del 23 de marzo al 16 de abril
Índice 1 Por qué “De Nahuales y Encomenderos” es un homenaje a las hermanas Quiroa y a la dra. Marta Elena Casaús Arzú Marcela Valdeavellano Valle 5 Mente de encomendero. Técnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 6 De nuevo frente a las reflexiones de Marcela Valdeavellano – Delia Quiñónez 8 Tz'ikin. Lápiz, y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
9 Comentario de la Exposición de Marcela Valdeavellano Dra. Marta Elena Casaús Arzú 10 Tonatiuh. Técnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 11 Dibujos para la vida, Sergio Valdés Pedroni 13 Hogar Seguro. Técnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 14 Marcela Valdeavellano 493 años después, Agnes Imbert Bisonó 16 Iq’, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 17 Pedrarias/Daniel, Técnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 18 Los Nublados del Día, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 19 B’atz’, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 20 El sempiterno Corrupto, Gaínza, Técnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 21 Kiej, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 22 ¿Acuerdos de qué? Técnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 23 Kame, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 24 Presidente ad eternum del CACIF, técnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 25 Aq’abal’, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 26 Genocida, técnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 27 I’x, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 28 Jose Cecilio, redactor de la farsa básica, técnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 29 Tz’i’, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 30 Mariano, el eterno encomendero, Técnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 31 Independencia del encomendero, técnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017. 32 Marcela Valdeavellano, Bio-breve.
Por qué “De Nahuales y Encomenderos” es un homenaje a las hermanas Quiroa y a la dra. Marta Elena Casaús Arzú Los nahuales o nawales, son los espíritus animistas que ancestralmente pueblan el Sagrado Calendario Maya, El Cholq’ij (Tzolkin), que nos anima a ser conscientes de nuestro nahual de cada día. Cada uno de estos 20 días representa una energía cósmica, un ancestro, un espacio en la naturaleza que nos llama y nos transmuta, porque es un clamor a la conservación de los valores propios de la naturaleza, muy lejos del sentido de la mentalidad eurocéntrica, que basa su entelequia en el antropocentrismo y su poder de control sobre el Universo que le rodea, mientras la esencia del calendario Sagrado, es un compendio topográfico, biológico, mineralógico, zoológico y místico, que comprende todo lo natural que nos permite formar parte integral, responsable y respetuosa del Universo.
El prodigio del Cholq’ij mora en el sistema vital y transpersonal de las mágicas hermanas Quiroa, herederas del vitalismo de sus ancestros, tales como Alberto Masferrrer, su tío abuelo o su propio padre, el gran Marco Augusto Quiroa, ambos opuestos al mecanicismo imperante a partir de la colonia, que sustenta la vida en base a un sistema materialista y que el eurocentrismo y su consecuente sociedad de consumo, abrazan sin dudar. El vitalismo que rige lo transgeneracional en estas tres hermanas, se manifiesta en Milagro, la mayor, a través de las artes visuales con gran colorido y arraigo a la naturaleza; Anaité, quien además de tantas otras iniciativas, es ante todo Ajq'ij, o sea, guía espiritual Maya, quien ejercita cotidianamente el Cholq’ij, como contadora de los días y quien se ganó a pulso su Sut re jolomaj, lienzo con el que cubre la cabeza y representa las cuatro esquinas del Universo, y Le Pas o banda roja utilizada en la cintura, que representa el hilo de la vida o sea, la energía, la fuerza y la unidad. Y