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18 de febrero de 2018 Nº 1224 • AÑO XXVI
CUARESMA, TIEMPO DE RETORNO AL SEÑOR
DEDICACIÓN DE IGLESIA EN CES LA INMACULADA EL ARREPENTIMIENTO. RECUERDA QUE ERES HIJO
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Semanario de las Iglesias de Granada y Guadix
vozdelPapa
Detente, mira y vuelve Tiempo cuaresmal “El tiempo de Cuaresma es tiempo propicio para afinar los acordes disonantes de nuestra vida cristiana y recibir la siempre nueva, alegre y esperanzadora noticia de la Pascua del Señor”. Extracto de la homilía del Santo Padre en la Eucaristía e imposición de la ceniza en la basílica de Santa Sabia, en Roma. La Iglesia en su maternal sabiduría nos propone prestarle especial atención a todo aquello que pueda enfriar y oxidar nuestro corazón creyente. Las tentaciones a las que estamos expuestos son múltiples. Cada uno de nosotros conoce las dificultades que tiene que enfrentar. Y es triste constatar cómo, frente a las vicisitudes cotidianas, se alzan voces que, aprovechándose del dolor y la incertidumbre, lo único que saben es sembrar desconfianza. Y si el fruto de la fe es la caridad -como le gustaba repetir a la Madre Teresa de Calcuta-, el fruto de la desconfianza es la apatía y la resignación. Desconfianza, apatía y resignación: esos demonios que cauterizan y paralizan el alma del pueblo creyente. La Cuaresma es tiempo rico para desenmascarar éstas y otras tentaciones y dejar que nuestro corazón vuelva a latir al palpitar del Corazón de Jesús. Toda esta liturgia está impregnada con ese sentir y podríamos decir que se hace eco en tres palabras que se nos ofrecen para volver a “recalentar el corazón creyente”: Detente, mira y vuelve.
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Detente un poco de esa agitación, y de correr sin sentido, que llena el alma con la amargura de sentir que nunca se llega a ningún lado. Detente de ese mandamiento de vivir acelerado que dispersa, divide y termina destruyendo el tiempo de la familia, el tiempo de la amistad, el tiempo de los hijos, el tiempo de los abuelos, el tiempo de la gratuidad… el tiempo de Dios. (…) ¡Detente para mirar y contemplar! Mira los signos que impiden apagar la caridad, que mantienen viva la llama de la fe y la esperanza. Rostros vivos de la ternura y la bondad operante de Dios en medio nuestro. Mira el rostro de nuestras familias que siguen apostando día a día, con mucho esfuerzo para sacar la vida adelante y, entre tantas premuras y penurias, no dejan todos los intentos de hacer de sus hogares una escuela de amor. (…) Mira y contempla el rostro del Amor crucificado, que hoy desde la cruz sigue siendo portador de esperanza; mano tendida para aquellos que se sienten crucificados, que experimentan en su vida el peso de sus fracasos, desengaños y desilusión. Mira y contempla el rostro concreto de Cristo crucificado por amor a todos y sin exclusión. (…) Rostro que nos invita a exclamar: ¡El Reino de Dios es posible! Detente, mira y vuelve. Vuelve a la casa de tu Padre. ¡Vuelve!, sin miedo, a participar de la fiesta de los perdonados.
Editorial
Señor, tu Presencia cambia mi corazón Tenemos la herida del pecado en nosotros. Somos enfermos. Enfermos de una manera radical, en el sentido de esa plenitud para la que intuimos nuestro corazón está hecho; esa promesa que la vida en un niño pequeño parece que es todo promesa. Somos conscientes de que no somos nosotros capaces de cumplirlas. Esa promesa de un mundo fraterno, por ejemplo; de un mundo donde cada uno pudiésemos mirar al otro no como yo le veo, sino como Dios, con la misma ternura, el mismo afecto, el mismo amor con que Dios le mira, por muy pecador que sea. Ni siquiera nosotros mismos somos capaces de mirarnos con la ternura y el amor… Cuántas veces, creo que es un rasgo del hombre de hoy, perdido el horizonte de más allá de la niebla, la luz y el sol de más allá de la niebla, nos volvemos contra nosotros mismos, nos flagelamos, nos hacemos daño, nos acusamos; vivimos reprochándonos a nosotros errores que hemos cometido -que pueden ser verdaderos, que lo son en muchos casos-, pero, a menos que encontremos ese Amor más grande que el pecado, esa Gracia que sobreabunda donde abundó el pecado, ese abrazo grande de Dios que no se avergüenza de nuestras llagas de leprosos, no podremos amarnos a nosotros mismos adecuadamente; no sabremos vivir en paz con nuestra historia, en paz con nosotros, con nuestra forma de ser, con nuestra familia, con la herencia que hemos recibimos; no sabremos vivir contentos ni en la acción de gracias. Ésa es nuestra lepra, que luego tiene unos nombres muy sencillos. En la historia de la
Iglesia se ha expresado con los siete pecados capitales y no son más. Así como la santidad es extraordinariamente creativa, el pecado humano es repetitivo, rutinario, aburrido como él solo: envidia, orgullo, avaricia, lujuria, pereza, egoísmo, y se acabó. Luego los combináis como queráis, pero se acabó. No salimos de ahí. Esas son nuestras lepras. ¿De qué se trata, Señor? De hacer lo mismo que el leproso: “Señor, si quieres, puedes limpiarme”. Te necesito a Ti. Tu Presencia es lo que cambia mi corazón. Tu compañía, Tu venida. Tú eres lo que más necesito. Contigo sé que un día perderé la salud. Y si no lo sé es que no uso adecuadamente mi razón. Y la perderé sin remedio. Y sé que envejeceré, pero Contigo lo tengo todo, porque tengo el Amor que me ha dado la vida; que, en este momento, me sostiene en la vida. Y cuando Te conozco a Ti soy capaz de reconocer que todo es gracia y que puedo vivir en la alegría de que tu Alianza –esa Alianza de la que nos habla la Consagración en el momento de la Misa: “Tomad, comed, éste es mi Cuerpo, ésta es mi Sangre, de la Alianza nueva y eterna”- tu amor es eterno, tu amor por mí es eterno. + Javier Martínez Arzobispo de Granada 11 de febrero de 2018 S.I Catedral
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Sumario Directora: Paqui Pallarés García Redacción: María José Aguilar Mateos Colaboradores: Antonio Gómez Casas (Guadix) Ignacio Fernández González
Edita: ARZOBISPADO DE GRANADA Plaza Alonso Cano, s/n 18001 GRANADA tel.: 958 215 675 e-mail: mcsgranada@archidiocesisgranada.es www.archidiocesisgranada.es Facebook: Archidiócesis Granada / Secretariado Mcs Granada Twitter: @Archigranada Diseño y maquetación: Secretariado de Medios de Comunicación de la Archidiócesis de Granada
Sumario 02. Voz del Papa Detente, mira y vuelve Tiempo cuaresmal
13. Textos Recuerda que eres hijo El arrepentimiento
03. Editorial Señor, tu Presencia cambia mi corazón
15. A fondo Tiempo de retorno al Señor Cuaresma
05. Mirada
20. Cultura Europa, el final de las ilusiones Informa del Observatorio Cardenal Van Thuan
• Dedicación y consagración del altar con reliquia de San Juan Pablo II • Los sacerdotes jóvenes diocesanos comparten su camino de esperanza cristiana • CL Granada recuerda a su fundador • Abierta la colaboración con Manos Unidas • Entrevista al P. Cristiano Pinheiro, de la Comunidad Católica Shalom
23. Testimonio Misionero de la compasión P. Mariano Zelazek 25. Signo y gracia Formas de celebrar la Misa Celebración litúrgica
• Entrega del nombramiento al pregonero de la Semana Santa 2018 • “Solos desde la caridad, seremos creíbles” • D. Ginés se despide de Baza y La Puebla • Aniversario de la Fundación los Fossores • Agenda
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26. Luz de la Palabra “Está cerca el Reino de Dios, convertíos” I Domingo de Cuaresma
Mirada
Los Obispos de Andalucía con D. Javier en 2012, en la inauguración del Edificio y ante la estatua de San Juan Pablo II
Dedicación y consagración de altar con reliquia de S. Juan Pablo II CES “La Inmaculada” Nuestro arzobispo presidió la celebración el viernes día 16 en la iglesia parroquial que acoge el Centro de Estudios Superiores La Inmaculada, donde tiene también su sede la Escuela de Magisterio de la Diócesis. El viernes día 16 tuvo lugar la dedicación de la iglesia parroquial de San Juan Pablo II en el Centro de Estudios Superiores La Inmaculada, así como la consagración del altar, que alberga en su interior una reliquia de San Juan Pablo II, de la que es titular dicha iglesia parroquial. El acto de dedicación y consagración estuvo presidida por nuestro arzobispo, D. Javier Martínez. La celebración tuvo como momento destacado el instante en que durante la consagración de la reliquia ésta se introdujo en el interior del altar junto con el documento oficial que autentifica dicha reliquia, quedando así para veneración de los fieles ante el altar de Cristo. Previamente, la celebración comenzó con la bendición de la estatua de San Juan Pablo II, que se encuentra en el jardín del CES La Inmaculada, en la entrada de la iglesia parroquial.
