ORÍGENES DE LA SEMANA SANTA SANTISTEBEÑA El germen santistebeño de la Semana Santa hay que buscarlo en el desaparecido convento de San Francisco, donde se celebran los primeros rituales y en donde se firman los Estatutos de la Cofradía de la Vera Cruz, la primera Cofradía de Santisteban del Puerto.
Jacinto MERCADO PÉREZ DIRECTOR TÉCNICO MUSEO J. HIGUERAS La Raíz -25
Portada de los Estatutos de la Cofradía de la Vera Cruz
A
unque quedan muchas lagunas en el amplio camino de su historia, a modo de guía intentaremos dar algunas pinceladas de cómo surgió la Semana Santa en Santisteban del Puerto. La primera referencia documental sobre las Cofradías en Santisteban del Puerto la tenemos en el archivo Municipal donde existen unas Ordenanzas sobre la Cofradía de la Vera Cruz, se trata de un librito en tamaño cuartilla muy bien conservado. Me vais a permitid que os transcriba parte de su encabezamiento, pues además del nombre de nuestra primera Cofradía y el año de su fundación aparecen nombres y apellidos muy cercanos a nosotros, dice así: ... Aquí comiença... el libro de las hordenanças de la Cofradía de la Vera Cruz cuia fiesta se celebra en esta iglesia de San Francisco desta villa de Santisteban del Puerto las quales dichas ordenanças se hicieron en el año del parto virginal de MILL Y QUINIENTOS E SETENTA E OCHO reinando el Serenísimo Rey Don Felipe nuestro Señor teniendo la silla episcopal deste Obispado el Ylmo. Y Rmo. Señor don Diego de Deça por la gracia de Dios y de la Sannta Madre Iglesia de Roma Obispo de Jaén, las quales mandó hacer el Ilmo Sr. Don Francisco de Benavides conde de Santisteban mi Señor, siendo oficiales de la dicha 26 - La Raiz
C o f r a d í a Fósiles marinos encontrados en los alrededores de Santisteban. Pedro de Avilés e Gonçalo de Ervas, alcalde diputados Juan de Olid y Diego de E r v a s y Clemente Hernández y A l o n s o Hernández, piostre Alonso organiza todo un modo de vida, todo un planteamiento de reglas López... Es decir según esto en y valores? Vayamos un poco hacia 1578 existía ya una cofradía de atrás en el tiempo: Semana Santa en Santisteban del Puerto. Pero este documento solo Los orígenes.- La mayoría prueba que en ese año se de los historiadores optan por aprobaron los estatutos, sin que el origen primero de las embargo una Hermandad no Cofradías de Semana Santa está surge de la nada, no se forma de en el culto a la Santa Cruz que se la noche a la mañana. Seguro que fue forjando a partir del año 320 la Cofradía de la Vera Cruz ya en que Santa Elena hiciera el e x i s t í a c o n a n t e r i o r i d a d , hallazgo milagroso en Jerusalén solamente por esas fechas el de la Verdadera Cruz en que fue Obispo insta al Señor Conde para crucificado Jesucristo. que se le den estatutos legales. Según cuenta la Hasta aquí la primera tradición, un trozo de la auténtica prueba de la antigüedad de la cruz fue traído en el año 444 a Semana Santa en nuestro pueblo. España por Santo Toribio y Pero, ¿porqué surgen las podemos contemplarlo en el celebraciones de Semana Santa? monasterio de Liébana en ¿Por qué de pronto se Santander. Se trata del brazo junta un grupo de personas y izquierdo en donde se puede
apreciar incluso el agujero del clavo que sujetó al madero la muñeca de Cristo. Las fuertes devociones alrededor de estas reliquias provocaron la aparición de congregaciones de personas mas o menos organizadas que se reunían para hacer ejercicios piadosos, y para salir en procesión acompañando el símbolo de la Cruz. Los cofrades, en un esfuerzo por asemejarse a Cristo, hacían penitencia flagelándose hasta incluso derramar sangre, y deambulaban alumbrando, con velas encendidas, una gran Cruz, que portaba algún clérigo cerrando la comitiva, por ello estas primeras Hermandades se llamaron Cofradías de Penitencia, Sangre y Luz. San Francisco de Asís, aprovechó estas manifestaciones potenciando así en sus predicaciones la emulación de Cristo. Al hablar de San Francisco, seguro que todos ponemos la mirada en el convento de franciscanos de Santisteban, pronto hablaremos de él. Los franciscanos,
Monasterio de Santo Toribio de Liébana - Santander donde se guarda el LIGNUN CRUCIS
fomentaron la disciplina pública espectacular, si a esto añadimos los difíciles años de la Peste Negra que también se padeció en Santisteban allá por el siglo XIV, vemos normal que la gente se refugiara en la religión y que en una actitud de solidaridad se exagerara el culto a la Pasión de Cristo. En Santisteban.- Así pues el germen Santistebeño de la Semana Santa hay que buscarlo en el Convento de San Francisco, en donde se firman las Ordenanzas de las que ya hemos
Desfile de penitentes de Sangre, de Penitencia y de Luz.