Rocío, la menor, dedicada a la promoción de las artes a través de su galería, quien a fuerza de estudio y compenetración se ha convertido en una de las más importantes valuadoras del arte en Centroamérica, porque no realiza la evaluación sólo en base de los criterios tradicionales, de orden materialista -precio en el mercado -sino también basándose en la influencia y capacidad de generar reflexión, de cada artista, hacia el cuestionamiento del sistema imperante. Mi admiración por ellas, nace de una amistad relativamente reciente, aunque les conozco desde muy niñas, ya que yo trabajé en la galería de Vértebra recién salida del colegio y su padre, Maco Quiroa, fue uno de mis principales guías en mi trabajo visual de entonces, antes de irme con una beca ganada por méritos a Rio de Janeiro, Brasil, gracias a Tasso Hadjidodou quien me recomendó con apoyo del Maestro Quiroa, para esa bolsa de estudios de el Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro. Y mi homenaje a Marta Elena Casaús Arzú, obedece a que desde que la conocí a través de la lectura de sus excelentes publicaciones, identifiqué claramente las tendencias que convierten nuestro sistema en un proceso interminable de subalternidades, que a partir de la independencia, se acendran en la mentalidad eurocéntrica de los criollos que quieren mantener “todo igual, bajo control” y buscaron apoyo en los conservadores y el clero mexicano, liderados por Agustín de Iturbide, y así querían garantizar que el poder
continuara exactamente igual, increíblemente hasta el día de hoy. Recomiendo la lectura de Horacio Cabezas, en este documento, al respecto: https://www.academia.edu/8336268/ Independencia_Centroamericana_Gesti%C3%B3n_y_ocaso_del_Plan_Pac%C3%ADfico_ En “Las Redes Intelectuales Centroamericanas: un siglo de imaginarios nacionales (1820-1920)”, extraordinario y esclarecedor libro de Marta, que pueden comprar a través de este vínculo los interesados: http://www.fygeditores.com/fgredes.htm, descubrí lo que sin saberlo, siempre había sentido, que fue que la mirada eurocéntrica se apoya desde siempre, en el positivismo racialista, lo que podemos identificar claramente en lenguajes y búsquedas, en cualquier plano de la cultura subalterna imperante, cuyos miembros quieren siempre “parecer y tener” lo que ven fuera de lo tradicional y local, a costa de cualquier posibilidad de encuentro con lo propio, porque consideran innovadora la repetición de lo que muestra la cultura hegemónica. Por el contrario, el espiritualismo racialista, desde 1820, a la fecha, se apoya precisamente en encontrar en lo propio, en lo negado, en los puntos ciegos para una cultura que sólo ve hacia fuera, esas grandes posibilidades para enrumbar el eje vital hacia las fuentes culturales desconocidas, dada la discriminación y al racismo imperantes. De ahí, que se celebre a quienes buscan “vivir en Guatemala las experiencias que viví en Londres” o a quienes apoyan a fundaciones teóricas en el arte, que cifran sus acciones en teorías aprendidas y repetidas al cansancio y en el criterio de “debemos vivir de acuerdo a los valores de la cultura hegemónica” y en caribeños o centroamericanos que “¡ay, qué valiosos, han exhibido y curado exposiciones en el Reina Sofía! Por lo tanto, quien no lo haya hecho, no es nadie”. Marta Elena no sólo descubre esa visión imperante, sino que va mucho más a fondo, hacia develar nuestro racismo aprendido y la discriminación que condujo a este país a un genocidio que se prolonga en miles de formas, pero que la mirada eurocéntrica niega y encima, dada la ignorancia crasa, tacha a quienes lo señalan de “visión comunista”, porque no comprenden que la descolonialidad del pensamiento, se apoya precisamente en que comunismo y capitalismo, son sistemas eruocéntricos y que debemos comenzar a vernos hacia dentro, ser capaces de conocer lo que negamos, como la Justicia Indígena, que nadie conoce pero niega a