Vol. 6, No. 3, Spring 2009, 166-193 www.ncsu.edu/project/acontracorriente
Por las calles de ciudad de Guatemala: Memoria y justicia a través del grafiti callejero del colectivo H.I.J.O.S.
Ana Yolanda Contreras United States Naval Academy
Miré los muros de la patria mía,… ….y no hallé cosa en que poner los ojos que no fuese recuerdo de la muerte. Francisco de Quevedo
Han transcurrido ya doce años a partir de la fecha en que se firmaron los Acuerdos de Paz en Guatemala, un significativo 29 de diciembre de 1996, y una década de la presentación del reporte Memoria del Silencio, realizado por la Comisión para el Esclarecimiento Histórico
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(CEH). No obstante, a pesar del tiempo transcurrido, pocos han sido los avances que el Estado guatemalteco ha llevado a cabo en cuanto a las recomendaciones que se le hicieron en dicho reporte con respecto a la dignificación de la memoria de las víctimas, el esclarecimiento del paradero de los desaparecidos, la masiva exhumación de restos en tumbas anónimas conocidas por entes del Estado y la restitución económica a los sobrevivientes (Recomendaciones CEH). En la actualidad, aunque se evidencia voluntad por parte de la administración del presidente Álvaro Colom Caballeros para efectuar avances en dichas recomendaciones1, aún persiste la resistencia de algunos sectores estatales a actuar de acuerdo a lo recomendado y de aceptar la responsabilidad que el reporte le imputa al Estado guatemalteco por los abusos y violaciones contra los derechos humanos cometidos durante el conflicto armado2. Según Prensa Libre, uno de los periódicos con mayor circulación en Guatemala, durante sus primeros meses de gobierno, el presidente Álvaro Colom y su esposa Sandra Torres de Colom, en nombre del Estado, han pedido perdón a varias comunidades que sufrieron la represión estatal durante el conflicto armado. El pasado 18 de julio de 2008, el presidente Colom, personalmente, entregó un retrasado resarcimiento económico a 695 familias en dos comunidades de los departamentos de Sololá y San Marcos. Más significativo aún es el hecho que el presidente Álvaro Colom durante su discurso en la conmemoración del Día Nacional de la Dignidad de las Víctimas, que tuvo lugar en el Palacio Nacional de la Cultura el 26 de febrero de 2008, ofreció desclasificar los archivos militares para llegar a la verdad. Asimismo, entre estos avances se han dignificado a algunas figuras públicas tales como Irma Flaquer, Oliverio Castañeda de León, Alberto Fuentes Mohr y Manuel Colom Argueta. 2 Esta resistencia es especialmente evidente en lo que respecta a las fuerzas armadas, principalmente el Ejército, entidad que interpuso varios obstáculos durante meses a modo de que la Secretaría de la Paz (SEPAZ) no pudiera obtener los archivos de esa institución, y con ello cumplir con la desclasificación ofrecida por el presidente Álvaro Colom. El 22 de octubre de 2008. Prensa Libre reportó que el Ejército de Guatemala encontró en el artículo 30 de la Constitución guatemalteca un amparo para no revelar aquellos expedientes que contengan asuntos militares o diplomáticos de seguridad nacional. El Ministro de Defensa, Marco Tulio García, especificó, en ese momento, que mientras no se tuviera una definición clara de lo que constituye “seguridad nacional”, el Ejército no cumpliría con la disposición del mandatario Álvaro Colom. Recientemente, se ha iniciado la desclasificación de estos archivos, para cumplir con el fallo de la Corte de Constitucionalidad. Sin embargo, esta desclasificación se está llevando a cabo selectiva e ineficientemente. El reciente 26 de febrero de 2009, Prensa Libre reportó que el Ministro de Defensa, Abraham Valenzuela, entregó al Juzgado de Segunda Instancia Penal solamente dos de cuatro documentos correspondientes a los planes Campaña Sofía 82, Victoria 82, Firmeza 83 y Operación Ixil. El Ministro Valenzuela aludió no tener conocimiento del paradero de los otros documentos. Con este hecho queda inconclusa la entrega de dichos archivos y la desclasificación continúa sin efectuarse. 1
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Debido a esta resistencia, a obstáculos burocráticos, económicos o logísticos, o al simple desinterés presentado por los varios gobiernos que se han sucedido en el poder, es que el Estado guatemalteco no ha manifestado una firme disposición para actuar sin titubeos en la ejecución de las recomendaciones de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico. Dicha actitud ha sido cuestionada y criticada por la mayoría de organizaciones pro-derechos humanos, quienes han presionado constantemente al gobierno, esencialmente en lo concerniente a responder las interrogantes sobre el paradero de los más de 45,000 detenidos-desaparecidos3. El trabajo de estas organizaciones no es nuevo, pues varios de estos colectivos se formaron a mediados o finales de la década de los ochenta, es decir, aproximadamente una década antes de firmarse los Acuerdos de Paz. Este es el caso del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala (CONAVIGUA), los Familiares de Detenidos
y
Desaparecidos
de
Guatemala
(FAMDEGUA),
y
más
recientemente, Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el
Silencio
(H.I.J.O.S.),
organizaciones
que
han
mantenido
su
cuestionamiento hasta el día de hoy y que persisten en exigir la verdad, la justicia y un alto a la impunidad existente. Ya que no en vano Raúl Molina Mejía tilda a Guatemala como “la tierra de la eterna…impunidad” (56, traducción mía) e indica que “no es de extrañarse que los guatemaltecos no sepan dónde buscar justicia. Puesto que Guatemala ha sido por varias décadas un país donde constantemente se han cometido serias violaciones a los derechos humanos, […y vergonzosamente es] un ejemplo de país sin imperio
de
la
ley”
(55,
traducción
mía).
Hasta
el
presente,
lamentablemente, en Guatemala “[l]a impunidad es un fenómeno que se ha convertido en la piedra angular de la impotencia del sistema jurídico”, sin embargo, la mayoría de asociaciones pro-derechos humanos continúan una lucha sin tregua para impulsar cambios que puedan acabar con este flagelo social, aunque con ello se jueguen hasta la propia integridad física (Molina 55).
3 Cifra que manejan las organizaciones de derechos humanos, principalmente el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM). Ver la propuesta de ley que da vida a la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas Forzada e Involuntariamente.