hablado, y en donde se celebraban los rituales que veremos mas adelante. El convento de los Padres Franciscanos que existió en Santisteban durante mas de tres siglos no solo es referencia como semilla de nuestras procesiones, es algo más, un remanso de paz en años de turbulencias, un ejemplo a seguir en tiempos de penuria, fue desde su fundación un eje espiritual para todos los habitantes del Condado. Su fundación, en los primeros años del siglo XV, se debió a Don Día Sánchez de Benavides, el que fuera III Señor de la Villa de Santisteban. Se edificó fuera de las murallas de la Villa, y vendría a coincidir con lo que hoy suponen las dos manzanas que forman la calle Convento y la Plazoleta Artillero Cabot. Muerto su fundador en 1413 se continuaron las obras, culminando por fin en tiempos de su nieto, Don Diego Sánchez de Benavides Primer Conde de Santisteban, a finales del siglo XV. Fue concebido con una capacidad para 20 religiosos, y entre sus muros, había una La Raíz -27
Capilla Mayor, una cripta panteón para los enterramientos de los condes y de sus familias, el claustro, el ofertorio o comedor de frailes, cocinas, despensas y demás dependencias que conformaban todo un gran complejo religioso. Es fácil imaginar a aquellos monjes enjutos con sayones de paño pardo y raído, sobreviviendo entre la severa austeridad propia de la vida monacal, diciendo misas por los difuntos entre las húmedas piedras de la capilla, o recorriendo a pie los campos del Condado para ofrecer confesión todos los días festivos en C a s t e l l a r, e n l a N a v a s , predicando la Cuaresma, practicando ayuno y abstinencia, haciendo voto de pobreza y redistribuyendo la limosna que recibían, entre los más necesitados... En este ambiente de principios del siglo XV, ya se procesionaba la imagen de un Cristo Crucificado, donado por doña María de Mendoza esposa
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Plazoleta de Artillero Cabot y calle Convento, lugar donde estuvo ubicado el Convento de San Francisco.
que fue del fundador D. Día Sánchez de Benavides, este Cristo era articulado y el mismo hacía las funciones de Santo Entierro tras una ceremonia de descendimiento de la Cruz. Estos ritos y procesiones se organizaban para la noche del Jueves Santo en el claustro del Convento, sin salir a la calle. Eran procesiones de Penitencia,
pues se insistía en la concordia y el perdón de sus Cofrades, de Disciplina aunque esta se dejaba a libre elección, y de Luz puesto que la cera era un capítulo importante en sus cuentas. Siglos XVI - XVII - XVIII.Ya en el siglo XVI, las corrientes de reforma separaron la iglesia Católica en dos partes opuestas, a los protestantes que rechazaban los cultos a cualquier tipo de imágenes, los cristianos se oponen reforzando el fervor piadoso y volviendo la mirada hacia el padecimiento de Cristo en el Calvario. Por los caminos del Condado, pasaron de manera especial los místicos Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Y en sus oraciones insistían en ese gran amor que los cristianos buenos debían profesar a Cristo. Gracias a ello triunfan aún más las Cofradías Penitenciales o de Pasión, que conmemoran de forma especial la Pasión del Señor y el Dolor de la Virgen. Para hacer mas
evidentes estos sentimientos, los templos abren sus puertas y las procesiones salen a las calles, estas manifestaciones populares, a veces exageradas, hicieron que el pueblo rezara su oración, y que se acercara de una forma mas tangible a Dios y a su naturaleza, desde entonces las procesiones impusieron el silencio y el recogimiento en el bullicio diario de los pueblos, y la fuerza plástica de estas imágenes realizadas por fervorosos artistas ejercieron una gran labor pedagógica entre una población completamente inculta. La procesión ya no va por dentro, y el dolor y la pasión se convierten en arte. En este ambiente la Cofradía de la Vera Cruz viviría sus años de esplendor. Las empinadas callejas de Santisteban se conviertirían en un Gólgota cercano y desde la Farrabullana hasta el convento, los apenas 1600 santistebeños de entonces se hacían cirineos y dolorosas, y compartían el padecimiento de un Cristo que caminaba al lado de ellos. A la procesión del Cristo
