Del 5 al 11 de agosto de 2013 / No. 429 Año 10 / ISSN: 2027-9205
“VEO EN USTEDES LA BELLEZA DEL ROSTRO JOVEN DE CRISTO”
No pocas personas han manifestado el gozo que han sentido al ver al Santo Padre Francisco rodeado de jóvenes de todo el mundo, con ocasión de la 28ª Jornada Mundial de la Juventud que, apenas hace pocos días, tuvo lugar en Brasil. Entre varias realidades positivas, resaltan la cercanía que el Papa ha mantenido con los jóvenes, el lenguaje claro y directo con que les ha transmitido el mensaje del Evangelio, así como los serios desafíos que ha sembrado en su corazón para que testimonien la “belleza del rostro joven de Cristo”. Más allá de estas felices y esperanzadoras constataciones, conviene que nosotros nos apropiemos de los mensajes del Santo Padre, descubramos en ellos las claves de una pastoral juvenil en la hora de la Nueva Evangelización y propiciemos juntos el discernimiento de las iniciativas concretas que podamos implementar en nuestra arquidiócesis, que, por demás, tiene como uno de sus programas prioritarios la pastoral juvenil. Una primera lectura de los mensajes del Papa Francisco, bajo la perspectiva del sello que debemos imprimir a la pastoral juvenil, nos deja ya unas líneas claras e iluminadoras: 1. La Iglesia cuenta con los jóvenes. Llama la atención que, ya desde el primer encuentro, el Papa Francisco quiso transmitir a los jóvenes la ilusión que la Iglesia deposita en ellos: “Tengo
tanta esperanza en ustedes”, dijo recordando al Beato Juan Pablo II. En efecto, los jóvenes no deben considerarse simplemente como objeto de la solicitud pastoral de la Iglesia, sino como sujetos activos, protagonistas de la evangelización y artífices de la renovación social: la Iglesia ha de mirar a los jóvenes, es más, la Iglesia se mira a sí misma en los jóvenes (cfr. CL, 46).
2. Animar a los jóvenes a la experiencia viva del amor de Dios. En las palabras del Papa descubrimos que no puede ser otro el inicio y el fundamento de la pastoral juvenil. Lo indicó de diversos modos: invitando a los jóvenes a descubrir personalmente, a través de la oración, el amor inmenso y misericordioso del Señor; los llamó “el campo de la fe”, donde Dios siembra la semilla que hay que cuidar y dejar crecer. La pastoral juvenil no puede ser, entonces, simplemente un conjunto de actividades llamativas o entretenidas, sino que tiene que colocar sus cimientos en un encuentro vivo, profundamente espiritual, del joven con Jesús. 3. Decidido y audaz compromiso de los pastores. El Papa resumió el compromiso de los pastores con los jóvenes como “ayudarles a que arda en su corazón el deseo de discípulos misioneros de Jesús”. Pero, nos señaló acciones determinadas para hacerlo realidad: que escuchemos sus ilusiones, sus logros y sus inquietudes, en el confesonaContinúa
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