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24 de abril de 2016 Nº 1143 • AÑO XXIV
SACERDOTES: IMAGEN DE CRISTO COMO EL BUEN PASTOR
COLECTA ESPECIAL POR UCRANIA MONS. CAÑIZARES, EN GRANADA EL DÍA 30
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Semanario de las Iglesias de Granada y Guadix
vozdelPapa
La relación entre el ‘yo’ pecador y el Señor “La palabra de Dios enseña a distinguir entre el pecado y el pecador: con el pecado no es necesario hacer compromisos, en cambio los pecadores –o sea todos nosotros– somos como los enfermos que necesitan ser curados, y para curarlos es necesario que el médico se les acerque, los visite, los toque. Y naturalmente el enfermo, para ser curado tiene que reconocer que necesita un médico”. Extracto de la Audiencia General del Papa, el pasado día 20. Entre el fariseo y la mujer pecadora, Jesús se alinea con ésta última. Libre de los prejuicios que impiden a la misericordia expresarse, el Maestro la deja hacer, Él, el Santo Dios, se deja tocar por ella sin temor de ser contaminado. Jesús está libre porque cerca de Dios que es Padre Misericordioso. Más aún, entrando en relación con la pecadora, Jesús termina con aquella condición de aislamiento, a la cual el juicio impío del farseo y de sus conciudadanos la insultaba y condenaba: “Tus pecados te son perdonados”. La mujer ahora puede ‘ir en paz’. El Señor ha visto la sinceridad de su fe y de su conversión: por lo tanto delante a todos proclama: “Tu fe te ha salvado”. De un lado aquella hipocresía de estos doctores de la Ley, de otra la humildad y sinceridad de esta mujer. Todos nosotros somos pecadores, pero tantas veces caemos en la tentación de la hipocresía, de creernos mejores que los otros y decimos: “Mira tu pecado…”. Todos nosotros en cambio debemos
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La salvación
mirar nuestro pecado, nuestras caídas, nuestros errores y mirar al Señor. Esta es la línea de la salvación: la relación entre el ‘yo’ pecador y el Señor. Si yo me siento justo, esta relación de salvación no se da. A este punto, un estupor aún mayor se apodera de todos los comensales: “¿Quién es este que perdona también los pecados?”. Jesús no da una respuesta explícita, pero la conversión de la pecadora está delante de los ojos de todos y demuestra que en Él resplandece la potencia de la misericordia de Dios, capaz de transformar los corazones. La mujer pecadora nos enseña la relación entre la fe, el amor y el reconocimiento. Le fueron perdonados “muchos pecados” y por esto ama mucho. “En cambio a quien se le perdona poco ama poco”. También el mismo Simón tiene que admitir que ama más quien ha sido perdonado más. Dios ha encerrado a todos en el mismo misterio de misericordia y de este amor, que siempre nos precede, todos nosotros aprendemos a amar. Como recuerda san Pablo: “En Cristo, mediante su sangre tenemos la redención, el perdón de las culpas, de acuerdo a la riqueza de su gracia. Él la ha derramado abundantemente sobre nosotros”. En este texto el término “gracia” es prácticamente sinónimo de misericordia, y viene indicada como “abundante”, o sea más allá de nuestras expectativas, porque actúa el proyecto salvífico de Dios para cada uno de nosotros.
Editorial
Sacerdotes y refugiados La Archidiócesis de Granada cuenta desde el pasado día 17, Domingo del Buen Pastor, con cinco nuevos sacerdotes. La celebración tuvo lugar en la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de Granada, de manos de nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez, que expresó ante los fieles su alegría por la vocación al sacerdocio de estos cinco jóvenes. De sus palabras en la homilía ofrecemos un extracto en este número de Fiesta, para acercar así a nuestros lectores de qué se trata cuando se da el paso a la vida sacerdotal. Fue una celebración a la que se unió de forma abundante el Pueblo de Dios, que llenó la Catedral y con cuya presencia acogían, participaban y daban gracias a Dios por contar entre nosotros con los nuevos sacerdotes. Y es que en el Orden Sacerdotal es como Dios nos alcanza en los Sacramentos. Una vocación en la que no existe perfección moral de sus miembros, pecadores como todos, pero a través de cuyas manos el Señor se nos da en la consagración del pan y el vino en cuerpo y sangre de Cristo en la Eucaristía; con cuyas manos nos alcanza el Señor en el perdón de los pecados, o nos introducen en la vida cristiana a través del Bautismo y la Confirmación de la fe en este Sacramento. Por otra parte, no hemos querido en este número dejar de acercarnos a la isla griega de Lesbos, en Grecia, en cuyo campo de refugiados acudió el pasado día 16 el Papa Francisco, para decir al mundo que quienes sufren la marcha de sus lugares de origen, acuciados
y con temor por su vida, debido a las distintas formas de violencia, son personas. Y hasta allí acudió el Santo Padre para mostrar a los ojos del mundo y de las autoridades internacionales el dolor y drama de estas personas, que se cuentan por miles, y sobre las que se mira para otro lado. En su Declaración conjunta, el Papa Francisco, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, y el arzobispo de Atenas y de toda Grecia, Jerónimo II, expresaron su unidad “en el deseo por la paz y en la disposición para promover la resolución de los conflictos a través del diálogo y la reconciliación”. “La tragedia de la emigración y del desplazamiento forzado afecta a millones de personas, y es fundamentalmente una crisis humanitaria, que requiere una respuesta de solidaridad, compasión, generosidad y un inmediato compromiso efectivo de recursos”. “Juntos imploramos firmemente por el fin de la guerra y la violencia en Medio Oriente, una paz justa y duradera, así como el regreso digno de quienes fueron forzados a abandonar sus hogares”. Sus palabras en Europa debieran calar ante el sufrimiento de estas personas, para no mostrar una actitud de indiferencia frente al drama de los refugiados, olvidándose así de su identidad y raíces cristianas.