EDIFICIO El edificio fue inaugurado en el año 2012, con un acto y Eucaristía a la que asistieron distintas personalidades de la vida de la Iglesia diocesana y otras personalidades del ámbito civil de la ciudad y de la Comunidad Autónoma. Entre las personas asistentes, estuvieron los Obispos de Andalucía. En la actualidad, el edificio alberga, además de la Escuela Universitaria de Magisterio La Inmaculada adscrita a la Universidad de Granada, un centro de preparación de oposiciones y una Escuela de Hostelería. Asimismo, el edificio acoge distintas actividades e iniciativas que se llevan a cabo en la Diócesis, tales como congresos, encuentros o actividades de formación. Es también en la actualidad la sede del curso Amor humano, matrimonio y familia, que se está desarrollando en la Archidiócesis con la Pastoral Familiar. Entre otros encuentros celebrados está el XVIII Encuentro de Cáritas Diocesana, celebrado el pasado 21 de octubre con la participación de 300 miembros. El edificio constituye un punto de encuentro y lugar de acogida para desarrollar y hacer crecer la dimensión formativa, espiritual y de vida comunitaria, en todo aquello que construya la comunión con Cristo en la Archidiócesis y en la Iglesia Universal.
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Mirada Los sacerdotes jóvenes diocesanos comparten su camino de esperanza cristiana
Un total de 17 sacerdotes jóvenes ordenados en los últimos diez años se congregaron la semana pasada en un encuentro que ha servido para compartir experiencias y ayudarse juntos en el camino vocacional y pastoral que están viviendo como presbíteros. Junto a ellos, compartieron las jornadas de convivencia de dos días nuestro arzobispo, D. Javier Martínez, y el Delegado de Pastoral del Clero, D. Blas Gordo. En la residencia de los Agustinos en Monachil, los jóvenes presbíteros diocesanos compartieron, además de las posibles dificultades en su ejercicio pastoral, “los momentos en los que han visto la mano del Señor cercano”, explicó el Delegado el Clero. En ese intercambio de experiencias pastorales y de momentos de esperanza vividos desde el ejercicio del ministerio sacerdotal, los jóvenes presbíteros ordenados en Granada en el último decenio reflexionaron sobre la esperanza que configura la vida, partiendo para ello del texto La esperanza no defrauda, del Obispo emérito de Pamplona-Tudela, D. Fernando Sebastián. En este sentido, el encuentro permitió “compartir la vida con una propuesta esperanzadora, más allá de las dificultades”, indicó D. Blas Gordo. Asimismo, nuestro arzobispo compartió algunas pin-
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celadas que, desde su experiencia como sacerdote y pastor de esta porción de Iglesia particular que es Granada, pueda ayudar a los presbíteros en su vocación y tarea pastoral. En este sentido, D. Javier subrayó el trabajo en equipo, alentando a los sacerdotes a crear equipos para trabajar al servicio del Evangelio y del pueblo de Dios desde las pastorales, todo ello en clave de misión del siglo XXI y de “Iglesia en salida” –en palabras del Papa Francisco- al encuentro de los hombres y mujeres sedientos de Dios y necesitados de esperanza cierta en el sentido y significado de la vida. Este encuentro de sacerdotes ordenados en Granada en los últimos diez años, también contó con la participación del que fuera rector del Seminario Mayor D. Gerardo Martínez, quien actualmente acompaña también a nuestros sacerdotes mayores de la Diócesis. D. Gerardo ayudó a los jóvenes sacerdotes del encuentro a vivir pastoralmente el modo de ayudar y acompañar a las personas, así como el sacramento de la penitencia. Un tema que sirvió de punto de partida para un intercambio de propuestas y reflexiones puestas en común con del deseo de ser una ayuda mutua en la vocación como ministros de Cristo en el altar. Paqui Pallarés
CL Granada recuerda a su fundador y agradece a Dios la obra nacida de su experiencia de fe
Eucaristía en la Diócesis de Granada, presidida por nuestro arzobispo, con la comunidad del movimiento de Comunión y Liberación, con ocasión del XIII aniversario del fallecimiento de su fundador Don Luigi Giussani y del XXXVI aniversario del reconocimiento pontificio de la Fraternidad de Comunión y Liberación. La Diócesis de Granada acogió el pasado día 9 una Eucaristía en memoria de Don Luigi Giussani, fundador del movimiento Comunión y Liberación, en el XIII aniversario de su fallecimiento y con ocasión del XXXVI aniversario del reconocimiento pontificio de una de sus formas asociativas “con las que sostiene al adulto cristiano en las diferentes condiciones de su vocación”: la Fraternidad de Comunión y Liberación, reconocida por la Santa Sede en el año 1982. SANTA MISA EN GRANADA La Eucaristía fue presidida por nuestro arzobispo y concelebrada por el párroco de la iglesia parroquial Sagrario-Catedral, donde se celebró la Santa Misa. En sus palabras, Mons. Javier Martínez subrayó la memoria de D. Giussani “transida de gratitud”: “Gratitud por su paternidad y gratitud por los hijos que ha nacido de esa paternidad y que cotidianamente a lo largo de mis casi 33 años de obispo me han acompañado con una fidelidad sin la cual yo hoy no sería el mismo”. En este sentido, nuestro arzobispo señaló dos aspectos importantes del bien que este carisma es para la Iglesia y para su vida personal, vivida de forma tan concreta como la compañía en el camino de la fe con personas que le han acompañado en sus años de vocación sacerdotal y ministerio episcopal. Una
participación de la vida y educación en la fe, y de encuentro con personas en Comunión y Liberación y su fundador Don Giussani que “no me ha cerrado, ni me ha empequeñecido en mi amor a la Iglesia” y “no lo he considerado un obstáculo para amar otras formas, modalidades, temperamentos. Al contrario”. De la Iglesia como cuerpo de Cristo y prolongación de su Presencia, a través de personas, también con sus fragilidades y torpezas, y de la coincidencia entre la plenitud de la vida humana y la vida divina (“El santo es el hombre verdadero”, recordó D. Javier en palabras de Don Giussani) fueron los dos aspectos que el arzobispo subrayó en su homilía, cuyas palabras están íntegras en www.archidiocesisgranada.es y en www.arzobispodegranada.es. La Santa Misa en el XIII aniversario del fallecimiento de Don Luigi Giussani y el XXXVI aniversario del reconocimiento pontificio de la Fraternidad de Comunión y Liberación se celebra paralelamente durante este mes de febrero en otras diócesis, presididas por sus respectivos pastores, como en Madrid, Pamplona, Getafe, Cuenca y Barcelona. La Santa Misa estuvo guiada por una intención de oración inicial dedicada a los jóvenes y al próximo Sínodo que se celebrará en Roma en octubre, para que “pidamos al Señor vivir con intensidad la pasión educativa por las nuevas generaciones que animó siempre el pensamiento y la obra de don Giussani”. Precisamente, el origen del carisma nacido de Don Giussani comenzó junto a los jóvenes, cuando el sacerdote italiano era profesor en un instituto de Milán en los años 50. Paqui Pallarés
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Mirada Abierta la colaboración de todos con Manos Unidas Granada
Invitación de D. Javier Martínez, al término de la Eucaristía dominical en la Catedral, en el marco de la Campaña que esta organización nacida en el seno de la Iglesia celebró el pasado día 11 con el lema Comparte lo que importa. Colaborar, con tiempo, difusión o aportaciones económicas, en la tarea de Manos Unidas para contribuir a paliar el hambre en el mundo. Esa es la invitación que, al término de la Eucaristía dominical en la Catedral celebrada en la mañana de pasado día 11, lanzó nuestro arzobispo. Antes de la bendición final, y tras agradecer el trabajo que realiza Manos Unidas Granada, D. Javier Martínez ha subrayado la necesidad de colaborar implicándose en la tarea que durante todo el año desarrolla esta organización de lucha contra el hambre, nacida en el seno de la Iglesia de la mano de un grupo de mujeres de Acción Católica, para intentar dar respuesta a las necesidades del hambre en el mundo. Una iniciativa que hoy continúa trabajando en los campos de refugiados, porque “cualquier sitio donde haya una guerra, la herencia de las guerras es después el hambre, y donde tampoco hay medicinas”, explicó el arzobispo.
