A rostro oculto nº3

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Revista cultural y de expresión pública. Manzanas. Carlos Salazar

Año 1


Índice ……………

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Jesús Hernández

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Carlos Salazar

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Alejandra Gutíerrez

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Homenaje a Leonora Carrington

Alice Viralata

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Límpida libertad

Miguel Dirzo

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Carlos Salazar

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Anel Hernández

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Carlos Salazar

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Gonzalo Vilo

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Alegría

Carlos Salazar

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Leonora Carrington

Rubén Ramírez

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Camaleón bulímico

Juan Enríquez

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Agujero negro

Carlos Salazar

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Josué Rodríguez

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Nota de los editores Introducción Fotografía Surrealista A Octavio Paz

Ramo de Luz Sin Edad Los muertos se acercan Sofía

Historia sobre una mujer (parte1)

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Nota de la Dirección A nuestros apreciables lectores y colaboradores, los invitamos a dar vida y crecimiento a este proyecto, quedando a disposición los siguientes medios de contacto: http://issuu.com/ARostroOcultoRevista https://www.facebook.com/groups/a.rostro.oculto/ a.rostro.oculto@gmail.com Somos voz sin censura, imagen que detalla el universo. Somos A Rostro Oculto

Portada: Carlos Salazar Título: Manzanas Los túneles que se encuentran en la autopista México-Acapulco sirven de modelos para esta fotografía, el efecto logrado es el producto del movimientos del automóvil, el mover el zoom de la cámara y del giro con la mano que le di a la cámara Contraportada: Jesús Hernández Título: Naufragio La evidencia de que el surrealismo sigue siendo otra explicación de la realidad, de su lógica disminuida y su entrega a la sensibilidad.

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Introducción Censura y perdida de la diversidad; día a día nos entregan un parte de guerra de insensibilidad y decadencia espiritual, ni hablar del detrimento de las artes, la cultura y las raíces que nos dan, de alguna manera, un punto de origen en este universo. México, Latinoamérica y el mundo entero son aquejados por la pérdida de sus mentes brillantes, de sus líderes morales. Cada vez es más normal hablar de la represión, el hambre, la delincuencia y la impunidad; pero de entre todos los males del orbe, también surgen voces que se oponen al ofrecimiento de muerte y silencio, que rinden homenaje a los caídos, a los despreciados, olvidados, injusticiados y sin voz. Esas voces, esos ojos, que intentan revolucionar el vacío al que nos condenan los potentados están aquí, demostrando que es posible soñar.

Mientras exista una voz que sensibilice y brinde un ápice de conciencia para la humanidad, habrá esperanza. Desde nuestra trinchera están las letras, las imágenes, los sueños; están las ilusiones de muchos de pueblos, de distintas patrias.

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No hay duda de que, quién lea esta revista, podrá disfrutar de un homenaje a dos grandes artistas y seres humanos. Leonora Carrington, escritora, ilustradora y escultora de la corriente surrealista, nacida en Lancashire y florecida en la Ciudad de México; y Octavio Paz, escritor, ensayista y hombre de paz, cuyos poemas trastocaron corazones y erradicaron fronteras. Y también podrá disfrutar del trabajo artístico de seres extraordinarios, que cambian la forma de mirar a este mismo mundo de dolor y angustia. En este tercer numero de A Rostro Oculto, convergen textos de distintas nacionalidades, viajes por la mente de quienes retratan su sentir y el de su raíz, desde Coquimbo en Chile, hasta San Luis en México, desde la inmortal Tenochtitlan hasta la imponente Sao Paulo. De este esfuerzo colectivo y de estos sueños que dan sentido a nuestro existir he aquí una muestra. Somos voz sin censura, imagen que detalla el universo. Somos A Rostro Oculto

Jesús Hernández

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¿Fotografía surrealista? Carlos Salazar @Momoztla El surrealismo es un movimiento literario y artístico que busca trascender lo real a partir del impulso psíquico de lo imaginario y lo irracional. La fotografía parte del hecho que registra la realidad, pero entonces:¿Cómo trascender esa realidad? Podemos partir de dos caminos, uno es “alterar” la realidad al momento de hacer la fotografía o después; a través del revelado analógico o manipulando las imágenes por software. Esta serie de fotos fueron logradas al momento de realizar la toma. La interpretación es algo que dejo al lector, describiré la técnica ocupada meramente como ilustración.

