Carlos Cañás - antología 65/15

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19 de noviembre de 2015 al 28 de febrero de 2016

Museo Nacional de Arte Decorativo Av. del Libertador 1902, Ciudad Aut贸noma de Buenos Aires


Presidenta de la Nación

Asociación Amigos del Museo Nacional de Arte Decorativo

Cristina Fernández de Kirchner

Comisión Directiva (2015 - 2017)

Secretaria de Cultura

Presidente

Teresa Parodi

Paula María Benvenuto

Directora Nacional de Patrimonio y Museos

Vicepresidente 1º

Araceli Bellotta

Rafael Manuel Jesús La Porta Drago

Director Museo Nacional de Arte Decorativo

Vicepresidente 2º

Arq. Alberto G. Bellucci

Olga Inés Muro de Nadal

Departamento de Museología y Museografía

Secretaria

Lic. Hugo Pontoriero

María Teresa Rey Pastor

Tec. Rest. Corina Della Maggiore, Lic. José Osvaldo Rodríguez, Bernardo Bintana, Cons. Mariana Astesiano, Prof. Graciela Razé, Elsa Fagundez, Delfina Liderjover. Departamento de Extensión Cultural y Difusión Prof. Elida Masson Tec. Mus. María José Armand, Tec. Mus Bárbara Brizzi, Lic. Ana Blanc Blocquel, Tec. Tur. María Inés De Viana, Cecilia Martínez, Tec. Tur. Marcela Retamar. Departamento Administrativo Contable y de Personal Sra. Victoria Boggio Adrián Aguilera, Santiago Bianco, Martha Mónica Bravo, María Eugenia Castiarena, César Ceballos, Sergio Ceballos, David Flores, Ramón Jiménez,

Pro Secretaria María Carolina Pampliega Tesorero Martín Hubert Reynal Pro Tesorero Alfredo Alcorta Vocales Alicia María Agote, María de las Mercedes Basualdo, Angélica Becú, Elizabeth Lorna Boote, Juana Carroll, Hebe Colman, Alejandro Cordero, Alfredo Corti, Martina Costantini, Felipe Alberto Martín de la Balze, María Cristina Ferro, Juliana Grimaldi, Inés Llorente, Lilia Neumann, Andreína Santander, María Cristina Tchinnosian, Magdalena María Tedín Uriburu, Carrie Leigh Thomas.

Juan Carlos Lozano, Darío Moreno,

Administración

Mirta Moreno, Carolina Núñez, Matías Núñez,

Directora Ejecutiva: Dolores Jaureguialzo

María Cristina Pérez, María del Carmen Tapia, David Flores.

María Dominguez Lemoine, Dolores Villar.


La serie de exposiciones temporarias 2015 del Museo Nacional de Arte Decorativo culmina con la muestra antológica dedicada al maestro Carlos Cañás, uno de las figuras más destacadas de la pintura argentina. Protagonista de una larga y brillante trayectoria artística, jalonada con premios y distinciones dentro y fuera de nuestro país, Cañás ha hecho de sus pinturas restallantes un testimonio vivo de su espíritu tesonero, sus firmes convicciones y una energía indoblegable que -reconozcámoslono es fácil de advertir bajo la bonhomia serena y el diálogo mesurado de su presencia siempre afable. Lo cierto es que cada tela que emerge de sus pinceles proyecta un ramalazo de formas y colores que la cruzan y la desbordan, sean rectas como flechas disparadas por un arquero experto, círculos luminosos manejados por un malabarista de antorchas, o polícromos fuegos de artificio que estallan encandilantes y se apagan súbitamente en oscuridades de abismo para volverse a encender sin pausa. Aquí y allá pueden aparecer rostros y figuras reconocibles, pero son instantes, presencias que se rinden al big bang de una creación incesante que los envuelve y devuelve al torbellino de un mundo de formas y colores en expansión. Sin embargo, dentro de ese mundo alienta el orden, el sentido de algo que permanece, un fondo de estabilidad donde es posible conquistar el silencio del espíritu y la esperanza que sostiene. Esto se ve en la recurrencia a la composición centralizada, en los marcos que delimitan, en un orden que preside -desde lejos o desde arriba- el devenir de lo que acontece. Tal parece ser, al menos para mí, el contenido profundo de esa suerte de tragedias sin rostro y explosiones sin palabras que transmite este Cañás imperturbable ante los nombres que se suceden y las modas que pasan. Pero además de la indudable calidad de su obra pictórica, hay otra particularidad que justifica esta exposición retrospectiva en nuestro Museo, ya que este año se cumplen veinticinco años desde que comenzó su ininterrumpida tarea docente al frente del taller de pintura, taller que con el correr del tiempo y gracias a la consistencia de sus enseñanzas, ha pasado de ser una bienvenida costumbre anual a convertirse en algo cercano a la leyenda. Por eso estas ´bodas de plata´ de Carlos Cañás con el Museo Nacional de Arte Decorativo -que curiosamente coinciden con las de la gestión directorial de quien escribe estas líneas- merecen festejarse y agradecerse, y nada mejor para ello que abrir las salas temporarias para presentar un conjunto antológico de obras del maestro, en una selección expresamente elegida por él para esta ocasión, y que recorre cinco décadas de su continuada actividad creativa. Alberto Bellucci Director del Museo Nacional de Arte Decorativo


