Le Monde Diplomatique

Page 1

Líber Seregni, el general del pueblo

Buenos Aires seguirá inundándose por Antonio Elio Brailovsky

Samuel Blixen Pídalo en su kiosco

página 30

el Dipló, una voz clara en medio del ruido Capital Intelectual S.A. Fco. Acuña de Figueroa 459 (1180) Buenos Aires, Argentina Publicación mensual Año XI, Nº 130, abril 2010 Precio del ejemplar: $11 En Uruguay: 100 pesos www.eldiplo.org

A 34 años del golpe de Estado militar

Derechos Humanos, Malvinas y la democracia A punto de conmemorar sus dos primeros siglos de independencia, Argentina también festeja 27 años continuos de régimen constitucional. La República ha devenido un ejemplo internacional por el enjuiciamiento a los responsables de crímenes de lesa humanidad. Pero también han ido acentuándose las desigualdades sociales, la corrupción, la inseguridad y el irrespeto ciudadano por las normas cívicas. El Bicentenario es la ocasión simbólica para una reflexión sobre temas que, como Malvinas, apelan a una profunda autocrítica de cara al futuro, hacia una democracia digna de ese nombre.

Carlos Alonso, Amanecer argentino (díptico), fragmento, 1984 (Gentileza del autor)

En este número 2 Staff, En­cuen­tros 9 En las revistas 10 Venezuela busca una estrategia de desarrollo por Mark Weisbrot 12 La disritmia paraguaya por Andrés Criscaut 15 La cuestión social en Europa por Ignacio Ramonet

Tapa 130-Final.indd 1

16 El frágil imperio de Sudáfrica por Patrick Bond 18 Lula en Medio Oriente por Ignacio Klich 19 Ramallah, tan lejos de Cisjordania por Sandy Tolan 20 Armas nucleares por siempre por Selig S. Harrison 23 Si China deja de comprar deuda estadounidense… por Dean Baker

Dossier: 3: Derechos Humanos, pasado y presente, por Carlos Gabetta 4: Malvinas y la democracia, por Federico Lorenz 6: El regreso de los dos demonios, por Marta Vassallo 8: ¿Derecho a la información o a la verdad?, por Rodolfo Mattarollo

24 El Gran Hermano de las finanzas por Gilles Favarel-Garrigues, Thierry Godefroy y Pierre Lascoumes Hacia la urbanización total del mundo 26 Lucha para apropiarse de la ciudad por Jean-Pierre Garnier 28 Las capitales del capitalismo por Philip S. Golub 30 Buenos Aires, la inundación eterna por Antonio Elio Brailovsky 32 Argentina: marketing urbano por Jaime R. Sorin

33 Los demonios de William Faulkner por Osvaldo Gallone 34 Acerca del “segundo sentido” en el arte contemporáneo por Dany-Robert Dufour 36 La revolución del Colegio Sarmiento por Alejandro Margulis 38 Los libros del mes 40 El bla bla bla de la burka por Serge Halimi

3/29/10 5:23 PM


2 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

S

Encuentros 04/2010 Staff

Difusión

Di­rec­tor: Car­los Ga­bet­ta

Ediciones internacionales

Re­dac­ción Carlos Alfieri Creusa Muñoz Luciana Rabinovich Pa­blo Stan­ca­ne­lli

ALE­MA­NIA. Die Ta­ges­zei­tung. (Kochs­tras­se 18, 10969 Ber­lín); 90.000 ejemplares, su­pl. men­sual. www­.mon­de-di­plo­ma­ti­que­.de BRASIL. Instituto Pólis (Rua Araújo 124, São Paulo); 40.000 ejemplares, mensual. BOLIVIA. (Av. Arce, esquina Clavijo, edificio Hermes, departamento 1001, La Paz); 4.000 ejemplares, mensual. BULGARIA. Les Amis du Monde diplo­ matique. (Rakovski 78, 1.000 Sofía); 4.000 ejemplares, mensual. CHI­LE. Edi­to­rial “Aún Cree­mos en los Sue­ños S.A.” (San An­to­nio 434, Lo­cal 14, San­tia­go); 10.000 ejemplares, men­sual. CO­LOM­BIA. Te­beo Co­mu­ni­ca­cio­nes S. A. (Avenida 19, Nº 4-20, Bo­go­tá); 10.000 ejemplares, men­sual. CO­REA DEL SUR. Sociedad Le Monde Corea. (Seúl); 5.000 ejem­pla­res, mensual. CROACIA. Sociedad Masmedia. (Ulica Baruna Trenka 13, Zagreb); 10.000 ejemplares, mensual. ESLOVENIA. Novinarski Klub. (Tavcarjeva 15, Lubljana, Eslovenia); 1.000 ej., men­sual. ES­PA­ÑA. Edi­cio­nes Cy­ber­mon­de SL. (Apa­ri­si i Gui­ja­rro Nº 5, 2º, 46003, Va­len­cia); 25.000 ejem­pla­res, men­sual. GRE­CIA. Eleft­he­roty­pia. (Mi­noos 10-16, 11743 Ate­nas); 200.000 ejem­pla­res, su­ple­ men­to se­ma­nal, ww­w.e­net.gr/ HUNGRÍA. Sociedad LMD Hungary Kiadó KFT. (1026 Budapest, Szilágyi E. Fasor 101); 5.000 ejemplares, mensual. INDIA. Hard News. (Gautam Nagar 110049, Nueva Delhi); 40.000 ejem­pla­res, su­ple­ men­to mensual en inglés. IRÁN. Sedaye Edalat. (60/6 rue Sarve, Ave Vali Asr, Teherán); 5.000 ej., su­pl. men­sual. IRLANDA. Village. (44 Westland Row, Dublin 2); su­ple­men­to se­ma­nal en inglés. ­ITA­LIA. Il Ma­ni­fes­to. (via To­ma­ce­lli 146, Ro­ma 00186); 90.000 ejem­pla­res, su­ple­ men­to men­sual, ww­w.il­ma­ni­fes­to.it­/Mon­ de­Di­plo/ LU­XEM­BUR­GO. Ta­ge­blatt. (44, rue du Ca­nal, 4050 Esch-sur Al­zet­te); 30.000 ejem­ pla­res, su­ple­men­to men­sual en ale­mán. MUN­DO AN­GLÓ­FO­NO. The Guar­dian Weekly. (The Guar­dian Weekly, 75 Fa­rring­ ton Road, Lon­don EC1M 3HQ); dis­tri­bu­ción por sus­crip­ción, su­ple­men­to men­sual. MUN­DO ÁRA­BE. La versión árabe es editada por la filial Le Monde diplomatique Editions Arabes disponible por suscripción (www. mon­di­ploar­.com); pu­bli­ca­da en va­rios dia­ rios de Me­dio Orien­te, el Gol­fo y el Ma­greb. NO­RUE­GA. Diplo AS. Dis­tri­buido en No­rue­ga, Sue­cia, Fin­lan­dia y Di­na­mar­ca (Tos­trup Te­rras­se 1, 0271 Os­lo); 30.000 ej., su­pl. men­sual, www­.di­plo­ma­ti­que­.net PERÚ. Altermundo Comunicaciones SAC. (Av. José Pardo 741, 4to. Piso, Lima); 10.000 ejemplares, mensual. POLONIA. Livres et presse. (Rue twarda, 60, Varsovia); 10.000 ejemplares, men­sual. POR­TU­GAL. Cam­po da Co­mu­ni­ca­çao. (Rua D. Ma­nuel II, 33, 5º, 4050-345, Por­to); 20.000 ejemplares, men­sual. PUER­TO RI­CO. Se­ma­na­rio Cla­ri­dad. (Ca­lle Bo­rin­que­na 57, Urb. San­ta Ri­ta, San Juan, 00925, Puer­to Ri­co); 20.000 ejemplares, su­ple­men­to se­ma­nal. RUMANIA. Dans le même bateau. Mensual. RUSIA. Novaya Gazeta. (­Potapovskiy pereulok, Moscú, 101990); 90.000 ejemplares, su­ple­men­to quincenal. SERBIA. Nin. 30.000 ej., supl. semanal. SUDÁFRICA. Die Vrye Afrikaan. (PO Box 675, Durbanville, 7551, Sudáfrica); suplemento mensual en afrikaans. SUI­ZA. El se­ma­na­rio Wo­chen­Zei­tung. (Hard­turms­tras­se 66, Post­fach 8031, Zu­rich); 20.000 ej., su­ple­men­to men­sual. VENEZUELA. (Cuarta av. Res Unión. Torre B. Local E y F, Caracas), 5.000 ejemplares.

Se­cre­ta­ria Pa­tri­cia Or­fi­la se­cre­ta­ria@el­di­plo.org Co­la­bo­ra­do­res lo­ca­les Natalia Aruguete Antonio Elio Brailovsky Adolfo Coronato Andrés Criscaut Osvaldo Gallone Carolina Keve Ignacio Klich Arnol Kremer Federico Lorenz Alejandro Margulis Rodolfo Mattarollo Josefina Sartora Jaime R. Sorin Marta Vassallo Tra­duc­to­res Julia Bucci Teresa Garufi Florencia Giménez Zapiola Patricia Minarrieta Gustavo Recalde Mariana Saúl Lucía Vera Gabriela Villalba Carlos Alberto Zito Co­rrec­ción Alfredo Cortés Germán Lerzo Di­se­ño Estudio Cosgaya Diagramación Cristina Melo Producción y circulación Néstor Mazzei Publicidad publicidad@eldiplo.org ww­w.el­di­plo.org Fo­to­li­tos e im­pre­sión: Worldcolor S.A. Ru­ta 8, Km. 60; Ca­lles 8 y 3, Par­que In­dus­trial Pi­lar. Le Mon­de di­plo­ma­ ti­que es una pu­bli­ca­ción de Ca­pi­tal In­te­lec­tual S.A., Fco. Acu­ña de Fi­gue­roa 459 (1180) Bue­nos Ai­res, Ar­gen­ti­na, pa­ra la Re­pú­bli­ca Ar­gen­ti­na y la Re­pú­bli­ca Orien­tal del Uru­guay. Re­dac­ción, ad­mi­nis­tra­ción, pu­bli­ci­dad, sus­crip­cio­nes, car­tas del lec­tor: Tel­/Fax: (5411) 4861 1687 Tel.: (5411) 4864 3692 / 4866 1881 E-mail: se­cre­ta­ria@el­di­plo.org En in­ter­net: ww­w.el­di­plo.org. Mar­ca re­gis­tra­da®. Re­g is­t ro de la pro­p ie­d ad in­t e­l ec­t ual Nº 348.966. Que­ da pro­hi­bi­da la re­pro­duc­ción de to­dos los ar­tí­cu­los, en cual­q uier for­m a­t o o so­p or­t e, sal­v o acuer­d o pre­v io con Ca­pi­tal In­te­lec­tual S.A. © Le Mon­de di­plo­ma­ti­que y Ca­pi­ tal In­te­lec­tual S.A. Dis­tri­bu­ción en Cap. Fed. y Gran Bs. As.: Vac­ca­ro, Sán­chez y Cía. S.A. Mo­re­no 794, pi­so 9. Tel. 4342 4031. CF. Ar­gen­ti­na. Dis­tri­bu­ción en In­te­rior y Ex­te­rior: D.I­.S.A., Dis­tri­bui­do­ra In­ter­pla­zas S.A. Pte. Luis Sáenz Pe­ña 1836, Tel. 4305 3160. CF. Ar­gen­ti­na.

La cir­cu­la­ción de Le Mon­de di­plo­ma­ti­que edi­ción Co­no Sur del mes de marzo de 2010 fue de 29.730 ejem­pla­res.

Capital Intelectual S.A.

En to­tal, la di­fu­sión de Le Mon­de di­plo­ma­ti­que y de sus dis­tin­tas edi­cio­ nes (más de sesenta ediciones inter­ nacionales en 24 idiomas) su­pe­ra los 1.900.000 ejem­pla­res. EN IN­TER­NET Ca­ta­lán: www­.mon­di­plo­ma­tic­.com Chi­no: http://cn­.mon­de­di­plo­.com Es­pe­ran­to: htt­p://eo­.Mon­de­Di­plo­.com In­glés: http­://Mon­de­di­plo­.com Ja­po­nés: www­.di­plo.jp Portugués (Brasil): http://diplo.uol.com.br

Le Monde diplomatique (París) Fundador: Hubert Beuve-Méry Presidente del Directorio y Director de la Redacción: Serge Halimi Director General: Alain Gresh Jefe de Redacción: Maurice Lemoine

02-Encuentros130 F.indd 2

1-3 rue Stephen-Pichon, 75013 Pa­rís Tél.: (331) 53 94 96 21 Fax: (331) 53 94 96 26 Mail: se­cre­ta­riat­@mon­de-di­plo­ma­ti­que.fr Internet: www.monde-diplomatique.fr

Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra 20 al 22 de abril “El gobierno de Bolivia convoca a los pueblos y movimientos sociales y defensores de la madre tierra del mundo, e invita a los científicos, académicos, juristas y gobiernos que quieran trabajar con sus pueblos a esta Conferencia que se realizará en la ciudad de Cochabamba, Bolivia. Los objetivos que se propone son: analizar las causas estructurales y sistémicas que provocan el cambio climático y proponer medidas de fondo que posibiliten el bienestar de toda la humanidad en armonía con la naturaleza; discutir y acordar el proyecto de Declaración Universal de Derechos de la Madre Tierra; acordar las propuestas de nuevos compromisos para el Protocolo de Kyoto y para proyectos de decisiones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que guiarán el accionar de los gobiernos comprometidos con la vida en las negociaciones de cambio climático y en todos los escenarios de Naciones Unidas; trabajar en la organización del Referéndum Mundial de los Pueblos sobre el cambio climático; analizar y trazar un plan de acción para avanzar en la constitución de un Tribunal de Justicia Climática; definir las estrategias de acción y movilización en defensa de la vida frente al Cambio Climático y por los Derechos de la Madre Tierra”, expresa la convocatoria. Informes: www.cochabamba.org.ar II Bienal Borges-Kafka del 19 al 30 de abril En el marco de la Bienal se desplegarán una serie de actividades que incluyen un simposio internacional, muestras de artes plásticas y fotográficas, instalaciones cibernéticas, espectáculos, conciertos, películas y experiencias participativas. 20 y 21 abril de 10 a 18 hs. “Simposio Internacional: la unidad en la diversidad” Se trabajará sobre los siguientes temas: Borges y el universalismo; Borges, Lugones, Güiraldes: avatares en literatura y tradicion; Kafka: la pequeña literatura y el universalismo; La literatura de los pequeños países: Hasek-Masaryk. Algunos de los participantes argentinos son: Ivonne Bordelois, Rolando Costa Picazo, Cristina Mucci, Horacio González, Abel Parentini Posse, Luis Kancyper, Abraham Lichtenbaum, Rodrigo Quian Quiroga y María Kodama. Entre los extranjeros estarán: Luis H. Antezana J., de Bolivia; Sergius Gonzaga, de Brasil; Mauricio Rosencof, de Uruguay, y Margery Arent Safir, de Estados Unidos. De la República Checa asistirán Petr Brod, Josef Cermák, Milos Havelka, Daniel Nemrava, Arnost Lustig y Jirí Dedecek. Lugar: Centro Cultural Recoleta, Junín 1930, Buenos Aires, Capital Federal. 26 de abril a las 19 hs. Seminario sobre la obra de Franz Kafka y las transformaciones en la vida literaria checa desde la II Guerra Mundial hasta el presente. Disertan: Arnost Lustig, Josef Cermak y Marketa Malisova. Lugar: Museo Malba, Av. Figueroa Alcorta 3415, Buenos Aires, Capital Federal.

Organizan: Fundación Internacional Jorge Luis Borges y la Sociedad y Centro Franz Kafka de Praga. Sedes: Centro Cultural Recoleta, Feria del Libro, Biblioteca Nacional, Museo Malba, Museo de Arte de Tigre, Museo Borges, Centro Cultural Borges, Museo Xul Solar, Centro Cultural Rojas. Informes: www.bienalborgeskafka.com.ar Capital Intelectual en la Feria del Libro de Buenos Aires 30 de abril a las 19 hs. Presentación del libro El conflicto palestino-israelí, de Pedro Brieger, con la participación del autor. Sala: Javier Villafañe 1 de mayo a las 17 hs. Fútbol, pasión y Mundial. Presentación de la nueva edición actualizada de El Nacimiento de una pasión con la presencia de su autor, Alejandro Fabbri. Sala: Javier Villafañe. 7 de mayo a las 19 hs. Presentación del nuevo libro de la colección Los otros militares, de Le Monde diplomatique: Líber Seregni, el general del pueblo, de Samuel Blixen. Participantes: Samuel Blixen, Carlos Gabetta y Ernesto López. Sala: Alfonsina Storni. 8 de mayo a las 17 hs. De las naves espaciales a los cyborgs. Presentación de Historia de la ciencia ficción, de Javier Lorca. Participan: Javier Lorca, Leonardo Moledo. Sala: Javier Villafañe. Lugar: La Rural, Avenida Santa Fe 4201. Informes: www.el-libro.org.ar Solidaridad con Chile El Consulado General de Chile ha dispuesto dos cuentas bancarias para quienes deseen colaborar con los damnificados por el terremoto ocurrido el pasado 27 de febrero en ese país: Cuenta corriente en pesos: Banco HSBC, Cuenta N° 6913-301784 Consulado General de Chile Donaciones CBU 15006914 – 00069133017846 Caja de ahorro en dólares: Banco HSBC, Cuenta N° 6918-093332 Consulado General de Chile Donaciones CBU 15006914 – 00069180933328

Calendario de fiestas nacionales Del 1 al 30 de abril 4 Senegal

Independencia

17 Siria

Fiesta Nacional

18 Zimbabwe Independencia 19 Vaticano

Fiesta Nacional

20 Israel

Fiesta Nacional

26 Tanzania

Fiesta Nacional

27 Sierra Leona Independencia Sudáfrica

Fiesta Nacional

Togo

Independencia

30 Países Bajos Fiesta Nacional

José “Pepín” Vidal Beneyto Nuestro amigo José Vidal Beneyto falleció el 17 de marzo luego de una larga enfermedad. Nacido en 1929 en Carcagente, provincia de Valencia, España, era un hombre de múltiples talentos. Intelectual de inmensa cultura, gran especialista de la comunicación, fue profesor de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid durante mucho tiempo y hablaba media docena de lenguas a la perfección. Era también un incansable hombre de acción, opositor decidido al franquismo, y uno de los fundadores del diario El País en el que escribía una crónica regular. Fue asesor de varios ministros españoles y ocupó importantes cargos en la UNESCO, en el Consejo de Europa, en la Agencia Europea por la Cultura, en el Consejo Mediterráneo de Cultura y otras instituciones internacionales. José Vidal Beneyto era un colaborador apreciado de Le Monde diplomatique. Había sido uno de los fundadores de la asociación Amis du Monde diplomatique, que presidió entre 2000 y 2005. Le Monde diplomatique lo tendrá siempre en su memoria. Declaración del Plan Fénix “Acerca de la designación de la presidenta del Banco Central de la República Argentina se emite la siguiente declaración de integrantes del Proyecto Estratégico Plan Fénix. Las circunstancias por las que atraviesa el proceso para la designación de la licenciada Mercedes Marcó del Pont, en la presidencia del Directorio del Banco Central, en el ámbito del Senado de la Nación, son parte del diferendo político que se despliega actualmente en el Congreso. Ante esta situación, los abajo firmantes, integrantes del Proyecto Estratégico Plan Fénix, afirmamos que ellas nada tienen que ver con la idoneidad de la licenciada Marcó del Pont, por dos razones. Primero, por la reconocida solidez de su formación académica y su competencia profesional para el desempeño del cargo. Segundo, porque su trayectoria es garantía de buen sentido, patriotismo y compromiso con el desarrollo con equidad; ello contrasta con conducciones anteriores que –a través de la “tablita”, la convertibilidad y otras políticas– subordinaron la gestión monetaria a la especulación financiera, endeudaron al país hasta el límite de la insolvencia y desmantelaron el poder administrador del sector público, del que el Banco Central es un instrumento fundamental. Resuelva lo que resuelva el Senado en el marco de sus atribuciones constitucionales, antecedentes y conductas como los de la licenciada Marcó del Pont son los requeridos para lograr una conducción del Banco Central firmemente involucrada con políticas conformes a un patrón de desarrollo sustentable y equitativo, para un país dueño de su destino.” *Integrantes del Plan Fénix: José M. Amiune; Ricardo Aronskind; Marta Bekerman; Alberto Cimadamore; Aldo Ferrer; Natalia Fridman; Jorge Gaggero; Abraham Leonardo Gak; Alfredo T. García; Graciela Gutman; Eduardo Hecker; Benjamín Hopenhayn; Saúl Keifman; Daniel Kostzer; Roberto Kozulj; Bernardo Lischinsky; Alberto Müller; Mario Rapoport; Alejandro Rofman; Julio Ruiz; José Sbattella; Alejandro Vanoli.

3/27/10 2:36 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 3

Editorial, por Carlos Gabetta

Derechos humanos, pasado y presente La vida imita al arte

Oscar Wilde

P

uede ser, al menos a veces. Pero si la historia se desarrolla en círculos sucesivos, como sostenía Giambattista Vico, todo arte anticipatorio se apoya en alguna experiencia humana anterior, incluso inmediata. Este último es el caso de dos extraordinarias obras de arte argentinas; dos películas: La historia oficial, de Luis Puenzo (1984), y El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella (2009), ambas merecedoras del Oscar de la Academia de Hollywood. Sus dos estupendos, sensibles guiones – de Aída Bortnik y Puenzo el primero; de Campanella y Eduardo Sacheri el segundo– reflejan la lenta y dificultosa evolución de la sociedad argentina respecto a la comprensión de su propia historia. Por lo tanto, se prestan como apoyo para una reflexión sobre el pasado y el presente de los derechos humanos –políticos, económicos y sociales- en el país.

El ausente Los personajes de La historia… son complejos; profundamente humanos. El miserable que traiciona los valores morales y políticos transmitidos por su padre se asocia con el poder económico que se servía del brazo represor militar y engaña a su propia esposa acerca del origen de la hija que adoptaron, a la que por cierto también ama. Su mujer, una rígida profesora de historia encerrada en su profesión y su familia, que ama a su esposo y a su hija, realmente no se entera de lo que ha pasado en su país durante la dictadura. La derrota de Malvinas se ha consumado (Lorenz, pág. 4), la dictadura agoniza y regresa del exilio el tercer personaje central, una íntima amiga de la profesora que había dejado el país luego de ser secuestrada, salvajemente torturada y violada, a causa de una antigua relación con un militante político con el que hacía tiempo no tenía contacto. La profesora de historia afectada de ceguera histórica acaba por abrir los ojos con la ayuda de las Abuelas de Plaza de Mayo, con las que descubre que su hija es hija de desaparecidos. La historia… es un recorte perfecto, honesto y sensible sobre la realidad; esos personajes y esas situaciones no son de ficción. Pero el “resistente” –el militante político, sindical, estudiantil, universitario, barrial, religioso, o el guerrillero armado– no aparece sino como referencia casi circunstancial, un personaje en la bruma, cargado sin embargo de responsabilidad ante lo ocurrido. En una escena clave, para lo que trata de decirse aquí, entre el esposo colaborador de la dictadura y la represaliada, ésta le espeta, refiriéndose a su ex pareja militante, que éste era “la otra cara de la moneda”. Es decir, de un lado la dictadura y sus crímenes; del otro, una simétrica militancia, y en el medio la sociedad, víctima inocente del enfrentamiento. En este punto se impone aquí una doble aclaración. En primer lugar, el que se expresa en La historia… es un punto de vista político muy extendido en la sociedad y en ciertos sectores del progresismo argentino, sobre todo en los primeros años de democracia. Comprensible además, por estar sustentado en ciertos hechos, aislados y diferentes del terrorismo de Estado (Vassallo, pág. 6), sobre los que sus protagonistas no han, no hemos, realizado aún una reflexión que, si no los justifique, al menos

03-Edito-130-Final.indd 3

los explique situándolos en su contexto histórico. También en 1984 apareció el revelador Informe Nunca Más, de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), cuyo prólogo sustenta lo que desde entonces se conoció como la “teoría de los dos demonios”: uno militar; otro “subversivo”. Se piense lo que se piense sobre esta posición, no es posible negarle cierto sustento, ante el peso terrible de todo lo ocurrido. La historia de las guerras y conflictos de la humanidad es un venero de estas complejidades. La segunda aclaración es personal, un deber de honestidad en este contexto crítico, que además contribuye a echar luz sobre el período, las reflexiones políticas que suscita y las actitudes personales. Muy brevemente: el 30 de marzo de 1976, a seis días del golpe de Estado y un día después de la captura (y asesinato, según se supo en 2004, cuando se encontraron sus restos) de mi compañera María Elena Amadio al cabo de un enfrentamiento armado con las fuerzas policiales y militares, que irrumpieron en una reunión política, me encontraba levemente herido, apenas vestido, perseguido y sin un lugar seguro adónde ir en una ciudad de Buenos Aires patrullada por los militares. Contacté a Aída Bortnik, guionista de La historia…, con quien no me unía más –y nada menosque una entrañable amistad, y en quince minutos “la rusa” y otra gran amiga, Ana Clara Arveraz, me recogieron, abrigaron y dieron cobijo por unos días, hasta que pude ir a otro sitio antes de partir al exilio. Aída y Ana Clara arriesgaron sus vidas para salvar la mía. A Ana Clara el gesto le costó poco después, en circunstancias confusas y aún no aclaradas del todo, el secuestro, la tortura, el exilio y quizá el cáncer que tres décadas después segó su aún joven vida. No es difícil reconocer en ella el personaje represaliado de “La historia…”. Este reconocimiento público también sirve para demostrar que el análisis político de ciertos hechos y períodos puede diverger, pero la nobleza de espíritu, la amistad cimentada en ideales afines y el verdadero coraje transitan por un mismo canal.

Mirar hacia atrás Exactamente un cuarto de siglo después, El secreto… da una vuelta de tuerca a la misma temática y agrega un nuevo, inquietante y necesario elemento al análisis del período. Inútil describir situaciones y personajes; la ha visto medio país y, pronto, medio mundo. En El secreto… aparece por fin “el militante”, en el personaje del tenaz abogado que paga su honestidad y coraje con el exilio interior y la pérdida del amor. El elemento nuevo es que si bien “el malo” no es un colaborador de la dictadura sino un violador y criminal común, éste acaba eludiendo la condena a prisión porque es reclutado por los represores que trabajaban para el “democrático” gobierno peronista de Isabel Martínez, la esposa de Juan Perón, el ex Presidente cuyo secretario privado, José López Rega, había fundado bajo sus órdenes la siniestra Alianza Anticomunista Argentina (“Triple A”), responsable declarada y confesa de centenares de asesinatos políticos, muchos de ellos de militantes del propio peronismo. En El secreto… aparece pues el apoyo y la complicidad civil en los crímenes políticos y masivos ocurridos, si no en democracia, al menos durante un régimen constitucional. Otros y los mismos que luego

Carlos Alonso, La Censura, fragmento, 1969 (Gentileza del autor)

colaboraron con la dictadura. Por lo tanto refleja, ya que en definitiva el arte se apoya en la evolución de la vida, que otra puerta se ha abierto en la conciencia de la sociedad argentina: la necesidad de reflexionar más allá de la dictadura. Mucho más allá, hasta los conflictos en el origen mismo de nuestra República, ya que todo esto no es nuevo en el país, sino muy viejo (1). Por algo en La historia… hay permanentes, felices referencias a Mariano Moreno, sus posiciones políticas y su asesinato. Esta necesidad es la tenaz baba del diablo que une a las dos películas y la que explica que más allá de sus innegables méritos artísticos, El secreto… se haya convertido, en menos de un año, en el más grande éxito de público de todos los tiempos.

Cerrar las heridas Y aquí estamos. En el último cuarto de siglo, la sociedad argentina ha cimentado el primer periodo ininterrumpido de democracia. Argentina es un país menos autoritario, y la desigualdad y la discriminación están en el primer plano de las preocupaciones de una mayoría de ciudadanos. También se ha concretado, a pesar de enormes dificultades, el mayor avance internacional en el juicio y castigo a los culpables de crímenes de lesa humanidad y en el derecho humano y social a la verdad histórica sobre estos hechos desde los juicios de Nuremberg (Mattarollo, pág. 8). Pero en este cuarto de siglo en democracia también se han rematado a precio vil e hipotecado importantes recursos naturales y se han agravado hasta límites insoportables las desigualdades sociales (2), la corrupción política, institucional y corporativa y la inconducta cívica y social; la transgresión permanente y el irrespeto a las reglas que constituyen la marca distintiva de la sociedad argentina. En este marco, y a pesar de algunos pro-

gresos durante los dos últimos gobiernos, existe una desproporción evidente entre la imprescindible reivindicación de los derechos políticos vinculados con los crímenes de la dictadura y la memoria, y los deteriorados derechos económicos y sociales actuales de enormes sectores de la población: el trabajo en negro, la marginalidad, la inseguridad, la situación en las cárceles (3); millones sin agua ni cloacas (Sorin, pág. 32). Que la situación mundial vaya por el mismo camino (Ramonet, pág. 15) no es excusa sostenible para Argentina, un país de 40 millones de habitantes que produce anualmente alimentos para 200 millones de personas y donde entre el 20 y el 40% de la población no cubre la canasta básica, miles de ciudadanos hurgan en la basura para subsistir y centenares de niños mueren anualmente por enfermedades vinculadas con una mala nutrición. Que quede claro: no se trata de amnistiar imprescriptibles crímenes de lesa humanidad, sino de cerrar legal y rápidamente este otro vergonzoso período de la historia nacional, al menos el capítulo de sus más notorios responsables. Los crímenes del Holocausto aún colean aquí y allá ante la justicia, pero el ejemplar juicio de Nuremberg se cerró en unos pocos meses. Ninguna sociedad puede encarar el futuro con ese tipo de heridas abiertas o mal cerradas. Si se miran así las cosas, la conmemoración del Bicentenario de la Independencia debería servir para que todos los argentinos hagamos acto de contrición y proyección republicana. n 1 Carlos Gabetta, “El reñidero”, Le Monde diplomatique, Buenos Aires, marzo de 2009. 2 “La ONU alerta: la desigualdad social obstruye el desarrollo en Argentina”, EFE y El País, Madrid, 24-3-10. 3 Pedro Lipcovich, “Alerta la Corte Suprema: tienen condiciones inhumanas”, Página/12, Buenos Aires, 20-3-10. © Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

3/29/10 5:25 PM


4 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

DERECHOS HUMANOS, PASADO Y PRESENTE A 28 años de la “gesta” militar

por Federico Lorenz*

Malvinas y la democracia La invasión militar de las islas Malvinas, en 1982, no fue sólo una chapuza militar que acabó en derrota. Trajo como consecuencia que ahora haya allí una fortaleza y tantos militares como isleños. También hizo retroceder por años a la diplomacia argentina, que hasta entonces gozaba de una posición internacional favorable en sus legítimas reivindicaciones. La Argentina democrática de hoy no es la dictadura de 1982, y dispone además de un sólido apoyo regional, en particular de Brasil, la base esencial para fortalecer sus reclamos. Pero el principal desafío que plantea “el tema Malvinas” es interno: la estrategia ante Gran Bretaña debe plantearse a partir de la reconstrucción democrática en curso.

4-5-Lorenz-Final.indd 4

C

uando el pasado 22 de febrero la plataforma británica Ocean Guardian inició la búsqueda de petróleo en el lecho marino que circunda las islas Malvinas, se abrió una nueva etapa de un proceso que, anclado en una disputa diplomática casi bicentenaria, presenta algunas características novedosas. Las islas Malvinas son reclamadas por Argentina a Gran Bretaña desde que esa potencia colonial ocupó y pobló las islas por la fuerza en 1833, tras expulsar a las autoridades rioplatenses. Ante las sucesivas resoluciones de Naciones Unidas que instan a ambos países a negociar, la política exterior británica ha consistido en dilatar esa instancia. En ese marco, la guerra consecutiva al desembarco argentino en 1982, decidido y conducido por una dictadura militar, le permitió a la vieja potencia imperial británica reforzar su intransigencia desde una posición de fuerza y de aparente superioridad moral. Para lo primero, y como consecuencia de la guerra, construyó en Malvinas la base de Mount Pleasant, con lo que desde entonces en el archipiélago hay tantos militares como civiles. Para lo segundo, su argumento es que enfrentó a una dictadura en defensa de la libertad de los isleños, aunque para hacerlo no tuvo inconveniente en aliarse con otra, la de Augusto Pinochet. En 2009, el Tratado de Lisboa de la Unión Europea (UE) incluyó a las Malvinas en sus “territorios ultraperiféricos”. El principal argumento británico se basa en sostener la defensa de los “intereses” y “deseos” de los isleños. Sin embargo, el rechazo argentino a considerar los “deseos” de los malvinenses ha sido avalado por Naciones Unidas, que descartó hace décadas el argumento británico del derecho a la autodeterminación de los isleños. En las islas se da una situación colonial “especial y particular”: en el siglo XIX el gobierno designado por la autoridad rioplatense y los habitantes malvinenses fueron expulsados por la fuerza y reemplazados por súbditos británicos, cuyos descendientes habitan hoy el archipiélago. Por lo tanto, los isleños no son una población sometida o colonizada, sino descendientes de la potencia usurpadora. Además (otra de las consecuencias de la guerra), la British Nationality Act de 1983 transformó a los isleños en ciudadanos británicos plenos. Así, una consulta sobre la autodeterminación sería como preguntar a los londinenses si quieren seguir siendo británicos. Pero los criterios geográficos, históricos y diplomáticos no son suficientes. Desde el plano de la experiencia humana la situación es diferente: ¿Qué diferencia a los llamados kelpers de tantos argentinos descendientes de europeos que pueblan la Patagonia continental? Como irónicamente señaló Martín Caparrós, los británicos usurparon las Malvinas “no muy distinto de cómo Rosas y Roca ocuparon la Pampa y la Patagonia” (1). Tanto los isleños como los argentinos somos usurpadores, parece decirnos, en línea con la idea acerca de “sociedades suplantadoras” del historiador australiano David Day (2). Este concepto recuerda que las situaciones políticas son el resultado de procesos históricos: en consecuencia, ni se puede ignorar la identidad de los isleños (“isleños”,

Convocatoria del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas, 1985 (Gentileza Archivo DIPBA, Comisión Provincial por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires)

y no “argentinos” a partir de una usurpación en el siglo XIX), ni el peso que el reclamo por Malvinas tiene en la cultura política argentina; tanto, que es calificada por algunos como “malvinitis” (3).

Nuevo contexto Pero la actual situación, aunque difícil para Argentina, puede revertirse. En total sintonía con el punto de vista legal británico, los isleños no se sienten argentinos, ni quieren serlo. Pero salvo una minoría recalcitrante, los malvinenses no son “antiargentinos”: son isleños que en muchos casos crecieron con el temor de una “invasión” argentina, confirmado en 1982, y de la peor manera: fueron invadidos por militares que representaban a una dictadura execrada en todo el mundo civilizado. Vivieron la presencia militar argentina entre abril y junio de 1982 como una ocupación, y así se refieren a ella. No obstante, muchos mantienen crecientes vínculos con los argentinos, sobre todo con ex combatientes que regresan, en grupos o solos, a visitar el antiguo campo de batalla. La Argentina que hoy protesta y enfrenta el último de una serie de gestos unilaterales británicos no es la dictadura ilegítima

de 1982. Esa debe ser la base para cualquier reflexión acerca del futuro de los reclamos por Malvinas. De hecho, los gobiernos argentinos han establecido claramente el terreno para la recuperación del archipiélago (que, bueno es recordarlo, forma parte del territorio de la provincia de Tierra del Fuego): el derecho internacional. La primera disposición transitoria establecida en la Constitución Nacional tras la reforma de 1994 establece que “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”. El unánime apoyo continental regional a la posición argentina expresado en la Cumbre de la Unidad celebrada en Cancún a fines de febrero, es un gran paso adelante. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva se pronunció en forma categórica, y hasta cuestionó la conformación del Con-

3/29/10 5:26 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 5

sejo de Seguridad de las Naciones Unidas: “no es posible que siga (...) representado por intereses geopolíticos de la Segunda Guerra Mundial y no se tengan en cuenta los cambios que ocurrieron en el mundo” (4). La Presidenta argentina, por su parte, criticó a un organismo en el que “quienes tienen un sillón permanente (…) pueden violar una y mil veces las resoluciones de las Naciones Unidas, mientras el resto de los países se ven obligados a cumplir las normas bajo pena de ser declarados enemigos o calificaciones aun más duras” (5). En Cancún quedó en evidencia que la disputa por Malvinas es también un campo para la construcción de una posición regional más sólida y para el cuestionamiento a los poderes de facto en las disputas internacionales. En un mundo militarmente unipolar, en el que cada vez es más descarnado el avance sobre zonas ricas en recursos globalmente escasos, Argentina debe posicionarse en el marco regional para sostener y fortalecer sus reclamos, que además dejan de ser un problema nacional para transformarse en problema de América Latina y el Caribe, región rica en recursos mundialmente escasos. Al referirse a la exploración petrolera anunciada por Gran Bretaña, Federico Bernal señala que “el inicio de esta última fase exploratoria tiene para la Argentina (y UNASUR) no sólo implicancias geopolíticas (base militar de una potencia extranjera en territorio nacional) y políticas (el único enclave colonial del siglo XXI en actividad), sino fundamentalmente económicas (las reservas probables en las islas equivalen a unos 502.425 millones de dólares) y energéticas (de certificarse esas reservas, el horizonte de vida de las reservas probadas en la Argentina pasaría de 6-7 años a unos 27)” (6). Entonces, los esfuerzos argentinos deben tender a consolidar a Malvinas como un problema americano, en el marco de una región, liderada por Brasil, que busca negociar en conjunto con las potencias más poderosas. No debe olvidarse que Brasil tiene el objetivo de ingresar como miembro permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (7). Se trata de cambios profundos, si se piensa, por ejemplo, que Chile respaldó a Argentina, revisando su apoyo a Gran Bretaña durante la guerra. Diferentes análisis publicados recientemente coinciden en valorar positivamente la firmeza de la posición argentina, llaman la atención sobre el fuerte respaldo regional y reclaman “imaginación” a ambas partes, en particular al gobierno argentino, para que defina una política exterior coherente. Alertan también sobre la necesidad de exhibir una mínima operatividad militar en la zona de conflicto. Algunos marcan también dos tiempos en la política a seguir. Para Guillermo Makin, el gobierno argentino debe “hacerles incómodo el statu quo a los isleños y a los británicos, hay que dificultarles la exploración petrolera” (8), y obligar a la Corona a negociar. En esta dirección, a mediados de febrero, Cristina Fernández decretó que todo buque que atraviese o navegue aguas jurisdiccionales argentinas hacia Malvinas debe solicitar la autorización correspondiente. En consonancia, un buque que llevaba caños sin costura a las islas fue impedido de zarpar desde el puerto de Campana. ¿Qué sucederá si Gran Bretaña efectivamente encuentra petróleo y tiene que expandir la extracción, con una lógica tan antieconómica como verse obligada a traer las plataformas desde el Mar del Norte? De la respuesta a esta pregunta se desprende que para que la presión Argentina sea efectiva, es clave asegurarse el respaldo regional (sobre todo de Chile, Uruguay y Brasil), para que las medidas no sean una declaración principista, sino un efectivo aislamiento logístico. La articulación de una medida de fuer-

4-5-Lorenz-Final.indd 5

za semejante pondría en evidencia la lógica más elemental: que las islas y el Continente deben articular su actividades. Esto sucedía antes de 1982: el gas, el combustible y los alimentos frescos consumidos en Malvinas provenían del territorio continental argentino. He aquí otra consecuencia negativa de la guerra de 1982: las Malvinas nunca estuvieron más “lejos” de Argentina que a partir de la derrota.

