edades e naturalezas.4

caballerías de tierra para sembrar, al norte, y una suerte de huerta, de las establecidas hacia el sur, bordeando el río de La Soledad, desde los linderos de la villa hasta Santa Rosa.12

Posteriormente, nuevas mercedes fueron concedidas por los virreyes a soldados y a uno que otro aventurero de la nobleza, para el establecimiento de otras estancias ganaderas: Gastón de Peralta, Marqués de Galfés, en 1567 a Juan Ruiz, vecino de las minas de Guanajuato, un sitio de estancia para ganado mayor y dos caballerías de tierra junto a unos albarradoncillos (hoy Albarradones).13 Lorenzo Juárez de Mendoza, el 17 de abril de 1583 al Bachiller Pedro Ruiz Escuderos, un sitio de ganado mayor, que fue el origen de Santa Ana del Conde. 14 Luis de Velasco, el 2 de mayo de 1591, al fundador Álvaro Sánchez, un sitio grande donde pastara su ganado en tierras conocidas como El Monte de San Cristóbal o Los Sapos.15 Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montes Claros, el 16 de febrero de 1606, a Andrés Fernández de Campoverde un sitio de ganado menor y dos caballerías de tierra, al oriente del Ejido y hacia un cerrillo llamado de Jerez.16 Luis de Velasco, Marqués de Salinas, el 23 de octubre de 1610, a Juan Alonso de Jerez un sitio de ganado mayor y cuatro caballerías de tierra, origen de Nuestra Señora de Guadalupe del Potrero. 17 Diego Fernández de Córdoba, Marqués de Guadalcázar, el 27 de noviembre de 1614, a Juan Ramírez, vecino de la villa, el sitio de estancia para ganado menor del Granjeno.18

En estas extensas propiedades, aparte de aprovechar la fertilidad de la tierra en la agricultura, dedicaron la mayor parte a la ganadería. Para cuidar los rebaños de ganado, nadie mejor que los negros y mulatos. En pocos años abundaron las crías de ganado vacuno, caprino y lanar, cuya carne, cebo y cueros curtidos se mandaban a los mineros de Comanja, Guanajuato y Zacatecas.

La Cañada de los Negros

A la par, otras concesiones fueron otorgadas. El Virrey Antonio de Mendoza concedió el 7 de julio de 1546 una estancia y caballería y media a Antonio de Pomar, lugar que luego se conocería como El Ojo de Agua del Cuervo -al oriente de La Loza- 5 El Virrey Luis de Velasco le hizo merced a Juan de Jasso de otro sitio de ganado mayor en un arroyo de unos sauces el 21 de enero de 1558, Los Sauces. 6 Santa Rosa, fue un sitio de estancia para ganado mayor con caballería y media de tierra mercedado el 20 de diciembre de 1563, por el Virrey Luis de Velasco a Pedro de Herrera. 7 Cerro Gordo fue mercedado por la Real Audiencia de México el 13 de agosto de 1564 a Pedro Gómez, por sus méritos en la guerra contra los chichimecas. 8 La Real Audiencia le concedió el 23 de agosto de 1564 a Antón Gómez un sitio de ganado mayor y una caballería de tierra, junto al arroyo de La Loz a y a linde de las tierras de Juan de Jas so, conocida por Bolas Blancas.9 Duarte tuvo su origen en un sitio de ganado menor con dos caballerías de tierra que el Virrey Luis de Velasco mercedó a Gonzalo de Aguilar el 30 de diciembre de 1566.10 Andrés López de Céspedes, uno de los descubridores de la s minas de Guanajuato, ya moraba en 1575 cerca de Los Sauces. 11

El 20 de enero de 1576, ejecutando el mandato del Virrey Martín Enríquez de Almanza, el Dr. Juan Bautista de Orozco fundó la villa de León. Trazó la plaza y veinticuatro manzanas, donde le entregó un solar a cada uno de los fundadores para construir su casa y señaló las tierras del ejido y dehesa boyal o terreno público para que pastase el ganado -por el rumbo del actual parque Hidalgo-. Dispuso que a cada fundador, se le otorgaran tres

Antonio Rodríguez de Lugo , es un personaje que causa controversia en los primeros años de la historia de León. Jiménez Moreno lo cita como mulato fundador de la villa, pero no hay documento que corrobore tal afirmación. El dato más lógico lo presenta como vaquero y mayordomo de Don Pedro Lorenzo de Castilla, dueño de la Estancia del Rincón, posiblemente desde su establecimiento en 1562.

En actos previos: Juan Alonso de Torres, fue el encargado de recoger las firmas de todos los que se comprometían a fundar la villa…Obtenida toda la documentación necesaria, el encargado de presentarla ante el virrey fue Antonio Rodríguez de Lugo y tal hecho se deduce porque un día después de haberse expedido el mandamiento real -13 de diciembre de 1575-, obtuvo Rodríguez una merced para que una vez fundada León, se buscara y se le diera un lugar adecuado para que abriera una industria de harina y pan…19

Trajo para la fundación de León a su criado Diego Hernández y a otros mulatos, a quienes avecindó en la villa aún con el desagrado de los españoles, valiéndose que fue elegido Alcalde en ese año de 1576.20

El Acta de Fundación de León, refiere sobre la elección de los alc aldes: E luego, este dicho día, mes e año suso dicho (20 de enero de 1576), ante el dicho señor Alcalde de Corte

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Los españoles trajeron esclavos a las estancias del Valle de Señora .

(Dr. Juan Bautista de Orozco), parecieron los dichos Duarte Jorge, Pedro Gómez e Juan Alonso de Torres, regidores suso dichos, e dijeron que el los se han juntado para elegir alcaldes para este presente año, conforme a lo que su excelencia manda, e que su voto e parecer es que sean los dichos alcaldes Antonio Rodríguez de Lugo e Agustín de Chagoya, los cuales ellos elegían por tales e pidieron se admitan a los dichos oficios e lo firmaron, siendo testigos los dichos.21

Con los años, inexplicablemente, Rodríguez de Lugo se hizo propietario de uno de los solares de la manzana poniente de la Plaza, destinada para el Cabildo, según consta en un Auto de Tierras de 1589, donde Juan Gordillo manifestó el 7 de octubre de 1589: que ha diez y seis años y medio que me avecindé en esta dicha villa y me dieron por mi vecindad, un solar que tengo a linde de otro solar que se dio a Antonio Rodríguez de Lugo que a l presente es de la Iglesia de esta villa.22

Tanto a Rodríguez de Lugo como a Gordillo, primero se les entregó solar para construir su casa y, con los años, seguro que cada uno le compró al Ayuntamiento los solares que se citan, que ahora son cruzados por la callejuela Padilla, al lado sur del actual Palacio Municipal.

Lo anterior trajo como consecuencia que cuando los franciscanos llegaron a León en 1589 para encargarse de la atención religiosa, exigieron al Ayuntamiento les entregara los solares para la Iglesia, y como después de la muerte de Alonso Espino en 1586 ya había entregado la manzana oriente a nuevos vecinos, tuvo que ceder las Casas del Cabildo y retirar sus posesiones a Antonio Rodríguez de Lugo y Juan Gordillo, para entregar la manzana poniente a los religiosos.23

Otro dato impreciso que se le atribuye , es que era dueño de la estancia de Cañada de Negros: Al respecto, Mariano González Leal, afirma: Hombre de excelentes sentimientos, fue dueño de la estancia de La Cañada, que debió su apelli do “de Negros”, que aún conserva, a un auto de generosidad de su primitivo propietario. Rodríguez de Lugo trajo a vivir a ella a una gran cantidad de mulatos, mestizos, negros y coyotes, de mala conducta y rechazados por otros pobladores, a quienes dio trabajo y acomodó en sus estancias.24

Legalmente el sitio se mercedó hasta 1606. Lo más lógico es que conociendo el territorio y, consciente como autoridad de la necesidad de alejar a negros y mulatos de malas conductas, los llevó a trabajar a un paraje apartado en número tal, que con el tiempo fue conocido como La Cañada de los Negros.

Al fallecer Rodríguez de Lugo, pidió a sus albaceas levantaran una ermita donde fuera sepultado. El 22 de diciembre de 1595, Juan Alonso declaró que la voluntad del testador se ha cumplido, que mandó que de sus bienes se hiciera una ermita de La Soledad en esta dicha villa, donde a sus albaceas les pareciese estar cómodo, con voluntad y beneplácito del Obispo…25

Por los Negros, León fue Elevado a Alcaldía Mayor

Otros negros y mulatos que huyeron de su condición de esclavitud en la villa y otras regiones o por haber cometido algún delito se refugiaron en lugares de poco acceso para las autoridades, ahí se unieron con indios y mestizos, para ejecutar atracos y robos, formando grupos marginados perseguidos por la justicia. 26

Su alianza con los chichimecas, que todavía asolaban la región cayendo de improvi so sobre la traza urbana de la villa de León y sus estancias agrícolas, causando horrores, llegaron a hacerse insoportables cuando corría 1580, pues después de cometer los atracos se iban a las estancias y el Alcalde, que sólo podía ejercer jurisdicción dentro de los límites de la villa, no podía perseguirlos.

Así, el Alcalde Ordinario, Juan de Hinojosa Valderrama, hizo levantar una información. En ella, los testigos depusieron sobre la urgente necesidad de que la Alcaldía Ordinaria de León se elevara a la categoría de Alcaldía Mayor, a fin de aumentar su competencia en lo criminal, porque las tropelías, los asaltos, las muertes, los secuestros y las violaciones que cotidianamente llevaban a cabo negros, mulatos y chichimecas, exigían un remedio inmediato e impostergable. El 15 de abril, se tomó declaración a los siguientes testigos, quienes dijeron:

Juan de Olid y Peralta, residente en la comarca de 1568 a 1570: …vivió en las estancias de Pedro Lorenzo y Luis de Castilla, en donde hay muchos mulatos y mestizos, muchos de ellos son soberbios y traen arcabuces. Están, por ejemplo, un mulato Ramírez que mató a otro mulato; otro mulato Cristóbal que mató a otro de su casta; el mulato Juan Morado que asesinó a su mujer; en otra estancia se encuentra el mestizo Tejeda que asesinó a otro mestizo, un Leal y un Francisco Hernández que mató a un negro; y en otras estancias de las citadas hay gente de mal vivir

Gabriel de Villaseñor, dueño de la estancia de Cuerámaro, dijo sobre los delincuentes: Que dichos mulatos y mestizos andan a caballo con cotas, espadas y arcabuces, poseyendo además manadas de yeguas, las cuales son robadas y con ellas hacen corridas, matan terneras y andan en libertad, no quieren servir, no se registran ni pagan el servicio del tributo, además matan, roban y se quedan con los salarios de sus amos.

Juan de Meza, mayordomo, residente por más de 15 años: que en la comarca viven muchos negros huidos, que mulatos y mestizos se vienen de otros lugares con yeguas y caballos robados con los cuales hacen corridas, que además toman los caballos cimarrones que andan perdidos, que no aparece dueño y se los reparten en tre ellos, por ello tienen manadas de yeguas y caballos.

Martín Ascencio, por su parte dijo: …que vive en la estancia de San Luis y en ella presenció la muerte de un mulato por parte de otro mulato … atravesándole una espada por las entrañas de suerte que luego cayó sin poder decir Dios valme y el propio delincuente se anda por aquí… y así andan otros tres o cuatro que han matado, algunos delincuentes se vienen del valle de San Juan de los Lagos, robándose el dinero de las haciendas donde viven, las besti as y sillas de los caballos, vienen a esconderse a la comarca porque se protegen entre sí.

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Francisco Díaz, residente en la estancia de Cuerámaro desde 1548, dijo que: los malhechores les quitan las mujeres a sus maridos, las tienen uno o dos años en la s estancias o montes y los maridos no se atreven a ir por ellas porque temen que los maten y como son pobres no se atreven a dar parte a la justicia, en la casa de este testigo ha muchos días se llevó un mulato a una mulata, a pesar de su marido y este jamás ha osado ir por ella, por temor a que lo maten. Hurtan caballos, crían y hacen manadas de yeguas, las cuales tienen en quebradas y luego las llevan a vender a la Galicia y de allá hurtan ganados y los traen a vender a la comarca, desjaretan ganados y terneras. Además entran en la villa de León de noche y se llevan el servicio, por ejemplo, dijeron que hace un año que entraron a la cas a de Lorenzo de Hurreta siendo Alcalde y se llevaron el servicio; también saben que un negro se huyó a las estancias, como la justicia no tiene facultad para seguirlos los deja ir y la justicia que tiene la facultad de ir tras ellos está lejos. Así mismo, al señor que es el Alcalde al presente -Juan de Hinojosa Valderrama-, le sacaron el servicio de su casa y se lo llevaron a la estancia de don Pedro Lorenzo de Castilla y todavía se burlan pues, dicen que las justicias de León no les pueden hacer nada por no tener la facultad.

Lorenzo de Hurreta, ahora vecino de la villa: …que un mestizo que mató a un español, vive en las estancias y aun no se le ha castigado, que incluso los españoles quieren perseguirlo pero entre ellos se detienen por temor. Dijo que el año pasado de 1579 entraron de noche a la villa algunos mulatos y se llevaron una india al servicio del Alcalde y a otro vecino llamado Jiménez le quitaron una mulata que él tenía en depósito. Al igual que Benito Sánchez , que le consta que los mulatos y mestizos robaban a los vecinos de León y a sus sirvientes. Una noche, tres o cuatro mulatos, con lanzas y arcabuces, se sacaron un preso de la cárcel de la Villa y no hay cómo poderlos coger, pues dicen y se alaban que no conocen la Justicia de León; otros mulatos sacaron cuatro indias casadas de la estancia de Benito Martín al Cuecillo, y encerraron a los maridos en un a posento, y se las llevaron a su pesar…Dicen que hace poco más de un año que Juan Morado mató en la villa a su mujer, por lo que se fugó y vive en las estancias y no se le ha podido aprehender, además a su hijo Juan Moradillo también se le aprehendió y se le colocó en la cárcel, pero un día por la noche entraron a la villa, cuatro o seis mulatos arma en mano y en caballos, quisieron asesinar al carcelero y sacaron de la prisión al tal Juan Morado, el testigo lo sabe porque era el Escribano de la causa.

Juan de Zayas, vecino de León, fue juez en la causa contra Juan Morado: … que padre e hijo ayudaron en la muerte de su madre y mujer, por este delito los metieron a la cárcel, pero en la noche fueron cuatro mulatos y sacaron a los de su raza a caballo, amenaz ando de muerte al carcelero, porque no tienen temor de Dios ni del Rey.27

Antón Frausto, dijo que presenció cómo un mulato compró a otro mulato una cota por la cual pagó setenta becerros.

Finalmente, presentamos el testimonio de Diego Hernández, un mulato de 27 años que había residido en la comarca desde hacía cat orce o quince años y era reconocido como vecino de la villa de León, dijo: … que él reside de principal así en esta dicha Villa y ha vivido y residido por las dichas estancias y comarca de los chichimecas de hace catorce o quince años a esta parte y visto en todo este tiempo cometer grandes maldades y oído decirse han hecho muchas muertes y robos y ahora más que nunca. Todo por carecer de justicia. Y que ha visto traer a muchos mulatos cotas, arcabuces, espadas y otras muchas armas públicas y secretas.

Y en esta Villa mató un mulato a su mujer y se fugó sin poder le prender, habrá un año, poco más, y él y otros mulatos se andan por las estancias, por toda la comarca, con tan poco temor de Dios y de la justicia. Que así se vienen algunas veces muy cerca de esta dicha Villa y por no poderlos seguir no pueden ser presos, ni castigados porque la otra justicia de Celaya y Yuririapúndaro está tan lejos, que no se le puede dar noti cia tan presto, por ser como es notorio de que va y se tarda. Y así mismo sabe que de esta Villa llevan y sonsacan los dichos servicios que los vecinos de ella tienen y se los llevan a sus estancias por eso le parece a este testigo ser notorio agravio y vejación a los que en esta Villa viven y residen. Y que si la justicia, de quien fuera primero, le detuviera por estar tan cerca de las dichas estancias de ellos, se acogen y amparan, pudieran ser luego cogidos y castigados ... 28

Todos los testigos coinciden en su declaración de que no se castigaba a los delincuentes porque las justicias de Celaya y Yuriria, que estaban a quince o veinte le guas de la villa, no venían muy a menudo por la lejanía y ser por tierra de guerra, y cuando lo hacían, los forajidos se escondían en los cerros, quebradas, montes y hasta tierra adentro de Nueva Galicia (Jalisco), donde estaba despoblada, montuosa y de serranía, de difícil acceso. Volviendo a sus asaltos cuando se enteraban que las Autoridades habían regresado a aquellos lugares.

La consecuencia de aquella información fue el envió, por parte de las autoridades del virreinato, de un Corregidor, que lo fue Domingo de Mendiola, el que ya actuaba como tal en 22 de noviembre de 1580. Poco después, el mismo caballero aparece actuando como Alcalde Mayor de la villa de León. La Alcaldía Mayor de León fue erigida con una demarcación territorial tan amplia que cubría, los actuales municipios de León, Abasolo, Cuerámaro, Pénjamo, Huanímaro, Ciudad Manuel Doblado, San Francisco del Rincón y Purísima del Rincón.29

Algunos años después, aún seguía pasando lo mismo, se tiene noticia de la fuga de algunos presos de la cárcel de la villa. En 1586 tenían presos a un negrillo y a un mulato que andaban huyendo del servicio de sus amos, estando presos quebraron las puertas de la cárcel y huyeron. Fueron aprendidos nuevamente en febrero del siguiente año. Al interrogar al mulato acerca de quién los había ayudado respondió que, cuando estuvo preso también estaban un negrillo y un indio ladino llamado García, criado de García de Contreras -el dueño de la estancia de Tupátaro- y que éste iba todos los días a la puerta de la cárcel. Que el día que se salieron, llegó el estanciero y les dijo que en la noche mandaría u n indio que le servía, llamado Diego para quebrar los barrotes, mismo que saltó las paredes de la cárcel, llegó al cerrojo, arrancó las cerraduras, les abrió y sacó a todos los presos que estaban en la cárcel y todos subieron por un mecate a la azotea, cuando estuvieron arriba vio que García de Contreras estaba allí al canto de la azotea, junto a la torrecilla de la cárcel. García de Contreras les dijo que se fueran derecho a la estancia de Tupátaro, que les había dejado un caballo cártamo oscuro grande, se subieron el negro y el indio García al caballo y se fue ron a la estancia, donde un viejo se hizo cargo de todo. 30

Aún con la nueva demarcación, las autoridades siguieron enfrentando los ataques. En 1616, un esclavo que había alcanzado su libertad y solicitaba una licencia para montar a caballo, hizo la siguiente declaración: Melchor Valadés, negro libre, de edad de más 80 años, dijo que como consta ante la Villa de León (…) ha servido a su Majestad 60 años en la guerra de los chichimecos (…) corriendo las cordilleras y pasos donde andaban los chichimecos, ha -

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ciendo mucho servicio a su Majestad hasta que se pacificó la Villa. Prendí muchos negros salteadores que con arcos y flechas hacían muertes y robos (…) Y habiendo sido esclavo de don Luis de Castilla, administré las haciendas, y después lo fui de don Juan Puerto Carrero, el cual me dejó libre por salvarse su alma.31

Algunos españoles intentaron controlar la situación de la Alcaldía Mayor utilizando el recurso de culpar a los negros y mulatos “introducidos y protegidos” por Rodríguez de Lugo de los problemas sociales y morales existentes en la región. Sin embargo, la brecha que él abrió permitió que a pesar de las leyes restrictivas, los miembros de los diferentes grupos étnicos convivieran con más o menos naturalidad entre ellos. 32

En cuanto a la Cañada de Negros, ubicada a varias leguas al poniente de la villa de León, estaba en la región indefinida en cuanto a límites entre Nueva España y Nueva Galicia. El 22 de mayo de 1602, el Dr. Santiago de Vera, como Gobernador de la Nueva Galicia le mercedó el sitio a Baltasar Gómez.33

En 1607 se fundó el pueblo de San Francisco del Rincón, para indios otomíes, con la autorización de la Audiencia de Guadalajara. Esto provocó que las autoridades leonesas entablaran un pleito legal, que duró de 1616 a 1631, en el que León definía como suya la región conocida como el Rincón.34

Durante ese lapso, con la autorización de la Audiencia de la Nueva Galicia, el 14 de diciembre de 1623, recayó el sitio de estancia para ganado menor y cuatro caballerías de tierra, en Andrés López de Lara, un peninsular oriundo de la villa de Manjares, en los reinos de Castilla, que se había avecindado en Lagos y era criador de ganados menores en la Nueva España.

En 1636, el arriba mencionado Andrés López de Lara, declaró ser dueño de varios sitios en la jurisdicción de la villa de León: una estancia de vaquería, a linde de la hacienda de Santiago, con 500 o 600 reses, y 100 yeguas, caballos y mulas; una labor de maíz que llaman San Fernando, a una legua del pueblo del Rincón, con cincuenta bue yes, diez rejas y demás aperos, con una fragua con su herramienta, casas de vivienda y troje; una labor de trigo de riego, en jurisdicción del dicho pueblo del Rincón, que linda con est ancia de Don Lorenzo de Padilla; y un sitio y dos caballerías de tierra, donde está la labor de la Cañada de los Negros, sin apero.

En tan extensa propiedad mantenía dos rebaños de ovejas, uno con más de cuarenta mil cabezas, aperado con su caballada y pastoreada por nueve esclavos negros, una negra con dos señas y los demás que pareciera haber, y otro, con más de veinte y cinco mil cabezas, a cargo de su mayordomo Francisco Báez, con cuatro negros y dos negras esclavas, y su caballada.35

Compra-Venta

En la Villa de León la posesión y compra de esclavos continuó. En escrituras tramitadas ante Escribano Real, comprendidas de 1581 a 1620, podemos descubrir que generalmente los esclavos eran traídos por los comerciantes de la ciudad de México en su paso, seguramente, a las minas de Zacatecas y Guanajuato; el origen o nación, nombre, sexo, marcas visibles y

hasta su estado; el precio con relación a su género o edad y el grado de inculturización . A continuación, la fecha y el extracto de información más relevante de cada escritura:

29 de septiembre de 1581. Gonzalo Hernández, carretero de bueyes, vende a Juan de Ocaña, un negro que tiene 14 años de edad en 280 pesos de oro común. 36

21 de agosto de 1587. Gaspar y Baltasar Gómez, hijos y herederos de Pedro Gómez y Catalina Manrique, vendieron a Pedro de Zavala, su cuñado, una esclava llamada Ana “con unas letras en la cara”, y dos hijos suyos, uno llamado Francisco, de 18 años, morisco, blanco, con unas letras en la cara que dicen “PERO GOMEZ” y un mulatillo de cuatro meses de edad, en 700 pesos.37

4 de febrero de 1597. Martín Felipe, carretero y vecino de la ciudad de México, vendió a Hernando Hurtado de Mendoza un esclavo negro llamado Periquillo, de 18 años de edad, en 490 pesos.38

31 de agosto de 1597. Pedro de Huerta, vecino de Lagos, vendió a Álvaro Sánchez un esclavo negro llamado Juan, natural de Angola, de 15 años de edad, en 455 pesos y 5 tomines.39

11 de marzo de 1598. Jerónimo Tudón, vecino de la ciudad de México, vendió a Franci sco de Neira, Justicia Mayor de la villa, una negra esclava llamada Paula, de 30 años de edad, en 465 pesos, misma que le había comprado a Alonso de Oñate, minero de Xichú. Luego, el 1º de junio, le vendió otro esclavo llamado Antonio de Morillo, de 27 años de edad, entre ladino y bozal, en 515 pesos.40

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Escena de la serie Raíces, la historia de Kunta Kinte, producida por ABC en 1977 (basada en el libro de Alex Haley).

3 de julio de 1598. Antón Gómez, carretero y vecino de la ciudad de México, vendió a Juan Gil, vecino de la jurisdicción de Lagos, un negro esclavo llamado Antón, natural de la India de Portugal, de 24 años de edad, en 520 pesos. 41

8 de agosto de 1600. El Presbítero Alonso López de Espinal vendió a Diego Ortiz Saavedra, vecino de Lagos, un negro esclavo llamado Juan, de 28 años de edad, en 680 pesos.42

12 de abril de 1602. Juan García Márquez le vendió al Presbítero Alonso López de Espinal una negra esclava llamada Teresa, de 18 años de edad, en 425 pesos.43

2 de mayo de 1602. Gabriel López, vecino de Lagos, vendió a Hernando Hurtado, vecino de la villa, un esclavo mulato llamado Antonillo, de 10 años de edad, en 350 pesos.44

9 de diciembre de 1604. Esteban de Otárola, Alcalde Ma yor de León, vendió a Juan Matías de Villaseñor un negro esclavo llamado Antón, de 22 años de edad, natural de Angola, que compró a Luis Enríquez, residente en Puebla de los Ángeles, en 510 pesos. 45

17 de mayo de 1606. Juan de Saavedra, vecino de la ciuda d de México, le vendió a Álvaro Sánchez un negro esclavo llamado Sebastián, de 25 años de edad en 440 pesos.46

22 de julio de 1606. Francisco de Meza le vendió a Juan Gallego un negro esclavo llamado Francisco, de 23 años de edad, en 500 pesos.47

18 de octubre de 1606. Pedro Gómez de Amaya, vecino del pueblo de San Luis minas del Potosí, le vendió a Juan Gallego un negro esclavo llamado Diego, de más de 55 años de edad, en 200 pesos.48

8 de enero de 1607. Tomás Antúnez vendió a Pedro de Aranda una negra esclava llamada María, de 20 años de edad, en 410 pesos. 49

2 de abril de 1607. Álvaro Sánchez le vendió al Padre Alonso López de Espinar un esclavo negro llamado Sebastián, de 30 años de edad, en 350 pesos.50

6 de julio de 1607. Martín González, vecino de la ciudad de México, por poder de Alonso Ortiz, le vendió a Gaspar de Laris una negra esclava llamada Inés, de 20 años de edad, en 430 pesos.51

21 de octubre de 1607. Juan Esteban Bayo, vecino de la ciudad de Puebla de los Ángeles, en nombre de Tomé Muñoz, tintorero de sedas, vecino de la ciudad de México, le vendió a Juan Alonso un negro esclavo llamado Pascual, de 13 años de edad, en 260 pesos.52

28 de octubre de 1607. Juan Alonso de Castañeda, Alcalde Mayor de esta villa, compró de Sebastián Alonso, por poder de Juan Sánchez Paniagua, vecino del pueblo de Acámbaro, dos negros esclavos, marido y mujer, llamados Domingo y Felipa, en 900 pesos, que pagará con novillos y becerros; los novillos de a 6 pesos cada uno , y los becerros a dos pesos, entregándolos en esta villa o en el valle de Pénjamo.53

20 de diciembre de 1607. Diego Pardo, vecino de Valladolid -hoy Morelia-, por el Presbítero Juan de Ortega, beneficiario del partido de Tiríndaro, le vendió a Juan Alonso un negro esclavo llamado Domingo, de 22 años de edad, en 500 pesos.54

10 de diciembre de 1608. Pedro de Ibarra, vecino del valle de Maravatío, le vendió a Pedro de Aranda una negra esclava llamada Esperanza, natural de Angola, de 39 años de edad, en 500 pesos.55

30 de julio de 1609. Juan Guerrero de Luna, vecino de la ciudad de México, le vendió a Pedro de Aranda un negro esclavo llamado Gaspar, de tierra Bañón, de 28 años de edad, en 400 pesos.56

4 de septiembre de 1609. Alonso Gutiérrez, vecino de la estancia de La Calera, le vendió a Luis Alonso de Torres una negra esclava criolla de tierra de Cartagena, llamada Ana María, de 30 años de edad, y un negro, su hijo, llamado Antonio, de 8 años, en 800 pesos.57

22 de septiembre de 1609. Juan Gallego le vendió a Juan López, vecino de las minas de San Luis Potosí, un negro esclavo llamado Diego, de tierra Bañón, de 60 años de edad, en 120 pesos.58

7 de noviembre de 1609. Pedro de Aranda le vendió a Lorenzo de Ávila y Padilla, vecino de Lagos, un negro esclavo llamado Gaspar, de tierra Bañón, de 30 años de edad, en 400 pesos.59

15 de noviembre de 1609. Juan de Ábrego, vecino del pueblo de San Luis Potosí, vendió a Pedro Gutiérrez Rangel, vecino de la villa de San Felipe, 4 esclavos: 2 negros, uno Manuel, natural de Angola, de 24 años, el otro Juan Manuel, criollo de esta tierra, de 18 años; una negra llamada Clara, natural y de nación biafara, de 50 años, y una mulata criolla de esta tierra, llamada Inés, de 7 años de edad, todos en 1,400 pesos.60

4 de mayo de 1610. Juan de Saavedra, mercader de la villa, le vendió a Ana de Valero, su suegra, una esclava natural de Malaca en las islas Filipinas, llamada Isabel, de 30 años de edad , “mellada” de dos dientes de la parte de arriba, en 300 pesos.61

5 de julio de 1610. Francisco Rubio le vendió a Marcos de Villalba, vecino de Lagos, un negro esclavo de 22 años de edad, llamado Ventura, natural de Angola, en 500 pesos.62

20 de septiembre de 1610. Francisco Rubio le compró a Melchor de Barrientos una negra esclava llamada Madalena -sic-, natural de Cabo Verde, de 30 años de edad, en 400 pesos; y como no se la pagó, renuncia al derecho que a dicha esclava puede tener, dando por cancelada la escritura de venta.63

15 de noviembre de 1610. Juan de Ábrego, vecino del pueblo de San Luis Potosí, en nombre de Domingo Gallegos, le vendió a Pedro Gutiérrez Rangel, vecino de la villa de San Felipe cuatro esclavos: dos negros llamados Manuel, natural de Angola, de 24 años de edad, y Juan, criollo de esta tierra, de 18 años; una negra llamada Clara “natural y de nación biafara” de 50 años, y una mulata criolla de esta tierra, llamada Inés, de 7 años de edad, en 1,400 pesos. 64

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19 de enero de 1611. Diego Pereira le vendió a Diego de Burgos, vecino de las minas de Guanajuato, un negro esclavo llamado Francisco, de 30 años de edad, natural de tierra Anxico, con unas verrugas en la frente, en 400 pesos.65

8 de febrero de 1611. Francisco Mena, arriero, vecino del pueblo de San Agustín, le vendió a Juan López Ibáñez un esclavo llamado Sebastián, natural de tierra de Angola, de 23 años de edad “entre bozal y ladino”, en 450 pesos. 66

25 de febrero de 1612. Simón Arias y María Juárez, su mujer, le vendieron a Juan de Albahaca una negra esclava llamada Lucía, criolla de esta tierra, de 12 años de edad, en 300 pesos. 67

1° de septiembre de 1612. Gabriel López, vecino de Lagos, le vendió a Tomás Antúnez un negro esclavo llamado Jerónimo, criollo de esta tierra, de 15 años de edad, en 400 pesos. 68

8 de agosto de 1613. Alonso Gutiérrez, vecino de La Calera, le vendió a Juan García Márquez, un esclavo mulato llamado Pedro, criollo de esta tierra y “herrado con un letrero en el rostro de mi nombre”, de 23 años de edad, en 400 pesos. 69

3 de abril de 1614. Francisco de la Barrera, oficial de albañil y vecino de la ciudad de Zacatecas, le vendió a Juan de Saavedra un negro esclavo llamado Francisco, natural de tierra del Congo, de 20 años de edad, en 350 pesos. 70

26 de septiembre de 1615. Alonso de Ulloa, Alguacil Mayor de la villa, por Rodrigo Muñoz, su suegro y Alférez Real de la villa y vecino de Lagos, le vendió a Juan Briceño Cortés una negra criolla de la isla de Santo Domingo, llamada Marta, de 30 años de edad, en 400 pesos . Luego, en 31 de marzo de 1617, se la vendió a Simón Arias, pero ya con un negrito, su hijo, llamado Juan, de año y medio, en 440 pesos -la venta fue cancelada el 23 de abril- 71

4 de septiembre de 1616. Juan Bautista Serdán le vendió a Juan Naranjo, vecino de la ciudad de México, dos negros esclavos llamados Pablo, de nación Angola, y Lorenzo, criollo, en 450 pesos cada uno. Dos meses después, el 2 de noviembre, también le vende unas casas en la villa y otro negro esclavo criollo, llamado Lorenzo Bautista, en 300 pesos.72

7 de febrero de 1617. Bartolomé Rodríguez Rendón, vecino de la ciudad de los Ángeles, le vendió a Antonio Ruiz, vecino de la jurisdicción de las minas de Pachuca, un negro llamado Pedro, de tierra de Angola, de 23 años de edad, en 450 pesos.73

18 de febrero de 1617. Alonso Núñez Borrego, mercader y vecino de la ciudad de México, en nombre de Juan Gutiérrez, le vendió a Manuel Cuello de Acosta, vecino de los Llanos de Silao, una negra esclava llamada María, de tierra de Angola, en 400 pesos.74

5 de marzo de 1617. Juan de Velasco Porras, vecino del valle de la Magdalena, jurisdicción de las minas de Llerena, reino de Galicia, le vendió a Manuel de Argüello, vecino de la jurisdicción de las minas de Guanajuato, un esclavo mulato llamado Lucas, de 25 años de edad, el cual se le huyó hará 8 meses, y tiene noticias que está por estas partes; lo vendió en 550 pesos, dándole poder para que lo saque de la persona que en su poder fuere hallado, y si no lo encuentra, se compromete a darle otro.75

30 de agosto de 1617. Felipe de Arriaga le vendió a Juan Altamirano, vecino de las minas de Guanajuato, un negro esclavo llamado Juan, de 35 años de edad, natural del Congo, y una negra -su mujer- llamada Gracia, de 33 años, de nación xolofa, en 880 pesos.76

2 de septiembre de 1617. Alonso Gutiérrez, vecino de la estancia de La Calera, le vendió a Alonso de Herrera Patiño, vecino de los Llanos de Silao, una negra esclava llamada Marta, de 21 años de edad, natural de Angola, en 420 pesos. A su vez, él le compró a Andrea Ordóñez, viuda de Diego de Alarcón, vecino que fue de las minas de San Luis, un negro esclavo llamado Pablo, de nación del Congo, de 30 años de edad, más 14 mulas mansas, en 900 pesos. 77

5 de noviembre de 1617. Juan Bautista Serdán le vendió a Felipe de Arriaga un negro, entre bozal y ladino, llamado Pablo, en 600 pesos. 78

14 de noviembre de 1617. Alonso Núñez Borrego, mercader viandante por poder de Diego Alonso, le vendió a Juan de Saavedra una negra esclava llamada Gracia, de 20 años de edad, natural de tierra de Anxica, en 400 pesos, y otra del mismo nombre, de 16 años, natural de Angola, a Baltasar Gómez, en 400 pesos.79

14 de noviembre de 1617. Alonso de Ulloa le vendió a Esteban de Anda Altamirano, natural de Lagos, un mulato esclavo de 5 años de edad llamado Gabriel, en 300 pesos, nieto de Don Gabriel de los Ángeles, indio cacique natural de Chiapa de Mota. 80

26 de noviembre de 1617. Bartolomé de Arévalo, vecino de la ciudad de Pátzcuaro, le vendió a Juan González Ligero un negro esclavo llamado Mateo, de nación Congo, de 26 años de edad, en 360 pesos.81

1° de febrero de 1618. Juan Martínez, vecino de la ciudad de Méx ico, por poder de Luis Moreno de Monroy, le vendió a Francisco Fernández de Serpa, mercader viandante, un negro esclavo llamado Manuel, natural de Anxico, de 28 años de edad, en 280 pesos.82

20 de febrero de 1618. Alonso de Ulloa le vendió a Diego Gómez, v ecino de Lagos, una negra esclava llamada Antonia, de 40 años de edad, y a María, mulata su hija, de 22 años, en 775 pesos. También ese día, Pedro de Gálvez, mercader y vecino de la ciudad de México, le vendió a Gómez, dos negros esclavos naturales de Angola, uno llamado Manuel, de 15 años de edad, y el otro Pedro, de 24, en 790 pesos.83

19 de abril de 1618. El Capitán Jerónimo Dorantes de Carranza le vendió a su hermano Sancho un esclavo negro llamado Antón, de tierra bioho, de 30 años de edad, en 400 pes os. El dicho Sancho, vecino de la ciudad de México y estante en la villa, el 21 de abril, les dio poder al Lic. Alonso Pérez de la Cámara y a Nicolás de Aguirre, vecinos de Zacatecas, para que vendieran dos esclavos, uno negro llamado Domingo, de tierra de Angola, y una india china, herrada, llamada Margarita.84

7 de junio de 1618. Antonio Correa y Catalina López, su mujer, le vendieron a Tomás Antúnez una negra muchacha, esclava criolla, llamada Isabel, de 12 años de edad, en 250 pesos. 85

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24 de julio de 1618. Alonso del Castillo, vecino de la ciudad de México y est ante en la villa, le vendió al Alcalde Mayor Juan de Sotomayor, una negra esclava de nación Angola, de 13 a 14 años de edad, en 300 pesos.86

17 de septiembre de 1618. Juan Briceño Cortés y Franci sca Ramírez, su mujer, le vendieron al Alguacil Mayor de la villa Alonso de Ulloa, un negrito criollo llamado Juan, de 3 años de edad, en 150 pesos.87

8 de diciembre de 1618. El Alguacil Mayor de la villa, Alonso de Ulloa, le vendió a Jerónimo de Arrona, vecino de Xalostotitlán, jurisdicción de Lagos, a sus esclavos Juan Moreno y Andrea, mulatos, marido y mujer, herrado en el rostro el dicho Juan, de 25 años y ella de 26, en 900 pesos.88

3 de marzo de 1619. Luis Alonso de Torres le vendió a Andrés López de Céspedes, un mulato esclavo llamado Antonio, de 18 años de edad, en 400 pesos.89

13 de marzo de 1619. Pedro Núñez, con poder de Andrés Gil de Espinosa, tintorero vecino de la ciudad de México, le vendió a Agustín Izquierdo, vecino de Lagos, una negra escl ava llamada Andrea, de tierra conga, entre bozal y ladina, de 20 años de edad, en 400 pesos. 90

13 de diciembre de 1619. Sancho Dorantes de Carranza, vecino de la ciudad de México, le vendió a Alonso de Herrera Patiño, vecino de los Llanos de Silao, un negro llamado Domingo, de tierra Angola, de 24 años de edad, en 410 pesos.91

Las dos siguientes escrituras presentan con más detalle la manera en que se hacían las ventas, primero de un esclavo negro, en 1633, y de un mulato, veinte años después.

Sepan cuantos esta carta vieren, como yo Francisco Muñoz, vecino de esta Villa de León de la Nueva España, otorgo que vendo realmente un negro esclavo llamado Manuel, de tierra de Angola, entre bozal y ladino, que será de veintiocho años, poco más o menos, el cual vendo al Capitán Juan López de Castro, vecino de esta dicha Villa, por precio y cuantía de trescientos pesos de oro común, que por él me da y paga en presencia del Escribano y testigos, de que le pido fe. Los ciento de ellos en reales y los doscientos en una libranza para Mateo Barroso, vecino de la ciudad de México, que es a mi satisfacción, y yo el Escribano la doy, de que en mi presencia y de que los dichos testigos, recibió el dicho Francisco Muñoz los cien pesos en los dichos reales y la dicha libranza, y a mayor abundamiento renuncia la entrega, paga y prueba de ella. Y el negro le vendo según y de la manera que lo hube y compré de Juan de Robles, vecino que fue de esta jurisdicción, de quien le entregaré la escritura de venta sin le asegurar de ninguna tacha ni defecto , ni enfermedad, porque con las que tuviere se lo vendo, libre de hipoteca y por los dichos trescientos pesos de oro según dicho es y como real vendedor, me obligo al saneamiento del dicho esclavo en la forma y, manera que mejor de derecho y debo ser obligado. E yo el dicho capitán Juan Alonso Pérez de Castro, acepto en mi favor esta escritura y en el de Alonso de Busto, mi cuñado, para quien lo compré y con su dinero y así lo declaro en su favor, y que tengo en mi poder el dicho esclavo , y en razón de su recibo, renuncio la entrega y su prueba, y al cumplimiento de esta escritura, yo el dicho Francisco Muñoz, obligo mi persona y bienes habido s y por haber y me someto al fuero de las Justicias Reales, en especial al de esta Villa, y renuncio el mío y la Ley Sincunvenerit y las de mi

favor, con sentencia pasada en cosa juzgada. Y los otorgantes que doy fe conozco, lo firmaron, siendo testigos don Gaspar de Cepeda Quiñones, el capitán Juan de la Serna Villegas y Francisco Palomo, vecinos y estantes en esta dicha Villa donde es fecha en 21 del mes de enero de 1633.

Ante mí, Alonso Pérez de Palma, Escribano de su Majestad. Recibí de derechos un peso, no más, de que doy fe.

Sepan cuantos esta escritura de venta real vieren, como yo Francis co López de Aguirre, residente en esta Villa y vecino que soy de la ciudad de Salvatierra, otorgo y conozco por esta presente carta que vendo y doy en venta real, y para siempre jamás, a Pedro Marmolejo el viejo, vecino labrador de esta dicha Villa, y a sus herederos y sucesores, un mulato , mi esclavo, llamado Melchor, que será de edad de treinta años, poco más o menos, herrado en el rostro, casado con Pascuala, mulata libre, el cual hube y compré del sargento Rodrigo de Baro, vecino de la ciudad de Huejotzingo por escritura ante Melchor Fernández de la Fuente, Escribano de su Majestad, en el campo y jurisdicción de la ciudad de los Ángeles, en dos de marzo de 1646 como de ella consta que me remito, el cual dicho mulato de suso referido le vendo como dicho es, al dicho Pedro Marmolejo por libre de tributo e hipoteca ni otras enajenaciones, y (de) ningún vicio, falta ni defecto, más de que es tal esclavo sujeto a servidumbre, por precio y cuantía de cuatrocientos pesos…

…en la dicha villa de León, donde es fecha la carta en 25 días del mes de febrero de 1653.

En el lenguaje técnico de la época se denominaba mulequillos a los niños de hasta 7 años de edad, muleque hasta los de 12 y mulecón a los que no tenían más de 16 años. Sus precios, naturalmente, eran proporcionales a la edad. De una manera también muy general, se denominaba bozales a los esclavos recién llegados, que no habían aprendido aún castellano y de quienes no se conocía todavía sus malas o buenas costumbres ni su capacidad de trabajo. Por estos motivos, en las escrituras de venta que se hacían ante el Escribano Real, en el caso de los bozales se acostumbraba estampar la frase lo vendo por bozal huesos en costal , con lo que se quitaba al vendedor la responsabilidad de un futuro mal comportami ento o enfermedad del esclavo.

Había dos expresiones que significaban lo opuesto a bozal: la de ladino (por latino), para los negros que habiendo nacido en África ya habían adoptado las costumbres hispanoamericanas y el idioma; y la de criollo, para los que habían nacido en las colonias. Estas circunstancias hacían variar poco el precio, pero a partir de ellas la costumbre y las leyes introdujeron la obligación de que el vendedor debía estipular los defectos y enfermedades que tenían todos los esclavos que no fueran vendidos como bozales. A estos defectos se les llamaba tachas, y llegaban a estamparse en las cartas de venta en fórmulas siempre repetidas: lo vendo por ladrón, borracho y huidor, lo vendo por cimarrón, etc.

De todas las tachas, la que más hacía bajar el precio era la de cimarrón, pues generalmente significaba que había sido castigado por la justicia por haber estado prófugo y por algún delito grave. En contraste, la juventud, robustez y salud de los esclavos, así como el hecho de

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que supieran algún oficio manual o trabajo especializado, hacían subir notablemente el precio.92

En promedio, un esclavo costaba de 400 a 450 pesos, es decir el salario de diez años que se pagaría a un peón o indio contratado. Se tenía que pagar de contado, c on el riesgo de que se enfermara, muriera o huyera antes de que su trabajo amortiguara su costo. Además la cría de los hijos de los esclavos estaba a cargo del dueño. Por estas razones, el uso de esclavos era menos ventajoso y costaba más, por lo que muchas veces se encontraba a esclavos en trabajos menos pesados. Generalmente se les utilizaba más en el trabajo doméstico que en las labores del campo.

Los españoles ricos poseían varios esclavos. Alonso de Ulloa, quien ostentó el cargo de Alguacil Mayor de la villa, dejó asentado en su testamento, dictado el 30 de marzo de 1618, que entre sus cuantiosos bienes poseía seis esclavos.93

Pocos son los documentos que nos iluminen sobre el tema de los esclavos en León. Un informe episcopal de 1631 presenta que esta población aún era redu cida, unas doce familias en la Villa y otros cinco trabajadores en el campo. 94 El documento refiere: en el poniente de El Bajío, la Villa de León contaba cuarenta y dos -tachado- setenta y cinto vecinos españoles casados, doce viudas, doce españoles solteros y doce mulatos; además, hay dos puebl ecillos que distan de la dicha Villa un cuarto de legua y cada pueblo tiene diez o doce indios mexicanos, otomites y tarascos; un pueblo se llama Cuicillo y el otro San Miguel. En las veintesiete labores del partido hay ciento veintidós indios, igualmente otomíes, mexicanos y tarascos; las labores pertenecían a españoles, excepto una de un mestizo y tres de mulatos.95

De casi un siglo después, otro informe presenta nuevos datos sobre el tema. El 25 de septiembre de 1719 el Virrey Baltasar de Zúñiga y Guzmán, Marqués de Valero, ordena se haga un censo en que por calles, cuadras y casas se describan todos los vecinos, con la expresión de sus estados, empleos y ejercicios que tienen, para desterrar el ocio de las ciudades, purgándolas de vagos. El mandamiento fue entregado en la villa de León, el 22 de noviembre, por el General Teobaldo Fermín de Gorráez y Navarra al Teniente General de Alcalde Mayor, Capitán Felipe Martínez de Zavala.96

En el censo sólo se contó a los habitantes de la zona urbana y se dividió a la villa en seis secciones, que iban de norte a sur , y cuyo límite norte era el río (conocido actualmente como de Los Gómez), gracias a lo cual se puede ubicar a la población en los diferentes barrios.97

Según el censo, los habitantes de la villa de León ejercían una gran cantidad de actividades relacionadas con las artesanías, el campo y la minería, ya fuera en el real de Comanja o la villa de Guanajuato. Las principales ocupaciones eran:

Sacerdotes 12 Mineros 32 Sastres 26

Comerciantes 21 Tejedores 22 Carpinteros 20

Tenderos 36 Arrieros 38 Herreros 16

Hacendados 19 Zapateros 67 Sirvientes 31

Agricultores 33 Talabarteros 29 Esclavos 71

Mayordomos 10 Carboneros 33 Esclavas 62

Jardineros 16

En opinión del investigador inglés David Brading, l a característica más sorprendente en el número relativamente alto de esclavos, empleados como sirvientes domésticos, es porque la mayoría de los propietarios y mercaderes tenían de tres a seis esclavos.98

Es precisamente en las páginas de este censo en que encontramos a los propietarios, sus actividades y los esclavos que poseían, que son los siguientes:

Doña María de Campoverde y Oláez, doncella, española de cuarenta años. Se sustenta de hacer aguas de azahar, rosada y otras frutadas de su huerta y del jornal de Antonio, su esclavo.

Doña Ana de Villegas, española viuda, con recua y bienes del campo y otros muebles de que se mantiene y a cuatro hijas doncellas y cuatro niños. Vive en su compañía Francisco López, su hermano, administrador de sus bienes. Tiene dos esclavas grandes con cinco hijos esclavos, el mayor de diez años;

Don Antonio Chávez Campoverde, Alcalde Ordinario de la villa, casado con Juana Patiño, tiene en su compañía a sus cuñadas Luisa y María; es labrador con haciendas, recua y mercader y estanquero de los naipes. Tiene una esclava con tres hijos, el mayor de nueve años; una india que ha criado, de diez años; Juan Antonio, esclavo casado; con dos hijos chicos: Juan Pedro y Juan Francisco, esclavos de dieciséis y diez años.

José de Pro y Guerrero, español, de ejercicio tendejonero; casado, con dos hijos chicos; una esclava y un hijo suyo chico de pecho; tiene en compañía de su mujer a Antonia de Urenda, soltera, mestiza y un muchacho de diez años, mulato.

Marcos de Vallerilla, español, viudo de más de 80 años, tiene tres hijas doncellas costureras y Fernando Antonio, Teniente de Cura de las haciendas del Jaral; tiene una esclava y una india, soltera, su sirviente.

Don Pedro de Sardaneta tiene dos hijos pequeños ; tres esclavos grandes y de estos, una mujer, la que tiene dos hijos pequeños; una mulata libre sirviente, con una hija de 2 años y un mulato libre, nombrado Blas, sirviente.

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CALIDAD MUJERES HOMBRES NO IDENT IF. TOTAL Sin calidad 1024 711 426 2161 Coyotes 12 9 21 Españoles 170 228 12 410 Indios 45 88 1 134 Lobos 1 1 Mestizos 66 113 4 183 Moriscos 4 3 7 Mulatos 62 73 135 Total 1384 1225 443 3052 17

Juan Antonio de Lira, español, casado, con seis hijos, el mayor de diez años, de oficio hortelano, siembra melones en huertas y tierras que arrienda, y de las costuras de su mujer y de las de doña Lucía de Espinosa, su suegra, y del jornal de Luis de Arcas, su esclavo, campanero, tienen dos hijas doncellas de dicho esclavo, que les sirven.

Doña Juana Bernal Caballero, española, viuda del Alférez Santiago de Arcocha, con labor y bienes muebles, tiene tres niñas doncellas y dos niños estudiantes, y cuatro esclavas y esclavos.

Don Antonio de Gaona, español, republicano, mercader de ropa, casado con María Josefa de Alcocer, tiene un hijo de siete años y cinco esclavas y un esclavo

Don Pedro de Ornate, español, republicano y mercader, casado con Magdalena de Gaona, tiene una niña doncella y otros tres hijos pequeños, seis esclavos y esclavas, y José Naranjo, mestizo libre, casado con una esclava.

