CAZATESOROS MODERNO

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Capítulo 4 Acuerdos bilaterales México-España y las 19 carabelas de 1631 Ocupando a lo largo de cuatro décadas la posición número uno en la búsqueda de pecios de toda América, el navío Nuestra Señora del Juncal es sólo la punta del iceberg de todo un acervo de relatos y reportes oficiales que lo convierten en el proyecto subacuático más ambicioso de los últimos ocho lustros, donde intervendrán de manera directa las administraciones del presidente de México, Enrique Peña Nieto, y su contraparte de España, Mariano Rajoy Brey. El interés de estos dos gobiernos lo ha revelado a lo largo de los siglos el Archivo General de Indias, con sede en Sevilla, España. En los casi 43 mil legajos con 80 millones de páginas y más de ocho mil mapas y dibujos, se da cuenta del acervo histórico referente a la administración de las colonias españolas en América durante tres centurias, y donde se halla la información documental de la Flota de la Nueva España, integrada por 19 barcos hundidos en costas de México en 1631. Con un caudal de antecedentes sobre este naufragio, no resulta sorprendente que ambas partes hayan firmado ya un memorándum de entendimiento entre ambos Estados en julio de 2014, para revelar el misterio y en su caso rescatar parte de esta flota, cuyo destino final está bien documentado, según investigadores subacuáticos, en los legajos 31, 771 y 1524 del Archivo General de Indias.

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Las pesquisas de los últimos años revelan que esta flotilla partió en julio de 1630 de Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, en España, hacia San Juan de Ulúa, Veracruz, en México. Durante más de un año esta escuadra de 19 galeones navegó por diversos puertos de las colonias españolas en América, recaudando tributos en metales y materias primas. Pero de este convoy resaltaron dos navíos cargados de oro y plata: la nao Nuestra Señora del Juncal como nave capitana, al mando del capitán general Miguel de Echacarreta, con el sobrenombre de Caballero de Santiago, y la nave almiranta Santa Teresa, al mando de Manuel Serrano de Rivera. Los datos históricos, con base en el Archivo General de Indias, sección México, en diversos fragmentos apuntan a que luego de que la expedición se guareció algunos meses amarrada a las argollas del muro de San Juan de Ulúa, en Veracruz, falleció el 12 de octubre de 1631 Miguel de Echacarreta, quien comandaba la flota, quedando en su posición Manuel Serrano de Rivera y la plaza de almirante en manos de Andrés de Aristizabal. Ya al mando de Manuel Serrano, según los documentos hemerográficos, la flotilla estaba casi lista para su regreso a España cargada con casi tres millones 644 mil 198 pesos en oro y plata, más valiosos productos como cochinilla, índigo, porcelana china, pieles, palo Brasil, palo Campeche, chocolate y melazas: mercancías y gravámenes monetarios de las colonias saqueadas, destinados a ingresar a las arcas del decadente imperio del momento, encabezado por el rey Felipe IV de España. Pero la logística para emprender el regreso a Europa salió del todo mal debido a un error de navegación: cuentan los datos históricos que Serrano de Rivera decidió que la capitana fuera la Santa Teresa y la almiranta Nuestra Señora del Juncal, y junto con toda la flota surcaran hacia la Habana, Cuba, donde los aguardaba la llamada Flota de Tierra Firme al mando de Tomás Larraspuru, con el fin de que ambos convoyes cruzaran el océano Atlántico hasta España. Esta decisión fue de fatales consecuencias para toda la expedición de fragatas.

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La caravana de navíos salió de Veracruz a mediados de octubre de 1631 y poco después, en un lapso de una semana, fue destruida por un huracán en un amplio rango de litorales que comprenden desde los límites de Veracruz con la Sonda de Campeche, las costas de Tabasco y riberas de la Península de Yucatán, perdiéndose todos los barcos y la mayor parte de los tesoros de la nave capitana Santa Teresa y de la almiranta Nuestra Señora del Juncal, siendo estos dos barcos los que habían sido cargados con los más crecidos valores. En los más recientes ocho lustros, para los arqueólogos subacuáticos y una docena de firmas nacionales y extranjeras especializadas en rescates de tesoros estos antecedentes no han pasado desapercibidos. Con tecnología de punta satelital, de buceo e inmersión submarina, además de los archivos más certeros sobre la posible localización de estos 19 derrelictos, la codicia en el ámbito comercial y gubernamental ha entrado en la etapa de la recuperación de estos cuantiosos valores monetarios. Tan solo en México la búsqueda del pecio Nuestra Señora del Juncal data en la parte privada desde 1982, por parte de Burt D. Webber Jr; luego, en 1988, la firma norteamericana Oftech Inc. y la mexicana Compañía Estrusco en el Valle de México buscaron la autorización; para 1992 la solicitud la realizó otra nacional: la Asociación Poblana de Actividades Subacuáticas S.A. de C.V.; y en 2000 lo intentó Greenstone Europe Inc. En tanto, el gobierno de México, a través del INAH, lo ha rastreado desde la mitad de la década de los noventa del siglo pasado. Y hoy México y España van por el rescate de esos naufragios ricos en metales preciosos.

