Armedilla

Page 1

Fundación Archivo Histórico Casa Ducal de Alburquerque.

Cogeces del Monte, 2 de junio de 2008

Julia María Montalvillo García

“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

Introducción Los primeros pobladores Los restos arqueológicos encontrados en el territorio de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar parecen indicar la presencia de grupos humanos asentados en él ya desde los tiempos prehistóricos, en especial durante las Edades del Bronce, del Hierro y del Cobre. En la villa de Cuéllar algunos de estos restos parecen apuntar la presencia en la zona de grupos paleolíticos o de pastores megalíticos en sus proximidades, así al menos lo atestiguan varias piezas de sílex encontradas en las proximidades de la carretera de Cantalejo, sobre una terraza arenosa cercana al río Cega. Restos posteriores, también de la prehistoria, nos indican con más claridad la existencia de asentamientos humanos en las proximidades de la villa durante las Edades del Bronce: un asentamiento del vaso Campaniforme en torno a 1800 – 1600 a de C. También se ha constatado la existencia de un poblado de la Edad del Hierro, localizado en el Ferial (plaza del castillo), cuya primitiva extensión se ha estimado en 7 hectáreas y fechado ente el 700 y el 550 a de C., y una variada y extensa representación de cerámicas típicamente celtibéricas, que parecen confirmar la pertenencia de Cuéllar a la cultura vaccea, al tiempo que resaltan la importancia que pudo tener el castro cuellarano. La fase final de este primer asentamiento humano continuado en el espacio de la villa se sitúa inmediatamente antes del período tardoceltibérico, en una etapa que precede al siglo I a de C. y su total extinción parece coincidir con la irrupción de los ejércitos romanos en la cuenca del Duero. Los restos más antiguos de poblamiento de cierta entidad conservados en la comunidad se encuadran cronológicamente en la Edad del Bronce. Los más significativos son diversas piezas metálicas de las denominadas PUNTAS DE PALMELA, halladas en las proximidades de Cogeces del Monte y en el yacimiento de Valimón; en el páramo que une Campaspero con Montemayor, dos yacimientos 2


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

constatan la ocupación humana a mediados del segundo milenio: El Carrizal y La Plaza.

Primera Repoblación de Cuéllar y su Tierra Tras la dominación de la Península Ibérica, primero de romanos y luego de visigodos, el año 711 los musulmanes invaden y la conquistan, con una rapidez tal que sugiere que el grueso de la población hispánica no opuso demasiada resistencia, posiblemente porque nunca aceptaron muy gustosos el dominio visigodo. Sabemos que la cuenca del Duero fue ocupada por los árabes el año 714, parte de la población, dirigida por los nobles godos supervivientes de la batalla de Guadalete, se refugió en la cornisa Cantábrica, especialmente en Asturias. Entre el río Duero y el Sistema Central quedó una especie de tierra de nadie, bautizada por la historiografía con el nombre de “Desierto del Duero”, o sea, que esta zona, donde se encuentran Cuéllar y sus aldeas quedaría casi desierta hasta la batalla de Simancas en 939. Con el paso del tiempo los reinos cristianos fueron avanzando hacia el Duero, llegando a sobrepasarlo. Aplicando principios jurídicos de origen romano interpretaron que todas las tierras abandonadas eran propiedad del rey, quien se convierte en el propietario universal de las nuevas tierras que se abren a la 1 repoblación en los siglos IX y X ; aunque cederá gran parte de ellas a magnates, infanzones y entidades eclesiásticas como monasterios, catedrales e iglesias.

1

Las tierras se integran en el patrimonio del rey, patrimonio que no distingue entre las propiedades de la Corona y las del Reino.

3


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

Abd Al-Rahmán III, el último gran califa de Córdoba (912-961), en los primeros años de su reinado, inicia una campaña para acabar con estos asentamientos cristianos, que se enfrentan a él en Simancas el año 939. Sabemos que ese año Íscar, Alcazarén, Coca y Portillo están pobladas, sin embargo Cuéllar no, lo comprobamos cuando, en agradecimiento por la victoria sobre los árabes se instituyó “el voto de San Millán”, en virtud del cual los pueblos que intervinieron en la misma debían tributar con parte de sus cosechas y ganados al monasterio de San Millán de la Cogolla; en este documento se enumeran las poblaciones a las que obligaba el voto y Cuéllar no figura entre ellas, su poblamiento debió tener lugar inmediatamente después, hacia 940-941. Justo Pérez de Urbel dice “Es ahora cuando surge la villa de Cuéllar… aunque es un nombre que no aparece en los documentos del siglo X, no podemos dudar de que su repoblación se realizara al mismo tiempo que las villas cercanas de Peñafiel, Sacramenia y Sepúlveda”. De su existencia tenemos noticia por las crónicas musulmanas que aluden a un ataque realizado por Almanzor contra Quwillar (Cuéllar) en el año 977. “Hizo Muhammad ibn ibi ‘Amir la campaña de Quwillar (Cuéllar). Fue una aceifa de penetración. [Partió] de la musalla el miércoles 1 del mes sawwal del referido año 366, que correspondió al 23 de mayo. Regresó el martes 6 de du-l-quda del mismo año [26 de junio], al cabo de 35 días”. Almanzor fue uno de los caudillos musulmanes más temidos por los cristianos. Terrible y fascinador, a la vez aniquilaba con la espada como subyugaba con la diplomacia atrayendo a los señores cristianos con una tolerancia aparente, mientras humillaba y profanaba sus santuarios más importantes, llegó incluso hasta Santiago de Compostela, cuyas campanas hizo llevar hasta Córdoba a hombros de los cristianos que había hecho prisioneros. En sus campañas militares destruyó todas las fortalezas y poblaciones al Sur del Duero: Cuéllar en 977, Sepúlveda en 979, Simancas en 983… Esta destrucción de Cuéllar ha dado lugar entre los cuellaranos a una leyenda, según la cual cuando Almanzor puso sitio a la villa sus habitantes le tendieron una trampa; fingieron rendirse y cuando el caudillo musulmán entraba a la cabeza de sus tropas por la puerta de la muralla hicieron caer el rastrillo, con la intención de aislarlo de su ejército y darle muerte, la jugada salió mal y el rastrillo cayó sobre el cuello de su caballo, Almanzor enfurecido asoló el lugar y pasó a cuchillo a todos sus habitantes, por eso el escudo de Cuéllar es la cabeza de un caballo. Es una leyenda, pero no me negarán que es bonita. La destrucción de Cuéllar Ruiz Asencio la describe así: “La partida (de Almanzor) tuvo lugar el 23 de mayo de 977 desde la muralla de Al-Mussara, una gran explanada en la margen derecha del Guadalquivir. El punto elegido para la unión de las tropas fue Madrid. La cita en este castillo nos indica que el sector que iba a ser atacado 4


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

era la Extremadura castellana y dentro de ésta la villa de Cuéllar. La campaña fue acompañada del mayor éxito. Cuéllar cayó en poder de los musulmanes que, con rico botín y muchos prisioneros emprendieron el regreso. Almanzor llegaba a Córdoba el 26 de junio, después de 35 días de ausencia”. Conocido su afán devastador y su saña, podemos suponer que los cuellaranos acabarían degollados o conducidos como esclavos a Córdoba, sin embargo Pérez de Urbel sugiere, que tal vez, “cultivadores del campo se quedarían en sus granjas aguardando días mejores. Era preferible concederles protección a cambio del correspondiente tributo”.

Repoblación definitiva Las campañas de Almanzor, entre 976 y 1002, significaran una interrupción y un retroceso en el proceso repoblador, los cristianos retroceden al norte y no vuelven a intentar apoderarse de la zona hasta la segunda mitad del siglo XI; la debilidad de los árabes posibilita la expansión, lo que hace urgente poblar el territorio entre el Duero y el Tajo, especialmente tras la conquista de Toledo en 1085. El principio de que las tierras abandonadas pertenecen al rey vuelve a ser aplicado, pero esta vez no se dejará la repoblación en manos de los nobles o la Iglesia, sino que se crearán amplias circunscripciones territoriales: LAS COMUNIDADES DE VILLA Y TIERRA, ahora la corona concede una extensa superficie a una determinada villa, que ya había existido en épocas anteriores, a la que se encargaba de organizar y poblar ese territorio. El rey interviene directamente en los primeros momentos mediante un delegado real, encargado de dar el primer paso organizativo amojonando el territorio y poblando la villa elegida como cabeza (Peñafiel, Portillo, Coca, Íscar o Cuéllar), en ella se construye un castillo o una fortaleza y una muralla alrededor de la población, será la villa quien dirija el nacimiento de las aldeas.