Revisar la historia Pero el principal desafío que plantea Malvinas consiste en pensar el conflicto en el contexto más amplio de la reconstrucción democrática. Sólo en esa clave se podrá diseñar una política exterior de largo plazo firme y coherente para cumplir con el mandato constitucional de recuperación. No será posible salir de una política errática si en la sociedad argentina no se da una discusión más profunda acerca de qué significa Malvinas. La guerra fue un hecho irresponsable producido por una dictadura militar represora de su propio pueblo. El Informe Rattenbach (9), elaborado por una comisión investigadora conformada por orden de la Junta Militar, es tajante: las autoridades militares y sus asesores civiles no pre-

Se ha utilizado la justicia de la posición argentina (…) para anular cualquier otra discusión. vieron una respuesta militar británica, no tuvieron en cuenta la desproporción entre las fuerzas enfrentadas y, salvo excepciones, los mandos argentinos demostraron falta de planificación e inoperancia. No hay más que rememorar las terribles condiciones enfrentadas por sus tropas en uno de los climas más inhóspitos de la tierra. Desde junio de 1982, la justicia de la posición argentina, el sacrificio de los muertos y sobrevivientes y la amplia adhesión popular a la recuperación, anularon por completo un análisis abarcador y profundo sobre ese disparatado error. El hecho de que ocho de cada diez combatientes y movilizados a Malvinas fueron soldados conscriptos, la emoción que suscita su sacrificio, contribuyó a obstruir el necesario debate. Por otra parte, desde los sectores de izquierda, progresistas y democráticos no ha habido serios intentos por disputar el campo simbólico de Malvinas, lo que deja el campo libre a los sectores más reaccionarios. Así, todo crítico es antipatriótico, traidor y pagado por los británicos, como puede descubrir cualquier navegante de internet que visite páginas “malvineras”. Por eso es fundamental que el gobierno democrático se pronuncie claramente sobre el tema Malvinas también desde el punto de vista de la política interna. Así como pidió perdón en la Escuela Superior de Mécanica de la Armada (ESMA) en nombre del Estado, también debe “calificar” a la guerra de 1982 y a sus actores. Porque al recordar la invasión apelando a una simbología patriótica que no ha sido revisada y toca cuerdas sensibles en amplios sectores de la población, fortalece a los sectores antidemocráticos y autoritarios. Abel Posse, el defenestrado ex ministro de Educación de Mauricio Macri, puso negro sobre blanco lo que está en juego con Malvinas: “Los británicos parecen gritarnos ‘Veintiocho años después del fondeo del Belgrano y del Sheffield, como hemos

ganado la guerra y ustedes se preocuparon más por insultar a Galtieri y por encarcelar o descalificar a sus soldados que por reorganizar sus fuerzas, venimos a cosechar el petróleo en aguas que ustedes no supieron defender’. Vivimos como culpa y como una amputación definitiva lo que era una batalla perdida y hasta meten preso al almirante Büsser y a tantos combatientes aeronavales que los mismos historiadores británicos elogian en sus obras” (10). En el discurso de Posse está claramente expresada la posición más reaccionaria sobre Malvinas y su extensión a otros temas. Ocurre que los “combatientes aeronavales” son marinos procesados por los “vuelos de la muerte”; no por su actuación en Malvinas. Y si bien Carlos Büsser es uno de los símbolos de aquella guerra (planificó y condujo el exitoso desembarco del 2 de abril), está detenido acusado de torturar a un oficial español bajo el cargo de ser un espía chileno; fue comandante de la FT 2 de Bahía Blanca, secretario personal de Emilio Eduardo Massera hasta el 29 de marzo de 1976, y director de Inteligencia Interior de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) (11). En “el tema Malvinas” se mezcla todo: el actual canciller argentino, Jorge Taiana, encargado de defender los derechos argentinos ante el mundo, seguramente habrá pensado muchas veces en Dardo Cabo, su compañero de prisión durante la dictadura hasta que fue asesinado en un simulacro de fuga. Cabo era un héroe de la Resistencia Peronista, porque en 1966 secuestró un avión y lo hizo aterrizar en Malvinas. Allí izó una bandera argentina para deslegitimar a la dictadura militar de Juan Carlos Onganía. Otra dictadura lo asesinó: la misma que ordenó el desembarco de 1982. Por eso son imprescindibles las definiciones políticas. Dice también Posse: “deberá cesar la rencorosa demolición del factor militar argentino, llevado a cabo por este gobierno, que se venga de los ejércitos del 70 dejando a nuestro país en criminal indefensión en 2010”. Es evidente que desde el final de la guerra, lo que ha estado en juego en relación con Malvinas ha sido la revisión del pasado y, sobre todo, qué instituciones puede y quiere construir una sociedad democrática. Tal vez por eso el Informe Rattenbach nunca fue publicado oficialmente: la criminal irresponsabilidad de los conductores de la guerra quedaría condenada por las mismas instituciones castrenses y no por la sociedad civil, anulando toda posibilidad de teoría conspirativa. Por debilidad en los ‘80, por pragmatismo en los ‘90, los sucesivos gobiernos democráticos no han avanzado, a diferencia de otros temas de la historia reciente, sobre Malvinas. Han tenido a la mano, para alivio de gobernantes y gobernados, el discurso autocomplaciente que honra a todos los que combaten por la patria, hayan sido militares violadores de derechos humanos o inocentes soldados conscriptos.

Malvinas en 1982 se multiplicaron por dos: de 12.000 pasaron a ser 24.000 quienes hoy cobran pensiones y otros beneficios” (13). Las primeras agrupaciones de ex soldados combatientes también inscribieron su experiencia y su lucha en una perspectiva latinoamericana. Para reclamar el reconocimiento estatal y social, algunos de sus volantes reproducían una frase de Augusto Sandino: “El hombre que de su Patria no exige ni un palmo de tierra para su sepultura, merece ser oído, y no tan solamente ser oído, sino también merece ser creído” (14). La otra consigna que campeaba en sus afiches y convocatorias era “Volveremos a Malvinas de la mano de América Latina”. Entre aquella consigna y el actual contexto anida el dilema argentino: dos décadas y media en las que no se terminó de emerger de las secuelas de la represión estatal, entre otras cosas porque los gobiernos democráticos, especialmente durante la década del 90, profundizaron la reestructuración social y económica implantada entonces. Así como se revisa la legalidad y moralidad de los centros clandestinos de tortura y desaparición instalados en nombre de la patria, debería revisarse la invasión del archipiélago, la derrota militar y las consecuencias de ese desvarío (no sólo militar, sino del conjunto de la sociedad y de su dirigencia), para la legítima reivindicación nacional sobre las islas. Desde el Estado aún no ha sido dicho con la suficiente firmeza que un ejército que reprimió a su propia gente en nombre de la patria como excusa –pero en realidad como instrumento del poder económico nacional e internacional concentrado–, no podía librar y mucho menos encabezar una lucha “antiimperialista y de liberación”. Existe una relación profunda entre las formas institucionales y el desarrollo de las libertades en las sociedades, y entre este desarrollo y las representaciones de la patria. La única manera de honrar a tantos que lo merecen, oficiales, suboficiales y soldados, es denunciar y eventualmente castigar a quienes vienen consiguiendo evitar el juicio de la historia. Hay una relación intrínseca entre la democracia y Malvinas. Para poder fijar una política exterior sobre las islas, éstas deben volver a pensarse en el contexto de la política nacional, y no continuar como patrimonio simbólico de quienes quieren permanecer impunes del enfrentamiento civil de los años ’70, dirimido a sangre y fuego por la dictadura militar. n

¿Viejas consignas?

8 “Hay que dificultarles la exploración petrolera”, en sección

En los 80, las primeras agrupaciones de ex combatientes buscaron diferenciarse de las Fuerzas Armadas represoras, mientras se insertaban en la lucha política con consignas antiimperialistas que las acercaron a los partidos de izquierda y a algunos sectores del peronismo revolucionario. Pero si en 1986 reivindicaban el uso del uniforme porque no se lo habían puesto para torturar a su propio pueblo, sino para defender a la patria, en los 90 algunos sectores fueron cooptados por el peronismo menemista y declararon que esas distinciones eran una “cuestión de sastrería” (12). Muchos grupos también se corrompieron, con la complacencia del Estado democrático: “los soldados que pelearon en la guerra por las

9 Informe Rattenbach, Ediciones fin de siglo, Buenos Aires,

1 Martín Caparrós, “La Argentina es malvina”, Crítica, Buenos Aires, 26-2-10. 2 David Day, Conquista. Una nueva historia del mundo moderno, Barcelona, Crítica, 2006. 3 Esteban Cichello Hubner, “La diplomacia lateral”, Newsweek Argentina, Buenos Aires, 10-3-10. 4 Página/12, Buenos Aires, 23-2-10. 5 “Apoyo del Continente por Malvinas”, Página/12, 23-2-10. 6 “Tras un manto de sospechas y especulaciones”, Página 12, 18-2-10. 7 Martín Granovsky, “La ONU y Malvinas, un test con Brasil”, Página/12, 27-2-10. “Enfoques”, La Nación, Buenos Aires, 28-2-10. 2000. 10 Abel Posse, “¡Es la Realpolitik, idiota!”, La Nación, 11-3-10. 11 Página/12, 4-3-10. 12 2 de abril, Buenos Aires, junio de 1990. 13 Martín Balza, Gesta e incompetencia, Buenos Aires, Atlántida, 2003, p. 287. 14 Augusto Sandino, “Manifiesto”, Mineral de San Albino, Nueva Segovia, Nicaragua, 1° de julio de 1927.

*Historiador. Es autor de Malvinas. Una guerra argentina (Sudamericana, Buenos Aires, 2009), Fantasmas de Malvinas (Eterna Cadencia, Buenos Aires, 2008) y Las guerras por Malvinas (Edhasa, Buenos Aires, 2006). © Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

3/26/10 1:12 PM


6 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

DERECHOS HUMANOS, PASADO Y PRESENTE Defensa disfrazada de la dictadura militar

por Marta Vassallo*

El regreso de los dos demonios La reivindicación abierta de lo actuado por las Fuerzas Armadas durante la última dictadura militar en Argentina ha quedado confinada a los represores enjuiciados y al núcleo duro de sus defensores. No obstante, a través de algunos medios de comunicación y de algunos libros de venta masiva, ha trascendido a la opinión pública un nuevo discurso amparado en el desarrollo del derecho internacional, que interpreta los asesinatos cometidos por las organizaciones político-militares que actuaban en los años 70 como crímenes de lesa humanidad, equiparándolos con los crímenes de responsabilidad del Estado.

6-7-Vassallo-Final.indd 6

L

a investigación recientemente publicada de Germán Ferrari, Símbolos y fantasmas (1), cuenta entre sus méritos poner en la mira un discurso que su autor interpreta como “una revitalización de la teoría de los dos demonios”, y que “más allá de lo jurídico gana terreno en la opinión pública”. Este discurso persigue que los asesinatos cometidos por o atribuidos a las organizaciones político-militares que actuaron en los años 70 sean caratulados como crímenes de lesa humanidad. Ferrari considera que el “caso insignia” es la apertura de la causa por la muerte del coronel Argentino del Valle Larrabure, secuestrado por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), iniciada en 2006 por su hijo Arturo: “el período de mayor fuerza de esa causa coincide con la reapertura de la causa por la muerte de Rucci en 2008”. El núcleo de la investigación de Ferrari no son los hechos seleccionados (los asesinatos del coronel Argentino del Valle Larrabure, del ideólogo nacionalista Jordán Bruno Genta, del general Pedro Aramburu y del secretario de la Confederación General del Trabajo –CGT– José Rucci) ni su interpretación, sino la utilización de esos hechos para colocar lo actuado por las organizaciones guerrilleras en el mismo plano que lo actuado por las Fuerzas Armadas (FF.AA.). Ferrari documenta a través de las acciones de Arturo Larrabure y de Eugenio Aramburu hijo, el deslizamiento desde la condena de los asesinatos cometidos por organizaciones guerrilleras a la reivindicación del terrorismo de Estado; desde la exigencia de que los responsables de esos asesinatos sean juzgados al pedido de amnistía.

Disparar contra el kirchnerismo En el marco del asedio a las políticas del kirchnerismo, el objetivo de esta operación no es tanto lograr el enjuiciamiento de miembros sobrevivientes de organizaciones guerrilleras como lograr una suspensión de los juicios en curso a los responsables de la represión legal a través de una amnistía generalizada, como la que postula Alberto Solanet, presidente de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia: “En los últimos seis años desde el Gobierno se ha predicado, a tiempo y a destiempo, el odio y el resentimiento contra un solo sector de la contienda como si la guerra se hubiera desatado sin que nadie la hubiera provocado. (…) Como consecuencia, en la actualidad hay más de 600 presos políticos –sin contar los 80 muertos en cautiverio– cuyo encierro obedece a una decisión política” (2). El enésimo editorial del diario La Nación en oponerse a la política de derechos humanos del kirchnerismo insistía el pasado 7 de marzo: “El empeño interesado de ciertos sectores por reavivar los recuerdos trágicos de la década del 70 con una visión tendenciosa y asimétrica sigue conspirando contra la reconciliación y el reencuentro entre los argentinos”. La argumentación dispara contra el fundamento de la política de derechos humanos iniciada por Néstor Kirchner en 2003 y continuada por el actual gobierno de Cristina Fernández, que es descartar toda equivalencia entre lo actuado por las fuerzas de seguridad y lo actuado por insurrectos. Es un posicionamiento compartido por la

actual Corte Suprema de Justicia y por el Procurador General de la Nación Esteban Righi. El cambio en la interpretación de los gobiernos kirchneristas sobre lo actuado por el denominado Proceso de Reorganización Nacional puede hallarse en el prólogo al Nunca más que escribieron los doctores Rodolfo Mattarollo y Eduardo Luis Duhalde –entonces Subsecretario y Secretario de Derechos Humanos de la Nación, respectivamente– a propósito de la reedición del informe de la Conadep en 2006, año del 30 aniversario del último golpe militar. El prólogo original, escrito por Ernesto Sábato en 1984, empezaba diciendo: “Durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por

“El Estado represor no tuvo interés en juzgar y castigar sino en eliminar físicamente al adversario.” un terror que provenía tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda (…). A los delitos de los terroristas, las FF.AA. respondieron con un terrorismo infinitamente peor que el combatido, porque desde el 24 de marzo de 1976 contaron con el poderío y la impunidad del Estado absoluto”. El principal documento de acusación contra los crímenes de la dictadura se enmarcaba así en lo que se denominó “la teoría de los dos demonios”, esto es, la idea de que dos aparatos militares se habían enfrentado sangrientamente a costa de una sociedad civil inerme y ajena a ese conflicto que se vio atrapada entre ambos. Esta perspectiva supone interpretar el accionar de la dictadura como una respuesta –errada pero explicable– al “terrorismo de izquierda”. El prólogo de la reedición de 2006 dice en cambio: “Nuestro país está viviendo un momento histórico en el ámbito de los derechos humanos… Esta circunstancia excepcional es el resultado de la confluencia entre la decisión política del gobierno nacional… y las inclaudicables exigencias de verdad, justicia y memoria mantenidas por nuestro pueblo a lo largo de las últimas tres décadas (…). Es preciso dejar claramente establecido (…) que es inaceptable pretender justificar el terrorismo de Estado como una suerte de juego de violencias contrapuestas como si fuera posible buscar una simetría justificatoria en la acción de particulares frente al apartamiento de los fines propios de la nación y el Estado que son irrenunciables”. Es este principio el que se busca erosionar, en el marco de un debilitamiento político del kirchnerismo y de una avanzada de la oposición que busca dejar atrás las iniciativas que caracterizaron a las dos últimas gestiones presidenciales, tanto en el terreno de los derechos humanos como en el de las políticas económica, social, financiera, y exterior, y anticipar el posible rumbo de una política de procesamiento del pasado reciente necesariamente diferenciada de la kirchnerista. El ex presidente Eduardo Duhalde –el mismo que considera que enjuiciar a los responsables de los crímenes

de la dictadura y no entregar a las FF.AA. la tarea de la “seguridad interior” es “humillarlas”–, declaró el pasado 25 de febrero en campaña para instalar su candidatura presidencial para el 2011: “Tenemos que parir en 2011 un gobierno de todos, en el que nos respetemos todos. Al que quiere a Videla y al que no lo quiere. A todos”. Una declaración impensable hasta hace poco tiempo atrás.

La interpretación de las leyes Rodolfo Mattarollo considera que “las infracciones cometidas en los conflictos armados internos en la década del 70 no constituían infracciones graves a los convenios de Ginebra o crímenes de guerra en el Estado en que se encontraba el desarrollo del derecho internacional”. Al enfocarse en la innovación que significa el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI), de 1998, advierte: “El Estatuto de Roma admite como sujeto activo del crimen de lesa humanidad grupos no estatales. Para admitir su capacidad de cometer crímenes de lesa humanidad se ha exigido que los grupos no estatales tengan control del terreno o puedan moverse libremente por el mismo… Condiciones que nunca alcanzó la guerrilla argentina” (3). Ferrari cita al presidente del Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ) Juan Méndez para relativizar la aplicación de los principios de la CPI al caso

Los violadores El 9 de febrero pasado el Comité de América Latina y el Caribe para los Derechos de la Mujer (CLADEM) y el Instituto de Género, Derecho y Desarrollo (INSGENAR) presentaron ante los tribunales de San Martín, provincia de Buenos Aires, en el marco de la causa contra Santiago Omar Riveros y otros, por privación ilegal de libertad, tormentos y homicidio, un Amicus Curiae dirigido a que los vejámenes y violaciones sexuales perpetrados contra hombres y mujeres en cautiverio que formaron parte del plan sistemático de represión ilegal, sean juzgados y condenados como crímenes de lesa humanidad. En efecto, los delitos de esta índole, aun cuando figuren en los testimonios, son desestimados por los tribunales por no considerarlos parte del plan sistemático de represión. La argumentación de los tribunales se ve favorecida por la particular dificultad que las víctimas de esos delitos presentan para denunciarlos. El CLADEM busca poner fin a la impunidad que es norma para estos delitos, argumentando que “lo que tiene que ser sistemático no son los crímenes, sino el ataque o conflicto que forma parte del contexto en que se están cometiendo dichos crímenes”. Los vejámenes sexuales cometidos contra prisioneros son una conducta que diferencia claramente a los miembros de las Fuerzas Armadas y de seguridad que actuaron bajo el Proceso de Reorganización Nacional de la de los miembros de las organizaciones políticomilitares. n M.V.

3/27/10 2:41 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 7

Carlos Alonso, Silencio P., 1978 (Gentileza del autor)

argentino: “En el derecho internacional se reconoce que los crímenes de guerra pueden ser cometidos por agentes no estatales, como los grupos alzados en armas, con tal que se cometan como práctica masiva o sistemática y que respondan a un mando unificado y organizado… Lo que me parece más difícil es encontrar una base fáctica en el caso argentino, por dos razones. En primer lugar, porque los delitos atribuidos a los alzados en armas en Argentina no incluyen ataques a la población civil ni la tortura al enemigo rendido. En segundo lugar, porque aun en los hechos que podrían ocupar una zona gris –como la toma de rehenes o la eliminación de un rehén en estado de indefensión– el Estado argentino ha tenido más de 30 años para procesar y castigar a los responsables, y durante todo ese tiempo no hubo amnistías ni indultos generalizados que lo impidieran. El Estado represor no tuvo interés en juzgar y castigar sino en eliminar físicamente al adversario, y además de maneras terriblemente crueles. Es por eso que la justicia no tiene elementos para perseguir penalmente aquellos delitos cometidos por los alzados en armas, no porque haya respecto de ellos una doble vara que los distinga de los crímenes del terrorismo de Estado”.

Con o sin Estado La propuesta de igualar las acciones de fuerzas insurrectas con las de las FF.AA. y de seguridad sigue diversas estrategias: argumenta que hubo apoyo estatal, o que el apoyo estatal no tiene por qué estar referido al acto criminal que se investiga, sino que basta con que el Estado haya tolerado actividades violatorias de derechos humanos, o bien, amparándose en el Estatuto de

6-7-Vassallo-Final.indd 7

Roma de la CPI, que no hace falta la intervención estatal para caratular una acción como crimen de lesa humanidad. El fiscal de la Cámara Federal de Rosario Claudio Palacin consideró que cabe aplicar a la muerte de Larrabure el artículo Nº 3 de las Convenciones de Ginebra sobre el trato debido a los adversarios capturados. Por otra parte, Palacin consideró que el ERP tenía capacidad de control territorial y de desplazamiento de un punto a otro del país, condiciones que pone el Estatuto de Roma a la capacidad de un agente no estatal para cometer crímenes de lesa humanidad. Ceferino Reato en Operación Traviata apunta a caratular el asesinato de Rucci como crimen de lesa humanidad atribuyendo responsabilidad en su ejecución al gobierno bonaerense de Oscar Bidegain, lo cual configuraría una intervención estatal (4). El escrito presentado por el hijo de Larrabure para abrir la causa por la muerte de su padre hace una exaltación de la Cámara Federal en lo Penal creada en mayo de 1971, bajo la dictadura de Alejandro Lanusse. La misma exaltación que desarrolla Juan Bautista Yofre en Volver a matar (5). La confluencia no termina allí: Ferrari menciona el artículo que Larrabure hijo publicó en La Nueva Provincia el 26 de octubre de 2008, donde reproduce aproximadamente su discurso en la Plaza San Martín del 6 de octubre de ese año, acto en que a la conmemoración de los militares muertos en acciones contra la guerrilla se integró la conmemoración de José Rucci: “…el terrorismo de Estado camporista se volvió evidente en la actuación de los poderes legislativo y ejecutivo que facilitaron e incentivaron la acción terrorista amnistiando a los guerrilleros sin desarmarlos y suprimiendo la legislación antiterrorista y los tribunales que eficientemente los juzgaran”.

Volver a matar de Yofre pone precisamente en la mira el hecho denominado “devotazo”, la liberación de los presos políticos de Villa Devoto el 25 de mayo de 1973, y la sanción en el Parlamento de la ley de amnistía Nº 20.508 dos días después, ante el hecho consumado. “Tras la asunción de Cámpora, escribe Yofre, todos los que intervinieron en la muerte del general Juan Carlos Sánchez (jefe del II Cuerpo del Ejército durante la dictadura de Lanusse) salieron en libertad. Julio Roqué, el que pegó el tiro fatal a Sánchez, fue el mismo que contribuyó al año siguiente a sesgar la vida de José Rucci”. Confluye también con la investigación de Reato, quien atribuye a Julio Roqué, un militante de FAR más tarde integrado a la conducción de Montoneros, el asesinato de Rucci. Y que también dedica una descripción escandalizada al episodio en que una multitudinaria manifestación convocada por la Juventud Peronista rodeó la cárcel de Villa Devoto en la noche del 25 de mayo de 1973 forzando la liberación de la totalidad de los presos políticos. Se insinúa así que, al disolver la Cámara Federal en lo Penal creada por la dictadura de Lanusse, y amnistiar a los presos políticos condenados por ella, el Estado argentino es el responsable del accionar guerrillero posterior al 25-5-73. Un supuesto “converso”, a quien Yofre le da la palabra en uno de los capítulos de su libro, y que tuvo a bien presentar el libro de Yofre en julio de 2009, arrima el argumento de que los hechos de la guerrilla son crímenes de lesa humanidad porque fueron financiados y promovidos por el Estado cubano, convirtiendo así la intensa movilización social y política que enfrentó a las sucesivas dictaduras militares en una guerra entre dos Estados. Mattarollo echa de menos en Argentina una investigación “objetiva e independiente” sobre los hechos de la lucha armada, que aportarían claridad y rigor a esta polémica. Lo más cercano a esa investigación todavía por realizar es Hechos armados, Argentina 1973-1976, de Juan Carlos Marín (6). Su investigación intenta una contabilización de los hechos armados, protagonizados tanto por organizaciones revolucionarias como por las fuerzas legales y las ilegales de derecha, como la Triple A, durante el gobierno constitucional previo a la dictadura. No se limita a una contabilización sino que interpreta las cifras en función del origen de los hechos armados y sus consecuencias en bajas (muertos, heridos, detenidos). Una abierta reivindicación de lo actuado se encuentra en los alegatos en juicio de acusados de gravísimas violaciones a los derechos humanos como los generales Antonio Bussi, Luciano Benjamín Menéndez, el capitán de la Armada Jorge Eduardo Acosta. Enmarcan la acción en la Guerra Fría a nivel mundial, en la denominada Doctrina de la Seguridad Nacional y en la necesidad de enfrentar una conjura internacional marxista impulsada desde el exterior, consideran su accionar no deseado, pero imprescindible y legitimado por el objetivo de defender la “institucionalidad”, e insisten en que ese conflicto no se ha resuelto, y se prolonga, pese a su victoria militar. Los generales quedan en aparente soledad con sus argumentaciones, pero

en realidad el discurso que busca la equivalencia entre unos y otros hechos es la nueva y más sofisticada forma que toma esa reivindicación. Es un dato significativo que en diciembre de 2009, Menéndez haya podido citar a su favor, corroborando sus fundamentos, un artículo publicado en La Nación del 10 de diciembre de 2009 por el flamante –y fugaz– ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires Abel Posse, designado por Mauricio Macri, del PRO: “Bien lo dijo Abel Posse: ningún país repudió a su Ejército por lo que le exigieron sus gobiernos…”.

Asesinatos La discusión sobre la legitimidad o no de los asesinatos políticos, sobre los criterios por los cuales establecer distinciones entre asesinatos, es una discusión pendiente y corre por otro carril. Pero sean cuales fueren las conclusiones de esa discusión, resulta difícil no admitir la dificultad de equiparar la acción de grupos insurrectos, indicio siempre de una situación de opresión que va mucho más allá de los estrictamente involucrados, con la acción de las fuerzas militares y de seguridad que actúan como agentes del poder y la legalidad de los Estados. El asesinato del jefe de policía coronel Ramón Falcón por el adolescente ruso anarquista Simon Radowitzky en 1909 no podría equipararse con los crímenes de que era responsable Ramón Falcón, partícipe de la Campaña del desierto y agente, desde la jefatura de la Policía Federal a partir de 1906, de brutales represiones antipopulares, como la del 1º de mayo de 1909 contra una manifestación obrera convocada por la FORA que dejó 10 muertos y cientos de heridos. Como sería difícil equiparar el asesinato de Aramburu por un comando montonero en 1970 con los crímenes de los que se había hecho responsable el mismo Aramburu, desde el golpe militar de 1955 al fusilamiento del general constitucionalista Juan José Valle, los fusilamientos de civiles inermes en un baldío de José León Suárez en 1956, y la proscripción y persecución sostenida de buena parte de la población en virtud de su filiación política, que caracterizaron a la dictadura surgida del golpe militar de 1955. ¿Quién y con qué objetivos podría decir que son equiparables? La respuesta, diría Bob Dylan, “está soplando en el viento”. n 1 Germán Ferrari, Símbolos y fantasmas. Las víctimas de la guerrilla: de la amnistía a la justicia para todos, Sudamericana, Buenos Aires, 2009. 2 “La amnistía, una posibilidad abierta”, La Nación, 24-2-10. 3 Agradezco especialmente al Dr. Rodolfo Mattarollo por haberme facilitado los originales de Noche y niebla y otros escritos sobre derechos humanos, actualmente en prensa en Capital Intelectual. 4 Ceferino Reato, Operación Traviata, Sudamericana, 2ª ed, Buenos Aires, 2009. 5 Juan Bautista Yofre, Volver a matar. Los archivos ocultos de la “Cámara del terror” (1971-1973), Sudamericana, Buenos Aires, 2009. 6 Juan Carlos Marín, Hechos armados, La Rosa Blindada/ P.I.CA.SO., 3ªedición corregida y ampliada, 2007. *Periodista. © Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

3/27/10 2:41 PM


8 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

DERECHOS HUMANOS, PASADO Y PRESENTE En la guerra y en la paz

por Rodolfo Mattarollo*

¿Derecho a la información o a la verdad? (…) para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Pilato le dijo: ¿Y qué es la verdad? Juan 18, 37-38.

E

Carlos Alonso, El dicurso, fragmento, 1973 (Gentileza del autor)

El 9 de marzo pasado, el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), escuchó en Ginebra a un panel de discusión sobre el “derecho a la verdad”. El autor de este artículo fue el experto proveniente de la región latinoamericana y caribeña.

8-Mattarollo-Final.indd 8

l Consejo de Derechos Humanos propuso tres objetivos para esta reunión: a) Inventariar el estatuto legal del derecho a la verdad, su naturaleza y contenido; b) Identificar los aspectos que requieren mayor clarificación y desarrollo para su implementación y protección y; c) Explorar las mejores opciones y métodos a nivel internacional, regional y nacional del derecho a la verdad. Dos difundidas teorías de la verdad son la de la correspondencia y la de la coherencia. Para la primera, una proposición es verdadera si y solamente si se “corresponde con los hechos”. Para la segunda, la verdad consiste en una relación que los portadores de la verdad mantienen entre sí, como la relación de apoyo mutuo entre las creencias de un individuo o de una comunidad, vale decir una relación de consistencia interna (1). La dramática lucha por el derecho a la verdad, en su dimensión a la vez individual y colectiva, se corresponde con la primera concepción del término. Esto está claro para quienes desde hace décadas buscan a los detenidos-desaparecidos; reclaman la verdad sobre su paradero y su suerte y reiteran el interrogante rara vez respondido: “¿dónde están?”. A este respecto es oportuno recordar las afirmaciones de Karl R. Popper, citadas por Luigi Ferrajoli en su clásico ensayo Derecho y razón: “No hay duda de que lo que ordinariamente llamamos ‘verdad’ es la correspondencia (con los hechos) más bien que a la coherencia o a la utilidad práctica (…) No cabe duda de que es la correspondencia el sentido ordinario de ‘verdad’ tal como se emplea en el juzgado” (2). Argentina introdujo el tema del derecho a la verdad en la ONU y patrocinó una primera resolución de su entonces Comisión de Derechos Humanos. En 2005 la Comisión adoptó la Resolución 2005/66 sobre el derecho a la verdad.

Liderazgo argentino Para entonces se había recorrido un largo camino. Ya en el legendario Coloquio de París de 1981 (3) sobre la desaparición forzada, al presentar su informe de síntesis, el jurista francés Louis Joinet se preguntaba si podía estar menos protegido el derecho a la verdad en tiempo de paz que en tiempo de guerra. Joinet señalaba la paradoja de que el derecho de Ginebra reconoce explícitamente el derecho de las familias de conocer la suerte corrida por sus miembros en el marco de los conflictos armados internacionales (art. 32 del Protocolo Adicional I de 1977 a los Convenios de Ginebra de 1949). Pero faltaba por entonces en

los textos un reconocimiento expreso de ese derecho en otras situaciones. En la actualidad y luego del amplio debate entre los Estados que acaba de realizarse en Ginebra, al tratar el panel (4) el tema sobre el derecho a la verdad, quedó claro que éste ha pasado gradualmente de ser un “derecho emergente” que lucha por su reconocimiento pleno, a ser un derecho humano bien establecido. En el curso del “diálogo interactivo” con los Estados que siguió a las exposiciones del panel se advirtieron ante todo dos cosas. En primer lugar la positiva valoración internacional de la política argentina de derechos humanos como política de Estado; muy especialmente bajo los períodos del ex presidente Néstor Kirchner y la actual presidenta Cristina Fernández. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU, integrado por 47 Estados, reconoce a Argentina un papel de liderazgo indiscutido, que va más allá del ámbito regional. En segundo lugar se evidenció el notable trabajo previo realizado por la Misión argentina en Ginebra, bajo la dirección de Alberto Dumont, para sumar apoyo tendiente al reconocimiento pleno de lo que era hasta hace poco un derecho naciente, en el marco de una amplia política de construcción de consenso en materia de derechos humanos

En la guerra no se deben cometer actos que hagan por completo imposible una reconciliación ulterior. en el complejo mundo actual. La importancia atribuida al evento puede apreciarse si se tiene en cuenta que la sesión fue inaugurada por el Presidente del Consejo, el belga Alex Van Meeuwen y por la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la sudafricana Navi Pillay, y coordinada por uno de los tres vicepresidentes del Consejo, el chileno Carlos Portales.

Sin suspensión posible Un dato auspicioso es la evolución de la opinión de Estados Unidos, que había manifestado permanentes reservas frente al derecho a la verdad y preferían sustituirlo por el derecho a la información. Para advertir la diferencia conviene recordar que el derecho a recibir e impartir informaciones puede ser suspendido durante los estados de excepción –no es un derecho intangible– mientras que el derecho a la verdad no admite suspensión. Por otra parte, existen obligaciones positivas del Estado en el marco del derecho a la verdad, entre otras la de suministrar todos los datos referidos a la persona y a la violación de los derechos humanos que padeció (y esto no sólo en casos de desaparición forzada), incluidos los nombres y cargos de los presuntos responsables. El derecho a la verdad está vinculado al derecho al duelo, respetado en todas las culturas dentro de las pautas sociales funerarias, por lo que tampoco es concebible su hipotética suspensión. La Delegación de Estados Unidos insistió sin embargo en que existe una vinculación estrecha entre el derecho a la verdad y el derecho a buscar, recibir e impartir información (art. 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos). Pero más adelante, en las conclusiones, afirmó que “apoyaba el principio de que las familias tienen el derecho de saber el destino de sus integrantes desaparecidos” y subra-

yó “(…) que el derecho a la verdad está inseparablemente relacionado con la promoción de los ideales democráticos, los derechos humanos y la justicia”. En sus conclusiones como integrante del panel, el autor de esta nota consideró prioritario hacer operativo el derecho a la verdad. Partió de una convicción: ha llegado el momento de reflexionar sobre la promoción de un instrumento universal, por el momento no vinculante, sobre memoria y verdad. Basándose en los importantes avances normativos y prácticos realizados en los últimos veinticinco años, dicho instrumento podría tener la forma de una Declaración solemne adoptada en el seno del Consejo de Derechos Humanos, la que posteriormente podría ser aprobada por la Asamblea General. La Declaración podría a la vez definir los principios relativos al derecho a la verdad como normas ya bien establecidas del derecho internacional y recomendar la adopción de los mecanismos procesales que tiendan a hacerlo realmente operativo, tanto en el plano nacional como internacional. Las normas y procedimientos para la protección de querellantes, testigos, abogados, jueces y fiscales deberían encararse con carácter prioritario y sus principios y fundamentos podrían incluirse en el instrumento a elaborar. La preservación, recuperación y acceso de los sitios de memoria y de los archivos oficiales podrían ocupar un lugar importante, así como la desclasificación de documentación relevante para el establecimiento de la verdad. Los protocolos de actuación de los antropólogos forenses deberían tener allí un reconocimiento expreso. En definitiva, los trabajos de la verdad consisten en una gigantesca empresa de reconstrucción del pasado reciente. “Se trata de probar y por lo tanto de hacer creíbles hechos aparentemente increíbles”, como dijo Robert Jackson, el famoso fiscal del juicio de Nuremberg. En la exposición ante el Consejo se aludió a la imposibilidad de relativizar las atrocidades cometidas en centros de tortura y exterminio como, entre otros, la ESMA en Argentina y Villa Grimaldi en Chile, y se señaló la similitud de esos intentos con las posturas negacionistas de los crímenes del nazismo (ver Vassallo, pág. 6). Respecto a la reconciliación, el informe consideró inevitable volver al ensayo de Karl Jaspers sobre el problema de la culpa con relación a los crímenes del nazismo (5). Allí el autor recuerda la sentencia de Immanuel Kant: “En la guerra no se deben cometer actos que hagan por completo imposible una reconciliación ulterior”. Por esto mismo correspondería consagrar una atención prioritaria a los aspectos culturales y educativos, que son parte inseparable de una civilización de los derechos humanos. n 1 Ted Honderich (editor), Truth. The Oxford Companion to Philosophy, Oxford University Press, 1995. 2 Luigi Ferrajoli, prólogo de Norberto Bobbio, Derecho y Razón. Teoría del garantismo penal, Editorial Trotta, Madrid, 1995. 3 Le refus de l’oubli. La politique de disparition forcée de personnes. Colloque de Paris, Janvier-Février 1981, Berger-Levrault, París, 1982. 4 Los integrantes del Panel provenían de cuatro de las cinco regiones geográficas reconocidas en la ONU. África (Yasmin Sooka), Europa Occidental (Olivier de Frouville), Occidente (Dermot Groome) y el GRULAC (América Latina y el Caribe; Rodolfo Mattarollo). El Panel no contó con un miembro asiático. 5 Karl Jaspers, El problema de la culpa, Paidós, Barcelona, 1998.

*Consultor Permanente en Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. © Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

3/26/10 3:10 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 9

En las revistas

En la red

Archivos del presente

La Biblioteca

La causa laboral

Puente @ Europa

Revista latinoamericana de temas internacionales editada por la Fundación Foro del Sur. En este número tiene especial interés el balance de Aldo Ferrer: “Una década extraordinaria de la economía argentina 2001-2010”. Además, se incluye un artículo de Joseph Stiglitz, Amartya Sen y Jean-Paul Fitoussi: “El bienestar social como índice de desarrollo”, y uno de Barry Eichengreen: “El dilema del dólar”. Por último, un análisis de Abraham Lowenthal sobre las relaciones entre Obama y América Latina.

Publicación anual de la Biblioteca Nacional. En este número, dedicado a “la expresión americana”, sobresalen: “Acerca del desencuentro entre democracia y liberalismo. Una aproximación histórico-conceptual al debate político en la Argentina del siglo XIX”, por Elías J. Palti; “Lugones e Ingenieros: polémicas y paralelos”, por David Viñas, y “Civilización imaginada. Lecturas sobre civilidad e identidad en el Buenos Aires colonial a través de su prensa periódica”, por Matías Maggio Ramírez.

Revista bimestral editada por la Asociación de Abogados Laboralistas (AAL). Este número incluye, entre otros, los siguientes artículos: “La asignación universal por hijo es universal o es un nuevo plan asistencial?”, por Horacio González; “El precio de la discriminación, la intolerancia y el autoritarismo”, por Sebastián Serrano Alou; “La noción biologista de la pobreza corroe el sentido de ciudadanía democrática”, por Mario A. Luna, y “Enfrentar la pobreza ahora”, por Ricardo Aronskind.

Año XIV, Nº 51, Buenos Aires, 2010. En internet: www.forosur.com.ar

Nº 8, Buenos Aires, primavera de 2009. En internet: www.bn.gov.ar

Año IX, Nº 43, Buenos Aires, diciembre de 2009. E-mail: info@aal.org.ar

Publicación anual de relaciones internacionales editada por la sede en Buenos Aires de la Universidad de Bologna. Este número especial está dedicado a la representación en los sistemas políticos y las organizaciones regionales, centrándose en el caso de la Unión Europea, donde el Parlamento es elegido desde hace 30 años por sufragio universal. Se destaca la entrevista a Luigi Vittorio Majocchi sobre “El federalismo: instrumento de análisis y meta de acción política”.

Revista Iberoamericana

Desarrollo económico

Ciencias Sociales

Revista cuatrimestral de ciencia, tecnología y sociedad. Merecen especial atención: “Periferia y fronteras tecnológicas. Energía nuclear y dictadura militar en la Argentina (1976-1983)”, por Diego H. de Mendoza, y un dossier sobre programas de posgrado en América Latina que incluye, entre otras: “Fuentes de información para el análisis de resultados e impactos de programas de becas de posgrado en ciencias e ingeniería en Iberoamérica”, por M. Guillermina D’Onofrio y Julia Gelfman.

Revista trimestral de ciencias sociales publicada por el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES). En este número tienen especial interés: “Los cambiantes roles del Fondo Monetario Internacional y América Latina”, por Roberto Frenkel y Alejandro Avenburg; “La ‘norteamericanización’ del Ejecutivo en Europa. ¿Un proceso irreversible?”, por Sergio Fabbrini, y “El peronismo y la experiencia del Estado en la provincia de Buenos Aires (19431955)”, por Juan Manuel Palacio.

Publicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Sobresale el dossier sobre diversidad sexual que incluye, entre otras notas: “Observatorio de la discriminación en radio y televisión: ¿los medios discriminan las identidades genéricas no normativas?”, por Myriam Pelazas; “El otro placard: regulaciones institucionales en torno a la diversidad sexual juvenil”, por Silvia Elizalde y Juan Péchin, y “El derecho del trabajo y la diversidad sexual”, por Viviana M. Dobarro.

