PUEBLOS ORIGINARIOS Apaches Dakotas Mayas Mazahuas raramuris ...
JosĂŠ Vicente Anaya
Ediciones Proceso, Coordinador: Juan Guillermo López G. Revisión y corrección: Daniel González Diseño y formación: Alejandro Valdés Kuri, Fernando Cisneros Larios
Pueblos originarios Apaches, dakotas, mayas y mazahuas... Primera edición: Febrero 2020 D.R. © 2020, Comunicación e Información, S.A. de C.V. Fresas 13, colonia Del Valle, Alcaldía Benito Juárez C.P. 03100, Ciudad de México D.R. © José Vicente Anaya edicionesproceso@proceso.com.mx D.R. © Foto de portada: José Vicente Anaya (Campeón de carreras en 1977, en Tónachi, Sierra Tarahumara.) Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía, el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos. Los editores nos declaramos a disposición de los propietarios de los derechos de autor que se hayan omitido. ISBN: 978-607-8709-04-5 Impreso en México / Printed in Mexico.
In Memoriam Dr. RenĂŠ Cabrera Palomec (1947-2018) Decano de la Universidad Veracruzana
ÍNDICE
Un territorio de mil pueblos Etnias del norte de México, EU, Canadá y Alaska
9
Tres siglos de guerras apaches
25
Racismo y crímenes misioneros en la Tarahumara (siglos XVII y XVIII)
37
Danzas de los mil pueblos
49
Ishi quiere decir “humano”
61
Juego con pelota de hule en la América precolombina, el más antiguo del mundo
69
Mitos de los caras pálidas sobre los apaches
75
Ceremonia mazahua de Año Nuevo y bendición del fuego
97
Los Cantares de Dzitbalché (rescate de la literatura maya)
103
Vive el rebelde maya Canek de Yucatán
107
Los lacandones
111
La ciudad maya de Yaxchilán en la selva
113
La magia en Yaxchilán
119
Los “indios” el 12 de octubre de 1993
121
Poesía para los “500 años”
125
Sueños “indios” en “500 años”
129
Chiapas: dignidades indias
133
Violencia del racismo y la miseria
137
7
PUEBLOS ORIGINARIOS • JOSÉ VICENTE ANAYA
Historia nice de la conquista de México
147
Nuestros antepasados negros de África
151
La California de la reina Calafia
157
Rigoberta Menchú y la dignidad indígena
167
América en la poesía de Góngora (a propósito de los 500 años)
171
El carácter sagrado del agua y la tierra
175
Buenas noticias de un fraile alucinado
179
La batalla de Little Big Horn
181
George A. Custer, héroe de pacotilla
183
Los incas navegaron hasta la Polinesia
187
La ciudad prehispánica de Paquimé en Chihuahua
191
Códices: libros de aztecas, mayas, mixtecos
195
Los murales de Cacaxtla
199
El carnaval de San Francisco Tlaltenco
201
El Fuego Nuevo de ayer y hoy
205
El Museo del Oro Calima
209
Galanura y simbología de la pluma
211
Dragones en los mitos de Norteamérica
213
Recuerdos de Alce Negro
217
Mujer Brava
219
Una sirena esquimal
221
Payasos de la etnia pueblo
223
El híkuri de los rarámuris
225
Bibliografía 231
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Un territorio de mil pueblos Etnias del norte de México, Estados Unidos, Canadá y Alaska
L
os llamados “pieles rojas” recibieron este nombre sin ser un pueblo unitario, antes bien, dicha denominación trata de abarcar a un gran número de etnias que entre sí guardan muchas diferencias en lo que respecta a organización social, idiomas, costumbres, tradiciones y ocupación de territorios. No se sabe cuándo se les comenzó a llamar pieles rojas, aunque es claro que fue una ocurrencia de los ingleses que invadieron sus tierras con intenciones de conquista. Importantes historiadores, antropólogos y etnólogos prefieren desechar ese término pues lo consideran generalizante e impreciso; se supone que intenta calificar la piel cobriza que caracteriza a los habitantes precolombinos de una vastísima zona, la que abarca el norte 9
PUEBLOS ORIGINARIOS • JOSÉ VICENTE ANAYA
del actual México y los territorios de Estados Unidos, Canadá y Alaska. Algunos historiadores han concluido que el calificativo tiene implicaciones racistas, ya que en los primeros tiempos las mentes puritanas protestantes lo asociaban con el color rojo atribuido al diablo y, así, se referían a los habitantes originarios como “el mal rojo”, con la intención de incentivar en la población un rechazo absoluto e irracional a todo lo que fuera nativo del continente.