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Sumario Directora: Paqui Pallarés García Redacción: Rosa Die Alcolea Pedro Flores Medina Colaboradores: Antonio Gómez Casas (Guadix) José Antonio Vinuesa García Ignacio Fernández González
Edita: ARZOBISPADO DE GRANADA Plaza Alonso Cano, s/n 18001 GRANADA tel.: 958 215 675 e-mail: mcsgranada@planalfa.es www.archidiocesisgranada.es Diseño y maquetación: Secretariado de Medios de Comunicación de la Archidiócesis de Granada
Facebook: Archidiócesis Granada Twiter: @Archigranada
Sumario 02. Voz del Papa La relación entre el ‘yo’ pecador y el Señor La salvación
15. A fondo Ser imagen de Cristo como el Buen Pastor Ordenaciones Sacerdotales en Granada
03. Editorial Sacerdotes y refugiados
05. Mirada • Mirar y tratar como Dios nos mira y nos trata • Colecta especial en Granada a beneficio de Ucrania • Colecta especial por Ucrania • Cristo vive, ¡qué gran noticia! • Mons. Cañizares presentará en Granada una reliquia de San Juan Pablo II • Los arciprestazgos de la diócesis de Guadix celebran el Jubileo de la Misericordia • 107º Asamblea Plenaria de la CEE
22. Cultura La guerra de cuatro días en la tierra cristiana armenia Oriente Medio
24. Testimonio El Señor trabaja el alma, transforma la vida y conquista el corazón Clare Crockett, joven religiosa
26. Signo y Gracia El Leccionario Ferial Tiempo pascual
• Agenda 12. Textos “Fui forastero y me hospedasteis” Declaración conjunta
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28. Luz de la Palabra “Que os améis unos a otros, como yo os he amado”
Mirada
Mirar y tratar como Dios nos mira y nos trata Nuestro Arzobispo clausuró con una Eucaristía en el templo jubilar de la Sagrada Familia, ubicada en la humilde Barriada de la Paz, cerca del barrio de Almanjáyar, la XXV Semana de Formación Cristiana organizada por el Arciprestazgo de Cartuja. Nuestro Arzobispo Mons. Javier Martínez pidió a Dios para que multiplique “en nosotros la conciencia de que estás donde estamos cada uno de nosotros y que sepamos mirar con la misma mirada con la que Tú nos miras”. Así lo señaló dirigiéndose a los fieles congregados el pasado viernes, día 15, en la iglesia de la Sagrada Familia, durante su homilía en la Eucaristía con la que el Arciprestazgo de Cartuja clausuró XXV Semana de Formación Cristiana. Durante la semana pasado, un grupo de participantes procedentes de nueve parroquias de este Arciprestazgo de la zona norte de Granada profundizaron en la mise-
El Arzobispo y el Arciprestazgo de Cartuja
ricordia y el servicio, durante este encuentro de formación, en línea así con el Año de la Misericordia que estamos celebrando en la Iglesia. Precisamente, la Eucaristía de clausura de esta Semana de Formación Cristiana se celebró en la iglesia de la Sagrada Familia, ubicada en una de las zonas más humildes de Granada, y que es templo jubilar en el Año de la Misericordia, para acercar la misericordia de Dios y posibilidad de ganar el Jubileo en el corazón de una de las zonas más humildes de la ciudad. Mons. Martínez En su homilía, Mons. Javier Martínez habló del cuerpo de Cristo que es su Iglesia y señaló que tratar mal el cuerpo de Cristo es tratar mal a Cristo. Asimismo, Mons. Martínez subrayó que “cada uno somos la voz, las caricias y ternura para un mundo tan necesitado como éste”.
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Mirada Respecto a la Eucaristía, culmen y centro de la vida cristiana, nuestro Arzobispo señaló que “es el acontecimiento de Cristo renovado. No es un acto de piedad. Es la mañana de Pascua” y todo “misteriosamente” se hace presente. Precisamente, en una de las zonas más pobres de la ciudad, Mons. Martínez recordó a los fieles y participantes en la Semana de Formación Cristiana que la gente busca respuestas, pero lo hacen “en formas de vida que no satisfacen y que en el fondo generan violencia en el corazón”. En este sentido, nuestro Arzobispo señaló que la Eucaristía sale del templo cuando cada uno de nosotros llevamos a Cristo: “La vida de Dios está en nosotros”, subrayó. De la Eucaristía, también incidió en que ésta genera verdaderos padres y madres, hijos, y hombres y mujeres que se quieren más, lo que significa a veces perdonar más; y también se aprende una gratuidad, al mismo tiempo que señaló que “cada vida es sagrada y preciosa a los ojos de Dios”. “Lo que cuenta es la unidad y el amor del corazón; cómo reconozco a Cristo en mis corazón, no las obras que hacemos”, explicó. Finalmente, al mismo tiempo que animó a los fieles a cruzar la Puerta Santa en el Año de la Misericordia, y “entrar en el mundo de la misericordia”, Mons. Javier Martínez insistió en que “de la Eucaristía se aprende una forma de mirar y se aprende a tratar un poco como Dios nos mira y nos quiere”. SEMANA DE FORMACIÓN Desde el 11 al 15 de abril se ha celebrado esta Semana de Formación Cristiana, que cumple su XXV aniversario, organizada por el Arciprestazgo de Cartuja y llevada a cabo en el Teologado Claretiano de Granada. Con el lema Misericordia y servicio y la participación de fieles de nueve parroquias de este Arciprestazgo y comunidades de religiosos y religiosas, cada día de la semana se abordó en una ponencia algún aspecto de la misericordia, que se abrió con la intervención del claretiano Juan Antonio Lamarca. Asimismo, el comboniano Pedro Andrés Miguel habló de la Iglesia, servidora de los pobres, el documento de la Conferencia Episcopal Española, así como de la Encíclica del Papa sobre el cuidado de la casa común Laudato Si’, a cargo del jesuita Gonzalo Villagrán Medina. En esta Semana de Formación también hubo tiempo para los testimonios como el del religioso Trinitario Evelio Díaz y la Hospitalaria Mª Ángeles Perdomo.
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Mirada Colecta especial en Granada a beneficio de Ucrania Con el Papa por Ucrania es el nombre de la colecta especial convocada por Francisco en las iglesias de Europa, el 24 de abril, para ayudar a más de un millón de personas desplazadas de este país europeo que vive graves consecuencias humanitarias. La Archidiócesis de Granada se suma a la colecta especial a beneficio de Ucrania, que tendrá lugar el domingo día 24, convocada por el Papa Francisco para todas las iglesias católicas de Europa. Las colectas de las Eucaristías ese día, en el V Domingo de Pascua, en las iglesias, parroquias y templos de Granada se destinarán a los territorios afectados y se remitirán a través del Pontificio Consejo Cor Unum. Asimismo, las personas que lo deseen pueden realizar donativos, haciéndolos llegar a Secretaría General del Arzobispado. Granada se suma así al apoyo humanitario para ayudar a más de un millón de personas desplazadas a causa de las hostilidades y violencia cometidas en Ucrania. Se trata de una Campaña conjunta en la que partici-
pan la Conferencia Episcopal Española, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Cáritas, Manos Unidas y Ayuda a la Iglesia Necesitada, con el lema Con el Papa, por Ucrania. Los datos de la crisis en Ucrania señalan que hay 20.000 heridos, 10.000 muertos y 1,6 millones de desplazados internos, como consecuencia de un conflicto armado que comenzó en la primavera de 2014 y, pese al alto el fuego en septiembre de 2015, todavía continúa con víctimas causadas sobre todo por la enorme cantidad de minas no eliminadas y los incesantes ataques de artillería. La colecta especial a beneficio de Ucrania fue convocada por el Papa Francisco durante el rezo del Regina Coeli del pasado 3 de abril, Fiesta de la Divina Misericordia.
Colecta especial por Ucrania Carta del Obispo de Guadix invitando a sus diocesanos a colaborar en la colecta que se llevará a cabo el 24 de abril por Ucrania y convocada por el Papa. Queridos diocesanos: El Papa Francisco nos pide que realicemos una colecta especial por los hermanos de Ucrania que sufren el azote de la violencia. Fue el pasado día 3 de abril, al finalizar la celebración de la Santa Misa, en el Domingo de la Divina Misericordia, cuando el Papa decía: “Además de acompañarles –refiriéndose a Ucrania- con mi constante pensamiento y con mi oración, he decidido promover una ayuda humanitaria en su favor. A tal propósito tendrá lugar una colecta especial en todas las iglesias católicas de Europa el próximo domingo 24 de abril. Invito a los fieles a unirse a esta iniciativa del Papa con una generosa contribución”.