5


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

La villa establecía las condiciones que regulaban el asentamiento de los nuevos colonos y ejercía un control efectivo sobre la totalidad del espacio que se encontraba bajo su jurisdicción. Pueden distinguirse dos elementos perfectamente diferenciados y de desigual peso dentro de estas comunidades: por un lado las villas, que habían controlado el asentamiento humano y que tenían numerosas y variadas capacidades de decisión sobre el territorio de su jurisdicción; por otro lado la Tierra, llamada también alfoz o término, que era el territorio subordinado a la villa. La Tierra estaba a su vez dividida en varias circunscripciones administrativas, en el caso de la nuestra se llamaban sexmos, que englobaban las aldeas y cada uno de los cuales contaba con un representante propio ante el concejo villano, aunque en nuestro caso sólo había un procurador por la Tierra en el regimiento, o para ser más exactos “el concejo, justicia, regidores y procuradores”, que era la fórmula habitual. Las Comunidades de Villa y Tierra dependían directamente del rey y eran jurídicamente iguales, las comunidades de Cuéllar, Peñafiel, Íscar, Coca, Portillo… estaban en pie de igualdad con las de Ávila o Segovia, pese a duplicarlas e incluso triplicarlas en su extensión; a sus pobladores se les concedían privilegios y libertades que no tenían en sus lugares de origen al norte del Duero que les diferenciará del resto de España y de Europa, son hombres libres, no están sometidos a ningún señor y son envidiados por ello. Mientras al norte el proceso de señorialización (feudalismo) englobará a la mitad de las aldeas, al sur el avance señorial es frenado casi totalmente por la mayor capacidad de resistencia de estos pobladores, capaces de defender sus “privilegios, fueros y libertades” con uñas y dientes, las comunidades contribuyeron poderosamente a contener la invasión de los almorávides y a mantener en pie de guerra a los cristianos frente al Islam, la Reconquista. Era una lucha por la existencia y por conservar lo que les pertenecía: ellos habían aceptado ir a un territorio desconocido lleno de peligros, sin casas, sin calles, sin iglesias… sin nada, a veces hasta sin un refugio natural donde poder guarecerse de las inclemencias del tiempo, ante la promesa de una vida mejor para ellos y sus familias, lógico es que también estuvieran dispuestos a defender lo que habían conseguido. Si en la Europa feudal “el aire de las ciudades a los hombres hace libres”, en la España feudal y reconquistadora, la repoblación y las comunidades de Villa y Tierra hacían libres a quienes tenían el suficiente valor o la suficiente desesperación para cambiar de aires. Claudio Sánchez Albornoz lo expresó mejor que yo: “las gentes abandonaron sus antiguos solares en busca de libertad y fortuna, pero jugándose la vida en el envite; en los repobladores de primera hora se unían por tanto la inquietud aventurera y la hombría corajuda; la 6


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

repoblación hizo en las llanuras del Duero un islote de hombres libres en la Europa feudal y los nuevos avances colonizadores afirmaron esa comunal libertad… los repobladores hubieron de improvisarlo todo con extrema urgencia. Podemos imaginarlos alzando de prisa un recinto murado, construyendo templos provisorios, edificando rápidos sus casas, lavando modestos ajuares, abriendo pozos en busca de agua, plantando huertos, sembrando tierras y procurándose ganados. A modo de colmena humana trabajarían sin reposo para iniciar la nueva existencia, alentada por ilusionadas esperanzas, pero llena de peligros”. En el orden político-administrativo solo dependían del rey y gozaban de una amplia autonomía desde el mismo momento de su fundación, elegían sus propias autoridades gubernativas, judiciales, económicas y militares, pues el delegado real no puede intervenir en sus asuntos, ni siquiera en el aspecto militar, las comunidades acudían a la llamada del rey con su propia milicia, bajo la enseña de su concejo y al mando de sus propios capitanes, llamados alféreces. Así veremos a las milicias cuellaranas participar en las campañas de Alfonso VIII, con Fernando III en las conquistas de Jaén y Sevilla, con Alfonso XI en la toma de Algeciras, con Fernando de Antequera en la conquista de Antequera, con Beltrán de la Cueva en la batalla de Olmedo y en las sucesivas campañas que acabaron con la toma de Granada.

La segunda repoblación de Cuéllar tuvo lugar bajo el reinado de Alfonso VI, rey de Castilla y de León, entre los años 1076 y 1085, más probable es la primera fecha, pues en 1093, los hermanos Diego y Fernando Veilaz, venden a Santa María la Mayor de Valladolid una divisa heredada de sus padres y abuelos en Torre de don Velasco, por encima del río Cega, en el territorio de Cuéllar, en toda su integridad, tanto lo poblado como lo que está por poblar, si ellos la habían heredado de sus abuelos cabe suponer que los primeros intentos repobladores de la zona serían anteriores a 1085, e incluso anteriores a 1076.

7


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

El repoblador de Cuéllar y su tierra debió ser el conde Pedro Ansúrez, quien con su esposa, la condesa Eilo, en el testamento otorgado en 1095, dotan a la iglesia de Santa María de Valladolid con numerosos beneficios, entre ellos varios situados en Cuéllar y su tierra. En 1111 la reina doña Urraca dona la aldea de Santibáñez de Valcorba a la iglesia de Santa María de Valladolid, no sabemos si esta aldea pertenecía al alfoz cuellarano y se integró después en él, ni siquiera sabemos si en esa fecha tan temprana estaba constituida la comunidad; la primera noticia que tenemos de ella y también de la Armedilla data de 1147, cuando otorga al abad de Sacramenia ciertos terrenos en torno a la Armedilla y procede a su amojonamiento: “… voluntate spontanea nemine cogente, per Dei amorem per nostrum parentumque nostrorum salutem concedimos lucum illum sante marie de armediella domino Raimundo eusdem loci abbat que etiam ests abs sante marie et santi Joannis de Sacramenia ceterisque fratribus in eodem loco sub ordine santi Benediicti in porterum mansuris et modo manentibus…” (Con absoluta libertad y sin coacción de nadie, por amor de Dios y para salvación propia y de nuestros mayores, donamos el lugar de Santa María de la Armedilla a don Raimundo, su abad, que también lo es de Santa María y San Juan de Sacramenia y a los demás hermanos acogidos y que han de pertenecer a la orden de San Benito de este lugar). La extensión total del alfoz se completaría en 1184 con la compra del señorío de Perosillo al rey Alfonso VIII, en total 1203 Km2. El vínculo entre la villa y la tierra lo mantienen las conveniencias económicas de aprovechamientos comunes de pasto y bienes, este vínculo aún hoy se mantiene, la nuestra es la única Comunidad de Villa y Tierra que ha sobrevivido desde su creación hasta la actualidad. Su estructura era muy simple: la villa y sus arrabales que, alejados de la villa, no adquieren condición jurídica de aldeas (Torregutiérrez y Escarabajosa), los barrios extramuros: El Salvador, San Andrés, Santo Tomé, La Cuesta y la tierra, alfoz o término, donde se encuadran las aldeas. La villa se halla dividida en parroquias o colaciones y la tierra en sexmos. Las parroquias que se reseñan dentro de la villa en el elenco de préstamos segovianos de 1247 son 18: SAN ANDRÉS, SAN BARTOLOMÉ, SAN CRISTÓBAL, SANTO DOMINGO, SAN ESTEBAN, SAN GIL, SAN JUAN, SANTA MARÍA, SANTA MARINA, SAN MARTÍN, SAN MIGUEL, SAN NICOLÁS, SAN PEDRO, SAN SALVADOR, SAN SEBASTIÁN, SANTA TRINIDAD, SANTIAGO Y SANTO TOMÉ. Los sexmos eran 6: SEXMO DE CUELLAR: Compuesto por la villa de Cuéllar y sus arrabales Torregutiérrez, Escarabajosa, junto con los despoblados siguientes: Pociague y San Cristóbal del Henar, Sexmo de Montemayor, 8


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

Sexmo de Valcorba, Sexmo de Hontalbilla, Sexmo de Navalmanzano y Sexmo de La Mata. El sexmo agrupaba una serie de aldeas y era fundamentalmente un instrumento de equilibrio político, fiscal, económico, patrimonial y representativo, representa ante la villa sus intereses mediante el sexmero cuyas funciones eran principalmente la denuncia de los delitos y excesos de los adelantados guardas y ejecutores y pedir la reparación de agravios y daños hechos a su sexmo.