Antonio Sánchez de Bustamante, español, viudo, mercader con tienda de ropa y pulpería, tiene tres hijos, el mayor es estudiante de trece años y otro natural de dieciocho y Diego García, español, su cajero; una esclava y cuatro esclavos pequeños

Doña Josefa Méndez, española, viuda de Lorenzo de Zúñiga, tiene trato de mercaduría de pulpería, amasijo y bienes del campo, y en su familia y compañía a su sobrino Cayetano de Vargas, español, casado con Teresa de Villas; a Joseph Lorenzo de Zúñiga, español, que crió, estudiante; dos esclavos y a Mariana y María del Rosario, moriscas libres, y Bartolomé, morisco, oficial de ensamblador.

Don Juan de Peredo Velarde, español, republicano, casado con María de Nava rrete, es mercader, labrador y dueño de recua; sus hijos: Juan, Andrés, Francisco, José, Ángela, y otras dos niñas; tres esclavos, la una casada con libre, que es Manuel Flores , mulato, y Juan Felipe, esclavo.

Don Cristóbal Moreno Ávalos, abogado de la Real Hacienda, republicano, casado con doña Fabiana de Villanueva, labrador con haciendas; 2 hijos, de veinte años el mayor y de siete el menor, dos hijas doncellas y una de tres años, un esclavo

Ambrosio de Aguirre, español, notario del Juzgado Eclesiástico, casado con Luisa Ortiz, una hija doncella y otras siete, el mayor de diez años; le sirven dos mujeres solteras, nombradas ambas Gertrudis María; Baltasar, esclavo, casado con libre, tiene un hijo pequeño, y Felipe Santiago, indio hortelano de su huerta, casado.

Capitán Felipe Martínez de Zavala, Provisor de la Santa Hermandad, Regidor Capitular y Teniente General, labrador, dueño de haciendas y recua, mercader, minero de Comanja; casado con Juana Hurtado del Castillo, su hijo Juan José, casado con Isabel Luisa de Contreras, tiene dos niños, y una familia de veinte esclavos y esclavas desde la edad de ochenta y nueve años el mayor hasta la de dos el menor.

Bachilleres Andrés y Francisco de Herrera Calderón, españoles, clérigos presbíteros, labradores y criadores de ganados mayores y menores con haciendas; viven con ellos sus hermanos Manuel, Melchora y Teresa, doncellas, y Estefanía, doncella, mestiza, que han criado. Tienen cinco esclavas y dos esclavos

Bachilleres Antonio Sánchez Caballero, Vicario de la villa, y Andrés Sánchez Caballero, clérigos presbíteros, dueños de haciendas de campo, vive en su compañía María Josefa Sánchez, su hermana viuda, y una niña doncella, su hija; con seis esclavas y cinco esclavos.

Bachiller Pedro de Argote, Clérigo Presbítero, tiene una esclava con dos hijos pequeños.

Doña Isabel de Torres, española, viuda, vive con una niña doncella y se mantiene de un tendejón y amasijo. Tiene tres esclavas chicas y uno grande.

Don Manuel de Sardaneta, español, mercader, republicano, casado con Catalina de Amador, tiene dos hijas doncellas y otras cuatro niñas y niños de diez años abajo, es labrador con hacienda y dueño de recua. Tiene cuatro criadas esclavas

Don José de Austri, labrador con hacienda y mercader de ropa, casado con Estefanía de Obregón, tiene dos hijos pequeños y una huérfana doncella. Le sirven cuatro esclavas y un esclavo cochero, Don Simón de Vidaurre, cajero, y Juan, indio, sirviente, casado.

Doña Isabel Hurtado de Castro, viuda, española, t iene una hija doncella y dos solteros, Juan, que sirve de asistente al Capitán Felipe Zavala, y José, en la mina de Comanja, de cuyo trabajo se mantienen y el de un esclavo y dos esclavas

Don Pedro Vaca, español, soltero, republicano, administrador de los diezmos de la villa; tiene dos criadas, la una esclava, un esclavito, y otros cuatro hijos pequeños, la criada libre y un mancebo español huérfano.

Eusebio Arias, español, tendejonero, casado con Juana, tiene un hijo pequeño y dos esclavos.

Doña María Josefa de Zavala, española, viuda de Santiago de Alcocer, dueño de hacienda de labor y de cría de ganados de recua, con una tienda de pulpería y amasijo, tiene dos hijos pequeños y cuatro esclavas y tres esclavitos y un indio hortelano.

Bachilleres Juan y José de Medina, clérigos presbíteros, labradores con haciendas y dueños de recua. Viven con ellos su madre Ana Hurtado de Castro, cuatro hermanas doncellas, su hermano Antonio, soltero, y Juan, casado con María Antonia González, dueño de labor y recua, con cinco hijos pequeños. Tienen dos esclavas y tres esclavos.

Licenciado Juan Antonio Marmolejo, Presbítero, vive con su sobrina Josefa de Villegas, doncella, y una huerfanita de tres años, españoles. Cinco esclavos: José de Asiero,

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Pedro Ventura, María, María de San Nicolás y Gertrudis, además le sirve José Manuel, muchacho libre.

Don Cristóbal Marmolejo Esquivel, casado con Luisa de Cuéllar, vive con ellos su suegra Ángela de Busto, viuda; es labrador y dueño de hacienda. Ocho esclavos: Juan de la Cruz, María, niña de Gertrudis, Agustín, casado con la india Juana de la Cruz, Joaquín, soltero, Isidro, Antonio Xavier y Juan de la Cruz. También le sirven los mulatos libres: Francisca Xaviera, Marcos de Alcaraz, Antonia de la Cruz y María Magdalena.

Doña Nicolasa de Esquivel y Marmolejo, viuda, dueña de labor y recua, con cinco hijos: Juan, José, Matías, Francisco y María Antonia. Tiene tres esclavos: Isabel, Josefa y Juan.

Don Bernardo de la Carrera Bustamante, administrador de las Salinas , casado con Francisca de Esquivel y Marmolejo, sus hijos: Ana, Rosa y Luisa. Tiene una esclava llamada Micaela. Viven con ellos Don Cristóbal de Pereda y Sosa, casado con Ángela de la Carrera, y su criada libre llamada Tomasa.

Doña Josefa de Bustos, vive con su hija Isidora de Oláez, casada, ausente su marido, y sus dos nietos: Casimiro y José, y su otra nieta, Teresa de Basauri. Tiene una esclava llamada Luisa.

Francisco de Aldana, casado con Josefa de Rosas, y su hijo José Antonio. Tiene tres esclavos y una moza libre, Tomasa, que trabajan en minas.

Don Antonio de Pereda y Losa, casado con Isabel López de Lara, sus hijas: Ana María y Antonia. Viven en su casa su hermana Josefa, su esposo Miguel de Elizondo y una huérfana. Tiene una esclava llamada María.

Doña Luisa Ortiz de Parada, doncella, tiene un mulatillo esclavo, llamado Pedro, y una moza, Francisca Manuela.

Don Lázaro Ortiz de Parada, labrador y dueño de labor, casado con Josefa de Tavera, vive con ellos Micaela de Tavera, su suegra. Tiene una esclava llamada Polonia

Bachiller Cristóbal de Monroy y Riquelme, tiene tres mulatos: Francisco, Pedro y Lorenzo.

Doña Isabel y Rosa de Anzo, españolas, la segunda viuda, con un hijo nombrado Luis Lobato. Tienen tres esclavos: María Josefa, Quiteria y Juan Manuel, y una moza, Manuela de la Cruz.

Fernando de Herrera, casado con Inés Vicioso, españoles, ella es dueña de recua. Tienen una esclava, María Josefa, una sirviente, María Nicolasa, y un mozo mulato libre, de trece años, nombrado Juan.

Francisco Mauricio, labrador, casado con Manuela de Villanueva, españoles; con un hijo nombrado José Joaquín, de año y medio. Tienen una esclava nombrada Isabel, con una hija pequeña.

Sebastián de Villanueva, labrador, dueño de hacienda y recua, casado con Ant onia Ortiz de Parada, españoles; con cuatro hijos e hijas: la mayor de diez años, nombrada Josefa. Tienen cuatro esclavos: Ascencio, Aldonza, Juan Antonio y José Antonio, y una sirviente india, nombrada Juana, con dos hijos pequeños.

Don Mateo de Guía, casado con Nicolasa de Echeverría, españoles, sus hijos: Ana María, de diecisiete años; Simón, de dieciséis; Francisco, de catorce; y José de tres. Tienen una esclava nombrada Clara, con tres hijas y un hijo; y un sirviente, nombrado José Morales. 99

Los hacendados también poseían esclavos para trabajar en sus propiedades. Sirvan de ejemplo Pedro Marmolejo, El Viejo, que en 1661 tenía en San Juan de Otates los negros Luisa, Catalina, Pedro y Marcos, y los mulatos Melchor y Felipe; 100 y Cristóbal Marmolejo, quien a mediados del siglo XVIII, tenía en la casa principal de su hacienda del Palote, doce esclavos a su servicio.101

En 1742, el Virrey Don Pedro Cebrián, Conde de Fuenclara, ordenó levantar otro censo, que fue utilizado por Joseph Antonio Villaseñor y S ánchez en el informe que envió al Rey en 1748 y que se conoce como Theatro Americano. En este informe, Villaseñor describe a la Villa de León de la siguiente forma: regúlanse por barrios de esta villa por sus cercanías, en las que se hallan avecindadas 521 familias de españoles, 471 de mestizos y 196 de mulatos.102

Por su parte, Gerhard, basado en un expediente de tributos que se encuentra en el Archivo General de la Nación, afirma que en 1743 había 1,302 familias de españoles, 735 de mestizos y por lo menos 800 de negros y mulatos, sin contar los esclavos.103

Esclavos Embargados

En juicios ejecutorios se cita el nombre de diferentes propietarios y los esclavos que les fueron embargados por deudas. Vicente González del Castillo, basado en uno de estos expedientes, recreó el caso de María de Angola:

El Alcalde Mayor Don Sancho Dorantes de Carranza y el Alguacil Mayor Don Alonso de Ulloa, que desempeñaban sus respectivos cargos en el año de 1617, se completaban. No parecía sino que trataban de superarse uno a otro en sus exigencias cuando ejercían su autoridad, sin cuidarse del rencor que en su contra iban de continuo fomentando entre los vecinos de la villa. Si al primero que cayera en sus manos, alguno de los dos extorsionaba cuanto podía, el otro, que según él, “cantaba mejor”, dejaba al desdichado como chupa de dómine. Y así pasaban días y pasaban meses y pasaban años, en que los leoneses ya desesperaban, sin que nada ni nadie mitigara su agonía.

Juan Alonso de Jerez, uno de los que en ese tiempo disfrut aba de mejores entradas de dineros, por las buenas cosechas que recogía, y por los negocios de menor “qontía”, que a

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menudo realizaba, tenía -¡cosa increíble!- una deuda de sesenta y ocho pesos, “de plazo cumplido”, a favor de Juan López Trujillo, vecino d e Zacatecas, la que por descuido o por desidia o por lo que fuere, no había pagado, y por órdenes de Don Sancho Dorantes fue hecha ejecución en bienes del deudor, tales como éstos: tres caballerías de tierra, cuarenta puercos, doscientas fanegas de maíz, doscientos bueyes , etcétera y etcétera, cuyo valor excedía en mucho lo que debía.

Supo Don Alonso de Ulloa lo acontecido y como Alguacil que era, procedió a la mejora de la ejecución, y la hizo, nada menos, como en otro cualquiera de los bienes de Jerez, en una muchacha agraciada esclava negra, llamada María de Angola, que fue inmediatamente depositada en la casa de Alonso de Contreras Busto.

El disgusto que el de Jerez sufrió cuando le arrancaron su esclava, no tenía límites, porque dando de lado a otras consideraciones, él no podía consentir que, así como así, le fuera arrebatada por miserables sesenta y ocho pesos, una esclava que, según pública y voz fama, valía seiscientos pesos de oro común, ni un solo tomín menos. Y allá se fue a cumplirse el capricho de hacer reclamación al de Carranza, sin guardarle el debido acatamiento, y a vomitar denuestos contra el Alguacil Don Alonso, cuando a los estrados del Juzgado llegó la aplastante noticia de que María de Angola se encontraba -¡casi nada!- en la mismísima casa de su amo el de Jerez. Ante la arrevesada situación, irresoluble durante cuarenta días, se comisionó al Padre Guardián del convento de San Francisco, Fr. Gabriel de Ortega, para que él fuera por la esclava y la presentara, con objeto de que ella d iera explicación del por qué había dejado la casa en que estaba depositada, y había vuelto al lugar de donde oficialmente se le sacó. Su declaración, húmeda en lágrimas, fue clara y concisa: que al tiempo y cuando faltó de en casa de Alonso de Contreras Busto, no la sacó ni hurtó persona alguna, sino que ella se salió, y fue en casa de Juan Alonso de Jerez, su amo, por el muncho amor que le tiene y porque desde que vino de su tierra la ha criado, y que esta es la causa de irse a su casa.

El Juez fue inexorable, y ordenó que se procediera luego a la almoneda y al remate de lo ejecutado. Y Juan Alonso de Jerez, inconmovible a ternuras, refunfuñó con acritud manifiesta: -¡Mucho amor…! ¡Mucho amor…! ¿Y mis seiscientos pesos?104

1617. Al mismo Juan Alonso de Jerez, también le embargaron otras dos negras, llamadas María e Isabel. A Álvaro Frausto, tres negras esclavas.105

1618. A Juan de Saavedra dos esclavas negras. A Gaspar de Laris y Ana de Dueñas, su mujer, una esclava negra, llamada Inés y sus cuatro hijos 106

1644. A Alonso de Villalpando, una negra esclava.107

1698. A Miguel Pérez del Junco y Tomasa Navarrete, su mujer, unos esclavos.108

1704. A bienes de Antonio de Zúñiga y Estrada, unos esclavos.109

1713. A bienes de Miguel de Arriaga y Leonor de Arand a, su mujer, una mulata esclava.110

1734. A Manuel de Herrera, algunos esclavos.111

Legislación Sobre los Esclavos

Las principales disposiciones coloniales respecto a este grupo racial se expresan a continuación:

1527. Los negros debían casarse sólo con negras, sin que por ello quedaran libres.

1540. Los cimarrones podían ser perdonados por una sola vez.

1542. No se permitía andar de noche en las calles a los negros.

1551. No podían servirse los negros de los indios; si aquellos maltrataban a éstos , siendo esclavos, se les daban 100 azotes la primera vez, y la segunda se les cortaban las orejas; si eran libres, se les desterraba.

1551. Los negros no podían portar ninguna arma, aunque fueran en compañía de sus amos; si pusieran mano a las armas contra español, recibirían la primera vez 100 azotes y se les clavaba la mano, y la segunda se les cortaba ésta.

1568. Ningún mulato ni zambaigo podía llevar armas.

1571. A negro o negra que huyere de su amo se le daban 50 azotes ; si se ausentaba cuatro días, 100; si pasaba de ocho y 200 si pasaba de cuatro meses, y si andaba con cimarrones, “será ahorcado hasta que muera naturalmente”.

1571. Ninguna negra libre o esclava, ni mulata, debería llevar oro, perlas ni seda, pero si estuviese casada con español, podía lucir zarcillos, gargantilla y ribete de terciopelo en la saya.

1572. Los hijos de negros e indias debían pagar tributo.

1574. Si una persona libre prendía a un cimarrón, éste quedaba esclavo de su aprehensor si el amo original no lo hubiera denunciado; si el cimarrón merecía la pena de muerte, la ciudad daba por él 50 pesos; si un cimarrón aprehendía a otro, quedaba libre; y si un español protegía a un cimarrón era desterrado.

Después de la fundación de León en 1576, las autoridades de la Nueva España, incluyendo las de la villa, continuaron legislando:

1577. Los mulatos y negros debían vivir con amos conocidos, inscribirse en el padrón, avisar cuando se ausentaran y pagar tributo.

1602. Los negros y mulatos libres podían ser condenados al trabajo en las minas.

1610. Para imponer castigo a los negros, en el caso de sediciones y motines, no era necesario formar proceso.112

1641. Auto prohibiendo que anden con armas ofensivas en la villa:

Don Nicolás de Contreras Figueroa, Alcalde Mayor en esta Villa de León y su jurisdicción por su majestad, por cuanto en esta dicha Villa de día y de noche andan muchos mes -

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tizos, mulatos e indios con lanzas, gorguces, arcabuces y otras armas ofensivas de que resultan suceder muchas desgracias y pro curando agobiar, mandaba y mando que las tales p ersonas no anden en esta dicha Villa, de día ni de noche, con ninguna de la s tales armas, pena de pérdidas aplicada a cualquier persona español que las prendiere aquí, con desde luego doy comisión y de veinte pesos por tercias partes: Cámara de su majestad, juez y denunciador, y diez días de cárcel y por su notoriedad mando se pregone públicamente. Así lo mandé e firme en la dicha villa en 26 de enero de 1641.

Nicolás de Contreras. Por mandado del Alcalde Mayor. Fabián Pérez Maderuelo. Escribano público.

Pregón. En la dicha Villa de León, en 27 de enero del dicho año de 641 años, estando en la Plaza Pública, se pregonó el auto de arriba por voz de Juan, mulato pregonero, presente el señor Alcalde Mayor, con don Bernardo de Herrera, Justicia Mayor y otros vecinos.

De ello doy fe. Fabián Pérez Maderuelo. Escribano público.113

1642. Bartolomé Montoso Cano, en nombre de Alonso de Aguilar Ventosillo, minero del Real de Comanja, le presentó al Alcalde Mayor de L eón, Nicolás de Contreras Figueroa, la Real Provisión para que los Jueces y Alguaciles no cobraran más de 2,000 pesos por el esclavo huido que aprehendieran en las ciudades y villas.114

1667. Informado el Rey Carlos II del mal tratamiento que se daba a los esclavos, prohíbe bajo de graves penas, que se les hiera y se les marque el rostro.115

1759. En León se publicó el siguiente Bando de Buen Gobierno:

El capitán a guerra don José Martínez de Soria, Alcalde Mayor y de la Santa Hermandad de esta Villa de San Sebastián de León, su jurisdicci ón, con el agregado de la Provincia de Zacatula, sus costas y puertos en el mar del sur, por el rey nuestro señor, juez de minas en este partido y de las del Real de Nuestra Señora de la Asunción de Comanja y de la Caja Marca de sus platas y establecida en esta cabecera; por cuanto por repetidas cédulas de su majestad, que Dios guarde, se han prohibido las armas cortas en estos reinos y no han surtido su debido efecto a causa de el ningún respeto con que los plebeyos se portan y teniendo la experiencia que en esta Villa se hallan introducidos varios vicios contra la Augusta Majestad, para que éstos se eviten y dar el condigno castigo a los consumares en ellos, por el presente mando que ninguna persona de el estado, calid ad y condición que sea, sea osado a portar armas cortas, de trabucos, pistolas, tercerolas, cuchillos, terciados, mojarros, dagas, verduguillos, estoques, almaradas, chuzos, lengüetas, rejones, belduques ni otra semejante, bajo de las penas: a los españoles de facultades, de 200 pesos, y a los que no las tuvieren, la de seis meses de cárcel; a los de color quebrado, la de 50 azotes en la aldabilla; además de que se procederá contra unos y otros a lo que hubiere lugar en derecho.

Y respecto a que por otras reales cédulas están prohibidos todos los juegos de suerte y envite, y las bebidas nocivas; mando asimismo, que ninguna persona use de uno ni de otro vicio bajo de las penas en ellas impuestas; y que al toque de la queda se recojan todos a sus

casas, con apercibimiento que el que se encontrare en las calles después, se pondrá preso en la real cárcel de esta Villa, por el término de seis meses, sin que les valga excepción alguna.

Y para que llegue a noticias de todos y ninguno alegue ignorancia, mand o que se lea mañana, se publique este edicto a son de caja y voz de pregonero, y hecho, se fije un tanto en las Casas Reales de esta Villa, donde es fecho a ocho días del mes de septiembre de 1759 años. José Martínez de Soria.116

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Portada de la Real Provisión de 1762.

1762. Real provisión para que los Gobernadores, Corregidores, Alcaldes Mayores y Justicias de esta gobernación, hagan que los negros y mulatos libres que tuvieren oficio lo ejerciten, y los que no lo tuvieren se apliquen a servir, bajo las penas de 200 azotes.117

1786. Mandamiento del Virrey, Bernardo de Gálvez, sobre abolir para siempre la practica establecida por antiguas reales disposiciones, de marcar a los esclavos negros en el rostro o espalda.118

Para impulsar la agricultura en algunas islas del caribe, el 28 de febrero de 1789, el rey expidió una cédula para la introducción y venta de esclavos. El documento nos ilustra la manera en que se transportaban y vendían a los africanos. El bando refiere:

Para proporcionar a todos mis amados vasallos, por cuantos medios son imaginables, las grandes utilidades que debe producir el fomento a la agricultura, tuve a bien mandar examinar las varias proposiciones hechas para la introducción de negros en las islas de Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico y provincia de Caracas, a fin de acudir a la estrecha necesidad con que se hallan de estos brazos, sin los cuales no pu eden prosperar y florecer, ni producir al Estado las inmensas riquezas que ofrece su clima y fertilidad de sus terrenos, y habiéndose tratado este gravísimo asunto con la reflexión que merece su importancia, he resuelto, en calidad de por ahora, que se haga este comercio bajo las reglas y condiciones siguientes:

I.- Todo vasallo mío, avecindado o residente en España o Indias, podrá pasa r en embarcación propia o fletada de su cuenta a comprar negros a cualquier paraje donde haya mercado o repuesto de ellos, llevando el dinero y frutos que necesite para su compra…

III - Se permitirá a los extranjeros por tiempo preciso de dos años, contad os desde la publicación en Indias de esta mi real cédula, conducir negros a los puertos habilitados…

IV.- Los españoles y extranjeros que por tiempo de dos años llevaren negros a las expresadas islas y provincia de Caracas para traficar con ellos, los pod rán vender libremente a los precios que concierten con los compradores. El Ministerio Real o Municipal sólo podrá intervenir para evitar el contrabando y celar que los negros sean de buenas castas y calidades.

VI - Los negros han de ser de buenas castas, la tercera parte a lo más de hembras y las otras dos de varones, y no se permitirá la entrada y venta de los que sean inútiles, contagiados o que padezcan enfermedades habituales, obligando a los que lleven alguno o algunos de esta clase a que los vuelvan a extraer.

VII.- Se gratificará en las Reales Cajas a razón de cuatro pesos por cada negro a los españoles que los introduzcan de buena calidad en los citados puertos de su cuenta en embarcaciones nacionales, para que sirva de estímulo este comercio y proporcionar por este medio la abundancia.

VIII.- Como mi principal objeto para la concesión de libertades, exenciones y gracias en este comercio se dirige a fomentar la agricultura, declaro, qu e por cada negro que no se dest ine a ella y a los trabajos de h aciendas, ingenios y otros usos campestres, sino al servicio doméstico

de los habitantes de las ciudades, villas y pueblos, se ha de satisfacer la capitación anual de dos pesos…

X.- Los buques nacionales que se destinen para este tráfico deben de ser de u n tamaño moderado, a fin de que puedan reconocerse con más facilidad; y los extranjeros no podrán exceder de 300 toneladas cada uno, ni entrar en los puertos que no estén habilitados. Luego que unos y otros den fondo, se ha de hacer el fondeo, al que deber á asistir como cabeza principal un sujeto condecorado, de celo conocido, desinterés, espíritu patriótico e inclinado a proceder con exactitud y desempeño por sí mismo, quedando este nombramiento a la elección de mi secretario de Estado y del Despacho de Guerra y Hacienda de Indias, sin más incumbencia ni encargo que éste, y el de celar y examinar la buena calidad de los negros que se introduzcan. El sujeto que se nombre tendrá cuidado de que se derramen las aguadas, poniendo en un lanchón la pipería vacía, y sobre cubiertas las barricas de menestras y carne, y repuestos de aparejo y velas, para que se reconozca todo a satisfacción, pues con ningún motivo ni pretexto se ha de poder conducir en dichos buques otra cosa que los víveres, aguada y precisos repuestos para navegar correspondientes a su tamaño , bajo la pena de comiso del buque y de toda su carga, inclusos los negros…

XI.- Las embarcaciones extranjeras que vayan con negros solo se detendrán en los puertos el tiempo preciso para darles salida, pues los compradores deberán efectuar la venta al mismo tiempo que los reciban, y a lo más tarde a las 24 horas, prohibiendo que pueda internarse en el país…

El Virrey Manuel Antonio Flores Maldonado, Conde del Valle de Orizaba, lo mandó publicar en la ciudad de México el 22 de agosto de 1789 y de allá llegó a la villa de León. 119

Bajo la monarquía de los Borbones, se expide la Instrucción Real de 1789, sobre el tratamiento de los esclavos en la América hispana que representa un enfoque humanitario e incluso protector. Fue el primer esfuerzo por formular una legislación coherente sobre la esclavitud, en ella se autorizó a los sacerdotes y a inspectores especiales a recoger denuncias secretas de los esclavos sobre abusos y mal tratamiento; la documentación lega l conservada demuestra que las autoridades estaban al tanto de muchos de los abusos que ocurrían . Pero desde el conocimiento hasta la acción eficiente había un trecho muy largo.120

1 Gallaga Murrieta, Emiliano-Tiesler, Vera. La Arqueología y el Pasado Afromexicano en Arqueología Mexicana, nº 119, marzo 2013.

2 Aguirre Beltrán, Gonzalo. La Población Negra de México, F. C. E., 2ª edición, México, 1972, p 205.

3 Historia de México. Tomo 5, Salvat Editores de México, S. A., México, 1974, pp 139-140

4 González Leal, Mariano. Juan de Jasso El Viejo, Lito Offset Lumen, León, 1976, pp 62-63.

5 Archivo Histórico Municipal de León (AHML). Fondo Notarias (F N) Volumen (Vol.) 1729 foja (f.) 44v.

6 AHML FN Vol. 1752 fs. 135-142v.

7 AHML AM-TIE-HYR-C.7-Exp. 5-1730

8 González Leal, Mariano. León, Trayectoria y Destino , PRO URBE, León, 1990, p 5.

9 AHML F N Vol. 1729 f 41.

10 AHML FN Vol. 1737 fs 65-75.

11 González Leal, Mariano. León, Trayectoria y… op. cit., p 10.

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12 Crespo Cruz, Jesús D. Los Límites de la Villa de León en Boletín del A.H.M.L., 20 de enero de 1965 , León, p 6.

13 AHML FN Vol. 1729 f 44.

14 AHML FN Vol. 1644 fs. 9-10.

15 Libro de Títulos de la Hacienda de San José de los Sapos , propiedad del Lic. José Luis Leal.

16 AHML FN Vol. 1729 f. 37v.

17 AHML FN Vol. 1742 fs 165-167.

18 AHML FN Vol. 1729 f. 31.

19 Briones Jaramillo, Blanca Cecilia. Los Motivos del Lobo , Guanajuato, 2013, p 36 y El Sol de León , 21 de enero de 1987.

20 AHML AM-JTC-DEM-C. 21-Exp. 15-1597.

21 AHML AM-ARL-DRE-C. 1-Exp. 5-1606.

22 AHML AM-TIE-PEQ-C. 13-Exp. 1-1589.

23 Ibídem.

24 González Leal, Mariano. León, Trayectoria y op. cit., p 6.

25 AHML AM-ASE-CNS-C. 2-EXP. 14-1595.

26 Labarthe Ríos, María de la Cruz -Ortega Z., Adriana. Yo vivo en León . León, Gto., 2000, pp 45-46

27 Salceda López, Eduardo. La Colonización de la Alcaldía Mayor de León 1535 -1576, León, 1955.

28 Ibídem

29 González Leal, León Trayectoria y Destino , op. cit. pp. 15, 138-139.

30 AHML FN Vol. 1587 f 12.

31 Padilla Ortiz, Ma. Isabel. León al Alba -Nuevos Apuntes Sobre la Víspera de la Fundación de León y sus Primeros Años de Vida, Premio de Literatura, León, 2011.

32 Guevara Sanginés, María. Guanajuato Diverso: Sabores y Sinsabores de su Ser Mestizo (siglos XVI a XVII), Ediciones La Rana, Guanajuato, 2000, p 206.

33 AHML AM-TIE-TDP-C. 14-Exp. 16-1636.

34 Zamora Corona, J. Jesús. Límites Territoriales de San Francisco del Rincón , pp 10-15.

35 AHML AM-JTC-SUC-C.57-Exp. 9-1636.

36 AHML FN Vol. 1581 fs 36-37.

37 AHML FN Vol. 1587 fs. 21.

38 AHML FN Vol. 1597 fs 3-4

39 AHML FN Vol. 1597 fs. 65.

40 AHML FN Vol. 1598 fs 38 y 56-57.

41 AHML FN Vol. 1598 fs. 38-40.

42 AHML FN Vol. 1600 fs 42-43.

43 AHML FN Vol. 1602 fs. 21-22.

44 AHML FN Vol. 1602 fs 47.

45 AHML FN Vol. 1604 fs 24-25.

46 AHML FN Vol. 1606 fs 51-52.

47 AHML FN Vol. 1606 fs 92-93.

48 AHML FN Vol. 1606 fs 110-111.

49 AHML FN Vol. 1607 fs 2.

50 AHML FN Vol. 1607 fs 30-31.

51 AHML FN Vol. 1607 fs 44-45.

52 AHML FN Vol. 1607 fs 77-78.

53 AHML FN Vol. 1607 fs 82-83.

54 AHML FN Vol. 1607 fs 87-88.

55 AHML FN Vol. 1608 fs 76.

56 AHML FN Vol. 1609 fs. 36-37.

57 AHML FN Vol. 1609 fs 47-48.

58 AHML FN Vol. 1609 fs 52-53.

59 AHML FN Vol. 1609 fs 66.

60AHML FN Vol. 1609 fs 45-46.

61 AHML FN Vol. 1610 fs 28.

62 AHML FN Vol. 1610 fs. 29-30.

63 AHML FN Vol. 1610 fs 37.

64 AHML FN Vol. 1610 fs. 45-46.

65 AHML FN Vol. 1611 fs 18-19.

66 AHML FN Vol. 1611 fs. 33-34.

67 AHML FN Vol. 1612 fs 50-53.

68 AHML FN Vol. 1612 fs. 10-11.

69 AHML FN Vol. 1613 fs 91-92.

70 AHML FN Vol. 1614 fs. 24-25.

71 AHML FN Vol. 1615 fs 18-20 y 1617 fs 89-93.

72 AHML FN Vol. 1616 fs. 6-8 y 14-15.

73 AHML FN Vol. 1617 fs 2-4.

74 AHML FN Vol. 1617 fs. 35-36.

75 AHML FN Vol. 1617 fs 68-70.

76 AHML FN Vol. 1617 fs. 240-242.

77 AHML FN Vol. 1617 fs 244-248.

78 AHML FN Vol. 1617 fs. 226-227.

79 AHML FN Vol. 1617 fs 283-285 y 287-289.

80 AHML FN Vol. 1617 fs. 286-287.

81 AHML FN Vol. 1617 fs 303-304.

82 AHML FN Vol. 1618 fs. 54-57.

83 AHML FN Vol. 1618 fs 78-79 y 81-83.

84 AHML FN Vol. 1618 fs. 161-162 y 165.

85 AHML FN Vol. 1618 fs 19-21.

86 AHML FN Vol. 1618 fs. 53-54.

87 AHML FN Vol. 1618 fs 65-66.

88 AHML FN Vol. 1618 fs. 104-105.

89 AHML FN Vol. 1619 fs 31-32.

90 AHML FN Vol. 1619 fs. 36-37

91 AHML FN Vol. 1619 fs 97-99.

92 Mellafe, Rolando. Breve Historia de la Esclavitud en América Latina , SepSetentas, México, 1973, p. 93.

93 AHML ANL VoL. 1618-I fojas sin numerar.

94 Brading, David A. Haciendas y Ranchos del Bajío -León 1700-1860, Enlace Grijalbo, México, 1988, p. 92.

95 Baroni Boissonas, Araiane. La formación de la estructura agraria en el Baj ío colonial siglos XVI y XVII -Tesis para la Universidad Iberoamericana - México, D. F. 1988, p. 92.

96 AHML AM-ARL-DRE-C. 1-Exp. 6-1719.

97 Guevara Sanginés, María. Guanajuato Diverso: Sabores…, op. cit. p. 104.

98 Brading, David A. Haciendas y Ranchos , op. cit., p 93.

99 AHML AM-ARL-DRE-C. 1-Exp. 6-1719.

100 AHML AM-JTC-SUC-C. 59-Exp. 18-1661.

101 Brading, David A. Haciendas y Ranchos , op. cit. p 226.

102 Guevara Sanginés, María. Guanajuato Diverso: Sabores , op. cit. p 105.

103 Guevara Sanginés, María. Guanajuato Diverso: Sabores , op. cit. p. 106.

104 González del Castillo, Vicente. Leyendas y Sucedidos Leoneses. Ediciones del Gob. del Edo. 1963, pp 55-58.

105 AHML AM-JTC-EMB-C. 47-Exps. 11, 13, 14, 16 y 17-1617.

106 AHML AM-JTC-EMB-C. 47-Exps. 19 y 21-1618.

107 AHML AM-JTC-EMB-C. 49-Exp. 2-1644.

108 AHML AM-JTC-EMB-C. 49-Exp. 21-1698.

109 AHML AM-JTC-EMB-C. 49-Exp. 23-1704.

110 AHML AM-JTC-EMB-C. 50-Exp. 6-1713.

111 AHML AM-JTC-EMB-C. 51-Exp. 2-1734.

112 Enciclopedia de México , Tomo 10, México,1988, pp 5772-5773.

113 AHML AM-MLC-COM-C. 1-Exp. 5-1641.

114 AHML AM-JCT-COM-C. 19-Exp. 6-1642.

115 Lira, José Sóstenes. Efemérides de la ciudad de León , León, Edición de la Empresa Económica de Gráfica Escolar, S.A., 1914, p. 54.

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116 AHML AM-JTC-BDS-C. 5-Exp. 18-1759.

117 AHML AM-JTC-BDS-C. 5-Exp. 36-1762.

118 AHML AM-JTC-BDS-C. 8-Exp. 50-1786.

119 AHML SD-JTC-BDS-C. 2-Exp. 26-1789.

120 Morner, Magnus. Estado, Razas y Cambio Social en la Hispanoamérica Colonial , SepSetentas, México 1974, pp. 152-153.

El Mestizaje

La zona se prestó al mestizaje y se admitieron personas de origen diverso, entre ellos a los mulatos -hijos de españoles con las negras esclavas-, que se introdujeron en ella con menos trabas que en otros lugares y pudieron desempeñar con c ierta libertad algunos oficios, principalmente en las tareas ganaderas.

El Amancebamiento

Los conquistadores y pobladores españoles de principios del siglo XVI pronto tuvieron, aparte de la mujer indígena, a la esclava africana importada en números cada vez más crecientes. Pero no era el matrimonio la forma común de unión entre el blanco y la negra, sino el amancebamiento. La negra esclava era presa fácil de los apetitos sexuales del amo que nunca dejó de considerarla como una cosa de su pertenencia. De estas uniones de los esclavistas con su dinero nació la población mulata.

Esa unión de europeos con las esclavas jamás contó con la aprobación de la Metrópoli, pues aunque no había una disposición especial que las prohibiera, en las Leyes de Partida estas uniones aparecen condenadas: “ca non serie guisada cosa que la sangre de los nobles homes fuese esparcida nin ayuntada a tan viles mugeres.”1

Durante la Colonia, el ideal de la política social española fue que los español es se casaran con españolas, los indios con indias y los esclavos negros con negras. De este modo habría resultado un perfil social de tres grandes grupos: una minoría blanca española, que sustentaría el poder político y económico, un gran sustrato indígena en un segundo plano y un ex tenso grupo de esclavos que constituirían, y así fue en la práctica, la capa social más baja, despreciable y vil por su origen desconocido, manchada por pecados heréticos. 2

Esto no fue posible en realidad, los tres grupos se mezclaron profusamente, form ando el amplio mosaico llamado castas. Durante los tres siglos que duró la Colonia, los españoles intervinieron activamente en la mezcla: las uniones sexuales, legítimas o no, tienden a ser de españoles con indias y negras en el siglo XVI; en el siguiente, con mestizas de indios, negros y españoles; y en el siglo XVIII, casi exclusivamente con euromestizas, es decir, con criollas y mestizas predominantemente blancas.

La mezcla entre blancos y negros tuvo mucha libertad a través del concubinato de los amos con sus esclavas, de cuyas uniones resultaron las grandes cate gorías: los dos grupos más importantes fueron el de los mulatos y el de los pardos o zambos; el primero indica un porcentaje variable de mezcla con blanco, y el segundo, igual cosa con indio. Estos dos grandes troncos se subdividían a su vez de la siguiente manera:

1) Mulato propiamente dicho o mulato blanco, resultado del cruce europeo y negro.

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2) Mulato morisco o simplemente morisco, resultado de la mezcla con mulata blanca. Solía ser rubio y de ojos claros, tendía a pasar por criollo euromestizo o como español.

3) Mulato prieto, era el hijo de negro y mulata parda, debido a su color bastante oscuro tendía a pasar por negro.

4) Los pardos o zambos, que resultaron de la unión de negros con indias, fueron de los mestizos más comunes. Según el tono de la piel, esta casta sufría una frondosa subdivisión: lobos, cochos, cambujos, chinos, jorochos, loros.

5) Mestizo, mezcla de blanco con indio, dejándose la palabra criollo para designar a los individuos de apariencia absolutamente europea. La combinación de este extenso sector social de mestizos con negros o mulatos dio origen a otra serie de subgrupos: mestizo prieto -mestizo con negra- que se confundía con el mulato, y el mestizo pardo -mestizo blanco con mulata parda- mejor conocido como coyote.

Sólo cuando el esclavismo perdió fuerza y la Iglesia mexicana, en su lucha contra la poligamia, logró adquirir mayor ascendencia, muchos de estos amancebamientos se vier on obligados a legalizar sus uniones transitorias tratando de evitar los castigos infernales, con que se les amenazaba.

Pero no fue hasta la cédula de 15 de octubre de 1805, que trata de los casamientos de personas de calidad distinguida con negras y otras castas , que se reconoció de derecho el fenómeno del mulataje.3

En el acervo documental del Archivo Hist órico, existen dos bandos virreinales relativos al tema: De 1810, sobre que se puedan impedir los matrimonios de person as nobles con las negras y demás castas; y, el de 1813, sobre que se concede a los Jefes Políticos de cada provincia la facultad de conceder o negar a los hijos de familia, licencia para casarse. 4

Uniones de Esclavos

Los negros, aún en su calidad de siervos, podían recibir los sacramentos al igual que los europeos y los indios, pero en el caso del matrimonio, resulta interesante conocer las condiciones en que tenían que cumplir con sus obligaciones maritales.

La demolición de las culturas negras fue más eficaz para los misioneros porque el africano, en su posición de esclavo sujeto dietariamente a la compulsión del amo, no tuvo como el indígena, la libertad de refugiarse en sus pueblos alejados del influjo blanco. Sólo los grupos de negros cimarrones pudieron conservar en las guaridas de los palenques, ocultos en las serranías un tanto de su cultura poligámica.

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De español y negra, mulato. De español e india, mestiza.

Los negros que sufrieron la influencia aplastante de la esclavitud les fue imposible la simple unión del negro con la negra bajo el patrón occi dental. El matrimonio estaba prohibido para el esclavo; aún más, ni siquiera le estaba permitido el concubinato; la única unión a que podía aspirar era el contubernio; unión que no tenía fuerza legal alguna, que el amo integraba o destruía a su antojo y que no daba al esclavo autoridad alguna sobre la mujer, ni patria potestad sobre los hijos y que, todavía más, legalmente tampoco le confería vínculo de parentesco: “aunque a los esclavos se dispensaba el nombre de padres, hijos, hermanos y parientes, esos eran nombres vanos que no significaban nada ante la Ley.”

Las ideas españolas sobre el matrimonio de los esclavos, aunque derivada del antiguo derecho romano, sufrieron las influencias del feudalismo y así modificadas quedaron estampadas en Las Siete Partidas que concedían al esclavo derecho al matrimonio; qu ien podía realizarlo aún sin el consentimiento y ante la oposición de sus amos; facult ándolo para desobedecer al amo en todos aquellos casos en que se solicitara de él, en forma apremiante, el cumplimiento del débito conyugal. Los esclavos casados no podían ser vendidos separadamente y en caso de estarlo era obligación de los amos unirlos.

El amancebamiento de los negros con las indias preocupó desde el principio al gobierno español, que no veía con buenos ojos el mulataje que de ello resultaba. A pesar de los ordenamientos y de los excesos que a su amparo se cometían, las indias siguieron amancebándose con los negros y ante el hecho consumado las autoridades eclesiásticas se veían obligadas a legalizar la unión.6

Sin embargo, los amos pugnaron siempre contra el matrimonio de los esclavos y optaron por forzarlos a uniones a su antojo. La edad en que los amos casaban a sus esclavos era la más temprana posible para obtener pronto producto.

Contra esta tendencia se levantó la Iglesia Católica, en el Concilio Provincial de 1585 declaró: Igualmente manda que los que tengan esclavos casados no puedan venderlos ni los vendan en parejas tan distantes que sean verosímil que no podrán cohabitar con sus muje res por largo tiempo; y se deja a la decisión del Obispo, qué tiempo se ha de reputar largo.7

La Iglesia novohispana no solamente legisló sobre el tiempo de separación de los esclavos casados, sino también sobre los días y horas en que les estaba permit ido a los negros cohabitar: los sábados y en la noche.8

En el caso de las negras, al unirse con el español, tenían esperanzas de mejoramiento. Aunque el matrimonio no era suficiente para liberarlas de la esclavitud, siempre había la posibilidad de que fueran redimidas por compra. Los padres de hijos habidos con negras, por otra parte, tenían preferencia en el rescate, cuando los productos eran vendidos. El concubinato de la esclava con el amo tampoco le daba libertad, pero sí en cambio , le acarreaba un cierto mejoramiento dentro de su estado de esclavitud. El producto del concubinato seguía ciertamente la condición de la madre, pero siempre era fácil que el padre y amo a la vez, lo libertara; cierto es que no en raras ocasiones olvidaba hacerlo. Sólo en caso de que el amo fuera eclesiástico, el producto era declarado libre.9

Uniones de Mulatos

David A. Brading, como resultado en su ardua investigación, presenta las cifras que arrojan los libros de matrimonios celebrados en la parroquia de León, en los periodos 1782-85 y 179293. En ambos, la tasa de uniones interraciales de varones fue baja, no más de 24% y cuando los españoles elegían esposas fuera de su categoría, la mayoría prefería mestizas (17%), sólo un puñado (menos de 7%) tomaba mulatas y casi ninguno aceptaba indias. Las mujeres españolas tenían una tasa de matrimonios interraciales un poco más alta (29.6%) y, extrañamente, se inclinaban más a casarse con mulatos que con mestizos; unas pocas (4%) encontraron esposos indios.

La legislación llegó más adelante, al permitir el matrimonio entre esclavos e indios y aunque de ello no nacía libertad, esta podía adquirirse si el amo no hacía patente la servidumbre del contrayente, presumiéndose en tales casos la renuncia a la voluntad de dominio. Matrimonio y libertad que solo podían ser válidos cuando el cónyuge indio conocía el estado de esclavitud del cónyuge siervo, o bien, si no sabiéndolo, aceptaba el hecho consumándolo, una vez realizada la unión.5

Los mulatos, cerca de un tercio seleccionaban esposas fuera de su categoría étnica. La primera opción eran indias (17%), le seguían mestizas (10.8%) y luego españolas (4.6%). Sus mujeres tenían más o menos la misma proporción de matrimonios interraciales, pero muchas más escogían indios (24%). Mientras que 15% de los mulatos se casaba con clases más altas, fuera de las clases tributarias, sólo 7% de sus mujeres le seguían en esta práctica.

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De negro e india, china cambuja. De chino cambujo e india, loba.

Los mestizos, el más pequeño de los grupos en cuestión, dieron muestras de una notable falta de homogeneidad. Como convenía a su condición media, cerca de un quinto se casaba “hacia arriba”, con españoles y el resto “hacia abajo”, con mulatos e indios. En el caso de las mujeres, dos quintos escogían mulatos y sólo un quinto a españoles.

En contraste con otros grupos, los indios experimentaron un cambio considerable en sus patrones de matrimonios. Para los hombres ascendió de 39.9% a no menos de 55.8%. Esta transición marcó una amalgamación constante con los mulatos. En el primer period o, 32.9% de indios encontraron esposas mulatas, pero en el segundo, se casaron tanto con mulatas como con indias 44.2%. Sólo unos cuantos se unieron a españolas o mestizas, 7%, que luego aumentó a 11%. En el caso de las mujeres, si sus esposos no eran ind ios eran casi exclusivamente mulatos.10

Con relación a nacimientos, en 1722, 1742 y 1762, la proporción población mulata permaneció estable en casi 44%, comparado con 56% suministrado por los mestizos. Pero en 1722 la tasa mulata había subido a 54% y en 1782 a 67%.11

Limpieza de Sangre

Para fines del siglo XVIII, había ya en León gran cantidad de mulatos libres que poco a poco se habían ido integrando a la comunidad. Esto dio por resultado que algunas familias criollas, celosas de su linaje, se opusieran al enlace matrimonial de sus hijos con aquellos que no podían presentar testimonio de “Limpieza de Sangre”. 12

Este requisito era una estrategia para impedir la movilidad ascendente de los sectores de la sociedad que legalmente estaban relegados y así tener un mejor control sobre la administración pública, la propiedad, la circulación y la producción, a través del nombramiento de burócratas, la creación de mayorazgos y la implantación de monopolios y diversos impuestos. 13

Para muestra de lo anterior, presentamos parte del documento fechado el 10 de septiembre de 1705, donde el Teniente José Joaquín Ladrón de Guevara, recibió la siguiente solicitud: Ignacio Ballero y Chavesti, vecino de la Villa de León, por mí y en nombre de Juan Ballero y Echeveste mi hermano, conviene hacer información ad perpetuam e inmemorial de cómo yo, y el dicho Juan Ballero mi hermano, somos hijos legítimos de Alonso Martín Ballero, natural que fue de la villa de Nabalcan, en los reinos de Castilla, y de Mariana de Espejo y Chavesti, vecinos que fueron de esta Villa, nuestros padres difuntos, y de cómo los dichos nuestros padres fueron españoles cristianos viejos y descendientes de tales, y limpios de toda mala raza y generación de moros, mulatos, indios , confesos, ni penitenciados por el Santo Tribunal de la Inquisición, ni de los convertidos a nuestra Santa Fe Católica.14

Todavía a finales del siglo XVIII, los principales vecinos promovieron averiguaciones:

1759. Juan de Peredo Velarde, hijo legítimo de Don Juan de Peredo Velarde, ya difunto, oriundo del Puente de San Miguel de las Montañas d e los reinos de Castilla, y de doña María Navarrete y Dávalos de esta villa, quien pide se abra información sobre su legitimidad y limpieza de sangre.15

1772. Juan José y Cristóbal Calixto Durán, españoles; Carlos y José de Peñaflor, mestizos, y Simona de Torres, para que los ubiquen debidamente en la tabla de tributarios.16

1783. Manuel Prado pide se le reciba información sobre limpieza de sangre para demostrar que su hija, María Antonia, no puede casarse con Rafael Rivera, hijo de Mateo Rivera, vecino de la jurisdicción de Pénjamo en el rancho de Guizátaro por ser mulato libre tributario.17

1785. José Luis Manríquez, hijo de Luis Manríquez y Dimas Antonia Gasca, quien vive en la Hacienda de Abajo presenta información sobre su limpieza de sangre, para poder casarse con María Ignacia Saavedra, hija de Doña Catarina Luvián.18

1798. Pedro Rafael Fonseca, hijo legítimo de Don Pablo Guillermo Fonseca y de Doña María Teresa Ferrer pide se le reciba información para hacer constar su limpieza de sangre y buenas costumbres.19

1800. Don Ignacio de Obregón, Coronel del Regimiento de Dragones Provinciales de Nueva Galicia, para probar la legitimidad, limpieza de sangre y buenas costumbres de él mismo, de su esposa Rosalía Gómez Poleo y de sus hijos: Octaviano -Bachiller-; Epifanio, Buenaventura -Bachiller-, Lorenzo y Juan. 20

1803. Un caso muy particular, lo presenta la información de legitimidad y limpieza de sangre promovida por Juana de Dios Saavedra, hija de don Francisco Saavedra y de doña María Catalina Clubían quien pretende ingresar en la orden de Religiosas Capuchinas de la villa de Santa María de Lagos.21

Entre los que se oponían a enlaces interraciales, encontramos al español José Fernández, quien el 21 de agosto de 1756, denunció ante el Sargento Mayor José del Santo Isla, al mulato libre Juan de la Torre, quien un año antes raptó a su hija de catorce años, llamada Francisca Antonia.

En las declaraciones encontramos no sólo la causa seguida por la justicia, sino nombres de personas, lugares y costumbres que se tenían en aquella época. Los primeros testigos presentados fueron: Matías Antonio Santibáñez, español de 21 años, quien dijo: que un día, que él y Pedro Puga acompañaban a la joven, les salió Juan, acompañado de Cristóbal el peinero y otro, y los agredió verbalmente y con un palo ; Pedro de Puga, mestizo, de 20 años, y Juan Candelas, español de 36 años, quien describió a Juan de la Torre como hombre de color quebrado.

