RUDY COTTON en el Museo ixchel, catálogo final 2016

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La vigencia del pasado Rudy Cotton y la encajera de Vermeer. Por: Marcela Valdeavellano En el siglo XVII, en Holanda, un pintor observó atentamente el trabajo doméstico de muchas mujeres en sus hogares, entre ellas se encuentra “La encajera” y el pintor fue Vermeer. Las tareas de la costura y el bordado, eran consideradas desde la Edad Media como un oficio de mujeres y era esencial para enfatizar en la modestia, la paciencia, la perseverancia y los valores impuestos para recluirlas en casa. Vermeer fue sensible al universo femenino, debido a que sus personajes no están solamente al servicio de los valores de su época que limitaban a la mujer a su patriarcalmente determinada experiencia de vida, como muchos otros pintores contemporáneos la mostraron. En las mujeres de Vermeer, hay momentos en que la tarea se realiza a mano, pero la figura femenina está siempre enfocada, haciendo de ella un ser pensante. Se encuentra claro está, inmersa en la tarea, presente en el trabajo, pero al mismo tiempo bordando el futuro. Así la vio Rudy Cotton en su primer encuentro con ella en el Louvre. Esta es una de las pinturas más conocidas del pintor holandés Johannes Vermeer. Este óleo sobre lienzo fue pintado alrededor de 1669 y mide 24 x 21 cm. Por eso la serie que presenta Cotton en el Museo Ixchel, prácticamente mide lo mismo que el cuadro original y su juego óptico, responde a la mirada de Vermeer, quien observó las deformaciones ópticas del ojo humano para dar profundidad de campo a su obra. El artista guatemalteco, sensible al tejido de la vida, se asombra con la encajera como frente a los textiles que nuestras tejedoras guatemaltecas realizan en sus espacios de vida, tal como la holandesa, totalmente enfocadas y con un sentido prácticamente ritual. El trabajo de Cotton, una yuxtaposición de la abstracción geométrica con figuras de un lirismo abstracto recurrente, arroja luz sobre las ideas creativas comunes a la urdimbre y la trama, es un tejedor de consciencia que hila sus colores con la forma de la historia. El uso creativo del lenguaje textil ha sido siempre un aspecto importante en las manifestaciones artísticas plásticas, pero generalmente se le considera una forma artesanal distante del arte profesional establecido. En el siglo XIX, el proceso de industrialización fue de la mano con la desaparición de las técnicas textiles tradicionales. Fueron los artistas del Art Nouveau quienes rescataron esa labor ancestral mediante la disolución de los límites entre el arte y el diseño y las jerarquías entre el arte y la artesanía. Klimt en su época, realiza el retrato de Eugenia Primavesi y esta pintura es un excelente ejemplo de cómo la transición entre el estampado de la bata y la decoración de fondo es apenas perceptible, siendo uno de los importantes signos de cómo el diseño textil se convirtió entonces en un elemento sustancial de la pintura. Igualmente, Cotton, funde la figura con ese


