rif al magrib y al andalus

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R‡F AL-MAGRIB Y AL-ANDALUS Organización del territorio en las dos orillas del Estrecho (Siglos VIIIœXI)

Ahmed Tahiri


R‡F AL-MAGRIB Y AL-ANDALUS Organización del territorio en las dos orillas del Estrecho (Siglos VIIIœXI)

Ahmed Tahiri


Índice

INTRODUCCIÓN ............................................................................. 9 PRIMERA PARTE

R‡F ALœMAGRIB 1 LOS OMEYAS Y AL-MAGRIB Un encuentro entre Oriente y Occidente .............................. 17 2 R‡F AL-MAGRIB EN LA ÉPOCA DE LOS BAN# SƒLIH Primeras formas de urbanismo en occidente islámico ..............33 Edita: Fundación El Legado Andalusi Consejería de Cultura Revisión del texto:Virgilio Martínez Enamorado Coordinación editorial: Inmaculada Cortés Diseño y maquetación: Granada Design Impresión: Copartgraf Cubierta: Mapa de al-Idrisi (s. XII)

Copyright de la edición: Fundación El Legado Andalusí Copyright del texto: su autor Fundación El Legado Andalusí C/ Mariana Pineda s/n Edif. Corral del Carbón 18009 Granada Tel. 00 (34) 958 22 59 95 / 00 (34) 958 22 86 44 info@legadoandalusi.es www.legadoandalusi.es ISBN: 978-84-96395-39-8 D.L.: Impreso en España

Todos los derechos reservados Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización

3 BEREBERES EN AL-ANDALUS Enlace socio cultural entre dos orillas ......................................51 4 LA INTERVENCIÓN DE AL-ANDALUS CALIFAL EN AL-MAGRIB Huellas de alœAndalus en la otra orilla .....................................73 SEGUNDA PARTE

R‡F ALœANDALUS 5 PROBLEMAS PARA UNA RECONSTRUCCIÓN URBANA EN AL-ANDALUS El ejemplo de la Sevilla ‘abb…d† ...............................................87 6 EL ESPACIO PERIURBANO Y LA MAD‡NA El caso de la Sevilla andalusí..................................................107 7 EL ESPLENDOR DE LA CARMONA ANDALUSÍ Épocas del Califato y Taifas ...................................................119 8 LA CORA DE MORÓN Y HISN AQ#T Aproximación a una historia local .........................................137 TERCERA PARTE

GARB ALœANDALUS 9 LA CORA DE UK$UNUBA Estructura social y administrativa en el Occidente andalusí ....157 10 $ILB AL-QƒSIYA La capital del Algarbe ............................................................171 FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA ..............................................................199


Introducción

os primeros estudiosos de la historia medieval del Norte de Marruecos dieron un sentido equívoco al término R†f. Su presunto origen etimológico en el habla dialectal sólo fue una mera suposición carente de fundamento. Más verosimilitud cabe atribuir a la hipotética analogía del término con el medio rural, la vida campestre y la actividad agrícola, dada su superior proyección en los textos geográficos e históricos de la época. Según dicha historiografía tradicional, la referencia más antigua al R†f dataría del siglo XIV, coincidiendo con una época en la que la zona Norte de Marruecos estaba profundamente ruralizada. Sin embargo, la lectura atenta de las fuentes árabes nos permite comprobar que el empleo del término R†f se produce ya en contextos relacionados con el siglo X. A juzgar por las enciclopedias lingüísticas y contrariamente a la opinión general, la palabra R†f se refiere al lugar donde predomina la vida urbana y abunda el agua. Conforme a un dicho adjudicado al profeta Mahoma, se atribuía el calificativo de gente del R†f a los ciudadanos, para distinguirlos de los aldeanos. El célebre lingüista Ibn Manz™r identifica el sentido de la palabra R†f con toda tierra costera. Su definición de la misma se expresa de manera explícita en los términos siguientes: m… q…raba alœm…’. Comprobamos, con cierta sorpresa, que el sentido de esta expresión árabe coincide con el sentido de la palabra Tamsam…n, muy arraigada en el léxico beréber. Se trata de un nombre que remite a una zona concreta de la costa rifeña que se ha conservado hasta el momento actual en la toponimia local. En efecto, fue en el antiguo puerto de Tamsam…n donde, en el año 74 H/693 d.C., desembarcó

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S…lih b. Mans™r, fundador del principado de los Ban™ S…lih en Nak™r. En ese mismo lugar fue donde, tiempo más tarde, (133œ138 H/750œ755) se refugió ‘Abd alœRahm…n alœD…jil, fundador de la dinastía omeya de alœAndalus. Nos encontramos frente a un vocablo compuesto por dos elementos. Primero, el prefijo Tams, que significa “la que toca o llega”, equivalente en árabe clásico a la expresión m… q…raba. Por otro lado, el sufijo am…n, “el agua”, equivalente beréber de la forma árabe alœm…’. Según este análisis, la palabra R†f sería la forma árabe que, durante la Edad Media, sustituyó al antiguo término beréber Tamsam…n. La Antigüedad legó una importante red de asentamientos urbanos en el litoral mediterráneo norteafricano, desde el borde del río Muluya hasta los confines del antiguo asentamiento de Bali_ (actual Sidi Yalli_). Las localidades de Rusad†r, Tamsam…n, Iyd†, Badk™n, Ad sex Insulae, Promontorium y Parietina formaban parte de una malla urbana aún por estudiar. Durante los tres primeros siglos de la hégira (VIIIœX), esta herencia urbana se intensificó, plasmándose en los núcleos de Mal†la (Melilla), Yar…wa, Tawr†rt, MarØ…na, B…dis y alœMazamma. Según indica alœYa‘q™b†, la ciudad de Nak™r era, a mediados del siglo IX, un importante centro urbano del Magreb. Otras fuentes suministran datos de interés sobre los puertos que mantenían el contacto entre R†f alœMagreb y las localidades situadas al otro lado del Estrecho, en R†f alœAndalus, tales como los núcleos costeros de Akk…s, Hark, Kart, Uft†s, Add…r, Baqq™ya, Busakk™r, etc. Singulares son las fortalezas de Igg…, en Tansam…n, Tsaft, en Beni Tuzin, y Kart, en Qal’iya, edificadas respectivamente por los Ban™ S…lih de Nak™r, el califa fatimí de Mahdiyya y el califa omeya de Córdoba. Constituyen tres modelos de arquitectura militar erigidos en la zona durante la misma época, años 305œ321 H/917œ933. A nuestro juicio, el R†f alœMagrib constituye la zona más urbanizada del Occidente islámico durante esta época, motivo por el cual le fue atribuido el calificativo de R†f, que se ha mantenido en la actualidad, a pesar de la degradación urbanística sufrida por la zona

durante los siglos posteriores. La alta densidad urbana alcanzada en la zona fue puntualmente destacada por Ibn Id…r† de la forma siguiente: “fue una sombra continua, las ciudades y aldeas se encadenaban en línea recta, desde Trípoli hasta Tánger. Por ello, es justo afirmar que no existía una zona tan rica y abundante, con tantas ciudades y fortalezas, en ningún otro sitio del mundo”. En la extremidad noroeste del litoral Mediterráneo se ubica el país de Yeb…la, calificado por algunas fuentes como R†f Gum…ra. Se trata, como en el caso anterior, de una zona costera que cuenta con un importante número de asentamientos urbanos. Entre ellos, se cuentan los ilustres y antiguos núcleos de Tamuda, Tingis, Septem y Lixus, a las que se añadieron otros surgidos durante la Edad Media, como Tit…wen (Tetuán), Ti_ummas (Larache), T…rga, Tiguis…s, alœBasra, HaØar alœNasr y Qasr alœMaØ…z. Por ello, resultaba frecuente calificar el litoral norte del Magrib en plural, como ary…f alœ‘adwa, es decir, los R†f de la otra orilla. No es casualidad que la zona costera situada al otro lado del Estrecho se denominara R†f alœAndalus, incluyéndose en la mencionada franja dos coras, la de Rayya (Málaga) y T…kurunn… (Ronda). Hacia el Oeste se extendía otra entidad geográfica denominada por las fuentes árabes como R†f $id™na (Sidonia). Continuando a lo largo del litoral en dirección a q…siyat alœgarb (extremo Algarve de Portugal), se ubica R†f alœA_b™na (Lisboa). En los tres casos mencionados, parece que el R†f simboliza un determinado tipo de organización territorial, instaurada por las antiguas civilizaciones mediterráneas en las dos orillas del Estrecho. Es bien conocida la densidad urbana alcanzada desde la Antigüedad en el litoral lusoœbético, que llega a alcanzar su máximo desarrollo con la Córdoba califal, la Sevilla abadí y la ciudad de Silves, en q…siyat alœgarb. El geógrafo oriental alœIstajr† nos aporta más detalles sobre los orígenes del término R†f.Toda la zona irrigada y poblada en el delta del Nilo se denominaba de esta forma, incluyendo las localidades situadas entre la antigua ciudad árabe de alœFust…t hasta Alejandría y

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el litoral mediterráneo. Igualmente, no faltan indicios sobre los vínculos mantenidos por las dos orillas del Mediterráneo occidental a lo largo de la Historia. Las fuentes romanas nos informan de la incorporación de la Mauritania Tingitana junto a las Islas Baleares como sexta provincia de la diócesis de Hispania, lindante con la Bética y la Lusitana. Más tarde, el célebre conde Julián gobernó en las dos orillas del Estrecho como emir de los Gum…ra. No se trataba de dos mundos distintos, sino de dos caras de un mismo mundo que se habían entretejido desde épocas remotas. Según la expresión de alœMaqqar†, “es tan corto el trayecto entre elœMagrib y alœAndalus que una multitud de viajeros iban y venían constantemente entre las dos orillas”. Dada la facilidad de paso entre el R†f elœMagrib y el R†f alœAndalus, las crónicas árabes designan el Estrecho como Bahr alœMaØ…z, es decir, el mar de la travesía. El libro que el lector tiene ahora en sus manos reúne diez artículos publicados separadamente durante los años 1994œ2001. Se trata de trabajos de investigación presentados en congresos y encuentros organizados durante las mencionadas fechas por entidades académicas en España, Marruecos y Portugal. La obra abarca temas relacionados con el nacimiento del Magrib y la formación de alœAndalus durante los cuatro primeros siglos de la hégira. Los resultados obtenidos en estos trabajos permiten destacar el papel de Nak™r y R†f elœMagrib en el asentamiento de los fundamentos de la civilización árabe e islámica en el Occidente. Entre los siglos VIII y XI, la zona de R†f alœ‘Adwa conoció unas condiciones favorables a un proceso de acumulación de riquezas mediante un régimen socioeconómico que hemos denominado de inversión contractual. Posteriormente, el califato omeya de Córdoba supo trasladar la fuerza motriz del mencionado sistema hacia alœAndalus, logrando adelantos sin precedentes entre los siglos X y XI. A través de una aproximación histórica, nuestro trabajo se propone analizar la génesis del mencionado desarrollo y su impacto sobre la organización del territorio urbano, periurbano y rural.

Se examinan también algunos aspectos de la vida urbana y arquitectónica vinculados con el poder, las vías de comunicación, la artesanía, el comercio y la defensa: ciudades, aldeas, fortalezas, puertos de contacto, etc. Otros apartados se dedican al análisis del tejido social y de sus huellas, que perduraron en la ordenación territorial de R†f elœMagrib, R†f alœAndalus y Garb alœAndalus. En la obra se analizan un total de 111 fuentes, entre las cuales se encuentran crónicas históricas, compendios geográficos, dictámenes jurídicos, formularios notariales y tratados de construcción. Se han aprovechado biografías y obras lingüísticas, genealógicas, de mística, médicas, agrícolas, botánicas y calendáricas. De igual modo, se han consultado 99 estudios históricos y arqueológicos redactados en árabe, español, francés y portugués. Las conclusiones alcanzadas suscitarán, tal vez, alguna polémica entre los estudiosos, habituados a una determinada lectura de las fuentes. Sin embargo, confiamos en que la nueva generación de historiadores, plenamente entregados a la investigación, sepa equilibrar el estudio de las fuentes escritas árabes y la herencia oral beréber con el examen arqueológico y toponímico. Por último, deseo expresar mi gratitud a FátimaœZahra Aitoutouhen por su constante apoyo a la labor investigadora que estoy llevando a cabo en las dos orillas del Estrecho, así como a mis amigos Alejandro García Sanjuán, por sus correcciones de estilo, y Virgilio Martínez Enamorado, cuya lectura del presente trabajo permitió subsanar algunos descuidos. Sobra decir que, a lo largo del recorrido por mil y un senderos hacia la imposible perfección, quedarán otras imprecisiones y fallos de juicio que son atribuibles en exclusiva al autor.

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Ahmed Tahiri Catedrático de Historia Medieval (alœAndalus)


PRIMERA PARTE

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Los omeyas y al-Magrib Un encuentro entre Oriente y Occidente AlœMagrib alœAqs… “no fue conquistado por la fuerza de las armas ni por pacto, su gente se convirtió al Islam por su propia voluntad”. (AlœWan_ar†s†, alœMi‘y…r, vol.VI, pp. 133œ34)

Los omeyas se interesaron desde el primer momento por el Magreb. Con anterioridad a la asunción del poder por parte de la dinastía damascena, el segundo califa del Islam ‘Umar b. alœJatt…b (13œ24 H. / 634œ644 d.C.) rechazó categóricamente la idea de una posible conquista del Magreb, según los más antiguos testimonios que se conservan en las fuentes árabes1. Una nueva política se inicia con la proclamación del tercer califa proœomeya ‘Utm…n b. ‘Aff…n. El gobernador de Egipto, ‘Amr b. alœ‘ƒs, fue inmediatamente destituido por ‘Abd All…h b. Sa‘d b.Ab† Sarh, hermano adoptivo del nuevo califa. En ese momento, se lanzan los primeros escuadrones de caballería árabes contra los confines de Ifr†qiya, a lo largo del año 27 de la hégira (647 d.C.)2. Disponemos de información sobre las diferentes fracciones tribales que participaron en las primeras incursiones. Se trataba de “un importante ejército, en el cual figuraba Marw…n b. alœHakam junto a un gran número de combatientes omeyas”3. La ‘…mma se incorporó a las ofensivas, con unos efectivos que alcanzaban el millar, según algunas estimaciones. 1 IBN ‘ABD ALœHAKAM, Fut™h Ifr†qiya waœlœAndalus (=AlœFut™h), edición de ‘A.

AlœTabb…‘, Beirut, 1964, pp. 33œ34. 2 ALœNAW‡R‡, T…r†j alœMagreb alœIsl…m† f† alœ‘asr alœwas†t min kit…b nih…yat alœarab f†

fun™n alœadab (=Nih…yat alœarab), edición de M.Ab™ D†f, Casablanca, 1985, 175œ176. 3 IBN ‘IDƒR‡, AlœBay…n alœmugrib f† ajb…r alœAndalus waœlœMagrib (=AlœBay…n), edi-

ción de G.S. Colin/ E. LeviœProvençal, Beirut, 1980, vol. I, p. 8œ9.

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El mismo califa había puesto a su disposición las monturas adecuadas para desplazarse hacia Ifr†qiya. Sin embargo, la definición de una verdadera política omeya hacia el Magreb no se dejaría sentir hasta la proclamación del califato omeya en Damasco por Mu‘…wiya b. Ab† Sufy…n, durante el año 40 de la hégira (660 d.C.). Es entonces cuando se van a iniciar las grandes campañas para la conquista del Magreb, que duraron aproximadamente medio siglo. Desde aquel entonces, la resistencia beréber al poder omeya se desarrolló de manera espontánea a lo largo de todo el país. La actuación de K…hina D…hiya, la rebelde beréber, quedó grabada en las crónicas árabes como una de las más poderosas y dolorosas reacciones contra el poder omeya. Kusayla fue otro jefe beréber que, después de convertirse al Islam, encabezó una amplia rebelión contra la presencia militar oriental.Tras haber derrotado al ejercito árabe, se apoderó de la ciudad de alœQayraw…n, “donde se proclamó emir de Ifr†qiya, del Magreb y de los musulmanes”, según un importante testimonio reproducido en la obra de Ibn ‘Id…r†4. Es posible que esta proclamación sea el embrión del más antiguo emirato beréber y musulmán sobre todas las tierras de Ifr†qiya y Magreb.Asimismo, no se había manifestado ningún rechazo de orden religioso o cultural hacia las aportaciones orientales por parte de los seguidores de K…hina D…hiya. Su trato hacia los ochenta rehenes musulmanes, detenidos en su campamento, fue de una extraordinaria generosidad. De entre ellos, J…lid b.Yaz†d fue el único preso no liberado. D…hiya le propuso, por ser tan hermoso y valiente, hermanarse con sus propios hijos, según las costumbres beréberes5. Estos mismos se convirtieron al Islam, tras la derrota de la resistencia, para ser nombrados por el gobernador Hass…n b. alœNu‘m…n como altos cargos omeyas en el Magreb.

Creemos que una lectura detenida de las pocas fuentes que todavía se conservan puede ayudar a establecer los acontecimientos tal y como sucedieron, reflejándose aún hoy en día un importante grado de confusión en la historiografía medieval y contemporánea sobre esta cuestión. No se trata de plagiar el modelo bélico acaecido en alœHiØ…z, en la Península Arábiga durante la época del Profeta Mahoma, entre fieles e infieles. El carácter del conflicto entre los omeyas y los beréberes en el Magreb fue de orden político, militar e institucional. Los pueblos y tribus del Magreb fueron categóricos en no admitir subyugarse al poder administrativo y fiscal de Damasco. Pero parece arriesgado confirmar una presunta oposición de orden religioso o cultural durante el primer encuentro entre Oriente y Occidente. Los esfuerzos dedicados al estudio de esta época, considerada como la más “oscura” en la historia del Magreb, son sumamente escasos. La investigación se ha orientado, más bien, al estudio de la actuación política y militar, emprendida a través de los centros del poder, por los altos cargos del ejercito. La interacción religiosa, sociocultural y artística entre los dos mundos, durante la formación del Occidente Islámico, ha quedado desgraciadamente al margen de la atención general. Con este breve ensayo, tratamos de examinar las posibilidades de estudio de los primeros efectos socioculturales e institucionales en lo que hemos llamado “encuentro entre Oriente y Occidente”. El problema lingüístico no fue, al parecer, una traba principal para mantener un fluido contacto entre ambas partes. Como es sabido, las relaciones entre Oriente y Magreb fueron intensas desde la Antigüedad.Al asediar una fortaleza en Ifr†qiya, según un relato árabe, ‘Abd All…h b. Ëa‘far se disfrazó de cristiano y se introdujo dentro de la plaza fuerte. No tuvo ningún problema para comunicarse con sus habitantes, sin ser reconocido como árabe, “porque hablaba perfectamente su lengua, la aprendió en alœ$…m (actual Siria)”, según nos informa

4 AlœBay…n, vol. I, p. 31 5 AlœBay…n, vol. I, p. 35œ38.

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alœW…qid†6. Sería el caso de otros dirigentes árabes que participaron en la conquista del Magreb. Entre los poderosos de Makka (La Meca), los omeyas fueron quienes más relaciones mantuvieron con alœ$…m durante la época preislámica. Por otro lado, el Magreb tuvo relaciones más o menos frecuentes con la Península Arábiga durante la época preislámica. El mismo autor7 nos informa de que “los reyes de Ifr†qiya entendían la lengua árabe”. ¿Estaríamos ante los elementos básicos que han contribuido a favorecer los primeros contactos entre Oriente y Occidente, suavizando la introducción de una nueva religión en el Magreb e incorporando la zona a la reciente entidad socioœpolítica, la D…r alœIsl…m? Es cierto que muchas zonas de Ifr†qiya y del Magrib fueron conquistadas por la fuerza de las armas. Pero muchas otras se incorporaron al nuevo régimen omeya a través de pactos, cuyas cláusulas aseguraban ciertas libertades de culto, de propiedad y de autonomía política y administrativa dentro del sistema califal. Podemos apreciar el contenido de estos pactos a través de unos cuantos textos originales que todavía se conservan en las fuentes árabes8. Asimismo, sabemos del trato preferencial con el que se obsequió a otras zonas en las que hubo una paulatina y pacífica conversión al Islam. No obstante, sabemos que resulta muy difícil establecer un mapa territorial del Magreb especificando geográficamente los tres modelos de incorporación al sistema califal de Damasco. Los jurisconsultos de la escuela malikí plantearon la cuestión más de una vez desde finales del siglo III de la hégira (IX d.C.), sin lograr resultados concluyentes al respecto9.

Sin embargo, disponemos de algunos datos de sumo interés sobre los maestros pioneros procedentes de Oriente que se dedicaron exclusivamente “al aprendizaje del Corán y a la enseñanza de la jurisprudencia musulmana”10 en el Magreb. Se trata, en primer lugar, de los dieciocho compañeros del profeta Mahoma asociados a la primera campaña del gobernador omeya ‘Uqba b. Nafi‘ alœFihr†. Otros veinticinco discípulos acompañaron al mismo gobernador durante su segundo mandato en el año 62 de la hégira (681 d.C.)11. Igualmente, M™s… b. Nusayr, confió a “veintisiete maestros árabes la tarea de enseñar el Corán, la jurisprudencia y la teología a los beréberes”12 de la circunscripción de Tánger, situada en el litoral norte de elœMagrib alœAqs…. La predisposición hacia la conversión mediante la convicción es patente en ciertos gobernadores, en contraposición con otros que optaron por la fuerza de las armas, el botín de guerra y la humillación de los autóctonos. Entre los primeros destaca indudablemente ‘Uqba b. Nafi‘ alœFihr† quien, al llegar por segunda vez a la ciudad de alœQayraw…n, imploró: “Dios, cólmala de saber científico y jurídico”13. Asimismo, la política del califa omeya ‘Umar II b.‘Abd alœ‘Az†z hacia el Magreb estuvo sujeta a los mismos presupuestos. La conducta de su gobernador Ism…‘†l b. Ab† alœMuh…Øir ha sido reconocida por la historiografía posterior como la más ajustada a la conquista pacífica por el valor de la palabra. Su papel consistía, esencialmente, en recorrer el país predicando en público los discursos y sermones enviados por el califa desde Damasco. Así se consiguió islamizar todo el Magreb, según nos informan las más antiguas crónicas históricas14.

10 AlœBay…n, vol. I, pp. 42œ43. 6 Kit…b Fut™h Ifr†qiya,Túnez, 1966, vol. I, p. 30œ36.

11 AlœBay…n, vol. I, p.23.

7 Fut™h Ifr†qiya, vol. I, p. 7.

12 H. MU’NIS,“Riw…ya Øad†da ‘an fath alœmuslim†n liœlœAndalus, atribuida a alœRaq†q

8 Véase: ALœDABB‡, Kit…b Bugyat alœmultamis f† t…r†j riy…l alœAndalus (=AlœBugya), El

Cairo, 1967, p. 274; AlœFut™h, pp. 5œ7. 9 Véanse los detalles en: ALœWAN$AR‡S‡, AlœMi‘y…r alœmu‘rib waœlœØ…mi‘ alœmugrib ‘an fat…w† ahl Ifr†qiya waœlœAndalus waœlœMagrib (=Alœ Mi‘y…r), edición de M. HaØ؆, Rabat, 1401/1981, vol.VI, pp. 133œ134.

alœQayraw…n†”( =”Riw…ya Øad†da”), R.I.E.E.I., vol. XVIII, Madrid, (1974œ75), pp. 100œ101. 13 AlœBay…n , vol. I, p.23. 14 Véase: ALœBALƒDUR‡, Fut™h alœBuld…n (=Fut™h alœBuld…n), revisión R. M. Ridw…n, Beirut, 1983, pp. 232œ233.

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La ciudad de alœQayraw…n y su antigua mezquita se convirtieron de esta manera en el primer centro de islamización efectiva del Occidente. Fue precisamente el gobernador Hass…n b. alœNu‘m…n quién dotó a esta primera mezquita de una cúpula levantada sobre dos pilastras extraídas de una antigua iglesia15. Es seguro que fue en ella donde S…lih b. Mans™r realizó sus primeros estudios coránicos, lingüísticos y jurídicos. Contrariamente a la opinión general, se trata a nuestro juicio de un beréber nafzí, nativo de Ifr†qiya16, a quien Hass…n b. alœNu‘m…n convenció para viajar hacia el elœMagrib alœAqs…17. El objetivo del viaje consistiría en convencer a la confederación tribal de nafza, establecida a lo largo del litoral mediterráneo, desde la orilla derecha de w…d† Malwiya (río Muluya) hasta los alfoces del hisn (fortaleza) Mast…sa, para incorporarse a la nueva dinámica. Conviene destacar un hecho de especial trascendencia que ayuda a explicar las conexiones interœberéberes establecidas desde el siglo VIII: otras dos fracciones pertenecientes a la misma confederación nafzí se ubicaban en Ifr†qiya y posiblemente en la serranía de Ronda, al otro lado del Estrecho. S…lih b. Mans™r efectuó su viaje por vía marítima y desembarcó en Mars… (el puerto) Tamsam…n. La fracción de los Ban™ Yasliten que ocupaba las laderas del Ëabal Ab™œlœHasan y la zona ribereña del río, conocido en el dialecto beréber local como Agz…r amaqr…n, es decir “río Grande” o Guadalquivir, se convirtieron al Islam, gracias a su labor. Inmediatamente, S…lih b. Mans™r edificó Rib…t Nak™r18, como primer asentamiento musulmán levantado en elœMagrib alœAqs….

Su emplazamiento se halla en la zona situada en la pequeña vega llamada Agd…l, donde convergen los dos ríos: w…d† Nak™r y w…d† Gu†s, antes de desembocar en el mar. Seguidamente, otras confederaciones tribales que se convirtieron al Islam19, por la actividad de S…lih b. Mans™r en Rib…t Nak™r: sanh…Øa alœburnusiya, makn…sa alœzan…tiya, zan…ta ahl T…brid…, luww…ta y gum…ra que se incorporaron a esta nueva dinámica políticoœreligiosa. La ‘…mma reconoció el papel crucial de S…lih, al que se le concedió desde fechas tempranas el calificativo de alœ‘abd alœs…lih, es decir, el “fiel piadoso”. Otros centros de divulgación cultural y religiosa se crearon sucesivamente en zonas próximas. Citaremos en primer lugar Rib…t $…kir, mencionado por Ibn ‘Id…r†20. Significativamente, se alude a otras edificaciones de mismo tipo levantadas por Marw…n b. M™s… b. Nusayr en el litoral del Estrecho21. Sabido es que su padre, M™s… b. Nusayr, renovó la antigua ciudad de Tánger, dotándola de una nueva estructura que marca el primer núcleo urbanístico musulmán de la ciudad. Su intención fue convertirla en capital provincial de la antigua circunscripción tingitana, llamada desde finales del siglo VII Bil…d TanØa22. Disponemos de noticias fragmentarias23 sobre las primeras mezquitas construidas por ‘Uqba b. N…fi‘ alœFihr† en Nf†s, en w…d† Dar‘a y en w…d† S™s, durante su campaña hacia el sur del Magrib. Nuevas mezquitas se edificaron posteriormente, durante el año 85 de la hégira (704 d.C.), como la de Agm…t Hil…na, situada en las cercanías de la

19 Véanse a modo de ejemplo: AUTOR ANONIMO, Kit…b alœIstibs…r f† ‘aØ…’ib

De Slane, Paris, 1965, p. 22œ23. 16 Para más detalles consulte: A. TAHIRI, Im…rat Ban† S…lih f† Bil…d Nak™r (=Im…rat Ban† S…lih), Casablanca, 1998, pp. 21œ31. 17 ALœZAYƒN‡, AlœTurØum…na alœkubr… f† ajb…r alœm‘m™r barran wa bahran (=Alœ TurØum…na), edición ‘A. K. AlœFil…l†, alœMuhammadiya, 1967, p. 79. 18 AlœMugrib, p. 91.

alœams…r(=AlœIstibs…r), edición ‘A. S. Zagl™l, Casablanca, 1985, p. 136; AlœTurØum…na alœkubr…, p. 79. 20 AlœBay…n, vol. I, p. 45. 21 AlœFut™f, p. 71. 22 Fut™h alœBuld…n, 232. 23 E. LEVIœPROVENÇAL, “Nass Øad†d ‘an fath alœ‘arab liœlœlœMagreb (=”Nass Øad†d”)” R.I.E.E.I., vols. IœII, Madrid (1954), pp. 219œ220.

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15 ALœBAKR‡, Kit…b alœmugrib f† dikr Bil…d Ifr†qiya waœlœMagrib (=AlœMugrib), edición


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cordillera conocida en idioma beréber como Adarn24 (actual alto Atlas). A partir de esta fecha, muchos templos heredados de la época antigua se convirtieron en mezquitas. En una práctica que se conoce con bastante certeza en Oriente, la única modificación arquitectónica absolutamente necesaria consistía en dotar a los antiguos espacios sacros de una nueva orientación hacia La Meca y de un almimbar o púlpito necesario para celebrar las oraciones del viernes25. Todos los indicios resaltan el papel decisivo de estos centros para la incorporación al territorio islámico (d…r alœIsl…m) de las tres regiones del Magrib alœAqs…: Bil…d TanØa, alœS™s alœAdn…, es decir, Bil…d T…masn…, y, finalmente S™s alœAqs…, situado en el extremo sur. Según una fetua26 del siglo III de la hégira (IX d.C.), los jurisconsultos de Ifr†qiya y Egipto admitieron que el Magrib alœAqs… “no fue conquistado por la fuerza de las armas ni por pacto, sus nativos se convirtieron al Islam por su propia voluntad”. La antigua campaña de ‘Uqba b. N…fi‘ alœFihr† en el Magrib alœAqs… fue pionera en asentar las bases de la nueva era. Según Ibn ‘Id…r†, fue el único gobernador de Damasco que recorrió el país, “convirtiendo a una buena parte de la población, que se ha integrado por su propia voluntad”27. Posteriormente, S…lih b. Mans™r no tardó en apropiarse de un país donde la islamización había calado profundamente, proclamándose dueño de bil…d Nak™r. Ante tal situación, el “califa omeya alœWal†d b.‘Abd alœMalik no tuvo más remedio que otorgarle Nak™r como concesión en el año 91 de la hégira (709 d.C.)”28. Nos encontramos

ante la primera forma de organización territorial del Magrib, incorporado jurídicamente al sistema del califato omeya de Damasco, mediante un pacto de concesión. Es cierto que no sabemos nada sobre el contenido real de este documento firmado por el califa omeya al dueño de Nak™r. No obstante, disponemos de una serie de datos de enorme trascendencia para valorar la significación del hecho. Cuando el califa omeya alœWal†d b. ‘Abd alœMalik nombró al caudillo M™s… b. Nusayr como máxima autoridad en el Magreb “le ordenó categóricamente no substituir a S…lih b. Mans™r y no inmiscuirse en los asuntos interiores de Nak™r”29. Ello nos permite concluir que por entonces se trataba de una entidad provincial autónoma bajo control directo de la capital damascena. Sin embargo, el Magrib alœAqs… seguía dependiendo administrativamente de la autoridad establecida por los omeyas en Egipto durante los primeros años de la conquista. Fue Maslama b. Mas‘ad el primer gobernador que recibió en el año 55 de la hégira (674 d.C.) el mando de todo el territorio designado en aquel momento por el nombre de Occidente (elœMagreb). Ocupaba toda la franja sur del litoral mediterráneo, “desde los confines de Egipto hasta Tánger”. Pocos años después, la capital del Magreb se estableció en alœQayraw…n. Ifr†qiya se alzaba así en el punto de enlace crucial entre Oriente y Occidente. No obstante, el primer contacto establecido por los omeyas con el Magrib alœAqs… data del año 62 de la hégira (681 d.C.). Hay que advertir que Damasco no encontró ningún inconveniente religioso o cultural a la incorporación en el sistema califal de una entidad política heredada de la época anterior. Nos referimos al dominio del conde Julián (Yuly…n) establecido en el estrecho de Ëabal T…riq (Gibraltar). Las crónicas históricas calificaban a este personaje con las expresiones siguientes: s…hib Sabta “señor de Ceuta” o s…hib TanØa “señor de Tánger”. Se mencionan también las posesiones que

24 Adarn es un vocablo botánico que todavía se mantiene en el idioma beréber, sig-

nifica la encina. 25 AlœBay…n, vol. I, p. 43. 26 AlœMi‘y…r, vol.VI, p. 133œ134. 27 AlœBay…n, vol. I, pp. 42œ 43. 28 IBN JALD#N, Kit…b alœ‘Ibar wa d†w…n alœmubtad… waœlœjabar f† t…r†j alœ‘arab waœlœbar-

bar wa man ‘…sarahum min daw† alœsult…n alœakbar (=Alœ‘Ibar), edición J. $ahh…da/ revisión S. Zakk…r, Beirut, 1981, vol.VI, p. 283.

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29 AlœTurØum…na, 81.