Nº 13, Vol. 5, Buenos Aires, noviembre de 2009. E-mail: secretaria@revistacts.net

Nº 194, Buenos Aires, julio-septiembre de 2009. E-mail: desarrollo@ides.org.ar

Nº 74, Buenos Aires, noviembre de 2009. E-mail: public@mail.fsoc.uba.ar

9-Revistas-Final.indd 9

www.ba.unibo.it/BuenosAires/Extension/default.htm

Contra / Relatos desde el Sur Publicación del Programa de Estudios Africanos y el Programa sobre Medio Oriente de la Universidad Nacional de Córdoba. Se destacan: “Reconstrucciones identitarias en el proceso bolivariano: los afro-venezolanos (1998-2008)”, por Mario Ayala y Ernesto Mora Queipo, y “Las relaciones sino-africanas: el dinamismo y la pluridimensionalidad de los lazos entre 1990 y 2008”, por Diego Buffa y M. Florencia Rubiolo. www.cea.unc.edu.ar/africa-orientemedio/contrarelatos.php

3/26/10 3:13 PM


10 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

Para estimular la economía productiva

por Mark Weisbrot*

Venezuela busca una estrategia de desarrollo La caída brutal del precio del petróleo a fines de 2008 hizo temer o esperar –según el caso– una reducción en la vasta inversión social que realiza el gobierno de Hugo Chávez, verdadera columna vertebral que articula el apoyo de las mayorías populares. A pocos meses de las elecciones legislativas –se celebrarán el 26 de septiembre próximo–, la política económica bolivariana pasa a ocupar el corazón de los debates. Manifestación en Caracas (Reuters)

D

urante su visita a Brasilia, el pasado 2 de marzo, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, sermoneó a la oveja descarriada de su patio trasero: “Esperamos que el gobierno venezolano inicie un proceso de (…) restauración de la propiedad privada y de retorno a la economía de mercado”(1). Nada nuevo bajo el sol. Aunque desde comienzos de 2003 Venezuela batió todos los récords de crecimiento económico, los opositores al poder establecido –entre ellos Washington y la mayoría de los grandes medios internacionales– no pararon “de lamentar, inquietarse, esperar” para retomar el título de la canción “Crying, waiting, hoping” del famoso rockero Buddy Holly. Procurando que sus deseos se convirtiesen en realidad, escribían a toda página que la burbuja petrolera no tardaría en explotar. Pero resulta que en cinco años y medio el Producto Interno Bruto (PIB) real del país aumentó un 95%, la pobreza se redujo a la mitad y la extrema pobreza a más del 70%. El gasto social por habitante se elevó a más del triple, al tiempo que el acceso a la atención sanitaria y a una educación más sólida mejoró considerablemente. En 2006, los electores expresaron su reconocimiento, ratificando al presidente Hugo Chávez con una mayoría del 63%, la más alta que se haya obtenido hasta el momento. Pero a fines de 2007, con la entrada de Estados Unidos en recesión, la economía comenzó a marcar el paso. En el último trimestre de 2008, la cotización del petróleo se derrumbó en los mercados mundiales, pasando de un nivel récord de 150 dólares a 45 dólares el barril. Por primera vez desde las grandes huelgas del sector petrolero de 2002-2003, Venezuela volvió a entrar en crisis económica; su PIB disminuyó un 3,3% en 2009. Los deseos de los enemigos de Chávez se vieron finalmente realizados. Al igual que en el primer conflicto petrolero posterior a la euforia de 1973-1977, el maná agotado sólo podía traer un derrumbe económico. ¿Podremos estar tan seguros de esto? El

10-11-Venezuela2daF.indd 10

estudio de las características de esta crisis demuestra que no era en absoluto inevitable. El gasto del sector privado, que ya se había comprimido en 2008, se redujo más claramente desde que cayó el precio del petróleo. En ese momento, el gobierno habría podido implementar un plan de reactivación enérgico, forzando el gasto público para compensar la disminución de la demanda privada. No lo hizo. Por el contrario, el crecimiento del sector público se derrumbó estrepitosamente, pasando del 16,3% en 2008 al 0,9% en 2009.

Políticas de reactivación Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) y algunas otras instituciones financieras, hace tiempo que existen dos pesos, dos medidas: algunos países ricos, como Estados Unidos o Reino Unido, pueden

El crecimiento del país no depende tanto del precio del petróleo como suele creerse. permitirse legítimamente importantes déficits presupuestarios para contrarrestar una recesión; los países en desarrollo supuestamente deben hacer lo contrario, es decir, reducir gasto público y déficit. No obstante, gracias a un plan de reactivación masivo China salió del paso magistralmente, exhibiendo en 2009 un crecimiento del 8,7% a pesar del caos económico mundial. Claro que el gobierno chino tiene la ventaja de controlar todo el sistema bancario: pudo obligar a estas instituciones a otorgar crédito, sabiendo además que la inversión pública representa el 20% del PIB. Dicho esto, Bolivia, Estado que no tiene tanto

margen de maniobra, supo aplicar una política de reactivación en el momento oportuno mucho más importante que la de Estados Unidos –en proporción al tamaño de su economía–, lo que le permitió obtener el año pasado el mejor resultado del continente, con un crecimiento del 3%. Por el contrario, el PIB de la mayoría de los otros países de la zona se redujo. Los países en desarrollo que quieren practicar una política de reactivación en período de recesión deben prestar atención además a su balance de pagos, manteniendo sus reservas y divisas en un nivel suficiente. Éste no es el caso de Estados Unidos, que puede pagar sus importaciones en su propia moneda. Como en 2008 la balanza comercial venezolana fue ampliamente excedentaria, el país había acumulado dólares. Cuando el precio del petróleo cayó, ese excedente se convirtió rápidamente en déficit… sólo por seis meses: el gobierno apeló a sus reservas para cubrir la factura de las importaciones. Nada le obligaba entonces a permitir que la economía se contrajera. Habría podido retirar algo más de sus reservas, que siguen siendo muy holgadas –más de 30.000 millones de dólares–, luchar contra la fuga de capitales e incluso, en último caso, pedir prestado lo necesario en los mercados internacionales. La deuda pública externa de Venezuela es bastante baja (11% del PIB) y su deuda pública total representa apenas el 20% de ese mismo PIB. A título comparativo, la de Estados Unidos equivale al 100% del PIB nacional. Al Estado venezolano no le faltan divisas para financiar él mismo el mecanismo de reactivación. Sólo las necesita para afrontar la carga de sus importaciones, en aumento a raíz de su desarrollo económico –contrariamente a un país en declive, en el que por lógica se reducirían–, y para preservar un nivel de reservas adecuado. Todas estas observaciones evidencian que el crecimiento del país no depende tanto del precio del petróleo como suele

creerse. El gobierno posee los medios para intervenir, según las fluctuaciones del mercado petrolero, ya que su endeudamiento es modesto y sus reservas en divisas elevadas. No obstante, hace siete años Venezuela enfrentó una de las más preocupantes situaciones: la sobrevaluación de su moneda. En 2003, el gobierno había fijado el tipo cambiario en 1.600 bolívares de ese momento –1,6 bolívares actuales (2)– por dólar. Después de dos devaluaciones, éste pasó en 2005 a 2,15 bolívares, para no volver a modificarse hasta el pasado enero. Ese tipo fijo ocasionó que la sobrevaluación de la divisa venezolana no hiciera más que acentuarse con el tiempo. La inflación fue mucho mayor en Venezuela que en sus socios comerciales: 20% anual en promedio en los últimos siete años. Si aceptamos la hipótesis de que la moneda no estaba sobrevaluada cuando se instauró ese tipo cambiario fijo, ésta se habría incrementado en más del 130% en términos reales. Este fenómeno hace aumentar mecánicamente el precio de los productos de exportación y bajar el costo de las importaciones, que se vuelven artificialmente baratas (3). En tales condiciones, es difícil y hasta imposible para Venezuela reducir el peso del sector petrolero, diversificando su economía. En realidad, nada ha cambiado en este aspecto en los últimos siete años.

“Ajuste del bolívar” El 8 de enero pasado, para estimular la economía productiva, frenar las importaciones no estrictamente necesarias y favorecer la exportación, Caracas procedió a una devaluación –que el gobierno denominó “ajuste del bolívar”–. Se fijó un tipo cambiario de 4,3 bolívares por dólar para la mayoría de las compras en el extranjero –automóviles, herramientas informáticas y de telecomunicaciones, electrodomésticos, servicios, textiles, artículos de lujo, tabaco, bebidas, etc.–. Al mismo tiempo se decretó un tipo cambiario de 2,3 bolívares para los flujos

3/26/10 3:16 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 11

económicos considerados vitales, como el agroalimentario, la educación, las actividades científicas y tecnológicas, la salud, maquinaria y en general, las importaciones destinadas al sector público. Este “ajuste” en dos niveles favorecerá, indudablemente, un aumento de la inflación, pero cabe esperar que el efecto sea temporario, como ocurrió en las grandes devaluaciones de estos últimos años (Brasil, Rusia, Argentina). Y si bien tiene el mérito de mejorar la competitividad venezolana, probablemente resulte insuficiente. Como la inflación sigue arreciando, la sobrevaluación en términos reales volverá a aumentar rápidamente. La inflación en sí –que pasó del 30,9% al 25,1% entre 2008 y 2009– constituye un problema secundario. Que debe combatirse, sin duda, ya que ésta se aproxima a la barrera del 20%, más allá de la cual la mayoría de los macroeconomistas estiman que cuesta puntos de crecimiento (4). Venezuela seguramente se beneficiaría si adoptara un régimen cambiario más flexible, aunque sin abandonar la reglamentación. Mantendría así el control sobre sus capitales –sin comprometer la competitividad– y permitiría la diversificación de la economía. Esto equivale a encontrar la fórmula de una verdadera estrategia de desarrollo, concepto más bien exótico en un continente americano abonado al neoliberalismo desde hace varias décadas. Entretanto, la cotización del petróleo se recuperó, ubicándose actualmente en 80 dólares el barril. Si bien este tipo de previsiones llama a la prudencia, las proyecciones de la US Energy Information Administration (USEIA) –uno de los servicios del Ministerio de Energía estadounidense– señalan un aumento sostenido del pre-

10-11-Venezuela2daF.indd 11

cio del oro negro, situando en 98 dólares el barril en el horizonte 2020 (5). Por otro lado, el Instituto de Estudios Geológicos de Estados Unidos –US Geological Survey (USGS)– anunció el 22 de enero que la Faja del Orinoco contendría 513.000 millones de barriles de petróleo –el doble de las estimaciones realizadas hasta el momento– lo que en términos de reservas pone a Venezuela muy por delante de Arabia Saudita (266.000 millones de barriles) (6). De manera muy verosímil, Caracas, al mantener el control de los recursos petroleros (7) y adoptar las obligadas medidas macroeconómicas, sigue teniendo la cancha libre para implementar una serie de experiencias piloto en lo económico, político y social, y extraer todas sus enseñanzas útiles. n 1 Associated Press, Caracas, 4-3-10. 2 En virtud de la ley de reconversión monetaria que entró en vigencia en enero de 2008, 1.000 bolívares se convirtieron en 1 bolívar fuerte. 3 La reducción de las exportaciones no petroleras durante tres años alcanzó en 2009 un pico de 44,7%. En cambio, las importaciones aumentaron 190,7% entre 2004 y 2008 (22% en 2009). 4 No obstante, queremos señalar que los economistas no se ponen totalmente de acuerdo sobre este tema. 5 www.eia.doe.gov/oiaf/forecasting.html 6 BBC Mundo, Londres, 23-1-10. 7 En materia de petróleo, la “ley de los hidrocarburos” exige que PDVSA, la compañía nacional venezolana, tenga una mayoría de al menos 60% en todos los proyectos conjuntos con las empresas extranjeras y en cada una de las fases de la

Una atmósfera eléctrica por Maurice Lemoine* Cuando la escasez de agua y la crisis energética afectan a todo el país, la oposición y los expertos denuncian que los errores de planificación por parte del gobierno y las inversiones insuficientes condujeron el sector al desastre. Se trata, en efecto, de una red de compañías públicas –Electricidad de Caracas (EDC, nacionalizada en 2007), Cadafe, Enelco y Edelca, etcétera– encargadas de suministrar el servicio a las distintas regiones. El 8 de febrero, el presidente Hugo Chávez decretó el “estado de emergencia eléctrica” de dos meses que implica, tanto para la población como para las empresas, la obligación de reducir el consumo. “Sin querer defender a capa y espada al actual Gobierno”, se ataja un habitante de Caracas, la oposición se equivoca al hablar de una gestión errática. El crecimiento económico, la disminución de la pobreza y el desarrollo de la infraestructura pública de los años “bolivarianos” han aumentado considerablemente la demanda de energía. En las tres cuartas partes del país, el suministro de electricidad depende de las represas hidroeléctricas, herencia de las decisiones de gobiernos anteriores. Pero ocurre que Venezuela sufre actualmente su mayor sequía desde 1947. Este avatar generó un déficit de agua del 25% e hizo bajar el nivel en las represas de manera dramática, lo cual redunda en una limitación de hecho en la producción de electricidad. Como recuerda Alí Rodríguez, recientemente nombrado a la cabeza del flamante Ministerio de Energía Eléctrica, “en diez años se llevó a cabo la mayor inversión en generación eléctrica de toda la historia democrática del país. En particular en el sector termoeléctrico, cuya capacidad se multiplicó por 15” (1). Mientras que sus predecesores –apoyados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial– habían previsto la construcción de cuatro nuevas represas, acentuando así la dependencia del país respecto de la situación climática, el Gobierno anunció su voluntad de duplicar la capacidad de producción de aquí a 2015, lo cual supone una inversión de unos 15.000 millones de dólares en el sector termoeléctrico (centrales de fueloil o carbón), la energía eólica y otras fuentes alternativas. n

explotación (extracción, conversión y comercialización de la producción). *Codirector del Center for Economic and Policy

1

www.vtv.gob.ve/noticias-ciencia-y-salud/29386

*Jefe de readacción de Le Monde diplomatique, París.

Research, Washington. Traducción: Mariana Saúl Traducción: Patricia Minarrieta

3/26/10 3:16 PM


12 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

A dos años de la elección presidencial de Fernando Lugo

por Andrés Criscaut*, enviado especial

La disritmia paraguaya El pasado 3 de febrero la democracia paraguaya cumplió su mayoría de edad al celebrarse los 21 años de la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner (19541989). Sin embargo, el acto organizado en la sala bicameral del Congreso para conmemorar esa fecha estuvo marcado por la baja concurrencia: no más de 50 personas asistieron al debate titulado “¿Qué queda de la dictadura, y cómo superar su legado?”. Responder a este interrogante es el gran desafío de la administración de Fernando Lugo, ex obispo, seguidor de la teología de la liberación, cuya victoria en los comicios presidenciales de abril de 2008 generó expectativas difíciles de cumplir.

12-14-Paraguay-Final.indd 12

Con un ritmo lento y cansino de letargo y aislamiento, Paraguay ocupa en América Latina más o menos el mismo lugar que el de hace cien años.” Así sintetiza el investigador y escritor Alfredo Boccia Paz la actualidad de su país, aunque aclara que “en las últimas dos décadas, desde la caída de la dictadura de Stroessner en 1989 y de esa supuesta ‘transición democrática’, han ocurrido y hemos descubierto más cosas que nunca”. En 2011, cuando los paraguayos festejen el bicentenario de una independencia inusualmente poco cruenta, que derivó –al menos en su inicio– en uno de los países más estables de América Latina, también estarán recordando la impronta autoritaria que signó gran parte de su historia, y que quizás recién haya comenzado a disolverse realmente hace dos años, con la victoria del ex obispo Fernando Lugo en las elecciones presidenciales. Ya que si se suman los gobiernos de Gaspar Rodríguez de Francia (1816-1840), Carlos Antonio López (1844-1862), su hijo Francisco Solano López (1862-1869), y Alfredo Stroessner (19541989), casi la mitad de la vida independiente paraguaya estuvo marcada por ese gran espectro, tan bien amalgamado por Augusto Roa Bastos en su libro Yo el Supremo (1), de déspotas ilustrados, patriarcas, caudillos, patrones y dictadores. A contrapelo de la mayoría de los países en la región, Paraguay tuvo una evolución y un desarrollo que lo llevó muy tempranamente a una estabilidad administrativa y a una pronunciada identificación nacional, pero también a un tardío proceso de apertura democrática y participación cívica masiva. Ante cuatro paredes tapizadas de libros de su estudio en las afueras de Asunción, la socióloga Milda Rivarola explica que “este país, en donde se dan tiempos históricos muy lentos y particulares, tuvo un desarrollo muy precoz de dictaduras totalitarias que dejaron actualmente una sociedad disgregada y apática, parecida a la de los países de la ex Cortina de Hierro. En tal sentido, como dijo mi colega Francisco Delich, ‘Paraguay es el cementerio de todas las teorías socio políticas’, si no ¿cómo entender que con tanta pobreza no exista una marcada presencia de movimientos de izquierda o una fuerte tradición revolucionaria?”.

Sobre la tectónica imperial Ya desde la fundación de Asunción en 1537, centro neurálgico y “Madre de Ciudades” de la que partirían varias de las corrientes que poblaron la región virreinal, pueden rastrearse ciertos factores estructurales que aún hoy persisten: aislamiento, unidad identitaria, concentración de poder, carencia de movilidad social y de renovación de los actores políticos. Con la independencia, de marcada oposición a la revolución de Buenos Aires de mayo de 1810, ya comenzaba a hablarse de una identidad “paraguaya” por sobre la americana. Pero la “insularidad” mediterránea de Paraguay –Roa Bastos afirmaba que era “una isla rodeada de tierra”– se encuentra inmersa en un mar geoestratégico de sólidas tensiones y dinamismos. Tanto

Asunción como Montevideo formaban parte de una estrategia colonial española de contención del imperio portugués en América, un equilibrio de poder que luego se traduciría en una rivalidad brasileñoargentina por definir áreas de influencias y “espacios vitales”. Dentro de este “Gran Juego” rioplatense, tanto Uruguay como Paraguay tuvieron un cierto rol de buffers o amortiguadores de ambas ambiciones: las ahora utopías federalistas de José Gervasio Artigas o de José Fructuoso Rivera fueron en su momento muy reales y pretendían formar un “Gran Uruguay” con Paraguay; la Mesopotamia argentina y los farrapos secesionistas de Río Grande del Sur y su República de Piratini (2). Esa línea de fractura social, política, cultural e idiomática no sólo ha moldeado a Paraguay, sino que lo ha condenado. La Guerra de la Triple Alianza (“Guerra Grande” o de la “Triple Infamia” vista desde el lado paraguayo) mantenida por Brasil, Uruguay y Argentina contra el Paraguay de Solano López entre 1865 y 1870, más allá de las exageraciones y apologías posterio-

“La mitad de Paraguay es ya casi un territorio transnacional de la globalización que está bajo influencia económica de Brasil.” res (3), no sólo dejó exhausta y aniquilada a la sociedad paraguaya (4) sino que marcó hasta el día de hoy su sesgo político. Tras el retiro de las tropas invasoras aliadas, se conformaron los dos partidos que dominarían en forma casi exclusiva el reducido espectro gubernamental: el Partido Liberal (actual Partido Liberal Radical Auténtico, PLRA), volcado más hacia Buenos Aires, y el Partido Colorado (Asociación Nacional Republicana, ANR) con marcadas influencias pro brasileñas (5). Ambas tendencias acompañaron las fluctuaciones de gobiernos inestables y endebles, con una marcada preeminencia a orientar tanto la política como la economía a la zona del Río de la Plata (en gran medida el comercio paraguayo entraba y salía por la cuenca del Plata dominada por Buenos Aires) hasta que una nueva guerra volvió a cambiar el eje gravitatorio del país. La confrontación entre Paraguay y Bolivia de 1932-1935 por las supuestas reservas de petróleo del Chaco boreal (la Standard Oil, actual Exxon, del lado boliviano y con apoyo de Brasil, contra la Shell de Paraguay y con intereses argentinos) fue la más cruenta y moderna de toda Sudamérica. Este conflicto, conocido como Guerra del Chaco, galvanizó las tendencias nacionalistas y militaristas de la época y desencadenó en 1936 la Revolución Febrerista paraguaya, que nucleó elementos totalitarios, tanto marxistas como filonazis, e

inauguró un período militarista de golpes de Estado, agitaciones y contragolpes que desembocarían en otra feroz guerra civil en 1947-48, con un cuantioso saldo de exiliados políticos hacia Argentina, y con un cálculo estimado de miles de muertos (algunos hablan de 30.000). El Partido Colorado tomaría desde ese momento el control de un país ya exhausto y “depurado” de cualquier tipo de oposición y cuestionamientos; y gobernaría de manera hegemónica durante más de medio siglo imprimiendo su manera de concebir y de hacer política sobre un Estado desmantelado y un tejido social desgarrado y maleable.

Un Partido, un Estado Al recibir al Dipló en la residencia presidencial Mburuvicha Roga (“la casa del que manda” en guaraní), el presidente Fernando Lugo cuenta que “durante la V Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea que se realizó en Lima en mayo de 2008, cuando le comenté a mi par español, José Luis Rodríguez Zapatero, que nuestra presión fiscal no llega al 12%, éste exclamó: ‘¡Entonces, el Estado que vas a gobernar no existe!’” (6). Recién ahora ese Estado (con sus dimensiones reducidas y su prebendataria forma de gobernar) dejó de ser sinónimo de Partido Colorado. La dictadura de Stroessner iniciada en 1954 fue una versión militarizada del mismo; de hecho, no sólo el partido sobrevivió casi intacto al régimen, sino que el dictador –desplazado y obligado a exiliarse en Brasil en 1989– moriría en 2006 siendo presidente honorario de la ANR. “Cuando luego de treinta y cuatro años Stroessner fue sorpresivamente desplazado por los mismos militares, comenzó realmente una apertura democrática, pero a los paraguayos nos tomó otros veinte años más lograr una maduración cívica. Recién en 2008, con Lugo, logramos lo que en otras sociedades democráticas es algo inevitable: el cambio de partido y la alternancia política”, afirma José Carlos Rodríguez, sociólogo e investigador de la Comisión Verdad y Justicia (CVJ) que inventarió recientemente los crímenes del stronismo. Lugo representa entonces la primera y tibia ventana de oportunidad para sincronizar las cadencias de los tiempos políticos paraguayos con la realidad suramericana. Al asumir en agosto de 2008, su gobierno se planteó un doble desafío: desmantelar un sistema anquilosado que concibe la política como una cadena de lealtades incondicionales y favores arbitrarios, y montar una institucionalidad transparente centrada en la eficiencia y el desempeño. “No sabíamos exactamente cómo se manejaba por dentro ni teníamos la experiencia de la negociación, pero ahora gente nueva, profesional y responsable comienza a gerenciar la institución del Estado paraguayo, devolviéndole su rol de servicio, y no de coto partidario, que siempre debió tener”, aclara el Presidente. Así, tras la pesada herencia de uno de los más prolongados y estrictos regímenes totalitarios del mundo, la palabra “gobernabilidad” adquiere tintes de urgencia, casi hasta de desesperación. Pero la dictadura no sólo llevó al paroxis-

3/29/10 5:26 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 13

Argeo Ameztoy

mo la fusión partido-Estado-Fuerzas Armadas (7), sino que también supo adaptarse a las circunstancias y a las presiones internacionales con una ficción democrática que contemplaba un Congreso, una oposición y unas rigurosas elecciones cada cinco años que le permitieron a Stroessner ser reelegido en forma ininterrumpida durante ocho mandatos. En 1989, en un contexto regional republicano fomentado por Estados Unidos, cuando el general Andrés Rodríguez desplazó a Stroessner (su consuegro y mano derecha, y poseedor de una inmensa fortuna derivada del narcotráfico, razón por la cual no se le permitía el ingreso a Estados Unidos), el partido no sólo sobrevivió a la dictadura, sino que demostró su poder de mímesis al posicionarse como el que restituyó la democracia. Ese poder de adaptabilidad política y de laxitud ideológica se puso nuevamente en evidencia cuando la apertura exigió en 1992 una reforma constitucional. Aprobada con amplia mayoría colorada, la nueva Constitución resultó, sin embargo, en un juego de doble filo para la ANR. Bajo el influjo de exorcizar al Dictador, la misma sentó los lineamientos para dejar a la democracia “adentro” (un sistema electivo moderno y transparente), a los militares “afuera” (desarticuló profundamente su poder de injerencia) y al Presidente “abajo”, prohibiendo definitivamente la reelección presidencial e instaurando un Parlamento con un poder bastante inusual para un régimen presidencialista. En 2006, cuando el por entonces presidente Nicanor Duarte Frutos intentó modificar las leyes para un segundo mandato, y la cuestionada Corte Suprema –base de un sistema judicial que desde el stronismo se resiste al más mínimo cambio– lo habilitó como presidente de la ANR, se desataron

12-14-Paraguay-Final.indd 13

todos los miedos, y una marcha de 10.000 personas –una multitud para los cánones paraguayos– encabezada por un casi desconocido Lugo, logró frenarlo, hasta desprestigiar y anticipar el fin del coloradismo y el comienzo de la alternancia.

La espada de Damocles Gran parte de las trabas y frenos al gobierno de Lugo provienen de ese particular poder parlamentario, en el que sus aliados incondicionales no ocupan más de cinco bancas. Siguiendo en cierta medida la máxima de “el enemigo de mi enemigo es mi mejor amigo”, para alcanzar la victoria del 42% en los comicios presidenciales, Lugo tuvo que incluir en su Alianza Patriótica para el Cambio (APC) al Partido Liberal (inserto en el ejecutivo, como el vicepresidente Federico Franco, con quien mantiene unas relaciones tensas), quienes junto con los colorados ocupan la mayoría de las bancas del poder legislativo. Ya desde las elecciones presidenciales –que en Paraguay son simultáneas a las legislativas– se vislumbraba que el Parlamento iba a ser “coloradamente” refractario y “liberalmente” dubitativo al ejecutivo, pero no que se convertiría en su “espada de Damocles”: “Los votos para hacerle juicio político a Lugo ya están, lo que se está esperando es una buena excusa”, señala el periodista y escritor Antonio Pecci. Esa excusa para un “golpe institucional” pareció darse el 15 de octubre de 2009, cuando el Ejército Paraguayo del Pueblo (EPP) (8) secuestró al conocido ganadero Fidel Zavala. Luego de tres meses de cautiverio, el 17 de enero pasado, Zavala apareció sano y salvo. Y aunque el ganadero no haya sido “rescatado” por

el gobierno sino “liberado” por la gestión de su familia con los captores, el episodio visibilizó la fragilidad del nuevo gobierno y dos facetas cuestionables de su administración: los acuerdos de cooperación en temas de “seguridad-terrorismo” con el gobierno colombiano (que incomodan a los países vecinos de Paraguay, pero disipan asimismo la bruma mediática sobre la influencia “chavista”) y la tendencia creciente a encasillar en la vía militar conflictos derivados de condiciones sociales y agrarias muy relegadas.

La palabra “gobernabilidad” adquiere tintes de urgencia, casi hasta de desesperación. Ante el accionar de grupos paramilitares relacionados con la constante expansión de la frontera agroganadera (“escuadrones de la muerte de los narcoganaderos”, según el sociólogo Tomás Palau), y las prácticas violentas de las misma fuerzas oficiales, el secuestro desencadenó la efectiva militarización del departamento norteño de Concepción (9) y la vinculación directa del EPP con los movimientos campesinos que trabajan en la mismas zonas (10). Estos factores, sumados a una asistencia social en aumento pero aún insuficiente, y a una reforma agraria que no termina de materializarse –ni siquiera existe un relevamiento del catastro de las tierras–, agudizan el

descontento y la desilusión social. “El EPP es ahora una excusa perfecta para desacreditar al gobierno, para desarticular todo el proceso de recuperación de tierras y de asistencia que se está haciendo en el norte, y mantener intactas las verdaderas organizaciones y redes criminales tradicionales del narcotráfico, el contrabando y la corrupción fiscal-policial –señala Juan Martens, de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy)–. Pero la respuesta de Lugo también es un acto suicida a nivel electoral porque está criminalizando y acelerando el proceso de desintegración organizativo de las bases campesinas que lo apoyaron, y que tanto trabajo costó realizar en estas zonas fronterizas de ausencia total del Estado.” “Pero así como podría decirse que no hay Estado paraguayo en ciertas zonas, sí hay Estado brasileño en Paraguay –señala Marielle Palau, del centro de investigación BASE Investigaciones Sociales–. Hubo una política de apropiación de territorio paraguayo por parte de colonos brasileños muy agresiva a través de una frontera prácticamente permeada por Brasil, y actualmente el tema de la soja está fuertemente vinculado a capitales brasileños.” El periodista Rolando Ávalos señala incluso que “no existe soja paraguaya, existe soja en Paraguay.” La socióloga Rivarola profundiza aún más este problema al decir que “la mitad de Paraguay es ya casi un territorio transnacional de la globalización que está bajo influencia económica de Brasil. Pero esos enclaves nunca fueron realmente Paraguay, y Cargill y Monsanto ocuparon un espacio que estaba políticamente vacío” (11). Stroessner supo utilizar muy bien la rivalidad argentino-brasileña, y finalmente rotó la tradicional proyección hacia el Río de la Plata y vinculó a Asunción a la esfera de influencia de Brasilia. Los capitales y la colonización brasileña y sus actuales descendientes, conocidos como “brasiguayos” (12) tuvieron su mayor desarrollo bajo la dictadura, como parte de la reorientación y “satelización” atlántica del país hacia la voraz fuerza centrípeta de los 40 millones de habitantes del Estado de San Pablo. Como señala el historiador de la Universidad de Tulane y reconocido especialista del “stronato” Paul H. Lewis (13): “Stroessner logró un grado excepcional de estabilidad (…) y de progreso material (…) y presidió dos decenios de crecimiento económico (…). En los años 60 el país registró una de las tasas de crecimiento más altas de América Latina (…) y adquirió una clase trabajadora urbana bastante grande, tanto industrial como administrativa, así como una clase media urbana mucho mayor. (…) De 1,3 millones de habitantes en 1950, la población creció hasta sobrepasar los 4 millones a finales de los años 80”.

El deshielo tropical Recién ahora los paraguayos están “perdiendo el miedo” y dejando de ser náufragos de ese progreso que se hizo a base de corrupción, evasión, desigualdad y asesinatos. Quizás el mayor símbolo de aquellos tiempos de integración de la “inter- d

3/27/10 2:46 PM


14 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

d nacional del terrorismo de Estado” no sea el Operativo Cóndor o los Archivos del Terror sino la mayor represa del mundo creada con Brasil, Itaipú (y en menor medida Yacyretá con Argentina), cuya hidroelectricidad es uno de los “recursos” que hacen de Paraguay el mayor exportador de hidroenergía del mundo (Paraguay utiliza sólo el 5% de su parte para cubrir el 95% de su consumo, y con el resto Brasil satisface el 23% de sus necesidades). “Recién ahora Itaipú, que tuvo el cemento más caro del mundo y creó ese estrato social de los nuevo ricos conocidos como los ‘barones de Itaipú’, está normalizándose y dejando de ser ese festival de dinero proselitista utilizado por los colorados para sus campañas. Como es un ente binacional, siempre tuvo algo de extraterritorial y de Estado dentro del Estado, y por el flujo de dinero que maneja es la ‘caja grande’ del gobierno y tiene incluso más importancia que cualquiera de los ministerios”, explica Alfredo Boccia resaltando uno de los mayores logros realizados hasta ahora por Lugo. Los acuerdos alcanzados a la luz de la Doctrina de Seguridad Nacional por las dictaduras paraguaya, brasileña y argentina estipulaban que Paraguay no podía vender el excedente de su mitad energética a un tercer país, y hasta ahora éste fue comprado por Buenos Aires y Brasilia a un precio mucho más bajo que el del mercado internacional. “Insólitamente, exportando nueve veces la energía que importamos, Paraguay se empobrece en 600 millones de dólares, mientras su riqueza hidroeléctrica vale casi tanto como el 50% de su PIB”, explica el ingeniero Ricardo Canese, coordinador general de la Comisión de Entes Binacionales Hidroeléctricos. Con el nuevo acuerdo (aún sujeto a aprobación definitiva del Congreso brasileño y pendiente de los próximos vaivenes electorales del presidente Lula da Silva), Brasil pagará 15,3 dólares en vez de 5,1 por cada unidad energética (MWh). Gran parte del dinero de ambas represas –Itaipú y Yaciretá– está destinado al sector social como parte de los perjuicios que produjeron las inundaciones de los embalses, sin embargo el nuevo gobierno deberá negociar una vez más para que exista mayor control, administración y distribución parlamentaria sobre este enorme y vital presupuesto.

Poncho juruicha En un país en el que se estima que hay un 40% de pobres y 20% de indigentes, Lugo compite con el clientelismo partidario tradicional. De ahí salieron en 2008 muchos de los votos que le dieron un 30% a la ANR, o que hicieron del coloradismo más duro y golpista del general Lino Oviedo la tercera fuerza con el 21%. Una fuerza que sigue reivindicando al stronato con la consigna “éramos felices y no lo sabíamos” (14). Así piensa Antolino, que con sus casi 90 años se gana la vida tratando de pescar los pocos peces que quedan en el río Paraguay. Desde la costa del pueblito de Chaco-i (Chaco chico en guraní), a 15 minutos en bote del Palacio presidencial de los López en pleno centro de Asunción, tira sus redes de trama chica (prohibidas legalmente) mientras vocifera contra la historia vivida de un país en “descomposición por los coloradetes”. Cuando su nieta Lydia, “la rubia” de 15 años, se encariña con alguna de las pocas turistas y las comienza a llamar “tía” o “mi segunda mamá”, no lo hace en sentido figurado: su futuro, en el mejor de los casos, es ser una “criadita” de la clase alta asunceña, o parte de la gran trata de personas que nutren los prostíbulos de Buenos Aires o Barcelona. “Paraguay no ha sido nunca un país puritano, sobre todo en cuanto a la moral sexual masculina y a los cánones patriarcales aún vigentes –aclara la abogada y politóloga Line Bareiro–, y el comportamiento abusi-

12-14-Paraguay-Final.indd 14

Argeo Ameztoy

vo del poder no es extraño al país.” En una sociedad donde aproximadamente casi el 70% de los niños paraguayos no son reconocidos por su padre, el escándalo por las acusaciones contra Lugo de tener hijos no reconocidos, si bien condena la actuación del Presidente, no ha sido más que un argumento que azuzó nuevamente la derecha para el juicio político y que tuvo una amplificación desmesurada en los medios extranjeros. Aunque moralmente la imagen del “obispo” Lugo ya no sea la misma, política y socialmente “estos acontecimientos –aclara Barreiro– posicionaron nuevos temas en la agenda pública como la paternidad responsable y las sexualidades públicas”, conceptos hasta ahora vacíos de significante para gran parte de las mujeres paraguayas. Otro de los logros recientes del gobierno fue que a partir de enero de este año se completó –con el libre acceso a los medicamentos, los análisis y los traslados en ambulancia–, el programa de gratuidad de todos los servicios de salud. “El sistema de salud básica –dice José Carlos Rodríguez–, que Argen-

“Esta isla rodeada de tierra” se encuentra inmersa en un mar geoestratégico de sólidas tensiones... tina tiene resuelto quizás desde el siglo XIX, acá hasta ahora era una cuestión pendiente. El problema es que comenzar a hacer desde el Estado lo que antes se hacía como filantropía desde el partido dominante, le genera a varios mucho miedo, y a otros les saca los negociados y favoritismos.” Esperanza Martínez, ministra de Salud y una de las figuras mejor posicionadas en los sondeos de opinión del nuevo gabinete, aclara que “cuando casi un 20% de la población sobrevive con menos de un dólar por día, pagar una consulta o un medicamento era tener que elegir entre comer o curarse”. El próximo 7 de noviembre se celebrarán elecciones municipales. “Muchos lo ven como un plebiscito del gobierno de Lugo, yo no lo veo así”, aclara el mismo Presidente,

pero sin duda alguna será un importante punto de inflexión para evaluar lo que ocurrió en sus dos años de gestión: si fue realmente una apuesta a un cambio pronunciado o una combinatoria de factores coyunturales que enmascaran una persistente continuidad. Ese gran conglomerado heterogéneo de las “izquierdas” que lo apoya ya está intentando unificar listas y candidatos, pero gran parte de su éxito dependerá de poder sortear numerosos obstáculos, y de mantener esos factores anómalos a la historia paraguaya que son bajos niveles de corrupción, un buen contexto de profesionalismo, por lo menos en el poder ejecutivo, y un mínimo de equidad, credibilidad, gobernabilidad y soberanía. En ese sentido, a mediados de marzo, Lugo presentó el plan “Paraguay para todos y para todas, 20102020” que busca “sacar de la indigencia a un millón y medio de pobres extremos” (15). “La Alianza Patriótica para el Cambio ha aprendido del error anterior de no haber tenido listas parlamentarias unificadas –dice Lugo–, pero serán por primera vez elecciones con un nuevo andamiaje en donde los que gobernaron por más de 60 años no van a tener a los ministros, a los médicos o a los maestros alineados y amenazados.” Por su parte, Esperanza Martínez evalúa que también dependerá “de la madurez de los liberales, que están pasando su propia perestroika”, para comprender que son parte del gobierno y despegarse de su tradicional rol opositor, mientras que el secretario de Cultura, Ticio Escobar, concuerda en que los liberales “tendrán que definir ese poder difuminado y cruzado que actualmente tienen (...), pero habrá que evitar esa habilidad y tendencia proteica del coloradismo de desboblamiento y transformarción en una oposición creíble”. A Lugo le gusta definirse como de centro, como el poncho juruicha (el agujero del poncho en guaraní). Aunque quizás, con sus camisas angelicalmente blancas, más apropiado que esa metáfora de un vacío por llenar sea verlo como el blanco que completa la bandera paraguaya: una franja en equilibrio entre un rojo colorado y un azul liberal. n

Sarmiento llegó incluso a decir: “Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Era preciso purgar la tierra de toda esa excrecencia humana: raza perdida de cuyo contagio hay que librarse”, El Nacional, Buenos Aires, 12-12-1877. 5 Con 1.500.000 y 900.000 afiliados respectivamente, la ANR y el PLRA son dos de los partidos más grandes del mundo, aunque se trata más bien de estructuras socio-históricas y de marcada filiación familiar que de agrupaciones ideológicas alrededor de un proyecto político definido. Véase Marcello Lachi, Ciudadanía y Partidos Políticos, Decidamos, Asunción, 2009. 6 Entrevista con el autor, Asunción, 3-2-10. 7 Hasta la “apertura democrática” de 1989 era una condición sine qua non estar afiliado al Partido Colorado para ocupar hasta el más mínimo puesto en el estamento público, desde coronel hasta maestro rural. 8 Supuesto grupo reducido de campesinos y miembros del partido de izquierda Patria Libre, cuyos objetivos son poco claros, pero que actúa con un profesionalismo sorprendente en algunos de los departamentos más pobres de las zonas de expansión sojera, lindantes con Brasil, y en el departamento de San Pedro. Se lo ha relacionado con las FARC de Colombia, con el coloradismo duro y disidente de Lino Oviedo, e incluso, desde la derecha, con el mismo Lugo, ya que muchos de sus dirigentes fueron seminaristas. Véase Verónica Smink, “Paraguay: masivo operativo contrainsurgente”, www.bbc.co.uk 9 En enero, tras la liberación de Zavala, fueron desplazados más de 450 efectivos de elite, entrenados por agentes colombianos, en el marco del operativo “Yaguareté” para dar apoyo a la policía en la captura del los miembros del EPP. 10 En octubre de 2009 Ramón Evelio Jiménez, de la Organización de Lucha por la Tierra (OLT), fue condenado a dos años de prisión por la toma de tierras en el departamento de Caazapá, siendo el primer y único caso de este tipo en la democracia paraguaya: http://altermediaparaguay.blogia.com/temas/ conamuri.php 11 El Chaco Boreal, el 60% del total del territorio nacional que se encuentra al oeste del río Paraguay, concentra solo el 4% de la población. Véase Milda Rivarola, “Política, población y territorio”, ponencia presentada en el seminario “Paraguay, territorios e historia”, Asunción, agosto de 2009. 12 María Aparecida de Moraes Silvia y Beatriz Medeiros de Melo, “Soja: a expansão dos negócios”, y Silvio Caccia Bava, “Gigante pela própria natureza”, Le Monde diplomatique, edición Brasil, San Pablo, febrero de 2009. 13 “El Cono sur desde 1930. Paraguay 1930-1990” en Leslie Bethell (ed.), Historia de América Latina, Tomo 15, Crítica, Barcelona, 2002. 14 Myrian González Vera, “‘Fecha Feliz’ en Paraguay. Los festejos del 3 de noviembre, cumpleaños de Alfredo Stroessner”, en Elizabeth Jelin (comp.), Las Conmemoraciones: las disputas en las fechas “in-felices”, Siglo XXI, Buenos Aires, 2002. 15 Página/12, Buenos Aires, 16-3-10.

1 De Bolsillo, Buenos Aires, 2008. 2 Luis Alberto Moniz Bandeira, La formación de los Estados en la cuenca del Plata, Norma, Buenos Aires, 2006.