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“Si alguno de vosotros quiere cooperar habitualmente con Manos Unidas, bendito seáis. Y si algunas personas disponéis de tiempo para cooperar también en el trabajo de difundir Manos Unidas, de promocionar los proyectos, también para que pueda haber caras nuevas y energías nuevas… todos sois bienvenidos”, afirmó Mons. Martínez. “No podemos olvidarnos de quienes pasan hambre y seguir llamándonos cristianos. Tenemos que llegar hasta donde podamos, hasta donde lleguen nuestras fuerzas, pero tenemos que hacer un esfuerzo por llegar a ellos. Son parte nuestra, sean o no sean cristianos. Son parte de la misma humanidad, creados por el mismo Dios y creados para ser, igual que lo somos nosotros, templos de Dios”, explicó nuestro arzobispo. En Granada, Manos Unidas tiene su sede en Plaza del Campillo, 2 – 5º, junto a la Fuente de las Batallas, en el teléfono 958-22-66-20 y en el e-mail granada@ manosunidas.org. Paqui Pallarés
“La misericordia es el mejor método para evangelizar a los jóvenes” para el trabajo, para el dinero, para las cosas materiales, pero se olvidan de que tienen una vida interior. La novedad que presenta la Comunidad Shalom ante esta realidad es la de ser una escuela de vida interior para los jóvenes. (...)
El sacerdote D. Cristiano Pinheiro, (Fortaleza, Brasil, 1983), lleva 17 años entregando su vida como misionero consagrado de la Comunidad Católica Shalom. Nombrado Asistente Internacional de la Comunidad en 2013, es responsable por la comunión eclesial, la difusión y presencia misionera de la Comunidad Shalom en los 5 continentes, de cuya experiencia y testimonio trató su ponencia: Una Obra Nueva para la Nueva Evangelización, con la que la Comunidad Shalom participó en el XXIII Encuentro de Arciprestes y Vicarios celebrado recientemente en Málaga. Sobre el tema de su conferencia, ¿cuál es esa Obra Nueva de Dios para la Nueva Evangelización? La Comunidad Shalom es en sí misma una Obra Nueva del Señor, nunca quisimos fundar nada por nosotros mismos, es una Obra Nueva como podemos ver en el libro del profeta Isaías: “Una obra nueva creada por las manos del Señor”. La Obra Nueva es la propia Comunidad en su acción evangelizadora en el mundo y su carisma basado en una vida de oración personal y comunitaria, litúrgica, sacramental, carismática; en una vida de unidad, en la vida comunitaria, la vida de fraternidad entre nosotros, con la Iglesia y con los hombres, y la Evangelización. Estos son los tres pilares de nuestra Comunidad y la Obra Nueva que Dios construye en nuestras vidas que también desborda en nuestra acción misionera.. (...) ¿Qué aporta la Comunidad Shalom a la evangelización de los jóvenes en España? España es un país de profundas raíces católicas, cristianas, pero esto no significa que sea un país evangelizado, como toda Europa, con raíces profundamente cristianas, católicas, pero muy secularizada. Los jóvenes son parte de una nueva generación víctimas de un secularismo, de un vacío interior muy grande, viven
Desde su experiencia como misionero y Asistente Internacional de la Comunidad, ¿cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta la juventud del siglo XXI en el mundo entero (incluida la juventud española)? Hay una cosa que me da miedo y otra que me llena de esperanza. El miedo proviene de la cantidad de jóvenes que son víctimas de las drogas como una forma de huir de la realidad concreta de sus vidas, huir del dolor de una vida familiar fragmentada, huir del dolor de estar solos en el mundo, huir del dolor de no encontrar la propia vocación. Las drogas y la soledad son cosas que veo tristemente en muchas realidades del mundo, al mismo tiempo, también veo una gran sed de eternidad, de estabilidad, de tener algo concreto, para siempre en sus vidas. (...) ¿Cómo piensa que la Iglesia, en general, puede ayudar a los jóvenes y cómo lo hace la Comunidad Shalom en el seno de la Iglesia universal? La Iglesia puede ser una madre de esperanza, la comunidad está viviendo, desde antes del inicio del Pontificado del Papa Francisco y durante todo este Pontificado, un Kairós de misericordia. Hemos aprendido que la misericordia es el mejor método de evangelización, la misericordia es la madre de la esperanza, cuando hay misericordia hay esperanza de una vida nueva, en una vida feliz. ¿Cuál podría ser un ejemplo de estos espacios de encuentro para los jóvenes? La Comunidad Shalom hace cafés para evangelizar, hace conciertos de evangelización, fiestas para acercarse a los jóvenes, la Iglesia puede abrirse a estos nuevos lenguajes de evangelización para así poder estar más cerca de los jóvenes en su realidad concreta. Entrevista completa en www.archidiocesisgranada.es María José Aguilar
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Mirada Entrega del nombramiento oficial al Pregonero de la Semana Santa 2018 En un sencillo acto en la sacristía de la Catedral, tras la Santa Misa de ceniza. Como es tradicional, tras la Misa del miércoles de ceniza en la S.I Catedral, con el que se inicia el tiempo litúrgico de preparación para la Pascua –la Cuaresma-, el Pregonero oficial encargado de anunciar la Semana Santa de Granada recibió de manos de nuestro arzobispo D. Javier el pergamino con su nombramiento oficial. En un sencillo acto, que acogió la sacristía del templo catedralicio, el Pregonero de este año, el periodista Ramón Burgos, recogió dicho pergamino, acompañado por la familia cofrade granadina y miembros de la Junta de gobierno de la Real Federación, entre ellos su Presidente D. Jesús Muros. En ese mismo acto, nuestro arzobispo bendijo las medallas oficiales de la Real Federación que se les ha
impuesto a los nuevos Hermanos Mayores. Asimismo, el breve y emotivo encuentro cofrade finalizó con la fotografía realizada junto a nuestro arzobispo de los Pregoneros Oficiales de la Semana Santa granadina en años anteriores. El Pregón Oficial que anuncia la Semana Santa granadina tendrá lugar el I Domingo de Cuaresma, el día 18, en el Teatro municipal Isabel La Católica, a las 12 horas.
“Solo desde la caridad, seremos creíbles”
La meditación del prelado ha estado vertebrada por los tres instrumentos que debe regir la Cuaresma: oración, limosna y ayuno. En cuanto a la caridad, destacó que “sólo desde la caridad fraterna seremos creíbles”, y se ha preguntado si la Iglesia y las Hermandades son auténticos “hogares para la escucha y la comprensión”.
Mons. Ginés García a las Hermandades y Cofradías de la diócesis de Guadix.