fondo geométrico que es a la vez central en su obra y en su vida. ¿Quién en Guatemala puede obviar el arte textil como tejido de una historia regada con magia y dolor a la vez? Los textiles se integran en el arte moderno como medio, técnica, soporte y / o idea, y siendo adoptados por numerosas corrientes estilísticas de las primeras vanguardias. Ya en las décadas de 1950 y 1970, Anni Albers, Brice Marden y Joseph Beuys les emplean para representar los acontecimientos que tienen lugar en ese período que transita entre la abstracción, la neo figuración y el arte conceptual, amén del final del colonialismo en Europa, la posguerra y el reconocimiento parcial de la sabiduría atávica tejida en la memoria de los pueblos originarios y la importancia de las mujeres, como perpetuadoras de las tradiciones. Evidentemente, fue Carlos Mérida, la figura del modernismo que marca la primera puntada textil en Guatemala en 1914, ya que junto al escultor Rafael Yela Gunther, promueve la revalorización de los temas originarios en las artes. Él desarrolló un lenguaje marcado por la influencia del arte textil tradicional de Guatemala. El carácter de los textiles constituía, según el artista, un paradigma de lo moderno. Mérida, gran influencia para Rudy Cotton, así como para tantos artistas, favorece esa incorporación. Sin embargo, Cotton notó que el arte textil continuó siendo ampliamente categorizado como una labor femenina durante mucho tiempo. Nuestro artista, tal como Rosemarie Trockel en 1980, allana el camino para un cambio de paradigma en las concepciones de la sociedad. Paralelamente, artistas icónicos de los centros hegemónicos del arte Occidental, como el alemán Gerhard Richter, la artista japonesa Yayoi Kusama, la alemana Birgit Dieker y el inglés/ africano Yinka Shonibare - trabajan con los textiles como una cuestión de rutina - incorporando abiertamente el arte textil en el mundo del arte contemporáneo. Como ellos, Cotton libera al textil de su condición de artesanía de una vez por todas, incorporando así, la labor tradicional y femenina, como un lenguaje que sustenta sus propuestas, así como la mujer en los pueblos originarios, sustenta la riqueza ancestral. No es casual entonces la influencia de la encajera de Vermeer en esta muestra, puesto que revaloriza la función de la pintura, el trabajo realizado a mano, que tanto el arte actual ha echado en saco roto, llegando al colmo de llamarla “expresión de dinosaurios”, - un joven y exitoso curador chapín que vive en el extranjero, por supuesto, donde están sus raíces impuestas por el mercado del arte, le llamó de esta manera cuando se dirigía a los pintores en Nicaragua-. Rudy Cotton en esta muestra nos conduce con la encajera como eje, por las multidimensiones sin tiempo de la diversidad humana, tejiendo con ella una propuesta en la que el artista revaloriza el trabajo femenino y lo incorpora en un planteamiento que rinde homenaje a las manualidades como sistema de tejido de identidades y presencias de la memoria colectiva. Un potente discurso visual, cercano al observador en su formato y su ritmo visual. Agradezco a Rudy con este texto, la confianza que me demostró solicitándome unas líneas al respecto de su serie 2016.




La Vigencia del pasado I. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 20 x 20 cm


La Vigencia del pasado II. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 20 x 20 cm


La Vigencia del pasado III. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 20 x 20 cm


La Vigencia del pasado IV. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 18x 23 cm


La Vigencia del pasado V. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 18x 23 cm


La Vigencia del pasado VI. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 18x 23 cm


La Vigencia del pasado VII. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 18x 23 cm


La Vigencia del pasado VIII. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 31 x 23 cm


La Vigencia del pasado IX. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 31 x 23 cm


La Vigencia del pasado X. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 31 x 23 cm


La Vigencia del pasado XI. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 28 x 36 cm


La Vigencia del pasado XII. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 28 x 36 cm


La Vigencia del pasado XIII. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 28 x 36 cm


La Vigencia del pasado XIV. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 28 x 36 cm


La Vigencia del pasado XV. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 25 x 25 cm


La Vigencia del pasado XVI. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 25 x 25 cm


La Vigencia del pasado XVII. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 25 x 25 cm


La Vigencia del pasado XVIII. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 41 x 41 cm


La Vigencia del pasado XIX. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 41 x 41 cm


La Vigencia del pasado XX. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 41 x 41 cm