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tenía el Conde en la otra orilla de bahr alœMaØ…z (el Estrecho)30. El tema ha suscitado durante algún tiempo una polémica estéril en la historiografía contemporánea31.A nuestro juicio, no hay duda ninguna de que estamos ante una entidad política que abarcaba todo el enclave conocido en los compendios geográficos como país “Gum…ra que tenía a Julián como emir”32. El territorio de este antiguo emirato abarcaba “las explanadas del R†f, a lo largo de bahr alœDurr (mar de las Perlas) que colindaban con el lado derecho de las llanuras del Magrib... estaba formado de montañas elevadas que se encadenaban cordillera tras cordillera”33. Su frontera oriental lindaba con la entidad de Nak™r, anteriormente establecida. Se ubica exactamente en el limite oriental del espacio montañoso ocupado por “la fracción tribal subdividida en dos linajes llamados: ban™ Marwan y ban™ Ham†d”34. Se trata del mismo lugar situado en los contornos de la localidad de Tiguis…s, que conserva hasta hoy en día su antiguo nombre medieval. El poder de Julián, asentado en Ceuta como capital provincial, incluía “Qamb…niyat TanØa (la campiña de Tánger)”35, abarcando asimismo toda la circunscripción denominada como K™rat TanØa (la cora de Tánger)36, que comprendía, según Ibn ‘Id…r†37, las dependencias situadas más allá de Ceuta, a lo largo del litoral, o lo que es lo mismo, todo el país de los Gum…ra. Recordemos que Julián tenía

posesiones en la otra orilla del Estrecho. Nos referimos a la zona donde se ubicaban el puerto conocido posteriormente como Mars… Umm Hak†m (Algeciras) y Gibraltar contiguos con las dependencias visigodas en K™rat $id™na (Sidonia). Como es sabido,‘Uqba b. Nafi‘ pactó con Julián un acuerdo de paz. Con este acto, toda la zona delimitada anteriormente se integró como subdivisión territorial bajo la jurisdicción del califato omeya de Damasco. La incorporación de la zona al territorio islámico (D…r alœIsl…m) mediante la acción de ‘Uqba b. Nafi‘ fue recogida en las fuentes árabes38 al indicar que “Gum…ra reconocía su soberanía teniendo a Julián como emir”. El califato de Damasco no tardó en reagrupar los dominios de S…lih b. Mans™r en Nak™r y el emirato de Julián en Ceuta, dentro de una entidad intermediaria más amplia y subordinada administrativamente al gobernador de Ifr†qiya. Una nueva subdivisión fue creada en la antigua circunscripción romana de la Tingitana, que se conserva con la misma denominación en el glosario geográfico de algunas fuentes árabes39. No obstante, los nuevos apelativos de “‘amal TanØa (el distrito de Tánger)” y/o de “TanØa waœm… w…l…œh… (Tánger y sus dependencias)” vinieron a sustituir terminologías anteriores en la mayoría de las crónicas históricas y compendios geográficos. El contenido espacial de la nueva circunscripción se delimitaba latitudinalmente, desde la ciudad de Tánger hasta la localidad de Tlams…n40. De norte a sur, se ensanchaba desde el litoral mediterráneo hasta “la ciudad fronteriza de Sal… (Salé)”41. El nombramiento de T…riq b. Ziy…d como máxima autoridad en la zona no fue casual. Era de origen beréber nafzí, la más importante confederación tribal en Nak™r, con ramificaciones secundarias en

30 El hallazgo de los llamados “feluses de la conquista” a ambos lados del Estrecho

confirmaría la efectiva creación de un ámbito fiscal con rasgos unitarios; cfr. V. MARTÍNEZ ENAMORADO y A. TORREMOCHA SILVA, “Monedas de la conquista: algunos feluses hallados en la ciudad de Algeciras”, Caetaria (Revista del Museo Histórico Municipal de Algeciras) 3 (2000), pp. 135œ149. 31 J. VALLVÉ, “Nuevas ideas sobre la conquista árabe de España. Toponimia y Onomástica”, AlœQantara X (1989), p. 121. 32 Alœ‘Ibar, vol.VI, p. 142. 33 Alœ‘Ibar, vol.VI, p. 281. 34 ALœYA‘Q#B‡, Kit…b alœBuld…n (=AlœBuld…n), edición De Goeje, Leiden, 1967, p. 90. 35 AlœMugrib, p. 108. 36 AlœMugrib, p. 104. 37 AlœBay…n, vol. I, p. 26.

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38 Alœ‘Ibar, vol.VI, p.142. 39 Véase : AlœBay…n, vol. I, p. 21. 40 AlœMugrib, p. 109. 41 AlœBay…n, vol. I, p. 5. 42 Ëamharat ans…b alœ‘arab (=Alœ Ëamhara), Beirut, 1983, p. 502.

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Ifr†qiya y en Ronda. Ibn Hazm42 nos procura alguna información de sumo interés biográfico sobre sus familiares, que permanecieron en ban† Ëam†l (B. Guemil), en las cercanías de la ciudad de B…dis en la actual provincia de Alhucemas.“Algunos descendientes de T…riq b. Ziy…d establecidos en alœAndalus desmentían vivamente las falsas pretensiones que se habían formulado acerca de la presunta relación de parentesco de T…riq con M™s… b. Nusayr”43. El papel de T…riq consistía, en primer lugar, en asegurar el enlace de Ceuta y Nak™r con Damasco, a través de alœQayraw…n. Por ello, asentó la primera capital de la nueva circunscripción musulmana de Tánger en Tremecén44. Por otra parte, tenía que cumplir la tarea de consolidar y extender el poder omeya. Pese a ello, no gozaba de ninguna competencia para inmiscuirse en los asuntos interiores de las dos entidades locales de Nak™r y de Ceuta. El gobernador omeya de Ifr†qiya tampoco tenía autoridad suficiente para imponerle directivas políticas. El sistema funcionaba según las normas de una autentica autonomía, dejando a cada cargo el derecho a la iniciativa, conforme a las grandes líneas políticas trazadas por el califa omeya en Damasco. El primer instrumento estatal de T…riq b. Ziy…d consistió en mil setecientos hombres, puestos a su disposición por el representante omeya Marw…n b. M™s… b. Nusayr, antes de regresar hacia Ifr†qiya. Se trataba prácticamente de rehenes beréberes de M™s… b. Nusayr reunidos a partir de los pactos establecidos con los poderes de la zona durante sus campañas militares en Ifr†qiya y el Magrib45. En poco tiempo, T…riq logró constituir un ejercito cuyo efectivo oscilaba, según los censos, entre siete mil y doce mil hombres. El proyecto de conquistar alœAndalus parece haber tenido una atracción especial dentro de las tribus de Nak™r, de Gum…ra y de

T…masn…, que acudieron para someterse al mando del nuevo dirigente. La idea fue presentada por T…riq b. Ziy…d, en su famoso discurso en Gibraltar, como un privilegio acordado por el califa omeya de Damasco alœWal†d b. ‘Abd alœMalik46. No cabe duda de que el proyecto de la conquista de alœAndalus fue elaborado por iniciativa de T…riq b. Ziy…d, dentro del contexto general de la política omeya47. La colaboración y el consentimiento directo de Julián resultaban fundamentales para llevar a cabo el empeño. Las tropas de T…riq fueron trasladadas dentro de su emirato hacia la otra orilla del Estrecho. Un importante esfuerzo logístico fue realizado inmediatamente por la fortificación de Gibraltar y el establecimiento de Mars… Umm Hak†m en Algeciras. Se sabía perfectamente que la batalla tendría lugar en las proximidades del Estrecho, dentro del territorio visigodo. Fue éste precisamente el motivo de la primera incursión de reconocimiento efectuada durante el año 91 de la hégira (709 d.C.) en la franja fronteriza de la provincia visigoda de Sidonia. La misión fue confiada a Tar†f b. $am‘un, calificado como “padre de los reyes de Burgw…ta”, según la más antigua versión suministrada por un cronista beréber, nativo de T…masn…. Nos referimos a Ab™ S…lih Zamm™r b. Hi_…m b.W…rd†zen alœBargw…t†48. La información proporcionada al respecto por el autor anónimo de la crónica Ajb…r MaØm™‘a, ampliamente divulgada por la historiografía contemporánea, es equívoca y contradictoria. La iniciativa de

43 ALœMAQQAR‡, Nafh alœt†b min gusn alœAndalus alœrat†b (=AlœNafh), edición, I.

‘Abb…s, Beirut, 1968, vol. I, p. 254. 44 AlœFut™h, p. 72. 45 Véanse: AlœBay…n, vol. I, p. 42; AlœFut™h, p. 71

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46 AlœNafh, vol. I, pp. 240œ241. 47 No como pretenden algunos estudiosos al afirmar erróneamente que la conquista

de alœAndalus se realizó “por orden de jefes árabes”. Véase la interpretación de C. Picard, “A Islamização do Gharb alœAndalus”, Portugal Islámico os últimos sinais do Mediterrâneo, Museu Nacional de Arqueologia, Portugal 1998, p. 25. 48 AlœMugrib, p. 134œ135. 49 Nos sorprende la actitud de cierta erudición europea al interpretar los textos árabes. Se constata una cierta tendencia a dejarse llevar por prejuicios, entre los que se incluye no prestar la más mínima atención a los trabajos redactados en lengua árabe.Añádase a ello el hecho de que un sector todavía importante de la investigación permanece desafortunadamente bajo los efectos de un colonialismo solapado bajo falsos progresismos.

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la conquista de alœAndalus fue erróneamente atribuida a M™s… b. Nusayr49. Por otro lado, al igual que en el caso de T…riq b. Ziy…d, la identificación de Tar†f se ha distorsionado notablemente. Se trataría de un súbdito de M™s… b. Nusayr conocido bajo el apodo de Ab† Zar‘a. Más tarde, otro cronista50 se arriesga a aventurar otra personalidad de origen árabe para Tar†f, cuyo nombre sería Ab™ Zar‘a Tar†f b. M…lik alœMa‘…fir†. No obstante, alœBal…dur†51 informa sobre la oposición de M™s… b. Nusayr a la iniciativa de T…riq b. Ziy…d. Le reprochó firmemente haber arriesgado la vida de los fieles y, sobre todo, el hecho de tomar la decisión de conquistar alœAndalus sin consultar su opinión.Aparte, no faltan indicios sobre la ausencia del elemento árabe durante la realización de este empeño. Esta realidad ha sido confirmada por el citado autor anónimo al declarar literalmente que entre los conquistadores “no había árabes, excepto pocas personas”. Se trataría de los primeros compañeros del Profeta y maestros encargados de enseñar el Corán a los beréberes. Más preciso fue Ibn Hazm52 al declarar que esta primera campaña la componían, tan sólo, “beréberes y gente de Ifr†qiya”. La conquista de alœAndalus y su incorporación al califato omeya de Damasco fue, según el presente análisis, una cuestión puramente magrebí53. La reacción de M™s… b. Nusayr fue brutal. Una vez llegado a alœAndalus, no tardó en destituir a T…riq b. Ziy…d, quién “fue maltra-

tado, reprendido, castigado a golpes de látigo y humillado”54. Parece ser que Julián tampoco tuvo mejor destino. El gobernador omeya no escatimó esfuerzos para lograr apoderarse de las dos orillas: Magrib y alœAndalus. El país Gum…ra de Julián fue concedido a su hijo ‘Abd alœMalik, trasladando la capital de la circunscripción hacia la ciudad de Tánger.Asimismo, alœAndalus pasó a ser gobernado por su segundo hijo ‘Abd alœ‘Az†z, instaurando la capital de la Península en I_b†liya (Sevilla). De repente, el poder omeya de Damasco se vio seriamente amenazado. Aparte de los disturbios inmediatos en alœAndalus, causados por la conducta de M™s… b. Nusayr, nuevas fuerzas se apoderaron de la escena política en el Magreb. Nos referimos al levantamiento j…riØí, bajo el mando de Maysara alœMatgar†. El ejército omeya enviado para acabar con la rebelión fue derrotado en Baqadd™ra, en las inmediaciones del w…d† Sab™ (en el actual Marruecos). Sólo un tercio logró huir del campo de batalla a través del Estrecho hacia alœAndalus. Se trata de la más importante aportación étnica árabe omeya de Bil…d alœ$…m (actual Siria, Jordania y Palestina) en alœAndalus. Desde aquel entonces, la ruta que unía Damasco con Sevilla, a través del Estrecho, se vio seriamente perturbada. A partir del año 116 de la hégira (734 d.C.), una crisis generalizada afectó a todo el sistema califal centralizado en Damasco. Qayraw…n perdió enseguida su control sobre los territorios de Nak™r, Tánger y Córdoba.Todo ello abre camino a una reorganización política y administrativa en todo el Magreb. S…lih b. Mans™r se vio obligado a proclamar su concesión en Nak™r como emirato independiente. Igualmente,Tar†f b. $am‘™n fue nombrado emir por los Burgw…ta en T…masn…, durante el año 121 de la hégira (738 d.C.). Contrariamente a lo difundido por las tendencias opuestas, Tar†f era de fe musulmana y de vocación j…riØí55. Otro emirato de la misma inspiración fue proclamado por los ban™ Madr…r

50 A. M. ALœ‘ABBƒD‡, T…r†j alœAndalus liœIbn alœKardab™s wa wasfuh™ liœIbn alœ$abb…t

(=T…r†j alœAndalus), Madrid, 1971, p. 45. 51 Fut™h alœBuld…n, p. 232œ233. 52 I.‘ABBƒS,“Ris…lat alœtalj†s li wuØ™h alœtajl†s (=”Ris…lat alœtalj†s”)”, AlœRas…’il, vol.

III, Beirut, (1981), p. 175. 53 Sobre la conquista, o mejor dicho sumisión, contamos con un excelente trabajo

en lengua castellana, en el que se recogen datos de interés; P. CHALMETA, Invasión e Islamización. La sumisión de Hispania y la formación de alœAndalus, Madrid, 1994. 54 AlœFut™h, p. 80.



55 AlœMugrib, p. 134œ135.




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en SiØilm…sa, en el año 140 de la hégira (757 d.C.). En el noroeste, los Gum…ra optaron, con la tribu de Awraba, por la tendencia mu‘tazilí, profesada por el iraquí W…sil b. ‘At…’. Nak™r se mantuvo dentro de este mosaico ideológico como único bastión de ahl alœsunna waœlœØam…‘a56 en el Magreb. Después del desmembramiento del califato omeya de Damasco en el año 132 de la hégira (749 d.C.),‘Abd alœRahm…n b. Mu‘awiya alœD…jil se refugió en Nak™r57. Los preparativos para la instauración de un nuevo poder omeya en Córdoba se elaboraron juntamente con los ban™ S…lih. Un puente marítimo fue establecido entre el puerto de Tamsam…n y mars… alœMunakkab (puerto de Almuñécar), durante más de cuatro años. El apoyo logístico, político e institucional de Nak™r fue fundamental en el establecimiento del Emirato omeya en alœAndalus. Nos encontramos ante los primeros propósitos para reanudar el enlace entre Oriente y Occidente bajo la supervisión del emir de Nak™r y del recién proclamado emir de Córdoba. Las dos ciudades de Nak™r y de alœMazamma recién construidas figuraban junto a Málaga, BaØØ…na (Pechina) y Córdoba como terminales en la nueva red de comunicaciones que unía las dos orillas del Mediterráneo. El flujo de mercancías, personas y elementos culturales entre Oriente, bil…d alœS™d…n, el Magrib y alœAndalus transcurrió a través de la mencionada red durante casi dos siglos de historia (140œ319 H./757œ931 d.C). Se trata indudablemente de la más antigua ruta económica y cultural que comunicaba las dos orillas del Estrecho y Oriente con Occidente.

R†f al-Magrib en la época de los Ban™ S…lih Primeras formas de urbanismo en el occidente islámico

“R†f es el lugar donde hay urbanismo y agua... es también la tierra sembrada y fértil... También, se dice R†f a toda tierra costera, situada cerca del mar” (Ibn Manz™r, Lis…n alœ‘arab, letra f, vol. IV, pp. 128œ29)

Poco es lo que sabemos sobre los primeros siglos de la Historia del Magreb, comúnmente designados por la historiografía tradicional como “siglos oscuros”. Según Ibn ‘Id…r†, las fuentes originales aprovechadas por las crónicas históricas tardías carecían de datos suficientes para narrar la conquista. Así pues, no es de extrañar que nos falten incluso las “fechas exactas de los acontecimientos”1. La ausencia de cronologías y de textos explicaría, tal vez, la pasividad manifestada desde los ámbitos académicos en pos de la recuperación de esta fase histórica. En esta modesta aportación, nos vamos a centrar en una zona concreta que ha conservado su antiguo nombre medieval: el R†f (pl. ary…f). No se trata exclusivamente del R†f que conocemos en la actualidad, las distintas montañas próximas al litoral Mediterráneo que designan una región marroquí2, sino más bien de una entidad histórica designada con este topónimo desde

1 AlœBay…n, vol. I, p. 36. 2 Véanse: IBN SA‘‡D, Kit…b bast alœard f† alœt™l waœlœ‘ard (=Bast alœard), edición 56 Es decir, la tendencia filosóficoœreligiosa arraigada en la tradición del profeta

Mahoma. 57 Im…rat Ban† S…lih, pp. 48œ49.



J. Vernet, Tetuán 1958, p. 139; AlœGASSƒN‡, Kit…b had†qat alœazh…r f† m…hiyat alœ‘u_b waœlœ‘aq…r (=Had†qat alœazh…r), edición M. ‘A. AlœJatt…b†, Beirut 1985, p. 321.




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R‡f al-Magrib y al-Andalus

antaño3. Uno y otro Rif, el moderno y el medieval, no coinciden plenamente. Este último concuerda con la franja litoral ocupada por la confederación tribal de nafza4 desde la época preislámica. Junto al Rif de los nafza, encontramos otra entidad histórica, a su Occidente, el R†f Gum…ra que toma su nombre de una segunda confederación tribal, los gum…ra. Por ello, no es de extrañar el uso del plural para designar la “otra orilla” del Estrecho de Gibraltar, ary…f alœ‘Adwa5. De igual manera, es muy significativo que a la orilla de alœAndalus se le llamase R†f alœAndalus, incluyendo las dos coras limítrofes de Rayya y T…kurunn…6. Al igual que sucede en el Magrib, esta entidad lindaba al Oeste con otra entidad de orden geográfico, R†f $id™na7, embrión de la posterior K™rat $id™na. Tanto unos como otros Rif son la más antigua estructura socioœ administrativa instaurada en las dos orillas del Estrecho. Actualmente, se atribuye un sentido erróneo al término árabe /R†f/. No se trata ni de un sinónimo tardío relacionado con el campo y la vida rural, ni de un término derivado del árabe vulgar. Diccionarios y enciclopedias árabes coinciden en atribuirle un contenido más bien relacionado con la fertilidad, la abundancia, la pro-

ximidad al mar y el desarrollo urbano. Se atribuía el calificativo de ahl alœ alœR†f “gente del R†f ” precisamente a «los habitantes de las ciudades»8, según un hadiz atribuido al Profeta Mahoma y recogido por Ibn Manz™r. Contrariamente a lo divulgado por los estudiosos del tema, el empleo del término R†f no se data en el siglo VIII de la hégira (XIV d.C.), sino de épocas anteriores. Un análisis más detenido en las fuentes árabes nos lleva a fechar las primeras citas a mediados del siglo X9. El término R†f es identificado en árabe clásico por uno de las más exhaustivas y fiables enciclopedias lingüísticas10 como sigue: “AlœR†f es el lugar donde hay urbanismo y agua... es también la tierra sembrada y fértil... También, se dice R†f a toda tierra costera, situada cerca del mar”. Estamos precisamente ante una serie de cualidades que caracterizaban las laderas montañosas de toda la franja litoral situada al norte del Magrib alœAqs…. Fue precisamente en el territorio ocupado por la tribu de nafza donde se desarrolló la más remota entidad política del Occidente islámico. Nos referimos al reino de los ban™ S…lih de Nak™r, que logró incorporar cuatro confederaciones tribales al nuevo sistema estatal implantado en la zona: 1 sanh…Øa alœburnusiya; 2 gum…ra alœmasm™diya; 3 makn…sa alœzan…tiya; 4 zan…ta ahl T…brid…. ¿Qué sabemos sobre esta antigua entidad política que abarca más de tres siglos en la Historia del Magrib? Los trabajos pioneros de E. MichauxœBellaire, I. de las Cagigas y de A. alœBu‘ay…_†11 se han limitado a reproducir los pocos datos conservados por alœBakr†12.

3 Después de una rápida lectura efectuada a principios del siglo XX sobre una fuen-

4

5 6

7

te árabe tardía, E. MICHAUXœBELLAIRE, (“L’Histoire du Rif ”, Rif et Jbala =Rif et Jbala, París 1926, pp. 35œ36) fecha la aparición del topónimo Rif en el siglo XIV. Los mismos datos fueron reproducidos textualmente en trabajos posteriores, cf. P. CRESSIER, Prospection archéologique dans le Rif, zone de l’ancien royaume de Nakur (=Prospection dans le Rif), Thèse de troisième cycle, Universite ParisœSorbonne, pp. 1œ2. AlœBuld…n, p. 356; IBN HAYYƒN, AlœMuqtabas V (=AlœMuqtabas V) edición P. Chalmeta, F. Corriente y M. Sobh, Madrid, 1979, p. 290; trad. Mª. J.VIGUERA / F. CORRIENTE: Crónica del califa ‘Abderrahman III alœN…sir entre los años 912 y 942, Zaragoza, 1981. AlœBay…n, vol. II, p. 97. Sobre ellas,V. MARTÍNEZ ENAMORADO, AlœAndalus desde la periferia. La formación de una sociedad musulmana en tierras malagueñas (siglos VIII -X), (=La formación de alœAndalus), Málaga, 2003. AlœBay…n, vol. II, p. 97.



8 IBN MANZ#R, Lis…n alœ‘arab, (=Lis…n alœ‘arab) edición,‘A.‘A.AlœKab†r, letra F, s.v.

Rif, El Cairo, s/f, vol. IV, pp. 128œ129. 9 Para mas detalles, véase: Im…rat Ban† S…lih, pp. 203œ204. 10 Lis…n alœ‘arab, pp. 128œ129. 11 Nos referimos a sus respectivas obras 1œ Rif et Jbala,; 2œ Dinastías menores del Magreb:

los Banu Salih de Nakur, (=Dinastías menores), Tetuán, 1951; 3. AlœR†f ba‘da alœfath alœisl…m†, (=Alœ R†f),Tetuán, 1954. 12 Se trata de un fragmento de diez páginas titulado: Dikr bil…d Nak™r (Crónica del país de Nak™r).




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La mayor parte de los datos suministrados por dicha fuente provienen de una obra anterior desaparecida. A su autor, Muhammad b. Y™suf, se le atribuían los dos apelativos de alœWarr…q (el copista) y de alœT…r†j† (el historiador). Una mera anotación de alœHumayd†13 nos permite restituir su título original. Se trata de una desaparecida obra denominada Kit…b f† Ajb…r Nak™r (Crónica histórica de Nak™r), redactada por Muhammad b.Y™suf alœWarr…q a mediados del siglo X, para ser presentada al “califa sabio” de Córdoba alœHakam II alœMustansir biœllah.Todos los indicios señalan que estamos ante una antigua obra compuesta en el Occidente Islámico dentro del género geográfico conocido como alœMas…lik waœlœMam…lik (“Libros de los Itinerarios y de los Reinos). Cabe señalar que durante estas mismas fechas, y precisamente hacia finales del mes de d™œlœhiØØa del año 362 de la hégira (septiembre de 973 d.C.), el duodécimo emir de Nak™r Ëurtum b. Ahmad envió a su embajador Muhammad b. Sand†b para comparecer ante el todopoderoso soberano omeya14, por lo que no debemos descartar el papel de la diplomacia en la elaboración de dicha obra. De ser cierto, el califa alœHakam II habría encargado esta tarea al cronista de su corte, Muhammad b.Y™suf alœWarr…q, unos años antes de recibir al embajador de Nak™r en el lujoso Salón de ‘Abd alœRahm…n alœN…sir en Mad†nat alœZahr…’. Un primer análisis de los fragmentos reproducidos nos permite deducir que la mencionada obra consiste en la narración de la “Historia del reino de Nak™r”, desde los años ochenta de la hégira (c. 699 d.C., circa), hasta la séptima década del

siglo X. Es preciso destacar que la recopilación de los fragmentos de alœWarr…q realizada por el geógrafo onubense alœBakr† no sobrepasa el año 360 de la hégira (972 d.C.). Según una anotación que hemos podido identificar en la obra de alœBakr†15, este año figura precisamente como la última fecha narrada en la obra original de Muhammad b.Y™suf alœWarr…q. Por lo que se refiere a los acontecimientos posteriores a esta fecha en el reino de Nak™r, nada sabemos a través de alœBakr†. Parece como si, de repente, el erudito geógrafo andalusí se viese obligado a sintetizar la historia de Nak™r en cinco líneas. Por ello, no tuvo más remedio que acudir a la tradición oral y reproducir los pocos relatos que se transmitían en el alœAndalus califal. Se introdujeron incluso datos erróneos, como considerar que “la ciudad de Nak™r es la misma ciudad de alœMazamma”16. Finalmente, señalemos que estas sucintas narraciones no sobrepasaron el año 460 de la hégira (1068 J.C.), fecha durante la cual alœBakr† redactó su obra. Desde entonces, la ambigüedad en torno a las dos entidades urbanas de Nak™r y alœMazamma predominó en la historiografía posterior17. Quizás sea este un ejemplo modélico del grado de confusión que se ha mantenido en las fuentes árabes. Los estudios contemporáneos que se dedicaron al examen de la génesis de la actividad urbana en el norte del Marruecos y a su desarrollo se vieron profundamente mediatizados por esta circunstancia. Ibn Jald™n figura como segunda fuente de información, aprovechada en los estudios anteriormente citados. Bajo el título de Historia

13 Ëadwat alœmuqtabas (=AlœËadwa), ed. I. alœAby…r†, Beirut 1983, p. 158; Véase tam-

15 Me refiero al mes d™œlœhiØØa del año 360 de la hégira (octubre de 970 d. C.) men-

bién: AlœNafh, vol. III, p. 163. 14 IBN HAYYƒN, AlœMuqtabas f† ajb…r balad alœAndalus (=AlœMuqtabas 1965), edición ‘A.‘A.AlœHiØ؆, Beirut 1965, p.138 y 154; trad. E. GARCÍA GOMEZ, Anales palatinos del califa de Córdoba alœHakam II, por ‘Is… ibn Ahmad alœR…z† (360œ364 H. = 971œ 975), Madrid, 1967. La estancia de la delegación consular del reino de Nak™r en Mad†nat alœZahr…’ duró dos semanas aproximadamente (desde el 21 o el 22 de Øum…d… II hasta comienzos del mes de raØab).



cionado por alœBakr† en la página 99. 16 AlœMugrib, p. 99. 17 Véanse: AlœBay…n, vol. I, p. 255; ALœIDR‡S‡, Nuzhat alœMu_t…q f† ijtir…q alœ…f…q

(=Nuzhat alœMu_t…q 1975), fasc. V, Napoli/ Roma, 1975, p. 533; trad. BLÁZQUEZ, A. Descripción de España. Madrid, 1901(reedición Valencia, 1974); trad. DUBLER, C.:“AlœAndalus en la Geografía de alœIdr†s†”, Studi Magrebini, XX (1988), 113œ151.

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de los ban™ S…lih b. Mans™r, reyes de Nak™r: su reino en Gum…ra y el desarrollo de su poderío, el gran historiador recupera con este capítulo de su Kit…b alœ‘Ibar una importante cantidad de datos. Reproduce en buena medida lo transmitido con anterioridad por alœBakr†. No obstante, hay también importantes novedades historiográficas, particularmente los fragmentos extraídos de otra crónica desaparecida, el Kit…b alœMiqb…s compilada por Ab™ Marw…n ‘Abd alœMalik b.M™s… alœWarr…q (siglo XII d.C.). La atribución del mismo apodo de alœWarr…q18 explica la confusión acerca de la autoría de los dos fragmentos reproducidos respectivamente por alœBakr† e Ibn Jald™n. La tercera fuente que narra la historia de Nak™r pertenece a Ibn alœJat†b; sería oportuno llamar la atención sobre las múltiples erratas y omisiones que contiene. En un pasaje reproducido en la tercera parte de su obra A‘m…l alœa‘l…m19, introduce datos sobre Nak™r. Para aprovechar esta fuente, es preciso someterla previamente a un prudente análisis crítico. Menos problemas plantea el cuarto texto, conservado en la obra de Ibn ‘Id…r†, quien de hecho se limita a redactar un compendio abreviado del mismo texto de alœBakr†, sin añadido de interés. Dicho pasaje se escribió bajo el título siguiente: Extracto abreviado de la historia de los emires en la ciudad de Nak™r, desde su fundación hasta la fecha antes mencionada. El historiador M. Ab™ D†f 20 ha recogido los datos proporcionados por dichas fuentes en un trabajo dedicado a la influencia ejercida por las tribus árabes en la historia del Magreb.Asimismo, debemos a J. Cany21 una pequeña síntesis sobre el emirato de Nak™r a media-

dos del siglo V de la hégira. Más novedoso es el ensayo de G. Gozalbes Busto22. No obstante, la investigación histórica dedicada a este tema se vio obligada a reutilizar el mismo material bibliográfico desde principios del siglo XX, sin aportar nuevos datos textuales de interés. Como en otros casos similares23, sería de sumo interés acudir a una metodología que nos llevase a la elaboración de un corpus documental mediante unas técnicas que llamaríamos de “arqueología textual”. Para ello, se necesita identificar y recuperar pasajes fragmentarios contenidos en las distintas obras cronísticas, geográficas, literarias, jurisprudenciales, onomásticoœbiográficas, místicas, científicas y teológicas, tanto orientales como magrebíes y andalusíes. Mucho más superficial ha sido hasta el momento la aportación arqueológica. Aunque se trata de la más antigua ciudad islámica del Magrib, considerada según la apreciación de alœYa‘q™b†24, como la más “grande y majestuosa ciudad” levantada en Occidente islámico, Nak™r fue descubierta por casualidad. Sus ruinas se exhumaron parcialmente en 1929 a causa de una remoción de tierras en las labores destinadas al trazado de la carretera nacional número 39, que une las ciudades de Alhucemas y de Nador. Cinco años más tarde,A. Sánchez Pérez, que realizó una pequeña intervención arqueológica, identificó aquellas ruinas con la Nak™r medieval. Con posterioridad, D. Hart y

22 “El Reino de Nak™r en la Edad Media”(=Reino de Nak™r), Estudios sobre Marruecos

en la Edad Media, Granada, 1985. 23 Me refiero a las dos obras históricas que hemos dedicado a las bajas capas sociales

Ibn ‘Id…r† alœMurr…ku_† (=Maw…rid)”, MaØallat alœMuØamma alœ‘ilm† alœ‘Ir…q†, vol. 36, fasc. IV, Bagdad (1986), pp. 231œ233. 19 (=A‘m…l alœa‘l…m 1964), edición A. M.Alœ‘Abb…d† / M. AlœKatt…n†, Casablanca, 1964. 20 Athar alœqab…’il alœ‘arabiya f† alœhay…t alœmagribiya (=Athar alœqab…’il), Casablanca, 1986. 21 “Im…rat Nak™r f† aw…sit alœqarn alœj…mis alœhiØr†” (=”Im…rat Nak™r”), MaØallat alœbahth alœ‘Ilm†, vol. 22, Rabat (1974).

(la ‘ƒmma) de Córdoba durante la época califal y a la de Sevilla ‘abb…d† (264 págs. y 682 págs. respectivamente). Parece ser que la sinfonía que han venido advirtiendo los investigadores sobre la escasez de datos referentes a la historia social y económica no coinciden siempre con la realidad documental. Sería más razonable atraer la atención sobre las trabas que siguen impidiendo la puesta en valor científico de una abundante información documental inexplorada por la investigación histórica y arqueológica contemporánea. 24 AlœBuld…n, p. 357

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18 Para más detalles sobre este asunto, véase: ‘A. W. DUNUN TAHA “Maw…rid t…r†j


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A. Meknasi realizaron un sondeo durante dos campañas en los años 1955 y 1958. Más tarde, Ch. Redman, excavó el emplazamiento durante 1980, en el marco del programa norteamericano “Survey and test excavation of six medieval sites in northern Morrocco”. La última campaña arqueológica francoœmarroquí fue promovida durante el mes de abril de 1995 por P. Cressier, M. Acién Almansa y L. R’bati. De los primeros resultados, se extrae la impresión de que la investigación arqueológica sobre el urbanismo en el R†f medieval no ha hecho sino empezar, siendo incapaz por ahora de valorar en su integridad el fenómeno urbanístico que se dio en estas tierras a partir del siglo VIII. Entre los asentamientos existentes en la Antigüedad romana, contamos con Parietina (alœQal‘a), Promontorium (Busakk™r) y Ad sex insulae (alœMazamma), mencionados en el itinerario de Antonino y en otras fuentes antiguas25. Rusad†r (Mal†la) figura como una de las más importantes localidades anteriores al Islam de la región rifeña. Por otro lado, la etimología de Bali_ (Vélez) sigue siendo confusa. A nuestro juicio, se trataría del antiguo nombre del actual emplazamiento conocido por los autóctonos como sidi Yalli_, o sea, la bahía denominada en la topografía local como Cala Iris. La misma ciudad de Nak™r fue calificada de “antigua y remota en el tiempo”26, aunque, sin embargo, no disponemos de ningún hallazgo arqueológico fiable para confirmar la existencia de un núcleo de población de cierta identidad anterior al Islam. Lo único que podemos aportar al respecto es una curiosa cita del geógrafo alœZuhr†27, en la cual se especifica que Nak™r fue “construida por alœËab…bira (los todopoderosos)”, enigmática alusión que no podemos desentrañar.

Una nueva lectura de las fuentes escritas va a permitir identificar algunos núcleos urbanos preislámicos que mantuvieron actividad a lo largo de la época de los ban™ S…lih. La cuenca de Agz…r Amekr…n ofrece magníficas posibilidades para llevar a cabo una primera aproximación. Se trata del más importante curso fluvial que atraviesa el territorio de la antigua fracción tribal de los ban™ yasliten descendientes de nafza. Su denominación local en beréber rifeño, que todavía se mantiene hasta hoy en día, coincide exactamente con la versión árabe, alœW…d† alœKab†r, o sea, “río Grande”. AlœBakr† transcribió este topónimo erróneamente como w…d† alœBaqar “río de las vacas”. No descartamos la posibilidad de que exista una correspondencia histórica por la repetición del mismo topónimo en las dos orillas del Estrecho. Recordemos que T…riq b. Ziy…d era nativo de nafza y fue pionero en realizar su victoriosa entrada en Córdoba, atravesando el curso de Agz…r Amaqr…n andalusí, el Baetis de los romanos denominado en árabe clásico como alœW…d† alœKab†r (Guadalquivir). En la orilla izquierda de la desembocadura del Agz…r Amekr…n, se encuentra la alquería que conserva aún su antiguo nombre preislámico de Iyd†. Se menciona también la localidad de Badk™n que identificamos con el actual agrupamiento rural de Taqsabt Nwadday (“la alcazaba de abajo”)28. Por otra parte, hay que llamar la atención sobre el topónimo Tamsam…n, que aparece bajo las formas de río, puerto y tribu. Disponemos tan sólo de dos citas que mencionan textualmente la “ciudad de Tamsam…n” (mad†nat Tamsam…n)29. Creemos que se trata efectivamente de un antiguo asentamiento urbano existente en la Antigüedad. Fue probablemente el lugar donde los ban™ S…lih asentaron su primera capital, durante el más de medio siglo que gobernaron en ban† Yasliten, antes de la edificación de Nak™r.

