Novena Santa Laura Montoya

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Orden de la novena: 1. Oración para todos los días 2. Meditación del día -Texto bíblico -Magisterio de la Iglesia -Pensamiento de la Madre Laura

3. Gozos 4. Oración final

® Arquidiócesis de Medellín Novena de la Santa Madre Laura Montoya Portada: Óleo Santa Laura Montoya Santuario de la Luz Octubre 2014


INTRODUCCIÓN En la beatificación y canonización de la Madre Laura ya se reflejaba en el pensamiento de los papas Juan Pablo II y Francisco la figura de una Santa que puede sin duda seguir su tarea misionera desde los altares para que Colombia encuentre los caminos de Dios que nos conducen a la paz. “Esta beata colombiana se sintió madre espiritual de los indígenas, a los que quiso mostrar el amor de Dios. Sus tiempos no fueron fáciles, pues las tensiones sociales ensangrentaban también entonces su noble patria. Inspirándonos en su mensaje pacificador, le pedimos hoy que la amada Colombia goce pronto de paz, de justicia y de progreso integral”. (San Juan Pablo II, homilía beatificación de Madre Laura). “Santa Laura Montoya fue instrumento de evangelización primero como maestra y después como madre espiritual de los indígenas, a los que infundió esperanza, acogiéndolos con ese amor aprendido de Dios, y llevándolos a Él con una eficaz pedagogía que respetaba su cultura y no se contraponía a ella. En su obra de evangelización Madre Laura se hizo verdaderamente toda a todos, según la expresión de san Pablo (cf. 1 Co 9,22). Esta primera santa nacida en la hermosa tierra colombiana nos enseña a ser generosos con Dios, a no vivir la fe solitariamente —como si fuera posible vivir la fe aisladamente—, sino a comunicarla, a irradiar la alegría del Evangelio con la palabra y el testimonio de vida allá donde nos encontremos. En cualquier lugar donde estemos, irradiar esa vida del Evangelio. Nos enseña a ver el rostro de Jesús reflejado en el otro, a vencer la indiferencia y el individualismo, que corroe las comunidades cristianas y corroe nuestro propio corazón, y nos enseña a acoger a todos sin prejuicios, sin discriminación, sin reticencia, con auténtico amor, dándoles lo mejor de nosotros mismos y, sobre todo, compartiendo con ellos lo más valioso que tenemos, que no son nuestras obras o nuestras organizaciones, no. Lo más valioso que tenemos es Cristo y su Evangelio”. (S.S. Francisco, homilía canonización de la Madre Laura.) Así como presentan los Papas la figura extraordinaria de nuestra primera santa colombiana, sabemos que todo santo es para el cristiano modelo de vida e intercesión en el cielo. Con fe, pidamos a Santa Laura Montoya, hija de esta tierra, que nos enseñe a amar a Jesús, a tener sed de su vida, y a buscar con él la paz que Colombia necesita. Como un sembrador sigamos las etapas que se necesitan para ver una cosecha de corazones llenos de paz. Hagamos con fe esta novena seguros que Dios nos regalará el don de la paz por intercesión de Santa Laura Montoya.


NOVENA A SANTA LAURA MONTOYA, POR LA PAZ Y LA RECONCILIACIÓN. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS: Oración por la Paz de San Juan Pablo II Dios de infinita misericordia y bondad, con corazón agradecido te invocamos hoy en esta tierra. Que tu voz resuene en el corazón de todos los hombres y mujeres, cuando nos llames a seguir el camino de reconciliación y paz, y a ser misericordiosos como tú. Ayúdanos a derribar las barreras de la hostilidad y de la división, a construir juntos un mundo de justicia y solidaridad. Te pedimos por las autoridades civiles, para que se esfuercen por satisfacer las justas aspiraciones de sus pueblos y eduquen a los jóvenes en la justicia y en la paz. Impúlsalos a trabajar generosamente por el bien común y a respetar la dignidad inalienable de toda persona y los derechos fundamentales que derivan de la imagen y semejanza del Creador impresa en todo ser humano. Que testimoniemos la paz que supera todo conocimiento y la luz que triunfa sobre las tinieblas de la hostilidad, del pecado y de la muerte. Ayúdanos a encontrar en ti la fuerza para superar el miedo y la desconfianza, para que crezca la amistad y vivamos juntos en armonía. Que todos los creyentes encontremos la valentía de perdonarnos unos a otros, a fin de que se curen las heridas del pasado y no sean un pretexto para nuevos sufrimientos en el presente. A la Madre de Jesús, la bienaventurada siempre Virgen María, le encomendamos a los hombres y a las mujeres que vivimos en esta patria. Que, al seguir su ejemplo, escuchemos la palabra de Dios y tengamos respeto y compasión por los demás, especialmente por los que son distintos a nosotros. Que, con un solo corazón y una sola mente, trabajemos para que todo el mundo sea una verdadera casa para todos sus pueblos. ¡Paz! ¡Paz! ¡Paz! Amén. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.