5 Continua en páginas 11, 14, 21 y 26


A Octavio Paz Alejandra Gutierrez @alexacrow http://charquitodeletras.wordpress.com/

Genio de los poemas y creador de cien mil vidas, portador de los emblemas de la inteligencia escrita. La delicia de tus versos y recitar tus poemas reviviendo tu universo; sangre mexica en tus venas.

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Adentrarme en las palabras del vivaz “Pasado en Claro” Imagino que me hablas Y mi admiración declaro.

Voy recorriendo tus letras Exploro tus mundos versados y entonces tu alma penetra eternamente en tu legado.

Genio de gran talento De la añoranza y anhelo Susurra al compás del viento y recítame desde el cielo.

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Homenaje a Leonora Carrington @AliceViralata

Con Leonora Carrington aprend铆 como es ser una mujer extranjera en M茅xico, abriendo mi coraz贸n y raz贸n para las emociones de esa tierra.

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Límpida libertad Miguel Ángel Dirzo @MiguelDirzo “¿La falta de libertad qué es? El miedo. Entonces todos tenemos miedo a la muerte y no conozco a nadie que no muere”. Leonora Carrington Moorhead

Estoy atrapado junto a mi cuerpo en una límpida libertad, en un pasillo blanco de oscura luz se están evaporando día a día mis cadenas y estoy encontrado la muerte (excepto cuando duermo, porque es en ese momento cuando ella me encuentra). Me reconozco como reloj que corre hacia la izquierda.

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¿Quién soy sin los ojos marrados? ¿Quiénes somos, cuando somos libres? ¿Quién soy si me libero? ¿Quién me amarra a la libertad? ¿Qué hay al otro lado, en la nada? ¿Es posible vernos sin una trenza metálica en las manos, tocando la vida? ¿Es posible vivir sin grilletes de realidad en un mundo donde nacimos atados hasta nuestro fin? ¿Qué hago como viajero? ¿A dónde iré cuando esté en la penumbra? Tan sólo he visto el mapa de la vida. Nunca he caminado. Parado imagino la orilla del mundo. Por ahora la muerte no me habla, me dedicaré a vivir esta lasciva y límpida libertad.

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Ramo de Luz @Momoztla

La captura de los fuegos artificiales ofrece la oportunidad de capturar imágenes como esta, el efecto se logra con una lenta exposición y moviendo la cámara para “pintar” la figura.

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Sin edad. Anel HernĂĄndez @Leipzing Sin edad. Y decidĂ­ sentarme en una silla de tule a escucharte, te miro a los ojos de manera fija, sin palabra, inocente y promiscua, me desnudas, me enciendes, el fuego se desata y me anima. Polvo te vuelves, en un rio seco te envuelves, en un muerto hablante te conviertes. Millas recorro, sola y ausente escribiendo cartas que me adentran a ti, a tu vida, tus sueĂąos , tu vientre; sin embargo te digo: Ya no me escribas.

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Por otro lado, tĂş solo rĂ­es este sol es injusto, eres obstinado, la luna toca los tambores en tierra y cielo avisando lo que se desata estallando en un deseo, que renace, que se escapa, pero que se persigue. Real e inmĂłvil frente a ti, tomo tus manos recorres mi silueta te acercas y susurras: Eres mi laberinto, Soledad.

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Los muertos se acercan @Momoztla

La múltiple exposición permite “empalmar” varias tomas en una, el resultado es impredecible, ya que se hace al momento. Aquí una doble exposición, en una toma en desenfoque la catrina nos saluda, en la otra toma apuntando a unas luces y agitando la cámara.