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Hoy en día, y a pesar de la apertura democrática, la impunidad en Guatemala es tan generalizada que el miedo pervive en una gran parte de la población, quien al saberse desprotegida, prefiere evadir el tema de la guerra civil y sus heridas, a exponerse a lo desconocido4. Mientras, por su lado, los responsables materiales o intelectuales de las innumerables violaciones de derechos humanos y aquellos grupos de poder que se beneficiaron de la represión estatal pretenden imponer el olvido y erradicar cualquier brote de memoria por parte de los sobrevivientes y víctimas5. No obstante, como bien asevera Marina Pianca, el mayor problema con este tipo de conducta es que “[…] el riesgo de olvidar no se sitúa sólo en el pasado sino también en el futuro” (116). Por consiguiente, es importante para la existencia de un Estado saludable que, tanto los individuos, como la nación, luchen por mantener “[…] el recuerdo no amputado del pasado, como la memoria no amputada del futuro. El retorno de lo reprimido—el retorno del horror—en este sentido, estaría asegurado tanto por un pasado Cuando menciono “lo desconocido”, me refiero al estado de inseguridad que se experimenta en un ambiente político tan volátil como el guatemalteco. Quienes experimentaron los 34 años de conflicto armado aún recuerdan las repercusiones negativas que sufrían aquellos que participaban en los movimientos sociales o expresaban opiniones sobre la situación socio-política durante los tiempos de la represión estatal. El miedo de que el pasado, con todo su horror, se repita está presente en quienes vivieron ese trauma, y en el presente, por consiguiente, no confían en el frágil sistema democrático existente en el país. Como bien expresaría Linda Green, “fear as a way of life” es una manera de vivir que aún persiste en Guatemala, a pesar de los cambios que se han realizado a raíz de la firma de los Acuerdos de Paz. Además, es comprensible esta situación, cuando aquellos que fueron parte del cuerpo represor aún permanecen en posiciones de poder. Un ejemplo de esta situación es el reciente secuestro de Gladys Monterroso, esposa del Procurador de los Derechos Humanos, un día después de que su esposo hiciera la presentación del informe “El derecho a saber” y de la apertura al público de los archivos de la antigua Policía Nacional. Además, anteriormente a este repudiable hecho, el Procurador, Sergio Morales Alvarado, había recibido varias amenazas de muerte. En adición a estos hechos, también han ocurrido intimidaciones contra el personal de la Procuraduría de Derechos humanos que ha trabajado con la digitalización y preservación del archivo de la antigua Policía Nacional. Estas intimidaciones han sido reportadas en el último comunicado de prensa de Amnistía Internacional. 5Para aquellas personas no afectadas por el conflicto armado es fácil negar el pasado, ya que como aseveran Michael Steinberg y Matthew Taylor:“[d]espite wide publication and recognition of Guatemala’s atrocious human-rights record, many upper-class Guatemalans retort that academics and international agencies side with the Indians and the left. Because the elite was removed from the worst violence in the countryside” (460-461). Sin embargo, para quienes sufrieron lo inenarrable durante el conflicto armado no es justo, ni moral, pedirles reconciliación cuando no se les ha hecho justicia. 4
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silenciado como por un futuro olvidado en un presente sin alternativas” (Pianca 116). Consecuentemente,
para
evitar
que
esta
situación
suceda,
actualmente en Guatemala “[l]a perduración de la memoria se ha convertido en una responsabilidad ciudadana” (Sosnowski 43). Dicha responsabilidad ha sido afrontada primordialmente por agrupaciones proderechos humanos como las anteriormente mencionadas, y en particular, en estos últimos nueve años, por la agrupación Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S)6. Este colectivo, al cual en adelante se le referirá por su acrónimo, realiza una importante labor de rememoración y de reclamo de justicia a través de la elaboración de su arte callejero. Es específicamente la elaboración del grafiti urbano, pósters y murales de la autoría de H.I.J.O.S. lo que motiva y origina este ensayo. Durante casi una década H.I.J.O.S. ha permanecido constante en su labor de construir y mantener la memoria de quienes sufrieron el genocidio y la desaparición de sus seres queridos. Su lucha por hacer evidente el pasado se ha hecho presente en las calles de la ciudad de Guatemala, en donde el colectivo se ha manifestado públicamente a través de distintos actos y protestas con los cuales mantienen una continua presión contra el gobierno para que éste responda a sus peticiones. Principalmente, esas peticiones giran en torno a la obtención de respuestas a las interrogantes sobre el paradero de los detenidos-desaparecidos, al esclarecimiento de la verdad, así como, la búsqueda de castigo para los culpables y por ende la erradicación de la impunidad. Su reciente activismo está ligado a obtener el
El nombre de este colectivo guatemalteco es similar al de la agrupación H.I.J.O.S. de Argentina. Según sus dirigentes, adoptaron este nombre debido a que ambas agrupaciones tienen luchas sociales similares. Ambos buscan la condena moral de la sociedad contra los genocidas y la construcción y preservación de la memoria. H.I.J.O.S.-Argentina se forma en 1995 y se convierte en uno de los colectivos ejemplo para la formación de agrupaciones hermanas en todo el continente. 6
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acceso formal e integral de todos los archivos de las fuerzas armadas7 como parte del derecho histórico del pueblo guatemalteco de conocer la verdadera historia. Lo admirable del trabajo y de la función social de rememoración de este grupo, es que ni el miedo, ni las amenazas, han logrado amordazarlo. Su labor por la recuperación de la memoria, el cuestionamiento y la presión al Estado guatemalteco han sido más fuertes que las amenazas de muerte, un asesinato contra una de sus miembros, intento de secuestro y agresión física contra algunos de sus directivos y el múltiple allanamiento de su oficina8. La violencia que han sufrido no ha impedido que sus voces continúen haciéndose oír y que su presencia se haga sentir en la urbe capitalina para rescatar la memoria “de los vencidos” y difundir la “historia no oficial” (Nájera, entrevista telefónica). Como bien es sabido, en cualquier sociedad que ha sufrido conflictos civiles, cuando se discute la memoria de los eventos ocurridos, la