Por su parte, Francisca Antonia Fernández, de 15 años, hija de José Fernán dez y María Dolores Buzo, difunta, el primero de septiembre declaró: que habrá trece o catorce meses que Tomasa, viuda que fue de Diego el peinero y ahora casada con un indio nombrado Hipólit o, empezó a aconsejar a la que declara que se casara con Juan Antonio de la Torre que frecuentaba la casa de dicha Tomasa, a vista de su marido y de su hija María, a quien iba la que declara a enseñar a hacer encaje, la que le aconsejaba lo mismo, y por último se resolvió a ello. Y como la dicha Tomasa les daba puerta franca al mencionado Juan de la Torre y a la que declara para que entraran a la huerta, en esta de día fue donde la gozó y perdió, y des -

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pués en como cuatro meses le anduvo dando con la entre tenida de que no podía adquirir el dinero para el casamiento, pero frecuentaba la torpe amistad con la que declara en la propia casa de dicha Tomasa, sabiéndolo ésta, pero no el padre de la que declara. Y el día de San Juan, del año pasado, en casa de Fran cisca la Cazurra, su vecina, le dijo dicho Torre que previniese toda su ropa, que aquella noche la vend ría a sacar para llevarla en casa del vicario y de facto envolvió su ropa y se salió con él la citada noche, pero la llevó hacia el Ojo de Agua, en casa de Gregorio Martín, donde la tuvo hasta la noche siguiente en que la madre y padrastro de dicho Torre la trajeron al pueblo del Coecillo, a casa de una hermana, Juana María, donde la tuvieron noche y día y luego la mudaron en casa del indio fiscal, nombra do Juan Crisóstomo, el cual la trajo a entregar al señor Vicario, sin que ya pareciera el mencionado Juan de la Torre, que andaba huyendo porque no lo prendiera dicho señor Vicario, quien la envió a depositar en casa de doña Gertrudis de Cos, por quince días y otros quince en casa de las Pavonas, que desde entonces conoció, la que declara, que dicho Juan Antonio de la Torre la había engañado y que era de baja calidad, incapaz de poderla mantener, pues la había tratado de vender la misma ropa de ella, por l o que dijo qu e ya no se quería casar con él.

Y pasados como dos meses, la envió a llamar, la dicha Francisca fue, la que declara, y halló en su casa al mencionado Juan Antonio de la Torre, quien le propuso que la llevaría a Pachuca, a lo que le respondió que no quería, y por esto la empezó a amenazar que la había de matar si no se iba con él, en lo que continuó insistiendo, y la tarde de la noche en que lo prendieron, pasó varias veces y le enseño el cuchillo, como amenazándola. Motivo que tuvo la que declara para avisarle a su padre, como dicho Torre la andaba persiguiendo, como lo había ejecutado una noche de las de la Cuaresma, que yendo la que declara para su casa en compañía de su hermana mayor Catarina y Matías Santibáñez y Pedro de Puga, cigarreros de su padre, saliendo de la tienda de don Francisco Marmolejo, donde habían comprado bretaña, le salieron al encuentro dicho Juan de la Torre, José Antonio, hijo de Juan el obrajero, y otro que no conoció, y dicho Torre le tiró un palo a Santibáñez y pro rrumpió muchas desvergüenzas, y porque la hermana le dio un arrempujón y gritó, se fue amenazá ndola que se la había de pagar.

Que lo que lleva declarado es la verdad, para encargo de su juramento, en que se afirmó y ratificó, dijo tener quince años de edad y no saber firmar.

Tomasa Bonifacio, india ladina en lengua castellana, de 40 años, viuda de Diego Muñoz, alias El Peinero, y ahora casada con José Hipólito, mestizo, declaró que Juan Antonio frecuentaba la casa por ser pariente de su primer esposo, y Francisca Antonia, que frecuentaba a su hija María de la Luz, un día le dijo que estaba enamorijicada del dicho Juan Antonio. Y agregó: que estando una noche el susodicho velando la manteca en la casa de su padre y ella, y su hermana Catarina también velando, que el mencionado Juan Antonio de la Torre, había enviado a comprar aguardiente, y tirado, a jumarlas -sic-, y que se había acostado con la dicha Francisca y perdiéndola con palabra de casamiento, y que estaba todavía en su amistad, pero con el ánimo de casarse, y que entonces le dijo la que declara que mejor era que se casasen cuanto antes y no estuviesen amancebados ofendiendo a Dios. Y la dicha su hermana Catarina le contó a la que declara, que aunque la citada noche había entendido Torre, que ella estaba privada del aguardiente lo había visto acostarse con su hermana Francisca, que en la casa de la que declara, pudieron haber cometido el pecado torpe,

entrándose a la huerta, sin que ella lo viera. Que después supo que la había sacado dicho Torre, y que se fue a Guanajuato, dejándola en el Coecillo, de donde la trajo la madre del susodicho a casa del Vicario…

José Hipólito Ruiz, mestizo, pero matriculado en el pueblo del Coecillo, de 20 años, casado con Tomasa Bonifacio, declaró: que el dicho Juan Antonio de la Torre le contó, que estándole sirviendo a José Fernández se había aficionado a su hija Francisca y la había perdido. Sabiendo de esto, les impidió que entraran a la casa, pero en una temporada que estaba con su mujer en la Loza de Barrera, cuando volvió supo que ellos seguían en su relación y que hasta su hijo entenado, José Antonio Muñoz, los había corrido varias veces.

Y, por su parte, José Antonio Muñoz de Jerez, mestizo de 20 años, soltero, vecino de la villa, dijo: …que él los había corrido porque ambos iban a entretener a su hermana María de la Luz, y habiéndose él ido a Guanajuato a trabajar de zapatero, fue a verlo Juan Antonio de la Torre, y le contó que había sacado a dicha Francisca Fernández y tenídola fuera dos noches y que iba a trabajar para casarse con ella…

Finalmente, el 6 de septiembre se tomó la declaración a Juan Antonio de la Torre, quien se dijo mestizo de 25 años, vecino de la Villa, arrestado por “estrupador” -sic-, quien dijo: que con el motivo de estar el que declara, ha como dos años sirviéndole a José Fernández se endevotó con su hija Francisca, y aunque una noche, estando velando manteca, el que declara, la dicha Francisca y su hermana Catarina, y se acostaron en un petate, no tuvo nada con ella, y habiendo salido de dicha conveniencia solía ir de noche a hablar con dicha Francisca cuando no estaba su padre en casa, aunque si a vista de dicha su hermana, y también concurrió en algunas ocasiones con la mencionada Francisca en la casa de Tomasa, viuda que fue de Diego, conocido por El Peinero, y ahora casada con un Hipólito del pueblo del Coecillo, y aunque se hablaron y trataron de sus amores, el que declara y la dicha Francisca Fernández, no llegó por entonces a la virginidad de ésta, y también concurrió con ella en casa de Francisca “La C azurra”, en la que la citó un día, diciéndole que estuviese prevenida, que aquella noche la iría a sacar para llevarla a presentar al señor Vicario, y de facto fue, y ya lo esperab a la susodicha, tras de la tapia de su casa, con un envoltorio de ropa de su vestir, que fue la noche del día de San Juan, el pasado hizo un año, en la que la llevó al cerrito del Barrio, en el que la gozó y estrupó -sic- su virginidad, y la misma noche la llevó al rancho de Los Martínez, arriba del Ojo de Agua, donde en casa de una viuda, por dirección de su primo Juan José de la Torre, se quedaron a dormir aquella noche, el que declara y la dicha Francisca, y al siguiente día, teniendo el declarante siete pesos en reales envió a avisar a su madre, María Ifigenia Rodríguez, de todo lo sucedido, para que le prestara el demás dinero que le faltaba para el casamiento, y fueron al dicho rancho la referida su madre y su padrastro, Joaquín de Torres, y trajeron la noche de aquel día al que declara y la dicha Francisca para el pueblo del Coecillo, casa de su tía Juana María, en la que los dejaron juntos por aquella noche y día siguiente, que a la noche del, los llevó a casa del indio regidor, Juan Crisóstomo, y allí dejaron a la dicha Francisca Fernández, el cual Regidor se la trajo al señor Vicario, a la que no ocurrió el que declara, tanto por miedo que le metieron con el padre de la dicha Francisca, cuanto porque no lo prendiese el señor Vicario por no tener cabal el dinero del casamiento, y el propio día se f ue para Guanajuato, y aunque a los veintidós días vino el que declara y compareció ante el di cho señor Vicario, éste le dijo que ya la dicha Francisca Fernández se había arrepentido y presentándole petición sobre que no se

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quería casar y le apercibió que no la solicitase más, ni la inquietase, ni perturbase, porque de hacerlo lo había de castigar.

Y en eso quedó por entonces y después acá, no ha concurrido el que declara con la dicha Francisca Fernández en casa de “La Cazurra”, ni en otra alguna. Que ant es de las carnestolendas -carnaval- de este año, en la calle donde vive don Francisco Marmolejo, la noche de un día vido el que declara, que iban cruzando para su casa, la referida Francisca Fernández y su hermana Catarina, acompañadas de Matías de Espin osa y Pedro Tacón, y al mismo tiempo, por casualidad, concurrieron con el que declara, José Antonio, hijo de Juan Ramírez, y Juan Antonio, el teñidor, hijo de un a mujer teñidora, conocida por “La C oyota”. Y el que declara le tiró con un terrón, de los que traía en la mano, de una pared vieja, al dicho Matías de Espinosa, diciéndole que era un cabrón, y por qué andaba con aquellas mujeres, y no tiene presente qué otras palabras. Y la expresada Catarina le dio un arrempujón y gritó sin que pasara otra cosa, que no ha pasado por la casa de dicho Fernández ni héchole seña a la mencionada Francisca, ni el día en que lo prendieron, ni en los antecedentes, y sólo su padre lo vido a la orilla de la milpa del que declara, que no pasa otra cosa…

El 13 de diciembre, después de tres meses y veinticuatro días, el reo pidió justicia, alegando: Yo no he cometido más delito contra dicho señor que el haber pactado matrimonio con una hija suya, llamada Francisca Antonia, la que se arrepintió, quizá por influjo de su padre, como consta en el archivo eclesiástico… También agrega que Fernández lo puso en prisión por no ser de su gusto el que se efectuara su casamiento y declara estar gravemente malo de la enfermedad que acarrean las fundiciones, temiendo empeorar por la falta d e curación, como por el calor que de noche padece en la prisión.

En vista de tal petición, la Autoridad mandó decir a José Fernández, que presentara más testigos y éste dijo que ya no tenía, pero que por interposición de buenos y principalmente porque Dios le perdone, se baja de la querella contra el susodicho y le remite seis pesos que ha gastado, con la condición de que no ha de provocar, ni amenazar a Francisca Antonia, su hija, ni a otra persona de su casa, ni menos pasar por ella… . 22 Y así el prisionero quedó libre, dejando impreso para la posteridad su fallido romance.

Sin lugar a dudas, el caso más sonado de todos, fue cuando en 1785 la Marquesa de San Clemente, buscó por todos los medios legales impedir el matrimonio de su hijo. Doña Ana de Pereda, viuda de Francisco Cristóbal de Busto, segundo Marqués de San Clemente -que fue el primer título que se concedió a un guanajuatense, el 20 de diciembre de 1730 -, no estuvo de acuerdo en que su hijo Pedro tuviera amoríos con la mulata Andrea Martínez, o riunda del Real de Minas de Comanja. En la causa instruida por su abogado, se dijo: …y no encontrando mi parte el medio justo de evitar la grave ofensa que se le prepara, ocurre a mi nombre a Vuestra Alteza para que con su profunda sabiduría se digne tomar la providencia oportuna. A este fin hago patente a esta Real Audiencia que la mulata ha ocurrido al Ordinario Eclesiástico de Valladolid, suponiéndose falsamente española, y ocultando la calidad distinguida de don Pedro de Busto, y la circunstancia de ser título de Castilla… y ha pedido que se ponga en libertad a su esposo, a quien su madre lo tiene recluso por quitarle el vicio de ebriedad a que lo ha abandonado la mala compañía de la mulata.

Después de las respectivas averiguaciones, el juez determinó : Que si todavía el dicho don Pedro quisiere contraer matrimonio con la mulata Andrea, queda incluso en las penas civiles de exheredación y demás que fulmina la Real Pragmática, siendo una que el citado don Pedro quede privado de suceder y entrar al goce d el título de Castilla, porque él y sus descendientes, según el artículo cuarto de la Real Pragmática, quedan postergados en el orden de los llamamientos de modo que no puedan suceder hasta la extinción de las líneas de los descendientes del fundador.

Aún con el disgusto de la Marquesa, Don Pedro se casó con la mulata Andrea y con esta unión, quedó extinto el Marquesado de San Clemente.23

En ese mismo año de 1785, José Luis Manrique inició un juicio para comprobar su limpieza de sangre, puesto que deseab a contraer nupcias con María Ignacia Saavedra, menor de edad. Los familiares de la novia afirmaron que el joven era mulato libre, y por lo tanto, de acuerdo a la Pragmática de Carlos III, no podían casarse. Por su parte, el novio aseguró ser español, y para comprobarlo presentó tres testigos, quienes afirmaron que el solicitante descendía de Cristianos Viejos. Finalmente, José Luis Manrique comprobó su limpieza de sangre y se determinó que el matrimonio con María procedía. 24

En 1796, Juan José Gasca se opone y entabla todo un juicio para impedir que su hija Ana María Sebastiana contraiga matrimonio con Apolonio de Torres, por ser éste, mulato.25

Otro caso similar. El 26 de junio de 1799, Doña María Magdalena Torres Hinojosa, española y viuda de Don Manuel Salas, vecina de San Judas; se opone a que su hijo José Mauricio Salas contraiga matrimonio con María de Jesús, hija de Luis Gómez, indio del pueblo del Coecillo, y de Rosalía Rodríguez, mulata originaria de la hacienda de San Pedro del Monte.

Dijo Doña María: aunque de este enlace ya era noticiosa por habérmelo comunicado mi citado hijo, como tan desigual, y que notoriamente ofendía a la familia, sin embargo de exponerme que la pretensa se hallaba embarazada por los deslices de su mocedad, me opuse y le he dado los consejos que en el caso me son permitidos y necesarios, pero como joven de 22 años, ciego de la pasión y sin atender que a su yerro prepara el derecho el remedio de la dote según la calidad de la ofendida, sigue en el intento de contraer el matrimonio contra mi sentir y el de todos sus hermanos. Y pide a las autoridades, se mande al Cura Párroco de León suspenda las proclamas y no se permita realizar dicho matrimonio.

Por su parte, Mauricio dijo: …que por los motivos que expresa su madre y por no causarle disgustos, se aparta y protesta no instaurar el matrimonio que pretendía contraer con su pretensa.26

Y los casos siguieron: en 1800, Ignacio Medina se opone al matrimonio de su hija, María Candelaria, con José Nicanor Muñoz, por ser “lob o”, medio músico de violín y zapatero, “cosa en el concepto de las gentes, vilísima y despreciable”. 27

1801. Manuel Fernández de Suoza se opone al matrimonio que su hija, María de los Dolores Macedonia, pretende contraer con Feliciano Medel, por ser este mulato declarado.28

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1802. Lorenzo Villegas se opone al matrimonio de su hija María Josefa con José Santos Pérez, por ser éste, mulato libre “con el pernicioso vicio de borracho, vago y mal entretenido”.29

Por Real Cédula, del 15 de octubre de 1805, el Rey concedió a los virreyes la facultad de dar permiso para que los nobles contrajeran matrimonio con negros, mulatos y otras castas, bajo los siguientes términos: …para que precedidos los informes que tuviesen por conveniente tomar, concedieran o negaran el permiso y habilitación correspondiente según lo que resultase, sin cuyas circunstancias no se podían efectuar los matrimonios de conocida nobleza y notoria limpieza de sangre, con la de negros, mulatos y demás castas, aún cuando unos y otros fuesen de mayor edad…30

sobre el entroncamiento de su familia con el “ Pacificador, Caudillo y Conquistador ” Capitán Baltasar de Granada.

En ambos casos se declaraban estar exentos de pagar tributo por cédula expedida en 8 de noviembre de 1539 por el Emperador Carlos V, a favor de sus antepasados.31

Como dato curioso, por más que he buscado entre los conquistadores al Capitán Baltasar de Granada, no he localizado ningún indicio de su existencia, e indagando en las relaciones de cédulas otorgadas por los reyes de España, en la que se citan a estos nobles personajes, en ella se le concede el escudo de armas a la ciudad de Guadalajara.

Los mismos naturales, celosos de su estirpe, también acudían ante la Autoridad de León, en 1745, Alberto Martínez de Granada, indio cacique del pueblo de Nuestra Señora de la Purísima Concepción del Rincón, pidió se le recibiera información probatoria sobre el parentesco que tenía con Juan Antonio de la Mota y Tiburcio García de la Mota, nobles, vecinos de la provincia de Xilotepeque.

Medio siglo después, en 1800, Juan Pascual de Martínez y Granada y otros “ indios todos nobles, principales, distinguidos y descendientes de caciques ”, promovieron información

El sistema de clasificaciones raciales de la época colonial era muy com plejo; sin embargo, está bien documentado en México, no sólo en textos de la época, sino también por medio de un género de pintura: los cuadros o las pinturas de castas , las cuales representan uno de los temas más conocidos del arte colonial mexicano y asimismo es un subgénero

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Los indios caciques gozaban de ciertos privilegios en la sociedad novohispana. Los cuadros o pinturas de castas fueron un subgénero del arte colonial mexicano.

originado en la Nueva España; dichas pinturas muestran una pareja y su hijo en diversas actitudes, ámbitos sociales, vestidos y comportamientos. La pareja se deriva de las tres razas más importantes de la Nueva España: la blanca, la indígena y la negra. El español es la figura que más aparece en estos cuadros, y que se une a la negra o a la india para formar un mulato o un mestizo. Es común que se incluya una naturaleza muerta, a veces con letras indicadoras de cada verdura o fruta. Muchas de estas pinturas se conservan en colecciones públicas y privadas.

1 Aguirre Beltrán, Gonzalo. La Población Negra de México, FCE, 2ª Ed , México, 1972, pp 246-248.

2 Mellafe, Rolando. Breve Historia de la Esclavitud en América Latina , SepSetentas, México, 1973, p 135.

3 Aguirre Beltrán, Gonzalo. La Población Negra…, op. cit., pp 246-248.

4 AHML SD-JTC-BDS-C. 8-Exp. 32-1810 y SD-JTC-BDS-C. 10-Exp. 52-1813.

5 Aguirre Beltrán, Gonzalo. La Población Negra…, op. cit., pp. 248-251.

6 Aguirre Beltrán, Gonzalo. La Población Negra…, op. cit., p. 256.

7 Aguirre Beltrán, Gonzalo. La Población Negra…, op. cit., pp 252-253.

8 Aguirre Beltrán, Gonzalo. La Población Negra…, op. cit., pp 254-255.

9 Aguirre Beltrán, Gonzalo. La Población Negra…, op. cit., p 257.

10 Aguirre Beltrán, Gonzalo. La Población Negra…, op. cit., pp 101-103.

11 Aguirre Beltrán, Gonzalo. La Población Negra…, op. cit., pp 112-113.

12 Lozano V., Luz Victoria. Esclavos Negros en León en Boletín del AHML, nº 67, León, 1972.

13 Guevara Sanginés, María. Guanajuato Diverso: Sabores y Sinsabores de su Ser Mestizo (S iglos XVI a XVII), Ediciones La Rana, Guanajuato, 2000, p 184.

14 AHML AM-JTC-AVE-C. 1-Exp. 23-1705.

15 AHML AM-JTC-AVE-C. 1-Exp. 27-1759.

16 AHML AM-JTC-AVE-C. 2-Exp. 2-1772.

17 AHML AM-ASE-MAT-C. 4-Exp. 10-1783.

18 AHML AM-ASE-MAT-C. 4-Exp. 11-1785.

19 AHML SD-JTC-AVE-C. 1-Exp. 2-1798.

20 AHML SD-JTC-AVE-C. 1-Exp. 3-1800.

21 AHML SD-JTC-AVE-C.1-Exp. 5-1803.

22 AHML AM-JTC-CCR-C. 16-Exp. 26-1756.

23 AHML AM-ASE-MAT-C. 4-Exp. 12-1786

24 Guevara Sanginés, María. Guanajuato Diverso: Sabores …, op. cit., p. 185.

25 AHML SD-ASE-MAT-C. 2-Exp. 10-1796.

26 AHML SD-ASE-MAT-C. 2-Exp. 18. 1799.

27 AHML SD-ASE-MAT-C. 2-Exp. 27-1801.

28 AHML SD-ASE-MAT-C. 2-Exp. 29-1801.

29 AHML SD-ASE-MAT-C. 2-Exp. 33-1802.

30 Hernández y Dávalos, J. E. Historia de la Guerra de Independencia de México , Tomo II, INEHRM, México, 1985, pp 305-306.

31 AHML AM-JTC-AVE-C. 1-Exp. 25-1745 y SD-JTC-AVE-C. 1-Exp. 4-1800.

Manumisión y R ebeldía

Los vecinos de León emplearon a los mulatos, hombres y mujeres, para que ayudaran en los quehaceres domésticos. Algunos de ellos lograron su manumisión o compraron su libertad. De hecho pudieron adquirir haciendas y hasta ser propietarios de casas en la traza de la villa.

Compra de la Libertad

Desde el punto de vista legal, todo lo que producía el esclavo pertenecía al propietario, pero por costumbre o tradición se permitía que aquel retuviera algunos ahorros, producto de lo que cultivaba o ganaba en los días feriados, y otros ingresos por el estilo: en latín, su peculium. Éste constituía la base para la compra de sí mismo.1

La manumisión, o ahorramiento, como más comúnmente se llamó en las colonias españolas, se podía conseguir de dos maneras generales: a) por compra de la libertad que el esclavo hacia de sí mismo, y b) por disposición testamentaria.

En el primer caso existía un acuerdo previo entre un amo y un esclavo o un representante legal de este. En tal acuerdo no siempre fue indispensable que la condición debía hacer de sí mismo, ya que muchas veces se estipulaba realizar ciertos trabajos, acompañar al amo en algún viaje o expedición riesgosa, etc. Se hacía entonces un documento notarial que se denominó compromiso de ahorramiento, en que se anotaban las condiciones por ambos aceptadas. 2

El precio, casi siempre, se fijaba en el que había sido adquirido en el mercado o en el monto que terceros le asignaban cuando, con motivo de un adiestramiento en su oficio, su valor superó el precio de la adquisición. El pago por la libertad se verificaba a plazos; el esclavo se obligaba a servir cumplidamente a su amo durante un tiempo cuyo término quedaba estipulado. En ocasiones el esclavo obtenía empréstitos en moneda, de algún usurero y conseguía su libertad para pasar de un amo a otro, pero en condiciones jurídicas diferentes.

Para los esclavos domésticos, especialmente las mujeres, la manumisión podía venir graciosamente. El testamento del amo fallecido comprendía, generalmente, cláusulas que ordenaban la liberación de los esclavos que la merecían por su buen servicio. En tales casos, la manumisión estaba determinada por las ideas religiosas; el amo, próximo a comparecer ante el juicio de Dios, sobornaba la voluntad de los jueces ultraterrenos que debían tomarle cuenta y razón de sus acciones. Las esclavas prolíficas, que parían abundantes esclavos, obtenían la libertad. Los productos de su vientre, por supuesto, permanecían sujetos a servidumbre.

Las Siete Partidas concedían la libertad al esclavo al casarse con una mujer india, por meterse de clérigo, por servir 30 años y por comprarla; sin embargo, en las colonias los

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españoles ganaron la prohibición de la libertad del esclavo al casarse con una mujer libre; los concilios mexicanos del siglo XVI el veto para que los negros llegaran a poseer órdenes sagradas; y si nunca objetaron la cláusula que liberaba al esclavo después de 30 años de servicio, fue porque la expectativa de vida del trabajador no alcanzaba a ser tan alta.

Las Reformas Borbónicas, trajeron otro pensamiento en el siglo XVIII, en 1789 se hablaba simplemente del Derecho de Gentes; pero después de la rebelión de esclavos en Santo Domingo en 1806, las autoridades simplemente olvidaron este derecho.

Otro término, bajo el cual, el esclavo podía obtener su libertad era la alforragía o la fuga, que no daba al negro la categoría cabal de un hombre libre y, aunque lo eximía de las obligaciones de la servidumbre, no le otorgaba plenos derechos, quedaba en un status intermedio entre el esclavo y el vasallo. Su situación transitiva lo hacía un i ndividuo marginal a la sociedad

Si se les presentaba la oportunidad, huían de sus amos para alcanzar la libertad; pero de ser capturados, la fuga era reprimida con castigos y prisiones. Los esclavos urbanos buscaban refugio en la propia ciudad o se escondían en otros poblados, donde pasaban por forros. Los esclavos rurales, que tenían tan pocas oportunidades de obtener la libertad, se internaban en los montes donde defendían su libertad a cada paso.3

Se les conoció como cimarrones, es decir, esclavos alzados y remontados a las cimas ; dicho término se aplica tanto a negros, indios y animales encumbrados en los cerros. A lugares donde se establecían, cuando se agrupaban en comunidad, recibieron el nombre de palenques, palabra que significa: palizada o lugar cercado por una palizada.

Los palenques no solo fueron bastiones de rebeldía; los procesos de desculturización y marginación sufridos por los negros esclavos hicieron que ést os, al buscar refugio en el monte, tuvieran que comenzar de nuevo; aprovechando los elementos con los que contaban y los que su inventiva e imaginación les proporcionaban.

El sitio elegido como refugio tenía que ser inaccesible, un monte o cerro, cercano a una ciudad o vía de comunicación. En los límites entre la Nueva España y la Nueva Galicia, los negros se refugiaron en el cerro del Palenque, cercano precisamente a Cañada de Negros, que ahora corresponde al municipio de Purísima del Rincón.

Seguían un sistema de gobierno militar, de tipo despótico, que imitaba a la sociedad dominante, con un jefe a cargo, el cual fungía como Rey. Cañada

La familia era la base de la organización social, pero adaptada a las circunst ancias. La adquisición de compañeras era un problema serio, y buscaban no sólo mujeres negras sino indígenas y blancas.

La agricultura fue de gran importancia, al igual que la caza, la pesca y la cría de animales. Pero el complemento de mayor importancia en la economía cimarrona fue el robo y el pillaje para conseguir armas y herramientas.

Al ser el palenque un sitio de defensa, las armas fueron de primera necesidad, entre ellas: arcos, flechas, varas con puntas endurecidas, piedras. En ocasiones, los esclavos durante las huidas se llevaban lanzas, machetes y cuchillos. Las armas de fuego se adquirieron como fruto de robos o del botín cuando lograban vencer a las tropas que acudían en su persecución o en los ataques al palenque. 4

La policía virreinal siempre estaba presta a combatirlos, cuando su presencia desafía el orden colonial. Constituían un mal ejemplo a seguir por otros esclavos; además, pon ían en peligro la tranquilidad de la tierra, cuando reunidos en grupos, asaltaban las ventas y rancherías mal defendidas y aún las conductas resguardadas que transitaban por los caminos coloniales 5

Es seguro que las autoridades españolas tomaron cartas en el asunto para desalojar a los forajidos de estas tierras. En 1608, Alonso Pérez de Ortega, vecino de las minas de Guanajuato, dio en arrendamiento al Capitán Francisco Tavera, Rodrigo Muñoz y Lorenzo Márquez, vecinos de Lagos, las estancias de ganado mayor que se dicen de Los Negros y El Rincón del Licenciado, que quedaron por muerte de Pedro Lorenzo de Castilla.6

El 31 de diciembre de 1621, se le otorgaron a Pedro Núñez, vecino de Lagos, tres sitios de estancia para ganado mayor, cada uno con dos caballerías: Uno casi junto al nacimiento del arroyo que nace del Palenque, en el camino que va de Michoacán a Lagos; otro al pie del cerro del Palenque, hacia la villa de Lagos, en una cañada grande que corre de oriente a poniente, en el camino que va de la estancia de Los Magueyes al pueblo del Rincón, donde se juntan dos arroyos secos y se hacen grandes planes de tierra al pie de una mesilla; y el último, al pie del cerro del Palenque, hacia la banda del levante, en una quebrada grande, donde hay unos ojos de agua y un monte muy espeso, donde pasa el camino que va del pueblo del Rincón a la estancia de Jalpa Los sitios deberían llenarlos con ganado y cultivar las seis caballerías de tierra.7

Finalmente, el lugar donde seguramente se resguardaba la población, la Audiencia de Guadalajara se lo mercedó el 3 de octubre de 1622 a Alonso Pérez de Ortega, vecino de la villa de Lagos, y consistía en un sitio para potrero de ganados, con las cualidades ordinarias, en lo alto del cerro del Palenque, a dos leguas de San Francisco del Rincón. En el título se pone como referencia: Donde está una cerca vieja de indios chichimecos antiguos 8 Lo que refuerza el uso que como fortaleza tenía en ese tiempo.

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de Negros, en el municipio de Purísima del Rincón.
* * *

En la década de 1730, y en la siguiente, se desarroll ó un drama en el que se vieron involucrados los habitantes de León, Silao y Guanajuato como consecuencia de la práctica de algunas mulatas esclavas de huir para parir a sus hijos en las cañadas que se enc ontraban en la cuenca del río Turbio y luego decir que sus bebés habían muerto. Lo que sucedía es que esos niños eran recogidos por los indios habitantes de las rancherías de la región y educados po r ellos como hijos adoptivos y por lo tanto súbditos libres de la Corona. Los mestizos y españoles propietarios de las madres intentaron regularmente, por la vía legal y por secuestro, recuperar a los pequeños, que significaban propiedad y mano de obra. 9

El caso se documenta ampliamente en el siguiente proceso judicial, que inici ó el 8 de noviembre de 1742, cuando María Vázquez, vecina de la congregación de Silao y residente en la villa de León, acusó a Antonio de la Cruz, indio del puesto de San Luisit o, porque le tiene oculto un mulato su esclavo, nombrado José Joaquín, de 16 años, hijo de una mulata suya.

El chico fue descubierto dos años antes por un Comisario de la villa, llamado Juan de Lazcano, y duró un año en poder de la demandante, hasta que se lo llevó Antonio de la Cruz con ayuda del Alcalde Mayor de Guanajuato. La demandante aseguraba que, ante la poca asistencia de su padre, Bernardo Vásquez de Lara, las esclavas se iban a parir a ese lugar y decían que sus hijos nacían muertos.

Antonio de la Cruz y José Joaquín fueron aprehendidos y llevados a la cárcel de la Villa de León. El día 10, se le tomó declaración al primero, quien dijo: que habrá el mismo tiempo que tiene de edad el dicho José Joaquín que estando el declarante una noche fuera de su casa y rancho, lo expusieron en ella recién nacido, sin saber quien y otro día que vino a su casa de fuera del declarante y lo halló al abrigo de su mujer, nombrada Catarina de la Mora, también india, le contó que se lo habían tirado aquella noche y como pepe10 expuesto a su caridad, procuró bautizarlo y criarlo como lo crió, como si fuese su hijo, con los trabajos y penalidades que se pueden considerar.

Agregó que cuando el niño tenía cuatro años de edad, comenzaron a divulgarse voces de que era esclavo de la mujer de Santiago Galicia, quienes vivían enton ces en el rancho de Río Verde, pero hasta hacía tres años le fue arrebatado por Juan de Dios Lazcano y traído a la villa para entregárselo a su dueña, y condolido por el amor de tal hijo, al cabo de dos años después, pasó a Guanajuato y le puso de demanda verbal ante el Alcalde Mayor de allí para que se lo restituyese… La Autoridad mandó que se lo entregaran, y así se hizo por la cuaresma de ese año de 1742, y convino con dicho Galicia pagarle 200 p esos por el muchacho, de los cuales le entregó 50, pero que no le constaba lo que la declarante alegaba sobre el ser hijo de una de sus esclavas, llamada Teresa.

Luego, se tomó la declaración al muchacho al parecer, según su aspecto y figura de cuerpo, como de trece años, poco más o menos, color aindiado, medio alobado, de pelo liso, delgado y casi negro, no en el todo porque le bermejea dicho pelo a modo de parduzco, de cuyo color tiene el circuito de las niñas de los ojos, algo espaldudo y de cuerpo pr oporcionado a la edad, con un lunar medio azulejo que tira más a negro, redondo y del porte de una lenteja pequeña a un lado del medio de la barba, como dedo y medio abajo del labio, inclinado al lado siniestro, el cual dice llamarse José Joaquín…

Fue preguntado si sabía quienes eran sus padres, a lo que dijo: que sabe que su padre es un indio llamado Pedro Alonso, primo hermano de su tata Antonio de la Cruz, que vive en los ranchos del vado de Jorge del río Turbio, en esta jurisdicción, adelante del pue sto de San Luisito, como una legua, y su madre es una mulata esclava, que fue de Bernardo Vásquez, difunto.

Preguntado cómo sabe que los referidos son sus padres y si lo han reconocido por hijo, dijo: que por habérselo dicho ahora un año y dos, María Vá squez, hija de dicho Bernardo y mujer de Santiago Galicia, que tuvieron al declarante en su poder por habérselo quitado a su tata Antonio de la Cruz, por eso lo sabe, pero ni conoce a la que dicen que es su madre ni tampoco le ha tratado ni reputado por hijo el dicho Pedro Alonso, ni reconoce más padre ni madre que al dicho Antonio de la Cruz y a Catarina de la Mora, su mujer, quienes lo han criado (…) y en este entender, como lleva declarado, ha vivido teniéndose por hijo.

En una siguiente declaración, Antonio de la Cruz, indio otomí, vecino de San Pedro Piedra Gorda, dijo que 11 años atrás dejaron a su puerta un niño, al que recogieron y lo bautizaron con el nombre de José Joaquín, siendo su padrino Luis Martín indio.

Y que cuando tenía la edad de 8 años, fue a su casa Juan de Dios Lazcano, vecino de la villa de León, y se lo arrebató diciendo que era esclavo de Santiago Galicia mestizo, vecino de la congregación de Silao, a quien se lo entregó. El demandante agregó : Y habiendo yo ocurrido a éste con el dolor y amor que le tengo a dicho José Joaquín, apreciándolo como mi hijo, me pidió 50 pesos para devolvérmelo, los que con efecto le di y no me cumplió la palabra, quedándose con dicho muchacho y el dinero, lo que me obligó a demandarle ante el Alcalde Mayor de la villa de Guanajuato…

Que con la ayuda de su abogado, el Lic. Joaquín Antonio de Sardaneta y Legaspi, logró un mandamiento por el que el Teniente de Silao hizo que le entregaran al muchacho y los 50 pesos, pero durante el regreso se le perdieron los oficios y, dándose cuenta Laz cano, llegó a su casa el 7 de noviembre, acompañado de José Partida y Lázaro Galicia, hijo del referido Santiago Galicia, y volvieron a llevarse al muchacho.

El 19 de noviembre de 1742, el juez ordenó que se liberara a Antonio de la Cruz para que buscara defensor y se quedara en la cárcel de la villa José Joaquín. Al día siguiente, se nombró a Juan Bautista de Tobalina curador del menor.

Por su parte, María Vásquez, presentó a los siguientes testigos:

El 21 de noviembre, a Felipe de Campos, mulato prieto de 30 años, criollo de los ranchos del puesto de La Angostura del río Turbio, de esta jurisdicción y vecino de 6 años en el rancho del Guaricho, jurisdicción de Silao; de calidad mulato libre y casado con Lugarda de los Ríos, española, quien dijo: …que aunque no conoce al mulatillo preso, nombrado José Joaquín, sabe que es hijo de una mulata esclava, nombrada Teresa de Jesús, que fue corrupto en aquellos ranchos de San Luisito; estuvo amancebada con un indio llamad o Alonso, que vivía inmediato a ellos y que la dicha mulata era la mujer de Santiago de Galicia. Que lo

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confirma con lo que le platicó su tío, Antonio de Salazar, mulato libre que vivía en la misma casa de Alonso.

El testigo prosiguió: viviendo entonces en el puesto de Tultitán, como legua y media más acá de San Luisito, andando un día recogiendo su ganado vacuno por los breñales se encontró encima de una ceja frondosa que confronta con dicho puesto de San Luisito, escondida a dicha esclava Teresa de Jesús bajo de una chocilla de varales, inmediata a un peñasco, que a propósito le debieron de hacer, y el testigo descubrió por estar encima de ella, en la ocasión, secándose unos pañalitos de criatura y como ya tenía noticia de la ocultación del mismo Santiago de Galicia, que antes la había andado buscando en aquel territorio, procuró el testigo, así que vido los pañales y la chocita, hacerse como desentendido de haberla visto, huyendo de llegarse a ello y proseguir recogiendo su ganado, y a la desilada s e volvió a su rancho de Tultitán, y de allí se pasó a la jurisdicción de Silao, a dar aviso al dicho Santiago de Galicia, quien con un hijo suyo, nombrado Reyes Galicia, vino luego pronta y juntamente con el testigo hasta el breñal y cogieron en él a la mulata Teresa con dos hijitos que tenía allí, el uno varoncito, como de tres años, y la otra hembra, como de un año, que todavía le estaba mamando. Y sin embargo, de que ella les sintió llegar, trató de escaparse agarrando sus hijitos y dejándose caer precipitada por la barranca abajo, no obstante, acudieron con presteza por ser de día, como a las tres o las cuatro de la tarde, y antes de llegar a lo peligroso de la barranca, la atajaron y contuvieron, y la llevó dicho su amo con sus dos hijuelos…

Y también supo en aquel entonces que dicha mulata, estuvo escondida en el breñal cinco o seis meses porque la andaban buscando sus amos y que Alonso, su galán, le llevaba al mogote su bastimento de tortillas hechas que le hallaron cuando la cogieron, para alimentarse, porque no tenía allí con que hacerlas, sino unas cuantas ollitas en que le debían de llevar atole o carne cocida…

El 22 de noviembre, a Silverio Nicolás, mulato prieto atesado y crespo, soltero de 22 años y esclavo de la demandante, interrogado, dijo: que con la ocasión de haber vivido Vernardo -sic- Vázquez, ya difunto, su primer amo y padre de dicha María Vázquez en un rancho del río Turbio, donde así mismo vive y ha vivido un indio nombrado Pedro Alonso, el tiempo de cuatro años (antes de trece a esta parte) que se mudaron del dicho rancho al de La Lagunilla, de la jurisdicción de Silao, sabe que el dicho José Joaquín, a quien conoció hará dos años, por haber estado en casa de su ama, esclavo de la susodicha María Vázquez, porque su madre de dicho José Joaquín, nombrada Teresa de Jesús, hermana del declarante fue esclava de dicha su ama, aunque hoy no lo es porque la vendió.

Preguntado por qué sabe que es hijo de ella, dijo: que por haberla visto parir en casa de Nicolás, indio ya difunto, padre que fue del dicho Pedro Alonso, y que este, luego que parió, cogió a la criatura y la llevó y dio a criar en casa del indio Antonio de la Cruz, lo cual pasó de noche y como el testigo era chiquito, como de seis o siete años, no pudo decir el día, mes ni año…

También el día 22, a Juan de Dios Lazcano, de 45 años. Interrogado, dijo: …que con el motivo de haber salido con el señor Alcalde Mayor, que fue de esta Villa, don Martín de Andrés, por principios del año de 1740 a ayudarle en la recaudación de tr ibutos de los indios, negros y mulatos vagos y laboríos de esta jurisdicción, andando por el territorio del río

Turbio y ranchos que nombran de San Luisito, en dicha recaudación, tubo denuncia de estar encubierta una mulata esclava de don Antonio de Aguila r, vecino de esta villa, que se le había huido ocho años había y dándole cuenta de ello a dicho Alcalde Mayor, le ordenó que hiciese la diligencia de averiguar la parte donde estuviese…

…empeñado en su busca, la halló oculta en una chocilla a modo de cue va, contra el respaldo de una cañadita, que está cercana a la ranchería de unos indios, junto al referido río Turbio, donde llaman el río Verde, y aprehendida y sacada de aquel paraje, trayéndol a por camino para esta Villa, en un rancho que llaman de Tulti tán, como tres leguas más acá de donde la cogió, se le ofreció al discurso, el que pudiese tener hijos y para conocerlo, le hizo descubrir un pecho y exprimírselo y como vido que le manó leche, le preguntó dónde tenía los hijos y ella le respondió no haber parido ninguno y fingiéndole el testigo que le había dicho un indio viejo de San Luisito, que sí los tenía, creyéndolo ella respondió algo airadas estas palabras: “más que es el perro de Antonio de la Cruz, como él no descubre otros esclavos que tiene ocultos desde el tiempo que vivía el viejo Vá zquez”.

A lo cual el testigo le preguntó quienes eran y ella le dijo que uno que tenía el dicho Antonio de la Cruz, de dos que había criado, dándole las señas de él porque no encontrase con el que era libre, y el otro que estaba en los ranchos de La Sabina, en poder de unos indios parientes del referido Antonio de la Cruz, del cual no sabía dicha mulata las señas, aunque le dijo saber de cierto que eran esclavos por haberlos parid o unas esclavas de Vázquez y tirándolos en tiempo en que éste vivía en dicho río Turbio, con cuya noticia el testigo, a los ocho días de haber traído dicha mulata, que se llama Ifigenia, y entregándosela a su amo (en cuya casa se volvió a cerciorar de ella sobre la denuncia que le hizo de los mulatillos).

Se fue el testigo con orden de dicho Alcalde Mayor por habérselo participado y antecogiéndose a José Partida, vecino junto al río Turbio, para que le acompañase, le cayó de noche al dicho Antonio de la Cruz en su rancho de San Luisito y delante del dicho Partida le hizo sacar al mulatillo que crió, nombrado José Joaquín y puesto en su presencia bajo de juramento verbal que le hizo hacer, le preguntó si era su hijo y respondiéndole que sí, le replicó el testigo que por qué mentía si era esclavo. A lo que respondió Antonio de la Cruz que era su hijo por haberlo criado desde recién nacido, que se lo tiraron y reconvinié ndole el testigo a Antonio que si no sabía que era esclavo, pues por tal iba en su busca el testigo. Le respondió que si había oído decir muchos años atrás que era esclavo, pero que él lo tenía por su hijo, con cuya razón se echó por delante al indio Antonio y al mulatillo, quien será de catorce a quince años de edad, y se fue con ellos y el compañero José Partida a dormir al rancho de éste, en donde vio el testigo que dicho indio Antonio le suplicó a Partida el que sí tenía dinero le rescatase a dicho mulatillo, que él se lo pagaría de dinero que tenía en su casa. Y partida le dijo que no tenía dinero para ello y entonces el dicho indio Antonio de la Cruz les dijo al testigo que mirase lo que le había de dar porque le dejase a dicho mulatillo. Y el testigo le respondió que él no podía hacerlo, sino sus amos para quienes le daría papel en llegado a esta Villa. Y a otro día se trajo a ella y le dio el papel para que fuera a la jurisdicción de Silao a componerse con Santiago de Galicia y su mujer, que son los amos de dicho mulatillo. Y le dio cuenta luego de la traída de él y del papel al dicho Alcalde Mayor, quien le dijo al t estigo que mantuviese al mulatillo en su casa mientras ocurrían sus amos, como con efecto así lo hizo el testigo. Y un día de los que el ínterin, que venía su amo, se subió el dicho mulatillo con un hijo pequeño del testigo, por travesura a la tapia del corral de su casa desde donde se mira la

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puerta que tiene a la calle la de dicho Antonio de Aguilar, estando en ella la mulata Ifigenia viendo al mulatillo en la tapia, lo conoció desde dicha puerta y le gritó diciendo de esta manera: “miren donde anda Joaquinillo el esclavo de Galicia, ¿qué haces ahí?” Y como el testigo estaba de la parte de adentro de su corral en el ejercicio de hacer limpiar un poco, le llam ó dicho su hijo diciéndole: “Señor padre, allí conocen a Joaquinillo”, y el testigo le preguntó que quién, y el muchacho le respondió que la mulata de don Antonio de Aguilar que estaba en la puerta la había gritado por su nombre.

Y a los seis días de ido el indio con el papel, vino Santiago de Galicia, acompañado de un hijo suyo, a que le entregasen el mulatillo y como no había habido de parte del indio Antonio de la Cruz ninguna oposición, dicho Alcalde Mayor se lo mandó entregar, pagándole al testigo su viaje y albricias...

El testigo prosiguió su declaración con lo que le había platicado Santi ago de Galicia: que el dicho Antonio de la Cruz lo había restituido a su casa de mandato de la Real Justicia de Guanajuato, y viniendo con ellos el día nueve del corriente, paró al medio día en un rancho que llaman La Zanja, donde vive Juan de Torres, a tr es leguas de distancia de esta Villa, y allí delante del dicho Juan de T orres y de un hijo de éste, casado, cuyo nombre no sabe, se dejó decir el indio Antonio que se volvería desde dicho puesto por que no tenía a que venir a esta Villa, pues ya entregaba al mulatillo por ser esclavo, a que le dijo Juan de Torres que había hecho mal en no haber dado cuenta antes de ser tal esclavo para que pudiera haber logrado unas albricias, a lo que el indio le replicó diciéndole: “¿Usted le metiera a su hijo un cuchillo por el pescuezo?” A que le dijo Juan de T orres, que no. Y a esto le dijo el indio Antonio: “pues así yo, porque he criado al muchacho como a hijo.”

En la casa de morada de Don Antonio de Aguilar, el 23 de noviembre, se tomó la declaración de María Josefa Núñez Pavón y Bravo, española de 33 años de edad, esposa del propietario, quien dijo: …que con la ocasión de habérsele huido a la declarante una mulata, su esclava, nombrada Francisca Ifigenia, desde el Real de Comanja, donde entonces vivía, por mediado diciembre del año de treinta y dos (1732), y parecido oculta en el de treinta y nueve entre unos indios de los ranchos de San Luisito, junto al río Turbio de esta jurisdicción y restituidósela a su poder al cabo de dichos siete años por Juan de Dios Lazcano, vecino de esta Villa, estando ya en casa, en el discurso de un mes que duró en ella, le oyó decir algunas veces que los indios de dicho puesto de San Luisito tenían oculto un mulatillo de catorce años, nombrado Juan José, que tenía unos lunares en la ca ra y era perteneciente a Santiago de Galicia…

La declarante agregó: …lo cual es lo que puede decir en verdad por no hallarse aquí su mulata Ifigenia para que lo declarare con más formalidad, respecto de que al mes se le volvió a huir desde la villa de Guanajuato, a donde la envió a vender y hasta ahora no ha sabido dónde pueda estar…

Para resolver el caso, se pidió la intervención del Licenciado José de Valderas, abogado de la Real Audiencia de la Nueva España y vecino de la ciudad de Querétaro, quien dictó la siguiente Sentencia:

Fallo, atento a los méritos del proceso, a que me refiero, y a que está constante y confesado por la actora María Vázquez que José Joaquín se crió y educó como libre por más tiempo que el que se requiere para la prescripción , que debo declarar y declaro que su demanda carece de acción y no es en tiempo. Y en consecuencia de esto absuelvo de ella a dicho José Joaquín y mando sea suelto de la prisión en que estaba detenido y que se entregue a su adoptivo padre Antonio de la Cruz, a quien así mismo absuelvo de la instancia de este juicio, en cuanto a la acción criminal que se ha deducido contra él, acerca de la ocultación y colusión con la que se dice haber sido madre del dicho José Joaquín… Así lo pronuncio, mando y firmo con parecer de asesor, sin condenación de costas, por ahora. Lic. José Valderas.

Concluyendo el proceso el 18 de febrero de ese año, con la liberación de los reos Es de interés resaltar que en dicho documento se cita varias veces el término “pepe libre” par a referirse al joven.