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Albino Dieguez Videla 2013

Rodolfo Alonso

Carlos Cañás es un pintor -y maestro de pintores- que nunca ha dejado de demostrar su independencia expresiva. Hasta hoy sigue encontrando la manera de captar visualmente al contemplador a través del soporte de las pinturas, generando una complicidad intelectual gracias a esa mencionada independencia expresiva que ahuyenta comparaciones o coincidencias estéticas ajena a su hacer. Carlos Cañás es cada vez más él: en el dominio de la materia y su explayación informal -pero dominada al milímetro- en el trazado de los vectores del soporte que se entrega dócilmente para su concreción. Este pintor grande y audaz, a través de unas telas creadas con una técnica que es una respiración que acompasa el gesto, impone una suerte de declaración de fe acerca de la creación y de la pintura como cauce expresivo.

La discreción no debería ser, obligadamente, enemiga de la intensidad. Y esto es lo que viene demostrando, de modo especial en sus muestras más recientes, la trayectoria de un artista como Carlos Cañás. Frente a su serie “Elogio de la pampa”, por ejemplo, que acaba de exponer en el Museo Sívori, me pareció detectar a la vez una actitud fecunda y ejemplar. Y en un doble sentido, inclusive. Porque si el alto nivel de su exigencia técnica se convierte en algo inusualmente llamativo para los tiempos que corren, no es menos cierto que la aguda sutileza con que ha sabido sortear los riesgos de la representación, de la alusión a un tema que, como el de la pampa, está lógicamente cargado entre nosotros de muchas ricas, amplias y hasta diversas significaciones, nos lo muestra como un artista tan sensible como capaz.

2001

Rosa Faccaro 1998 Elba Pérez

2009

La luz que convocan sus lienzos sostiene el deslumbramiento perceptual pero se funda en aquel rescoldo innominado que está más allá de la pupila. Del mismo modo las virtuales retículas que jerarquizan horizontalmente los planos espaciales remiten a órdenes espirituales, conceptuales, como su remisión a la geometría y al imperio del triángulo que protagonizó –y suele aflorar aún –en las obras que expuso en 1996 en el Museo de Arte Decorativo. En la ocasión Guillermo Whitellow supo discernir con la agudeza poética que es su cuño el diálogo entre abstracción y naturaleza, el rapto intuitivo y la búsqueda de la norma, el amor al oficio, al hombre y a todo lo humano que subyace y aflora en la obra de Carlos Cañás.