Gozos R:/ Por intercesión de Santa Laura, regálanos el don de la paz. Construyamos, hermanos la paz, que Jesús en la cruz nos logró, perdonemos, amemos, luchemos, y que el mundo reciba este don.

Que tu santa, Señor, nos ayude, e interceda por todos a tí, que su voz misionera consuele, y su amor nos enseñe a vivir.

En las selvas Madre Laura tu amor anunció, y a los pobres tu paz proclamó. Te rogamos que en nuestras angustias, tu consuelo nos llene de amor.

Danos, Dios de los pueblos tus luces, que nos guíen en el caminar. Avancemos, unidos orando, y sembrando en el mundo la paz.

Con palabras copiadas del cielo, hizo suyo el don del perdón, que podamos vivir nuestra vida, como signo de reconciliación. Cuanto gimen los pueblos del mundo, oprimidos por guerras sin fin, que las armas acallen sus gritos y en la paz podamos vivir.

A ti sea la gloria por siempre, Dios de paz, que nos diste en Jesús, el amor que redime y perdona y nos muestra el camino hacia tí. Que tus santos nos den sus palabras, su oración y su puro vivir, que con Laura, la Madre y Maestra, la paz podamos construir.

Oración Final Dios misericordioso, que prodigaste tu amor y tus dones a Santa Laura Montoya, haciéndola fiel discípula de tu Hijo y misionera de los pobres; concédenos, por su intercesión, que, movidos por la fuerza de tu Espíritu, anunciemos a todos el Evangelio, alcancemos el don de la paz y, si es tu voluntad, encontremos ayuda en nuestra necesidad. Amén


Elegir

DÍA PRIMERO Elegir: “No a la violencia, sí a la paz”. Elijamos la paz como experiencia que hará nacer una nueva cultura justa, digna y armoniosa.

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Texto bíblico “No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. (Filipenses 4, 6-7). Del Magisterio de la Iglesia. Una vez más nos atrevemos a dirigir al mundo, a la humanidad, la palabra suave y solemne de Paz. Esta palabra nos oprime y nos exalta. No es nuestra; desciende del reino invisible, el reino de los cielos; notamos la trascendencia profética, no apagada por nuestros humildes labios, que le prestan la voz: Paz en la tierra a los hombres que ama el Señor. ¡Sí, repetimos, la Paz debe existir! ¡La Paz es posible! La violencia es antisocial por los métodos mismos que le permiten organizarse en una complicidad de grupo, donde el silencio forma el

cemento de cohesión y el escudo de protección; un deshonroso sentido del honor le confiere un paliativo de conciencia; y es ésta una de las deformaciones difundida hoy día por el verdadero sentido social que cubre con el secreto y con la amenaza de venganza despiadada ciertas formas asociadas de egoísmo colectivo, receloso de la legalidad normal y siempre hábil para eludir su observancia, tramando, como por fuerza de cosas, empresas criminales que a veces degeneran en gestos de despiadado terrorismo, epílogo de la falsa vía emprendida y causa de deplorables represiones. (Pablo VI. Mensaje para la jornada de la paz 1978). Unámonos al pensamiento de la Madre Laura que decía: “¡Me complazco en no entender esto para poderte adorar en la dulce oscuridad de la fe, que me muestra tus designios tan arriba de mi mísera comprensión!” “Destrúyeme Señor y sobre mis ruinas, levanta un monumento para tu Gloria”.


Preparar

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DÍA SEGUNDO Preparar: Para lograr la paz, educar a la paz. Preparemos nuestra vida para que ella sea el lugar donde puede habitar Dios.

Texto bíblico “Observa al perfecto, mira al íntegro: hay descendencia para el hombre de paz”. (Salmo 37, 37). Del Magisterio de la Iglesia A partir de esta enseñanza se puede deducir que toda persona y toda comunidad –religiosa, civil, educativa y cultural– está llamada a trabajar por la paz. La paz es principalmente la realización del bien común de las diversas sociedades, primarias e intermedias, nacionales, internacionales y de alcance mundial. Precisamente por esta razón se puede afirmar que las vías para construir el bien común son también las vías a seguir para obtener la paz. Y, sin embargo, las numerosas iniciativas de paz que enriquecen el mundo atestiguan la vocación innata de la humanidad hacia la paz. El deseo de paz es una aspiración esencial de cada hombre, y coincide en cierto modo con el deseo de una vida humana plena, feliz y lograda.