A partir de 1768, coartación fue sinónimo de manumisión para los esclavos, pero tuvo un significado diferente como el procedimiento de compra de la libertad mediante el pago de sumas periódicas al amo hasta saldar todo su valor. Un esclavo coartado había autoamortizado parte de su precio (el 20, 30, 50 ó 90% del total), mientras que el que no lo era se llamaba entero, porque debía al amo todo su costo. Y en los procesos legales los esclavos se vendieron como coartados o enteros. La coartación fue el mecanismo que liberó mayor número de esclavos pues en realidad fue el único efectivo, ya que los restantes eran poco seguros: La huida del amo, incluso con su posible secuela del apalencamiento (es decir, del palenque), conllevaba siempre el peligro de ser capturado y restituido a la esclavitud después de sufrir terribles castigos; la denuncia por sevicia del amo originaba largos e inciertos pleitos que terminaban en el mejor de los casos con el traslado a otro dueño; y la manumisión por gentileza del amo,

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Los mulatos servían en las casas de los españoles.

como se decía entonces (significado antiguo de la palabra coartación), era muy poco usual. Para esto último había que dar con un amo que tuviera conciencia de la explotación inhumana que realizaba (cosa poco usual entre quienes vivían de la esclavitud), y que estuviera a punto de morirse (momento en el que al parecer se acentuaban los escrúpulos morales) y finalmente a que sus herederos estuvieran dispuestos a respetar la voluntad del moribundo, totalmente contraria a sus intereses, lo que era aún más raro, si cabía. 11

Trámites Para Alcanzar la Libertad

La principal forma en que los esclavos obtuvieron en León su libertad fue por gracia testamentaria de sus amos o por una tercera persona que, por hacerle buena obra, como se asentaba en los documentos legales, pagó por ellos. En estos casos existía también un acuerdo escrito entre el benefactor y el propietario del negro. De esta última modalidad son frecuentes los casos en que los padres compraban la libertad de sus hijos y los maridos la de sus mujeres.12

Las autoridades de la villa de León atendieron varios casos para dar la libertad a esclavos; el primer trámite documentado refiere que en 1582 Juan de Zayas, por Sebastián de Areilca, pide la liberación de María Negra y sus hijos, conocida también por María de Cuenca, por haber pertenecido al Presbítero Juan de Cuenca, uno de los tres clérigos fundadores. Los testigos que declararon, afirmaron que Juan de Zayas tenía una hija con ella.13

Sirva de ejemplo, la carta de libertad que Alonso Pérez de Ojeda El Viejo, extendió en 1653 a sus dos esclavas por los buenos oficios que desempeñaron en su servicio:

En el nombre de Dios, Nuestro Señor, Amén. Sepan cuantos esta pública escritura de libertad vieren como yo, Alonso Pérez de Ortega El Viejo, vecino que soy de León de la Nueva España, de mi agrado y buena voluntad, estando como estoy cierto e informado de mi derecho y habiendo oído sobre ello, de todo buen acuerdo, cual convenía, otorgo y conozco por la presente carta, que libro y liberto de toda sujeción y cautiverio, a Felipa Pérez, mulata mi esclava que será de edad de veinte y cuatro años, criolla, de mi casa, hija de Ana , mulata, asimismo mi esclava, por haberla criado y buenos servicios que me ha hecho y po r otras causas justas que a ello me mueven, para que en virtud de esta libertad desde hoy día de la fecha de esta carta en adelante, sea libre y horra (ahorro) y no sujeta a esclavitud ni servidumbre alguna, y como tal pueda estar y residir en cua1quier pa rtes y lugares y tratar y contratar con cualquier personas y disponer de sus bienes y haciendas libremente y hacer y otorgar su testamento y nombrar por sus herederos a las personas que fuere su voluntad y otorgar otras cualesquiera escrituras y contratos y vender y comprar y hacer todo lo demás que persona libre y no sujeta a esclavitud alguna, pueda y deba hacer, la cual dicha libertad y (ilegible) le hago a la dicha Felipa Pérez por las causas referidas y porque así es mi determinada voluntad y tengo por bien que la susodicha pueda estar y residir y morar en esta dicha Villa o irse de ella luego, disponiendo de su persona libremente, que yo por la presente pido y suplico a cualesquier Jueces y Justicias de cualesquiera partes y lugares a donde la susodicha pasare o residiere, la dejen pasar; estar y residir, tratar y negociar libremente como persona libre y no sujeta a cautiverio ni servidumbre alguna, porque así lo consiento y tengo por bien y me desisto y aparto del derecho de patronazgo y otro cualquier a que contra la suso dicha tenga y me perteneciere a mí y a mis herederos y sucesores y me obligo de haber por firme lo aquí

contenido en todo tiempo y no reclamar ni contradecir ni ir contra ello por ninguna causa ni razón aunque sea por testamento, ni en otra manera para cuya firmeza y cumplimiento obligo mi persona y bienes habidos y por haber; doy poder a las justicias de su majestad de cualesquiera partes, en especial a las de esta dicha Villa; para que me apremien al cumplimiento de lo aquí contenido como si fuese sentencia de Juez competente por mí consentida como sentencia juzgada y pasada en cosa juzgada; renuncio a las leyes y derechos de mi favor con la que dice (ilegible). En testimonio de lo cual otorgo1a presente ante el Escribano Público, en las casas de mi morada en esta dicha Villa de León donde es fecha en primero día del mes de julio de mil seiscientos y cincuenta y tres años . Y el otorgante a quien yo el Escribano doy fe que conozco, lo firmó de su nombre, siendo testigos el Alférez Hernando López de Lara, Alcalde Ordinario; Pedro Capetillo y Salvador de Uribe, vecinos de esta Villa. (Rúbricas) Alonso Pérez de Ortega. Ante mí, Francisco Hurtado Jiménez, Escribano Público. -Recibí de derechos un peso, no más. 14

Los casos siguieron y cada uno de ellos presenta singularidades que nos refleja la manera en que la posibilidad de la libertad se presentó.

Veamos el caso de Pedro de Urquieta, quien en 1662, inici ó un proceso legal para que reconocieran la libertad a los cinco hijos que tuvo con María esclava negra de Juan de Mosqueda y Ana de Covarrubias, pues cuando sus amos la vendieron a Juan de Beurco, el Depositario General de la villa, él pagó por su libertad y la de sus hijos.

Como Mosqueda dejó a su muerte muchas deudas su sobrino Antonio de Echeveste, acudió a la Autoridad de la villa para apropiarse de la negra María y sus hijos, los que le fueron adjudicados por el Juzgado de Bienes de Difuntos, con la siguiente valuación: Ignacio en 160 pesos, Pascual en 150, Mateo en 140, Juan en 130 y Domingo en 120. Inmediatamente rentó a María y a Pascual a Bartolomé Romero y Tolentina de Sanabria, su mujer, vecinos de la villa de San Felipe.

Ante esto, Pedro de Urquieta acudió a la Real Audiencia de México para hacer efectiva la libertad que ya les había comprado. El 21 de octubre de 1662, comparecieron ambos ante Don Álvaro de Aguilar y Quiroga, Alcalde Ordinario de Santa Fe de las Minas de Guanajuato, para seguir con los alegatos y finalmente la Real Audiencia validó la libertad de los esclavos e impuso una pena de 200 pesos a Echeveste, indicándole además que debía acordar con los empeñistas le pagaran al joven tres pesos de salario cada mes para servirles en el pastoreo de sus ovejas.

El pleito seguía todavía en noviembre de 1672 y en la última foja del expediente concluye con la demanda de Pascual de Urquieta, mulato libre y casado, quien se declara ba hijo natural de Pedro de Urquieta, y pide a las autoridades de la villa hagan comparecer a Antonio de Echeveste para que le entregue el dinero por los 12 años de trabajo que desempeñó cuidando ovejas en San Felipe, cuyo salario él cobraba. 15

Por los siguientes extractos podemos darnos una idea de los casos que se tramitaron en años posteriores:

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1676. Diligencias hechas para declarar la libertad de Francisca de Torres, negra esclava de Catalina Corona, mujer que fue de Juan de Padilla Dávila, fallecidos en el pueblo de San Francisco del Rincón.16

1695. Autos hechos por el Alcalde Ordinario Juan Sánchez Caballero, sobre la demanda puesta por Juan Jacinto Godoy, en razón de la libertad que Bernardo de la Vega y Juana de Camarena, su mujer, pretenden dar a su hija Felipa, mulatilla esclava de Godoy.17

1717. Juana Muñoz, mulata esclava, pide que los albaceas y herederos del Br. Pedro de Aguilera le den su libertad, por estar mandado así en cláusula de testamento de Josefa Vera, madre de aquel.18

1732. Autos de pedimento de Antonio Rodríguez de la Palma, sobre que Ana López de Céspedes otorgue su libertad a una mulatilla esclava nombrad a María de la Candelaria, mediante haberla pactado y recibido en cuenta de su valor 184 pesos. 19

Los siguientes dos casos nos amplían la información sobre la manera en que eran valuados los esclavos.

El 5 de mayo de 1739, ante el Alcalde Ordinario de Segundo Voto, Francisco Antonio de Ábrego, se presentó Ignacio de Torres, y dijo que tenía entregados 125 pesos a su amo José de Austri, para el pago de su libertad, la de su mujer María de la Cruz y su hija Felipa Antonia. Como prueba presentó un recibo y un a carta donde les autorizaba buscar un nuevo amo, que pagara por ellos 550 pesos, pero el mulato se declaraba sin fuerza en los brazos para trabajar, por lo que pidió a la Autoridad que su amo, o el que lo siguiere, no los vendiera en obraje, ni en ingenio de azúcar, como los tenía amenazados.

El Alcalde citó a Austri , quien en su declaración dijo que los 125 pesos que había recibido eran a cuenta del precio por su esclavo y su mujer, pues en cuanto a la mulatilla, ya se la había dado en dote a su hija Ma riana, cuando se casó con Don Agustín de Septiem y Montero, Regidor de la villa de Guanajuato.

El mulato Ignacio solicitó a la Autoridad la declaración de ahorro de servidumbre para su hija y la valuación de ellos. El 1 de junio, el Alcalde dijo: que atento a que la causa de libertad se tiene por pública y que es de las más privilegiadas en derecho, gozando por esta razón del favor que se previene, de que para su decisión y determinación, los jueces tengan facultad declarada por la Ley de declararlo de pl ano, sin conflicto de partes, estrépito y figura de juicio, constando de los autos, lo que probar le convino a dicho esclavo Ignacio para justificar su intención, declaró: por ahorro y libre de servidumbre a la dicha Felipa Antonia.

El 8 de junio nombró valuadores, a Don Pedro Martín Vaca y Don Francisco de la Fuente, quienes en el modo decente y permitido, para averiguar por sus aspectos su edad, y por su cuerpo y acciones si tienen o no alguna lesión, concluyeron que Ignacio, con poco más de 33 años de edad, valía 200 pesos y María, su mujer, como de 51 años, 150 pesos. 20

En 1805 se presentó este audaz caso. María Petra de la Luz Rocha, esclava de Margarita López de Lara, que cansada de tolerar los malos tratamientos que experimentaba y sufría

en la casa de doña Margarita, pidió avalúo de su persona para pagarla y obtener su libertad, mismo que se presenta para darnos una idea de cómo se ejecutaba:

AVALÚO. A los 27 días del mes de noviembre de 1805 años. Ante el Sr. don Pedro Antonio de Obregón, Alc alde más antiguo de ella, comparecieron el Regidor Al guacil Mayor, don Manuel José Doblado, perito nombrado por el Juzgado para el valúo de la esclava María Petra de la Luz Rocha; don Cayetano Zalce, individuo nombrado por la citada esclava, y el teniente don José de la Bárcena, para en caso de discordia. Quienes siendo presentes, con las formalidades del Derecho, procedieron al valúo y reconocimiento de la citada esclava, la que el citado Alguacil Mayor estimó en cantidad de 100 pesos, y el referido don Ca yetano Zalce la puso en el de 50; por lo que usando el tercero en discordia de lo que en el caso ya le es propio, medió entre los dos extremos el valor de 80 pesos, en el que queda estimada y apreciada la citada esclava para el efecto de su íntegra libert ad por ser dinero que para ello le han dado, en obsequio de la caridad y de su infeliz esclavitud, sin mérito, ahorro ni otro objeto que el que use de la libertad que la naturaleza le escació en su nacimiento, con lo que se concluye esta diligencia, no interviniendo en ella colusión, fraude ni incubierta alguna.

Y la firmaron con su merced por ante mí de que doy fe. Pedro Antonio de Obregón. Manuel José Doblado. José de la Bárcena. Cayetano Zalce. Cosme Ma ría de Obregón, Escribano Público de la Villa. 21

A los negros y mulatos libres, se les abría un arduo camino en su asimilación en la sociedad. Al portar el estigma de la esclavitud les era muy difícil su supervivencia. En la década de los setenta del siglo XVI el Rey Felipe II ordenó que los negros y mulatos libres pagaran tributos a la corona, ya que al haberse convertido en súbditos tenían la obligación de contribuir al fisco. Estaban obligados a registrarse en la Caja de Negros para el pago. Por lo general, según los registros, solían ser muy pobres y con pocas posibilidades de trabajo.22

Puede resultar inútil recordar que tanto los indios como los mulatos pagaban tributo, el impuesto colonial de captación y en la estima social eran considerados inferiores a los españoles y a los mestizos. El término mulato simplemente describía a cualquiera que tuviera algún grado de ascendencia africana. 23

José de Gálvez, en su visita de 1765-71, nombró comisionado especial en León a Rafael Monterde y Antillón para que revisara las nóminas de los tributos. E n su afán de aumentar los tributarios, aparentemente clasificó a muchos mestizos como mulatos. Ante las protestas de los afectados, respondió: “sólo había tres categorías, españoles puros, indios y mulatos ”.24

Entre los afectados, se encuentra el siguiente, fechado el 22 de enero de 1774, cuando el Alcalde Mayor, Francisco Antonio del Mazo, recibió esta solicitud: José Ignacio Ruiz, vecino de esta Villa, en el Barrio de Arriba, casado con María de la Concepción de Ortega, ambos mestizos, como mejor derecho proceda, parezco ante vuestra merced, y digo: que como consta de la certificación que incluye mi fe de bautismo, soy hijo legítimo de José Cristóbal y de María Polonia, ambos mestizos, en cuya opinión hemos estado, y como tales no hemos sido reconvenidos para el cobro del real tributo, por ningún señor Alcalde Mayor, comisionados ni otro recaudador, hasta que el señor capitán don Rafael de Monterde y Antillón, de tres años a

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esta parte me ha gravado en este real derecho, a razón de 20 reales en cada uno, s in embargo de mi excepción. 25

Los españoles que preferían el trabajo artesano y el pequeño comercio de las ciudades, se organizan en gremios de corte feudal. Para mantener sus privilegios apr obaban ordenanzas, redactadas por ellos mismos, que cerraban las puertas de los principales oficios a los hombres de color, esclavos o libres, con ello les negaban la oportunidad de desarrollar un trabajo lícito y los empujan al vagabundeo y otras actividades antisociales -hurto, prostitución, delincuencia- que los sitúa como hombres marginales cargados de peligrosidad.

Las restricciones que impiden el acceso del negro y mulato al comercio y al trabajo artesano, se extienden a los empleos burocráticos y a las profesiones liberales. La Iglesia Católica niega al negro el ingreso a las órdenes sagradas y mantiene la norma discriminatoria a través de centurias; todavía en 1739, el Papa Clemente XII, reiteraba la prohibición por ser mestizos y mulatos “individuos generalmente despreciados por la sociedad, indignos de ocupar puestos públicos y de hallarse al frente de la dirección de las almas.”

Los negros eran, de las tres razas que conformaban la sociedad colonial, la más baja y su régimen jurídico y social fue el más severo. Los africanos esclavos y aún libres, no podían salir de noche en la villa, ni tener indias a su servicio o portar armas. A sus mujeres no se les permitía usar oro, ni perlas, ni seda. Sus hijos estaban excluidos de los establecimientos de enseñanza y sólo podían aprender la doctrina cristiana. 26

Bajo el Yugo de la Ley

Las Autoridades también siguieron procesos contra negros y mulatos , libres o esclavos, que cometían delitos dentro de la misma villa:

1586. El 20 de noviembre, el Alguacil Juan Alonso se presentó ante el Alcalde Mayor, Cristóbal Sánchez Carvajal, para informarle que tenía presos a un negrillo y a un mulato que quebraron las puertas de la cárcel y huyeron, por lo que solicitaba la presencia del Escribano Público para que diera testimonio del quebrantamiento de la cerradura.27

1637. Causa ejecutiva seguida por Juan Flores de Peralta contra Rodrigo Ramírez, mulato libre, por 120 pesos que le adeuda de cuentas que han tenido. 28

1663. Vicente Pérez de Aguilera demanda a Luis Domínguez, mulato libre, sobre 300 bestias mulares y caballares que le dio para venderlas en la ciudad de México, sin que le haya rendido cuentas.29

1710. Lorenzo Gallardo -mulato- por una puñalada que le dio a José de Lara, en la Cañada de los Castillos, asisten a su curación Diego de la Cruz, mulato, “inteligente en el modo de curar heridas”.30

1710. Tomás de Contreras, alias “Barajas”, mulato, preso por ladrón cuatrero. 31

1711. Juan de Mendoza, mulato, quien junto con el español Juan Antonio de Estrada, robaron unas mulas.32

El proceso seguido contra el esclavo Melchor de la Cruz, puso en verdadero aprieto a la Justicia de la villa de León, veamos el caso:

El 7 de noviembre de 1711, Tomás Medel denunció a la Autoridad de la villa que en su casa se hallaba un hombre muerto. Juan Francisco de Paredes, co mo Escribano Publico y de Cabildo, rindió el siguiente informe: el cuerpo de un hombre, al parecer indio, ya cadáver, tirado en el suelo boca arriba, en pechos de camisa, vestido con unos calzones de paño verde bien tratados, el rostro todo ensangrentado con una cortada en la mitad de las narices; una cuchillada por el hombro izquierdo, como de tres dedos, al parecer dada con arma cortadora; una puñalada al mismo lado sobre la espaldilla, penetrante que le repunta a los pechos, a donde señala un cardenal de más de dos dedos de ancha, al parecer dada con la misma arma; una estocada en el lagarto del lado derecho, que parece ser penetrante y dada con arma pungente y junto a dicho cuerpo, un tranchete mediano, con sangre, particularmente el manguillo, sin que se reconociese haber allí ninguna sangre derramada ni huellas…

Según las investigaciones, el cuerpo pertenecía a Patricio Santiago, indio soltero, ministro de cantor de la Iglesia Parroquial de la villa, quien tenía ilícita amistad con Gertrudis, mulata libre, mujer legítima de Melchor, mulato esclavo del Alférez Pedro de Sard aneta Legaspi.

Diego Morillo, indio casado, ministro de cantor de la Iglesia Parroquial, por medio de Bernardo de Ortega, mestizo intérprete, dijo: que Patricio de Santiago era su primo y compañero; que el tranchete pertenecía a Cayetano Hernández.

Cayetano Hernández, de 17 años, entre otras cosas declaró, que él había acompañado al difunto a una cita clandestina con Gertrudis, y que ella no lo dejaba salir diciendo que su marido estaba en Santa Teresa. Que pasando la media noche llegó el marido y los encontró a oscuras, por lo que Patricio y el declarante salieron huyendo con rumbo al río de La Soledad, hasta la casa de E. Farfán, y que Patricio se regresó solo para recuperar su cap a y sombrero que había dejado. El Alcalde mandó que se pusiera en prisión a Cayetano Hernández y se ordenó la prisión contra el mulato Melchor.

El Alcalde mandó traer a la mulata Gertrudis y a su hija, quienes no acudieron por estar heridas y recuperándose en el hospital de San Juan de Dios. El Escribano pidió permiso al Prior para pasar a tomarles la declaración. Gertrudis Solano, que estaba convaleciente con su hija Margarita Cayetana, de 13 años, declaró que los muchachos habían llegado a refugiarse a su casa para impedir que los alcanzaran y que estando dormidos llegó su marido y huyeron, mientras que a ellas las agredió, hirió y les dijo muchas insolencias.

Melchor de los Reyes, negro esclavo de Pedro de Sard aneta, el 19 de enero de 1712, pidió a la Autoridad copia del proceso para su defensa y se presentó a declarar el día 23. Dijo tener 41 años de edad, originario de Guadalajara y vecino de la villa, casado con Gertrudis Solano, y después de muchas preguntas se declaró inocente. Sumando tres versio nes muy diferentes que pusieron en aprietos a la Autoridad para cerrar el caso.

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Mientras seguía el proceso, que llegó hasta la Real Audiencia de México, los acusados estaban presos en la cárcel de la villa. Finalmente, el Alcalde José Joaquín Ladrón de Guevara Ureta, dictó la sentencia: a Gertrudis la condenó perpetuamente estar recluida y servir en un hospital u otro recogimiento, que no quebrante pena de 200 azotes, si no es que su marido quiera recibirla después de dos años de reclusión; a Melchor de los Reyes, a un año de destierro de la villa, y a Cayetano Hernández, dos años de destierro preciso de la jurisdicción. El 21 de marzo ordenó que los sacaran de la cárcel para que cumplieran su sentencia. 33

Y los casos siguieron:

1713. Juan de la Cruz y Juan Díaz, mulatos libres, por “bigarroteros”, en términos de la época: contrabandistas de vino.34

1713. Miguel de la Rocha, mulato, y Cayetano de Torres, mestizo, por ladrones cuatreros. 35

1731. Agustín Francisco, mulato esclavo del Capitán Cristóbal Marmolejo y Esquivel, por haber muerto a su mujer Juana Crisóstoma y a Cristóbal de Jesús, y contra Dionisio López, mulato libre, por adulterio y origen de las muertes. 36

1731. José Diego Ortiz, mulato libre, por haber dado a Gertrudis Teresa Mo rales, mestiza soltera, su amacía, segura y alevosamente, diez heridas. 37

1733. Joaquín Pérez, mulato libre, por otorgar fianza a favor de Luis Pérez, sirviente de Alfonso de Obregón, quien se huyó.38

El proceso que se siguió en 1753 contra Juan, mulato esclavo de Francisco de la Fuente, dueño de la hacienda de San Pedro del Monte, aporta información sobre las costumbres y la conducta que debían presentar ante las autoridades.

Era costumbre en la villa de León, que los dueños de haciendas y ranchos pusieran una enramada por donde pasaba la procesión con el Santísimo Sacramento el Jueves de Corpus Cristi. Para ello la Autoridad ponía el correspondiente bando unos días antes, en este año fue el día 17 de junio.

En su recorrido del día 25, el Alcalde Mayor, Don José Francisco de Eizaguirre, observó que de las cuatro cuadras en que se debía poner dicha enramada faltaba mucho tramo, por lo que se propuso avisar personalmente a los hacenderos y a sus criados españoles y mulatos que debían preparar una mejor enramada en la Plaza Mayor para la Octava de Corpus, y andando en esa diligencia al llegar a la última esquina o cuadra que hace el nuevo Colegio de la Sagrada Compañía de Jesús -hoy Catedral de León-, preguntó que de quién era la enramada y le respondió un mulato que de su amo. Entonces el Alcalde le ordenó que cambiara la enramada a la plaza y éste dijo que sólo su amo le podía ordenar.

El mulato se puso el sombrero en la cabeza y se arrimó a uno de los palos de la enramada y volvió a replicar con osadía, que suplicaba no replicaba, que no había de mudar la enramada mientras no se lo ordenara su amo, añadiendo otras razones con todo desahogo. Por su desacato y poco respeto, el Alcalde le dio con su bastón dos golpes en la mano y otro en la

cabeza, diciéndole que se quitara el sombrero y se pusiera como debía. A lo que respondió el mulato, dándole la espalda: Pues voy a avisar a mi amo y ahora lo verá vuestra merced.

Ante tal situación, el Alcalde tomó la declaración de sus acompañantes e inició un proceso contra el mulato esclavo llamado Juan, pues según su parecer era digno del castigo correspondiente para que en adelante no se observe semejante desatención, ni menos los de esta calidad y color…

Don Onofre Arias de Puga, Teniente de Alguacil Mayor, dijo: que el mulato es de los más osados y desvergonzados de la villa, pues aunque su amo lo castigaba, no había forma de sujetarlo

Don Juan Bautista de Tobalina, vecino de la villa, por su parte: …que ha oído que dicho mulato es sumamente osado y que aunque su amo nada le consiente y lo ha castigado varias veces, que no se ha podido conseguir el que se contenga en semejantes excesos, que también tiene presente que tuvo algunas desvergüenzas o pleitos con un vecino de esta villa…

Después de tomar la declaración a los testigos, el Alcalde Mayor mandó al Teniente de Alguacil Mayor a la casa de don Francisco de la Fuente para informarle del poco respeto y desahogo que tuvo con él su esclavo, y que le diera la corrección debida. Así lo hizo el Teniente y Don Francisco dijo que en cuanto llegara le iba a dar el castigo merecido por tal osadía y si seguía, entonces lo castigaría con el “garrote” 39

1753. Marcos Bautista, mulato libre, por el robo de una azuela.40

1753. Lucas Domínguez, mulato, preso por mala vida, ladrón público y cuatrero.41

1754. José Cayetano, esclavo del Sargento M ayor José del Santo Isla, por herir a Juan de Santiago Alvarado, a cuya consecuencia murió.42

1756. Juan de la Torre, mulato libre, por hurtar y violar a Francisca Antonia Fernández.43

1760. Onofre Bernabé Cervantes, mulato, por robo de caballos en un pueblo de La Barca. 44

1777. Luis Jacinto Gutiérrez Mendoza, mulato libre, por ultrajes que cometió en la familia de Antonio Gervasio Fonseca.45

1779. Francisco Flores con Juan José Fuentes, mulato esclavo que fue de Luisa de Arriaga, sobre 58 pesos que le prestó para completar el importe de su libertad, y para que cubra 488 pesos 3 reales y un octavo en que salió desfalcado en un tendajo del demandante. 46

1786. María Josefa Jiménez, mulata, por haber injuriado y golpeado a María Manuela Martín, la panadera, en la esquina de la Plaza Mayor. 47

Abolición de la Esclavitud

Desde fray Bartolomé de las Casas en adelante la esclavitud negra y el tráfico a que daba lugar, siempre tuvo refractores y hasta encarnizados enemigos. Uno de los más notables fue el jesuita fray Alonso de Sandoval, que a principios del siglo XVII discutía la legitimidad de la

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esclavitud y condenaba la manera en que los negreros completaban las cargazones, opiniones que fueron aplaudidas por muchos religiosos de la época.

El Papa Urbano VIII, en una Bula fechada el 22 de abril de 1639, condenaba la trata negrera, señalándola como un medio para privar de la libertad a los hombres. Hacia 1689, muchos misioneros predicaban en el África contra la esclavitud y su comercio y, en 1741, el P apa Benito XIV repetía los conceptos de la Bula de 1639.

El siglo XVIII fue particularmente rico en literatura antiesclavista y en proposiciones para mejorar las condiciones jurídicas y reales de la gente de color en todo el continente. El pensamiento de la Ilustración hizo que un grupo de jesuitas desarrollaran ideas libertarias en la Nueva España. Por 1780, el Padre Francisco Javier Clavijero, como ya lo había hecho Andrés Cabo, unos años antes, exaltaba las cualidades de los mestizos, incluyendo entre ellos a los que tenían sangre negra. Por los mismos años, Francisco Javier Alegre, al paso que condenaba el comercio esclavista, -al narrarla- aplaudía la victoria y actividad subversiva de un grupo de negros cimarrones que en 1609 se había levantado en la región de Orizaba.

La abolición del tráfico abominable por la Corona Inglesa en sus posesiones en 1807, fue un paso fundamental. Este hecho halló favorable repercusión en el espíritu de las primeras juntas al comienzo de las luchas por la Independencia.48

Ante la invasión francesa sobre España, en la ciudad de Cádiz, único reducto libre, se reunieron las Cortes para redactar una Constitución. Con relación a los esclavos hubo dos participaciones: el Doctor José Miguel Guridi y Alcocer, Diputado por Tlaxcala, quien encaminó sus esfuerzos para la abolición gradual de la esclavi tud; otro Diputado, Miguel Ramos Arizpe, al citar los batallones de pardos o mulatos que combatían en el ejérci to virreinal, preguntaba a sus colegas reunidos en la Asamblea: “¿Quién ha sostenido con su sangre para España aquellos vastos dominios sino las castas, pues los indios están excluidos de la milicia?” La Constitución de Cádiz, proclamada el 19 de marzo de 1812, reconoció como ciudadanos a los indígenas pero se restringió la ciudadanía a las castas con mezcla de sangre afrodescendiente.49

Las condiciones que vivieron los negros y mulatos durante la época colonial, dieron como resultado que muchos de ellos se unieran a las filas de los insurgentes y los principales caudillos, viendo su opresión, lucharan también para abolir la esclavitud.

Don Miguel Hidalgo y Costilla, en plena guerra de Independencia, decretó el 6 de diciembre de 1810 en la ciudad de Guadalajara: “Todos los dueños de esclavos, deberán darles libertad dentro del término de diez días, so pena de muerte, que se les aplicará por trasgresión a este artículo”.

Morelos, el 5 de octubre de 1813, por voto universal del pueblo , decretó: Porque debe alejarse de las Américas la esclavitud y todo lo que a ella huele, mando que los Intendentes de Provincia y demás magistrados velen sobre que se pongan en libertad cuantos esclavos hayan quedado… 50

El 29 de junio de 1818, se publicó en la villa de León un Bando del Virrey Juan Ruiz de Apodaca, donde el Rey Fernando VII abolía la compra de esclavos en las costas de África. En su filosofía se pretendía justificar tal condición y, como toda ley que protege intereses, concede ciertas libertades para que se siga haciendo. He aquí su contenido íntegro:

La introducción de negros esclavos en América fue una de las primeras providencias que dictaron mis augustos predecesores para el fomento y prosperidad de aquellos vastos dominios, muy poco tiempo después de haber sido descubiertos. La Imposibilidad en que estaban los indios de ocuparse en diferentes trabajos útiles, aunque penosos, nacida de ningún conocimiento que tenían de las comodidades de la vida, y de los cortísimos progresos que entre ellos había hecho la sociedad civil, exigió por entonces que el beneficio de las minas y el rompimiento y cultivo de las tierras entregaran a brazos más robustos y activos. Esta providencia, que no creaba la esclavitud, sino que aprovechaba la que ya exi stía por la barbarie de los africanos para salvar de la muerte a sus prisioneros, y aliviar su triste condición, lejos de ser perjudicial para los negros de África, transportados a América, les proporcionaba no solo el incomparable beneficio de ser instruidos en el conocimiento del Dios verdadero, y de la única religión con que éste Supremo Ser quiere ser adorado de sus criatura s, sino también todas las ventajas que trae consigo la civilización, sin que por esto se les sujetara en su esclavitud a una vida más dura que la que traían siendo libres en su propio país. Sin embargo, la novedad de este sistema requería mucho detenimiento en su ejecución, y así fue que la introducción de negros esclavos en América dependió siempre de permisos particulares, que mis augustos predecesores concedían según las circunstancias de los lugares y de los tiempos, hasta que la de negros bozales fue generalmente permitida, as í en buques nacionales como extranjeros, por reales cédulas de 28 de septiembre de 1789, 12 de abril de 1798 y 22 de abril de 1804, en cada una de ellas se señalaron diferentes plazos para dicha introducción: Todo esto manifestaba bien claramente que la cristiana sabiduría de los reyes consideraba siempre estas providencia como excepciones de la Ley sujeta a condiciones variables. Aún no había expirado el concedido en la de 22 de abril de 1804, cuando la divina Providencia me restituyó al trono a que me había destinado, y de que intentó pérfidamente despojarme un injusto usurpador. Las turbulencias y disensiones suscitadas en mis dominios de América durante mi ausencia, fijaron desde luego mi soberana atención; y meditando con incesante desvelo las providencias más adecuadas para restablecer el buen orden en aquellos remotos países, y darles todo el fomento de que son capaces, no tardé en advertir que habían variado

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José María Morelos y Vicente Guerrero, de ascendencia africana.

enteramente las circunstancias que movieron a mis augustos predecesores para permitir el tráfico de negros bozales en las costas de África, y su introducción en ambas Américas.

En ellas ha crecido prodigiosamente el número de negros indígenas, y aún el de los libres, a beneficio de la regulación suave del Gobierno, y de la cristiandad y temple humano de los propietarios españoles: El de blancos se ha aumentado mucho, y el clima no es tan perjudicial que estos como lo era antes de que las tierras se desmontasen y pusiesen en cultivo. Aún el bien que resultaba a los habitantes de África de ser transportados a p aíses cultos no es ya tan urgente y exclusivo, desde que una nación ilustrada ha tomado sobre sí la gloriosa empresa de civilizarlos en su propio suelo: Al mismo tiempo la general cultura de Europa, y el espíritu de humanidad que ha dirigido sus últimas transacciones al restaurar el edificio que la depravación del régimen del usurpador había destr uido hasta sus bases, han excitado un conato general entre los soberanos de Europa de ver abolido este tráfico; y el Congreso de Viena, conviniendo en la necesidad de la abolición, se ocuparon en facilitarlo por medio de las negociaciones más amistosas con las potencias que tenían colonias, encontrando en mí aquella disposición que era consiguiente a tan laudable empeño.

Estas consideraciones movieron mi real ánimo a informarme de personas instruidas y celosas de la prosperidad de mis Estados sobre los efectos que en ellos produciría la abolición del tráfico de negros. Vistos sus informes, deseoso de asegurar el acierto en materia de tanta trascendencia y gravedad, los remití a mi Consejo de las Indias con real orden de 14 de junio de 1815 para que me consultaren lo que se le ofreciese y pareciese. Agregados todos estos copiosos materiales y los antecedentes del asunto, y visto lo que el propio Supremo Tribunal me ha expuesto en su consulta de 15 de febrero de 1816, correspondiendo a la confianza que en él tengo depositada, y conformándome con su parecer sobre la abolición del tráfico de negros, y convenido con el rey del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda por un tratado solemne sobre todos los puntos de interés recíproco que versan en esta notable tra nsacción, y hecho cargo de ser llegado el tiempo de la abolición, conciliamos debidamente los intereses de mis Estados de América con los sentimientos de mi real ánimo, y los deseos de todos los soberanos mis amigos y aliados, he venido en resolver lo siguiente:

Artículo 1. Desde hoy en adelante prohíbo para siempre a todos mis vasallos, así a los de la Península como a los de América, que vayan a comprar negros en las costas de África que están al norte del Ecuador. Los negros que fueren comprados en dic has costas serán declarados libres en el primer puerto de mis dominios a que llegare la embarcación en que sean transportados: Ésta con lo restante de su carga será confiscada para mi real hacienda, y el comprador, el capitán, el maestre y piloto irremisiblemente condenados a diez años de presidio en las Islas Filipinas.

Artículo 2. La pena señalada por el artículo precedente no comprende al comprador, capitán, maestre y piloto de las embarcaciones que salgan de cualquiera puerto de mis dominios para las costas de África que están al norte del Ecuador antes del día 22 de noviembre del presente año, a los cuales les concedo además el plazo de seis mese s contados desde dicha fecha para que concluyan sus expediciones.

Artículo 3. Desde el día 30 de mayo 1820, prohíbo igualmente a todos mis vasallos, así a los de la Península como a los de América, que vayan a comprar negros en las costas de

África que están al sur del Ecuador, bajo las mismas penas impuestas en el artículo primero de esta mi real cédula; concediendo asimismo el plazo de cinco meses desde dicha fecha para que puedan completar sus viajes los buques que hubiesen sido habilitados antes de la citada fecha de 30 de mayo de 1820, en que ha de cesar totalmente el tráfico de negros en todos mis dominios, tanto en España como en América.

Artículo 4. Los que usando el permiso que concedo hasta 30 de mayo de 1820 fueren a comprar negros a las costas de África, que están al sur del Ecuador, no podrán transportar más esclavos que cinco por cada dos toneladas del porte de su buque; y si alguno contraviniere a esta disposición, será castigado con la pena de perder todos los que transporte, los cuales serán declarados libres en el primer puerto de mis dominios a que arribe la embarcación.

Artículo 5. Por el cómputo de cinco negros por cada dos toneladas, no se hará cuenta con los que nacieren durante la navegación, ni con los que fueren sirviendo en el buque en clase de marineros o de criados.

Artículo 6. Los buques extranjeros que introduzcan negros en cu alquiera puerto de mis dominios, deberán hacerlo con sujeción a las reglas que se prescriben en esta mi real cédula; y en caso de contravención serán castigados con las mismas penas que se señalan en ella.

Y siendo mi real voluntad que todo lo referido se circule a mis dominios de América y Asia para su más puntual observancia lo comuniqué a mi Supremo Consejo de las Indias por Decreto señalado de mi real mano con fecha de 22 de septiembre próximo pasado; y publicado en el propio Tribunal en primero del corriente se acordó su cumplimiento, y que al mismo efecto se expidiese esta mi real cédula: por la cual mando a mis Virreyes, Presidentes, Audiencias, Comandantes generales, gobernadores e Intendentes de las Indias, sus Islas adyacentes y de Filipinas, guarden, cumplan y ejecuten, y hagan guardar, cumplir y ejecutar cuanto queda ordenado en esta mi soberana determinación, sin ir ni contravenir, ni permitir se vaya ni contravenga a su tenor en manera alguna, haciéndolo publicar por Bando para el mismo fin, no solo en las Capitales, sino también en los demás pueblos cabezas de Partido de sus respectivos distritos, y comunicándolo igualmente cada uno en su territorio a los Tribunales, Justicias, Autoridades y personas a quienes de cualquier modo incumba su cumplimiento. Y de esta mi real cédula se tomará razón en las Contadurías generales del expresado mi Consejo. Fecha en Madrid a 19 de diciembre de 1817. YO EL REY.51

Tales disposiciones ya no aplicaron del todo en la Nueva España, pues en 1821 se reconoce a México como nación independiente y soberana. Las condiciones siguieron casi igual. El primer Presidente Constitucional, Guadalupe Victoria, durante la celebración del 16 de septiembre de 1825, al liberar un grupo expresó: “Esclavos, en este día en que se celebra el aniversario de la libertad, recibidla en nombre de la Patria, y acordaos que sois libres por ella, para honrarla y defenderla.”52

Sin embargo, México abolió la esclavitud definitivamente hasta 1829, bajo el Gobierno de Vicente Guerrero, y el tratado de colaboración con Inglaterra en su lucha contra el contrabando de esclavos no fue firmado hasta 1842, después de una serie de complicaciones con Francia y hasta con la propia Gran Bretaña, que había reconocido la Independencia de Texas.53

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En la Constitución de 1857, en su Título I Sección I De los Derechos del Hombre, refiere en su Artículo 2: En la república todos nacen libres. Los esclavos que pisen el territorio nacional recobran por ese solo hecho su libertad y tienen derecho a la protección de las leyes.

El Congreso Constituyente, retomó este ideal y asentó en la Constitución de 1917, en su Título I Capítulo I De las Garantías Individuales, Artículo 2: Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por ese solo hecho, su libertad y la protección de las leyes.

La Declaración Universal de Derechos Humanos, de 1948, proclama: Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de e sclavos están prohibidas en todas sus formas.

Al llegar a América, los colonizadores españoles utilizaron a los pueblos indígenas como mano de obra para su expansión y lucro. Debido a los maltratos y las condiciones infrahumanas a que estaban sometidos, la mayoría murió, por lo que España comenzó a traer esclavos africanos con el afán de que sustituyeran a dichos grupos aborígenes . También Portugal, Estados Unidos, Francia e Inglaterra importaron esclavos. Entre 1492 y 1870 la trata de esclavos africanos trajo a América más de 11 millones de hombres y mujeres que fueron empleados en las minas, plantaciones de caña de azúcar, café, algodón y cacao así como en otros trabajos. Otros millones no lograron sobrevivir al viaje y descansan en las profundidades del mar…

Para que esta tragedia no sea olvidada, la UNESCO creó en 1994 en Ouidah (Benín), el proyecto intercultural "La Ruta del Esclavo", a propuesta de Haití y de países africanos. De acuerdo con los objetivos de este programa, el Consejo Ejecutivo de la UNESCO adoptó la Resolución 29C/40 el 29 de julio de 1998 donde se invita a todos los Estados Miembros a organizar actos el 23 de agosto de cada año, ocasión propicia para recordar y rendir homenaje a todos los que murieron y lucharon contra esa opresión En este mismo año, la Conferencia General de la UNESCO proclamó el 23 de agosto de cada año: Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición.

1 Morner, Magnus. Estado, Raza s y Cambio Social en la Hispanoamérica Colonial , SepSetentas, México, 1974, pp. 153-154.

2 Mellafe, Rolando. Breve Historia de la Esclavitud en América Latina . SepSetentas, México, 1973, p 135.

3 Aguirre Beltrán, Gonzalo. La Población Negra de México, F. C. E., 2ª edición, México, 1972, pp. 280-285.

4 González Díaz, Yuri Pavel. Palenques y Cimarrones en la Nueva España en Arqueología Mexicana , nº 119, 2013.

5 Aguirre Beltrán, Gonzalo. La Población Negra…, op. cit., pp 280-285.

6 AHML F.N. Vol. 1608 fs. 21-25.

7 AHML AM-TIE-TDP-C. 14-Exp. 11-1622.

8 Ibídem.

9 AHML AM-JTC-ESV-C. 52-Exp. 18-1742.

10 La expresión Pater Putativo se sustituyó con el tiempo por las siglas P.P., lo que muy probablemente derivó en el nombre de Pepe; tiene como origen los primeros años del Cristianismo, en los que el nombre de san José, esposo de la virgen María, aparecía en numerosos textos, refiriéndose a él como Sanctus Josefus Pater Putativo Christi (San José Pater Putativo de Cristo ), es decir, Supuesto Padre, toda vez que a San José, solo se le considera como el “padre terrenal de Cristo“, ya que la palabra Putativos proviene del latín: putare : pensar, considerar.

11 Lucena Salmoral, Manuel. El Derecho de Coartación del Esclavo en la América Española , Universidad de Alcalá, Revista de Indias, 1999, vol. LIX, núm. 216

12 Mellafe, Rolando. Breve Historia de…, op. cit., p 135.

13 AHML AM-JTC-ESV-C.52-Exp. 1-1582.

14 Lozano V., Luz Victoria. Esclavos Negros en León en Boletín del A.H.M.L , nº 67, León, 1972.

15 AHML AM-JTC-ESV-C. 52-Exp. 5-1662.

16 AHML AM-JTC-ESV-C. 52-Exp. 7-1676.

17 AHML AM-JTC-ESV-C. 52-Exp. 9-1695.

18 AHML AM-JTC-ESV-C. 52-Exp. 13-1717.

19 AHML AM-JTC-ESV-C. 52-Exp. 16-1732.

20 AHML AM-JTC-ESV-C. 52-Exp. 17-1739.

21 AHML AM-JTC-ESV-C. 31-Exp. 5-1805.

22 Zavala Aguirre, Pilar Esclavitud, Asimilación y Mestizaje de Negros Urbanos Durante la Colonia en Arqueología Mexicana , nº 119, 2013.

23 Brading, David A. Haciendas y Ranchos del Bajío -León 1700-1860, Enlace Grijalbo, México, 1988, p 99.

24 Brading, David A. Haciendas y Ranchos…, op. cit., pp. 113-114.

25 AHML AM-JTC-AVE-C. 2-Exp. 19-1774.

26 Zavala Aguirre, Pilar. Esclavitud, Asimilación y …, op. cit.

27 AHML F.N. Vol. 1586 fs 13-14.

28 AHML AM-JTC-DEM-C. 23-Exp. 26-1637.

29 AHML AM-JTC-DEM-C. 25-Exp. 15-1663.

30 AHML AM-JTC-CCR-C 11-Exp. 1-1710.

31 AHML AM-JTC-CCR-C. 11-Exp. 3-1710.

32 AHML AM-JTC-CCR-C. 11-Exp. 4-1711.

33 AHML AM-JTC-CCR-C. 11-Exp. 7-1711.

34 AHML AM-JTC-CCR-C. 11-Exp. 11-1713.

35 AHML AM-JTC-CCR-C. 11-Exp. 12-1713.

36 AHML AM-JTC-CCR-C. 13-Exp. 4-1731.

37 AHML AM-JTC-CCR-C. 13-Exp. 5-1731.

38 AHML AM-JTC-CCR-C. 14-Exp. 1-1733.

39 AHML AM-JTC-CCR-C. 16-Exp. 5-1753.

40 AHML AM-JTC-CCR-C. 16-Exp. 9-1753.

41 AHML AM-JTC-CCR-C. 16-Exp. 10-1753.

42 AHML AM-JTC-CCR-C. 15-Exp. 11-1754.

43 AHML AM-JTC-CCR-C. 16-Exp. 26-1756.

44 AHML AM-JTC-CCR-C. 17-Exp. 11-1760.

45 AHML AM-JTC-CCR-C. 18-Exp. 8-1777.

46 AHML AM-JTC-ESV-C. 52-Exp. 25-1779.

47 AHML AM-JTC-CCR-C. 18-Exp. 18-1786.

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48 Mellafe, Rolando. Breve Historia de…, op. cit., pp 146-147.

49 Jiménez Codinach, Guadalupe. El Ocaso de Nueva España en Relatos e Historias de México , n° 73, pp. 54 y 57.

50 Archivo General de la Nación. Autógrafos de Morelos. Imprenta de la Secretaría de Gobernación, México, 1918.

51 AHML SD-JTC-BDS-C. 11-Exp. 79-1818.

52 Rivera Cambas, Manuel. Los Gobernantes de México, Tomo II, Editorial del Valle de México, S.A. de C. V. México, p. 354.

53 Mellafe, Rolando. Breve Historia de…, op. cit., p 153.

Aportaciones de los Mulatos

¡Duerme, duerme que viene Shangó! Eh eh eh eh -Así arrullaban las nanas negras a los niños de los españoles-.

Vida Cotidiana e Intercambio Cultural

No existen crónicas escritas que nos revelen la forma en que vivieron los negros y mulatos en la Villa de León, sin embargo, podemos darnos una idea tomando como referencia las investigaciones que se han hecho en otras ciudades de México.

Para empezar, las condiciones de vida eran diferentes si residían en el campo o en la villa. En las haciendas y ranchos, por lo general, s oportaban condiciones extremas y desempeñaban los trabajos más duros y pesados cuidando el ganado o cultivando la tierra.

Los que vivían en la villa parece ser que tenían una mejor calidad de vida, pues m uchos de ellos pertenecían a funcionarios civiles y eclesiásticos, que venían a desarrollar sus oficios, y los empleaban como criados domésticos.

El esclavo era considerado una mercancía y cualquier persona que tuviera medios para costearlo podía comprar uno o varios y los ocupaba en las tareas que consideraba convenientes. Así, había esclavos que eran cocheros, tenderos, herreros, etc., en ocasiones percibiendo un salario en beneficio de sus amos, y en otras, para poder comprar su libertad.

También se percibió al esclavo como producto de ostentación o por la moda que se fue imponiendo en Europa, considerando a las personas de color como objetos suntuarios. Estos individuos eran puestos al servicio de las casas señoriales simplemente como acompañantes de los señores o como porteros. En este sentido, la finalidad era mostrar el lujo y solían preferirse esclavos muy jóvenes y de piel más oscura, ya que se les consideraba exóticos.1

Además de soportar la esclavitud, los negros tuvieron que abandonar sus costumbres, lenguaje y hasta nombre. Cuando llegaban de África, se aclimataban primero en Las Antillas, dejando de ser los bozales para convertirse en ladinos, es decir aprender la cultura de los españoles. En el caso de los esclavos nacidos en la Nueva España, su vida se desarrollaba en la nueva sociedad.

En la sociedad colonial había muchos espacios en donde los negros y mulatos entraron en contacto y convivencia con los indígenas, mestizos y europeos. En los mercados, las fiestas populares, los fandangos y las procesiones religiosas se compartieron experiencias, costumbres y creencias, formas de vestir o bailar. Los centros de trabajo, como las cocinas, los talleres gremiales, conventos y haciendas fueron lugares que también propiciaron intercambios personales y encuentros amorosos.

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En la vida cotidiana, gracias a ocupaciones como la crianza de los niños, elaboración de la comida y el cuidado de las familias, las negras y mulatas establecieron estrechas relaciones con otros grupos sociales y fueron transmisoras y receptoras de expresiones culturales. Se desempeñaron como comerciantes, nanas, nodrizas, parteras y curanderas; en muchas ocasiones, también fueron acusadas de hechiceras o blasfemas por hacer uso de amuletos, magia o hierbas y renegar de las reglas de la nueva religión, los S antos o la Virgen.

En cuanto a la vestimenta, a los negros y mulatos se les obligó a cubrir su desnudes con ropa de estilo europeo, como los españoles cambiaban de indumentaria con los dictados de la moda, pero se les prohibía, no siempre con resultados, el uso de la seda, del oro, el lujo suntuario y otros símbolos reservados a los hidalgos. Aún así, se criticó su forma de vestir y adornarse: Las mestizas, mulatas y negras, que forman la mayor parte de la población, no pudiendo usar manto, ni vestir a la española y desdeñando el traje de los indios, andan por la ciudad vestidas de un modo extravagante, pues llevan una como enagua atravesada por la espalda, o en la cabeza a manera de manto, que las hace parecer otros tantos diablos 2

La distribución de las lenguas africanas en el tiempo del comercio de es clavos no era muy diferente de la actual y la gran mayoría de los african os procedía de una zona costera que iba desde Senegambia hasta la región del Congo, hoy Angola.

En la época colonial existían disposiciones exactas de la Corona Española que regulaban el empleo de los idiomas de los indios, pero no de los esclavos por su condición de mercancía. Se pensaba que con el tiempo, dejarían de hablar su idioma y aprenderían el español para comunicarse con los esclavos nacidos en América. En el año 1789 se preveía en el Código Negro Español que participasen regularmente en los oficios divinos.

Los esclavos negros de las ciudades tenían un contacto muy estrecho con sus dueños. La movilidad social de las personas de color libres era grande, podían, por ejemplo, ocupar diferentes puestos de trabajo. Estas personas de color adoptaron en breve tiempo la forma de vivir de los blancos y se esforzaron por hablar co mo ellos. Los negros criollos hablaban como los blancos del país de su nacimiento o vecindad, aunque algunos usa ban la i por la r y la l: poique ei niño puee considerai que es mejoi dinero que papei

Aunque no había formas de hablar o variantes del español para todos los negros , la condición esencial para aprender y emplear la lengua española era la situación socioeconómica de cada esclavo o persona de color libre.

Los esclavos procedían de 100 regiones diferentes en África, por lo que tenían un a multitud muy diferente de lenguas, y los dueños siempre insistieron en formar grupos de esclavos étnicamente mezclados para impedir las insurrecciones. La lengua, que servía de medio de identificación para una tribu o un determinado pueblo, perdió su papel preponderante en la conciencia del esclavo, pues ellos se vieron forzados, cuando se reunían varias etnias y lenguas, a emplear la lengua española como lingua franca.

Por otra parte, puede constatarse una situación lingüística muy variada con respecto a las lenguas utilizadas por parte de los africanos en los territorios hispánicos de América. Nunca hubo una presión hacia los hablantes de mejorar su español porque no tenían ni siquiera la posibilidad de estudiar, ni la de poder obtener un trabajo que hiciera necesario hablar una variedad más elaborada de su lengua.3

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Los mulatos desempeñaron muchas actividades, como el comercio. Los mulatos vestían muy a su manera.

Algunas palabras de origen africano que se han integrado al español, corresponden a nombres de plantas, frutas, comidas, bebidas, instrumentos musicales, danzas, sustantivos y adjetivos diversos. A continuación, algunos ejemplos:

Abombarse: Empezar a corromperse el agua, otros líquidos o comida.

Angolo: Esclavo procedente de Angola, país africano

Bachata: Jolgorio, parranda, diversión bulliciosa; broma, burla.

Balele: Baile de tambor de los negros.

Baquiné: Velorio religioso-festivo de un niño de corta edad

Banano/Banana: Que se usa en varias lenguas africanas. Procede del oeste .

Bembe: Labio grueso, particularmente el del negro.

Bomba:Tambor de madera, con una sola membrana, de cuero de cabra; también composición musical negroide, cantable y bailable que se acompaña con el repique del tambor llamado bomba

Bombotó: Torta dulce hecha con harina de trigo y azúcar negra.

Bongó: Tambor pequeño de madera, con membrana de cuero de cabra.

Bululú: Alboroto, tumulto, escándalo (voz decadente)

Burundanga: Mezcla o revoltijo de cosas inútiles o de poca importancia. Menú.

Cachimbo: Pipa de fumar

Calalú: Comida de los esclavos y sus descendientes; también alboroto, pelea.

Calindá: Nombre de baile de bomba.