••• El plan trazado de investigación que involucra al gobierno mexicano se ha conocido con el nombre de Proyecto Flota de la Nueva España de 1630-1631, que integra además todo el inventario y diagnóstico de

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recursos culturales sumergidos en el Golfo de México, siendo este el designio de mayor envergadura que lleva a cabo el INAH desde 1995. Desde aquel año se ha intentado descifrar los procesos de navegación y accidentes náuticos ocurridos en las primeras décadas del siglo XVII, tomando como base de estudio la tragedia de la flotilla ibérica ocurrida en 1631 en aguas territoriales mexicanas, enfocándose en la pérdida de sus dos buques insignia, Santa Teresa y Nuestra Señora del Juncal. Ante una creciente presión de los cazatesoros en los más reciente 40 años, las autoridades mexicanas pusieron manos a la obra para acelerar el proceso de estudio de la flota, y más concretamente de la posibilidad de rescatar del fondo marino a Nuestra Señora del Juncal. El plan de averiguación desarrollado por el INAH prevé hasta ahora seis temporadas de trabajo a lo largo de 20 años, durante las cuales se han logrado ubicar y registrar sitios con vestigios culturales cuya cronología data del siglo XVI hasta nuestros días y que han dado lugar a la creación y enriquecimiento del Proyecto inventario y diagnóstico de recursos culturales sumergidos en el Golfo de México, como el acervo más importante del país en materia de pecios hundidos en sus litorales. Los datos establecen que en este período se han registrado más de 200 sitios con rastros culturales; se han realizado estudios geofísicos marinos aplicados a la arqueología subacuática; se ha reforzado la investigación histórica con más de cuatro mil documentos, así como cientos de horas de sus antropólogos consultando los registros españoles, como el Archivo General de Indias, y los registros bibliográficos de México, Guatemala, Cuba, Colombia y Gran Bretaña. La investigación documental, realizada en España y México, ha sido ya bien confirmada sobre el hundimiento y dio pistas sobre su ubicación, así como algunos hallazgos de campo, pero la continuación del trabajo con equipo marino especial se mantiene en suspenso por un simple hecho: falta de recursos. Los cuatro millones de dólares conseguidos en 1995 en México a través del Fideicomiso para el rescate de pecios formado por varias ins-

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tancias gubernamentales y académicas, tanto nacionales como internacionales, para recuperar la principal nave de la flota de Felipe IV en el Golfo de México, se consumieron rápidamente. Casi todo el dinero se agotó en 1998 en salarios y en la contratación de un barco especial ruso para apoyar las tareas de búsqueda bajo los servicios del Instituto de Oceanografía de la Academia de Ciencias de Rusia, con el buque científico Akademik Mstislav Keldysh. Hoy el equipo de Arqueología Subacuática del INAH busca fondos privados en México y en el exterior para seguir con el proyecto, ahora en arreglo asociativo y legal con el gobierno de España.

••• Esta estratagema para rescatar el oro y la plata de la Flota de la Nueva España tiene casi tres lustros en marcha. Pilar Luna Erreguerena, subdirectora de Arqueología Subacuática del INAH, ha confirmado que desde 1995 el instituto, a través de la Subdirección de Arqueología Subacuática y con apoyo del Fideicomiso para el rescate de pecios, dio inicio a un proyecto para estudiar y localizar estas 19 carabelas hundidas. De acuerdo con la funcionaria, el proyecto comenzó con una intensa investigación de archivos y otras fuentes de información en varios estados de la República Mexicana, España y Cuba. Las pistas en el material encontrado condujeron a un replanteamiento del proyecto: en lugar de enfocarse solamente en un navío se decidió estudiar a toda la flota en su conjunto. Nació así el Proyecto de investigación de la Flota de la Nueva España de 1630-1631, cuyos objetivos principales son la localización de los restos de los buques naufragados, la reconstrucción de los eventos acontecidos antes, durante y después de la tragedia, y el análisis de los procesos de navegación trasatlántica relacionados con los accidentes marítimos ocurridos durante el periodo virreinal. Hasta la fecha la consulta archivística ha producido más de cinco mil expedientes que continúan allegándose de información. Se ha lle-