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Sofía Gonzalo Vilo http://experimental-lunch.blogspot.com/ Hicks abrió la puerta de su habitación y oprimió el delgado interruptor con un débil movimiento de su dedo índice. Allí, sobre la cama, cubierta por un hermoso vestido rosado, estaba su pequeña Sofía esperándolo. Él le sonrió. - Mi chiquita – Murmuró enternecido – Mi bella delicia . Se subió a la litera y llegó hasta ella gateando. Cuando la tuvo a su alcance, estiró su brazo y acarició con suavidad su frente y sus mejillas. Miró con afecto aquellos ojos azules y luego la besó en la boca y en el pecho. - Cosita mía – Volvió a susurrar – Me encanta cuando estás así de cariñosa, no sabes cómo me haces feliz . Con mucha delicadeza y ternura, comenzó a desvestir a Sofía. Primero, le quitó su vestido rosado, luego los zapatitos negros y, por último, la ropa interior. Cuando la tuvo por completo desnuda ante él, la recostó sobre la cama y comenzó a acariciarle las piernas y el pecho, mientras su boca iba y venia por aquel cuello delgado y fino. Ella no decía nada, ni tampoco se movía. Sólo estaba allí. Se dejaba acariciar y besar con docilidad, sin reproches.

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Sin embargo algo lo obligó a detenerse. Con un poco de brusquedad retrocedió hasta llegar al closet, desde allí sacó un bolso negro que colocó sobre una silla de madera. Después de correr el cierre, quedó a la vista una enorme cabeza. Hicks la tomó e introdujo la suya dentro de ella. Esta cabeza era peluda y café, con grandes agujeros en la nariz, boca y ojos. Debajo de ella estaba el resto del cuerpo, también peludo y de color café, con un agujero entremedio de las piernas. Con aquello ya puesto, Hicks volvió a la cama. Allí estaba Sofía, inmóvil y silente mirando hacia el techo. Quiso recomenzar con más besos tiernos y caricias, pero al final sólo se dejó caer sobre ella, embistiéndola con fuerza. El catre, algo débil, comenzó a moverse y a rechinar, mientras los horrorosos gemidos de él estallaban sobre la almohada y el oído de ella. Al rato se detuvo exhausto, con la respiración entrecortada. Se separó de Sofía con cuidado y se quitó el disfraz de su cabeza, para luego secarse con una toalla. Sintió una sequedad en la garganta y un pequeño calambre en el muslo derecho. Pese a esto, vistiendo aún la parte de abajo, se fue a la cocina por algo de beber.

Mientras se servía un vaso de jugo de fruta, oyó la inconfundible melodía de su celular y dejó el vaso a medio servir sobre la mesa del comedor.

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Hicks miró el número de la llamada, era Gómez. - ¡Hey! qué mierda pasa que no estay con Sofía – Se escuchó al otro lado de la línea – El alemán está esperando hace media hora . - Sí, Juan…oye – Trató de explicarle Hicks - Yo estaba a punto de conectarme… estaba ya ... - Mentira – Exclamó el otro – Hace rato que ya deberiai haberte conectao ¿Acaso ya no queriai trabajar? ¿Acaso…? - No – Le interrumpió Hicks – No es eso…Bueno… mira…Juan…yo… de eso quería hablarte... no sé si sea una buena idea salir hoy, yo… -. - No me vengai con hueas rucio culiao – Soltó el otro – Ponte en línea, apúrate, no te conviene ponerte hueón, voh sabi. Hicks suspiró y miró hacia el techo y apretó los puños. - No sé, Juan – Insistió – Igual, como que la Sofía... como que está cansada . - ¿Cómo va a estar cansada “ahueonao”? – Alegó Gómez, cada vez más molesto - ¿De que chucha me estay hablando? Ya, partiste, que después del Jurgen viene Don Matsura-

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- ¿De nuevo? . - Sí hueón, de nuevo, y agradece, que todavía no termino de pagar por esa mier… - Sofía – Volvió a interrumpir Hicks – Se llama Sofía .