Candungo: Recipiente hecho del fruto de la planta llamada güiro o marimbo

Candungué: Nombre de baile de bomba.

Cangá: Esclavo procedente de las costas y regiones interiores de Sierra Leona

Carabalí: Esclavos procedentes de la Costa de Calabar, en el Golfo de Guinea.

Cocolo: De rasgos negroides bien acentuados y de sangre africana pura o casi pura.

Cocoroco: Persona de mucha importancia social, intelectual o política

Conga: Baile de salón afrocubano, tuvo su boga en Puerto Rico de 1930 a 1940.

Congo: Esclavo que venía del Congo; también variedad de plátano.

Cua: Palillos de madera (se usan dos) para repicar sobre el costado de un tambor.

Chachachá: Baile afrocubano, introducido en Puerto Rico en la década de 1950.

Chalungo: Chapucero

Chamaluco: Variedad de plátano, sinónimo de mafafo.

Changa: Insecto roedor de las raíces de las plantas.

Changa, ser alguien la: Con maña o habilidad astuta; alguien malvado o perverso

Chango: Pájaro de color negro; persona orgullosa y envanecida.

Changüí: Bailes de tambor de los negros

Cheche: Valentón, matón, persona que se distingue o sobresale por algo.

Chévere: Algo excelente, de calidad superior, muy satisfactorio.

Chimba: Leña, que se quema en un hoyo para producir carbón.

Chumbo: Variedad de plátano.

Dengue: Enfermedad epidémica propia de los países cálidos

Enfuncharse: Enfadarse, enojarse.

Farufa: Mezcla, enredo, confusión.

Fotoco: Variedad de plátano, sinónimo de mafafo

Fuácata: Inopia, miseria, pobreza.

Fufú: Guiso de plátanos, calabaza, malanga y ñame hervidos y amasados. Hechizo, brujería

Funche: Comida hecha con harina de maíz

Gandul: Grano (fruto comestible).

Gongolí: Tipo de gusano cilíndrico, de 2 a 3 pulgadas de largo, rojo negruzco.

Guinea: Gallina pequeña, de cabeza pelada, plumaje negro azulado con manchas

Guineo: Fruto del banano, de pulpa blanca, que puede comerse crudo o maduro.

Güiro: Planta que produce un calabacín largo y curvo que sirve de vasija

Guarapo: Bebida que se prepara con el jugo de la caña de azúcar.

Guateque: Nombre de baile de bomba muy alegre y bullicioso.

Macaco, ca: Persona fea, deforme, repugnante, en alusión a una especie de mono

Mafafo: Variedad de plátano.

Malagueta: Árbol silvestre que produce un fruto de olor y sabor aromáticos

Malambo: Machete.

Malungo: Se dice del gallo y gallina grande.

Mambo: Música y baile afrocubano, extendido en Puerto Rico en 1950

Mamplé: Ron de ínfima calidad, fabricado clandestinamente.

Mandinga: Esclavo que pertenecía a tribus mandingas, del Sudán occidental

Mariangola: Nombre de baile de negros traído de Angola.

Maricongo: Variedad de plátano, también conocida por semicongo.

Marifinga: Comida también llamada funche

Marimba: Instrumento musical africano traído por los esclavos.

Marimbo: Güiro.

Merengue: Baile introducido a Puerto Rico de S anto Domingo y Haití hacia 1842, y prohibido por inmoral por el Gobernador Pezuela. Después se introdujo de Santo Domingo un baile de salón de igual nombre

Milonga: Baile afroamericano; barullo, enredo.

Misorioco: Persona excesivamente fea o rara en su apariencia.

Mofongo: Comida criolla hecha con plátano verde frito o asado y luego se maja, añadiéndole sal y pedazos de chicharrón de cerdo.

Mondongo: Adefesio, traje o adorno ridículo

Monga: Gripe, catarro fuerte.

Mongo: Persona perezosa y floja a consecuencia de una debilidad orgánica o enfermedad.

Motete: Atadijo, lío, envoltorio

Mucama: Del quimbundú. Combinación de mu, prefijo clasificador, + kama, esclava.

Ñango: Que tiene partes del cuerpo torcidas y débiles

Pachangá: Baile, fiesta, jolgorio

Quimbombó: Fruto comestible que produce una planta.

Samba: Baile de salón de origen afrobrasileño.

Sambumbia: Bebida o comida mal preparada y de aspecto desagradable.

Tengue: Lloriqueo caprichoso de los niños, para hacerse mimar y complacer en sus gustos.

Timba: Tambor también llamado bomba

Yacó: Hechizo, maleficio.

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Las negras y mulatas tenían a su cargo preparar los alimentos de los españoles.

Refranes y Dichos Africanos

*La avispa pica fuerte, pero el dolor pasa.

*No apague fuegos con buchidos de agua.

*Para tomar hay que saber beber.

*Quien no mira adelante, atrás se queda.

*Ponga bandera, para que gane la guerra.

*No coma más con los ojos que con la boca.

*Lo que se sabe, no se pregunta.

*No se eche encima los problemas de los demás.

*No se guíe por chismes para que no pierda.

*Uno preparó el agujero y todos salieron por él.

*Las apariencias engañan.

*El perro tiene cuatro patas y coge un solo camino.

*Si encuentras piedras en el camino, quita las que molestan y verás como caminas.

*Que los enemigos no estorben, ni los ojos malos tampoco.

*Falso como el humo, agrio como el limón y vergüenza de su casa.

*Después de frita la manteca vamos a ver los chicharrones.

*Los borrachos no saben lo que hacen, cuando no les conviene.

*Cuando le ponen al burro más carga de la que puede soportar, no camina.

*Se hace el muerto, para ver que entierro le hacen.

*El muerto está dando vueltas buscando a quien coger.

*El que nació para cabeza, si se queda en la cola es malo.

*El tamarindo era dulce y se tuvo que volver ácido para poder vivir.

*El que es porfiado y majadero siempre termina mal, con los huesos en la cárcel. 4

Las Comidas

El aporte africano a la alimentación de los pueblos de América, está asociado al hecho que la culinaria que llegó del África occidental estaba ligada con prácticas religiosas desde tiempos remotos. La gente africana consumía el al-cuz-cuz, es decir, sémola de trigo cocida al vapor. También comían plátanos y bebían vino.

Entre las prácticas culinarias más destacadas se encuentran el uso de diversas clases de sofritos que se caracterizan por ser elaborados en grandes cantidades de aceite encargadas de dar el sabor. También se encuentra el gusto compartido por el ají, el jengibre, y toda clase de pimientos o raíces picantes. El tratamiento de granos mediante cocción y pilado como base para aderezos de pescado, carne salada o carne de cerdo frita. Del mismo modo, el placer de las ventas callejeras de comida que en muchas ciudades se conocen como garnachas.

Los negros y mulatos tenían que hacer muchos servicios para el amo: Coserle la ropa, lavarle, preparar la comida y servir su mesa. Los que estaban en el servicio doméstico seguro que tenían oportunidad de una buena alimentación; a los esclavos en la plenitud de su fortaleza se les alimentaba con tasajos de carne de res secados al sol.

Pero los que vivían fuera de la casa del amo o habían alcanzado la libertad, tuvieron que aprovechar cualquier comestible. Los blancos consumían lo mejor de la carne de res y puerco, pero no así las vísceras, que tiraban a la basura, como la sangre, tripas, hígados, patas y criadillas o testículos; de las aves las menudencias, patas, cabezas y pescuezos.

Los negros y mulatos aprovecharon estos desperdicios, las plantas y frutas que crecían en la región y lo que pudieron cultivar o robar de los mercados. Preparaban alimentos que les tomara el menor tiempo posible, a base de guisos y cocciones lentas, con manteca de puerco para darles sabor, y que les permitiera desarrollar sus propias actividades.

Así podemos entender el aprovechamiento de las patas de pollo y puerco en los infurtidos; las vísceras y patas de res en el menudo, espesado con masa; la cabeza de puerco en el pozole, con maíz cocido; el cocido de res o menudencias de pollo en el caldo, acompañado de verduras, arroz y chile, o la médula de los huesos en sopa; el hígado frito, como bistec, o cocido, como en sopa, con cebolla y chiles güeros.

Con la sangre de los puercos, se hace la moronga o rellena, lleva lonja y nervios, hierbas aromáticas como el tomillo, hierbabuena y mejorana, garbanzos, zanahorias, papas, arroz, todo cocido en las tripas del animal. Así mismo, la sangre de res, con cebolla, tomillo y chile piquín, finamente picados, se pone a cocer en una cazuela de barro hasta que forma una masa.

Seguramente mucha de la carne, que no era muy apetecible para los amos, la aprovecharon para hacer los primeros chorizos, y las fritangas de tripas, lenguas, cueros, criadillas -testículos- y ubres.

Religión

La asimilación religiosa y en general ideológica de los sectores no españoles, tanto de los nativos como de los africanos recién llegados a las colonias, era una de las metas princi pales de la Corona española, en un esfuerzo por establecer una sociedad ibéri ca bajo el control de la Iglesia Católica.5

Las leyes obligaban a bautizar a los esclavos e instruirlos en la doctrina católica. La Iglesia no tenía objeciones a la esclavitud, que era plenamente aceptada por los teólogos de la

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época y, en general, por toda la sociedad. Por esta naturalidad con que se aceptaba la esclavitud, uno de los grupos mayoritarios de amos era el eclesiástico; que era numeroso y con los ingresos suficientes para costearse no uno sino varios esclavos y esclavas.

Se les imponía nombres de Santos y muchos de ellos adoptaban el apellido de sus amos, o tomaban el que les correspondía de su progenitor. Así encontramos negros y mulatos con nombres y apellidos españoles. Muy rara vez se cita con su nombre primitivo.

Aunque en general la religión católica promovía el conformismo y constituía un modo de imposición de los valores europeos, hubo muchos esfuerzos por parte de los sacerdotes coloniales por mejorar la situación de los africanos y denunciaron el maltrato que sufrían.

En su labor evangelizadora para los esclavos, la Iglesia creó la cofradía, que es una institución social amparadora y encauzadora del tiempo libre y hasta de la ociosidad del negro a través de la libre expresión de los objetos culturales expresivos de recreación im portados de África.6

Se organizaban alrededor de una devoción en alguna capilla o convento. Ser integrante de una cofradía daba prestigio y ofrecía ciertos servicios y beneficios. A cambio del pago de una pequeña cuota para ser aceptados como miembros, los cofrades recibían ayuda de sus hermanos para las misas, el entierro y los rezos después de su muerte. Era obligación de los cofrades encargarse de las festividades de su Santo P atrón. La principal responsabilidad caía en los mayordomos, que salían en las procesiones o los Santos que eran celebrados con misas, sermones y fiestas. Si bien lo común era que los hombres hicieran parte de las cofradías, muchas mujeres también fueron mayordomas.

En el caso de León, Antonio Rodríguez de Lugo pidió en su test amento que se levantara una ermita donde fuera sepultado, la que se construyó en 1595. Tres décadas de spués, en 1625, en ella se fundó la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, integrada por negros, mulatos, indios y mestizos. Sus cofrades se encargaban de que el Jueves Santo los miembros salieran en procesión a mostrar las insignias, con dos funciones: los de luz y los de sangre. Los primeros eran mujeres, y durante las procesiones alumbraban la imagen de la Virgen; los segundos (hombres y mujeres), como penitencia, con la espalda desnuda y un látigo de cuerdas, se iban azotando a lo largo de la procesión.7

Como dato curioso, el Obispo de la Diócesis de Michoacán envió un oficio donde decía: …tengo circunstanciados informe de los desórdenes y escándalos que resultan por los abusos mostrados en las procesiones de la Semana Santa… , por lo que se prohibió el 13 de febrero de 1804 las procesiones en la villa de León, especialmente las de los pueblos de San Miguel y El Coecillo, porque los indios desahogan sus inclinaciones al bullicio, permitiendo solamente las de los Jueves y Viernes Santos. 8

También se tenía devoción a Santos de origen africano, como San Benito de Palermo, cuya imagen se encuentra en uno de los costados del templo de San Francisco del Coecillo, y a San Martín de Porres, cuyas efigies aún se pueden vene rar en la capilla de Ánimas del Santuario de la Soledad, en uno de los nichos del acceso de la parroquia del Barrio y en muchos templos aún es venerado por los devotos.

Magia y Curanderismo

Para finales del siglo XVI y principios del XVII, en su convivencia cotidiana con los indios, muchos mulatos se habían aculturizado de tal manera, que nada tiene de extraño que aprendieran el uso y adquirieran de emplear las yerbas asociadas a la medic ina y a la magia. Nada tiene tampoco de extraño, por lo tanto, que incluso la utilizaran como un modo de subsistencia vendiendo sus servicios ya fuera legalmente como curanderos, o de manera ilegal como adivinadores y hasta como hechiceros y brujos, pues s abemos que el uso terapéutico de las hierbas indígenas nunca fue censurado, y que solo comenzaba a ser perseguido cuando incluía el uso de ensalmos o se utilizaba para la adivinación o para influir sobre el curso natural de los acontecimientos. Seguramente en muchos casos seguían siendo los indígenas quienes facilitaban las hierbas, pero el uso de éstas no tenía ya seguramente nada de desconocido para los mulatos, como no lo tenía incluso para muchos mestizos y criollos.9

En el desarraigo y la miseria de s u situación social, es lógico que el descontento de los negros esclavos y sus descendientes les orillara constantemente a expresar su rechazo a través de actitudes que desafiaran las instituciones que los mantenían sometidos. Y si una de ellas era la utilización de la hechicería, con la que pretend ían trastocar el orden y la moral aceptados dentro de la sociedad, otra era la abierta alianza con el Diablo.

Al mismo tiempo que repudiaban el orden establecido, negros y mulatos trataban de demostrar su valía por medio de sus actividades laborales, pero como normalmente carecían de tierras y les estaban vedados los estudios, no les quedaba más remedio que intentar sobresalir en labores físicas, itinerantes y peligrosas que ni los españoles, ni los indios sedentarios apetecían. Es así que se desempeñaban como arrieros y vaqueros, en donde sobresalieron ampliamente, y donde daban frecuentes muestras para cumplir sus anhelos de reconocimiento social.

En su lucha contra los estereotipos de humildad y sumisión que le s imponía el cristianismo y que al menos para algunos de ellos pueden haber parecido afeminamientos ridículos en los rudos medios en los que se movían, muchos de estos vaqueros recurrían a la hechicería y los pactos diabólicos para incrementar sus talentos laborales, y obtener mayor suerte en sus actos lúdicos y amorosos. Normalmente no se trataba de “aprender” el oficio, pues casi siempre quienes sellaban los pactos eran personas que ya realizaban aquellas labores, o de desempeño eficientemente por razones productivas, sino de sobresalir en él de tal manera que lograran hacerse de un prestigio social granjeándose el respeto de los hombres y la admiración de las mujeres.

Los trabajos con ganado no eran los únicos que requerían talentos especiales, también recurrieron a este tipo de prácticas los mulatos que trabajaban en los obrajes o en trabajos como cargadores.

Si en los negros y mulatos libres la pobreza y el exceso de trabajo eran muchas veces los detonantes de sus intentos de alianza con el Demonio, para los esclavos una de estas situaciones desesperadas eran los sufrimientos y el desamparo que padecían cuando se decidían a escapar de la violencia física o el abuso laboral de sus propietarios.10

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Muchos esclavos conservaron sus creencias religiosas y unieron sus prácticas a las de los indígenas y a la magia española, mezcla a su vez de la celta, ibérica y romana, de la brujería medieval, del oscurantismo de los árabes, el esoterismo judío y los sistemas de adivinación y astrología.

Los esclavos procedentes de las costas del golfo de Guinea sumaron nuevas formas de brujería, su magia consistía en elaborar efigies de sus enemigos y dañarlos con alfileres, entre muchas otras manifestaciones para rendir culto a su dios Shangó.

Estos tres ingredientes, indígena, español y africano, constituyeron un complejo mosaico en el siglo XVIII. Los peninsulares y criollos se manifestaron reacios a la magia y aparecían como verdaderos cristianos, aunque en la intimidad de sus hogares manejaban laboratorios alquimistas. Los mestizos practicaban formas de brujería sincretizada, y los indios y negros conservaban sus religiones antiguas, consideradas diabólicas por los misioneros españoles.

Ante tanto bagaje de creencias, la Inquisición en la Nueva España adoptó frent e a la brujería una actitud escéptica, y se le persiguió más por presuntos engaños o supercherías que porque creyeran seriamente en sus contactos con el Demonio o porque hubiese algún componente herético en sus actividades. De hecho, sólo intervenía en l os casos en que se habían hecho invocaciones de demonios, ejerciéndose magia negra, agüeros, encanta mientos y otras artes mágicas.

Durante los años virreinales, varios miembros de la población leonesa fueron acusados de diversas prácticas que atentaban contra la religión, la moral y las buenas costumbres. En el siglo XVI hubo diversos procesos en los que se acusó a algunos mulatos de bigamia, delito que se perseguía todavía en el siglo XVIII. Entre los siglos XVII y XVIII las acusaciones fueron por curanderismo, pacto con el D emonio, brujería (magia roja, participación en aquelarres, búsqueda de tesoros y objetos perdidos), además de prácticas judaizantes, fueron muy comunes.11

En esa época las personas se automedicaban o recurrían a curanderos por difer entes razones, a veces por falta de médicos, otras por problemas económicos y en otras ocasiones por credibilidad o por ajustarse a un sistema cultural específico que abarcaba los conceptos de salud y enfermedad.

En 1692, el mulato Matías García fue acusado ante las autoridades de prácticas de curanderismo, uso de sustancias prohibidas como la hierba de rosamaría, el peyote y el estafiate, música tocada en guitarra y bailada, así como de haber malherido a otro curandero, el indio Marcos Juan, durante una sesión curativa y de haber huido después de la curación.

La hija mestiza del labrador español Pedro de Urquieta padecía de unas crudenzas en el estomago (probablemente tabardillo), y después de aplicarle todo tipo de remedios sin éxito, se acudió a los curanderos por creer que estaba hechizada. El curandero indio declaró que en principio se negó a participar en la curación porque su técnica era diferente a la del mulato. Quizá como consecuencia de la borrachera que produce el consumo del peyote y la rosa maría, más la excitación producida por la música y el baile, el mulato agredió al indio de palabra y

obra, lo acusó de haber hechizado a la enferma y en el lance se agarraron a golpes, como consecuencia de lo cual Matías García le sacó un ojo a Marcos Juan y lo dejó malherido del otro.

El mulato huyó, mientras que la familia del indio lo recogió y lo hospitalizó; después, se remitió a las Autoridades J udiciales para presentar la acusación por agresiones. El indio fue atendido en el hospital de San Juan de Dios. La familia del español fue llamada a declarar durante el proceso, mientras que el padre de la enferma fue encarcelado y sus bienes incautados por la Inquisición por participar en actividades ilícitas y consumo de sustancias prohibidas.12

Para cerrar el tema, un documento de 1710 cita al mulato Diego de la Cruz, como inteligente en el modo de curar heridas 13

e varias cofradías

Las Milicias

Desde el inicio de la época colonial fue importante para los gobiernos virreinales garantizar la seguridad de los territorios conquistados y protegerlos de las sublevaciones de los indígenas y, sobre todo, del ataque de los piratas y las potencias extranjeras. La Corona poco se ocupó de mantener o fortalecer un ejército regular en la Nueva España y las tareas de defensa del territorio se entregaron casi por completo a las milicias. Las milicias, eran cuerpos militares no remunerados alimentados por trabajo voluntario o a través de la leva forzosa, se establecieron en los territorios coloniales a partir de que la Corona emitió, el 7 de octubre de 1540, una Real Cédula en la que convocaba a los colonos americanos a formar la milicia. Las primeras milicias, que no recibieron pago alguno y fueron carentes de disciplina, se conoci eron como compañías milicianas urbanas, pues sus miembros se reclutaban generalmente en las principales villas y ciudades.

Puesto que el reclutamiento forzoso causaba que se abandonaran propiedades y ocupaciones, los colonos españoles y criollos enviaron a sus esclavos a cumplir c on este servicio militar. La presencia de esclavos y más adelante de mulatos y pardos libres, siempre causó polémica: Por una parte, se señalaban las ventajas de que fueran parte de las fuerzas de defensa del territorio, pero también se manifestaban los miedos ante el poder que pudieran obtener estos grupos y el riesgo de tumultos o sublevaciones.

En el siglo XVIII, la Corona Española empezó a tener serios problemas para controlar sus territorios. El creciente poderío del Imperio Británico, demostrado sobre todo en la ocupación inglesa de La Habana, Manila y La Florida, obligó a crear en la Nueva España y en el resto del continente americano, un ejército regular más vigoroso y fortalecer las milicias locales. Las Reformas Borbónicas dictaron medidas para que los milicianos se incorporaran como tropa regular del ejército virreinal. Esta medida, en particular a partir de 1765, otorgó a los pardos y mulatos la posibilidad de ascender socialmente mediante su incorporación a la carrera militar profesional, y, de esa manera, podían acceder a los privilegios y fueros reservados para los militares. Para distinguirlos, algunos militares les dieron uniformes distintos: A las de españoles, de paño azul; a las de pardos, de cotense, con divisa amarilla en la casaca y usaban la lanza como arma distintiva.14

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Los mulatos participaron en estas milicias a lo largo del territorio colonial, distribuidos en compañías de pardos y mulatos libres en regiones de lo que hoy conocemos como los estados de Veracruz, Puebla, Campeche, la Ciud ad de México, Guadalajara, Guerrero y Oaxaca. Ocuparon puestos de autoridad en las milicias, se beneficiaron de la exención del pago de impuestos y se libraron de los azotes en la vía pública (castigo habitual para indígenas y negros durante la Colonia). La participación en las milicias permitió a muchos mulatos libres mejorar su prestigio y la posición social de sus familias.15

En el caso de León, ubicado en el centro de la Nueva España, bien se sabe que desde que llegaron los primeros estancieros, estos enfrentaron los ataques de los chichimecas. Y se cita que ya fundada la villa, junto a los españoles, salían los esclavos negros y los mulatos libres a perseguirlos, así que durante la época colonial hubo en León varios cuerpos armados y, por consiguiente, tuvieron la atención de las autoridades, como lo citan los siguientes documentos:

En 1596, veinte años después de fundada la villa, se recibió el superior despacho en el que el Virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo, Conde de Monterrey, ordenaba le enviara n listas de vecinos, armas y mercancías de Castilla, que hubieran en la jurisdicción, con objeto de racionar a causa de la destrucción hecha por los corsarios ingleses en las naos españolas que traían mercancía a la Nueva España.16

Para la defensa de estas tierras el virrey Marqués de Guadalcázar envió 20 arcabuses, un quintal de pólvora y dos quintales de cuerda, mismos que quedaban en posesión del Alcalde Mayor. En 1618, Sancho Dorantes de Carranza se los entrega a su sucesor, Juan de Sotomayor.17

En 1626, Luis Alonso de Torres, para solicitar al Virrey la ampliación de la jurisdicción, hizo levantar una información ante el Alcalde Mayor, Capitán Jorge de Terrazas Herades, y en ella específica que fue el primero en ocupar el cargo de Alcalde de la San ta Hermandad -cuerpo de defensas- cuando se fundó.18

En 1755, el Cabildo nombró Capitán de Infantería Miliciana a Francisco de la Fuente y Ontavilla, y Capitán de Caballos Corazas a Antonio de la Pompa , ante el amotinamiento o tumulto de los indios de San Francisco del Rincón contra los españoles que residían en ese pueblo, la tarde del día 22 de marzo.19

Tras la toma de La Habana por los ingleses, plaza considerada inexpugnable por la Corona Española, fue necesaria una acción rápida para impedir que se repitiera el desastre, ya que las fuerzas milicianas y las regulares habían fracasado, por ser en su mayorí a civiles mal armados. España declaró la guerra a Inglaterra en 1762, por lo que el Virrey tomó providencias para reorganizar las milicias: Que se hiciese el reclutamiento con el auxilio de los hacenderos y los hombres ricos, quienes habían de disponer que sus criados o sirvientes se incorporaran al ejército… así mismo mando que los Alcaldes Mayores cooperaran activamente señalando a los individuos que habían de formar las compañías que teóricamente decían existían en sus jurisdicciones. 20

De la Alcaldía Mayor de León parece que no fue enviada ninguna milicia, en cambio, se tiene noticia que la Compañía de Lanceros de Pardos y Morenos libres de San Mi guel el

Grande fueron despachados a Orizaba el 20 de octubre de 1762. La paz de París que puso fin al estado de guerra se firmó entre Inglaterra, Francia y España el 10 de febrero de 1763. 21

Para verificar la expulsión de los jesuitas de la ciudad de Guan ajuato en 1767, el Alcalde Mayor de León, envió 400 hombres al mando de los capitanes Francisco Menchaca, Ignacio Poleo, Cristóbal de Gaona y Anselmo de Quijas. Apoyo que agradeció el visitador José de Gálvez diciendo: …para hacer respetar y obedecer mis providencias. 22 Entre estas fuerzas iban mulatos del Barrio Arriba.

El 2 de julio de 1771, Francisco Cristóbal Marmolejo se dirigió al Ayuntamiento de la villa para solicitar los hombres y caballos que faltaban en las Compañ ías, y especifica claramente que ya había una Compañía de Pardos, como se les conocía a los hijos de negros con indias, su Capitán era Juan Luciano de Ortega:

Muy señor mío, para que se verifique la próxima visita de inspección que debe pasar a estas compañías el Caballero de Croix, y que las halle en el apetecido buen estado que se debe, es preciso que vuestra señoría se sirva dar las correspondientes providencias, a completar seis hombres que faltan a la compañía de Españoles, uno a la de los Mestizos y otro a la de Pardos; y también cuarenta y ocho caballos que igualmente faltan los diez y siete a la primera, diez a la segunda y veintiuno a la tercera, con lo cual, lograré yo el desempeño de las estrechas órdenes con que me hallo.23

Por bando del Virrey Conde de Revillagigedo, publicado el 5 de septiembre de 1794, se ordenó la formación de 16 divisiones, con el número de compañías y fuerza de cada una que señala la Instrucción que debía observar Don Antonio Pérez Gálvez, electo Comandante de la Undécima División, en el Partido de León y demás agregados -San Francisco, Purísima, San Pedro Piedra Gorda y Pénjamo-. Debía componerse de 620 hombres, correspondiendo a León aportar 160.

El alistamiento debía hacerse con individuos de casta limpia -sólo españoles-, no menores de 16 años ni mayores de 40; su estatura, 5 pies o dos varas menos una pulgada -1.64mmedidos sin calzado, y que no tuvieran accidente habitual, ni imperfección visible que los hiciera inhábiles para el servicio de las armas. Se debía establecer las siguientes clases: 1ª mozos solteros y viudos sin hijos, aptos para el servicio. 2ª casados sin hijos, y 3ª casados y viudos con hijos.

Y si no era suficiente el alistamiento voluntario, se debería hacer un sorteo, en el que participaran con el Comandante y Ayudante de la División, el Justicia del Partido, el Cura Párroco y un sujeto idóneo que se le nombrará Síndico Procurador. 24

Para 1797, el Virrey dio a conocer desde el Cantón de Orizaba, que para de fender el Reino de cualquier invasión formó los Regimientos de Mi licias Provinciales, y ordenaba que los Ayuntamientos realizaran los reemplazos por sorteos entre la gente soltera, y en su defecto viudos y casados. Y que para las tripulaciones, se hiciera una pesquisa de vagos, ociosos y mal entretenidos.25

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Es de suponer que muchos negros y mulatos, esclavos o libres, cuyos nombres se perdieron en las arenas del campo de batalla, tomaron las armas para seguir al Cura de Dolores, Don Miguel Hidalgo y Costilla al inicio de la Guerra de Independencia o ayudaron a los españoles a defenderse durante los ataques que sufrió León por los insurgentes.

llamó jarabe, cuyo nombre se toma de la palabra árabe “xarab”, que significa mezcla de hierbas, por la dulzura de los movimientos entre los participantes.

La influencia africana en las expresiones coloniales se encuentra registrada en documentos del Archivo General de la Nación, en su ramo de Inquisición, donde hay referencias a bailes, música y ceremonias prohibidas donde participaron africanos, mulatos y mestizos, que eran hasta entonces desconocidas, en los que el uso del arpa y la guitarra era cotidiano.

Los investigadores definen a estos documentos como La literatura perseguida en la crisis de la colonia, se encuentra cuantiosos datos que presentan toda clase de coplas, bailes y sones deshonestos prohibidos durante el Virreinato por la Inquisición, se consignan varios bailes y canciones registradas principalmente en Veracruz y la Capital del virreinato, aunque también hay menciones a Pachuca, Puebla, Querétaro, Celaya, Salamanca y Pénjamo. Asimismo, ofrece abundante información sobre los espacios y tiempos en que se hacían estos bailes donde la religión de la Corona era profusamente expuesta a sátira explícita.

La profesión de músico estaba bastante extendida entre negros y mulatos y fueron muchos sus bailes que llegaron hasta los salones de las clases dom inantes. Durante todo el siglo XVII, hubo un juego constante de prohibiciones y licencias de estas manifestaciones; con forme se acercaba el final del Virreinato, las vueltas a lo humano se hacían cada vez más evidentes. El contenido de las coplas y la coreografía de los bailes se volvían cada vez más osados y directos; un ejemplo evidente de erotismo, trasgresión y burla es el llamado Chuchumbé, que forma parte del actual repertorio tradicional veracruzano. Fue una de las muchas expresiones musicales en la Nueva. España, que tuvo más difusión y a la vez poca duración en el tiempo: el 26 de agosto de 1766, en la ciudad de Veracruz, el fraile Nicolás Montero envió al Tribunal del Santo Oficio una carta donde denunció que por varias partes de la ciudad habían sido cantadas coplas, con grave daño que causan particularmente entre las mozas doncellas, de un canto que llaman el Chuchumbé que se ha extendido por esquinas y calles de esta ciudad, por ser sumamente deshonesto, todas sus palabras y modo de bailar...

La Música y los Bailes

En relación más o menos directa con las prácticas religiosas, la música y los bailes son expresiones fundamentales que permitieron a los esclavos mantener su amor por la vida. Los tambores, los ritmos y los bailes comenzaron a usarse dentro de los rituales religiosos que muchos esclavos conservaron. Los ritmos e instrumentos africanos se mezclaron con los indígenas e hispánicos para formar manifestaciones musicales sincréticas.

En el repertorio que se cantaba durante los siglos XVI y XVII se presentan con imitaciones de música negra en ellos se han identificado características musi cales negras en villancicos y en canciones llamadas negros, negrillos y guineos.

Durante estos siglos se bailaban los sones, entre dos mujeres, con zapateos, giros y figuras. Las autoridades coloniales al principio permitieron el esparcimiento de negros y mulatos al dejarlos tocar y bailar en domingos y días festivos, sin embargo, estas licencias fueron restringidas o definitivamente revocadas con el paso del tiempo. Con el correr del siglo XVIII, los sones se empezaron a bailar entre un hombre y una mujer, el “baile de cortejo” al que se le

Los versos indignaron lógicamente a los sacerdotes, debido a que en su contenido señalaban de manera por demás clara la contradicción existente entre la prédica de castidad y las prácticas sexuales que llevaban a cabo los religiosos. Dice la primera cuarteta:

En la esquina está parado un fraile de la Merced, con los hábitos alzados y enseñando el chuchumbé.

Las cuartetas hacían referencia directa y concisa a diversas situaciones eróticas en cuanto a su lenguaje pero también tenían un alto contenido de crítica política y religiosa, sin que esto significara que hubiera una intencionalidad consciente de denuncia, sino más bien de desfogue, a sabiendas de que tal expresión no va a cambiar las estructuras sociales.

En carta de 10 de septiembre de 1766 el Inquisidor Fierro pidió al comisario del Santo Oficio de Veracruz, Licenciado Miguel Francisco de Herrera, que informase quién era el autor de las coplas, así como solicitó también explicaciones de la forma de bailarlo y todo tipo de

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Muchos mulatos tocaban diferentes instrumentos musicales. Óleo de Juan Correa, pintor mulato.

vestuario que se usaba para el mismo, a lo que respondió: Un grupo de música cantaba mientras grupos de 4 mujeres y 4 hombres lo bailaban acompañado de ademanes, manoseos, sarandeos, contrarios a toda honestidad y son el mal ejemplo de los que lo ven como asistentes, por mezclarse en el manoseo de tramo en tramo, abrazos, y dar barriga con barriga . En cuanto al vestuario para dicho baile, al menos en Veracruz era el siguiente: Los vestidos que llamaron a la diablesca son unos géneros o tafetanes con listas amarillas, negras, col oradas y a trechos unos ramitos negros, que suelen traerse con alamares negros, así hombres como mujeres no comunes porque gente de alguna distinción los practica. Y de esta variedad son unas redesillas (sic) que usan

El Chuchumbé se extendió hasta la Capital del virreinato y más tarde hasta el puerto de Acapulco donde fue profusamente interpretado por los vecin os hacia 1771 con otros cantos no menos profanos y escandalosos como el de Las Bendiciones que también hacía burla de los religiosos y sacerdotes. Por cierto, la palabra Chuchumbé es africana, se relaciona tanto con merecumbé como con cumbia (cumbé) y se refiere al ombligo; en la danza los bailarines pegaban los ombligos, con una evocación claramente sexual. Actualmente, en el son veracruzano, la palabra se usa como una velada referencia al pene; de hecho la broma es que quién no sabe de africanías, usa su imaginación.

La clase media de la población también dio muestras de mucho gusto por los bailes. La Autoridad empezó a verlos con prevención, porque la influencia de las danzas africanas comenzó a ser muy notable en los bailes populares españoles. Los encontraron lascivos y llenos de abominación, indignos de nombrarse entre los cristianos, que por sus canciones, gestos, movimientos, horas, lugares y ocasiones que se ejercen y frecuentan son positivamente contrarios a la profesión del Cristianismo. 26

Semejantes jolgorios escandalizaron a las autoridades de la Iglesia, en agosto de 1782, el Obispo de Oaxaca, publicó un edicto, el cual prohibía, bajo pena de excomunión, diversos bailes: …por lo lascivo de las coplas, por los gestos, y meneos, y desnudes de los cuerpos, por los mutuos tocamientos de hombres y mujeres, para no hacernos reos en el Tribunal de Dios, prohibimos, con grave, y formal, precepto, bajo la pena de excomunión mayor, los citados bailes de La Llorona, El Rubí, La Manta, El Pan de Manteca, o de Jarabe, Las Lanchas, El Zape, La Tirana, La Poblanita, Los Temascales y otros, mandando a todas y cualesquiera personas se abstengan de ellos…27

En los primeros años del siglo XIX el baile conocido como de San Gonzalo fue objeto de denuncia ante la Inquisición, pues se le consideraba inútil, superfluo, y de vana observancia… degradante de la majestad de la Religión, es decir, atentaba contra la religiosidad.

En el Bajío fue famoso el Son de los Panaderos; su introducción en Celaya se debió a una mujer de Valladolid. El son se bailó y cantó en cuanto fandango se organizó en Celaya, San Juan de la Vega, Salamanca, Pénjamo y pueblos aledaños. He aquí dos de sus coplas:

Ésta sí que es panadera, Éste sí que es panadero, que no se sabe chiquear, que no se sabe chiquear, quítese usted los calzones levante usted más las faldas que me quiero festejar. que me quiero festejar.

El problema de este son con respecto a la Iglesia es que cada vez que se cantaba una copla salía una pareja con cuyo baile imitaba figuras de S antos entre figuras de animales: siguiendo el mismo son y estribillo mezclado con la soledad de Nuestra Señora y otros Santos; perros, guajolotes, lagartijas, etc. Van saliendo cuantos concurren al fandango, pero acompañado siempre hombre y mujer y quedándose en el puesto que les toca, bailan y cantan, formando al fin porterías de monjas, baratillos, fandangos y todo comercio y com unicación de hombres y mujeres hasta que no queda ni grande ni chico…28

Otros bailes de negros prohibidos durante la Colonia, fueron el Tumteleche, El Viaje del Arriero y Los Patoles y por un expediente criminal por homicidio se sabe que la Bamba poblana se bailó con cuchillos (un tanto peligrosos) en Cuautla de Amilpas. Amén de numerosas menciones de bailes sin nombre, en el archivo inquisitorial se han localizado al menos 43 bailes distintos de los siglos XVII y XVIII, la mayoría del periodo de 1766 a 18 19, según las denuncias. Su distribución geográfica y social fue generosa a lo largo y ancho del territorio novohispano. Entre ellos, diez bailes fueron denunciados entre dos y doce veces, lo cual dice bastante de su popularidad: El Chuchumbé (1766-1784), El Animal (1767-1769), Pan de Manteca (1769-1796), La Cosecha (1772-1778), Pan de Jarabe (1772-1796), Sacamandú (17781796), Seguidillas (1784-1803), El Jarabe Gatuno (1801-1807), El Torito (1803) y El Vals (1808 y 1817).29

Con relación al Jarabe Gatuno, que incluía cierta coreografía en la que la pareja danzante debía imitar los movimientos y ronroneos de un par de gatos apareándose, decía en sus coplas:

¡Ay!

Cambia la rima y persiste la seda de tus desvelos tu mirada se desviste la piel ordena otros vuelos y en tu lengua me dijiste pronto besaré los suelos pronto besaré los suelos o veré lo que no existe

Para prohibirlo, el 25 de diciembre de 1803 se publicó en León y el 31 siguiente en San Francisco y Purísima, el bando del Virrey Félix Berenguer de Marquina, que dice:

En el mes de octubre último llegó a mi noticia, con mucho sentimiento de mi corazón, que en esta capital y otros lugares del reino se iba introduciendo un baile nombrado Jarabe Gatuno, que por sus deshonestos movimientos, acciones y cant o, causaba rubor y desagrado aún a las personas de menos delicada conciencia. Sin demora mandé instruir el respectivo expediente, a fin de providenciar lo oportuno con el acierto que en todo deseo, y con esta mira lo pasé por voto consultivo a la Real Sala del Crimen, que acaba de devolvérmelo.

De conformidad con el dictamen de aquel Tribunal, he resuelto prohibir absolutamente, como desde luego prohíbo, el indicado baile del Jarabe Gatuno, declarando

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que los transgresores incurrirán y sufrirán la pena de vergüenza pública y dos años de presidio; las mujeres igual tiempo de recogidas , y los espectadores dos meses de cárcel, quedando además al arbitrio de los jueces reagravar estas penas conforme a la calidad de los sujetos y circunstancias más o menos graves que concurran en el hecho. En consecuencia y para que llegue a noticia de todos y nadie pueda alegar ignorancia, mando se publique por bando en esta capital en la forma acostumbrada, y que se dirijan los correspondientes ejemplares a los Tribunales, Magistrados y Jueces a quienes toca cuidar de su observancia. Dado en México a 15 de diciembre de 1802. 30

Con el tiempo, en Guanajuato dio origen al Jarabe Abajeño, cuyas coplas fueron suavizadas, pero conservan su origen felino y mulato:

Me dijiste que era un gato el que entró por tu balcón.

Me dijiste que era un gato el que entró por tu balcón.

Yo le he visto gato prieto con sombrero y pantalón. Yo le he visto gato prieto con sombrero y pantalón.

José Loza, originario de León, fue juzgado por la Inquisición por haber cantado y proferido coplas y dichos heréticos, que había aprendido en los fandan gos en la villa de León a través de los mulatos del Barrio Arriba, que habían participado en las milicias que controlaron el motín que se produjo en la ciudad de Guanajuato en 1767. El recorrido de estas coplas trascendió el Bajío, ya que el proceso comenzó con una acusación en la ciudad de México.31

Sucedió, que el 14 de febrero de 1811, el Alcalde Ordinario José María Ruiz, andando como a las 2:00 de la mañana con el cuerpo de ronda por el Barrio de la Canal, al pasar por la casa de de un tal Atanasio, conocida por de Los Olivos, vio que había varios burros y caballos amarrados, por lo que su sospecha lo hizo entrar en ella. Encontrando varios hombres y mujeres, que mandó a la cárcel por la sospecha de ser ladrones o insurgentes, por los envoltorios que cargaban, entre ellos y dará por principio de esta causa varios versos sediciosos y otros papeles que se les encontró…

Pues que mueran los traidores, En Acul(co) y Guanajuato, el obispo y los demás hizo fuerte batería y que viva nuestra paz a la plebe que quería y el Cura de los Dolores. ser de corazón ingrato. Mueran los opositores Muchos pagaron el pato y cualquiera cabecilla por traidores a la Ley Que se acabe esa semilla, y puede decir la grey desesperada y cautiva, con voluntades parejas: Y que reine, triunfe y viva ¡Que viva el señor Callejas, el cura Hidalgo y Costilla. fuerte defensor del rey!

Las detenidas fueron: Anacleta González, mestiza, natural de Salamanca, casada con Pedro Antonio Vázquez; Margarita Vidal, mujer de Paulín Navarrete, vecina de México; María Micaela González, vecina de Salamanca, casada con José Bernardo Chávez ; María Paula Vázquez, soltera, vecina de Salamanca, quien dijo: que el motivo de haber salido de su tierra con sus padres Antonio Vázquez y Anacleta González, fue por seguir a los soldados del ejército del rey para venderles de comer y buscar por este medio su subsistencia… ; María Gregoria Ortiz, soltera, vecina de Guanajuato, quien dijo: …que habiendo salido de Guanajuato el ejército del rey, vino en seguimiento de su sobrino Miguel Ramírez, que es soldado de la columna de granaderos, con el fin de hacer alguna diligencia dándole de comer y así lo siguió hasta Guadalajara…; María Valentina Chávez, vecina de Querétaro y casada con José Cleofas

Los detenidos: Paulino Antonio Navarrete, mestizo, casado con Margarita Vidal, comerciante y vecino de México; Mariano, hermano de Paulín Navarrete, viudo de Ana María Cordero; José Cleofas, vecino de México, casado con María Valentina Chávez y de ejercicio toreador; Pedro Antonio Vázquez, vecino de Querétaro, de oficio obrajero y varillero, casado con Anacleta González; Bernardo Chávez, vecino de Guanajuato, minero, casado con Micaela González, quien dijo sobre los versos: Que la cigarrera, hojas de lata, donde se dice vienen unos versos es también del que declara y de su mujer, que por tal la reconoce en este acto, porque ella misma le comunicó al declarante que se la había regalado la mujer donde hospedaron en Guadalajara, dueña de la casa, que ignora su nombre, como también lo que contienen dichos versos porque no sabe leer ni los ha dado a otra persona que se los lea. Finalmente, después de las investigaciones, salieron libres el 24 de abril, dejando esos versos como constancia de los triunfos y derrotas de los insurgentes y realistas.32

La incidencia africana se encuentra presente hasta nuestros días en géneros musicales como el Son, el Jarabe y el Huapango mexicanos; el son cubano, la bomba puertorriqueña, el merengue dominicano, la cumbia colombiana, el festejo peruano y la zamba brasileña, que incorporan elementos africanos en sus melodías y la manera de bailarlos. La letra de las canciones con frecuencia recoge las experiencias de opresi ón, marginación y celebración de las poblaciones de sus ancestros africanos. La salsa, por ejemplo, combinación de diversos ritmos caribeños y del jazz norteamericano, todos con marcada influencia africana, son famosísimos en Estados Unidos, Europa y Japón.

Un caso especial que incorpora elementos musicales, coreográficos, marciales y rituales o religiosos, es el Capoeira brasileño. Establecido como un arte marcial que los esclavos empleaban para defenderse, se practicaba en los Senzalas (cuarteles de esclavos) bajo la apariencia de una danza inocente para evitar la represión de los amos portugueses, y más abie rtamente como entrenamiento militar en los Quilombos (suburbios de esclavos fugitivos). El resultado fue una práctica artística de entrenamiento físico, expresión corporal y desarrollo personal. Hoy en día, el Capoeira se practica tanto en Brasil como en los Estados Unidos, no solo como un deporte, sino también como un modo de vida. Hay numerosas escuelas de entrenamiento en diversos países, así como competencias y presentaciones internacionales.

En muchas de las manifestaciones presentes en la cultura de la ciudad de León se pueden descubrir las aportaciones que dejaron los negros y mulatos que dieron origen a la población actual.

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En las primeras fotografías tomadas a finales del siglo XIX se puede apreciar que la población presente en las calles es de tez oscura, luego de la inundación de 1888, llegaron familias de los Altos de Jalisco, de rasgos más europeos, que se integraron a la sociedad del siglo XX, sin embargo, quedan presentes palabras y formas de hablar; el gusto tan arraigad o por las carnitas de cerdo y la comida acompañada por salsas picantes; una fuerte devoción hacia la Virgen de la Soledad y San Martín de Porres; y el gusto por los ritmos que recuerdan las percusiones de los tambores.

Es muy frecuente que en familias mu y blancas se llame con cariño a alguno de sus miembros “mi Negra” o “mi Negro”, o se lleve con orgullo el apodo de El Negro, y se aplauda con gusto cuando el mariachi toca El Son de la Negra. También se gusta de todos los bailes con ritmos africanos, como la salsa, y en plena Plaza Principal, Escuelas y Parques deambulan grupos que practican el C apoeira

La gente de las comunidades rurales de León en lugar de usar el término “Negro” se refieren a los morenos como “Prieto” o “Prieta”, según sea el caso, y haciendo alusión al maíz, es frecuente que manifiesten su cariño diciéndoles: ¡Chulada de Maíz Prieto! También existe una arraigada costumbre, heredada de los españoles, que las familias de tez más blanca , rechacen que sus hijos e hijas se casen con pretendientes morenos, pero al final, también el amor termina por vencer tales ideas.

1 Zavala Aguirre, Pilar. Esclavitud, Asimilación y Mestizaje de Negros Urbanos Durante la Colonia en Arqueología Mexicana , nº 119, 2013.

2 Gemelli Carreri, Giovanni Francesco Viaje a la Nueva España , ed. de Francisca Perujo, México, Universidad Nacional Autónoma de México-Coordinación de Humanidades / Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 2002.

3 Parkvall, Mikael. Out of África. African Influences in Atlantic Creoles , 2000, p. 119.

4 Pérez Medina, Tomás. La Santería Cubana , Biblioteca Nueva, Madrid, 1998, pp 117-125.

5 Arqueología Mexicana nº 119, marzo 2013.

6 Mellafe, Rolando. Breve Historia de …, México, 1973, op. cit., pp 126-127.

7 Briones Jaramillo, Blanca Cecilia. Ministerio Pastoral de los franciscanos en la villa de León de los Chichimecas, 1589-1693 y sus dificultades con el obispado de Michoacán -Tesis- 2011, pp 117-118

8 AHML SD-JTC-BDS-C. 5-Exp. 24-1804

9 Ayala Calderón, Javier. El Diablo en la Nueva España , Universidad de Gto, 2010, p 205.

10 Idídem, op. cit., pp 207-211.

11 Guevara Sanginés, María. Guanajuato Diverso: Sabores y Sinsabores de su Ser Mestizo (Siglos XVI a XVII), Ediciones La Rana, Guanajuato, 2000, pp. 187-188.

12 Guevara Sanginés, María. Guanajuato Diverso: Sabores , op. cit., pp 189-190.

13 AHML AM-JTC-CCR-C. 11-Exp. 1-1710.

14 Historia de México. Tomo 6, Salvat Editores de México, S. A., México, 1974, p 88.

15 Vinson, Ben Los Milicianos Pardos y la Construcción de la Raza en el México Colonial en Signos Históricos, vol. 2, núm. junio-diciembre, 2000, pp. 87 -106.

16 AHML AM-MLC-COM-C. 1-Exp. 1-1596

17 AHML AM-MLC-COM-C. 1-Exp. 2-1618.

18 AHML AM-MLC-COM-C. 1-Exp. 4-1626.

19 AHML AM-MLC-NYA-C. 1-Exps. 11 y 12-1755.

20 Lara Valdés, José Luis. Historia del Ejército en Guanajuato -Primera Parte 1760 a 1810-, Talleres Gráficos del Gobierno del Estado de Guanajuato , 2003, pp 14-15.

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Jóvenes leoneses practicando el Capoeira en la Plazuela Benedicto XVI Es muy frecuente que en familias muy blancas , se lleve con orgullo el apodo de El Negro, y se aplauda con gusto cuando el mariachi toca El Son de la Negra

21 Lara Valdés, José Luis. Historia del Ejército…, op. cit. p 18.

22 AHML AM-MLC-COM-C. 1-Exp. 9-1767.

23 AHML AM-MLC-RCL-C. 1-Exp. 15-1771 y AM-OBP-PPA-C. 4-Exp. 18-1773

24 AHML SD-JTC-BDS-C. 3-Exp. 19-1794.

25 AHML SD-JTC-BDS-C. 4-Exp. 7-1797.

26 Historia de México. Tomo 6, op. cit., p. 28.

27 Historia de México. Tomo 6, op. cit., p 236.

28 Guevara Sanginés, María. Guanajuato Diverso: Sabores …, op. cit., pp. 191-192.

29 Robles Cahero, José Antonio. Un Paseo por la Música y el Baile Populares de la Nueva España

30 AHML SD-JTC-BDS-C. 4-Exp. 96-1802.

31 Guevara Sanginés, María. Guanajuato Diverso: Sabores , op. cit., pp 192-193.

32 AHML SD-IND-IFD-C. 21-Exp. 11-1811.

Los Mulatos Libres

De hecho pudieron adquirir haciendas y hasta ser propietarios de casas en la traza de la Villa.

Fundadores

Por decreto del Virrey Martín Enríquez de Almanza, León se fundó el 20 de enero de 1576 como una villa para españoles, por lo que no se admitió con carácter legal de Fundador a los indios ni mulatos. Sin embargo, durante el acto estuvieron presentes Diego Hernández y Miguel Ramírez, quienes recibieron solar en la traza para casa, tres caballerías de tierra y huerta como los fundadores ibéricos. Solo por verbigracia, como definen los estudiosos dicha concesión.