Articulado, se le añaden un Yacente donación que hace Don Francisco el V Conde a mediados del siglo XVI, y más adelante se incorpora una Dolorosa. La cofradía de la Vera Cruz además del culto a la Cruz y a la Virgen tuvo desde el principio una hermosa misión de Piedad y Caridad, intensificada a través de la cuaresma con ayunos y abstinencias. Estaban obligados a decir misas durante todo el año, presididas por la Cruz de la Cofradía, y acudir a ellas cuando el piostre avisaba por las calles con una campanilla. Se pagaba el entierro a los pobres, se visitaba y se daba consuelo a los enfermos, y las rencillas entre cofrades estaban duramente castigadas. Llegado el día de la procesión los cofrades se revestían de sus túnicas y de sus capillos de blanco inmaculado, guardados durante todo el año. Un hábito bendito que acompañaba al hermano durante
... se ocultaba la cara con un cápiro de lienzo,... Así se guardaba el anonimato...
San Juan de la Cruz.
toda su vida y también en su muerte cuando se usaba como mortaja. La túnica blanca era corta, apenas por debajo de la rodilla, para hacer sentir aún más las inclemencias del tiempo, por la espalda se abrían fácilmente, para que los penitentes pudieran recibir la disciplina, se ocultaba la cara con un cápiro de lienzo también blanco, cuya punta colgaba hacia atrás, así se guardaban en el anonimato las promesas. Se ceñían la cintura con hiscales de esparto o ceñidores de pita. Muchos iban descalzos y únicamente a los mayores se les permitían sandalias pero sin medias, en silencio y rezando o cantando salmos visitaban las estaciones de la procesión. Son años de verdadero sentimiento, de autentica solidaridad con la muerte de Jesús, el ser cofrade era un honor que se heredaba de padres a hijos y como tal se llevaba con extrema severidad. Estaban los hermanos de Sangre, que se disciplinaban unos a otros en fila durante la procesión, los hermanos de luz La Raiz -29
... imaginar la comitiva descalza.... a la luz de los hachones humeantes...
que alumbraban con la cera ardiendo a la figura del Cristo, los Palieros que llevaban las varas del pailo, los quisqueros, encargados de las andas, bocineros, limosneros... todos ellos hacían honor al nombre de penitente. Es fácil imaginar la comitiva descalza precediendo la cruz por las tortuosas calles del viejo Santisteban, a la luz tan solo de los hachones humeantes, se oiría quizás el restallo de las disciplinas golpeando las espaldas, y apenas un gemido destacaría del silencio nocturno... Así siguió la situación hasta finales de siglo XVIII, cuando el rey Carlos III prohibió la flagelación publica. Cambian las modas, pero no el fondo. Las túnicas se alargan, los capirotes se enderezan, puntiagudos, y aparecen las golillas rizadas y otros motivos que adornan el traje de estatutos. En nuestro pueblo siguen apareciendo pruebas documentales de estas fechas que demuestran que las cofradías seguían celebrando sus procesiones. 30 - La Raiz
Prueba de ello, la otra gran Hermandad de Santisteban, la poco estudiada Cofradía de las Benditas Álmas, también llamada de las Ánimas, que convivió con la de la Vera Cruz y que aguantó hasta hace prácticamente pocos años. Algunas fechas que jalonaron estos siglos fueron: 1582.- Se convenian las celebraciones del Domingo de Ramos, entre las dos Parroquias. 1652.- La Cofradía de la Vera Cruz Solicita permiso al
obispado para salir a la calle con la procesión del Santo Entierro de Cristo, que aún se hacía en los claustros del convento. Petición que se le concede. 1673.- Donación que aparece en un inventario de iglesia de Santa María, se trata de una urna que sirve de encierro al Santísimo Sacramento en la Semana Santa, con cerrojo y goznes de plata, que dio el Señor Marqués de Solera. 1783.- Donación ducal para la adquisición de cuatro imágenes de procesionar. 1785.- Acuerdo por el que las procesiones de Semana Santa salen todas de San Esteban, excepto la del Santo Entierro, que sigue con su sede en el Convento de San Francisco. Declive.- El esplendor se paraliza a finales del siglo XVIII, cuando se prohíben las cofradías que no se atengan a ciertas reglas, estas medidas ilustradas coinciden con una grave crisis en la religiosidad popular, que poco a poco van provocando una pérdida de interés por las
... Se oiría quizás el restallo de las disciplinas golpeando las espaldas...