Acogemos el llamamiento del Santo Padre como signo de comunión con la Sede de San Pedro y como gesto concreto de caridad en este Año de la Misericordia. Así como Dios es misericordioso con nosotros, debemos ser también nosotros misericordiosos con los demás. Para ello, hagamos que la misericordia tenga rostro. En este caso la de un pueblo que sufre el azote de la violencia, que ha dejado ya varios miles de muertos y el exilio de más de un millón, los que han dejado su tierra huyendo de esta situación. Invito a los Párrocos y a los responsables de iglesias a unirse al deseo del Papa y destinar las colectas del próximo domingo, 24 de abril, a este fin. Las demás obras católicas, y cada fiel en particular, podrán destinar al mismo fin los donativos que crean oportunos. Con mi afecto y bendición. + Ginés, Obispo de Guadix Guadix, 16 de abril de 2016
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Mirada Cristo vive, ¡qué gran noticia! Experiencia salesiana en Jérez del Marquesado, Cogollos y Albuñan. ¿Sabéis?, el fin de semana del 26 y 27 de abril ocurrió algo genial. Seguro que os estáis preguntando el qué, pues esa noche personas de todo el mundo y por todo el mundo celebramos la VIDA, celebramos que Jesús, al que días antes vimos muerto en la cruz, está vivo. ¡Sí, está vivo! Esa experiencia la vivimos también en un pequeño pueblo de la Diócesis de Guadix, Jérez del Marquesado, un grupo de personas (3 familias, 2 sacerdotes, dos religiosas) que desde el Jueves Santo compartimos la vida. Durante los tres días del triduo pascual juntos recorrimos cuatro pueblos de la zona (Lanteira, Albuñán, Cogollos y Jérez) colaborando o animando las celebraciones litúrgicas. El párroco de Jérez, D. José María, organizaba un poco todo y con él preparábamos cada momento. ¡No creáis que todo fue trabajo! También tuvimos nuestro tiempo de relax haciendo una ruta de senderismo, desde un pueblo a otro, el sábado por la mañana. Compartimos la vida con personas pertenecientes a otros grupos cristianos, con gente sencilla del pueblo con las que nos sentimos en familia: maravillosa la disponibilidad y la generosidad de la gente, cómo abrían sus casas y sus vidas y compartían su historia. Disfrutamos mucho charlando después de las comidas sobre nuestra fe, sobre cómo vivimos nuestra fe y compromiso cristiano, cada uno desde su vocación. Realmente, ha sido una experiencia muy rica de Iglesia.
El domingo por la noche sentimos que a pesar de la muerte que hay en cada uno de nosotros y en nuestro mundo, nuestras cobardías, miedos, excusas…. Dios nos llena de Vida y nos llena tanto, de tanta alegría, que sentimos que no nos podemos callar. Sentimos que tenemos que decir a los demás que ¡Cristo vive!, que Cristo resucitado da sentido a nuestra vida y nos impulsa a anunciar a todos la Buena Noticia del Evangelio, que es alegría, compromiso, felicidad. Pues para esto ha muerto y ha resucitado Cristo, “para que todos tengan Vida y la tengan en Abundancia” (Jn 10,10). ¡Damos gracias a Dios por esta experiencia vivida y seguimos pidiéndole su Espíritu Santo para que nos haga auténticos testigos del evangelio de la Alegría! María José Silva Muro Religiosa Salesiana
Mons. Cañizares presentará en Granada una reliquia de San Juan Pablo II
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Se trata de una pieza de tela con una mancha de sangre del Papa santo, que ya entregó el Arzobispo de Valencia a la Hermandad de los Escolapios el año pasado.
Antonio Cañizares, hermano de la corporación, que fue quien hizo las gestiones para obtenerla y la entregó a la Hermandad de los Escolapios el pasado año en Valencia.
La presentación tendrá lugar el sábado día 30, a las 11:30 horas, con una Eucaristía que celebrará el propio Arzobispo de Valencia y a la que están invitados a participar todos los hermanos cofrades y fieles en general que deseen asistir.
“Se trata de un acto de suma importancia tanto para la Hermandad como para la comunidad cristiana de nuestra ciudad y provincia, ya que supone el poder venerar a San Juan Pablo II, Papa del que se guarda un buen recuerdo en nuestra ciudad desde su visita en 1982 y al que la Hermandad le tiene gran apego desde que bendijera a nuestra Madre del Mayor Dolor en suelo vaticano”, explicó la Hermandad.
La presentación de la reliquia –una pieza de tela con una mancha de sangre de San Juan Pablo II- estará a cargo del Cardenal Arzobispo de Valencia, Mons.
Mirada Los arciprestazgos de la diócesis de Guadix celebran el Jubileo de la Misericordia
El último arciprestazgo que lo ha celebrado ha sido el de El Fardes-Los Montes. El de Guadix ya se prepara para vivirlo este domingo 24 de abril, a las 12:30 horas, en la catedral. Poco a poco, los distintos arciprestazgos de la diócesis de Guadix van celebrando el Jubileo de la Misericordia. Los últimos que lo han hecho han sido las parroquias del arciprestazgo de El Fardes-Los Montes, que lo celebraron el pasado sábado 16 de abril. La celebración tuvo lugar en el único templo jubilar que hay en la diócesis accitana, que es la catedral. Las parroquias del arciprestazgo se congregaron en la iglesia que acoge a la Patrona de Guadix, la Virgen de las Angustias. Desde allí, iniciaron una marcha festiva hasta la catedral. Durante el trayecto, los monaguillos portaron la cruz y animadores del canto invitaron a todos, con sus guitarras, a cantar. Una vez en la catedral, todos pasaron por la Puerta Santa, cumpliendo así uno de los requisitos para ganar el jubileo. La Eucaristía, que estuvo participada por todas las parroquias, fue presidida por el obispo de Guadix, Mons. Ginés García. Concelebraron los sacerdotes del arciprestazgo.
En la homilía, el obispo habló del Buen Pastor que es Cristo, en referencia a las lecturas del día, y de la Jornada de Oración por las Vocaciones, que celebraba la Iglesia. También animó al arciprestazgo a dejarse guiar por Jesús y a ser parroquias vivas y acogedoras. El obispo también tuvo unas palabras de recuerdo y de oración por los dos sacerdotes enfermos que hay en la zona: José María Porcel y Santiago Sánchez. Terminó la celebración con una oración alusiva al Buen Pastor, que leyeron todos los fieles que había en la catedral. Al final, algunas parroquias se hicieron fotos de grupo con el obispo y sus párrocos. Como el arciprestazgo de El Fardes-Los Montes, otros ya han celebrado el jubileo. Este es el caso del arciprestazgo de Baza-Jabalcón. Y ya se prepara el arciprestazgo de Guadix para vivir su propio jubileo, que será el domingo 24 de abril. Todos los accitanos están convocados, a las 12 de la mañana, en la puerta del Convento de La Concepción, para marchar en procesión hasta la catedral. A las 12, 30 horas tendrá lugar la celebración de la Eucaristía. Sin duda, estas celebraciones están sirviendo para recordar la importancia de este Año Jubilar y, sobre todo, el compromiso que supone seguir a Cristo viviendo las obras de misericordia.
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Mirada Celebrada la 107º Asamblea Plenaria de la CEE
La Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) celebró su 107º reunión del 18 al 22 de abril, que se inauguró con el discurso del arzobispo de Valladolid y presidente de la CEE, cardenal Ricardo Blázquez Pérez, en la que han participado el Arzobispo Mons. Javier Martínez y el Obispo Mons. Ginés García. El presidente de la CEE, antes de dar lectura al discurso inaugural, tuvo unas palabras de recuerdo para las víctimas del terremoto que sufrió Ecuador el pasado fin de semana: “Pedimos al Señor el eterno descanso para los cientos de personas que han muerto, suplicamos la pronta recuperación de los heridos, para los familiares y personas que han sido duramente golpeados por esta catástrofe, expresamos nuestra cercanía y pedimos al Señor el consuelo”. Donativo de la CEE para Ucrania El cardenal Blázquez también anunció en el discurso inaugural que la CEE va a destinar una ayuda extraordinaria de 300.000 euros para la campaña Con el Papa por Ucrania. Con esta campaña la Iglesia en España responde a la convocatoria del Papa Francisco durante el rezo del Regina coeli el pasado 3 de abril, día de la Divina Misericordia, para que el domingo 24 se celebre en todas las Iglesias católicas de Europa una colecta especial a beneficio de Ucrania.