Primeros encuentros con los europeos Después de que Cristóbal Colón, en nombre de la Corona española, tomó posesión de “Las Indias”, tierras que serían conocidas como América, en 1497 el navegante Juan Caboto hace otro tanto, en nombre de la Corona inglesa, en las tierras americanas al norte del Atlántico. Pero otras naciones europeas también estaban interesadas en conquistar aquellas tierras. En 1500 y 1501, en nombre de Portugal, llegaría el expedicionario Gaspar Corte Real. En 1523 y 1524, el navegante florentino Giovanni de Verrazano llegaría en nombre de Francia. Más tardíamente, en 1625, Holanda fundaría en América la ciudad de Nueva Amsterdam. La Corona española, que se consideraba con privilegios de primacía, mandó conquistadores por diferentes rumbos. En 1514, Hernando de Soto llegó a lo que hoy es La Florida buscando la “Fuente de la Eterna Juventud”, y de 1540 a 1542 viajó hasta el actual Tennessee; de este tiempo data el primer historial de terror para los habitantes originales, pues De Soto ordenó a sus soldados asesinar a más de 100 guerreros de la etnia nilco mientras dormían. 10
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Poco después de asentada la conquista española en el imperio azteca, que daría paso al dominio de un enorme territorio al que nombraron Nueva España (México), en 1541 Francisco Vásquez de Coronado encabezó una expedición hasta los actuales Nuevo México, Arizona y Colorado, más puntos intermedios. Al paso de los años, ingleses y españoles se impondrían a las otras naciones europeas para ir ganando terreno, no sin resistencias de los habitantes autóctonos y miles de guerras consecuentes. Muchas otras expediciones vendrían, como la de sir Richard Grenville, quien recorrió la actual Virginia en 1585 y es célebre por ser el primer inglés que ordenó la matanza de todo un poblado en las cercanías del río Roanoke. En ese avanzar europeo es memorable la primera “compra” de tierras que acordaron los holandeses, al haber pagado el equivalente a 39 dólares en bisutería por la isla de Manhattan en 1626. Españoles desde el sur e ingleses desde el Atlántico (y en menor medida franceses) fueron dominando militarmente la mayor parte de ese enorme territorio de mil pueblos.
Mil “naciones” indias Según datos del historiador John Tebbel, se calcula que antes de la llegada de los europeos había más de un millón de habitantes en el territorio de los llamados pieles rojas, población que se redujo a menos de la mitad después de 400 años de guerras y enfermedades que trajeron los europeos. ¿Quiénes formaron ese conglomerado? En los primeros tiempos de la conquista, los europeos empezaron a darles nombres a los nativos de manera arbitraria, utilizando diferentes criterios, como: 1. el de encontrar alguna 11
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relación o parecido con algo que ya conocían, éste sería el caso de los desaparecidos tobosos del norte de Chihuahua (con referencia al Toboso, España); 2. por alguna palabra que las etnias repetían, como le sucedió a los también desaparecidos texia (que quiere decir “amigo”), quienes habitaron en la actual Texas; 3. por el lugar en que vivían (nombre muchas veces antes dado por los mismos europeos), como los white mountain (montaña blanca), 4. por alguna costumbre atribuida o detectada, como los mescaleros (que se supone consumían mezcal o tal vez mezcalina). Lo curioso es que, después, algunas ciudades o futuros estados recibirían el nombre dado a algunos grupos, como son los casos de Illinois, Kansas, Missouri, Miami, Dakota, Ottawa, Taos, Cheyenne, Delaware, etcétera. Esa manera de nombrar dio como resultado una cantidad asombrosa de “naciones”, a tal grado que una sola etnia llegaba a recibir muchos nombres, por ejemplo, los diné o apaches, a quienes les aplicaron más de 20 denominaciones (ipanos, janos, chiricahuas, white mountains, mezcaleros, jicarillas, que fueron más bien nombres de tribus apaches). El desacierto de tan numerosas clasificaciones se pudo deber, además, a la organización tribal de la mayoría de las etnias, tribus que en muchas ocasiones funcionaban en completa independencia de las otras con igual idioma, costumbres y parentescos, y que hasta podían tener tales desacuerdos entre sí que las llevaban a la guerra entre tribus.