rajatablas, arguyendo estupideces como “que los indios hacen linchamientos”… cuando los linchamientos, incineraciones y masacres, vienen precisamente de un estado racista, ese que prevalece desde el primer acto de corrupción en Guatemala, la independencia, por eso represento próceres, genocidas y conquistadores en esta exhibición de dibujos que sin ninguna pretensión de “ser artista reconocida”, (lo que no me interesa desde hace mucho, pero reconozco que este sistema obliga a los artistas a buscar esos espacios para ser vistos, leídos y escuchados), realizo retratando encomenderos, hacendados de poder en la sociedad colonial, dueños de vidas y haciendas. Los indígenas que eran parte de su ganado y sólo debían obedecer, producir y conceder el derecho de pernada, por voluntad propia o a la fuerza, continúan sufriendo trato igual de muchas formas ¿o acaso existe alguna diferencia de fondo de entonces a ahora? Por eso rindo este tributo a Marta, quien a pesar de su “cuna de oro”, se ha dedicado a arrancar las vendas de nuestros ojos para hacernos capaces de descubrir a estos encomenderos que aún nos rigen… y espero que muy pronto caigan, como anunció en 2012 el Oxlajuj Baktun. Gracias también a la Premio Nacional Miguel Angel Asturias, mi querida amiga Delia Quiónez, por sus palabras de presentación en este catálogo, así como agradezco mucho a Agnes Imbert la escritora dominicana, su narración; a la propia Marta Elena Casaús Arzú por sus palabras, y al cineasta - poeta, Sergio Valdés Pedroni, por obsequiarme con su brillante texto. Marcela Valdeavellano Valle San José, Costa Rica, marzo 2017.
Marcela Valdeavellano, Mente de encomendero. TĂŠcnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
De nuevo frente a las reflexiones de Marcela Valdeavellano Entre la espiritualidad y la realidad histórica. Así se nos revela Marcela Valdeavellano en De nahuales y encomenderos, un testimonio estético indiscutiblemente reflexivo y, al mismo tiempo, deslumbrante y renovador. En este despliegue de imágenes coinciden un fuerte toque de conciencia y una desbordante imaginación creadora; dos referentes que se multiplican sin faltar a su primigenia intención. Esto es, por un lado, la introspección revitalizadora del ser humano, a partir de una cosmovisión ancestral todavía desconocida y además, intencionalmente marginada; y por el otro, la visión crítica y punzante acerca de la realidad de un ancho territorio que se debate entre los grandes males del pasado y del presente. Para fortuna de las artes visuales, Marcela Valdeavellano retoma en esta exposición, una trayectoria artística que siempre nos ha atrapado por su mensaje y realización. En estos planos pictóricos campea la sabiduría lineal, el color fulgurante o apacible, según lo exige la interioridad de los temas elegidos. Los materiales complementarios enriquecen el concepto, cuestionan posiciones, satirizaran personajes o revelan el porqué de las manipulaciones históricas que impiden ver el horizonte con mediana claridad. En los nahuales que Marcela recrea en esta hermosa muestra, milenarias energías, fuerzas, virtudes o radiaciones cósmicas nos invaden para descubrir al ser humano que busca profundizar en la esencialidad y objetivo de sus días; aquellos que perduran sobre la faz de la tierra, pero llegados desde el Corazón del Cielo. Así, los nahuales siembran estrellas confirmando el milagro de katunes y baktunes, y nos recuerdan ese viaje ineluctable que va desde nuestro nacimiento, hasta el momento en que es posible conquistar la plena libertad en un espacio- tiempo sin fronteras. Ellos proclaman virtudes y debilidades, luces y penumbras, territorios inexplorados por la miopía que nos afanamos en cultivar. Los nahuales encarnan la naturaleza que es la clave del tiempo donde se conjuga lo divino y lo humano; señales heredadas que debieran quedar escritas en piedra. Obsidiana afilada que impregna de armonía la realidad imaginada.