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vado a cabo una profunda investigación bibliográfica sobre temas de navegación, sistemas de flotas, construcción naval, historia del virreinato novohispano, enlaces diplomáticos de la época, gramática antigua y tratamiento de estabilización de materiales provenientes de medios acuáticos, con lo que ya se ha logrado conformar una biblioteca especializada en estos temas. Además, la transcripción y el análisis documental han producido información sumamente valiosa acerca de diversos aspectos de esta flota. Por ejemplo, dónde fueron construidas sus naves, cuántas la integraban, cuáles de ellas sucumbieron y el cargamento que cada una transportaba en su viaje de regreso a España. Aunque el estudio abarca a la flota en su conjunto, Pilar Luna ha reconocido que se decidió centrar la búsqueda en la nave almiranta, Nuestra Señora del Juncal, ya que se cuenta con testimonios de los sobrevivientes que señalan el área aproximada donde ocurrió el hundimiento. Cabe mencionar que la pérdida de este cargamento, uno de los más importantes que salieron del Nuevo Mundo durante el periodo virreinal, ocurrió en un momento crucial para el imperio español: el principio de su decadencia. De esta manera se ha confirmado que es el barco naufragado más buscado de toda América en estos momentos, afirma Pilar Luna: El hecho de contar con mayor información sobre Nuestra Señora del Juncal ha convertido a este pecio, desde la década de 1970, en blanco constante de diversos grupos de buscadores de tesoros, principalmente extranjeros, que intentan obtener autorización para explotar la carga que transportaba este navío y repartirse los hallazgos de manera porcentual, lo cual es inaceptable, ya que este legado cultural le pertenece a la nación. A pesar de las presiones, el INAH ha logrado detener a estos grupos.

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Lo cierto es que esta postura de defensa del patrimonio cultural subacuático le ha valido a México el reconocimiento internacional. Durante estos años de indagatorias antropológicas subacuáticas y a partir del análisis de documentos y del estudio comparativo de mapas antiguos y modernos, se han determinado ciertas áreas de búsqueda en la Sonda de Campeche con mayor potencial para encontrar los restos de dicho naufragio. Debido al número de sitios con vestigios culturales detectados en la primera campaña de mar realizada en 1997 y al hecho de que ninguno de estos pertenece a la flota que se estudia, las autoridades del INAH iniciaron un proyecto paralelo denominado Inventario y diagnóstico de recursos culturales sumergidos en el Golfo de México, cuyo objetivo es registrar y ubicar cronológicamente los vestigios culturales que se encuentran en esta zona. En esta compilación se integra la información del registro arqueológico de los sitios, sus diagnósticos y las acciones prioritarias para su protección, investigación y conservación. Mientras que los trabajos de prospección en 1997 se realizaron mediante buceo directo, desde 1998 se ha utilizado tecnología geofísica para el rastreo en aguas profundas. Se trata del Sistema ESPADAS (Equipos y Sistemas de la Plataforma para la Adquisición de Datos Arqueológicos Sumergidos), diseñado con la asesoría y apoyo de la Unidad de Recursos Culturales Sumergidos del Servicio Nacional de Parques de Estados Unidos, utilizando el sistema conocido como ADAP (Archaeological Data Acquisition Platform). Las pesquisas establecen que el ESPADAS consta de un magnetómetro de cesio, un sonar digital de barrido lateral, un sistema de navegación, dos ecosondas y un sistema diferencial de posicionamiento global conocido como DGPS. El itinerario revelado por Pilar Luna en torno a Nuestra Señora del Juncal detalla que hasta ahora se han efectuado siete temporadas de mar: una en el puerto de Veracruz durante 1999 y seis en la Sonda de Campeche: en 1997, 1998, 2003, 2004, 2005 y, la más reciente, en 2006. El equipo