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50 aniversario de la CEE Los obispos han aprobado un Mensaje con motivo del 50 aniversario de la Conferencia Episcopal Española con el título Al servicio de la Iglesia y de nuestro pueblo. Con motivo de esta efeméride, se ha diseñado un logo conmemorativo que será el “sello” de la CEE durante este año 2016. Además, la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC) ultima la publicación de dos tomos con los documentos de la Conferencia Episcopal Española de los últimos 15 años (2000-2015). Con esta publicación se completan los cuatro tomos editados actualmente con los documentos aprobados desde la constitución de la CEE hasta el año 2000. Se está trabajando, en colaboración con la Universidad Pontificia de Salamanca y la Fundación Pablo VI, respectivamente, en la celebración de dos congresos: sobre las conferencias episcopales y sobre la figura de Pablo VI y su relación con España. Para este último, se espera la presencia del Secretario de Estado Vaticano, el cardenal Pietro Parolin. Documento También se ha aprobado el documento Jesucristo, salvador del hombre y esperanza del mundo, que ha redactado la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, que preside Mons. Adolfo González Montes.
Mirada El contenido de este documento es Jesucristo y responde a los interrogantes sobre quién es y qué significan la revelación y la salvación que nos ha traído. Es un texto para animar la misión que tiene encomendada la Iglesia, seguir anunciado a Jesucristo. Intervenciones En esta Asamblea Plenaria ha intervenido como invitado el secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, el obispo español Mons. Juan Ignacio Arrieta, para informar sobre la Reforma de los Procesos de Nulidad Matrimonial a la luz del ‘Motu Proprio’ Mitis Iudex Dominus Iesus del Papa Francisco. Su intervención se ha centrado en la función de los obispos diocesanos y de las Conferencias Episcopales en estos procesos. Además, los obispos han conocido cómo se está organizando la peregrinación de la CEE a la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará el próximo mes de julio en Cracovia (Polonia), cuna del Papa san Juan Pablo II. El departamento de Pastoral de Juventud está organizando la peregrinación oficial de la CEE. Todos los jóvenes españoles -los que viajen con la CEE y el resto de las peregrinaciones- se encontrarán en el Santuario de la Virgen Negra de Czestochowa, el 25 de julio. En estos momentos hay 30.000 preinscripciones y 8.000 inscritos con la CEE. Habrá también otras peregrinaciones en grupos diversos. 55 obispos han confirmado ya su asistencia. Puede leerse íntegra la Nota de prensa de la Conferencia Episcopal Española, en www.archidiocesisgranada.es
AGENDA • Jubileo Infantil. El día 24 se celebra el Jubileo infantil, especialmente para niños y niñas que hacen su Primera Comunión este año. A partir de las 10 horas, en el Paseo del Salón, junto al Seminario Menor Virgen de Nazaret, con actividades hasta las 11:30 horas, cuando dé comienzo la peregrinación hacia la Catedral. En el templo catedralicio se cruzará la Puerta Santa y los niños y niñas participarán en la Eucaristía jubilar, a las 12:30 horas, presidida por Mons. Javier Martínez. • Monachil. Semana de formación con el lema Misericordiosos como el Padre, en la parroquia de San José del Barrio de Monachil, del 25 al 29 de abril, a las 20:30 horas. No es necesaria inscripción. • Retiro del clero. El día 25, a las 11:15 horas, Retiro sacerdotal con el tema Paciencia, oración, acción, a cargo del padre Juan Antonio Lamarca CMF, en el Seminario San Cecilio.
• Pastoral de la salud. Oración y Eucaristía por los enfermos el día 28, a las 19 horas, en el monasterio de Santa Isabel la Real (C/ Santa Isabel la Real, 15, Albaizín). • Concierto. Dentro del Ciclo de Música de Oriente Medio, el día 28, a las 20:30 horas, tendrá lugar un concierto de música oriental cristiana en la iglesia del Sagrario. El Ciclo está organizado por el Departamento de Oriente Medio del Centro Internacional para el Estudio del Oriente Cristiano (ICSCO), en colaboración con el CC. Nuevo Inicio. Entrada gratuita. • Libros. Con motivo de la Feria del libro, que se celebra en Granada del 22 de abril al 1 de mayo, la Editorial Nuevo Inicio del Arzobispado estará disponible en la caseta número 63. Asimismo, estarán también entre las librerías religiosas presentes Paulinas (caseta número 65) y la Editorial Mundo Negro y Aguiluchos, de los Misioneros Combonianos (caseta 67). El horario es de 11 a 14:30 hora y de 17:30 a 22 horas.
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Textos
“Fui forastero y me hospedasteis” El Papa Francisco acudió al campo de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos, para dar esperanza y mostrar al mundo que allí hay personas, al mismo tiempo que evidenció la indiferencia de la comunidad internacional ante el sufrimiento y drama de estos hermanos refugiados, que huyen de Siria y otras zonas de guerras y violencias. En Lesbos, se firmó una Declaración conjunta del Santo Padre, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, y el arzobispo de Atenas y de toda Grecia, Jerónimo II.
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Declaración conjunta sobre la situación de los refugiados Nosotros, el Papa Francisco, el Patriarca Ecuménico Bartolomé y el Arzobispo de Atenas y de Toda Grecia Ieronymos, nos hemos encontrado en la isla griega de Lesbos para manifestar nuestra profunda preocupación por la situación trágica de los numerosos refugiados, emigrantes y demandantes de asilo, que han llegado a Europa huyendo de situaciones de conflicto y, en muchos casos, de amenazas diarias a su supervivencia. La opinión mundial no puede ignorar la colosal crisis humanitaria originada por la propagación de la violencia y del conflicto armado, por la persecución y el desplazamiento de minorías religiosas y étnicas, como también por despojar a familias de sus hogares, violando su dignidad humana, sus libertades y derechos humanos fundamentales.
Textos
La tragedia de la emigración y del desplazamiento forzado afecta a millones de personas, y es fundamentalmente una crisis humanitaria, que requiere una respuesta de solidaridad, compasión, generosidad y un inmediato compromiso efectivo de recursos. Desde Lesbos, nosotros hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que responda con valentía, afrontando esta crisis humanitaria masiva y sus causas subyacentes, a través de iniciativas diplomáticas, políticas y de beneficencia, como también a través de esfuerzos coordinados entre Oriente Medio y Europa. Como responsables de nuestras respectivas Iglesias, estamos unidos en el deseo por la paz y en la disposición para promover la resolución de los conflictos a través del diálogo y la reconciliación. Mientras reconocemos los esfuerzos que ya han sido realizados para ayudar y auxiliar a los refugiados, los emigrantes y a los que buscan asilo, pedimos a todos los líderes políticos que empleen todos los medios para asegu-
rar que las personas y las comunidades, incluidos los cristianos, permanezcan en su patria y gocen del derecho fundamental de vivir en paz y seguridad. Es necesario urgentemente un consenso internacional más amplio y un programa de asistencia para sostener el estado de derecho, para defender los derechos humanos fundamentales en esta situación que se ha hecho insostenible, para proteger las minorías, combatir la trata y el contrabando de personas, eliminar las rutas inseguras, como las que van a través del mar Egeo y de todo el Mediterráneo, y para impulsar procesos seguros de reasentamiento. De este modo, podremos asistir a aquellas naciones que están involucradas directamente en auxiliar las necesidades de tantos hermanos y hermanas que sufren. Manifestamos particularmente nuestra solidaridad con el pueblo griego que, a pesar de sus propias dificultades económicas, ha respondido con generosidad a esta crisis.