Hasta el momento se tiene noticia de los archivos policiales encontrados en la desaparecida sede de la Policía Nacional de la zona 6 de Guatemala, el 16 de julio de 2005. El reciente 25 de febrero, la Procuraduría de Derechos Humanos, después de haber digitalizado los 80 millones de documentos encontrados, ha puesto a disposición del público dicho archivo (ver noticias en Prensa Libre, El periódico y en Harper’s Magazine). El segundo archivo es el perteneciente al Ejército de Guatemala, sin embargo, éste aún no ha sido desclasificado pese a la orden presidencial dada en febrero de 2008. 8 El colectivo H.I.J.O.S. ha sido víctima de intimidación constante. Durante sus primeros años de formación la agrupación sufrió la pérdida de una de sus miembros. En el 2003, la señorita Zashenka Elizabeth Monterroso Hermosillo, fue asesinada por desconocidos en la puerta de su vivienda. Dicho asesinato nunca fue investigado por las autoridades correspondientes. Más adelante, la agrupación sufrió dos allanamientos a su oficina ubicada en la 5ª Avenida, 2-08 de la zona 1, el día 9 de enero de 2005 y el 12 de mayo de 2005. Durante estos allanamientos, fueron sustraídos equipo de oficina y archivos de la organización, agendas personales, objetos simbólicos y el equipo de sonido con el cual H.I.J.O.S. generaba fondos para su autosostenibilidad. Además de este tipo de agresiones contra su propiedad, el 6 de mayo de 2005, otro miembro, Francisco Sánchez Méndez, sufrió un intento de secuestro, y más adelante, sería objeto de continúas amenazas de muerte. El más reciente atentado contra H.I.J.O.S. fue el 21 de junio de 2008, cuando hombres de particular agredieron físicamente y retuvieron contra su voluntad a un miembro de esta organización. La mayoría del interrogatorio giró sobre la identidad de los líderes del colectivo y sus acciones planeadas para detener el desfile militar del 30 de junio de 2008. Después del interrogatorio y de sufrir violencia física este miembro fue dejado en libertad con el encargo de advertir a sus compañeros que “de no detener [sus] acciones [estos desconocidos] empezarían a ejecutar a [los] miembros [del colectivo]”. Para más información sobre las agresiones que han sufrido los miembros del colectivo ver sus diferentes comunicados de prensa. 7
Por las calles en ciudad Guatemala interpretación
y
rememoración
del
pasado,
generalmente,
172 no
es
compartido por la sociedad entera, por lo que en el plano social se disputan distintas memorias. La memoria, como teorizaría Maurice Halbwachs, está anclada en diversos marcos y contextos sociales a los cuales el individuo pertenece y en los cuales gira su existencia y la de sus antepasados. Por lo tanto, como asevera Florencia Battiti, al llevar a cabo un proceso de memoria el individuo, o en su caso una colectividad, “establece siempre un compromiso con la preservación y el borramiento. En este sentido, en el caso de las prácticas de memoria de sociedades que atraviesan por procesos de transición post dictatoriales, esta selección suele implicar una toma de posición ética y en ocasiones, abiertamente política” (311). Es así que en el plano social guatemalteco H.I.J.O.S. se propone recuperar una memoria que le pertenece a sus miembros y a un grupo sustancial de la población, a aquellas personas que sufrieron el genocidio y los cientos de instancias de tierra arrasada, a quienes se quedaron huérfanos y tuvieron que huir al exilio, o esconderse en el autoexilio, a aquellos que aún continúan sin una tumba donde honrar la memoria de sus seres queridos, y aún no poseen la verdad del destino final de sus familiares. Una memoria que, como parte de la pelea entre historia y memoria, pertenece a quienes han sido históricamente arrinconados a los márgenes, y quienes por diversos medios, tratan de mantener en el centro de la memoria nacional lo que ellos pueden testimoniar. Esos eventos y hechos que el grupo dominante prefiere mantener en el olvido, pero que al contrario, el colectivo H.I.J.O.S. lucha por preservar. H.I.J.O.S., identidad, motivos, activismo H.I.J.O.S. es una organización independiente y auto-sostenible, formada por hijos e hijas o familiares de personas desaparecidas durante el conflicto armado, varios de ellos retornados del exilio. La mayoría de sus integrantes son jóvenes que oscilan entre los 18 y 30 años. La formación de esta agrupación se origina en abril de 1999 en la ciudad capital, esencialmente, debido al deseo de sus integrantes “de apoyar el surgimiento de informes de la memoria con sus propios testimonios” (Nájera, entrevista telefónica).
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Además de este deseo motor, dicha agrupación se ve motivada a convertirse en un colectivo activista en el panorama socio-político guatemalteco por varias razones fundamentales, que a partir de su período de formación funcionan como brújula para el activismo político de esta organización. Entre estas razones la agrupación planteó: 1) apoyarse mutuamente en el ajuste del retorno y en el enfrentamiento con un nuevo ambiente, 2) buscar respuestas a la desaparición de sus padres o familiares y difundir su propia historia—aquella que ellos denominan “la historia no oficial”—, 3) reivindicar la militancia de sus progenitores y familiares, quienes hasta ese momento habían sido criminalizados por el Estado y las cúpulas de poder, 4) promover acción social organizada para exigir justicia y ponerle un alto a la impunidad, y 5) mayormente, mantener la memoria del genocidio, las desapariciones y los abusos sufridos por la población civil durante el conflicto armado, como una manera de evitar que la historia se repita (Nájera, entrevista telefónica). En adelante, mi intención primordial es examinar la manera en que el colectivo H.I.J.O.S. mantiene vigentes estos dos últimos propósitos en su discurso, los cuales principalmente se expresan a través de su arte callejero, que está constituido por grafiti urbano o pintas, pósters o afiches y murales Para los propósitos de este ensayo se entenderá el arte callejero a partir de la definición de Lyman Chaffe, quien lo define como “una de las formas más comúnmente utilizadas en la comunicación política” (4, traducción mía). Más allá de ser una manera de expresión política, el arte callejero en su variedad de formas, debe entenderse como aquel arte desarrollado en la calle, regularmente de manera ilegal (Chaffe 4). Asimismo, siguiendo la línea de pensamiento de este estudioso del arte callejero, no intento debatir en este ensayo si el arte callejero constituye o no una forma de arte aceptada por la cultura dominante, o discutir las cualidades estéticas de las diferentes formas de lo que se ha llamado arte callejero, sino simplemente enfocar en cómo estas formas artísticas de expresión callejera han sido utilizadas por H.I.J.O.S. para hacer públicos sus intereses y luchas sociales como una forma de comunicación masiva (4). Consecuentemente, será de importancia analizar como a través de este particular medio de expresión artística y comunicación política dicha agrupación enfrenta la persistencia
