Aída E. Marcuse
El coyote, el jaguar y, por supuesto, el zorro
Desde tiempos remotos, el hombre se valió de relatos cuyos protagonistas eran animales para preservar y pasar de generación en generación la manera en que cada pueblo comprendía el mundo e interpretaba la vida. A cada animal le asignó una personalidad, virtudes y defectos propios de los humanos. Así, el jaguar es poderoso pero tonto; el zorro, astuto; la serpiente, insidiosa; los monos y los conejos, pícaros e ingeniosos; el cuervo, malvado y ladrón; la lechuza y la tortuga, sabias y justicieras.
El coyote, el jaguar y, por supuesto, el zorro Aída E. Marcuse
www.panamericanaeditorial.com ISBN 978-958-30-5216-3
coyote jaguar tapa 2.indd 1-3
5/12/16 9:38 AM
Contenido Los cuentos que nos contaron
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El río pasa ¿Por qué el coyote es tan astuto? El coyote y la roca El coyote y el gigante El coyote y el conejo El jaguar y el conejo El jaguar y el grillo El jaguar y el burro El jaguar y la nube El jaguar y el fuego El zorro y la huachua El zorro y el sapo El zorro y la vizcacha El zorro y el tigre El conejo y los caites de su abuela El conejo, el burro y el lagarto El tlacuache vanidoso Anansi y la tortuga El sapo y la lora ¿Por qué el puercoespín tiene púas? La boda de Ts’unu’un, la colibrí ¡Cantemos ya!
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¿Quiénes eran estos pueblos? Bibliografía
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15 23 31 39 53 65 73 81 87 93 101 111 119 127 133
¿Por qué el coyote es tan astuto? Cuento de los indígenas karokes de California, Estados Unidos, y de Canadá
Kareya, el dios, creó el mundo y todo lo que existe en él. Hizo el océano y lo llenó de peces, hizo la tierra y, uno por uno, creó a los animales. Después hizo al hombre. A todos los animales les dio el mismo rango y el mismo poder. Pero más tarde se le ocurrió que 15
eso no estaba bien. Pensando hacer algo para dis tinguirlos, se dirigió adonde el hombre tomaba el fresco bajo un árbol y le dijo: —Quiero que hoy hagas algo por mí. —¡Por supuesto, Kareya, con mucho gusto! ¡Ordena lo que quieras! —El hombre se puso de pie de un salto y se echó a los pies de su creador. —No es mucho lo que te pediré. Ni siquiera tendrás que ir a ningún lado. Este árbol grande bajo el que descansas me servirá —dijo Kareya sonrien do, mientras lo ayudaba a ponerse de pie. —Dime qué he de hacer —el hombre son rió a su vez. —Quiero que extraigas todas las astillas que puedas de este árbol tan grande y que fabriques con ellas arcos y flechas para cada uno de los animales que hice. Pero todas han de ser de medidas distintas. Además haz que su tamaño vaya de mayor a menor. Cuando me los traigas, yo convocaré a los anima les, y le daré el arco y la flecha más larga al animal que merezca tener mayor poder, y el más corto, al que ha de tener menos. —¡Ya mismo comienzo a hacerlos, señor! —dijo el hombre empuñando el hacha. Enseguida puso manos a la obra, y en nueve días de arduo trabajo consiguió hacer arcos y flechas 16
Aída E. Marcuse
El coyote, el jaguar y, por supuesto, el zorro
Desde tiempos remotos, el hombre se valió de relatos cuyos protagonistas eran animales para preservar y pasar de generación en generación la manera en que cada pueblo comprendía el mundo e interpretaba la vida. A cada animal le asignó una personalidad, virtudes y defectos propios de los humanos. Así, el jaguar es poderoso pero tonto; el zorro, astuto; la serpiente, insidiosa; los monos y los conejos, pícaros e ingeniosos; el cuervo, malvado y ladrón; la lechuza y la tortuga, sabias y justicieras.
El coyote, el jaguar y, por supuesto, el zorro Aída E. Marcuse
www.panamericanaeditorial.com ISBN 978-958-30-5216-3
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