La Vigencia del pasado XXI. 2016 AcrĂ­lico sobre lienzo. 41 x 41 cm



Rudy Cotton 2016 Por Irma de Luján “Ahora pues, el creador y el formador dijeron otra vez más: Mientras más trabaja uno en eso, más incapaz es él de marchar a multiplicarse; que se haga pues un ser inteligente, dijeron ellos.” Libro del Consejo, Popol Vuh Con su nueva obra Meridianos, el pintor Rudy Cotton le rinde homenaje a Carlos Mérida (18911984). Tarea nada fácil la que se impuso Cotton, pero ya era tiempo de rendirle un homenaje al Maestro. Inspirándose en su pintura, la serie Meridianos es un inteligente acercamiento a su obra. Se aleja de ella cuando difumina el color, pero logra a la vez nuevas tonalidades y un espacio exterior que hace aún más fuerte las resonancias de la geometría, adquiriendo el conjunto una gran plenitud. Sus formas, claramente se acercan a Mérida, si bien los conceptos son diferentes. Sobre la obra de Carlos Mérida se han escrito infinidad de estudios, aunque creo que el trabajo realizado por Margarita Nelken es de los más logrados, ya que con un lenguaje claro nos presenta un estudio objetivo y enriquecedor sobre su obra. El otro estudio que con un sentido poético nos introduce con gran lirismo a la obra de Mérida, es el de Luis Cardoza y Aragón, quien escribe, refiriéndose a la pintura de Mérida: “Estas notas no fueron compuestas con el simple registro de sensaciones. Existe en ellas, podríamos decir, una estética, una coordinación intelectual que me sirve de base para organizar mis simpatías, sin que sea esto un sistema.” Nelken apunta que Mérida pretendía emular un arte arcaizante, puesto que cualquiera de sus pinturas, aisladas en cualquier país, se imponen. La obra de Mérida de su etapa arcaizante plasma un claro y difícil enlace con la pintura maya, la cual se ha perpetuado en nuestros tejidos, sobre todo los del altiplano. ¿Acaso no es la diosa Ixchel, divinidad tutelar de los artistas? ¿No se le representa tejiendo? Los tejidos realizados por las mujeres del altiplano, ¿acaso no resurgen en las cenefas interiores del Banco de Guatemala? Sabido es que la paleta maya probablemente sea la más rica y elaborada de la América precolombina. Basta con el ejemplo de Bonampak para confirmarlo. Es este mural, admiramos la composición, el movimiento, el color y la sabiduría para resolver las relaciones de las formas con la arquitectura. Mérida revive los colores ancestrales y actuales en planchas de cobre y esmalte, logrando que el conjunto sea una cadencia maravillosa de ritmos y formas que encontramos en cintas, fajas, y tocoyales. Cardoza y Aragón apunta que a pesar de que las cenefas son en cobre y esmalte, la dureza del cobre y el esmalte se olvida y surge de ellas la suavidad de los tejidos. Mérida, en estas obras, desechó el aspecto pintoresco para encontrar solamente la pintura. Admiraba el arte popular de nuestros pueblos y afirmaba que no hay arte popular, sino tradición


popular del arte. El arte popular no hace estilizaciones, porque simplemente es un estilo. Mérida sabía que las estilizaciones crean un arte híbrido, extraño al pueblo. La pintura de Mérida poco a poco se fue haciendo planimétrica. En 1951, realiza un dibujo en lápiz de color sobre papel de Bali. Este dibujo es un lento y seguro arabesco, en apariencia rígido, pero con un trasfondo absolutamente musical, reduciendo las líneas a lo esencial en un análisis único de la divina proporción o sección áurea. De hecho, Mérida escribió un largo y puntual estudio sobre el tema de la sección áurea. En este estudio Mérida explica cómo es la combinación armoniosa de líneas y proporciones. Fueron los griegos y sobre todo Fidias, quienes asentaron el canon, llegando a afirmar que era la facultad que aproxima al hombre con los dioses. A este canon le dieron el nombre de euritmia. Euritmia es el Partenón; todo Fidias es euritmia o sinfonía, como también le llamaban. Debemos tener claro este sentido del ritmo de la línea y proporción, así como de los intervalos que le dan la grandeza a la obra de Mérida. Prescinde, en esta etapa, del claroscuro y de la representación del volumen. Prefiere las tintas planas y la planimetría. Mérida, al igual que muchos pintores, como Monet, Dufy y Picasso que tenían un gran interés por pintar en series, realizó varias series como sus Paisajes de Guatemala y dos series sobre el Popol Vuh, una de tendencia geométrica y lo otra con mucho de surrealista. Mérida quería ser músico, y estas series nos recuerdan las variaciones sobre un tema, en el sentido de que una composición musical desarrolla un tema melódico. Por el carácter tan definido y mental, la geometría en su obra llega a ser la emoción de la forma, indudablemente basándose muchas veces en un rigorismo musical. Creo que Mérida admiraba la música de Alban Berg (18851935), cuyo dodecafonismo es imposible que lo dejara indiferente. Esta forma musical que se basa en la división de la escala en doce notas es una permanente búsqueda entre el sistema tonal, caduco para Berg, y el dodecafónico a través de la melodía. En la geometría de Cotton existe algo decisivo; intuimos que su arte no depende de lo formal sino de un íntimo deseo que de que el conjunto adquiera plenitud plástica. La obra de Cotton es recia: bloques horizontales se cruzan con los verticales; el movimiento surge del centro de esta especie de cruz, logrando una amplitud de espacios en movimiento. Libera la fuerza del color, difuminándolo; también lo hace en las asociaciones referenciales, logrando unas condiciones específicamente comunicativas. Trasmite fuerza su Meridiano I, un conjunto de cuadrados, rectángulos, líneas y volúmenes que nos da la sensación de bloques y curvas. En la mayoría de sus obras, Cotton coloca en el centro líneas curvas, que en muchos casos se vuelven círculos. De esta manera, el conjunto adquiere plenitud por las relaciones armoniosas que va creando el círculo. Estos ideogramas surgen cuando una vertical corta con una horizontal, o bien cuando el vértice de un ángulo roza al círculo, como el dedo de Dios y Adán.