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de búsqueda se ha configurado con la participación de los investigadores y colaboradores de la Subdirección de Arqueología Subacuática, entre los que se cuentan especialistas de diversas disciplinas marinas, estudiantes, instructores de buceo especializados y pescadores. Cabe destacar que también se ha contado con la colaboración de empresas, instituciones, científicos y especialistas de México, Canadá y Estados Unidos, así como de antropólogos y arqueólogos de Argentina, Colombia, Honduras y Puerto Rico. En este sentido sobresale el apoyo recibido de la NPS/SCRU, Ships of Discovery con sede en Texas, la Universidad Estatal de Sonoma en California, el Instituto de Antropología y Arqueología de Carolina del Sur y la agencia Parks Canada, para la capacitación de investigadores mexicanos en varios campos, incluido el manejo de tecnología de punta. Los resultados: se han ubicado y registrado más de 150 anomalías magnéticas, de las cuales 80 contienen vestigios culturales visibles sobre el lecho marino cuya cronología data del siglo XVI hasta el presente. Estos sitios han sido integrados en el Inventario y diagnóstico de recursos culturales sumergidos en el Golfo de México. De igual manera, la información recabada durante las temporadas de trabajo de campo está siendo procesada e integrada en un Sistema de Información Geográfica que permite actualizar la información georeferenciada de manera permanente. Todo esto constituye una valiosa evidencia arqueológica para el estudio y comprensión de los procesos navales a lo largo de cinco siglos de navegación en aguas mexicanas. Pilar Luna ha descrito que ya se han recuperado algunos restos menores de barcos hundidos: En cuanto a los materiales recuperados, una de las características de la arqueología subacuática mexicana desde la creación de esta área en el INAH, en 1980, ha sido la preservación in situ, extrayendo sólo aquellas piezas en peligro de ser saqueadas o destruidas, o bien que sirvan como elemento diagnóstico, esto siempre y cuando su conservación pueda ser

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garantizada. Quizás una de las recuperaciones más sobresalientes es la de 40 lingotes de plomo —parte de la carga de un naufragio inglés del siglo XVIII localizado en 1997 en la Sonda de Campeche—, que resultó ser la colección de este tipo más grande recuperada en América. Actualmente, una parte se exhibe en el Museo de San Carlos en la ciudad de Campeche.

El desarrollo de estos continuos reportes oficiales advertidos por la antropóloga del INAH señala que a pesar de que los objetivos de este proyecto son a largo plazo, ya que la búsqueda de embarcaciones específicas en la inmensidad del océano es algo sumamente complejo, indiscutiblemente el avance que se ha realizado tanto en inventarios como en pesquisas de campo permite dar certeza sobre lo ocurrido en 1631 y otorgar soporte documental a este desastre marítimo en el área bajo estudio. Ya con un papel oficial conocido como Inventario y diagnóstico de recursos culturales sumergidos en el Golfo de México se tienen las posibilidades gubernamentales y el conocimiento de los recursos culturales sumergidos en esa zona, a la vez que permite evaluar y actuar sobre distintos aspectos relacionados con su investigación, protección, conservación y difusión, incluyendo el establecimiento de políticas y directrices de manejo adecuadas. “Gracias a este proyecto se ha logrado tener una visión más amplia sobre el alcance del legado cultural que yace bajo nuestras aguas y las múltiples posibilidades de investigarlo a través de la arqueología subacuática”, ha mencionado Pilar Luna, como un claro objetivo de la búsqueda de esta flota, que comenzará tarde o temprano. ••• A principios de junio de 2014, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, viajó a España para reunirse con su contraparte del gobierno hispano, Mariano Rajoy Brey. El encuentro bilateral, se dijo, era para acercar a ambas naciones a un comercio más fluido, así como para estrechar

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aún más los lazos de amistad que han caracterizado a lo largo de las décadas la relación entre estos dos países, sin dejar pasar un encuentro privado entre el nacido en el Estado de México y su homólogo oriundo de Santiago de Compostela. La visita de Estado, se supo, conformó la firma de 21 convenios de colaboración entre México y la nación europea, entre ellos el denominado de Asociación Estratégica México-España; otro entre la Procuraduría General de la República de México y el Ministerio del Interior de España en materia de lucha contra la delincuencia organizada; uno más entre la Secretaría de Turismo mexicana y el Ministerio de Industria, Energía y Turismo ibérico; así como otro instrumento de trabajo que casi pasó desapercibido, pero no menos importante: lo cierto es que a la par de los encuentros protocolarios y políticos se tenía bajo la mira un proyecto que durante siglos ha inquietado a decenas de cazatesoros modernos y, por supuesto, a las administraciones de México y España: intentar rescatar la flota española de barcos hundidos en 1631. De esta manera, autoridades de México y España suscribieron en junio de 2014 el Memorándum de entendimiento entre la Secretaría de Educación Pública del gobierno de los Estados Unidos Mexicanos y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte del gobierno de España para la cooperación en la identificación, gestión, investigación, protección, conservación y preservación de recursos y sitios del patrimonio cultural subacuático. El documento fue suscrito por duplicado: el primero en la Ciudad de México el 5 de junio, y el segundo en el marco de aquella visita oficial al Palacio de la Moncloa de Madrid, con las rúbricas del ministro español de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert Ortega, y del presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa; y como testigo, la directora general del Instituto Nacional de Antropología e Historia, María Teresa Franco González Salas. La ceremonia fue presidida por el presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, y su contraparte de México, Enrique Peña.