Diego Hernández, quien el 15 de abril de 1580 declaró que tenía 27 años y que había residido en la comarca desde hacía catorce o quince años. 1 Un documento de 1597, lo describe de esta manera: Que fue de los primeros y más antiguos vecinos; buen mulato, hombre muy amigo y servidor de los españoles, quieto y pacífico que para ser benemérito y merecedor de gozar lo que los españoles gozan en la villa, no le faltaba sino ser blanco, porque en él cabían todas las virtudes que en un español; tenía sus armas y caballos para defender y sustentar la frontera y la nueva poblazón, con mucho riesgo de su vida y hacienda acudiendo a todos l os asaltos y arrebatos de los chichimecas. Había en él merecimiento para que se admitiera por vecino y se le diera, conforme a las constituciones de la villa, un solar donde hiciese su casa, que en vida poseyó y dejó a su hijo Francisco Hernández 2

Dictó su testamento el 7 de noviembre de 1580, desafortunadamente, sólo se conserva una cláusula que ordenó el Alcalde Mayor, Cristóbal Sánchez Carvajal, misma que consistía en incluir en la demanda presentada por Juan Sánchez Badajoz alegando que le debía 84 peso s 3 tomines. En ella se dice lo siguiente: Item, mando que por cuanto yo hice una memoria de las deudas que yo debía y me deben, la cual hací a Juan de Zayas, estando presente el señor bachiller Alonso Espino, cura y vicario de la iglesia de esta villa, se le dé crédito a lo que allí se hallare, salió que en la cuenta que declaré allí con Juan Sánchez de Badajoz, no le debo más de 64 pesos… 3

Encontramos en 1584 a Hernando Alonso Cortés, vecino de la villa, como tutor y curador de las personas y bienes de José y Francisco, los herederos de Die go Hernández.4 Tal parece que Francisco, por el año de 1597, se encontraba trabajando en las minas del norte de la Gran Chichimeca.5

Miguel Ramírez fue vecino antiquísimo y poblador primigenio, según consta por sus declaraciones de 1597.6 En una escritura tramitada ante Escribano Real, se asentó que el 29 de septiembre de 1581, Juan de Ocaña le vendió unas casas con el solar en que están edificadas

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en el barrio de Santa Ana, cuyos vecinos colindantes eran Antón y Diego Frausto, en 45 pesos de oro común. En ella se le cita como vecino mulato.7

Tal parece que se hizo cargo como tutor y curador de los hijos de Diego Hernández, José y Francisco, sus sobrinos, pues el 4 de julio de 1588 da poder a Diego de Aguayo, para que cobre todas las cantidades de pesos que les adeuden.8

Por las siguientes escrituras, se puede deducir que se dedicaba al comercio. El 2 de julio de 1603, se obligó a pagar a Rodrigo de Castro 257 pesos y 1 tomín que le debía por el resto de mercadurías que había sacado de su tienda, desde 1602 a la fecha.9

El 8 de abril de 1610, reconoció deberle 437 pesos y 6 tomines a Juan de Busto, vecino y mercader de la villa por mercancía que le había surtido de su tienda, los que le pagaría en los siguientes ocho días. Por no saber firmar, puso como testigo a Andrés López de Céspedes. Esa misma cantidad después la reconoció, el 14 de julio, a favor de Alonso de Busto, hijo de su acreedor, quien era vecino de las minas de Guanajuato.

Siete años después, el 17 de mayo de 1617, Pedro, hijo de l finado Pedro de Busto, se presentó ante la Autoridad de la villa para que Miguel Ramírez le pagara 50 pesos que le restaban de un vale de mayor cuantía. Por lo que el Alcalde Mayor ordenó que se ejecutara el pago en los bienes del citado deudor.

El 23 de mayo, el Alguacil Mayor Alonso de Ulloa, hizo ejecución en unas casas de morada de Miguel Ramírez, mulato, que están y se contienen linde con casas y solar de Alonso López del Pinar, vecino de esta villa, por la parte del poniente, la cual ejecución hice p or cuantía de 50 pesos restantes de un vale de mayor cuantía y por las costas y derechos de ejecución. Y lo firmó el dicho alguacil mayor, siendo testigos don Sancho Dorantes de Carranza y Francisco Martín, vecinos de la dicha villa.

Ese mismo día, Pedro de Busto, vecino de esta villa digo que yo tengo ejecutado en sus casas de vivienda a Miguel Ramírez. A vos pido y suplico mande se den los pregones conforme a derecho, pues es justicia que pido.

La Autoridad mandó que se gritaran los tres pregones de ley, uno ese día; el segundo, el 1° de junio, y el tercero, el día 10, perdiendo así el mulato su propiedad. 10 El expediente no contiene el comprador final.

En ese mismo año, el 14 de agosto, Miguel Ramírez firmó una obligación ante el Escribano para pagar a Fernando Ramos, vecino de las minas de Guanajuato, 146 pesos y 7 tomines, por otros tantos que Diego Felipe de Ledesma le había dado en mercancías de su tienda.11

En el pleito por despojo de tierras que promovió el Alcalde del Coecillo contra Pedro Calderón, los indios presentaron el 2 de enero de 1626, como testigo, a Miguel Ramírez, quien se declaró mulato, vecino y poblador de la villa, de edad de 80 años. En el documento se asentó que las tierras de los demandantes, ubicadas por Los Naranjos, co lindaban con las del

testigo, y las de Baltasar Vázquez y Pedro Calderón. El 4 de febrero, también se tomó testimonio a Pablo Ramírez, quien dijo ser mulato, sobrino de Miguel Ramírez.12

Nuevos Vecinos

Algunos de los mulatos dejaron testimonio de su existencia en documentos tramitados ante el Escribano Público de la villa de León:

Antón Ramírez, el 8 de agosto de 1596, por cuanto el Br. Pedro Ruiz Escuderos le entregó 4 fanegas de frijol para que los sembrase a medias, se obli ga a que acabada la cosecha, le entregará la mitad de todos los frijoles, quitando las costas. 13

Gaspar Ramírez, el 8 de agosto de 1596, se obliga a pagar 146 pesos de unos estribos para jinetes buenos de vaquería, por razón de que le dio el Bachiller en reales y en ropa el importe de dicha cantidad.14

Cristóbal Rodríguez, el 15 de agosto de 1597, vende a Antonio Gómez de Mojica 3 caballerías de tierra, colindando con el comprador y con Diego González, en 125 pesos. El 4 de abril de 1600 siendo mayordomo de Pedro Lorenzo de Castilla, como principal, y Baltasar Gómez y Melchor Ramírez, como sus fiadores, se obligan a pagar a Marcos de Villalba, mer -

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Los mulatos hijos de españoles ricos tenían mejor aceptación en la sociedad. Óleo de Miguel Cabrera. 1763

cader, 100 becerros machos que vendió Cristóbal Rodríguez por Pedro Lorenzo de Castilla, a 11 reales cada uno, recibiendo 137 pesos y medio en ropa para proveer las haciendas. 15

Catalina Ramírez, el 20 de enero de 1599, compra a Baltasar Gómez unas casas, colindando por una parte con Miguel Ramírez, mulato, y por la otra con calle pú blica, en 57 pesos.16

Matías de Acosta, huérfano menor de 14 años, el 15 de marzo de 1600, se nombró a Francisco Velázquez como su tutor y curador para que administre los bienes que le dejó Rodrigo de Acosta por cláusula de su testamento, que consisten en 114 pesos. Los toma Alonso de Belmonte a censo redimible sobre la casa de su morada y tres caballerías de tierra, pagando 8 pesos de réditos anuales. El 20 de diciembre de 1604, se obliga a pagar a Andrés Fernández de Campoverde 50 pesos; 20 que le prestó en efectivo y 30 restantes en pa ño azul pardo que le dio para vestirse. Luego, le otorga poder para que cobre de Alonso de Belmonte, vecino de los Llanos de Silao, todo lo que le deba de los corridos de un censo que en su nombre está impuesto sobre unas casas, solar y tierras que tiene en esta villa, y tome para sí 50 pesos que le adeuda.17

Jerónima Rodríguez, mujer de Antón Ramírez, el 30 de abril de 1601, le da poder a éste para que pida cuentas a Juan Lucas Morcillo, vecino del pueblo de Puruándiro, de todos los bienes que entraron en su poder y que heredó de Baltasar Rodríguez, su padre.18

Juan de Campos, en un documento de 1605, se le cita como intérprete.19

Sebastián de Campos, el 24 de mayo de 1616, dijo que Jerónima, india, su mujer, que antes lo fue de Juan, indio, criado de Juan de Busto, quien le debía 30 pesos de cuentas que tuvieron, y como de presente no tienen con qué pagar dicha cantidad, se obligan a hacerlo durante 30 días.20

Posteriormente, se reconoció a Diego Ramírez como vecino leonés. Por la constancia que hizo levantar el Alguacil Mayor de la villa, Alonso de Ulloa, y presentó a la Real Audiencia de México, de no haber sido citado a la junta, podemos darnos cuenta que el Alcalde Mayor convenció al Cabildo para otorgarle la vecindad al mulato libre. He aquí la trascripción:

Yo Juan Briceño Cortés, Escribano Público y de Cabildo de esta V illa de León, doy fe y verdadero testimonio a todos los que al presente vieren como y en primero día del mes de septiembre de 1615 años se juntaron en las Casas Reales de esta dicha Villa don Francisco Briceño y Solís, Alcalde Mayor de la dicha Villa, y Juan Alonso de Jerez y Gaspar de Laris, Regidores, y en las Casas hicieron por ante mí Cabildo en el cual dieron y señalaron tres caballerías de tierra, solar y suerte de huerta a Diego Ramírez, mulato libre que está en servicio del dicho Alcalde Mayor por vaquero suyo, bajo lo cual le dieron y señalaron por su vecindad como a los demás vecinos españoles de la dicha villa.

Y en el dicho Cabildo, ni para hacerlo fue llamado don A lonso de Ulloa, Alguacil Mayor de la dicha Villa, uno de los votos primeros del dicho, estando éste día, antes y después del dicho Cabildo en la dicha Villa, porque le vi en la Plaza y Casas Reales y otras partes. Y pasado el dicho Cabildo, el dicho Alguacil Mayor me preguntó si estando en el dicho Cabildo los susodichos le hicieron llamar y le dije que no.

Y de todo lo referido me pidió el presente en presencia de Francisco Maderuelo y Francisco Palomo, vecinos de la dicha Villa y yo le di. Y como digo, es el dicho día primero de septiembre de dicho año de 1615. Testigos los dichos. Y hago mi signo, en testimonio de verdad. Juan Briceño Cortés, Escribano Público.21

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Constancia de la merced de tierra otorgada al mulato Diego Ramírez.

Dos años después, encontramos al nuevo vecino en escrituras de obligación: el 13 de abril de 1617, da poder a Alonso Pérez, Alguacil Mayor de la villa de Salamanca, para todos sus pleitos, causas y negocios, y para que recojan de cualquier persona los ganados que le pertenezcan, y el 14 de junio de ese mismo año, junto con Juan de Busto se compromete a pagar al Alcalde Mayor, Sancho Dorantes de Carranza, y al Alguacil Mayor de la Villa, Alonso de Ulloa, 200 pesos que les han prestado para la compra de novillos y avío necesario para el abasto de las carnicerías, cuyo remate recayó en los otorgantes. 22

Rodrigo Ramírez, en 1637, Juan Flores de Peralta le demandó el pago de 120 pesos que le debía.23

Luis Domínguez, en 1663, Vicente Pérez de Aguilera lo demandó por las 300 bestias mulares y caballares que le dio para que se las vendiera en la ciudad de México, sin que le haya rendido cuentas.24

Catalina de Navarrete, en un documento de 1665 se cita que con el Capitán Alonso de Aguilar Ventosillo, fue madre de Pedro de Navarrete. 25

Manuel de Hinojosa, en 1713 José Camacho de Morales, en nombre del capitán Juan Pérez de Albornoz, lo demandó por los 850 pesos que se obligó a pagar a Manuel Jiménez de Urbina.26

Joseph de Cariz, Maestro de barbero, inteligente en flebotomía -practicar sangrados-, en 1720, Andrés Martínez Olea lo demandó por 80 pesos que le debía y lo envía a prisión. 27

Bernardo Salmerón, en 1732, al estar arrendando la hacienda de La Lo za, sus acreedores le embargaron lo que les debía.28

Propietarios

Un caso muy singular lo presenta Melchor Valadés, un negro que fue esclavo de Don Luis de Castilla, a quien le administró sus haciendas, luego lo compró Juan Puerto Carrero, quien finalmente lo dejó libre. En 1616 declaró tener más de 80 años de edad y haber servido al Rey, durante 60 años, en la guerra contra los chichimecas 29

Con su nuevo amo llegó a tener un puesto de con fianza, en 1602, representó a Puerto Carrero para dar tierras en arrendamiento el 3 de enero, y luego constituir una sociedad el 19 de noviembre. Veamos los pormenores registrados ante el Escribano Andrés de Campoverde:

En la estancia del Potrero, Melchor Valadés, da en arrendamiento a Juan Ruano las tierras, pastos y abrevaderos que Puerto Carrero tiene, de esta banda del potrero, hacia la banda del oriente, que se ha de entender desde lo que llaman Calvillo hasta el Paso de Jorge, por cuatro años, en 60 pesos anuales.

Juan Gómez Montero y Melchor Valadés, esclavo de Puerto Carrero, y en su nombre, están concertados en hacer compañía en las tierras de la labor de La Sau ceda, que la parte el arroyo de la estancia de La Sauceda, por cuatro años. Juan Montes pondrá 12 bueyes de arada,

4 rejas, 2 azuelas, 2 hachas, 2 barrenas, 2 escoplos, 1 sierra, 1 compás, 4 yugos, 4 arados , 4 indios y su persona. Valadés pone las tierras, 4 indios y a Diego de Guzmán, mulato, para que le ayuden a Juan Gómez.30

En 29 de octubre de 1604, rentó a Tomás González de Figueroa, Alférez de la ciudad de Valladolid, los pastos de las estancias llamadas Calvillo, Paso de Jorge y La Sauceda, colindantes con las estancias de San Luis y El Potrero, por 6 años, en 60 pesos anuales, para que pueda meter sus ganados.31

Juan Puerto Carrero, el 20 de marzo de 1607, dio en arrendamiento al mulato Juan López de Loya, todas las vaquerías que tiene en sus es tancias de San Luis, El Potrero y demás, por siete años, en 200 pesos y 150 becerros anuales. Luego, el arrendatario se asocia con Valadés, para hacer las vaquerías y corridas de los ganados durante siete años, y sacando los gastos, irían por partes igual es. Parece que la sociedad no dio los frutos esperados, y el 8 de mayo desisten de su unión. Exactamente un año después, vuelven a formar la sociedad. 32

El 9 de julio de 1607. Valadés, como principal, y Luis Alonso de Torres como fiador, estipularon pagar a Juan de Busto 53 pesos por 7 varas de paño pardo a 4 pesos y medio vara, 1 sombrero fino en 6 pesos, 2 frenos de vaquería en 3 pesos, 2 varas de tafetán de China a 10 tomines, una pierna de Campeche en 2 pesos, 4 tomines de sena, unos zapatos de cordobán a peso y medio, una vara de sinabafa en 3 tomines, tres varas de seda a 4 pesos y 3 tomines de vino y confitura.33

Juan Puerto Carrero Sandoval, dictó el 27 de marzo de 1607 un codicilo para modificar su testamento en la Estancia del Potrero, de la jurisdicción de la villa de León, en él le perdonó las deudas a Melchor Valadés y le deja medio sitio de estancia y siete caballerías de tierra a Hipólita Valadés: Y en declaro que yo tengo en mi servicio a Hipólita, mulata, hija del dicho Melchor Valadés, la cual me ha servido algún tiempo con mucho amor y voluntad y le debo algún servicio y por ello y otras muchas obras buenas que de la susodicha he recibido, así en mi enfermedad como fuera de ella, le hago gracia y donaci ón mera, pura, perfecta e irrevocable, que llama el Derecho entre vivos, a la susodicha, de la mitad de un sitio de estancia de ganado mayor con la mitad de las tierras que tiene el dicho sitio y aguas; que se llama de Atotonilco, que lo hube y compre de don Luis de Castilla y fue de un ful ano de Aguilar, cuyo título tengo en mis papeles. Mando que la dicha Hipólita haya la mitad del dicho sitio, conforme el dicho título, cuyo traslado se le dé, para guarda de su derecho, para que con él, la susodicha tome estado y se case. Que ésta es mi última voluntad. 34

Este hecho hizo a Melchor señor de La Sauceda, en la jurisdicción de San Pedro Piedra Gorda, hoy Manuel Doblado.

En 1609, Alonso Sánchez Cortés, en nombre y con poder de Francisco Madaleno, vecino de Valladolid, pide al Alcalde Mayor de León, Juan Alonso de Castañeda, mandamiento de ejecución contra los bienes de Juan Puerto Carrero -difunto-, por una deuda de 248 pesos, misma que asume Melchor Valadés. La ejecución se hace en medio sitio de la estancia de ganado mayor de Atotonilco. El 28 de noviembre de 1612 Melchor Valadés cubre la deuda.35

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En los años siguientes tramita ante el Escribano Real de la villa de León un sorprendente número de documentos legales, lo que nos da idea de la importancia que tuvo. En 1611 promueve una información para que le sea reconocida la posesión, en el documento se cita como moreno libre, vecino y labrador en Atotonilco de San Nicolás de Tolentino, en el valle de La Sauceda, cerca de la villa de Lagos.36

pesos por nivelar el agua y cortar las maderas del molino, que no pudo hacerse porque el otorgante se encontraba imposibilitado.42

El 9 de febrero de 1618, Valadés se compromet ió a pagar a Juan de Sotomayor, Justicia Mayor de León, 156 pesos 2 tomines por razón de haberlos pagado por él a Alonso de Ulloa, dicha cantidad la cubriría con trigo.43

El 20 de noviembre de 1612, Valadés, quien se dijo negro libre, residente en la estancia de La Sauceda de Atotonilco, Padre y Administrador de Hipólita de Valadés, mulata su hija, y ella misma, instituyen y fundan una capellanía con 10 pesos de réditos anuale s, impuestos sobre la mitad de La Sauceda de Atotonilco que pertenece a la otorgante por donación que le hizo Juan Puerto Carrero Sandoval, para que el Capellán nombrado diga 50 misas anuales por el ánima del donante. Nombran por primer Capellán a Alonso Galván, hijo de Alonso Sánchez Cortés y María de Humareda, vecino de Valladolid, colegial en el colegio de San Nicolás de aquella ciudad.37

El 14 de diciembre de 1612, da poder a Jerónimo de Vergara, vecino de Celaya, para todos sus pleitos, causas y negocios; y el día 16, se compromete a pagar al Br. Diego de la Rosa 124 pesos y 4 tomines por otros tantos que le prestó.38

En 1613, el 23 de enero, se comprometió a pagar al Br. Diego de la Rosa 78 pesos dentro de 20 días, por Pedro Calderón, a quien se los debe; y el 30 de julio, dio poder a Francisco Martín, vecino de Guadalajara, para todos sus pleitos, causas y negocios; el 2 de agosto, da poder a Cristóbal de Sandoval, vecino de la ciudad de Guadalajara, para que lo obligue en cantidad de 2,000 pesos y los compre de mercadurías, de la persona que los quisiere prestar. También en este año, el mulato Diego de Contreras fue preso por orden del Alcalde Mayor Gaspar de Murguía, en razón de que estando al servicio de Valadés, se ausentó llevándose dos yeguas y un caballo, siendo condenado a azotes y 12 pesos. Se obligó a pagárselos a Juan Gallego, quien los pagó por él, a razón de cuatro pesos mensuales. 39

El 20 de marzo de 1616, Valadés, se comprometió a pagar al Contador Juan Bautista Carrillo de Soto, 100 fanegas de chile: 50 de chile ancho y 50 de chile pequeño, habiendo recibido por ellas el valor en que fueron concertadas.40

El 2 de marzo de 1617, Juan de Sosa, residente en la estancia de Atotonilco de la Sauceda, se comprometió a pagar a Sancho Dorantes de Carranza, Alcalde Mayor de la V illa, 200 pesos por Melchor Valadés, dentro de 3 meses.41

El 10 de agosto de 1617, Valadés contrató a Pedro Ramírez de Aguilar, Maestro de hacer molinos de moler trigo, para que le haga uno en la hacienda de La Sauceda, moliente y corriente, dándole los materiales e indios necesarios, a terminarse el día de Nuestra Señora de la Candelaria de 1618, por precio de 500 pesos. El 3 de enero de 1618, se obligó a pagarle 100

El 23 de marzo de 1618, Valadés fundó una capellanía sobre dos sitios de estancia de ganados mayores y menores, cuatro caballerías de tierra y un herido de molino, con mil pesos de principal y 50 de réditos anuales. Nombró por primer Capellán a Rodrigo de Chávez Campo-Verde, y a su muerte, alguno de los hijos sacerdotes de Baltasar Gómez e Isabel Galván. El otorgante se nombra primer patrón y, que a su muerte, lo sea su nieto Nicolás Valadés.44

El 24 de marzo de 1618, Pedro Velázquez, Juez Comisario de Bi enes de Difuntos, para la cobranza de los que quedaron por muerte de Juan Puerto Carrero Sandoval, da en arrendamiento a Valadés, el derecho de los ganados vacunos y caballares que pertenecían al finado, por cuatro años en 70 pesos anuales, los cuales han de contar desde el mes de mayo.45

Para 1633, Hipólita Valadés acudió al Alcalde Mayor Gaspar de Arteaga y Sotomayor, para pedir la delimitación de medio sitio de estancia con cinco caballerías de tierra, donde llaman La Sauceda, que le dejó Juan Puerto Carrero, pues por muchos años había poseído toda la propiedad hasta que la Real Audiencia le remató a José Gómez Velázquez la otra mitad por el dinero que le debía su antiguo propietario El Alcalde ordenó, el 24 de febrero, que se le informara de tal petición al nuevo comprador 46

Los documentos del Archivo Histórico de León, tienen registro de otros mulatos libres que gozaron de tierras en propiedad. Citamos los siguientes:

Isabel de León, mujer de Francisco Velázquez, en su testamento otorgado el 5 d e diciembre de 1600, dejó asentado: Igualmente declaro que toda la hacienda que hoy tiene Francisco Velázquez, mi marido, casas, aperos y demás que entre ambos hemos ganado y granjeado, la mitad me pertenece, lo cual y lo demás que restare de mis bienes , después de cumplir mis mandas, lo heredé a mi entenado Juan Velázquez, hijo natural de mi marido, al cual desde luego, nombro por mi universal heredero del remanente de mis bienes y que debe de dar de ellos, 50 pesos a Juan Velázquez, hermano suyo e hijo natural de mi marido.

Murió el 29 de julio del año siguiente, por lo que su viudo se presentó al Teniente de Alcalde Mayor, Francisco de Fuentes, para que se hiciera el inventario de los bienes. Que resultaron: Una casa y un solar; una huerta arbolada en la villa, linde con casa de Rodrigo Muñoz y por la otra con el río que pasa por la villa; tres caballerías de tierra acabezadas con tierras que Rodrigo de Acosta donó a la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario; y un solar lindante con la casa. Además, 16 bueyes mansos de arada, 10 vacas y becerros grandes y chicos, y una sementera de 7 ½ fanegas de maíz.47

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Firma, de puño y letra, de Melchor Valadés. 1611.

María Pascuala de Zayas, mujer de Pedro Carrillo, español difunto, el 8 de agosto de 1600, vende a Diego Hernández -no confundir con el fundador, quien ya había fallecidovecino de la villa, tres caballerías de tierra y una suerte de huerta con un ojo de agua, una casa y un corral, colindando con tierras del Br. Pedro Ruiz Escuderos, las que heredó de su padre, Juan de Zayas, en dote y casamiento con su marido, en 180 pesos. El día 19, Juan de Zayas aprueba y ratifica la venta que hizo su hija natural.48

En 1635 Pedro de Castilla Calvo, un español peninsular, dejó el rancho que luego se conocería como Los Castillos. De su hijo Diego con Juliana de Nava, nacieron los mulatos Alonso, Diego, Nicolás, María, Juan y Francisco . Sus tierras, una labor compuesta por un sitio de ganado mayor y tres caballerías y media de pan llevar -1,900 Has.-, permaneció sin dividirse y los títulos pasaron a Juan de Castilla. Éste, el 30 de diciembre de 1661, solicitó al Cabildo le concediera una merced de huerta en la serranía, misma que le fue otorgada el 2 de enero del año siguiente.49

En un documento de 1669, en que Francisco de Florenci a lo demandó por 168 pesos y 6 reales que le debía por el avío de su labor, se cita a Juan de Castilla como de color pardo.50

También compró el 13 de junio de 1670 la parte de los bienes que tocaban a su hermana Andrea. En su testamento, dictado el 6 de a gosto de 1693, declaró por sus hijos naturales a Cristóbal, Magdalena - ya casada con Antonio Duarte- y Diego.51

De Diego de Castilla, casado con la india Francisca Juana, n ació Agustín de Castilla; quien se casó con Ana María de Campos, mestiza, que era v iuda de José Juárez, vecino de San

Miguel el Grande; de su matrimonio nacieron Juan de Dios, Juan Bautista, Lorenza Manuela y Nicolasa. En un segundo matrimonio, se casó con Josefa de la Encarnación, mestiza, viuda de Pascual Hernández, de la Cañada de Alfaro, con quien no procreó hijos. En su testamento, otorgado el 9 de diciembre de 1733, incluyó una cláusula referente al culto de un Cristo, conocido como Señor de los Castillos, que dice: Item, declaro que en dicha mi labor tengo fabricada una capilla en que tengo colocada la imagen de nuestro Señor crucificado, en talla, y es mi voluntad que siempre se establezca con dicha capilla y lugar como dejo aplicada a su Majestad Santísima, para ayuda a su culto y reverencia y para la cera que le arde cuando se trae a sacar en procesión el Jueves Santo, una suerte de huerta que le señalo por dote propia en la dicha mi labor…52

De los dueños de Cañada de Alfaro, el 1º de febrero de 1712, Juan Pascual contrajo matrimonio con la mulata libre Isabel de Zúñiga, hija natural de María de la Asunción, y que fue criada desde que nació en la casa del Capitán Pedro del Campillo y Cárabes. El tutor le entregó algunos géneros por 233 pesos y Juan Pascual situó la fianza de 333 pesos, 100 en atención por la virginidad de su esposa, sobre la parte de labor de maíz de temporal que nombraba la Cañada de Alfaro.53

Marcos Pérez, a principios del siglo XVIII, poseía dos caballerías de tierra, unas 87 hectáreas. Sus descendientes las fraccionaron en 6 partes y, excepto media cabal lería, le fueron vendidas a Antonio de la Pompa para integrar la hacienda de la Concepción de Pompa: 7 de octubre de 1750, Tomasa, Lorenzo y Miguel, tres cuartos de caballería de tierra de pan llevar, al oriente del río del Coecillo, con el cual lindan por el poniente, en 150 pesos;54 9 de diciembre de 1750, Juana, otro cuarto por el mismo precio, 55 y 17 de septiembre de 1751, José Antonio, el cuarto que le heredó su madre, en 50 pesos.56

José María Fuentes, un mulato analfabeto cuya familia había tenido un rancho junto a San Pedro de los Hernández desde principios del siglo XVII, dejó asentado en su testamento en 1829, que cuando se casó sólo tenía unos cuantos animales, y que después heredó tierras de su padre.57

Mulatos Registrados en el Censo de 1719

En el Censo levantado en la villa de León, en 1719, encontramos los nombres, familias y actividades a las que se dedicaban los mulatos que vivían dentro de la traza urbana:

Jerónimo y José Jiménez, mulatos solteros, ceban puercos y los venden en jabón o en pie, vive con ellos una hermana soltera que hace costuras, aguja y otras obras. Tienen una criada mestiza, soltera, con tres hijos el mayor de cuatro años.

Juan de Bustos, mulato, sastre, casado, con dos hijos grandes solteros, de su oficio con tienda de él pública; una hija doncella y otra de once años y un muchacho casado, de dieciséis años, aprendiz, natural de Celaya. Y una cuñada suya, llamada Gertrudis de Aranda, soltera, con hijos.

Miguel Cipriano, mulato, de oficio zapatero, con tienda pública, casado, tiene una entenada de diez años y un muchacho de once, y un hermano soltero, sus oficiales.

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De albarazado y mestiza, barcino. De indio y barcina, zambaiga.

Joaquín, morisco, de oficio zapatero con ejercicio y con tienda.

María de la Asunción , mulata, de cincuenta años, y su hijo Cayetano de la Cruz , soltero de oficio zapatero.

Juan Manrique, mulato, casado, ministro de vara, tiene una hija doncella y otros cuatro de diez años abajo.

Pablo Faustino, mulato, casado con Magdalena Ortega, tiene tres hijos varones, de catorce años el menor y dos hijas doncellas. Se mantiene de su sudor y trabajo.

Cayetano de la Cruz, mulato, y su hermano Pascual, casado con Manuela Josefa; estos tres se ocupan en traer leña y zacate y llevar correos con que los llaman.

Jerónimo de Pedraza, mulato, casado con Inés Supina, con cinco hijos; es oficial de sastre.

Luis de Estrada, mulato, casado con María Ángeles, tiene cinco hijos, los cuatro varones con su padre sirven de arrieros con Juan de Peredo.

José de la Cruz, mulato, casado, con dos hijos pequeños, de oficio leñador.

Melchora de Sandoval, mulata, viuda, se mantiene de hilar, lavar, criar y cebar puercos.

Floriana Pérez, mulata, viuda, tiene un muchacho pequeño, se mantiene de costurera y criar puercos y cebarlos.

Ana Pérez, mulata, sola, con dos hijas doncellas; se mantiene de cocinera de Nicolás de Alcalá, hilar, coser y cebar puercos.

María de San Antonio, mulata, viuda, con tres hijas, todas labran cera.

José de Caris, mulato, maestro de barbero, casado, tiene tres hijos pequeños, un oficial español y un mulato aprendiz, de once años.

Honoria de Arias, mulata, casada con Leonisio de Saavedra, de oficio carpintero, sus hijos: Prudencia, María de la Candelaria y José Antonio.

María Hurtado, morisca, casada con José López de Aguirre, maestro de zapatero, sus hijos: José Antonio, María Teresa, María de la Candelaria y Francisca del Carmen; zapatero con tienda pública.

Felipe de Oviedo, mulato, cochero, vive con Agustina Gómez y su hija Anita.

María del Portillo, coyota, viuda, vieja, soltera, sus hijas: María del Portillo, doncella, Catalina, Juana Felipa, Eusebia Ifigenia, María Simona, solteras con tendejón.

Carlos de la Cruz, mulato, maestro de silleros, casado con Brígida Ifigenia.

Jerónimo de Alvarado, mulato, arriero del Provincial, casado con Isidora Domínguez, sus hijos: Leonardo, María Quiteria, Jerónimo y José Antonio.

Juana de Salazar, mulata, viuda y vieja.

Lucas Domínguez, mulato, arriero de Sebastián de Villanueva, casado con María Gertrudis, sus hijos pequeños: Roque José Antonio, Francisca María, Ascencia, Isabel y Petrona Domínguez.

Diego García, mulato, maestro de carpintero, casado con Antonia de Saavedra, sus hijos pequeños: José Antonio, Pedro, Pablo, Anastasio, María, Olaya y Felipe de Jesús.

Fernando Melo, mulato, soltero, sin oficio, vive en la casa del mestizo Luis López.

Melchor Melo, mulato, maestro de albañil, casado con Sebastiana Ramírez.

Agustín de Torres, mulato, oficial de zapatero, casado con Catarina Medel, sus hijos: Faustino, Felipe y María, pequeños.

Pedro Martín, mulato, casado con María Solano, sus hijos: Manuel, Pedro, Juan y Alexandra, sin oficio.

Casa de Pedro Martín , mulato, casado con María Solano, sus hijos: Manuel, Pedro, Juan y Alexandra, pequeños, sin oficio. Ministro de vara del Alguacil Mayor.

Jerónima Marmolejo, mulata, viuda, sus hijos: Francisco Ruiz, Mariana Ruiz y Gertrudis, pequeños.

Ramón de Orozco, mulato, casado con María Medel, anda huido, tiene dos hijas doncellas: Felipa y María y otro Manserco Gil.

Juana y Antonio de Aranda, mulatos, hermanos, solteros. Ella tiene tres hijos: Salvador, Juan José y Susana.

Mariela Melo, mulata, soltera y vaga.

Pedro López, casado con María Sánchez, mulatos, tienen cuatro hijos: Juana, Juliana, Francisco y Úrsula. Viven con ellos Jerónima, mestiza, viuda con una hija, Juana Gertrudis; José Cayetano, Joseph María, Ana, Petra, Gertrudis y Simona.

Micaela, mulata, casada con Lázaro, indio, hortelano.

Francisco Saucedo, mulato, casado con Catarina de Torres, dos hijos: José y Candelaria.

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Andrés Hernández, mulato, viudo, de oficio canterero, con un hijo de doce años, llamado Juan.

Antonia Manuela, mulata, casada con Manuel del Castillo, indio, quien sirve al capitán Felipe Márquez de Zavala, de labrador; sus hijos: Teresa Man uela, Águeda Teodora y Juan José.

Manuel Frausto, mulato, sirviente del Lic. Cristóbal Moreno, casado con Juana Ramírez, india, sin hijos. Viven con ellos, Inés Ramírez, con una hija doncella, nombrada Aldonera Tomasa, indias; Lázaro López, mulato, que sirve de vaquero a Agustín de Arriaga, casado con María de Orozco, maestra, con dos hijos. Diego Martín, zapatero, natural, casado.

Lázaro Rodríguez, mestizo, casado con Petrona Ruiz, con cuatro hijos casados, dos zacateros, Juan Antonio y otro Miguel Cipriano, mulatos, y los otros dos, José y Juan Guillermo, grandes, sin oficio.

Juan Bartola, casado con María Ramírez, mulatos, tiene vacas y ovejas, con un hijo nombrado (de catorce años) Leonardo, que asiste a sus padres en guarda del ganado.

Pascual Barajas, mulato, casado con Martha de la Cruz, coyota, con tres hijas grandes, doncellas.

Juana de la Candelaria, mulata, casada con Juan Antonio de Oliva, mestizo, arriero de Marcos de Aguilar, tienen dos hijos pequeños.

Isabel de la Cruz, mulata, casada con Juan de Orozco, mestizo, zapatero, tienen siete hijos que trabajan con él de zacateros. Vive con ellos Isabel, mulata, viuda, con un hijo llamado Pascual Bailón, del mismo oficio.

José de Salazar, casado con Teodora Rincón, mulatos, con dos hijos: Juan José, arriero de Antonio de Torres; el otro, pepenando maíz de las cosechas.

Juana de Saavedra, mulata, casada con Rodrigo Flores, mestizo, tienen tres hijos: Juana Josefa, María de la Trinidad y Juan Santos, de catorce años.

Josefa Gertrudis, mulata, casada con Juan Ferriz, español, tienen cinco hijos: Ignacio José, atajador de recua; Pedro José, Juan José, Bernarda Gertrudis, Nicolás Manuel y Josefa Hermenegilda. Viven con ellos Melchora de San José y su hija Gertrudis Teresa, hilanderas.

Esteban de la Cruz, mulato, casado con Antonia García, con ocho hijos: el mayor de doce años y los otros pequeños; de oficio leñadores con sus burros.

Ascencio Terrones, mulato, casado con María Hernández, india, con sus hijos pequeños; le sirve a Antonio Sotelo.

Bernabé de la Cruz, mulato, de oficio herrero, viudo, con un hijo chiquito nombrado José Manuel. Tiene de aprendiz a Juan de Medina, español.

Juan de Morales, mulato, oficial de herrero, casado con Pascuala de Sayas, mestiza. Viven con ellos su hija, casada con Nicolás de Torres, con dos hijos pequeños; su hijo Nicolás, ollero, y otro pequeño, que ayuda a la fragua, y otro huérfano chiquito.

Jerónima de Morales, mulata, y su hija Juana de Torres, con dos hijos pequeños y uno grande, acomodados de guarda puercos de don Ventura, otro hijo de dicha Jerónima, nombrado Salvador de Torres, demente.

Josefa Mojica, mulata, casada con Francisco Mojica, ausente de muchos años; de oficio buñuelera y tamalera, con tres hijos: José, Francisco y Juan de Dios , trabajan éstos en las minas de Comanja, y dos hijas grandes que ayudan a su madre: Juana Gertrudis, doncella, y Ana Gertrudis.

Juan Hurtado, casado con Francisca Vázquez, mulatos, con ocho hijas y un hijo, la mayor de quince años, sirviente de la casa de Juan de Medina.

Miguel de la Rocha, morisco, casado con María de los Ángeles, española, trabaja en las minas de Comanja, con cinco hijos e hijas: el mayor de doce años, nombrado José Manuel, sebador del mortero de metales.

Juan Antonio Jiménez , mulato, casado con Lorenza de Salas, mestiza, de oficio albañil, con tres hijos pequeños. Tienen de sirviente a Juana Lucía.

Carlos Núñez, mulato, casado con María de San Juan, coyota, él sirve a Bustos de arriero. Vive con ellos María de las Nieves, india, viuda, abuela de la esposa.

María Josefa, mulata, casada con Juan Antonio de Aguilar, mestizo, sirviente de Gregorio Infante, tiene dos hijos chicos.

Juan Antonio Hernández, mulato, sirve de arriero a Don Pedro Vaca, casado con Josefa Romero, tiene un hijo: Juan Ventura, zapatero.

Juana de la Cruz, mulata, viuda con dos hijos: uno pequeño y otro nombrado Cristóbal José, que sirve a Francisco Briones en la recua; una hija grande, Pascuala, sirve a Juan Antonio Romero.

Ignacio Lobato, casado con Cayetana Romero, coyotes, con cinco hijos pequeños, de oficio zapatero.

Nicolasa de los Reyes, mulata, casada con Juan Esteban, indio, zapatero, con cuatro hijos: dos casados y dos solteros, Felipe, casado con Gertrudis de Porras, mestiza, con un hijo pequeño; Julián, con Gertrudis de Gomar, mulata, con dos hijos chiquitos, los solteros Pascual y Marcos, todos del mismo oficio que su padre.58

Los mulatos libres también desempeñaban cargos de confianza en las haciendas. En 1806, Juan Eusebio Marmolejo se encargó de levantar los potreros que protegían las tierras de San Judas, propiedad del Conde de Valenciana. El documento refiere: en el año de ochenta y

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seis (1786), conducida la piedra en las espaldas de los operarios y aún de las mujeres y muchachos, fue levantado el potrero…59

había visto en dos o tres ocasiones al hijo de Soto, nombrado Tiburcio, que tiraba por la tapia tabaco, pero no sabía cuanto ni a quien…

Pedro de Alcántara López, español de 47 años, tendejonero, quien dio una versión similar al anterior, agregando que el mozo dijo: Y que estando recién entrado en servicio de dicho González, vio que Tiburcio de Soto dio tabaco en unas cuantas ocasiones, pero que no sabía a quien…

José Francisco Marmolejo, alias Cura, español de 26 años, oficia l de barbero, quien agregó a las versiones, que el oyó decir al mozo: El que Tiburcio y su hermano Francisco, hijos de Soto, habían tirado en 2 o 3 ocasiones tabaco por la tapia de la casa, pero que no sabía quien lo recibía…

Cerramos este capítulo con el proceso judicial que se siguió contra un jovencito mulato, llamado José de la Cruz, que vivía con su familia en San Juan de Dios. Todo comenzó cuando el 15 de noviembre de 1752 se presentó Don Francisco Ignacio González, comerciante y vecino de la villa, ante el Capitán de caballos corazas Don Francisco Antonio González de Castañeda y Alvarado, Alcalde Ordinario de Primer Voto, y dijo: Que José de la Cruz, mulato de esta villa, preso en la real cárcel y su sirviente que ha sido desde el año pasado de 1751, le ha robado la cantidad de 400 pesos y que desde el mes de abril hasta el de noviembre le robó mucho manojo de tabaco, con la ayuda de Tiburcio de Soto. Como también una marrana pinta gorda, que me hizo perdediza, que tendría como arroba y media de manteca; doce reales de panocha prieta, que dice se las comió, y cinco reales de cigarros.

La Autoridad mandó llamar a declarar a los siguientes testigos:

Antonio de Aranda, español de 23 años, quien dijo: Que con el motivo de ser cigarrero en el tendejón de don Francisco Ignacio González, le dijo el domingo próximo pasado, como a las 7 de la noche que se mantuviese en él, que quería averiguar lo que le había robado su criado José de la Cruz, mulato; que para esto también citó a Pedro de Alcántara López y a José Marmolejo, que le dicen Cura, y con efecto en el patio de dicha su casa, entre abierta una puerta que del referido tendejón cae a él, oyó el testigo que le hizo varias pregunta s en razón de que le confesara lo que le había robado, a las cuales en sustancia respondió libremente y sin apremio alguno, que tercio y medio de tabaco, del cual la mayor parte se la había dado al hijo de Luis de Torres, nombrado Cayetano, y seis manojos a un hijo de Rendón y que

La Autoridad también mandó sacar al reo de la cárcel, llamado José de la Cruz, mulato, muchacho de 13 a 14 años, quien dijo: Que por abril de este año entró a servir a don Francisco Ignacio González, tendejonero en el barrio de San Juan de Dios, de puerquero y hace r mandados en su casa con el salario de diez reales cada mes; que no solo le ha pagado, sino que le debe 50 pesos que le ha adelantado; que recién entrado a servir al susodicho, estaba de su cigarrero Francisco de Soto, hermano de Tiburcio, a quien le vio coger en dos ocasi ones cada una un manojo de tabaco de la sala, donde dicho su amo ten ía 5 tercios de tabaco abiertos, que los llevó y no supo lo que hizo de ellos, que con est e ejemplo el que declara comenzó a sacar manojos para dárselos a Cayetano de Torres, que también e ntraba a la casa de dicho González y la de su padre Luis est á pegada con solo pared en medio y con efecto en distintas veces le tiró 34 manojos desde el corral del amo del que declara para su casa por encima del techo de los puercos, que esto era los sábad os en la tarde, porque así se lo tenía prevenido dicho Cayetano de Torres; respecto a decir que se iba a sembrar toda la semana y que el domingo por la mañana que servía ahora en misa de 11, los cogería; que cada vez que tiraba dicho tabaco el sábado era un manojo solo; que en algunas ocasiones le decía el referido Torres que no los había cogido, que otro los tomaría; que el precio del ajuste era a peso cada manojo, porque a eso lo vendía dicho González y que solamente le dio en distintas ocasiones de medio a medio y de real a real 12; que habrá 6 días que le cobraba 12 pesos de dicho tabaco, perdonándole lo demás de su importancia y no solamente no se los dio, pero le negó el haberlos recibido a solas, a que les replicó, que porque le había dado 12 reales, sino los percibió, a lo cual no le respondió.

Que así mismo, es cierto haberle enviado a Manuel Rendón, mulato cochero, en distintas ocasiones en cada una un manojo hasta seis con un hermanito suyo nombrado Miguel, que tendría 8 años, y que en cuenta de ellos le dio dicho Manuel 5 reales. Que aunque el sábado de la semana próxima pasada le cogió su amo con un manojo de tabaco dentro de un chiquihuite lleno de maíz, que sacaba para los puercos, y este era el modo con que siempre sacaba los que ha referido y le receló que el número de todos compondría tercio y medio, no es así porque como ha expresado estaban cinco abiertos y de todos tomaba y solamente hace cuenta que serían cuarenta manojos, los 34 que dio a Torres y 6 que envío a Manuel Rendón.

Que así mismo de la casa donde su amo tiene encerrado maíz y panochas, que es diversa de la en que vive, cogió doce mancuernas de panochas, una a una, cuando iba a sacar

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De negro e india, lobo o coyote.

de aquella semilla, las cuales se comía sin dar a nadie nada, que no cogió otra cosa de su amo, como así se lo tiene confesado.

La Autoridad también mandó sacar de la cárcel a Cayetano de Torres, español de 22 años, vecino de la Villa en el barrio de San Juan de Dios quien dijo: Que no ha tenido trato alguno con el muchacho mulatillo mandadero de don Francisco Ignacio González, quien le expresó en una ocasión que le comprara un manojo de tabaco y que en cuenta le diera dos reales adelantados, a que le respondió: búscalo y te lo compraré, porque conoció que no tenía de donde lo pudiera hacer.

María Guadalupe Molina, viuda de Melesio de Bustos y madre de José de la Cruz compareció y dijo: Que teniendo como madre de familia a mi d icho hijo sirviendo en casa de don Francisco González, resulta el hallarse preso de orden de vuestra merced la demora de ocho días a esta parte pendiente a pedimento de dicho su amo González y lo que le demanda es un poco de tabaco, el número que viene hacer ignoro, lo que sé radicalmente es que Cayetano de Torres fue el aprovechado en toda forma del tabaco que se destruyó p or parte de mi dicho hijo, pues des ante le indució (sic) a que tomase el tabaco mal habido hurtado y que se lo diese a él pruebo ser el más interesado y cómplice en el delito, pues sab ía medianamente el que mi hijo no tenía donde cogerlo nada menos que hurtárselo a su amo, de cuya acción pido a vuestra merced el que yo no me debo conformar de la soltura del expresado Cayetano, pues tengo lo mucho que demandarle y que pedir contra el susodicho de quien me querello, una y otra vez y todas cuantas la ley me p ermite, pues pruebo su mal proceder con otra acción muy reprobada y maldita y es que el mismo inducidor vino a mi casa y estaba yo lavándole la cabeza a mi hijo y preguntándole que tratos tenía con él. Dicho Torres respondió: que el señor Francisco González lo enviaba para que fueran a una cobranza de una cerdona que el dicho Cayetano sabía a la casa y habiéndolo sacado le dijo que le importaba un manojo de tabaco para darle a su hermano varón, que se iba a México, de lo que hasta entonces fue este el origen de que se descubriese la falta de tabaco que había habido en casa de su amo de dicho mi hijo. Y le prueba ser fraude y no ser verdad que en ninguna manera envío su amo de el dicho mi hijo al expresado Torres a casa ninguna sino que siempre con la ocasión próxima de ser vecinos, a cada paso lo andaba inquietando y aconsejándole y si era mal, sin lo demás que se probara de bajo de juramento, haciendo nuestra merced justicia en aquello que convenga, mandando recoger al dicho Torres a la prisión para que se j ustifique este mi pedimento…

Finalmente, el 11 de diciembre de 1752, ante el Alcalde Ordinario com pareció Don Francisco Ignacio González, quien dijo: Que en consideración del que el hurto de tabaco, panochas y demás que le hizo José Cruz su sirviente fue persuadido como muchacho incapaz, se ha convenido con Josefa Molina su madre, digo María Guadalupe, Diego Estanislao y Domingo Esteban, hermanos del susodicho a que le paguen 50 pesos dándole en cada semana de los dos meses primeros a 4 reales en cada una y después semanariamente 12, de lo que produzca el trabajo de los referidos 3 hermanos, mediante lo cual se aparta de la querella y de su seguimiento en todo tiempo.

Y estando presente la nominada María Guadalupe Molina, se obligó y a sus hijos a lo referido con sus bienes habidos y por haber, con la sumisión y renunciaciones de leyes de su favor, con cuya conformidad mandó el Alcalde saliera de la prisión que ha tenido dicho José

de la Cruz, libre de la instancia del juicio y con apercibimiento que cometiendo otros excesos se le haría cargo de éste.60

1 Salceda López, Eduardo. La Colonización de la Alcaldía Mayor de León 1535 -1576, León, 1955.

2 AHML AM-JTC-DEM-C. 21-Exp. 15-1597.

3 AHML AM-JTC-DEM-C. 21-Exp. 5-1584.

4 AHML FN Vol. 1584 f 30.

5 Guevara Sanginés, María. Guanajuato Diverso: Sabores y Sinsabores de su Ser Mestizo (S iglos XVI a XVII), Ediciones La Rana, Guanajuato, 2000, p 171.

6 AHML AM-JTC-DEM-C. 21-Exp. 15-1597.

7 AHML FN Vol. 1581 fs 38-39 y 122-123

8 AHML FN Vol. 1588 II f 104.

9 AHML FN Vol. 1603 f 29.

10 AHML AM-JTC-EMB-C. 47-Exp. 15-1617.

11 AHML ANL Vol. 1617 f 212-213.

12 AHML AM-TIE-EJD-C. 1-Exp. 3-1625.

13 AHML FN Vol. I-1596 f. 16.

14 AHML FN Vol. I-1596 fs 17-18.

15 AHML FN Vol. 1597 f 10 y Vol. 1600 f 15.

16 AHML FN Vol. 1599-III f 14.

17 AHML FN Vols. 1600 fs 56-57 y 1604 fs 26-27

18 AHML FN Vol. 1600 fs 32-34.

19 AHML FN Vol. 1605 fs. 12-13.

20 AHML FN Vol. 1616 fs 116-117.

21 AHML AM-CAB-SYR-C. 2-Exp. 37-1615.

22 AHML ANL Vol. 1617 fs 167-169 y 338

23 AHML AM-JTC-DEM-C. 23-Exp. 26-1637.

24 AHML AM-JTC-DEM-C. 25-Exp. 15-1663.

25 AM-JTC-AVE-C.1-Exp. 19-1665.

26 AHML AM-JTC-DEM-C. 29-Exp. 8-1713.

27 AHML AM-JTC-DEM-C. 29-Exp. 19-1720.

28 AHML AM-JTC-DEM-C. 30-Exp. 16-1732.

29 Padilla Ortiz, Ma. Isabel. León al Alba -Nuevos Apuntes Sobre la Víspera de la Fundación de León y sus Primeros Años de Vida, Premio de Literatura León, 2011.