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Juntos imploramos firmemente por el fin de la guerra y la violencia en Medio Oriente, una paz justa y duradera, así como el regreso digno de quienes fueron forzados a abandonar sus hogares. Pedimos a las comunidades religiosas que incrementen sus esfuerzos para recibir, asistir y proteger a los refugiados de todas las confesiones religiosas, y que los servicios de asistencia civil y religiosa trabajen para coordinar sus esfuerzos. Hasta que dure la situación de necesidad, pedimos a todos los países que extiendan el asilo temporal, ofrezcan el estado de refugiados a quienes son idóneos, incrementen las iniciativas de ayuda y trabajen con todos los hombres y mujeres de buena voluntad por un final rápido de los conflictos actuales. Europa se enfrenta hoy a una de las más graves crisis humanitarias desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Para afrontar este desafío serio, hacemos un llamamiento a todos los discípulos de Cristo para que recuerden las palabras del Señor, con las que un día seremos juzgados: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme… Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis” (Mt 25,35-36.40). Por nuestra parte, siguiendo la voluntad de Nuestro Señor Jesucristo, decidimos con firmeza y con todo el corazón de intensificar nuestros esfuerzos para pro-
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mover la unidad plena de todos los cristianos. Reiteramos nuestra convicción de que “la reconciliación (entre los cristianos) significa promover la justicia social en todos los pueblos y entre ellos… Juntos queremos contribuir a que los emigrantes, los refugiados y los demandantes de asilo se vean acogidos con dignidad en Europa” (Charta Oecumenica, 2001). Deseamos cumplir la misión de servicio de las Iglesias en el mundo, defendiendo los derechos fundamentales de los refugiados, de los que buscan asilo político y los emigrantes, como también de muchos marginados de nuestra sociedad. Nuestro encuentro de hoy se propone contribuir a infundir ánimo y dar esperanza a quien busca refugio y a todos aquellos que los reciben y asisten. Nosotros instamos a la comunidad internacional para que la protección de vidas humanas sea una prioridad y que, a todos los niveles, se apoyen políticas de inclusión, que se extiendan a todas las comunidades religiosas. La situación terrible de quienes sufren por la crisis humanitaria actual, incluyendo a muchos de nuestros hermanos y hermanas cristianos, nos pide nuestra oración constante. Lesbos, 16 de abril de 2016 Francisco Ieronymos II Bartolomé
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Ser imagen de Cristo como el Buen Pastor “No hemos hecho más que empezar, y nos espera una historia preciosa y una vida eterna preciosa para crecer en la experiencia de ese amor. Pero vuestra vocación y el don de mis pobres manos y de la Unción del Crisma en esta mañana lo que os hace es uniros a Cristo; lo que hace es que Cristo se apodera de vuestra humanidad, se adueña de ella, se la dais vosotros libremente”. Extracto de la homilía de Mons. Javier Martínez en las Ordenaciones Sacerdotales celebradas en la Catedral el pasado día 17, Domingo del Buen Pastor. Queridísima Iglesia del Señor, Pueblo santo de Dios, Esposa amada de Jesucristo:
Ordenaciones Sacerdotales en Granada
Casi sois como la multitud que nadie podía contar de la que nos ha hablado el Libro del Apocalipsis. Tan grande es vuestra presencia porque con tanto sentido de la fe y con tanta intuición comprendéis que cinco nuevos presbíteros no es una cosa que es buena para los curas, es buena para vosotros, es buena para la Iglesia entera. Es un regalo para el pueblo de Dios. Es un signo también de que Cristo está vivo y sigue cuidando fielmente de nosotros, de su pueblo. Yo os confieso con toda mi alma que es la celebración del año siempre que me hace temblar más, por muchos motivos. Uno de ellos: en ninguna como ésta siento yo la desproporción que hay entre mi vida, mis cualidades, mis virtudes, mi persona y lo
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aFondo que los gestos del Sacramento del Orden son capaces de generar. En los Sacramentos, lo sabemos todos, y es mi primera confesión que comparto con vosotros, es Cristo siempre quien obra, es Cristo quien bautiza, es Cristo quien se hace presente en el Altar, es Cristo quien perdona, y nosotros no somos más que instrumentos siempre pobres, siempre extraordinariamente desproporcionados al don que se nos hace, al don que el Señor os hace a vosotros por medio nuestro. Ya sólo esto bastaría para que a uno le explotasen todas las neuronas. Pero todavía hay algo más profundo -diría yo- que lo que acabo de decir, más verdadero, y es la inmensidad de la Encarnación, que es lo que se hace presente en los Sacramentos de la Iglesia. (…) Acabamos de celebrar la Semana Santa, Señor, ¿quiénes somos nosotros para que Tú hayas entregado a tu Hijo, para rescatarnos y darnos a nosotros la libertad? Para darnos a nosotros la vida, entregaste a tu Hijo único. Pero hay otro aspecto que también produce escándalo, y es que la Encarnación tenga que ver con una cierta exaltación de la carne, de los sentidos, de la vida material, de la realidad material. Si os fijáis, to-
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dos los Sacramentos tienen que ver con los sentidos. San Juan, en el prólogo de su Carta, decía: “Lo que hemos visto, lo que hemos oído, lo que hemos tocado con nuestras manos acerca del Verbo de la vida, eso es lo que os anunciamos”. Y los Sacramentos tienen que ver con tomar un trozo de pan; tiene que ver con oír: “Vete hijo, o vete hija, tus pecados están perdonados”; tiene que ver con que yo ponga mis pobres manos, mis manos pecadoras, que las ponga sobre vuestra cabeza, y ese poder del que decía el Señor: “¿Quién puede perdonar los pecados mas que Dios?”. Lo vais a hacer, lo vais a hacer. Y el agua, y el aceite… Es decir, el Señor ha querido realmente sembrarse en la tierra, en nuestra humanidad, sin censurar nada de la Creación, que Él al final de ella vio que era muy buena. Dios mío, sobrecoge. (…) ¿Recordáis? (ndr. dirigiéndose a los seminaristas que se están ordenando), ayer hablábamos y yo os decía que nunca se os pase el sentido de la desproporción que hoy tenéis, no para que viváis angustiados ni ansiosos, sino para que podáis realmente adorar al Señor. Adorar su designio bueno para los hombres, para la humanidad entera; adorar su amor y su mise-
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ricordia, sin condiciones y sin límites; acoger y abrazar a este mundo herido y llevarlo hasta el Señor, para que el Señor lo cure, lo haga vivir. Ese es mi primer pensamiento de hoy. No voy a añadir nada más que otro. Hay un pasaje en la Misa y también tiene el carácter de una cierta confesión, o de un compartir con vosotros mi experiencia de sacerdote. Hay un pasaje en la Misa que a mí siempre me da vergüenza decir, y a lo mejor casi nadie habéis caído en la cuenta de ello porque no es un pasaje del centro ni de las partes más importantes de la Eucaristía. Es cuando dice: “Orad hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro”, y a mí siempre me parece que si uno lo mira con los ojos del mundo, ese decir “mío y vuestro”, ese ponerse uno por delante del pueblo cristiano, de la Esposa de Cristo, de la Iglesia, es una grosería. En la educación, en las reglas de urbanidad, siempre dices “primero tú y luego yo”, ¿no? ¿Qué permite decir “mío y vuestro”, o sea, ponerse el sacerdote primero por delante? ¿Que el sacerdote es más que vosotros? Ni soñarlo. ¿Que uno es más importante? El Señor dijo que no. Él dijo: “¿Quién es más? ¿El que está sentado a la mesa o el que sirve?”. El que está sentado a la mesa, ¿no? ¿Y cómo continúa esa frase de Jesús?: “Pues bien, yo estoy en medio de vosotros como el que sirve”, y eso lo hace realidad el día de Jueves Santo, haciendo un oficio de esclavo y lavando los pies de sus discípulos. ¿Quién es quien está sentada a la mesa siempre? La Esposa de Cristo, la Iglesia de Dios, nuestra Madre, la que nos ha