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de políticas de olvido impuestas por algunos grupos de poder y el silencio en el que una gran parte de la población guatemalteca sigue sumergida debido al terror del pasado. La ciudad como escenario de la lucha contra el olvido La ciudad ha sido objeto de tantas reflexiones intelectuales, filosóficas y una figura constante en las distintas áreas del conocimiento humano, desde los filósofos griegos hasta nuestro presente. La ciudad vista desde distintos ángulos y perspectivas ha sido por mucho tiempo el centro de la convivencia humana y de todo lo que ella conlleva. De esta manera, la ciudad como específica P. H. Randle, “refleja, de alguna manera, la unión hipostática en el cuerpo y el alma. No es sólo cuerpo [también tiene alma]. En la ciudad se da, como en el hombre, una suerte de correlación psicosomática […],”consecuentemente la ciudad no es solamente un artefacto sino una correlación del convivir físico y espiritual de sus ciudadanos (29). Por lo que quienes la habitan influencian en el buen o mal espíritu de la ciudad. De esta manera el individuo tiene una gran responsabilidad en el modo en que la ciudad opera, y su influencia, ya individual o colectiva, es de gran importancia en el funcionamiento de la urbe. En la ciudad se experimentan una serie de acciones culturales, sociales y políticas que son, en la mayoría de casos, el centro del estira y encoje de lo que le sucede a la nación. Como aseveran Claudia Darrigrandi y Pablo Whipple con respecto a las ciudades latinoamericanas, éstas “son causa y efecto de las contiendas de poder. Han sido laboratorios para las utopías de modernidad, civilización y nación, [y asimismo revolución], pero al mismo tiempo son testimonio de profunda segregación y exclusión, generadoras de espacios de resistencia contra las ideologías que intentan ordenar la urbe” (5). La ciudad de Guatemala, sin duda, ha sido y continúa siendo escenario de estas contiendas de poder, así como un espacio de resistencia. Aquí se observa que la labor artística, social y política de H.I.J.O.S. se ha hecho presente en sus calles con su consigna principal “No olvidamos, no
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perdonamos y no nos reconciliamos”9, la cual ha sido causa de rechazo por aquellos que abogan por una reconciliación fácil, pero mantenida por quienes creen que el olvido es “tomar el partido de los dictadores, que se arrogan el derecho a controlar el presente mediante la dominación del pasado” sin tomar en cuenta que la reconciliación no puede existir sin la justicia (Wiesel 12). De cualquier manera, dicha consigna ha sido una constante en las principales arterías urbanas, así como la presencia de miles de fotografías de personas desaparecidas que aparecen una tras otra en diferentes esquinas de las zonas centrales de la capital guatemalteca. Por cada una de estas fotografías que es destruida, ya bien por personas que cometen el acto por malicia o por aquellas que con toda intención pretenden silenciar el cuestionamiento que H.I.J.O.S. activamente lleva a cabo, otras más aparecen en su lugar. Demostrando con este hecho la perseverancia y constancia de dicha agrupación, quien por medio del arte callejero, no solamente desea concienciar a la sociedad guatemalteca de una realidad cruel, que no ha sido resuelta, sino que además, pone a prueba la apertura democrática que desde 1986 ha venido promoviéndose en el país. En cuanto al arte callejero, este colectivo ha seguido tácticas y estrategias
comunicativas
ya
utilizadas
anteriormente
por
otras
agrupaciones pro derechos humanos en otros países latinoamericanos para dar a conocer a un público más extenso sus propuestas políticas y sociales10. De
acuerdo
con
Lyman
Chaffee,
el
arte
callejero
es
utilizado
“particularmente en países de habla hispana como un medio tradicional de comunicación, tanto por agrupaciones con una agenda social o política, como por el estado, para informar y persuadir. Siendo que el arte callejero es universal en su alcance, debe ser visto como un medio de comunicación masivo en el sentido general” (3-4, traducción mía). Con esta intención, el arte callejero producido por H.I.J.O.S. debe considerarse como una dimensión de las varias formas de comunicación que este colectivo ha Esta consigna anteriormente ha sido utilizada por los movimientos sociales Abuelas y Madres de Plaza de Mayo e H.I.J.O.S.-Argentina, en su lucha contra la impunidad. 10 Entre los colectivos que han utilizado esta forma de comunicación masiva se encuentra: H.I.J.O.S.-Argentina; el movimiento Madres y Abuelas de Plaza de Mayo; entre otros (ver Lyman G. Chaffee). 9
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venido estableciendo con la sociedad guatemalteca. Y más allá de la comunicación que esta agrupación desea entablar hay una intención de hacer sentir su presencia en dicha sociedad, salir de la marginalidad y patentizar sus demandas sociales y políticas, mientras que al mismo tiempo se produce un récord histórico de su existencia y su militancia. En el caso particular de la ciudad de Guatemala, el arte callejero es una práctica importante y efectiva ya que sus habitantes están muy acostumbrados a observar y leer los mensajes que encuentran a su paso, ya sean éstos, mensajes publicitarios, propagandísticos u otro tipo de mensajes políticos. Los guatemaltecos de las zonas urbanas, por lo general, se movilizan a través de grandes distancias y caminan por el área central de la ciudad. Asimismo, hay una tendencia de reunirse en parques y plazas para divertirse, recrearse o charlar. Lo cual hace más factible que el arte callejero del colectivo H.I.J.O.S. sea observado por un número considerable de la población. Es importante aclarar que el arte callejero de este colectivo es meramente urbano, y que se localiza expresamente en la ciudad capital hasta el momento de finalizar este ensayo. Aunque en dos ocasiones, según lo indicó Francisco Sánchez quien es miembro de H.I.J.O.S., el colectivo realizó dos murales en el interior del país en comunidades rurales localizadas en el (borrar el) Ixcán y Alta Verapaz. Durante su visita, los integrantes de H.I.J.O.S. crearon dichos murales en acción conjunta con los miembros de las respectivas comunidades. En cada uno de los murales se plasmó el testimonio que ofrecieron los sobrevivientes de ataques sufridos durante la represión estatal. Estos eventos—además de inscribir el testimonio de quienes querían evocar la memoria del pasado, hablar de su sufrimiento y reivindicar a sus familiares ante la comunidad—sirvieron para que algunas viudas analfabetas pudieran expresar sus experiencias y sentimientos a través de la pintura, sirviendo este ejercicio como una forma de catarsis (entrevista telefónica). No obstante, en la capital guatemalteca, en su afán por alcanzar al mayor número posible de la población que circula en esa ciudad, H.I.J.O.S. posiciona cuidadosamente aquellos mensajes que poseen mayor impacto visual en áreas de alto tráfico peatonal y vehicular. Consecuentemente, la mayoría de los murales, grafiti y afiches de esta organización han sido
