Adoración EUCARÍSTICa CELEBRACIÓN APERTURA AÑO DE LA FE Jueves 11 de octubre de 2012
Comentario Inicial: “La renovación de la Iglesia pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma existencia en el mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó” (Porta Fidei 6). Hermanos, hoy nosotros debemos ser el reflejo fiel del Evangelio frente a un mundo que se ha perdido en la desesperanza, el egoísmo y la superficialidad. En este espacio de encuentro de oración y adoración a Jesucristo Sacramentado, mirémoslo a Él que está en medio nuestro y abramos nuestro corazón para escuchar su Palabra y decidirnos a seguirlo. Se expone el Santísimo Sacramento mientras se hace el canto inicial:
Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre. Llamados a guardar la unidad del Espíritu por el vínculo de la paz, cantamos y proclamamos: Llamados a formar un solo cuerpo en un mismo Espíritu, cantamos y proclamamos: Llamados a compartir una misma esperanza en Cristo, cantamos y proclamamos: Luego, el presidente hace de rodillas esta oración:
Señor Jesucristo, “creemos en Ti pero auméntanos la fe”. Hoy quieres que éste sea el emblema para dar inicio a este año de gracia; quieres que creamos con razón firme y corazón palpitante en tu obrar cotidiano en nuestras vidas; quieres que, caminando junto a Ti, lleguemos a un proceso serio y maduro de conversión. Señor, “creemos en Ti pero auméntanos la fe” para llevar con alegría la cruz y seguir con fidelidad la senda de tus mandamientos, para que nuestro testimonio de vida sea luz para los hombres de este mundo, carente de esperanza. Señor, “creemos en Ti pero auméntanos la fe” para que extendamos la mano a los que sufren y consolemos al triste. Para que comuniquemos el gozo de la nueva vida que solo hallamos en Ti. Señor, auméntanos la fe para ser verdaderamente tus discípulos. Amén. Se hace un breve momento de silencio ante Jesús Eucaristía.
A continuación se hace un canto aleluyático para introducir la proclamación del Evangelio:
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 8,5-13 Al entrar Jesús a Cafarnaúm, se le acercó un centurión suplicándole: -Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, sufriendo mucho. Jesús le dijo: -Iré y lo sanaré. Pero el centurión respondió: -Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo, pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano. Porque yo también soy hombre bajo autoridad, con soldados a mis órdenes; y digo a éste: "Ve", y va; y al otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto", y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que le seguían: En verdad os digo que en Israel no he hallado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. Pero los hijos del reino serán arrojados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes. Entonces Jesús dijo al centurión: Vete; así como has creído, te sea hecho. Y el criado fue sanado en esa misma hora. Palabra del Señor Se puede utilizar para la homilía, algunos de los siguientes elementos
Acabamos de escuchar en el evangelio la fe como fruto experiencial en la vida del ser humano. Por la fe, hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida (cf. Ap 7, 9; 13, 8), han confesado a lo largo de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús allí donde se les llamaba a dar testimonio de su ser cristianos: en la familia, la profesión, la vida pública y el desempeño de los carismas y ministerios que se les confiaban. (PF 13) La inmensa fe del centurión se traduce en la sanación de su criado; la bendición y salvación se expande hacia todos los que rodean al hombre de fe. La misma profesión de fe es un acto personal y al mismo tiempo comunitario. En efecto, el primer sujeto de la fe es la Iglesia. En la fe de la comunidad cristiana cada uno recibe el bautismo, signo eficaz de la entrada en el pueblo de los creyentes para alcanzar la salvación (PF 10). Profesar con la boca indica, a su vez, que la fe implica un testimonio y un compromiso público. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. La fe compromete radicalmente la existencia de quien se abre a la experiencia de la confianza en Jesús. De ahí que, el hombre con fe se diferencia del que se cierra a ella porque mira la realidad con otros ojos, llenándola de esperanza. “La fe, don gratuito de Dios, accesible a cuantos la piden humildemente, es la virtud sobrenatural necesaria para salvarse. El acto de fe es un acto humano, es decir un acto de la inteligencia del hombre, el cual, bajo el impulso de la voluntad movida por Dios, asiente libremente a la verdad divina. Además, la fe es cierta porque se fundamenta sobre la Palabra de Dios; “actúa por medio de la caridad” (Gál. 5); y está en continuo crecimiento, gracias, particularmente, a la escucha de la Palabra de Dios y a la oración. Ella nos hace pregustar desde ahora el gozo del cielo” (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica; # 28).
Al terminar la reflexión puede hacerse un canto:
Si vienes conmigo y alientas mi fe. Si estás a mi lado, ¿a quién temére? (bis). A nada tengo miedo, a nadie he de temer, Señor, si me protege tu amor y tu poder. Me llevas de la mano, me ofreces todo bien. Señor, Tú me levantas si vuelvo a caer. ¡Qué largo mi camino! ¡Qué hondo mi dolor!
ni un árbol me da sombra ni escucho una canción. Será que a nadie puedo mirar ni sonreír. Señor, Tú sólo quedas, Tú sólo junto a m En cosas que se mueren yo puse el corazón. Fue tierra mi tesoro, fue vana mi ilusión. En cosas que se mueren me voy muriendo yo. Tú sólo vives siempre. Tú sólo, mi Señor.
Luego puede hacerse un momento de silencio y a continuación las preces:
Presidente: Hermanos demos gracias al Señor por las grandezas realizadas en nosotros y dirijámonos a Él diciendo: R/ Señor, auméntanos la Fe Señor Jesucristo, te pedimos por la Iglesia para que en este año de la fe pueda transmitir el mensaje de salvación a todos los alejados y logre la construcción del Reino de los cielos. Señor Jesucristo, te pedimos por todos los gobernantes de las naciones para que con la confianza puesta en Ti guíen con esperanza y caridad los destinos de los pueblos. Señor Jesucristo, te pedimos por los que sufren: enfermos, abandonados y excluidos de la sociedad, para que por medio de la fe encuentren en Ti su refugio y esperanza. Señor Jesucristo, te pedimos por todos nosotros para que seamos cada vez más conscientes del testimonio que implica nuestra fe y actuemos según el evangelio. Presidente: Acoge con bondad, Señor, las oraciones que te dirigimos y fortalece nuestra fe para que te sigamos con fidelidad. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
A continuación tiene lugar el rito de Adoración:
V/ Nos diste Señor el Pan del cielo R/ Que contiene en sí todo deleite Oremos: Oh Dios que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial tu pasión, te pedimos nos permitas contemplar de tal modo los misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Bendito sea Dios Bendito sea su Santo Nombre Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre Bendito sea el nombre de Jesús Bendito sea su sacratísimo corazón Bendita sea su preciosísima sangre Bendito sea Jesús en el santísimo sacramento del altar Bendito sea el Espíritu Santo Consolador Bendita sea su Santísima Madre Bendita sea su Santa e inmaculada concepción Bendita sea su Gloriosa Asunción Bendita sea el nombre María Virgen y Madre Bendito sea San José su Castísimo Esposo Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus Santos. Señor, danos sacerdotes Señor, danos muchos sacerdotes Señor, danos sacerdotes Santos.
Se imparte la bendición con el Santísimo Sacramento y se reserva mientras se entona un canto adecuado.