La Armedilla Tanto la villa como la tierra compartían no solo propiedades, intereses económicos, aprovechamientos comunes… también la devoción a la imagen aparecida en una cueva en un lugar cercano a los términos comunes con la Comunidad de Peñafiel, Nuestra Señora de la Armedilla, para venerar a la milagrera o milagrosa imagen, nuestros antepasados medievales construyeron una ermita, a ella se acudía para pedir agua cuando había sequía, sol cuando llovía demasiado, calor cuando se prolongaban las heladas, salud cuando había enfermedades y la destrucción del enemigo cuando había guerra; puede decirse que fue la Patrona de Cuéllar y sus aldeas, pero hasta en cuestiones de religión las modas cambian y a finales del XVIII fue decayendo su “popularidad”, al tiempo que otra Virgen veía crecer la suya, Santa María de El Henar. Curiosamente sus leyendas coinciden en casi todos los puntos. En ambos casos, la leyenda pretende asegurar la antigüedad del solar donde se veneran y coinciden en el hallazgo casual de una imagen de la Virgen, en el caso de la Armedilla en el interior de una cueva, en el de El Henar en una fuente, la una iluminada por una lamparilla y la otra por un cirio, las dos se dice que fueron escondidas para salvarlas de las incursiones musulmanas y, curiosamente, ambas descubiertas o aparecidas a un pastor, el chiste, desde luego, es fácil: la Virgen siempre se aparece a niños o a pastores, o como en el caso de Fátima a niños que eran pastores. (Algunas versiones chulescas y con un poco de mala idea sustituyen niño por tonto). De cualquier modo ninguna de las dos leyendas es muy original, historias semejantes 9


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

se repiten en un alto porcentaje de las devociones marianas. En el caso de La Armedilla estamos ante un arquetípico ejemplo de cristianización de un espacio rupestre con posibles antecedentes paganos. La imagen de la Virgen, una talla románica del siglo XII, pronto adquirió fama de milagrosa y la cueva se convirtió en un popular destino de peregrinos. Tal era la afluencia de devotos que el concejo de la villa de Cuéllar hubo de dotar al lugar de algunas construcciones para albergar a los cofrades que allí se establecieron y a los peregrinos que acudían a venerar la imagen de la Virgen. Por las características estilísticas de la talla románica, parece indicar que este proceso de conversión de la cueva en un centro de devoción popular de un amplio territorio pudo tener lugar durante la primera mitad del siglo XII. Nosotros podemos hacer muchas suposiciones, por ejemplo: que durante la aceifa de Almanzor que destruyó Cuéllar alguien escondiera la imagen, o tal vez durante la primera incursión almogárave a finales del siglo XI o principios del XII, que alguno de esos primeros repobladores que venían del norte se hubiera traído la imagen y la hubiera escondido, incluso que los posibles habitantes que quedasen en la zona después del año 977 la hubieran estado venerando hasta que el territorio se volvió a repoblar, cualquiera de las hipótesis que a ustedes o a mí se nos ocurran tendrá tanta validez como la leyenda. Veamos la descripción que hace Joseph Sigüenza, en su “Historia de la orden de San Jerónimo”, escrita en 1600, sobre la Armedilla: “En el obispado de Segovia, tres leguas de la villa de Cuéllar, en donde parte términos con la villa de Peñafiel, está agora un convento desta religión (San Jerónimo), llamado Nuestra Señora de la Armedilla, puesto a la ladera de una cuesta que mira al cierzo, sitio harto desacomodado, frío, sin sol, perseguido de aquel viento riguroso…una cueva grande, cavada en la misma peña viva, en forma de capilla muy honda, que con la oscuridad pone un santo temor y reverencia en el alma… Aquí se halló una imagen de bulto, de Nuestra Señora, muy devota y antigua, parecida mucho en la obra a la de Guadalupe, que arguye ser del mismo tiempo, si no es imitada. Quién la trujo allá, cuándo se puso, quién labró la capilla, todo está sepultado en el olvido. Los de la villa de Cuéllar, que son vecinos, viendo el mucho concurso de gentes que allí acudía y lo que la santa imagen era respetada por las muchas maravillas que el Señor obraba en ella, como pueblo rico y noble, edificaron unos aposentos de buena proporción y traza para que los que iban a visitan la Santa imagen tuviesen donde guarecerse, ofrecían allí los devotos muchas limosnas” Además contamos con un documento del siglo XVI en el que se menciona “una hermita en la qual estaba una imagen de Nuestra Señora y la hermita e imagen según parece por escripturas antiguas a mas de quatroçientos años que están hechas. En esta hermita la madre de Dios por ser servida y estar allí aquella su imagen a hecho muchos milagros y en toda esta to[ ]a en mucha veneraçion y se tiene mucha deboçion y concurren a 10


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

ella con sus necesidades muchas gentes de la misma comarca” Siempre se ha dado por sentado que los monjes de Sacramenia habían construido un monasterio, sin embargo, son muchos los indicios que determinan que el Císter jamás estableció allí casa alguna. No hay ninguna mención en los archivos de Poblet a Santa María de la Armedilla, ni siquiera en los papeles asociados al monasterio de Sacramenia, entre la abundante documentación medieval relativa a la historia de Cuéllar tampoco se ha encontrado dato alguno que acredite la presencia de los cistercienses en la Armedilla, su presencia se supone por el documento de 1147. Francisco Antón, que en la década de 1920, tomó fotografías de los restos del monasterio interpretó las ruinas como arquitectura cisterciense, asegurando que fueron los monjes de Sacramenia los que edificaron un primer monasterio, sobre el que se realizaron a partir del siglo XVI importantes obras que hicieron desaparecer prácticamente las estructuras originales; pero un completo estudio documental depositado en la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León (SERCAM S.C. Estudio Documental del Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla. Cogeces del Monte, Valladolid. Informe inédito depositado en la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León. 2007), demuestra que la Armedilla debió tener sus orígenes a los pocos años de la llegada de los jerónimos en 1402. El estilo gótico de las arquerías arcaizantes coincide con los comienzos del siglo XV, si a ello sumamos el vacío documental de esa supuesta fase cisterciense, podemos concluir que la presencia de los monjes bernardos quizá se redujo a la explotación económica del lugar a través de una granja, con el aprovechamiento de los pastos o de las estructuras agrarias o, incluso, una posible administración de la ermita y sus instalaciones en sustitución de los vecinos de Cuéllar. El complejo de La Armedilla retornó a manos de los cuellaranos, que eran quienes ostentaban su administración a la llegada de los jerónimos y la “gobernaban como suya. Encargaban la iglesia a algún ermitaño o santero para que tuviese cuenta de limpiarla y encender la lámpara” (Sigüenza) La devoción de los cuellaranos está documentada a principios del siglo XIV, así lo vemos en las siguientes notas copiadas en un documento de 1489: Era de mill e tresientos e çinquenta e un años [1313] el día de felipi jacobi fueron a Santa maría del armedilla a procesión por la sequía que fazia muy grande e prometió el consejo de Cuéllar de yr allá cada año a santa maría e de levar cada uno su ofrenda e non lo conplieron fasta que vino otro 11


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

muy grande seca. Era de mil e trezientos e çinquenta e nueve años [1321] fue el consejo de Cuéllar a santa maría del armedilla con la procesión por la grande seca que fasia e allá yda el crucifixo de Santiago enpeço a sudar e caer gotas de agua del costado e sacaron la majestad de santa maría e parose de dos colores a nuestro señor ihesu cristo con su gloriosa madre llovió el miércoles y el jueves esto fue a veynte e seys días de mayo De la promesa a quando la cumplieron pasaron ocho años Fallo que ha ciento e sesenta e cinco años este año en que estamos que se prometió. Escribiose esta memoria en este privillejo a diez e siete días del mes de febrero año del nasçimiento del nuestro salvador ihesu xto de mil e quatroçientos e ochenta e nueve años e fizolo escribir Gil Sanches, regidor.