procesiones, situación que se refleja en Santisteban. El Convento de San Francisco siguió manteniendo sus cultos hasta 1835, año en que por un Real Decreto quedaban extinguidos todos los monasterios que no superaran el número de 12 religiosos. Situación en la que desgraciadamente se encontraba el nuestro. Triste y con el corazón roto marchó su último guardián, y las piedras fueron silenciosos testigos de su expolio y de su olvido, se apagó la vela y el humo de su pabilo se fue perdiendo en la noche de los tiempos, actualmente, solo en algunas casas de la zona, apenas se conservan parte de sus estructuras, como girones de su glorioso pasado. Las imágenes titulares de la Cofradía de la Vera Cruz pasaron a las dos parroquias
Procesión de la Virgen de los Dolores y San Juan.
existentes en esta época, la de Santa María y la de San Esteban, que se repartieron también la celebración de las procesiones del Jueves Santo. El resurgir.- Hasta después de la Guerra Civil no podemos hablar de un resurgir de la Semana Santa. En estos años se vive un clima exacerbado de catolicismo que impregna todas las facetas de la vida ordinaria. Las cofradías, mas o menos como hoy las conocemos se forjaron a finales de los años 40. En 1947 se funda la Cofradía de los Esclavos Servitas, en torno a una imagen de Nuestra Señora de los Dolores tallada por esa misma fecha por Jacinto Higueras Nuestro Padre Jesús Nazareno (Antiguo)
Fuentes, era un solo paso de palio, pero despertó el sentimiento y el fervor de tal forma que fue el detonante de la fundación de todas las demás Cofradías conocidas. Que por orden de salida quedaban así: Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto.Consagrada alrededor del gremio de los Hortelanos y Agricultores. Su salida el Martes Santo. Túnica blanca, con capa, caperuz y fajín verde. Su apodo la de los Hortelanos. Sus titulares: Oración de Jesús en el Huerto. Cofradía de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli.De la que mas adelante nos da noticia Francisco Olivares nuestro Cronista Oficial. Cofradía de los Esclavos Servitas de Nuestra Señora de los Dolores.La Raiz -31
Su salida la tarde del Jueves Santo. Túnica blanca y capa también blanca, excepto cuando se procesionaba el Santo Entierro que se usaba la capa negra, y caperuz y ceñidor negro. Su apodo la de los Pingüinos. Sus titulares: Nuestra Señora de los Dolores, obra de Jacinto Higueras Fuentes; San Juan Apóstol, obra del escultor toledano Víctor González Gil; Nuestra Señora de la Soledad, Anónima del siglo XVII, atribuida a Alonso Mena; Nuestro Padre Jesús de la Caída, obra de Jacinto Higueras Cátedra; Nuestro Padre de la Cruz Guía, obra de Jacinto Higueras Cátedra Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Santísima Virgen de la Amargura.Asociada al gremio de los comerciantes. Su salida la Madrugada del Viernes Santo, túnica y caperuz morado y cíngulo de cordón amarillo. Su apodo los Moraos o también los Permanganatos. Sus titulares:Nuestro Padre
Jesús Nazareno, obra de Jacinto Higueras Fuentes; Virgen de la Amargura, obra de Jacinto Higueras Cátedra Cofradía de Santísimo Cristo del Perdón y la Misericordia.Fundada alrededor de una imagen de Cristo en el momento de la Expiración, que pasa por ser la última obra que salió de la gubia de Jacinto Higueras Fuentes. La fundación de esta hermandad sirvió para limar graves enfrentamientos políticos y sociales que arrastró el final de la guerra. Su salida, el Viernes Santo. Túnica de paño burdeos, caperuz negro y ceñidor de esparto. Sus titulares: el mencionado Cristo del Perdón. Cofradía del Santo Entierro y la Santísima Virgen de las Lágrimas.Fue la procesión oficial de Santisteban, estaba patrocinada por el Ayuntamiento y a ella estaban asociados todos los