*Periodista. Este artículo contó con la colaboración en Paraguay de Dea Pompa Frizza.

3 Francisco Doratioto, Maldita Guerra, Emecé, Buenos Aires, 2004. 4 En una carta a Bartolomé Mitre de 1872, Domingo Faustino

© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

3/27/10 2:46 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 15

Deterioro del Estado de Bienestar en Europa por Ignacio Ramonet*

La cuestión social Bajo el lema “¡Alto a la miseria!”, la Unión Europea (UE) ha declarado 2010 “Año de la pobreza y de la exclusión social”. Y es que ya hay, en la Europa de los Veintisiete, unos 85 millones de pobres. Un europeo de cada seis sobrevive en la penuria (1).

L

a situación se sigue degradando a medida que se extiende la onda expansiva de la crisis. La cuestión social vuelve a colocarse en el corazón del debate. La ira popular se manifiesta contra los planes de austeridad en Grecia, Portugal, España, Irlanda... Las huelgas y protestas violentas se multiplican. Muchos ciudadanos expresan también un rechazo a la oferta política (crece la abstención y el voto en blanco), o una adhesión a diversos fanatismos (sube la extrema derecha y la xenofobia). La pobreza y la desesperación social ponen en crisis al propio sistema democrático. ¿Asisteremos a una explosiva primavera del descontento europeo? En España, el 20% de la población, o sea unos diez millones de personas, se encuentra ya en la pobreza (2). Con casos particularmente indignantes, como el de los hijos de extracomunitarios (más de la mitad de ellos viven en la indigencia), y el de las “personas sin hogar”, nivel máximo de exclusión social (3). Hay más de 30.000 personas sin hogar en España (en Europa, cerca de medio millón). Centenares de ellas, cada invierno, mueren en la calle. ¿Quiénes son esos pobres de hoy? Campesinos explotados por las grandes distribuidoras, jubilados aislados, mujeres solas con hijos, jóvenes con empleos basura, parejas con hijos viviendo con un único sueldo, y obviamente la gran cohorte de activos que la crisis acaba de dejar sin empleo. Jamás hubo en la UE tantos desempleados: 23 millones (cinco millones más que hace un año). Lo peor es que la violencia de la desocupación golpea sobre todo a los menores de 25

15-Ramonet-Final.indd 15

años. En materia de desempleo juvenil, España detenta la tasa más catastrófica de Europa: 44,5% (la media europea: 20%). Si la cuestión social se plantea hoy de modo tan espinoso es porque coincide con la crisis del Estado de Bienestar. Desde los años 1970, con el auge de la globalización económica, salimos del capitalismo industrial para adentrarnos en una era de capitalismo salvaje cuya dinámica profunda es la desocialización, la destrucción del contrato social. Por eso se están respetando tan poco los conceptos de solidaridad y de justicia social.

“Eficacia económica” La transformación principal se ha producido en el ámbito de la organización del trabajo. El estatuto profesional de los asalariados se ha degradado. En un contexto caracterizado por el desempleo masivo, la precariedad deja de ser un “mal momento transitorio” mientras se encuentra un empleo fijo, para convertirse en un estado permanente. Lo que el sociólogo francés Robert Castel llama: el “precariado” (4), una nueva condición infrasalarial que se ha extendido por toda Europa. En Portugal, por ejemplo, un asalariado de cada cinco tiene ya un contrato llamado “recibo verde”. Aunque trabaje desde hace años en la misma oficina o la misma fábrica, con horarios fijos, su patrón es un simple cliente al que factura un servicio y quien puede, de la noche a la mañana, sin ninguna indemnización, romper el contrato.

Semejante degradación del estatuto de asalariado agrava las desigualdades, porque excluye de hecho a un número cada vez mayor de personas (sobre todo jóvenes) del sistema de proteccion del Estado de Bienestar. Las aísla, las marginaliza, las rompe. ¿Cuántos suicidios de trabajadores se han producido ya en su lugar mismo de trabajo? Abandonados a sí mismos, en feroz competencia de todos contra todos, los individuos viven en una especie de jungla. Lo cual desconcierta a muchos sindicatos, otrora poderosos, tentados hoy de colaborar con las patronales.

La pobreza y la desesperación social ponen en crisis al propio sistema democrático. La eficacia económica se ha convertido en la preocupación central de las empresas que descargan sobre el Estado sus obligaciones de solidaridad. A su vez, el Estado desvía estos imperativos hacia las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), o las redes humanitarias privadas. De ese modo, lo económico y lo social se van alejando durablemente el uno del otro. Y el contraste entre los dos resulta cada vez más escandaloso. Por ejemplo, en España, mientras el número de parados alcanzaba en 2009 la cifra de 4,5 millones (3,1 millones en 2008), las empresas cotizadas en Bolsa repartían 32.300 millones de euros a sus accionistas (19% más que en 2008). El año pasado, los beneficios de los diez principales bancos europeos superaron los 50.000 millones de euros... ¿Cómo es esto posible, en un continente castigado por la peor recesión

desde 1929? Ocurre que, a partir de la crisis del otoño de 2008, los Bancos centrales prestaron masivamente, con tasas de interés minimas, a la banca privada. Ésta, a su vez, utilizó ese dinero barato para prestar, con tasas más elevadas, a las familias, a las empresas... y a los propios Estados. Así ganó esas millonadas. La deuda soberana alcanza ahora niveles excepcionales en varios países –Grecia, Irlanda, Portugal, España...– cuyos gobiernos han tenido que imponer drásticos Planes de austeridad a sus ciudadanos para satisfacer las exigencias de los actores financieros causantes de la crisis del 2008. Una desvergüenza que exaspera y enfurece a millones de asalariados europeos. Los ricos siguen enriqueciéndose, mientras crece el número de personas sin empleo o en la precaridad, con un poder adquisitivo más reducido, en condiciones de trabajo degradadas, soportando la violencia física y simbólica de unas relaciones sociales endurecidas en una sociedad cada vez menos cohesionada. ¿Cuánto aguantará el hastío popular? ¿Acaso el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), no advirtió, el pasado 17 de marzo, que si no se reforma el sistema financiero “habrá revuelta social”? n 1 Véase The Social Situation in the European Union 2007, Bruselas, 2008 (http://ec.europa.eu/employment_social/ spsi/reports_social_situation_fr.htm). 2 Es “pobre” la persona que vive con menos del 50% de la renta media disponible neta del país correspondiente. En España, el ingreso medio mensual se sitúa en torno a los mil euros. Véase el Informe de la Inclusion social en España, Fundació Un sol mon, Caixa Catalunya, Barcelona, 2008. 3 www.enredpsh.org 4 Robert Castel, La Metamorfosis de la cuestión social, Paidós, Barcelona, 1997.

*Director de Le Monde diplomatique, edición española. © Le Monde diplomatique, edición española.

3/26/10 3:21 PM


16 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

El mundo visto desde Pretoria

por Patrick Bond*

El frágil imperio de Sudáfrica

La actual potencia económica regional, mediadora en numerosos conflictos, ve su prestigio mermado por el crecimiento de la xenofobia y las acusaciones de imperialismo. La población, decepcionada, comprueba que la desigualdad social permanece invariable, y los sindicatos se enfrentan a las políticas neoliberales del gobierno.

16-17-Sudafrica-Final.indd 16

Nuestro país se convirtió en el hazmerreír del mundo entero. El presidente Jacob Zuma hizo quedar a los sudafricanos como payasos ante la opinión internacional”, exclamó Mosiuoa Lekota –presidente del Congreso del Pueblo (COPE), la tercera fuerza política de Sudáfrica– a comienzos de marzo de 2010. Al hablar en una concentración organizada en la ciudad costera de Durban, feudo de Zuma, Lekota, quien dirigió el Congreso Nacional Africano (ANC, por su sigla en inglés) de 1997 a 2007 antes de entrar en disidencia, aludía a las extravagancias sexuales del jefe de Estado (1), pero también al vigoroso apoyo que le otorga al presidente zimbabwense Robert Mugabe (2). Mientras las luchas intestinas desgarran al ANC, en el poder desde que terminó el apartheid en 1994 (3), los sindicatos cuestionan la política liberal del gobierno y la población protesta contra la indigencia del “servicio público”. Muchas asociaciones amenazan incluso con perturbar el desarrollo de las ceremonias de apertura de la Copa Mundial de Fútbol en junio próximo. Frente a esas dificultades, casi no asombra que en su discurso del 11 de febrero de 2010 acerca del estado de la Nación, Zuma apenas haya mencionado la política exterior, ofreciendo así un llamativo contraste con su predecesor Thabo Mbeki (19992008) quien, según la opinión general, pasaba demasiado tiempo en el extranjero. Mbeki buscaba vincular el interés nacional con una ambición continental basada en el poder económico del país (40% del Producto Interior Bruto africano) y en el prestigio originado por la salida del apartheid. Tras las importantes declaraciones idealistas del ANC, que en 1994 colocaba los derechos humanos a la cabeza de las prioridades del nuevo régimen (4), Mbeki señaló abiertamente que el fundamental eje político de Pretoria era la creación de riqueza y seguridad (5). Pero incluso antes de cambiar de prioridad, la política exterior sudafricana ya no respetaba las libertades. Al otorgar una donación de 25 millones de dólares estadounidenses al ANC, Taiwán se aseguró en 1994 el reconocimiento diplomático de Pretoria –en ese momento Mbeki era Vicepresi-

dente (1994-1999)–. Pero cuando Pekín hizo subir la apuesta, Pretoria terminó por retractarse. En 2009 Pretoria le negó una visa al Dalai Lama, sin duda para seguir congraciándose con China, quien, por otra parte, financió al ANC durante mucho tiempo. El propio Nelson Mandela (1994-1999) había suscitado críticas cuando reconoció la legitimidad de la Junta Militar birmana a mediados de 1994. Además, Haji Muhamad Suharto, el corrupto dictador indonesio, había ofrecido 25 millones de dólares a título de participación en los gastos de la campaña del ANC en las elecciones de 1994 –los primeros comicios democráticos de la historia del país, que Mandela ganó con el 65% de los votos–. A cambio de ello, Suharto fue recompensado con la medalla del Cabo de Buena Esperanza en 1997, apenas unas semanas antes de su destitución tras un levantamiento popular. Desde 1994 Sudáfrica soporta fuertes presiones internacionales. Así, el Banco Mundial representó un papel clave en el paso de un apartheid racial a una segregación social, en los sectores inmobiliario, del agua, de la energía, de bienes raíces, de la salud y de la educación. Un acuerdo firmado en octubre de 1993 impuso el reembolso de la deuda de 25.000 millones de dólares contraída en tiempos del apartheid. De lo que resultó que el primer gobierno surgido del ANC

El Banco Mundial representó un papel clave en el paso de un apartheid racial a una segregación social. no haya podido aplicar su programa de inversiones públicas. Michel Camdessus, en ese entonces director del Fondo Monetario Internacional (FMI), llegó a obligar a Mandela a devolverle su cargo al ex ministro de Finanzas de la época del apartheid. A mediados de 1994, las imposiciones del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT, según su sigla en inglés) que poco después se convirtió en la Organización Mundial de Comercio (OMC), castigaban de frente al país: la acelerada eliminación de los dispositivos de protección de la industria manufacturera absorbió los beneficios que los trabajadores esperaban de la liberación. Mbeki se amoldó a la política neoliberal y al libre comercio buscando promover –a través de una diplomacia activa– los intereses económicos de su país en el continente. Incluso en 2005 se le pidió que dejase la mesa de negociaciones de paz en Costa de Marfil porque le había propuesto al polémico presidente Laurent Gbagbo un apoyo militar del cual, según la oposición marfileña, intentaba obtener ventajas económicas para “la gran capital sudafricana”. A pesar de esas acusaciones, Mbeki

representó el rol de mediador en numerosas crisis continentales, como en la República Democrática del Congo, donde apadrinó la transición democrática (20052006) (6). Según Tim Hughes, del Instituto Sudafricano de Relaciones Internacionales (el centro de reflexión de referencia del país), “Mbeki era el arquetipo de presidente tecnócrata apasionado por la política exterior. Llevó a cabo las reformas políticas e institucionales más destacadas de la historia del continente africano, legándonos la brillante construcción de la Unión Africana (7). ¿Pero cuánto tiempo podrá sobrevivir ésta a su exclusión de la escena política, cuando toda una serie de grandes figuras reformistas como Olusegun Obasanjo (Nigeria), John Kufuor (Ghana) y Benjamín Mkapa (Tanzania) también desaparecieron?”.

Un presidente poco diplomático Los más escépticos piensan que la Unión Africana está destinada al fracaso porque es una especie de “sindicato de dictadores”, para retomar los términos que eligió el demócrata zimbabwense Tendai Biti (actualmente ministro de Finanzas de un inestable gobierno de coalición) para expresar su frustración. Por otra parte, la Organización Panafricana cobija a la muy librecambista y liberal Nueva Alianza para el Desarrollo de África (Nepad) que Mbeki habría puesto en marcha deliberadamente para distribuir la ayuda y las inversiones extranjeras entre sus aliados, de acuerdo con Obasanjo, el argelino Abdelaziz Bouteflika y, durante un tiempo, el senegalés Abdoulaye Wade. En el Foro Económico Internacional de Capetown, en 2007, Wade reconoció que la Nepad “no había contribuido en nada a mejorar la suerte de las poblaciones pobres del continente”. Para Hughes la era Zuma será la de “la regresión de las ambiciones y del poder de la diplomacia sudafricana”. La personalidad del nuevo Presidente se ajusta poco al estilo diplomático de un gran líder. En las tres grandes cumbres del G20 que se reunieron sucesivamente en 2008-2009 en Washington, Londres y Pittsburgh, la delegación de Pretoria se contentó con permanecer en silencio, como probablemente lo hará en Toronto el próximo mes de junio. Zuma firmó el acuerdo de Copenhague que no responde en absoluto al desafío climático para los países del Sur. Además, Washington, Bruselas y sobre todo París tienen una gran preferencia por el Primer Ministro etíope Meles Zenawi, quien representó a la Unión Africana en el G20 de Londres. Zenawi recibió el apoyo del presidente George Bush cuando invadió Somalia en 2007 con la complicidad de Mbeki. Le preocupaban el tráfico de armas en el país vecino y el aumento de poder de los movimientos islamistas radicales. La operación causó 70.000 víctimas entre combatientes y civiles. Según la Alianza Panafricana por la Justicia Climática (Pan African Climate Justice Alliance), poco antes de la cumbre de Copenhague de 2009, Zenawi “vendió a África” al ceder a la presión de Nicolas

3/27/10 2:51 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 17

Philippe Rekacewicz, mapa extraído de El Atlas III de Le Monde diplomatique

Sarkozy. El Presidente francés le pedía que renunciara a exigir que los países industrializados indemnizaran a los africanos por el perjuicio ecológico sufrido. El resultado más desastroso de las lagunas en la política exterior sudafricana del post-apartheid sigue siendo el desarrollo del odio que las poblaciones laboriosas pobres sienten respecto a los inmigrantes. Así, cuando en diciembre de 2007 el Mecanismo Africano de Revisión por Pares (African Peer Review Mechanism) –instancia de vigilancia que creó la Unión Africana para proteger los derechos humanos– quiso explícitamente llamar la atención de Mbeki sobre las tendencias racistas de la sociedad (“El odio respecto de otros pueblos africanos se extiende y debe ser cortado de raíz sin falta” (8)), éste respondió que esas observaciones eran “simplemente mentirosas”. Cinco meses más tarde estallaron violencias xenófobas que causaron el desplazamiento de cientos de miles de inmigrantes y la muerte de más de 60 personas. De hecho, el Presidente no parece tener reales deseos de enfrentar los problemas económicos de fondo que alimentan la xenofobia, y en especial el creciente flujo de trabajadores miserables provenientes de países vecinos (Zimbabwe, Malawi, Mozambique y Zambia) – otros tantos Estados que la expansión de empresas sudafricanas contribuyeron a desindustrializar, en particular mediante la competencia de productos baratos que debilita las producciones locales (9)–. Este fenómeno también concierne a los productos alimenticios, como los tomates

16-17-Sudafrica-Final.indd 17

y los pollos exportados en toda la subregión vía los supermercados Shoprite.

Un modelo contradictorio Cuando estallaron los disturbios sociales, Cees Bruggeman, jefe economista del First National Bank, reconoció delante de periodistas de Business Report que esta inmigración era fuente de ganancia: “Su presencia permite seguir comprimiendo los salarios. Y como no envían dinero

La desprotección de la industria manufacturera absorbió los beneficios que los trabajadores esperaban de la liberación. a sus hogares, gastan todo lo que ganan aquí”. El hecho de que muchos inmigrados no transfieran dinero a sus países de origen –sus ingresos son bajos y el costo del envío explotó en Sudáfrica– recuerda la manera en que el régimen del apartheid explotó en otros tiempos a los habitantes de los bantustanes. Durante muchos años las mujeres se vieron forzadas a trabajar por nada, ocupándose de los niños y jubilados enfermos o muy ancianos, y a criar hijos aptos para trabajar en las minas, las fábricas y las plantaciones.

Como lo denuncian regularmente los sindicatos, el Partido Comunista y los observadores independientes que quedan, Zuma mantuvo dichas prácticas. Las empresas mineras sudafricanas están presentes en el este de la República Democrática del Congo (RDC), donde la guerra por los recursos (coltán, oro) ya habría causado millones de muertos. Asimismo, la gigantesca Anglo-American Corporation es cuestionada con regularidad por sus vínculos con los señores de la guerra locales. Pero también estarían implicadas en el tráfico ilegal del diamante zimbabwense, debilitando así el proceso de Kimberley que apunta a someter las prácticas del sector a las normas legales. El apoyo que Pretoria brinda al régimen de Mugabe –cuyos generales se benefician con el diamante– mantiene esta economía paralela (10). Al negarse a poner el poder sudafricano al servicio de los refugiados congoleses o de la oposición democrática zimbabwense, la política exterior de Zuma presenta la misma lógica imperialista que la de Mbeki. Pero la expansión del capitalismo sudafricano no está exenta de contradicciones. Si en tiempos del apartheid las oligarquías blancas usurpaban los beneficios, la actual elite dorada que también comprende a empresarios negros, en especial en el sector minero, tampoco se preocupa por el interés nacional. Así, cada vez son más las multinacionales sudafricanas que instalan sus oficinas en Londres o en Melbourne, privando al país de una parte de las repercusiones de sus actividades. A comienzos de 2009, el déficit de la balanza corriente era tan elevado que The Economist designó

a Sudáfrica como el país emergente más riesgoso del mundo. n 1 El presidente Zuma es polígamo y además está implicado en varios asuntos escandalosos. 2 El presidente Mugabe dirige un régimen autoritario al que la “comunidad internacional” logró imponer una transición democrática. Véase Augusta Conchiglia, “Fin de reinado en Harare”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Informe Dipló, 12 de septiembre de 2006. 3 Achille Mbembe, “El ‘lumpen-radicalismo’ del presidente Jacob Zuma”, en Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, junio de 2009. 4 Declaración hecha durante la cumbre de la Organización de la Unidad Africana (OUA), en Túnez, 5-5-1994. 5 Pierre-Paul Dika, “La politique étrangère de la nouvelle Afrique du Sud: vers la notion de destinée continentale”, www.institutidrp.org 6 Tras la muerte del mariscal Joseph Mobutu en 1997, Zaire –que se convertiría en República Democrática del Congo (RDC) bajo la presidencia de Laurent-Désiré Kabila (19972001)– atravesó un largo período de inestabilidad y de guerra, tanto civil como regional. 7 La Unión Africana sucedió a la Organización de la Unidad Africana (OUA) en 2002. Se suponía que sus instituciones iban a preparar una unificación continental. Véase Delphine Lecoutre, “Les enjeux du Conseil de paix et de sécurité”, Le Monde diplomatique, París, septiembre de 2009. 8 www.aprm.org.za 9 Augusta Conchiglia, “Transición y dependencias en Mozambique”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, diciembre de 2009. 10 Josée Létourneau, “Zimbabwean diamonds and the wrong side of history”, Partnership Africa Canada, Nota Nº 18, Ottawa, marzo de 2009. *Profesor en la Escuela de Estudios en Desarrollo de la Universidad de KwaZulu-Natal (Sudáfrica). Traducción: Teresa Garufi

3/27/10 2:52 PM


18 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

Antesala de la visita a Teherán

por Ignacio Klich*

Lula en Medio Oriente ros países latinoamericanos en abrir en el pasado una representación en Ramallah, y Lula aprovechó su visita para inaugurar la calle próxima a la sepultura de Yasser Arafat denominada Brasil. El gobierno brasileño organiza además este año en São Paulo, junto con España, una reunión de inversores para Palestina. Desde la primer visita presidencial de Lula a Medio Oriente en 2003, las ventas de Brasil al mundo árabe han subido de 2.700 a 9.400 millones de dólares (3). Israel, de hecho, es su principal socio comercial entre los países visitados en marzo, con un comercio bilateral de 1.600 millones de dólares. Dado que el 75% de esa cifra es resultado de exportaciones israelíes, no sorprende que Lula y su comitiva empresarial buscaran vender más a Israel. Lula también dio la venia final brasileña al acuerdo de libre comercio Mercosur-Israel, el primero con un socio ajeno a Suramérica, firmado en Montevideo en diciembre de 2007. También anunció en Belén que junto con Argentina ya se ha convenido negociar otro con Palestina (4), y se comprometió en Amán a facilitar el acceso jordano (5). Lula guarda un minuto de silencio en el museo Yad Vashem, Jerusalén, 16-3-10 (Gil Cohen Magen / Reuters)

En su visita a Israel, Palestina y Jordania, el pasado mes de marzo, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva llevó una oferta de mediación brasileña para Israel y el mundo árabe-islámico que, en sintonía con otras propuestas, plantea el ingreso al ruedo diplomático de más actores –Brasil, Turquía– que los países centrales, así como una participación más activa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

18-19 Israel -Final.indd 18

A

l retribuir las visitas de noviembre pasado de sus pares israelí y palestino, y la visita anterior del monarca jordano, Lula buscaba profundizar los nexos políticos y económicos con los tres países. Pero también intentaba limitar el malestar estadounidense e israelí por su pasada acogida al jefe de Estado iraní, Mahmud Ahmadinejad, antes de su próxima visita a Teherán prevista para el mes de mayo. La llegada de Lula a Tel Aviv aconteció en medio de una crisis en la relación Israel-Estados Unidos, debido a la autorización por parte del gobierno de Benjamin Netanyahu a la construcción de 1.600 nuevas viviendas para israelíes en el territorio palestino ocupado de Jerusalén Oriental, transgrediendo la Hoja de Ruta propuesta por Washington, la Unión Europea, Rusia y la ONU. Con ese trasfondo, Lula condenó en su discurso en el parlamento israelí las “iniciativas unilaterales” que frenan las negociaciones palestino-israelíes. Tras reafirmar su apoyo a Israel, su referencia a los “fundamentalismos de todo lado”, que presagian “conflictos todavía más sangrientos”, permitía intuir que, como Estados Unidos e Israel, Brasil no ve hoy a Hamas participando en las conversaciones. Pero, a diferencia de ambos países, está dispuesto a escuchar (1). A tono con críticas similares de Estados Unidos y otros, Lula insistió en Belén en el cese del programa edilicio israelí en tierras árabes ocupadas en 1967, incluida la anexada Jerusalén Oriental –cuya reivindicación por parte del Estado de Israel no es reconocida a nivel internacional–, pero no convenció a un grupo de manifestantes palestinos que denunciaban “la complicidad brasileña con las guerras y ocupación israelíes” (2). Lula también reiteró su apoyo a un Estado palestino en gestación. Brasil ha sido de hecho uno de los prime-

Peso diplomático El deseo de Brasil de ocupar un escaño permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, reforma que según Itamaraty ampliaría la representatividad de la ONU, no es ajeno al anhelo de Lula de tener un rol pacificador. Esta vocación mediadora fue detectada y nutrida por el presidente israelí Shimón Peres. En Brasilia, Peres evocó el programa Luz para Todos de su anfitrión (6), instándolo “a venir y encender las luces en Medio Oriente”. No obstante, los obstáculos hallados por otros países que intentaron el mismo camino y el fin en diciembre del mandato de Lula,

Desde 2003, las ventas de Brasil al mundo árabe han subido de 2.700 a 9.400 millones de dólares. llevaron a un blogger de Al Jazeera a preguntar con tino si su gimnasia, más allá del intercambio de cortesías verbales, no ilustraba “la incorporación [de Brasil] a la categoría peso pesado de la diplomacia mesoriental”, cuando su kilaje real es menor al requerido por esa categoría (7). En la intimidad, Peres difícilmente albergue gran interés en tal mediación. Por las dudas, le encargó a Lula facilitar –no mediar– un primer encuentro entre el mandatario sirio y el premier israelí en Brasil. De ansiar el primero una foto con un jefe de gobierno israelí, sin estar encaminado antes el reintegro de las ocupadas alturas del Golán, el intento previo del presidente francés Nicolás Sarkozy

no habría quedado en la nada. Un diario saudí también ironizó en su editorial que la afrenta al vicepresidente estadounidense Joe Biden en su visita a Israel, cuando se anunció la construcción de las controvertidas 1.600 viviendas en Jerusalén Este, permitía imaginar que Israel acogía a Lula “pensando tal vez que su misión toda era una broma” (8). En contraste con Peres, el canciller israelí Avigdor Lieberman fue hostil –“descortés”, según las medidas palabras de Marco Aurelio García, asesor de Lula–, simbolizando ambos políticos la ambivalencia oficial israelí para con su huésped. Ultranacionalista ávido de publicidad, mejor promotor de la limpieza étnica que acopiador de logros diplomáticos, Lieberman se mostró ofendido por el rechazo de Lula a un agregado de última hora a su programa. Ergo, boicoteó, entre otras cosas, la sesión especial del parlamento en la que habló Lula (9). El agregado en cuestión, colocar una ofrenda floral en la tumba de Theodor Herzl, padre del sionismo, movimiento nacionalista judío, habría ameritado tratamiento de práctica protocolar. Resistente a aceptar su cuota de responsabilidad por la negativa brasileña a un añadido carente de acuerdo previo, Lieberman enfocó la atención pública en la asimetría entre el homenaje de Lula a Arafat, padre del nacionalismo palestino contemporáneo, y su supuesta declinación a honrar a Herzl. Para un directivo israelí de la Organización Sionista Mundial (OSM), se trató de “un insulto a la ciudadanía de Israel” y a las comunidades judías, brasileña incluida. Pero el accionar de la OSM y Lieberman no distrajo a Lula del programa consensuado. Una portavoz israelí aclaró además que el visitante había sido informado del agregado apenas antes de su arribo (10), lo que confirma que no figuraba en la agenda aprobada.

Promotor de la paz Tal precisión fue coetánea con la revelación de que la decisión de Lieberman de no presenciar el discurso de Lula constituía también una protesta por los vínculos de Lula con Irán (11). Si su futura visita a Teherán era el asunto crucial, el agregado unilateral al programa fue quizás una cáscara de banana tirada a los pies de Lula. En todo caso, Lula se mostró favorable a un Medio Oriente libre de armas de destrucción masiva, confiado en que la inexistencia de armamentos nucleares en América Latina pueda servir de ejemplo; un pronunciamiento en sintonía con Egipto y otros países que abogan por desnuclearizar la región. Los interlocutores israelíes de Lula, empero, prefirieron denunciar el ansia nuclear iraní, eludiendo el papel proliferante encarnado por su propio arsenal: a ojos del ex canciller egipcio Amr Moussa, hoy a cargo de la Liga Árabe, “el quehacer nuclear israelí es muy inquietante y amenazador para nosotros” (12). Antes de viajar, Lula también reveló que había hablado con su par iraní para hacerle ver que no puede seguir deseando la destrucción de Israel, ni negar el genocidio nazi (13). Comparado con la actitud brasileña, por caso, frente al discurso presidencial iraní en la conferencia de la ONU sobre discriminación racial del 2009 (14), la revelación acercaba a Lula a Israel. Pero la principal inquietud de Tel Aviv –no perder la exclusividad regional sobre las armas nucleares–, y su propensión a forzar el retraso –a falta de supresión– de la ambición nuclear iraní, lleva a Israel a acentuar que Brasil fue uno de los

3/29/10 5:27 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 19

sólo cinco países que se abstuvieron en noviembre de 2009 de votar una resolución crítica sobre Irán de la Agencia Internacional de Energía Atómica; medida que refleja el desinterés brasileño en alinearse con Washington para ampliar las sanciones de la ONU contra Teherán. Si para el influyente O Estado de São Paulo (15), la agravada megalomanía de Lula lo condujo al “sueño faraónico de convertirse en el estadista global”, un vocero presidencial palestino auguró que Lula será el próximo secretario general de la ONU. Para evaluar opiniones tan contrastantes tiene sentido recurrir al prestigioso Chatham House, Real Instituto de Asuntos Internacionales del principal aliado europeo de Washington, Gran Bretaña. Su galardón a la personalidad política del año, recién conferido al presidente turco Abdullah Gül tiene a Lula como predecesor en el 2009. Tales distinciones confirman la creencia en su papel como promotores de paz, rol crecientemente reclamado por sus países. n 1 Al Jazeera, Doha, 18-3-10. 2 Ma’an News Agency, Belén, 17-3-10. 3 Véase Ignacio Klich, “Medio Oriente en América del Sur”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, enero de 2010. 4 Brazzil Mag, 20-11-09, www.brazzil.com; Tehran Times, Teherán, 18-3-10. 5 Jordan Times, Amán, 18/19-3-10. 6 El programa Luz para Todos fue lanzado por el gobierno de Lula en 2004, para llevar luz a las regiones remotas del país. 7 Al Jazeera, 16-11-09. 8 Arab News, Jeddah, 16-3-10. 9 Haaretz, Tel Aviv, 15-3-10.

Ramallah, tan lejos de Cisjordania por Sandy Tolan* Un viento de libertad parece soplar sobre un estrecho territorio de la Cisjordania ocupada. Desde de que se levantaron algunos controles de ruta y check-points, los automovilistas palestinos, antes exasperados por largas filas de espera, pueden circular virtualmente sin problemas de Jericó a Ramallah y Naplusa, en el norte de Palestina. En esa ínfima porción de la Tierra Santa, la economía parece estar recuperándose. Cargamentos de jabones, aceites de oliva, verduras, bebidas sin alcohol y cervezas locales viajan sin tropiezos hasta su lugar de destino. La coyuntura parece ser tan buena que la agencia de información económica Bloomberg celebró un crecimiento del 7% en Cisjordania En Ramallah, el centro político-económico de Cisjordania, predominan una prosperidad y una calma de caracter relativas: recientemente, se abrieron nuevos negocios y bares modernos, para gran alegría de la intelligentsia palestina, ávida de entretenimiento. Allí, la gente puede comer y divertirse, como en Orjouwan, el nuevo bar de moda, que en su página de Facebook propone “fiestas afiebradas y un menú gastronómico a cualquier hora... Fiel a los ingredientes esenciales de la cocina meridional tradicional de Palestina e Italia, nuestro restaurante reinventa nuestros clásicos y garantiza una experiencia única”. Bienvenidos, entonces, a la tierra de la libertad, donde un grupo de felices elegidos –una franja significativa, pero limitada, de la sociedad cisjordana– disfruta de la prosperidad y el bienestar. Liberados de la humillación de los controles de ruta y de las decisiones arbitrarias impuestas por los jóvenes reclutas del ejército israelí, estos palestinos pueden gozar de un mínimo de libertad, desplazarse fácilmente y cumplir con sus ocupaciones. Debido en parte a la “profesionalización” de las fuerzas de seguridad palestinas formadas por Washington, el levantamiento parcial de la ocupación en Ramallah permite al presidente Mahmud Abbas observar sensibles mejoras en el nivel de vida de una parte de sus conciudadanos. Y otorga a Israel la oportunidad de mejorar su imagen en medio del diluvio de condenas a la guerra en Gaza.

10 Jerusalem Post, 15-3-10. 11 Ynet, Tel Aviv, 15-3-10. 12 Press TV, Teherán, 16-3-10. 13 Haaretz, 12-3-10. 14 El representante brasileño Edson dos Santos, de la Secretaria de Políticas de Promoción de Igualdad Racial, se mostró critico de los británicos, franceses y otros delegados, que abandonaron el recinto tan pronto como el Presidente iraní acusó a Israel de ser una creación “totalmente racista” de las potencias occidentales. A posteriori, sin embargo, Itamaraty se distanció de Dos Santos al hacer conocer su preocupación por el discurso iraní debido a que restaba “importancia a acontecimientos trágicos e históricamente comprobados”, como el genocidio nazi. Véase BBC Mundo, Londres, 23-11-09. 15 O Estado de São Paulo, 16-3-10. *Historiador, compilador de Árabes y judíos en America latina, Siglo XXI, Buenos Aires, 2006.

Mundos divergentes. “Me siento esquizofrénico”, observa Naela Khalil, que todos los fines de semana se reúne con su familia en Balata, cerca de Naplusa, y que en la semana trabaja en Ramallah, en las oficinas del diario Al Ayyam. Autora de una investigación sobre las violaciones a los derechos humanos de militantes de Hamas en los calabozos palestinos, esta periodista toma tranquilamente un café con leche en la terraza del Café de la Paz, otro de los lugares culturales predilectos de Ramallah. “El mayor problema de mis amigos, aquí, es adelgazar –explica–. El de los habitantes del campo de refugiados de Balata es mantenerse con vida.” Khalil se maravilla ante todos los nuevos edificios con paredes vidriadas construidos, según ella, con la ingenua seguridad de que serán preservados: “Los habitantes de los campos ni siquiera se atreven a agregar otro piso a sus precarias casas, ya que están acostumbrados a perder todo en el lapso de una noche”. En la mayor parte de Cisjordania, los desplazamientos siguen estando severamente restringidos por los controles de ruta y las patrullas de soldados. La persona que intenta mejorar su hábitat recibe inmediatamente la visita de las topadoras israelíes; los refugiados de los campos sufren regularmente ataques nocturnos; algunos colonos envenenaron a las ovejas,

derramaron aguas residuales en los campos de olivos y atacaron a niños árabes que se dirigían a la escuela. Para estos palestinos, la tierra semi-libre de Ramallah pertenece a otro país. “ Ramallah no forma parte de Palestina”, opina el anciano Muhammad Abdullah Ahmad Wahdan, que fuma un cigarrillo después de otro. No esconde su desprecio por la Autoridad y el nivel de vida de sus funcionarios. “Ellos representan apenas el 5% de la población. Los que formamos parte del 95% restante, estamos sufriendo.” Wahdan nos invitó a tomar un té en su precaria vivienda, un bloque de hormigón, situada en el campo de refugiados de Qalandia, al norte de Jerusalén. Estamos a muy poca distancia de la rica Ramallah que, vista desde aquí, parece otro planeta. Afuera, el muro de separación israelí se asemeja a la muralla de una prisión. Según algunos rumores, Israel lo desplazará al medio del campo y la Autoridad Palestina no podrá emitir una sola palabra al respecto, sostiene Wahdan. “Esta dirección no nos ha dado nada –observa–. No tenemos ni trabajo, ni patria, ni estabilidad, ni seguridad.” Una población agotada. Hace ya mucho tiempo que Wahdan dejó de soñar: la Autoridad jamás lo ayudará a recuperar los campos de limoneros y olivos de los que fue despojada su familia cuando se creó el Estado de Israel, hace sesenta años. Después de perder a un hijo en combate –tenía 19 años y su mujer estaba embarazada de una nena, bautizada Palestina por su familia–, duda en hacer nuevos sacrificios por la dirección palestina. Mientras nos sirve bebidas frescas, su esposa acusa a la Autoridad de “poner a nuestros hijos bajo el fuego de los cañones”. “Ese sector particular de la burguesía explotó a la gente que llevó a cabo la lucha –agrega Wahdan–. Nosotros lo hicimos para ellos. Fueron ellos los que resultaron beneficiados.” “Querían que nos sacrificáramos, sin armas –agrega Anas, su nieto de 15 años, sentado debajo de un gran retrato en sepia de su tío mártir–. Sus hijos tienen autos, mansiones y empresas de telefonía. No hay igualdad entre personas como ellos y personas como yo. Vivo en una casa que se está desmoronando y mi padre apenas puede comprarnos pan y ropa.” ¿Por qué los jóvenes del campo de refugiados no manifiestan su disconformidad? “Nos dirán que no somos más que niños de los campos –explica Munir, un amigo de Anas–. Acá, no hay estrictamente nada que hacer, salvo jugar a juegos por internet. Cerca de mi casa, hay una base militar y un check-point. Los soldados israelíes vienen de noche. Nos alegramos cuando podemos ir a jugar al cibercafé, tenemos la sensación de haber hecho algo en el día.” “Todo nuestro enojo quedó absorbido por la depresión”, explica Munir. Tal vez, algún día, ese enojo vuelva a despertarse y prevalezca sobre el resto. Por el momento, explica Anas, “la gente dice que está agotada y que lo que la liberará no serán las piedras”. n

*Profesora en la Annenberg School for Communication and Journalism de la Universidad de California del Sur, autora de The lemon tree: an arab, a jew and the heart of the Middle East, Bloomsbury, Londres, 2006. Traducción: Julia Bucci

© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

18-19 Israel -Final.indd 19

3/26/10 3:24 PM


20 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

Los halcones de EE.UU. frente a los anuncios de desarme de Obama

por Selig S. Harrison*

Armas nucleares por siempre El 8 de abril Moscú y Washington suscribirán un nuevo tratado por el cual se reducirán los arsenales nucleares de cada país en un 30%. Al mismo tiempo, Estados Unidos se dispone a hacer pública su nueva doctrina en la materia. Ésta ha sido objeto de numerosas presiones por parte del Pentágono y de los “halcones” japoneses, y debería estar bastante lejos de la visión expresada hace sólo unos meses por el presidente Barack Obama.

20-22-Nuclear-Final.indd 20

Submarino estadounidense “Jimmy Carter”, dotado con armas nucleares (AFP / Dachary)

U

nas pocas palabras elocuentes hubieran bastado al presidente Barack Obama para estar más cerca de la obtención del premio Nobel de la Paz y convertirse, a la vez, en el héroe de los militantes del desarme y en la bestia negra de los fanáticos del programa nuclear. Cuando prometió renovar y extender los acuerdos firmados con Rusia sobre el control de las armas nucleares –conocidos bajo el nombre de Tratados de Reducción de las Armas Estratégicas (Strategic Arms Reduction Treaty, START) (1)– que disminuirían moderadamente el arsenal de los dos países, estos últimos no se sorprendieron (2). Pero esos “verdaderos creyentes” (3) se preocuparon cuando, el 5 de abril de 2009, Obama declaró en Praga: “Reduciremos el rol de las armas nucleares en nuestra estrategia de defensa nacional”. Tanto más cuanto que el Presidente acababa de iniciar el muy oficial “Balance de la posición nuclear” (Nuclear Posture Review, NPR) que se establece con la llegada de toda nueva administración. Cuando repitió esta declaración, casi con las mismas palabras, en su discurso del 23 de septiembre de 2009, ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aquellos manifestaron sus temores en cuanto a algunas cuestiones esenciales: • ¿La nueva doctrina implica que Estados Unidos renuncie a “golpear primero” con armas nucleares, como ya lo hicieron China e India y como lo prometió la administración Clinton en el controvertido acuerdo de 1994 con Corea del Norte (derogado, por cierto, durante la administración de George W. Bush, ver recuadro)?

• En la eventualidad de un ataque químico o biológico, ¿Estados Unidos descarta una respuesta nuclear? • ¿Aceptará Obama retirar de Alemania, de aquí a cuatro años, las armas nucleares estadounidenses controladas por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), tal como se lo pidió recientemente Berlín? ¿Hará lo mismo con las otras armas nucleares tácticas que permanecen en Europa?

El renunciar a “golpear primero” es a menudo descartado como un sueño ingenuo de gente buena. • Muy importante para las industrias de Defensa: ¿limitará la cantidad de bombarderos nucleares, de submarinos lanzadores de misiles Trident, de misiles balísticos intercontinentales? • El comité Nobel noruego explicó que había “acordado una importancia particular a la visión y a la acción de Obama a favor de un mundo sin armas nucleares”. Pero de conversaciones con funcionarios y consejeros estrechamente implicados en la NPR surge que Obama sin duda complacerá a los “verdaderos creyentes” en el texto que va a ser publicado el 1º de abril de 2010. Y esto, a pesar de las batallas encarnizadas

que se libraron hasta último momento dentro de su administración y que afectan directamente la posición estadounidense en las actuales negociaciones con Moscú sobre el acuerdo START. Ya se ha convenido que el papel de las armas nucleares en la estrategia de Defensa estadounidense no será reducido de manera significativa. Durante la Guerra Fría, Estados Unidos había afirmado su derecho a utilizarlas en caso de ataque convencional. En esa época, el bloque soviético gozaba de una ventaja aplastante en el escenario europeo, tanto en fuerzas armadas como en poder de fuego, y la OTAN predecía incluso una invasión irresistible de sus tropas en caso de conflicto. Un razonamiento parecido fue utilizado para justificar la amenaza de “golpear primero” en el caso de Corea del Norte.

