Del 15 al 21 de julio de 2013 / No. 426 Año 10 / ISSN: 2027-9205
EL ESTREN DE LA VIRGEN DEL CARMEN
En el inconsciente colectivo de muchos pueblos y grupos humanos de nuestra geografía nacional, especialmente aquellos que por estos días están celebrando las novenas en honor de su patrona la Virgen del Carmen, esta fiesta es ocasión obligada para lucir el “estren”; éste consiste generalmente en la muda de ropa nueva que dan los padres a los hijos o que cada uno se regala con el fin de estar en forma para celebrar la fiesta patronal.
nal es reflejo del valor de cambio espiritual que contienen las prácticas auténticas de religiosidad popular y de su importancia como espacio para la renovación de la vida pastoral de la comunidad creyente, siempre y cuando sean aprovechadas para acentuar “la dimensión celebrativa y festiva de la fe cristiana, centrada en el Misterio Pascual de Cristo salvador” (DA 99b), y corregir las desviaciones que se dan cuando no se sabe diferenciar lo religioso de lo mítico y lo puramente folclórico.
Pero más que estrenar una prenda de vestir o agregarle accesorios al vehículo que será sacado en el desfile de conductores, la fiesta patronal es ocasión propicia para preparar el alma, la mente y el corazón para el encuentro con Dios, consigo mismo y con los demás. Esta preparación en muchas parroquias se lograba y se sigue logrando a través de las tandas de ejercicios espirituales para niños, jóvenes y adultos; las peregrinaciones a santuarios marianos o las procesiones desde la vereda o barrio al templo parroquial; el novenario y los rosarios de aurora; las serenata o, papayeras, los juegos pirotécnicos y otros actos folclóricos; y lo más importante, la celebración comunitaria del sacramento de la Penitencia y la participación activa en la Eucaristía. Con todas estas prácticas el pueblo prepara su “estren espiritual” o traje de bodas (Mt 22, 1-14), para estar acorde con el acontecimiento de fe que celebra.
La celebración de la advocación de Nuestra Señora del Carmen y otras expresiones del “catolicismo popular” (DP 444), deben ser siempre un modo de estrenar la Fe, un signo de una fe madura y fecunda, que se expresa a través de los elementos tomados de la cultura que al ser sometidos al proceso de la evangelización, contienen y provocan una fuerza espiritual y evangélica capaz de transformar la vida del creyente, fortalecer la dinámica pastoral de las parroquias y hacer operativa la “justicia social que encierra la mística popular”, como lo dice Aparecida en el No.262.
Estrenar en el mundo agrario es un deseo de buenas cosechas, y en el mundo de la cultura de muchos pueblos es anuncio de renovación y augurio de nuevos logros. Estrenar en el marco de una fiesta patro-
Que oportuno sería que todas las manifestaciones de devoción mariana que tanto marcan la identidad religiosa de nuestras parroquias tengan siempre un contenido cristológico, un fundamento bíblico, estén encaminadas a favorecer la liturgia (SC 13) y sean preparadas y realizadas con tanto entusiasmo, creatividad y derroche pastoral que el creyente sencillo termine pensando que el estren no está en la ropa sino en la novedad misma de cada celebración de fe expresada en los distintos actos de la fiesta patronal o devoción mariana.
+ Hugo A. Torres Marín
Obispo Auxiliar de Medellín
Diezmos al Aire
Escudo de Oro al Vicario General
Pág. 2 De Medellín a Rio
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