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Imagenés ARNULFO L´GÁMIZ MATUK
from Via Crucis
Desde joven, se me quedó grabado lo que un buen maestro de mi juventud me comentó: “Para poder aquilatar un libro, es conveniente conocer primero el perfil de su Autor”
Cuando el Dr. L´Gámiz Matuk me presentó la obra que tienen en sus manos y me pidió que redactara su Prólogo, de inmediato me vinieron a la mente escenas de los años que nos hemos tratado; mientras el fue Director del Hospital Lic. Adolfo López Mateos del ISSSTE, continuamente me alentó con empeño a que proporcionara mis servicios espirituales para los pacientes y familiares, así como para los doctores, enfermeras, administrativos y trabajadores que lo solicitaran; posteriormente, he tenido la fortuna de tenerlo como amigo y parroquiano de Nuestra Señora de Líbano.
Un tema tan sensible de religiosidad popular como lo es el Vía Crucis, ilustrado con impactantes imágenes de su representación en muchos lugares, solo puede ser expresado en su forma más íntegra cuando el Autor es una persona con marcados sentimientos religiosos, espiritual, apegada a la verdad y generoso en su trato con todo aquel que tenga contacto con él.
Recuerdo el día en que un joven acudió a confesarse; platicando con él, me contó que se confesaba ya que representaría nada menos que a Jesús en la Vía Crucis de Iztapalapa, y quería estar espiritualmente muy preparado.
El texto que se nos presenta, cumple fielmente con el fondo y la intención religiosa de cada una de las estaciones que se representan; lo anterior ha sido logrado expresándose de una forma magistral, con un lenguaje a la vez preciso y accesible; créanme, esto implica un gran esfuerzo y un conocimiento profundo del tema; resulta más sencillo expresarse de forma grandilocuente, que desarrollar textos de contenido, con un lenguaje entendible para todo potencial lector.
En este libro, contamos con todo lo necesario para aprovechar el acompañamiento a nuestro Señor, por la Vía Dolorosa; una introducción histórica, los textos de cada estación con su referencia bíblica en su caso, y la forma en la que podemos hacer el recorrido, orando.
No me cabe la menor duda que en este texto encontramos reflejados los sentimientos espirituales de su Autor, especialmente en las meditaciones y pensamientos que contiene; pedimos a Dios nuestro Señor que lo ilumine, y continúe de esta forma con su labor creativa y generosa, como nos tiene acostumbrado.
Finalmente, deseo felicitar cordialmente a Arnulfo por la creación de esta bella obra, así como a su señora esposa a quien tengo el gusto de conocer, por el apoyo brindado durante la generación de estos textos, y a todos los lectores, que nos veremos beneficiados con este valioso contenido.
P. Yaacoub BADAOUI OLM
Semblanzas
Rezar el viacrucis es una costumbre muy pretérita, se tienen reportes que desde finales del siglo V, los cristianos de Jerusalén se reunían la mañana de viernes Santo a venerar la cruz del Señor y en sesión vespertina volvían a hacerlo para escuchar la lectura de la Pasión. Siendo hasta el siglo XVI que se empieza a llamar el recorrido como el de la Vía Dolorosa.
Es partir del siglo XVII en Europa y Asia que se inicia con una nueva practica siendo la colocación de las diferentes estaciones del viacrucis representadas mediante retablos o pinturas, generalmente alrededor del interior o exterior de los templos, lo que se mantiene hasta la actualidad, pudiendo ser elementos muy sencillos, pero existiendo ocasiones que cada una de las imágenes es de gran calidad artística e incluso en santuarios históricos son verdaderas obras de arte, de hecho la gran mayoría de las iglesias católicas de todo el mundo las tienen colocadas como un elemento prioritario.
Objetivo de esta obra es el de que las personas tengan permanentemente la posibilidad de poder realizar reflexión de los diferentes momentos que evocan los momentos sucedidos durante el Viacrucis. Tomando en cuenta que atreves de la historia se han formulados diferencias en la oración para su recapacitación pero siempre siguiendo con el principio de situarse en cada estación y orando con la mayor devoción apoyándose con la lectura del texto en donde se señalan los eventos para cada etapa.