Las grandes familias A finales del siglo XIX, hacia 1891, J.W. Powell consideró necesario agrupar a las etnias del norte según el idioma, clasificándolas en 50 grandes familias; tres décadas más tarde, después 12
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de más estudios y comparaciones, Edward Sapir hizo una reclasificación lingüística que consideraba sólo a seis grupos: 1. algonquino-wakashano; 2. hoka-sioux; 3. peneutiano; 4. nadene; 5. azteca-tanoano, y 6. esquimal-aleuta. Aunque existen otras propuestas de lingüistas, la mayoría sigue tomando como base la de Sapir, la cual muchas veces parece abreviada, por ejemplo: 1. algonquino, 2). iroqués, 3. caddo, 4. sioux, 5. atapascano y 6. uto-azteca.
Algonquinos e iroqueses Los primeros con quienes los ingleses y los franceses tomaron contacto fueron los algonquinos, quienes ocupaban un territorio que iba de los actuales Tennessee y Virginia hasta la bahía del Hudson, y se extendía hacia las llanuras meridionales de Canadá y partes del oeste, como las montañas Rocallosas (lugar de los blackfeet –pies negros– pertenecientes a este tronco). Entre los diferentes nombres dados a los algonquinos están los pequeot, narragaset, mohican, mohegan, massachuset, abaki, wampanoag, poktumtuk, delaware, fox, sauk, chippewa, ottawa, illinois, miami, kikapú (por cierto que éstos ahora viven una temporada del año en el estado de Coahuila, México, y otra en Estados Unidos), potowatomi, shauni, piegan, cheyenne, arapajo, blood, atsina, wisconsin, etcétera. En el extremo oeste, al norte de California, habitaron las tribus algonquinas llamadas yurok y wiyot, y más al norte, en el estado de Washington, los kutenai, salish y wakashan. La imagen más conocida de esta etnia es la del uso de canoas livianas hechas de corteza de abedul, magníficos vehículos para desplazarse por los rápidos ríos de la zona. Eran además excelentes cazadores y cultivaban el maíz, se cuenta que uno de 13
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sus jefes, Squanto, enseñó a los ingleses el cultivo y el uso del mencionado cereal. En la historia ha quedado la hija de un jefe algonquino, conocida como la princesa Pocahontas, quien se casó con el inglés John Rolfe, por lo cual es considerada como un símbolo de fusión de culturas, aunque el mestizaje en realidad fue muy escaso. El jefe algonquino, llamado rey Philip, encabezó una importante guerra de resistencia contra los europeos entre 1675 y 1676. Los algonquinos acostumbraban hacer una miel a base del árbol arce (maple), que es una de sus contribuciones culinarias al mundo. Los belicosos iroqueses, poco antes de la llegada de los europeos, habían invadido y tomado parte del territorio algonquino, de tal modo que estaban asentados en el centro del actual estado de Nueva York, aunque contaban también con un extenso territorio. La alianza de cinco tribus iroquesas, que se conoce en la historia con el nombre de Las Cinco Naciones, llegaría a funcionar como aliada de los ingleses para dominar a otros pueblos, incluyendo a los de su propia etnia. Dicha alianza la constituyeron los séneca, mohawk, oneida, onondaga y cayuga (años más tarde, en 1715, se sumarían los tuscarora y desde ese momento los llamarían La Liga de Las Seis Naciones). Esta confederación de tribus fue un interesante ejemplo de