25 CH. ROGET, Le Maroc chez les auteurs anciens (=Le Maroc), París 1924, pp. 37œ39. 26 AlœIstibs…r, p. 136.

28 Para más detalles, remito a Im…rat Ban™ S…lih, pp. 121œ165.

27 ALœ ZUHR‡, Kit…b alœËugr…fiya (=AlœËugr…fiya), edición M. H. S…diq, El Cairo s/f, p.

29 Alœ‘Ibar, vol.VI, p. 284;ALœMAQR‡Z‡, Kit…b alœMuqaff… alœkab†r (=AlœMuqaff…), edi-

113; trad. D. BRAMÓN: El mundo en el siglo XII. El tratado de alœZuhr†, Barcelona, 1991.

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ción M. AlœYa‘l…w†, Beirut 1987, p.99.

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El emplazamiento de este antiguo núcleo urbano debería de estar, según los indicios históricos, en las inmediaciones del actual pueblo de Budin…r. No es casual que se ubiquen en esta zona los sepulcros de tres reyes salihíes que hemos podido identificar en las afueras de Badk™n, Iyd† y Jam†s Tamsam…n. Nos referimos a: 1 Sidi S…lih el fundador de la dinastía (m. 132 H/749 d.C.); 2 Sidi Idr†s, el tercer rey (m. 143 H/760 d.C.); 3 Sidi Ism…‘†l, el noveno rey (asesinado en el año 323 H/934 d.C.). Recordemos que el fundador de la dinastía, S…lih b. Mans™r, desembarcó por primera vez en el puerto (mars…) de Tamsam…n, situado junto a la desembocadura del mencionado río Guadalquivir. Efectuó su viaje por vía marítima desde Ifr†qiya. Un primer análisis histórico y genealógico demuestra que S…lih b. Mans™r pertenece a una fracción de la tribu nafza, establecida en Ifr†qiya30. Las huellas de otra fracción perteneciente a la mencionada confederación tribal han sido localizadas en la serranía de Ronda31. No podemos descartar una posible implantación de la confederación nafzí en determinadas áreas de la Península Ibérica durante el periodo preislámico. Rib…t Nak™r32 fue la primera construcción realizada por S…lih b. Mans™r en el lugar conocido como Agd…l, situado en la vega donde confluyen los dos ríos de Nak™r y Gu†s. Su función consistía en asegurar un lugar de culto, de aprendizaje del Corán y de divulgación de los fundamentos del Islam entre las cinco confederaciones tribales asentadas en la región. Una vez puestas bajo su mando, S…lih b. Mans™r se proclamó única autoridad política en la zona. Se trata indudablemente de la primera forma embrionaria de organización estatal del Occidente Islámico. Durante el año 91 H/709 d.C., el califa omeya de Damasco alœWal†d b.‘Abd alœMalik tuvo que conce-

der a S…lih b. Mans™r un dominio independiente de la autoridad del w…l† (gobernador) omeya establecido en alœQayraw…n. Podemos referirnos a otro enclave con características urbanas: Azr™ n tasr†th (“la Roca/Peña de la Novia”). Se sitúa en la orilla derecha del río Nak™r, a unas cinco millas del litoral marítimo. Se trata del antiguo s™q (mercado) de Nak™r, concedido a perpetuidad en forma de Inz…l al primer grupo de artesanos y comerciantes del dominio s…lihí. La primera conformación urbanística de Nak™r se realizó a partir de este elemento. Las obras de construcción urbana se iniciaron bajo el mandato del tercer emir Idr†s b. S…lih (132œ143 H./ 749œ760 d.C.), lo que llevó a los cronistas a calificar a Nak™r como “primera ciudad edificada en el Magrib”33. A partir de aquel momento, los ban™ S…lih orientaron sus esfuerzos al establecimiento de red de comunicaciones que permitiera además la conexión con la orilla norte o alœAndalus34. La ciudad portuaria de alœMazamma, construida a cinco millas de la capital, logró imponerse como punto de enlace con Málaga y Pechina, desde las cuales se ampliaba la vinculación económica hacia las zonas de R†f y $arq alœAndalus, respectivamente. Por otra parte, esta red enlazaba el litoral marítimo de Nak™r con la recién construida ciudad de SiØilm…sa, sede de la dinastía de los ban™ Midr…r en los confines del desierto. De esta forma, se aseguraba el acceso hacia Bil…d alœSud…n. Gracias a esta labor, dos mundos hasta entonces separados quedaron por primera vez integrados: el norte de África y Europa Occidental. En Nak™r se implantaron grupos de eslavos y eunucos blancos procedentes de Europa oriental y central, lo que implica la existencia de unas amplias redes comerciales.Tampoco faltan noticias sobre la llegada de mercancías provenientes del Ma_riq (Oriente) y del Extremo Oriente. De hecho, consideramos que fue en Nak™r donde se ensayó un nuevo sistema económico, que denominamos de

30 Im…rat Ban™ S…lih, pp. 15œ43. 31 La formación de alœAndalus.

33 AlœTuryumâna, p134.

32 AlœBakr†, p. 91.

34 Im…rat Ban† S…lih, pp. 121œ153.

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“inversión contractual”, que se desarrolló con posterioridad en la Córdoba califal35. El flujo de las mercancías entre ambas partes y la acumulación de riquezas generaron una espectacular evolución urbana en todo el territorio de este antiguo reino. Según la clasificación de Ibn alœËaz…r36, la ciudad de B…dis desempeñaba el papel de la segunda ciudad portuaria del reino. Se le atribuyó el nombre de un jefe local llamado B…dis, quien la construyó durante el año (90 H/708 d.C.), a tenor de lo transmitido por alœZay…n†37. Se le atribuía también el papel de sede de la facción tribal de los luw…ta. Se menciona también el asentamiento de Bali_ (Vélez), situado a menos de una milla al oeste de la ciudad portuaria de B…dis, relación que ofrece el geógrafo oriental alœMaqdis†38. Su papel de puerto, y, posiblemente, de sede de las dos grandes confederaciones tribales incorporadas al reino s…lih†, sanh…Øa alœburnusiya y gum…ra alœmasm™diya, nos habla de la relevancia del lugar. Por otro lado, sería importante investigar las posibles similitudes etimológicas e históricas entre este asentamiento y las dos localidades portuarias conocidas por el mismo nombre de Bali_ situadas en la costa malagueña y en Ifr†qiya. Sabemos que el asentamiento de Bali_ Ifr†qiya, situada en Fahs Murn…q, es de origen púnico.Aparte, recordemos que la Córdoba califal disponía de un puerto fluvial conocido bajo el mismo nombre de “mars… Bali_”39. Se mencionan también varios puertos de contacto enlazados entre sí a lo largo del litoral mediterráneo. Nos limitaremos a citar los

amarraderos de Baqq™ya, Uft†s, Add…r, Tamsam…n, Kart, Hark y Akk…s. Conectaban el traspaís costero magrebí con R†f alœAndalus (Málaga, Bezmiliana,Vélez, Almuñécar, Salobreña). Por otro lado, disponemos de algunos elementos susceptibles de facilitarnos la elaboración de un esquema más o menos ajustado a la estructura administrativa y fiscal instaurada por la dinastía s…lih†. Esta primitiva organización espacial se ajustó a criterios tribales. Tawr†rt (“la peña” en el dialecto beréber local), a modo de ejemplo, figuraba como cabeza de un distrito en el cual estaba instalada la confederación tribal semiœnómada de Makn…sa alœZann…tiya. Fue también la sede del jeque Q…sim alœWasn…n†, señor de S…‘ wa alœKudya40. Sabemos que este personaje obtuvo el nombramiento de jeque de esta confederación tribal por parte del quinto emir S…lih b. Sa‘†d (180œ250 H/796œ864 d.C.). Tampoco faltan indicios sobre la percepción tributaria que la confederación tribal de makn…sa alœzann…tiya pagaba anualmente al estado emiral de Nak™r41. El topónimo de alœKudya (“la alcudia”) parece un cultismo arabizante, pues no es propio de la región. Esta reflexión sirve para denunciar la parca atención que ha merecido el estudio de la lengua beréber por parte de la “Academia” como instrumento lingüístico indispensable para la investigación histórica en el Magreb y alœAndalus. Según una importante referencia de alœYa‘q™b†42, la localidad de MarØ…na desempeñaba el mismo papel en la tribu de Marn†sa, fronteriza con el reino de los idrisíes de Fez. Como hemos señalado en otras ocasiones, es posible que se trate de un linaje tribal descendiente de los habitantes de la antigua Mauritania, conocidos en las fuentes griegas y latinas bajo el término de maurensis. Asimismo, la ciudad de Ëar…wa43, asentada en la franja derecha del río Muluya en

35 El mencionado sistema se presenta a nuestro juicio como la primera forma históri-

ca de “capitalismo”. Alcanzó su máximo desarrollo en alœAndalus durante las épocas del califato y de las taifas, y culminó, según parece, durante el periodo siguiente (316 œ460 H/ 968œ 1067 d.C.) 36 AlœYugrâfia, p. 113. 37 Ibid. 79. 38 Ahsan alœTaq…s†m f† m‘rifat alœaq…l†m (=AlœTaq…s†m), Leiden 1967, pp. 57 y 220. 39 AlœAhk…m 1728, p. 88. Para el topónimo Bali_ de Málaga, véase el índice de La formación de al-Andalus.

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40 AlœMagrib, p. 90; Alœ‘Ibar, vol.VI, p. 283. 41 Para más detalles, vease Im…rat Ban™ S…lih, pp. 65œ66. 42 AlœBuld…n, p. 357. 43 AlœMuqtabas V, pp. 326, 382 y 414; AlœBay…n, vol. I, p. 194.

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las inmediaciones del litoral mediterráneo, desempeñaba un papel muy similar. Ëarawa actuaba como centro administrativo, militar y fiscal para ejercer el control sobre la tribu fronteriza de Zuw…ga. Este pequeño linaje desciende de la antigua confederación tribal de Ëar…wa, a la cual pertenecía alœK…hina D…hiya proclamada “reina” de todo el Magreb durante la época preislámica. Las dependencias fronterizas de Nak™r alcanzaban la localidad de Amaks™r (actual Misour) que servía de puesto de vigilancia lindante con las dependencias del reino de los ban™ Midr…r de SiØilm…sa. La localidad de Amaks™r cumplía también el papel de cabeza de un distrito de los ban™ Yarnay…n, de la confederación tribal Makn…sa. Ocupaban una franja en torno al curso alto del río Muluya. Por otra parte, se puede observar una clara tendencia a la urbanización de la franja periurbana circundante a la capital. Una majestuosa mezquita fue construida por el cuarto emir Sa‘†d b. Idr†s en la orilla izquierda del río Gu†s. Según alœBakr†, este edificio tenía características arquitectónicas muy “parecidas a las de la mezquita de alœIskandariya (Alejandría); poseía torres y varias dependencias”44. Los datos suministrados por las fuentes geográficas45 al respecto son de sumo interés. Igualmente, se menciona una alquería, qaryat alœSaq…liba,46 que hemos venido emplazando en una ladera próxima a la ciudad de Nak™r. Como indica su denominación, fue edificada por elementos eslavos que formaban parte de la corte emiral. Dejando aparte el primitivo mercado asentado en la orilla derecha del río, la ciudad de Nak™r contaba con otros mercados, mercadillos, baños, arrabales, una mezquita aljama y un oratorio. El emplazamiento del baño de la j…ssa (aristocracia), situado a unos veinte

metros del palacio emiral, es conocido hasta hoy en día por los lugareños como alœHamm…m. Una prospección arqueológica nos ha llevado a localizar el gran cementerio musulmán en las afueras del ensanche urbano, mucho más extenso de lo que se suponía a partir de las pesquisas realizadas por los distintos equipos que han trabajado en el lugar. Todo ello viene a arrojar luz sobre el célebre pasaje de Ibn ‘Id…r†, según el cual el litoral mediterráneo desde Ifr†qiya hasta el Magrib parecía: “una sombra continua, las ciudades y alquerías se encadenaban en línea recta, desde Trípoli hasta Tánger. Por ello, sería justo confirmar que no existía una zona tan rica y abundante, con tantas ciudades y fortalezas en ningún otro sitio del mundo”47. La invasión de Nak™r por los vikingos48 durante el año 244 de la hégira (858 d.C.) representa un momento clave en la evolución del fenómeno urbano en toda la zona. La fortificación que siguió a ese episodio refleja una tendencia nueva que se acrecentó cuando se multiplicaron los enfrentamientos en la zona entre los califatos omeya de Córdoba y f…tim† de Ifr†qiya. La ciudad de Nak™r fue destruida dos veces por las tropas fatimíes, durante los años 305 y 323 de la hégira (c. 917 y 934 d.C.), respectivamente. Más devastadora fue la incursión de las tropas del caudillo rebelde makn…s†, aliado del soberano omeya de Córdoba, Mus… b. Ab† alœ‘ƒfiya, quien asedió la ciudad, saqueándola e incendiándola durante el año 319 de la hégira (931 d.C.). El asalto naval omeya contra el emirato fue también de gran envergadura. Más de tres mil combatientes desembarcaron en el puerto alœMazamma para tomar el

47 AlœBay…n, vol. I, p. 36. 44 Véase Im…rat Ban† S…lih, p. 134.

48 Sobre la incursión vikinga contra Nak™r, cf. Crónica de Alfonso III.Versión Sebastián,

45 IBN JURDƒDBIH, AlœMas…lik wa lœMam…lik (=AlœMas…lik), edición de Goeje,

Leiden 1967, p. 114; ALœHIMYAR‡, AlœRawd alœm‘t…r f† jabar alœaqt…r, (=AlœRawd), edición I. ‘Abb…s, Beirut, 1984, pp. 45œ56. 46 AlœMagrib, 94.

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A., Crónicas Asturianas, Universidad de Oviedo (1985), p. 220. Dice: ‘Los normandos vinieron de nuevo de piratería a nuestras costas… Después cruzando el mar, asaltaron Nekur, ciudad de Mauritania, y allí mataron por la espada a una multitud de musulmanes; luego, atacando por la espada las islas de Mallorca y Menorca, las dejaron despobladas’.

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Emirato s…lih†. La flota califal estaba constituida por cuarenta unidades de guerra enviadas desde alœËaz†ra alœJadr…’ (Algeciras) vía Ceuta para asegurar la hegemonía de Córdoba en R†f elœMagrib, con el apoyo de la confederación tribal de Makn…sa. Durante esta convulsa época, se edificaron cuatro fortalezas: hisn Mast…sa, qal’at Kart, Tsaft49 e Igg…. Este último asentamiento pudimos localizarlo durante una campaña de reconocimiento arqueológico llevada a cabo durante el verano de 1998 en compañía de la arquitecta FátimaœZahara Aitoutouhen y del nativo alœH…ØØ Mohammad Sall…m Zah†d. Se detectaron más de veinte silos destinados al almacenamiento del trigo y de la cebada. El asentamiento ruinoso de Igg… y la alberca de Mjaq, que se ubica en las cercanías del emplazamiento, entre otros elementos, quedan por excavar en un futuro próximo. La alcazaba de Tsaft construida por los fatimíes figura igualmente como asentamiento arqueológico de sumo interés. Hemos podido últimamente localizar sus ruinas en la actual tribu de ban† Tuzin situada en la Provincia de Nador. En el siglo X, por tanto, se iniciaron las primeras obras de fortificación de la capital. La primera cerca de Nak™r fue construida por el sexto emir Sa‘†d b. S…lih (250œ305 H/864œ917 d.C.).Tras las agresiones perpetuadas por los fatimíes de Ifr†qiya, los beduinos de Makn…sa y los omeyas de Córdoba, una segunda muralla fue levantada posteriormente por el noveno emir Ism…‘†l Ab™ Ay™b (320œ323 H/932œ934 d.C). Esta última fue dotada de cuarto puertas: b…b Tamsam…n (“Puerta de Tamsam…m”), b…b ban† Wariagel (“Puerta de ban† Wariagel”), b…b alœMusall… (“Puerta del Oratorio”) y b…b alœYah™d (“Puerta de los Judíos”). Al igual que la espléndida Córdoba califal tras los disturbios de la fitna, también Nak™r, después de su posición

como esplendorosa capital, volvió a la condición de pequeña aglomeración urbana en forma de alcazaba amurallada, dotada de cuarto puertas. Como hemos podido comprobar, un análisis detenido en las fuentes árabes proporciona suficientes datos históricos para evaluar el desarrollo urbanístico en este rincón del Mediterráneo. AlœYa‘q™b† visitó la capital salihí cuando estaba en pleno esplendor hacia mediados del siglo IX, no dudando en calificarla como la más “grande y majestuosa”50 ciudad. Más tarde, los compendios geográficos del siglo X volvieron a referirse a ella como “ciudad grande”51. El geógrafo oriental Ibn Hawqal visitó la ciudad a mediados del siglo cuarto de la hégira (960 d.C. aprox.), después de ser saqueada e incendiada más de cuatro veces. Sin embargo, la describió señalando que “Nak™r hoy en día es una ciudad mediana, pero fue antiguamente mucho más grande”52. Con la edificación de mad†nat alœMariya (Almería) en alœAndalus y la ocupación de Ceuta y Melilla en el Magrib por el Califato omeya de Córdoba, Nak™r perdió su antigua posición de enlace intercontinental. Una reestructuración global fue instaurada por las nuevas potencias que supieron monopolizar la totalidad del tráfico mercantil en el Occidente Islámico: los omeyas de Córdoba por una parte, y los fatimíes de Ifr†qiya por otra. Desde aquel momento, Nak™r permaneció como satélite periférico dentro del nuevo sistema centralizado en Córdoba. Como sucedió en el alœAndalus taifa, Nak™r no tardó en caer bajo el poder de los beréberes Azd…Øa que la convirtieron en reino taifa, a partir del año 410 de la hégira (1019 d.C.). Más tarde, los almorávides la arrasaron por completo en el año 473

50 AlœBuld…n, p. 357. 51 Véanse: AlœRawd, p. 576;AL ISTAJR‡, AlœMas…lik waœlœmam…lik, (=AlœMas…lik waœ49 Tsaft es un término botánico de origen beréber. Se conserva hasta la actualidad en

el idioma local para distinguir una especie de árbol de encina, más robusto. Este topónimo se conserva también como entidad administrativa y se trata de una pequeña comunidad rural dependiente de la tribu rifeña de beni Tawz†n.

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lœmam…lik) edición M. AlœHayn†/ M. $. Garb…l, El Cairo 1961, p. 34. 52 IBN HAWQAL, S™rat alœArd,(= S™rat alœArd) Beirut, 1979, p. 78; trad. parcial Mª.

J. ROMANÍ SUAY: Configuración del mundo (fragmentos alusivos alœMagreb y España),Valencia, 1971.

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de la hégira (1080 J.C.).Así se apagó definitivamente el esplendor de la primera y más antigua ciudad islámica construida en el Magrib. La historiografía y la arqueología están todavía lejos de desvelar la importancia del lugar. Con esta contribución, hemos intentado en la medida de lo posible sacar lo que se pueda del olvido, en el deseo de que algún día se logre rehabilitar una memoria histórica tan profundamente dañada.

Beréberes en al-Andalus

“los beréberes estaban cerca de alœAndalus, no les separaba nada más que cruzar el Estrecho, por lo que no paraban de llegar en masas” (alœMaqqar†, Nafh alœt†b, vol.I, p. 244)

En el presente trabajo no se pretende abarcar todos los aspectos de un tema tan complejo como el de los beréberes en alœAndalus. Nos limitaremos a perfilar algunos aspectos de una historia compartida para comprobar la aportación de este elemento en la estructura social de alœAndalus, desde la conquista islámica hasta mediados de la época taifa (92œ460 H/ 711œ1067 d.C.). En primer lugar, hemos de señalar que la presencia beréber en la Península Ibérica no es un fenómeno vinculado exclusivamente a la conquista islámica, sino que se remonta a tiempos remotos. Los antecedentes que reflejan el flujo importante de beréberes que cruzaban el Estrecho para establecerse en la Península desde la Antigüedad son numerosos. La estatua levantada en Q…dis (Cádiz) se erigió como talismán o amuleto para “impedir la entrada de los beréberes en alœAndalus”1.‘Ali b.‘‡s… derribó la gigantesca estatua, suponiendo encontrar algún tesoro en sus cementaciones2. Otro indicio datado hacia mediados del siglo IV de la hégira (X d.C.) fue transmitido por un cronista beréber cuyo nombre era Ab™ S…lih Zamm™r b. M™s… b. Hi_…m b.Ward†zen alœBuragw…t†3, nativo de

1 YƒQ#T ALœHAMAW‡, Mu‘Øam alœBuld…n, (=Mu‘Øam alœBuld…n) Beirut, 1979,

vol. IV, p. 290; trad. G. ‘ABD ALœKAR‡M: “La España musulmana en la obra de Y…q™t (ss. XIIœXIII)”, Cuadernos de Historia del Islam, 6 (1974). 2 Para más detalles consúltese AlœRawd, p. 449. 3 Véase AlœMugrib, p. 135œ136.

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T…masn…. Se trata de una información histórica de sumo interés relacionada con el origen de Tar†f b. $am‘™n, el antepasado de los reyes Burgw…ta que gobernaron a partir del año 121 de la hégira (738 d.C.) y durante siglos Bil…d T…masn… en el Magrib alœAqs…. Según esta referencia,Tar†f b. $am‘™n fue nativo en las inmediaciones de w…d† Barb…t (río Barbate) situado en la cora de $id™na. La misma fuente precisa que el calificativo de alœBarb…t† que se le atribuía a Tar†f no tardó en pasar al idioma beréber que lo convirtió en /alœBurgw…t†/. Ninguna confederación tribal, fracción o subdivisión en todo el Magreb era conocida con un término similar. Los linajes beréberes asentados en el territorio T…masn…, desde la ciudad de $alla hasta los confines de Øabal (monte) Adarn, se incorporaron a la gran confederación tribal de Masm™da, hacia mediados del siglo V de la hégira (X d.C.). No sorprende la iniciativa de T…riq b. Ziy…d al confiar a Tar†f b. $am‘™n el mando de la primera misión de reconocimiento en la franja fronteriza del reino visigodo durante el año 91 de la hégira (710 d.C.). Por ser nativo del río Barbate y conocedor de la zona, coincidía perfectamente con esta misión tan delicada. Hemos demostrado anteriormente lo equivoco y contradictorio de la información suministrada al respecto por el autor anónimo de la crónica denominada Ajb…r MaØm™‘a4, ampliamente divulgada por la historiografía contemporánea. La identificación de ambos jefes beréberes ha sido objeto de una controversia en la que casi nunca se han manejado todas las crónicas disponibles. Es evidente que no se trata de la figura árabe denominada arbitrariamente por una crónica posterior5 como Ab™ Zar‘a Tar†f b. M…lik alœMa‘…fir†.

Otra figura beréber reúne elementos de gran significación. Encabezó la rebelión de vocación j…riØí llevada a cabo contra S…lih b. Mans™r, durante el año 121 de la hégira (738 d.C.). Nos referimos a D…w™d alœRund† alœNafz†6, presumiblemente nativo de la Serranía de Ronda. No se descarta la posibilidad de ubicar a una fracción beréber perteneciente a la conglomeración tribal de nafza en T…kurunn… desde un período anterior a la conquista islámica. El mismo toponimo de T…kurunn…7 parece ser de estructura beréber; de hecho el inicial /Ta/ se emplea en los dialectos beréberes para marcar el femenino: T…gragr…, T…masn…, Tamsam…n, Tawr†rt, T…rga, entre otros. La cora de Algeciras formaba parte de “Gum…ra que tenía a Yuly…n (conde don Julián) como emir”8. Se trataba de un núcleo preislámico que abarcaba las dos orillas del Estrecho, incluyendo la cora de Tánger, como hemos analizado anteriormente9. Su capital se ubicaba en la ciudad de Ceuta, incorporada al sistema califal de Damasco mediante un pacto de paz firmado en el año 62 de la hégira (681d.C.) con ‘Uqba b. N…fi‘ alœFihr†. A este gobernador omeya de todas las tierras de Ifr†qiya y elœMagrib, las tribus beréberes de “gum…ra le reconocían la soberanía teniendo a Julián como emir”, según las aclaraciones del cronista Ab™ Marw…n ‘Abd alœMalik b. M™s… alœWarr…q, el autor del desaparecido Kit…b alœMiqb…s utilizado como fuente por Ibn Jald™n10. Tanto en el Magrib como en a alœAndalus, fueron numerosas las zonas que se integraron a la D…r alœIsl…m mediante pactos de reconciliación firmados con los representantes del califato omeya de Damasco. Las cláusulas concertadas entre ambas partes aseguraban las libertades de culto, de propiedad y de cierta autonomía política11. 6 AlœBay…n , p. 176, AlœMugrib, p. 91. 7 La formación de alœAndalus, pp. 385œ396. 8 Alœ‘Ibar, vol.VI, p. 193 y 281.

4 Ajb…r MaØm™‘a f† fath alœAndalus, (=Ajb…r MaØm™‘a) ms. de la Biblioteca Nacional

9 A. TAHIRI, “Rivalités autour de Gibraltar (VIIIœXI)”(=”Rivalités”) Almorávides y

de Madrid, nº 4995, fol., 3; ed. y trad. E. LAFUENTE ALCÁNTARA, Madrid, 1867. 5 T…r†j alœAndalus, p. 45.

10 Véase Alœ‘Ibar, vol.VI, p. 142.

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Almohades: Rutas Culturales, 2ª parte, El Legado Andalusí, Granada, (en prensa). 11 Véase a modo de ejemplo AlœBugya, p. 274.

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La unión de las dos orillas del Mediterráneo en una misma circunscripción bajo el mandato de Julián fue un hecho. Una intensa red de comunicaciones garantizaba el flujo de mercancías entre ambas orillas del Estrecho. Ibn ‘Id…r†12 lo expresó con contundencia, al indicar que “los barcos de comerciantes iban y venían” libremente en ambos sentidos. De esta manera, el emirato de Julián garantizaba el enlace entre las dos entidades, R†f Gum…ra situado en el extremo noroeste de elœMagrib incluyendo la franja litoral de Algeciras, y R†f $id™na13 que abarca el extremo sudoeste de alœAndalus, excluyendo, por supuesto, la zona del Estrecho. De esta manera, se mantenía la unidad administrativa que en la Antigüedad romana abarcaba las dos orillas: Tingitana, una de las siete subdivisiones administrativas y eclesiásticas establecidas por el emperador romano Constantino en Hispania incorporando a la misma las Insulae Baleares y a la orilla meridional del Estrecho14. Queda claro que no se realizó ninguna operación militar en el Estrecho, ni se conquistaron Gibraltar y Mars… Umm Hak†m. Se trataba de una simple operación de tránsito de fuerzas comandadas por T…riq b. Ziy…d de una orilla hacia otra, dentro de la misma circunscripción administrativa incorporada mediante pactos de concordia desde hacía treinta años al Califato omeya de Damasco. T…riq b. Ziy…d se empeñó inmediatamente en fortificar las nuevas posiciones en Gibraltar y rehabilitar Mars… Umm Hak†m, ajustando el puerto a las nuevas funciones de orden militar. El apoyo logístico del emir Julián fue imprescindible para llevar a cabo un proyecto de esta

envergadura. Las campañas para la conquista de alœAndalus se iniciaron evidentemente con posterioridad, dentro del territorio visigodo situado en la cora limítrofe de $id™na. Hacia el Este, la red de comunicación marítima fue más intensa entre R†f elœMagrib15 y R†f alœAndalus16. Disponemos de numerosos indicios17 que nos informan sobre las líneas que unían los puertos de contacto de Melilla y Hark con $al™binya (Salobreña), alœMunakkab (Almuñécar) y $…t (Ensenada de Jete). Otra línea conectaba temporalmente el puerto de Kart con Bali_ (VélezœMálaga). El viaje entre ambos puertos se efectuaba en veinticuatro horas. Más importante fue el puerto de Tamsam…n junto al asentamiento de Iyd†, enlace habitual con M…laqa (Málaga), Tany…na y Almuñécar. Otros puertos de menor importancia para navegación de cabotaje jalonaban el litoral (Add…r, Uft†s y Baqq™ya). Según el análisis realizado con anterioridad, el termino R†f fue divulgado en su versión árabe desde los primeros siglos del Islam. La traducción de la terminología beréber al árabe clásico era práctica usual en la historiografía medieval. Muhammad b. Y™suf alœWarr…q alœT…r†j† autor de Kit…b ajb…r Nak™r18, menciona el asentamiento de Tawr†rt adaptando la transcripción original beréber junto a la traducción árabe del mismo como alœKudya (“la Alcudia”). Es obvio constatar la importancia del idioma beréber para realizar ediciones críticas de las fuentes árabes relacionadas con la historia de alœAndalus y elœMagrib, y sobre todo cuando se trata de obras geográficas, botánicas y médicas. La tendencia actual en el ámbito académico manifiesta, desgraciadamente, cierta indiferencia hacia esta realidad. El panarabismo y

12 AlœBay…n, vol. II, p. 6; trad. F. FERNÁNDEZ Y GONZÁLEZ: Historia de

alœAndalus, Granada, 1860, reed. Málaga, 1999; trad. J. A. SOUTO: “El emirato de Mohammad I en el Bay…n alœMugrib de Ibn ‘Id…r†”, Anaquel de Estudios Árabes,VI (1995), 209œ247. 13 AlœBay…n, vol. II, p. 97. 14 Para más detalles sobre este tema consúltese: ALœBAKR‡, Ëugr…fiyat alœAndalus wa Urup… min kit…b alœmas…lik waœlœmam…lik, (=Ëugr…fiyat alœAndalus) edición ‘A. ‘A. AlœHiØ؆, Beirut, 1983, pp. 59œ64.

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15 ALœMAQQAR‡,Azh…r alœriy…d f† ajb…r ‘Iy…d (=Azh…r alœriy…d), edición M.AlœSaqq…

y alii, El Cairo, 1939, p. 67. 16 AlœBay…n, vol. II, p. 97. 17 AlœMugrib, pp. 91œ99. 18 Algunos fragmentos de este libro desaparecido fueron reproducidos textualmente

en AlœMugrib, p. 93.

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los movimientos nacionalistas acomodados a un idealismo cultural más o menos totalitario y excluyente causaron durante el siglo pasado un profundo empobrecimiento cultural cuyas consecuencias resultaron nefastas para la cultura magrebí. ¿Cuál sería la versión original en idioma beréber del término R†f? Como carecemos por el momento de una lexicografía temática que recoja los términos beréberes conservados por las fuentes árabes19, nos limitaremos, según adelantamos, a avanzar una hipótesis basada en el análisis de la palabra beréber Tamsam…n; (Tams= bordea, Am…n= Agua). El resultado se amolda a la definición del término R†f dada en árabe clásico por Ibn Manz™r, como sigue:“M… q…raba alœm…’ (lo que bordea el agua)”. El autor del desaparecido kit…b alœMiqb…s fue el primer cronista en nombrar textualmente “mad†nat (la ciudad) Tamsam…n”20 como asentamiento urbano aún no localizado. Hemos logrado identificar una segunda cita que alude a la existencia de esta curiosa “mad†nat Tamsam…n”21. S…lih b. Mans™r desembarcó en “mars… (puerto) Tamsam…n”, hacia los años setenta de la hégira (692 d.C aprox.). Otras fuentes nos hablan del “w…d† (el río) Tamsam…n”22 y también de “ban† Tamsam…n”23. Con el pronombre inicial “M… (lo)”, se aludiría en este caso a “la ciudad”. Mientras que las dos palabras siguientes, “(...) q…raba alœm…’ (que bordea el agua)”, serían probablemente la versión árabe del término original beréber. Es decir, se trataba efectivamente de una ciudad llamada Tamsam…n. Estaríamos, pues, ante una curiosa aglomeración urbana existente en la Antigüedad, primera capital por los Ban™ S…lih en la zona. A esta franja costera, situada en el norte del Magrib alœAqs…, se le atribuyó en aquel entonces el mismo calificativo de su

antigua capital pronunciado localmente como Tamsam…n, o lo que es lo mismo en árabe clásico, R†f, con el significado de “la que bordea el mar”. No está de menos recordar que, tras la construcción de la ciudad de Nak™r, a todo el país del antiguo emirato de los ban™ S…lih se le atribuyó el nombre de su nueva capital, bil…d Nak™r, como es habitual en otros contextos. Aparte, otros datos apuntan a destacar la importancia del enclave. En Tamsam…n desembarcó S…lih b. Mans™r para iniciar la islamización de todas las tribus beréberes establecidas en la región circundante (Nafza, Sanh…Øa, Makn…sa, Zann…ta ahl T…brid… y Gum…ra). Recordemos que T…riq b. Ziy…d era nativo de la tribu nafza, de la cual desciende la fracción de los ban† Yasl†ten asentada en Ëabal Ab™œlœHasan en Tamsam…n. Fue en Tamsam…n donde ‘Abd alœRahm…n alœD…jil se refugió durante cuatro años, en el año (132 H/749 d.C.). Allí maduraron las aspiraciones políticas del fugitivo omeya, se elaboraron los planes para realizar el histórico desembarco en Almuñécar y cristalizaron los preparativos para la toma del poder en alœAndalus. El apoyo logístico del emir de Nak™r, Idr†s b. S…lih b. Mans™r, fue fundamental en la fundación del emirato omeya en Córdoba24. Los territorios de los Nafza, Gum…ra además de $id™na y toda la costa sudeste de alœAndalus configuraban el “primer R†f”. Sin embargo, las tres últimas regiones no tardaron en quedar excluidas de ese concepto, sobre todo a partir de la proclamación del Califato omeya en Córdoba. Desde entonces, el término R†f se relacionó exclusivamente con el territorio del antiguo emirato de Nak™r, donde nació el primitivo vocablo beréber de Tamsam…n. Ëabal Ab™œlœHasan y la cuenca de Agz…r Amaqr…n conservan hasta hoy en día la antigua denominación de Tamsam…n. El topónimo abarca actualmente una fracción tribal que desciende de la antigua tribu de los ban™Yasliten, que ha sabido mantenerse como un grupo tribal caracterizado por unos rasgos antropológicos bastante peculiares.