Aspecto a resaltar es que fue la santísima virgen quien fue predecesora ya que acudía diariamente al recorrido de Jesús y posteriormente muchos peregrinos procedentes de todo el mundo y hasta nuestros días acuden a Jerusalén para visitar esos sitios en donde hoy se representan las estaciones que desde el siglo XVI se les asigno progresivamente una numeración.
La posibilidad de que la mayoría de la población fue que se estableció la opción de poner de escenificaciones ya sea en pinturas o grabados que expresaran lo que había acontecido en el recorrido original, posibilito que la explicación a los habitantes de muchos países se pudiera efectuar con mayor aproximación que solo platicada eso si manteniendo la oración en cada estación.
La cantidad de estaciones no ha sido siempre la misma han sido de 6 hasta 31, pero la cantidad no es significativo ya que a fin de cuentas lo que ha importado es el poder recordar mediante la oración todo el viacrucis ya sea dividido en una u otra cantidad.
Los lugares que incluso en la actualidad es posible ubicar directamente en Jerusalén son: La casa del rico, la puerta de la ciudad a través de la cual Cristo cruzo, la piscina Probática, el arco del Ecce Homo, la escuela de la Virgen y las casas de Herodes y de Simón el fariseo.
Hay un referencia bibliográfica de 1584 . “Jerusalén sicut Christi tempore floruit”, que firma como autor Adricomio que establece 12 estaciones que seguramente influyo para que los dirigentes de la Iglesia estudiaran y admitieran como las más adecuadas para unificar el criterio universal, lo que permitió la publicación de diferentes escritos al respecto que continúan hasta nuestros días.
Es en el año de 1799 que se va a determinar en la diócesis de Viena que deberían de ser once estaciones a saber: la Agonía en el Huerto, la traición de Judas, la flagelación, la coronación de espinas, Cristo condenado a muerte, Encuentro con Simón de Cirene, las mujeres de Jerusalén, Él prueba la hiel, Él es clavado en la cruz, Su muerte en la cruz y Su cuerpo es bajado de la cruz.
En esa época se otorgaban indulgencias a los que visitaban y oraban directamente Jerusalén, aspecto que era muy limitado por lo costoso y factible, por lo que fue necesario ofrecer también esa opción a los que cumplían fervientemente con el acompañamiento de imágenes que se fueron colocando en las iglesias en donde se tenía el cuidado de respetar lo escrito en el Evangelio.
Fue precisamente Clemente XII el que en 1731 estableció que las representaciones ya fuera mediante dibujos, pinturas o incluso esculturas o retablos del Viacrucis se colocaran en las Iglesias pero con el requisito de que las colocara un padre de la orden Franciscana fijando la cantidad de estaciones en catorce.
Ante varias protestas en 1857 se quitó lo del padre Franciscano y se permitió que los Obispos tuvieran esa facultad.
Contemporáneamente muchas son las instrucciones de la Santa Sede al respecto, incluso el PAPA lo reza cada viernes santo con proyección a nivel mundial, pero existe en la población una perdida notable en el cumplimiento de esa obligación. Lo que nos debe poner atención a todos los creyentes y meditar sobre la conveniencia de rescatar esa costumbre y sobre todo de inculcarla en nuestras familias.
¿Qué es el viacrucis?
Son los momentos y sufrimientos vividos por Jesús desde que fue hecho prisionero hasta su muerte en la cruz y posterior resurrección, etimológicamente la palabra viene del latín significando el camino de la cruz, sin embargo es mucho más que eso ya que precisamente es el relato de lo que Dios estableció para que recordáramos con amor, el sufrimiento del señor para dirigirnos al salvamiento por el pecado, mostrándonos con la pasión y muerte lo que es el verdadero camino.
El que es representado mediante las estaciones de la pasión que llevaron hasta el calvario.