engendrado para la vida, para la vida de Dios, esa es la que está a la mesa. Vosotros, pueblo santo, sois los que estáis a la mesa. ¿Y cuál es nuestro oficio? El de servir. Pero está hablando de un sacrificio, “este sacrificio mío y vuestro”, es decir, ese “mío” por delante significa que en lo que uno tiene que ser el primero es en la disposición a dar la vida por vosotros. Sólo entonces no es una grosería. Porque se trata de dar la vida, yo me pongo por delante de vosotros, solo para eso. Y dando la vida, claro que sirvo, lo dice el Señor: “Os entrego mi vida”. Esa es la misión de un sacerdote (…) (…) Esa es nuestra única grandeza: estar dispuestos a dar la vida como el Señor, pedirLe al Señor tener los mismos sentimientos de Cristo, que Él siendo grande, siendo igual a Dios, no tuvo algo digno de desprecio, el asumir nuestra forma de siervos, y hacerse semejante a nosotros en todo, vaciarse de Sí mismo para que nosotros vivamos hasta la muerte y una muerte de cruz. Ese es su derecho de conquista. Ese es su Señorío sobre nosotros. El Señorío de haber dado su vida por mí, pobre, que no lo merezco, que no lo hubiera merecido jamás, tuviera las virtudes y las cualidades que quisiera. (…) No hemos hecho más que empezar, y nos espera una historia preciosa y una vida eterna preciosa para crecer en la experiencia de ese amor. Pero vuestra vocación y el don de mis pobres manos y de la Unción del
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aFondo Crisma en esta mañana lo que os hace es uniros a Cristo; lo que hace es que Cristo se apodera de vuestra humanidad, se adueña de ella, se la dais vosotros libremente. Es la primera pregunta que yo os haré: “¿Venís libremente, sin ser coaccionados?” (como una boda), “¿le dais al Señor vuestra vida?, ¿se la dais para poder dársela al pueblo cristiano?”. Y si decís que sí, yo os impondré las manos, os ungiré y vuestras vidas serán un signo vivo de Cristo, para que vuestra palabra comunique la alegría del Evangelio, para que vuestras manos puedan perdonar, bautizar, ungir a los enfermos, acompañar a las familias, acompañar a los ancianos y a los niños, a todos, acompañar al pueblo santo, siendo los primeros en amor, en el don de la vida. Lo único que tenemos que pedirLe al Señor, lo que tenemos para aprender toda la vida en la Eucaristía de cada día es: Señor, cada vez que yo diga “Tomad, comed, esto es mi cuerpo”, estoy recordando tus palabras, pero lo estoy diciendo yo, con esa humanidad que Tú has querido que sea, hoy Tu humanidad, por el Sacramento del Orden: “Tomad, este es mi cuerpo”, para vosotros, “Esta es mi sangre”, “esta es mi vida”, para vosotros. Eso es ser sacerdote de Jesucristo. (…) Que el Señor os conceda a vosotros, nos conceda a todos el deseo de vivir así, el deseo que ser imagen de Cristo de esta manera. Nunca nos faltará la alegría, la certeza de su misericordia, nunca nos faltará a nosotros mismos el perdón, nunca nos faltará su compañía para esa misión, que es la suya, para bien de su Iglesia y de todos los hombres. Nos unimos todos en esa súplica y en esa acción de gracias hoy. Hemos venido para eso, habéis venido para eso, y todos la hacemos nuestra. + Mons. Javier Martínez Arzobispo de Granada 17 de abril de 2016 S.I Catedral de Granada
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aFondo Cinco nuevos sacerdotes para la Archidiócesis de Granada Alberto Sedano, Fernando Luis Roca, Fernando Rodríguez, Carlos José Fernández y José de Jesús Martínez recibieron el pasado día 17 su Ordenación Sacerdotal en la S.I. Catedral de manos de nuestro Arzobispo. La Archidiócesis cuenta ya con cinco nuevos presbíteros tras la Ordenación Sacerdotal celebrada en la S.I. Catedral, presidida por Mons. Javier Martínez y a la que asistieron los sacerdotes y seminaristas diocesanos, los formadores de los seminarios San Cecilio y Redemptoris Mater de Granada, familiares, comunidades y parroquias de los jóvenes. En una celebración muy alegre y emotiva, los diáconos Alberto Sedano, Fernando Luis Roca, Fernando Rodríguez, Carlos José Fernández y José de Jesús Martínez recibieron la imposición de manos del Arzobispo y de los sacerdotes presentes, la unción de sus manos con el Óleo Sagrado, el cáliz y la patena y expresaron su consentimiento libre y voluntario a dar este gran paso para sus vidas y para el pueblo cristiano. Al término de la celebración muchos de los presentes se acercaron a los nuevos sacerdotes para besarles las manos como marca la tradición y para felicitarlos por su Orden Sacerdotal. En sus palabras finales, Mons. Javier Martínez agradeció a las familias de los nuevos sacerdotes y a todos los que les han ayudado en el camino al sacerdocio: “El Señor paga siempre al cinto por uno”, aseguró. Durante esta semana pasada, los nuevos sacerdotes presidieron su Primera Eucaristía en distintas parroquias de la Archidiócesis, como en la parroquia de los Santos Felipe y Santiago de Busquístar, en el Santuario de la Cabeza de Motril, en la parroquia de Fuente Vaqueros, en la parroquia de San Miguel Arcángel de Armilla, y en la Basílica de las Angustias de Granada.
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Cultura
La guerra de cuatro días en la tierra cristiana armenia La noche del 1 al 2 de abril el ejército de Azerbaiyán, violando el régimen de alto el fuego conseguido en 1994, atacó por toda la línea de contacto las fronteras de Nagorno Karabaj (Artsaj) utilizando artillería pesada, tanques y aviones. Como consecuencia de la agresión de Azerbaiyán se desató una guerra de alta intensidad por toda la línea de contacto. Desde el primer día Turquía anunció que iba a apoyar a Azerbaiyán en esta guerra para ayudar a su “hermano menor” a recuperar el dominio en las tierras de Nagorno Karabaj con el nombre antiguo Artsaj, un enclave en el sur del Cáucaso poblado de armenios desde los tiempos remotos – desde 189 a.C. hasta
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Oriente Medio
387 d.C. formó parte del Gran Reino Armenio, posteriormente fue sometido bajo el control de distintos imperios e invasiones de la Persia Sasánida, árabes, llegó a formar parte del imperio ruso, hasta que en la época soviética, el 5 de julio de 1921, Iósif Stalin decidió que se anexara a la recién proclamada República Socialista Soviética de Azerbaiyán musulmana como una región autónoma con la mayoría de la población armenia cristiana. Y así convivieron los dos pueblos en Nagorno Karabaj como los demás pueblos soviéticos, en una determinada paz y sin problemas graves hasta que a finales de los 80, con la aproximación del fin de la existencia de la URSS, en Armenia y Azerbaiyán surgieron movimientos independentistas.