Fernando de Antequera y los jerónimos Juan I, el segundo rey de la dinastía Trastamara, en su testamento dejaba la villa y su tierra a su segundo hijo varón, Fernando, los cuellaranos pidieron a su sucesor, Enrique III, que no lo cumpliera y que fuera devuelta a la Corona, sin embargo el nuevo rey se la entregó a su hermano con la condición de que no “cambiase, vendiese o donase” ninguna de sus aldeas y lugares, guardase y confirmase sus privilegios, franquezas y libertades. Será don Fernando de Antequera, infante de Castilla y rey de Aragón, quien traiga a los jerónimos a la Armedilla, en palabras de un documento del siglo XVI “el ynfante don Fernando por la devoción a esta imagen y hermita y horden en el año de mil e quatrocientos e dos años hiço la dar a la dicha orden y dio cinco mil y quinientos maravedís de rrenta para que se hiçiese en ella y en el sitio y tierras della un monasterio”. En 1401 los jerónimos parecen estar presentes en la Armedilla, por lo menos así se deduce en un deslinde en el que se mencionan las tierras que poseía en el valle de Vadillana (Valdecascón), ese mismo año don Fernando les concede cinco excusados2, que 2

Alguien que por privilegio está libre de pagar tributos. Tributario que se excusaba de pagar al rey o señor y debía contribuir a la persona o comunidad a cuyo favor se había concedido el privilegio; también el labrador que en cada parroquia elegía el rey u otro privilegiado para que le pagase los diezmos.

12


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

liberaban al lugar de cargas fiscales porque: “es iglesia muy devota, en la cual iglesia y hermita de Nuestra Señora, Jesucristo por ruego de la gloriosa señora, su madre, ha mostrado y muestra muchos milagros, e yo habiendo devoción a la gloriosa Santa María, porque ella sea abogada de todos mis fechos, otorgo dichos privilegios”; en 1405 les concederá tres excusados más. En 1402 “convence” a los de Cuéllar para que cedan a los jerónimos la ermita y las instalaciones que allí había para fundar un monasterio, pide a los frailes de La Mejorada de Olmedo que den licencia y manden algunos frailes para fundarlo, a la vez que solicitaba al Papa el permiso para la fundación del mismo, el prior de La Mejorada envió cinco frailes y cinco donados3. Benedicto XIII confirmaría su construcción en 1405. El padre Sigüenza relataba así su llegada: “Lo que hay muy cierto es que el año de 1402 el buen infante don Fernando, que como se ha dicho fue rey de Aragón, siendo señor de la villa de Cuéllar procuró con buen término, atrayendo con blandura a los cofrades de la iglesia de Nuestra Señora de la Armedilla, que la diesen a la Orden de San Jerónimo, certificándoles que estaría bien empleada y mejor servida por el cuidado y reverencia con que esta orden trataba estos lugares santos, trayéndoles algunos ejemplos de cosas que él sabía, por tener tanta noticia de todas las de esta religión. Inclinólos fácilmente a ellos por la voluntad que le conocieron y por el amor que le tenían como a tan buen príncipe y señor… No se detuvo mucho la ejecución del negocio, porque el devoto infante, que habían pocos años antes dado la ermita de Nuestra Señora de la Mejorada a la orden, mandó que de aquella casa fuesen religiosos a tomar la posesión, como se ve en una escritura que el prior y convento de la Mejorada dieron con sus firmas a Fr. Pascual de Pineda para que fuese, como vicario, con otros cinco religiosos a la iglesia o ermita de Nuestra Señora de Armedilla. Y los cofrades, en nombre de los vecinos de Cuéllar, los pusieron en la posesión, entregándoles la imagen y la casa con todas sus heredades, términos y posesiones que le pertenecían y las joyas y muebles de toda la iglesia, como se ve en el inventario. No contento con esto, el infante procuró también con el Papa Benedicto XIII que la ermita se levantase en monasterio y no tuviese dependencia de otra parte. Otorgólo el Papa, dando para ello su breve el año de 1405” Los monjes jerónimos se hicieron entonces cargo de “los libros e dos caliçes e una cruz e un ençensario en que podría aver en todo fasta diez e seys marcos de

3

Persona que, previas fórmulas rituales ha entrado por sirviente en una orden religiosa y asiste a ella con cierta especie de hábito religioso pero sin hacer profesión. También el que mediante una ceremonia ritual, pero sin apartarse del mundo, se da a sí mismo en posesión de algún monasterio, ya por devoción o por conseguir gracias espirituales y ciertos privilegios para amparo de su persona y sus bienes.

13


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

plata4, e otros y dos campanas y vestimentos e otros ornamentos segund la dicha hermita los tenia.”

Los jerónimos Hemos de hacer un breve inciso para hablar de los jerónimos, quienes marcarán la historia de la Armedilla hasta su desaparición en el primer tercio del siglo XIX. A las grandes órdenes monásticas benedictina y cisterciense, sucedieron durante el siglo XIII las mendicantes de franciscanos y dominicos, frailes que abandonan la paz del claustro para entregarse a la labor del apostolado. La extremada pobreza, debida a la caída del valor de las rentas de la tierra, que impedía la vida en común, los abusos cometidos por los abades comendatarios, amén de otras razones habían sumido a las antaño poderosas abadías en un preocupante estado de relajación moral. Fray Justo Pérez de Urbel, dice: “En todas partes deudas, debidas a la vida mundana de los abades, a su debilidad, a su notoria incapacidad, a su desacertada administración, libre de toda inspección superior, y a las dilapidaciones que hacían por favorecer a sus familias. En los súbditos, un gran olvido de la disciplina: pecan contra el voto de pobreza, poseen rentas particulares, duermen fuera del dormitorio común, buscan empleos para eximirse de la autoridad abacial, frecuentan las plazas y viven en las cortes, y contra lo preceptuado por el concilio de Letrán habitan solos en las parroquias y obediencias”. El mal que se había iniciado ya en el siglo XIII, alcanzó durante el siglo XIV un punto crítico, los hombres llamados por Dios preferían buscarle no en el claustro, sino en la soledad, resurge así con gran vigor el impulso eremítico siempre recurrente en la historia de la iglesia. Hombres que individual o colectivamente se retiran al desierto; a los parajes más aislados e inaccesibles. Cuevas y casillas, les sirven de abrigo y una humilde ermita de lugar de 4

El marco de plata en Castilla pesaba 230, 0465 gr., lo que haría un total de 3 kilos, 680 gramos y 744 miligramos

14


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

rezo. Tienen que enfrentarse al recelo de los prelados de los lugares donde estos hombres se habían retirado del mundo y a las acusaciones que las órdenes religiosas vertían sobre ellos llamándolos herejes, algunos decidieron sustituir la ermita por el cenobio y acogerse al patronato de San Jerónimo. Los fundadores de la orden fueron FERNANDO YÁNEZ FIGUEROA, nacido en Cáceres, hijo de un oficial de la cámara de Alfonso XI. Educado en la corte junto al futuro rey, se hizo eclesiástico y fue capellán de la Capilla de los Reyes Viejos de la catedral de Toledo. PEDRO FERNÁNDEZ PECHA, hijo de un camarero5 de la corte de Alfonso XI; llegó a desempeñar cargos de responsabilidad durante los reinados de Alfonso XI, Pedro I y comienzos del de Enrique II. Se casó y tuvo 4 hijos. La muerte de su esposa y de una de sus hijas pudo haber influido en su decisión de retirarse del mundo . Cuando deciden fundar la nueva orden fueron comisionados para solicitar el permiso pontificio Pedro Fernández Pecha y Pedro Román, se encaminaron a Avignon. En 1374 en la bula “SANE PETITIO”, que puede considerarse el documento fundacional de la nueva orden, el Papa concedía licencia “a los queridos Fernando Yáñez de Cáceres, presbítero, Pedro de Guadalajara, Fernando de Fuensalida, Juan de San Felices, Alfonso de Jaén y Fernando de Fontana, laicos, ermitaños de la diócesis de Toledo entre otras cosas, para fundar cuatro monasterios o lugares conventuales, cada uno de ellos, a saber, con iglesia, cementerio y humilde campanario y una campana, con claustro y las oficinas necesarias en lugares para ello acomodados y honestos” 1415 es la fecha trascendental para la orden ya que en ese año, el día 26 de julio, tuvo lugar en la capilla de San Martín, del monasterio de Santa María de Guadalupe, y por expresa voluntad del pontífice, el primer Capítulo General, en que se unificaron los monasterios castellanos y valencianos, se dictaron normas comunes y quedó constituida en orden exenta y centralizada. A él acudieron representantes de todos los monasterios, cuyos nombres y los de sus casas se registraron en el primero de los libros capitulares, según el siguiente orden: San Bartolomé de Lupiana (Guadalajara), Nuestra Señora de Sisla (Toledo), San Jerónimo de Guisando (Ávila), San Jerónimo del Valle de Hebrón (Barcelona), Santa Catalina de Talavera (Toledo), San Blas de Villaviciosa (Guadalajara), San Jerónimo de Espeja (Soria), Nuestra Señora de la 5

Oficial palatino encargado de la dirección de los servicios de la cámara regia, el lecho real y los vestidos del monarca.