Esta exposición de Marcela Valdevellano nos conduce a dos mundos distintos, pero implicados en el discurrir de más de cinco siglos. Si los nahuales nos invitan al descubrimiento de la armonía del universo, los encomenderos nos obligan a repensar la historia aprendida a conveniencia. Estos símbolos de la encomienda, revestidos con atributos de arrogancia, soberbia, codicia, y deslealtad, nos instalan, certeros y crueles, en un injusto modelo de gobernanza, donde sólo se maneja el azadón acaparador de frutos, que sociedades ancestrales han creado a fuerza de sabiduría y trabajo. Acciones de dudoso linaje, ordenanzas espurias en nombre del derecho divino y monárquico; raptos, despojo de patrimonios, secuestros y rapiña definen a quienes en nombre de las leyes y ambiciones de ultramar, ignoraron estelas y pirámides, quemaron códices y destruyeron culturas, para construir un orden que desde la invasión territorial, pasando por el coloniaje deformante, trajeron consigo la inercia y la farsa republicana. Ellos, conquistadores, colonizadores y encomenderos trazaron su propio señorío y lo conservan diligentemente. Y siguen tan campantes como en sus orígenes. Fueron y son reyes en territorios ajenos, capitanes de la usura y sabios en estrategias para perpetuar encomiendas según sus propias normas e intereses. Así aparecen en esta serie de Marcela Valdeavellano: con sus insignias y aditamentos ilustrativos de su racismo y linaje. Encajes y golas nos recuerdan sus voces engoladas y educadas para mentir; los billetes modernos nos remiten a la vigencia de su ideario económico y las condecoraciones y galones de dudosa modernidad. La obra visual de Marcela Valdeavellano, en muchos de sus registros y temáticas, ha sido un permanente rompe y rasga para provocar discusiones ajenas a la frivolidad transitoria o a las oportunas concesiones. Ahora nos invita, como en esta exposición, a observar una cultura milenaria claramente trascendente y, en otra perspectiva, a descartar eufemismos que retrasen la tarea de revisar el camino recorrido.
Delia Quiñónez
Ciudad de Guatemala, marzo del 2017
Marcela Valdeavellano, Tz'ikin. Lรกpiz, y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Comentario de la Exposición de Marcela Valdeavellano La genial artista Marcela Valdeavellano presenta una extraordinaria exposición en la que contrapone la energía positiva de los nahuales, que encarnan el desarrollo del plan cósmico, la fuerza de la unión comunitaria, con la conciencia expansiva del universo, expresada en creativas formas y figuras y lo refleja con una enorme fuerza, creatividad y plasticidad.
En contraposición, combina los nahuales con la figura de los conquistadores y encomenderos, Pedrarias Dávila , Pedro de Alvarado, Mariano Aycinena, con los dictadores recientes de la región centroamericana, dándonos a entender que desde la Colonia hasta la actualidad, la figura represiva del colonizador que trajo sangre, muerte y desolación, aún permanece vigente en otro etapa de dominación colonial, en donde el autoritarismo, el despotismo y la represión siguen siendo la otra cara de la moneda. Esta contraposición pictórica y simbólica, le permite mostrar los efectos del colonialismo interno y externo y la necesidad de buscar nuevas formas expresivas de descolonialidad que nos permitan recuperar la energía positiva y nuestra unidad con la naturaleza y el universo. Marta Elena Casaús Arzú Madrid, marzo 2017.