“Candor pacifista” Pero, para retomar el argumento del ex ministro alemán de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, “ya no hay división blindada que pueda atravesar nuestra frontera en menos de cuarenta y ocho horas. La política de golpear primero era una respuesta a una situación que cambió radicalmente”. En cuanto a Corea del Norte, su imponente ejército de ayer ya no puede medirse con las fuerzas militares de Corea del Sur, que se han desarrollado gracias a la ayuda estadounidense. Las propuestas de renunciar a “golpear primero” son a menudo descartadas como sueños ingenuos de gente buena que no comprende nada de la dura realidad de la política internacional. Pero atenerse al

3/29/10 5:29 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 21

principio inverso no parece más realista. Así, “si tomamos en serio la no proliferación –observa Fischer– las potencias nucleares actuales deben crear un clima de desarme capaz de frenar la aspiración de otros países de pasar al programa nuclear”. El artículo 6 del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP), firmado en 1968, preveía la disminución de los arsenales existentes (especialmente los de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas), en compensación por el mantenimiento “fuera del programa nuclear” de las otras potencias. Pero el ritmo infinitesimal de reducción de los armamentos involucrados y la amenaza de “golpear primero” corren el riesgo de llevar a los Estados a no sentirse ya ligados por el tratado. El Pentágono afirma, por ejemplo, que “las armas nucleares deben disuadir y constituir una respuesta a la utilización de armas de destrucción masiva contra Estados Unidos o sus aliados”, poniendo así “en la misma bolsa” las armas químicas, biológicas y nucleares. La Casa Blanca, por su parte, busca una formulación lo suficientemente ambigua como para sugerir una reducción del rol de las armas nucleares, como fue prometido en Praga, y al mismo tiempo dejar abiertas las puertas para el uso de la fuerza. Algunos propusieron dejar asentado que el único fin de estas armas es ejercer represalias, en caso de que sean utilizadas por otros países contra Estados Unidos o sus aliados. La elección del término “represalias” equivale aquí a una clara limitación de la acción a una respuesta. Así pues, se propusieron varios acuerdos: el derecho a usar el arma nuclear contra un ataque convencional o químico proveniente de un país que, como Corea del Norte, viole el TNP; el remplazo de “ejercer represalias” por “responder a”, expresión que implica que un ataque podría eventualmente ser desencadenado a partir del momento en que los preparativos de una ofensiva enemiga son descubiertos. Después del discurso de Praga, una delegación de halcones influyentes del Ministerio de Defensa japonés empezó a hacer presión sobre el Congreso y sobre el gobierno estadounidense. Advirtió que Tokio desarrollaría sus propias armas nucleares si Estados Unidos descartaba el derecho a “golpear primero” contra China y Corea del Norte o no desarrollaba lo que Japón considera fuerzas nucleares suficientes. La delegación pidió especialmente que los misiles de crucero Tomahawk, dotados de ojivas nucleares, sigan siendo instalados. Ahora bien, está previsto detenerse en 2013: la Marina estadounidense estima suficiente la eficacia de los submarinos nucleares lanzadores de misiles Trident y de los bombarderos de largo alcance dedicados a la protección de Japón. Ocho de esos submarinos patrullan constantemente el Pacífico Norte al alcance de blancos escogidos, y siete de entre ellos están en permanente “alerta roja” con un tiempo de respuesta previsto de doce minutos. Tanto los “verdaderos creyentes” del Pentágono como los halcones de Tokio quieren que el paraguas nuclear esté basado sobre el concepto de “disuasión extendida”, por el cual las fuerzas estadounidenses responden, por medio de las armas de este tipo, a cualquier ataque, sea llevado a cabo por vectores nucleares, químicos, biológicos o convencionales. Esta doctrina expresa una línea dura respecto de China y de Corea del Norte, defendida por el Partido Liberal Demócrata (PLD) que dirigió Japón durante las cinco últimas décadas. La alternancia política de agosto de 2009 modifica la situación, ya que el Partido Demócrata (PD) más bien comparte el punto de vista de Obama tal como fue expresado en Praga. El ministro de Relaciones Exteriores Katsuya Okada manifestó

20-22-Nuclear-Final.indd 21

varias veces este apoyo. En el momento de la asunción del gabinete, el 16 de septiembre de 2009, se preguntó “si los países que declaran su voluntad de utilizar las armas nucleares para ‘golpear primero’ tienen todavía el derecho de hablar de no proliferación nuclear”. El 16 de octubre, en el transcurso de un encuentro con el secretario estadounidense de Defensa, Robert Gates, Okada formuló el deseo de discutir la cuestión. Gates evitó el tema pero, en una conferencia de prensa, expresó la necesidad de una “disuasión flexible”. El mismo día, en Kioto, Okada señaló una contradicción en la política pasada de su país. “Hasta ahora –señaló–, el gobierno japonés dijo a Estados Unidos, ‘no queremos que ustedes descarten el derecho de golpear primero

porque eso debilitaría la fuerza de disuasión nuclear’. Japón no es coherente cuando llama al desarme nuclear en el mundo y a la vez exige para sí mismo el derecho a golpear primero” (4). Respondiendo a las críticas, Okada declaró que si Washington renunciaba a “golpear primero”, “eso no significa que Japón quedaría fuera del paraguas. En la desdichada eventualidad de que Japón sufriera un ataque nuclear, no descartamos una respuesta de este tipo”.

Conflictos y disidencias Okada también escandalizó a los halcones, tanto en Tokio como en Washington, al declarar, a propósito de la amenaza de Corea del Norte, que “las armas convencio-

nales bastan para hacer frente”, y también que sería deseable una “zona desnuclearizada en Asia del Noreste”. Por cierto, el primer ministro Yukio Htoyama se mostró más circunspecto que Okada, y no es seguro que el ministro de Relaciones Exteriores exprese la opinión de Ichiro Ozawa, el dirigente de su partido, más belicista. Divisiones profundas atraviesan esta formación y la sociedad entera. Muchos halcones, que privilegian la disuasión extendida, son también partidarios de una fuerza nuclear japonesa independiente, y se aferrarían encantados a una divergencia con la administración Obama para reforzar sus argumentos. La mayoría de los belicistas de Washington no toman en serio ni a Okada ni a Guido Westerwelle, el ministro de Rela- d

3/26/10 3:27 PM


22 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

d ciones Exteriores alemán, que reclamó en varias oportunidades el retiro de armas nucleares tácticas estadounidenses de su territorio. Miran a los dos hombres como figuras políticas provisorias que tarde o temprano serán desplazadas. Morton H. Halperin, que durante la administración de William Clinton era presidente del Consejo de Planificación Política del Departamento de Estado, nos confió que un alto funcionario de su ministerio había desechado estas declaraciones políticas afirmando: “No es el verdadero gobierno alemán”. Una actitud similar se manifiesta a propósito de los nuevos dirigentes japoneses. Según Hans Kristensen, de la Federación de Científicos Estadounidenses, Estados Unidos conserva de “diez a veinte” bombas nucleares B61 de caída libre en la base militar de Büchel, en el oeste de Alemania, y posee un total de ciento cincuenta a doscientos cuarenta cabezas nucleares en Alemania, en Bélgica, en los Países Bajos y en Turquía. Se espera que la NPR descarte todo retiro por dos razones: Turquía quiere conservarlas para disuadir un eventual ataque nuclear iraní, y el Pentágono sostiene que, ya que la OTAN debe revisar su estrategia el año próximo, sería “prematuro” abandonarlas unilateralmente. Otro argumento utilizado es que el futuro acuerdo START no afectará más que a los arsenales estratégicos. Dejará, pues, una ventaja táctica a Rusia en la medida en que las evaluaciones tienen en cuenta de 500 a 1.200 armas nucleares tácticas estadounidenses, incluidas las presentes en Europa, contra alrededor de 2.000 desplegadas por Rusia. Moscú tendría hasta 6.000 en reserva. Estos equipos tienen un alcance de cuatrocientos cincuenta a seiscientos kilómetros. En el marco del acuerdo START, el intento por parte de la administración Obama de una reducción de la cantidad de cabezas nucleares estratégicas –de 2.200 a 1.500 y 1.675 aproximadamente– decepcionó a los partidarios del desarme. En efecto, Rusia señaló que estaba lista para disminuir a mil, con el fin de reducir su presupuesto de Defensa. Además, en Washington existe desde hace tiempo un consenso sobre el hecho de que habría allí un buen nivel de seguridad. Incluso el intransigente John Deutch, que dirigió la NPR de la administración Clinton, defendió ese objetivo. Sin embargo, para los expertos, la manera en que la “tríada” nuclear (gran cantidad de bombarderos estratégicos, de misiles superficie, tierra o agua) sea repartida importa más que la cuestión de

las ojivas nucleares. Una lucha encarnizada se llevó a cabo para decidir si era necesario reducir la cantidad de bombarderos, la de los misiles balísticos intercontinentales o la de submarinos portadores de Trident, divergencias que retrasaron la definición de la NPR. Sorprendentemente, hasta la Air Force Association, que defiende los intereses de la fuerza aérea, recomendó que los 114 bombarderos nucleares B-52 y los B-2 en servicio fueran eliminados progresivamente a favor de los misiles balísticos intercontinentales y submarinos. En efec-

Los congresistas aliados a los “verdaderos creyentes” del Pentágono se muestran descontentos. to, estos últimos tendrían más chances de resistir un primer ataque. Esta recomendación tiene sin embargo pocas chances de ser aceptada y la cantidad de misiles balísticos intercontinentales –actualmente 450– probablemente será reducida en el marco del acuerdo START. Es posible que sólo se mantengan los trece submarinos nucleares, que llevan ochenta misiles Trident. Los miembros del Congreso aliados a los “verdaderos creyentes” del Pentágono están descontentos con las reducciones previstas. Amenazaron con retrasar la ratificación del acuerdo START si el proyecto de ley de “modernización” de las armas nucleares estadounidenses no los satisface. La administración Bush había elevado en vano un programa controvertido, llamado Programa Confiable de Remplazo de Ojivas, cuyo objetivo era renovar el arsenal de Estados Unidos. Obama propone simplemente renovar las armas existentes (Stockpile Stewardship and Management Program). Pero los cuarenta senadores republicanos, más el senador independiente Joseph Lieberman, le enviaron una carta el 17 de diciembre de 2009: “No creemos que las nuevas reducciones previstas por el programa START puedan ser de interés para la seguridad nacional de Estados Unidos, en ausencia de un programa significativo de modernización de nuestra fuerza de disuasión nuclear”. Pidieron especialmente una renovación rápida de las ojivas nucleares B-61 y W-76.

La muy respetada Asociación para el Control de Armamentos anunció que el Strategic Command (Stratcom), órgano de control militar de las armas nucleares, y la Administración Nacional de Seguridad Nuclear (NNSA) “insisten sobre la capacidad de crear nuevas ojivas”. El año último, desde la NNSA se filtró un plan destinado a desarrollar la capacidad de fabricación de plutonio, dentro de las instalaciones de Los Álamos (Nuevo México), Oak Ridge (Tennessee) y Kansas City (Missouri). La NNSA busca el apoyo del Congreso para poner en práctica este programa que, si es llevado a término, permitiría a Estados Unidos cuadruplicar su producción anual, de veinte a ochenta unidades. Hasta ahora, el plan de la NNSA no fue sometido a consideración del Congreso, pero el simple hecho de que exista da una idea de la importancia de los intereses que Obama tendría que enfrentar si intentara concretar su visión de desarme nuclear. El presidente parece haber subestimado en gran medida a sus enemigos dentro del complejo militar-industrial, como lo hizo con el complejo farmacéutico-seguro médico y con los bancos. No solamente conservó a Gates como secretario de Defensa, sino que no nombró a civiles favorables a sus tesis para puestos claves del Pentágono, abandonando la NPR a los halcones. Mantuvo en su puesto al director de la NNSA, proveniente de la administración Bush, así como a todo el personal responsable del plan de cuadruplicar la capacidad de producción de plutonio. En la Casa Blanca, el mejor abogado del desarme nuclear entre sus consejeros, Ivo Daalder, fue relegado con la aprobación presidencial a un empleo tranquilo dentro de la OTAN, con el fin de dejar la vía libre a los miembros de la seguridad nacional que gozan de los favores del Pentágono. A partir del momento en que Obama comenzó a multiplicar las declaraciones sobre la necesidad de “mantener una disuasión fuerte durante el tiempo que exista el arma nuclear”, perdió la batalla del desarme nuclear en beneficio del belicoso general Kevin Chilton, comandante de la Stratcom. El 11 de noviembre de 2009, este oficial predijo que Estados Unidos dentro de cuarenta años todavía tendría necesidad de armas nucleares. El 15 de diciembre de 2009, en Omaha (Nebraska), durante una conferencia organizada por el programa de información nuclear, con el apoyo financiero de la Stratcom, en la cual participaban 105 expertos militares y especialistas en el

20-22-Nuclear-Final.indd 22

1 Los acuerdos START 1 seguidos de START 2 fueron firmados a principios de los años noventa. Preveían una reducción sustancial de los arsenales estratégicos de las dos superpotencias. 2 Olivier Zajec, “Paridad estratégica en juego”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, abril de 2008. 3 “True Believers”: alusión al concepto elaborado por el movimiento llamado del “escepticismo científico”, que analiza los mecanismos cognitivos “disonantes” de la creencia irracional en fenómenos paranormales y el hecho de no aceptar ni argumentos ni hechos que contradigan esta fe. 4 Masa Takubo, “The role of nuclear weapons: Japan, the US, and ‘Sole Purpose’”, Arms Control Today, noviembre de 2009.

*Director del Programa Asia en el Center for International Policy, Washington. Traducción: Florencia Giménez Zapiola

Trágico y grotesco Nuclear Weapons: At what cost? Ben Cramer Bureau International de la Paix, Ginebra, 2009. 170 páginas, 25 francos suizos.

por sorpresa para evitar una eventual utilización de armas químicas por Pyongyang. Conocidas bajo el nombre de “Bailarín ágil”, las maniobras del ejército estadounidense en Corea del Sur prevén explícitamente, en ese caso, bombardeos nucleares. El comité de la NPR rechazó los contraargumentos desarrollados tanto por el ex secretario de Defensa William Perry como por un comité de expertos cuidadosamente seleccionados de la Brookings Institution. Perry declaró que “Estados Unidos podría responder de manera devastadora a un ataque químico sin utilizar armas nucleares”. El comité de expertos concluyó por su parte que “los sitios de producción y de almacenamiento tanto como los vehículos de entrega de las armas químicas “podrían ser destruidos de manera preventiva” por armas convencionales en la eventualidad de una guerra con Corea del Norte. Además, en la hipótesis según la cual las armas químicas o biológicas resistieran a estos embates, “ataques convencionales masivos contra blancos militares podrían limitar el alcance de los ataques químicos y biológicos sin recurrir a las armas nucleares”. n

Cuando un juez, un abogado o un policía dice a un acusado “esto le va a costar caro”, no está hablando en realidad de precios sino del valor negativo (en privación de libertad) que la ley atribuye al crimen o al delito. Habla, pues, en términos de valor de la libertad. Como se sabe, ésta no tiene precio. Se supone que el arma nuclear asegura la supervivencia de los Estados y, aunque cueste cara financieramente, su precio es tolerable para un valor infinito: la existencia de la nación. Ben Cramer desbarata esta afirmación en un pequeño libro publicado en inglés. El costo del arma nuclear debe ser estimado en aspectos no calculables en euros, pero que son, sin embargo, físicos y morales, y hasta políticos y sociales y, por lo tanto, evaluables positiva o negativamente. Cramer describe el daño causado al medio ambiente, a la democracia, a la salud de los ciudadanos –incluida la salud mental–, a la cooperación internacional y finalmente a nuestros valores fundamentales. En el contexto actual de crisis, el arsenal nuclear, que data de la Guerra Fría, debe también ser reexaminado desde el punto de vista estratégico. El ciclo de la “disuasión” como garantía paradojal de la paz se terminó a partir del fin de la Unión Soviética. Quizás evitó la tercera guerra mundial, pero en la actualidad ese arsenal hace pesar sobre los Estados más pobres, sin el fair-play de la reciprocidad, una amenaza a la vez grotesca y trágica. Grotesca, porque una salva nuclear comporta repercusiones no controlables sobre el medio ambiente y porque el blanco preciso no suprime el deambular impreciso de la nube atómica. Trágica, pues se vuelve a hablar del derecho a “golpear primero” de esta arma de destrucción masiva. Mantener las fuerzas nucleares en el mundo costaba todavía 145 millones de dólares por día en 2007-2008, en Estados Unidos; 18 millones en Rusia; 12,4 millones en China; 12,3 en Francia; 8,4 en India; 4,2 en Israel. Según el autor, todo esto justifica su reconsideración y desmantelamiento a cualquier precio. n

S.H.

Alain Joxe

El fantasma coreano La comprobación es inapelable: la política seguida por Estados Unidos con Corea del Norte simplemente no funcionó y no funcionará. Aunque los estadounidenses hayan retirado unilateralmente sus armas nucleares tácticas de Corea del Sur, siguen desplegando en el Pacífico, a tiro del ataque del Norte, misiles balísticos y aeronaves dotadas de armas nucleares sobre sus portaaviones. Ahora bien, en el marco del acuerdo de 1994 concluido con la administración de William Clinton, Pyongyang no aceptó congelar su programa nuclear sino a condición de que Washington “proporcione garantías formales sobre la ausencia de amenazas o de uso de armas nucleares” (artículo 3). En el presente, una promesa similar, combinada con un calendario de normalización de las relaciones bilaterales, parece ser necesaria para obtener de Pyongyang un nuevo acuerdo de desnuclearización. Pero esta opción fue explícitamente rechazada por el comité del Pentágono que dirigió el “Balance de la Posición Nuclear” (Nuclear Posture Review, NPR), en alianza con la Casa Blanca. A menos que haya una intervención de último minuto del presidente Barack Obama, la NPR ratificará el postulado del Pentágono, según el cual toda restricción al principio de “golpear primero” de las armas nucleares privaría a los generales estadounidenses de la posibilidad de actuar

control de armamentos, fue más claro al asegurar: “Necesitaremos armas nucleares mientras Estados Unidos exista”. n

3/26/10 3:27 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 23

Una amenaza de represalias financieras poco creíble por Dean Baker*

Si China deja de comprar deuda estadounidense…

Gustavo Cimadoro (www.muycima.tk)

Venta de armas a Taiwán, recepción del Dalai Lama en la Casa Blanca, posibles sanciones internacionales contra Irán… A estos conflictos entre China y Estados Unidos se agrega el del tipo de cambio. El presidente Barack Obama acusa a Pekín de subvalorar su moneda para incentivar sus exportaciones. Pero China es también un socio extraordinario, que financia los déficits estadounidenses. Rivales geopolíticos, las dos potencias están ligadas por la moneda. ¿Qué pasaría si dejara de ser así?

23-Yuan-Final.indd 23

D

esde hace un año, en Estados Unidos los ánimos se exacerban ante la idea de que China, descontenta con la política exterior del presidente Barack Obama, decida, a modo de represalia, dejar de comprar bonos del Tesoro estadounidense. Según las oscuras profecías de numerosos analistas, semejante medida provocaría un apocalipsis financiero que pondría de rodillas la economía estadounidense (1). La amenaza china constituye un argumento fácil para que la Casa Blanca aplique una mayor ortodoxia en materia fiscal y monetaria. Permite incitar a la administración Obama a renunciar a sus intentos de lograr que Pekín revalúe el yuan con respecto al dólar. También resulta útil para reclamar recortes en los programas de ayuda a los más carenciados, a la cabeza de los cuales se encuentra el proyecto de reforma del sistema jubilatorio. A partir del momento en que China no “recicle” una parte de sus gigantescos excedentes comerciales para absorber la deuda de Estados Unidos, ¿acaso el sentido común no llevaría a cubrir el déficit presupuestario por todos los medios disponibles? El fantasma de una represalia china ocupa hoy un lugar central en el debate político estadounidense, del mismo modo que el peligro de un cataclismo nuclear en tiempos de la Guerra Fría. En ambos casos, se lo utiliza para imponer las posiciones políticas más conservadoras. Existe, sin embargo, una diferencia importante entre estos dos episodios. Si bien el temor a un conflicto nuclear fue en gran medida exagerado (las partes beligerantes se mostraban de hecho bastante prudentes en su amenaza de recurrir a la fuerza de ataque), no dejaba de presentar cierto grado de verosimilitud. Ahora bien, sucede algo completamente distinto con el espantajo de la venganza china, totalmente inventado o casi según las necesidades de la causa. En realidad, si los bonos del Tesoro estadounidense dejaran de encontrar tomadores en Pekín, Estados Unidos no lo

sufriría. Puede apostarse incluso a que una medida semejante sería beneficiosa para su economía. Para convencerse, basta recordar algunos principios económicos básicos. La Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central chino son los actores claves de la economía estadounidense. Ambos desempeñan más o menos el mismo papel: obtener parte de sus inmensas reservas de liquidez en los circuitos económicos adquiriendo activos a largo o a corto plazo. La Reserva Federal suele intervenir en los mercados a corto plazo. Desde las crisis de las subprimes, cambió sin embargo de actitud abriendo las puertas del crédito e invirtiendo en los mercados a largo plazo. Esta reorientación se tradujo en una adquisición masiva de bonos del Tesoro y títulos hipotecarios. Por su parte, el Banco Central chino inyectó también enormes flujos de liquidez en el sistema, apoderándose de los activos tanto a largo como a corto plazo. En momentos en que la crisis hacía explotar el déficit presupuestario estadounidense, se mostró particularmente ávido de bonos del Tesoro negociables a diez años emitidos por Estados Unidos (2). Supongamos ahora que el Banco Central chino dejara repentinamente de invertir en la deuda estadounidense, ya sea para castigar a la administración Obama o por cualquier otra razón. Según manifiestan a viva voz los medios de comunicación, esto inevitablemente haría que las tasas de interés en Estados Unidos se dispararan, lo que acabaría con cualquier esperanza de reactivación económica. Ahora bien, este espantoso escenario omite sin embargo un pequeño detalle: corresponde a la Reserva Federal reemplazar a su homólogo chino comprando los títulos vacantes. Frente a esto, los especialistas invitados a debatir suelen objetar que una mayor intervención de la “Fed” provocaría una inflación galopante, el retorno a la “máquina de hacer billetes”. Semejante preocupación carece de fundamento. La salud de la economía estadounidense depende del volumen de liquidez disponible, no de su origen. Poco importa que sea la Reserva Federal o el Banco Central chino el que regule el grifo, mientras éste se mantenga abierto. Cuando China adquiere bonos del Tesoro, mantiene las tasas de interés estadounidenses a un nivel bajo, sin por ello provocar inflación. No existe pues ninguna razón para temer una espiral inflacionaria en caso de que la “Fed” paliara la deserción de su homólogo chino. Los profetas de la “amenaza china” aseguran que Pekín seguirá comprando activos en dólares a corto plazo para que su moneda mantenga una cotización razonable. Uno se ve tentado a responderles: ¿y entonces? En caso de que su previsión se concretara, se asistiría simplemente a una inversión de tareas: el Banco Central chino tendría más depósitos a corto plazo y menos obligaciones a largo plazo, mientras que la Reserva Federal avanzaría en el sentido inverso. Pero nada indica que China actuará de esa manera. Podría también reducir sus adquisiciones de activos en dólares. Hasta ahora, las compras de bonos del Tesoro le permitían mantener a un nivel artificialmente bajo la cotización del yuan. Si Pekín dejara de comprar bonos del Tesoro y activos en dólares gracias a las montañas de divisas acumuladas por su excedente comercial, esto tendría como consecuencia inmediata una suba de la cotización del yuan respecto del dólar. En suma, la “amenaza china” no significa otra cosa que una posible revaluación del yuan. Ahora bien, eso es precisamente lo que Estados Unidos reclama desde hace varios años. Tanto bajo la presidencia

de Obama como de la de su predecesor George W. Bush, la administración estadounidense nunca dejó de exhortar a Pekín a una revaluación de su moneda. Consultado al respecto el 13 de marzo pasado, el Primer Ministro chino Wen Jiabao reaccionaba con enojo: “Puedo entender el deseo de algunos países de aumentar sus exportaciones, pero lo que no entiendo es que se presione a los demás para que aprecien su moneda. Desde mi punto de vista, se trata de proteccionismo” (3). ¿Cuál sería entonces la “amenaza” si Pekín respondiera finalmente a los deseos de Washington? Un yuan más caro tendría desde luego un efecto inflacionario en Estados Unidos, pero es un problema menor previsto desde hace tiempo. La política del yuan débil constituye un medio para China de subsidiar sus exportaciones en el mercado estadounidense, e incluso en el mercado mundial, ya que esta estrategia monetaria incumbe a todas las divisas, no sólo al dólar. Que Pekín abandone los bonos del Tesoro y permita que su moneda se revalorice, acabaría de una vez con su sistema de subsidios a la exportación. En esta hipótesis, los productos chinos vendidos a Estados Unidos serían más caros, al igual que la mercadería exportada por los países cuya moneda está ligada al yuan. Ciertamente, este encarecimiento causaría inflación, pero en proporciones que de ninguna manera devastarían la economía del país. Productos chinos más onerosos permitirían incluso a Estados Unidos reequilibrar una balanza comercial cuyo déficit es cada vez menos tolerable. Las importaciones provenientes de China y de países que alinearon su moneda con el yuan representan menos del 4% del Producto Interno Bruto (PIB) estadounidense. Un aumento del 30% de estos productos se traduciría en una tasa de inflación del 1,2%. Lo que no es insignificante, pero se aleja bastante de la hiperinflación a la zimbabwense (4) que mencionan algunos comentaristas provocando escalofríos. A modo de comparación, la escalada del precio del petróleo, que aumentó de 70 dólares el barril en 2008 a 150 dólares en menos de un año, le costó a Estados Unidos el 2% del PIB. Sin embargo, aun cuando el precio del combustible hubiera traspasado el techo, nadie o casi nadie pensó en preocuparse por un riesgo de hiperinflación. Productos chinos más caros tornarían la industria estadounidense más competitiva en muchos sectores, favorecerían la relocalización de empleos y conducirían a una reducción sensible de las importaciones, si no en volumen al menos en participación en el mercado. Se asistiría entonces a un saludable reequilibrio de la balanza comercial, al compensar ampliamente el crecimiento generado por la suba de las exportaciones estadounidenses los efectos negativos de un aumento de las tasas de interés. No existen pues demasiadas razones para alarmarse ante la idea de que China boicotee los bonos del Tesoro estadounidense, sino todo lo contrario. Tales represalias podrían incluso favorecer a su víctima elegida, Estados Unidos… n 1 Con 889.000 millones de dólares en enero de 2010, China es el primer acreedor de la deuda federal de Estados Unidos. Le sigue Japón (765.000 millones de dólares). 2 Martine Bulard, “El poder mundial se desplaza”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, noviembre de 2008. 3 Conferencia de prensa al cierre de la sesión anual del Parlamento. 4 ¡231 millones % en 2008! *Economista, codirector del Center for Economic and Policy Research, Washington. Traducción: Gustavo Recalde

3/26/10 3:29 PM


24 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

En nombre de la lucha contra el dinero sucio

por Gilles Favarel-Garrigues, Thierry Godefroy y Pierre Lascoumes*

El Gran Hermano de las finanzas Durante mucho tiempo, la garantía del secreto fue sinónimo de excelencia bancaria a los ojos de los depositantes de mayor fortuna. Sin embargo, en línea con la lucha internacional contra el lavado de “dinero sucio” y, asimismo, contra el financiamiento del terrorismo, los bancos se han visto obligados a evolucionar. Actualmente, reclutan a miembros de las fuerzas del orden para poner en marcha un sistema de vigilancia financiera tan extendido como desconocido, lo que ha creado un estrecho vínculo entre policía y finanzas. Jean Dubuffet, Donée, 1984 (Gentileza Christie’s)

E

n las últimas semanas de 2009, se difundió en la prensa el rostro de un tal Hervé Falciani. Después de robar datos bancarios, este ex informático del banco HSBC se los entregó a las autoridades francesas. A principios de 2008, un empleado del banco Liechtenstein LGT ya había vendido su fichero en varios millones de euros al fisco alemán y, después de entregar a diecinueve mil clientes a la administración fiscal estadounidense, un ex banquero de UBS reivindicaba el derecho a cobrar varios millones de dólares sobre los impuestos así percibidos. Estos casos recientes, donde algunos gobiernos acceden a datos bancarios con la complicidad de antiguos empleados, muestran la importancia que ha adquirido esta práctica. Sin embargo, los intercambios de información entre autoridades públicas e instituciones financieras no son nuevos; se han venido desarrollando en los últimos veinte años en el marco de la lucha contra el lavado de dinero, que favoreció la participación de los bancos en este tipo de vigilancia, excluyendo, hasta el momento, la materia fiscal. En 1989, en una cumbre organizada en el Arco de la Defensa, en París, los países del G7 decidieron iniciar una lucha contra la ocultación del “dinero sucio” que, en ese entonces, se limitaba a las ganancias provenientes del tráfico de estupefacientes. En esa ocasión, se creó el Grupo de Acción Financiera Internacional contra el Lavado de Capitales (GAFI), destinado a elaborar recomendaciones internacionales y difundirlas. Hacia la década de 1990, la lucha se extendió al crimen organizado y, tras los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, al financiamiento del terrorismo. El “dinero sucio” –blanco maleable por excelencia– incluyó, desde mediados de 2000, los fondos vinculados a la proliferación nuclear; después de que estalló la crisis financiera de 2008, la inclusión del fraude fiscal ya no parece ser un tabú. En todo caso, el rastreo de los recursos económicos ilegítimos acompaña, necesariamente, cualquier acción represiva de envergadura contra una amenaza definida como global. Si la lucha contra el lavado de dinero ya puede usarse contra los nuevos y preocu-

24-25-Finanzas-Final.indd 24

pantes flujos de capitales ilícitos, es porque descansa en una colaboración inédita, pero hoy aceitada, entre actores públicos y actores privados (en primer lugar, los bancos, pero también las compañías de seguros, los escribanos, las agencias inmobiliarias, etc.). Estos últimos, encargados de detectar las transacciones sospechosas, deben comunicar sus sospechas a una autoridad pública creada especialmente a esos fines –la Serious Organised Crime Agency (SOCA) en el Reino Unido; la Financial Crimes Enforcement Network

Las herramientas también proponen funciones destinadas a elaborar perfiles de los clientes... (FinCEN) en Estados Unidos o el Tratamiento de la Información y Acción contra los Circuitos Financieros Clandestinos (TracFin) en Francia–. Después de una investigación discrecional, esos organismos decidieron transmitir o no el asunto a la Justicia. Así, muchos casos que en estos últimos años acapararon la crónica político-judicial en Francia –de la Unión de Industrias y Oficios de la Metalurgia (UIMM) a las cuentas de Julien Dray– están ligados a una declaración de TracFin.

Prácticas antiguas Después de dos décadas, es difícil evaluar los efectos de esa política. La historia de la lucha contra el lavado de dinero se presenta oficialmente como un éxito, pues cerca de ciento setenta jurisdicciones nacionales toman en consideración las recomendaciones del GAFI. Su difusión internacional ha favorecido indiscutiblemente la cooperación policial y judicial, así como la formación de una comunidad de expertos en la lucha contra el “dinero sucio” que comparte referencias profesionales.

La circulación de los capitales de origen ilícito llaman a una mayor circunspección. Algunos estiman que los resultados judiciales, si bien son mínimos, prueban la eficacia de esa lucha; otros insisten en el carácter disuasivo del dispositivo; otros no ven ahí más que una cortina de humo. Estos últimos señalan que los capitales “sucios” siguen prosperando y circulando o, incluso, que la existencia de los “paraísos fiscales” y las plazas subreguladas no se ve amenazada, pese a los efectos publicitarios. Sin embargo, un análisis atento de las prácticas bancarias muestra que los principales efectos están en otro lado (1). Al otorgar a los actores de ese sector un papel clave en la vigilancia de los clientes y de las transacciones, la lucha contra el lavado de dinero ha convertido la producción de información financiera en una cuestión crucial. Inicialmente los bancos, alegando que su vocación profesional consistía en garantizar a los clientes la confidencialidad, no estaban muy entusiasmados con ejercer semejante función, emparentada, para ellos, con el papel de “auxiliar de la policía”. Durante diez años aproximadamente, manifestaron poca diligencia a la hora de aplicar las obligaciones de vigilancia impuestas en la legislación nacional. En Francia, hubo que esperar a principios de 2000 para que la ley se operativizara en la práctica cotidiana. Y fue bajo el efecto combinado de la prioridad internacional que se dio a la lucha contra el terrorismo –incluido su financiamiento– y del shock que suscitó la investigación por lavado de dinero agravado del presidente del banco Société Générale de Francia –caso Sentier II (2)–, que los establecimientos comenzaron a desarrollar de forma masiva las actividades contra el lavado de dinero. Primero, los bancos crearon o abultaron sus polos de “seguridad económica” reclutando a antiguos miembros de los servicios de la policía o a magistrados. Ejemplo de ello: la Oficina Central de Represión de la Gran Delincuencia Financiera, que pertenece a la policía nacional de Francia, vio cómo muchos de sus ejecutivos pasaban a integrar tales establecimientos financieros. Manteniendo contactos con sus antiguos colegas, estos tránsfugas encarnan el acer-

camiento de dos universos profesionales que antes se ignoraban. Como cuenta uno de ellos, “mi experiencia sedujo a la dirección del banco, que le da importancia a la ‘inteligencia’ [en el sentido de información] y desea trabar vínculos con los servicios secretos franceses”. Esta situación genera conflictos de lealtad: así, uno de los interlocutores entrevistados por Le Monde diplomatique reivindica haber “seguido siendo un policía” y seguir “rindiendo servicio” a su “antigua administración”. Semejante lealtad suscita la reprobación de los agentes que efectuaron toda su carrera en el banco: “Un policía será toda su vida un policía: siempre proporcionará informaciones sobre su banco a la policía.” Este nuevo objetivo, integrado a la política de gestión de los riesgos bancarios, llevó a los responsables de la lucha contra el lavado de dinero a reforzar el conocimiento de la clientela y a definir procedimientos de alerta adaptados para manejar las transacciones sospechosas. Asimismo, los bancos debieron equiparse con herramientas informáticas especializadas. Desde principios de 2000, se desarrolló un mercado considerable a fin de ayudar a los establecimientos a evaluar mejor los riesgos ligados a sus usuarios. Hoy existen poderosas herramientas que proponen un abanico de prestaciones. En particular, aseguran la gestión de las listas negras oficiales a fin de excluir a los clientes indeseables.

Listas negras Esta actividad no se limita a las listas antiterroristas elaboradas por los gobiernos, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o la Comisión Europea. En el marco de la lucha contra la corrupción, la noción de “Persona Políticamente Expuesta” (PPE) se ha impuesto en varios textos internacionales y, actualmente, se suma a las obligaciones de vigilancia de los establecimientos bancarios. La imprecisión de esta noción, que en todos los países del mundo abarca a los políticos, los dirigentes de las grandes empresas estatales, sus socios y su entorno, abre la puerta a la constitución de listas que contienen hasta quinientos

3/26/10 3:31 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 25

mil apellidos (3). En cuanto una PPE aparece en una transacción, los bancos deben someterla a una vigilancia particular. Las herramientas también proponen funciones destinadas a elaborar perfiles de los clientes que permiten detectar las “anomalías” en las operaciones realizadas por éstos, quienes son asociados a grupos de pares que permiten evaluar y predecir si se comportan “de forma normal” o “poco habitual”, así como también descubrir vínculos no aparentes entre personas y flujos. Así, las herramientas más avanzadas combinan técnicas de detección que conjugan el filtrado de las listas, el análisis del comportamiento del cliente y el examen de sus relaciones con los países de riesgo. De más está decir que existe una distancia importante entre la cantidad de situaciones anormales detectadas por los instrumentos y la de las declaraciones de sospecha transmitidas a la autoridad pública. “Es un poco como Gran Hermano: sabemos todo sobre un cliente, pero ¿qué hacemos con todo eso?”, señala un banquero. Los responsables de la lucha contra el lavado de dinero en los bancos deben reunir las informaciones que permitan confirmar o invalidar las eventuales dudas que alimentan respecto de un cliente. Pero uno de ellos se pregunta: “¿Dónde termina el sentido común? ¿Dónde comienza la inquisición?”. Esta necesidad de corroborar las sospechas respecto de un cliente o una transacción provoca varios efectos. Por un lado, conduce a los responsables de la lucha contra el lavado de dinero de los bancos a establecer mecanismos contra poblaciones particulares, ligadas a una actividad económica, una edad y un lugar de nacimiento o residencia.

24-25-Finanzas-Final.indd 25

El empleo de estos mecanismos, por lo tanto, puede responder a puras intuiciones, pues depende de la percepción que tienen los responsables de las principales amenazas según los contextos regionales en los que trabajan. “Los capitales rusos afluyen a la Costa Azul, a Saboya y al Sudoeste francés –cuenta uno de ellos–; los colombianos subcontratan el lavado de dinero a organizaciones situadas en países del Este que conocen a la perfección los circuitos financieros.” De este modo, los estereotipos sobre los “Estados bandidos” cristalizan el miedo de esos profesionales. A tal punto que otro va aun más lejos: “Aunque Rusia y México no

“No estamos aquí para luchar contra el fraude del carnicero”, afirman, indignados, los banqueros. figuren en la lista del GAFI, son países bandidos que yo mantengo en mi lista”. Por otro lado, los centinelas bancarios deben desarrollar relaciones discretas, pero regulares, con agentes del servicio de informaciones y de la policía judicial. Se trata de intercambiar informaciones por razones vinculadas o no a los imperativos de la lucha contra el dinero sucio: un policía puede solicitar indicaciones sobre personas o flujos, mientras que su interlocutor bancario, por su parte, puede tratar de disipar una duda, “conocer el pedigree de una persona” o “asegurarse frente a una presa gorda”.

Superando el estricto marco de la lucha contra el lavado de dinero, tales interacciones consagran el auge espectacular de una nueva forma de coproducción de la vigilancia financiera. Tracfin, uno de los eslabones del sistema francés, desempeña allí un papel clave: su actividad no se limita a evaluar la pertinencia de las declaraciones provenientes de los bancos y a transmitirlas a la justicia, sino también a almacenar informaciones, fuera de todo control, e incluso a comunicárselas a otros servicios de información. Hasta ahora, esos intercambios excluían el fraude fiscal, que gozaba de la protección de una “muralla china”. En efecto, existía un consenso entre todos los actores implicados en la lucha contra el “dinero sucio” para combatir los “males públicos” –tráfico de estupefacientes, crimen organizado o terrorismo–, pero no para reprimir el fraude fiscal. Como repiten constantemente los responsables bancarios, “no somos inspectores del fisco” o, incluso, “no estamos aquí para luchar contra el fraude del carnicero”. En los bancos de negocios, la opinión parece aun más radical en la medida en que “la optimización fiscal” constituye un “negocio cotidiano”. Pero la muralla parece derrumbarse en favor de la legislación europea y de la reciente crisis financiera.

implicar para las libertades individuales la utilización de ficheros que contuvieran datos personales. Esa preocupación no tuvo eco en Francia ni en Europa debido, en especial, a la prioridad que dieron los gobiernos a la lucha contra el terrorismo. Sólo los banqueros reaccionan contra las presiones públicas ejercidas para que incluyan en sus prácticas una dimensión policial, con la segunda intención de mantener el statu quo ante, defender la confidencialidad de las transacciones y, de hecho, santificar ciertas ilegalidades fiscales fuera del dispositivo. El silencio de las organizaciones no gubernamentales (ONG) especializadas en defender las libertades individuales probablemente se explique por la dificultad de hallar una posición dentro de un debate donde la crítica de las medidas anti-terroristas reúne, bajo un mismo estandarte, la protección de la vida privada y la del secreto bancario. n

Libertades en riesgo

3 Una de las herramientas más populares en el medio utiliza

1 Gilles Favarel-Garrigues, Thierry Godefroy y Pierre Lascoumes, Les sentinelles de l’argent sale. Les banques aux prises avec l’anti-blanchiment, La Découverte, París, 2009. Las entrevistas citadas más abajo fueron tomadas de ese trabajo. 2 El banco y su presidente fueron cuestionados por haber aceptado el depósito de sumas provenientes de la estafa llamada “Sentier II”, un gran tráfico de cheques organizado entre Francia e Israel.

