Ñ A O D E L A E F Año 09 / ISSN: 2027-9205
EL AÑO DE LA FE EN LA ARQUIDIOCESIS DE MEDELLÍN + Ricardo Tobón Restrepo - Arzobispo de Medellín
Acogemos, con alegría y esperanza, en nuestra Arquidiócesis la iniciativa de Su Santidad Benedicto XVI de celebrar un Año de la Fe, que irá desde el 11 de octubre de 2012 hasta el 24 de noviembre de 2013. Sentimos, como ha señalado el Papa en su Carta Apostólica “Porta Fidei”, que también para nosotros la puerta de la fe está abierta y nos introduce en un camino que dura toda la vida. Sabemos que este año, en último término, es una nueva invitación a la conversión personal y pastoral y una oportunidad para la renovación de la vida y misión de nuestra Iglesia particular. Siguiendo las orientaciones del Santo Padre y las indicaciones que han llegado de la Curia Romana, señalo algunos elementos para la celebración del Año de la Fe en nuestra Arquidiócesis, dejando a las parroquias la posibilidad de adaptar y enriquecer esta propuesta.
Algunos criterios para vivir el Año de la Fe 1
Debemos empeñarnos para que el Año de la Fe, más que llenar un calendario de celebraciones y actividades, corresponda a un propósito serio de crecimiento en la fe personal y comunitaria, que produzca coherencia en nuestra vida y que incida en nuestra realidad social.
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Debemos integrar el Año de la Fe armoniosamente en el año litúrgico, que con una pedagogía maravillosa nos hace vivir la fe en la experiencia del tiempo. A través de los diversos períodos litúrgicos, de las grandes solemnidades y, especialmente, del domingo, lograremos los objetivos del Año de la Fe no como algo sobreañadido, sino como la experiencia constante de la entrega de nuestra vida al Dios que nos salva.
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Debemos entender que la celebración del Año de la Fe no exige una acción pastoral paralela a la que ya tenemos prevista dentro de los Programas de Pastoral. Al contrario, la especial experiencia de la fe que nos proponemos vivir nos facilitará realizar mejor los objetivos, las metas y las actividades que nos hemos propuesto.
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Debemos proponernos vivir la experiencia de la fe y proclamar lo que creemos en un clima festivo de alegría, de fraternidad y de esperanza, como verdadero anuncio del Reino de Dios en el mundo.
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Debemos esforzarnos porque el Año de la Fe potencie, de diversas maneras, la comunión y la unidad en la familia arquidiocesana. Debe ayudarnos, concretamente, a integrarnos pastoralmente siguiendo las orientaciones establecidas. Así se vivificarán los diversos ministerios y carismas que cada uno ha recibido, pero conservando en todos la unidad del Espíritu, que crece y se edifica en la caridad.
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Debemos vivir el Año de la Fe en gozosa comunión con la Iglesia de Roma y demás Iglesias del mundo. Por tanto, estaremos atentos a recibir y seguir las instrucciones, los temas y recomendaciones que, a lo largo del año, nos proponga el Santo Padre. Así mismo, estaremos dispuestos a aprovechar diversas experiencias espirituales o pastorales que se realicen en otras diócesis.