En otras palabras, el deseo de paz se corresponde con un principio moral fundamental, a saber, con el derecho y el deber a un desarrollo integral, social, comunitario, que forma parte del diseño de Dios sobre el hombre. El hombre está hecho para la paz, que es un don de Dios. (Benedicto XVI. Mensaje para la jornada mundial de paz 2013). Unámonos al pensamiento de la Madre Laura que decía: “Que dicha cuando destruidos todos estos deseos de la tierra, solo queden en mí los sapientísimos del Sagrado Corazón de Jesús”.


DÍA TERCERO Sembrar: La persona humana, corazón de paz.

Sembrar

Sembremos en nuestro corazón sabiduría y justicia para que podamos ser comunicadores de paz.

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Texto bíblico “Que el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. Toda vez que quien así sirve a Cristo, se hace grato a Dios y aprobado por los hombres. Procuremos, por tanto, lo que fomente la paz y la mutua edificación”. (Romanos 14, 17-19). Del Magisterio de la Iglesia La persona humana, corazón de la paz. En efecto, estoy convencido de que respetando a la persona se promueve la paz, y que construyendo la paz se ponen las bases para un auténtico humanismo integral. Así es como se prepara un futuro sereno para las nuevas generaciones. La Sagrada Escritura dice: Dios creó el hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien, capaz de conocerse, de poseerse, de entregarse libremente y de entrar en comunión con otras personas. Al mismo tiempo, por la gracia, está llamado a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y amor que nadie más puede dar en su lugar. En esta perspectiva admirable, se comprende la tarea que se ha confiado al ser humano de madurar en su capacidad de

amor y de hacer progresar el mundo, renovándolo en la justicia y en la paz. San Agustín enseña con una elocuente síntesis: Dios, que nos ha creado sin nosotros, no ha querido salvarnos sin nosotros . Por tanto, es preciso que todos los seres humanos cultiven la conciencia de los dos aspectos, del don y de la tarea.El deber de respetar la dignidad de cada ser humano, en el cual se refleja la imagen del Creador, comporta como consecuencia que no se puede disponer libremente de la persona. Quien tiene mayor poder político, tecnológico o económico, no puede aprovecharlo para violar los derechos de los otros menos afortunados. En efecto, la paz se basa en el respeto de todos. (Benedicto XVI. Mensaje para la jornada de la paz 2007). Unámonos al pensamiento de la Madre Laura que decía: “No es el oro lo que vale sino los quilates de él; así no son las obras las que valen, sino el amor con que se hacen”.


Regar

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DÍA CUARTO Regar: La reconciliación vía de la paz. Reguemos nuestra vida con actitudes de amor para que estemos dispuestos a anunciar la paz.

Texto bíblico «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.» (Mateo 11, 28-30”). Del Magisterio de la Iglesia La paz no es un sueño, no es una utopía: la paz es posible. Nuestros ojos deben ver con mayor profundidad, bajo la superficie de las apariencias y las manifestaciones, para descubrir una realidad positiva que existe en nuestros corazones, porque todo hombre ha sido creado a imagen de Dios y llamado a crecer, contribuyendo a la construcción de un mundo nuevo. En efecto, Dios mismo, mediante la encarnación del Hijo, y la redención que él llevó a cabo, ha entrado en la historia, haciendo surgir una nueva creación y una alianza nueva entre Dios y el hombre, y dándonos la posibilidad de tener un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Precisamente por eso, la Iglesia está convencida de la urgencia de un nuevo anuncio de Jesucristo, el primer y principal factor del desarrollo integral de los pueblos, y también de la paz.

En efecto, Jesús es nuestra paz, nuestra justicia, nuestra reconciliación. El que trabaja por la paz, según la bienaventuranza de Jesús, es aquel que busca el bien del otro, el bien total del alma y el cuerpo, hoy y mañana. Pido que todos sean verdaderos trabajadores y constructores de paz, de modo que la ciudad del hombre crezca en fraterna concordia, en prosperidad y paz. (Benedicto XVI. Mensaje para la jornada de la paz 2013). Unámonos al pensamiento de la Madre Laura que decía: “¡Qué infinita satisfacción se siente al pensar que tenemos un Señor que tiene sus complacencias en perdonar. También, el perdón de las injurias de nuestros hermanos es como la tecla delicada de la caridad”.


