N° 32 | Junio 2010
Corpus Christi Año Eucarístico Arquidiocesano
En este mes de junio del Año Eucarístico Arquidiocesano, queremos dejarnos guiar por la espiritualidad de la presentación de los dones de la celebración Eucarística. Hemos pedido perdón y glorificado a Dios por lo que Él ha hecho en nosotros y a través nuestro en estos años de camino pastoral. Hemos escuchado a Dios que nos hablaba a través de nuestros hermanos en las evaluaciones y a través de su Palabra y del Magisterio de los obispos.
tenemos, lo que hemos evaluado y lo que hemos reflexionado en las asambleas parroquiales, como los panes del milagro de la multiplicación, queremos ponerlo en común pero especialmente en las manos de Jesús, para que Él lo transforme y multiplique, para que la fuerza del Espíritu Santo fecunde nuestra acción pastoral en nuestra Iglesia de Tucumán. ¡GRACIAS, SEÑOR POR TU AMOR! Gracias, Señor, por tu presencia entre nosotros,
Gracias, Señor, por que has puesto en nuestras manos el pan y el vino fruto de la tierra y del trabajo del hombre, de nuestro esfuerzo, cansancio, entusiasmo y hasta errores como agentes de pastoral; lo recibimos de tu generosidad y vos lo trasformas en tu Cuerpo y tu Sangre, alimento para nuestra vida cristiana. Gracias, Señor por ser Iglesia: Iglesia, familia de Dios que quiere una conversión pastoral, que está en camino, dando gracias y pidiendo perdón.
Ahora queremos poner en común lo trabajado en las asambleas parroquiales.
Gracias, Señor por tu perdón que alienta nuestro duro camino de reconocimiento de nuestra fragilidad.
Iglesia en comunión, que se deja fecundar, animar por la fuerza del Espíritu Santo; y pone en común, ofrece lo que ha recibido de Tí y lo que ha trabajado para hacerlo crecer, madurar y fructificar.
El Señor quiere hacerse presente en nuestra vida, nuestras actitudes, nuestra acción pastoral, nuestros propósitos y anhelos de llegar a todos, de ser una Iglesia viva, fraterna, servicial y solidaria. Para esto, es necesario que nosotros pongamos en sus manos lo que somos y
Gracias, Señor, por tu Palabra que ilumina, que impulsa, que nos propone un ideal, que nos señala el fin del camino, dónde hemos de llegar y cuál es tu voluntad.
Iglesia que aporta constantemente su fe y alegría para que el Reino crezca. ¡GRACIAS, SEÑOR POR TU AMOR!