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Mons. Ginés García, Administrador Apostólico de Guadix, dirigió en la mañana del pasado día 10 el retiro de Cuaresma para las Hermandades y Cofradías de la diócesis de Guadix. Celebrado en Baza, en el templo de La Piedad, estaba organizado por el Secretariado Diocesano de Hermandades y Cofradías.
El Administrador Apostólico de Guadix recordó la importancia que tiene la religiosidad popular a la hora de evangelizar, incluso para aquellas personas que no van a la iglesia. Tras su ponencia, se expuso el Santísimo Sacramento, a la par que varios sacerdotes han administrado el sacramento de la confesión a los numerosos cofrades venidos de distintos lugares de la geografía diocesana. Carlos Valle
Mirada
D. Ginés García se despide de Baza y La Puebla de Don Fabrique
Ha estado ocho años de obispo en Guadix y tomará posesión de la sede episcopal de Getafe el día 24.
las Hermandades que hay en La Puebla, que también asistieron a la bendición. BAZA
Mons. Ginés García visitó Baza el día 10 y la Pueblo de Don Fabrique el pasado día 13. Ambas visitas fueron de despedida antes de su toma de posesión como obispo de la Diócesis madrileña de Getafe. La visita a La Puebla de Don Fabrique sirvió también para bendecir la reforma que se ha hecho en el paseo que lleva a la ermita de San José. Durante los últimos meses se han realizado obras de adecentamiento, adoquinado e iluminación y se ha dotado de mobiliario urbano el acceso a la misma. El alcalde de La Puebla, Mariano García, invitó al prelado accitano a realizar esta bendición, que ha sido uno de los últimos actos que realice Mons. Ginés García en la diócesis. El alcalde agradeció tanto la presencia del Obispo como la de los representantes de
Asimismo, el pasado día 10, las parroquias de la ciudad de Baza despidieron al Obispo con una celebración de la Eucaristía en el templo de la Piedad, concelebrada por los sacerdotes bastetanos y que congregó a un buen número de fieles que, con su presencia, quiso despedir a Mons. Ginés García Beltrán. Don Ginés recordó que uno los momentos más importantes de su pontificado ha sido el reconocimiento por parte de la Santa Sede de la Virgen de la Piedad como Patrona de la ciudad. “Es una de las cosas que llevo muy en mi corazón, porque Baza siempre ha mirado a la Virgen como su madre y qué menos que nosotros pongamos a la Virgen como estandarte, como baluarte de nuestra ciudad”, señaló.
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Mirada 65 aniversario de la fundación de los Fossores de Guadix
entonces, vienen atendiendo el cementerio de la ciudad accitana y a quienes acuden a él a enterrar a sus difuntos o a visitarlos. Este año, el Administrador Apostólico de la diócesis de Guadix, Mons. Ginés García, ha querido compartir la alegría de esta conmemoración con los hermanos Fossores que hay en Guadix. Y juntos han celebrado la Eucaristía en acción de gracias por este carisma singular, pero necesario, en la Iglesia. Lo celebraron el pasado día 11 junto con el Administrador Apostólico accitano y Obispo electo de Getafe D. Ginés García. Los hermanos Fossores de la Misericordia celebraron el 65 aniversario de su fundación el pasado domingo día 11, festividad de la Virgen de Lourdes. Fueron fundados en Guadix el 11 de febrero de 1953 y, desde
La presencia del prelado accitano ha servido también para despedir a esta comunidad de religiosos tan vinculada a Guadix. El próximo 24 de febrero tomará posesión de su nueva diócesis de Getafe. Antes, se despedirá de la diócesis de Guadix con una celebración de la Eucaristía el día 17, a las 11 horas, en la catedral. Antonio Gómez Foto: Encarnación Molero
AGENDA
•Pastoral de la salud. Eucaristía con Unción de enfermos y posterior procesión de las antorchas con la Virgen de Lourdes, el domingo día 18, a las 17 horas, en la parroquia de San Agustín (C/ Doctor Barraquer, 6). Por otra parte, retiro de Cuaresma con el tema Convertirse para ser manos entregadas, dirigido por su delegado D. José Gabriel Martín Rodríguez, el día 24 a las 10:30 horas, en la residencia de las Misioneras Hijas del Sagrado Corazón de Jesús (C/ Arabial, 59). •Hermandad de la Esperanza. El día 24 presentación del cartel Juventud Martes Santo 2018 con la Hermandad y Cofradía Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y Nuestra Señora de la Esperanza. Tendrá lugar la Eucaristía con niños y familias de dicha Hermandad a las 18 horas, en la Iglesia de San Gil y Santa Ana, y posterior recogida de tarjetas de sitio y camisetas. La procesión con el Niño Jesús se celebrará el domingo día 25, con salida desde la Iglesia de San Gil y Santa Ana a las 11:30 horas y regreso a las 13:40 horas.
•Cofradía de los Dolores. La Vocalía de Juventud de la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores, junto con las Vocalías de Juventud de las cofradías del Santo Vía Crucis, María Santísima de las Maravillas y María Santísima de la Concepción, celebran por sexto año consecutivo el Solemne Vía Crucis de la Parroquia de San Pedro y San Pablo, el sábado día 17. Comenzará a las 18:30 horas, partiendo desde la Iglesia de San Juan de los Reyes, recorriendo las calles de la feligresía de la parroquia. Contará con la participación de la capilla musical de la banda de música de Nuestra Señora de los Dolores. •Hermandad de las Angustias. Exposición permanente de los mantos y enseres de la Virgen de las Angustias, distribuidos en cinco espacios, ubicada junto a la entrada principal de la Basílica. La exposición estará abierta al público todos los jueves, viernes y sábados, que no sean festivos, en horario de 11:30 a 13:30 horas, y los viernes, además, estará abierta por la tarde, en horario de 18:30 a 20:30 horas. Se ha establecido un pequeño donativo para esta visita, que será destinado a la Obra Social que la Hermandad tiene en la calle Castañeda y que atiende cada día a personas necesitadas.