democracia, libertad y compromiso común de los asociados, y se dice que fue inspiración para la organización política de los futuros Estados Unidos. Pero esas seis naciones tendrían también un desempeño de belicosidad implacable y temeraria. Los hurones y los erie, habitantes de una zona ubicada entre los actuales lagos Hurón y Erie, pertenecían también al tronco iroqués; sin embargo, siendo enemigos jurados de Las Seis Naciones, éstas (que contaban con armas de fuego dadas por los ingleses) fueron implacables con ellos, con furia tal que exterminaron a los 14
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erie, y los hurones quedaron reducidos a un mínimo de miembros que tuvieron que refugiarse y asimilarse con otros grupos. Los susquehanna, conocidos en otro momento como conestoga, formaron también parte del tronco lingüístico iroqués y fueron enemigos de Las Seis Naciones. Tuvieron su territorio en la actual Pennsylvannia. Después de muchas guerras, los pocos sobrevivientes terminaron aceptando el cristianismo y se volvieron pacíficos, pero tiempo después fueron masacrados por los ingleses. Al sur del territorio de Las Seis Naciones, otro grupo de lengua iroquesa fue el de los cherokes. Éstos tuvieron una ética guerrera como la de otros grupos; no obstante, se distinguieron por no ser sanguinarios y por tener un alto concepto del respeto y la honradez. Fueron aliados de los ingleses, lo cual no impidió que fueran víctimas del mal trato del gobierno estadunidense en el siglo XIX. Y a pesar de haber sido uno de los pueblos con mayor grado de civilización, no escaparon a luchas intestinas que contribuyeron a diezmarlos. De este pueblo se recuerda a un hombre notable, de nombre Sequoia o George Gist, quien fue un educador a quien se debe la creación de una escritura en idioma cheroke (el único idioma de Sequoia), y se encargó de enseñarlo a los demás.
Los caddo y tribus del sudeste En los actuales Mississippi, Luisiana y parte de Texas hasta Nebraska vivieron los pawnee, también conocidos como ree o arikara. A este grupo lingüístico también se asocia el llamado wichita. Y como subgrupos de los dos anteriores se menciona a los skidi, chaui, kitkenhahkis, pitahuerat, tawakoni, waco, hasinai, kadohadacho y natchitoche. 15
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Los pawnee fueron famosos por su gran conocimiento astronómico. Atribuyeron a los astros capacidades de dioses, razón por la cual los observaron detenidamente y llegaron a conocer a la perfección todos sus movimientos, de tal modo que supieron calcular los cambios estacionales del año y otros fenómenos. Se consideraban hijos del maíz, cereal que sembraban para subsistir y lo veneraban como alimento sagrado. Las tribus del sudeste pertenecen al tronco hokan-sioux y tuvieron como territorio una zona que abarca los ahora estados de Mississippi, Alabama, Georgia y Florida (además, parte de Louisiana y Tennessee). Las tribus que forman parte de este grupo son: muskhogean, choctaw, chickasaw, osceola o seminole, koasati, creek, alibamu, taensa, natchez y tunica. De entre éstos, los natchez y los taensa fueron los que influyeron en los demás para tener un importante grado de organización social, que partía de vivir organizadamente en aldeas formadas por cabañas, asentamientos que además contaban con un templo.
