EN LOS FERROCARRILES

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los ojos de juan rulfo

en las vias de ferrocarril Raquel Tibol

En la Feria del Libro de Guadalajara, en 1988, José Luis Martínez evocó durante una conferencia: “Cuando yo estaba en Ferrocarriles Nacionales, Juan quería hacer fotos del mundo ferrocarrilero que existía en los antiguos patios de Nonoalco, que quizás recuerdan, donde ahora es el conjunto Tlatelolco. Eso desapareció, pero había allí un mundo de vías, de carros abandonados y de familias ferrocarrileras que ahí vivían. Hizo una serie muy hermosa de fotos; yo le pregunté por ellas y nunca han aparecido. A ver si encuentran este gran sobre de fotos de este mundo ferrocarrilero que desapareció, de pequeñas casas, de humos, de 32 || 32

Título de la fotografía izquierda, 1946. || Título de la fotografía derecha, 1946.


nieblas, de pobreza, de ternura que Juan percibió entonces”. Esa evocación hizo que la viuda del escritor, Clara Aparicio de Rulfo, y su hijo Juan Francisco se dieran a la tarea de localizar un material que, a diferencia de casi todo lo realizado por el célebre autor de Pedro Páramo y El Llano en llamas, no estaba registrado por ellos. No es que hubieran descuidado la clasificación de los negativos, producto de una larga afición a la fotografía practicada por Rulfo con mayor intensidad en los años cincuenta. ¡Pero son tantos! Más de seis mil. Desde 1986, año de la muerte del escritor, habían estado ordenando con cuidado y rigor cada cosa, y hasta 1988 no habían terminado. Movidos por la incitación de José Luis Martínez, decidieron abrir algunas cajas no revisadas todavía, guardadas en el cuarto de servicio en la azotea del edificio. En una de ellas encontraron dentro de un sobre 120 negativos con el tema de los patios de varias estaciones, algunas desaparecidas ya: Nonoalco, Tlatilco, ex aduana de Santiago y Peralvillo, Lerdo, Tacuba, Comonfort, la nueva del Valle de México. Las tomas las había hecho Rulfo en 1956 tras convenir la tarea con José Luis Martínez, entonces subgerente de Relaciones Públicas y Servicios de Ferronales. Al funcionario le interesaba sobre todo lo referente a Nonoalco, pues el gran proyecto de multifamiliares a erigirse en esa zona acabaría con talleres, vías y jacales aledaños. Pero Rulfo decidió internarse por todo el sistema en la capital del país. Del conjunto logrado eligió las que supuso adecuadas para los usos de Ferronales. Habían sido tomadas con una cámara Rolleiflex. Las había mandado revelar en formato grande y las entregó en un sobre negro. Eran muchas y con José Luis Martínez acordaron una selección para publicarlas. Los días pasaron, el sobre se traspapeló y el tema fotográfico de las estaciones de ferrocarril de la ciudad de México quedó olvidado hasta septiembre de 1980, cuando el Instituto Nacional de Bellas Artes, bajo la dirección de Juan José Bremer, le rindió un homenaje nacional. En el amplio programa de ese homenaje se incluyó la que sería una revelación de consecuencias imprevisibles: la primera exposición de las fotografías de Juan Rulfo, que después sería vista en muchísimos países. Entre las 100 elegidas por él para esa ocasión (todas de una intensidad comparable a la de sus escritos) incluyó dos de la serie ferroviaria: Estación Tacuba, D. F. y Ordeñando una locomotora, ambas de un profundo sentido y una enorme elocuencia. En la primera, unos vagonestanque están estacionados junto a una casucha en ruinas que parece desmoronarse y en cuyo frente pende un cartel manuscrito: “Se hace toda clase de instalaciones eléctricas”. El pobre electricista 34 || 34

aguarda a la puerta de la covacha que le caiga algún encargo. En la otra, cuatro mujeres extraen el agua de una locomotora, observadas con embelesada atención por un niñito calzado con zapatos que le quedan inmensos y con un cajón de boleador bajo el brazo. Ante los ojos de Rulfo los pobres procuraban lo indispensable como podían. A cuatro años de su muerte, revivido el tema ferrocarrilero en la fotografía rulfiana por José Luis Martínez, el acuerdo se produjo entre el director del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, Enrique Lastra, y la familia del escritor y fotógrafo. Fueron seleccionadas 74 fotografías que serían tomadas en préstamo por ese museo. De la impresión de las fotografías a partir de los negativos se ocupó concienzudamente el notable fotógrafo Jesús Sánchez Uribe. El conjunto constituyó un amplio testimonio de la época, cuando muchas estaciones eran centro de trabajo y lugares de vida de numerosos trabajadores del riel. Al borde de las vías y de la miseria las mujeres lavaban la ropa, cocinaban, criaban a sus hijos. Por momentos se parecen a las soldaderas y sus críos fotografiados durante la Revolución por Agustín Víctor Casasola, aunque no puede dejar de considerarse que lo captado por Rulfo transcurría a mitad del siglo XX. Rulfo supo documentar las difíciles condiciones de un gremio fundamental en el desarrollo del país. Su mirada se dirigió, sin demasiados contrastes de claroscuros, frecuentes en lo mejor de sus imágenes, a los seres humanos más que a las máquinas, su operación y las instalaciones, aunque de éstas hizo tomas de una fuerza plástica notabilísima. En 1990 la colección de estas fotografías de Rulfo estuvo en el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos de la ciudad de Puebla. Ahí fue colocada tras una gira que comenzó en la estación de pasajeros de Buenavista de la ciudad de México, donde fue instalada en un viejo vagón restaurado, al igual que la locomotora de vapor que sirvió para arrastrarlo, construida por la compañía Baldwin Works en 1901 y puesta en servicio en 1902. Existía el proyecto de publicar un libro con ese material. La familia no quiso precipitarse, pues antepone el máximo respeto por los criterios intelectuales y estéticos de Juan Rulfo. Hay que recordar que el primer libro con la producción fotográfica del autor de El Llano en llamas lo editó el Instituto Nacional de Bellas Artes en 1980 bajo la supervisión del propio Rulfo, con diseño de Vicente Rojo y Peggy Espinosa. En 1982 las fotografía de Rulfo se exhibieron en Berlín con un éxito extraordinario ante un público maduro para este tipo de percepciones. Tomado de ALEBRIJE, Suplemento de la revista Artes de México, agosto de 2006.

Título de la fotografía izquierda, 1946. || Título de la fotografía derecha, 1946.


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