Cultura El gravísimo error cometido por Stalin a principios de los años 20 hizo que la población de Nagorno Karabaj anunciara su voluntad de volver a formar parte de Armenia, ya que la mayoría de la población era armenia. Azerbaiyán no quiso conformarse con eso y empezó a despertar en su población sentimientos de racismo y armenofobia. La situación se agravó y el 27 de febrero de 1988 grandes bandas de azeríes atacaron a la población armenia en la ciudad azerbaiyana de Sumgait. Los armenios fueron masacrados en las calles, en sus casas, igual que lo fueron en el Imperio Otomano en 1915-1918, sin tener piedad de niños, mujeres y ancianos.
las protestas armenias, Rusia ha anunciado que va a seguir vendiendo armamento a Azerbaiyán. Entonces los armenios se han visto solos y traicionados de nuevo en un campo de batalla de intereses políticos y económicos. Gohar Vahanyan Publicado en Páginas Digital
El 12 de enero de 1990 tuvo lugar el pogromo de Baku, una persecución violenta de los habitantes armenios de dicha ciudad. A partir de ese momento ya fue claro que estos dos pueblos no iban a poder convivir. En 1991, el 10 de diciembre, en Nagorno Karabaj tuvo lugar un referéndum que volvió a confirmar (99,89% de los votantes) la voluntad de la población de formar parte de la República Armenia, con la que tenía lazos originales de lengua, religión, historia y cultura. Azerbaiyán se negó aceptar los resultados del referéndum y desató una guerra que duró seis años, produciendo 30.000 muertos, miles de refugiados y heridas que no se han curado aún hoy. Esta última guerra de cuatro días que vivió Nagorno Karabaj ha sido terrible, como cualquier guerra, produciendo muchos muertos y volviendo a despertar el odio entre los dos pueblos. En esta última guerra Armenia perdió a 92 personas, entre ellas militares y población civil (mujeres, ancianos y un niño de 12 años que iba de camino al colegio). Azerbaiyán no anuncia las cifras exactas de los muertos, aunque según la información del ejército armenio son entre 200 y 300 personas. El 10 de abril Azerbaiyán, después de negociaciones, devolvió ¡18 cuerpos de soldados armenios, torturados, decapitados y mutilados! En las fechas del 2 al 4 de abril las tropas azerbaiyanas entraron en el pueblo de Talish, de donde ya había podido salir la gente, excepto dos ancianos de casi 90 años a los cuales, después de matarlos, les cortaron las orejas. Decapitaron a un soldado armenio, Kyaram Sloyan, de 19 años, y se hacían fotos y videos posando como héroes. Lo más doloroso para los armenios desde el punto de vista político ha sido la traición de Rusia. Desde 2011 Rusia ha vendido una gran cantidad de armas ofensivas modernas a Azerbaiyán, al mismo tiempo que era la aliada estratégica de Armenia. A pesar de
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Testimonio
El Señor trabaja el alma, transforma la vida y conquista el corazón Clare Crockett, joven religiosa Clare Crockett es una joven religiosa de las Siervas del Hogar de la Madre, que ha fallecido en el terremoto de Ecuador, junto a otras cinco postulantes de esta Congregación. Entró a formar parte de esta Congregación a los 18 años y llevaba 15 años de vida entregada a Dios en la vida religiosa. Este es el testimonio de su vocación, publicado en Aleteia.org. Nací en una familia católica. Soy de una pequeña parcela del mundo que se llama Derry, en el norte de Irlanda. Cuando yo era pequeña, era un sitio donde los términos “católico” y “protestante” eran solamente políticos. Nacer en una familia católica no significaba necesariamente que ibas a Misa o tenías una formación en la fe católica. Los católicos, que querían una Irlanda unida, mataban a los protestantes y los protestantes, que no querían una Irlanda unida, mataban a los católicos. Para mí, eso es lo que significaba ser católica. Dios no tenía ningún papel en mi vida. En una sociedad donde prevalecía el odio, no había sitio para Dios.
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Desde que era pequeña, quería ser actriz. Hacia los 15 años entré en una compañía de teatro y tenía un “manager”. Presentaba algunos programas de televisión, escribía teatros, hacía muchas actuaciones, ganaba premios y a los dieciocho años hice un pequeño papel en una película. Me gustaba la fiesta. Desde los dieciséis o diecisiete años mis fines de semana consistían en emborracharme con mis amigos. Gastaba todo mi dinero en alcohol y cigarrillos. Un día, una de mis amigas me llamó: “Clare, -me dijo- ¿quieres ir a España gratis?“. “¡Un viaje gratis a España!” -pensé-, diez días de fiesta en España con sol. ¡Por supuesto que quería ir! Me dijo que todos los que iban se reunirían en una casa la semana siguiente. Llegó el día y fui a la casa donde iban a estar mis amigos y entré en una habitación con gente de 40 y 50 años, todos con rosarios en las manos.
Testimonio
“¿Van a España?” -les pregunté-, casi con miedo de oír la respuesta que iban a dar con todo entusiasmo tres segundos después: “Sí, vamos a la peregrinación“.
Si Jesús nos pide que hagamos algo siempre nos da la fuerza y la gracia para hacerlo. Sin su ayuda nunca podría haber hecho lo que tuve que hacer para responder a su llamada y seguirle.
Sí, queridos amigos, íbamos de peregrinación durante diez días. Intenté escaparme, pero mi nombre ya estaba en el billete y no hubo más remedio, tuve que ir. Ahora veo que fue la manera que usó la Virgen para traerme a casa, a su hogar, al de su Hijo.
Después de saber que me llamaba, el Señor me dio otra gracia cuando estaba grabando la película en Inglaterra. Yo veía que aunque parecía que tenía todo, en realidad no tenía nada.
La peregrinación fue durante la Semana Santa en un monasterio del siglo XVI. No era, ciertamente, lo que yo había imaginado cuando pensé en ir a España. Este encuentro de Semana Santa era con un grupo que se llamaba Hogar de la Madre y yo no quería estar allí. Sin embargo, fue durante esta peregrinación cuando el Señor me dio la gracia de ver cómo Él había muerto por mí en la cruz. Después de recibir esta gracia, sabía que tenía que cambiar: “Si Él ha hecho esto por mí, ¿qué voy a hacer yo por Él?”. Es tan fácil durante un retiro o cuando “sientes” el amor de Dios decirle: “Haré todo lo que me pidas”… Pero cuando “bajas del monte” no es tan fácil.
Me sentaba en la cama de la habitación del hotel y sentía un gran vacío. Estaba consiguiendo todo lo que siempre había deseado y no era feliz. Sabía que solamente haciendo lo que Dios quería para mí sería realmente feliz. El Señor me mostró cuánto hería a su Sagrado Corazón mi estilo de vida alocado. Sabía que tenía que dejar todo y seguirle. Sabía con gran claridad que me pedía confiar en Él, poner mi vida en sus manos y tener fe. Ahora estoy felizmente consagrada en las Siervas del Hogar de la Madre.
Las hermanas me invitaron a ir con ellas y otras chicas de peregrinación a Italia unos meses después.
Nunca me deja de impresionar cómo el Señor trabaja en las almas, cómo puede transformar totalmente la vida de uno y conquistar su corazón. Agradezco al Señor la paciencia que ha tenido y que sigue teniendo conmigo.
Me fui, y a pesar de la actitud superficial durante la peregrinación, el Señor me habló muy claro. Quería que yo viviese en pobreza, castidad y obediencia como las hermanas.
No le pregunto por qué me ha elegido, simplemente acepto el que lo haya hecho. Dependo completamente de Él y de la Virgen María y les pido que me den la gracia de ser lo que quieren que sea.
