CRÓNICAS MoMa en 1944, donde apareció ilustrada a color en el catálogo. Se creía perdida hasta cuando apareció hace poco en subasta, logrando un récord mundial para la artista, y fue una agradable sorpresa verla en la exposición junto a Las hermanas lectoras, de 1944, otro desarrollo del tema, esta vez con colores y sombras más oscuros, en tonalidades azules, una de sus composiciones más interesantes de la paleta más oscura y sombreada. Las cerámicas, en cuya producción se interesó Amelia en las décadas de los cincuenta y los sesenta, estaban bien exhibidas en gabinetes que también incluían material de archivo que documentaba su proyecto de baldosas de cerámica para la decoración del hotel Hilton de La Habana en 1958, y además una serie de fotografías y cartas que agregaban información útil a su trayectoria artística. La rigurosidad de la exposición la convirtió en la muestra más importante de la obra de Amelia desde la retrospectiva de 1988, organizada en el Museo de Arte Cubano de Miami por Giulio Blanc, y en una exposición que no puede dejar de verse en Miami. Alberto Barral
Julio Larraz Ascaso Gallery
Durante su trayectoria artística Julio Larraz ha logrado situarse entre los artistas latinoamericanos más importantes de su generación. Sin embargo, sus influencias más reconocidas vienen de los artistas más significativos de la Escuela del Realismo Americano, Edward Hopper (1882-1967) y Andrew Wyeth (19172009). Esto no es una sorpresa, ya que Larraz se formó como pintor en Nueva York, en un período en el que coexistió con varios de ellos. Al igual que estos pintores, sus pinceladas son contenidas, creando indudablemente una ilusión de realismo absoluto, espejismo que se desvanece cuando nos adentramos en las obras y descubrimos una complejidad que va mucho más allá de la representación fidedigna de su entorno. Entre los elementos formales más visibles que influenciaron a Larraz de la obra de Hopper está la forma en la que el pintor solucionaba sus composiciones. En la obra de ambos artistas hay una aparente serenidad que resulta inquietante, quizás es la certeza de que en la imagen hay más contenido de lo que el ojo alcanza a ver. Supuestamente la narrativa de sus pinturas es presentada
claramente; sin embargo, nos encontramos una y otra vez tratando de descifrar hasta el último detalle. Las obras de Larraz están cargadas de un simbolismo muy personal. Devienen en una especie de catarsis, como la que puede encontrarse en las páginas de un diario. Pinta como si estuviese contando una historia, en la que hay parte biográfica y parte fruto de su imaginación. En muchas de ellas hay un componente onírico que puede poner en duda si la imagen pertenece a algún lugar específico del mundo o si ha sido creada totalmente por el artista. Larraz incorpora elementos claves en sus composiciones de una forma muy sutil, dejando pistas a través de los títulos. Un buen ejemplo es One Day in October (Un día en octubre), su representación de la llegada de Cristóbal Colón a las Américas. Si no conocemos el título podemos pensar que estamos frente a un paisaje marino, ya que el protagonista indiscutible es el mar, que bate incesantemente en olas cortas en un primer plano. Después comenzamos a ver las carabelas, una escondida detrás de un arbusto, las otras dos insinuadas como pequeñas manchas en el horizonte. Otros aspectos interesantes de esta pieza son el tema, que puede resultar controversial, y la manera en que Larraz lo representa. Mientras que otros artistas se enfocan en aspectos más dramáticos, como pueden ser pasajes de la Conquista y todo lo que ello conlleva; él ha seleccionado el momento de la llegada. Una
vez más, la sugerencia a través de elementos estratégicos abre toda una serie de lecturas e interrogantes, dejando la última palabra al espectador. Una parte importante de las obras en esta exposición son perspectivas aéreas que el artista ha creado de su imaginación, sin otro apoyo visual, como pueden ser fotografías. Estas vistas a vuelo de pájaro muestran su dominio total de la perspectiva. A través de sus obras, Larraz crea un mundo muy peculiar en el que cualquier cosa puede pasar, como en The Dearing Rescue of General Acapulco (El audaz rescate del general Acapulco). La pieza consiste en la sugerente imagen de una casa solitaria en una costa bordeada por un bosque, que ocupa la mayor parte de la composición. A la derecha, las luces de unas antorchas insinúan la marcha del grupo que va al rescate del nombrado general. Las interrogantes pueden ser infinitas, como las respuestas y las historias incitadas por la imaginación. Otra pieza que puede resultar enigmática es Above the Sea of Rains (Sobre el mar de lluvias). Esta vez incluye una vez más una casa solitaria en una escena nocturna de un impresionante cielo estrellado. Hay una quietud en la escena y una economía de recursos que implican un silencio total. Cada una de estas piezas logra inspirar una historia en la que la narrativa puede derivarse de la fantasía individual. Y es esto precisamente lo que Larraz busca: dejar que cada uno se ensimisme en sus pensamientos y que
Julio Larraz. Un día en octubre, 2013. Óleo sobre lienzo. 152,4 x 182,8 cm. (60 x 72 pulgadas).
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