Marcela Valdeavellano, Tonatiuh. TĂŠcnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Dibujos para la vida “El arte del dibujo es principio y fin de toda cosa imaginable. Poesía, segunda naturaleza, libro viviente de todo lo pasado". Gerardo de Brujas, 1674. En materia de dibujo, hace tiempo que Marcela Valdeavellano alcanzó la edad de la sutileza. Es decir, de la imaginación liberada del cautiverio técnico y de todo dogmatismo doctrinario occidental. Ajena a la arrogancia que suele acompañar lo contemporáneo, entrega su fuerza, su afecto y su madurez "a la renovación de las miradas", al descubrimiento de los "espacios ciegos para la cultura hegemónica", a la reinvención compartida del afecto y el porvenir. Prueba de ello es De Nahuales y Encomenderos, un conjunto de dibujos que sitúan la rabia y el dolor del pasado, -la Conquista, la Colonia y la falsa democracia del siglo XX y XXI- en la rabia y el dolor del presente. Al anunciar el imperativo colonizador y el cinismo occidental, con su vocación de muerte y despojo disfrazado de gesta civilizadora, trastoca las fronteras del tiempo y de las modas estéticas. Su vigencia artística es consonante con su vigencia y su integridad como persona. Álvaro Arzú se confunde con Cecilio del Valle y con los encomenderos súper- ideologizados de todas las edades e ideologías. De un lado las actas, los rostros, las firmas de la ignominia. Del otro, los códices renovados del tiempo y del asombro, en el laberinto de la imposición y las armas. Es el retrato de una batalla desigual de resistencia, que tiene las arrugas de los volcanes, las gargantas del fuego terrestre y los espejos sagrados del cielo. Valdeavellano se convierte, sin ningún reclamo de autoridad, en la emisaria de una cultura y una sensibilidad ancestral que no cesa de adaptarse a sí misma. De comunicar su verdad. Su capacidad de ponerlo todo en relación, con trazos de grafito, acuarela y crayón, sorprende al ojo cansado de la indiferencia y lo invita a volver sobre su rastro imaginario, a no cambiar lo propio por lo ajeno.
No es fácil crear formas nuevas mediante la confrontación de mundos conocidos. O mejor dicho, facilitar nuevas lecturas de viejas realidades humanas. Viejas heridas. Viejos silencios postergados hasta el presente en la retórica de un genocida de paca, exculpado de sus
crímenes por un empresario evasor o un político de extrema derecha. Valdeavellano dibuja para discernir entre estas cosas, sustentada en la fuerza protectora de los nahuales. En la honestidad vinculada a la ternura, por dolorosa que esta sea. El vuelo de un murciélago sobre el signo del afecto, el rostro aventurero del conquistador -un sicario de la invasión-, un búho sabio y premonitorio como auxiliar visual de nuestro propio tiempo infinito, la conciencia de la tierra que sorprende a la memoria burocrática -inanimada- de las instituciones. Aq’ab’al rompe la monotonía del viento en la madrugada. Iq’ restituye el equilibrio perdido ante una nueva tragedia, un nuevo exabrupto de estupidez, para que del cuerpo incinerado de 40 jóvenes, se produzca un promisorio dibujo para la vida. Marcela "corazona" la realidad y la memoria. Es decir, produce para todos y todas nosotras, una nueva respuesta ética y estética, no exenta de rabia. No sólo cumple "con el imperativo de hacer visible, desde una perspectiva de-colonizadora, la matriz colonial-imperial del poder" (1) que está vigente, sino que nos da la fuerza y la belleza para recuperar la sensibilidad, la ternura, la capacidad de amar y la voluntad de crear y de pelear hasta la muerte. Sergio Valdés Pedroni Guatemala, marzo 2017. (1) Corazonar el sentido de las epistemologías dominantes desde las sabidurías insurgentes para construir sentidos otros de la existencia. Patricio Guerrero Arias, poeta y antropólogo ecuatoriano, en Calleja #14, julio - diciembre de 2010.
Marcela Valdeavellano, Hogar Seguro. TĂŠcnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano 493 años después Ya han pasado 493 años y aún continúa la amarga herencia del encomendero. Y ahí está ella, la que sí lleva la cuenta, zumbando como colibrí, trabajando, incansable, buscando por aquí, soltando por allá, polinizando las mentes de las almas dormidas, esas sin voluntad propia, engullidas por la esclavitud de lo aprendido. Seres dominados aún como antaño, por los colonizadores, quienes implantaron las semillas del racismo y la discriminación en sus fértiles mentes. Y después de ser plantadas, no se atreven a mirar su fruto en su propia mirada, les asusta, porque florecen en los espejos que llevan dentro de sus pupilas, y que les fueron colocados al nacer, lo que los espanta y los aleja de inmediato. Cargan en sus espaldas y sobre sus cabezas ese miedo profundo y hondo, que les produce una fuerza capaz de condenar, azotar y destrozar.