Meridiano I. AcrĂ­lico sobre lienzo 35 x 27 cm 2016


Meridiano II. AcrĂ­lico sobre lienzo 35 x 27 cm 2016


Meridiano III. AcrĂ­lico sobre lienzo 37 x 37 cm 2016


Meridiano IV. AcrĂ­lico sobre lienzo 37 x 37 cm 2016


Meridiano V. AcrĂ­lico sobre lienzo 45 x 38 cm 2016


Meridiano VI. AcrĂ­lico sobre lienzo 45 x 38 cm 2016


Meridiano VII. AcrĂ­lico sobre lienzo 72 x 72 cm 2015


Meridiano VIII. AcrĂ­lico sobre lienzo 72 x 72 cm 2015


Meridiano IX. AcrĂ­lico sobre lienzo 72 x 72 cm 2015


Meridiano X. AcrĂ­lico sobre lienzo 72 x 72 cm 2015


Meridiano XI. AcrĂ­lico sobre lienzo 72 x 72 cm 2015


Meridiano XII. AcrĂ­lico sobre lienzo 72 x 72 cm 2015


Meridiano XIII. AcrĂ­lico sobre lienzo 72 x 72 cm 2015


TÓPICOS DEL TRÓPICO


LOS UNIVERSOS GEOMÉTRICOS DE RUDY COTTON

Por: Pablo BROMO Existe un hilo conductor irremediable, entre la vida cotidiana y el arte que se gesta desde la profundidad creadora de los que se dedican a sus encantos. Ese hilo conductor es una especie de descarga emocional que fluye continuamente, como una verdad indisoluble a través de la existencia humana; como un río voraz y riguroso, que va encontrando su camino y abriendo brecha por donde pueda adentrarse. Sus corrientes ulteriores contienen extractos de algo invaluable, una especie de luz dadora de entendimiento y reciprocidad. Una especie de rayo lúcido y lineal, cargado de belleza; que por consecuencia, puede ser una acepción pragmática que individualmente queramos darle a todos los significantes subjetivos. Euclides y Platón, se referían a esta belleza estética como una necesidad primitiva en el ser humano, que lejos de ser nuestra, está en todas partes; ya que emana de la naturaleza misma de la existencia humana. En todo caso, es una repetición intrínseca que ha deambulado a través de nuestro devenir histórico. Su motor y fuerza, radican en la capacidad que tengamos en valorar sus aristas y sus profundidades lógicas. La geometría, como ciencia primordial, tiene una importancia ponderante a lo largo de todo esto. Además de La Línea, que es su elemento absoluto; tres elementos la componen: Círculo, Cuadrado y Triángulo. Esta trinidad es una especie de santuario alegórico. Sus intersecciones –sumadas al conocimiento de la teoría del color y a la minuciosa técnica del acrílico sobre lienzo, hacen que cada una de estas obras expuestas, del guatemalteco Rudy Cotton, sean un documento para dialogar con muchos de los paradigmas planteados a lo largo de la historia del arte universal. En este recorrido por la obra pictórica, del que fue galardonado como Revelación del año 2006 y Artista del año 2007, por la Fundación Rozas-Botrán; es indispensable desligarse de todos las vanguardias de arte con las cuales estamos familiarizados hoy en día y que abundan en las galerías de exhibición del Siglo XXI. El sentido práctico de estas abstracciones geométricas, nos validan la importancia de la técnica, la utilización de la luz y la valoración detallada del arte posmodernista, sin olvidar al arte clásico como generador de propuestas e innovación estilística. Además, nos adentra en una nueva manera de visualizar la imagen, en la que se van trazando líneas invisibles a lo largo del lienzo, como si estuviéramos frente a un plano cartesiano de infinitas posibilidades pictóricas; en las que Cotton nos invita a cohabitar con él, estos sus universos geométricos.