Todos esos desafíos no suscitan demasiados debates. La Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL) se preocupó, efectivamente, a partir de 2003, por la acumulación de bases de datos y por la utilización de las herramientas informáticas para combatir el lavado de dinero. En especial, señaló los riesgos que podía

una base de datos estadounidense de más de nueve millones de registros constituidos a partir de quince mil fuentes mundiales (Global Regulatory Information Database).

*Investigadores del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS). Traducción: Julia Bucci

3/26/10 3:31 PM


26 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

HACIA LA URBANIZACIÓN TOTAL DEL MUNDO Las metrópolis de la globalización

por Jean-Pierre Garnier*

Lucha para apropiarse de la ciudad En 2007, el mundo vivió en silencio una transformación histórica: desde ese año, más de la mitad de la población humana vive en ciudades. A lo largo de los siglos, el proceso de urbanización ha sido intermitente, pero siempre estuvo ligado a la división del trabajo y a la formación de clases, a la concentración del poder y del saber. La civilización urbana actual nace con la revolución industrial. Heredó sus contradicciones: en las ciudades, la segregación social margina a los pobres y el desarrollo vertical de urbes futuristas va de la mano del crecimiento horizontal de las villas miseria. Centros urbanos pensados como centros de negocios, las metrópolis se enfrentan por los flujos de capital y de mercaderías, creando burbujas inmobiliarias y atizando la protesta social.

26-27-Garnier-Final.indd 26

L

a reestructuración urbana por “destrucción creadora” adquirió una dimensión planetaria. De Bombay a Pekín, pasando por Londres, Nueva York o París, muchos barrios populares bien ubicados son reacondicionados y sus antiguos habitantes despachados a la periferia en grupos de viviendas de baja gama para dejar lugar a un hábitat “de categoría”: sedes sociales, equipos culturales prestigiosos capaces de atraer a los inversores, promotores inmobiliarios, directores de sociedades, cuadros superiores y turistas adinerados. En resumen, “la villa miseria global entra en colisión con la obra de construcción global; una asimetría atroz que no puede ser interpretada sino como una forma flagrante de confrontación de clases”, concluye el geógrafo David Harvey (1). Por consiguiente, ¿hace falta deducir que, más allá de la aparición de nuevas disposiciones urbanísticas y arquitectónicas, la lucha secular entre dominantes y dominados por la conquista (o la reconquista) del espacio urbano se efectúa según una dinámica inmutable? Eso sería despreciar los efectos ideológicos y políticos de la recomposición de los grupos sociales, en particular en los países donde la “terciarización” se impone sobre la industrialización. Desde el último cuarto del siglo XX, el crecimiento de las actividades llamadas de servicio fue de la mano de la expansión de una nueva clase media ligada a la polarización de las funciones financieras, jurídicas y culturales clave, en medio de áreas urbanas erigidas al rango de “metrópolis” a escala mundial o, al menos, nacional. Dos rasgos centrales de esta evolución llaman la atención: por una parte, el creciente poder de una fuerza de trabajo intelectual provista de un importante capital académico (estudios y diplomas de enseñanza superior) que, preocupada ante todo por cosechar sus frutos, ligó su suerte a la de la burguesía. Por otra, el debilitamiento y la posterior desintegración del movimiento obrero, consecuencia de la descomposición del tejido industrial tradicional, que provocó la debacle de los proyectos de transformación radical de la sociedad y de los ideales de emancipación colectiva que los sostenían.

Reorganización a la fuerza Quien dice “confrontación” –para retomar la formulación de Harvey–, no necesariamente dice enfrentamiento. Hoy, en el espacio urbano, las divisiones de clase se manifiestan más bien según el modelo de separatismo. Los choques frontales entre los que poseen y los desposeídos son escasos. La lucha para apropiarse de la ciudad no cesó por falta de combatientes, sino porque, frente a una burguesía siempre a la ofensiva, el otro protagonista, el proletario, ya no está en condiciones de oponérsele. La primera “conserva el conjunto de los atributos de una clase: comunidad de situación, de destino, sentimiento de pertenencia y estrategias múltiples de reproducción, incluyendo las acciones que apuntan a debilitar el mundo del trabajo” (2). El proletariado obrero, en cambio, perdió la conciencia de su existencia colectiva y del “papel histórico” de sujeto revolucionario llamado a

Dujovne Hirsch & Asociados, Barrio Albarellos, 1974 (Berardo Dujovne / Gentileza Museo Nacional de Bellas Artes)

subvertir el orden establecido que le habían atribuido los teóricos del socialismo. Sin duda, las maniobras de las clases dirigentes para privar a los estratos populares de su territorio no dejaron de suscitar resistencias: enfrentamientos en América Latina bajo la forma de luchas contra la delincuencia o la subversión entre la policía o el ejército y los habitantes de los campamentos, ciudades “callampas”, favelas y otros barrios de viviendas precarias; “limpieza” manu militari de las villas miseria en el Magreb y en África subsahariana; desalojo “forzado” en China “popular” de los antiguos habitantes y demolición de sus casas para dejar el terreno libre a las infraestructuras y los edificios destinados a adaptar las grandes ciudades a la globalización mercantil; incendio metódico de gran alcance en antiguos barrios “alternativos” de Berlín asediados por la neo burguesía tras la reunificación. Se podrían mencionar también las revueltas de la población negra en los guetos estadounidenses durante los años sesenta o incluso la de los jóvenes inmigrados afrocaribeños de las zonas relegadas de los suburbios ingleses que reclamaban la “renovación” prometida por el gobierno de Margaret Thatcher a principios de los

ochenta. Durante los años setenta, en Francia, Italia y España, numerosas manifestaciones, tomas, multiplicación de okupas, autorreducción de alquileres, florecimiento de asociaciones vecinales y de comités barriales más o menos explícitamente ubicados bajo el signo de la reivindicación de un “derecho a la ciudad” para todos hicieron creer en el surgimiento de un nuevo tipo de movimiento social, calificado como “lucha urbana” por una sociología crítica. Los teóricos y los militantes de extrema izquierda que habían creído discernir en esta agitación la apertura de un nuevo frente en la lucha anticapitalista se defraudaron. Salvo unas pocas excepciones, la unión entre trabajadores y ciudadanos, esperada como resultado de la prolongación del dominio de la lucha de clases a los lugares de residencia, no se concretó. Cuando sucedió, como en Chile, en Argentina, o en algunas ciudades italianas y españolas (Turín, Boloña, Barcelona) –donde los trabajadores lograron vincular la lucha contra la explotación en las fábricas con la lucha librada contra los promotores, los propietarios y su sostén político–, la resistencia revistió formas efímeras y sin futuro, sofocadas a menudo por la represión. En otras

3/26/10 3:33 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 27

partes fue neutralizada por la recuperación: las negociaciones con los poderes instalados tuvieron con frecuencia por efecto, si no por fin, disipar la combatividad y la radicalidad de los habitantes sublevados, aunque sólo fuera otorgando prestigio a sus líderes, como lo ilustró de manera emblemática la promoción, en 1989, del ex “contestatario” Daniel Cohn-Bendit al puesto de adjunto del alcalde del Partido Social Demócrata de Francfort-sur-le-Main como encargado de asuntos multiculturales. Las “luchas urbanas”, cuyo estallido, se suponía, iba a reforzar al proletariado mediante la incorporación de otras categorías sociales en la lucha contra el capital, habían sido conducidas –y todavía más, teorizadas–, sobre todo por militantes “contestatarios” provenientes de la universidad (profesores, investigadores, arquitectos, trabajadores sociales, etc.). Ahora bien, la importancia que revestía a sus ojos el “marco de vida” iba acompañada de cierta

“Que un barrio se vuelva moderno implica que una serie de habitantes fueron expulsados de él.” indiferencia, cuando no de pura y simple ignorancia, respecto de lo que se desarrollaba en el “mundo del trabajo”. En Francia, bajo la batuta de mandarines universitarios de la “segunda izquierda” (François Dubet, Didier Lapeyronnie, de hecho los precursores del social-liberalismo), las luchas urbanas se inscribieron incluso entre los “nuevos movimientos sociales” llamados a tomar el relevo de un movimiento obrero agotado. Se suponía que iban a “cambiar la vida” sin que fuera necesario terminar con el capitalismo, por entonces considerado insuperable. “Cambiar la ciudad” ya no implicaba cambiar de sociedad: bastaba con ayudarla a evolucionar, aunque más no fuera dándole una cara más “urbana”. Muchos ex detractores de la urbanización capitalista adhirieron a esta tarea. Sociólogos y geógrafos urbanos, arquitectos y urbanistas, técnicos en ordenamiento urbano y representantes locales conjugan

ahora sus esfuerzos para adaptar el espacio urbano a los requisitos del capitalismo “posmoderno”. Después de haberlos vaciado de toda connotación revolucionaria, no dudaron en retomar algunos temas del “derecho a la ciudad”, teorizados por el sociólogo marxista Henri Lefebvre (3): prioridad de lo cualitativo sobre lo cuantitativo; rechazo de la estandarización de la construcción para preservar o restituir la historicidad, la autenticidad y la personalidad de un barrio; importancia acordada a los espacios públicos, considerados lugares de sociabilidad espontánea por excelencia.

“Personas de calidad” Ya no se trata de hacer tabla rasa del pasado urbano como en la época de la “renovación-topadora”, donde los islotes juzgados insalubres, o incluso barrios enteros abandonados durante mucho tiempo, eran arrasados para “liberar terrenos” propicios al florecimiento de inmuebles “de categoría”, viviendas u oficinas, donde las calles tortuosas y atestadas, heredadas de los siglos precedentes, eran remplazadas por rutas o arterias para “adaptar la ciudad al automóvil”. Ya no es momento para la destrucción –salvo cuando la construcción existente es irrecuperable–, sino más bien para la “rehabilitación”, la “regeneración”, la “revitalización”, el “renacimiento”. Esta terminología, en boga entre los diversos encargados del ordenamiento de las ciudades, apunta sobre todo a disimular una lógica de clase: reservar los espacios “recalificados” a personas de calidad. “Todos estos términos que comienzan por ‘re’ son a priori positivos para la ciudad, pero eluden completamente la cuestión social. Que un barrio se vuelva moderno y de moda implica también que una serie de habitantes fueron expulsados de él. El barrio anda pues, ‘mejor’, pero no para las mismas personas”, apunta un geógrafo belga (4). Dicho de otra manera, si hay “renovación urbana” –otro pseudoconcepto lanzado en Francia durante el gobierno de la “izquierda pluralista” en el marco de la “política de la ciudad”–, ésta apunta primero a renovar la población para que los habitantes de las zonas centrales de las grandes aglomeraciones concuerden con su nueva vocación: imponerse como una “metrópoli” dinámica y atractiva. Aunque se haya efectuado progresivamente, la llegada a los antiguos barrios obreros de grupos sociales pertenecientes

tanto a las franjas superiores o intermedias del asalariado, como a las profesiones liberales provenientes del desarrollo de la “sociedad de la información y de la comunicación”, fue sentida por los habitantes originales a menudo como una invasión. En definitiva, esto significaba para la mayoría de ellos –especulación hipotecaria e inmobiliaria mediante– su propio desplazamiento y reemplazo por ciudadanos acomodados y cultivados, ansiosos por constituirse en una identidad de residentes congruente con su identidad social. Pues la “gentrificación” (5) no concierne solamente el espacio construido, afecta también el espacio político y, en particular, la naturaleza de los partidos de la izquierda oficial cuya base popular no ha dejado de reducirse. “Se trata de un fenómeno europeo; en todas partes se asiste a una ‘gentrificación’ de la socialdemocracia”, observa el geógrafo Christophe Guilly (6). Por eso no asombra que las municipalidades de izquierda tiendan, la mayoría de las veces, a adelantarse a los deseos y las aspiraciones de su nueva base social, especialmente en materia de urbanismo, vivienda y consumo cultural. En un lujoso folleto que expone el futuro deseable de París para el siglo XXI y los reacondicionamientos programados para hacerlo realidad, Anne Hidalgo, la primera adjunta del alcalde encargada del urbanismo y la arquitectura resume la problemática que se impone de ahora en más a los representantes locales de las grandes ciudades: asentar su rango y su identidad de “ciudades globales”, “un estatus que la capital francesa disputa con muchas metrópolis mundiales” (7). Los discursos románticos y consensuados sobre la necesidad de “romper con el aislamiento del centro de la aglomeración” en relación con la periferia, y de echar “una nueva mirada sobre su lugar en el seno de la región urbana” no deben ilusionar. Al igual que el super RER, tren urbano previsto para el hipotético “Gran París”, el proyecto del circuito del Ring a lo largo de los barrios tradicionales de Anvers no apunta a responder a las necesidades más urgentes de los habitantes en materia de desplazamiento, sino a poner en relación directa los polos económicos, los nudos de autopistas, los aeropuertos y las estaciones. En otras palabras, son los puntos considerados vitales para la circulación de capital, los cuales, articulados entre ellos, permitirán a la metrópolis no quedar distanciada de sus rivales europeas.

De la misma manera, ¿acaso los extraordinarios planes de urbanismo que supuestamente acrecientan “el atractivo” del “Gran Hanoi” no ayudan a la ex capital de la resistencia antiimperialista, nuevo Eldorado para los promotores y “capital del shopping” muy apreciada por los turistas occidentales, a mantener su rango frente a Singapur, Hong Kong o incluso Shanghai? ¿Y qué decir de la construcción programada, en San Francisco, de un prestigioso “centro de tránsito” donde se interconectarán los diferentes tipos de transportes públicos para hacer más fluido el tránsito alrededor de la bahía? Esta operación de “renovación urbana” que integra rascacielos y equipamientos para el ocio apunta a “cambiar el perfil físico de la ciudad”. Su perfil social también: una parte del antiguo downtown que comprende numerosos edificios ocupados será pura y simplemente borrado del mapa (8). El “proyecto compartido” que, se supone, une la parte central y la periferia de las regiones urbanas en un “destino común” no es sino la aplicación espacial del principio cardinal llamado a regir el conjunto de la vida en sociedad sobre todo el planeta: la “competencia libre y no falseada”. n 1 David Harvey, “The right to the city”, New Left Review, Nº 53, Londres, septiembre-octubre de 2008. 2 Paul Bouffartigues, Le retour des classes sociales. Inégalités, dominations, conflits, La Dispute, París, 2004. 3 Henri Lefebvre, Le Droit à la ville, Anthropos, París, 1968. 4 Mathieu Van Criekingen, La Tribune de Bruxelles, 6-12-07. 5 Neologismo derivado del ingles gentry, que podría traducirse como aburguesamiento o elitización. Se aplica a los fenómenos de transformación urbana que consisten en el desplazamiento de la población habitual de un barrio depauperado y degradado por otra de un nivel económico mucho mayor, que lo renueva y recategoriza. 6 Christophe Guilly, “La nouvelle géographie sociale à l’assaut de la carte électorale”, Centre d’études de la vie politique française (Cevifop), París, 2002. 7 Anne Hidalgo, “Paris doit faire face à une evolution profonde du monde”, Paris 21e siècle, Atelier parisien d’urbanisme-Le Passage, París, 2008. 8 Brad Ston, “Ambitious Downtown Transit Project Is at Hand”, The New York Times, 3-1-10.

*Autor de Une violence éminemment contemporaine. Essais sur la ville, la petite bourgeoisie intellectuelle et l’effacement des classes populaires, Agone, Marsella, 2010. Este artículo está extraído del capítulo introductorio. Traducción: Florencia Giménez Zapiola

En la caldera africana por Jean-Christophe Servant* A pesar de ser el continente menos citadino del planeta, África es sin embargo aquel en el que se observa el mayor crecimiento urbano: alrededor del 7% anual; el 40% de la población vive actualmente en ciudades contra el 3% en 1900. En 2030, África tendrá 760 millones de habitantes, más del 70% de los cuales, si todo sigue igual, vivirá en las villas miseria y las viviendas precarias ubicadas en la periferia de antiguas creaciones coloniales (Kinshasa o Nairobi) y de ciudades ancestrales (Ibadán o Kano en Nigeria). En efecto, la mitad de la población urbana, cuya mayoría no supera los 25 años de edad, vive actualmente con menos de dos dólares por día. Esta población urbana, señalaba en 2008 el programa ONUHábitat, muestra una notable resistencia, sobreponiéndose a condiciones de vida a menudo difíciles (1). En su mayoría provenientes de los barrios populares de las metrópolis, las figuras de las nuevas culturas surgidas estos últimos diez años lo demuestran claramente: coupé-décalé marfileño, kwaito sudafricano, hip-life ghanés y kuduro angoleño modernizan el pasado con efectos electrónicos y una street attitude de nuevo siglo. Pero las revueltas del hambre del invierno boreal de 2008-2009 recordaron brutalmente que esta clientela cautiva, a la merced del aumento de los precios de los productos de primera necesidad o de

26-27-Garnier-Final.indd 27

los del combustible, se siente cada vez más despreciada por los poderes centrales. Éstos cumplieron además un papel central en la escalada de los costos del sector inmobiliario, contribuyendo a intensificar el fenómeno de “gentrificación” urbana. En Abuja, unos 800.000 “ocupantes sin título” fueron así expulsados entre 2003 y 2007 de las tierras que rodean la nueva capital nigeriana. La organización del Mundial de Fútbol 2010 en Sudáfrica también es acompañada por campañas de expulsión (2). Los habitantes de los barrios marginales se ven cada vez más amenazados por los riesgos industriales, sanitarios o meteorológicos. Las inundaciones mortíferas –ciento sesenta muertos– acaecidas en el otoño boreal de 2009 en África Occidental son “el reflejo del crecimiento demográfico explosivo de las ciudades, de la pobreza y de la falta de políticas de acondicionamiento urbano” (3).

nunca sobre las colectividades. Ahora bien, éstas sólo disponen en promedio del 2% de los recursos públicos. Apoyada por Naciones Unidas, la relocalización de los primeros habitantes de la villa miseria de Kibera, en Nairobi –entre 500.000 y 800.000 personas hacinadas a razón de unas 3.000 por hectárea–, se puso finalmente en marcha en septiembre de 2009 luego de varios años de retraso. A este ritmo, algunos consideran que se necesitarán mil ciento setenta años para que este proyecto, con un costo estimado de alrededor de 1.200 millones de dólares, se concrete. n 1 Véase “The State of the african cities report 2008”, www.unhabitat.org/pmss/ getPage.asp? 2 Philippe Rivière, “Opération coup de poing à Durban”, http://blog.mondediplo. net/2009-10-01-Operation-coup-de-poing-a-Durban 3 “Afrique de l’ouest: la croissance urbaine mise en cause par les inonda-

Reacción tardía. Al concentrar sus esfuerzos en el campo, los inversores internacionales apenas tomaron conciencia muy recientemente de estos desafíos, luego de haber contribuido a menudo a acelerar el éxodo rural al mismo tiempo que debilitaban los recursos municipales: sólo el 20% de los centros urbanos cuenta con agua potable; el 10% tiene acceso a redes cloacales. Mientras que la ayuda pública al desarrollo se agota, la presión recae más que

tions”, Relief Web, 16-9-09, www.reliefweb.int/rw/rwb.nsf/db900sid/VDUX7VXP52?OpenDocument

*Periodista. Traducción: Gustavo Recalde

3/26/10 3:33 PM

Cum pen dis nas mu


28 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

HACIA LA URBANIZACIÓN TOTAL DEL MUNDO De las ciudades-Estado a la ciudad global

por Philip S. Golub*

Las capitales del capitalismo

Dujovne Hirsch & Asociados, Dock 15, 1997 (Claudio Manzoni / Gentileza Museo Nacional de Bellas Artes)

A partir de la revolución industrial, el movimiento de urbanización mundial se convirtió en el centro de la restructuración de las relaciones sociales. En las ciudades se concentran las tensiones y las contradicciones de la globalización.

P

or primera vez en la historia de la humanidad, el porcentaje de la población mundial que vive en aglomeraciones urbanas superó en 2007-2008 al de la población que vive en zonas rurales. Actualmente, más de 3.300 millones de personas viven en ciudades, de las cuales más de 500 millones lo hacen en megalópolis de más de 10 millones de habitantes o en ciudades muy grandes de más de 5 millones de habitantes. Según las previsiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la tasa de urbanización mundial se incrementará considerablemente en las próximas décadas, alcanzando el 59,7% en 2030 y el 69,6% en 2050. Los antiguos y los nuevos centros urbanos absorberán la mayor parte del futuro crecimiento demográfico (1). Esta transformación a gran escala afectará en primer lugar a las regiones pobres y emergentes más pobladas. Ya ampliamente urbanizados, los países más desarrollados deberían tener un crecimiento del porcentaje de la población urbana bastante leve, del 74% actual hasta un 85% a mediados del siglo, llevando al límite las posibilidades de expansión de las ciudades. La misma com-

28-29-Golub-Final.indd 28

probación se impone para América Latina, excepción entre las regiones emergentes debido a su urbanización precoz, desde comienzos del siglo XX. Pero se trata en este caso de un tipo de urbanización diferente a la de los países ricos. Por su parte, África y Asia sufren –y seguirán haciéndolo– una alteración del equilibrio. La población urbana africana, que se multiplicó por más de diez desde 1950 hasta la fecha (de 33 a 373 millones), alcanzaría los 1.200 millones en 2050, es decir, aproximadamente el 63% de sus habitantes. La de Asia, que ascendía a 237 millones a mediados del siglo pasado y que hoy ronda los 1.650 millones, debería más que duplicarse y rozar los 3.500 millones. Así, más de la mitad de los indios vivirá en ciudades, al igual que aproximadamente el 75% de los chinos y el 80% de los indonesios.

Simbiosis con la industrialización En resumen, según la premonitoria afirmación de Lewis Mumford (2), el mundo entero “se ha convertido en una ciudad”, o más bien en una constelación de polos urbanos

a menudo desmesurados que constituyen los nodos del espacio económico globalizado. La urbanización extensiva de las regiones pobres y emergentes revoluciona los modos de ser y actuar de gran parte de la humanidad, y continuará con su obra cada vez más rápidamente. A la vez causa y efecto de las migraciones que a su vez intensifica, la urbanización engendra nuevas estratificaciones sociales y acentúa el movimiento de transformación del ecosistema planetario por el hombre. Para comprender el verdadero alcance del fenómeno, es necesario en efecto ubicarlo en una perspectiva histórica más amplia. La urbanización extensiva de masas es indisociable de la aparición del Antropoceno, término con el cual algunos designan la nueva era geofísica que habría inaugurado la Revolución Industrial. Debido al uso intensivo de recursos energéticos fósiles que demanda, esta última modificó profundamente el hábitat. Antes de esta ruptura, la vida económica y social había estado dominada durante miles de años por los ritmos lentos de las economías tradicionales; los pueblos y las primeras ciudades mantenían una “relación simbiótica con el entorno natural” (3). La sociedad tenía desde luego un impacto local sobre la naturaleza, pero no era tan poderoso como para alterar los equilibrios del ecosistema. Desde la revolución agrícola del neolítico, que abrió camino a la sedentarización y a las concentraciones de población, hasta el siglo XIX, la proporción de la población mundial urbanizada se mantuvo limitada. De acuerdo con las estimaciones del historiador Paul Bairoch, quien revisó evaluaciones anteriores, oscilaba entre el 9% y el 14%, según las regiones y épocas (4). Ciertamente, durante este largo período preindustrial se constituyeron grandes aglomeraciones como Babilonia, Roma, Constantinopla, Bagdad, Xi’an, Pekín, Hangzhou, Nankín, etc. Algunas de estas ciudades constituían corazones de imperios y albergaban decenas, e incluso centenares de miles de habitantes. Alrededor del año 1300 de la era cristiana, Pekín tenía aproximadamente entre 500.000 y 600.000 habitantes (5). En la Edad Media, Europa vivió lo que Bairoch denomina una “explosión urbana”, con la formación de una red de ciudades comerciales y ciudades-Estados de 20.000 o más habitantes. Pero esto no había modificado sustancialmente el equilibrio entre ciudad y campo ni revolucionado las relaciones sociales. En 1780, se contabilizaban en el mundo menos de un centenar de ciudades de más de 100.000 habitantes; no puede hablarse entonces de dominación urbana, ni en Europa ni en otras partes. La reproducción social precapitalista se apoyaba en todas partes en la agricultura, una base rural que proveía el marco general de actividad de la sociedad. Fue a partir de la Revolución Industrial que se consolidó una “nueva relación simbiótica entre urbanización e industrialización” (6). Al requerir la concentración del trabajo y del capital, aquella impulsó una reestructuración de la división del trabajo y una urbanización sin precedentes. De poco menos del 20% en 1750, cifra de por sí elevada para la época, la población urbana del Reino Unido aumentó al 80% en un siglo y medio. En promedio, la de las regiones recientemente industrializadas (excepto Japón) se multiplicó por diez entre 1800 y 1914, para alcanzar los 212 millones; este crecimiento tres veces más elevado que el crecimiento demográfico corresponde a una tasa promedio de urbanización que se elevó del 10% al 35% en 1914. Al absorber en ese entonces la industria alrededor de la mitad del empleo urbano, esta evolución se basaba en un aumento regular de la productividad agrícola. No debe minimizarse la violencia de

esta transformación: prueba de ello son las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera infantil y adulta en la segunda mitad del siglo. Pero este movimiento formaba parte de una lenta evolución producida por las mejoras generales de los niveles de vida, del que el siglo XX fue testigo.

Reconfiguración asimétrica La experiencia urbana en las regiones mundiales colonizadas fue diferente. De la mano de la expansión territorial de Occidente, la Revolución Industrial estableció una nueva división internacional del trabajo en la cual el comercio a gran distancia desempeñaba un papel cada vez más importante. Al describir esta primera globalización, Karl Marx señalaba en 1848: “[Las antiguas industrias] son reemplazadas por nuevas industrias… [que utilizan] materias primas provenientes de las regiones más remotas, y cuyos productos se consumen no sólo en el propio país, sino en todas partes del mundo. En lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con los productos nacionales, surgen nuevas necesidades que reclaman para su satisfacción productos de las regiones más lejanas y los climas más diversos. En lugar del antiguo aislamiento de las provincias y naciones que se bastaban a sí mismas, se desarrollan relaciones universales, una interdependencia universal de las naciones” (7). Ahora bien, esta interdependencia asimétrica, estructurada en torno a relaciones desiguales “centro-periferia”, reconfiguró la economía y los espacios de las regiones colonizadas o dependientes. Su inserción coercitiva en el mercado mundial desarticuló los lazos tradicionales entre ciudad y campo, y desfavoreció los circuitos económicos internos. Privilegió la producción de materias primas para la exportación (algodón, azúcar, opio, cereales, metales, etc.). Las restricciones impuestas por los acuerdos mercantiles coloniales generaron un retroceso, más o menos marcado según las regiones, de las actividades protoindustriales en India, China y otras partes. En

América Latina en cifras Población: 572 millones de personas en 2007. En zonas rurales: 131,56 millones de personas (23% de la población en 2007). En zonas urbanas: 440,44 millones de personas (77% de la población en 2007). Según las estimaciones de Naciones Unidas, 609 millones de habitantes residirán en zonas urbanas de América Latina y el Caribe en 2030 (con un grado de urbanización del 84%, que superará al de los países desarrollados), erigiendo a la región en la más urbanizada del mundo. Sin embargo, este patrón de urbanización acelerado y no planificado trae aparejado problemas económicos, sociales y ambientales significativos: déficit institucional, subempleo, falta de servicios básicos, problemas de salud y consecuencias medioambientales. En situación de pobreza: 189 millones de personas en 2009 (34,1% de la población). En situación de indigencia: 76 millones de personas en 2009 (13,7% de la población). Sin acceso al agua potable: 20 millones de personas en áreas urbanas. Sin provisión de saneamiento: 65 millones de personas en áreas urbanas. Sin viviendas adecuadas: 40% de las familias de la región. Fuente: CEPAL y Programa de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Urbanos (ONU-Hábitat).

3/26/10 3:35 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 29

India, primer productor mundial de textiles antes de 1750, esto se tradujo en una fuerte desindustrialización. Así, la urbanización en su conjunto se mantuvo relativamente baja. Pero la nueva estructura de los intercambios internacionales condujo a una inflación demográfica de las ciudades costeras, convertidas en depósitos de productos primarios destinados al mercado mundial. La “descontinentalización” económica del África subsahariana en beneficio de la costa, el crecimiento de la población de Bombay, Calcuta o Madrás y el decrecimiento de las ciudades del interior de India a mediados del siglo XIX lo demuestran, al igual que la reconfiguración de las ciudades costeras de África del Norte bajo la colonización francesa. La rápida urbanización de estas regiones mundiales en el siglo XX, sobre todo durante la fase acelerada a partir de 1950, se produjo por lo general sin un verdadero desarrollo, a excepción de los grandes conjuntos urbanos de los nuevos países desarrollados de Asia Oriental (Seúl, Taipei, Singapur, Hong Kong, y actualmente Shanghai y Pekín). En otras partes, la urbanización desordenada de los antiguos países colonizados es resultado de desequilibrios económicos y sociales internos, a menudo heredados de las estructuras del período colonial, y acentuados por las fuerzas del mercado mundial. El derrame de poblaciones de las zonas rurales hacia los centros urbanos, fomentado por la pobreza rural, condujo en África subsahariana, América Latina y Asia del Sur a la conformación de inmensas conurbaciones. En constante crecimiento demográfico y espacial, éstas sufren el desempleo masivo, villas miseria, escasa infraestructura y graves problemas ecológicos (Lagos, Dakar, México, Caracas, Calcuta, Dacca, Yakarta, Manila). En estas zonas urbanas conviven bolsones de extrema riqueza y de extrema pobreza, configurando a escala mundial un “planeta de villas miseria” (8).

masas. Las autoridades nacionales y regionales chinas e indias trabajan actualmente en este sentido. Más tarde, Mumford, entre otros, imaginó una descongestión urbana mediante un esquema de planificación regional y subregional basado en la utilización de recursos locales y pequeñas cadenas de abastecimiento, cuyo objetivo era alcanzar un equilibrio ecológico (lo que actualmente se denomina “desarrollo sustentable” urbano). Estos esfuerzos intelectuales no se han visto reflejados en hechos. En los años 1970 y 1980 floreció la idea de un desarrollo urbano “comunitario”, es decir, el manejo por parte de los ciudadanos de sus espacios de vida (“community design”) (11). Hoy, la cuestión de la apropiación ciudadana y de las condiciones de pro-

ducción de los espacios urbanos sigue sin resolverse y representa uno de los desafíos más importantes del siglo. n

7 Karl Marx y Friedrich Engels, Manifiesto del Partido Comunista, Losada, Buenos Aires, varias ediciones. 8 Mike Davis, Planète bidonville, Ab Irato, París, 2005. 9 Manuel Castells, The Informational City: Information, Tech-

1 “World Urbanisation Prospects, the 2007 Revision Popula-

nology, Economic Restructuring and the Urban-Regional

tion Database”, United Nations Population Division (UNPD),

Process, Blackwell, Cambridge, 1989, y Dual City: Restructu-

Department of Economic and Social Affairs, http://esa.un.org/unup 2 Lewis Mumford, The City in History: Its Origins, Its Transformations, and Its Prospects (1961), Harcourt Brace International,

ring New York, Russell Sage Foundation, Nueva York, 1991. 10 Citado por Rémi Hess, Henri Lefebvre et l’aventure du siècle, Métailié, París, 1988, pág. 276. 11 Peter Hall, Cities of Tomorrow, Blackwell, Oxford, 1996.

Nueva York, 1986. 3 Mumford, op. cit. 4 Paul Bairoch, De Jéricho à Mexico: villes et économie dans l’histoire, Gallimard, París, 1985. 5 Tertius Chandler, Four Thousand Years of Urban Growth, Edwin Mellen, Lewiston, 1987.

*Profesor asociado, Universidad de París-VIII. Autor de Power, Profit and Prestige: a History of American Imperial Expansion, Pluto Press, Londres (se publicará en mayo).

6 Edward W. Soja, Postmetropolis: Critical Studies of Cities and Regions, Blackwell, Oxford, 2000.

Traducción: Gustavo Recalde

Desafío a la capacidad humana Por cierto, tal como señala el sociólogo Manuel Castells, los grandes centros urbanos de los países ricos son también ciudades “duales”, que incorporan el “Sur” al “Norte”: fuertemente segmentadas socialmente, concentran una masa importante de trabajadores ancilares y excluidos, a menudo provenientes de los antiguos países colonizados (9). La desigualdad social de las llamadas ciudades globales que concentran la riqueza, la cultura, el saber y la experiencia (Nueva York, Los Ángeles, Londres, Tokio, etc.) no puede sin embargo compararse con la de las zonas urbanas “globalizadas” en el Tercer Mundo. La urbanización concentra y expresa las tensiones y las contradicciones de la industrialización y de la globalización. Algo que ya había observado Henri Lefebvre cuando escribía: “sentido y fin de la industrialización, la sociedad urbana se crea buscándose” (10). Fenómeno irreversible, la urbanización cuestiona nuestra capacidad para producir bienes públicos, especialmente la educación, la cultura, la salud y un medio ambiente sano para el conjunto de la población, condición fundamental para un desarrollo sustentable que asegure el bienestar colectivo, y por ende la expansión de las libertades individuales. La constitución de los grandes centros en los países industrializados, a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, dio lugar a numerosas reflexiones. Para resolver el problema social que planteaban las villas miseria de la época victoriana, urbanistas reformistas propusieron una descentralización urbana mediante la construcción de nuevas constelaciones más pequeñas y más “habitables” que permitieran un manejo más sencillo de las

28-29-Golub-Final.indd 29

3/26/10 3:35 PM


30 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

HACIA LA URBANIZACIÓN TOTAL DEL MUNDO La inundación eterna

por Antonio Elio Brailovsky*

El pecado original de Buenos Aires Las grandes inundaciones que recientemente castigaron la ciudad de Buenos Aires no son una casualidad. Desde el comienzo, las cosas se hicieron mal: su fundador, Pedro de Mendoza, eligió en 1536 un lugar topográficamente inadecuado para emplazar la que sería capital argentina. Y en el siglo XX se empezó a edificar masivamente en las tierras bajas y en los valles de inundación de los arroyos, cuyo entubamiento no hizo más que agravar sus periódicos desbordes. Barrio de Palermo, Buenos Aires (Tito La Penna / Télam)

S

in duda, la mejor actuación de Mickey Mouse en toda su carrera fue cuando representó al discípulo del mago en la música incidental de Paul Dukas El aprendiz de hechicero, bajo la batuta de Leopoldo Stokowsky. Por una vez Mickey pudo liberarse de la banalidad de los argumentos de Disney y mostrar su capacidad actoral en un conflicto humano. El equipo Dukas, Stokowsky, Mouse nos muestra una inundación artificial. No se debe al capricho de la naturaleza sino que es el resultado de la acción humana (o ratonil) que pone en marcha mecanismos que después no sabe o no puede contrarrestar. Lo que hace a Buenos Aires inundarse es muy semejante. En las últimas semanas, la ciudad de Buenos Aires sufrió graves inundaciones. A quienes la administran en diferentes períodos les suele resultar más fácil hablar de “catástrofes naturales” para eludir su responsabilidad sobre esas catástrofes. No está de más repetir, una y otra vez, que las catástrofes naturales no existen: el desastre es la expresión social de un fenómeno natural. Como siempre, para entender algo necesitamos conocer su historia. Las inundaciones nos acompañan desde que la sífilis que le quemó el cerebro a Pedro de Mendoza le impidió percibir la topografía del terreno donde fundó la ranchería que dedicó a la Virgen del Buen Aire. Así, nos cuenta Ulrico Schmidel, el cronista de la expedición, que a una iglesia de esa ciudad “se la llevó la corriente del río”, lo que quiere decir que la puso en el bajo de la barranca, en la zona de influencia de las sudestadas. Lo más interesante es que los historiadores oficiales de la Ciudad (Rómulo Zabala y Enrique de Gandía) desmienten absolutamente que Mendoza la haya fundado en un lugar inundable. Y al mismo tiempo cuentan de un edificio que se perdió por la inundación. Ese tipo de contradicciones se mantiene hasta el presente. Juan de Garay, con una cabeza más lúcida, refundó el poblado en el alto de la barranca. Sin embargo, las instrucciones del Rey de España para establecer ciudades en América eran las del trazado en cuadrícula, sin que importara mucho lo que hubiera dentro de esas líneas forzosamente rectas. Así, Buenos Aires se superpuso

30-31-Brailovsky-Final.indd 30

a una serie de arroyos, que los vecinos llamaron “terceros”, ya que con ese nombre se llamaba a los cobradores de impuestos: ambos “se llevaban todo”. Ocupar los “terceros” fue el primer error urbanístico importante, ya que causó inundaciones durante los siguientes trescientos años, hasta que fueron canalizados y tapados. Fuera de esto, la ciudad atravesó un período bastante estable, mientras se mantuvo dentro de límites naturales bien definidos: al norte y oeste el arroyo Maldonado; al este la parte superior de la barranca del Río de la Plata, y al sur el bañado de Flores (que terminaba en el Riachuelo). Los mapas de la ciudad de fines del período colonial muestran claramente esos límites naturales. Los cartógrafos del

Un arroyo cualquiera se comporta en una crecida mucho peor si está entubado que si corre a cielo abierto. siglo XVIII marcan el borde de la barranca sobre el Río de la Plata, la playa, los bancos de arena y los bajos inundables que llegaban al Riachuelo. Ése era el límite que las leyes coloniales y el sentido común indicaban no ocupar. Estos detalles aparecerán en todos los mapas hasta los últimos años del siglo XIX, cuando la especulación inmobiliaria y la política manden a los inmigrantes a vivir en las zonas inundables. Los gallegos irán a Soldati y Barracas, los tanos a La Boca, y los mapas borrarán para siempre que esas personas fueron a las zonas bajas, que no debían haberse poblado porque no eran aptas para eso. Miren ustedes cualquier guía de calles de Buenos Aires y verán que tiene menos información que un mapa del siglo XVIII.

Negocios nefastos Tenemos una muy buena descripción de la gran inundación de 1820 en El Matadero, de Esteban Echeverría (aunque lo ambien-

ta varios años después, para hacerla coincidir con la intriga política). Allí nos cuenta que si uno se subía a las torres de las iglesias podía ver la ciudad rodeada de agua hasta el horizonte. Dato relevante: estaba rodeada de agua del lado de afuera. En la peor crecida del siglo XIX (y tal vez la peor de la historia de la ciudad), Buenos Aires no se inundó. Y es que la historia de las inundaciones es, al mismo tiempo, la del descenso de la ciudad hacia los bajos: la parte inferior de la barranca del Plata, los valles de inundación de los arroyos. Juan Manuel de Rosas empezó ocupando la zona de bañados de Palermo, en la costa del Río de la Plata, donde edificó su palacio. El lugar no era adecuado para eso, pero había una razón política: desde 1838, una armada francesa bloqueaba el puerto de Buenos Aires. Más tarde se unió a ella una flota inglesa y tuvimos el bloqueo anglofrancés. Rosas tenía que demostrar que era capaz de afrontar cualquier contingencia y que era lo suficientemente macho como para ganarle a la naturaleza. “Hasta el barro cimarrón de Palermo y la tierra ingrata se conformaron a su voluntad”, dice Jorge Luis Borges de esa decisión. Tras la caída del rosismo varios políticos, encabezados por Sarmiento, impulsan el proyecto de parquizar el bañado de Palermo. Lo que significa la mejor decisión posible. Una foto de Buenos Aires tomada desde la costa nos mostrará la cadena de parques que caracteriza la Ciudad. Casi todos esos espacios verdes están en el bajo de la barranca, en el sitio que podía tener un uso recreativo pero no habitacional. Recordemos que el Palermo del arquitecto y paisajista Carlos Thays llegaba hasta el borde del agua que, a fines del siglo XIX, se extendía hasta la actual avenida Figueroa Alcorta. Han sido décadas de irresponsabilidad las que llevaron a crear las condiciones para que cientos de miles de personas habitaran en terrenos inadecuados para vivienda. Tal vez haya sido el intendente Antonio F. Crespo (a quien honramos en el nombre de un barrio) el que inauguró la simpática actividad de lucrar con la inundación ajena. Crespo fue el impulsor de los loteos en el valle de inundación del arroyo Maldonado. Allí fueron a parar los obreros de una fábrica de calzado, acompañados enseguida por los pequeños comerciantes judíos.