Textos
Recuerda que eres hijo Querido Marcos, lo bueno del carnaval es que termina. ¿Quién querría vivir en un perpetuo jolgorio, en una diversión forzada, que terminaría muy pronto tornándose en una pesadilla de egoísmo? Y sin embargo, cuando miramos la televisión, a veces parece que se vive en el país de Jauja: nada hay que deba tomarse verdaderamente en serio, no hay dramas sin solución, no hay matices. El bien está de un lado (desde luego, por definición, siempre el nuestro), y el mal, rigurosamente, del otro lado. Más aún, querríamos borrar sin más la palabra “mal” del diccionario, hacer como que no existe, reducirla a una disfunción, a un error de valoración, a un descuido. En la televisión no se habla del mal. O, por lo menos, no se
El arrepentimiento habla en ella nunca de nuestro mal: el mal lo hacen “los otros”, los monstruos, los que no son de nuestro grupo. Y resulta tranquilizador pensar que el mal lo hacen solamente los monstruos: nos hace sentir más buenos, porque nosotros somos los buenos, somos los normales, y cuanto más se agiganta el miedo por los “monstruos”, tanto más se refuerza la convicción de que somos buenos. Nunca se escuchan dudas en la televisión, nunca una reflexión, y los pocos que invitan a una autocrítica son tildados de inmediato de nuevos Jeremías, Casandras, derrotistas. Por eso se ve a menudo a los cristianos como llorones o como pájaros de mal agüero en un mundo interesado sola y exclusivamente en la maximización del placer. Y sin embargo, como escribe
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Textos el psicólogo Albert Görres: “Sin el término ‘mal’ o cualquier otro vocablo que ocupe su lugar y ofrezca una valoración moral no logramos comunicarnos entre nosotros, porque no llegamos a despojarnos de aquellas instituciones y situaciones que acompañan tenazmente la percepción de nuestro comportamiento y del comportamiento ajeno como bueno o malo (…), y la reacción correspondiente está hecha de desilusión, amargura o rabia”. Esta gigantesca represión, que sigue siendo una frágil ilusión, nace de la desesperación. Quisiéramos esconder el mal y olvidarlo, porque dudamos de que las personas puedan realmente cambiar, porque, en realidad, no creemos que sea posible un auténtico arrepentimiento. Y la paradoja es que, justamente por olvidar el mal, no somos ya capaces de festejar de verdad. La fiesta es la redención, el escape del peligro, la liberación. Pero, entonces, para que haya fiesta debe existir también la posibilidad concreta de una perdición, de un fracaso existencial. ¡No puede haber para nosotros Pascua sin Cuaresma! Tal vez por eso el carnaval se asemeja cada vez más a una loca temporada de frenesí en lugar de a una fiesta colectiva. Ya no
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somos capaces de divertirnos porque no somos ya capaces de arrepentirnos, no llegamos ya a conocer el bien porque procuramos reprimir el mal. ¿Sabes?, es como en las fábulas. Mi amigo Chesterton decía que las fábulas no sirven para recordarles a los niños que existen los dragones, los niños lo saben muy bien; las fábulas sirven para enseñarles a los niños que los dragones pueden ser derrotados. Así es con la Cuaresma: los hombres saben muy bien que existe el mal, tienen tantos de esos demonios dentro de sí que no pueden equivocarse al respecto, pero la Cuaresma sirve para recordarnos que esos demonios pueden ser derrotados. ¡Afortunadamente está la Cuaresma! Por suerte, o por desgracia, hay un tiempo en el que se nos invita a regresar a nosotros mismos y a arrepentirnos. Es el tiempo de las cenizas, el tiempo de acordarnos de que somos polvo, de tomar consciencia de que el mal habita en nosotros. Fabio Bartoli En Por suerte existe la Cuaresma. Reflexiones inoportunas Editorial San Pablo
aFondo
Tiempo de retorno al Señor Cuaresma Con la celebración del miércoles de ceniza comenzamos la Cuaresma. Es el tiempo litúrgico que marca la Iglesia para prepararnos para la fiesta de la Pascua. Cuarenta días para la renovación de las promesas bautismales en Pascua de Resurrección mediante la oración, la limosna y el ayuno. Es un tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión. El camino penitencial de la Cuaresma es un camino muy concreto, a través de las prácticas que nos propone la Iglesia, nos dijo nuestro arzobispo D. Javier Martínez, en la Eucaristía e imposición de la ceniza celebrada en la Catedral. Un año más no concede el Señor la gracia, como todo en la vida es gracia, de ser testigos, de escuchar esta poderosa llamada a la conversión que la Iglesia hace,
no al mundo, sino a sí misma, cada año al comienzo de la Cuaresma. Es un tiempo de gracia. Es un tiempo de retorno al Señor, de vuelta al Señor; de vuelta de la mirada al Señor, a Dios. La verdad es que tantas cosas en el mundo en que vivimos ahora mismo nos invitarían, del mismo modo que nuestra propia conciencia, a decir “necesitamos a Dios”. En el mundo en el que estamos cada vez es más patente: “Necesitamos a Dios”. La pérdida –no de la cercanía de Dios, porque Dios está siempre cerca de nosotros y está cerca de todos, también de los que no creen, también de los que son enemigos de la Iglesia o de la fe-, nosotros no nos damos cuenta, pero vivimos al margen de Dios, o poniendo en otros bienes la esperanza de nuestra plenitud y de nuestra felicidad. Eso genera insatisfacción; genera corrupción, en
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aFondo muchas direcciones y muchos ámbitos; genera violencia, que nos escandaliza a veces por su monstruosidad, pero que llena muchas veces la vida cotidiana de las personas, una especie de crispación, de desajuste, de desengaño, de desasosiego, de ansiedad. Diría: a veces, uno percibe en la vida cotidiana de las personas, de las familias, de los lugares de trabajo, una especie de irritación con la vida, que muchas veces no es más que la expresión exterior de una irritación que uno tiene con su propia vida, con uno mismo, con su historia, o con personas muy cercanas; esa irritación con la vida tiene todo que ver con un alejamiento de nuestras vidas de Dios, un poner a otras cosas en el lugar de Dios. La llamada a la conversión me resonaba a mí muy fuerte pensando en este día y pensando en la llegada de la Cuaresma y de la celebración del Misterio Pascual en la Semana Santa. Señor, tendríamos que ayudarnos unos a otros a descubrir que Tú eres realmente el único bien que necesitamos; que Tú eres verdaderamente tan importante en nuestras vidas como el aire para respirar, para nuestros pulmones, porque sin Ti nos perdemos. Sin Ti, algo pasa que se desmanda, que se desequilibra, que se nos pierde nuestra humanidad. Y lo que perdemos es precisamente es eso, nuestra humanidad. Se deteriora, se empobrece, se empequeñece, nos hacemos mezquinos, montanos una gresca o una bronca a veces por cosas insignificantes o muy pequeñas. Pero que, de nuevo, refleja, no tanto un error de apreciación, cuanto heridas que los seres humanos llevamos en el corazón y que nosotros no sabemos curar, ni las de otros muchas veces, ni desde luego no sabemos curar las nuestras. Sólo el Señor sabe curarnos. Sólo su misericordia, su perdón. Sólo un camino de conversión y de penitencia es capaz de devolvernos el gusto por la vida, el afecto a nosotros mismos y a los demás, la alegría de la Buena Noticia de que somos amados por Dios, de que mi pequeñez tan pobre, tan insignificante en la historia, tan pequeña, es infinitamente amada por el Señor, que ha entregado a su Hijo por puro amor al mundo, no para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. Que el Señor nos conceda la gracia de emprender este camino. Es un camino que pasa por cosas concretas. La Iglesia nos propone tres realidades, tres prácticas, que son las tres bastantes sencillas y conocidas de todos: la oración, el ayuno, la limosna-la caridad. Están las tres enlazadas. Incluso el ayuno si uno no se priva de alimentos o algo así, puede ser un bien para aquello de lo que se priva para dárselo a algunas personas.
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Y si podemos darlo de forma concreta, porque conocemos a alguna familia, porque conocemos algún comedor, porque conocemos alguna realidad donde se atiende a necesitados y podemos llevar físicamente nuestra presencia y nuestra ayuda, nuestra colaboración, mejor. Ahí se unen ayuno y caridad. Un rasgo son esas tres prácticas. No pido que seamos como los monjes contemplativos cistercienses o cartujos en nuestro vivir, ni el mundo en que vivimos, ni lo que Dios espera de nosotros. Para nosotros, la oración es un instrumento. Un instrumento de qué. Es como la calefacción. ¿La calefacción es el objetivo de una casa? No. La calefacción de una casa es poder
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vivir a gusto en la casa, poder sentirse a gusto en el hogar. La calefacción sirve para tener la temperatura que permita no estar tiritando de frío, no estar distraído justamente porque uno está pensando en el frío que hace. La oración es lo mismo. La oración no es una meta en sí misma. La oración es un instrumento de que nuestro corazón se ablande, de que nuestro corazón viva en la caridad teologal, viva en el amor de Dios. Y ese amor no puede ser mas que difusivo de sí mismo en la caridad a nuestros prójimos. Cinco minutos de oración al día, cinco minutos de silencio para decirLe: Señor, te abro las puertas de mi corazón, ten piedad de mí, perdona mis pecados. Nada más. Ser serios con el ayuno. Yo sé que en nuestra historia en España, por circunstancias muy especiales, hemos perdido prácticamente la costumbre del ayuno. Y sin embargo, es una costumbre sana, que nos fortalece. Segundo rasgo del camino penitencial, del camino de la Cuaresma. Vivirlo en presencia de Dios. Es a lo que nos recomendaba el Evangelio. “No seáis como los hipócritas”, nos dice el Señor. Hacerlo en presencia de Dios. Alguien que daba un consejo muy práctico en este sentido: haz todos los días un gesto de amor a al-
guien que pienses de tu entorno que no se lo merece. Es un ejercicio espiritual fantástico. ¿Por qué? Porque eso es lo que Dios hace conmigo cada segundo de mi vida: amarme sin condiciones cuando no lo merezco en absoluto. Sostenerme en la vida cuando no tengo ningún derecho a ella y no lo merezco en absoluto. El ejercicio de decir: haz un gesto de simpatía, de sonreír, de dar la mano, de decir “cómo estás hoy”. Un gesto de ese tipo los 40 días de la Cuaresma, y la Pascua nos vendrá con gratitud; la gratitud de haber crecido como personas, porque somos más parecidos a Dios, porque nos parecemos un poco más a Dios y nuestro amor y nuestras vidas tienen la libertad y la gratuidad propia de quienes somos imagen de Dios. Que el Señor nos escuche, nos perdone y nos impulse en este camino precioso de penitencia, que nos permita desbordar de alegría cuando llegue la Pascua de Resurrección. + Javier Martínez Arzobispo de Granada 14 de febrero de 2018 S.I Catedral
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aFondo Romper las amarras que impiden el encuentro Carta Pastoral del Administrador Apostólico de Guadix y Obispo electo de Getafe, D. Ginés García, con motivo de la Cuaresma..