- Bueno, Sofía…. Me da igual como se llame, harto cara que me salió la gracia, ni vestío traía, tuve que comprarle todo yo. Hicks guardó silencio y volvió a la habitación. Allí todavía estaba ella, inmóvil y en silencio, como siempre, dispuesta a todo, sin quejas, sin conflictos. Él le sonrió y avanzó hasta la cama. - ¿Me imagino que “andai” con la huea puesta, al menos? – Preguntó Gómez, aún al teléfono. - Sí – Se despertó Hicks – Sólo falta colocarme la cabeza. -Ya – Suspiró el otro, más tranquilo – Le voy a decir al Jurgen entonces, anda a prender la cámara y el notebook, apúrate .

- Bueno, voy al tiro .

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Gómez cortó al fin y Hicks fue a encender el notebook y la cámara. Aquello no le tomaría más de algunos minutos.

Al rato, gracias al poder de la Internet, desde la pantalla, al otro lado del mundo, un tal Jurgen, de Dortmund, comenzó a saludarlo y a mandarle besos. -Gordo de mierda – Murmuró Hicks – Aparte es maricón .

Volvió a colocarse la cabeza peluda sobre la suya y se metió a la cama junto a Sofía. - Perdóname chiquita – Le susurró al oído. Acto seguido, la levantó con fuerza y la puso sobre él, con su pequeña entrepierna arriba de su miembro. Desde el computador, se escuchaban aplausos y algunas exclamaciones. - ¡Bravooo! – Exclamaba el tal Jurgen – ¡Bravoo!

En la última arremetida, Hicks la embistió con tal fuerza, que uno de los brazos de la pequeña cayo al suelo. Esto, sin embargo, no lo detuvo, ni tampoco cuando la cabeza se desenroscó de su cuello. Todo era parte del acto, del negocio, y a Jurgen le fascinaba, chillaba desde el otro lado.

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- ¡Los – Se le escuchaba gritar - Bitte, mach!

Al final, Hicks terminó con lo que quedaba del cuerpo de Sofía sobre su pecho. No sabía donde había quedado la cabeza y el brazo, pero ya no importaba. Sus ojos ahora estaban húmedos y sentía como si una mano gigante le estuviese apretando la garganta. El mundo era un lugar cruel. Se atrevió a mirar la pantalla del notebook una vez más. Allí estaba el alemán limpiándose y lanzando un papel hacia el piso. Bajó la vista de inmediato. Cuando levantó de nuevo la cabeza, la pantalla ya se había oscurecido por completo. Al rato volvió a salir una imagen, aunque esta vez ya no era el gordo de Jurgen quien aparecía ante él, si no la cara de un viejo oriental de gruesas gafas. Era Don Matsura, y lo saludaba. Hicks se incorporó, y al instante comenzó a buscar la cabeza y el brazo. - Konishiwa – Escuchó que le hablaban. Él levantó la mano, mientras recogía la cabeza y el brazo, que habían caído a un lado de la cama.

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Alegría @momoztla

Una larga exposición permite obtener este tipo de imágenes, la cámara inmóvil capta por algunos segundos la luz que le llega, la dinámica de la imagen la proporciona estas personas que encienden un globo de cantoya.

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Leonora Carrington Rubén Ramírez @RubenRmzLem Es considerada una de las máximas representantes del surrealismo y se decía que era la última sobreviviente de este movimiento.(1917-2011)

El Dybbuk y Leonora Carrington.

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El Dybbuk, obra de teatro de Shlomo Ansky, describe las costumbres, ritos, creencias y supersticiones de las comunidades judías del siglo IX, a través de una historia de amor, posesión y exorcismo entre Lea y Hannan, que trasciende a la muerte.

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En el año de 1973, la obra se presentó en Nueva York, y Leonora Carrington, fue la encargada de diseñar el vestuario, para lo cual hizo varios dibujos que fueron el punto de partida de las litografías impresas en 1974, por el Taller de la Gráfica Mexicana. A casi 3 años de su partida, Leonora Carrington, sigue siendo una de las máximas figuras del surrealismo en la plástica universal.

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CAMALEÓN BULÍMICO A Octavio Paz…Piedra de Sol.