30 AHML FN Vol. 1602 fs. 31-33.

31 AHML FN Vol. 1604 fs 22-23.

32 AHML FN Vol. 1607 fs. 22-26 y 36 y Vol. 1608 fs. 27-28.

33 AHML FN Vol.1607 fs 50-51.

34 AHML AM-JTC-SUC-C. 55-Exp. 16-1607 y AM-TIE-HYR-C. 3-Exp. 4-1633.

35 AHML AM-JTC-EMB-C. 46-Exp. 8-1609.

36 AHML AM-TIE-HYR-C. 2-Exp. 17-1611.

37 AHML FN Vol.1612 fs 34-37.

38 AHML FN Vol. 1612 fs. 43-44 y 106.

39 AHML FN Vol.1613 fs 7-8, 84-86, 86-87 y 24-25

40 AHML FN Vol.1616 fs. 61-62.

41 AHML FN Vol.1617 f 39.

42 AHML FN Vol.1618 fs. 116-118.

43 AHML FN Vol.1618 fs 73-74.

44 AHML FN Vol.1618 fs. 114-115.

45 AHML FN Vol.1618 fs 113-114

46 AHML AM-TIE-C. 3-Exp. 4-1633

47 AHML AM-JTC-SUC-C. 55-Exp. 10-1600.

48 AHML FN Vol. 1600 fs. 44-46 y 51-52.

49 AHML AM-TIE-HYR-C. 5-Exp. 8-1702.

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50 AHML AM-JTC-DEM-C. 25-Exp. 25-1669.

51 AHML AM-TIE-HYR-C. 5-Exp. 8-1702.

52 AHML FN Vol. 1733 fs 107v-112.

53 AHML FN Vol. 1712 fs. 17-19v.

54 AHML FN Vol. 1750 fs 120v-122v.

55 AHML FN Vol. 1750 fs. 162-163v.

56 AHML FN Vol. 1751 fs 188-189v.

57 Brading, David A. Haciendas y Ranchos del Bajío -León 1700-1860, Enlace Grijalbo, México, 1988, p. 270.

58 AHML AM-ARL-DRE-C. 1-Exp. 6-1719.

59 AHML SD-JTC-DEM-C. 25-Exp. 18-1803.

60 AHML AM-JTC-CCR-C. 15-Exp. 20-1752.

El Barrio de los Mulatos

Que los mulatos libres se salgan de entre los espa ñoles haciendo barrio de por sí…

Su Origen

Felipe II, quien reinó de 1556 a 1598, prohibió que en los pueblos de indios vivieran negros, mestizos y mulatos, en su mandato decía: demás de tratarlos mal, se sirven de ellos, enseñan sus malas costumbres y ociosidad y también algunos errores y vicios, que podrán estragar y pervertir el fruto que deseamos, en orden a su salvación, aumento y quietud.

El Marqués de Cerralvo, Virrey de la Nueva España, al invocar el ordenamiento anterior para expulsar a los negros, mulatos y mestizos de los pueblos de indios, agregó: porque son universalmente tan mal inclinados los dichos mulatos, negros y mestizos.

Esta política colonial no se aplicaba a la convivencia con los españoles, pues desde un principio fueron ellos quienes tuvieron en sus propias casas a los negros y mulatos a su servicio, sin embargo, bien podemos concluir lo celoso que eran los europeos de sus privilegios y no les importaba qué tanto bien hubieran hecho los mulatos libres en servicio de la villa, mucho menos toleraban que poseyeran las principales casas en la traza urbana.

El 17 de mayo de 1597, el Capitán Juan Alonso de Torres, vecino y uno de los primeros fundadores de la villa de León, se presentó ante el Cabildo para solicitar se le concediera el solar del mulato Francisco Hernández, que estaba contiguo a su casa, por existir una memoria que dio el Cabildo a Fray Pedro de Espinosa, del Convento del Señor San Francisco de la villa, en la que se pide al Virrey Conde de Monterrey, autorice que los mulatos libres se salgan de entre los españoles haciendo barrio de por sí, cuya solicitud fue aprobada por el Virrey y el Fraile la entregó al Alcalde Ordinario Simón de Galarza.

El Justicia Mayor mandó que se le diera conocimiento del asunto al mulato Francisco Hernández, siendo hasta un segundo llamado cuando se presenta a contestar la demanda el mulato Miguel Ramírez, como Curador y Tenedor de los bienes del menor, huérfano de Diego Hernández, y dijo:

Que éste último fue de los primeros y más antiguos vecinos de ella, antes y primero que el capitán Juan Alonso de Torres y Antonio Rodríguez de Lugo, el principal fundador. Y que era buen mulato, hombre muy amigo y servid or de los españoles, muy quieto y pacífico que para ser benemérito y merecedor de gozar lo que los españoles gozan en esta villa, no le faltaba sino ser blanco y no mulato, porque en él cabían todas las virtudes que en un español, hombre de bien había de más de esto por ser tal y curioso, tenía sus armas y caballos para defender y sustentar esta frontera y poblazón nueva que había en tiempo que el dicho Antonio

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Rodríguez, fundador, pobló de los indios chichimecas, salt eadores, que era esta villa un puesto y frontera donde los dichos indios hacían más daños que en otra parte y el dicho Diego Hernández, mulato, asistió siempre desde que se comenzó a poblar como primero que entró ninguno hasta que se murió en esta villa, con mucho riesgo de su vida y hacienda acudiendo a todos los asaltos y arrebatos que había, con sus armas y caballos siempre y como tal y ver. Había en el dicho Diego Hernández merecimiento para que se admitiera por vecino en esta dicha villa y se le diera, conforme a las constituciones de ella , como a los demás vecinos se les da un solar donde hiciese su casa como su majestad manda, se le dio y en su vida las poseyó y después de sus días las dejó a su hijo Francisco Hernández, mulato menor.

El 20 de febrero de 1598, el Capitán Juan Alonso de Torres declaró: Y o fui el primer fundador y quien buscó las firmas para el efecto, porque siendo yo capitán por su majestad, me encargó este distrito y conociendo la bondad de la tierra, teniendo firmados más de 50 vecinos, llegó el dicho Antonio Rodríguez a mí para que lo admitiera por vecino y lo admití, y trajo por su criado a este Diego Hernández, mulato, y a otros muchos, que como era vaquero y mayordomo de don Pedro el dicho Antonio Rodríguez, trajo a todos los mulatos consigo, y como fue aquel año Alcalde y no se hacía más de lo que quería por no haber Alcalde Mayor, los avecindó, no solamente al dicho Diego Hernández, sino a los demás, que fue causa que muchos españoles que habían firmado dejaron de venir porque daba a los mulatos lo mejor.

Yo fui el primero que hice casa en la villa, a donde se metían tres sacerdotes que vinieron a poblar, como fue el padre Espino, el padre Cuenca y el padre Soria y les daba de lo que tenía hasta que allí hicieron sus casas.

Y decir el que servía el mulato a su Majestad con sus armas y caballos, verdad es que algunos rebatos de indios salían como los demás mulatos que eran criados y vaqueros del dicho Antonio Rodríguez a vueltas de los españoles, pero no para que mereciese dicho mulato más premio que los demás mulatos.

El 21 de febrero de 1598, el Justicia Mayor salió a las estancias para tratar algunos negocios de la Iglesia y el Rey, por lo que dejó al Alcalde Ordinario Alonso de B elmonte para que concluyera el litigio. El día 27 acordó que para evitar pleitos y atento a que no le constaba la existencia del mandamiento en que el Capitán Juan Alonso de Torres se apoyaba, adjudicaba las casas y solar del pleito a Miguel Ramírez, para que las administrara en beneficio de los menores herederos del mulato Diego H ernández, con la condición de que no las arrendara ni vivieran en ellas mulatos, sólo españoles.1

Las casas ya habían sido ocupadas por Luis de Torres, por lo que el Alcalde Ordinario, Diego Frausto, mandó sacar al pregón su arrendamiento el 1º de marzo. Después del pregón del día 5, se presentó Juan Griego, vecino de la villa, quien ofreció 25 pesos; luego llegó Diego de Santiago el día 9, un minero de las minas de Comanja, dando 32, a lo que Griego ofreció 35. Finalmente, el día 14 de marzo de 1598, el arrendamiento se concedió a Juan Griego por 60 pesos. El contrato incluía las casas, 5 bueyes, 2 yugos con sus coyundas y la c ondición de amansar un novillo. Para la entrega se citó a Miguel Ramírez, quien pidió que se hiciera un nuevo pregón y si no hubiera quien mejorara la oferta se le diera a Juan Griego, como finalmente así se hizo.2

Después de este proceso judicial, los mulatos libres tuvieron que salir de la villa y se establecieron al norte, en la que luego se llamó la calle de La Canal -hoy Julián de Obregón-, dando así origen al primer barrio de León. Muchos de ellos siguieron desempeñando sus labores de servicio en las casas de los españoles.

En cuanto a la propiedad en cuestión, el 8 de marzo de 1605, la mulata Catalina Ramírez, vendió al Presbítero Alonso López de Espinar 15 varas de un solar, colindando por la banda del sur con casa y solar del comprador (que compró de la Justicia de esta villa, que se vendieron por bienes de Francisco Hernández, mulato), en 12 pesos. 3

Posteriormente, el 16 de marzo, en unión de su marido Pedro Antón Bernal, vendió a Baltasar Gómez unas casas en 50 pesos, dando sólo por referencias, que colindaban con el Presbítero Alonso López de Espinar.4

En cuanto a los descendientes del Capitán, en 1611, el Alcald e Mayor Capitán Lorenzo de la Peña Escalante se dirigió a Luis Alonso de Torres, quien se desempeñaba como Alcalde de la Santa Hermandad, para ordenarle que no interviniera en juicios de indios y negros que correspondían a la jurisdicción ordinaria. A lo que contestó: …las leyes de la dicha hermandad no tienen ninguna limitación ni eceptación (sic) de personas, así sea tratándose de indios o de españoles. 5

Se conoce como Santa Hermandad a un grupo armado, pagado por los Ayuntamientos, para perseguir a los criminales. Fue instituida en España por Isabel la Católica en las Cortes de Madrigal de 1476, unificando las distintas hermandades que habían existido en el siglo XI en los reinos cristianos.

En 1626, precisamente Luis Alonso de Torres, como Alcalde de la Santa Hermandad, solicitó al Virrey la ampliación de la jurisdicción para perseguir a los delincuentes e hizo mención que él fue el primero en ocupar el cargo, cuando se fundó en la villa.6

Desarrollo

No existe documento que certifique la fundación del barrio de los mulatos, sin embargo, se ha dado por hecho que 1598 fue el año de su establecimiento

Durante más de un siglo, la historia escrita no da ningún dato sobre el que se conoció como el Barrio Arriba, pues a partir de 1620 en que se establ ecen los juaninos en San Juan de Dios, a éste último se le denominó el Barrio de Abajo.

Para diciembre de 1719, en el censo practicado en la villa de León, acatando la orden del Virrey Baltasar de Zúñiga y Guzmán, se asienta que en las cuadras del norte que ahora corresponden al Barrio de Arriba viven mulatos, mestizos y coyotes entre algunos españoles e indios, y que su ocupación principal es la elaboración de zapatos y sillas.

Para levantar el censo, se dividió a la villa en seis secciones, en una de ellas se ubicaba a la población del barrio en la que tradicionalmente vivieron los zapateros y en el que se

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establecieron los mulatos: Primeramente se le asigna la calle que corr e de sur a norte que llaman de La Soledad hasta dar a la capilla del Señor de la Salud y para extramuros, al capitán don Fernando de Villegas Jara, Procurador General de esta villa, con todas las casas que se comprendieran para la banda del poniente, Barrio de las Canales de un lado y otro del río quien proceda a empadronar y matricular a todos los vecinos de todas calidades, nombrando los celadores que hubieren por más conveni entes y hecho de cuenta a este Cabildo, para que se tome razón.

Los resultados que arrojo dicho censo muestran quienes eran, los integrantes de las familias y sus ocupaciones:

Antonio de Torres, mestizo, casado con Catarina Ramírez Jugado, vagabundo; sus hijos: María de San Juan, de doce años, María de la Candelaria, José Manuel, Ignacio, otro Manuel y María Antonia de Torres.

Manuel Rodríguez, natural, obrajero y velero, casado con Pascuala Saucedo; sus hijos: Juan Manuel, María Antonia, Matías Valentín y Antonio Cayetano, oficiales de carda.

Mateo Medel, mestizo, casado con Melchora Sauceda; sus hijos: Juan Antonio, Gregoria, Silverio, José y María.

Melchora, viuda, sus hijos: Lázaro y Antonio Saucedo, ambos solteros y vagabundos.

Juan Manuel, mulato, casado, arriero del provincial Felipe de Zavala, su mujer Juana de Dios; sus hijos: Felipa, Gertrudis, María del Carmen y Juan Antonio.

Cristóbal de Vega, arriero de Juan de Medina, casado con Matiana Saucedo, mulatos; sus hijos: Lorenzo Antonio, María Josefa y Cristóbal.

Lorenzo Ramírez, mulato, arriero de María del Toro, casado con María de la Encarnación; sus hijas: Melchora y María, viuda, quien tiene a Manuela Silveria y Juana Manuela, la mayor de siete años.

Ana de Alvarado, mulata, viuda, vieja, sus hijos: Matiana de Alvarado, doncella, Magdalena e Isabel, viuda.

Nicolás Tafoya, mulato, viudo y viejo; sus hijos: María Teresa, viuda, y Mar ía Josefa, soltera, sus hijos: Juan Antonio, Salvador, Manuel y Luisa Manuela.

José de Oláez, mestizo, casado con Lorenza Gómez, correo; sus hijos: Domingo y Miguel, solteros, Pedro y Francisco, leñadores y zacateros, y María de la Concepción.

Cayetano de Torres, mestizo, sillero, casado con Ana María García; sus hijos: Cristóbal José, María Manuela, José y Carlos Eufrasio Isidoro.

Blas de Ochoa, mestizo, sillero, casado con Rafaela de Vela; sus hijos: Baltasar, Juana, Andrés, María de la Cruz, Bartolomé, Antonio Gerardo y Agustín.

María Díaz, soltera, maestra, y su hija María Josefa, doncella.

José de la Cruz, mulato, anciano, zapatero y casado con Juana Ruiz; su hija Nicolasa de la Cruz, doncella.

Felipe Donato, mulato, zapatero, casado con Francisca de la Cruz y su hija Ana María.

Jacinto de la Cruz, oficial de sillero, casado con Teresa López; tiene cinco hijos: Francisco, Antonio Xavier, Lucía, Luisa Manuela y Juana Bautista.

María Ramírez, anciana y viuda, y su hija María, soltera. Mulatos.

Salvador de Rocha, viudo, mulato, y sus hijos: Juana Casilda, Apolinar, Alejo y Bartolomé.

Leonisio, mestizo, zapatero, casado con María de Aranda; sus hijos: María Antonia, Nicolasa y Alejandra.

Matías de Castro, mulato, maestro de sillero y zapatero, casado con María de Torres; sus hijos: José, Cristóbal y Miguel, oficiales.

Felipe de Castro, mulato, casado con Francisca de Urquieta, oficial de sillero.

Matías de Castro, mulato, casado con Gertrudis Gómez, maestro de zapatero, tiene un hijo llamado Gregorio, pequeño.

Simón de Castro, mulato, maestro de sillero, casado con Marta Rangel; tiene una hija Juana María, doncella. Sus sirvientes: Pascual Baldovino, Antonio de Castro, mulato, y Juan Hernández, mestizo, casado con Teresa de Estrada, oficiales.

Bernarda de la Cruz, viuda, anciana, vive con ella María de Castro, viuda, mulata, quien tiene un hijo: Eugenio de Santa María.

Rosa, mulata, casada con Vicente Lobato, preso en Querétaro; sus hijos: Josefa y Miguel Ramón.

Ana de Castro, viuda, sus hijos: Isabel y José.

Lorenza Díaz, mulata, viuda de Melchor de la Cruz, y su hija Andrea, viuda.

Ramón de la Cruz, casado con Manuela Garitas, mulatos, sus hijas: Quiteria y María, pequeñas.

Nicolás de Castro, mulato, maestro de silleros, casado con Isidora Hernández, sus hijos: Gracia, Isidora, María, Antonia, Margarita, Juana Micaela, Pedro, Agustín, Tomás y Cristóbal, solteros y oficiales.

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Juan Pascual, oficial de zapatero, casado con Felipa Cruz; sus hijos: María Francisca y Josefa, chicos.

Antonio de Castro, mulato, oficial de sillero, casado con Mariana de Arana, tiene un hijo, Julián, y dos huérfanos oficiales: Carlos de la Cruz y Casimiro Hernández.

Diego de la Cruz, mulato, maestro de zapatero, casado con María Durán, sus hijo s: Francisco Javier y Juan Francisco, oficiales. En dicha casa vive Antonio de la Cruz, mulato, viudo, oficial de zapatero, con sus hijos: Juan Antonio, Leonisio Valentín, Pedro José, Diego Salvador, Juan José, Ana María y Cecilia de la Cruz, doncellas.

Jerónimo de Ortega, mestizo, casado con Ángela, sus hijas: María Teresa y Francisca. Vive con ellos Benito, arriero, que anda con sus mulas,

Santiago Bernal, indio, hortelano, casado con Casilda de Torres, tiene dos hijas: Juana María y Ana María, pequeñas.

Aparicio de Oliva, mestizo, casado con Juana Manrique, tiene un hijo pequeño.

Albeltre Núñez, mulato, zapatero, casado con Mariela Medel, tiene una hija pequeña, Clara.

José de Ortega, mulato, viejo, casado con Juana Bautista. Sus hijos: Ana, Ma ría y Felipa, pequeñas. En dicha casa viven Margarita, mujer de Antonio de Ortega, preso en San Luis y su hija Petrona de Ortega.

Ana de Torres, mestiza, viuda, sus hijos: Juan Bautista, soltero, Juana de Dios y María de los Dolores.

Bernabé de Torres, mestizo, maestro de sillero, casado con Cristina Ibarrola, tiene de sirviente a María Antonia, de diez años. En la dicha casa vive José de Acevedo, vago español.

Miguel Ruiz, mestizo, casado con Marcela de Saavedra, tiene un hijo pequeño: José. En su casa vive Bernarda Ruiz, viuda, y una huérfana pequeña: Ana María.

Ana Ruiz, mulata, viuda de Juan de Navarrete, sus hijos: Leonisio, José y Agustina, mayor de diez años.

Juan de Dios, mestizo, maestro de cantero, casado con Petrona Sánchez, sus hijos: Salvador Manuel, Anatado, María Antonia, Antonio Joaquín, Juan José y Francisco Cornelio, el mayor de diez años.

Matías Medel, mestizo, oficial de sastre, casado con Micaela Ruiz, sus hijos: Pascual Zeferino, Matías José, Matiana, Bartolomé y Antonio, el mayor de diez años.

Tomás de Oliva, mestizo, maestro gatero, casado con Catarina López, sus hijos: Andrés y Félix, sus oficiales.

Juan de Oliva, mestizo, maestro de sillero, casado con Cecilia Hernández, tiene una hija pequeñita.

Juan de Hinojosa, mestizo, oficial de sillero, casado con Teresa de Jesús.

Manuel Joaquín , natural, obrajero, casado con Micaela, sus hijos: Manuel, Matiana, Petrona María, Diego José Cristóbal, el mayor de diez años.

Gregorio Vela Marcachifle, mulato, casado con Micaela de Piña. En su casa vive Josefa de Piña, viuda y vaga con cuatro hijos: Andrés, Miguel, José y Ascensión, de ocho años.

Juan de Estrada, mulato, obrajero, casado con Juana Medel, sus hijos: Tomás y Pedro, Sebastiana y Magdalena, doncellas.

Antonio de Estrada, mulato, casado con María de Oviedo, arriero de Lázaro Parada.

Simón de Hernández, mulato, cochero de Antonio de Gaona, casado con Micaela Díaz, tiene una hija pequeña, María.

Antonia de Ortega, viuda de Nágara, y su hija Andrea Isabel, de ocho años.

Juana de Ortega, mestiza, viuda de Pedro Pablo, tiene dos hijas doncellas: Matiana y Ana Josefa.

Matías de Castro, mulato, casado con Gertrudis Gómez, sus hijos: Gregorio, José y María de la Encarnación, pequeños.

Melchor de Ortega, mulato, casado con María de Torres, sus hijos: Luisa, Antonia, Juan de Dios y Eusebio, pequeños.

José Márquez, coyote, barretero, casado con Simona Ortega, su hijo: Luis Antonio.

Pedro Pablo, mestizo, sillero, casado con Rafaela de Torres, sus hijos: Francisco de Torres y José Tomás, pequeños.

Madela de Torres, viuda de Frausto, y su hija María.

Juan Pérez, mestizo, sillero, casado con Margarita, sus hijos: Mateo y Ana Lugarda.

Félix Duarte, mulato, oficial de zapatero, casado con Teodora Díaz, sus hijos: Ja cinto, Ana y Domingo. Vive con él su madre Bernarda Ramírez, anciana.

Francisco Rodríguez, mestizo, casado con María Josefa, sus hijos: Domingo, Estefanía y Juana Luisa.7

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Un documento de 1723 cita al Barrio de Arriba como del Santo Cristo de la Salud, por venerarse en su primer templo, quizá una ermita apenas, la antigua imagen que aún lleva esta advocación - y que según la conseja: fue traída por Sebastián de Aparicio. 8

Otro documento, un Acta de Cabildo de 1755, menciona que para hacer la limpieza d e uno de los ojos de agua, que hoy es el principal y queda más inmediato a esta villa, no acudieron los que decían tener mercedes para usar el agua, sino es los mulatos del mismo Barrio de Arriba, los del de Abajo -San Juan de Dios-, y los indios del Coecillo y San Miguel, que asistieron voluntariamente, por súplica del Señor Presidente (del Ayuntamiento) 9

Con el tiempo, la calle que ahora se conoce como 27 de Septiembre se convirtió en uno de los accesos importantes de la villa por la parte norte, por ella entraban arrieros con mercancías de Comanja de Corona, San Felipe y las comunidades serranas . Como consecuencia, en el Barrio se abrieron mesones y en 1777 se construyó, para efectos de control fiscal que se vinculaban estrechamente con la política impositiva de los ministros de la Casa de Borbón, el edificio llamado La Garita del Norte, punto de referencia que desde entonces dio su nombre a lo que luego sería una zona importante de León. 10

Hasta 1780, los explosivos se hallaban, con riesgo considerable para la población de la villa, depositados en la Administración del Tabaco -contigüa a la cárcel-, cercana a la Parroquia y de frente a la Placita Menor (hoy Fundadores), por lo que el Ayuntamiento ordenó el 3 de marzo de 1780 la construcción de un edificio idóneo para la pólvora, bajo la supervisión de Don Felipe Muñoz. El documento refiere: Que la necesidad que hubo para construir la obra de la Casa Mata en el Puertecito de el Barrio Arriba fue urgentísima y necesaria,… 11

Durante la Guerra de Independencia, por la causa instruida contra Pedro Rivera, leonés de 28 años, se sabe que los insurgentes entraron a la villa de León, y el 20 y 21 de febrero de 1812 saquearon algunas casas del Barrio Arriba. En su declaración dijo: …que yendo por un fuste que le estaba componiendo Simón Castro, a ese tiempo llegaron los insurgentes y entre ellos Luis el Vano, y se lo llevó andando todo el Barrio en compañía del hijo de Franco, el recaudador de los diezmos, que después de haber andado todo el Barrio y toda la tard e se fueron para el Cerrito de la Soledad, y que de allí se fue quedando atrás, y se vino para su casa, en donde durmió. Que a otro día que volvieron los insurgentes a atacar esta villa, ensilló su caballo y se vino a L a Garita de la entrada de Lagos, y que estando platicando con una prima suya, llegaron los rebeldes y se lo trajeron para el Barrio de Arriba, con los que anduvo en casa de Ortega. Que en dicha casa le dieron los rebeldes unas armas negras caladas, las que devolvió a otro día a la mujer de d on José María Ortega. Que de allí se vino con ellos, por la calle del Estanquillo hasta el río, en donde le quitaron el caballo ensillado y enfrenado, y le dejaron una mula tordilla que no sabe de qui én es. Que de allí se fue para su casa en donde se ha estado sin salir a ninguna parte hasta que fue aprehendido.

José Leandro Arriaga, declaró: que vio al preso por insurgente, que lo vio estar en la bola de los rebeldes cuando estaban saqueando su casa.

José María Ortega: …que los días 20 y 21 anduvo con los rebeldes en su Barrio saqueando, y que para prueba de ello todo el Barrio dice anduvieron dicho Pedro y su hermano Juan de Dios enseñando a los rebeldes las casas en que habían de saquear, y que el

citado Pedro a otro día que estaba ya sosegado, vino c osa de las cuatro de la tarde y devolvió unas armas negras caladas, a la mujer del declarante.

Finalmente, resultó que el acusado, que desde que comenzó la insurrección, se decidió a favor de ella y sirvió en las gavillas de los cabecillas Pedro Aranda e Iriarte, de las cuales se retiró. El 7 de marzo se le condenó a sufrir la pena de ser pasado por las armas, como así sucedió el día nueve en la Plaza Mayor.12

El Jefe Político Coronel Manuel Mota y Velasco, el 22 de mayo de 1863, hace saber a la población de la ciudad: Que deseando la mejora y ornato, aún de los barrios de la población, dispone lo siguiente:

1º Todos los vecinos propietarios de los barrios y pueblos de esta ciudad, en el término de dos meses, cubrirán sus propiedades con tapias o bardas de adobe, cuya altura será, por lo menos, de dos y media a tres varas.

4º Dentro de ocho días, contados desde la publicación de este bando, quedarán cerradas todas las roturas o portillo que hoy se notan en algunos barrios, con grave perjuicio de los vecinos de las mismas manzanas.

8º Las líneas que se tiren para levantar las nuevas bardas o cercas, formando calles, serán de acuerdo con el C. Procurador de la ciudad, a fin de que se logre la simetría y posible igualdad.

9º Para facilitar el cumplimiento de esta disposición, se concede para la fabricación de adobes, a los que necesiten de ellos, toda la tierra que hay en la caja del río de Machigües y del Coecillo 13

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El Barrio Arriba. Plano de Luis F. Carballar, 1865.

En agosto de 1867, por el crecido número de niños que acudían a la es cuela de primeras letras del Barrio de Arriba, el Ayuntamiento, atendiendo la petic ión del Preceptor, nombró como A yudante al Sr. Reyes Gómez.14

El 2 de mayo de 1871, en sesión extraordinaria, el Ayuntamiento acordó solicitar al Congreso del Estado la autorización para que de la partida de 500 pesos que figura ban en el presupuesto para talleres en la cárcel, se tom ara lo necesario para el establecimiento de una Escuela de Niñas en el Barrio de Arriba. El 9 de mayo fue aprobada tal petición, por lo que el Ayuntamiento, en sesión del 13 de mayo, acordó comprar una casa en 500 pesos. Para el 17 de junio, estaba ya arreglado el establecimiento de la Escuela de Niñas en el Barrio Arriba.15

El 28 de septiembre de 1881, los vecinos del Barrio, dirigieron al Jefe Político una queja contra el encargado de la vigilancia, en los siguientes términos:

En virtud de que nuestro C. Jefe Político está encargado de vigilar por las garantías que otorga la Carta Fundamental de la Nación; los que suscribimos vecinos del Barr io Arriba, ante tan digno y C. Jefe, con el respeto y sumisión debida, comparecemos y decimos: que en atención a los grandes y malos resultados que nos está dando el auxilio de rondas que está a cargo del C. Tiburcio Delgado, vigilante de este cuartel, dec imos que la noche del 27 del presente ha tenido lugar una contienda con la persona del mencionado Delgado y el vigilante Antonio Ruiz, cuya persona iba con el carácter de cubrir el numero del comandante de la ronda de esta noche. El mencionado Delgado de quien nos ocupamos, se ha alterado en gran manera con el mencionado Ruiz, hasta el extremo de ponerlo en esta cárcel, tan solo porque fue a cubrir el número de dicho comandante, o por mejor dicho, porque no le llegan en dinero efectivo los números pagados que los ciudadanos pagan por no hacer su fatiga.

En esto que os digo y diré, si fuere necesario, protesto no obrar de malicia y lo demás necesario. Jerónimo Carrillo. Arcadio Muñoz. Everardo Moreno Gabriel Ortiz. Antonio Martínez. Porfirio Almaguer. Pablo Donato. Antonio Martínez. A. Araiza.16

El Barrio Arriba, aunque no fue cubierto por las aguas, sufrió las consecuencias de la inundación de 1888, ello provocó que se poblara el Cerro del Calvario con damnificados del desastre natural; en dicho lugar ya existía una Casa de Ejercicios y Orfanato sustentada por José María de Yermo y Parres que junto con varios benefactores, entre ellos el Dr. Rosendo Gutiérrez de Velasco, auxiliaron a la población.17

A fines del siglo XIX, el Barrio Arriba se unió por tranví a con la Plaza Principal a través del Circuito del Parque.18 En esa misma época, se estableció el panteón de San Martín -en las calles Allende y Limbo-, en el que según un documento de abril de 1894, sólo se sepultaron cadáveres de personas fallecidas por enfermedades contagiosas, mandándose todos los demás al de San Nicolás.19

Con relación a la distribución y abastecimiento de agua del pozo artesiano del Barrio Arriba, el 4 de marzo de 1900 se anunció que: Las obras de entubación entre el pozo y la cañería se están ejecutando con actividad y dentro de breves días quedarán terminadas . Para el 1º de abril de 1900: Ya tocan a su fin las obras de construcción del ramal de la cañería que pondrá en conexión el pozo artesiano del Barrio Arriba, con el antiguo c año principal que conducía el agua del manantial del Parque a las fuentes e hidrantes públicos, así como a las

casas particulares que disfrutan mercedes. Se ha construido una alcantarilla en la esquina de las calles de la Canal y Oláez. En la presente sema na quedarán concluidas estas importantes mejoras para continuar extendiéndolas en la mayor parte de la población.20

En julio de 1900 se inauguró la fábrica de hilados La Salud, en la Quinta de los Portillo, contigua a la parroquia del Barrio Arriba, y en octubre se estableció una sucursal de Correos.21

El auge industrial que alcanzó León desde mediados del siglo XX, insertó al Barrio Arriba como un polo de desarrollo curtidor y zapatero muy importante para la ciudad. Dentro de su ámbito urbano-vivencial, se formaron cuatro zonas muy importantes que son su Centro, el Calvario, el Parque Hidalgo y La Garita, cada una de ellas tiene rasgos urbano -arquitectónicos, tradiciones y cotidianeidad singulares.

Precisamente, en la parte central del Ba rrio existen varios edificios emblemáticos. La Casa del Ángel, que tiene una pilastra en forma de ángel sosteniendo un reloj de sol. Después de la inundación de 1926, un señor Rodríguez adquirió tres casas en esa esquina y las unió para hacer una sola, poniendo en su patio un taller de calzado Fue el hijo mayor, Salvador Rodríguez Ontiveros, que estudió ingeniería, quien en un viaje a Europa trajo la idea y acondicionó la nueva fachada con el ángel en la década de los 90’s del siglo XX.

El antiguo Hospital Juárez, establecido en lo que en los primeros años del siglo XX fue el Instituto Sollano, donde su Escuela de Artes ofrecía talleres de carpintería y sastrería e instrucción elemental para alumnos de 11 a 14 años. Durante el gobierno de Venustiano Carranza fue clausurado y expropiado, un tiempo fue utilizado como cuartel y luego abandonado. Las autoridades de la ciudad lo escogieron para instalar ahí el Hospital Civil; inició sus actividades en enero de 1916 con el nombre de Hospital Juárez, hasta 1955. Luego

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El cerro del Calvario y panteón de San Martín. Década de 1920.

albergó la Escuela de Enfermería y desde enero de 2014 lo ocupa el Centro de Idiomas de la Universidad de Guanajuato.22

Su Mercado, que en un principio eran barracas sobre la antigua calle de La Cruz. Sufrió un incendio en 1988, por lo que en ese año inició la construcción del moderno Centro Comercial Allende, el cual fue inaugurado por el Gobernador del Estado, Ing. Carlos Medina Plascencia, acompañado del Secretario de Obras Públicas y Desarrollo Urbano Pedro Hernández, y el Alcalde Facundo Castro, el 3 de noviembre de 1991.23

Señor de la Salud. Una tradición, sin fundamento documental, sostiene que el beato Sebastián de Aparicio, al viajar por estas tierras, rumbo a Zacatecas, regaló a una fam ilia el Santo Cristo de la Salud que se tiene como patrono del Barrio Arriba y de la Parroquia.

Es lógico pensar, que después de establecerse los mulatos en barrio aparte al norte de la villa, debieron construir una capilla que con el tiempo fue derribada para que surgiera la actual parroquia del Señor de la Salud. A ese primer templo se le terminaron las licencias para que se oficiaran en ella actos de culto, por ello se reconstruyó desde el 8 de septiembre de 1850, hasta el 30 de diciembre de 1852

La capilla del Barrio Arriba fue elevada a Vicaría fija del Sagrario, en 1871. En 1883 fue Capellán de ella el P. Juan de Dios Torres y luego el P. Agustín Larrinúa Domenz áin.26

En 1901, la Jefatura Política de León le negó al Sr. Manuel Sánchez el permiso para derribar y reedificar todo o parte del templo principal del Barrio Arriba, por no presentar los planos. Le indicó que recurriera al Gobierno Federal por pertenecer a la Nación el dominio de estos edificios, en virtud de lo dispuesto por la Ley. El 10 de agosto, el Secretario del Despacho de Hacienda y Crédito Público di jo al Jefe Político, lo siguiente: Hoy digo al Vicario General y Gobernador de la Diócesis de León, lo que sigue: Hoy digo al Jefe de Hacienda en su Estado lo que sigue: Con esta fecha el Presidente de la República ha tenido a bien disponer diga a Usted como lo hago, que el Sr. Obispo de León Sr. D. Leopoldo Ruiz, puede llevar a cabo las reparaciones y mejoras que juzgué necesarias en la iglesia principal del Barrio Arriba de aquella ciudad. Libertad y Constitución. Guanajuato. Agosto 10 de 1901. Nicolás Juárez 27

El P. Romualdo Donato derribó la capilla e invitó al Obispo Ruiz y Flores a que bendijera y colocara la primera piedra del nuevo templo de tres naves, el 9 de julio de 1903 Puso dinero de su peculio y le ayudaron particulares, obreros y niños de las escuelas con l as llamadas “faenas”. Lo dejó inconcluso, aunque avanzado. En 1912 se comenzó a desalantar la parte céntrica del templo.

El domingo 29 de noviembre de 2009, en el jardín del Barrio Arriba fue inaugurado el kiosco y arrancó el programa “Vive tu Plaza”, con la Banda Mu nicipal que interpretó “Cielo Alteño”. Es la acción número 50 de la Administración de Ricardo Sheffield. El Jardín Allende lució repleto de familias que al salir de misa o al ir a almorzar, se encontraron con que la banda estuvo tocando.24

Los Templos

del Barrio

El Barrio es famoso por su catolicidad, es donde más templos hay en la ciudad, y por los obispos que en sus calles nacieron.25

Falleció el P. Donato en 1913 y lo suplió el Pbro. Fermín Aguilera Martínez que había sido párroco de Dolores Hidalgo, de Silao y Vicerrector del Seminario. Encontró inconcluso el templo. Hubo de terminarlo en corto tiempo, aunque quedaron por muchos años sin crecer sus torres gemelas, una de las cuales terminó en 1946 y dejó el dinero para que el siguiente Párroco, Marcos García, terminara la segunda. En 1926 cerró sus puertas, por el “Callismo” y se reabrió el 9 de julio de 1929.

Fue erigido en parroquia por el Obispo Emeterio Valverde y Téllez el 29 de julio de 1923, con el Pbro. Fermín Aguilera, como su primer Párroco. Entre sus párrocos notables se cuenta el Canónigo Aguilera, constructor de los templos: Señor de la Salud, Espíritu Santo, Divina Providencia y La Piedad. También dos obispos: Ulises Macías, luego arzobispo, y Renato Ascencio León.28

San Nicolás de Tolentino El 8 de enero de 1801, se comenzó a construir esta capilla, la cual se terminó el 7 de diciembre de 1848. Por ocho meses permaneció cerrada al culto público, por reparaciones, y se reabrió el 1º de septiembre de 1896. Bendiciéndose a fin de ini -

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El atrio de la parroquia del Señor de la Salud. Década de 1950.

ciar el novenario septembrino. Por iniciativa del Capellán Francisco de Paula Sánchez, el 31 de diciembre de 1973 el Obispo Martín del Campo bendijo su graciosa torrecita, que estuvo inconclusa por muchos años. Es famosa por sus fiestas el 10 de septiembre, cuando se bendicen, y la gente se obsequia amistosa y religiosamente los “panecitos” sacramentales. 29

adultos. Por algunos años el edificio fue ocupado por la Acción Católica del Barrio y años después, el 29 de octubre de 1946, nació la Casa Refugio del Obrerito de San José, fundada por el Pbro. Marceliano Ruiz, que con el tiempo llegó a ser la Casa del Niño Don Bosco, q ue ahora atienden los padres salesianos en la ex hacienda de Santa Rosa.32

Jesús Nazareno. La licencia para su construcción data del 1º de agosto de 1873, siendo colocada su primera piedra por el Párroco Victoriano Alemán el día 29 siguiente. El 18 de febrero de 1880 se le concedió licencia para misa diaria. Los “jueves de las amapolas” fueron muy tradicionales en este templo.33

El Calvario. El Pbro. Prudencio Castro comenzó su construcción en 1856, sobre la cima de una colina conocida como el Cerro de la Mancerería, otros dicen Meserería, o Cruz del Barrio. En 1885 le anex ó una casa de ejercicios. El Padre Castro murió el 4 de abril de 1885, sin terminar la obra.

El 11 de abril de 1885, el Padre José María de Yermo y Parres, ahora Santo, se hizo cargo del templo. El 13 de diciembre de ese año, con la ayuda del Dr. Rosendo Gutiérrez de Velasco fundó el Asilo del Sagrado Corazón de Jesús, donde recibió muchos huérfanos y pobres. Para atender el asilo, estableció la Sociedad de las Siervas del Sagrado Co razón de Jesús y de los Pobres. Después de la inundación de 1888, el asilo prestó importantes servicios a los damnificados que se acogieron a él.34

Los Vecinos del Barrio

San Francisco de Paula . Por 1828, en terrenos de Matiana Cruz (dueña de la imagen del Santo), el Pbro. Francisco Miranda, Fundador de la Santa Escuela de Mujeres, construyó a sus expensas y con la ayuda económica de la Sra. Cruz , esta capilla Fue bendecida el 7 de marzo de 1829. Fue embovedada por el Pbro. Pablo de Anda Padilla en 1873 y reabierta a partir del 21 de abril de 1885. Fue objeto de un robo sacrílego el 21 de abril de 1931.30

Santo Niño Perdido. La noche del 30 de diciembre de 1852, en la primera capilla del Barrio Arriba, el criminal Facundo Esparza robó los vasos sagrados y los enterró en un basurero a la orilla de la barriada. Se organizaron actos de desagravio y se construyó una capilla dedicada al Santo Niño Perdido, para la cual cedieron José Manuel Díaz y María de la Luz Torres el terreno. La obra comenzó en octubre de 1856 y se bendijo el 5 de agosto de 1859

Al principio, el techo de la capilla fue sencillo, pero decorado, y posteriormente el Pbro. Agustín Larrinúa, como su segundo Capellán, la reedificó completamente: reformó sus muros, la dotó de bóvedas y de graciosa cúpula, nuevo altar, coro, atrio, decoración y p avimento de mosaico Por algún tiempo, la gente tuvo la costumbre de ir a la bendición del Agua de los Reyes, cada 6 de enero, para recordar el hallazgo.31

San José de Gracia. Se dice que su constructor fue el Pbro. Miguel Barajas. Fue abierto en 1877 y terminado hasta 1885. En 1903 se le anex ó el establecimiento de beneficencia de la Sagrada Familia, donde se recibía huérfanos y se impartían clases a niños y

Los documentos nos revelan el nombre, posesiones, actividades laborales -principalmente sillería y curtiduría- y hasta problemas que enfrentaron algunos de los vecinos del primer Barrio de León:

1742. José Antonio de Arriaga, maestro de sillero, y su hijo Felipe 35

1761. Luis Díaz, demandó a Agustín Manríquez por 39 pesos que le debía po r el servicio personal como oficial de sillero.36

1761. Francisca Rita y María Antonia, hijas de José de Herrera y Micaela Francisca de Quesada, heredaron una troje y solar en el barrios del Señor de la Salud.37

1769. 18 de octubre. Hipólito Casiano y Luis Díaz, declaran que en el barrio que llaman de Arriba, Bernardino y su esposa Bernarda, conocida por la Tile, ya difuntos, tuvieron un solar, donde procrearon siete hijos: José, Diego, Manuel, Santiago, Miguela, Petrona y María Josefa Díaz, todos conocidos por los Bernardinos. Hipólito es esposo de María, hija de Miguela; y Luis Díaz, hijo de Diego, quienes en ese año tenían la posesión del solar. Acudieron al Alcalde Mayor porque Manuel Duarte les alegó que el solar fue donado al Señor de la Salud. El 19 de octubre de ese año, comparecieron las partes, expresando haber convenido en que por haberse verificado ser las tierras del Señor de la Salud, se queda por un año Hipólito Casiano en la misma casita, y pasado éste, se muda.38

1774. José Ignacio Ruiz, casado con María de la Concepción de Ortega, mestizos.39

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El Jardín Allende. 2004.

1776. Simón de Arriaga. A petición de Venancio de Roa, se le embargó su casa y tres pilas de curtir cueros por deber más de 50 pesos a Gaspar García Diego.

León y Marzo 11 de 1776 años. Avaluó y aprecio de los bienes que se conocen por de Simón de Arriaga, al que hemos procedido por nombramiento del señor Alcalde Ordinario don Bernardino de Austri:

Primeramente, una casita maltratada que se le regularon 500 adobes, con doce morillos viejos, pero buenos nueve; con su puerta, marco y quicio viejo y maltratado. Con su cocinita techada de romerillo y latas. Con tres árboles frutales. Fabricado todo en solar de 48 varas de frente y 44 de fondo, que apreciamos en treinta y cinco pesos y un real.

Igualmente, dos pilas grandes de curtir cueros de res, bien tratadas y que apreciamos a diez pesos cada una. Igualmente, otra chica que sirve de lo mismo, en ocho pesos. Suma salvo 63 pesos 1 real.

Hacemos presentación de este avalúo y aprecio al señor licenciad o Alcalde Ordinario don Bernardino de Austri, en virtud de nombramiento que tenemos aceptado y jurado, el cual nuevamente reiteramos. Y para que conste donde convenga, lo firmamos en esta dicha villa, en el citado día, mes y año. Joaquín de Medina José Miguel Rivera Sardaneta León y marzo veinte de 1776. Este día se sacó testimonio de estas diligencias y se le entregó a don Venancio de Roa. Doy fe.40

1784. El 19 de enero, Paulín Miranda, curtidor del Barrio Arriba, acompañado por Francisco Salvador Oláez, colecta las limosnas de los curtidores y silleros de la villa para uno de los ángeles que se ha determinado hacer para el Santo Entierro de Cristo, el Viernes Santo, por orden del Muy Ilustre Cabildo.41

1794. Francisco Gallardo, mulato, de 38 años de edad, casado con María Gertrudis Méndez, de oficio obrajero. Se le abrió proceso judicial, después de agredir en estado de ebriedad a su yerno y a otros indios en El Coecillo, por golpear a Luis Silverio de la Luz Rodríguez, conocido como “El Peinero”, y que desempeña el cargo de Ministro de Vara del J uzgado. Para escarmiento de Gallardo y de los que gustaban de embriagarse, el Alcalde Ordinario manda, según los bandos publicados en 1748, ser puesto en el palo picota de la villa, sufrir 50 azotes y ser rapado de la cabeza.42

1796. José Vicencio Miranda. En el expediente que contiene la partición de sus bienes entre sus herederos:

Declaro por mis bienes esta casa de mi morada con todas las piezas de que se compone su fábrica, pilas, molinos y demás anexos a mi oficio. Otra casa en este mismo Barrio Arriba también con sus pilas. Otra casa en este mismo Barrio Arriba que le tengo a mi hijo… Dos cuartos techados y uno por techar también en el mismo Barrio. Y una casa en la villa, en la esquina y calle que llaman de Las Piadosas..., el rancho de La Hogüela…, la tienda de pulquería que tengo en esta casa de mi morada.

Ítem. Declaro por mis bienes 88 arrobas de lana en bruto que tengo en esta casa de mi morada; 99 baquetas que están por salir de las pilas, 118 dichas en estado de yerba; 110 en salvado, y 111, de las que se han de excluir 12 que están en maquila, 8 de Nicolás Candelas y 4 de Francisco Marmolejo…

Declaro así mismo por mis bienes 42 docenas de zapatos de baqueta, de esta las 16 están aviadas y las cortadas no más; 50 aderezo aviados de jarc ia y, 12 docenas de cojinillos, 13 docenas de gurupeas, 21 corazas, 13 alaqueras, 10 pares de caballerías de cojinillos, 20 bastos…43

1802 Pedro José de Oláez, mulato libre, viudo, de oficio sillero, de 36 años

1802. José de la Encarnación Oláez, hermano del anterior. 44

1808. José Bernardino Aranda, alias Quencho, joven mulato de menos de 25 años, que asistía en la taberna y subsistía de los tahúres, ebrios y de las tripas y menudencias de los cerdos que vendía de la casa de Tomasito. Se le instauró proceso por verse implicado en el robo de un relicario de oro al zapatero Pedro Serrano. Por petición de sus hermanas, dedicadas a la mala vida, se puso en libertad bajo la condición de entrar al cui dado de un maestro que le enseñara el oficio de curtidor, común en el Barrio de Arriba, por el que han conseguido varios tener principal, y con el que los más de esta villa subsisten y se mantienen, que fue el que se estimó más cómodo para el muchacho. El 25 de febrero de 1808, el Alcalde mandó llamar al Sr. José María Galván, maestro con tenencia de curtir y trabajar colambre, y se le hizo entrega del mancebo.45

1808. José Antonio Alcocer, de 54 años, casado con María Zaragoza del Puerto, mulato.46

1821. Al caer la noche del 13 de mayo, en la plaza del Barrio Arriba, algunos señores y muchachos organizaron un simulacro de batalla entre las tropas de Independencia y las del Gobierno. En las correrías, el joven Santiago Varela le dio un garrotazo al indio Francisco Rodríguez, y en el pleito sale herido el primero con dos piquetes en el corazón y otro en el costado, perdiendo al fin la vida. El asesino que fue arrestado, ju nto con Santiago García, declaró como ocurrieron los hechos:

Francisco Rodríguez, soltero de 19 años, de calidad indio, de oficio vende dor de fruta, de esta Villa. Que es la primera vez que ha estado preso por una muerte que hizo la noche de ayer. Siendo el caso que como a las ocho de la noche andaban en la placita del Barrio Arriba jugando varios muchachos que se reunieron haciendo partidos de guerra, figurándose los del día. Que casualmente traía el que habla un tranchete con que cala melones por su ejercicio y que encriniéndole al muerto, sin ánimo de herirlo, le tiró éste un garrotazo y asiéndolo de la mano el dicho herido, con la fuerza que hizo para desprenderse de él le infirió las heridas en la misma lucha. Que con la sorpresa ni supo del tranchete, y ni aún conocía al herido ni menos precedía agravio, ni otro motivo que el referido originado de una imprevista desgracia. Que Santiago García que han traído en su compañía no tiene otra participación que haberse figurado el combate de la partida en que andaba el que habla, y que lo expuesto es la verdad en que se afirma y ratifica. Y no firma por expresar no saber.

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Por no haber ocurrido la muerte con alevosía y ventaja, el Alcalde M ayor de la Villa le concedió el perdón a Francisco Rodríguez.47

Desarrollo de la Industria Curtidora

Desde el establecimiento de las estancias en el Valle de Señora, en la década de 1540, los españoles mandaban ganado en pie a los centros mineros, sin embargo, por los ataques de los chichimecas, se prefirió procesar la carne y enviarla seca, aprovechando las pieles para producir artículos de cuero curtido. Dicha actividad siguió desarrollándose a través de la historia de León.

Algunos vecinos del Barrio se dedicaron a la curtiduría. Al pie del cerro del Calvario, entonces llamado de la Meseguería, existía una ciénaga que al canalizarla, nutrió un arroyo que los surtió de agua para curtir los cueros en pilas. Es de suponerse que la creciente demanda de correajes para las carretas, yuntas de bueyes y mulas, propiciara el aumento de gente dedicada al curtido de cueros.

El proceso de curtido se hacía a base de extracto s vegetales, cal, sal y la canina. En él se utilizaban como productos curtientes el cascalote y el salvado. Para la depilación del cuero se usaba cal viva y para el engrase del cuero se ocupaban los sesos de los animales, que se hacían emulsionar con jabón a fin de suavizar los cueros. El proceso del curtido era tardado y difícil: duraba de 30 a 45 días.

Uno de los métodos comunes para el curtido de la suela era: El remojo se hacía en encalado; luego, se depilaba el cuero con cal viva y para quitar el “ encañonado” se extendía en el piso y con una pala de madera se depilaba; después se metía nuevamente a las pilas para aumentar la hinchazón. Una vez quitada la cal del cuero se descarnaba con cuchillo; de ahí pasaba al rendido, donde se hacía la bota. En esta parte del proceso los trabajos eran aún más rudimentarios y muy tardados; todo a base de sal y cascalote. 48

La ardua tarea de curtir las pieles bien puede entenderse llevada a cabo por los mulatos, pues sus progenitores negros podían hacer el trabajo de cuatro indios y ejercían todos los oficios y artes mecánicas; gracias a su fuerza cargada de audacia y atrevimiento.

A principios del siglo XVIII, el Procurador General de la villa, Juan Núñez de Prado, recomendó al Ayuntamiento publicar un bando que evitara los daños de los curtidores: Se ha de servir vuestra señoría mandar que los curtidores del Barrio de las Canales no laven cueros de los que curten en el agua que viene para las huertas por las malezas que despiden, que ocasionan la sequedad de plantas y perdimiento de ellas.