Y una vez que hicimos el negocio de meter un montón de gente en tierras que no debían habitarse, llega el momento de hacer el negocio de la obra salvadora. En 1924 se proyecta el entubamiento del arroyo y se lo anuncia como la solución definitiva. En la centuria que siguió, siempre se prometieron y realizaron obras públicas milagrosas que, en el mejor de los casos, sólo atenuaron un poco las crecidas. Y en el peor y más frecuente de los casos, las empeoraron. El entubamiento del arroyo Maldonado (hoy avenida Juan B. Justo) fue el mejor negocio para los especuladores y los vendedores de obras y el peor para los vecinos. En una sociedad que se fascina por unas cuantas toneladas de cemento, es fácil convencer a la opinión pública de que la obra más grande será también la más efectiva. Al esconder el arroyo bajo el entubado, se negó su existencia y se hicieron enormes negocios inmobiliarios con cientos de miles de personas ingenuas que creyeron que la obra se había hecho para protegerlas.

Por qué se agrava la situación Por el contrario, un arroyo cualquiera se comporta en una crecida mucho peor si está entubado que si corre a cielo abierto. Las paredes del túnel, las columnas, el propio techo frenan el escurrimiento y lo hacen mucho más lento que si lo hiciera en su cauce natural. Hoy el Maldonado inunda más que si no estuviera entubado. Y, por supuesto, inunda a más gente porque la falsa sensación de seguridad que dan estas obras atrae a más y más pobladores ingenuos que creen que la existencia de una ciudad hace desaparecer mágicamente los mecanismos de la naturaleza. El negocio de vender primero terrenos inundables y después obras sobre ellos fue tan rentable que se repitió con los demás arroyos: Vega, Medrano, White, Cildáñez, según el mismo modelo de comportamiento. Y con los mismos escasos resultados. Hay una cuestión de fondo que hace que seamos pesimistas con respecto a las soluciones milagrosas que cada vez escuchamos. Y es que un río o un arroyo no son comparables a calles llenas de agua. Todo río o arroyo cava con sus crecidas un área llamada “valle de inundación”, que es la que vuelve a ocupar cuando llueve por

3/26/10 3:37 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 31

encima del promedio. De modo que hacer un caño de desagüe más o menos sofisticado es técnicamente viable. Pero modificar la topografía en una zona construida para elevarla, escapa a las posibilidades técnicas y económicas. Sólo que nadie quiere arruinar su carrera política diciendo la verdad. Esta situación está agravándose rápidamente porque el cambio climático hace que cada vez llueva más en las zonas húmedas. Para peor, la mayor parte de nuestros decisores políticos no tiene la menor idea de las profundas implicancias de este fenómeno sobre nuestra vida cotidiana, y no les interesa conocerlas. Con el correr de los años, las ciudades fueron creciendo, y en muchos casos lo hicieron sobre sus valles de inundación. En definitiva, eran zonas próximas, fáciles de ocupar y aún vacías. A veces se trataba de tierras públicas que podían ser ocupadas gratuitamente por migrantes que se hacían una casa precaria, con los materiales que encontraban a mano. Otras, eran tierras baratas que fueron loteadas por empresas inescrupulosas, toleradas por el poder público. En ocasiones, los propios gobiernos construyeron barrios de viviendas populares sobre tierras baratas, sujetas a crecidas. Una investigación que nos estamos debiendo es relevar todos los planes de vivienda social que se hicieron en el país para saber cuál es la proporción que se construyó en tierras bajo cota de inundación. En más ocasiones de las que puedo recordar, un ex funcionario me explicó: –Eran las tierras que teníamos. La urbanización de áreas inundables incluye historias de muy fuerte corrupción política y administrativa, ya que alguien tuvo que permitir el loteo de terrenos inadecuados para el uso urbano. Son, entonces, dos fenómenos parale-

30-31-Brailovsky-Final.indd 31

los que confluyen para asentar población en áreas inundables. Por una parte, los valles de inundación de los arroyos son la ubicación previsible de las villas miseria, las favelas, “callampas” o “cantegriles” de todo el continente. Simplemente, sus habitantes no tienen el acceso económico a tierras mejores. Pueden ser los amplios valles de inundación de los arroyos del Gran Buenos Aires, que a veces tienen una pendiente tan escasa que se requiere un ojo entrenado para detectar sus límites. O las zonas próximas al río Mapocho, en Santiago de Chile. O las profundas correderas que llevan al Guayre, en Caracas.

Urbanismo y lucro A partir de 1930, el proceso industrial acelera la urbanización vertiginosa y obliga a utilizar todos los espacios disponibles. Esto hace cada vez más fuerte la presión social y económica para ocupar los terrenos bajos: Buenos Aires debe crecer, sin que importe cómo ni dónde lo haga. La casi totalidad de la superficie del partido de Avellaneda es zona de riesgo. Nos resultan importantes estos datos como reflejo de una sociedad que necesita ocupar todas las tierras posibles y que necesita creer en su capacidad ilimitada para dominar los fenómenos naturales. Por eso, después de cada obra de atenuación de crecidas se anuncia que se ha logrado “la solución definitiva”. Pero lo sugestivo es que no son sólo los pobres los que se inundan. El descenso de las ciudades hacia los valles de inundación de ríos y arroyos es una parte muy importante de su proceso de expansión, y no fue tenido en cuenta en todas sus implicancias. Basta con ver en los diarios de aquella época las imágenes de las inundaciones

urbanas o ver también las fotografías de inundaciones actuales, que afectan viviendas construidas en este período, para constatar este fenómeno. En algunos casos se trata, previsiblemente, de viviendas autoconstruidas por pobladores marginales. Pero con mucha frecuencia nos encontramos con obras hechas por profesionales de la arquitectura y emplazadas en áreas inundables. El caso de varios de los countries de Pilar, que quedaron bajo el agua en una inundación reciente, es un buen ejemplo de lo que no debe hacerse y se hace todos los días. Por supuesto, todo el aparato normativo está pensado para facilitar esas operaciones. Para definir una línea de ribera (es decir, para saber si un terreno va a quedar dentro o fuera de la zona inundable) es necesario tener en cuenta las crecidas del último siglo. Las normas de la provincia de Buenos Aires consideran que cien años es mucho y toman sólo 5 años. O sea que basta una breve temporada seca para poner en el mercado una gran superficie inundable y meter allí a todos los que confiaron. Lo que nos lleva a pensar en términos de un cierto estilo de formación profesional que desestima todo lo que no puede incorporarse al tablero de dibujo. Precisamente, el ambiente (o, en este caso, los ritmos de la naturaleza) es aquello que cae fuera del tablero, pero debería caer dentro del proyecto. El tema también hay que asociarlo al urbanismo y a la política urbana. Aceptar de una vez que las obras definitivas no existen, que en el mejor de los casos sólo podrán atenuar las crecidas, pero que los problemas subsistirán. Verlo de otra manera nos sirve para empezar a adaptar la ciudad a su realidad inundable. Por ejemplo: ¿tiene sentido volver a cruzar la avenida

Santa Fe con cuerdas y botes? ¿No será el momento de empezar a construir puentes peatonales? Después, las obras tal vez ayuden a que se usen una vez cada dos años en vez de usarlos dos veces en una semana. Lo mismo con la electricidad. No tiene sentido seguir discutiendo cada vez si hay o no cortes preventivos en las zonas de riesgo. Es decir, si dejamos la gente a oscuras o si corremos el riesgo de que alguien muera electrocutado. En muchas zonas necesitamos tener luces de emergencia. Por supuesto, no se construye igual en sitios que se inundan que en otros que van a estar siempre secos. Hay que cambiar los Códigos de Edificación y de Planeamiento Urbano para adaptarlos a esa realidad. La primera y más urgente medida es definir con claridad las zonas con riesgo de inundación y comenzar a actuar en ellas. Y cerramos esta nota volviendo al cine. En la película Portero de Noche, Dirk Bogarde y Charlotte Rampling nos muestran una perversa relación entre el carcelero y su víctima. Entre nosotros, las víctimas de las crecidas son quienes dan el mejor respaldo a quienes las inundaron. Porque definir un área como inundable equivale a hacer bajar el valor de la propiedad inmueble. En una sociedad en la que el valor de las propiedades es un bien más protegido que la vida, son muchos los inundados que no quieren este tipo de medidas y viven pendientes de la próxima (y tal vez inútil) obra mágica. n

*Autor del libro Buenos Aires, ciudad inundable, de próxima aparición en coedición Kaicrón-Le Monde diplomatique. Profesor Titular en las Universidades de Buenos Aires y Belgrano. © Le Monde diplomatique, edición Co­no Sur

3/26/10 3:38 PM


32 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

HACIA LA URBANIZACIÓN TOTAL DEL MUNDO Argentina, de la planificación a la exclusión por Jaime R. Sorin*

Marketing urbano La descalificación del espacio urbano como bien colectivo dio paso a la entronización de la “ciudad de los negocios” en detrimento del espacio público.

L

a historia y la geografía han marcado el desarrollo territorial argentino, recorrido por las trazas de un plan poco visible que fue sumando a lo largo de los años decisiones engañosamente dispersas que constituyeron, en su conjunto, una gestión política integral. Se podría afirmar que el final estaba delineado desde un principio; existen permanencias que claramente pueden rastrearse en nuestra cotidianeidad. Han sido raros los momentos –los Planes Quinquenales del Primer Peronismo, el actual es uno de ellos– en que una mirada distinta intentó imponerse, una mirada que pensaba que otro diseño de país era posible a partir de la introducción de la “cosa pública” como objeto desde el cual pueden diseñarse políticas urbanas y territoriales de inclusión social. Tras el golpe de Estado de 1955, se abrió paso una política económica (desarrollismo) que entendía al Estado como determinante para el establecimiento de prioridades a través del apoyo –mediante incentivos a empresarios y con el aporte de capitales extranjeros– a los rubros considerados multiplicadores de la actividad económica: energía, siderurgia, química pesada, industria de maquinarias y un sistema de transportes y comunicaciones que unificara al mercado interno. Éstos constituirían las bases de una economía integrada, promoviendo el consumo ilimitado de recur-

Desigualdades Para el año 2000, la tasa de urbanización en Argentina era del 89,9%. En 2004, el 23% de la población (8.000.000) no tenía agua de red y el 57,5% (21 millones) carecía de conexión a cloaca. En todo el país la distribución desigual es notoria (censo 2001): • Solo el 37% del Gran Buenos Aires tenía cloaca y agua, el 70% en la Patagonia, el 50% en Cuyo, el 24,35% en Formosa, el 21% en Chaco, el 15,4% en Santiago del Estero, el 12,2% en Misiones. • Mientras Vicente López (zona norte de Buenos Aires) estaba abastecida por cloacas en un 98% y por agua en un 95%, Berazategui (zona Sur) lo estaba en un 64% y 49% respectivamente, Florencio Varela (Sur) en un 28% y un 20%, y Marcos Paz (oeste) en un 37% y un 20%. • En el período 2006-2009 el 50% de las conexiones nuevas a cloaca se hicieron en San Isidro (zona norte). Estos datos seguramente no son los mismos hoy, dada la inversión actual en Obra Pública en los sectores más carenciados. Pero sí lo es la situación relativa de cada Provincia, que llevará años modificar. J.S.

32-Sorin-Final.indd 32

sos naturales y materias primas, con una base energética barata. Se crearon asimismo organismos como el Consejo Nacional para el Desarrollo (CONADE) y el Consejo Federal de Inversiones (CFI), encargados de planificar la expansión y la diversificación industrial a través de la incorporación de tecnología y capital extranjero, en el marco de una estrategia de descentralización geográfica de la industria. Estas políticas, dirigidas a la difusión territorial de las relaciones de producción capitalistas, pretendían equilibrar la distribución física del empleo y la población en todo el territorio nacional. Llevaron a un cambio en las relaciones de producción en las áreas rurales –al fomentar la aplicación de técnicas de capital intensivo– y a una continuada tendencia a la concentración territorial que se retroalimentaba con la concentración del capital. La estrategia, que necesariamente conducía hacia una dinámica de acumulación desigual en el territorio, se basaba en la promoción de “polos de desarrollo” en algunas ciudades medias, que se beneficiaron con la mejora de la infraestructura de transporte y comunicaciones atrayendo población rural e intensificando las migraciones internas. En 1960 ya vivía en ciudades el 72% de los habitantes del país, de los cuales el 59% lo hacía en poblaciones de más de 20.000 personas. Como resultado de estas acciones, la tasa de urbanización aumentó en 1970 un 2,36% en las ciudades de entre 5.000 y 500.000 habitantes y sólo el 0,18% en las ciudades menores a 5.000 habitantes (despoblación rural), alcanzando al 78% de la población. En ese entonces, sólo el 51,6% del total se abastecía de agua corriente a través de redes.

Desequilibrio ambiental y social Los golpes de Estado y las crisis del capitalismo que se sucedieron desde 1966 dieron por tierra con este modelo y con toda discusión acerca de un crecimiento planificado dirigido por el Estado y orientado a un crecimiento del mercado interno que fuera incluyendo a la mayoría de la población. La planificación territorial y urbana desarrollista (expresada por el Plan Director de Buenos Aires de 1962 y su idea de renovación total del tejido urbano tradicional y por el Plan CONADE para el AMBA 2000) desapareció como disciplina junto con todos aquellos mecanismos de regulación de la economía y redistribución de la riqueza, especialmente a partir de 1976. Como última manifestación, el Código de Planeamiento Urbano de 1977 dejó librado al arbitrio privado el desarrollo de los emprendimientos urbanos, dando paso a la caótica ocupación del suelo que caracteriza a la ciudad de Buenos Aires. Todo el sistema territorial argentino quedó integrado por ciudades desequilibradas desde lo ambiental y social y de muy baja calidad urbana, dispersas hacia periferias sin oportunidades. Al compás de la ideología predominante en las décadas del 80 y del 90, la democra-

cia recuperada instaló paradigmas ajenos a la planificación y a lo “público”; los modelos de la economía y de la urbanística se sumaron al desprestigio social de las regulaciones impulsando la hegemonía optimista de las “piezas urbanas” que se suponía derramarían hacia el resto de la ciudad. La ciudad por partes, los programas de renovación urbana, fueron los emblemas teóricos de la época, acompañados por su expresión política, el marketing urbano y la “ciudad de los negocios”, sin pausa desde Carlos Grosso hasta Mauricio Macri. El resultado de esta ausencia de un Estado con capacidad para igualar oportunidades y poder para enfrentar la exclusión social impuesta por el neoliberalismo fue la profundización de las diferencias sociales y territoriales y la expulsión de población de bajos recursos hacia sus lugares de origen o hacia ciudades intermedias. Esto se verificó en todo el país, con migraciones internas de sentido inverso a las de las décadas del 40 y 50; las ciudades de tamaño mayor crecieron a una tasa del 0,67%; las intermedias, del 1,74% y las de menos de 5.000 habitantes, del 2,27%. Por otra parte, el “pensamiento estratégico” que impuso el “modelo Barcelona”, trajo una enorme confusión teórica

El sistema territorial quedó integrado por ciudades de muy baja calidad, dispersas hacia periferias sin oportunidades. respecto del reemplazo de planes por proyectos, y terminó siendo funcional, en toda América Latina, a las políticas de sustitución del Estado por la iniciativa privada y al abuso empresarial sin límite. Barcelona y otras ciudades se preocuparon en los años 90 por alcanzar el consenso ciudadano –diferencia notable con América Latina–, por el concepto mismo de ciudadano con derechos urbanos, por una potente intervención pública preocupada por el debate abierto y democrático. No fue el caso en Argentina ni en el resto de la región, donde el protagonismo no lo tuvo la inversión estatal sino la especulación privada convertida en “desarrolladora”. Típica de este “planeamiento flexible” es la operación Puerto Madero, modernización de superficie que a partir de una alianza entre el Estado y el capital privado terminó promoviendo la inversión sin riesgo; una acción estatal en beneficio de algunos pocos que dejó a la Ciudad sin suelo y sin beneficios para el colectivo social. La destrucción de la noción de Plan General, rápidamente adoptada como canon, apostó a la descalificación de lo urbano como bien colectivo entronizando los conceptos de consumo, de valor de uso individual y del suelo como valor de cambio. La ausencia de mecanismos de regulación de uso del suelo en defensa del “interés público”, y la concentración de las inversiones privadas en áreas que disfrutan del acompañamiento de la inversión pública en infraestructuras, priorizando el crecimiento decidido por el mercado, llevan a la descomposición progresiva de los centros tradicionales. La gestión y la planificación urbana son definitivamente descuidadas, agravando la dualización del territorio. Ejemplos inmediatos: las urbanizaciones cerradas del Gran Buenos Aires incor-

poraron una superficie estimada en 400 km 2 (el doble que la Ciudad de Buenos Aires) en un arco que abarca entre los 30 y los 100 kilómetros de distancia del núcleo central y con más de 500 “enclaves fortificados” estructurados desde el imaginario de la “seguridad”, la discriminación, la uniformidad y la exclusión del conflicto social. Esto mismo se reproduce en el Gran Córdoba, el Gran Mendoza y el Gran Rosario, cada uno con diferentes problemáticas, pero unificados por la misma política inversora: primero se compran tierras sin calificación a bajísimos precios, después llega el Estado con sus inversiones en infraestructura (fundamentalmente viarias), y por último la expulsión hacia zonas más alejadas y descuidadas de la población más desprotegida y con mayores carencias.

Participación ciudadana Así, bajo la lógica de la competitividad entre ciudades (Garnier, pág. 26), en toda América Latina determinadas zonas se renuevan y se insertan en el mundo de los servicios globales mientras las más pobres se sumergen en el olvido y la marginación. El resultado de las políticas de planificación del siglo XX requiere profundos cambios en las prácticas específicas. Aun cuando el Plan Estratégico Territorial 2016 del Poder Ejecutivo Nacional (1) avanza en este sentido, es manifiesto el retraso existente en Argentina respecto de temas básicos. El primero de ellos es la necesaria transformación de las normativas del paradigma neoliberal y la consideración de la planificación física como instrumento para una redistribución equitativa de la riqueza. Deben discutirse aspectos centrales como la función social de la Ciudad y el derecho colectivo de los ciudadanos a discutir qué ciudad quieren por sobre el derecho individual de los propietarios especulativos del suelo; la radicación de los asentamientos irregulares y la integración de sus habitantes a los derechos ciudadanos, especialmente al trabajo formal, la vivienda, la salud, y la educación; y el mantenimiento de la población residente en las áreas centrales evitando los parques temáticos “gentrificadores”. Este enfoque de la disciplina no puede realizarse si no se reconstruyen en paralelo el papel del Estado como actor central de la planificación a favor del “interés público”, revirtiendo los efectos degradantes que dejó la teoría del marketing urbano y la “flexibilidad”, y nuevas formas de democracia. De ahí que las luchas por el derecho a la ciudad ocupen hoy el lugar central en las reivindicaciones de los colectivos urbanos, superando los reclamos puntuales e integrándolos en un reclamo abarcador: el derecho a un espacio público de calidad y de uso colectivo diverso, expresiones de democracia directa (consultas vinculantes, autogestión de programas), presupuestos participativos. De todas maneras, el planeamiento urbano sólo crea las condiciones que permiten la convivencia democrática o las condiciones para la dualización. El urbanismo no garantiza la integración ciudadana plena y el reconocimiento de derechos iguales para todos los habitantes. Pero sí puede facilitar considerablemente la integración ciudadana… o al contrario, la marginación. n 1 www.planif-territorial.gov.ar/paginas/programas/documentos/argentina_web_2016h_a332b9.pdf *Ex Vicerrector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), ex Decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) y actual Director del Programa de Investigación sobre Emergencia Habitacional (FADU-UBA). © Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

3/26/10 3:39 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 33

William Faulkner, un artista imperecedero por Osvaldo Gallone*

Impulsado por los demonios

William Faulkner, 1950 (Rex Features / Dachary)

Tal vez sea arriesgado, acaso discutible, pero de ningún modo injusto: un decenio después de finalizado el siglo XX, puede decirse, con serenidad y una cierta perspectiva, que los cuatro mejores escritores que dio la pasada centuria son Joyce, Proust, Kafka y Faulkner. Muy pocos autores supieron crear, como este último, una estética singular y un mundo ficcional tan amplio, tan rico, tan denso y profundo, capaz de convertirse en una metáfora oscura del devenir humano. La llegada de sus Cuentos reunidos a las librerías argentinas es una excelente ocasión para introducirse en él.

H

ace sesenta y un años, para sorpresa general y beneplácito de un grupo de iniciados, William Faulkner recibía el Premio Nobel de Literatura; cinco años después, de modo previsible y hasta impostergable, el Premio le era concedido a Ernest Hemingway. La recepción pública que obtuvieron los dos escritores estadounidenses, cuyas figuras marcaron a fuego la narrativa del siglo XX, fue una y la misma a lo largo de los años: Hemingway siempre fue conocido (y leído, y filmado, y fotografiado en paisajes que van desde Cayo Largo hasta las colinas de África, cazando leones o compartiendo mesa con estrellas del espectáculo); Faulkner sólo es reconocido (un reconocimiento paradigmático y paradójico: excluye la lectura de su obra). El paso de los años no parece haber modificado la ecuación. Faulkner es un autor de culto que padece la maldición de los autores de culto: es citado, alabado y reconocido, pero no necesariamente frecuentado, como si se olvidara

33-Gallone-Final.indd 33

con obstinación que hay un solo homenaje que se le puede rendir a un autor (tanto da si está vivo o muerto): leerlo. El tomo, que excede las ochocientas páginas, de Cuentos reunidos, de Faulkner, editado recientemente por Alfaguara, resulta un estímulo invalorable para revisitar los puntos más altos y característicos de su estética y de su narrativa. Tomo al que se podría agregar, y que también es una muy recomendable introducción, la biografía publicada en Argentina por Losada en 1992, escrita por un especialista faulkneriano, Louis Daniel Brodsky: William Faulkner, atisbos de vida.

“Agua fluyendo sobre la pradera” En momentos en que pululan los talleres literarios, los premios espurios y las autopromociones desembozadas, acaso sea aconsejable sugerir que una de las lecturas formativas más completas que puede

frecuentar un joven escritor (y releer hasta aprendérsela de memoria el escritor consagrado) es la entrevista que Faulkner mantuvo en 1956 con Jean Stein, publicada originalmente en la colección de grandes reportajes de The Paris Review (hay traducción castellana en la serie Confesiones de escritores, “Narradores 1”, editada por El Ateneo). En el curso de la entrevista queda palmariamente claro el estándar de exigencia de Faulkner para consigo mismo y, consecuentemente, para con su lector: “Nunca hay que estar satisfecho con lo que se hace. Nunca es tan bueno como podría serlo. Siempre hay que soñar y apuntar más alto de lo que es posible hacer. No hay que preocuparse simplemente por ser mejor que los contemporáneos o que los predecesores. Hay que tratar de ser mejor que uno mismo. Un artista es una criatura impulsada por los demonios.” Éste es, quizá, el programa más brutal, pero también más riguroso, que un escritor contemporáneo no sólo se haya impuesto sino que haya cumplido con disciplina de orfebre y obstinación de fanático. En la misma entrevista, Faulkner confiesa el momento de inflexión que tuvo su obra luego de escribir sus dos primeras novelas (La paga de los soldados, 1926, y Mosquitos, 1927): “En La paga de los soldados y en Mosquitos escribí por el placer de escribir, porque era divertido. Con Sartoris descubrí que valía la pena escribir sobre mi tierra natal, y que no viviría lo suficiente para agotar el tema, y que si sublimaba lo real en lo apócrifo tendría absoluta libertad para usar al máximo cualquier talento que yo pudiera tener. Abrió para mí la mina de oro de otras personas, así que creé un cosmos propio.” Ese cosmos propio que se inaugura con Sartoris (1929) es el condado de Yoknapatawpha (que en dialecto indígena significa “agua fluyendo lentamente sobre la pradera”), inspirado en el condado de Lafayette (Mississippi), donde conviven siete mil blancos y nueve mil negros y del cual el propio Faulkner traza un mapa en ¡Absalón! ¡Absalón! (1936). El centro de esta geografía imaginada por Faulkner está integrado por un grupo sudista arruinado después de la Guerra de Secesión y del cual es el arquetipo su propia familia. De hecho, en Sartoris, la primera novela de Yoknapatawpha, el coronel Sartoris está directamente inspirado en el bisabuelo del autor, William Cuthbert Falkner (el apellido original es, en efecto, sin u). Los Sartoris, los Benbow, los Compson son las estirpes sureñas que pueblan el imaginario de Faulkner, familias endogámicas y ligeramente incestuosas en las cuales la reiteración del destino individual supone el triunfo (indeseado, involuntario, pero fatal) de la estirpe; vale decir, de la sangre. En este sentido, el concepto de cosmos en la obra de Faulkner es ilusorio; lo que hay es caos en general y en el territorio del Sur en particular. El elemento constitutivo del caos es una violencia ingobernable que reconoce como ejes la opresión, el alcohol y la sangre. Algo lleva esa gente en la sangre que la impulsa a los más brutales desatinos, en la medida en que la sangre opera como metafórica encarnación del destino de hierro: el sino del héroe trágico por antonomasia. La violencia faulkneriana es tan plástica y devastadora que indujo a Borges –que lo admiraba de modo incondicional y que tradujo admirablemente Las palmeras salvajes– a delinear una analogía perfecta: “William Faulkner ha sido comparado con Dostoievsky. La aproximación no es injusta, pero el mundo de Faulkner es tan físico, tan carnal, que junto al coronel Bayard Sartoris o a Temple Drake el homicida explicativo Raskolnikov es tenue como un príncipe de Racine…”. Sartoris, El sonido y la furia (1929) y Santuario (1931) conforman el triángulo sobre el que descansa el universo faulkneriano (si bien, en estricta justicia, habría que agregar, por lo menos, otros dos textos: Luz de agosto (1932) y ¡Absalón! ¡Absa-

lón!). La lectura (la primera lectura) de estas novelas suele ser ardua, por lo que cabría preguntarse cuáles son, en verdad, los grados de dificultad que presentan. Dos son las características predominantes que se pueden hallar en la narrativa de Faulkner: la construcción de la frase y el tratamiento del tiempo.

El tiempo y la frase La duración de la frase faulkneriana es desusada, puede extenderse a lo largo de más de una carilla y está construida a base de subordinadas, reiteraciones y leves variantes que la asemeja a un círculo que se va cerrando lenta pero inexorablemente, recargándose de sentido a medida que avanza. No hay un sólo tecnicismo en Faulkner que sea caprichoso, mera muestra de ingenio y prestidigitación; todos resultan inevitables y están al servicio de la unidad que componen. El ritmo de la frase (en el sentido puramente musical del término, como el propio Faulkner declara en la entrevista ya mencionada: “El trueno y la música de la prosa se producen en el silencio”) prefigura el ritmo de toda la obra: todo se reitera y se transforma bajo el imperio de un movimiento circular que fascina al lector en la misma medida que funciona como una estructura sin salida para los personajes. El tiempo faulkneriano puede ser muchas cosas, menos cronológico. Al contrario del maestro Quevedo (para quien el tiempo es aquello que “no vuelve ni tropieza”), para Faulkner el tiempo vuelve, tropieza, se cristaliza, se encharca y vuelve a pasar como una condena exquisita: el tiempo de Sísifo. Otra dificultad concomitante es el modo en que el narrador transmite informaciones sustanciales de la trama: de manera azarosa, casi casual, en un tono exento de énfasis y subrayados (baste recordar el registro en que se transmite la castración de Benji en El sonido y la furia: como al pasar). Esta lectura laboriosa está en relación directa con la minuciosa concepción del texto: El sonido y la furia fue escrito cinco veces; Santuario tuvo, al menos, tres versiones antes de llegar a la definitiva; a propósito de Mientras agonizo su autor ha dicho: “No fue fácil. Ningún trabajo honesto es fácil.” Pero la del lector es una laboriosidad que se ve recompensada con creces. Entrar en el universo faulkneriano supone ingresar en una de las obras más intensas y originales que ha dado la narrativa occidental de cualquier idioma en el transcurso del siglo XX. Una construcción forjada con un material a prueba del paso del tiempo y de la levedad de la moda. El influjo que ha tenido Faulkner sobre la narrativa latinoamericana ha sido decisivo; basten tres ejemplos de entidad mayor. Los Bayard y los John de la estirpe Sartoris son los modelos inequívocos de los Aureliano y los Arcadio del linaje Buendía; y el tiempo circular de Yoknapatawpha prefigura el tiempo que da vueltas en redondo de Macondo. Vargas Llosa confesó que ha sido Faulkner el primer autor al que leyó con lápiz y papel en mano para desmontar las piezas de su delicada arquitectura. Juan Carlos Onetti debió desaprender sus lecturas para no precipitarse en la servidumbre mimética. Tal vez una inmejorable introducción para su narrativa sea la lectura de sus cuentos, en especial dos que merecen figurar en cualquier antología del género: “La cacería del oso” y “Una rosa para Emily”, dos pequeñas joyas que compendian el tono de sus obras mayores. Lleva razón Harold Bloom cuando define la originalidad de Faulkner con una sola palabra: “imperecedera”. n

*Escritor y crítico literario. © Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

3/29/10 5:29 PM


34 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

Acerca del “segundo sentido” en el arte contemporáneo

por Dany-Robert Dufour*

Tolerancia del “todo vale” Al reiterar incesantemente el célebre gesto de Marcel Duchamp, quien en 1917 expuso un mingitorio bajo el título “Fuente”, sin tomar nota de que ya perdió todo tipo de carga subversiva, el arte contemporáneo ha pasado a fundar su legitimidad en el esnobismo y en el valor mercantil. Conformistas en su individualismo exacerbado, los artistas más mediatizados, debido a su predisposición al escándalo, eclipsan la carrera de artistas más discretos, cuya obra conserva sin embargo una real dimensión liberadora. Jeff Koons, Toaster, 1979 (Gentileza Christie’s)

E

l arte contemporáneo es revolucionario; por lo tanto, quienes no lo aprecian son, o bien francamente reaccionarios, o bien reaccionarios que lo ignoran, es decir, neo-reaccionarios. Estas etiquetas se colocan hoy sistemáticamente sobre todos aquellos que aún osan reflexionar ante ciertas obras y prácticas del arte contemporáneo. No resulta para nada asombroso que la mayor parte del tiempo uno prefiera guardarse sus reservas, antes que exponerse a ser acusado de populista, incompetente o estúpido. ¿Prefiere usted ser reaccionario o revolucionario? ¿Estar del lado de la modernidad o del academicismo? Este procedimiento, que clausura todo debate antes de comenzar, posee una notable eficacia, cuyos resortes y objetivos merecen sin duda dilucidarse: pues si bien se difunde tanto en cierto tipo de discurso sobre el arte como en cierto tipo de arte indisociable de ese discurso, también opera, de manera más amplia, en el vasto dominio de la retórica política. El campo artístico que aquí se analiza sirve pues como “modelo”, destinado a iluminar sus motivaciones.

Manipulación publicitaria Para analizar su funcionamiento, puede ser útil tomar como ejemplo el enunciado fundacional del pensamiento liberal, propuesto por Bernard de Mandeville en la famosa Fábula de las Abejas (1704): “Los vicios privados (el egoísmo, la codicia…) hacen la prosperidad pública”. Dicho de otro modo: “Lo que se considera vicio, es en realidad virtud”. O mejor aún: “Si uno se atiene al sentido literal, es vicio, pero si se lo considera en el segundo sentido, es virtud”. Este discurso no es moralizante, sino perverso –en el sentido clínico del término–, en la medida en que hace del problema (la violencia a menudo devastadora de las pasiones y pulsiones derivadas de ese amor por uno mismo que se denomina egoísmo), la

34-35-Dufour-Final.indd 34

solución. Doblemente perverso incluso, dado que embrolla toda referencia al reivindicar la posibilidad de decir cualquier cosa y su contrario: el vicio es virtud, el blanco es negro… Esta retórica actúa pues como una máquina de destrucción de toda argumentación crítica, basada por el contrario en la distinción entre lo verdadero y lo falso. Para alcanzar este segundo sentido, alcanza con que quien hable exhiba lo que nadie debe exhibir: de esa manera se entrega a la provocación, es decir, según la etimología, a un llamado, que puede sonar a desafío. A través de la provocación, llamo al otro a seguirme, desafiándolo a atreverse a hacerlo. Provocar es entonces saber que se dice… lo que no se debe decir. Pero como uno sabe muy bien que no debería, no sólo no se lo pueden reprochar, sino que sobre todo, eleva al otro a su nivel, delimi-

Se limitará entonces a producir lo imprevisto, inesperado, pero desprovisto de todo significado potencial. ta un lugar en el que están entre pares, un círculo restringido de espíritus superiores, desinhibidos, en el que todo puede decirse, contrariamente al espacio público, marcado por múltiples inhibiciones. La función de esta astucia retórica es, por lo tanto, comprometer al interlocutor suscitando su interés y su participación (financiera), para luego conquistar su connivencia: “Usted entiende lo que quiero decir…” Aunque en realidad no entienda, tiene todo interés en responder afirmativamente, so pena de quedar excluido de los

que saben y ponerse de esta manera en la posición del imbécil que no merece ingresar al cenáculo de los iniciados. Este arte de la manipulación, característico de la publicidad, se aplica hoy también en el arte contemporáneo, cuando éste se convierte en un lugar en el que se persiguen todos los medios posibles de comprometer al espectador: interés, participación financiera, connivencia. Los ejemplos abundan. Basta pensar en las obras de los artistas más renombrados de nuestra época. Desde el belga Jan Fabre, que recientemente presentó en el Louvre una selección de diversas excreciones del propio maestro, hasta Jeff Koons, nuestro Mickey-ángel, famoso por sus diversos caniches gigantes, la vieja y querida receta compromiso-connivencia despliega sin cansancio en el arte posmoderno la estrategia debidamente pagadora del “segundo sentido”: 1) provocación sin tabúes; 2) que no produce ningún otro significado; 3) de donde deriva el ruido mediático que desencadenará 4) una interesante espiral especulativa.

Nihilismo obsceno Ya en 1996, en un artículo tanto más valiente cuanto que su autor era a menudo invocado, en ese entonces, por los defensores de ese arte “del segundo sentido”, Jean Baudrillard desmontó esta astucia: “Toda esa mediocridad pretende sublimarse pasando al nivel segundo e irónico del arte. Pero eso es tan nulo e insignificante en el nivel segundo como en el primero. El pasaje al nivel estético no salva nada, todo lo contrario: es una mediocridad a la segunda potencia. Se propone ser nulo. Dice ‘¡soy nulo!’ –y es realmente nulo” (1). Baudrillard veía en esa nulidad al cuadrado un verdadero desperdicio de la negatividad que conlleva el arte. Esencial, esa negatividad es resultado de su capacidad de despojarse de las certezas más firmemen-

te ancladas, con el único fin de reiniciar la pequisa del sentido, es decir, la búsqueda de nuevos sentidos. El arte no se reduce a un discurso, a un mensaje; dice lo que aún no sabemos, hace visible lo que aún no había sido registrado, agrega al mundo conocido. Ahora bien, en el arte contemporáneo oficial esta búsqueda de lo revolucionario se halla actualmente reducida a la simple innovación, esa característica de la producción capitalista, exigida en toda lógica por la necesidad de crear nuevos deseos. De allí deriva una confusión mayor entre la simple innovación y la búsqueda de sentido, de la que es víctima el arte contemporáneo. Ello podría expresarse en una ley: cuanto más poderoso sea el mercado del arte, más tenderán a imponerse las condiciones generales del mercado a la producción artística. El arte contemporáneo se limitará entonces a producir lo imprevisto, inesperado ciertamente, pero desprovisto de todo significado potencial. El arte verdaderamente revolucionario, que descompone el mundo para recomponerlo mejor, abre a una risa saludable, muy precisamente liberadora. El arte contemporáneo ríe con una risa muy distinta, esa risa nihilista que afirma que se burla a más no poder de todo valor axiológico y que no hay nada que buscar: el arte no existe más que por el poder del momento que lo reconoce como tal, y eso es todo. Este arte “narcínico”, a la vez narcisista y cínico, es difícil de desenmascarar, porque se asienta en una premisa “hiperdemocratista” muy en boga: sería imposible distinguir un objeto realmente artístico de un objeto cualquiera, porque para ello habría que introducir una jerarquía. Pero toda jerarquía impone valores, lo que equivale a mostrar una inclinación más o menos confesa por el orden, y todo orden es potencialmente portador de totalitarismo: banalidades dignas de charlas de café, se agita entonces el espectro del fascismo o del estalinis-

3/29/10 5:30 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 35

mo, en el plano político, mientras que en el campo filosófico, la amenaza provendría del criticismo heredado de Kant. El acto “crítico” separa el principio de lo verdadero y el de la ilusión, lo que efectivamente supone siempre un “tribunal de la razón” (2). Por lo tanto, para evitar el tribunal, el Terror y otras dictaduras, se rechaza toda jerarquía crítica, lo que permite conferir a un montón de excrementos la dignidad del objeto artístico, en la medida en que tiene supuestamente tanto valor como cualquier otro –o incluso más, dado que, al haber renunciado a la re-presentación, que implica un corte tajante entre lo que es “presentado” y la realidad, este arte contemporáneo pone en primer plano, sin distanciamiento simbólico, la pulsión provocadora –la del artista– o aquella por la cual ha sido investido como objeto de arte, función propia de los coleccionistas, entre los cuales François Pinault es, sin duda, uno de los más emblemáticos (3). La creación irónica del artista belga Wim Delvoye, titulada Cloaca (2000) presenta un tubo digestivo humano impecablemente funcional, y que efectivamente funciona, controlado por computadoras: el producto de las digestiones, embalado al vacío y marcado con un logo que remeda a los de Ford y Coca-Cola, se vende a 735 euros la unidad. Es la más bella metáfora de este sistema. Se ve de qué manera la retórica perversa conduce a la obscenidad: se afirma que se puede, y se debe poder convertir todo en objeto vendible. Si exhibir lo que uno no mostraría, lo que sólo la pulsión justifica, produce arte y produce dinero, cada uno es entonces libre de actuar en función de una interiorización individual de la ley del mercado, ésa que se basa en la

34-35-Dufour-Final.indd 35

demanda de satisfacción de las pulsiones, y sólo se preocupa por el goce, directo, reivindicado, exhibido, teniendo muy en claro que existen otros goces aparte del sexual. Esto es lo que se juega en el arte en un régimen ultraliberal. Esta tolerancia del arte contemporáneo hacia el “todo vale” no es anodina. Puesto que es en el mismísimo nombre de la libertad de expresión que las propuestas más intolerables deberán ser toleradas, cómo no ver que ese ultra-democratismo es, en el plano político, precisamente lo que puede conducir directamente a la tiranía –desde La República de Platón se sabe que esta conversión es posible–.

Elogio de la alienación Se asiste así a una sacralización del acto farsante, largamente justificada en referencia al gesto que Marcel Duchamp realizó al exponer, en 1917, el primer ready made: un orinal común rebautizado Fuente. Pero la diferencia salta a la vista. En ese momento, el acto de Duchamp era altamente subversivo porque cuestionaba todo: el estatuto del objeto industrial, el de la creación, el arte en Estados Unidos (4), el sexo de los objetos, la función de una exposición, etc. Los numerosos artistas que lo reivindicaron, a partir de los años 60, se contentaron con reproducir ese gesto, en una duplicación vacía de todo desafío: hemos ingresado en la era del “como si”, que no podía conducir más que a la “commédie” (5) de la subversión (esta palabra es del novelista y ensayista Philipe Muray). La mencionada “commédie” concierne también al espectáculo viviente. Cuando en el Festival de Aviñón de 2009, Jan Fabre presenta La orgía de la tolerancia,

se exhiben masturbación y orgasmos, con una seriedad grotesca desprovista de toda sonrisa rabelaisiana. El espectáculo se muestra así, como lo que es: simplemente pornográfico, apoyado en el recurso al segundo sentido cómplice, que permite todas las ambigüedades. El escenario clásico también se desinhibe. La Armida que se presentó en el Komische Opera de Berlín, en junio de 2009, ¡reunía al compositor Christoph Willibad Gluck (6) con Sade! El libreto de Philippe Quinault daba lugar a una escenografía y a juegos de actores, la mayoría de las veces desnudos, dignos de La filosofía en el tocador. El director, Calixto Bieito, no dudó de hecho en trasmitir los potentes pensamientos que lo inspiraron: “La moderación mata al espíritu”, “la ira y el odio pueden ser una fuerza motivadora útil”, “el animalismo es perfectamente sano”, “uno sólo puede comprender a alguien de su propio sexo”. Este ayuda-memoria sadeano devaluado, con el que cada vez más seguido se abordan hoy las obras clásicas, se reivindica, por supuesto, subversivo: ésa es su única legitimidad. Pero esta subversión no consiste más que en afirmar el principio liberal fundamental: no existe más realidad que la del individuo; todo conjunto social sólo es el resultado de la acción de los individuos; en definitiva, los hombres siempre apuntan, en sus intercambios, a la maximización de sus ganancias. Es decir, el alter ego ya no se entiende como la condición para la realización de cada uno, sino como un riesgo de impedimento permanente. Arte y civilización del “todo para el ego”, que reivindica sordamente que no hay límites para el derecho individual. Linda subversión que busca confundir la alienación misma y la liberación.