19 Es un proyecto pendiente del que estamos planteando las posibilidades que se

ofrecen para llevarlo a cabo. 20 Véase Alœ‘Ibar, vol.VI, p. 284. 21 AlœMuqaf…, p.99 22 AlœMugrib, p. 99. 23 AlœBay…n, vol. IV, p. 100.

24 Para más detalles sobre el asunto, véase Im…rat Ban† S…lih, pp. 48œ49.

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El primer contacto beréber con la Península Ibérica en época del Islam se fecha en el mes de ramadán de 91 de la hégira (julio de 710 d.C.). Se trata de la expedición de reconocimiento formada por unas cuatrocientas personas elegidas entre los veteranos de los dos linajes tribales Zann…ta y Zuw…ga.T…riq b. Ziy…d confió su mando a Tar†f b. $am‘™n b.Ya‘q™b b. Ish…q, beréber de fe musulmana, según nos informa el cronista Ab™ S…lih Zamm™r, personaje que ejerció de imán en la gran mezquita aljama del emirato Buragw…t† en T…masn…25. La expedición de reconocimiento desembarcó en un antiguo puerto, al cual se le atribuyó desde aquel entonces el nombre de Tar†fa, que se conserva hasta la actualidad. Tar†f b. $am‘™n no tardó en afiliarse a la doctrina j…ri؆ considerada por la clase política y religiosa sunní (ahl alœsunna waœlœØam…‘a) como herejía ajena al Islam. Bajo el liderazgo del jefe beréber Maysara alœMatgar† afiliado a la doctrina j…ri؆, las tribus de alœMagreb se proclamaron abiertamente en rebeldía contra el Califato omeya de Damasco. La gravedad de los acontecimientos explica las razones de por qué los cronistas árabes sunníes proœomeyas optaron por desviar los hechos históricos relacionados con la conquista de alœAndalus. Un empeño de esta envergadura no resultaba conveniente atribuirlo a beréberes rebeldes y heterodoxos de la “secta j…ri؆”. El rigor metodológico nos obliga a someter a dichas narraciones a un análisis crítico para sacar las conclusiones convenientes. El autor anónimo del Ajb…r MaØm™‘a 26 representa la fuente de información básica, ampliamente divulgada por la historiografía árabe medieval27. El mando de la circunscripción de Tánger que abarcaba todo el litoral mediterráneo, desde Tremecén hasta Salé, fue otorgado a T…riq b. Ziy…d en el año 85 de la hégira (704 d.C.). Se le concedió también la soberanía sobre las posibles adquisiciones en T…masn… y en

bil…d alœS™s. Fue precisamente en aquellas fechas cuando los beréberes de estas zonas se convirtieron masivamente al Islam. Todos los lugares de culto heredados de la Antigüedad se transformaron en mezquitas, según nos informa Ibn alœQatt…n28. O sea, después del empeño realizado por S…lih b. Mans™r en los territorios de Nak™r y Gum…ra, T…riq b. Ziy…d logró islamizar el resto del Magrib alœAqs…, desde Salé hasta los confines de alœS™s. Sobrinos y parientes de T…riq b. Ziy…d permanecieron instalados en ban† Ëam†l, en las cercanías de la actual ciudad de Alhucemas, mientras que sus descendientes directos se establecieron definitivamente en alœAndalus. De vuelta a Ifr†qiya, Marw…n b. M™s… b. Nusayr concedió a T…riq b. Ziy…d el mando de un contingente, cuyo efectivo no sobrepasaba mil setecientos hombres29. Se trataba exclusivamente de rehenes beréberes reunidos mediante pactos otorgados a las tribus sometidas por la fuerza en Ifr†qiya y el Magrib. Durante los siete años de su reinado como gobernador del Magrib alœAqs…, T…riq b. Ziy…d logró reunir un ejército cuya cifra oscilaba, según las estimaciones, entre siete mil y doce mil hombres30. En un primer análisis sobre los componentes de las fuerzas reunidas bajo el liderazgo de T…riq b. Ziy…d, hemos podido identificar31 los siguientes grupos tribales: 1œ La antigua confederación tribal de nafza establecida en Nak™r cuyas ramificaciones se subdividían en los subsiguientes grupos (but™n, sing. batn): ban™Yasl†ten, ban™ Wary…gel, Gzann…ya, ban™ Wartrden, ban™ Yazn…sen. También pertenecían a nafza las siguientes fracciones (afj…d, sing. fajd): ban† ‘Ammart, ban† Yattaft, baqq™ya, Guis…sa, Marn†sa y ahl Kabd…n.

28 AlœBay…n, vol. I, p. 43. 25 AlœMugrib, pp. 135œ136.

29 AlœFut™h, p. 71.

26 Ajb…r MaØm™‘a, fol. 3.

30 Véanse Ajb…r MaØm™‘a, p. 3; AlœBay…n, vol. II, p. 6.

27 Véase a modo de ejemplo AlœTurØum…na pp. 81œ82.

31 Para más detalles sobre el asunto, véase Im…rat Ban† S…lih, pp. 167œ204, 247.

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2œ Sanh…Ø… formaba la segunda aglomeración tribal descendiente de alœBar…nis. A nuestro juicio, se estableció en el R†f elœMagrib, tras la derrota de su líder Kusayla b. Lamzam alœBurnus† contra las tropas omeyas en Ifr†qiya. 3œ But™n makn…sa descendientes de la confederación tribal de zann…ta,cuyas fracciones nómadas y subœnómadas se establecieron y/o pastoreaban en la franja semiœárida que bordea el transcurso del río Muluya.Entre las fracciones tribales más distinguidas mencionamos a los ban™ mr…sen establecidos en la región de S…‘. Más numerosos son los ban™Yarniy…n situados en torno a Amaks™r en las laderas montañosas fronterizas con el reino de los ban™ Madr…r de SiØilm…sa.Además, los ban™ Wasn…n figuraban como la estirpe noble (bayt, pl. buy™t…t) más poderosa dentro de este grupo tribal de Makn…sa, durante el siglo III de la hégira ( IX d.C.). 4œ Los Zuww…ga eran descendientes de la tribu Ëar…wa a la cual pertenecía la reina K…hina D…hiya32. Se asentaban en la vega nordeste del río Muluya. Sabemos que esta última era originaria de Øib…l (montes) alœAwr…s, donde se ubicaba el núcleo básico de esta confederación tribal. Sin embargo, la fracción de Zuww…ga se estableció, tras el desmembramiento del poderío de K…hina D…hiya, en los confines nordestes delœMagrib al-Aqs…. 5œ A las tribus Gum…ra, que se ramificaban en un número indeterminado de agrupamientos tribales (_i‘…b), subdivisiones tribales (but™n), fracciones y linajes, se les atribuía origen masmud†, al ser, según nos informan las fuentes genealógicas, descendientes de Gum…r b. Must…f b. Mal†l b. Masm™d33. La confederación ocupaba las cordilleras montañosas de R†f Gum…ra meticulosamente delimitadas por las fuentes geográficas34.

32 Para más detalles, cf. el capítulo que hemos dedicado al asunto en: Im…rat Ban† S…lih,

pp. 167œ 204. 33 Alœ‘Ibar, vol.VI, pp. 117œ118. 34 AlœIstibs…r , p. 190; AlœRawd, p. 134; AlœMugrib, p. 100.

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6œ La confederación tribal de alœmas…mida que ocupaba la mayor parte de T…masn… denominada también como Bil…d Masm™da o alœS™s alœAdn…, extendía sus ramificaciones hacia las campiñas lindantes con la ladera norte del monte Adarn. 7œ Los dos grupos tribales de Matgara y Zann…ta ahl T…brid… asentados respectivamente en la franja norte de Bil…d T…masn…35 y en el corredor de T…za, formaban también parte del tejido social introducido en alœAndalus. Estos fueron los elementos que conformaban la estructura tribal del primer contingente beréber que cruzó el Estrecho para establecerse definitivamente en alœAndalus36. Exceptuando una parte de los mil setecientos hombres beréberes nativos de Ifr†qiya que constituyeron con otros nativos del Magrib el primer núcleo oficial entregado como rehenes a T…riq b.Ziy…d, todos los demás beréberes que cruzaron el Estrecho para participar en la conquista de alœAndalus eran nativos de elœMagrib alœAqs…. Nuestro propósito es contribuir a la gestación del mapa genealógico y espacial de estos elementos tribales en sus nuevos destinos de alœAndalus, labor iniciada por investigadores como P. Guichard, M. Barceló y V. Martínez Enamorado entre otros. El geógrafo oriental AlœIstajr† especifica que “Nafza y makn…sa se establecieron en alœAndalus entre la ciudad de Córdoba y Ëil†qiya (Galicia)”. Asimismo, “los beréberes Bar…nis”37 ocuparon varias zonas en la cora de Sevilla. En la cora de $id™na, se asentaron las siguientes fracciones tribales de origen beréber: los ban™ Nab†h, los ban™ alœAjtal, los ban™ Ily…s y los ban™ ab† Raz†n38.

35 AlœBay…n, vol. I, pp. 42œ43; AlœMugrib, p. 135; AlœMi‘y…r, vol.VI, p. 133. 36 Sobre ello, P. GUICHARD, AlœAndalus. Estructura antropológica de una sociedad islá-

mica en Occidente, Barcelona, 1976. Sobre este tema consúltese también H de. FELIPE, Identidad y onomástica de los beréberes de alœAndalus, Madrid, 1997. 37 IBN HAYYƒN, AlœMuqtabas f† t…r†j riØ…l alœAndlaus (=AlœMuqtabas 1937), edición M. Antuña, París, 1937, p. 68. 38 AlœËamhara, p. 499. IBN ALœFARAD‡, T…r†j ‘ulam…’ alœAndalus, (‘Ulam…’ alœAndalus) El Cairo, 1966, p. 174.

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Las tres primeras formaban parte del grupo beréber de Mag†la procedente del centro norte de elœMagrib alœAqs…39. La presencia de una pequeña fracción descendiente de la tribu nafza en la serranía de Ronda ha sido estudiada por V. Martínez Enamorado. Entre estos grupos t…kurunníes destacan el de los ban™ alœJal†‘40 o el linaje de alœZaØØaliy†n. Ibn Hayyan41 nos informa sobre su origen tribal, como fracción descendiente de “‘…mmat alœbutr”. Una tribu beréber se estableció desde los primeros momentos en Fahs alœBall™t (el valle de los Pedroches) situada en la serranía de Córdoba42. Una pequeña “fracción descendiente de la misma se denominaba Kuzna”, según Ibn alœFarad†43. Las características lingüísticas de este grupo étnico fueron debidamente señaladas por el jurisconsulto cordobés Ibn Hazm44. De igual forma, otra tribu beréber

conservó intactos sus lazos de parentesco tribal en la campiña de IstiØa (Écija)45. Los ban™ alœLayth46, descendientes de la confederación tribal de zann…ta, se asentaron en la fortaleza de $antf†la (Setefila). Mientras tanto, los ban™ Ëahwar se establecieron en Mar_…na (Marchena) considerada como cabeza de partido de iql†m alœFahs (distrito de la Vega) dependiente de la cora de Sevilla. Se identificaban como fracción beréber descendiente de batn Huww…ra. Su país de origen se ubica en la franja limítrofe del monte Adarn en el Magrib alœAqs…. La localidad de Azuaga, en la provincia de Badajoz, conserva hasta hoy en día su antiguo origen etimológico relacionado con la fracción tribal de Zuw…ga. Se ha de profundizar la investigación no sólo en la topografía étnica rural, sino también en los detalles del mosaico tribal urbano. Por ejemplo, unas cuantas familias beréberes de Huww…ra se establecieron definitivamente en alœË…nib alœGarb† (la Algarbía)47 o sea, la zona occidental de la Córdoba califal. Los zaØØaliy™n procedentes de T…kurunn… no tardaron en instalarse durante la misma época en la zona conocida como Hayr alœZaØØaliy†n, situada en el casco histórico de la capital omeya. Durante la misma época, una rama de los ban™ ab† Raz†n se trasladaron de T…kurunn… para establecerse definitivamente en la Córdoba califal. Los primeros beréberes no tardaron en integrarse plenamente en alœAndalus. De hecho, a partir del año 116 de la hégira (734 d.C.), se les concedió el calificativo de “alœBaladiy™n”48, es decir los nativos de alœAndalus. Cuatro décadas después de la conquista, una nueva generación beréber fue introducida por ‘Abd alœRahm…n alœD…jil en la Península.Según una referencia reproducida por alœMaqqar†49, el fundador de la dinastía

39 Hay una planta salvaje con pequeñas hojas de color verde oscuro y espinas de color

amarillo muy abundante en elœMagrib alœAqs…. Se le atribuye hasta hoy en día el nombre de esta antigua fracción tribal de Mag†la, denominándola los beréberes del R†f como “ma__uk (espina) mag†la “. 40 AlœËamhara, p. 500. 41 AlœMuqtabas f† anb…’ ahl alœAndalus, (=AlœMuqtabas 1971) edición M. Makk†, El Cairo 1971, p. 171œ172. 42 E. LEVIœPROVENÇAL, “La Description de l’Espagne d’alœR…z†”,( =”Espagne d’alœR…z†”) AlœAndalus, vol. VIII, Madrid (1953), p. 83. Sobre los beréberes de Fahs alœBall™t, véase también: IBN SA‘‡D, AlœMugrib f† hul… alœMagreb, (=Hul… alœMagreb) edición $.D†f,El Cairo,1978,vol.I,p.210.Creemos que Firr†_ fue por algún tiempo durante la época califal cabeza de partido de la cora de Fahs alœball™t. Sus ruinas se ubican cerca de las Navas de Concepción en el termino municipal de Constantina (Provincia de Sevilla). Durante nuestra última visita al asentamiento durante el año 1995, pudimos apreciar: 1. la estructura de una gran cisterna de almacenamiento de agua en perfecto estado de conservación. 2. Murallas y fortificaciones en piedra dura probablemente de época emiral y califal. 3.Viviendas y varios restos de cerámica. El asentamiento se ubica en lo más alto del monte, domina perfectamente todas las zonas circundantes y las rutas que se dirigían hacia la sierra norte o en dirección de Córdoba y Sevilla. Su emplazamiento al otro lado de la cuenca del Guadalquivir tenía el mismo tenor estratégico que Hisn Aq™t (Montellano) situado en las faldas de la serranía sur rumbo a Grazalema. 43 ‘Ulam…’ alœAndalus, p. 144. 44 Kit…b alœIhk…m f† us™l alœahk…m, (=AlœIhk…m), edición Matba‘at alœSa‘…da, El Cairo, 1345 h., vol. I, p. 31.

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45 ‘Ulam…’ alœAndalus, p. 339. 46 AlœËamhara, p. 499œ500. 47 AlœËamhara, p. 465. 48 Para más detalles sobre la definición etimológica y conceptual del término, véanse:

“Ris…lat alœtalj†s”, p. 175; IBN ALœJAT‡B, AlœLamha alœbadriya f† alœdawla alœnasriya, (=AlœLamha), edición M. D. AlœJat†b, El Cairo, 1347 h., pp. 16œ17; trad. J. Mª. CASCIARO: Historia de los reyes de la Alhambra, Madrid, 1999. 49 AlœNafh, vol. III, p. 36.

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omeya en alœAndalus “‘Abd alœRahm…n alœD…jil favorecía el apoyo de los beréberes que traía del Magrib, concediéndoles un trato especial”. En un censo proporcionado por Ibn Hayy…n en el capítulo primero de su Kit…b alœMuqtabas, se habla de cuarenta mil hombres que se introdujeron bajo su supervisión en alœAndalus50. Sin el apoyo de los beréberes del Magrib alœAqs…, y precisamente los nafziés de Nak™r, ‘Abd alœRahm…n alœD…jil nunca hubiera podido someter la aristocracia árabe implantada en alœAndalus. La mayor parte de los nuevos aliados que cruzaron el charco para instalarse en alœAndalus durante esta época pertenecían a las fracciones de ban† Waryagel, Gzennaya, ban† Yasliten, ban† Wartrden, ban† Yateft y ban† Yazn…sen. Según Ibn ‘Id…r†51, “los tíos de ‘Abd alœRahm…n alœD…jil son de la tribu nafza”. Las fuentes árabes convergen en confirmar que “su madre era beréber y fue cautivada en el Magrib”52 durante la conquista; se llamaba R…h… o quizás Rad…h…53. Algunos miembros de las mencionadas subdivisiones tribales ocuparon máximos cargos en la corte omeya de Córdoba. A Muhammad b. Sa‘†d b. Ab† Sulaym…n descendiente de los ban™ Yateft que figura como subfracción de nafza se le otorgó el mando de juttat alœin_…’54 que lleva el secretariado general del Estado omeya en Córdoba. Por ser docto en los asuntos administrativos y dotado de una admirable inteligencia, se le atribuía el apodo de “Wa_ken (el lobo)”, anotado en las fuentes árabes tal y como se pronuncia en la versión original beréber55.

La tercera aportación demográfica de origen beréber fue introducida en la Península por el califa omeya ‘Abd alœRahm…n alœN…sir durante el siglo IV de la hégira (X d.C.). La guardia especial de la corte, la constituía el cuerpo califal de alœ TanØiy†n56, o sea, los nativos de la Tingitana introducidos desde el norte del Magrib alœAqs… para asumir este cargo. Se trata del aporte demográfico más significativo de la época. Además de los mencionados grupos beréberes, es conveniente subrayar la importancia de otro movimiento demográfico, el que se operaba regularmente. La fluidez del tráfico entre elœMagrib y alœAndalus fue señalada por un cronista al indicar “que muy breve fue el trayecto y los viajeros iban y venían constantemente entre ambas orillas”57. Por un lado, se trataba del flujo de andalusíes que cruzaban el Estrecho para instalarse en el reino de los ban™ S…lih de Nak™r, durante los siglos II y III de la hégira (VIII y IX d.C.). Nos referimos a comerciantes, hombres de letras y a una numerosa y humilde plebe que cruzaba el Estrecho en busca de mejorar sus condiciones de vida. El toledano alœAjma_ dejó alœAndalus para instalarse definitivamente en la floreciente ciudad de Nak™r como poeta de la corte emiral58. Una buena parte de la plebe urbana expulsada por el emir alœHakam alœRabad†, tras la primera revuelta de la ‘…mma de Córdoba, se instaló definitivamente en la ciudad de F…s (Fez) donde crearon sus propios arrabales conocidos como ‘Adwat alœAndalusiy†n. Asimismo, todos los cortesanos de origen eslavo se introdujeron en Nak™r vía alœAndalus. Una importante colonia de los mismos se estableció en Qaryat alœSaq…liba. Más tarde, el maestro de los arquitectos de Córdoba fue enviado con un equipo de albañiles, carpinteros y herreros de forja para realizar obras de construcción de la fortaleza de Kart en nafza59. Nos limitaremos por el momento a citar

50 Loc.cit. 51 AlœBay…n, vol. II, p. 41. 52 AlœBay…n, vol. II, p. 47. 53 Véanse: ‘ABD ALœWƒHID ALœMURRAKU$‡, AlœMu‘Øib f† talj…s ajb… alœMagreb,

(=AlœMu‘Øib) edición M. Alœ‘Ary…n/ M.‘A. Alœ‘Alam†, El Cairo, 1949, p. 16; IBN ALœABBƒR, AlœHulla alœSiyar…’, (=AlœHulla) ed. H. Mu’nis, El Cairo, 1963, vol. I, p. 35. 54 AlœMuqtabas 1971, p. 171. 55 Entre los escritos árabes medievales destacamos la importancia de un género literario destinado a valorar las aportaciones lingüísticas de otros idiomas al árabe como el caso de las lenguas: persa, kurda, beréber, romance, griega, latina, hebrea, etc. Para más detalles sobre este tema, cf. mi estudio:“Adab lahn alœ‘Aw…m biœlœMagreb waœlœAndalus”, Dir…s…t wa mab…hith f† t…†j alœAndalus:‘asray alœjil…f waœlœtaw…’if, Casablanca 1993, pp. 19œ33.

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56 AlœMuqtabas, 1965, p. 190; AlœBay…n, vol. II, p. 222. 57 AlœNafh, vol. III, p. 159. 58 AlœMugrib, p. 95. 59 AlœMuqtabas V, p. 388œ389.

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estos cuatro ejemplos relacionados con un movimiento demográfico cuyo grado de amplitud permanece, en buena medida, por estudiar. Más importante para nuestro tema es el movimiento en el sentido contrario, hacia alœAndalus. Es precisamente lo que fue señalado por alœMaqqar†60 al indicar:“que los beréberes estaban cerca de alœAndalus, no les separaba nada más que cruzar el Estrecho, por lo que no paraban de llegar en masas”. El viaje fue accesible gracias a la antigua red de comunicaciones instaurada entre las dos orillas del Mediterráneo. Nos referimos al primitivo eje comercial que enlazaba bil…d alœSud…n con el litoral mediterráneo, a través de SiØilm…sa, hacia Nak™r y alœMazamma. Fue este último el más importante puerto en el Mediterráneo Occidental durante la época de los Ban™ S…lih. Conectaba en líneas directas con las dos ciudades de Málaga y Pechina, y también con Mariyat Bali_ (el puerto de VélezœMálaga), Almuñécar y Bizily…na. Otros dos puertos de menor importancia relacionaban el litoral mediterráneo del Magrib con Algeciras, Sevilla y Garb alœAndalus. Se trata de los dos puertos de B…dis y de Bali_ (actual Cala Iris)61. El impacto ejercido por Nak™r en alœAndalus es un tema en el que apenas si se ha investigado. Muy escasos son los datos proporcionados hasta el momento por el estudio de la cerámica hallada en Nak™r62, BaØØ…na y $arq alœAndalus.Tampoco se ha prestado la suficiente atención a las similitudes lexicográficas y etimológicas entre el beréber rifeño y el árabe clásico divulgado en alœAndalus. Este último era llamado, por tener sus propias características, idioma “andalusí”63.

Disponemos de indicios textuales suficientes para incitar la investigación socioœlingüística en esa dirección. La devastación de la ciudad de Nak™r por parte de M™s… b. Ab† alœ‘ƒfiya, el aliado local del califato de Córdoba y la toma del puerto de alœMazamma por la flota naval omeya, favorecieron el traslado de la iniciativa hacia alœAndalus. Una situación caótica derivada de los enfrentamientos ente los dos califatos proclamados en alœAndalus e Ifr†qiya se dejó sentir en todos los aspectos de la vida en Nak™r. Este pequeño reino tuvo que soportar durante dos décadas una guerra casi permanente, por un lado, en contra de las ofensivas fatimíes64 y por otro, en contra de la nueva legitimidad política proclamada en Occidente Islámico por el Califato omeya de Córdoba. Una lucha de fuerzas se declaró abiertamente entre los tres focos de civilización en Occidente Islámico: alœAndalus, Magrib e Ifr†qiya. Por primera vez en la historia del Islam medieval, la iniciativa política, parte de Occidente hacia Oriente: desde Córdoba, hacia Nak™r rumbo alœQayraw…n, en contra de la dirección anterior desde alœQayraw…n vía Nak™r hacia Córdoba. En aquel momento se operó un amplio movimiento inmigratorio desde Nak™r hacia alœAndalus. Se trataba especialmente de la población urbana: príncipes, cortesanos, hombres de letras, artistas, comerciantes, artesanos, familias, linajes y personajes pertenecientes a todos los ámbitos que huyeron de la inestabilidad causada en el Magrib por la proclamación de los dos califatos. Por ejemplo, una expedición constituida por dignatarios y ascetas de Nak™r se encaminó bajo el mandato del príncipe ‘Abd Rahm…n b. Sa‘†d hacia

60 AlœNafh, vol. I, p. 244. 61 Para más detalles os remito a: Im…rat Ban† S…lih, pp. 121œ165. 62 Un importante trabajo sobre este tema fue elaborado por M. ACIEN ALMANSA/ P.

64 Es una doctrina política y filosófico religiosa que sólo admite en el máximo cargo

CRESSIER/ L. RBATI/ M. PICON “La cerámica a mano de Nak™r (ss. IXœX) producción beréber medieval”(=“La cerámica a mano”),Arqueología Medieval,n° 6, Actas del coloquio: La cerámica andalusí, veinte años de investigación, Jaén, Octubre 1997, pp. 45œ69. 63 M. ASIN PALACIOS, Glosario de voces romances registradas por un botánico anónimo hispanoœmusulmán (siglos XIœXII), (=Glosario). Madrid, 1964, pp. 15, 17, 21, 24, 31, 38, 44, 47, 118, 131, 197, 315, 344.

de Imán (Califa) a los descendientes de la hija del profeta F…timaœZahr…’ y de su sobrino ’Ali b.Ab† T…lib. Esta tendencia ha sufrido una multitud de movimientos de secesión y renovación a lo largo de la historia del Islam, escrupulosamente estudiados por la historiografía medieval y contemporánea. Sobre la historia de esta doctrina en Occidente Islámico, cf. los muchos trabajos realizados por M. Ism…‘†l y también la obra de su discípula B. MaØØ…n†, de la Universidad de Constantina (Argelia).

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Córdoba para participar en una campaña veraniega despachada por ‘Abd alœRahm…n alœN…sir contra los reinos cristianos. Todos los miembros de la expedición murieron en el curso de la batalla, por lo que se concedió al príncipe s…lih† ‘Abd Rahm…n b. Sa‘†d el apodo de mártir65. Sucedía esto en el mes de safar 305 de la hégira (agosto 917 d.C.). Durante el mismo año, se organizó una campaña desde Ifr†qiya contra el Magrib. Las tropas fatimíes asediaron la ciudad de Nak™r, la conquistaron y mataron al emir Sa‘†d b. S…lih. Todos los restantes miembros de la familia real huyeron cruzando el mar, cargados con bienes, para establecerse en Málaga y Pechina66. Asimismo, el décimo emir de los ban™ S…lih, M™s… b. R™m†, se vio en la obligación, tras una revuelta local, de abandonar su reino para establecerse en Pechina, durante el año 324 de la hégira (935 d.C.). Por otra parte, disponemos de una lista de jurisconsultos y hombres de letras nativos de Nak™r que optaron por establecerse en alœAndalus. Entre ellos figura el sabio ‘Abd All…h b. ‘‡s… b. Ab† Zamanayn (m. 359 H/ 969 d.C.) que desembarcó en el litoral de Ilb†ra (Elvira), antes de trasladarse a Córdoba. Su hijo Muhammad b. Ab† Zamanayn, fue reconocido como una gran figura entre los jurisconsultos de la Escuela m…likí en alœAndalus. Por ello, debemos considerar errónea la información transmitida por algunas fuentes y recogida por estudiosos del legado onomásticoœbiográfico andalusí acerca de su origen como nativo de Elvira. El cadí ‘Ay…d67 fue muy preciso al notificarnos que se trata de un personaje “de origen beréber de la tribu nafza establecida en la otra orilla”. Otra figura que formaba parte de la selecta élite sabia, se le atribuyó arbitrariamente el calificativo alœËaz†r† (el nativo de Algeciras)

por haber ejercido en esta ciudad como juez. Se trata de ‘Ali b.Yahy… b. alœQ…sim alœSanh…؆ alœËaz†r† (m. 585 H/1189 d.C.), autor del célebre formulario notarial alœMaqsad alœmahm™d68. Es igualmente nativo de Nak™r; sus antepasados inmigraron de la tribu “Battuya del R†f”69, para establecerse en alœAndalus. Más significativa es la figura del maestro musical de la corte califal que llevaba la orquesta del soberano omeya ‘Abd alœRahm…n alœN…sir. Era nativo de Nak™r donde ejercía como flautista y compositor de las primeras muwa__ah…t que se cantaron en el palacio de Córdoba. La devastación de la capital de los ban™ S…lih llevó a este personaje a trasladarse hacia alœAndalus. Llegó a ser la estrella más famosa de su época entre la ‘…mma de Córdoba70. Es obvio reconocer que los beréberes que cruzaron el Estrecho para establecerse en alœAndalus se integraron en aquella entidad socioœcultural que fue alœAndalus, la “turba alœwataniya”71, o sea, “la madre patria andalusí”. En ese sentido se ha de establecer el momento de inflexión en el siglo X. El califa alœHakam alœMustansir biœll…h tomó la decisión de convocar a la tribu beréber de los ban™ Birz…l, para integrarla como contingente beréber en el ejército de alœAndalus. Fue un acto que sorprendió a todo el entorno político de la corte omeya. No se esperaba esta decisión política, incoherente con las propias convicciones del califa, según nos informa Ibn Hayy…n72. Beréberes pertenecientes a zann…ta, nativos de las zonas de alœMas†la, alœZ…b, St†f, M†la y Tubna73,

65 AlœMugrib, p. 92; AlœBay…n, vol. I, p. 177. 66 Alœ‘Ibar, vol.VI, p. 285. 67 Tart†b alœmad…rik wa taqr†b alœmas…lik f† alœta‘r†f bi a‘l…m madhab M…lik, (=Tart†b alœ-

mad…rik) edición S. A‘r…b, Rabat, 1982, vol. IV, p. 18.

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68 Ed. A. FERRERAS, Madrid, CSIC, 1998. 69 IBN ‘ABD ALœMALIK ALœMURRƒKU$‡, AlœDayl waœlœtakmila li kit…bay alœ-

maws™l waœlœ sila,(= AlœDayl) fasc.,VIII, 2ª parte, edición M. Bencherifa, Rabat, 1984, p.203. Paras más detalles sobre la confederación tribal de Battuya, véase: Im…rat Ban† S…lih, pp. 199œ202. 70 AlœBugya, p. 203. 71 IBN BASSƒM, AlœDaj†ra f† mah…sin ahl alœØaz†ra, (=AlœDaj†ra) edición I. ‘Abb…s, Libia/ Tunis, 1981, vol., IV/I, p. 195. 72 AlœMuqtabas 1965, pp. 190 y 193. 73 AlœBay…n, vol. III, p. 267.

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situadas en la actual Argelia, pasaron a alœAndalus. Su participación en el golpe de estado contra la legitimidad califal ‘amir† fue crucial. Fue el mismo contingente militar que se apoderó durante la fitna de la ciudad de Qarm™na (Carmona), donde lograron instaurar el primer estado taifa tras el desmembramiento del Califato omeya. El decano de los cronistas andalusíes, Ibn Hayy…n, les calificaba en una metafórica expresión de “polo en el molino de la rebeldía”. Bajo el mandato de Almanzor, las puertas de alœAndalus se abrieron de par en par a las tribus Zann…ta y Sanh…Øa. De repente,“las tropas de alœAndalus fueron sustituidas por los beréberes”74. A partir de esta fecha, la componente tribal se reveló dominante en la estructura del ejército de alœAndalus, cuyas “tropas se convirtieron en tribus diferentes y fracciones divididas”75. Nada tan representativo en la amplitud de la transformación sufrida por alœAndalus que el pasaje expuesto por Ibn Hayy…n al referirse al proceso de reestructuración del país llevado a cabo, justo tras la revuelta del pueblo llano de Córdoba:“las fracciones de las tribus se separaron por lazos de sangre, sus tribus en clanes y parentelas, y cada grupo se reunió comandado por su señor”76. Los ban™ Z†r† de Garn…ta (Granada) pertenecían a la confederación de Sanh…Øa; los ban™Yafran de T…kurunn… dependían de Zan…ta; los ban™ Dummar de Mawr™r (Morón) son nativos de Q…bis (Gabes) lindante con la zona desértica al sur de Ifr†qiya. Otras tribus beréberes constituyeron distintos reinos de taifas, como el de los ban™ Yarniy…n en Qal_…na (Calcena) y Arku_ (Arcos) o el de los ban™ Raz†n en alœSahla, etc. Excepto la tribu semiœnómada de ban™ Yarniy…n provenientes del alto Muluya, ninguno de los grupos triba-

les anteriores pertenecía al Magrib alœAqs…. El mismo reino de los ban™ S…lih de Nak™r se vio igualmente invadido por la tribu beduina de azd…Øa procedente del contorno de Wahr…n (Orán), en la actual Argelia. Estos mismos se apoderaron de la zona del R†f, proclamando en ella su reino taifa durante en el año 410 de la hégira (1019 d.C.). A finales de la época taifa, una nueva dinámica surgió en el Occidente Islámico con la constitución de dos Imperios que abarcaron respectivamente las dos orillas del Mediterráneo. Se trata de los Almorávides pertenecientes a la confederación beréber sanh…؆, nativos del desierto del Magrib alœAqs…, y los Almohades, descendientes del grupo masm™d† asentado en la región de Adarn igualmente del Magrib alœAqs….

74 AlœBay…n, vol. II, p. 293. 75 IBN BULUQQIN, Kit…b alœtiby…n, (=Alœtiby…n) edición E. LeviœProvençal, El

Cairo, 1955, p.16; trad. E. GARCÍA GÓMEZ: El siglo XI en primera persona. Las “memorias” de ‘Abd All…h, último rey Z†rí de Granada, destronado por los almorávides (1090), Madrid, 1980. 76 AlœIh…ta f† ajb…r Garn…ta, (=AlœIh…ta) edición M.‘A.‘In…n, El Cairo, 1973, vol. I, p. 515.

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La intervención del califato de Córdoba en al-Magrib Huellas de alœAndalus en la otra orilla

En las dos ciudades de Ceuta y Melilla, “construidas por alœN…sir, el urbanismo alcanzó el límite de la perfección” (Ibn Hayy…n, AlœMuqtabas V, p. 382)

La influencia de alœAndalus en la otra orilla suele considerarse estrictamente relacionada con la expulsión morisca.Tanto en la arquitectura como en las tradiciones, la indumentaria, la gastronomía y la música, múltiples son los elementos de origen andalusí que se mantienen hasta hoy en día en las ciudades de Tetuán, alœ$…wen (Chauen), Fez o Salé. Se trata en estos casos de aspectos relacionados con la fase final de alœAndalus, durante la cual se había operado progresivamente su desmantelamiento como formación política. Nuestros conocimientos acerca de la influencia ejercida por alœAndalus en su entorno inmediato a lo largo de los siglos de X y XI son desgraciadamente muy exiguos1. Un gran vacío de cuatro siglos (IIœV H. / VIIIœXI d.C.) de Historia compartida entre las dos orillas del Mediterráneo permanece en el olvido. Los pocos trabajos que se han dedicado al tema se limitan a narrar acontecimientos de orden general y a contemplar algunos aspectos muy fragmentarios de esta confusa fase histórica considerada “oscura” entre los estudiosos a causa de una presunta falta de datos.