De entrañas neón, a veces hielo y mirada psicodélica, a veces mar de polícromo corazón pétreo, a veces cielo en sarcófago que no tarda, a veces mortal en acertijo de luna boreal, a veces infierno que parpadea apocalíptico… Arcoíris…

Juan José Enríquez Rivera

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Agujero negro @momoztla

Aprovechan las m煤ltiples farolas del lugar se experiment贸 con una doble exposici贸n, en la primera una escena nocturna es empalmada con una toma del mismo lugar pero haciendo zoom mientras se tomaba la foto.

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Historia sobre una mujer (Parte1) Josué Miguel Rodríguez @josuer_v Suena Bat for lashes en su smartphone el cual, a partir de una descuidada caída, exhibía una pantalla estrellada como su marca distintiva. La sincronía de la canción Marylin con el viento, el sol y lo colorido de la ciudad era cuasi surreal. Se dirigía a una reunión social con varias personas de su pasado en la preparatoria quienes lo conocían o al menos creían conocerlo. Numerosos fracasos le enseñaron que a la autenticidad es un regalo de alma a alma, y no todas las almas están abiertas a recibir ese regalo. Era de esas personas que disfrutan de la música preferida durante el viaje, por ello se encontraba absorto en el delirio onírico del dream pop, uno de sus géneros favoritos aunque para él los géneros musicales eran como las religiones, “a final de cuentas todos cantan la misma canción”, se decía a sí mismo. En estas y en otras cosas más revoloteaba su hiperactiva mente, cuando arribó a su destino y se vio orillado a pausar la música justo a la mitad de The call una de las mejores canciones de Regina Spektor.

De cierto modo le causaba pesar cambiar las sublimes cuerdas, por una reunión casual de compañeros de sus años de preparatoriano. Nunca pasaba algo diferente, todo le parecía ya conocido, era como ver una comedia romántica, ya se sabía el guion de inicio a fin. Saludos

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efusivos, chistes casuales “¿Ya te casaste?”, sarcasmo obvio “Nos vemos el lunes en historia ¡eeeh!”, la chica o chico de temperamento sanguíneo que disfruta llegar tarde para llamar la atención, y claro, su cliché favorito, la planeación para reuniones más frecuentes “¡Chicos! Ahora sí hay que vernos más seguido”, le causaba gracia porque lo sabía, las reuniones seguirían dándose cada dos años cuando todos se aburran de su vida y busquen refugiarse en el acogedor velo de la nostalgia de tiempos mejores. Él era de ojo crítico, cierto, más sus años de misantropía y aislamiento habían quedado atrás y buscaba actividades diferentes para romper su rutina y como sea, había algo reconfortante en esa convivencia, por más artificial que le pareciera. Llegó al jardín de siempre, punto de reunión favorito del grupo de compañeros, ¿por qué siempre en ese lugar? Su teoría favorita era que el olor a tierra mojada les recordaba inconscientemente al olor a las jardineras en donde se reunían en aquella vieja escuela, éstas eran regadas cada mañana, y despedían ese olor característico. Saludó a todos y todas uno por uno como era su costumbre, hasta que se topo con una cara que no había visto anteriormente. Una hermosa mujer de cara redonda, lentes negros de pasta, cabello lacio negro, piel clara y ojos cafés, que al besar en la mejilla le compartió el olor de su cuello natural, sin perfume. Siempre había pensado que el perfume era un gran aliciente a la identidad y personalidad, él mismo había encontrado su perfume a los 16 años, un francés de etiqueta azul que