15


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

Armedilla (Valladolid), San Jerónimo de Montamarta (Zamora), Nuestra Señora de la Murta (Alcita), la Trinidad de Miramar (Mallorca), San Jerónimo de Valparaíso (Córdoba), Santa María de Villavieja, San Jerónimo de Yuste (Cáceres), Santa Catalina de Badaya (Álava), Santa Catalina de Montecorban (Santander), Nuestra Señora de Fresdelval (Burgos), Santa Marina de don Ponce (Santander) y San Jerónimo de Monte Olivete (Barcelona) En el capítulo se decretó que el orden de los asientos fuese en adelante por la antigüedad de las casas, por Santa María de la Armedilla acudieron el prior fray Tomás y el procurador fray Pedro de Roa y les correspondió el lugar nº 15. En estos momentos iniciales, surgen algunas incógnitas como es la existencia y localización de un primer templo que daría servicio a la comunidad hasta la construcción de la nueva iglesia. El prior de La Armedilla, fray Fernando, hizo que la bula de construcción del monasterio independiente, otorgada por Benedicto XIII, se leyera en Cuéllar el 4 de noviembre de 1405, ante el notario público Juan Rodríguez, en ella el Papa resaltaba que los frailes habían vivido honestamente (cuando lo dice debía ser algo raro en la época), otorgó además otras bulas a favor de este monasterio, en una de ellas daba potestad al prior para absolver de la condena de excomunión a los religiosos, comensales6, etc. A comienzos de 1402, aprovechando la titularidad única de don Fernando sobre los señoríos de Cuéllar y Peñafiel, se intentó poner fin a un viejo problema de límites entre ambas tierras que había ocasionado no pocas contrariedades, en especial en lo relativo a la demarcación de los predios de aprovechamiento conjunto. Vemos como a la llegada de los jerónimos la cuestión territorial de las dos comunidades fronterizas estaba de plena actualidad, con la problemática añadida de un intensivo aprovechamiento pecuario que se veía amenazado por una incipiente agricultura. Es, sin duda, en este marco de cierta reorganización, o más bien de poner orden en un viejo problema de límites, en el que hay que situar la cesión del lugar de La Armedilla a los jerónimos para la instalación de una nueva casa y la integración del espacio en la comunidad de Cuéllar, debido quizás a unas preferencias territoriales que se nos escapan. Entre el 5 de enero y el 17 de febrero de 1402, el juez Sancho Ferrández, de Medina del Campo, por orden del infante Fernando reúne a los representantes de ambas comunidades para señalar los términos, rayas y mojones que delimitasen los términos de los concejos de Cuéllar y Peñafiel, así como las tierras comunales. A continuación podemos ver las referencias a la Armedilla en este apeo: 6

Eclesiásticos que estaban al servicio de los prelados (superior eclesiástico constituido en una de las dignidades de la Iglesia como abad, obispo, arzobispo, etc. También superior de un convento o comunidad eclesiástica). Persona que vive a la mesa y expensas de otra, en cuya casa habita como familiar o dependiente. Cada una de las personas que comen en una misma mesa.

16


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

“E luego el dicho juez fue adelante por el dicho llano cerca del Sardal, e fizo fazer otro mojón que está cerca del camino del Armediella, a mano esquerda, commo va omne de Langayo al Armediella. E la parte de Peñafiel consentió e la parte de Cuéllar apelló” “E luego fue adelante el dicho juez, por somo de los çerrales del dicho llano, por la parte de contra Coxeces, sobre la dicha Vallyllana e fizo fazer otro mojón en un rostro de una cuesta, en somo del dicho çerral contra el Armidiella” “E luego el dicho juez tornó de la otra parte del dicho Vallejo de la Granja contra el Armidiella, por los somos, a mano esquierda; e fizo fazer otro mojón en el dicho pico, en pos de los cañamares, ençima de los dichos çerrales” “Otrosy fue adelante con las dichas partes, e fizo fazer otro mojón ençima del somo del çerral, sobre el Vallejo que desçiende de Santa María del Armidiella, por ençima en derecho de la calera que está cerca del fito de piedra que está en el sendero que va de la dicha Santa María a Val de Palaçuelos, al rostro de una cuesta que está frontera, por çima de los huertos de la dicha iglesia del Armediella; e fizo fazer otro mojón en somo del dicho rostro del dicho çerral, que diexeron que avía nombre el Vallejo de la Viña. E dixo que lo pronunciava por raya, en tal manera que la dicha iglesia e hermita e granja de Santa María del Armediella quedara fuera de los dichos comunes, en término de la dicha Cuéllar” “E otra majada al poyato de la cueva e Vallillana, e otra majada que es a Val de Palazuelos, en par del Armediella, e otra majada que es amajada vieja, fondón del Armediella”

Juan de Navarra y Álvaro de Luna Juan de Navarra hereda la villa de Cuéllar en 1416, a la muerte de su padre, Fernando de Antequera. Por dos veces será su señor, pues en dos ocasiones su primo Juan II rey de Castilla le confiscará sus propiedades. En octubre de 1441 Cuéllar le presenta una reclamación para que no venda al mariscal Iñigo de Stúñiga los lugares de Montemayor, El Caño, Santiago de Arroyo y Santibáñez de Valcorba, tal y como se había comprometido a hacer en 1416, siendo Juan como era no les hizo ningún caso siguió con la venta. Costó tiempo pero finalmente estos lugares fueron reintegrados a nuestra comunidad de villa y tierra. El monasterio tuvo diferencias sobre los pastos y prados del valle de Vallylana (o Vadillana) con Cuéllar, Cogeces del Monte y Bahabón y el rey de Navarra, don Juan, delegó en Fernando de Sandoval, mayordomo y juez, para que decidiera, como así lo hizo, pronunciando sentencia y fijando los mojones en 1442. 17


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

D. Álvaro de Luna, valido de Juan II, será señor de Cuéllar por dos veces de 1433 a 1439 y de 1444 a 1453, según las cambiantes circunstancias políticas castellanas, fue ejecutado en Valladolid en 1453, había confiado parte de su fortuna a la custodia segura de los monjes de la Armedilla, cuando se produjo la confiscación inmediata de sus bienes, decretada por Juan II, encontró que había depositado en el monasterio más de 9.000 doblas de oro. Del tiempo en que fue señor de Cuéllar conservamos la Torre del Homenaje del castillo, sede ahora del Archivo de la Casa Ducal de Alburquerque y del Archivo Histórico de Cuéllar. Además tenemos constancia de la presencia de algunos monarcas en el convento, Juan II de Castilla el 30 de octubre de 1444, estando en él, nombró a su hijo Enrique señor de la ciudad de Úbeda. En 1455 Enrique IV se reunió en La Armedilla con sus consejeros, entre ellos Miguel Lucas de Iranzo, para que le asesorasen en el momento en que estaba concertando su matrimonio con Juana de Portugal. Tras la ejecución de Álvaro de Luna, Juan II entrega la villa de Cuéllar a su hija Isabel y en su testamento ordena que tenga la villa hasta que le fueran entregadas 200.000 doblas de la banda para su dote y casamiento y una vez entregadas devolviese la villa a la corona, Enrique IV se la cambia por Trujillo y se la entrega el 24 de diciembre de 1464 a D. Beltrán de la Cueva.

