ORO DE MONTE ALBÁN Joyas Ancestrales para honrar a nuestros antepasados Y para irradiar glamour y fascinación en el presente… Fabricación que acata la técnica de vaciado a la cera perdida. Se dice que los sabios de la región murmuran que desde tiempos antiguos, la ciudad zapoteca de Monte Albán es la puerta al cielo en donde se ocultan los rayos del sol, la luna y las estrellas, para convertirse en polvo de oro que ilumina el camino de los oaxaqueños, dotándolos de sensibilidad y destreza. EL PASADO En 1932 el doctor Alfonso Caso eminente arqueólogo mexicano descubrió en Monte Albán, México, el Tesoro de la ‘Tumba número 7’, el más destacado hallazgo de la arqueología americana que incluye una majestuosa variedad de joyas y objetos prehispánicos confeccionados con una magnífica perfección en plata, oro, cobre, turquesa, hueso, cerámica y piedras preciosas. Cuenta una historia que en Oaxaca una joyería de abolengo localizada en el centro de esa Ciudad, ha sido visitada por personalidades como la Reina Sofía de España, Christiane Magnani de Alemán, la reina Isabel de Inglaterra y Jacqueline Kennedy, entre otras. Pocos saben que ese espacio se ha transformado a través de cuatro generaciones de artesanos, logrado una importante proyección hoy en día. La empresa original fue creada en 1947 por dos oaxaqueñas visionarias: Doña Rosa Quevedo y su hija Teresa Calvo. Posteriormente, en 1962 Doña Tere Calvo fundó la “Joyería Tere” y en 1985, sus hijos Rogelio, Alberto y su nuera Inés se integraron a la empresa a la que bautizaron con el nombre Oro de Monte Albán. LÍNEA PREHISPANICA Desde hace 54 años, la misión de Oro de Monte Albán ha sido mostrar al mundo lo que los antepasados mixtecos-zapotecos crearon para halagar y venerar a sus deidades, no por el valor del oro (para ellos sin importancia), sino como una expresión de devoción y respeto. Como un tributo al descubrimiento del doctor Alfonso Caso; Oro de Monte Albán incorporó en su catálogo internacional la creación de la colección prehispánica, fabricada celosamente sin renunciar a los principios del proceso de vaciado a la cera perdida, con el cual fueron realizadas las piezas originales que forman parte del tesoro de ‘La Tumba número 7’.