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Firmado este pliego, todo apunta a que será en breve cuando se inicie de manera formal la búsqueda de esta flota, ya que se ha estipulado de manera oficial que México y España acordaron a la par de este memorándum crear un Comité Técnico de Coordinación que estará copresidido por los representantes que se designen en su momento con el fin de proponer, hacer el seguimiento y evaluar proyectos concretos para llevar a cabo la encomienda de rescatar los pecios Santa Teresa y Nuestra Señora del Juncal. ••• El documento completo revela una serie de disposiciones estipuladas que tendrán que ser respetadas por ambos gobiernos al iniciar una presunta cruzada de búsqueda antropológica subacuática que los lleve a rescatar los millones de pesos y pesetas, al precio de hoy, que en oro y plata atesoran los 19 barcos hundidos por un temporal en 1631. Y como la flota era de España, pero se halla en territorio mexicano, las previsiones de entendimiento han quedado plasmadas en dicho papel para no encontrar discordia alguna durante la exploración submarina jamás encomendada. Este es el contenido del documento signado por las administraciones mexicanas e ibéricas sobre la empresa que se planea desarrollar para la búsqueda de 19 pecios en el Golfo de México: La Secretaría de Educación Pública del gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (de aquí en adelante INAH), y el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes del gobierno de España (de aquí en adelante MECD) exponen: Reconociendo que tanto el INAH como el MECD tienen autoridad y responsabilidades dentro de sus respectivos países para la protección en beneficio público de los recursos y sitios de patrimonio cultural suba-

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cuático, incluyendo naufragios y restos asociados de buques de importancia histórica y/o arqueológica: Considerando que México y España son dos países con estrechos lazos históricos, culturales, científicos y políticos que están dispuestos conjuntamente a liderar la protección científica del patrimonio cultural subacuático; y discurriendo que el patrimonio histórico y cultural compartido por México y España, el cual está contenido en parte en los buques hundidos de importancia histórica y/o arqueológica y sus restos asociados; se acuerda: Primero, este memorándum tiene como objetivo la creación de un marco para la cooperación entre los signatarios, en particular en lo que se refiere a la identificación, gestión, investigación, protección, conservación y preservación de los recursos y sitios culturales subacuáticos dentro de las respectivas áreas de responsabilidad de los signatarios. Segundo, las modalidades de las actividades de cooperación conforme a este memorándum pueden incluir intercambios de información histórica, arqueológica y técnica, participación en seminarios, conferencias, cursos de capacitación y talleres en áreas dentro de los objetivos de este memorándum, el préstamo de equipo y la disponibilidad de personal, especialista, asesores y otros recursos para los programas y/o proyectos. Temas de interés y beneficio mutuo para las actividades cooperativas que estén teniendo lugar en ese momento o en el futuro pueden incluir, pero no están limitadas a: Intercambiar y compartir información respecto a la localización ya realizada o a la localización potencial e identidad de recursos y sitios de patrimonio cultural subacuático de potencial interés arqueológico e histórico para cualquiera de los signatarios.

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Cooperar en la investigación, examen arqueológico, prospección y otras actividades concernientes a los recursos culturales subacuáticos en consistencia con los estándares internacionales presentes en las Normas del Anexo de la Convención de la Unesco sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de 2001. Mantener comunicación eficaz respecto de las notificaciones que los Estados Unidos Mexicanos y el Reino de España efectúen con base en el Artículo 9 y 10.3 de la Convención de la Unesco sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de 2001. Proporcionar información concerniente a cualquier perturbación no autorizada actual o potencial de los recursos y sitios de patrimonio cultural subacuático dentro de las áreas de responsabilidad de cualquiera de los signatarios en las cuales uno de los signatarios pueda tener un interés arqueológico o histórico. Cooperar en la preparación y divulgación de informes, educación pública y otros materiales interpretativos y otras actividades de extensión para poner a la disponibilidad del público información benéfica desarrollada por programas y proyectos dentro del marco de este memorándum. Tercero, la cooperación bajo este memorándum está sujeta a la disponibilidad presupuestaria y de personal para cada signatario, y a las leyes y disposiciones de cada país signatario. Los términos de referencia para cada proyecto o actividad deben acordarse por escrito por los signatarios antes de su inicio. Este memorándum no implica la transferencia de fondos o la obligación de asignar fondos. Cualquier actividad que involucre el reembolso o transferencia de fondos entre los signatarios será desarrollada de conformidad con las leyes, disposiciones y procedimientos aplicables de los