Abonar

DÍA QUINTO Abonar: Bienaventurados los que trabajan por la paz.

Abonemos todo lo que hacemos con la verdad para que la paz sea coherencia entre la manera de pensar y de vivir.

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Texto bíblico “Pues Dios no es un Dios de confusión, sino de paz. Como en todas la Iglesias de los santos”. (Coríntios 14, 33). Del Magisterio de la Iglesia Hombres hermanos, hombres de buena voluntad, hombres de prudencia, hombres que sufrís: creed en nuestra reiterada y humilde llamada, creed en nuestro grito incansable. La Paz es el ideal de la humanidad. La Paz es necesaria. La Paz es un deber, que depende también de ti. La Paz es ventajosa. No se trata de una idea fija e ilógica nuestra; no es una obsesión, una ilusión. Es una certeza; sí, una esperanza; tiene en su favor el porvenir de la civilización, el destino del mundo; sí, la Paz. La certeza de la Paz no consiste solamente en el ser sino también en el devenir. Lo mismo que la vida del hombre, es dinámica. Su reino continúa extendiéndose principalmente en el campo deontológico, es decir, en la esfera de las obligaciones. La Paz

se debe no sólo mantener, sino también realizar. La Paz es posible sólo si se la considera como un deber. No basta que se asiente sobre la mera convicción, normalmente justa, de que la Paz es ventajosa. Debe entrar en la conciencia de los hombres como supremo objetivo ético, como una necesidad moral. (Pablo VI. Mensaje para la jornada de la paz 1974). Unámonos al pensamiento de la Madre Laura que decía: “Dios mío, en servirte quiero ser cascada; en amarte, volcán; en atender a mi cuerpo, tortuga y en los sacrificios, la víctima”.


Orar

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DÍA SEXTO Orar: La paz, don de Dios confiado a los hombres. Oremos por la paz para que brote de la acción de Dios para quien nada es imposible.

Texto bíblico “Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo”. (Juan 16, 33). Del Magisterio de la Iglesia Dios no es sólo el que entrega la creación a la humanidad para administrarla y desarrollarla solidariamente de forma que esté al servicio de todos los hombres sin discriminación alguna; él es también el que graba en la conciencia del hombre las leyes que le obligan a respetar, de diversos modos, la vida y la persona de su prójimo, creado como él a imagen y semejanza de Dios, hasta el punto de que Dios es el garante de estos derechos humanos fundamentales. Si, Dios es la fuente de la paz; él llama a la paz, la garantiza y la da como fruto de la justicia. Más aun, él ayuda interiormente a los hombres a realizarla o a volver a encontrarla. Si la paz es un don, el hombre

jamás está dispensado de su responsabilidad de buscarla y de esforzarse por establecerla a través de esfuerzos personales y comunitarios a lo largo de la historia. El don divino de la paz es, pues, siempre a la vez una conquista y realización humana, porque es propuesto al hombre para ser recibido libremente y puesto en práctica progresivamente con su voluntad creadora. (Juan Pablo II. Mensaje para la jornada de la paz 1982). Unámonos al pensamiento de la Madre Laura que decía: “Y cómo no echarse uno cuando nada puede y tiene un tan buen almohadón cual es el brazo de Dios? Seguridad, paz, descanso, perdimiento, suavidad de cielo, siente mi alma. Qué posición tan dulce. Todo a los pies de vuestra misericordia infinita”. “La oración es una mesa de invitados, en donde sirve el mismo Señor de la casa. La oración de petición glorifica a Dios y él se glorifica concediéndonos gracias”.


Vigilar

DÍA SEPTIMO Vigilar: La paz en la tierra, una tarea permanente. Vigilemos para que haya paz ya que la historia depende del quehacer de cada uno de nosotros.

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Texto bíblico “Señor, tú nos gobernarás en paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas tú”. (Isaías 26, 12). Del Magisterio de la Iglesia La paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios. Si se examinan los problemas profundamente, se debe reconocer que la paz no es tanto cuestión de estructuras, como de personas. Estructuras y procedimientos de paz –jurídicos, políticos y económicos– son ciertamente necesarios y afortunadamente se dan a menudo. Sin embargo, no son sino el fruto de la sensatez y de la experiencia acumulada a lo largo de la historia a través de innumerables gestos de paz, llevados a cabo por hombres y mujeres que han sabido esperar sin desanimarse nunca. Gestos de paz se dan en la vida de personas que cultivan en su propio ánimo constantes actitudes de paz.