Automáticamente le dije que me era imposible. “¡No puedo ser monja!”, dije, “No puedo dejar de beber, de fumar, de salir de fiesta, mi carrera, mi familia.”
Clare Crockett
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El Leccionario Ferial Tiempo pascual El leccionario ferial de la cincuentena de Pascua fue una de las sorpresas más agradables de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II. El leccionario pascual ha superado en interés al leccionario cuaresmal, demasiado disperso en núcleos temáticos. Puede resultar de interés presentar brevemente algunos de los temas más destacados del leccionario ferial de Pascua. Los dos libros bíblicos fundamentales de este tiempo, de los cuales se hace una lectura semicontinua, son: Los Hechos de los Apóstoles (la primera experiencia de vida eclesial), y el Evangelio de san Juan (el mundo de los hechos y de las palabras de Jesús como han sido contemplados y vividos por la primera generación cristiana). Estos dos libros nos ayudan a profundizar en nuestra experiencia eclesial, enraizada en la comunión con Jesús Resucitado.
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El libro de los Hechos de los Apóstoles comienza a leerse el lunes de la octava de Pascua, en una lectura semicontinua. Algunas perícopas desaparecen del leccionario ferial pero se encuentran en las lecturas dominicales. No se trata solamente de recordar una historia del pasado, sino de actualizar las gestas de la primitiva comunidad cristiana como paradigma de nuestras experiencias actuales: la evangelización, la lucha por la originalidad cristiana, la experiencia de las limitaciones humanas y la esperanza de los creyentes… Y toda esta experiencia eclesial vivida a la luz del acontecimiento central: Cristo, el Señor resucitado, que reúne a su pueblo, y nos da su Espíritu que guía a la Iglesia. La lectura del Evangelio de san Juan está más sistematizada. La primera semana de Pascua es la de las apariciones. Se leen durante la octava de Pascua las distintas apariciones del Señor resucitado, usando también los evangelios sinópticos. Y el domingo de la
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Mary Anointing Jesus Feet (Jn 11). Peter Paul Rubens.
octava, es decir el II domingo de Pascua, se proclama el evangelio de la aparición del Señor al anochecer del domingo, según san Juan. El Señor se deja ver para mostrar su amor personal, para confortar y animar, para explicar las Escrituras, para comer con los discípulos. La pedagogía de la Iglesia nos hace presente la experiencia sacramental para encontrarnos con el Señor resucitado. A partir de la segunda semana de Pascua comienza la lectura del Evangelio de san Juan prestando una atención especial a las páginas que podríamos llamar más “pascuales” y “sacramentales”: Se lee el capítulo 3 de san Juan (lunes, martes, miércoles y jueves de la segunda semana) con el diálogo de Jesús y Nicodemo. Aparece el tema del bautismo y el testimonio. Se lee también el capítulo 6, el discurso del pan de vida (desde el viernes de la segunda semana hasta el sábado de la tercera semana). Aparece el tema de la fe y de la Eucaristía, sacramento pascual.
La cuarta semana de Pascua, introducida el domingo IV, se lee el capítulo 10 de san Juan, con el tema del Buen Pastor, la puerta y el alimento de la comunidad (lunes y martes de la cuarta semana). A partir del miércoles, cambiamos y dirigimos nuestra mirada hacia el ambiente de la conclusión de la predicación de Jesús (Jn 12), y la cena de despedida (Jn 13). Desde el viernes de esta semana, ya habrá lectura continua de los capítulos 14-17, hasta los dos últimos días de la cincuentena, en los que se leen las últimas páginas del Evangelio de san Juan, coincidiendo con las últimas páginas de los Hechos. Los temas de estos capítulos son, básicamente, la comunión eclesial: el testimonio, la función central de Cristo, la misión del Espíritu, el amor… Lo que es experiencia histórica en el libro de los Hechos es contemplación profunda en el Evangelio de Juan. Profundizar en estos textos puede ser para nosotros una gozosa renovación de nuestro ser cristianos y de nuestra pertenencia a la Iglesia. José Antonio Vinuesa García Delegado episcopal de Liturgia (Granada)
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La última cena. Jerace Nuova.
“Que os améis unos a otros, como yo os he amado” Hechos de los Apóstoles 14, 21b-27 Salmo 144 Apocalipsis 21, 1-5a Juan 13, 31-33a. 34-35
V Domingo de Pascua
Cuando salió, dijo Jesús: “Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros”.
Comentario al Evangelio Las lecturas de este V domingo de Pascua nos hablan hoy del amor. Para poder amar, como Jesús nos lo pide hoy, hay que cambiar muchas cosas en nuestra vida y a muchos no les gustan los cambios porque es más cómodo vivir de la manera a la que estamos acostumbrados. En el Evangelio de san Juan, Jesús nos deja su testamento: “que os améis unos a otros, como yo os he amado”. Un mundo nuevo sólo es posible construirlo con la fuerza del amor. Pero no con cualquier amor, porque en la humanidad todos hablamos del amor, pero cada uno lo entiende a su manera. La palabra “amor” es, tantas veces utilizada para definir comportamientos egoístas, interesados, que utilizan al otro, que hacen mal, que roban la libertad. No cualquier cosa es amor.
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Muchas veces disfrazamos el egoísmo y la avaricia con ropaje que aparenta ser amor. El amor con el que tenemos que construir ese mundo nuevo es el amor al estilo de Jesús. Un amor sincero, servicial, cercano, entregado; un amor que respeta la dignidad y la libertad del otro, que no discrimina, ni margina, sino que siempre busca el bien del otro. Es tiempo de amar, de amar al estilo de Jesús. Amar al estilo de Jesús es lo único que puede hacer que construyamos aquí en la tierra ese “cielo nuevo y esa tierra nueva”.
Ignacio Fernández González Sacerdote Diócesis de Granada
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Aparición en el lago de Tiberíades. Duccio di Buoninsegna.
Comentario al Evangelio Las lecturas de este V domingo de Pascua nos hablan hoy del amor. Para poder amar, como Jesús nos lo pide hoy, hay que cambiar muchas cosas en nuestra vida y a muchos no les gustan los cambios porque es más cómodo vivir de la manera a la que estamos acostumbrados. En el Evangelio de san Juan, Jesús nos deja su testamento: “que os améis unos a otros, como yo os he amado”. Un mundo nuevo sólo es posible construirlo con la fuerza del amor. Pero no con cualquier amor, porque en la humanidad todos hablamos del amor, pero cada uno lo entiende a su manera. La palabra “amor” es, tantas veces utilizada para definir comportamientos egoístas, interesados, que utilizan al otro, que hacen mal, que roban la libertad. No cualquier cosa es amor.
Muchas veces disfrazamos el egoísmo y la avaricia con ropaje que aparenta ser amor. El amor con el que tenemos que construir ese mundo nuevo es el amor al estilo de Jesús. Un amor sincero, servicial, cercano, entregado; un amor que respeta la dignidad y la libertad del otro, que no discrimina, ni margina, sino que siempre busca el bien del otro. Es tiempo de amar, de amar al estilo de Jesús. Amar al estilo de Jesús es lo único que puede hacer que construyamos aquí en la tierra ese “cielo nuevo y esa tierra nueva”.
Ignacio Fernández González Sacerdote Diócesis de Granada
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laPuntada Reflexiones para náufragos
No comprendemos nada de nada. Se esconde un misterio tan profundo en la germinación de un grano de trigo como en el movimiento de las estrellas. Pero sabemos perfectamente que sólo nosotros somos capaces de amar. Por esto el más pequeño de los hombres es mayor que todos los mundos reunidos. Guy de Larigaudie Escritor y periodista francés
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