hermanos. Y esto no se da por un acto de la voluntad: yo puedo, y lo voy a hacer. La conversión es algo más, exige abandono y confianza, además del acto de la suprema libertad: amar.
Queridos hermanos y hermanas en el Señor: La Cuaresma es, un año más, la invitación a volvernos a Dios que nos llama a emprender el camino que conduce hasta la Pascua. Es este un camino peculiar, porque al tiempo que avanzamos, Él nos sale al encuentro, y toma la iniciativa. Cada etapa del camino cuaresmal es ya la experiencia de la salvación que acontece en la muerte y resurrección del Señor. En la Cuaresma se respira ya la Pascua. A lo largo de estos próximos cuarenta días vamos a escuchar repetidamente la palabra, conversión. Y conversión es la gracia de salir de nosotros para girarnos, abrirnos, centrarnos en Dios. No es fácil reconocer que vivimos encerrados en nosotros mismos, en nuestras ideas e intereses, en nuestras preocupaciones y en nuestros proyectos. Convertirse es romper las amarras que impiden el encuentro con Dios y con los
La prueba más clara de la necesidad de conversión es el enfriamiento del amor. Cuando el corazón se endurece, y lo sentimos en las palabras, en los pensamientos, en las intenciones, y hasta en las mismas acciones, entonces necesitamos poner calor que derrita el hielo del corazón, necesitamos conversión. El Papa Francisco ha tomado como tema de su mensaje para Cuaresma de este año las palabras del evangelio de san Mateo: “Al crecer la maldad se enfriará el amor en la mayoría” (24,12). En un contexto ya de pasión, de sufrimiento, se nos advierte sobre los falsos profetas que se aprovechan de las emociones humanas para esclavizarnos en un mundo de mentiras y de soluciones fáciles e inmediatas. “Estos estafadores no sólo ofrecen cosas sin valor sino que quitan lo más valioso, como la dignidad, la libertad y la capacidad de amar”.
aFondo Sería, por eso, un buen comienzo para la Cuaresma volver al amor primero, sentir en nosotros el amor de Dios que nos recrea constantemente, que nos ofrece la oportunidad de volver a empezar, que borra y olvida todo aquello que nos avergüenza y nos impide seguir avanzando. La vida nos puede pesar por las dificultades de camino, por el peso que muchas veces soportamos, pero si alguien nos anima, nos acompaña y muestra la meta, entonces todo cambia y nace la esperanza. Por eso, el tiempo de Cuaresma es un tiempo de esperanza, es un tiempo de renovación de la fe. Claro que para emprender y seguir el camino cuaresmal que es don, nosotros necesitamos poner los medios. Tres son los que nos propone la Iglesia: oración, limosna y ayuno. La oración. Es el momento de pararnos, centrarnos en nosotros mismos y abrir el corazón a Dios. Como dice Teresa de Jesús, orar es hablar con el que sabemos que nos ama. La oración es diálogo de amor. Ante alguien que sabemos que nos ama nos acercamos con libertad y confianza, nos mostramos como somos, porque sabemos que no podemos engañarlo, pero además no queremos hacerlo. En la oración se descubren las mentiras del corazón y buscamos el consuelo que todos necesitamos y que sólo podemos encontrar en Dios. La oración es camino de liberación y de entrega. Os invito a orar con la Palabra de Dios. La limosna. Nos hace pensar en el otro y en sus necesidades, al tiempo que nos libera de la pretensión de que nosotros y lo nuestro es lo sólo importante. La limosna reconoce en el otro a un hermano, es un gesto que va más allá de la beneficencia, es un don fraterno. Hemos de superar esa visión de la limosna como algo humillante, porque con ella mostramos nuestra superioridad sobre los demás, sobre los pobres, dándoles lo que nos sobra, las migajas de nuestra mesa. Dice el Papa en su mensaje: “Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida”. Así, la limosna es la expresión del compartir, y no sólo lo que tenemos, sino principalmente lo que somos. Para los cristianos es también un modo privilegiado de expresar la comunión. El ayuno. No ayunamos para mostrar nuestra fuerza de voluntad, ni nuestra capacidad de renuncia. Ayunamos para poner el corazón en lo importante, para decirnos a nosotros mismos que el centro de nuestra vida ha de estar en Dios, para desterrar el egoísmo y la violencia que anidan en el corazón humano. Al
mismo tiempo, al ayunar sentimos en nuestra propia carne lo que sienten los desposeídos de todo, los que carecen de lo indispensable, los que sufren hambre, marginación o exilio. Cada uno tendrá que pensar de qué ha de ayunar. “El ayuno nos despierta, nos hace estar más atentos a Dios y al prójimo, inflama nuestra voluntad de obedecer a Dios, que es el único que sacia nuestra hambre”, nos recuerda el Papa. Os invito, queridos hermanos y hermanas, a vivir este tiempo santo de la Cuaresma mirando al Señor y a su Pascua; que la experiencia de su amor nos fortalezca para ser sus testigos ante los hombres; que nos acerquemos a su rostro encarnado en tantos hombres y mujeres que sufren, para darle el consuelo de la fe y la esperanza. En el camino cuaresmal nos encontramos con María, la Virgen; que ella nos acompañe y nos conduzca hasta Cristo, nuestro Bien. Con mi afecto y bendición. + Ginés, Obispo electo de Getafe y AD de Guadix
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Cultura
Europa, el final de las ilusiones Informe de Observatorio Cardenal Van Thuân El Informe de nuestro Observatorio Internacional Cardenal Van Thuân sobre Doctrina Social de la Iglesia, que se acerca a su décimo aniversario, está dedicado este año a Europa. Tal vez cause asombro que un Informe dedicado a los cinco continentes centre su atención sólo en uno de ellos. Naturalmente, los primeros que se han quedado perplejos son los responsables del Informe, visto que algunos de los centros de investigación que contribuyen al mismo tienen su sede fuera de Europa. Sin embargo, un motivo decisivo nos ha llevado a esta decisión, a pesar de las perplejidades suscitadas. Si Europa, desde el punto de vista geográfico, tiene fronteras (aunque, a decir verdad, no realmente precisas) y si, desde el punto de vista geopolítico, parece estar encajada entre potencias tanto hacia occidente como hacia oriente, como idea expresa una civilización potencialmente universal. Hablar de Europa, por lo tanto, induce a afrontar
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temas que no son sólo europeos. Si hay una crisis en Europa, ésta afecta a todo el mundo. A esto hay que añadir que para la Doctrina Social de la Iglesia Europa no representa un punto de referencia casual. Aquí es donde ésa se encarnó inicialmente y, en muchos aspectos, la relación entre la Iglesia y el mundo, tal como se ha llevado a cabo en territorio europeo, tiene un significado bastante más amplio. (…) Europa es, por lo tanto, el teatro de distintos escenarios, todos ellos igualmente importantes para el futuro de la humanidad y, también, para la Iglesia. Los pontífices nos han recordado en reiteradas ocasiones la importancia de Europa para la evangelización y la nueva evangelización, incluso de la vida social. El último en hacerlo ha sido el Papa Francisco cuando, en julio de 2016, dirigiéndose a Polonia y a los polacos y, a través de ellos, a todos los otros, recordó en Varsovia y Czestochowa el 1050 aniversario del bautismo de