Son obra de la mente y del corazón de quienes trabajan por la paz. Gestos de paz son posibles cuando la gente aprecia plenamente la dimensión comunitaria de la vida, que les hace percibir el significado y las consecuencias que ciertos acontecimientos tienen sobre su propia comunidad y sobre el mundo en general. Gestos de paz crean una tradición y una cultura de paz. (Juan Pablo II. Mensaje para la jornada de la paz 2003). Unámonos al pensamiento de la Madre Laura que decía: “Para evangelizar hay que ser un milagro de paciencia. El amor de dios y de las almas sea el aguijón que nos sostenga siempre y especialmente en las horas de cansancio y de pena”.


Podar

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DÍA OCTAVO Podar: No te dejes vencer por el mal; vence al mal con el bien. Podemos todo aquello que se opone a la paz para que podamos ver con claridad los caminos que nos conducen a ella.

Texto bíblico “De ánimo firme y que conserva la paz, porque en ti confió”. (Isaías 26, 3). Del Magisterio de la Iglesia La paz es un bien que se promueve con el bien: es un bien para las personas, las familias, las Naciones de la tierra y para toda la humanidad; pero es un bien que se ha de custodiar y fomentar mediante iniciativas y obras buenas. Se comprende así la gran verdad de otra máxima de Pablo: Sin devolver a nadie mal por mal. El único modo para salir del círculo vicioso del mal por el mal es seguir la exhortación del Apóstol: No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien. Al contemplar la situación actual del mundo no se puede ignorar la impresionante proliferación de múltiples manifestaciones sociales y políticas del mal: desde el desorden social a la anarquía y a la guerra, desde la injusticia a la violencia y a la supresión del otro.

Para orientar el propio camino frente a la opuesta atracción del bien y del mal, la familia humana necesita urgentemente tener en cuenta el patrimonio común de valores morales recibidos como don de Dios. Por eso, a cuantos están decididos a vencer al mal con el bien san Pablo los invita a fomentar actitudes nobles y desinteresadas de generosidad y de paz. (Juan Pablo II. Mensaje para la jornada de la paz 2005). Unámonos al pensamiento de la Madre Laura que decía: “Dios necesita encontrar el corazón vacío de todo lo terreno para poder tomar absoluta posesión de él. A la santidad no se llega sino por los caminos recorridos por nuestro Señor Jesucristo que no son otros que los caminos de la humildad, la paciencia, la caridad y el sacrificio”.


DÍA NOVENO Cosechar: La paz nace de un corazón nuevo. Cosechemos en abundancia los frutos de la paz para que tengamos una sociedad fraterna y servicial que gasta su empeño en el bien común.

Texto bíblico “Amor y Verdad se han dado cita, Justicia y Paz se abrazan”. (Salmo 85, 11). Del Magisterio de la Iglesia Es preciso, ante todo, que las personas y los pueblos adquieran una real libertad de espíritu para tomar conciencia de las actitudes estériles del pasado, del carácter cerrado y parcial de los sistemas filosóficos y sociales que parten de presupuestos discutibles y reducen el hombre y la historia a un campo restringido por fuerzas materialistas que se apoyan sólo en el poder de las armas o de la economía, que encierran a los hombres en categorías totalmente opuestas las unas a las otras, que propugnan soluciones en una sola dirección; que ignoran las realidades complejas en la vida de las naciones, impidiéndoles tratar de ellas libremente. Es preciso por consiguiente replantear aquellos sistemas que conducen manifiestamente a un callejón sin salida, congelan el diálogo y el entendimiento, desarrollan la desconfianza, acrecientan la amenaza y el peligro, sin resolver los

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problemas reales, sin ofrecer verdadera seguridad, sin hacer a los pueblos realmente felices, pacíficos y libres. Esta profunda transformación del espíritu y del corazón exige ciertamente un gran coraje, el coraje de la humildad y de la lucidez; debe llegar a la mentalidad colectiva partiendo de la conciencia de las personas. ¿Es utópico esperarlo? La impotencia y el peligro en que se encuentran nuestros contemporáneos les empujan a no retrasar más esta vuelta a la verdad, lo único que les hará libres y capaces de crear sistemas mejores. Esta es la primera condición de un «corazón nuevo». (Juan Pablo II. Mensaje para la jornada de la paz 1984). Unámonos al pensamiento de la Madre Laura que decía: “Los verdaderos contemplativos cuando llegan a la contemplación del Señor, o se tiran por los caminos apostólicos o mueren. Para las empresas de la Gloria de Dios el caudal debe ir en el corazón, en toneladas de confianza”.


Arquidi贸cesis de Medell铆n 2014



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