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pintados o pegados, según sea el caso correspondiente, en áreas como el anillo periférico, la mayor arteria vehicular de la ciudad capital, y en la mayoría de calles y avenidas del centro histórico. Así también en el Parque Centenario localizado frente al Palacio Nacional de la Cultura, lugar donde se concentra el poder Ejecutivo de la nación, y en áreas específicas que poseen un significado simbólico, ya bien, lugares donde ocurrieron actos de violencia en contra de activistas y figuras políticas, o en donde residen o se congregan las fuerzas armadas del Estado, quienes fueron represoras del movimiento social guatemalteco durante el conflicto armado. El grafiti: en las consignas está el mensaje El impacto que el mensaje de H.I.J.O.S. haga en la población urbana guatemalteca está ligado a la cantidad de grafiti que dicha organización pueda estampar en las calles capitalinas. Por lo tanto, se observa que la redundancia es un factor importante en expandir el mensaje de este colectivo. Y para contribuir en la difusión del mensaje, éste por lo general, es claro, simple, conciso, directo y de fácil comprensión y al mismo tiempo mantiene un diseño visible y llamativo. Es con estos elementos que H.I.J.O.S. pinta su grafiti, que principalmente está compuesto de consignas de su propia autoría y algunas prestadas de otros movimientos sociales. Ciertas consignas se repiten reiterativamente tanto en el grafiti político como en las diversas manifestaciones organizadas por este colectivo. Entre las consignas propias más populares se encuentran las siguientes: 1)“200,000 razones para exigir justicia”; 2) “Somos hijos de una misma historia”; 3) “Hemos sufrido en tantas partes los golpes del verdugo y escrito en tan poca piel tantas veces su nombre que ya no podemos morir porque la libertad no tiene muerte”; 4) “Únete contra las tropas del olvido y el generalato del silencio”; 5) “¿Por qué te indignas si pinto con mi grito tu pared mientras los ricos con su ejército han manchado con sangre nuestra historia?”(ver fig. 1, [página 189]11; 6) “Los sueños jamás serán exterminados por la bota militar” (ver fig. 2), entre otras.
11 Nota del editor: las fotos a las que se refiere la autora aparecen en las páginas 189 a 194.
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A nivel general, se observa que a través de estas consignas, H.I.J.O.S., en una manera concreta, cuestiona la conducta represiva y la impunidad del Estado guatemalteco y sus instituciones, especialmente la del Ejército. Del mismo modo, exhorta a la población a hacer conciencia sobre la importancia de exigir justicia y llevar a cabo un proceso de memoria a nivel nacional. Por un lado, H.I.J.O.S. confronta a aquellos individuos que aún muestran resistencia a la labor que la agrupación realiza, y por otro, pretende concienciar a quienes se niegan a admitir que son parte de la misma historia. Así también los exhorta a solidarizarse y pensarse parte de esa sociedad que aún no ha obtenido la justicia necesaria para reconciliarse y vivir en paz. En lo que concierne a las dos últimas consignas pintadas en el grafiti de este colectivo—cuyas fotografías se observan en fig. 1 y 2—es importante notar que éstas, en varias ocasiones, han sido posicionadas principalmente a lo largo de la 4ª calle entre 5ª y 8ª avenida de la zona 1. La ubicación en la que se ha pintado este graffiti es simbólica, ya que en esta zona se encontraban localizadas las oficinas del Estado Mayor Presidencial. Dicha entidad funcionaba durante el conflicto armado como una unidad de inteligencia militar al servicio de la presidencia, desde la cual se planeaban operaciones contrainsurgentes y se controlaban y aniquilaban a los “enemigos” del Estado (ODHAG 153-63). Tanto el reporte Guatemala: Memoria del Silencio de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico
como
Guatemala:
Nunca
más,
Informe
del
Proyecto
Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica de la Oficina del Arzobispado de Guatemala han declarado que el Estado Mayor presidencial estuvo vinculado con la ejecución de prácticas de terror y graves violaciones a los derechos humanos. Por lo tanto, al posicionar dicho grafiti en esta zona, H.I.J.O.S. no solamente marca con sus consignas el territorio que perteneció a quienes planearon, ordenaron o ejecutaron la política de terror ejercida durante el conflicto armado contra miles de guatemaltecos para denunciarlos ante el pueblo, sino que también interpela el silencio impuesto por esta institución en cuanto al conocimiento de la verdad sobre la desaparición de miles de guatemaltecos. Además, más allá de denunciar
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a los culpables, H.I.J.O.S. se apropia de un territorio antes vedado, en el cual, hoy en día, imprime su voz de reclamo y de resistencia. La elaboración del grafiti político, siendo por excelencia la escritura de lo prohibido, “tiende a ser puesto furtiva y rápidamente, sin mayor consideración artística. Generalmente se utiliza pintura aerosol, y el fondo o la superficie, casi nunca se prepara de antemano” (Chaffee 7-8, traducción mía). Hecho que se observa en el grafiti de H.I.J.O.S., que en esta modalidad utiliza cualquier color de pintura y lo pinta en cualquier pared disponible. Según Raúl Nájera, miembro del colectivo, la elaboración del grafiti se lleva a cabo muy rápidamente, mayormente durante el transcurso de desfiles populares, protestas o manifestaciones, eventos en los cuales un grupo considerable de miembros de H.I.J.O.S. cubre con sus cuerpos a los miembros del colectivo que llevan a cabo las pintas (entrevista telefónica). Con esta acción H.I.J.O:S. transgrede el silencio y se opone a la autoridad y a la “historia oficial” que ha tratado de acallar las voces de aquellos que reclaman a los desaparecidos y el derecho de tener una tumba para honrar a sus muertos. Sin embargo, como bien expresa Abril Trigo en su estudio sobre el grafiti en el caso uruguayo, en la opinión de aquellos guatemaltecos que se oponen al arte callejero y sus objetivos, este tipo de agrupaciones están formadas por “vándalos de la urbanidad”…[ya que con su grafiti…] [t]ransgrede[n] la solemnidad de las instituciones y la santidad de la Cultura” (307). Los afiches: lo presente-ausente en las fotos de los desaparecidos En lo concerniente a los afiches o pósters, la mayor contribución de este formato es su duplicación masiva, la cual le permite a H.I.J.O.S. pegarlos en un sinnúmero de paredes, aumentando con ello las posibilidades de hacer visible su mensaje. Lyman Chaffee asevera que “los pósters están designados a ser efímeros, de consumo rápido y corta duración, y no constituyen tesoros artísticos para ser preservados” (7, traducción mía). Como bien lo indica este estudioso del arte callejero, y como bien aplica en el caso de esta agrupación guatemalteca, la mayoría de