1 Sobre las huellas arquitecturales de la cordoba califal en la cerca de Tánger cf. EL

BOUDJAY, A. L. “La muralla califal de la Qasba de Tánger”, Caetarea, 3 Algeciras, 2000, pp. 151œ162.

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Hemos constatado anteriormente que, a través de una lectura detenida de las fuentes árabes, es posible reconstruir los elementos fundamentales que conforman la más antigua aglomeración urbana surgida en la otra orilla del Magrib denominada como alœ‘Adwa. Fue el predicador beréber S…lih b. Mans™r quien construyó el primitivo Rib…t Nak™r tras su desembarque en el puerto de Tamsam…n. Un exhaustivo análisis del organigrama social y del contexto histórico general permite conocer las relaciones de parentesco que se habían tejido entre la confederación tribal de nafza en R†f elœMagrib con sus ramificaciones en Ifr†qiya y en T…kurunn…. Estos tres puntos parecen formar el triángulo clave que fomentó el enlace sociocultural y político en el Extremo Occidente Islámico. Se trata precisamente de los tres ejes, Ifr†qiya, el Magrib y alœAndalus, en torno a los cuales han venido concretándose los aspectos de una esplendorosa civilización compartida entre las dos orillas del Mediterráneo. Sabemos que S…lih b. Mans™r logró convencer a los suyos para convertirse al Islam, después de su llegada a Nak™r. No obstante, no disponemos de ningún dato histórico fiable que narre acontecimientos de orden militar relacionados con una supuesta conquista de la antigua circunscripción romana de Tingitana, denominada en las fuentes árabes como Bil…d TanØa. La hipotética conquista de esta zona según la imagen divulgada por la historiografía contemporánea forma parte más bien de la imaginación alegórica. S…lih b. Mans™r, una vez proclamado soberano en la región, fue reconocido como “s…hib Nak™r (señor de Nak™r)” por la máxima autoridad omeya establecida en Damasco. Esta decisión fue confirmada en el año 91 de la hégira (709 d.C.) mediante la firma por el califa alœWal†d b. ‘Abd alœMalik de un acta de concesión que otorgaba a S…lih b. Mans™r plenos derechos sobre la nueva circunscripción. Por su parte, el nuevo señor no tardó en desempeñar sus derechos otorgando en concesión la peña de Azr™ n Tasr†th situada en la orilla derecha de w…d† Nak™r para implantar el más remoto núcleo artesanoœcomercial, conocido por los autóctonos como alœS™q. No obstante, las grandes obras

arquitectónicas culminarán bajo el mandato de los dos emires, Idr†s b. S…lih y su sucesor Sa‘†d b. Idr†s, responsables de la edificación de la ciudad de Nak™r en la orilla opuesta del río. No cabe duda que estamos ante el más antiguo foco urbanístico edificado durante los primeros momentos del Islam en el Magrib alœAqs…. La acumulación de excedente y el fomento de un sistema provincial de organización fueron generados por la instauración de una doble red de comunicaciones, terrestre y marítima, que se encauzaba a través de Nak™r y alœMazamma. La primera se prolongaba al sur hacia bil…d Sud…n vía SiØilm…sa, mientras que la segunda tomaba rumbo al norte cruzando el Estrecho hacia Málaga y Pechina, uniendo las dos orillas del Mediterráneo. Por primera vez en el Islam medieval dos ámbitos geográficos fueron incorporados en torno a un eje artesanoœcomercial centralizado en Nak™r, plasmando de esta manera una fructífera complementariedad entre el Magrib y alœAndalus. Recordemos que la proclamación del Emirato omeya en Córdoba fue posible gracias al consentimiento y al apoyo logístico del Emirato s…lih†. Desde entonces, los omeyas de Córdoba no escamotearon ningún esfuerzo en complacer a los emires de Nak™r. Muy significativo fue el informe sobre el desarrollo de las batallas enviado por el emir de Córdoba ‘Abd alœRahm…n II a su homólogo de Nak™r, tras la incursión vikinga que asaltó la Península.A dicho informe se adjuntó “la cabeza degollada del dirigente vikingo con doscientas cabezas más de sus poderosos guerreros”2. Fue indudablemente un gesto político, que se puede interpretar según las normas de la época como acto de subordinación o señal de reconocimiento a una autoridad superior. Disponemos de otros detalles que conmemoran las excelentes relaciones que mantenía el emir omeya ‘Abd alœRahm…n II con los Ban™ S…lih de Nak™r3.

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2 AlœBay…n, vol. II, p. 88. 3 IBN ALœQ#TIYA, T…r†j Iftit…h alœAndalus, (=Iftit…h alœAndalus), edición, I. alœAby…r†,

Beirut, 1982, p. 81; ed. P. DE GAYANGOS y trad. J. RIBERA. Madrid, 1929.


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La intervención de su sucesor Muhammad I para rescatar las dos princesas Amat Rahm…n y Jan‘™la, hijas del príncipe W…qif b. alœMu‘tasim b. S…lih b. Mans™r, secuestradas por los vikingos tras su segunda incursión contra Nak™r4, nos proporciona un argumento adicional sobre las excelentes relaciones que se mantenían entre las dos entidades ribereñas. Más tarde, una delegación oficial constituida por combatientes y hombres de letras se encaminó desde Nak™r bajo las órdenes del príncipe ‘Abd Rahm…n b. Sa‘†d para apoyar una campaña militar de ‘Abd alœRahm…n III en tierras cristianas5. Más relevante fue el papel del emirato de Nak™r en la salvaguardia y la consolidación de la doctrina m…lik† durante siglos en el Occidente Islámico, por lo menos hasta la segunda década del siglo IV de la hégira (tercera década del siglo X d.C.)6. Sabemos que en alœAndalus cuajó desde fechas tempranas la doctrina jurídica procedente de alœ$…m y conocida por el nombre de su maestro fundador, el Im…m alœAwz…‘†7. Los beréberes Burgw…ta de T…masn… y los ban™ Madr…r de SiØilm…sa se afiliaron a la doctrina j…ri؆, considerada como tendencia disidente. Los Gum…ra y el Emirato idr†sí de Fez proclamaron su adhesión al movimiento rebelde ‘alawí zaydí vinculado a la doctrina $†‘†, con una cierta inclinación mu‘tazilí,8 fundada en Iraq por W…sil b. ‘At…’. La situación de la escuela m…lik† en Ifr†qiya resultaba crítica desde la proclamación del emirato aglabí de inspiración proœabbasí; sus adeptos fueron perseguidos, encarcelados y silenciados9.

Tampoco faltan indicios sobre la aportación de Nak™r en lo que se refiere a la organización estatal y a la estructuración del poder político y administrativo. Su experiencia en el tema fue aprovechada por el emir de Córdoba ‘Abd alœRahm…n II, considerado como instigador de las reformas del sistema emiral en alœAndalus. Un experto en el tema fue enviado de Nak™r para colaborar en el establecimiento de las nuevas normativas políticas y administrativas. Nos referimos al mencionado Muhammad b. Sa‘†d b.Ab† Sulaym…n alœYattaft† alœAsma‘†, conocido por el apodo beréber de wa_ken. Se le concedió el máximo cargo administrativo en el estado omeya, el diw…n10 alœIn_…’ o Juttat alœTars†l, equivalente según adelantamos a la cancillería del Estado. Más tarde, sus dos hijos ‘Abd All…h y H…mid ostentaron el mismo cargo, prestando sus servicios a los sucesores del mencionado emir en la corte de Córdoba11. Podríamos hablar de una pionera escuela administrativa cuyos fundamentos se elaboraron en la corte de Nak™r en el Magrib para ser transmitidos después a Córdoba capital de alœAndalus. Con la proclamación del Califato en Córdoba durante el año 316 de la hégira ( 929 J.C.), una nueva coyuntura geopolítica va a surgir en el Occidente Islámico. Una vez nombrado califa, a ‘Abd alœRahm…n alœN…sir se le atribuyó plena legitimidad política, espiritual y religiosa, lo que de alguna manera le obligaba a anular cualquier otra soberanía de carácter local o regional. En adelante, ninguna entidad política tendría derecho a actuar sin que la máxima autoridad cordobesa expresase su consentimiento. Sin embargo, es lógico imaginar que los ban™ S…lih de Nak™r no aceptarían sin más una situación de vasallaje respecto a la corte cordobesa. Por primera vez, la coexistencia pacífica y la coordinación política entre el Magrib y alœAndalus se vieron seriamente amenazadas.

4 AlœMugrib, p. 92. 5 Véanse los detalles en: AlœMuqtabas V, p. 136; AlœBay…n, vol. I, p. 177; AlœMugrib, p. 91. 6 Im…rat Ban™ S…lih, pp. 205œ212. 7 Hemos dedicado un capítulo a este asunto bajo el titulo de “La ‘…mma y la escue-

las jurídicas en alœAndalus”, ‘ƒmmat I_b†liya, 2° fasc. pp. 621œ 637. 8 M. SMƒ‘‡L, AlœAd…risa f† alœMagrb alœaqs…: Haq…‘ iq Øad†da, (=AlœAd…risa) Kuwait, 1989. 9 Un interesante trabajo fue elaborado al respecto por M. ISMƒ‘‡L, Magribiy…t, dir…s…t

Øad†da, (=Magribiy…t) Fes, 1977.

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10 Término administrativo de origen persa que se emplea normalmente en los escri-

tos árabes de Oriente. En alœMagreb y alœAndalus optan mas por el segundo término equivalente de”Juttat”. 11 AlœMuqtabas 1971, p. 171.

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El Califato de Córdoba no tardó en encontrar un aliado en el Magrib, prestándole la suficiente ayuda financiera, militar y logística para cumplir sus obligaciones, conforme a las nuevas orientaciones políticas diseñadas en alœAndalus. Disponemos de una importante referencia proporcionada por ‘‡s… alœR…z†, el padre del conocido historiador cordobés, acerca de una intensa propaganda financiada por los omeyas para ganar la adhesión del Magrib al nuevo proyecto político12. El objetivo omeya consistía en trasladar el mando de la iniciativa política desde Nak™r hacia Córdoba. Un pacto de vasallaje fue debidamente firmado por alœn…sir a favor de un caudillo makn…s† rebelde contra la autoridad s…lih†. Se trata del ya citado Mus… b. Ab† alœ‘ƒfiya, a quien se le atribuyen en concesión bajo consentimiento califal omeya todas las nuevas adquisiciones territoriales en el Magrib13. Mus… b. Ab† alœ‘ƒfiya tampoco tardó en demostrar sus capacidades en el terreno como jefe digno de confianza y único interlocutor fiable para llevar a cabo los propósitos califales en Occidente14. Una campaña se desencadenó contra los ban™ S…lih entre las tribus situadas en la periferia, que no tardaron en tomar la decisión de invadir el reino. Las tropas formadas por las tribus beduinas procedentes de las zonas semiáridas del R†f oriental se dispusieron a asediar Nak™r; “saquearon la ciudad y extendieron el pillaje, derribaron sus murallas y arruinaron sus viviendas, la destruyeron y la dejaron en estado desértico, a merced de los vientos y del aullido de los lobos”15, según una expresiva descripción conservada en las fuentes árabes. La acción de Mus… b. Ab†

alœ‘ƒfiya en Nak™r fue catastrófica y mucho más cruel que las antecedentes llevadas a cabo por los fatimíes. Mientras tanto, la flota naval del Califato omeya asaltaba la ciudad de Ceuta, en el mes de rab†‘ I del año 319 de la hégira (abril de 931 d.C.). Fue un suceso de la mayor gravedad, que sorprendió a todos los soberanos de la zona, sembrando una situación de pánico en todo el Magrib. Por primera vez en el Occidente Islámico, alœAndalus pasa a la acción militar en sentido contrario, hacia el sur. Enseguida ‘Abd alœRahm…n alœN…sir inició la fortificación de la ciudad de Ceuta, transformándola en baluarte capaz de mantenerse como firme base naval y puente de mando en la infiltración omeya en la otra orilla. Se trataba de una gran obra militar, primera obra arquitectónica de envergadura realizada por el Califato omeya de Córdoba en la otra orilla. Una vez controlada, el califa ‘Abd alœRahm…n alœN…sir nombra un jurisconsulto de la escuela m…lik†, nativo de Nak™r, como primer cadí de la ciudad de Ceuta. Nos referimos a Husayn b. Fath alœNak™r†16. Con este acto, fue la justicia califal y no la fuerza de las armas la que se presentó como símbolo de la nueva legitimidad, poniendo a prueba a las dos entidades políticas y religiosas soberanas en el Magrib: la idr†s† en el territorio de los Gum…ra y la s…lih† en el de Nafza. Una confrontación filosóficoœreligiosa se desencadenó en el Occidente Islámico entre un Islam sunní m…lik† y un Islam _†‘† con sus dos tendencias, la ‘alaw† idr†s† en el Magrib y la ism…‘†l† fatim† en Ifr†qiya, reestructurando el mapa socioœcultural en torno a dos polos de atracción: el califato fatimí en Ifr†qiya y el califato omeya en Córdoba. La elite sabia, los hombres de letras y los jurisconsultos de Nak™r se vieron en la tesitura de apoyar la soberanía califal de Córdoba. Seguramente, este fue el objetivo fundamental de la maniobra política de ‘Abd alœRahm…n alœN…sir en el extremo

12 Véase: AlœMuqtabas V, p. 302, 305 y 310. Para más detalles sobre la campaña propa-

gandística omeya en las distintas zonas y circunscripciones de alœMagreb, se puede consultar también Alœ‘Ibar, vol.VII, p. 35. 13 Sobre los testamentos de concesión territorial otorgados por el califa de Córdoba a Mus… b. ab† alœ‘…fiya y a su hijo Madyan en alœMagreb, os remito a AlœMuqtabas V, p. 427. 14 Para más detalles sobre la acción política y militar de Mus… b. Ab† alœ‘ƒfiya en alœMagreb, véase Im…rat Ban™ S…lih, pp. 82œ87. 15 AlœMugrib, p. 97; Alœ‘Ibar, vol.VI, p. 285; AlœBay…n, vol. I, p. 194.

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16 AlœMuqtabas V, p. 299. Para mas detalles biográficos sobre el personaje de este juez

os remito a Ulam…’ alœAndalus, fasc, I, pp. 113œ114.

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occidental del Magrib, que había venido perdiendo el poder en favor de las nuevas potencias. Una lectura detenida en un fragmento del desaparecido kit…b alœAn†q de Ibn Mas‘™d, reproducido posteriormente17, nos lo confirma. Pocos años después, una nueva campaña naval se desplegó desde el puerto de Algeciras, pasando por Ceuta, hacia Nak™r. Se movilizó una flota de cuarenta unidades de combate con un ejército de tres mil hombres a bordo18. La flota califal actuó por sorpresa sobre el puerto de alœMazamma. Mientras tanto, las tribus rebeldes del aliado Mus… b. Ab† alœ‘ƒfiya asediaban la capital de Nak™r. La derrota de los ban™ S…lih fue total, de manera que no les quedó más remedio que someterse a la tutela del Califato omeya. La interpretación de este acto bélico ha sido equívoca, por cuanto se ha considerado una ayuda prestada por el Califato de Córdoba al reino de Nak™r19. Recordemos que cuando los fatimíes de Ifr†qiya saquearon la capital, nadie acudió en su ayuda. La Córdoba califal y sus aliados observaban atentamente el desarrollo de los acontecimientos para pasar a la acción en el momento oportuno. Por lo tanto, se trataba de una auténtica conquista militar del Estado califal omeya. Por ello, no es extraño el calificativo con el cual la historiografía oficial del califato omeya designaba al reino y al pueblo de Nak™r. Fue precisamente a partir de ese momento cuando se les pasó a considerar “a‘d…’ alœdawla (enemigos del Estado)”, según la misma expresión del historiador cordobés Ibn Hayyan20. Melilla figuraba también como objetivo de conquista durante la última fase en la ofensiva militar omeya. De la antigua Rusad†r no quedaban más que algunos vestigios, pues estaba arruinada y abandonada desde hacía mucho tiempo. En este sentido, no nos convencen las hipótesis acerca del mantenimiento en actividad del antiguo

núcleo urbano de Rusad†r21. A nuestro juicio, la ciudad de Mal†la (Melilla) fue edificada como nuevo centro urbano islámico sobre los escombros de Rusad†r durante la época de los ban™ S…lih. Un dato de sumo interés atribuye “la construcción de la ciudad de Melilla al emir de los ban™ yafran que gobernaba bajo el mando de Idr†s b. S…lih cuyo nombre es Aml†l; fue en el año 92 H [710 d.C.]”22. Desde aquel momento y hasta la conquista califal, Melilla fue una simple plaza fuerte cuyas fortificaciones se rehabilitaban cada vez que se juzgaba necesario por los caudillos locales que se disputaban su control23. Algunas fuentes árabes la mencionan también como puerto de contacto de la zona circundante con alœAndalus, como hemos señalado anteriormente. La más importante fortificación de la zona de la ciudad conocida actualmente como ensanche fue realizada tras su conquista por el califa de Córdoba ‘Abd alœRahm…n alœN…sir durante el año 324 de la hégira (936 d.C.)24. Confiamos en que futuras investigaciones arqueológicas en el ensanche histórico de la ciudad permitan comprobar el grado de fiabilidad del presente enfoque histórico. La fecha reproducida por las fuentes árabes y adoptada por los estudios contemporáneos25 como cronología para la conquista califal de Melilla es errónea. No se trata, según nuestro análisis, del año 314 de la hégira (926 d.C.), sino de una datación posterior que coincide con el año 324 de la hégira (936 d.C.). La errata se produjo a partir de la transmisión de algún copista que escribió 314 H en vez de 324 H; o sea que la conquista de Melilla se operó una década más tarde

17 AlœMuqtabas V, p. 299. 18 AlœMuqtabas V, p. 382. 19 Véase: “Reino de Nak™r”, pp. 56œ58. 20 AlœMuqtabas V, p. 382.

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21 Me refiero al estudio de: E. GOZALBES CRAVIOTO, “Melilla en el siglo XI,

datos para su Historia”, Actas de las Jornadas de cultura árabe e islámica, Madrid 1981, pp. 237œ238. 22 AlœTurØum…na, p. 79. 23 Os remito a IBN AB‡ ZAR‘, AlœAn†s alœmutrib bi rawd alœqirt…s f† ajb…r mul™k alœMagreb wa t…r†j mad†nat F…s, (=AlœAn†s) Rabat, 1973, p. 84; trad. A. HUICI MIRANDA,Valencia, 1964, 2ª ed., 2 vols. 24 AlœMugrib, p. 88œ89. 25 Véase a modo de ejemplo “Melilla en el siglo XI”, p. 238.

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de lo que se ha argumentado hasta el momento. De esta forma, los acontecimientos históricos narrados por las fuentes acerca de la ofensiva marítima omeya contra toda la costa del R†f elœMagrib, encajan perfectamente en el tiempo. Desde la salida de la flota califal del puerto de Algeciras hasta el fin de las hostilidades con la ocupación de Melilla, la campaña habría durado exactamente “seis meses”26. Igual que ocurrió en el caso de Ceuta, ‘Abd alœRahm…n alœN…sir no tardó en nombrar a Ab™ Ëa‘far Ahmad b. alœFath alœMal†l†, en el puesto de juez27, incorporando la nueva adquisición territorial al sistema jurídico centralizado en Córdoba. Nos referimos a la institución denominada como juttat qad…’ alœØam…‘a (cadiazgo de la comunidad). No es casualidad que el primer juez nombrado en este cargo fuese nativo de Melilla y afiliado, como su homólogo de Ceuta, a la escuela malikí. Enseguida se iniciaron las obras de rehabilitación arquitectónica en el ensanche de Melilla. Se la dotó de “una muralla en piedra y de una alcazaba central inexpugnable”28. A nuestro juicio resulta asequible llevar a cabo un estudio arqueológico comparativo sobre la arquitectura defensiva califal en alœAndalus y el Magrib, basándose en los datos textuales. La acción urbanística del Califato omeya en Melilla no se limitó a la fortificación, sino que transformó por completo el asentamiento, creando una “ciudad elevada y fortificada”, según la expresión del historiador cordobés coetáneo Ahmad alœR…z†29. En las dos ciudades de Ceuta y Melilla,“construidas por alœN…sir, el urbanismo alcanzó el límite de la perfección”, según nos informa Ibn Hayy…n30. Nos encontramos ante una “ciudad dotada de una cerca inaccesible, rica y espaciosa” conforme a la descripción del geógrafo oriental Ibn Hawqal31 tras efectuar su visita a Melilla, hacia mediados del siglo IV de la hégira (960 d.C. aprox.).

“La construcción de hisn (fortaleza) Kart”32, figura en el tercer lugar de las obras arquitectónicas realizadas por el Califato omeya en el R†f, durante el año 324 de la hégira (936 d.C.). Se ubica en las cercanías de la desembocadura de la rambla que lleva hasta hoy en día el mismo nombre medieval de W…d† Kart, en la actual provincia de Nador. El eminente cronista cordobés Ibn Hayy…n nos procura importantes detalles al respecto. ‘Abd alœRahm…n alœN…sir envió desde Córdoba un equipo técnico especializado en la construcción de fortalezas para levantar el mencionado edificio. El mando de la expedición fue confiado a “Muhammad b.Wal†d maestro de los ingenieros en la corte califal, acompañado de treinta albañiles, diez carpinteros, cinco excavadores, seis pintores especialistas en el trabajo de la cal, seis expertos en encofrados de madera, dos herreros de forja, dos soladores, elegidos entre los más hábiles de cada gremio. Llevaban con ellos sus utensilios y herramientas imprescindibles para llevar acabo sus tareas”33. La nueva política del Califato omeya en el Magrib culminó con la construcción de la base naval de Almería, conectada directamente con Melilla. Una reestructuración global de la red de comunicaciones en el Mediterráneo occidental hacía converger las nuevas líneas a través del puerto de Almería en dirección a Córdoba. Otro itinerario marítimo conectaba “los puertos de elœMagrib como Salé, ƒnf…, bil…d al S™s y Azamm™r”34 con los puertos fluviales el bajo Guadalquivir. Este recorrido marítimo y fluvial se prolongaba en la otra orilla del Estrecho a lo largo del litoral de Garb alœ‘Adwa (el extremo occidental de la orilla magrebí) hacia la “costa de Agm…t y Rib…t Q™z considerada como punto favorecido de anclaje para los barcos procedentes de ambos países”35. El jurisconsulto cordobés Ibn ‘Abd alœBarr alœNamr†36 proporciona información

26 AlœMuqtabas V, p. 382.

32 AlœMuqtabas V, p. 387.

27 ‘Ulam…’ alœAndalus, fasc. I, p. 61.

33 AlœMuqtabas V, pp. 388œ389.

28 AlœRawd, p. 545; AlœIstibs…r, pp. 135œ136.

34 AlœËugr…fia, p.91.

29 Véase AlœMugrib, p. 89.

35 AlœMugrib, p. 153.

30 AlœMuqtabas V, p. 415.

36 Kit…b alœQasd walœlœumam fi alœta‘r†f bi us™l ans…b alœ‘arab waœlœl‘aØam, ed. I. Aby…r†,

Beirut, 1985, p. 35.

31 S™rat alœard, p. 78.

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


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sobre este itinerario marítimo que llegaba “hasta alœS™s alœAqs…, donde se delimitaba el máximo destino de las barcas procedentes de alœAndalus”. Parece ser que las comunicaciones entre el Magrib y alœAndalus nunca alcanzaron tal grado de intensidad. En trabajos anteriores hemos establecido las listas de los abundantes artículos y mercancías que se intercambiaban entre las dos regiones durante los siglos X y XI37. Más que una simple influencia, se pueden contemplar los rasgos de un mismo sistema socioeconómico, político y cultural estructurado en las dos orillas del Estrecho, en torno a la gran metrópolis medieval que fue la Córdoba califal. Una vez dividido, el bloque califal fue sustituido tanto en el Magrib como en alœAndalus por los taifas. Por ejemplo, la taifa de Azd…Øa sustituyó al floreciente reino de los ban™ S…lih en Nak™r a partir del año 410 de la hégira (1019 d.C.)38. Otra taifa fue proclamada en Melilla bajo el mandato de un descendiente del emir omeya alœHakam I. El pretendiente se llamaba ‘Abd alœ‘Az†z b. Ahmad b. Muhammad b. Muhammad b. alœAsbag b. alœHakam alœRabad†39. Se proclamó califa en Melilla, sin poder mantenerse por mucho tiempo en el cargo. Los habitantes de la ciudad y los pobladores de sus alrededores no tardaron en proclamar otro pretendiente en el año 456 de la hégira (1063 J.C.) para nombrarlo califa en Melilla, tras ser destituido y expulsado de Málaga40. Nos referimos a Muhammad b. Idr†s alœMusta‘l†, descendiente de la dinastía califal hamm™d†. En la taifa de Ceuta, el rey Saq™t alœBurgw…t† acuñaba sus propios dinares, alcanzando renombre su actividad comercial en el Estrecho.Asimismo, Ibn Jald™n41 alude en una breve cita a “los reyes de T…za y Ts™l” que dominaban el corredor que unía Fez con Tremecén.

37 ‘ƒmmat I_b†liya, fasc. I, pp. 364œ370. 38 A‘m…l alœa‘l…m 1964, p. 179. 39 IBN HAZM “Ris…lat Naqt alœ‘ar™s f† taw…r†j alœjulaf…’” (=”Naqt alœ‘ar™s”), en

AlœRas…il, ed. I. ‘Abb…s, Beirut, 1981, vol. II, p. 85. 40 AlœNafh, vol. I, p. 435. 41 Alœ‘Ibar, vol.VI, p. 246.

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SEGUNDA PARTE

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Problemas para una reconstrucción urbana en al-Andalus El ejemplo de la Sevilla ‘abb…d†

Se debe “ordenar a los propietarios de edificios que se encuentran en estado ruinoso su demolición y la eliminación de todo aquello que pueda perjudicar a los transeúntes”. (Ibn Jald™n, alœMuqaddima, vol. II, p. 576)

A pesar de los muchos trabajos que han venido dedicándose al fenómeno urbano en alœAndalus, existen aún ciertos impedimentos en la investigación. Sería muy largo enumerar todos los trabajos científicos realizados sobre las ciudades andalusíes. Sin embargo, todavía nos faltan datos básicos sobre el proceso de urbanización llevado a cabo durante los cinco primeros siglos del Islam.Tampoco disponemos de un conocimiento preciso sobre el desmantelamiento sufrido por una buena parte de los núcleos urbanos tras la conquista. En contra de la opinión general, el problema fundamental no reside en la escasez de datos textuales, sino en la reducida explotación de las fuentes escritas cuya riqueza no ha sido valorada de forma conveniente hasta el momento, lo que no debe extrañar, ya que dichas fuentes ni siquiera han sido debidamente catalogadas. Las repetitivas quejas expresadas por los investigadores sobre la ausencia de fondos de archivo parecen tomadas de la situación propia de la Edad Media europea anterior al siglo XIII, que manifiesta efectivamente una notable penuria de datos textuales. La situación que concierne a elœMagrib y alœAndalus se nos muestra a la inversa, pues los siglos X y XI presentan una gran abundancia de fuentes, con una amplitud en los distintos campos de la sabiduría sin antecedente en la Historia de la humanidad. En los estudios históricos relacionados con alœAndalus

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se aprovechan generalmente las crónicas históricas, compendios geográficos y escritos literarios editados y traducidos a idiomas europeos. Una buena parte de la información que se maneja en el ámbito académico proviene de una serie reducida de fuentes, comúnmente conocidas por los investigadores. Nafh alœt†b de alœMaqqar†, alœBay…n de Ibn ‘Id…r†, la Muqadimma y el Kit…b al-‘Ibar de Ibn Jald™n, todas ellas conocidas y traducidas total o parcialmente desde finales del siglo XIX. La descripción de alœAndalus de alœR…z†, alœRawd de alœHimyar†, la obra geográfica de alœBakr† y la de alœIdr†s†, entre otras fuentes más, figuran en la lista de las obras árabes traducidas que procuran lo esencial de la información divulgada entre los investigadores. Es cierto que durante las últimas décadas, el arabismo español ha realizado un esfuerzo considerable para poner de manifiesto la importancia documental de las fuentes onomásticoœbiográficas. La aportación de este género de escritos al estudio de la topografía urbana de alœAndalus fue señalada en diversas ocasiones por los estudiosos1. Sin embargo, son múltiples las dificultades que se plantean para conseguir información urbanística que figura de manera dispersa y esporádica en dichos textos. En conjunto forman un enorme corpus cuyos originales árabes carecen, en la mayoría de los casos, de traducción a idiomas europeos. Los planteamientos metodológicos y temáticos de la historiografía y la arqueología relacionada con alœAndalus siguen, en buena parte, a merced del arabismo. Este último tiene, por supuesto, sus propias prioridades temáticas, instrumentos y metodología de investigación, que no coinciden siempre con los planteamientos de los demás campos del saber relacionados con alœAndalus. De otro lado, la mayor parte de la investigación histórica y arqueológica que se realiza en

alœMagreb manifiesta una fuerte dependencia de los últimos resultados conseguidos en las Universidades y Centros de investigación europeos, para después divulgarlos en el mundo árabe como certezas científicas incontestables. En los mejores casos, los mencionados investigadoresœdiscípulos forman con sus maestros círculos cerrados en forma de gremios medievales que guardan los nuevos datos o planteamientos para su uso exclusivo. Convendría recordar a este respecto que durante los siglos de oro de la civilización islámica medieval recaía sobre los sabios y los cultos el deber ético de transmitir a toda la humanidad cuanto antes todos los conocimientos adquiridos. En las condiciones actuales, es muy escaso el margen que se ofrece para desarrollar una verdadera colaboración científica entre los miembros de una civilización compartida. El tecnicismo, la competitividad subjetiva, los valores de consumo y la carencia de elevadas miras filosóficas anulan muchas opciones. En primer lugar, se necesita proceder a un despojo sistemático y una lectura exhaustiva de estos relatos biográficos, que forman la mayor parte del corpus literario arábigoœandalusí2. Además, se requiere un análisis documental de la información seleccionada para poder fecharla y catalogarla según las diferentes etapas históricas. La confusión entre las épocas figura como traba fundamental a la hora de aprovechar cada dato. Entre el narrador y sus fuentes de información hay todo un recorrido que necesita ser aclarado, un trabajo documental básico que está aún por realizar. Subrayamos también la atención prestada últimamente por los medievalistas a la literatura jurídica que se está aprovechando para elaborar planteamientos novedosos. Los tratados de hisba, los formularios notariales y, sobre todo, las recopilaciones jurisprudenciales o 2 Para más detalles sobre la importancia cuantitativa y cualitativa de esta literatura

1 J. ZANON, Topografía de Córdoba almohade a través de las fuentes árabes (=Topografía),

Madrid, 1989, pp. 14œ16; M. I. CALERO SECALL y V. MARTÍNEZ ENAMORADO, Málaga, ciudad de alœAndalus, (=Málaga) Málaga, 1995.

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onomásticoœbiográfica andalusí, cf. A. TAHIRI, “AlœRihla alœtiØ…riya alœandalusiya min jil…l kutub alœtar…Øim waœlœtabaq…t”, (=“AlœRihla”) Dir…s…t wa mab…hith f† t…r†j alœAndalus, Casablanca, 1993, pp. 55œ59.

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libros de fetuas y dictámenes jurídicos figuran como fuentes de enorme interés para el estudio de la vida urbana en alœAndalus. Sin embargo, estimamos que aún subsiste a este respecto una dedicación exclusiva al análisis, estudio, divulgación y aprovechamiento de una lista muy reducida. Nos referimos a las obras de Ibn ‘Abd™n, alœSaqat†, alœWan_ar†s† e Ibn Ru_d, entre algunos más. No carecemos de referencias bibliográficas sobre la riqueza, diversidad, profundidad y amplitud del patrimonio jurídico creado por la escuela malikí en alœAndalus3, buena parte del cual queda, por el momento, fuera de alcance, por no estar catalogada, editada ni traducida. No obstante, la traba principal reside en las dificultades de interpretación de los datos teóricos, destacando su relación directa con la realidad histórica. Es lo que hemos señalado en un trabajo anterior sobre el impacto de la evolución urbana en la jurisprudencia andalusí4. Por el momento, nos centraremos en sacar algún provecho de los tratados de arquitectura5 y de los apartados dedicados a este tema por otras obras jurídicas de interés6, que siguen siendo desafortunada-

mente desconocidas por la gran mayoría de los investigadores en los campos de la arqueología y arquitectura. Según nuestra limitada experiencia, creemos que es posible reconstruir una buena parte de la estructura territorial, las transacciones inmobiliarias y el diseño urbanístico: manzanas, solares destinados a la construcción, parcelación del espacio etc., de algunas ciudades de alœAndalus7. En el caso de la Sevilla ‘abb…d†, disponemos de indicios muy representativos al respecto8. Podemos, a modo de ejemplo, realizar una historia detallada, con fechas, de la transmisión de la propiedad de solares concretos desde el siglo IX hasta la reconquista, analizando la funcionalidad que han venido desempeñando durante aproximadamente cuatro siglos. También se puede proyectar una reconstrucción general de muchos elementos urbanísticos de la Sevilla ‘abb…d†, según la abundante información textual, a la que hemos podido acceder durante más de una década de investigación9. La normativa10que rige las funciones y la organización territorial del área periurbana es de gran relevancia. Para mantener cierta armonía, el rey alœMu`tamid promulgó una ley urbanística aplicable a todo el sector ribereño del Guadalquivir, en Sevilla y Triy…na (Triana). Se trataba de conservar una cierta consonancia entre todas las fachadas que daban al río, que debían ser obligatoriamente pintadas con cal,

3 Hace más de una década que M. Arcas Campoy realizó una valoración de la litera-

tura jurídica de alœAndalus. Los trabajos realizados por los investigadores de la Escuela de Estudios Arabes, C.S.I.C de Madrid nos aportan cada vez más novedades sobre el tema. 4 A. TAHIRI, “AlœTa_r†‘ alœfiqh† biœlœAndalus f† muw…qabat alœtatawwur alœ‘umr…n† walœl hadar†”, Dir…s…t wa mab…hith f† t…r†j alœAndalus, Casablanca, 1993, pp. 89œ105. 5 Nos referimos a la obra de IBN ALœIMƒM ALœTUT‡L‡: Kit…b alœQad…’ biœlœmarfaq f† alœmab…n† wa nafy alœdarar, (=Nafy alœdarar) ms. de la Biblioteca Nacional de Túnez, n° 15227. Para más detalles bibliográficos sobre el mismo, cf. F. BEN SULAYMƒN, “Taqd† kit…b liœIbn alœIm…m alœTut†l†” (=”Taqd†m”), Dir…s…t andalusiya, vol. VIII, Tunis, 1992, pp. 80œ82. El Tratado fue editado por M. Nm†maØ, Publicaciones de la UNESCO, Rabat 1999. Sin embargo, el editor ignoró la copia manuscrita de Túnez basándose tan sólo en los manuscritos conservados en la Biblioteca Nacional de Argel y en la Biblioteca de la mezquita Ibn Y™suf de Marrakech. Existe otro tratado de arquitectura, el de IBN ALœRƒM‡, Kit…b alœi‘l…n bi ahk…m alœbuny…n, MaØallat alœfiqh alœm…lik† waœlœtur…th alœqad…’† biœlœMagreb, ed. A. AlœD…wd†, Ministerio de Justicia del Reino de Marruecos, vols, 2œ3œ4, Casablanca 1982, pp. 274œ490.