funcionarios. Su salida la noche del Viernes Santo. Túnica, caperuz y ceñidor negros. Sus titulares: Cristo Yacente y Virgen de las lágrimas A estas cofradías constituidas habría que añadir otros dos pasos que se procesionaron por la Agrupación de Cofradías: Jesús en la Entrada en Jerusalén, popularmente conocido como la Borriquilla; y el grupo de Nuestro Padre Jesús Resucitado, obra de Jacinto Higueras Cátedra y que se procesionó por primera vez en 1961. Como veis toda una Semana Santa completa y digna representante de la tradición santistebeña. Un nuevo receso.- Por la competencia entre hermandades, por la falta de sucesores que la sustentaran, el caso es que nadie se explica como de la noche a la mañana de todo aquello no quedó nada. En los últimos años de la década de los 60 fueron extinguiéndose, una tras otra, todas las cofradías. Como una ráfaga de viento sobre el candelero, la Semana Santa de Santisteban del Puerto quedó sin luz. Pero la semilla había quedado dentro de los corazones, y no hubieron de transcurrir muchos años para que un grupo de jóvenes tomara la antorcha y se plantearan el reto de sacar a flote aquello que le contaban sus mayores, recuerdos gloriosos de otros tiempos. Se constituyó una Comisión Organizadora compuesta por jóvenes con ganas Procesión del Santísimo Cristo del Perdón y la Misericordia.
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de trabajar, y se pusieron manos a la obra. Se pidió limosna casa por casa, se ideó aquel Festival de la Canción del Condado, se buscaron benefactores... Todo con un único fin, devolver la Semana Santa a los santistebeños. Y el resto ya lo conocéis, prendió la llama y actualmente gozamos de un elenco de Cofradías digno reflejo de las flores de antaño. A modo de colofón.- Han pasado muchos años, mucho ha llovido, cuánta historia, pero los lirios malva siguen floreciendo, y la sierra cercana sigue enviando mensajes de primavera mojada con aromas de tomillo y romero. De los mismos olivos se cortan las ramas con que recibimos a Jesús, y el ramón que cobija la Oración de Jesús, casi es el mismo de antaño. Pero los que siempre han estado ahí, desde los primeros tiempos, son los hombres y las mujeres de Santisteban, cristianos viejos arraigados en este terruño rojo como la sangre de Cristo que con su fervor y su trabajo han hecho posible que hoy lo podamos pregonar a los cuatro vientos, en mi pueblo hay procesiones. Desde aquel don Día Sánchez fundador del Convento de San Francisco, hasta el nuevo costalero que, nervioso, se ha incorporado este año, muchas son las personas que han aceptado el reto de transmitir la llama, ellos son los que mantienen la Semana Santa, ellos los que capean al temporal, ellos son los que se esfuerzan, los que sufren, los que se ilusionan, los que desfallecen y los que se vuelven a levantar. Santistebeños que
donaron imágenes, que las esculpieron, las limpiaron con amor una y otra vez y las vistieron con mucha devoción. Santistebeños y santistebeñas que guardaron los ajuares de sus titulares en el mejor sitio de sus casas, que cosieron y bordaron estrellas en la noche de los mantos. Hombres y mujeres que pidieron limosna, que dieron su trabajo y su tiempo para que todo siguiera adelante. Hombres y mujeres que dañaron sus espaldas con disciplina, que amorataron sus hombros entre las trabajaderas,
que se sintieron cristos caminando hacia el Calvario. Hombres y mujeres que capitanearon tronos como si fueran barcos, que arrastraron sus pies desnudos, que todos a una hundieron el esparto de sus sandalias entre las piedras de la calle en una última levantá. Hombres y mujeres que hicieron música, que la compusieron, que la tocaron, que hicieron que la piel se nos erizara con el eco de un Stabat Mater, que redoblaron tambores y sonaron clarines en la madrugada. Hombres y mujeres que rezaron, que se arrodillaron cuando el mismo Cristo y su Madre pasaban por la puerta de sus casas. Son ellos, santistebeños y santistebeñas, los que han hecho posible que la Semana Santa en nuestro pueblo esté viva. Y solo ellos harán que siga adelante. La Raiz
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