Julio Sánchez

2004

Hay dos puertas de entrada. En una ingresamos a un banquete de colores y formas; paisajes abstractos que van desde el terremoto al remanso, desde la dominación monocroma hasta la impresión de una bandada de pájaros exóticos que surcan el cielo del trópico. La otra entrada es más ordenada y rigurosa, hay un cuadrado central y otro más cercano al marco. Una geometría de líneas de fuga que confluyen en un punto. Estas son las dos puertas que dan ingreso al ojo que mira la serie de pinturas que Carlos Cañás ha dado en llamar “Génesis”. En una se ofrece al espectador el sosiego de aquello que permanece; en otra, la novedad de aquello que muta. En un mismo territorio conviven lo fijo y lo móvil. Cada tela es un microcosmos donde yacen lo fijo (sin tiempo ni espacio) y lo volátil (en el espacio y el tiempo); y es -a la vez- la parte de un todo que la contiene. Cañás emplea los medios plásticos como solamente un maestro lo puede hacer después de largos años de oficio; frente a estas telas es difícil substraerse a la seducción del color y a la pasión del gesto. Pero quizá haya un logro superior a esta combinatoria, y es poder hablar -sin palabras- de los tres misterios que siguen inspirando al hombre: Dios, el alma y el universo. 36

Las empaquetaduras van a ser un tema recurrente en esta serie, ellas aluden al ensimismamiento. El artista reflexiona con la pintura, formula preguntas, cuestiona los valores existentes, proyecta sus fantasmas en imágenes visuales. “No hubo variantes en mi relación con el mundo”. “No entran componentes ni cambios en mi relación humana”. “El ensimismamiento ha sido constante en mi pintura”. “La relación con el medio ha sufrido un cambio, esto quizás influya en el sentido espiritual, y no social” comenta el artista. Esta serie “Días de guardar” se presenta como una respuesta a la memoria. La silueta del hombre recortada se relaciona con dibujos de escenografías. La imagen fragmentada de siluetas anónimas manifiesta quizás nuestra realidad histórica. Este aspecto fantasmal de la pintura de Carlos Cañás siempre estuvo presente en su obra: en la serie de los estandartes, en las mesas rituales con ofrendas, en los paisajes pampeanos.

Guillermo Whitelow

1994

El acendrado oficio del pintor es evidente. Tiene en la punta de los dedos, o del pincel, que es lo mismo, la sabiduría gestual que siempre lo distinguió, desde el ya lejano - pero no por eso menos importante acontecimiento de la creación del Grupo del Sur en 1959. Por aquel entonces, su sensibilidad afloraba envuelta en el ropaje del informalismo, un amor a la materia que nunca traicionó, quizás herencia de su maestro Adolfo Deferrari. Cañás, una vez vislumbrado el camino, fue dócil a los requerimientos de su yo interior. Dueño ya de su cosmovisión, todo lo demás se centró en el reflejo de sus íntimas experiencias al chocar con el mundo, al explorarlo y auscultarlo obligándolo a mostrar sus entrañas, y lo que ellas ocultan. Descubrió por ejemplo una pampa espectral, electrizante, y sugestivas apariciones, plasmadas en los espantapájaros, característicos de cierta etapa de su creación lindante con lo fantástico. Si traemos esto a colación es porque los triángulos que hoy vemos no constituyen un mero alarde pictórico. Cañás testimonia por su intermedio


la decantación de una imagen símbolo de elevación, de ascenso, que entronca con lo místico. La doble simbología reviste a sus obras de una densidad que merece una lectura profunda, como es profundo el contenido explicitado en esta serie coherente y reveladora.

Rafael Squirru 1983 Cuando de algún artista se dice que sabe pintar, se está diciendo algo que puede significar mucho, según el enfoque y la responsabilidad de quien lo dice. En contados casos el juicio adquiere consenso prácticamente unánime. Uno de esos casos es el de Carlos Cañás. Cabe que nos preguntemos el por que de ese acuerdo. Sin duda mucho ha tenido que ver la asimilación de la no cuestionable sabiduría plástica de su maestro De Ferrari; pero De Ferrari tuvo muchos discípulos y son contados los que mantuvieron esa línea de la probidad artesanal que sella la obra de Cañás. Yo diría que en su temperamento existían afinidades no ya con las oportunas enseñanzas sino con el medio pictórico que parece en cierto sentido ser connatural con el ser de Cañás. Existen estos raros fenómenos de empatía con determinados medios expresivos, algo que hace a una vibración muy particular en que hombre y materia se consubstancian como si se tratase de un intercambio al nivel más misterioso y profundo de átomos que establecen extrañas correspondencias entre sí.