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6 Nos referimos a las obras de IBN ALœHƒËË, AlœNaw…zil, (=AlœNaw…zil) ms. de la

Biblioteca General de Rabat, n° Ë 55 y la de IBN SAHL, AlœAhk…m alœkubr…, (=AlœAhk…m Q 838) ms. de la Biblioteca General de Rabat, n° Q 838. 7 Hemos dedicado un apartado al estudio de la estructura inmobiliaria de la Sevilla ‘abb…d†, véase ‘ƒmmat I_b†liya, fasc. I, pp. 84œ90. 8 Cf. AlœNaw…zil, pp. 118, 131, 147, 152; IBN RU$D, AlœFat…w…, (=AlœFat…w…) edición M.T. AlœTal†l†, Beirut, 1987, vol. III, pp. 1340œ1345; IBN ‘ABD#N, Kit…b alœhisba, (=AlœHisba) edición E. LeviœProvençal, Journal Asiatique, 1934, p. 221; trad. E. GARCÍA GÓMEZ: Sevilla a comienzos del siglo XII. El tratado de Ibn ‘Abd™n, Sevilla, 1992, 3ª ed. 9 Se trata de un proyecto de investigación que estamos actualmente elaborando sobre Arquitectura, urbanismo y técnicas de construcción en la Sevilla ‘abb…d†. 10 AlœAhk…m, p. 146; AlœFat…w…, vol. I, p. 170.

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“para recrear la vista”11, según sus propias palabras. De igual forma, la carpintería de las ventanas y ventanillas de las mismas tendrían que ser, según la normativa, de madera tallada y pintada de color dorado12. También se procuró drenar “la red de alcantarillado subterránea que transcurría por la ciudad de un extremo a otro”13, detritus que debían ser expulsados lejos del río, en “alœhama’a (la fosa negra) destinada a recoger los desechos”14. Generalmente se plantaban árboles en forma de alœsikka (doble fila) a lo largo del conducto principal15. Según un apunte de Ibn ‘Abd™n16, sabemos que el agua del río Guadalquivir se mantuvo potable y limpia hasta finales de la época almorávide. Más tarde, los almohades reestructuraron la red de alcantarillado subterráneo, drenándola hacia el río17. Otro tema de interés que ha quedado curiosamente en olvido es el de la organización social del trabajo conforme al reglamento urbanístico. El papel de alœfuqah…’ alœmuft™n (los jurisconsultos especializados en decretar leyes) fue fundamental para fijar códigos urbanísticos y normas de construcción, conforme al derecho malikí. Distintas instituciones se repartían las responsabilidades, interviniendo cada una de ellas en el proceso urbanístico de acuerdo con unas competencias meticulosamente definidas. Nos referimos a jueces, notarios18, curadores de herencias (s…hib alœmaw…r†th) y responsables de los legados píos

o bienes habices (s…hib alœahb…s). Intervenían también el jefe de policía (s…hib alœ_urta) y el magistrado del zoco (s…hib alœs™q), y, sobre todo el almotacén (alœmuhtasib) a quien correspondía “ordenar a los propietarios de edificios que se encuentran en estado ruinoso su demolición y la eliminación de todo aquello que pueda perjudicar a los transeúntes”19. Otros cargos desempeñaban tareas concretas como es el caso de los testigos fidedignos (‘ud™l) “nombrados en cada arrabal”20 y “los testigos peritos en la construcción y expertos en detectar los defectos de las viviendas y de las medianeras”21. Las autoridades médicas especializadas en las normas sanitarias relacionadas con la construcción y el medio ambiente participaban también en el control urbanístico de las grandes aglomeraciones22. De igual forma, se acudía a los servicios prestados por los encargados designados como “alœquss…m, especializados en la valoración de los precios de las viviendas”23. Por otra parte, los “alarifes (‘uraf…’ alœbann…’†n) se encargaban de valorar los defectos de las viviendas”24.Tampoco nos faltan indicaciones25 sobre los ingenieros y arquitectos que se dedicaban a elaborar y supervisar los proyectos de construcción bajo la dirección de los maestros ingenieros. Ibn Hayy…n26, a modo de ejemplo, conserva el nombre de un maestro de ingenieros llamado Muhammad b. 18 AlœNaw…zil, p. 250;ALœBUNT‡, AlœWat…’iq waœlœmas…’il alœmaØm™‘a min kutub alœfu-

Beirut, 1987, p. 387; trad. Completa A. HUICI MIRANDA,Valencia, 1969 y parcial M. MARTÍNEZ ANTUÑA, Sevilla y sus monumentos árabes, El Escorial, 1930. 14 ALœGƒFIQ‡, AlœMur_id f† tibb alœ‘uy™n, (=AlœMur_id), edición Hasan ‘Ali Hasan, Beirut, 1987, 144. 15 IBN SAHL, AlœAhk…m alœkubr…, (=AlœAhk…m D 1728) ms. de la Biblioteca General de Rabat, n° D 1728, p.94. 16 AlœHisba, p. 232. 17 AlœMann, p. 387.

qah…’, (=AlœWat…’iq) ms. de Instituto Miguel Asín, Escuela de Estudios Arabes CSIC, Madrid, núm. IX, fol. 4; ALœFA$TƒL‡, AlœTadkira f† ‘ilm alœwath…’iq, (=AlœTadkira) ms. de la rea Biblioteca de El Escorial, n° 1163, fol. 65. 19 IBN JALD#N, AlœMuqaddima, (=AlœMuqaddima) edición ‘A.W…f†, El Cairo 1958, vol. II, p. 576. 20 AlœAhk…m, Q 838, p. 201. 21 AlœFat…w…, vol. III, p. 1508. 22 AlœMur_id, p. 144. 23 AlœAhk…m, Q 838, p. 201. 24 AlœAhk…m, Q 838, p. 201. 25 AlœNafh, vol. I, p. 535; IBN GƒLIB, “Farhat alœanfus f† t…r†j alœAndalus”, (=”Farhat alœanfus”) edición L.‘Abd alœBad†‘, MaØallat Ma‘had alœmajt™t…t alœ‘arabiya, I/2, El Cairo (1955), p. 300; trad. parcial J.VALLVÉ: “Una descripción de España de Ibn G…lib”, Anuario de Filología. Barcelona (1975), 369œ384. 26 AlœMuqtabas V, pp. 388œ389.

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11 Hul… alœMagreb, vol. I, pág., 293. 12 AlœNafh, vol., IV, pág., 192. 13 IBN SƒHIB ALœSALƒ, AlœMann biœlœim…ma, (=AlœMann) edición, ‘A.H. AlœT…z†,


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Wal†d que prestaba sus servicios a la corte califal de Córdoba, durante el mandato de ‘Abd alœRahm…n alœN…sir. Aparte, se pueden recolectar datos de interés a través de una lectura exhaustiva en las fuentes árabes27 sobre jefes de obras, alarifes y gremios especializados en la ejecución de tareas concretas: carpinteros, excavadores, pintores, caleros, expertos en encofrados, herreros de forja, soladores, etc. Por otro lado, el legado científico (tratados de medicina, agricultura y botánica) permanece, hasta el momento, poco explorado por considerarse ajeno a la construcción y al urbanismo. Una nueva valoración de los fondos documentales relacionados con estos géneros nos lleva a reconsiderar su utilidad para contribuir a la reconstrucción del paisaje urbano y rural en cuanto que facilitan el acceso a información esporádica sobre vivienda, utensilios, metalurgia, jardinería, abastecimiento de agua, alcantarillado, etc. Citemos, a modo de ejemplo, el tratado de botánica atribuido a Ab™œlœ Jayr alœI_b†l†28, rico en información original sobre alquerías, fortalezas y una muy diversa toponimia de época islámica, hasta el momento desconocida en alœAndalus. Un primer censo en el contenido de la Biblioteca General de Rabat eleva a la cifra de 398 textos manuscritos en buena parte inéditos. La aportación de este género de escritos es de gran significación en lo que se refiere a la terminología espacial, hecho que nos facilita la reconstrucción del léxico topográfico árabe, beréber, romance y ‘…mm† (habla vulgar). Hemos analizado en un trabajo anterior29 el ori-

gen etimológico beréber de la puerta b…b Yarn… emplazada en el lienzo meridional de la cerca de Carmona, que daba a una alquería del mismo nombre, Yarn…, situada en la vega carmonense. Hemos podido identificar el origen etimológico de otro asentamiento islámico situado en k™rat Ëayy…n (la cora de Jaén). Se trata de la localidad de Qamb†l (Cambil), cuyo sentido fue detalladamente definido en una fuente médica30. El río Tinto, que transcurre por tierras de Labla (Niebla) dejando a su derecha la capital provincial, calificada por el color de su muralla como alœHamr…’ (la Roja),“se llamaba w…d† Lhi_ar que nacia en Qarta_…na (Cortegana)”31. El termino lhi_ar es de origen beréber y todavía hoy se emplea en el R†f elœMagrib para distinguir una especie de hierba salvaje que crece en zonas húmedas de pastoreo. Por otro lado, los trabajos arqueológicos pueden aportar una visión de conjunto sobre la organización urbanística en alœAndalus. Sin embargo, faltan auténticos proyectos de investigación que integren las intervenciones llevadas a cabo en cada una de las ciudades de alœAndalus. En el caso de Sevilla, sólo en las ultimas décadas se han intensificado las excavaciones sobre restos medievales de época islámica32. 30 YAHYƒ B. SA‘‡D, Kit…b alœIr_…d li mas…lih alœanfus waœlœ aØs…d, (=alœIr_…d) ms. mis-

celáneo de la Biblioteca General de Rabat, n° K 396, p. 203. 31 ALœ‘UDR‡,Tars†‘ alœajb…r wa tanw†‘ alœ…th…r waœlœ bust…n f† gar…’ib alœbuld…n waœlœmas…lik

S.G.Colin, Rabat, 1931, p. 9 y 25; trad. P. CHALMETA: “El Kit…b f† …d…b alœhisba (Libro del buen gobierno de zoco) de alœSaqat†, AlœAndalus, XXXII (1967), 125œ162 y 359œ390, “El Kit…b f† …d…b alœhisba (Libro del buen gobierno de zoco) de alœSaqat† (continuación)”, AlœAndalus XXXIII, (1968), 143œ196 y 367œ 434; Hisba, p. 224; AlœDaj†ra, vol. IV/I, p. 147. 28 ‘Umdat alœtab†b f† ma‘rifat alœnab…t, (=Alœ‘Umda) edición M. ‘A. AlœJatt…b†, (2 vols.), Rabat, 1990. 29 A. TAHIRI, “El Esplendor de la Carmona Islámica, épocas del califato y taifas”, Archivo Hispalense, tomo LXXX, Sevilla (1997), pp.52œ53.

il… Øam†‘ alœmam…lik, edición ‘A. ‘A. AlœAhw…n†, Madrid 1965, p. 110; traducciones parciales de F. DE LA GRANJA:“La Marca superior en la obra de alœ‘Udr†”, Estudios de Edad Media en la Corona de Aragón, VIII (1967), pp. 447œ545; E. MOLINA LOPEZ: “La cora de Tudm†r según alœ‘Udr†”, Cuadernos de Historia del Islam, 4 (1972); M. SÁNCHEZ MARTÍNEZ:“La cora de Ilb†ra (Granada y Almería) en los siglos X y XI, según alœ‘Udr†”, Cuadernos de Historia del Islam, 7 (1975œ1976), pp. 5œ82; R.VALENCIA: “La cora de Sevilla en el Tars†‘ alœAjb…r de Ahmad b. ‘Umar alœ‘Udr†”, Andalucía Islámica.Textos y Estudios, IVœV, pp. 108œ143. 32 J. M. CAMPOS CARRASCO, “Arqueología medieval en la ciudad de Sevilla, planteamientos metodológicos y estado actual de las investigaciones”, (=Arqueología medieval) II Congreso de Arqueología Medieval Española, Madrid, 1987, II, pp. 511œ517.

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

27 Véanse: ALœSAQT‡, F† …d…b alœhisba, (=ƒd…b alœhisba) edición E. LeviœProvençal/


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Las consecuencias sufridas por el urbanismo andalusí tras la fitna (399œ422 H/1008œ1030 d.C.) que acarreó el desmembramiento del Califato omeya son de un importante alcance. Poblaciones enteras como Ar_id™na (Archidona), Antiq†ra (Antequera), Elvira33 y las dos ciudades palatinas de Mad†nat alœZahr…’ y alœZ…hira se arruinaron. El grado de retroceso, en lo que concierne la destrucción de zonas de la ciudad (alœØih…t; sing. Øiha)34, arrabales y barriadas (huwam; sing. hawma) en varias ciudades de alœAndalus35 fue bastante significativo. Anotamos que existe una cierta diferencia entre arrabal y alœhawma que se menciona generalmente como subdivisión del arrabal o como aglomeración extramuros36. Hawmat B†r alœWad…‘ (la barriada del pozo de la despedida) situada en las afueras de b…b Qarm™na (la puerta de Carmona) en la Sevilla ‘abb…d† ofrece un buen ejemplo al respecto37. La crisis alcanzó al medio rural con el despoblamiento de numerosas alquerías, almunias y cortijos. Una destrucción de las instalaciones hidráulicas y de la infraestructura agraria se dejó sentir a lo largo del Guadalquivir tras el desmembramiento del sistema califal. Entendemos que el siglo V de la hégira (XI d. C.) ha de considerarse el punto de inflexión en el urbanismo de alœAndalus y máximo apogeo del urbanismo regional en alœAndalus. Por poner sólo un ejemplo, se constata que Sevilla logró imponerse como primera gran ciudad de alœAndalus, tras la caída del

Califato omeya en Córdoba38. El famoso visir y poeta cordobés Ibn Zayd™n resaltó las nuevas cualidades de la Sevilla ‘abb…d†, reconocida por su “poderío, señorío, por ser acogedora y hospitalaria”39. Para ilustrar el traslado del eje urbanístico en alœAndalus de Córdoba hacia Sevilla los hombres de letras emplean otros calificativos. Ibn alœAbb…r40 la consideró como “madre de las ciudades”, y otros como “la novia de alœAndalus”41. El geógrafo sevillano alœZuhr†42 afirma que “se le atribuía el apodo de novia de las ciudades andalusíes por llevar alœ$araf (el Aljarafe) como corona nupcial y el Guadalquivir como collares en sus pechos”. No obstante, si realizamos una nueva lectura del proceso de urbanización taifa, observamos que se dan dos tendencias opuestas en el desarrollo urbano. La primera se produce tras la desintegración progresiva de las estructuras urbanísticas de herencia califal, especialmente a partir del año 460 de la hégira (1067 d.C.): infraestructura artesanoœcomercial y arrabales residenciales de la ‘…mma, relacionados con el intercambio y las actividades productivas. Ibn ‘Abd™n, entre otras fuentes más43, desvela varios aspectos relativos a este tema. No es de extrañar que las fetuas de la época traten un asunto jurídico relacionado con la venta de los escombros44. La segunda tendencia se advierte con el florecimiento de un espectacular urbanismo regional taifa. Las fuentes árabes nos proporcionan una rica información sobre los lujosos edificios palaciegos en

33 Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 570; “Farhat alœanfus”, p. 294; AlœIh…ta, vol. I, p. 93;

AlœTiby…n, pp. 20œ22.

38 Sobre la Historia de Sevilla hasta finales del siglo X, cf. R.Valencia, Sevilla musul-

34 AlœØiha fue la subdivisión urbanística y administrativa más grande que conocemos den-

tro de una ciudad islámica. La Córdoba califal contaba con cinco Øih…t que son: 1œ la Alcazaba amurallada, 2œ alœ$arqiya (la Ajerquia) 3œ alœGarbiya (la occidental) 4œalœRus…fa 5œ $aqunda. Para más detalles sobre este tema véase ‘ƒmmat Qurtuba, pp. 25œ26. 35 Muy significativa es la descripción realizada al respecto por IBN HAZM, alœRas…’il, (=alœRas…’il,) edición I. ‘Abb…s, Beirut, 1980, vol. I, p. 227). Véanse también AlœDaj†ra, vol. I/II, p. 66; Ëugr…fiyat alœAndalus, pp. 105œ106. 36 Málaga, pp. 136œ137. 37 AlœDayl, vol. I/II, p. 551.

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mana hasta la caída del califato. Contribución a su estudio, Madrid, 1988. 39 Dicha cita fue reproducida en: AlœDaj†ra, vol. I/I, p. 407. 40 AlœHulla, vol. II, p. 292. 41 AUTOR ANONIMO, Dikr bil…d alœAndalus, (=Dikr bil…d alœAndalus) ms. de la

Biblioteca General de Rabat, n° 85, p. 53; ed.Y trad. L. MOLINA: Una descripción anónima de alœAndalus, Madrid, 1983, 2 vols. 42 AlœËugr…fiya, p. 88. 43 AlœHisba, p. 216; AlœAhk…m, Q 838, p. 178. 44 Véanse a modo de ejemplo: AlœAhk…m, Q 838, pp. 144œ145; AlœFataw…, vol. I, p. 602.

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cada una de las capitales taifas45: alœËa‘fariya de Zaragoza, alœSum…dihiya de Almería, los Alcázares de Toledo y Granada, etc. En la Sevilla ‘abb…d†, contamos con los alcázares de alœMub…rak46, alœMukarram47, alœWah†d48, la D…r alœMuzayna49 y hisn alœZ…hir50. El emplazamiento de cada uno de estos destacados elementos sigue todavía suscitando polémica entre los historiadores51, ante la complicación de que la arqueología aporte datos sobre su ubicación. Por lo que se refiere a Qasr alœMub…rak, sabemos que fue ampliado sucesivamente. Al principio, se le añadió una cúpula conocida como alœThurayy…52 (“lampara de salón”), después otra qubba, la Sa‘d alœsu‘™d53 (“Estrella de la felicidad”). Finalmente, concluyeron las labores con la edificación del magnífico alœMaØlis alœZ…h†54 (“Salón hermoso”) por detrás de Sa‘d alœSu‘™d. AlœMu‘tamid, último rey ‘abb…d†, decidió trasladar su residencia principal a Qasr alœMukarram. Asimismo, distintas casasœpalacios se construyeron dentro de la mad†na por la jassa (nobleza). Esta elite aristocrática manifestaba una sensibilidad artística y poética hacia una arquitectura de lujo combi-

nada con la decoración paisajística55. Sus viviendas y almunias poseían patios ambientados por la música natural del agua armonizada con arboles y flores aromáticas, según nos informan las fuentes históricas y literarias de la época56. Otras residencias aristocráticas contaban con muchas dependencias reservadas para el almacenamiento de víveres y para el ganado, las monturas, la servidumbre, etc. Nos referimos a las viviendas conocidas por la ‘…mma57 de Sevilla durante la época ‘abb…d† bajo el término de alœahy…r (sing. hayr). La presencia de estos elementos urbanísticos confundió a los autores de algunos sondeos arqueológicos. Se excluyeron zonas enteras de la mad†na ‘abb…d† al considerarlas erróneamente extensiones rurales reservadas para el uso agrícola58. Los datos59 sobre los lugares de recreo y ocio situados a lo largo de las dos riberas del Guadalquivir son prolijos. Por ejemplo, BurØ alœFidda (“Torre de la plata”) sigue llevando hasta la actualidad su antigua denominación ‘abb…d†. A nuestro juicio, los jardines de Qal‘at Ë…bir y Muntazah alœ‘ar™s (“Parque de la Novia”) se ubicaban durante la época taifa en la misma zona actual del parque de María Luisa. Recordemos que las dos orillas del Guadalquivir estaban durante a época ‘abb…d† iluminadas con antorchas de aceite a lo

45 Sobre nuevos aspectos arquitectónicos de la época taifa, véase: R. MANZANO,

“Casas y palacios en la Sevilla almohade, sus antecedentes hispánicos”, (=”Casas”) Casas y palacios de alœAndalus, El Legado Andalusí, Granada, 1995, pp. 330œ338. 46 AlœDaj†ra, vol. II/II, p. 759. 47 AlœDaj†ra, vol. III/II, p. 759. 48 AlœBay…n, qism alœmuwahhid†n, (=AlœBay…n V) edición M. AlœKatt…n† / M. Ben T…w†t/ M. Zniber/ ‘A. Q. Zamm…ma, Casablanca 1985, 36. 49 IBN JƒQƒN, Kit…b Qal…’id alœ‘iqy…n, (=AlœQal…’id 1284) edición El Cairo, 1284 h. 50 AlœDayl, vol. IV, p. 132œ133; AlœNafh, vol. IV, 276. 51 M. A. SƒLIM, “Tahq†q asm…’ qus™r Ban† ‘Abb…d bi I_b†liya alœw…rida f† _i‘r Ibn Zayd™n”, (=”Qus™r Ban† ‘Abb…d”) Awr…q, II, Madrid, (1979). R.VALENCIA, El espacio urbano de la Sevilla árabe”(=”El Espacio urbano”) en Premios de Investigación de la ciudad de Sevilla, 5, 1986, p. 277 aporta algunas críticas a las conclusiones de M. A. S…lim. Para nuevos detalles sobre los palacios de Sevilla, cf. R. MANZANO, “Los palacios”, (=”Los palacios”) Sevilla Almohade, SevillaœRabat, 1999, pp. 63œ76. 52 AlœQal…’id 1284, p. 24; AlœDaj†ra, vol. II/I, p. 76. 53 AlœHulla, vol. II, p. 69. 54 AlœNafh, vol. III, p. 612.

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55 Las excavaciones realizadas en la antigua Casa de Contratación de Sevilla pusieron

de relieve huellas decorativas de época taifa, M. VIGIL ESCALERA, Intervención arqueológica: El jardín musulmán de la antigua Casa de contratación de Sevilla, (=El jardín musulmán), Sevilla, 1992, pp. 21œ22. 56 AlœBugya, p. 521; AlœNafh, vol. III, p. 214; IBN JƒQƒN, Matmah alœanfus wa masrah alœta’nus f† mulah ahl alœAndalus, (=AlœMatmah) edición M. $w…bka, Beirut, 1983, p. 217. 57 ALœZUBAYD‡, Kit…b Lahn alœ‘…mma, (=Lahn alœ‘…mma) edición ‘A. ‘A. Matar, El Cairo, 1981, p. 210. 58 M.VERA REINA, “Urbanismo medieval en la ciudad de Sevilla: el barrio de San Vicente”, II Congreso de Arqueología Medieval Española, (=”El barrio de San Vicente”) Madrid, (1987), III, pp. 203œ211; M. A. TABALES RODRIGUEZ, “El edificio musulmán bajo el monasterio de San Clemente”, (=”San Clemente “) en: Sevilla Almohade, SevillaœRabat, 1999, pp. 151œ153. 59 Véanse: AlœNafh, vol. II, p. 307 y vol. III, p. 389; ALœTI˃N‡, “Tuhfat alœ‘ar™s”, (=”Tuhfat alœ‘ar™s”) en: Historia abbadidarum scriptorum arabum loci de abbadidis, ed. R. Dozy, vol. II, París 1852, p. 151; Hul… alœMagreb, vol. I, p. 291.

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largo del antiguo cauce del río, desde BurØ alœDahab (“Torre del Oro”) hasta la alquería de $antab™s (Santiponce)60. Según una referencia de alœHumayd†61, la ‘…mma rural y urbana embellecía, siempre que podía, sus humildes viviendas. Las alquerías del Aljarafe parecían “estrellas brillantes en el cielo de los olivares”62. Las alquerías de alœAndalus fueron únicas por ser de una máxima belleza y encanto, gracias a la preocupación de los habitantes en encalar sus fachadas y cuidar sus viviendas63. La mayor parte de los estudios dedicados al período taifa insisten en señalar el desarrollo conseguido en el urbanismo regional, sin prestar la debida atención a la pérdida progresiva de la infraestructura artesanoœcomercial. Es preciso señalar que una buena parte de las estructuras anteriores al siglo V de la hégira (s. XI d.C.), se vieron prácticamente destruidas por las dos riadas sufridas por Sevilla durante los años 564 y 597 de la hégira (1168 y 1200 d.C.)64. La importante reestructuración y rehabilitación realizadas por los almohades en la zona más poblada y activa de la ciudad65 ocasionó la remodelación completa de la Sevilla califal y taifa. Un considerable número de edificios sevillanos de época emiral, califal y taifa presentaban en época almohade un estado ruinoso66.

Evidentemente, queda fuera de los límites de este trabajo llevar a cabo una reconstrucción integral de los elementos urbanísticos de la Sevilla ‘abb…d†. Queremos constatar, sin embargo, la ausencia de nuevas aportaciones sobre las defensas urbanas y sus accesos, a pesar de distintas publicaciones que poco aportan a la cuestión67, trabajos que se limitan a reproducir los resultados de investigaciones anteriores, sin tener en cuenta los nuevos datos textuales que han venido durante las ultimas décadas enriqueciendo nuestros conocimientos, sin tan siquiera aprovechar los resultados comprobados al respecto68. Más significativa es la aportación de unos cuantos sondeos arqueológicos realizados sobre el trazado de la muralla69. El presunto origen romano y almohade de la ceca de Sevilla, conservada parcialmente hasta finales del siglo XIX, ha sido rechazado desde hace tiempo. Tampoco parece convincente la hipótesis recién defendida de un posible origen almorávide. La intervención arquitectónica almorávide se limitó a restaurar los lienzos derruidos. Más importantes fueron las obras de restauración realizadas por los almohades sobre el mismo trazado preexistente, excepto la parte palatina de la muralla situada junto a la alcazaba y el alcázar, donde se notan algunos cambios de diseño.Todo ello incita a suponer que la mayor parte de este último recinto de la Sevilla islámica corresponde al mismo trazado realizado por los ‘abb…díes, a partir del año 460 de la

60 AlœNafh, vol. I, p. 208; AlœËugr…fiya, p. 88. 61 AlœËadwwa 1966, p. 212. 62 AlœNafh, vol. III, p. 213.

67 Nos referimos a los trabajos de M. VALOR PIECHOTTA referentes a la arqui-

63 AlœNafh, vol. I, p. 205.

sido objeto de muchos trabajos históricos, arqueológicos y arquitectónicos que sería muy largo enumerar. Sin embargo, poco es lo que sabemos sobre la Sevilla ‘abb…d†, por ello hemos desarrollado desde mediados de los años ochenta hasta 1994 un voluminoso trabajo sobre el tema. Esperemos que se le preste algún interés para traducirlo al castellano y poner su contenido al alcance del público español. 66 Véanse los ejemplos citados en : AlœHisba, p. 216; AlœMann, p. 397; AlœBay…n V, p. 215; AlœAn†s, p. 211.

tectura militar. Más relevantes fueron los trabajos anteriores, Véase: “El espacio urbano”, pp. 257œ258; M. ‘A. SALIM, “Adw…’ ‘al… mu_kil…t bin…’ asw…r I_b†liya”, (=“Asw…r I_b†liya”) R.I.E.E.I, Madrid (1974œ1975), vol. XVIII, pp. 131œ153. 68 Véase: M.VALOR PIECHOTTA y J. RAMIREZ DEL RIO,“Sobre la cronología de las murallas”, (=Cronología de las murallas) Sevilla Almohade, SevillaœRabat 1999, pp. 25œ40. 69 Me refiero a los trabajos de J. GARCIAœTAPIAL Y LEON y J. M. CABEZA MENDEZ, Recuperación de la cerca islámica, (=“La cerca islámica”) Sevilla Almohade, SevillaœRabat, 1999, pp. 41œ54. J. M. VARGAS JEMENEZ y F. O. RAMÍREZ REINA, “Las murallas: intervenciones arqueológicas municipales”, (=“Las murallas”) Sevilla Almohade, SevillaœRabat, pp. 55œ59.

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64 AlœMann, pp. 165œ166. Ibn ‘Id…r† (AlœBay…n V p. 140) fecha este acontecimiento en

el año 574 de la hégira (1178 d.C.). 65 AlœMann, pp. 382œ396; AlœBay…n V, p.39. La reestructuración almohade de Sevilla ha


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hégira (1067 d.C.), cuando su reino se vio amenazado por castellanos primero, y almorávides después. Según las crónicas árabes70, la antigua cerca romana se encontraba en buen estado de conservación. AlœBakr† y AlœHimyar†71 han dejado constancia de esta muralla romana y de las dos fortalezas conocidas bajo el nombre de alœAjawayn (“Los dos Hermanos”). Como es el caso en otras ciudades de alœAndalus, esta cerca romana encuadraba la alcazaba central, mencionada así en varias fuentes72. Parece ser que las primeras intervenciones que afectaron al trazado de esta muralla se realizaron a finales de la época emiral, bajo el mandato del gobernador de la Sevilla Umayya b.‘Abd alœG…fir73. Otras obras de restauración de la cerca romana se realizaron anteriormente por ‘Abd alœRahm…n alœAwsat, tras la devastación de la ciudad por los vikingos en el año 230 de la hégira (844 d.C.)74 Las fuentes árabes confirman que fue el emir omeya ‘Abd alœRahm…n alœAwsat quien dotó a Sevilla de una muralla construida en sillería. No parece aceptable la idea de que este recinto medieval fuese una simple reconstrucción adaptada al mismo trazado de la época romana. Disponemos de muchos indicios que demuestran que esta segunda cerca abarcaba un recinto mayor que el de la muralla anterior. Abundan los datos históricos75 que subrayan la diferencia entre la alcazaba como parte de la ciudad y la ciudad de Sevilla como aglomeración urbana de carácter más amplio. Disponemos de datos concretos sobre la ampliación de la ciudad de Sevilla y la aparición de nuevos arrabales76. Esta expansión llevó a

las autoridades a construir una segunda cerca capaz de abarcar toda la ciudad e impedir un nuevo asalto contra ella77. Según una nota de alœ‘Udr†78, los maw…l† (indígenas islamizados) efectuaron otras obras de reestructuración parcial en la cerca de Sevilla, tras su revuelta contra los linajes árabes, hacia finales de la época emiral. Con la instauración de los mecanismos de un nuevo sistema socioeconómico, que hemos definido en trabajos anteriores como de inversión contractual, y la reforma de la estructura administrativa y militar, el Califato omeya asentó los pilares de un desarrollo urbanístico sin antecedente en alœAndalus. La decisión del poder centralizado en Córdoba de arrasar hasta el suelo las murallas de Sevilla y aniquilar todas sus fortificaciones, para proceder a reforzar tan sólo la defensa de D…r alœIm…ra refleja una concepción totalmente urbanística. Recordemos que la misma Córdoba califal tampoco estaba amurallada. Gran parte de sus arrabales, almunias y otros tipos de residencias permanecieron sin defensa estática durante el periodo califal. Las fuentes mencionan la alcazaba central como única zona que conservó sus antiguas fortificaciones. Otros asentamientos de menor importancia también permanecieron sin murallas durante todo este período, como fue el caso de la pequeña ciudad de Baza79. A finales de la época taifa y precisamente hacia el año 460 de la hégira (1067 d.C.), una nueva fase de degradación en el tejido urbano se dejó sentir en alœAndalus. La fortificación de las ciudades y del poblamiento rural fue un hecho nítido, como se percibe en la Sevilla ‘abb…d†80.

70 AlœBay…n, vol. II, p. 14; AlœNafh, vol. I, p. 169. 71 Ëugr…fiyat alœandalus, p. 108; AlœRawd, p. 58.

77 Sobre la función de esta muralla, véanse AlœBay…n V, p. 124; Iftit…h alœAndalus, p. 83.

72 Iftit…h alœAndalus, p. 88; AlœNafh, vol. I, p. 169.

78 Tars†‘ alœajb…r, p. 102.

73 AlœMuqtabas 1937, p. 77.

79 AUTOR ANONIMO, AlœHulal alœm™_iya f† alœajb…r alœmurr…ku_iya, (=AlœHulal

alœm™_iya) edición S. Zakk…r/ ‘A. Q. Zamm…ma, Casablanca, 1979, p.

74 AlœNafh, vol. I, p. 346. 75 AlœMuqtabas 1937, p. 77; Iftit…h alœAndalus, p. 80; AlœBay…n V, p. 39; AlœMann, p.382;

Tars†‘ alœajb…r, p. 102. 76 AlœMuqtabas 1937, p. 75; AlœMuqtabas V, p. 82.

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80 ‘ƒmmat I_b†liya, pp. 38œ44;A.TAHIRI, Agricultura y poblamiento rural en el reino ‘abb…d†

de Sevilla, (=Agricultura y poblamiento rural), Área de Cultura y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla, Sevilla, 2001.