Esto no quiere decir que no sigan existiendo verdaderos artistas, que trabajan aspiraciones distintas al apetito de omnipotencia caro al capitalismo; entre los pintores, de Bram van Velde a Goran Music, de Jean Dubuffet a Paul Reyberolle, para hablar sólo de los más viejos, pero tambien en el teatro, con Michel Schweizer, por ejemplo, que en Bleib, se apoya en la relación del perro-lobo con su amo para explorar irónicamente la ferocidad del mundo actual, o también Pierre Meunier, que en Sexamor explora lo que circula entre el hombre y la mujer. Con extrañas y delicadas máquinas, lejos de las tribunas oficiales, todos son capaces de metaforizar y hacer pensar sobre lo humano: lo que constituye la función del arte auténticamente liberador, del juego del imaginario y de la mirada crítica. n 1 Jean Baudrillard, “Le complot de l’art”, Liberátion, París, 20-5-96. 2 Véase Aude de Kerros, “Art moderne, art contemporain: l’impossible ‘débat’”, Le Débat, París, N° 150, mayo de 2008. 3 Ex presidente del grupo Pinault-Printemps-Redoute, tercera fortuna francesa en 2010 según Forbes y gran aficionado al arte contemporáneo. 4 Beatrice Wood, amiga de Duchamp, escribió que “las únicas obras de arte que dio Estados Unidos son sus cañerías y sus puentes”; Ver “Marcel”, en Rudolf E. Kuenzli y Francis M. Naumann, Marcel Duchamp: Artist of the Century, MIT Press, Cambridge, 1990. 5 Juego de palabras, basado en la semejanza fonética en el francés de la expresión “como si” y la palabra “comedia”. 6 Compositor alemán (1714-1787) que procuró introducir lo natural y la verdad dramática en la ópera. *Filósofo (Universidad de París VIII, Colegio Internacional de Filosofía); ha publicado recientemente La Cité perverse, Denoël, París, 2009. Traducción: Patricia Minarrieta

3/26/10 3:43 PM


36 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

Un Colegio Nacional que asumió la lucha contra el fracaso escolar

por Alejandro Margulis*

La revolución del Sarmiento

Diana Cortés, vicerrectora de Colegio Nacional Sarmiento (Gerónimo Molina / Sub.coop.)

Instalado en el centro mismo del debate acerca de las reformas en la enseñanza secundaria argentina anunciadas por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el otrora elitista Colegio Nacional Nº 2 Domingo Faustino Sarmiento, de Buenos Aires, se alza hoy como uno de los modelos de la escuela media inclusiva y de la renovación pedagógica en una sociedad gravemente fracturada y con un sistema educacional quebrado.

36-37-Margulis-Final.indd 36

T

al vez fue todo producto de un gigantesco malentendido, de esos que milagrosamente ocurren en el cambiante mundo de la enseñanza: un colegio de elite reconocido antes por su jerarquía numérica –Nacional 2– que por el nombre –Domingo Faustino Sarmiento– resultó al cabo de 118 años el elegido por las familias del último escalón de la pirámide social para garantizar la formación de sus hijos. Chicos con infinidad de problemas que viven en una de las villas miseria más obstinadas en la pelea por su derecho a la vivienda, y que también lleva como identidad un número que la ha hecho famosa, “la 31”, pelean el día a día rodeados de un aura de prestigio que no les estaba destinada en medio de uno de los períodos más inciertos que ha vivido la secundaria argentina. Ideado por el presidente Carlos Pellegrini, y puesto en marcha como complemento del Nacional Buenos Aires, las aulas del Sarmiento fueron destinadas, desde su fundación, a los hijos de la alta y mediana burguesía y de las clases medias ilustradas del país. Así, entre sus alumnos tuvo a hijos encumbrados de la sociedad, desde los herederos, con o sin blasones, de la generación de 1880 hasta el nefastamente famoso José Alfredo Martínez de Hoz. Pero también personalidades del mundo intelectual o artístico recorrieron sus aulas, como el autor teatral Roberto “Tito” Cossa, el escritor Pacho O´Donnell y el pintor Guillermo Kuitca. En los últimos veinte años, sin embargo, el ingreso de amplios sectores de la población excluidos del acceso al nivel medio reemplazó paulatinamente a las clases sociales acomodadas. Portadores de una cultura que no cuajaba con el sistema educativo tradicional, dueños de otra composición y otros perfiles y comportamientos, su entrada al Sarmiento, con una gran ausencia de expectativas, falta de competencias y un rechazo a escolarizarse, se convirtió en un caso testigo de la nueva realidad de la educación en la Argentina. La legitimación de este proceso fue la Ley de Educación Nacional y la Ley de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, con el establecimiento de la obligatoriedad del nivel en el marco del cumplimien-

to del derecho a la educación. Pero eso no solucionó el problema de fondo: el de un mundo con el cual la escuela consagrada no sabe qué hacer, y cuyo resultado son los alumnos de la repitencia y el abandono, los supuestamente incorregibles de la enseñanza seria. En efecto, según las estadísticas del Gobierno de la Ciudad, la matrícula inicial desciende aproximadamente un 40% en los dos primeros años. La crisis del sistema alcanzó importancia nacional y llevó a la Presidente Cristina Kirchner a anunciar cambios a fines del mes de febrero. A nivel general, éstos empiezan con la vuelta al título de bachiller o técnico, en reemplazo del Polimodal, la ampliación del límite de materias previas de dos a tres, y la recomendación de que no haya más de diez materias, entre las cuales Lengua, Matemática e idioma extranjero se dicten todos los años. Más vacantes para la escuela secundaria pública, nuevos espacios formativos (clubes culturales, escuelas abiertas los fines de semana con actividades extracurriculares artísticas y deportivas) y el acompañamiento de los chicos con más presencia docente vienen de la mano, al menos en las intenciones, de una mayor formación ciudadana (especialmente en derechos humanos y educación sexual) y la evaluación de la calidad educativa de las escuelas en septiembre, de acuerdo a las metas que cada institución se autoimponga en marzo. Equipamiento tecnológico y envío de mayor cantidad de libros, tutores para toda la escuela secundaria y la promesa de que en dos años todas las escuelas tendrán su consejo de convivencia completaron lo anunciado. Las autoridades del Sarmiento –la rectora Graciela Piccioni, las vices de la mañana y la tarde, Diana Cortés y Roxana Levinsky, y del turno noche, Roberto Muñoz– venían estudiando medidas educativas para subsanar lo que los expertos llaman “la fragmentación de la experiencia y el debilitamiento de las trayectorias escolares de los alumnos”. En concreto, las situaciones de repitencia y sobre-edad registradas, que desde hace cinco años están aumentando, exhiben cifras del 15 y el 44,2%, respectivamente. A fines del año pasado, el Ministerio de Educación de la Nación lanzó el Plan de Mejora de la Escuela Media, y el Sarmiento fue uno de los tres colegios seleccionados en la ciudad (junto al Comercial Nº 12 Su Santidad Juan XXIII y la escuela EMEN Nº 1 Federico García Lorca) en una experiencia piloto que incluye además a 57 escuelas de 20 jurisdicciones del país.

“A los pobres no les da la cabeza” “En nuestro caso”, explica Piccioni, “el proyecto incorporó la figura de tutores académicos para trabajar con los docentes de las asignaturas que muestran los niveles más elevados de desaprobación en general: matemática, lengua, educación cívica, geografía e historia”. Completa Cortés: “Se reúnen con ellos y diseñan alguna estrategia para abordar una secuencia didáctica para implementar en los períodos de orientación y evaluación de diciembre y febreromarzo, así como para planificar el trabajo durante el resto del ciclo lectivo”. Plantear alternativas concretas que des-

baraten el lugar común que afirma que “a los chicos pobres no les da la cabeza para adquirir conocimientos”, una discutible fatalidad que las malas notas escolares certificarían como pruebas, se convirtió en uno de los objetivos cruciales. Y si bien muchos profesores añoran los viejos tiempos y dudan en dejarse persuadir por los nuevos proyectos, otros aceptan que la realidad del alumnado cambió definitivamente. “Esto genera un diálogo e intercambio de opiniones en el que ponemos particular empeño. Apostamos a que los docentes se sumen y/o elaboren esquemas innovadores, los acompañamos en las propuestas pedagógicas que hagan las aulas más participativas. El cambio es necesario y será posible si queremos escuelas públicas de las que egresen ciudadanos activos y capacitados para desenvolverse frente a las incertidumbres que la sociedad actual impone”, observa Piccioni. “La Ley Nacional de Educación establece la obligatoriedad de la escuela secundaria, lo que compromete a pensar experiencias que incluyan a todos: ‘escolares’ y ‘no escolares’, los que pueden y los que aún no pueden sostener la escolaridad. Una escuela que habilite otros espacios, tiempos, contenidos, formatos, organización y posibilidades para enseñar más y mejor, garantizando aprendizajes significativos, trayectorias continuas y condiciones de egreso acordes con el presente. Las escuelas deben ser usinas de experimentación, de excepciones a la regla que salteen viejas legalidades, escollos normativos, y ablanden los núcleos duros del sistema que dificultan el cumplimiento de la Ley por la cual todos los chicos tienen que recibir educación secundaria”, dice Levinsky, y su crítica no se queda en el decir. A fines de 2006 lanzaron el Proyecto de Fortalecimiento de los Primeros Años, con el apoyo del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, inspirado en la problemática de un estudiante que había fracasado estruendosamente en el inicio mismo del secundario. Era un plan piloto ambicioso: unos pocos docentes acompañaron el proceso de aprendizaje de los chicos, y en un año consiguieron disminuir el índice de repitencia escolar del 50 al 8%. Al año siguiente la experiencia se profundizó y se amplió a más cursos y turnos. Y ahora, cara a cara o en grupos reducidos, los profesores auxiliares (docentes provenientes de diversas disciplinas, también artísticas), refuerzan durante las horas libres, con acuerdo de los profesores, a los chicos con problemas de aprendizaje en el no muy amplio espacio de lo que antiguamente era la sala de preceptores, la biblioteca, en aulas desocupadas o en sus mismas clases compartiendo el espacio con los docentes. Los saberes de los chicos van mejorando ostensiblemente con cada uno de sus aportes, aunque para este insólito cuerpo docente auxiliar su intervención no deja de ser como “un salvavidas”. “Es una ayuda porque ellos no siempre pueden cubrir las falencias endémicas, nacidas de la marginalidad social”, reconoce la licenciada en Comunicación (especializada en procesos educativos) Delia Sistro, coordinadora del proyecto en el turno mañana, “pero tenemos objetivos más ambiciosos”. En la misma sintonía, durante 2009 comenzó a funcionar una nueva experiencia denominada “Curso integrado”, otro modelo de agrupar a los alumnos para resolver la problemática de los chicos que no logran permanecer en el aula a causa del malestar que les provoca todo lo referido a obligación o rutina institucional. Se trata de chicos que van a la escuela pero en realidad “no cursan” las materias, caminan por el patio en un “recreo” eterno, por serles intolerable estar sentados en sus aulas, o no pueden concentrarse en la clase impi-

3/26/10 3:45 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 37

diendo al resto escucharla. Ante esta situación, lo habitual es que tengan que irse de la escuela, salvo que la escuela genere otra posibilidad. De modo que agrupados por sus características personales, chicos de primero a tercer año se reúnen con un cuerpo de docentes dedicado a trabajar con ellos en el aula aprendiendo que la aceptación del espacio de estudio es el primer paso concreto hacia el aprendizaje formal. Integración de alumnos, cooperación interactiva y la adquisición del hábito de ser responsables en la entrega y la presentación a tiempo de los trabajos generó en pocos meses “avances notables en la ‘escolarización’ con alzas en los niveles de atención y de participación. Y hasta se logró que los ‘andariegos’ que venían a la escuela a caminarla, sin útiles, permanecieran en su aula, tuvieran su carpeta y material de estudio, y aprendieran. Para el resto de la escuela significó una mejora en la calidad laboral de los docentes, y las condiciones de silencio y serenidad en la clase permitieron a sus compañeros originarios recuperar el clima de estudio”, comenta Piccioni.

La integración como emblema Hábil en detectar oportunidades, el equipo de dirección del colegio ha construido una red de vínculos con las autoridades ministeriales de Nación y Ciudad que ayudan a que su plan tenga una base de sustentación sólida. Así también, a partir de una propuesta de las autoridades, consensuada institucionalmente, más de 40 alumnos de 3º a 5º año se benefician adquiriendo experiencia y herramientas para insertarse en el mercado laboral al tiempo que cobran sus primeros honorarios, de alrededor de 465

36-37-Margulis-Final.indd 37

pesos por mes. Es lo que se llama Programa Aprender Trabajando, con una carga horaria de 15 horas semanales promedio, a contra turno, y funciona en tres variantes diseñadas a la medida de las necesidades de los chicos del Sarmiento. La primera es la promoción de la lectura y su articulación comunitaria, cuya función es formar alumnos pasantes que trabajan leyendo, justamente como “mediadores de lectura”, a los propios pares y a los chicos de otros colegios, a niños de escuelas pri-

Muchos profesores añoran los viejos tiempos y dudan en dejarse persuadir por los nuevos proyectos. marias, en hogares y centros para la tercera edad. La segunda se realiza en Secretaría: los pasantes aprenden a organizar la tarea administrativa de hacer listados, a utilizar programas básicos de computación y, supervisados, interactúan con padres en la entrega de las órdenes de pagos de becas que favorecen a casi ochocientos alumnos que las reciben en dos cuotas anuales, de 620 pesos cada una, al comienzo del ciclo lectivo y a mediados de año. En el tercer piso funciona la biblioteca. Emociona ver los trabajos, de delicadeza artesanal, con que encolan libros viejos, los cosen y les ponen tapas que escriben primorosamente a mano; ninguno de

ellos pensó que alguna vez iba a adquirir, encima, técnicas de catalogación, fichaje e informática. Y en algunos casos, como el de Kevin López, de 18, la tarea llegó a resultar emblemática. Un año antes de entrar al Sarmiento, Kevin había sido filmado en un intento de llamar la atención de su profesora de Historia del colegio al que concurría, en el barrio porteño de Caballito. Pese a que era delegado del centro de estudiantes y miembro del consejo de convivencia, Kevin fue expulsado, en lo que algunos medios de comunicación consideraron apresuradamente una “medida ejemplar”. El Ministerio de Educación solicitó al Sarmiento que lo aceptase como alumno y ahora Kevin no sólo cursa con normalidad sino que trabaja en la biblioteca cumpliendo una función social.

Otros tiempos, otras voces En el Sarmiento funciona además un Programa de Materias Previas destinado a recursar a contraturno las materias pendientes durante tres meses y rendir las evaluaciones correspondientes en ese período, con lo que se busca disminuir la brecha de deserciones que genera la imposibilidad de retomar los estudios cuando el número de materias adeudadas supera las posibilidades personales. Otros dos planes, el Fines, surgido del Ministerio de Educación de la Nación, y el Proyecto Terminalidad, propio del colegio y que, al igual que en muchas escuelas, se financia con módulos institucionales, como las tutorías, se llevan adelante en horarios complementarios. Gracias a ellos los adultos que no pudieron recibirse retoman las materias cursadas en horarios razonables y logran completar los

contenidos básicos para poder continuar su desarrollo humano con el ansiado título secundario bajo el brazo. “Estamos experimentando el desafío de lograr que la escuela deje de ser un reproductor de desigualdades. Queremos ponerla en movimiento con proyectos pedagógicos serios, con una convergencia de voluntades, con la permanente vigilia para que circulen la pasión y la palabra, y no la decepción y el sentimiento de fracaso”, escribía la profesora Piccioni en el editorial del primer número de “La Gaceta del Sarmiento”, publicación interna que este año busca trascender las aulas por segunda vez. En un conmovedor mail que las autoridades hicieron circular hace poco, reiteraban el pedido de colaboración a ex alumnos con propuestas concretas: “Les pedimos que se sumen de distintas maneras; comprando un espacio, ofreciendo un empleo a alguno de nuestros alumnos, apadrinando a otros con dificultades económicas y afectivas para continuar sus estudios, aportando conocimientos, formación, capacitación para ellos y los docentes; donando horas de trabajo para las comisiones que se ocupan de recaudar fondos, y como siempre, mandándonos anécdotas, recuerdos que irán haciendo fragmento a fragmento la historia de este colegio”. A los egresados históricos les recordaban que ellos tenían, ahora, “la oportunidad de dejar algún legado a los alumnos de hoy, cuyos contextos personales, familiares y de país son mucho más difíciles y menos prometedores”. n

*Periodista y editor del portal www.ayeshalibros.com.ar © Le Monde diplomatique, edición Co­no Sur

3/26/10 3:45 PM


38 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

Los libros del mes Ensayo

Las repúblicas de aire

Política internacional

El sentido de las misiones suicidas

Utopía y desencanto en la revolución de Hispanoamérica

Política internacional

El conflicto palestino-israelí

Género

100 preguntas y respuestas

De minifaldas, militancias y revoluciones

Rafael Rojas Taurus; Buenos Aires, enero de 2010. 424 páginas, 75 pesos.

Diego Gambetta (compilador) Fondo de Cultura Económica; México, enero de 2009. 464 páginas, 157 pesos.

Pedro Brieger Capital Intelectual; Buenos Aires, febrero de 2010. 142 páginas.

Andrea Andújar et al. (compiladoras) Luxemburg; Buenos Aires, septiembre de 2009. 220 páginas, 55 pesos.

Éste es un libro sobre los dilemas intelectuales de los primeros republicanos de Hispanoamérica, esa generación que encabezó las guerras de independencia contra España, que defendió la autonomía de los reinos de Ultramar en las Cortes de Cádiz y que intervino en la edificación constitucional y política de los nuevos Estados entre 1810 y 1830. Lejos del bronce, aquí discurren la vida y las ideas de aquellos letrados y estadistas, sus lecturas y escrituras, sus pasiones y desalientos ante la inmensa y casi inconcebible obra de descolonización emprendida en 1810. Aquí están, también, a pocos días de cumplirse dos siglos de la gesta emancipadora, las claves del porqué no pocos de los postulados fundacionales de nuestras naciones están bajo interrogantes o siguen pendientes, como la pésima calidad de nuestra cultura política o la abismal inequidad social. El cubano Rafael Rojas se vale de ocho protagonistas de la emancipación para abordar el discurso anterior a los nacionalismos, la escritura y enseñanza de la historia, los nexos entre literatura y política, y –entre otros contextos– el conflicto España-Francia y su reflejo conservadurismoliberalismo en el interior de los nacientes Estados. Otro referente fue el rol de Estados Unidos, que pasó de la “protectora” Doctrina Monroe –“América para los americanos” (estadounidenses)– al hegemónico Destino Manifiesto con la guerra de 1847 contra México y las intervenciones en América Central y el Caribe. Entre las evidencias que deja la obra, surge que muchos próceres (Francisco de Miranda, José de San Martín, José Artigas, Bernardo O’Higgins, Miguel Hidalgo, José María Morelos) no tuvieron participación en la construcción de los nuevos Estados: o estaban muertos, o exiliados por los nuevos caudillos. Que los constitucionalistas de estas nuevas “repúblicas de aire” estaban desorientados por un exceso de teorías y una percepción idílica de sus ciudadanías. Que Bolívar tenía una idea melancólica del poder imperial, como lo prueba su ambivalencia ante Napoleón, en cuya coronación participó en 1802. Y que la historia hispanoamericana está marcada por diásporas y exilios, desde esclavos africanos y millones de europeos que quisieron construir el Nuevo Mundo, a millones de hispanoamericanos que debieron huir del hambre y las persecuciones políticas domésticas. n

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 visibilizaron y amplificaron exponencialmente el “espectáculo” de las misiones suicidas; sin embargo, al momento de interpretarlas, las explicaciones son vagas e incluso erróneas. Así lo demuestra este libro, producto de un destacado grupo de especialistas europeos y estadounidenses coordinados por el sociólogo Diego Gambetta, de la Universidad de Cambridge. Si bien el libro indaga en la historia moderna de este “acto definitorio de la violencia política” (en donde la muerte del atacante es una condición sine qua non), se centra en forma exhaustiva en los kamikazes japoneses de la Segunda Guerra Mundial, los Tigres Negros, comando especial de los Tigres Tamiles de Sri Lanka (el más letal y efectivo de la historia que actuó desde 1987 hasta su reciente desarticulación por el gobierno cingalés), los miembros de Al Qaeda del 11-S y los “mártires” laicos e islamistas palestinos que actuaron entre 1981 y 2003. A pesar de una rigurosidad que por momentos se hace tediosa, y una llamativa ausencia de especialistas no occidentales, este trabajo barre con ciertas exageraciones y tergiversaciones: estas misiones, en actual retroceso, comenzaron en los años 80 como reemplazo de los secuestros de aviones; en las dos últimas décadas se realizaron casi en un 80% en Sri Lanka y Medio Oriente, y los atacantes son en su mayoría jóvenes educados, de clase media o alta, y de pensamiento más secular que religioso. “En un mundo en el que escasean las alternativas reales y los símbolos lo representan todo (…) ¿por qué –se pregunta Luca Ricolfi, de la Universidad de Turín, en su excelente trabajo sobre los palestinos– la gloria se ha vuelto tan importante? La respuesta es tan sencilla como avasalladora: porque casi todo lo demás falta.” n

Sociólogo, periodista y analista de política internacional especializado en el conflicto palestino-israelí, titular de la cátedra de Sociología de Medio Oriente de la UBA, Pedro Brieger, quien vivió 11 años en Israel, ofrece en este libro un sencillo, riguroso y contundente trabajo para comprender el centenario conflicto entre árabes palestinos, en su mayoría musulmanes, y judíos israelíes que desangra a Medio Oriente. En base a 100 preguntas que siguen un orden cronológico, el autor ofrece en respuestas breves una guía para comprender el atolladero que enfrentan quienes militan por la paz en esa región explosiva de la Tierra. Desde los más simples y evidentes (“¿Por qué existe un conflicto…?”, “¿Qué es el movimiento sionista?”, “¿Qué es la Franja de Gaza?”) hasta los más complejos y polémicos (“¿Existe una política de apartheid en los territorios que Israel ocupa desde 1967?”, “Es el Estado de Israel la única democracia de Medio Oriente?”, “¿Hamas tiene argumentos antisemitas...?”), los interrogantes se entrecruzan para develar las claves de la construcción de los nacionalismos judío y palestino, de sus implicancias geopolíticas, y de sus derivas religiosas fundamentalistas. Brieger se propone evitar las valoraciones y escoge con cuidado sus palabras, y justamente por esa razón, el libro se hace fuerte en sus argumentos, sus fuentes, y en la historia, que no es otra que la de una situación de colonización, violencia y sufrimiento, que el autor resume en palabras del escritor palestino Emile Habibi: “vuestro Holocausto, nuestra catástrofe…”. La obra logra asimismo disparar nuevas dudas, que habrá que compartir con el autor a la espera de un segundo volumen, con la esperanza de que entonces sea posible otra respuesta a la pregunta final: “¿Es posible la paz y la convivencia entre israelíes y palestinos?”. n

“Guerrilleras, feministas, sindicalistas, rockeras; microscópicas minifaldas o largas túnicas multicolores; armas en la cartera, micrófono en mano o pastillas anticonceptivas escondidas.” Con estas breves palabras se revela una foto de época, una foto que se detiene a pensar un universo poco explorado o, por lo menos, poco estudiado desde la perspectiva de género. Reflexionar acerca del rol de la mujer en los años 70 supone un abanico de posibilidades que está lejos de agotarse en un análisis sobre las formas que asumió la militancia femenina durante la lucha armada. Tal es la postura que asume esta compilación de ensayos abordando el problema en sus diversas dimensiones, desde la ruptura traumática que significó para la Iglesia el movimiento de monjas tercermundistas hasta el padecimiento de las presas políticas en los años de plomo. En este sentido, puede observarse un serio intento por evitar una lectura forzada que sólo se detenga a pensar en cómo la condición de mujer forjó las experiencias de las protagonistas. También hay un planteo inverso donde se analiza cuáles fueron los efectos que generó su accionar en el imaginario colectivo. Al respecto, se puede citar como ejemplo las tensiones que encuentra Andrea Andújar detrás de algunas representaciones culturales, o bien la contradicciones que para Karin Grammático tuvo el peronismo, que a pesar de reconocer a la mujer como sujeto político, la siguió interpelando en su condición de esposa y madre. De esta forma, el libro se vuelve un aporte original y enriquecedor, donde el rol de la mujer no aparece analizado desde una visión excluyente. Muy por el contrario, se la reconoce como protagonista de un momento complejo en el que las cuestiones de género se conjugan con otras rupturas dentro de la vida social. n

Andrés Criscaut

Pablo Stancanelli

Carolina Keve

Adolfo Coronato

38-39 Libros130-Final.indd 38

Historia

Desde aquella oscuridad Gitta Sereny Edhasa; Barcelona, septiembre de 2009. 576 páginas, 145 pesos.

Historiadora y periodista, Gitta Sereny, nacida en Austria en 1921, participó en la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial y trabajó en campos de desplazados en Alemania al finalizar la misma. Este libro constituye un viaje al centro del terror del genocidio nazi. La autora narra aquí sus conversaciones con el verdugo Franz Stangl, comandante de los campos de Sobibor y de Treblinka, dedicados exclusivamente al exterminio sistemático.

Las entrevistas, realizadas a partir de 1972, cuando Stangl se encontraba en prisión luego de ser juzgado por genocidio, duraron más de setenta horas; la última se realizó 19 horas antes de morir Stangl. La autora también entrevistó a sus familiares, sus amigos, a quienes lo detuvieron en Brasil, y a sobrevivientes de los campos. Un testimonio aterrador, y una reflexión profunda sobre lo que la filósofa Hannah Arendt denominó la “banalidad del mal”. n

3/29/10 5:30 PM


Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010 | 39 Sociedad

Cultura

Literatura

¡Adentro!

Impresiones porteñas

Cuentos completos

Rodolfo González Arzac Marea; Buenos Aires, octubre de 2009. 216 páginas, 45 pesos.

Laura Malosetti Costa-Marcela Gené (compiladoras) Edhasa; Buenos Aires, febrero de 2009. 312 páginas, 54 pesos.

Vladimir Nabokov Alfaguara; Buenos Aires, febrero de 2010. 808 páginas, 149 pesos.

En un escenario conmovido por el llamado “conflicto del campo”, que dominó las agendas mediática y pública de los últimos dos años y condicionó el debate político posterior, Rodolfo González Arzac cuenta la historia de los que ganan y los que pierden en el ámbito rural argentino. “Vivir en el campo es inseguro. Vivir del campo, en cambio, es otra cosa”, resume elocuentemente. Algo inusual en los relatos dominantes de la arena política, ¡Adentro! recoge la voz de aquellos que resisten denunciando un modelo sojero que abriga negocios privados con recursos públicos y ofrece 1 empleo para 500 hectáreas cultivables, cuando la agricultura campesina genera 35 puestos cada 100 hectáreas. En definitiva, un patrón de producción que empuja a campesinos e indígenas a centros urbanos empobrecidos. El autor reúne un heterogéneo abanico con las historias que construyen los habitantes de la Argentina rural. En su libro hay lugar para el Grupo “Los Grobo” y para el salteño Alfredo Olmedo, conocido como el “Rey de la soja”. Pero también para Ángel Strapazzon, líder del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE), y para Fidel Orquera, lugareño de 25 de Mayo, un pueblo que, como tantos otros de la provincia de Buenos Aires, cambió su fisonomía por el predominio de los pools de siembra, los fideicomisos y la nueva agricultura transgénica y multinacional. Sin ambiciones de mostrarlo todo, ¡Adentro! advierte sobre la existencia de dos Argentinas profundamente divorciadas. Una, compuesta por la intelectualidad porteña, desconoce, ignora y denigra a la otra –la Argentina interior–, protagonista de esta obra. n

En el marco de un creciente desarrollo de los estudios académicos sobre la imagen, ya sea como producto cultural, como elemento simbólico o como importante modificador de la cultura, este libro contribuye a la historia de la imagen impresa como artefacto de la cultura argentina. Frente al poder ancestral de la palabra, la imagen se propone como una alternativa en la producción de significados, y un grupo de investigadores analiza el rol de ciertas publicaciones ilustradas en la formación de la cultura nacional, desde mediados del siglo XIX hasta la Segunda Guerra Mundial. Impresiones porteñas. Imagen y palabra en la historia cultural de Buenos Aires estudia la relación de la iconografía con la moda y la identidad de género y de clase, desde los grabados de Bacle con los peinetones que, por su visibilidad, simbolizaron la irrupción del cuerpo femenino en el espacio público, hasta las diversas representaciones de la mujer en la revista Plus Ultra, según evolucionaba su ubicación y funcionalidad en la sociedad. El avance de las nuevas tecnologías gráficas de la ilustración, del grabado y la fotografía permitió que las imágenes acompañaran la producción literaria, como también ilustraron con creciente frecuencia las publicaciones periódicas, dando testimonio de la evolución de una sociedad en permanente estado de transformación. Contribuyeron así a la construcción de identidades particulares y nacionales. La imagen política llegó al público en forma masiva a través de revistas como Caras y Caretas o Martín Fierro, y fue sobre todo a través de la caricatura –de raíz anarquista y antifascista– como los artistas representaron en imágenes las tensiones internacionales. n

La parte más visible de la obra de Vladimir Nabokov, su novelística, está integrada, como alguna vez señalara con acierto el escritor inglés Martin Amis, por tres obras cuya inmortalidad está garantizada (Lolita, Pnin y Desesperación) y algunas otras cuya notable estructura las acercan a la categoría de obras maestras: Pálido fuego, El ojo, El hechicero, Cosas transparentes. Este tomo de Cuentos completos –verdaderamente completos, desde uno aparecido en 1921 en una revista de exiliados rusos en Berlín hasta aquellos escritos bien entrada la década del sesenta, sumados dos relatos inéditos hasta esta edición– ha sido compilado por Dimitri Nabokov, el hijo de Vladimir, y escrupulosamente revisados por Vera, la mujer del escritor. El libro no depara sorpresas –¿a quién puede sorprender la excelencia estilística de Nabokov?–, pero sí agradables confirmaciones: la notable capacidad de Nabokov para describir paisajes prescindiendo del andamiaje del argumento tradicional (“El duende del bosque”), el consumado manejo del tempo narrativo (“El retorno de Chorb”), la sabia construcción de un remate tan inesperado como demoledor (“Venganza”) o la sostenida consistencia de un cuento que ya es antológico en la obra nabokoviana (“La Veneciana”). Entre los cuentos tempranos, hay uno –“Un cuento de hadas”– que sin duda funciona como punto de inflexión y pasaje hacia la definitiva madurez narrativa: su protagonista, el joven Erwin, es ya un retrato en escorzo de Humbert Humbert, el sempiterno amante de las nínfulas sobre el que gira ese maravilloso mecanismo novelístico que es Lolita. n

Natalia Aruguete

Josefina Sartora

Osvaldo Gallone

Pensamiento

Vida de Antonio Gramsci Giuseppe Fiori Notas preliminares de David Viñas Peón Negro; Buenos Aires, marzo de 2009. 384 páginas. Venta: peonnegroediciones@gmail.com

El autor anuncia que la ambición de esta obra es completar el retrato de Antonio Gramsci, añadir a la “cabeza”, piernas y cuerpo, los elementos humanos que constituyen el personaje completo. Y es verdad que casi siempre se habla de la “cabeza” de Gramsci, de su obra intelectual, de su poderoso pensamiento que habría hecho decir a Benito Mussolini “hay que impedir que este cerebro siga pensando”. Pero también hay que decir

38-39 Libros130-Final.indd 39

que el propio sardo contribuyó a esa imagen, ya que habla poco de cosas personales; y en esa parquedad no era indiferente su limitación física. La biografía de Fiori de este legendario comunista italiano quizás no logra lo que se propone en sentido literal, pero en cambio brinda una contundente expresión no sólo de la obra intelectual de Gramsci sino sobre todo de su carga emocional. No obstante haber sido alumno destacado en la escuela secundaria de su Cerdeña, Gramsci necesitó de un especial esfuerzo para lograr una beca en la Universidad de Turín por ser un provinciano. Su ingreso coincidió con el de Palmiro Togliatti, quien sería algo así como el sello del Partido Comunista Italiano. Gramsci ya se destacaba por su afición por la lingüística y el conocimiento de Benedetto Croce, aunque todavía muy influido por el positivismo. Padeció también del populismo nacionalista por la independencia de Cerdeña. Sin embargo, fue la Universidad de Turín la que le hizo asumir el socialismo internacionalista. Su primer escrito político planteó la neutralità attiva ed operante (neutralidad activa y operante) ante la Primera Guerra Mundial. A los 25 años era un escritor de nuevo estilo que había incorporado la fuerza de la presión cultural y por ende, la importancia de la Iglesia, es decir, superado el positivismo, lo que le permitió rescatar el aspecto inmanente de El Capital e ir con-

formando un marxismo vivo. “El hombre es sobre todo espíritu, es decir, creación histórica y no naturaleza”, expresión ésta que se iba a dar de palos con los dogmáticos manuales de la URSS. Claro que su disminución física, que le había convencido de que nunca sería amado por una mujer, acentuó un carácter frío, con una larga práctica de dominio de los sentimientos. Entre 1917 y 1926 se trasformó en uno de los cuadros más activos del Partido. En un viaje a Moscú conoció a Julia Schucht, se enamoraron y tendrían dos hijos. Luego fue diputado y logró un tiempo de inmunidad parlamentaria. Sin embargo, el 8 de noviembre de 1926 fue detenido, juzgado y condenado a veinte años de cárcel. Durante más de diez años, en condiciones de extremas dificultades, dejó a las nuevas generaciones 2.848 páginas en 32 cuadernos publicados en 1946, a los que debe sumarse lo producido entre 1914 y 1926 en numerosos periódicos. Fiori relata con gran emotividad, no exenta de precisión, la vida del gran sardo, sus últimos días, la lejanía de su familia, la espera del fin de su condena en una clínica, su deseo de regresar a Cerdeña para vivir en el aislamiento absoluto. Murió el 27 de abril de 1935. Tenía 46 años; lo enterraron al día siguiente por la tarde. Sólo seguían el féretro dos familiares. n Arnol Kremer

Fichero Bajo la sombra del terror Jean Sasson, Najwa bin Laden, Omar bin Laden Norma; Bogotá, septiembre de 2009. 368 páginas, 74 pesos.

Relato en primera persona de una de las cinco esposas –permaneció con él desde 1974 hasta las vísperas de los atentado del 11 de septiembre de 2001– y uno de los hijos de Osama Ben Laden, sobre la vida íntima del líder de la red terrorista Al Qaeda.

Los exiliados Silvina Jensen Sudamericana; Buenos Aires, enero de 2010. 212 páginas, 45 pesos.

La autora, doctora en Historia por la Universitat Autònoma de Barcelona, hace una breve historia de los exiliados políticos argentinos, con eje en la visita al país en septiembre de 1979 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA.

Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano Arturo A. Roig Una ventana; Buenos Aires, octubre de 2009. 384 páginas, 55 pesos.

Edición corregida y aumentada de esta obra publicada en 1981, fruto de una serie de conferencias sobre pensadores latinoamericanos. Análisis de la filosofía de la región. Una recuperación que persigue la transformación a través de la conciencia histórica.

El oficio de las viñetas

La industria de la historieta argentina Laura Vázquez Paidós; Buenos Aires, febrero de 2010. 352 páginas, 59 pesos.

Vázquez realiza una relectura de la historieta argentina como fenómeno cultural –desde los años dorados hasta la representación del imperialismo– y analiza las tensiones que surgen en su campo de producción entre el arte, la cultura de masas, la política y el mercado.

Un día de diversión en la calle Brasil Fernando Murat Paradiso; Buenos Aires, septiembre de 2009. 112 páginas, 30 pesos.

Esta “carpeta de poemas” se convierte en una aventura carnavalesca a través de una poesía original, popular y moderna: “nos miramos y nos dijimos /¡no amamos a pink floyd / somos tan arltianos y pobres /necesitamos educación, necesitamos educación!”.

3/27/10 2:57 PM


40 | Le Monde diplomatique | el Dipló 130 | abril 2010

Contratapa Editorial por Serge Halimi*

El bla bla bla de la burka Mientras la opinión pública francesa debatía el uso de la burka, el gobierno de Nicolás Sarkozy tomaba decisiones económicas trascendentes. Cortinas de humo…

P

robablemente sean más los franceses que conocen el número de minaretes en Suiza (cuatro) y de “burkas” en Francia (trescientos sesenta y siete) (1) que los que saben que el Tesoro Público francés perdió 20.000 millones de euros debido a una decisión “técnica” del Ejecutivo. Hace dieciocho meses, en efecto, en lugar de supeditar su ayuda a bancos al borde de la quiebra a una participación en su capital, la cual habría podido revenderse luego con una buena ganancia, el gobierno francés prefirió otorgarles un préstamo con condiciones inesperadas por el sistema bancario. Veinte mil millones de euros de ganancias para sus accionistas, casi tanto como el déficit

40-Halimi-Final130.indd 40

de la seguridad social del año pasado (22.000 millones de euros). Y cuarenta veces el monto de lo que el Estado ahorra anualmente cuando sólo reemplaza a uno de cada dos funcionarios que se jubilan. La recuperación electoral del Frente Nacional, y en general de la extrema derecha en Europa, no es completamente ajena a esta distribución de la atención pública entre las discusiones menores con las que se bombardea a la población y los temas prioritarios que son considerados demasiado complicados para el común de los mortales. Tras el fiasco de las elecciones regionales, Nicolas Sarkozy se abocará a la “reforma de las jubilaciones”. Al ser un desafío social y financiero considerable, se sabe de antemano que el gobierno francés se dedicará a distraer al público relanzando el “debate sobre la burka”. Objetar esta maniobra no implica necesariamente sumergirse en su terreno fangoso y aparecer defendiendo un símbolo oscurantista. Menos aun acusar de racismo a feministas –hombres y mujeres– que lo rechazan legitimamente. Pero, ¿cómo no considerar gracioso que una derecha cuyo destino estuvo ligado casi en todas partes al de las iglesias, del patriarcado y del orden moral, se muestre de repente extasiada de laicidad, feminismo, librepensamiento? Para ella también, ¡el islam hace milagros! En 1988, George H. W. Bush sucedió a Ronald Reagan luego de una campaña de una llamativa demagogia en la

que reclamó que se penalizara el hecho de quemar una bandera estadounidense, un acto que se comete entre una y siete veces por año. Con el coraje que uno se imagina, más del 90% de los parlamentarios estadounidenses aprobaron una disposición represiva en ese sentido, la cual fue anulada por la Corte Suprema. Al mismo tiempo estallaba uno de los más grandes escándalos de la historia económica de Estados Unidos, el de las cajas de ahorro desreguladas por el Congreso, y saqueadas por estafadores animados por los representantes cuyas campañas habían financiado. En 1988, nadie o casi nadie había mencionado el peligro de semejante estafa, aunque ya se lo conociera. Demasiado complicado, y además la defensa de la bandera mantenía las cabezas ocupadas. El escándalo de las cajas de ahorro costó al contribuyente estadounidense 500.000 millones de dólares. Pronto se sabrá lo que realmente esconde la “burka”. Y cuánto cuesta. n 1 Según el cálculo, llamativamente preciso, de la Dirección Central de Información Interior (DCRI) de Francia.

*Director de Le Monde diplomatique, París. Traducción: Gustavo Recalde

3/26/10 3:46 PM


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.