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los afiches que H.I.J.O.S. adhiere a diversas paredes por la ciudad duran un tiempo muy reducido. La gran mayoría de estos afiches están constituidos por fotos en blanco y negro pertenecientes a personas desaparecidas (ver fig. 3), y muy similar al caso argentino de la publicación de recordatorios de desaparecidos en el periódico Página/12, estas fotografías “muestran el horror colectivo a través de miles de individualidades, y su efectividad proviene de la repetición—una foto, otra, otra […]—que apunta a la totalidad y a la vez singularidad de cada caso como un caso único” (Reati 162). Es a través de cada una de dichas fotografías que el transeúnte se encuentra con cada individuo, con una identidad única y específica, en dónde se pueden reconocer particularidades y pertenencias de clase y etnia, y de una época que ya se fue, pero que atrapó el tiempo y se quedó estática. Con cada una de estas fotografías, H.I.J.O.S. recuerda la existencia de miles de personas con una historia e identidad propia, aquellas que las diversas fuerzas represivas estatales buscaron eliminar, borrar su existencia e ideología o falta de ella, enterrando sus restos en fosas masivas y anónimas. Sin embargo, esta identidad retorna para hacerse presente y reclamar su espacio en la sociedad, a pesar de la inmaterialidad de su cuerpo. Consecuentemente, con este acto H.I.J.O.S. promueve un encuentro con estas fotografías y saca al transeúnte de su rutina obligándolo a hacer una pausa, a pensar en lo acontecido, a cuestionar el pasado, y principalmente, a quien vivió esa época, a hacer memoria y muy posiblemente a unirse a quienes demandan justicia. Estas fotografías siendo representación simbólica de lo real, como explica Nelly Richard, “funciona[n] como una prueba de la existencia en la recordación del pasado”, no permiten negar la realidad vivida por los familiares de los detenidos-desaparecidos (31). “Aunque su mera existencia crea una paradoja visual de un efecto-de-presencia de lo vivo que se encuentra a la vez técnicamente negado por su congelamiento en tiempo muerto […]”, y crea una “[…] ambigüedad de algo suspendido entre vida y muerte […]”, las fotografías de los desaparecidos son un registro “[…] de lo presente-ausente, de lo real-irreal, de lo aparecido-desaparecido” (Richard
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31). Este hecho confronta al transeúnte con la sensación de que el tiempo se detuvo en las fotografías y con esa generación de jóvenes que luchaban por sus ideales, ésos, que muy posiblemente en el presente no se entiendan de la misma manera, pero que en su contexto y momento tenían validez. En su mayoría dichos retratos presentan una pose seria, muy acostumbrada en las fotografías utilizadas para documentos oficiales utilizados como forma de identificación—como la cédula de vecindad o el pasaporte. Lo cual es significativo ya que al utilizar este tipo de fotografías H.I.J.O.S. está “[…subvirtiendo] el poder regulador del Estado que llevó a cabo los crímenes” (Reati 168). Ya que como asevera Fernando Reati, en su estudio sobre el caso argentino, al utilizar este tipo de fotografías “se verifica la paradoja de que aquella[s] foto[s] de documento[s] que originalmente servía[n] para un propósito clasificatorio y regulador ahora cumple[n] un papel de denuncia” (168). Como se observa en las siguientes fotografías, en algunos casos los afiches se encuentran en perfectas condiciones, lo cual nos indica que han sido recientemente adheridos por H.I.J.O.S. a las respectivas paredes (ver fig. 4), en otras instancias ya han sido dañados y desgarrados (ver fig. 5) para luego ser totalmente eliminados de las paredes en las que fueron adheridos. Otra modalidad que es importante mencionar con respecto a las fotografías utilizadas por H.I.J.O.S. en sus afiches son las réplicas de éstas que han sido pintadas en mantas enormes y que el colectivo utiliza durante marchas y manifestaciones (ver fig.6). Generalmente, estas mantas son ondeadas y encabezan la marcha de los miembros de la agrupación en una diversidad de eventos, ya sea la conmemoración de alguna fecha importante para el colectivo, para el movimiento social guatemalteco, o en rechazo de políticas gubernamentales que afectan o perjudican a los actores sociales más débiles del país12.
De estos eventos principalmente se puede singularizar el Día del Ejército, celebrado anualmente el 30 de junio. Como parte de la celebración este día se llevaba a cabo un desfile militar, en el cual las fuerzas armadas del país salían a las calles y desplegaban su poder ante la población. La agrupación H.I.J.O.S. así como otros grupos de derechos humanos, a partir de la firma de los Acuerdos de Paz, continuamente han criticado la falta de esfuerzo por parte del gobierno de desmilitarizar a la sociedad y continuar apoyando este desfile. Durante 12
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Como anteriormente se ha mencionado, H.I.J.O.S. posiciona su arte callejero en lugares que poseen un significado específico y simbólico para realizar su ritual de memoria. Este es el caso de los afiches y las mantas enormes que se observan frente al frontispicio de una de las antiguas sedes de la Central Nacional de Trabajadores (CNT), (ver fig. 5 y 6), localizada en la 9ª Ave entre 4ª y 5ª calle de la zona 1 de la ciudad capital. La Central Nacional de Trabajadores fungía, desde 1968 hasta su integración con la Unión Sindical de Trabajadores de Guatemala (UNSITRAGUA) a mediados de la década de los ochenta, como uno de los ejes principales de la dirigencia sindical en Guatemala. En esta sede se daban cita los dirigentes de diferentes sindicatos para planear su estrategia de resistencia ante los embates de las compañías que los empleaban y los ataques de los gobiernos de turno. Éstos últimos observaban a esta organización sindical como un ente activo y colaborador de los grupos subversivos existentes en el país (CEH, caso ilustrativo 51). El 21 de junio de 1980, durante la reunión de un número considerable de dirigentes sindicalistas, las fuerzas de seguridad del General Lucas García cercaron las calles aledañas y aprendieron ilegalmente a 27 líderes sindicales para luego desaparecerlos (CEH, caso ilustrativo 51). Hasta el momento, se desconoce el paradero de los sindicalistas y tampoco el gobierno ha hecho las pesquisas necesarias para esclarecer este caso. Consecuentemente, cada año el 21 de junio, el colectivo H.I.J.O.S. se da cita en este lugar para hacer un acto de rememoración sobre la labor de los dirigentes desaparecidos y al mismo tiempo conmemorar el Día Nacional contra las Desapariciones Forzadas. A través de este acto H.I.J.O.S. no solamente recuerda la lucha de los líderes sindicales
desaparecidos
y
su
huella
en
el
movimiento
laboral
guatemalteco, sino que reclama el esclarecimiento de las miles de desapariciones ocurridas en el país.