César Magrini 1978 Recorrer las salas de la Galería Palatina que albergan durante las presentes semanas pinturas de Carlos Cañás (Gran Premio de Honor del Salón Nacional 1977, tan justo como bien ganado), equivale a salir de un esplendor para caer de inmediato en otro. Que crece, cada vez más y más. Fiel a sus temas, pero totalmente renovado en cuanto al tratamiento de los mismos, el artista logra fijar ese indetenible fluir del tiempo, en un lenguaje extrañamente cotidiano y más allá de la realidad, simultáneamente humano y metafísico. Hecho de alusiones, de sugerencias, de toques que rozan incluso lo sobrenatural o Io que la razón no puede explicar, pero sí exponer, en cambio, el seguro y ya hondamente arraigado idioma del pintor.

Eduardo Eiriz Maglione 1968 Los cinco valores más relevantes de las 72 obras del pintor Carlos Cañás, reunidas en la extensa “Art Gallery International”, nos parecen: la imaginación, la técnica, el color, la luz y la variedad. Singular inventiva y fecundia patentizanse en esas numerosas creaciones, jamás reiteradas, nunca homogeneizadas, pero sin quebrar o perturbar la unidad del personal estilo. Diversificación unitiva. Correlación diferenciada. Pintura heteróclita, abstracta, salvo muy esporádicas insinuaciones figurativas, con alguna inclusión geométrica, exenta del aspecto cubista y de rigor lineal, planimétrica o volumétrica, son formas geométricas expresionistas. No remeda, no imita, no plagia.

Córdoba Iturburu 1966 Un mundo de singulares ámbitos enigmáticos es el mundo, de honduras misteriosas, a donde nos conduce la taumaturgia de sus armoniosas gamas colorísticas, de los extraños conglomerados de formas imprecisas y nerviosas y de expresivos empastes que protagonizan los temas de sus cuadros. Nada en ellos sugiere la gratuidad o el mero propósito exterior de la persecución de hallazgos exclusivamente plásticos. Su no figuración es, de toda evidencia, la resultante de exigencias interiores profundas, es el lenguaje con el cual el artista afronta, con desusada y original fortuna, la revelación de una escondida realidad poética de ecos a veces religiosos. Un lirismo de graves resonancias musicales late en las subyacencias de esta pintura donde el misterio y el equilibrio ordenan la armonía de su espiritualidad con su sensorialidad pictórica, de su espontaneidad con su severa necesidad de orden, de sus automatismos con el rigor de las no formuladas normas que arquitecturan sus cuadros dentro de ese desiderátum de la mejor pintura que es la unidad imperturbable de sus elementos imponderables y ponderables, es decir, de sus esencias y esa depurada materialidad en que consiste la dignidad de los vocabularios del arte.

Juan Carlos Ghiano Vicente P. Caride

1970

Después de Ias experiencias de una pintura en la que se daba Ia aventura de una signografía expresiva o gestual, sobre un fondo fuertemente conjugado en lo cromático, ahora Carlos Cañás incursiona en la búsqueda de una síntesis dialéctica entre eI espíritu analítico, dado en una Iibre geometría que parte del plano y una figuración de hondo contenido patético. Se mueve entre Ias condicionantes de las ideas estéticas, Ia atemporal del formalismo, a la vez que alterna con la presencia de lo temporalfigurativo, inscribiendo personajes simbólicos, expresión de un mundo donde gravitan tensiones del hombre.

1965

Las imágenes nuevas de Cañás se ordenan y justifican por sus condiciones de creador pictórico, por la identidad de tema y técnica, por el meditado sentido de la composición, por la lucidez de su arte y de su artesanía. Las raíces españolas, a lo Goya, y el arrojo porteño de Cañás se expresan con violencia contenida, manifiesta en el equilibrio de los ritmos difíciles que sostienen las composiciones. Horizontales y verticales se entrecruzan con avance de guerra, o se desnudan con marcada nitidez, como si buscasen las pautas generadoras del orden. La violencia de los negros bituminosos, la pureza de los blancos óseos, los naranjas y los verdes de la casi vida animal y vegetal, ayudan a explicar el panorama de ese territorio sumergido y latente. 37



Carlos Cañás 1963

Premio beca-exposición “El Arte Actual de América y España”, Madrid, España.