Tópicos del trópico I. 130 x 130 cm Acrílico sobre lienzo. 2015


Tópicos del trópico II. 150 x 150 cm Acrílico sobre lienzo. 2015


Tópicos del trópico III. 130 x 130 cm Acrílico sobre lienzo. 2015


Tópicos del trópico IV. 150 x 150 cm Acrílico sobre lienzo. 2015


Tópicos del trópico V. 150 x 150 cm Acrílico sobre lienzo. 2015


Tópicos del trópico VI. 150 x 150 cm Acrílico sobre lienzo. 2015


PERSISTENCIAS GEOMÉTRICAS


LOS PUEBLOS IMAGINARIOS DE RUDY COTTON Por: Séverine Grosjean Rudy Cotton no es un desconocido para el mundo del arte guatemalteco. Este artista, nacido en 1959, desde niño estuvo fascinado por el arte. Su abuelo materno, escultor de imaginería, fue el primero en iniciarlo. En el pueblo donde pasó su infancia, el cine tuvo un lugar muy importante sobre su formación era la única oportunidad para "salir adelante" le abrió las puertas del mundo creativo. De hecho, apenas con unos diez años de edad, diseñó algunos carteles anunciando las películas del fin de semana, en su pueblo natal: un pequeño Cinema Paradíso. A los 18 años, continuó sus estudios en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, en aquella época la escena artística guatemalteca era muy poca, después ingresa a la Universidad de San Carlos en la facultad de arquitectura. Durante sus estudios, estuvo en contacto con varios artistas de la época, quienes le guiaron en "el camino artístico", también sobre el conocimiento de la literatura latinoamericana. En 1982, el gobierno francés le invitó a trabajar litografía en el taller de M. Casse. Su estadía en Paris le permitió, visitar los museos más importantes de Europa y estar en contacto con los Grandes Maestros y sus grandes obras. "Yo viví el universo de las obras maestras y su genialidad, por lo tanto el camino era muy largo, todavía hoy día me queda largo muy largo." Este viaje amplio sus horizontes artísticos. Pasó quince años de su vida en Francia, incluyendo diez años en Albi, la ciudad de Toulouse-Lautrec. Recientemente realizo una serie de obras en homenaje a esta ciudad con la serie (Imágenes Albigenses). Sus pinturas están impregnadas de esta región mediterránea francesa con los colores característicos: amarillo y azul, sin olvidar sus raíces guatemaltecas transformando los elementos de su obra con efectos a través del claroscuro. En esta serie, se entrelazan la sensualidad de esos cuerpos flotantes en formas geométricas sobre un fondo plano y mágico. Rudy Cotton siente un gran respeto por la tradición artística. Para él, es necesario conocer este proceso histórico del arte "si no se cae en la falsedad." "Si niegas la historia, no sabes de dónde vienes ni sabes a dónde vas”. "Ser artista para Rudy Cotton es “un regalo de la naturaleza.” Poco a poco su pintura evoluciona. Las formas cambian. Se crea un universo imaginario implícito. En Francia, él trato de representar la idea de "ser guatemalteco". La pintura de Rudy Cotton está ligada a la arquitectura vernácula. Las casas se funden en el paisaje. Para él, "Es una actitud humanista, no hay que olvidar a la gente que vive en las montañas, tienen alma y cuerpo. Los habitantes de las montañas se adaptan a


su entorno, es una concepción tradicional y visionaria de toda sociedad, además, mi posición puede parecer anticuada pero esta insertada en nuestras preocupaciones existenciales”. Sus pinturas crean un suspiro de esperanza dentro del caos guatemalteco. El uso del color en Rudy Cotton es personal. Los colores primarios, y el acompañamiento de sus líneas son sorprendentes. Él los utiliza para estructurar el lienzo para luego convertirla en una imagen dominada de cierta realidad, son pinturas están llenas de ligereza y espacio. Para Rudy Cotton, "el artista es un mago que crea espectáculos con imágenes." Sus obras son mosaicos donde el universo está distorsionado e implícito en el vacío. Rudy Cotton como todo artista pensante, tomó riesgos que no fueron bien comprendidos como suele suceder con la inercia espiritual y visual del artista y la sociedad. Este fue el caso de la serie "Martirologio". Al regresar a Guatemala después de sus años franceses, se encontró con la precariedad y del contraste social de su país después de treinta y seis años de guerra civil que vivió Guatemala. "Trate de rendir un homenaje a todas aquellas personas que fueron sacrificadas inocentemente." Esta serie compuesta de 60 piezas marca la desaparición de los colores vivos, por una paleta más sobria y lúgubre, como una señal de luto. Cotton vivió intensamente el aspecto creativo de esta serie, por la misma razón del comportamiento humano. Para él, "el artista no debe involucrarse en política, porque la libertad creativa pesa más, pero tampoco se puede olvidar o pasar, desapercibido de algo que se ha convertido en algo común, como lo es la violencia". Siente una satisfacción personal. "El artista no debe tener límites. El espíritu de un artista es la libertad, que está por encima de todo, lo creativo en el arte no tiene precio ni limites" Después de todos estos años, Rudy Cotton tiene un solo deseo en la vida, el derecho de seguir existiendo como artista y poder seguir pintando si no "no existo”.