Cuando nací me pusieron dos lágrimas en los ojos para que pudiera ver el tamaño del dolor de mi gente. Humberto Ak’abal Hay algunos elegidos como lo es ella, que sabe que su misión es continuar soplando, soplando, soplando unas veces fuerte y otras suavemente. Está consciente de que nuestros pueblos desconocen la verdad, aprenden la historia estratégicamente escrita por los mismos intereses creados de hace siglos, que los condena a vivir anclados en el pasado, reacios a pensar en el futuro. Incapaces de escribir sus propias historias, repiten y repiten y repiten, hasta que aparece algún alma como ella, que desnuda la otra cara de la historia.
De vez en cuando camino al revés: es mi modo de recordar. Si caminara sólo hacia delante, te podría contar cómo es el olvido. Humberto Ak’abal Aquel día fue a la Plaza de la Constitución, donde se aglutinaron miles de personas en protesta, y susurraba por doquier palabras descarnadas, aquella diminuta figura de mujer que se movía entre la multitud, mientras soplaba, soplaba, soplaba…
Su cuerpo denota el cansancio de una muy larga jornada y se mezclan bajo su piel las muchas juventudes. En medio de esa situación, de su Ser sobresalían millones y millones de memorias ancestrales y sabiduría recogida en el extenso camino. Sin embargo, cuando ves profundamente en su mirada, encuentras la expresión ingenua de una tierna e inocente niña, llena de entusiasmo y esperanza, deseando enderezar la dirección en la que ha girado el mundo en la ilusión de este espacio temporal, durante los últimos 493 años. Su mensaje es claro, invitando a su gente a que reconozcan y den su lugar a toda aquella inmensidad de almas que desde tiempos ancestrales habitan estas tierras, y por siglos han sido sometidas, excluidas, marginadas, esclavizadas.
Las nubes decoraban de blanco aquel inmenso techo azul, reflejado sobre las aguas del lago. Allí estaban ellas, todas mujeres, lavando sus huipiles contra las piedras del lago, en Santiago Atitlán. Y mientras lo hacían, ella soplaba, soplaba, soplaba… en forma de suave brisa recogiendo sus risas y conversaciones, no hablaba tzuthuhil, pero no lo necesitaba, entendía y sabía lo que sugerían sus palabras; amor por su tierra, por sus ancestros, pero también lloraban sus desaciertos y sus frustraciones, recurrían a sus tradiciones, su pasado, su presente, tantas cosas. Se detuvo, no precisó cuanto tiempo, para luego soplar fuerte de nuevo y atesorar así sus carcajadas, sus lágrimas, sus parloteos y el vuelo continuo de su vida comunitaria. Volaba sobre las aguas, cuando algo llamó su atención, en la entrada de aquella pequeña casa en Santa Catarina Palopó, una hermosa niña de unos 8 años peinaba su largo y espeso pelo negro, mientras se miraba complacida en el reflejo de aquel espejo roto, que en perfecto equilibrio había recostado sobre el lavadero. A sus espaldas, un par de mujeres, -su madre y su abuela-, tejían en sus telares y confeccionaban al unísono sus huipiles. Sus gráciles cuerpos parecían tan frágiles y tan fuertes a la vez, capaces de traducir al presente los símbolos de su pasado para preservar su futuro.
Hablo para taparle la boca al silencio. Humberto Ak’abal Ella es I’q, ella es el viento, que por donde pasa cambia. Y yo soy Aq’ab’al y les voy del nuevo amanecer, de este nuevo día. Esa jornada, su amiga del alma, Delia Quiñónez escribía su poema “Marzo, Fuego de Vigilia”:
Marzo, titilante responso viejo y ensombrecido clavel. ¡Qué multitud de ojos desgarrados reflejan aún tus amapolas!
