Del 2 al 8 de septiembre de 2013 / No. 433 Año 10 / ISSN: 2027-9205
ESTAMOS HECHOS PARA VIVIR EN PAZ
La Semana por la Paz, que nos congrega cada año, se realizará próximamente del 8 al 15 de septiembre. Es un llamamiento a crear un ambiente de reconciliación y una voluntad seria de comprendernos para caminar juntos. Todos los ciudadanos de Colombia estamos invitados a hacernos capaces de convivir en paz; todos estamos invitados a deponer la agresividad y las armas y a construir juntos la patria. Las expectativas y preocupaciones que últimamente nos han generado los diálogos de La Habana, las marchas y paros protagonizados por diversos actores en el país, la influencia de la política en varios procesos y la tensión por la situación en Siria, reclaman la reflexión y la participación de todos con acciones concretas y eficaces. Llevamos muchos años en Colombia bajo el azote de la violencia y llevamos también muchos años trabajando por construir la paz. A primera vista, pareciera que no hemos avanzado nada y que se han perdido el tiempo y los esfuerzos. Sin embargo, hay que reconocer que se mantiene vivo un importante movimiento social de paz, que el concepto de no-violencia trata de hacer camino en diversas formas, que la ciudadanía ha desarrollado procesos de convivencia y de ejercicio de derechos, que se ha impulsado el desarrollo en varios aspectos, que se ha trabajando en sacar adelante la democracia social y política, que se insiste en una salida política de la confrontación armada y que se mantiene viva la esperanza. De otra parte, continúa la confrontación armada, las bandas criminales se mantienen y se reorganizan, la extorsión y el robo afectan gravemente la convivencia, la inequidad social no da lugar aún a la dignidad y la justicia que requiere la paz, la violencia está presente en diversas formas en muchos hogares, la agresividad anida en los corazones y para no pocos es la única salida a las dificultades de relación. En una palabra, no logramos tener todavía el conjunto de condiciones, en su dimensión natural, ética y social, que hacen posible la realización de los proyectos de vida individuales y colectivos, que necesitamos poner en marcha. Todos somos responsables de esta realidad; la hemos construido o sostenido con nuestras acciones no siempre justas o con nuestra indolencia. Por eso, continúa viva la necesidad de trabajar por la paz. Sigo creyendo, como ya lo he expresado, que la compleja
Semana Paz
problemática de fondo que vivimos, y que produce diversas formas de violencia, no admite soluciones simplistas, parciales, individuales y aisladas. La paz es el resultado de un sistema de vida justo para todos y de un desarrollo integral, armónico y sostenible. Por tanto, para afrontar nuestra situación con un tratamiento global debemos encontrar y encaminar, entre otros, los siguientes factores esenciales. a) Un ideal ético y social. Descubrir un gran objetivo, una meta de la vida que se necesita y se quiere y que abre horizontes de bienestar y progreso para todos. Hay que encontrar una formulación del bien común que todos sintamos necesario y por el que todos estemos dispuestos a trabajar juntos y a renunciar a algunas cosas. b) Un pacto social. A partir de este ideal es necesario construir un proyecto de acción en común. Hay que inventar una forma de organización social, cultural y espiritual, que permita realizar una alianza permanente para conseguir y vivir en ese ideal ético y utópico que todos queremos. c) Una estrategia de gestión política. Se deben diseñar tácticas concretas y efectivas con las que se pueda recorrer el camino que conduce más eficaz y pragmáticamente a realizar correctamente el proyecto de acción en común, que permite la equidad en el acceso a los derechos que garanticen una vida digna para todos. d) Un proyecto educativo. No se puede dar este proceso sin una iluminación de la inteligencia, una transformación del corazón y una decisión de la voluntad de todas las personas orientadas a la misma causa. Esto requiere una propuesta permanente de conversión y compromiso, que se presenta con los recursos de la educación y la espiritualidad. e) Unos líderes que orienten y conduzcan. Estos protagonistas son esenciales para explicar el sentido de cada etapa, para promover la cooperación de todos y para conducir en su conjunto el proyecto que debe insertarse en el proceso histórico de un pueblo, que así ha encontrado su razón de ser y de luchar.
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