Cultura Polonia, que tuvo lugar con la conversión del duque Mieszko en 966. Si la evangelización de lo social se frena de manera significativa o incluso se detiene aquí en Europa, esto sucederá también en todo Occidente, del que Europa es origen y fundamento. Pero no sólo en Occidente. Esto sin quitar nada a la vivacidad de las Iglesias de los otros continentes, impregnadas de Magna Europa, y de las que llegará en un futuro una gran ayuda para volver a descubrir, Dios no lo quiera, la Europa perdida. Este IX Informe sobre la Doctrina social de la Iglesia en el mundo tiene, como todos los anteriores, un lenguaje claro e intenta expresar la realidad de las cosas, sin ceder nada en favor del pensamiento dominante. Por consiguiente, no sentimos temor cuando afirmamos que el proyecto europeo está en una crisis gravísima y que sólo un replanteamiento radical de los métodos y, sobre todo, de los contenidos, podrá, con la ayuda de la Providencia, cambiar una situación que se está demostrando enormemente peligrosa para todos. El título del Informe, en su dureza, es muy claro: El final de las ilusiones. A lo largo de su historia, el proceso de unificación europea ha tomado caminos equivocados, pero siempre ha tenido ocasión de enmendarse y retomar el camino correcto. Esto ocurrió, concretamente, tras la caída
del imperio comunista de Europa del Este, a principios de los años noventa del siglo pasado. Cualquiera que hubiera sido el camino de unificación recorrido hasta entonces por los países europeos, cualesquiera que hubieran sido los pasos justos y los equivocados, en ese momento se daban todas las condiciones para un cambio radical de ruta. Pero esa ocasión histórica se ha perdido. Europa podía empezar a respirar con sus dos pulmones: del Este podían llegar a las agotadas sociedades del bienestar occidental estímulos humanos y espirituales; el Papa Juan Pablo II se dedicaba a Europa como uno de los temas principales de su pontificado y trabajaba incansablemente, empezando por la encíclica Centesimus Annus y el Sínodo sobre Europa, para despertar en el continente la conciencia plena de las propias razones de ser, llegando también a pedir expresamente que se incluyera la referencia a Dios en la Constitución Europea, documento con el que se quería, a principio de los años noventa –de una manera justa en las aspiraciones, pero inadecuada en los métodos adoptados–, replantear los fundamentos del proceso de unificación. En realidad, no cambió nada y se procedió a una ampliación de las cooptaciones de nuevos países dentro de un concierto con convicciones morales y religiosas débiles. Se estipuló el Tratado de Maastricht (1992) y se decidió dar vida a la Unión Europea, pero sus
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Cultura bases doctrinales, de valores y religiosas eran demasiado frágiles, por no decir que estaban sometidas a una ideología occidentalista más que a un Occidente que reconoce que tiene sus raíces en el cristianismo. Prevaleció la Europa de las Luces, prevaleció la razón instrumental, el convencionalismo de los derechos humanos, la centralización y normalización desde lo alto, en lugar de la sabiduría política de la construcción articulada y subsidiaria desde abajo. Y esto siguió siendo así ininterrumpidamente, también con la entrada de los nuevos países de Europa oriental, creando en la actualidad una nueva fractura dentro de la Unión. Tras un conflicto descomunal, el ideal europeo nació para despedirse de los estados ideológicos. Era una señal positiva en un momento en el que –estábamos en los años cincuenta del siglo pasado– en las naciones europeas aún se combatía una guerra ideológica, pero sin combates. La guerra fría utilizaba todos los medios y no sólo la amenaza nuclear o el espionaje: esta guerra se combatía también en nuestras plazas, fábricas, aulas universitarias. El ideal europeo, entonces, resonaba fuerte, estimulaba. Es verdad que en estos decenios el continente europeo ya no tuvo guerras ideológicas, pero no se puede decir que no conociera el estado ideológico, dado que a menudo las propias instituciones europeas –que no son un estado, pero que a veces parecen querer ser un superestado– han ejercido una fuerte presión, cuando no una opresión, precisamente de naturaleza ideológica.
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Esta Unión Europea, caracterizada por la prevalencia de la ideología del Siglo de las Luces, por el predominio de la nomenklatura intelectual y política según la ideología del Manifiesto de Ventotene, por una concepción abstracta de los derechos sin una visión compartida de los deberes, considera que se mantiene junta por la democracia y la libertad y piensa, incluso, que puede difundir en el mundo su propia democracia y libertad, cuando en cambio, precisamente sobre este punto, no ha conseguido vencer sobre sí misma. El fracaso de las ilusiones europeas concierne, precisamente, al fracaso de su concepción de la democracia y la libertad, es decir, atañe a su esencia. El error de fondo es haber pensado que había derrotado a las ideologías del siglo XX con la democracia formal, normativa, tolerante en todo hasta llegar a ser intolerante con quien dice que no se puede tolerar todo. Y este error de fondo sigue estando presente, es más, se fortalece, signo de una ignorancia que continúa en el tiempo. Es en esto que Europa demuestra ser, aún, una ilusión. No se sabe si es una ilusión acabada; lo que sí sabemos es que estamos ante el final de las ilusiones. S. E. Mons. Giampaolo Crepaldi Presidente del Observatorio Internacional Cardenal Van Thuân sobre la Doctrina Social de la Iglesia, Arzobispo-obispo de Trieste y Presidente de la Comisión Caritas in veritate del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE).
Testimonio
Misionero de la compasión P. Mariano Zelazek Miles de cristianos e hindúes se reunieron esta semana para recordar el centenario del nacimiento del P. Mariano Zelazek, un misionero verbita polaco, que eligió vivir en Orissa y dar su vida para servir a los pobres, marginados, leprosos, niños y tribales. Mons. John Barwa, arzobispo de Cuttack-Bhubaneswar, resaltó que en 56 años de misión llena de compasión, el P. Zelazek “dejó al mundo un gran mensaje: una sociedad sólo puede progresar cuando se ocupa de cada individuo, sea éste enfermo o sano, rico o pobre, instruido o analfabeto”. Al término de las celebraciones, el arzobispo anunció que se ha puesto en marcha el proceso de canonización. La conmemoración tuvo lugar en la iglesia de la Inmaculada Concepción de Puri, donde el sacerdote pasó sus últimos años y donde murió, el 20 de abril de 2006, rodeado del afecto de sus amigos pobres y leprosos. La liturgia estuvo oficiada por Mons. Barwa, y contó con la presencia de más de 2500 fieles cristianos e hindúes, además de 45 sacerdotes y 20 religiosas.