Los sioux y los penutianos El grupo étnico llamado hokan-sioux habitó de la costa del Atlántico (lugar en el que, al momento de la llegada de los europeos, sólo había un pequeño grupo aislado), pasando por la parte este del Mississippi y norte de Tennessee hasta Nebraska, las Dakotas y parte de Canadá. A éste pertenecen los dakota, teton, santí, sioux, hunkpapas, brulís, oglala, miniconjous, sans arc, two-kettle, crow, yankton, winnewbago, hidatsa, assiniboin, osages, hidatsa, addiniboin biloxi, osage, iowa, quapaw, missouri, omaha, ponca, oto, kansas, tuteloo, manahoac, saponi y catawba. Entre los más famosos jefes sioux se cuentan Wa16
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neta, Toro Sentado, Caballo Americano y Caballo Desbocado (mal traducido como “Caballo Loco”). Se considera que el grupo más importante es el llamado teton-dakota, al cual se le asignan varias subtribus, entre éstas la de los oglala, que constituyeron el pueblo más numeroso y resistente de los sioux. Los dakotas se distinguieron por su organización del trabajo agrícola, basado principalmente en el maíz, y por su dedicación a la caza del búfalo, del cual aprovechaban no sólo la carne y la piel, sino hasta los huesos, con los que fabricaban cuchillos, cucharas y otras herramientas. Se dice, además, que fue un pueblo interesado en la filosofía, ya que entre ellos se cultivó el gusto por plantear y buscar soluciones a problemas de la vida, además de mostrar un gran interés por el manejo de los cálculos numéricos. Entre la familia sioux se cuenta a otras tribus consideradas menores, habitantes de la costa de Louisiana, como los chitimacha, yuchi, y tonkawa. En California, del grupo hokan, se les emparientan los shasta, karok, yuki, yana y pomo. Los yumas de Arizona también son parte de esta gran familia. Las tribus de la familia penutiana son, como las otras que hemos mencionado, bastante numerosas, y el territorio en que vivieron, muy extenso. Los miembros de esta familia lingüística habitaron importantes zonas de lo que ahora es California, Oregon, Washington y parte de Montana, así como en (¡con muchísimos kilómetros de distancia de por medio!) Oaxaca, México, donde se encuentran huaves, mixes y zoques. Los penutianos de Estados Unidos son los yokuts, miwok, maidu, costanoan, wintun, klamath, modoc, molale, cayuse, wishram, wasco, chinook, nez percé, umatilla, wallawalla, klikitat, yukima, warm spring (tenino) y palouse. En general, estas tribus fueron recolectoras 17
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sedentarias, con un modo de vida y de organización social que rayaba en lo sencillo y sin inclinación guerrera. De entre todos los grupos mencionados el que más se diferencia es el de los nez percé (“narices perforadas”, bautizados así por los franceses), que tuvieron una organización social más compleja, un modo de vida que combinaba lo sedentario con el nomadismo, se volvieron expertos en el manejo del caballo, ya lo eran en la cacería del búfalo, y no desdeñaron la guerra.