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se había vuelto un atuendo más en su día a día y le había ganado cumplidos por su bonito aroma con novias, amigas y tías lejanas. Pero en esa ocasión la carencia de perfume la había agradecido como nunca. Sintió un desconcierto tal por esa nueva presencia, que se había olvidado de saludar a dos más de sus conocidos, que empezando justo a tiempo con el guion, soltaron chistes aleatorios sobre su descuido: “Ya no nos conoces” “Ya se olvidó de nosotros” “Desde que es arquitecto, no conoce a nadie más” dichos, claro, con un tono de sarcasmo que lo hizo poner un pie en el momento que vivía y dejar otro en la luna a donde el aroma de la que estaba a punto de ser su nueva musa lo había mandado. Les dio la mano, el obligado abrazo, y se volvió con la chica de gafas negras para decir: “no nos han presentado…”, ella volteó a verlo y con toda atención tomó la palabra suavemente para decir con calidez: “No importa, ni con una vida nos podrían presentar”, frase que encantado por el delicioso aroma y la bella figura le pareció aún más maravillosa, y la hubiera anotado, de no ser por gozar de una memoria prodigiosa propia de alguien que nunca se había embriagado. Uno de sus impertinentes conocidos, el incauto que había invitado a la chica de gafas a la reunión, ante el elaborado comentario de su compañera de la universidad contestó: “no empieces con tus cosas filosóficas, aquí no estamos en la escuela”. Él contestó con su marca característica, candidez acompañada de un tono crítico incitante al

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debate: “La filosofía es natural e intrínseca a todos, no es que exista únicamente en las aulas, de hecho ahí es donde menos filosofía hay en la mayoría de las veces”. Su conocido, no quiso desgastar su aliento en una discusión con la que comenzaba a oler el libro viejo con el que maestro Damaso, de la facultad de filosofía, impartía clase, pero su nueva conocida tomo ese comentario asintiendo con la cabeza y compartiendo una sonrisa sarcástica. Esa tarde hubo algo diferente, el guion ahora contó con una subtrama de película de Wong Kar Wai. Él y Ella hablaron y hablaron. Arte, cine, arquitectura, literatura, fútbol, y demás temas desfilaron por su lupa, con ideas casi siempre distintas, pero con la misma pasión y entrega a la conversación como con ninguna persona lo había experimentado. Los chistes malos, los sarcasmos, los planes futuros, pasaron a tercer plano, opacados aún por los sonidos de la ciudad que eran el perfecto acompañamiento para un baile de la índole del que tenía con la mujer de gafas oscuras. Ahora sabía de sus estudios de filosofía, de su (incompresible) amor por las películas europeas y de su inteligencia exhibida al citar a Galeano: “el futbol se parece a Dios en la cantidad de fieles seguidores que lo apoyan y de intelectuales que lo desprecian”. Aún después de haberse despedido con la promesa adjunta de buscarse en la red social del momento, retumbaban en su mente las palabras, imágenes y ademanes, como han de haber retumbado los instrumentos del Neon Bible de Arcade Fire en la iglesia antigua de Quebec donde fueron grabados.

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“Gracias a Dios por la era de la información” pensaba cada vez que abría el mensajero o la red social para conversar a distancia con su mujer favorita. “Gracias a Dios por las cafeterías donde no te corren aunque disminuyas el consumo” venía a su mente cada vez que los 20 minutos de tomar, él un capuccino de amaretto y ella un frapuccino, contrastaban aplastantemente con las subsecuentes dos horas y media de plática. Nunca se cansaba de discutir sobre si era mejor el cine americano o el francés, sobre si el arte podía volver a ser como las obras clásicas o la posmodernidad era una curva sin retorno, o incluso si era mejor comer los tacos con guacamole o salsa roja, y fue precisamente en este punto cuando se asustó. No hay problema si discutes cosas apasionantes con alguien, pero si discutes sobre algo cotidiano, la tensión entonces no es intelectual sino sexual. “Podré discutir con mi padre si dice que Dios no existe, pero nunca le digo nada cuando los ordena sin cebolla, ¿por qué entonces debo hacer un alboroto si ella prefiere el guacamole?” Era crítico y rebuscado, pero no un ciego social, ni mucho menos un insensible, y sentía que entre ella y él se había desencadenado algo más. Continuará en el siguiente número…

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Dirección Jesús Hernández Consejo de editores Anel Beatriz Hernández Alejandra Gutiérrez de Delgadillo Miguel Ángel Dirzo Colaboraciones y comentarios: a.rostro.oculto@gmail.com Colaboran Carlos S / Alejandra G / Alice V / Miguel D / Anel H / Gonzalo V / Rubén R / Juan E / Josué R

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