Varias personalidades políticas y eclesiásticas estuvieron allí presentes, entre las cuales se destacaron el embajador polaco en la India, y el P. Roberto Kisala, vice superior de la Sociedad del Verbo divino. Al P. Mariano lo apodaban con el simple nombre de Bapa (padre) y era respetado por fieles de todas las religiones y por personas de toda clase. El P. Baptist D’Souza, director ejecutivo del Karunalaya Leprosy Care Centre de Puri, fundado por el misionero, afirma: “Con sus esfuerzos y su trabajo, el amado Bapa sigue inspirándonos a todos. Él vive en el corazón de todos los que amó. Su legado continúa”. El misionero nació el 30 de enero de 1918 en Paledzie, cerca de la ciudad de Poznan. Mariano era el séptimo hijo –de 16, tres de ellos muertos precozmente y dos adoptados- de Stanislaw y Stanislawa. En medio de la crisis económica que afectaba a toda Europa, en 1926, los padres se vieron obligados a vender las propiedades situadas en el pueblo y a mudarse a otra ciudad. A pesar de las dificultades, criaron a los hijos
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Testimonio inculcándoles la vivencia de la fe en Dios y del amor a la Iglesia. En 1932, ingresa al Liceo de la Sociedad del Verbo Divino en Gorna Grupa. El 8 de septiembre de 1937 entra al seminario de los verbitas en Chludowo, cerca de Poznan, cuyo maestro, el P. Ludwik Mzyk fue beatificado por Juan Pablo II, en Varsovia, en junio de 1999. Al estallar la Segunda Guerra mundial, Polonia es invadida por los alemanes, que no ven con buenos ojos la existencia de casas religiosas. A Mariano y a los demás estudiantes se los obliga a optar: dejar el noviciado o enrolarse. Frente a su negativa, el 20 de mayo de 1940 algunos camiones de la Gestapo (la policía secreta nazi) se llevan a 26 seminaristas “obstinados” y los trasladan al campo de concentración de Dachau (uno de los que se destinaba a llevar a término la “solución final” de Hitler contra judíos, opositores, liberales, enfermos, discapacitados, gitanos, hombres de fe). El P. Mariano permanece allí cinco años, antes de ser liberado por soldados americanos, en 1945. De sus compañeros, sólo 12 se salvan; los otros 14, todos ellos de entre 20
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y 22 años de edad, mueren en el primer año y medio, a causa de las inhumanas condiciones de vida. Para el sacerdote, esos años de tremendos sufrimientos fueron como un tiempo de aprendizaje para su futura vida misionera en la India. A partir del abismo de la privación humana de Dachau, el padre Mariano se formó como hombre de Dios, y como padre para los pacientes leprosos y pobres. La experiencia en los campos de trabajo forzado, las humillaciones a las que era sometido junto a sus compañeros, todo ello no logró destruir su indómito espíritu de esperanza. Mientras más observaba la cruel destrucción de la vida que imperaba en Dachau, más crecía en él la determinación de vivir y ayudar a los demás. De la experiencia del campo de exterminio, el P. Zelazek salió con la convicción de que iba a seguir viviendo, y con el espíritu del apóstol, de ayudar a vivir con dignidad a aquellos que luchan y sufren. Asia News
SignoyGracia
Formas de celebrar la Misa El contenido teológico invariable de la celebración litúrgica se expresa en una forma variable, externa. Las respectivas circunstancias culturales de las diferentes épocas influyeron en la forma de la misa. En una Iglesia local corresponde evidentemente el primer puesto, por su significado, a la Misa presidida por el Obispo, rodeado de su presbiterio, diáconos y ministros laicos, y en la que el pueblo santo de Dios participa plena y activamente. En ésta, en efecto, es donde se realiza la principal manifestación de la Iglesia. Téngase también en gran estima la Misa que se celebra con una determinada comunidad, sobre todo con la parroquial, puesto que representa a la Iglesia universal en un tiempo y lugar definidos, sobre todo en la celebración comunitaria del domingo. Entre las Misas celebradas por determinadas comunidades, ocupa un puesto singular la Misa conventual, que es una parte del Oficio cotidiano, o la Misa que se llama “de comunidad”. Las comunidades religiosas se reúnen a diario en una celebración común de la misa (“misa conventual” en los monasterios, “misa de comunidad” en seminarios e internados), en la cual los sacerdotes concelebran y todos sus miembros
Celebración litúrgica deben estar presentes. Y aunque estas Misas no exigen ninguna forma peculiar de celebración, con todo es muy conveniente que sean cantadas, y sobre todo con la plena participación de todos los miembros de la comunidad, religiosos o canónigos. Por consiguiente, en esas Misas ejerza cada uno su propio oficio, según el Orden o ministerio recibido. Conviene, pues, en estos casos, que todos los sacerdotes que no están obligados a celebrar en forma individual por alguna utilidad pastoral de los fieles, a ser posible, concelebren en estas Misas. Más aún, todos los sacerdotes pertenecientes a una comunidad, que tengan la obligación de celebrar en forma individual por el bien pastoral de los fieles, pueden concelebrar el mismo día en la Misa conventual o “de comunidad”. Porque es preferible que los presbíteros que asisten a la celebración eucarística, a no ser que una causa justa les excuse, ejerzan el ministerio propio de su orden y, en consecuencia, participen como concelebrantes, revestidos con los ornamentos sagrados. Si no concelebran, llevan el hábito coral propio o la sobrepelliz sobre el traje talar. . Ignacio Fernández González Sacerdote Diócesis Granada
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luzdelaPalabra
“Está cerca el Reino de Dios, convertíos” Génesis 9, 8-15 Salmo 24 1 Pedro 3, 18-22 Marcos 1, 12-15 A continuación, el Espíritu lo empujó al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tenta-
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I Domingo de Cuaresma
do por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían. Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: “Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio”.
luzdelaPalabra
LA TENTACIÓN ES DEJAR PASAR ESTA CUARESMA SIN QUE PASE NADA NUEVO EN NUESTRA VIDA El primer domingo de Cuaresma, la liturgia nos dice que Dios quiere destruir el mundo viejo del egoísmo y del pecado y ofrecernos a los hombres un mundo nuevo de vida plena y de felicidad sin fin. En el inicio de nuestro camino cuaresmal, se nos recuerda que el pecado no es una realidad que pueda coexistir con esa vida nueva que Dios nos quiere ofrecer. El pecado destruye la vida y asesina la felicidad del hombre; por eso, tiene que ser eliminado de nuestra existencia. El Evangelio de san Marcos nos ha narrado las tentaciones de Jesús en el desierto y la llamada a la conversión. Una vez más, se nos da este tiempo de gracia, tiempo de cuaresma, tiempo de conversión, un regalo de Dios, una nueva oportunidad para cambiar nuestras vidas. “Convertíos y creed en el evangelio” es el mensaje de Jesucristo. Quizá estamos demasiado cansados para plantearnos una vez más -¡y son ya tantas veces!- eso de la conversión. Sin embargo está en juego algo importante: nuestra vida, nuestra paz ahora y felicidad para siempre. Si hay algo común a todo hombre y en toda mujer es la tentación. Y sin embargo nos cuesta mucho aceptarlo. Todavía no nos damos cuenta que en las pruebas de la vida Dios está a nuestro lado. Él ha he-
cho con nosotros una Alianza, y Dios no puede fallar jamás. Es normal, que este mensaje oído tantas veces, nos deje un poco tristes, porque comprobamos nuestras limitaciones, ¡es tan fácil dejarse llevar por esta sociedad consumista y hedonista!, ahí está la tentación. Somos tentados a adorar al materialismo y la ambición. Jesús supo resistirse, supo permanecer fiel a Dios. Sin embargo, la tentación más grande es pasar esta Cuaresma sin que pase nada nuevo en nuestra vida. Para quien quiera intentar superar esta tentación, el tiempo de Cuaresma le abre la posibilidad de renovar su vida, de renovarse a sí mismo. Pidamos a Dios su ayuda para resistir la tentación y permanecer fieles, al Dios Padre que nos quiere a todos como hijos y hermanos. Esta Cuaresma debe ser para nosotros un tiempo propicio que debemos aprovechar para reconocer que somos pecadores y pedirle perdón a Dios mediante el sacramento de la confesión; acoger la Palabra de Dios, el Evangelio de Jesús, como Buena Noticia, frente a las malas noticias que diariamente escuchamos en los Medios de Comunicación; hemos de intensificar nuestra oración y nuestra asistencia a misa para que estos días de Cuaresma nos lleve a vivir una vida nueva más cerca de Dios nuestro Padre. Ignacio Fernández González Sacerdote Diócesis Granada
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La fragilidad de los tiempos en que vivimos es también ésta: creer que no existe posibilidad alguna de rescate, una mano que te levanta, un abrazo que te salva, que te perdona, que te inunda de un amor infinito, paciente, indulgente; te vuelve a poner en el camino. Necesitamos misericordia. Cuando se experimenta el abrazo de misericordia, cuando nos dejamos abrazar, cuando nos conmovemos: entonces la vida puede cambiar, pues tratamos de responder a este don inmenso e imprevisto, que a los ojos humanos puede parecer incluso “injusto” en tanto que superabundante. Papa Francisco
laPuntada Reflexiones para náufragos