D. Beltrán de la Cueva y la casa ducal de Alburquerque D. Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque, conde de Ledesma, conde de Huelma, señor de Cuéllar y de Mombeltrán, etc., etc. su nombre irá indisolublemente unido a los de Enrique IV, Juan Pacheco y Juana la Beltraneja. No es este el momento de contar la novelesca historia de este hombre, lo que en esta ocasión nos interesa es su relación con la Armedilla y les aseguro que fue muy intensa desde el momento en que le fue concedido el señorío de Cuéllar. No es casual la predilección que mostró sobre este monasterio, a mi humilde entender por 3 razones diferentes. Una porque, desde tiempo inmemorial, 18


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

Cuéllar y sus aldeas habían elegido a Nuestra Señora de la Armedilla como su abogada y patrona en este mundo y él, siendo su señor, debía ser el primero en venerarla; otra porque había emparentado con los Mendoza, una de las hermanas de Pedro Fernández Pecha, fundador de los jerónimos estaba casada con un Mendoza y desde entonces la familia estuvo muy relacionada con la orden, su mujer era Mencía de Mendoza, nieta del marqués de Santillana, hija del duque del Infantado y sobrina del cardenal don Pedro de Mendoza y por último y, quizás menos importante, por emular a su enemigo Juan Pacheco, marqués de Villena, protector y benefactor de otro monasterio jerónimo, Santa María del Parral. En el complejo de la Armedilla construyó unas dependencias palaciegas donde reposar cuando los vaivenes de su rey le obligaban a alejarse de la corte. En 1476, su primera esposa, Mencía de Mendoza, fallece, estas son algunas de las disposiciones para su entierro. De los gastos del entierro se encargó don Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque, con acuerdo del padre fray Juan de Langayo, vicario de Santa María de la Armedilla, confesor de la duquesa y que fue testamentario junto con el duque. Doña Mencía pidió ser enterrada en el monasterio de San Francisco de Cuéllar, fray Juan de Langayo informaría al duque de lo que sería necesario hacer por el alma de la duquesa, el duque dispuso (entre otras cosas) que el día del entierro acudiesen a la vigilia los frailes del monasterio de la Armedilla, los de Sacramenia, lo de Santa María de Contodo y dos del monasterio de la Magdalena, de la orden de la Trinidad, a todos ellos debía entregarse lo que necesitasen se les proveería de vino, carne y pescado. En el monasterio de Santa María de la Armedilla deberían decirse dos treintenarios7 cantados. A este monasterio se le entregarían 390.000 maravedís de ciertas misas y sacrificios que el vicario de dicho monasterio había mandado hacer por la duquesa. El 4 de agosto de 1484, estando en el monasterio de la Armedilla, procede a hacer un nuevo reparto de su patrimonio, entre otras cosas D. Beltrán dispone que Francisco Fernández de la Cueva tenga a su cargo el pago de 120 fanegas de trigo a los frailes del monasterio de Santa María de la Armedilla y especificó que a su muerte fueran entregados, al monasterio de la Armedilla 12 marcos de plata para que se hiciesen cálices con sus armas. 7

30 misas no consecutivas

19


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

Estando también allí en 1489, Beltrán de la Cueva y su tercera mujer, María de Velasco, donan al monasterio de Santa María de la Armedilla, seis mil maravedís anuales, situados en los que ellos poseían en la en la martiniega (Tributo o contribución que se debía pagar el día de San Martín)8 de la villa de Cuéllar, para que dicho monasterio los poseyera junto a los 8.000 que tenía situados anualmente en dicha martiniega por privilegios de Fernando de Antequera y su hijo Juan de Navarra. Este documento empieza con la invocación a Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, a la Virgen María y a toda la corte celestial y sigue: “segund doctrina del Santo Evangelio, todas las criaturas mortales que son enviadas en destierro a este valle de lágrimas, con constituydas mayordomos e despenseros de los bienes temporales de fortuna para con ellos, como buenos negociadores e factores del señor, ayan de ganar los eternales e que siempre han de durar. E aquellas personas que, errada la negociación, no acrecentaron los bienes que les fueron encomendados del Señor, fueron reprobados e alanzados de aquello que avian seydo puestos por mayordomos e despenseros, con mucha vergüenza; e aver espender de buenos usos e piadosas consideraciones los tales bienes temporales mucho nos convida la Sancta Yglesia, la qual queriéndonos mostrar de que manera e forma pudiésemos dar mejor cuenta hallándonos perdidos en este mar amargoso después que reçebimos el agua del Espíritu Sancto, commo quien navega en barca sin remos, nos quiso de mostrar un reino con que seguramente podiessemos venir al puerto de la salvación que es la limosna. Pues si esta es tan poderosa que por sí sola después del bautismo nos puede traer a puerto de salud, cosa muy neçessaria es al descargo de nuestra cuenta usar de tal manera en los bienes temporales que en este mundo nos han seydo encomendados que por ellos podamos venir a usar e fruir (gozar del bien que se ha deseado) de los perpetuos eternales”. D. Beltrán de la Cueva y María de Velasco, su tercera mujer “ambos a dos juntamente, deseando dar cuenta a nuestro señor Ihesu Cristo de los bienes temporales que por su infinita clemençia en este mundo nos quiso encomendar, e por que podamos dezir mas seguramente el día que nos fuere demandado que de tal manera usamos dellos que non perdimos los eternales; por descargo de nuestras conçiençias e del anima del señor rrey don Enrrique… e de las animas de nuestros antepassados de quien nosotros tenemos cargo, e catando los muchos e continuos sacrifiçios e otras obras meritorias que continuamente se fazen en el monesterio de nuestra señora Sancta María del Armedilla, que es en término de la nuestra villa de Cuéllar, donde nosotros tenemos mucha devoción e por que dichos sacrifiçios sean acresçentados por la presente otorgamos … que fazemos graçia e donaçion … al dicho monesterio del 8

Prestación fija en metálico pagada anualmente por el cultivador de la tierra en reconocimiento de la entrega de la misma por parte del señor o propietario por juro de heredad o en régimen de propiedad. Esta prestación de origen jurídico privado, la variada nomenclatura de esta figura, conocida en términos generales como pecho anual, obedece bien al momento en que era satisfecha: mes de marzo o el día de San Martín

20


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

Armedilla e convento e frayres del … seys mil maravedís en cada un año para siempre jamás, espeçialmente situados e asentados en los maravedís que nosotros tenemos en la martiniega… porque el dicho convento e frayres del dicho monesterio del Armedilla sean obligados perpetuamente de rogar a Dios por nuestras vidas e después que a luengos días Dios nos llevare deste mundo rueguen a Dios en sus oras e sacrifiçios por nuestras ánimas e por el ánima del dicho señor rey don Enrique e por las ánimas de las otras personas nuestros antepasados…”. Eligió este monasterio para esperar la muerte, el 19, día de Jueves Santo otorga su último testamento en él hace la siguiente manda al monasterio: “E quiero e mando que ansi mismo el día de mi enterramiento se de al monasterio de aquí de Nuestra Señora de la Armedilla pitanza9 e de comer y cera para que los padres me digan las misas que aquel día podrán (decir) y que den al dicho monasterio de la Armedilla un hornamento de brocado con mis armas que sea cumplido e diez arrobas 10 (115 Kg.) de cera con que me digan 4 treintenarios de Santo Amador 11 como los ya dichos y las trece misas del Espíritu Santo, e la dicha cera sea para las misas e para alumbrar los santos sacrificios del altar12, e que rueguen al padre prior que las más misas que se me digan en el altar de nuestra señora de la Cueva porque en aquella señora tuve yo siempre mucha debozión, y más repartan por los dichos monasterios (San Francisco de Cuéllar, Santa Clara de Segovia, Rapariegos y la Armedilla) diez arrobas de aceite que ardan en la lámpara ante el Santo Sacramento del Altar porque Dios alumbre mi anima e para en descargo de mis cargos que Dios aya piedad… que es fecho en Nuestra Señora de la Armedilla, jueves de la cena de Nuestro Señor Jesucristo de mil e quatrocientos e noventa e dos años en el mes de abril a diez e nueve días del dicho mes de abril” Don Francisco Fernández de la Cueva, heredero de Don Beltrán, confirmó al monasterio de la Armedilla en 1495 los privilegios que le habían otorgado los monarcas. Su confianza en los frailes del monasterio se demuestra cuando, en 1497, deja en manos de Fray Martín de Cogeces, prior de la Armedilla y juez apostólico, la ejecución de una bula de Alejando VI, que

9

Precio o estipendio que se da por una cosa. También distribución que se hace diariamente de comestibles o de numerario y ración de comida que se distribuye a los que viven en comunidad o a los pobres. Alimento cotidiano. 10

Peso de 11, 502 kg.