Persistencias geométricas. Díptico 1.22 x 2.44 m 2014 Acrílico sobre madera


Persistencias geométricas. Variación IV 1.22 x 1.22 m 2014 Acrílico sobre madera


Persistencias geométricas. Variación V 1.22 x 1.22 m 2014 Acrílico sobre madera


Persistencias geométricas. Políptico 2 1.22 x 4.05 m 2014 Acrílico sobre madera


Persistencias geométricas. Variación II 1.22 x 0.81 m 2014 Acrílico sobre madera


Persistencias geométricas. Variación II 1.22 x 0.81 m 2014 Acrílico sobre madera


Persistencias geométricas. Variación III 1.22 x 0.81 m 2014 Acrílico sobre madera


Persistencias geométricas. Variación IV 1.22 x 0.81 m 2014 Acrílico sobre madera


Persistencias geométricas. Variación V 1.22 x 0.81 m 2014 Acrílico sobre madera


ALDEAS ONĺRICAS


Memoria y tiempo como realidad Por: Oswaldo J. Hernández La geometría, lo abstracto y el color, en la pintura de un autor como Rudy Cotton, han logrado trazar la cartografía de un proceso vigente a lo largo de tres décadas de trabajo. Su obra, desde cierta retrospectiva, cuenta una gran historia. Una narración de sucesos, unos tras otros, en los que incluye personas, además lugares. Cotton ha tomado gran parte de sus recuerdos y los ha utilizado para construir pequeños episodios. Cada pintura es un testimonio de su recorrido. Usa su memoria y con ello consigue articular un viaje, largo, lleno de metáforas, de idas y retornos. La realidad está ahí –en cada trazo– como algo cercano, rodeada de tiempo, retratada de tal manera que no sea fácil de olvidar. Se trata del trabajo de un observador que tras treinta años de pintura no ha quedado indiferente a lo que le ha rodeado. De tal cuenta recorrer su trabajo es contar también una serie de anécdotas, a veces críticas, otras nostálgicas, que construyen un ir y volver, para luego detenerse en aquellos momentos precisos, importantes, que Cotton ha enmarcado entre las ciudades y las montañas. Entre Francia y Guatemala. Entre personajes y lugares. En el espacio de todos sus recuerdos. Hay también leyendas en la pintura de Rudy Cotton. Desde sus inicios evocó voces y personajes míticos que culturalmente han situado posibilidades de símbolos identitarios, rasgos o sentido de pertenencia. Sus primeras acuarelas (El Sombrerón, Mujer Llorando, 1983) son acaso premonición del viaje en la memoria que envolvería todo su trabajo. Rudy Cotton es su trazo, gusta de la inmensidad de un cielo despejado. Gusta de la calma y el silencio como profundidad. No hay tormentas ni tormentos en sus horizontes o en su estilo. Al contrario, sus panorámicas están cargadas de quietud e impavidez. Funcionan de argumento, de trasfondo, y de igual forma, como escenario en el que se desarrolla la existencia, la cotidianidad, el recuerdo en constante resistencia o en pugna con el destino. Sus cuadros representan escenas de una historia que está a punto de suceder, o que ha venido sucediendo, y capturados en un impasse temporal existen como parámetros agudos para destacar la fragilidad y el desconcierto de la movilidad. A punto de convertirse todo en un recuerdo. Así los fragmentos, los colores segmentados y las figuras desasociadas con que Cotton genera un volumen y multiplica los juegos de la luz en sus pinturas, adquieren la cualidad de lo envolvente. Atrapan al espectador. La abstracción como metáfora de la geometría. La neutralidad como oxímoron del concepto de actividad. Por eso las nubes, montañas y rostros. Por eso las siluetas sugeridas en situaciones de diálogos permanentes. Los retratos, gestos y cuerpos. Las ciudades, ladrillos o paisajes. Sus últimas cuatro series (Estampas del trópico, Testigos presenciales, Almas de la Montaña, Imágenes Albigenses) retratan y sintetizan episodios en la vida de Cotton como viajero y artista, y quizá lo más importante, como espectador acucioso del entorno, testigo del transcurso del tiempo, de los humanos a su alrededor, de los amigos circunstanciales y de la cultura de dos naciones, entre Guatemala y Francia.