Los nadene-atapascanos La familia nadene-ataspacana ha tenido como territorio las tierras que van desde el círculo polar ártico, Alaska, noreste de Canadá, Washington, Oregon, California, Colorado, Arizona Nuevo México, Oklahoma, hasta parte de Texas y del norte de México. Los nadene, genéricamente, han sido llamados esquimales. Entre ellos se cuenta a los eyak, auk, haida, chikat, tlingit, sitka, tonga, taku y yakutat. Tuvieron una vida principalmente nómada dedicada a la pesca. Del grupo tlingit son muy conocidos sus pilares (postes) totémicos, que esculpían en un gran tronco de cedro con las figuras que representaban a su clan. También se distinguieron como navegantes, pues llegaron a construir y dominar embarcaciones de hasta 20 metros de largo. Algo notable de la historia de estos grupos es que nunca estuvieron en guerra contra los europeos conquistadores ni contra los descendientes de éstos. Entre los atapascanos se encuentran takulli, tsilkotin, satudene, chipewyan, hankutchin, thlinchattine, ingalik, kaska, kawachodinne, kutchin, koyukon, tsethaottine, nicola, tsekahne, nabesna, tahltan, slave, sari, tanana, tsesaut, kaiakhotana, tatsanottine, tutchonekutchin, copperknife, tutuni, kwalhioqua, tlatskanai, to18
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lowa, tlelding, hupa, mattole, wailaki, navajo, apache (lipanos, mescaleros, jicarilla, warm springs, san carlos, tontos, chiricahuas, cibecues, janos, white mountain, apache-kiowas, etcétera). La mayoría de los anteriores grupos nos deben sonar un tanto extraños, pues de ellos se habla poco. Los atapascanos del norte se asentaron al oeste de la bahía del Hudson, teniendo como frontera hacia el poniente el territorio de los esquimales. Se les ha señalado como “los cazadores del caribú”, por sobrevivir fundamentalmente con la cacería de dicho animal. Dos grupos de atapascanos, por alguna razón que se desconoce, emigraron hacia lugares no sólo lejanos, sino aislados, y se asimilaron al modo de vida de otras etnias. Este es el caso de los sarse de Montana, quienes adoptaron el modo de vida de los blackfeet, y el de los apaches-kiowas de Oklahoma, asimilados a los kiliwa de la región. El resto de los apaches (asentados entre el norte de México y parte de Arizona, Nuevo México, Colorado y Texas) son más conocidos por sus acciones guerreras que han quedado en la historia. Los navajos de Arizona son famosos por constituir un grupo que conserva muchas de sus tradiciones, tanto en lo que respecta a ritos como a sus obras artesanales; entre éstas destacan sus cobijas de lana con bellos diseños geométricos y sus joyas de plata.
Los azteco-tanoanos A los grupos étnicos de la familia azteco-tanoana se les encuentra en lugares tan distantes como Idaho, Nevada, Utah, Colorado, California, Arizona y Oklahoma, así como en el norte y el centro de México y hasta Centroamérica; de estos dos últimos lugares son los famosos aztecas o nahuas y los mayas. Los azteco-tanoanos han sido divididos en dos grandes subgrupos: 19
PUEBLOS ORIGINARIOS • JOSÉ VICENTE ANAYA
el uto-azteca y el tanoano. Al primero corresponden shoshones, comanches, hannoanos, chemehuevi, paiute, kern, river, mono, mission, snake, digger, penamint, wind river, wyoming, ute, sacajewa, washakie, hopi, pápago y pima. Y al segundo: taos, pueblo (tiwa, towa y tewa), sandía, isleta, picuris, pecos, zuñis, jemes, nampeo, nambe, santa clara, san juan, pojoaque, tesuque, kiowa, yaqui, ópata, huichol (wixároka) y cora. Esta gran familia tiene etnias que crearon grandes civilizaciones, como los aztecas y los mayas de México, otras intermedias con cierto grado de adelanto agrícola y sedentarismo, como los pueblo y los pimas; algunas muy aguerridas, como lo fueron los comanches y los kiowas; dos etnias de franco atraso fueron los mono de California y los diggers (cavadores) de Nevada. Los pueblo se caracterizaron por su organización social, basada en un determinante sedentarismo agrícola, y por su gran espíritu gregario (por el que, precisamente, recibieron el nombre de “pueblo”) que los llevó a crear una arquitectura comunitaria muy especial, pues construyeron enormes edificios con piedra y barro de hasta cinco pisos de altura que llegaron a contar con 800 habitaciones, además de crear un complejo sistema de terrazas para la intercomunicación y agua potable que corría por todas las habitaciones. Algunos de esos edificios ahora son ruinas arqueológicas que datan del año 1200, pero muchos de los pueblo contemporáneos siguen viviendo en construcciones similares, aunque de menor tamaño. Los kiowa, comanches y shoshones se cuentan entre las tribus eminentemente cazadoras de búfalos, diestras en manejar el caballo y de espíritu aguerrido. Durante algún tiempo se les llamó “serpientes” o “indios cabalgantes”. Los pimas del norte de Sonora y del sur de Arizona aceptaron con cierto agrado la civilización europea, desde los prime20
UN TERRITORIO DE MIL PUEBLOS
ros contactos con los misioneros católicos de la Nueva España. El jesuita Eusebio Francisco Kino los encontró formando poblaciones sedentarias dispuestas a aprender otros cultivos, como el del trigo, que agregaron al del maíz. Poco tiempo después no sólo se cristianizaron, sino que fueron aliados (aunque no siempre bien correspondidos) de los españoles en los combates contra otros grupos resistentes, como los apaches. Hemos recorrido este vasto territorio ocupado por un sinúmero de pueblos originarios que tuvieron diferentes costumbres, idiomas y tradiciones.