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Frente a las amenazas castellana y almorávide, alœMu‘tamid se vio en la obligación de fortificar su capital, encerrándola dentro de una nueva muralla. Fue construida según el relato de alœBakr†81 en barro (tur…b), es decir, tapial. Se trata precisamente de la ceca denominada por las fuentes históricas de la época como S™r alœmad†na (muralla de la ciudad)82. Ibn ‘Id…r†83, más preciso, la denomina S™r Ibn ‘Abb…d (muralla de Ibn‘Abb…d). Por tanto, se trata de la “muralla de Sevilla”84 que conservó el mismo trazado durante la época almorávide. La intervención almorávide consistía justamente en reforzar la parte defectuosa de la muralla ‘abb…d†, empleando material de construcción distinto al original. Se trata en este caso de “piedras y ladrillo”, según las indicaciones de alœMaqqar†85. A través de los relatos históricos que narran los acontecimientos relacionados con la resistencia ‘abb…d† al asalto almorávide contra la ciudad de Sevilla, puede percibirse que la franja sudoeste de las murallas daba directamente al río, y sobre todo se caracterizaba “por sus almenas”86. Contrariamente a las suposiciones expresadas al respecto87, este recinto ‘abb…d†, aunque no abarcaba toda la ciudad, fue mucho mayor que el preexistente. El esfuerzo desempeñado por el último rey de Sevilla en la fortificación de Sevilla fue señalado por un autor anónimo88, cuando se refirió al “empuje dado a las obras de construcción de las murallas”. Por otro lado, los ‘abb…díes no ahorraron ningún esfuerzo para la edificación y ampliación de los recintos urbanos en otras localidades de menor importancia89. Por ello, se deduce que el

levantamiento del recinto urbano de la Sevilla ‘abb…d† se realizó progresivamente durante casi dos décadas. Salvo la reestructuración realizada por los almohades en la zona de las alcazabas y de los actuales reales alcázares, el trazado de la muralla ‘abb…d† es, a nuestro juicio, idéntico al que se conserva en los mapas históricos y arqueológicos de la Sevilla moderna90. Estamos cada vez más convencidos de que ni la arqueología, ni la historiografía han podido hasta nuestros días realizar una reconstrucción adecuada de lo que fue la ciudad de Sevilla durante su máximo esplendor. Por el momento, nos limitaremos a señalar mediante un ejemplo muy llamativo el grado preocupante de confusión que persiste en el ámbito académico en lo que se refiere a la Sevilla islámica. Desde que L.Torres Balbás argumentara sobre el origen almohade de la Torre del Oro, no se le ha prestado atención a los nuevos datos textuales susceptibles de rectificar ese posible error. Basándose en un relato de Ibn Ab† Zar‘91, autor de una crónica general tardía que narra la historia de la ciudad de Fez y de las respectivas dinastías que gobernaron elœMagrib alœAqs…, desde la conquista islámica hasta finales del siglo VIII de la hégira (XIV d.C.), L. Torres Balbás fija la cronología de la torre en 1221. Por lo tanto, no se trata de una fuente original, ni de una obra que se dedique exclusivamente a la historia de alœAndalus. Añádase a ello que la idea no fue fruto de la investigación textual llevada a cabo por el eminente arquitecto, pues con anterioridad J. Gestoso y Pérez92 había fijado la fecha de la construcción de la misma Torre en el año 1120. Resulta obvio que los citados autores no disponían de las fuentes suficientes, actualmente accesibles. Sin embargo, entre historiadores y arqueólogos actuales interesados en la historia de Sevilla se constata la

81 Ëugr…fiyat alœAndalus, p. 114. 82 AlœDaj†ra, vol. III/I, p. 164. 83 AlœBay…n V, p. 39. 84 AlœNafh, vol. II, 27. 85 AlœNafh, vol. II, p. 28.

90 P. DE OLAVIDE, Plano topográfico de la ciudad de Sevilla, editor, José Rodríguez

Castellejo, 1771.

86 AlœDaj†ra, vol. II/I, p. 56. 87 “El espacio urbano”, p. 274.

91 AlœAn†s.

88 AlœHulal alœm™_iya, p. 72.

92 J. GESTOSO Y PEREZ, Guía artística de Sevilla, (=Guía artística de Sevilla) sexta edi-

ción, Sevilla, 1913.

89 AlœFat…w…, vol. I, p. 306.

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persistencia de la errónea data. Por ejemplo, se ha dicho que la Torre del Oro es un “edificio perfectamente datado”93 en la época almohade. Una referencia del granadino Ibn ‘ƒsim confirma con bastante claridad la existencia de esta torre en Sevilla durante la época ‘abb…d†. Este autor menciona textualmente BurØ alœDahab (la Torre del Oro)94 en un contexto relacionado con la reina I‘tm…d alœRumayqiya, la favorita de alœMu‘tamid. Este personaje se asomó desde lo alto de la Torre del Oro para bromear en versos poéticos con un alfaquí que estaba en una posición íntima haciendo la ablución al borde del Guadalquivir. La estructura de la planta de la Torre del Oro, inspirada más bien en la arquitectura de los primeros siglos del Islam, debería suscitar dudas en cuanto a su presunto origen almohade. Asimismo,la sillería que todavía prevalece en su cimentación,la ornamentación exterior y las sucesivas restauraciones sufridas por esta Torre nos obligan a plantear la posibilidad de que se trate de un edificio más antiguo. La rectificación podría afectar a otros elementos urbanísticos de la Sevilla islámica. Sorprende igualmente las lecturas erróneas que han venido desorientando los trabajos arqueológicos efectuados en el casco histórico. Por ejemplo, recordemos que Hawmat alœËabb…na min d…jil I_b†liya, o sea, el barrio del cementerio dentro del recinto amurallado de Sevilla95, lindante con el palacio ‘abb…d† de alœMuqarram, fue traducido erróneamente como “Barrio de los queseros”96. Recordamos que alœËabb…na figura en los léxicos lingüísticos como nomenclatura original para designar los cementerios. Aparte, se utilizaba frecuentemente por las fuentes andalusíes para enumerar los cementerios urbanos y periurbanos en Sevilla y en otras ciudades de alœAndalus.

Espacio periurbano y la Mad†na El caso de la Sevilla andalusí “Hawmat B†r alœWad…’ (Barriada del aljibe de la despedida), se ubica en las afueras de Sevilla”. (Ibn ‘Abd alœMalik alœMurr…ku_†, AlœDayl, vol. I/ II, p. 551)

Aunque existe bibliografía sobre el tema1, es muy poco lo que sabemos sobre la periferia inmediata a las ciudades de alœAndalus. La relación ciudadœcampo, el intercambio entre las dos entidades o la influencia del urbanismo medieval sobre su contorno rural se han planteado como temas de reflexión general. Sin embargo, prevalecen los aspectos teóricos y a veces polémicos, sin que se traten ejemplos concretos de manera sistemática. Uno de los pocos casos tratados es el área periurbana de Sevilla2. ¿Cuáles son los límites máximos de la franja periurbana circundante de la ciudad islámica medieval? Sabemos de la existencia de un procedemiento especial para la delimitación territorial, mediante una medida sonora, basada en la “vociferación”. Este sistema fue incorporado a la normativa arquitectónica ligado a la expansión urbanística extramuros3. La tradición consiste en colocar a una persona gritando en la extremidad de la superficie construida del casco urbano; la línea de demarcación se ubica a partir de este punto de referencia, en el mismo lugar donde, al prestar atentamente el oído, se pierde el

93 M.VALOR PIECHOTTA, La Arquitectura militar y palatina en al Sevilla musulmana,

Sevilla, (=Arquitectura militar) 1991, p.252; la misma idea se reproduce en: “Las defensas urbanas y palatinas”, (=defensas urbanas) El último siglo de la Sevilla islámica, Universidad de Sevilla, 1995 p. 54. 94 Had…’iq alœaz…hir, (=Had…’iq alœaz…hir) edición ‘Abd Rahm…n ‘Af†f, Beirut, 1987, p. 61. 95 AlœBay…n V, p. 36. 96 R.VALENCIA,“Arquitectura de la Sevilla almohade”, Arquitectura en alœAndalus, El Legado Andalusí, Granada, 1996, p. 73.

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1 Cf. Málaga, pp. 443œ456. 2 Es un tema que hemos iniciado en el año 1984 con el estudio de los distintos ele-

mentos que conforman el area periurbana de la Sevilla ‘abb…d†. cf. ‘ƒmmat I_b†liya, pp. 41 y 65œ66. Otro trabajo fue últimamente publicado por la Universidad de Sevilla M. VALOR / C. ROMERO, Sevilla Extramuros, (=Sevilla Extramuros) Universidad de Sevilla 1998. 3 ALœDƒWD‡, Kit…b alœAmw…l, (=AlœAmw…l) edición, R. $…hhada, Rabat 1988, p. 53.

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eco. Estamos ante un estatuto territorial apropiado a cada caso. No se trata de espacios puramente rurales, dedicados exclusivamente al uso agrícola. Tampoco se trata del perímetro intramuros del casco urbano. Este área periurbana se identifica generalmente como espacio multifuncional, cuyos derechos de explotación y utilidad se otorgan plenamente a la misma entidad urbana. Según una fuente de la época almohade, la administración política, económica y territorial del área periurbana de Sevilla fue adjudicada, desde épocas anteriores al siglo XII, a un alto cargo relacionado directamente con la corte ‘abb…d†. Desde aquel entonces, la expresión I_b†liya j…riØ alœasw…r, o sea, “Sevilla extramuros”, figura en la documentación4 como concepto territorial. Expresiones como fawq I_b†liya (“en lo alto de Sevilla”), asfal alœmad†na (parte baja de la ciudad), qurb o ‘al… maqruba min I_b†liya (en las cercanías de Sevilla), figuran con frecuencia en los textos relacionados con el área periurbana de Sevilla durante la época. Sin embargo, el sentido de la palabra z…hir I_b†liya5 es prácticamente idéntico al de “Sevilla extramuros”, tal y como se emplea por la historiografía actual. Otro término semejante se menciona también en contextos relacionados con la localización de elementos de todo tipo: arroyos, peñas, aldeas, fortalezas, etc. Se trata del concepto hayz o hawz I_b†liya (“el alfoz de Sevilla”) que abarca generalmente toda la zona circundante, con un grado de mayor amplitud. Por último, citamos otros dos sinónimos que no son de menor importancia para la ubicación espacial de las entidades urbanísticas mencionadas por las fuentes textuales de la época. Se trata de ‘amal I_b†liya y de nazar I_b†liya, es decir, “circunscripción” o “dependencias de Sevilla”. Estamos, en este caso, ante un concepto de orden administrativo. Sin embargo, llamamos la atención sobre la estratificación territorial del término ‘amal o/y nazar de Sevilla en tres niveles muy diferentes:

1œ Con la expresión ‘amal I_b†liya, se refiere en un sentido amplio a todo alœAndalus, dependiente de Sevilla como capital de alœAndalus, durante la época almohade. 2œ La misma expresión se emplea en segundo plano para delimitar una entidad provincial, es decir, la cora de Sevilla. 3œ El término remite a Sevilla como punto de atracción para su periferia inmediata, es decir para su iql†m, conocido como iql†m alœmad†na (“el distrito de la ciudad”). Este último figura, entre otros trece aq…l†m más, como circunscripción básica en la estructura administrativa de la cora de Sevilla. Hay que tener en cuenta estos tres niveles en cualquier análisis de los datos toponímicos mencionados por las fuentes árabes; de hecho,‘amal I_b†liya puede aludir, según los contextos, a los tres estratos arriba indicados: alœAndalus, la cora de Sevilla y el distrito de la ciudad. Tal vez sea posible proceder a una reconstrucción topográfica de esta franja periurbana de la Sevilla islámica a partir de algunos topónimos que se conservan en las fuentes árabes. En lo que se refiere a la red hidrográfica, se mencionan los nombres originales de una multitud de ríos y arroyos circundantes. Nos limitaremos en este trabajo a enumerar algunos de ellos, como es el caso de los dos arroyos w…d† alœDard…r, w…d† Rabada6, w…d† ‘Anbar7y w…d† Sind†8.Actualmente sólo se puede identificar w…d† Ayra (Guadaira) que ha conservado hasta hoy su antiguo nombre. Por otra parte, señalamos que todavía persisten dudas en lo que se refiere a la ubicación del río w…d† alœTalh en el flanco oriental de Sevilla.Tal hipótesis la formula J. Bosch Vilá9 de acuerdo con una lectura imprecisa de dos citas suministradas al respecto por alœMaqqar†. En los dos casos no se trata de _arq I_b†liya (el flanco oriental de

6 Alœ‘Umda, vol. II, pp. 646 y 839. 4 IBN J‡RA ALœMAWƒ‘‡N‡, Rayh…n alœalb…b wa ray‘…n alœ_ab…b, (=Rayh…n alœalb…b)

7 AlœMuqtabas 1937, p. 114.

ms. de la Biblioteca alœHasaniya del Palacio Real, Rabat, n°. 2647, p. 388. 5 AlœNafh, vol. III, p. 607.

8 Alœ‘Umda,vol. II, p. 713.

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9 Historia de Sevilla, (=Historia de Sevilla) La Sevilla Islámica, Sevilla, 1984, p. 331.

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Sevilla), sino de $araf I_b†liya, es decir del Aljarafe. Según todos los indicios, w…d† alœTalh se identifica precisamente con el actual Guadiamar situado en las cercanías de hisn alœQasr (Aznalcázar)10. El panorama hidrográfico del cauce inferior del Guadalquivir estaba marcado, como se sabe, por las muchas islas e islotes fluviales. Qabt†l, Qabt™r, Ëaz†rat alœSib…‘ (“isla de los leones”) y Ëaz†rat alœMundir (“isla de alœMundir”)11 conocida por el nombre de la “Islilla”, se encontraban al sur en las marismas fuera del área periurbana. Una de las islas más importantes, situada al nordeste de Sevilla, se llamaba Ëaz†rat $antab™s12. El antiguo cauce del río pasaba junto al pueblo de $antab™s (Santiponce) por el mismo trazado que todavía conserva el nombre de “madre vieja” del río Guadalquivir. No faltan datos sobre las muchas inundaciones sufridas, a lo largo de los siglos, por toda la campiña que se extiende alrededor de la antigua aldea árabe de alœG…ba (Algaba, o sea “el bosque”), hacia $antab™s. Ello explica las transformaciones sufridas, posteriormente, por los cauces del río en esta zona. Las lagunas, fuentes y estanques formaban otro elemento en la topografía local. El más próximo a la ciudad se llamaba alœFunt, situado sólo a una milla de la muralla. AlœBirka alœ‘Az†ma13 (“el gran estanque”) se ubicaba tambien en las cercanías, hacia el sureste de la ciudad. Pocos son los espacios llamativos por su carácter orográfico. En las proximidades de la ciudad, cerca de la ruta de Carmona, se encontraban unos montes de altura muy reducida denominados Ëib…l alœQibla14 (“montes del la alquibla”). Se conocían también por el nombre de Ëib…l alœRahma15, es decir, “montes de la misericordia”. Otra peña llamada Kudyat alœJayl16 (“la colina de los caballos”), se hallaba igualmente hacia la Qibla, frente a b…b Qarm™na.

Por otra parte, advertimos de la preponderancia de los huertos en este sector oriental de la ciudad.Aparte del lugar llamado por el nombre de Ma_d™m17, había una multitud de huertos alrededor del oratorio de Sevilla al aire libre o musall…. Se conocían entre los sevillanos por el nombre de Ëin…n alœMusall…, es decir,“los huertos del oratorio”. La célebre Ëannat alœSult…n (“la Huerta del rey”)18 o también llamada Bust…n H…dirat I_b†liya (“huerto de la ciudad de Sevilla”), representa uno de los ejemplos más relevantes al respecto. Contrariamente a lo indicado por algunos estudiosos del tema, la “Huerta del Rey” se conocía por este nombre durante la época ‘abb…d†. El mismo espacio fue durante el Califato omeya propiedad privada del famoso visir Ibn Maslama alœQurtub†. Por esta misma razón, se llamaba en aquel entonces Ëin…n Ibn Maslama (los huertos de Ibn Maslama). Heredada por sus descendientes, quedó incorporada parcialmente a los bienes del Estado ‘abb…d† hacia finales del siglo XI. Recordemos que se trata del mismo lugar conocido antiguamente por el bocado de Faraón. Esta misma huerta fue unida posteriormente a la propiedad estatal almorávide bajo la nueva denominación de Magras alœSult…n, o sea “la huerta del Sultan”, según la terminologia utilizada por los nuevos señores magrebíes. Nos referimos precisamente al mismo solar donde los almohades construyeron el famoso alcázar de alœBah†ra (plur. alœBah…yir), es decir, el palacio de “la huerta”, conforme al léxico agrícola en uso por los almohades en elœMagrib. Es de advertir que no se trata de una presunta Buhayra (“lago”), según errónea interpretación que lleva por extensión a considerar que se trata de alcázares almohades con albercas, como es el caso de otras instalaciones almohades en elœMagrib y alœAndalus que llevan el mismo nombre de alœBah†ra19. Mencionamos a la otra huerta que se llama tambien

10 Hul… alœMagreb. 11 AlœMuqtabas 1937, p. 72. 12 AlœNafh, vol. IV, p. 195.

16 AlœDayl, vol. I/ II, p. 514.

13 Alœ‘Umda, vol. I, p. 241.

17 Tars†‘ alœajb…r, p. 99.

14 Iftit…h alœAndalus, p. 79.

18 Alœ‘Umda, vol. II, p. 813.

15 Sobre este topónimo en la ciudad de Málaga, cf. Málaga, pp. 188, 329 y 418.

19 M. T. MORENO MENAYO, “Los jardines y alcazáres musulmanes de la

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Bah†rat b…b Ëahwar situada en las afueras de la muralla cerca del cementerio que lleva el mismo nombre de Maqbarat b…b Ëahwar. De esta manera, el término alœBah†ra tal como se usaba en Marrakech ha venido sustituyendo a la palabra Ëanna (pl. Ëin…n) empleada en alœAndalus. El cambio es terminológico más bien que topográfico o conceptual. No obstante, es de advertir que son frecuentes las erratas de lectura, de traducción o de omisión de las vocales, susceptibles en algunos casos concretos de desorientar por completo el enfoque de la investigación arqueologica y la restitución histórica. Tanto en estos huertos como en la mayoría de los espacios aldeanos de la ciudad, el cultivo de la tierra representaba la actividad más relevante de la población.Toda la superficie de los montes de la Misericordia, por ejemplo, estaba plantada de viñas e higueras en época almohade. Tampoco nos faltan datos acerca de algunos espacios que permanecieron sin labrar. Los bosquecillos de Fahs alœFath (“la campiña de la conquista”) ofrecen un ejemplo relevante al respecto. Recordemos que una de las puertas de Sevilla que, al parecer, daba a esta campiña se llamaba B…b alœFath20. Más importante es la zona de Kunti_ alœ$a’r…’21 (“el bosquecillo de Quintos”), al sureste de Sevilla, donde prevalecían ciertas especies arbóreas de jaras pertenecientes a un antiguo bosque entonces en vía de desaparición. Las construcciones palatinas de la época almohade han marcado profundamente el panorama arquitectónico de Sevilla Extramuros. Contrariamente a lo avanzado por algunos estudiosos

del tema, el palacio de la Bah†ra fue levantado en el mismo asentamiento de la antigua huerta del Rey, conocida por este nombre desde la época ‘abb…d†. Al otro lado del río, los almohades edificaron, en el actual emplazamiento de Aznalfarache, su segunda residencia extramuros llamada Hisn alœFaraØ22. No se trata del antiguo palacio ‘abb…d† creado por alœMu‘tadid y restaurado por alœMu‘tamid durante el año 472 de la hégira (1079 J.C.). Creemos que el antiguo palacio ‘abb…d† se llamaba Hisn alœFuraØ23, con vocal /u/, es decir, el castillo de las praderas. Su posible emplazamiento habría que localizarlo en la zona a la que daba una puerta de Sevilla del mismo nombre, B…b al FuraØ24 o sea, la puerta que daba hacia las praderas. Otro palacioœfortaleza de la época ‘abb…d† denominado Hisn alœZ…hir se ubicaba frente al alcázar de Sevilla, junto a la ruta fluvial hacia Jerez. No se descarta la idea de que este edificio palatino fuera aprovechado por las obras de reconstrucción arquitectónica realizadas por los almohades. De hecho este topónimo es mencionado por Ibn Abd alœMalik alœMarraku_†, entre otras fuentes de épocas posteriores. Almunias, praderas, paseos y jardines formaban parte del panorama periurbano de Sevilla. Las maravillosas almunias de $antab™s al norte, entre otros tipos de residencias aristocráticas como la de alœAhy…r25, se esparcían por este ambiente periurbano. Más lujoso es el espléndido lugar, mencionado anteriormente, de alœFunt situado a una milla de la capital. Los jardines de Qal‘at Ë…bir, en la zona circundante, se reservaban exclusivamente para la alta nobleza de la ciudad. En cuanto a la explanada de BurØ alœFidda26 (“la Torre de plata”),

Buhayra”, (=Alcazáres de la Buhayra) Arqueología Medieval Española,Vol. III, Madrid, 1987, pp. 43œ51; J. COLLANTES DE TERAN y J. ZOZAYA, Excavaciones en el palacio almohade de la Buhayra, (=Palacio almohade de la Buhayra) Arqueología Medieval, 1972, pp. 189œ96; F. DE AMORES CARREDANO y M. VERA REINA, “AlœBuhayra/Huerta del Rey”, Sevilla Almohade, SevillaœRabat, 1999, pp. 185œ189. 20 IBN AB‡ USAYBI‘A, ‘Uy™n alœanb…’ f† tabaq…t alœatib…’, (=‘Uy™n alœanb…’) edición N. Rid…, Beirut 1965, pp. 18 y 521. 21 Alœ‘Umda. 22 AlœMu‘Øib.

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23 AlœBay…n. 24 AlœQal…’id 1284, p. 21. 25 AlœBugya, p. 521. 26 Este topónimo fue erróneamente transcrito por el editor como MarØ alœFidda

(Pradera de la plata) (Tuhfat alœ‘ar™s, vol. II, p. 151). En un trabajo que estamos proyectando sobre Arquitectura, Urbanismo y tecnicas de Construccion en la Sevilla ‘abb…d†, volveremos a tratar con más detalle este importante elemento urbanístico.

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situada junto al Alcázar sobre la orilla izquierda del Guadalquivir, fue un lugar privilegiado para el recreo y el ocio del pueblo llano de Sevilla. Otros jardines de la Sevilla islámica se mencionan con frecuencia en las fuentes de la época, como Muntazah alœ‘Ar™s27 (“Paseo de la novia”). Otro aspecto de gran interés, para cuyo estudio es necesario combinar la investigación de fuentes escritas y arqueológicas, es la expansión urbanística extramuros en forma de barrios. Muy conocidos son el barrio de Triana y Hawmat alœFajj…r†n (“Barriada de los Alfareros”) en la orilla derecha del Guadalquivir. Otro barrio era Hawmat b†r alœWad…’28 (“Barriada del aljibe de la despedida”), ubicado en las proximidades inmediatas de Sevilla. En las afueras de B…b ‘Anbar, existía otra barriada conocida por el nombre de su mezquita denominada Hawmat MasØid Ab™œlœFadl b.‘Afr™n alœG…fiq†29 . Hacia el norte se ubicaba qaryat Maqr…na (la alquería de Macarena), pegada al itinerario llamado Mamarr alœS…bila (“la vía de los viajeros”). La puerta que daba sobre la alquería de Maqr…na conserva hasta hoy en día su antigua denominación árabe. Se trata precisamente de la puerta de la Macarena, situada en el único lienzo amurallado que se conserva en la topografía actual de Sevilla. Otro agrupamiento semiœurbano se hallaba a dos millas al sur de la ciudad, pegado a la orilla derecha del Guadalquivir. Se trata de qaryat Tabl…ta30 (alquería de Tablada), pegada al importante puerto fluvial que se conserva hasta hoy día en el mismo sitio con su antiguo nombre de Tablada. Ibn ‘Abd alœMalik alœMarr…ku_†, menciona otra alquería sevillana, qaryat $antabus junto al río Guadalquivir, a unos cinco kilómetros al noroeste del casco amurallado. No faltan datos, a pesar de ser escasos,

sobre el material y el arte de construcción adoptados en este asentamiento semiœurbano, durante la época almohade. Los edificios se separaban por unos anchos espacios y se superponían a jardines y zonas de recreo. Por otra parte, las luces de su alminar y de las antorchas fluviales se reflejaban de noche en el río. Disponemos de una rica información acerca de muchas alquerías que se ubicaban durante la época anterior en la franja periurbana de Sevilla. Citamos a modo de ejemplo a qaryat Abarr…na31 en las afueras de la ciudad, posiblemente en el actual asentamiento de la Albarrana, en el cortijo de Miraflores. Otra alquería conocida como la de Turreb†l, situada a dos millas de Sevilla, coincide tanto en el emplazamiento como en el topónimo con el actual pueblo de Torreblanca de los Caños. El asentamiento de la alquería de Kunti_ Ma‘…fir al sureste de Sevilla32, hace lo propio con el actual Montequinto. Alœ‘Udr† la ubica en esta dirección a unas cuatro millas de la cerca urbana. Señalamos que Ma‘…fir, es el nombre de un famoso linaje, antecedente de una noble familia sevillana de origen árabe. Sin embargo, el rigor científico impuesto por la metodología histórica no nos permite en el estado actual de la investigación avanzar hipótesis sobre la posible persistencia o desaparición de algunas de las muchas alquerías mencionadas por las fuentes árabes. La localización de la gran mayoría de los elementos urbanísticos en la franja periurbana de Sevilla queda pendiente de investigar. Es lógico considerar que un número importante de agrupamientos rurales y semiœrurales han venido desapareciendo del mapa periurbano de Sevilla a partir de mediados del siglo XI y durante los siglos posteriores. Hisn alœQal’a33 se cuenta entre los más importantes castillos almohades y está situado en la vega que se extiende en las afueras de

27 AlœNafh, vol.III, p. 389. 28 AlœDayl, vol. I/II, p. 55. 29 IBN JAYR, AlœFahrasa, (=AlœFahrasa) El Cairo 1963, p. 244. 30 IBN ALœJARRAT ALœI$B‡L‡/ AB# MUHAMMAD ALœRU$ƒT‡, AlœAndalus fi

Iqtib…s alœAnw…r waœf† ijtis…r iqtib…s alœanw…r, ed. E. MOLINA/ J. BOSCH VILÁ, C.S.I.C/ IHAC, Madrid 1990, p. 147.

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31 Alœ‘Umda, vol. I, p. 229. 32 Iftit…h alœAndalus, p. 80. 33 AlœBay…nV, p.130.

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Sevilla, vía Carmona. El edificio fue construido por el califa Ab™ Ya’q™b durante el año 569 de la hégira (1173 d.C.). Este castillo fue reconstruido en el mismo emplazamiento del antiguo hisn alœQal’a levantado por los Ban™ HaØØ…Ø de Sevilla. El último emir omeya de Córdoba, ‘Abd All…h, lo derribó a finales del siglo IX, permaneciendo en ruinas desde aquel entonces hasta época almohade. Otro castillo, el conocido por el nombre de hisn Zagb™la, formaba parte de las defensas inmediatas de la Sevilla almohade. Parece ser que se trata del mismo castillo denominado por las fuentes de época taifa por el nombre de hisn Za‘b™qa34. Otras fortificaciones se ubicaban en el alfoz de Sevilla: Hisn alœZa’w…q, situado al nordeste de la ciudad, sobre la ruta de Córdoba; Hisn alœFath35 (“el castillo de la conquista”), dependencia de Sevilla; o Hisn alœW…d† (“el Castillo del río”) de los alfoces de Sevilla. Por otra parte, Ibn S…hib alœSal… proporciona importantes datos sobre la construcción y la rehabilitación del acueducto que canalizaba el agua potable desde Guadaira hasta el palacio de alœBah†ra y también hacia otras instalaciones privadas y cisternas públicas dentro de la ciudad de Sevilla. Otras fuentes mencionan una multitud de datos relacionados con alœsid…d, alœ_uly…r…t, surub alœ_irb (acueductos subterráneos de agua potable), alœjatt…rat (una especie de rueda hidráulica) y otras instalaciones hidráulicas destinadas al regadío. Los cementerios de la Sevilla islámica se configuran como otro de los elementos más influyentes en su panorama periurbano. Dejando aparte la antigua Maqbarat alœsulah…’(“Cementerio de los piadosos”) situado fuera de b…b Maqr…na (“Puerta de la Macarena”), contamos con el Maqbarat alœS…da (“Cementerio de los señores”) fuera de b…b Ëahwar36. Las fuentes onomásticoœbiográficas suministran una abundante información sobre los enterramientos que se realiza-

ban durante la época almohade en Ëabb…nat b…b Qarm™na, llamada también Maqbarat Kudyat alœJayl (“cementerio de la peña de los caballos”). No faltan datos acerca de otras más, como Maqbarat alœZuhr†, el cementerio privado del famoso linaje sevillano de alœZuhriyy†n, junto a S™q alœBaqar (“Mercado de las vacas”) muy cerca a la puerta de Carmona. Ibn Bass…m37 menciona otro cementerio extramuros llamado Maqbarat alœNaj†l (de la Palmera), en actividad durante el siglo XII. No se trata del cementerio que llevaba el mismo nombre de Maqbarat alœNaj†l alœSag†r (“de la pequeña palmera”) situado dentro del casco amurallado38.

34 AlœBay…n, vo. III, p. 191. 35 Alœ‘Umda, vol. I, p. 399.

37 AlœDaj†a, vol. II/I, p. 430; AlœDayl,vol. I/I, p. 364.

36 AlœDayl, vol. I/I, p. 222.

38 AlœDayl,vol.VI, p. 236.

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El esplendor de la Carmona andalusí Épocas del Califato y de Taifas

M. Ibn HaØØ…Ø, “su reino en Carmona fue imponente y con más grandeza que el de su hermano en Sevilla”. (Ibn Ab†œlœFayy…d en AlœBay…n, vol. II, p. 129)

Limitado es el número de las ciudades y poblaciones de alœAndalus que han sido objeto de estudios históricos pormenorizados. Recordemos que Carmona fue una ciudad fortaleza modélica durante los cinco siglos de su historia islámica. Desempeñó también el papel de floreciente capital taifa, la primera en ser proclamada como tal en la Península. Sin embargo, “es poco lo que sabemos”1 sobre este baluarte urbanístico. Nuestros conocimientos relacionados con dicha época no sobrepasan, desgraciadamente, algunas líneas en los libros de Historia medieval, de la misma forma que sucede respecto a muchas otras entidades urbanas de menor importancia que jalonaban la zona del bajo Guadalquivir caso de Mar_…na (Marchena), Utr†ra (Utrera), Tu_…na (Tocina), alœG…ba (La Algaba), Qunstant†na (Constantina), Barr alœM…’ida (Sanlúcar de Barrameda), etc. Salvo algunos datos de orden toponímico o que aluden a la perpetua tradición agraria que se mantuvo desde tiempos remotos en la rica vega carmonense, las anotaciones del padre Arellano2 resultan de 1 M. GONZÁLEZ JIMENEZ, “Carmona de la Edad Media a la Moderna”,

(=”Carmona”) Carmona: Historia, Cultura y Espiritualidad, Sevilla, 1992. p. 93. 2 J. SALVADOR DE ARELLANO, Antigüedades y excelencias de la villa de Carmona,

(=Antigüedades) Sevilla, 1628, fols. 66œ69.

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poco interés historiografico en lo que se refiere a la Carmona islámica. Hay que señalar la importancia de un breve relato de San Gerónimo3 sobre algunos elementos urbanísticos de época andalusí. Nos referimos a su descripción en la cual especificaba que “fue grande su fortaleza con tres alcázares que tenía. La una que era más fuerte estaba junto a la puerta de Córdoba cuyas ruinas hoy se parecen, dicen que mandó derribar el rey Don Enrique, el segundo de este nombre que llamaron el de las Mercedes. Al presente se ven dos alcázares aunque mal tratados”. Disponemos de otro relato conservado en una fuente árabe4 que alude a esta parte de la ciudad que cayó en ruina tras el ataque de los merínies contra Carmona durante el año 682 de la hégira (1283 d.C.). Más interés suscitaba la historia islámica de la ciudad en la ilustre obra realizada sobre la historia de Carmona por un autor del siglo XIX5. Su labor aprovecha los pocos datos proporcionados por las dos conocidas crónicas árabes: Ajb…r MaØm™‘a y alœBay…n alœMugrib. La publicación de un estudio relativo a la puerta de Sevilla constituye una destacada aportación historiográfica de los últimos tiempos6. Asimismo, la celebración de un Congreso dedicado exclusivamente a la Historia de Carmona durante la Edad Media ha significado una puesta al día sobre los conocimientos de la ciudad en ese período7.

El texto de alœR…z†8, reproducido parcialmente por Ibn G…lib9, forma, por el momento, lo esencial de nuestros conocimientos sobre la realidad urbana de la ciudad.Aparte de ello, disponemos del famoso relato conservado por alœHimyar†10 que nos procura alguna información suplementaria sobre algunos elementos urbanísticos de interés. Un primer análisis del contenido de dichos textos y de los demás datos proporcionados en bibliografía posterior nos lleva a concluir que la mayor parte de la información de las fuentes árabes fue extraída de documentos originales redactados durante las dos épocas del califato y taifas11. Nos referimos, en primer lugar, a elementos urbanísticos de la Antigüedad que permanecieron marcando el panorama arquitectónico de Carmona, por lo menos, hasta mediados de la época califal. Es cierto que disponemos tan sólo de algunas indicaciones que son de difícil concreción a nivel general. Citaremos a modo de ejemplo la expresión calificativa de “ciudad antigua”12 que se empleaba justamente para distinguir las ciudades de alœAndalus que llegaron a conservar un núcleo preislámico. Sin embargo, no se trata en este caso de elementos dispersos adaptados a nuevas necesidades medievales, sino de “una estructura antigua”, según la expresión de Ibn G…lib13. Como fue el caso de Córdoba y de Sevilla, el antiguo núcleo urbano de Carmona permaneció activo durante la época visigoda y hasta la llegada de T…riq b. Ziy…d. Después, con esos elementos antiguos y otros de nuevo cuño se configuró una ciudad plenamente andalusí. ¿Cuál sería el grado de alteración sufrido por la antigua estructura urbanística? Para contestar a esta pregunta, necesitaríamos llevar a

3 Cuadernos de noticias sobre la ciudad de Carmona y otras noticias antiguas, (=Noticias sobre

Carmona) ms. de la inversión de N. S. de Gracia, pp. 29œ31. 4 AlœAn†s, p. 436. 5 M. FERNÁNDEZ Y LÓPEZ, Historia de la ciudad de Carmona, (Historia de

Carmona), Sociedad Arqueológica de Carmona, Carmona, 1886, pp. 65œ118.