1966

Premio Jockey Club, Salón de Córdoba.

Comenzó sus envíos a salones en 1953. En 1961 viajó a Europa becado por el Fondo Nacional de las Artes y luego a Brasil, invitado por la Embajada Argentina. En 1962 realizó su primera muestra individual y hasta la actualidad desarrolla su obra artística en forma ininterrumpida. Presentó más de 140 exposiciones individuales en Argentina y el exterior. Participó de numerosas muestras colectivas junto a destacados artistas.

Premio Adquisición, Salón de Mar del Plata.

1965

1º Premio, Salón de Córdoba.

1º Premio, Sociedad Argentina de Artistas Plásticos.

1967

3º Premio, Salón Nacional de Artes Plásticas.

1969

1º Premio, Salón Nacional de Tucumán.

Obtuvo importantes distinciones, destacándose el Primer Premio del Salón Nacional de Córdoba en 1966, el Primer Premio del Salón Nacional de Tucumán en 1969, el Gran Premio de Honor del LXVI Salón Nacional de Artes Plásticas en 1977 y el Primer Premio del 59° Salón de Artes Plásticas Manuel Belgrano en 2015. En 1965 y 1985 participa por invitación especial del Premio Palanza, como también del Premio Carlos Morel en 1968, del Premio Tres Arroyos en 1982 y del Premio Trabucco en 1993. En 1987 seleccionado por concurso, realizó una pintura mural en la sede de Aerolíneas Argentinas de Nueva York.

1971

2º Premio, Salón Nacional de Artes Plásticas.

1974

1º Premio, Salón Nacional de Artes Plásticas.

1977

Gran Premio de Honor, Salón Nacional de Artes Plásticas.

1978

Medalla “Universidad Kennedy” a la personalidad destacada.

1987

1º Premio, Concurso para la realización de una pintura mural para la sede de Aerolíneas Argentinas en Nueva York, EE.UU..

En 1991 fue designado Miembro del Directorio del Fondo Nacional de las Artes de Argentina. Ejerció la docencia en las tres Escuelas Nacionales de Bellas Artes antes mencionadas. Fue jurado y curador de 4 Bienales de Arte Sacro, organizadas por el Obispado de Morón. Es miembro de número de la Academia Porteña del Lunfardo. En 2002 fue declarado Ciudadano Ilustre por el Honorable Concejo Deliberante de la Municipalidad de Vicente López. Ilustró libros, discos y artículos. Dictó cursos y pronunció conferencias.

1989

“Plaqueta Café Tortoni” a figuras de la Cultura.

“Premio Discepolín” a personalidades destacadas de la Cultura.

1999

3º Premio, Salón de Artes Plásticas Manuel Belgrano.

2000

2º Premio, Salón de Artes Plásticas Manuel Belgrano.

2015

1° Premio, Salón de Artes Plásticas Manuel Belgrano.

En la actualidad conduce un Curso Superior de Pintura en el Museo Nacional de Arte Decorativo y en su taller.

Salas Nacionales de Cultura, Buenos Aires.

Sus obras se encuentran en colecciones de Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil, EE.UU., Francia, Italia, España, Japón e Israel.

Museo de Arte Moderno, Buenos Aires.

Premios

Museo Victorica, San Juán.

Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1928. Es hijo de inmigrantes españoles. Se formó en las Escuelas Nacionales de Bellas Artes Manuel Belgrano, Prilidiano Pueyrredón y Ernesto De La Cárcova.

1979 Premio Nacional Festival Internacional de Cagnes-Sur-Mer, Francia.

Poseen sus obras: Museo Eduardo Sívori, Buenos Aires. Museo Genaro Pérez, Ciudad de Córdoba.

1954

3º Premio, Salón Estímulo de La Plata

Museo Juan Pereda, Córdoba.