11

33 misas seguidas, porque San Amador dijo 30 misas y tres más pidiendo que su madre fuese librada del Purgatorio y Dios se lo concedió 12

Cuando el sacerdote tras la consagración levanta a la vez el cuerpo y la sangre de Cristo

21


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

él mismo había solicitado para parar los pies a los monjes del convento de San Francisco de Cuéllar, que estaban vendiendo y enajenando los objetos que él y su padre habían donado a este monasterio para el culto; el prior armedillense notificó a Fray Francisco de Segura, vicario general, al vicario provincial y al guardián de San Francisco la bula, seguramente dejando caer que vigilaría el cumplimiento de la misma: “por qual quiera ocasión que sea sean sacados o vendidos o enajenados o trocados los orrnamentos que el dicho duque de Alburquerque, don Beltrán de la Cueva, su padre de quien en el dicho registro se haze minçión dio e mandó dar al dicho monesterio de Sant Françisco de la dicha su villa de Cuéllar e él a dado e entiende de dar al dicho monesterio para que con mayor deboçión e más honradamente el culto divino fuese e sea administrado e de aquí adelante pues que con esta yntinçión los dichos orrnamentos asy de paños de oro como de seda y de oro e plata asy en cruzes como en cáliçes como en otras cosas fueron dadas e deputadas al dicho monesterio y su voluntad era que de aquí en adelante en tal manera se usase de los dichos orrnamentos asy de los que tiene dados como de los que quiere e entiende dar y fueron dados por el dicho duque su padre, que el culto devino sea acreçentado en la dicha casa y monesterio y la devoción de los que lo vieren se ahumente … en virtud de santa obediencia e so pena de descomunión que de aquí adelante vos ni alguno de vos ni otro por vuestro mandado vos entremetades ni entremetan a vender ni trocar ni cambiar ni enajenar los dichos orrnamentos cruzes e caliçes ni parte alguna de ellos asy los que agora están de presente como los que por el dicho duque fueren dado de aquí adelante al dicho monesterio ni vos entremetades a los mudar ni poner en otras partes fuera del dicho monesterio salvo que el guardián e frayres que agora son o fueren de aquí adelante en la dicha casa usen de ellos para onrra y enxalçamiento del culto devino como dicho es como a ellos bien visto fuere y quisieren lo qual vos mando por virtud de la dicha avtoridad so la dicha çensura e pena descomunión la qual lo contrario haciendo desde agora para entonces e de entonces para agora fechas o repetidas las canónicas municiones pongo en vos e en qualquier de vos que lo contrario fiziere de la qual sentencia de descomunión quiero que non seays asueltos hasta tanto que sea hecho enmienda al dicho monesterio e al dicho duque…”

También sabemos que, como su padre se refugiaba en el Monasterio de Santa María de la Armedilla, pues allí, en mayo de 1499, firma un acuerdo con el condestable de Castilla. En él realizó importantes obras arquitectónicas, en 1509 la cocina y el refectorio, en 1511 comienza la iglesia que acabó de construirse en 1522.

22


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

Juan Velázquez y Gómez González Pero no solo fueron los señores de Cuéllar los que otorgaron privilegios e hicieron donaciones al monasterio, también hubo cuellaranos muy relacionados con él. Juan Velázquez de Cuéllar fue consejero real de Juan II de Castilla y oidor13 de su Audiencia y uno de los jueces que firmaron la pena de muerte de Álvaro de Luna, abandonó la corte e ingresó como hermano donado en la Armedilla. En 1444 hizo donación al monasterio de una dehesa, del monte de Valcorba, de su hacienda en Cuéllar, Valladolid y La Mata. En 1446 donó todos sus bienes raíces y posesiones y pidió ser enterrado en el monasterio en la sepultura que él había hecho cerca del altar de la Virgen. Fray Gómez González, que en 1431 había profesado como jerónimo en Guadalupe, en los estatutos del Hospital de la Magdalena, ordenaba que se erigiese una cofradía de personas buenas y notables que velaran por los intereses de la institución. Si los cofrades no aceptaban el cometido debían intervenir el arcipreste de la villa con los clérigos y feligreses de San Esteban, con consejo del guardián de San Francisco, el prior de la Armedilla y los cofrades que se prestasen para ello. Estos cofrades, a los que Gómez González había confiado sus instituciones, no dieron buena cuenta de la administración. Las discordias entre ellos, la negligencia y la desidia llevaron consigo el deterioro de sus bienes. Ante esta situación abandona Guadalupe y se traslada al de la Armedilla, tras conseguir un amplio permiso de su prior que le autorizaba para tomar decisiones en todo lo referente al Hospital y Estudio. 1437 insta a los cofrades para que cedan la administración a los monjes de la Armedilla. Así se hizo ante el notario Juan Fernández y fue aceptada por el prior y procurador fray Sancho. El 23 de abril del mismo año en ese monasterio, aclaró algunos puntos respecto a los estatutos. En 1438 los frailes jerónimos de la Armedilla donaron al Hospital un solar que era propiedad que estaba frente a él, pero la distancia les impedía estar cerca de los asuntos y ese mismo año se negaron a continuar en la administración. Gómez González estuvo en él casi un año.

13

Ministro togado que en las audiencias del reino oía y sentenciaba causas y pleitos

23


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

1499

Sin embargo también había problemas entre ellos y la comunidad de villa y tierra, como vemos en un documento de 1499 En el monasterio se reunieron los representantes del concejo de Cuéllar con fray Juan de Losa, procurador de la Armedilla y con los jueces que ambas partes habían elegido como mediadores: el doctor Diego de Palacios y el licenciado de Alva. La reunión tenía por objeto poner término a los debates y contiendas que las dos entidades habían entablado en fechas recientes con motivo de la adquisición por parte del monasterio, no se sabe si por compra o por donación, de un extenso monte y dehesa que estaban situados en Aldealbar y que antes habían pertenecido a un tal Juan Álvarez. Las mencionadas propiedades se situaban en el valle de Valcorba, aguas debajo de Aldealbar, entre las aceñas de Alçapico y Juan Álvarez, en una zona que debía ser importante para el tránsito de los ganados cuellaranos situados en Montemayor y en la propia Aldealbar, y que comunicaba estos lugares con el área de los comunales compartidos con Peñafiel. Las conversaciones se centraron principalmente en algunos temas de importancia para los intereses pecuarios de la villa y la comunidad, entre ellos se indicó el deslinde del monte y de la dehesa, se acordó que se guardara según los mojones que la delimitaban en ese momento, pero además se dispuso poner otros para determinar con mayor exactitud la localización de la raya del monte respecto al límite con la comunidad de Cuéllar en las proximidades de Aldealbar. También se dispusieron penas para quienes entraran al dicho monte y dehesa a rozar, cortar, roturar o cazar; así mismo se prohibió que los ganados entraran en ellos a pastar. A continuación se alude a lo que de verdad debía importar a los representantes de Cuéllar y que debía constituir la cuestión más decisiva de todo el acuerdo: las 24


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

condiciones de paso de los ganados de la comunidad por la nueva propiedad del monasterio en dirección a los baldíos comunales de Cogeces, se indicó que Juan Álvarez había hecho merced tiempo atrás a los concejos de Montemayor y Aldealbar para que pudiesen atravesar cierta parte e la dehesa y del monte sin pena alguna, ambas partes se mostraron dispuestas a seguir manteniendo este derecho, aunque se situaron mojones para delimitar la cañada por la que se autorizaba el paso. Estas ventajas de tránsito, que eran sin duda las que perseguían los representantes de Cuéllar quedaban limitadas temporalmente cuando se realizaba una corta en el pinar, en ese caso los ganados no podrían entrar durante dos años, para favorecer la regeneración del monte. El acuerdo contemplaba también que los ganados de la comunidad debían respetar las tierras sembradas que estaban situadas entre los dos molinos mencionados, en caso contrario incurrirían en las penas estipuladas en las ordenanzas de la comunidad de villa y tierra de 1499, lo que parece ser una aceptación de los derechos jurisdiccionales que Cuéllar tenía sobre esa área, los monjes también indicaban la obligatoriedad que tenía los ganados de respetar los prados situados en las proximidades del arroyo Valcorba. En este caso resulta evidente que el paso a la jurisdicción eclesiástica de una zona estratégica para el tránsito de la cabaña ovina cuellarana constituyó un revés para los intereses ganaderos de nuestra comunidad, cuyos representantes tuvieron mucho interés en negociar para garantizar el tránsito de sus ganados hacia la zona comunal que compartía con Peñafiel.