¡Qué avalancha de voces hace rugir la delgadez callada de tus ríos! ¡Cuántas sombras errantes hieren tu adorada canícula de siglos… Y en otro espacio - tiempo, ella y su abuelo I’q, soplaban las mentes de quienes asistían a ver sus dibujos, “De nahuales y encomenderos”, mientras las hermanas Quiroa ritualizaban el instante y la historiadora Marta Elena Casaús Arzú, celebraba la metáfora gráfica de la gran dicotomía que ella y su abuelo I’q, representaban con su arte. Veinte dibujos que son el principio del fin de la subalternidad que ella y nosotras, sus amigas, combatimos. Agnes Imbert Bisonó San José, Costa rica, marzo, 2017.
Marcela Valdeavellano, Iq’, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, Pedrarias/Daniel, TĂŠcnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, Los Nublados del DĂa, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, B’atz’, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, El sempiterno Corrupto, GaĂnza, TĂŠcnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, Kiej, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, ¿Acuerdos de qué? Técnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, Kame, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, Presidente ad eternum del CACIF, tĂŠcnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, Aq’abal’, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, Genocida, tĂŠcnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, I’x, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, Jose Cecilio, redactor de la farsa bĂĄsica, tĂŠcnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, Tz’i’, grafito y acuarela sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, Mariano, el eterno encomendero, TĂŠcnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, Independencia del encomendero, tĂŠcnica mixta sobre papel. 8.5 x 11 pulgadas. 2017.
Marcela Valdeavellano, Bio-breve. Marcela Valdeavellano-Valle, guatemalteca de nacimiento, quien se considera ciudadana de Abya Yala (América), pues ha vivido y trabajado en varios países del continente: Guatemala, Brasil, México, Chile, Argentina, Venezuela, Nicaragua y Costa Rica que han sido sedes de estudio y trabajo. Master en mercadeo de Turismo Cultural, en la George Washington University y especializada en Análisis arquetipal por The Jung Center, tuvo el apoyo de varios Maestros en las artes, desde Ernesto Boesche y Luis Alfredo Arango, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de Guatemala, hasta Marco Augusto Quiroa, Enrique Anleu Díaz, Roberto Cabrera y Pedro Correia de Araujo, Ronald Monteiro, Anabella Geiger y otros, en el Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro, donde estudió artes visuales y cine. Cuenta también en este renglón con varios reconocimientos internacionales: XII Bienal de São Paulo y Bienal de Gráfica de Valparaíso, Chile, entre otros. Cuenta en su haber publicaciones en varias antologías de narrativa, el Premio único de la Generación del 40, en Guatemala, en 1987 y actualmente, varias publicaciones sobre el giro descolonial en el arte. Curadora de más de 26 exposiciones personales y colectivas en los países citados, así como asesora de varios artistas de renombre internacional, ha publicado más de cincuenta catálogos. Su vocación y trabajo se han enfocado en hacer posible el cambio de mirada sobre UN MUNDO, transformándola en MIRADAS SOBRE LOS MUNDOS. Así, fue profesora del Master Internacional en Turismo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, donde creó el sistema HOTEL DESTINO, que transforma comunidades y hoteles en un destino completo, de acuerdo a las experiencias identitarias que benefician a todos, comunidad, hotel y visitantes, mediante el reconocimiento de sus valores colectivos e individuales y su conocimiento originario con el que se les empodera. Ejemplos, Hotel Punta Islita en Costa Rica, Hacienda Tayutic, Turrialba, Costa Rica. Asimismo, acompaña artistas centroamericanos, a quienes ha conducido a posicionarse en la institución del arte internacional. Su trabajo puede verse en estos vínculos: http://arteresponsable.org/ https://vimeo.com/user2718107/videos http://issuu.com/arteresponsable https://ulpgc.academia.edu/arteresponsable mvaldeavellano@arteresponsable.com
http://www.galeriadearterocioquiroa.com/ 11 Calle 3-36 Zona 10 Guatemala C.A. (502) 23602865 / 23602935