1955

1º Premio, Concurso de Pintura al Aire Libre, Mun. de Bs. As.

Museo Caraffa, Córdoba.

1956

3º Premio, Salón de Morón

Museo Municipal, La Plata, Pcia. de Buenos Aires.

3º Premio, Salón de La Plata.

Museo Provincial, La Plata, Pcia. de Buenos Aires.

Premio “Pío Colivadino”, Salón Nacional.

Museo Guiñazú, Mendoza.

1958

Mención Honorífica, Salón Nacional.

Ministerio de Obras Publicas, Buenos Aires.

2º Premio, Salón de San Fernando.

Museo Escuela de Bellas Artes, Lanús, Pcia. de Buenos Aires.

1959

1º Premio, Salón de San Fernando.

Museo de Avellaneda.

Premio Adquisición, Salón de Santa Fé.

Consulado Argentino, Nueva York, EE.UU..

Premio Ministerio de Obras Públicas, Salón Nacional.

Aerolíneas Argentinas, Nueva York, EE.UU..

1961

Premio Cinzano, Salón Nacional.

Galleria degli Uffizi, Florencia, Italia.

Premio Acquarone.

Instituto de Cultura Hispánica, Madrid, España.

1962

2º Premio, Salón de Azul.

Colecciones privadas argentinas y extranjeras. 39


Obras reproducidas Pág. 4

Algarabía Acrílico 127 x 127 cm 2015

Pág. 5

Emociones paralelas

Acrílico

196 x 196 cm

2013

Pág. 6

Rastros del movimiento I

Acrílico

250 x 150 cm

2009

Pág. 7

Rastros del movimiento II

Acrílico

100 x 150 cm

2008

Pág 8

Rastros de las sombras y la luz

Acrílico

130 x 97 cm

2007

Pág. 9:

Rastros de las luces y las sombras I

Acrílico

130 x 97 cm

2007

Pág. 10

Rastros de las luces y las sombras II

Acrílico

100 x 100 cm

2006

Pág. 11

Estructura concentrada -

Acrílico

97 x 130 cm

2006

Pág. 12

Génesis 27

Acrílico

90 x 90 cm

2004

Pág. 13

Génesis 10

Acrílico

90 x 100 cm

2003

Pág. 14

Elogio de la pampa, opus III

Acrílico

122 x 167 cm

2000

Pág. 15

Oid mortales, opus III

Acrílico

195 x 170 cm

2002

Pág. 16

Días de guardar, jueves 11/06/98

Acrílico

140 x 140 cm

1998

Pág. 17

Días de guardar, domingo 27/07/97

Acrílico

190 x 150 cm

1997

Pág. 18 y 19

Territorio agitado

Acrílico

195 x 390 cm (Tríptico)

1996

Pág. 20

Invitación a la luz

Acrílico

146 x 114 cm

1996

Pág. 21

Sin ataduras

Acrílico

146 x 114 cm

1996

Pág. 22

Intiución de forma

Acrílico

160 x 160 cm

1991

Pág. 23

Vestigios II

Acrílico

195 x 130 cm

1991

Pág. 24 y 25

Situación complicada

Acrílico

130 x 195 cm

1993

Pág. 26

Transustanciación de los huesos

Óleo

146 x 146 cm

1982

Pág. 27

Fin de fiesta

Óleo

146 x 114 cm

1982

Pág. 28

Espantapájaros

Óleo

162 x 114 cm

1974

Pág. 29

Todo lo que pasa, pasa, opus II

Óleo

195 x 130 cm

1976

Pág. 30

Pórtico del espantapájaros

Óleo

195 x 130 cm

1975

pág. 31

Pórtico de la adolescencia

Óleo

195 x 130 cm

1972

Pág. 32

Imagen dinámica

Óleo

195 x 130 cm

1971

Pág 33

Energía contenida

Óleo

195 x 130 cm

1971

Pág. 34

Introducción a la esperanza

Óleo

129 x 162 cm

1966

Pág. 35

Ascendente

Óleo

130 x 97 cm

1969

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Catálogo Fotografía y diseño Fabián Cañás Impresión


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