Apeo de 1500 con Peñafiel El siglo XV termina como empezó, con un apeo realizado en 1500 entre Cuéllar y Peñafiel, con el pertinente permiso de sus señores, don Francisco Fernández de la Cueva, duque de Alburquerque y Juan Téllez Girón, conde de Urueña, señor de Peñafiel. El día 22 de septiembre de 1500, en el mojón de la Rebilla Fruela, término común de las tierras de Cuéllar y Peñafiel, que era el lugar acostumbrado donde “las iusticias e regidores e procuradores de las dichas villas tienen costunbre de se juntar a entender en las cosas tocantes a los términos comunes de amas las dichas villas e a ver e determinar los debates que entre las dichas villas e sus tierras, vecinos e moradores dellas suelen acaescer”, ante los escribanos Fernando Sánchez de Gomiel, escribano público y de los fechos del concejo de Peñafiel y Francisco Álvarez y Juan Velázquez, escribanos públicos y de los fechos el concejo e Cuéllar, reunidos por los problemas que había entre los vecinos de ambas tierras sobre los mojones de los comunes de ambas debido a que en algunos casos no estaban bien hechos, en otros 25


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

por no estar claros o ser pequeños, el resultado era que los ganados de una parte se metían en los comunes de la otra, el resultado era que las justicias de ambas villas requisaban esos ganados y lo que había provocado alborotos entre los habitantes de una y otra, por lo cual habían acordado renovar los mojones y ponerlos de tal forma que no surgiera ninguna duda al respecto, para ello los señores de ambas villas les habían dado su permiso para hacer el apeo, y con las cartas de poder de las villas y tierras de Peñafiel y Cuéllar. Estas son las referencias al monasterio de La Armedilla que aparecen en el apeo. 17 R (al margen: mármol) Adelante al palomar que se dise encima del monesterio de nuestra señora santa maría del armedilla se rrenovo otro moion en el qual se puso un mármol de piedra labra/do alto aguas vertientes en común (Al margen: mármol) Adelante rrenouaron otro moion de baxo en el cerro del armedilla de tierra e piedra el qual se dise el valleio del rroble aguas vertientes e de las peñuelas sarnosillas en el qual se puso un mármol de piedra labrado alto Adelante derecho aguas uertientes fueron a otro moion que se dise valles de la reualeio se rrenovo otro moion de tierra e piedra E después deste dicho día veynte e tres días del mes de setienbre año de myll e quinietos años estando los dichos señores todos juntos el señor gouernador francisco de cabrera e el sennor juan de duero corregidor en la villa de Cuéllar e su tierra e alcaldes e rregidores de las dichas villas de peñafiel e Cuéllar e sus tierras estando cerca del monesterio de nuestra señora santa maría del armedilla de baxo del dicho monesterio cabe el camino todos juntamente vieron una huerta baxo del dicho monasterio que los dichos frayres e conuento del dicho monesterio fisieron e çercaron en el común de las dichas villas e sus tierras sin su licencia e espresso mandado en permiso de las dichas villas e sus tierras por su voluntad del dicho conuento del dicho monesterio dixeron que mandauan e mandaron ansi a vesinos de tierra de Cuéllar como a vesinos de tierra de peñafiel que luego aportillasen la dicha huerta e fagan portillos en ella lo qual ansi luego lo fisieron e aportillaron la dicha huerta E ansi aportillada los dichos señores justicia e rregidores dexaron e dieron la dicha huerta por común de las dichas villas e sus tierras para agora e para siempre jamás sin contradicion ninguna testigos frutos de rrodrigo el moço e juan de pero martin vesinos de coxeses e pero toribio vesinos del dicho lugar de coxeses los quales lo derribaron e fisieron dos portillos grandes en la dicha huerta por mandado de los dichos señores En veynte e cinco de setienbre de mill e quinientos años 21 R (al margen: mármol) Adelante derecho en somo del sardal cabe el camino que va al armedilla renouaron otro moion de tierra e piedra e posieron en el un mármol de piedra labrado alto e ovo del un moion al otro dosientos e quarenta e seis passos

26


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

22 V testigos que fueron presentes marcos marcos garcia de sant mames e juan de las heras vesinos de coxeses del monte 24 V (al margen: mármol) Adelante por el dicho camino a mano derecha rrenouaron de otro moion de tierra e piedra que ay del un moion al otro dosientos e dies passos e en este posieron un mármol de piedra labrado e este moion después que fue assentado en concordia por entramas villas unos de coxeses del monte lo mandaron a do disen el cerral de fuente lil sobre sant mames el mismo día que se assento e como lo sopieron los señores que andauan mandando poner los dichos mojones ouieron mucho enoio y lo mandaron luego boluer aquí donde esta e ha de estar para siempre como quiera que en elgund tiempo algunos quieran desir otra cosa.

Conclusión Tras este repaso a nuestra tierra durante la Edad Media, hemos de concluir que el monasterio de Santa María de La Armedilla, es una fundación nueva y plenamente jerónima, edificado a partir de los comienzos del siglo XV en torno a algunos elementos a existentes, pero sobre los que no es posible determinar una huella cisterciense. Una vieja cueva de arraigada devoción popular, una iglesia construida sobre ella por los vecinos de Cuéllar antes de 1402 y las instalaciones de una granja fue lo que recibieron los monjes llegados desde Olmedo. A partir de ello se construyó un gran complejo monástico, articulado en torno a un claustro gótico, construido desde comienzos del siglo XV, junto al que se levantó al suroeste el pequeño palacio de los duques de Alburquerque en la segunda mitad del mismo siglo y un gran templo de la segunda década del siglo XVI. Fue lugar de devoción de todos los pueblos comarcanos, no solo los de nuestra comunidad; pero Nuestra Señora de la Armedilla acabó siendo sustituida en la devoción popular por la Virgen del Henar, actual patrona de la Comunidad, la causa no fue tanto la falta de fervor como la desaparición del monasterio, la Ley de Municipios que obligaba a la desaparición de las comunidades de villa y tierra, el reparto de sus posesiones entre las aldeas que las componían, transformadas ahora en municipios autónomos, la división de España en provincias, que repartió el territorio y los pueblos de la nuestra entre Segovia y Valladolid…, quizás aquellas gentes del convulso primer tercio del siglo XIX pensaron que era preferible empezar de nuevo en otra ermita que hacerse cargo del mantenimiento del complejo que los jerónimos habían creado a lo largo de cuatro siglos. El monasterio de La Armedilla se suprimió durante la guerra de la Independencia por orden de José Bonaparte, restaurado por Fernando VII y suprimido también por él, debió permanecer abierto hasta 1835, aunque entre 1820 y 1822 se repartieron por 27


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

diversas parroquias ornamentos y objetos del culto procedentes del mismo. En 1835 las campanas fueron trasladadas a Segovia, el órgano a la iglesia de San Lorenzo de Valladolid, el retablo mayor a Riaza, la sillería del coro a Rueda, la portada a la Casa de Cervantes de Valladolid y la imagen de la Virgen a Cogeces del Monte.

Pero no fueron únicamente las desamortizaciones las causantes de la desaparición del monasterio, el que perteneciera a los jerónimos influyó mucho, pues se trataba de una orden exclusivamente española, que nunca se proyectó fuera de la Península, ni siquiera en la América Española, por ese motivo no pudo regenerar sus efectivos como lo hicieron las otras órdenes instaladas a nivel mundial: dominicos, franciscanos, jesuitas…

Y hoy, mientras Cuéllar y su Comunidad de Villa y Tierra siguen existiendo, de aquella ermita, surgida de la devoción popular hace 10 siglos, solo quedan las ruinas.

Bibliografía

LOSA HERNÁNDEZ, Roberto. “En torno a los orígenes del monasterio de Santa María de la armadilla, Cogeces del Monte (Valladolid). SERCAM enero 2008 VELASCO BAYÓN, Balbino. “Historia de Cuéllar”. Segovia 1996. 4ª edición. OLMOS HERGUEDAS, Emilio. “La Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar a fines de la Edad Media”. Valladolid 1998 RUIZ HERNANDO, José Antonio. “Los monasterios jerónimos españoles” VILORIA GARCIA, José María. “Los pueblos del Sexmo de Valcorba. Episodios antiguos de su historia y su vida” FRANCO SILVA, Alfonso. “Estudios sobre don Beltrán de la Cueva” CARCELLER CERVIÑO, Mª Pilar. “Realidad y representación de la nobleza Castellana del siglo XV, el linaje de la Cueva y la Casa Ducal de Alburquerque”.

28


“El Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla y Cuéllar en la Edad Media”

Fuentes documentales Fondos documentales del Archivo de la Casa Ducal de Alburquerque (A.C.D.A.) – Marquesado de Cuéllar. Ducado de Alburquerque Fondos documentales del Archivo Histórico Municipal de Cuéllar (A.H.M.C.) – Sección I: Documentos Medievales. Fondos documentales del Archivo de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar (A.C.V.T.C.): Sección XIV/3

Julia María Montalvillo García Archivera- Directora de la Fundación Archivo Histórico de la Casa Ducal de Alburquerque. Archivera asesora municipal del Ilmo. Ayuntamiento de Cuéllar Responsable del Archivo Histórico Municipal de Cuéllar y del Archivo de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar

29


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.