Hay en estos últimos trabajos una alegoría de la cotidianidad y muy poco silencio. Muchos personajes que en la sugestión de sus formas nos regresan una mirada de ojos muy abiertos, que mantienen gestos muy atentos sobre nosotros sin que lleguen, tras una reciproca contemplación, a lo insoportable. Sin embargo detallan un marco cultural significativo, un paisaje de sociedad: la manera en que en Guatemala procura invisible al otro, la indiferencia con aquellos que habitan en las áreas profundas de nuestro trópico, y la incomodidad que se genera en ellos en lo habitual de ser ignorados. Por eso hay un reclamo y por eso regresan la mirada. En esencia, si hay alguna crítica social en el trabajo de Cotton, es que ellos, como estampas o como testigos o como almas, también existen y son alguien. Tienen identidad. Son parte de la realidad. Cotton los procesa mediante un lienzo y los vuelve evidencia de una particular interpretación. No cosifica ni plantea nuestros entornos como algo folclórico. Mantiene un equilibrio. Son, en sí, ejercicios de la memoria, de tomar una distancia necesaria para que desde lejos, en el tiempo, como lo hizo tras diez años de permanencia en la ciudad de Albi, Francia (1985-1996), broten precisiones para describir una escena. Una manera suya de comprender y extrañar y pintar un origen, de plasmar un país como Guatemala. No obstante, luego de una década, el ejercicio se revierte y Cotton lo diseña interesante. Siempre el juego consiste en el filtro de sus recuerdos. Alguna vez añoró Guatemala, sus imágenes, su gente, sus ciudades y conflictos. Ahora, tras su regreso, la dinámica consiste en intentar extrañar Francia, a Albi, su ciudad por más de diez años. Imágenes albigenses (20112012) es el sumario exacto de lo que podría significar, en síntesis, el trabajo de este artista. Consiste en plasmar un panorama entero, la existencia como hilo conductor, y recopilar con esto episodios puntuales que trasladados al color y la geometría reivindican el hecho de su acontecimiento. Un “haber estado allí”. Entonces desanda los pasos, busca un origen, conmemora, repasa, descubre soluciones y cosecha alguna reflexión. Rudy Cotton es la memoria como tiempo. Y desde luego sus influencias están presentes en cada trazo. Desde el taller de Toulouse Lautrec en la vecindad de su domicilio en Albi, Francia. El consejo de sus maestros en sus inicios, en voz de Anleu Díaz, Dagoberto Vásquez o Max Saravia Gual. La amistad y los intereses compartidos con artistas entrañables como Moisés Barrios, Luis Díaz, Elmar Rojas, César Izquierdo, Ramón Ávila, Roberto Cabrera, Rodolfo Abularach o Efraín Recinos. Así como también persisten las referencias literarias, importantes, al nivel de la narrativa en su pintura como analogía a la escritura de Miguel Ángel Asturias. Cotton, de hecho, ilustró varias portadas de Asturias, sus ilustraciones correspondían en temática y en imaginación: Periodismo y creación literaria, París 1924-33, Hombres de maíz y El árbol de la cruz. Manuel José Arce es otro escritor fundamental que aparece en la obra de Rudy Cotton, por su influencia humanista, por su visión de Guatemala; lo conoció en Francia, lo pintó en 1985, en su serie Variaciones sobre M.J.A. Al igual que todo, este artista regresa a cada uno de ellos cada vez que puede, a una frase, a una anécdota. Es siempre su modo, como en la pintura, de tomar la realidad y transformarla. Añadirle tiempo y buenos recuerdos. Y transformar la realidad en geometría y color significa que se ha logrado cierto nivel de entendimiento. Es la historia que narra Rudy Cotton en su pintura.