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signatarios. Tales actividades serán documentadas en instrumentos separados. Los signatarios tienen la intención de cooperar en actividades de interés mutuo. Este memorándum se suscribe de buena fe y no constituye un compromiso jurídicamente vinculante para los Estados Unidos Mexicanos y el Reino de España conforme al Derecho Internacional. Cuarto, los puntos de contacto para las actividades bajo este memorándum son: Instituto Nacional de Antropología e

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Los signatarios tienen la intención de notificarse uno al otro por escrito de cualquier cambio en esta información sobre los contactos. Quinto, los signatarios se proponen crear un Comité Técnico de Coordinación que estará copresidido por los contactos (arriba señalados) o los representantes que ellos designen con el fin de proponer, hacer el seguimiento y evaluar proyectos concretos a realizar. El Comité Técnico de Coordinación se reunirá en las fechas que se convenga de mutuo acuerdo, alternativamente en los dos países.

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Sexto, la cooperación conforme a este memorándum iniciará a partir de su firma y se pretende que continúe por tiempo indefinido. Los signatarios se notificarán con una antelación de por lo menos tres meses respecto de su intención de descontinuar la cooperación en concordancia con este memorándum. Los signatarios revisarán este memorándum a intervalos regulares para determinar si este debe ser modificado o terminado. Séptimo, si los signatarios están en desacuerdo respecto a cómo interpretar este memorándum, presentarán sus diferencias uno al otro por escrito, y las discutirán y resolverán en el marco de las relaciones amigables que los caracterizan. Si los signatarios no lograran resolver sus diferencias en un lapso de 30 días, podrán referir el asunto a un nivel de autoridad más alto dentro de sus respectivas organizaciones. El presente memorándum se firma en dos ejemplares originales, en las ciudades de México y Madrid el 5 y el 10 de junio de 2014.

Así, con este pliego se da por hecho el inicio de la odisea subacuática en mares mexicanos más representativa de la era moderna de que se tenga memoria, que consiste en la búsqueda de la Flota de la Nueva España integrada por 19 barcos hundidos en costas de México en 1631.

••• Habrá que tomar en cuenta que España ya es especialista en este tipo de protocolos, pues en el caso de infinidad de pecios hundidos durante la época virreinal en América con argucias legales argumenta que son de su propiedad. Así lo revela otro memorándum que casi es la copia fiel al suscrito con México y que fue firmado en 2010 por el gobierno que fenecía de José Luis Rodríguez Zapatero y la naciente administración de Estados Unidos encabezada por Barack Obama.

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Este papel de entendimiento se sujetó a diversas disposiciones de la Ley Nacional de Santuarios Marinos; en otras palabras, en una compilación legislativa imperante en la Unión Americana. El acuerdo se concibió entre el Departamento de Comercio, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, el Servicio Nacional Oceánico y la Oficina de Santuarios Marinos Nacionales del gobierno norteamericano, y el Ministerio de Cultura del gobierno de España. El título que se le dio es Memorándum de entendimiento sobre cooperación en materia de gestión, investigación, protección, conservación y preservación de los recursos y sitios del patrimonio cultural subacuático. El contenido de dicho documento es el siguiente: El Servicio Nacional Oceánico de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica del Departamento de Comercio de Estados Unidos de América (en lo sucesivo NOAA, por sus siglas en inglés) y el Ministerio de Cultura del gobierno de España (en lo sucesivo el Ministerio de Cultura): Reconociendo que NOAA y el Ministerio de Cultura poseen en el ámbito de sus administraciones y países respectivos las facultades y competencias en materia de protección por motivos de interés público de los recursos y sitios del patrimonio cultural subacuático, entre ellos los pecios y restos de buques naufragados de importancia histórica y/o arqueológica; Considerando el patrimonio histórico y cultural común de España y Estados Unidos, del que también son exponentes los buques naufragados con importancia histórica y/o arqueológica y los restos procedentes de los mismos, que pueden ser propiedad del Estado del pabellón con arreglo a la legislación interna de Estados Unidos y de España y al Derecho Internacional;