Visto lo anterior, el 2 de enero de 1721, el Cabildo acordó que el Alcalde Mayor, Capitán Bartolomé Fernández de Mendoza, publicó un bando imponiendo las penas que tuviere por convenientes. Entre otros: que los curtidores no laven cueros en el agua corriente que viene para las huertas, bajo pena de cuatro pesos que aplico para fábrica y reedificación de Casas Reales de esta Villa, por cada vez…49

En 1764, los gremios de curtidores y tejedores del Barrio de Arriba nombraron a Juan Luciano de Ortega, su representante para que ante la Real Audiencia de México pid iera la anulación de la contribución que consideraban injusta y se les regresara el dinero cobrado durante cinco años.

En la ciudad de México, a 11 de julio de 1765 , los Señores Presidente y Oidores de la Audiencia Real de la Nueva España, habiendo visto el escrito presentado por Juan Luciano de Ortega, mulato tributario del pueblo de la Salud de la Villa de León, por sí y prestando voz y caución por los demás mulatos del mismo pueblo o Barrio y por los demás dueños de telares, vecinos de la propia Villa contenidos en el poder que produjo otorga do en ella a 22 días de mayo pasado de este año, ante Ildefonso de l a Peña Rada, Escribano Público y de C abildo, en que se queja de las extorsiones e indebidas contribuciones que los hace don Juan de Dios Lazcano, Recaudador de Reales Tributos y demás exactores de ellos, sobre que piden el debido remedio con penas que se les impongan, y que devuelvan a sus partes todas las cant idades que han cobrado e hicieren constar haber pagado a dicho Lazcano y a sus compañeros reca udadores, con la multitud de recibos que les han dado y están prontos a exhibir sus partes. Procediéndose ejecutivamente contra el citado R ecaudador que se le libre despacho cometido a la Justicia más cercana por recursar a el Alcalde Mayor de dicha villa, por los motivos que expresa, con lo demás que deduce, y ver convino.

Dijeron que mandaban y mandaron, se libre despacho para que el Alcalde Mayor, pena de 500 pesos que se le sacarán irremisiblemente, no permita que el E xactor de los Reales Tributos exija las indebidas contribuciones de que se queja la parte de dicho Juan Luciano y consortes, a quienes mandaron así mismo, se les devuelva lo que le hubieren con tribuido y para ello les dejaban, y dejaron su derecho a salvo.

Y así lo proveyeron y rubricaron. Señalado con cuatro rúbricas de los señores Toro, Malo, Villa Urrutia y Melgarejo. Ante mí Juan Joseph de Zarazúa.

Al siguiente año, la Real Audiencia recibe nuevamente la queja de que a pesar de que ya no se les cobraba el impuesto, aún no se les había entregado el dinero cobrado.

Muy poderoso Señor.

Bernardo Cervantes, Procurador de Pobres, por Juan Luciano de Ortega y los demás que componen el gremio de curtidores y tejedores del Barrio de Arriba, de la Villa de León, como más haya lugar en derecho, y bajo las protestas útiles y necesarias, digo: que habiendo representado mis partes, el mes de julio del año próximo pasado de 765, que los recaudadores de Reales Tributos de aquella Villa de orden de su Alcalde Mayor los tenían pensionados, a que anualmente les diesen cuatro pesos de cada telar y dos de cada pila, con el pretexto de ser costumbre exigirla, se sirvió la justificación de vuestra Alteza, declaran por injusta la contribución y consiguientemente, no estar mis partes obligados a satisface rla y que dicho Alcalde Mayor notificase a los recaudadores se abstuviesen en lo de adelante, no molestando sobre el particular, a mis partes a quienes así mis mo devolviesen todas aquellas cantidades exigidas con tan indebido título para cuyas providencias se les mandó últimamente por vuestra Alteza, librar el correspondiente despa cho, cometida su práctica al mismo Alcalde Mayor con pena de 500 pesos para su cumplimiento, como todo consta de las diligencia s que paran en el oficio del presente escribano.

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Con dicho despacho se presentaron mis partes pidiendo su ejecución, y aunque ha tenido efecto en cuanto a no exigirles la pensión, pero no la ha tenido en cuanto a la devolución de los exigido. Porque notificados los recaudadores, respondieron que las cantidades que recaudaban las entregaban al citado Alcalde Mayor, quien de ellas les pagaba sus salarios asignados por el trabajo que expendían en la cobranza de tributos, y que siendo lo único que tenían lo habían gastado en mantener sus familias, y se hallaban al presente insolventes.

De esta respuesta se evidencia que el Alcalde Mayor es el legítimamente obligado a la satisfacción de las cantidades, que como dij e, se mandaron por vuestra Alteza devolver a mis partes, porque siendo él, el que dio orden para que se recaudaran y a quien se le entregaban, parece no hay mérito hacerles cargo a los recaudadores, quienes solamente percibían de ellas lo que se les estaba asignado por el Alcalde por razón de salarios, los que debía éste satisfacerle de su cuenta, como es costumbre, y no gracias a mis p artes y extorsionarlos con semejantes gabelas, haciéndose notorio el interés que en ellas tenía de la cantidad que se le entregaba, la que llegó en cinco años a 3,000 pesos a razón de 600 en cada uno, como constan por menudo de los recibos que les daba a mis partes, los que paran en su poder.

Y para que tenga el debido cumplimiento, y no se quede frustránea la providencia dada por vuestra Alteza a favor de mis partes, quienes se hallan en el día bien necesitados por estar fabricando un templo a su costa , ocurro a su justificación, suplicando rendidamente, se sirva mandar que dicho Alcalde Mayor (previo el reconocimiento en forma de los referidos recibos) se compela por todo rigor de derecho a devolver a mis partes la cantidad que de ellos resultare líquida, y que les exigió indebidamente, sin que para la no exhibición se les admita excusa ni pretexto alguno. Para cuyas providencias así mismo se ha de servir, vuestra Alteza, mandar se les libre testimonio provisional cometido a uno de los Alcaldes Ordinarios de dicha Villa, con una grave pena para su cumplimiento. Por tanto y demás favorable que he aquí por expreso.

A vuestra Alteza suplico provea como pido, que en justicia, para lo que se de cuenta con este. Juro en forma y en lo necesario. Lic. Miguel Rudesindo de Ocio y Ocampo. Bernardo Cervantes. México, 20 de julio de 1766.

La Real Audiencia, para que se cumpliera el mandamiento, se dirigió a las Autoridades de León bajo éstos términos:

Y para que conste a cualquiera de los Alcaldes Ordinarios de la Villa de León, y como este despacho sirve de Real Providencia, y lo guarde y cumpla y ejecute según y como en él se contiene. En cuya conformidad hará que el Mayor reconozca los recibos que presentaren Juan Luciano de Ortega y consortes que componen el gremio de tejedores y curtidores del Barrio de Arriba en esa Villa, y confesando ser suyos, hará le vuelva su importancia, como está mandado por esta Real Audiencia, en el inserto auto de 11 de julio del año próximo de 65, procediendo en forma y conforme a derecho, cumpliéndolo así sin hacer cosa en contrario, bajo la pena de 200 pesos aplicados por tercias partes, para la Rea l Cámara gastos de justicia, y estrados de esta Real Audiencia, de que tomará razón el contador de estos efectos, que para la practica de estas diligencias se le da y confiere por esta Real Audiencia comisión en

bastante forma. México, 11 de julio de 1765. Y el señor oidor semanero lo firmó. Don Antonio Joaquín de Rivadeneira.

Por mandado de la Real Audiencia. Juan Joseph de Zarazúa.

En la Villa de San Sebastián de León, el 5 de agosto de 1766, ante el Regidor Capitular y Alguacil Mayor, don Blas de Escurdia, como Alcalde Ordinario en turno, por ausencia del Sr. don Matías García Álvarez, que lo es de Primer Voto, de esta dicha villa, se presentó el Superior Despacho de la Real Audiencia, mandado librar a los 11 de julio próximo pasado del presente año, acompañado con un escrito de Juan Luciano de Ortega, como apode rado de los dos gremios de tejedores y curtidores de la villa, pidiendo en dicho escrito sólo su obedecimiento al precitado superior despacho, que visto por su merced, dijo: que le obedecía y obedeció con el proferido rendimiento de su obligación. Y lo firmó, de que doy fe. Blas de Escurdia. Ante mí. Ildefonso de la Peña Rada. Escribano Público y de Cabildo.

Después de revisar los documentos, el Regidor Capitular, dijo: que en atención a ser público y notorio haberse ya extinguido po r el Sr. Alcalde Mayor de esta V illa, don José Martínez de Soria, aquella costumbre que tienen expresada los Recaudadores de Reales Tributos del tiempo y cargo de su merced, era de inmemorial tiempo de cobrar a lo s contenidos en dichos gremios por razón de licencias, para beneficiar sus artes de tejer y curtir y tenerla su alteza declarada por injusta cualesquiera contribución y expresarse en este escrito ser el único fin a que aspiraban dichos gremios dando, como dieron, poder general para ella al expresado Juan Luciano de Ortega, y pedir éste en su presente escrito hallarse satisfecho por el convenio y ajuste que con dichos recaudadores celebró, con los reales que efectivamente le exhibieron, según la importancia de sus propios recibos que les manifestó. Y que respecto a este, se tiene apartado y desistido, de cualquiera instancia que pudiera hacer ahora y en cualquier tiempo a favor de sus partes, sobre esta naturaleza y en contra de los expresados recaudadores, y también sobre cualesquiera resulta que pudiera originarse contra dicho señor Alcalde Mayor.

Y atento a lo demás, que en dicho escrito pide, atento a lo cual su merced dicho Sr. Regidor como Alcalde Ordinario en turno, mandaba y mandó que el contenido en este escrito con el superior despacho presentado se les haga saber al señor Alcalde Mayor y a sus recaudadores, que lo han sido y lo son: don Juan de Dios Lazcano, don Felipe Muñoz y don Diego de Velasco, para que si tuvieren que pedir sobre el particula r alguna cosa, lo hagan, o si sólo pidieren cualesquiera de resguardo en guardo de su derecho, se les d é en la forma que lo pidan por mí el presente Escribano. Y por este auto, así lo proveyó, mandó y firmó, de que doy fe. Blas de Escurdia.

Ante mí. Ildefonso de la Peña Rada. Escribano Público y de Cabildo.

El 7 de agosto, se hizo parecer a Felipe Muñoz y Di ego de Velasco, vecinos de la villa, como los recaudadores, para darles a conocer el contenido del documento. En la Sala del Despacho, se le dio a conocer al Alcalde Mayor.50

Durante la segunda mitad del siglo XVII, la minería en Guanajuato comenzó su recuperación y necesitó diversos insumos para la extracción del metal, por lo que la producción de

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artículos de cuero como bolsas para el desagüe; cubetas para acarrear el metal, gorros para la protección de los mineros, tanates, tiras para los amarres de la herramienta, correas para lo s animales de carga, calzado para la población y muchos otros artículos de uso cotidiano fabricados de piel o cuero fueron hechos en el Barrio. También hubo quienes se dedicaron a otras actividades, como la elaboración de sillas, la construcción y el comercio.

En 1778, Antonio Buenaventura de la Barrera, por el Capitán Juan Luciano de Ortega, Joseph Manuel de Arriaga, Paulino de Miranda y demás mulatos tributarios del Barrio de l Santo Cristo, se queja ante la Real Audiencia de que el Administrador de Alcabalas tenía la orden de cobrarles sólo el 6%, y no más por las reventas que los curtidores vendían, y se les cobrara el 12½ % por los cueros curtidos.

Ante la acusación, las autoridades de la Villa dieron el siguiente argumento: algunos de los mulatos curtidores del barrio del Santo Cristo de dicha Villa de León, han intentado cometer fraude contra la Real Hacienda ocult ando las ventas que hacen de sus efectos y que por esta razón se ha exigido a uno u otro el duplo, y no como asentaron, que con generalidad se les cobraba el doce y medio por ciento… En respuesta, el Virrey, Antonio Bucareli y Urzúa, expidió un mandamiento para que se notifique y aperciba generalmente a los mulatos curtidores del Barrio del Santo Cristo y la Real Audiencia ordenó al Alcalde Mayor mandara a uno de los Alcaldes Ordinarios o Regidores para que les notificara y apercibiera severamente de que se abstuvieran de intentar cometer fraude, venta clandestina o valerse de medios torpes, como el de su demanda.

Así lo hizo, ordenando al Alcalde Ordinario Fernando de la Barrera, les notificara a los mulatos: …que se abstengan de intentar cometer fraudes o venta clandestina para no pagar alcabala, bajo el apercibimiento que se expresa y que intime al Administrador de Reales Alcabalas. La ejecución se realizó el 16 de marzo de 1778 ante los mulatos del Barrio de Arriba.51

Por muchos años se siguió utilizando el proceso antiguo del curtido, de tipo vegetal; hasta que en el siglo XIX, Julián de Obregón, que ocupó la Jefatura Política en 1838, mandó traer de Puebla, a sus expensas, maestros de oficio, es decir artesanos especializados en curtiduría y zapatería.52

Desde entonces los curtidores acogieron y ejercieron nuevas formas de producción y las colocaron en un nivel equiparable al de las grandes ciudades como México, Puebla y Guadalajara.

Antes de que el siglo XIX tocara a su fin, industriales franceses dieron un gran impulso a la industria curtidora de León, mediante métodos nuevos para curtir cueros para suelas, cuyos conocimientos transmitieron a algunos curtidores. Un ejemplo fue la tenería La Francesa que introdujo cambios de los sistemas de acabado y curtido en proceso mixto (suelas, pieles y charoles).

Con las enseñanzas que los franceses dejaron a algunos trabajadores del cuero en la ciudad de León, y también al empeño y trabajo que, éstos pusieron de su parte, se inició una nueva etapa en la industria de la piel y se instalaron pequeñas manufacturas, principalmente en el Barrio Arriba, que acogió a los pioneros de la curtiduría.53

Otro hecho que dio nuevos bríos a la industria curtidora fue la llegada del ferrocarril en 1882, pues facilitó la importación de maquinaría y esto, por supuesto, ayudó a la evolución de la incipiente industria de León, que pasó a ser, además de las del calzado y textil, la base económica de la ciudad.54

Así lo señalaba el Jefe Político, Perfecto I. Arand a el 1º de enero de 1897 en su informe sobre industria y comercio: El comercio y la industria no han sufrido grandes alteraciones en su marcha creciente y regular, no obstante el cambio de sistema tributario y a pesar, sobre todo, de las pérdidas de cosechas que ha sido tan general en este Distrito.

En los primeros días de la vigencia de la nueva Ley de Hacienda de 19 de mayo de 1896, las industrias de la ciudad y los comerciantes de materias primas para el uso de las industrias, sufrieron por el nuevo impuesto que gravitaba sobre ellos; pero el Gobierno del Estado, dedicando especial protección a los industriales que obtienen artefactos por mano de obra, expidió el Decreto de 18 de junio del mismo año, declarando libre del impuesto sobre ventas las materias primas de mayor uso e importancia en la pequeña industria:

Artículo 1º. No se causará el impuesto que establecen los artículos 158 y 161 de la Ley de Hacienda del Estado, en las ventas de los efectos que a continuación se expresan: Maíz, frijol, carbón, leña, hilazas de algodón y de lana, añil, hilo planchado para rebocería, alumbre, caparrosa, fierro colado, fierro dulce forjado, grana, badanas de todas clases, zaleas, pieles charoladas, pieles extranjeras, tafiletes, vaquetas y vaquetillas de todas c lases, suelas, resorte para zapatos, ixtle, pita floja, cordel para cinchos, cascalote, cáscara de timbe y cáscara de encino. 55

Los curtidores conseguían en la ciudad de México los productos que necesitaban para el proceso del curtido. Para los cueros, los rancheros de los alrededores se encargaban de ir directamente con los curtidores a ofrecerlos. Las curtidurías eran de pequeñas dimensiones. Las más grandes ocupaban alrededor de doce trabajadores. 56

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Los pioneros curtidores. Óleo de Jorge Barajas.

En 1902, la tenería La Hormiga, que se ubicaba en la calle Julián de Obregón y se extendía hasta la 27 de Septiembre, marcó el paso hacia la industrialización. Esta empresa fue la primera en utilizar maquinaria movida por energía eléctrica. 57

En 1904, el español José Palencia ofreció en forma práctica el cu rtido al cromo.

Durante la etapa de 1914-1926, por las catástrofes sufridas a consecuencia de la Revolución Mexicana y las inundaciones, la industria quedó en la ruina total. Los curtidores de esa época se encargaron de levantar con su trabajo y ánimo de salir adelante, no solo a la industria, sino también a la ciudad.

Entre las tenerías de ese tiempo se encuentran las de Matilde Sánchez, Pilar Ramírez y Andrés Medina. La de éste último, en 1917, era una de las más modernas y en 1928 fue el primero en instalar la máquina para planchar. Conforme la industria y la tecnología fueron avanzando, otros curtidores introdujeron en sus tenerías máquinas que ahorraban trabajo.58

Los curtidores que más destacaron en la década de 1920 fueron Cipriano Miranda , en Lerdo de Tejada; Francisco Marmolejo, en Cuauhtémoc; Andrés Medina, en Aquiles Serdán; J. Pilar Ramírez, en Cuauhtémoc; Serapio Velásquez, en Hidalgo; Candelario Collazo, en Rayón; Ireneo y Guadalupe Durán, en Rayón; y Fortino Zermeño, que tenía su tenería en Hidalgo y 20 de Enero. La mayoría ubicados en el Barrio Arriba, lugar donde también se establecieron pequeños talleres.

Durante la década de 1930, hubo innovaciones técnicas de materiales y maquinaria; los curtidores e introductores de cuero ocupaban mayor número de obreros y establecimientos. 59

Un artículo publicado en junio de 1930 nos dice sobre las tenerías: Los procedimientos empleados para el curtimiento de pieles han evolucionado igualmente, adoptándose nuevos sistemas que permiten producir escarias, cueros para vistas y glasés de calidad muy aceptable; contribuyen a este adelanto la cuidadosa atención de los industriales del ramo, la preparación técnica de elementos jóvenes y la larga experiencia de los obreros, que los pone en condiciones de ejecutar con pericia todos los detalles del proceso del acabado.

En los últimos cuatro años se ha instalado en varias tenerías, maquinaria de tipo moderno y en breve se completarán estos equipos , de manera de obtener artículos de calidad más fina. La fabricación de charol representa una nueva línea de producción de las tenerías leonesas; su calidad, su variedad en atractivos colores y su precio económico le han conquistado ya un buen lugar en mercados nacionales.60

La Segunda Guerra Mundial abrió el mercado norteamericano a las industrias curtidora y del calzado de León. 61

Sobre la industria de la curtiduría se escribió en 1952: De algunos años a la fecha comenzó en realidad la evolución que ha colocado a la industria de la curtiduría en condiciones de manufacturar productos como los mejores fabricados en el país y en el extranjero. No poco ha contribuido al perfeccionamiento de la industria curtidora local la importación de maquinaria moderna, principalmente de Alemania y Estados Unidos, y en menor escala de Inglaterra, Suecia, Holanda, etc.

Al transcurrir de los años se han venido formando nuevas generaciones de curtidores, con mayor preparación, con técnicas y procedimientos modernos, que han mejorado la capacidad y la calidad productora.

Hace un cuarto de siglo se curtían en las tenerías de León menos de diez mil cueros mensuales. Actualmente el promedio de cueros de res que se benefician alcanza la importante cifra de 30,000, lo que da idea del impulso que en tan breve periodo ha alcanzado la indust ria y eso sin contar otros tipos de cueros que se curten en cantidades menores.

Por otra parte, León siempre se ha distinguido por sus productos baratos, pues tanto sus escarias, como charoles, forros, carnazas y suelas, sacan un precio de venta inferior a los costos de otras regiones.

En nuestra ciudad funcionan tenerías que producen curtidos que compiten en calidad y presentación con los mejores del país y del extranjero, como escarias, charoles, suelas, etc., que hasta hace poco tiempo había qu e traer de México y de otros países para el calzado de alta calidad.

En la H. Cámara de la Curtiduría están registrados como cien curtidores, que emplean algo más de mil trabajadores, que disfrutan de buenos salarios, por lo que siempre han existido entre los factores de producción y del trabajo las más cordiales relaciones. Hay que hacer hincapié en que la labor desarrollada por la Cámara de la Industria de la Curtiduría, ha sido de invariable espíritu de progreso y cordialidad entre sus socios, y de cooperación con el resto de la sociedad, lo que ha granjeado para el gremio de curtidores, la simpatía de la población en general.

Por último debemos asentar que gracias al esfuerzo de los curtidores leoneses se ha realizado numerosas obras de beneficio común en la ciudad y se ha dado un vigoroso impulso al deporte en todas sus ramas.

Existe en el país la creencia de que León solamente produce calzado y pieles. Esta creencia generalizada tiene su razón, pues en efecto, nuestra ciudad se enorgullece de ser la mayor productora de ambos artículos y usufructuaria de un bienestar económico derivado de la manufactura de zapatos y el curtimiento de cueros; pero el espíritu laborioso y creador de los leoneses no podía sujetarse a ver evolucionar su ciudad alrededor de esas do s ramas únicamente, por lo que se han establecido infinidad de industrias ajenas a las dos primeros, que dan ocupación a miles de trabajadores, y contribuyen, en forma indudable, a la prosperidad local y a exaltar con pruebas fehacientes el título nunca má s bien aplicado a León, de que es “La Ciudad Industrial sin Humo” más importante del país. 62

En la segunda mitad del siglo XX, destacaron las tenerías de los Aguilar, Jacinto Vargas, Magdalena y Gilberto Alvarado, Ángel Aviña, Jesús Navarro, Vicente Velás quez, Miguel Torres, Ireneo Durán, Chema Padilla, Isidoro Santos, Lorenzo Falcón, Pascual Sánchez, Changel Jiménez y Luis Marmolejo. 63

La Cámara de la Industria Curtidora, también contribuyó a la evolución del sector curtidor, pues dio solución a problemas e introdujo novedades en tecnología y procesos de curtido, para continuar con la línea de progreso.

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Esto facilitó que durante los años 1960-1970, se originara una apertura tecnológica que dio un fuerte impulso, pero que a la vez creó una dependencia casi total del extranjero.64

La mayor cantidad de tenerías en la zona urbana se concentró en el Barrio Arriba, La Garita, Loma Bonita y Los Reyes. En 2007 había registradas por parte de SAPAL 220 tenerías que hacían su proceso completo dentro de la mancha urbana. El Municipio solicitó a las curtidurías que alejaran de la zona urbana sus procesos húmedos de curtido, los cuales representan la tercera parte del proceso total, para eliminar la contaminación que esta industria generaba a los ríos que atraviesan la ciudad.

El convenio se firmó en marzo de 2007 y el plazo otorgado vencía el 31 de diciembre de 2009, logrando que al terminar este año, el 70% de los cueros que se curtían en León ya lo hacían en curtidurías reubicadas, pero dentro de la ciudad aún qu edan las micro y pequeñas empresas.65

A la par del poder socioeconómico que dio la industria del cuero-calzado, los empresarios del Barrio Arriba obtuvieron una opinión política meritoria dentro del contexto leonés, de tal manera que algunos han fungido como Presidentes Municipales, entre ellos, podemos citar a Ireneo Durán Pérez, 1958-60; Roberto Plasencia Saldaña (Presidente de la Junta de Administración Civil, 1977-1979) y Carlos Medina Plascencia, 1989-1991

Familias de Curtidores

Las siguientes familias de curtidores laboraron en la calle Rayón y, aunque se han ido reubicando a zonas más adecuadas para el crecimiento, las tenerías originales ahí permanecen trabajando.

Los Morales. La siguiente relación no implica que, necesariamente, haya un parentesco directo entre los aquí mencionados. En el Virreinato se registra a Juan Eligio Morales (1795), quien vivió en la esquina de La Paz y Juego de Barras (hoy López Mateos), justo atrás del “Llano de Santiago”, donde más tarde se formara el Barrio de Santiago . En ese mismo barrio (que en el siglo XX se colmó de peleterías), el curtidor Pedro Morales (1850) construyó y vivió en la legendaria casa de “La Llamarada” y luego encontramos a Ruperto Morales (1876), quien ganó la medalla de primera clase en una exposi ción industrial y artesanal de la época, por presentar el mejor becerrillo curtido tipo inglés. Ignacio Morales, curtidor en los años 50 del siglo XX, y en la actualidad, Juan Pablo Morales, el más chico de los hijos, laborando en la empresa Sedema -Servicios de Maquila-. Entre cueros de cerdo salados y en “W et Blue” con Pedro Tomasena y Felipe Romo.66

Los Miranda. Cipriano Miranda (1900), que había trabajado para Simón Durán, tenía tenería en la Lerdo de Tejada, entre la Hidalgo y la 20 de Enero; curtía s uela, cuero para bandas y posteriormente charol de Linaza. Esta tenería fue un semillero de curtidores gracias a la costumbre de emplear niños y jovencitos, quienes aprendían el oficio empezando como ayudantes en alguno de los oficios, desde “tilineros” (los que cortaban los pellejos que dejaban los descarnadores en el cuero) hasta “zorras” que ayudaban en todo lo que fuera necesario para el acabado de las pieles. Sus hijos (1928) Juan, Pascual y Gregorio Miranda, después de

aprender lo suficiente, continuaron maquilando en la tenería de Mauro Martínez, donde también maquilaban cueros Magdalena y Gilberto Alvarado (1925). 67

Los Velázquez. Serapio Velázquez (1900) fue fundador de una familia curti dora. Vicente y J. Trinidad le suceden en el apellido y de ahí, como diez familias activas en diversos ramos más: Vicente, Rodrigo, Roberto, Rogelio, sus primos y los hijos de ambas ramas. 68

Los Durán. Simón Durán (1900) tenía una pegaduría en La Garita, en donde extraía de los residuos de cuero la pegadura de múltipl es usos en oficios como la carpintería y otros. Se ubicaba en la que hoy es la calle 16 de Septiembre (a un lado de la pulquería La Gloria) y fue también el maestro mayor de la tenería de Cipriano Miranda. Sus hijos varones (1930) tomaron la vocación del curtidor: J. Guadalupe, Vicente e Ireneo quienes a su vez la transmitieron en su descendencia: Vicente y Paco Durán Torres, Muñoz Durán, nietos de don Ireneo. De las hijas de Don Simón, Antonia se casó con Adolfo Sánchez y de ellos sus hijos y nietos son curtidores en la actualidad.

De Paulino Durán (1900) proviene la otra rama relacionada con esta industria. Dedicado entre otras cosas a la venta y distribución de productos Químicos, fue su hijo J. Trinidad B. Durán (1940) quien le sucedió en la actividad consolidando la presencia de la Du Pont en León, afamando principalmente sus anilinas. Alfonso (1930) en la distribución de aceites minerales y lubricantes con una clientela muy amplia de curtidores, representando a la compañía El Águila y posteriormente a PEMEX. Y Rafael, que tenía una “cuerambrería” para surtir a los talabarteros de enfrente de La Catedral -por la Pedro Moreno- y quien luego estableció tenería en la 20 de Enero casi esquina con Rayón, tomando como oficial curtidor a Fortino Zermeño. Ocupó precisamente el local en el que años después se estableció la Cámara y luego el Club de Técnicos. También fueron curtidores, sus hijos Rafael, Tomás y Ma. Guadalupe Durán.69

Los Ramírez. Iniciada por Don Pilar en 1900. Junto con sus hijos José Julio y María, hacieron notable a su Tenería Búfalo, promovió el nacimiento del Club Unión de Curtidores y fomenta la idea de crear la Cámara del sector. El prestigio de la familia creció con su hijo José Julio (1930), cuyas ideas de progreso no se limitaron a sus pr opios beneficios, pues de ahí proviene también la formación del Club de Técnicos que derivó en la Asociación de Químicos y Técnicos del Cuero en León. Fue esa misma línea la que llevó a José Julio hijo y José Julio nieto (1970) a trasladar con modernidad su tenería formando La Impulsora Búfalo y a que el más nuevo José Julio -bisnieto de Don Pilar- presidiera recientemente la Asociación de Químicos.70

Los Medina. La estirpe de Andrés Medina (1900) ha sido una de las más prolíficas en el gremio curtidor; de dos de sus tres matrimonios provienen las familias Medina Torres y Medina Espriú, también dedicadas profesionalmente a curtir cueros. Don Andrés aprendió el oficio con Leocadio Ontiveros en la tenería de Cruz López al arranque del siglo XX; esta tenería se encontraba por la calle Aquiles Serdán, al oriente del Jardín Allende.

Primero le gustó el acabado de las pieles, luego se enfocó al curtido vegetal de cueros para suelas de calzado. De sus hijos, Víctor se especializó en producir oscarías y pieles finas; Carlos, Salvador y Juan José a curtir suelas. También Julio, Rogelio, Jorge y Sergio fueron

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sueleros y casi todos los hijos de ellos hasta que Carlos Medina Plascencia romp ió el paradigma y se consagró a la política a través del Partido Acción Nacional (1989 como regidor), donde tomó parte activa en el cambio de régimen de Gobierno.

A los 89 años de edad, Don Andrés pudo atestiguar la modernización de Suelas Medina Torres con la apertura de su gran planta (1973) en la entonces carretera a San Francisco del Rincón, donde posteriormente se ha venido ubicando el polígono industrial de los curtidores.71

Los Collazo. Este apellido, cuya historia seguimos a partir de Candelario Collazo Sánchez (1904), remite inmediatamente a la calle Rayón, en el Barrio Arrib a. Don Candelario era propietario de una fracción de la hacienda de San Nicolás, en donde se dedicaba a la agricultura pero aprendió el oficio curtiendo zaleas en el Barrio Arriba, donde vivía; puso su primera tenería precisamente en la calle Rayón. Como t odos los de su época, sufrió los estragos de la Revolución y los de la inundación de 1926, pero persistió curtiendo para proveer a la industria. Tres de sus cinco hijos, Anastasio, Romualdo y Candelario, siguieron la tarea curtidora. Tomasita, una de las hijas, se casó con Magdaleno Alvarado Gómez, de quienes provienen Carlos Francisco y Luis Raúl, curtidores de suela. Hijos de Anastasio “Tacho” Collazo que siguieron en el medio, fueron Humberto, Mario y Víctor. De Romualdo son sus hijos: Romualdo, Miguel, Jorge y Luis Ernesto. 72

estaba cerca del kiosco del Parque Hidalgo En un principio estuvo integrado solo por curtidores, después Julio Ramírez invitó al Capitán Morales que jugaba con el León Atlético.

En 1930, Pedro González El Chaquetón jugador 100% curtidor, representó a nuestro país en la Copa Mundial, siendo el primer leonés en participar en un evento de esta jerarquía.

El equipo fue alcanzando fama de guerrero y nueve años después ganó su primer campeonato, con los jugadores: Teodoro López Mariachi, Pedro González Chaquetón, El Abogado Lic. Valderrama, Antonio Capitán Morales, Jesús Cabrera Maestrito, Pedro Cedeño El Loco, José Julio Ramírez, Manuel Ramírez Pata de Fierro, Jesús Zúñiga, Juan Anda El Juanota, Benigno Leyva El Chueco, Saturnino Ortiz La Monga y Enrique Medina El Gallo

En 1937, Armando Vaqueiro los llevó a competir al nacional a Tampico, donde ganó la fama de La Garra Curtidores, se perdió 3-0 contra el Distrito Federal, pero su esfuerzo alcanzó un triunfo final por 4-0”

En 1943, Antonio El Capi Morales e Indalecio Andrade hicieron la solicitud para inscribir al equipo en la recién creada Liga Mayor. El Unión-León, nombre con el que fue registrado tuvo su primera aparición en el fútbol profesional en 1944 en la Copa México, le fue mal, por lo que fue reforzado por un grupo de argentinos encabezados por Battaglia. Quedaron oficialmente inscritos en la Liga M ayor, con el apoyo económico de varios industriales, quienes borraron el nombre de Unión y subsistiendo solo el de León.

Se olvidaron del fútbol profesional y seguían jugando en la región, en la localidad lo hacían en el Enrique Fernández Martínez, en la Liga Zona Centro, contra otros equipos pioneros leoneses, como: Boston, Arsenal, Reservas del León, San Francisco y algunas escuadras de Morelia, San Luis y Dolores Hidalgo, etc.

En 1961 había una buena camada de jugadores de la Selección Guanajuato, entre ellos: Amador La Pájara Fuentes y Chavicos Enríquez, etc., se hizo el intento de jugar en segunda división, pero les faltó el apoyo monetario.

En la temporada 1967-68 ingresó a la segunda división por invitación. Un par de años después, derrotaron en la final del Torneo de Copa al San Luis. En 1970, León fue sede del Mundial México 70, y en el contexto de la justa mundialista, Curtidores enfrentó en partido amistoso a Perú y le ganó, con todo y sus estrellas como: Chumpitaz, Gallardo y Cuquillas.

En la temporada 1974-75 la primera División aumentó su número a 20 equipos, motivo por el que invitó al Unión de Curtidores a participar junto con la Universidad de Guadalajara, en ese circuito; en su primera aparición sorprendió a propios y extraños al llegar a la liguilla.

El Unión de Curtidores

El equipo que por muchos años identificó a los leoneses se fundó el 15 de agosto de 1928, por el rumbo del Barrio Arriba, con muchachos que se reunían a ju gar fútbol en una cancha que

Durante varias décadas el equipo mostró garra, incluso se le bautizó con mote de “ el equipo que no sabe perder”; sin embargo, en la temporada 1980-81 descendió tras perder 3-2 ante Atlas, en aquella triste noche del 23 de julio la afición curtidora lloró.

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El emblemático equipo leonés Unión de Curtidores.

En la temporada 1882-83, afloró nuevamente la casta, arrasaron en la segunda división y derrotaron en el partido final por el ascenso al Zamora por 1-1 y 1-0 global de 2 -1, y La Martinica fue testigo del primer título que conseguía el equipo del pueblo.

Tras la muerte de su Presidente Salvador García, el equipo se vino abajo, ya no hubo los apoyos que se tenía, esto dio por resultado que en el torneo 1983-84, hiciera su peor campaña, para regresar al infierno de la Segunda División.

Se vendió la franquicia del recién descendido a Zacatecas y la del Búfalos Curtidores que acababa de ascender de tercera a Nuevo Necaxa, yéndose al baúl de los recuerdos el equipo de la franja

El nombre del Unión de Curtidores se negaba a morir, y en 1997, reapareció en la Primera División “A”, en esta ocasión Valente Aguirre, a la sazón propietario también del club León, apostó por el equipo de la franja, prometiendo ayudar a los legítimos dueños, apoyándolos con los equipos que tenían en sus fuerzas inferiores, hecho que nunca se dio.

En el año 1999 lo gró ascender al máximo circuito después de ganar a Cruz Azul Hidalgo en la final del verano del 99 y en la gran final alcanzó su objetivo al derrotar a Venados de Yucatán por 5-1 en el estadio León, para un global de 7-1.

Valente Aguirre dueño de dos equipos de Primera División, deseaba quedarse únicamente con el equipo curtidor, y a través de una entrevista por la televisión informó que deseaba quedarse con el equipo recién ascendido y anunció la venta del León a Puebla, escuadra que acababa de descender. Se armó la polémica, hubo una enorme manifestación de aficionados en contra de la venta de los esmeraldas y no le quedo otra alternativa que vender la franquicia del equipo del pueblo 73

El 5 de agosto de 2009, el presidente de la Segunda División de la FMF, Jesús Galindo Zárate, envió una misiva al presidente del Club Deportivo, en la que le informó lo sig uiente: Toda vez que el Comité Directivo agotó todas las instancias para que el conflicto que existe entre el Club León y su Club tuviese una solución favorable para ambas directivas, y no habiendo logrado su objetivo, le informamos lo siguiente: Deberá a la brevedad posible designar la sede donde llevará a cabo sus encuentros como locales la temporada 2008 -2009. Entendido que no podrá ser la ciudad de León, Guanajuato”.74 Dando como resultado, que por varios años jugara en San Julián, Jalisco.

Anécdotas y Personajes del Barrio Arriba

El Barrio sigue siendo El Barrio, simplemente, aunque a través del tiempo le hayan asignado los nombres de Santo Cristo de la Salud, La Canal, Colonia Iturbide y finalmente Obregón. Ubicado al norte de la ciudad, con sus 89 manzanas, es considerado por muchas personas como el mejor barrio. Aquel que en su momento llegó a ser la zona más rica de León , gracias al destino que marcó en sus habitantes la curtiduría, quienes orgullosamente decían que El Barrio olía a dinero.

Su historia no estaría completa sin las cantinas, lugares que acogían a los cientos de trabajadores después de la jornada laboral, épocas que algunos aún recuerdan con nostalgia. “Antes esto era pura terracería, no había ni empedrado ni nada, puras tener ías, había muchas cantinas donde iban los trabajadores y hasta los patrones”, decía Jesús Guadalupe Peña, quien tenía 73 años viviendo en el Barrio. Antonia Ortiz, quien vive en el Barrio desde 1923, a ella le tocó ver cómo los curtidores asistían todas las mañanas o en las tardes a “recargarse de energía” para continuar con la jornada de varias horas dentro de las tenerías: “Iban como a las 5 de la mañana a tomarse un café caliente con tantito alcohol, había sinfonolas y la gente pasaba a caballo, además siempre había serenatas y música”. Los trabajadores acudían a las cantinas para tomar, platicar, jugar billar y botanear.

Javier Quiroga dueño de El Bum Bum, cantina que data de 1958, cuenta: “ Esta cantina fue y sigue siendo parte fundamental de aquí, los curtido res venían y se tomaban una cerveza, escuchaban música de José Alfredo Jiménez y fue aquí donde se permitió por primera vez el acceso a las mujeres. A ntes estábamos enfrente de la iglesia”. Durante los años 50 y 60 funcionaban cerca de 34 cantinas, de día y noche, ahora sólo quedan 17.

Los recuerdos en torno a cómo se curtía en el Barrio son variados, los moradores más antiguos recuerdan que llegaron a ver cómo trabajaban con excremento de perro. Entre ellos Juan Aguirre: “Antes había hombres que se dedicaban a la junta de excremento de perro, con unos pedazos de lámina las recogían y las llevaban a las curtidurías y con eso curtían, el excremento se lo embarraban a las pieles y los doblaban y los dejaban curtir, ahora eso ya no se usa”.

Francisco Vera, cuenta: “Antes, cuando las hormas eran de madera de pirul los zapatos se amarraban y los cargaban en canastas de pescador, allá por La Soledad se veía cómo iban de cargados, uno se cargaba los zapatos; los burros se iban solos por las tenerías allá por la 27 de Septiembre hasta la calle Rayón, los camiones les daban el paso, los burros sabían el camino”

La droguería y farmacia del Señor de la Salud tiene casi siglo y medio de antigüedad y la birriería Ruiz, negocio con un siglo de historia. A finales del siglo XIX, al pie del cerro de El Calvario, del lado poniente, se hacía un lago artificial, conjuntamente con lo que ahora es el parque Hidalgo, donde la gente podía ir a pasear en canoas El sitio era llamado el Paseo de la Canal, luego el paseo del Ojo de Agua. En 1897 se incendió la fábrica de cerillos “La Cubana”; dos obreros fallecieron.75

El 13 de agosto de 1883, en el templo de Jesús Nazareno, al estar recitando en el púlpito el santo rosario, en honor del tránsito de la Virgen María, en unión de mul titud de fieles, al comenzar el tercer misterio, una descarga eléctrica o centella, que entró por un ventanal, mató al padre Pascual Herrera, cuatro señoras y un niño, dejando por algún tiempo sin sentido a muchas personas más.76

La gente rica de León acudía con Las Conchitas, familia Rodríguez Ontiveros que vivía en la Casa del Reloj, para que les hicieran los vestidos para novias, quinceañeras y primeras comuniones.

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Don Aristeo, un hombre blanco, espigado, de bigote a la usanza porfiriana, forjó la tradición de ir a comer birria al Barrio, pues su anunció se escuchaba dos cuadras a la redonda: -¡Caliente y gorda la birria, lleva pecho, pierna, espinazo, una cabeza barata, montalaaayo y macho!

Entre los sacerdotes que han nacido en el Barrio están el C ardenal Darío Miranda, el Arzobispo Ulises Macías Salcedo, el Obispo Braulio León y el sacerdote misionero Pedro Pablo Hernández. Los feligreses recuerdan con respeto a José María Yermo y Pa rres, que fundó el asilo y la orden de Las Siervas del Sagrado Cor azón de Jesús y los Pobres, reconocido como Santo, y al señor Cura Genaro Vázquez Torres, fundador de la Escuela Patria y del templo de Casablanca, así como responsable de la renovación de la casa parroquial. Fue muy apegado al deporte y al Club León.

Otro personaje, reconocido a nivel nacional, es el luchador Alejandro Cruz Ortiz, quien durante muchos años llevó el nombre de Black Shadow.

Las Tradiciones del Barrio

Semana Santa Por más de un siglo, las representaciones de Semana Santa atraen muchos fieles a presenciar el Prendimiento de Jesús y el Vía Crucis en el templo del Calvario. En el Barrio, una de las tradiciones religiosas que quedan en el recuerdo son los Jueves de las Amapolas, cuando los vecinos ofrecían ramos de estas flores a la imagen venerada en el templo de Jesús Nazareno.

Señor de la Salud. En el templo parroquial se celebra al patrono del Barrio, el 4 de julio, por lo que se elige el primer domingo del mes. Con juegos mecánicos, venta de antojitos, música, fuegos pirotécnicos y competencias deportivas

Los panecitos de San Nicolás . Cada 10 de septiembre, los leoneses y principalmente los vecinos del Barrio, llevan a este templo a bendecir los panes en miniatura para luego obsequiarlos. Desde temprana hora se instalan muchos puestos , donde se ve plasmado el ingenio de los panaderos, al reducir piezas tan comunes como las campechanas, conchas, duques, bolillos, polvorones, etc. Además, en las calles paralelas se desarrolla la fiesta popular con juegos mecánicos, música, danza, antojitos y fuegos pirotécnicos.

San Crispín y San Crispiniano , Santos Patronos de los Curtidores y Zapateros, se celebra el 25 de octubre, sus devotos le hacían todo el novenario en la Parroquia y su fiesta el tercer lunes del mes, de ahí viene el San Lunes de los zapateros. El 20 de octubre de 2013, inició la Carrera Atlética en honor a San Crispín y San Crispiniano. En un ambiente totalmente extraordinario, los ganadores fueron Armando Torres, en la categoría libre varonil, y Azucena Rodríguez, en la rama libre femenil.77

El Despertar de las Ánimas. A iniciativa de Gerardo Lara, un potosino que se ha arraigado en la ciudad, en septiembre de 2007 surgió en el Barrio Arriba, los Monjes Cuenta Leyendas Los integrantes son Eugenio Romo, Jesús Vilches, Bertha Acevedo, Eleuterio Gordillo, José Luis Rocha y el propio Gerardo Lara.

Durante octubre y noviembre, en el jardín Allende, narran las leyendas: Se lo llevó el Diablo, historia del brujo Elpidio, cuyo cuerpo desapareció de una funeraria de la calle 20 de Enero, El Circo en el Calvario, La Llorona, que se Aparece por el Rumbo del Calvario, El Pan Chiquito de San Nicolás, El Santo Niño Perdido y El Caballo que Sacaba Borrachines de las Cantinas, donde se habla del Padre Prudencio Castro, Cura del Barrio Arriba.

El día 1° de noviembre, los Monjes Cuenta Leyendas encabezan el Despertar de las Ánimas en el jardín Allende hasta llegar a la Casa de la Cultura. En el trayecto los acompaña el grupo de danza africana de Jorge García. En la plaza Fundadores se les unen los contingentes que se originaron en el Panteón de San Nicolás y el Arco de la Calzada.78

Los rasgos y el color de la raza negra en la población de León casi se diluyeron, pero su huella, como marca de fuego sobre la piel, aún se encuentra reconocida por su barrio y la curtiduría que ha dado a la ciudad una de las actividades más importantes, por la qu e es reconocida como la Capital Mundial de la Piel y el Calzado

1 AHML AM-JTC-DEM-C. 21-Exp. 15-1597.

2 AHML AM-JTC-COA-C. 20-Exp. 3-1598.

3 AHML FN Vol. 1605 fs 11-12.

4 AHML FN Vol. 1605 fs. 23-25.

5 AHML AM-JTC-COM-C. 19-Exp. 5-1611.

6 AHML AM-MLC-COM-C. 1-Exp. 4-1626.

7 AHML AM-ARL-DRE-C. 1-Exp. 6-1719.

8 AHML AM-JTC-CCR C. 12-Exp. 1-1723.

9 AHML AM-CAB-ACB-C. 1-Exp. 1-1755.

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El Templo Parroquial y el Jardín Allende del Barrio.

10 Lira, José Sóstenes. Efemérides de la ciudad de León , Edición de la Empresa Económica de Gráfica Escolar, S.A., León, p. 54.

11 AHML AM-MLC-COM-C. 1-Exp. 10-1780.

12 AHML SD-IND-IFD-C. 21-Exp. 31-1812.

13 AHML JP-JEP-BYR-C.1-Exp. 1-1863.

14 AHML JP-EDP-MAE-C. 2-Exp. 81-1867.

15 AHML JP-EDP-ESC-C.2-Exps 10 y 12-1871.

16 AHML JP-POT-QJS-C. 9-Exp. 2-1881.

17 Labarthe Ríos, María de la Cruz. León Entre Dos Inundaciones, Ediciones La Rana, Guanajuato, 1997, p. 35

18 Labarthe Ríos, María de la Cruz. León Entre Dos.., p.180.

19 AHML El Pueblo Católico , 8 de abril de 1894. p 3.

20 AHML El Progreso. 4 de marzo y 1º de abril de 1900.

21 Álvarez D., Víctor E.-Pérez O., Aurelio M. Patrimonio Arquitectónico. Formación y Conservación (Tesis), Guanajuato, 1988, p. 176.

22 Díaz Mastache, Eva. Desarrollo de la Educación en el M unicipio de León , León, 1967, p 38 y Gómez Vargas, Ernesto. La Ciudad de León a través de sus Hospitales 1576 -2011, León, 2011, p. 48.

23 El Sol de León, 13 de abril de 1988 y 4 de noviembre de 1991.

24 AHML El Heraldo de León, 30 de noviembre de 2009.

25 Alegre, Luis. Milenio, 12 de octubre de 2008.

26 Ojeda Sánchez, J. Jesús. León de Anáhuac (400 Años de Iglesia en León: 1576-1976), León, 1976, pp. 236238.

27 AHML JP-OBP-PBN 4 de julio de 1901.

28 Ojeda Sánchez, José de Jesús. León de Anahuac…, op. cit. pp 236-238.

29 Ojeda Sánchez, José de Jesús. León de Anahuac…, op. cit. pp. p. 231.

30 Ojeda Sánchez, José de Jesús. León de Anahuac…, op. cit. pp. 231-232.

31 Ojeda, op. cit. pp 232-233.

32 Ojeda, op. cit. pp 169-170.

33 Ojeda, op. cit. pp 168-169.

34 Ojeda, op. cit. pp 150-153.

35 AHML AM-JTC-DEM-C. 33-Exp. 4-1742.

36 AHML AM-JTC-DEM-C. 37-Exp. 1-1761.

37 AHML AM-JTC-DEM-C. 37-Exp. 12-1761.

38 AHML AM-OBP-PPA-C. 4-Exp. 16-1769.

39 AHML AM-JTC-AVE-C. 2-Exp. 19-1774.

40 AHML AM-JTC-DEM-C. 44-Exp. 11-1776.

41 AHML AM-ASE-COM-C. 2- Exp. 11-1784.

42 AHML SD-JTC-CCR-C. 14-Exp. 9-1794.

43 Piñón Medina, Eva. La Curtiduría en León y su Evolución Histórica en León Cinco Siglos Contra Viento y Marea, Grupo Milenio-Multimedios, León, 2010, pp 136-137.

44 AHML SD-JTC-CCR-C. 15-Exp. 2-1802.

45 AHML SD-JTC-CCR-C. 15-Exp. 22-1808.

46 AHML SD-JTC-CCR-C. 15-Exp. 24-1808 f 4v

47 AHML SD-JTC-CCR-C.17-Exp. 12-1821.

48 Piñón Medina, Eva. La Curtiduría en , op. cit , pp 142-143.

49 AHML AM-JTC-BDS-C. 4-Exp. 1-1721.

50 AHML AM-JTC-BDS-C. 6-Exp. 6-1766.

51 AHML AM-JTC-BDS-C. 7-Exp. 31-1778

52 Lira, José Sóstenes. Efemérides de la, op. cit., p 107.

53 Piñón Medina, Eva. La Curtiduría en …, op. cit., p. 51.

54 Ibídem

55 AHML Decretos del XVI Congreso Constitucional 1895 a 1896 , Tomo 26.

56 Piñón Medina, Eva. La Curtiduría en , op. cit., p 60.

57 Piñón Medina, Eva. La Curtiduría en , op. cit., p 52.

58 Piñón Medina, Eva. La Curtiduría en , op. cit., p 60

59 Ibídem.

60 El Sol -Número Especial Dedicado a la Cd. de León, con Motivo de sus Fiestas Centenarias-, junio 1930, p. 7.

61 Ibídem.

62 Directorio de la Cámara Nacional de Comercio de León , 1951-52. pp 27-28.

63 a m , 4 de marzo de 2007.

64 Piñón Medina, Eva. La Curtiduría en , op. cit., p 60

65 El Heraldo de León, 9 de diciembre de 2009.

66 Alvarado Durán, Francisco. a m.,18 de febrero de 2007.

67 Ibídem.

68 Ibídem

69 Ibídem.

70 Ibídem

71 Ibídem.

72 Ibídem

73 Contreras, Eduardo. El Heraldo de León , 15 de agosto de 2008.

74 Reyes, Carlos. El Heraldo de León , 15 de agosto de 2008.

75 Crespo Arrona, Juana. a.m., 31 de julio de 2008.

76Ojeda Sanchez, José de Jesús. León de Anáhuac (400 Años de Iglesia en León: 1576 -1976) León, 1976, p 168.

77 Hernández, Luis Arturo. El Sol de León , 21 de octubre de 2013.

78 Información recabada con Eugenio Romo.

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