Aldeas oníricas I Acrílico sobre lienzo. 1.21 x 1.51 m 2013


Aldeas oníricas II Acrílico sobre lienzo. 1.21 x 1.51 m 2013


Aldeas oníricas III Acrílico sobre lienzo. 1.21 x1.51 m 2013


Aldeas oníricas IV Acrílico sobre lienzo. 1.21 x 1.51 m 2013


RUDY COTTON Guatemala (1959). Realizó estudios de Arte en la Universidad Popular y en la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Maestro de Educación Primaria Urbana. Licenciado en Artes Visuales, Escuela Superior de Arte, Universidad de San Carlos de Guatemala. En 1982 fue invitado por el gobierno francés a realizar estudios de litografía en el taller de M. Cassé en París. En 1985 se instala en Albi, ciudad natal del célebre pintor Henri de Toulouse-Lautrec. Radicó durante 15 años en Francia. Actualmente vive en Guatemala. Ha realizado treinta y seis muestras personales y participado en más de cien exhibiciones colectivas en Guatemala y en el extranjero. Entre los principales premios obtenidos a lo largo de su carrera se encuentran Segundo Premio, Certamen Centroamericano de Grabado (1981); Glifo de Plata IV Bienal de Arte Paiz (1984); Mención, XXI Gran Premio Internacional de Montecarlo-Mónaco (1987); Revelación del año (1996) y Artista del Año, Festival Internacional Arte en Mayo, Fundación Rozas-Botrán (2007). Su obra se encuentra en varias colecciones públicas y privadas: Museo de Arte latinoamericano de los Ángeles CA, Archivos UNESCO en Paris, Museo Nacional de Arte Moderno Carlos Mérida, Fundación Rozas Botrán, Fundación G&T Continental, Fundación Paiz, BCIE, pinacotecas de las Universidades Rafael Landivar, Galileo y Francisco Marroquín en Guatemala. 2015. Paréntesis (un llamado a la reflexión) UP. Guatemala. 2014. Persistencias geométricas. Galería Sol del Rio. Guatemala 2013. Aldeas oníricas. Alianza Francesa. Guatemala 2012. Arte Clásico contemporáneo. Fundación Rozas-Botrán. Guatemala 2008. I Bienal Internacional de Arte Contemporáneo. Chapingo. México 2002. Libro de los Mártires. Espacio Dudock. La Haya Holanda 2000. Martirologio. Museo Nacional de Arte Moderno C.M. Guatemala. 2000. Impresión de la memoria. Meguro Museum of Art, Tokio, Japón 1996. Eurindia. Salle Basse. Palais de la Berbie. Albi France. 1996. 50e Salón de Mayo. París, Francia. 1993. Casa de la América Latina. Montecarlo. Mónaco 1992. La Travesía. Fundación Simón Patiño. Ginebra. Suiza 1990. XXII Festival Internacional de la pintura, Cagnes sur Mer, Francia 1989. Museo Goya. Castres. Francia 1987 Mención, XXI Gran Premio Internacional de Montecarlo-Mónaco. 1985. Nord Sud ’85 Galería de la Défense, París, France. www.rudycotton.com artcotton@gmail.com @rudycotton.arte


CREDITOS TEXTOS: MERIDIANOS. Rudy Cotton 2016 Por: Irma de Luján LA VIGENCIA DEL PASADO. Rudy Cotton y La Encajera de Vermeer. Por: Marcela Valdeavellano PERSISTENCIAS GEOMETRICAS. Los Pueblos Imaginarios de Rudy Cotton Por: Séverine Grosjean ALDEAS ONIRICAS. Memoria y tiempo como realidad Por: Oswaldo J. Hernández TOPICOS DEL TROPICO. Los Universos Geométricos de Rudy Cotton Por: Pablo Bromo Curaduría y Museografía: David Garda Fotografía: Armando AK Mazariegos – Juan Carlos Mencos Diseño: Christian CP Colaboración: Museo Ixchel del Traje Indígena Agradecimientos: Museo Ixchel del Traje Indígena Universidad Francisco Marroquín Primera edición: noviembre 2016 Guatemala, América Central




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