el desfile del 30 de junio de 2007 H.I.J.O.S. trató de detener el desfile militar. Sin embargo, el resultado fue un choque violento entre sus miembros y simpatizantes de los militares. No obstante, en el 2008 la agrupación H.I.J.O.S. continuó su labor de oponerse al desfile, y durante los meses anteriores al evento promovió una campaña de oposición al desfile a través de una petición que fue firmada por miles de guatemaltecos tanto de las zonas rurales como urbanas. Esta petición fue enviada a la Presidencia de la República para que tomara cartas en el asunto. A raíz de esta petición se canceló el desfile de 2008.
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Los murales: colores y sentimientos, una manera de evocar la memoria y de contar la historia Los murales realizados por el colectivo H.I.J.O.S., son en su mayoría diseños pensados con anterioridad y planeados para ser plasmados en paredes de dimensiones específicas en las que el proyecto se materializará. Los murales en sí, son una expresión más compleja y performativa y son realizados por el colectivo con la intención principal de causar un mayor impacto visual. Consecuentemente, H.I.J.O.S. planea cuidadosamente el mensaje pictográfico y escrito, que es esencial para alcanzar a una audiencia extensa. Por consiguiente, es de suma importancia, a partir de la planeación del mensaje, la utilización de una diversidad de colores para generar emociones y reacciones en la audiencia (Nájera, entrevista telefónica). La mayoría de murales efectuados hasta el momento por el colectivo H.I.J.O.S. presentan una combinación de colores que suscitan diversas emociones en sus receptores. Entre los colores cálidos, que el colectivo utiliza, se encuentran el rojo, el anaranjado y el amarillo, cuyo efecto genera excitación, pasión y sentimientos encontrados. Dichos colores son principalmente utilizados para representar la violencia, la muerte y el dolor experimentados por las víctimas del conflicto armado, una temática importante en varios de los murales, así como, las luchas sociales y políticas del pueblo guatemalteco. Mientras que los colores azul, verde y blanco son utilizados para representar la naturaleza y la relación entre los seres humanos y la misma. Los contrastes de ausencia de color, blanco y negro, son utilizados principalmente para expresar ideas opuestas. Para captar la atención de los transeúntes estos murales han sido plasmados en paredes pintadas con un fondo de un único color, siendo los más comunes el color blanco o verde, o paredes con un fondo color granito, es decir, aquellas paredes de concreto que no han sido pintadas. Los murales, a diferencia del grafiti, requieren un fondo uniforme para llevar a cabo un contraste al plasmar el diseño con los colores escogidos y de esta manera lograr que el mural se aprecie en toda su expresión.
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Como se observó anteriormente, al elegir el lugar donde los murales se llevarán a cabo, el colectivo tiene en cuenta la cantidad de tráfico vehicular y peatonal que dicho lugar posee. Los murales, por su tamaño, son realizados generalmente en paredes extensas a lo largo del anillo periférico de la ciudad capital (ver fig. 7), y en contados casos, en paredes prestadas por asociaciones afines al proyecto del colectivo que brindan los frontispicios de sus instalaciones para este propósito (ver fig. 8 y 9). Este es el caso de una Asociación de Jubilados que le proporcionó a H.I.J.O.S. el frontispicio de un inmueble localizado en la zona 2 de la ciudad capital, para que en él la organización realizara el único mural que hasta la fecha existe (Nájera, entrevista telefónica). Siendo este mural el único existente, es importante hacer un análisis del mismo. Dicho mural se encuentra divido en dos partes por la consigna “Las juventudes reclamamos verdad, memoria y justicia”. Abajo de la misma se observa plenamente la identidad de sus autores, en este caso el colectivo H.I.J.O.S. en conjunción con la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ). Se puede inferir que la división entre la temática localizada en la parte izquierda y la parte derecha del mural es intencional. Es decir, los autores refuerzan con esa división las diferencias de pensamiento, ideología o cosmovisión de quienes se identifican con tendencias de izquierda y/o de derecha. De esta forma, se observa que en la parte izquierda se sitúa una representación positiva y armoniosa de la identidad indígena guatemalteca y de la vida del campesinado. En esta sección, el espacio es ocupado por una cometa gigante, como aquellas elaboradas en las comunidades indígenas kakchiqueles de Santiago Sacatepéquez o Sumpango. Dichas cometas, que en Guatemala se les llama barriletes, se utilizan en la celebración del Día de los Santos y de los Difuntos, el primero y dos de noviembre. Según el antropólogo e historiador Celso Lara, el vuelo de estas cometas “representa la unión del inframundo con el mundo de acuerdo con los criterios cosmogónicos de los indígenas kakchikeles de Santiago. [La cometa] es la vía de enlace entre los muertos (los santos) y los vivos” (“Tradiciones Populares…” par. 3). En este sentido, H.I.J.O.S. establece específicamente esa conexión entre los sobrevivientes y principalmente los jóvenes que hacen memoria de sus parientes muertos. Además, es
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importante notar que la cometa se encuentra volando en el medio de un cielo límpido, celeste y blanco. En el medio de la cometa se localizan un campesino y una mujer indígena haciendo una ofrenda de rosas rojas en un campo fértil—una representación de la identidad de la mayoría de la población guatemalteca, y también de esa población mayormente victimizada durante el conflicto civil. Con esta ofrenda H.I.J.O.S. alude a ese amor y conexión que los vivos tienen con sus muertos, a pesar de su desaparición. Por el contrario, en el lado derecho del mural, se observa una representación de la violencia ejercida por las fuerzas militares contra la población, y especialmente, contra diversas comunidades indígenas. Esta violencia se ve representada a través de una bota negra gigante, en cuya suela se encuentran siete calaveras y una cruz suástica infiriendo el genocidio nazi, y asimismo aludiendo al genocidio guatemalteco. En la parte superior de la bota, se observa una bandera de los Estados Unidos y un hombre a la usanza del “tío Sam” y