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Considerando las posibilidades de cooperación entre NOAA y el Ministerio de Cultura (denominados en adelante, conjuntamente, los “signatarios”) en programas y proyectos relativos a la identificación, conservación, investigación, recuperación y protección de los recursos del patrimonio cultural subacuático sobre los que tengan competencia, respectivamente, ambos signatarios; Conscientes de que los recursos y sitios del patrimonio cultural subacuático pueden representar, reflejar y conmemorar acontecimientos y/o periodos arqueológicos e históricos de importancia para la historia y el patrimonio nacional de Estados Unidos y de España, y a menudo el mundo en general, y pueden constituir elementos insustituibles del patrimonio y la identidad de los pueblos de Estados Unidos y España, cuya conservación y protección por motivos de interés público entra en el ámbito de competencia y facultades de los signatarios; Tomando nota del interés mutuo en la continuación y fortalecimiento de los programas de los signatarios sobre los recursos y sitios del patrimonio cultural subacuático, y en la promoción del intercambio de información y otras formas de colaboración relativas a posibles proyectos para sitios concretos; Convencidos de que una cooperación regular y continua entre los signatarios puede ser beneficiosa para la mejora de sus programas actuales y futuros en esos ámbitos; Han llegado al siguiente entendimiento: Primero, el presente memorando tiene como objeto la creación de un marco de cooperación entre los signatarios, en especial por lo que se refiere a la identificación, protección, gestión y conservación de los recursos y sitios del patrimonio cultural subacuático en los ámbitos de competencia respectivos de los signatarios.

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Segundo, los signatarios se proponen crear un Comité de Coordinación, que estará copresidido por el Director/a del Programa de Patrimonio Marítimo de NOAA y el Director/a General de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Cultura, o los representantes que ellos designen, para analizar y debatir entre los signatarios el avance de los proyectos, los posibles ámbitos de cooperación futura y otras cuestiones. El Comité de Coordinación se reunirá en las fechas que se convengan de mutuo acuerdo, alternativamente en los dos países. A las reuniones del Comité de Coordinación podrán asistir, en calidad de invitados, representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación y del Departamento de Estado. Los signatarios pretenden que el Comité establezca programas y/o proyectos de cooperación con arreglo al presente memorando y señale otros ámbitos a los que puedan hacerse extensivos programas o proyectos en el marco del mismo. Los copresidentes nombrarán a los representantes que consideren adecuados para supervisar, dirigir, negociar de forma conjunta, aprobar, llevar a la práctica y hacer el seguimiento de los avances realizados en las actividades conjuntas acordadas por el Comité de Coordinación en cumplimiento de los objetivos establecidos en el presente memorando. A petición del Comité de Coordinación se facilitarán informes sobre el avance de las actividades desarrolladas por los signatarios en virtud del presente memorando. Tercero, las actividades de cooperación en virtud del presente memorando podrán comprender intercambios de información de carácter histórico, arqueológico y técnico, la participación en seminarios, conferencias, cursos de formación y talleres en ámbitos que se enmarquen dentro de los objetivos del presente memorando, el préstamo de equipos

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y la cesión de personal, especialistas, asesores y otros recursos para la realización de programas y proyectos. Las actividades de cooperación futuras o en curso podrán comprender los siguientes ámbitos de interés mutuo, entre otros: Intercambio de información sobre la localización real o posible y la identidad de recursos o sitios pertenecientes al patrimonio cultural subacuático o de potencial interés arqueológico o histórico para cualquiera de los signatarios que pueda ser el Estado del pabellón o el posible propietario o pueda tener un interés de carácter jurídico o programático. Cooperación en el ámbito de la investigación, el análisis arqueológico y otras actividades relacionadas con los recursos culturales subacuáticos en consonancia con los principios internacionales establecidos en las Normas del Anexo a la Convención de la Unesco de 2001 sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático. Realización de inspecciones u otros estudios de zonas o sitios que puedan contener recursos o sitios del patrimonio cultural subacuático que puedan ser de interés de cualquiera de los signatarios e intercambio de la información elaborada en el curso de dichas actividades. Suministro de información sobre la perturbación no autorizada real, o potencial, de recursos o sitios del patrimonio cultural subacuático que estén dentro del ámbito de competencia de cualquiera de los signatarios y en los que cualquiera de estos pueda tener interés desde el punto de vista arqueológico, histórico o programático, o en calidad de propietario, incluyendo los lugares en los que se encuentren buques naufragados respecto de los cuales cualquiera de los signatarios sea el Estado del pabellón.