TESTIMONIOS Dícese, nómbrase aquí cómo llegaron y penetraron los ancianos llamados, nombrados teochichimecas, gentes de Aztlán, mexicanos, chicomoztoquenes, cuándo vinieron en busca de tierras, cuándo vinieron a ganar tierras, aquí a la gran población de la ciudad de México Tenochtitlan, su lugar de fama, su dechado, lugar de asiento del ‘tenoch tli’ (tuna dura), que está en el interior del agua: lugar donde se yergue, grita y despliégase el águila, donde come el águila y es desgarrada la serpiente, donde nada el pez; en el agua azul, en el agua amarilla; lugar de entronque de las aguas abrazadas… El lugar de su morada tiene por nombre Aztlán, y por eso les nombra aztecas; y tiene por segundo nombre el de Chicomoztoc, y sus nombres son estos de aztecas y mexicanos; y hoy día verdaderamente se les llama, se les nombra mexicanos; pero después vinieron aquí a tomar el nombre de tenochcas… El Aztlán de los antiguos mexicanos es lo que hoy día se denomina Nuevo México… Fernando Alvarado Tezozómoc Crónica mexicáyotl (1690)
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*** Nuestros padres, nuestros antecesores, los que engendraron a los hombres de la antigüedad, antes que las colinas y llanuras de aquí fueran por ellos ocupadas; cuando solamente moraban en ellas conejos y pájaros, según se dice; cuando ellos ocuparon estas colinas y llanuras, aquellos nuestros padres y antecesores procedentes, ¡oh, hijos míos!, de Tulán. Anales de los cakchiqueles Origen de los mayas *** Numerosas expediciones tuvieron lugar antes de que los españoles descubrieran el río Yaqui. Crearon puestos y ciudades, con estas últimas aseguraron progresivamente el control del noroeste de México… Las primeras expediciones fueron realizadas por iniciativa de Hernán Cortés quien, después de la toma de México-Tenochtitlan, envió a varios de sus hombres a diferentes partes de México, incluyendo el noroeste… El codicioso, cruel y sanguinario Nuño Beltrán de Guzmán abandonó México, se dirigió hacia el norte bordeando la costa del Pacífico… Cécile Gouy-Gilbert Una resistencia india. Los yaquis *** CANTOS PIELES-ROJAS ¡He hecho el sol! ¡He hecho el sol! Lo he lanzado alto en las cuatro direcciones… ¡He hecho la luna! ¡He hecho la luna!...
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Pima Fue el viento quien les dio la vida. Es el viento que sale de nuestras bocas que nos da la vida. Cuando deja de soplar, morimos… Navajo Ese viento, ese viento sacude mi tienda, sacude mi tienda y canta un canto para mí y canta un canto para mí… Kiowa Implorado el soplo del ser divino su soplo que da la vida su soplo de edad avanzada su soplo de las aguas su soplo de simientes su soplo de riquezas su soplo de fecundidad… Zuñi Mientras mis ojos buscan el prado siento el verano en la primavera. Chippewa ¿Veamos, es verdad? ¿Veamos, es verdad esta vida que vivo? Vosotros, dioses, que estáis en todas partes. ¿Veamos, es verdad esta vida que vivo? 23