varias bolsas de dinero entre otros símbolos –una indicación de los poderes que apoyaron económicamente a las fuerzas represivas del gobierno durante el conflicto armado. Al extremo de la bota, se observa que bajo un sol ardiente—en el cual se lee la palabra “resistencia”—se localiza un cementerio con varias cruces, en las cuales se leen los nombres Río Negro, Panzós, Xaman, Xococ, Dos Erres y Petanac, pertenecientes a varias comunidades indígenas cuyos habitantes fueron víctimas de masacres cometidas por agentes del Estado. Al lado izquierdo del cementerio se observan una serie de puños alzados pintados en color gris. Éstos, se infiere, pertenecen a los fantasmas de las víctimas que surgen de sus tumbas para desafiar el poder fascista y genocida, y hacer presente su resistencia aún después de muertos. Este mural es potente en su significado, y conmovedor en su representación de la violencia. Un mural que concretamente expresa la misión que H.I.J.O.S. ha venido realizando en cuestiones de memoria, así como lo correspondiente a la reivindicación los desaparecidos y fallecidos. Desafortunamente, no se puede medir la efectividad de los murales en la sociedad guatemalteca. Sin embargo, podríamos inferir por el comportamiento del Estado, quien a través de las anteriormente
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mencionadas instituciones elimina el arte callejero de H.I.J.O.S., que existe una percepción estatal que esta forma de expresión está levantando conciencias y consecuentemente creando grupos solidarios a la causa de esta organización. Además, últimamente, la prensa local ha publicado varios editoriales en los cuales la rememoración del pasado con todas sus implicaciones es el tema de opinión, y en algunos casos, se ha empezado a reconocer el trabajo del colectivo en la sociedad guatemalteca13. A pesar de estos reveses, la persistencia y tenacidad de H.I.J.O.S., los mantiene en una lucha constante por recuperar espacios en la ciudad y continuar su labor. Consecuentemente, a razón de la supresión de su arte callejero, este colectivo ha inventado una modalidad alternativa de pintar murales y de plasmar afiches a modo de que sean más difíciles de erradicar. Esta nueva invención la denominan ceral. Como su nombre lo indica, estos murales se plasman en aceras, generalmente en lugares de importancia para la memoria del pueblo y de los movimientos sociales. La innovación en los cerales se encuentra principalmente en los ingredientes que se utilizan para realizarlos. Una vez pintado el mural o pegado el grafiti, H.I.J.O.S. aplica una capa de resina y fibra de vidrio, haciendo la obra más resistente a ser borrada con la aplicación de pintura, y permitiendo su preservación por un tiempo más prolongado (Sánchez, entrevista telefónica). Uno de los primeros experimentos de esta modalidad se utilizó sobre una fotografía gigante de Oliverio Castañeda de León, Secretario General de la Asociación de Estudiantes Universitarios en 1978, quien el 20 de octubre de ese año fuera asesinado después de haber promulgado un discurso contra la represión que estaba llevando a cabo el gobierno del General Romeo Lucas García. Esta fotografía tipo ceral fue plasmada por H.I.J.O.S. en el lugar del asesinato de Castañeda de León para conmemorar el veinticinco aniversario de su muerte. Debido a la nueva técnica utilizada este ceral tuvo una duración de ocho meses, tiempo récord para la obra de H.I.J.O.S. (ver fig. 10) (Sánchez, entrevista telefónica). A pesar de que la utilización de resina y fibra de vidrio es una buena alternativa para alargar la vida del arte callejero, H.I.J.O.S. no posee los medios económicos para realizar toda su obra utilizando estos elementos, 13
Ver los artículos de Margarita Carrera y Lucía Escobar como ejemplos.
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lo cual propone un reto para la agrupación. El costo para utilizar esta nueva técnica es muy alto, y siendo que H.I.J.O.S. no posee ningún tipo de financiamiento ajeno al colectivo en sí, es muy difícil llevar a cabo toda su obra de dicha manera. No obstante, el deseo de sus integrantes es conseguir fondos suficientes para crear un arte callejero que perdure por un tiempo prolongado y con ello lograr un mayor impacto en la población (Sánchez, entrevista telefónica). La impermanencia y fragilidad del arte callejero de H.I.J.O.S. nos recuerda, de la misma manera, la fragilidad del sistema democrático guatemalteco, y evidencia que tanto el proceso de memoria, como la búsqueda de justicia y democracia, es un proyecto inconcluso que debe ser continuado por las presentes y futuras generaciones. A manera de conclusión La búsqueda de la verdad, la justicia y la memoria son el núcleo de las reivindicaciones de H.I.J.O.S. y el arte callejero es su forma de expresión. Es por medio de este último como ellos pretenden informar, por un lado, a las generaciones que no vivieron el conflicto armado y la represión estatal, y por otro, hacerles rememorar a aquellos que sí tienen conocimiento del pasado por experiencia propia. Es por medio del arte callejero que H.I.J.O.S. intenta formar o modificar las emociones de la sociedad y crear sentimientos políticos contra la impunidad y el olvido. Su arte callejero es fundamental para conservar una memoria colectiva, en este caso de quienes más sufrieron durante el conflicto armado, ya que como asevera Jacqueline de Romilly “Para la conciencia colectiva, lo que cuenta no son los hechos recientes y experimentados en forma directa; los conocimientos se comunican más fácilmente a través de textos o de obras de arte, pues su presencia cobra en ellos mayor relieve” (46). Consecuentemente, H.I.J.O.S. no solamente presenta una actitud contestataria en el plano social y político guatemalteco, va más allá, pretende redefinir la conciencia histórica y social guatemalteca. Su lucha es movilizar a la sociedad en la búsqueda de restituir al pasado de su verdad moral y exigir un alto a la impunidad. Así como intentar la liberación de
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quienes aún, a través del miedo, siguen silenciados y reprimiendo sus memorias y sentimientos. Su función, en una sociedad cada vez más globalizada, donde lo transitorio y fragmentario está a la orden del día, es precisamente no permitir que el olvido le gane la batalla a la memoria y el genocidio pasado se repita.
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