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Cooperación en proyectos relativos a los recursos culturales subacuáticos con Organizaciones No Gubernamentales dedicadas a la investigación histórica o arqueológica u otros compatibles con los objetivos del presente memorando y con las leyes, reglamentos y políticas de Estados Unidos y de España. Cada signatario podrá recabar asimismo la participación de otras organizaciones u organismos de sus respectivas administraciones o de organizaciones u organismos de las administraciones locales, estatales o regionales de sus respectivos países, en la medida en que sea compatible con las leyes, reglamentos y políticas vigentes de cada país. Cooperación en la preparación y difusión de informes, materiales pedagógicos e interpretativos y otros medios de divulgación para ofrecer al público la información generada por programas y proyectos en el marco del presente memorando. Los copresidentes o los representantes que ellos designen podrán declarar de alta prioridad zonas geográficas o sitios o proyectos concretos para una colaboración potencial entre los signatarios, declaración que podrá revisarse y actualizarse en todo momento. Los signatarios procurarán trabajar en colaboración para determinar y llevar a cabo cualquier acción necesaria para emprender programas, proyectos u otras iniciativas de carácter urgente o de emergencia. Cuarto, ambos signatarios podrán requerir la participación del Departamento de Estado y del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, u otros organismos públicos competentes, para la aplicación del presente memorando, cuando resulte adecuado o necesario. Quinto, la cooperación en virtud del presente memorando estará sujeta a la disponibilidad de fondos y de personal de cada uno de los signatarios y a la legislación de los países respectivos. Los signatarios acor-

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daran por escrito el mandato de cada proyecto o actividad antes de su comienzo. El presente memorando no tiene por objeto la transferencia de fondos ni crea obligaciones de esa naturaleza. Toda actividad que implique el reembolso o la transferencia de fondos entre los signatarios se llevará a cabo de conformidad con las leyes, reglamentos y procedimientos aplicables de los signatarios. Las actividades se documentarán en instrumentos separados. Los signatarios se proponen cooperar en actividades de interés mutuo. No obstante, el presente Memorando de Entendimiento no es jurídicamente vinculante con arreglo al Derecho Internacional. Sexto, los puntos de contacto para las actividades en virtud del presente memorando son: James Delgado Ángeles Albert Director de Patrimonio Marítimo

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james.delgado@noaa.gov

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angeles.albert@mcu.es

Los signatarios se notificarán mutuamente por escrito las modificaciones que se produzcan en estos datos de contacto.

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Séptimo, la cooperación en virtud del presente memorando comenzará en el momento de su firma, siendo su duración prevista de cinco años. Los signatarios harán todo lo posible por notificarse mutuamente con antelación su intención de dar por terminada su cooperación en virtud del presente memorando. Los signatarios podrán revisar periódicamente el presente memorando para determinar si procede su modificación, ampliación o terminación. Octavo, en caso de discrepancia entre los signatarios sobre la interpretación del presente memorando, presentarán sus divergencias por escrito y las someterán a debate. Si los signatarios no logran resolver sus diferencias en el plazo de 30 días, someterán el asunto a la consideración de una autoridad de nivel superior en el seno de sus organizaciones respectivas. Firmado en Washington, DC, el 1 de diciembre de 2010, en ejemplares duplicados en idioma español e inglés, por Sam Rauch, administrador adjunto del Servico Naciona Oceánico de la Adminitración Nacional Oceánica y Atmosférica del Departamento de Comercio de Estados Unidos, y Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura del Ministerio de Cultura del Gobierno de España.

••• Estos documentos encriptados generados en Washington, Madrid y la Ciudad de México corren el velo de duda sobre la realidad que marca a estos gobiernos como los más interesados en rescatar todos aquellos barcos hundidos en sus litorales sujetos al formulismo legal del gobierno español, como el más interesado en recuperar parte de los tesoros saqueados durante su periodo imperialista en América a lo largo de 300 años. El mítico naufragio de Nuestra Señora del Juncal, aunado a los 18 barcos restantes, es sin duda una de las mayores empresas de rescate

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de que se tenga memoria y de manera estratégica, por primera vez, la encabezarán dos Estados soberanos bajo lineamientos bien definidos de apoyo institucional. El ya certero acervo documental e histórico consagrado a lo largo de los lustros, sumado a la tecnología de punta más moderna de búsqueda submarina, tendrá en los siguientes años entretenidos a los gobiernos de México y España para localizar, y en su caso librar, los tesoros consistentes en oro y plata más cuantiosos de la época colonial, que permanecen en las profundidades marinas, en 19 carabelas hundidas hace más de tres siglos.

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