8 “Description de l’Espagne”, pp. 94œ95.

6 A. JIMENEZ MARTÍN, La puerta de Sevilla en Carmona, (=La puerta de Sevilla),

9 “Farhat alœAnfus”, p. 292.

Sevilla, 1989, pp. 49œ62. 7 Me refiero al Primer Congreso de Historia de Carmona: Edad Media, (organizado conjuntamente por El Ayuntamiento de Carmona y la Universidad de Sevilla en 1995) en el cual he participado con una ponencia titulada “El Esplendor de la Carmona islámica”, Actas del I Congreso de Historia de Carmona, Sevilla, 1998, pp. 47œ57.

10 AlœRawd, p. 461.

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11 Para más detalles sobre este asunto véase mi libro: Dir…s…t wa mab…hith f† t…r†j

alœAndalus: ‘asray alœjil…fa waœlœtaw…’if, Casablanca, 1993. 12 T…r†j alœAndalus, p. 138; “Description de l’Espagne”, p. 94; AlœRawd, 461. 13 “Farhat alœAnfus”, p. 292.

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cabo una reconstrucción urbana, enumerando los elementos que fueron objeto de renovación durante la época islámica, a través de una lectura exhaustiva en las fuentes árabes. Nos limitaremos por el momento tan sólo a comprobar la validez del postulado de orientar la investigación textual en esta dirección. Sabemos que los dos accesos principales de Carmona, b…b I_b†liya (la puerta de Sevilla), situada en la parte oeste de la cerca, y b…b Qurtuba (la de Córdoba), que se ubica en la zona nordeste, existían desde la Antigüedad. De hecho, las dos puertas se mencionan con frecuencia en los contextos narrativos relacionados con la conquista islámica de la Península14. Estos dos puntos de referencia nos permiten asegurar que la cerca monumental de la ciudad islámica coincide con el trazado del núcleo urbano intramuros heredado de la época preislámica. También podemos comprobar que la antigua cerca romana de la ciudad, construida en sillería, se mantuvo en buen estado de conservación, al menos, hasta finales del siglo VIII. Disponemos de referencias textuales al respecto reproducidas en las crónicas15. Desde aquel entonces y hasta finales del siglo IX, la cerca romana se vio cada vez más alterada a causa del desorden político. A este factor se une la impotencia del poder central para controlar la zona, lo que favoreció la aparición de poderosas bandas de salteadores y bandoleros organizados16. Fueron estos precisamente quienes llevaron a cabo campañas de “vandalismo” en contra de la infraestructura urbana. Con la proclamación de Ibr…h†m b. HaØØ…Ø como “rey de Sevilla y Carmona”17 hacia finales del siglo III de la hégira (principios de siglo X d.C.), una nueva etapa de estabilidad se dejó sentir en toda la zona. Fue durante estas fechas cuando se iniciaron las obras de reha-

bilitación de las partes deterioradas de la muralla. Los nuevos señores de Carmona no escamotearon ningún esfuerzo para recuperar la mítica imagen de la ciudad como baluarte inexpugnable, reforzando su capacidad defensiva. El cronista Ibn Ab†œlœFayy…d arroja cierta luz sobre el paso de Sevilla, por primera vez en su historia, a un segundo plano en detrimento de Carmona, gobernada por Ibr…h†m b. HaØØ…Ø. “Su reino en Carmona fue imponente y con más grandeza que el de su hermano en Sevilla”, según sus aclaraciones18. El traslado del eje provincial en la zona de Sevilla hacia Carmona se explica por sus posibilidades de defensa como baluarte natural. Las defensas de la ciudad se consolidaron sensiblemente bajo el mandato de su sucesor Muhammad b. HaØØ…Ø. No faltan detalles19 sobre los impedimentos de todo tipo que tuvo el todopoderoso ‘Abd alœRahm…n alœN…sir para conquistar la ciudad. Tuvo que multiplicar sus ataques, rodeando por todos lados la ciudad, para tan sólo abrir una brecha en el lienzo norte de la muralla.Al final, no tuvo más remedio que acudir a medios más expeditivos, bombardeando con catapultas la ciudad20, que no tardó en rendirse bajo la presión del asedio y la amenaza de las armas durante el año 305 de la hégira (917 d.C.). A partir de esta fecha, la muralla de Carmona se vio, según todos los indicios, abandonada. ‘Abd alœRahm…n alœN…sir procedió a la demolición del sector norte de la muralla, para dejarla al descubierto. Tenía, sin duda, la firme intención de ver reducida la capacidad defensiva de Carmona. Por las mismas razones, el poder omeya de Córdoba arrasó hasta el suelo todas las defensas de Sevilla. Asimismo, la ciudad de IstiØa (Écija) perdió sus fortificaciones durante la misma campaña 21. 18 Véase, AlœBay…n, vol. II, p. 129.

14 Véanse: Iftit…h alœAndalus, p. 55; AlœBay…n, vol. II, p. 14; Ajb…r maØm™a‘, p. 8.

19 Véanse: AlœMuqtabas V, pp. 70œ71, 80œ83, 88, 90œ91; AlœBay…n, vol. II, pp. 126œ127,

15 AlœNafh, vol. I, p. 269.

129œ131, 163œ164; ALœZUBAYD‡, Tabaq…t alœnahwiy†n waœlœlugawiy†n, (=Tabaq…t alœnahwiy†n) edición I. Ab™œlœFadl, El Cairo, 1984, p. 271. 20 AlœMuqtabas V, p. 136. 21 AlœBay…n, vol. II, pp. 160œ164; AlœMuqtabas V, p. 80.

16 Para más detalles sobre el efecto de este fenómeno remito a AlœMuqtabas 1937, p.

70. 17 AlœMuqtabas 1937, p. 11; AlœBay…n, vol. II, p. 126.

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AlœHimyar†22 aporta algunos detalles al respecto. Nos referimos al “destrozo ocasionado en la antigua muralla, durante la tregua”, pactada entre el rey de Carmona Muhammad b. HaØØ…Ø y el soberano omeya de Córdoba ‘Abd alœRahm…n alœN…sir. Según el mismo autor, otros sectores del perímetro amurallado sufrieron demoliciones durante la fitna cordobesa que acarreo el desmembramiento del Califato omeya. Es cierto que las defensas de la ciudad mejoraron sensiblemente bajo el poderío de los ban™ Birz…l que se proclamaron reyes de Carmona durante la época taifa. Se trata, como habíamos señalado, de los miembros de una poderosa casta militar de beréberes introducida como grupo tribal en la Península para prestar servicio al califa alœHakam alœMustansir biœll…h. Aprovecharon los disturbios de la fitna ocasionados por la ‘…mma de Córdoba para apoderarse definitivamente de la ciudad de Carmona. Sin embargo, se advierte que la capacidad defensiva de la muralla se vio seriamente reducida. Disponemos a este respecto de un testimonio coetáneo, dictado por un ilustre narrador beréber carmonense, perteneciente al nuevo señorío de Carmona. Se trata de Ab™ Fath alœBirz…l† tomado por el decano de los cronistas de alœAndalus, Ibn Hayy…n23, como fuente fiable, al narrar los acontecimientos relacionados con la historia de Carmona. Por ser coetáneo a los acontecimientos narrados, este autor precisa haber comprobado personalmente la destrucción que afectaba al lienzo norte de la muralla, durante la época taifa. En otras ocasiones, se destaca la vulnerabilidad de ese mismo paramento. Para adaptar Carmona a la nueva orientación política del Califato omeya, la acción destructiva no se limitó tan sólo a ese lienzo, sino también a otros elementos urbanísticos que se vieron arruinados por el ejército cordobés, según cuenta alœR…z†24. La enciclo-

pedia geográfica de Y…q™t alœHamaw†25 proporciona aún más detalles al respecto. Parece ser que a partir de este momento se inició una reestructuración urbanística global de la mad†na y arrabales. Una transformación de esta índole en la topografía urbana de Carmona se explicaría por el impacto del sistema social y económico que calificamos como “de inversión contractual”. Este fue, a nuestro juicio, el elemento que ha venido estructurando progresivamente el ámbito urbano y el medio rural en todo alœAndalus durante el siglo IV de la hégira (X d.C.). Se trata de la primera forma histórica del capitalismo. Sus características se reflejan detalladamente en los distintos apartados dedicados a la jurisprudencia islámica, mecanismos de producción agrícola y artesanal, intercambios comerciales, desarrollo monetario, formas de pago y de transferencia de riquezas, y sobre todo, a las estructuras de propiedad y formas de transacción inmobiliarias. Estamos actualmente en fase de estudio de algunos rasgos de este sistema26. Enclavada en una espléndida vega central situada en la orilla izquierda del Guadalquivir, a 18 millas de Sevilla y a 65 millas de Córdoba27, Carmona se incorporó al sistema califal como enlace imprescindible en la red de comunicaciones que unía las dos grandes capitales. Los tres focos urbanos formaban un triángulo en el

22 AlœRawd, p. 461. 23 Véase: AlœDaj†ra, vol. I/I, p. 318; AlœBay…n, vol. III, pp. 188œ189. 24 “Description de l’Espagne”, p. 94.

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25 Mu‘Øam alœBuld…n, vol. IV, p. 330. 26 Las primeras constataciones relacionadas con este sistema fueron detalladas en un

trabajo dedicado a la ‘ƒmma de Córdoba durante el califato omeya, valoraciones duramente criticadas por otros colegas historiadores en su momento. Además, una destacada parte del análisis desarollado, de las fuentes utilizadas y de la estructura del índice de materias fue literalmente aprovechada en estudios históricos posteriores, sin citar procedencia, como se constata, por ejemplo, en V. LAGARDERE, Campagnes et paysans d’alœAndalus, cuyas supuestas hipótesis fueron con desarrolladas por nosotros mismos en otro trabajo dedicado a la ‘ƒmma de Sevilla durante la época ‘abb…d†. Un estudio más detenido dedicado exclusivamente al tema y al análisis de sus respectivas fases de desarrollo y retroceso. 27 ALœIDR‡S‡, Uns alœmuhaØ wa rawd alœfuraØ, (=los caminos de alœAndalus), edición Ë. ‘ƒbid. C.S.I.C. Madrid, 1989, p. 47. Nih…yat alœarab, p. 154.

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corazón de alœAndalus que controlaba la mayor parte de los intercambios entre Garb alœAndalus (la parte occidental), $arq alœAndalus (el Levante) y alœMawsita (la región central). Ibn alœQ™tiya28 destaca la posición de Carmona como punto clave en el acceso comercial hacia el Algarbe. No carecemos de referencias textuales acerca de la dependencia de la gran aglomeración urbana de Córdoba respecto al aprovisionamiento de trigo carmonense. La fertilidad de la vega de Carmona fue debidamente señalada por los tratadistas de agricultura de la época. Carmona fue perdiendo progresivamente su papel de fortaleza irreductible para convertirse en ciudad abierta a las transacciones comerciales a escala provincial y de largo recorrido. La terminología aplicada al enclave por los autores árabes refleja el paso de fortaleza (hisn y/o ma‘qil) a ciudad (mad†na), de tal manera que en contextos relacionados con las épocas del Emirato, Califato y Taifas se le atribuyen generalmente los dos primeros calificativos29, mientras que en otros contextos se alude a ella frecuentemente como ciudad. Situada a una etapa (marhala) de Sevilla, los viajeros destino a Córdoba o en sentido opuesto podrían elegir entre dos itinerarios distintos: la llamada “Tar†q alœrif…q (ruta de los comerciantes)” vía L™ra (Lora del Río); o, escoger el camino más rápido vía Écija30. Este último conectaba con la antigua calzada romana procedente de Cádiz rumbo a Córdoba, cuyos restos todavía se conservan en las afueras de la ciudad. Sabemos que la calzada romana que cruzaba toda la Península fue rehabilitada por el Califato omeya y reincorporada en la nueva red de comunicaciones en alœAndalus31. Es de recordar que la citada vía de la Antigüedad cruzaba toda la Península Ibérica, desde

Cádiz hasta Narb™na (Narbona)32, franqueaba Écija para encaminarse hacia Rabad $aqunda (el arrabal de Secunda). situado junto al puente de Córdoba donde se conectaba con las dos calzadas33 que provenían de la zona de Almería y de la cora de Rayya. Otra red de comunicación regional unía Carmona con la localidad de Marchena, cabeza de partido de Iql†m alœFahs (el distrito de la Vega) de la cora de Sevilla. Se ramificaba también hacia la población de Morón establecida como nueva capital de k™rat Mawr™r (la cora de Morón) que dependía anteriormente de hisn Aq™t, situado en las cercanías de Montellano. La ruta provincial se prolongaba hacia Calcena, que figuraba durante la citada época como capital de la cora de Sidonia. La red local de caminos vinculaba Carmona con las localidades dependientes de su jurisdicción, calificada como ‘am…lat Qarm™na (distrito de Carmona)34. Al no figurar como cora dentro del sistema administrativo puesto en marcha por ‘Abd alœRahm…n alœN…sir hacia el año 329 de la hégira (940 d.C.) ni como subdivisión dependiente de otra entidad provincial, Carmona parece gozar de un régimen administrativo especial en alœAndalus califal. Disponemos de una importante lista con los nombres de nueve gobernadores que fueron nombrados en este alto cargo políticoœadministrativo por el califa ‘Abd alœRahm…n alœN…sir35. Paralelamente al poder administrativo asegurado por el gobernador, Carmona disponía de otra autoridad totalmente soberana dentro de una estructura jurisdiccional igualmente centralizada en Córdoba, bajo el nombre de cadiazgo de la comunidad. Sabemos que el poder jurídico en Carmona fue otorgado bajo el mandato del califa alœHakam II a Asbag b. Q…sim b. Asbag36. Este cadí figuró durante la

28 Iftit…h alœAndalus, p. 123. 29 Véanse a modo de ejemplo: AlœMuqtabas 1937, p. 73; AlœMu‘Øib, p. 69; Hul…

32 “Description de l’Espagne”, p. 95.

alœMagreb, vol. I, p. 300. 30 Tars†‘ alœajb…r, 109; Nuzhat alœmu_…q 1975, p. 573; AlœMu‘Øib, p. 373. 31 Para detalles suplementarios sobre estas obras de reestructuración itineraria realizado por el califato omeya, véase mi ‘ƒmmat Qurtuba, pp. 122œ123.

33 AlœMuqtabas 1965, p. 65; AlœNafh, vol. I, p. 203 y 465.

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34 AlœMuqtabas V, p. 448 35 AlœMuqtabas V, pp. 285, 331, 355, 377, 429, 448, 449. 36 AlœMuqtabas 1965, p. 100.

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época califal junto a ilustres personalidades de la escuela malikí, reconocida como doctrina oficial en alœAndalus. Por otra parte, Ibn alœFarad† recoge la biografía de un maestro malikí, Hafs b. Hasan, que era natural de Carmona, al que se le otorgaron los poderes notariales en la ciudad. Como fue el caso de las más importantes ciudades de alœAndalus, Carmona disponía también de una representación en el alto poder legislativo, que se operaba a través del órgano teológico y jurisprudencial denominado Juttat alœIft…’ o alœfuty…, especie de consejo normativo que gozaba de plena credibilidad para decretar nuevas leyes apropiadas a cada caso o acontecimiento jurídico de la vida diaria. Dichos casos se designaban en la terminología jurídica como alœnaw…zil (sing. n…zila), es decir,“sucesos” o “eventos”. El consejo se compone de una élite de jurisconsultos que alcanzaron el más alto nivel de sabiduría en el campo de la jurisprudencia. AlœJu_an†37 informa sobre el encargado de los asuntos legislativos en Carmona, el sabio Ab™œlœ‘ƒs† Mundir, nativo de la ciudad y muftí de la misma durante la época califal. Todos los indicios confirman que estamos ante la primera experiencia histórica en la que se operó la separación entre los tres poderes: 1œ El poder ejecutivo encabezado por el califa de Córdoba. 2œ El poder jurídico llevado por el alto cargo del cadiazgo de la comunidad (q…d† alœØam…‘a), asentado igualmente en la capital omeya. 3œ El poder legislativo organizado entorno a una especie de consejo constituido por los alfaquíes consultores (alœfuqah…’ alœmu_…war™n), reconocidos por la escuela m…lik† en todo el territorio islámico (D…r alœIslam) como máxima autoridad científica. La labor legislativa del consejo consultivo podía apoyarse sobre la experiencia previa y el saber de sus homólogos de otros países en todo el territorio islámico38.

Tras el golpe de estado ‘…mir† realizado por alœMans™r b. ab† ‘ƒmir, Carmona se vio unida junto a Morón, Ecija y U_™na (Osuna) dentro de una misma circunscripción administrativa, haciéndose así notar las transformaciones operadas por el caudillo militar en los aparatos jurídicos y legislativos califales. Las consecuencias sobre los derechos ciudadanos fueron nefastas. Se multiplicaron las campañas de persecución, de encarcelamiento y de ejecución de personajes, hombres de letras, sabios, filósofos39 etc. Una dictadura se implantó a punta de espada por el citado caudillo ‘…mir†, respaldado por un nuevo ejército beréber, estructurado en torno a los lazos de parentesco tribal y puesto a su mando. Nos sorprenden las interpretaciones que se mantienen al respecto, tanto por la historiografía árabe contemporánea como por la historiografía europea. Las conclusiones emitidas sobre el tema hasta el momento siguen siendo muy confusas. Nos parece ficticio y somero compaginar la estructura de un ejército con las realidades sociales de una entidad tan compleja como fue alœAndalus. Desde la antigüedad, durante la conquista y a lo largo de cuatro siglos de historia compartida, los beréberes de alœMagrib alœAqs… han venido enriqueciendo el tejido socioœcultural de alœAndalus, al contrario que los grupos tribales nativos de las zonas periféricas de elœMagrib e Ifr†qiya recién introducidos en alœAndalus para servir en el ejército del ambicioso dictador ‘…mir†. Estos grupos contribuyeron más bien al desorden y a la anarquía que acarreó el desmembramiento del califato omeya, no por ser de tal o cual etnia, sino por la estructura tribal que sembró el sistema militar ‘…mir† en alœAndalus40.

37 Ajb…r alœfuqah…’ waœlœmuhaddit†n, (=Ajb…r alœfuqah…’) Madrid, 1992, p. 195. 38 Hemos dedicado un trabajo a este asunto bajo el titulo de: “AlœQad…’ waœlœta_r†‘ f†

alœAndalus”, Revue Amal, HistoireœCultureœSociéte Nº 21, Casablanca 2000, pp. 110œ123.

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39 Hemos tratado este tema con más detalles en:“Alœ‘ƒmma waœlœ ittiØ…h…t alœfikriya

biœlœAndalus f† ‘asr alœJil…fa” ( La ‘ƒmma y las tendencias filosóficoœreligiosas en alœAndalus durante la época califal), Arab Studies, Beirut 1986, pp. 45œ54. 40 Se trata de una transformación radical en el sistema social y económico y cultural en alœAndalus. La cuestión fue examinada en nuestros trabajos anteriores realizados sobre la ‘…mma de Córdoba y Sevilla, a través de un análisis detallado de las estructuras sociales y económicas en alœAndalus durante las épocas del califato y taifas.

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La puerta de Sevilla llamada también, por ser la más importante como B…b alœMad†na (“Puerta de la Ciudad”), presentaba una completa estructura defensiva, pues se doblada en recodo a 50 brazas por otra entrada interior. La puerta de Córdoba se menciona de igual forma con frecuencia en las fuentes árabes41, por ser uno de los más importantes accesos de la ciudad. Otras puertas figuraban como accesos de menor importancia en la cerca de Carmona: B…b Yarn…, al sur, y B…b Qal_…na42, situada en el flanco noreste de la ciudad. Según una breve cita de Ibn Hazm43, Qasr Qarm™na (el alcázar de Carmona) figuraba como el más destacable elemento urbanístico de la época taifa. Por otra parte, MasØid Qarm™na alœØ…mi‘ (la aljama de Carmona) fue descrita como magnífico edificio asentado sobre siete pavimentos con pórticos levantados sobre columnas de mármol y pilastras de piedra. Se mencionan también como elementos urbanísticos de época emiral los baños de Carmona (hamm…m…t, sing. hamm…m)44 y el arsenal construido en la ciudad tras la incursión vikinga. Por razones de defensa, el establo edificado por Ibn HaØØ…Ø para la caballería45 representaba un destacado elemento dentro de la trama urbana. En lo que se refiere a los mercados, se disponía en Carmona de una explanada acomodada para la celebración periódica de un mercado semanal intramuros, durante todos los jueves. Se llamaba S™q alœJam†s (mercado del jueves)46 por el nombre del día en el cual se celebraba, como es el caso de todos los puntos de encuentro socioœ comercial de este tipo que se conservan hasta hoy en día en España y

Marruecos. Asimismo, Carmona contaba con una parada diaria, preparada exclusivamente para la venta de la leña, llamada S™q alœHatab (mercado de la leña)47. Ibn Sa‘†d48 alude a otros magníficos zocos que se ubicaban dentro del ensanche histórico de Carmona relacionados probablemente con la actividad itineraria de largo recorrido. El impacto del sistema de inversión contractual se dejó sentir en el medio rural, influyendo en la demografía, en la actividad económica y en los modos de organización del trabajo agrario. Una multitud de alquerías y agrupamientos rurales ocupaban la vega carmonense y los demás distritos (aq…l†m) que dependían de la circunscripción. Citamos a modo de ejemplo iql†m L™ra (el distrito de Lora) que fue incorporado, según Ibn alœFarad†49, a la jurisdicción de Carmona. La anexión de dicho distrito se realizó probablemente durante los años cuarenta del siglo X, en el marco de las rectificaciones llevadas a cabo por el califa ‘Abd alœRahm…n alœN…sir en el sistema territorial y administrativo de alœAndalus. Disponemos de otras referencias de orden general50 que mencionan aldeas y distritos (aq…l†m) que dependían de Carmona. Entre las alquerías que figuraban como dependencias inmediatas de Carmona, encontramos qaryat Yarn…, situada en la vega, hacia el sur. Otra pequeña población aledaña llevaba el nombre de qaryat Qan…li_ (Canales). Las fuentes árabes51 que hemos consultado citan también las dos aldeas de Barad†_ (Paradas) y Tabubera52. Hemos podido identificar en fuentes biográficas53 la alquería de $at†qas en las 47 AlœMu‘Øib, p. 99. 48 Hul… alœMagrib, vol. I, p. 299.

41 AlœBay…n, vol. II, p. 14; AlœNafh, vol. I, p. 269; Dikr bil…d alœAndalus, (=Dikr bil…d

49 ‘Ulam…’ alœAndalus, fasc. I, p. 119.

alœAndalus 1983) edición Luis Molina, C.S.I.C., Madrid 1983, p. 8; Iftit…h alœAndalus, p. 55; AlœMuqtabas 1937, p. 76; Nih…yat alœarab, p. 154. 42 AlœRawd, p. 461. 43 Nih…yat alœarab, p. 154. 44 Hul… alœMagrib, vol. I, p. 299; AlœRawd, p. 461. 45 AlœMuqtabas 1937, p. 12; AlœBay…n, vol. II, p. 127. 46 AlœRawd, p. 461.

50 “Kit…b maf…jir alœbarbar”, p. 182; AlœDaj†ra, vol. II/II, p. 535.



51 “La Description d’alœAndalus”, p. 95;“Farhat alœanfus”, p. 292; Dikr bil…d alœAndalus

1983, p.61. 52 No estamos seguros de la transcripción de este topónimo. En las fuentes árabes con-

sultadas, se menciona como Tanubara y tanto como Tabrera y otras como Tabubera. Los libros de repartimientos tal vez sean de algún interés para dilucidar este asunto. 53 IBN BA$KUƒL, AlœSila, El Cairo, 1966, fasc. I, p. 275.

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afueras de la ciudad, que todavía conserva hasta hoy en día su antiguo nombre medieval. En época califal, Carmona experimentó su conversión desde la categoría de centro de distrito (mad†na ‘…mala) a una entidad más amplia. El valor estratégico conseguido por Carmona durante la fitna de Córdoba fue ciertamente significativo54. El contingente beréber de los ban™ Birz…l, señores de Carmona, aspiraban a sustituir la Córdoba agonizante. No escamotearon ningún esfuerzo para conseguir este empeño. Para ello, se tomó la decisión de proclamar a Yahy… b. Muhammad alœMu‘tal† como califa de alœAndalus en Carmona. Sin embargo, existía una gran distancia entre dicha pretensión y la realidad de alœAndalus en aquella época. Un primer análisis de la situación de la propiedad territorial da a conocer la supremacía de los grandes propietarios terratenientes que poseían inmensas fincas y enormes aldeas en Carmona. Estos latifundios fueron otorgados por alœMans™r b. Ab† ‘Amir a la casta militar formada por jinetes beréberes pertenecientes al grupo tribal de los ban™ Birz…l. Se trataba de concesiones adjudicadas durante el mandato del califa omeya Hi_…m alœMu‘ayyab, bajo supervisión del dictador ‘…mir†. En su momento, W…nizmar b. Bakr alœBirz…l†, el más poderoso jeque del grupo, se dirigía a alœMans™r en estos términos: “Tantas aldeas me diste que se vuelcan sobre mí y tantos víveres que llenan mis estancias y me obligan a salirme fuera”55. El agrónomo sevillano Ibn HaØØ…Ø56 proporciona en su tratado agrícola algunos detalles sobre la fertilidad de los terrenos y las características del suelo en la vega de Carmona. Los tratados de botánica57

no son de menor interés en lo que se refiere a las plantas y al paleoambiente natural de la zona. Según todos los indicios textuales de que disponemos58, la circunscripción de Carmona se convirtió en una de las más importantes zonas de producción agraria, especialmente trigo, en alœAndalus durante aquellas épocas. Por ello, sus aldeas eran consideradas principal granero de la Península. La posición económica de Carmona se consolidó en el campo monetario con la emisión del famoso “alœdin…r alœqarm™n† (dinar carmonense)”, moneda de oro carmonense, por la taifa de los ban™ Birz…l. Según indica Ibn Sahl59, esta emisión monetaria contaba con una proporción de oro que no sobrepasaba un séptimo. Por ser tan reducida la proporción del metal precioso, fue considerada moneda mediocre. Durante el año 455 de la hégira (1063 d.C.), el cambio de este din…r se efectuaba sobre la base de 32 dirhams de plata. De repente, el din…r no paraba de sufrir continuas devaluaciones, hasta llegar durante el mismo año a una cifra mínima de cambio contra 28 dirhams de plata60. Según una serie de fetuas61 fechadas con toda la precisión, constatamos que el din…r de Carmona se convirtió rápidamente en la moneda de uso más difundida y popular en alœAndalus, sobre todo en las dos taifas de Córdoba y Sevilla. Dos de estas fetuas debidamente firmadas se datan respectivamente en los años 457 y 458 de la hégira (1064 y 1065 d.C.), o sea, antes de la gran crisis estructural que afectó al sistema taifa. Se considera generalmente el año 460 de la hégira (1067 d.C.) como fecha que marca la transformación radical operada en alœAndalus. Recordemos que, según las normas económicas, se reconoce que las monedas de mala calidad son habitualmente las que desplazan a las buenas de la circulación monetaria.

54 AlœNafh, vol. I, p. 432; AlœRas…’il, vol. II, p. 201; AlœËadwa, pp. 24œ25. 55 AlœNafh, vol. I, p. 417. 56 Cuyos fragmentos fueron reproducidos por IBN ALœ‘AWWƒM, Tratado de Agricultura,

(=Tratado de Agricultura) edición J. M. Banqueri Madrid, 1802, vol.I, pp. 42œ43. 57 Alœ‘Umda, vol. I, p. 459; M. ASIN PALACIOS, Glosario de voces romances registradas por un botánico anónimo hispanoœmusulmán (siglos XIœXII), (=Glosario) Madrid, 1943, p. 151.



58 Hul… alœMagreb, vol. I, p. 299; Tratado de Agricultura, p. 42œ43; Nuzhat alœmu_t…q 1975,

p. 572. 59 AlœAhk…m Q 838, p. 29; véase también: AlœMi‘y…r, vol. X, p. 308. 60 AlœNaw…zil, p. 125. 61 AlœAhk…m Q 838, pp. 165, 171œ172, 173, 181.

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En lo que se refiere a la vida cultural, la rica tradición onomástico biográfica andalusí ha legado un importante acervo cultural sobre la élite sabia y los hombres de letras que dominaron el escenario científico en Carmona. Nos limitaremos por el momento a enumerar algunos nombres que han dejado algunas huellas en el terreno de la jurisprudencia, el hadiz, la lingüística y la poesía: Aœ Jurisprudencia: 1 Ab™ Mahd† ‘Abd All…h b. Ahmad b. Butr…, 2 Ab™ Muhammad ‘Abd All…h b. alœWal†d b. Sa‘d b. Bakr alœAns…r†, 3 Ab™ Zayd ‘Aba All…h b. Mahd† b. ‘Abd All…h b. Butr…, 4 ‘Abd All…h b. Sulaym…n b. alœBurd, 5 Ab™œlœMutarraf ‘Abd Rahm…n b. Maslama b. Sa‘†d, 6 Ab™œlœHasan ‘Ali b. alœËa‘d alœQarm™n†, 7 Hafs b. Hasan, 8 Muhammad b. Raf†q, 9 Ab™œlœ‘ƒs† Mundir, 10 Sulaym…n b. Burd, 11 Sulaym…n b. Rab†‘. Bœ Hadiz: 12 Ab™ Muhammad Maslama b. Muhammad alœButr…, 13 Muhammad b. alœJatt…b b. Maslama alœ‘Ay…d†. Cœ Lingüística: 14 Ahmad b. Butr… alœqarm™n†, 15 AbuœlœMug†ra Jatt…b b. Maslama b. Muhammad b. Sa‘†d alœQarm™n†. Dœ Poesía: 16 Ab™œlœMutarraf ‘Abd Rahm…n b. Fatt™h alœBirz…l†, 17 AlœBul…riØ alœQarm™n†. Por otro lado, las crónicas históricas62 y los compendios genealógicos procuran algunos datos de interés para iniciar la reconstrucción del mapa socio espacial relacionado con los grupos étnicoœreligiosos y tribales establecidos en Carmona. La población autóctona de origen preislámico se ha mantenido generalmente como grupo mozárabe afiliado religiosamente a la cristiandad andalusí, hasta el siglo IX. Es cuando se inició un movimiento de conversión al Islam que alcanzó su máxima amplitud durante el periodo califal, según se deduce de los datos proporcionados por Ibn Hazm63. Entre los más

célebres dimmíes cristianos nativos de Carmona, se encuentra un hermoso cortesano llamado Nasr, a quien se le atribuye la famosa residencia de lujo en la Córdoba califal denominada como Munyat Nasr (Almunia de Nasr). El padre de Nasr se convirtió al Islam durante el emirato de alœHakam I. La primera aportación demográfica procedente de elœMagrib que llegó a afectar al tejido social de Carmona se operó durante la conquista islámica. Se trata exclusivamente de un linaje beréber procedente de Nak™r bajo el mandamiento de T…riq b. Ziy…d. Nos referimos , por un lado, al grupo tribal de Bar…nis64 cuyos descendientes se mantienen hasta hoy día en la actual provincia de Alhucemas, en el norte de Marruecos. Por otro, a la segunda rama descendiente del mencionado grupo tribal, conocida como Sanh…Øa alœBurnusiya, que se estableció en el norte de elœMagrib tras la derrota de su jefe Kusayla65, proclamado primer emir musulmán beréber en el Magrib e Ifr†qiya. Los beréberes Bar…nis establecidos en Carmona se integraron rápidamente en la zona, por lo que pronto se les atribuyó el calificativo de alœbaladiy™n, es decir, nativos de Carmona. La contribución demográfica árabe sobre la población de la zona fue reducida. Por el momento, disponemos de pocas noticias que se refieren tan sólo a dos linajes, o más bien familias árabes; se establecieron en Carmona después de la conquista islámica. Nos referimos a los árabes Num…ra y a los ban™ Sajr.

62 Me refiero a las siguientes fuentes: AlœBay…n, vol. II, p. 122; AlœMuqtabas 1937, pp.

64 Tars†‘ alœajb…r, p. 103; AlœMuqtabas 1937, p. 70.

80œ84; Tars†‘ alœajb…r, pp. 103œ105. 63 AlœËamhara, p. 96; AlœRas…’il, vol. II, pp. 75œ76.

65 Para más detalles sobre el papel de esta tribu beréber en la historia de Nak™r y sobre



su ubicación espacial véase Im…rat Ban† S…lih, pp. 62œ64, 186œ189, 247.




La cora de Morón y Hisn Aq™t Aproximación a una historia local “La cora de Morón se ubicaba al nordeste de la cora de $id™na, y es allí donde colindaban los alfoces de ambas coras” (AlœHimyar†, AlœRawd, p. 564)

La cora de Morón (k™rat Mawr™r) formaba parte de la sexta provincia metropolitana ordenada en torno a la capitalidad de Hispalis, según la división administrativa y eclesiástica llevada a cabo por el emperador romano Constantino1, durante la cuarta década del siglo IV de la era cristiana. El historiador cordobés alœR…z† nos informa en un texto reproducido por alœMaqqar†2 sobre la conquista de Mawr™r por T…riq b. Ziy…d, después de haber tomado por asalto Mad†nat $id™na (Medina Sidonia). De igual manera, la cora de Morón fue anexionada por capitulación, según un relato conservado por Ibn alœKardab™s3. La información textual referida al papel de Morón en la historia de alœAndalus durante la época de los valíes4 dependientes de Damasco es muy escasa. No obstante, fue una de las primeras entidades provinciales en ser plenamente incorporada en la estructura administrativa de alœAndalus. Sabemos que Ibn alœSab…h5 figuraba hacia finales de este período como máxima autoridad que detentaba todos los poderes en la circunscripción. Tanto él como los demás 1 Ëugr…fiyat alœAndalus, p. 64. 2 AlœNafh, vol. I, p. 260. Sobre la anexión de las coras limítrofes como las de Carmona

y Écija por la fuerza de las armas (‘unwatan), véase AlœBay…n, vol. II, p. 13. 3 T…r†j alœAndalus, p. 137. 4 Nos referimos a una cita de Ibn Hayy…n conservada en la obra de alœMaqqar†

AlœNafh, vol. III, pp. 49œ50. 5 AlœNafh, vol. I, p.328; Alœ‘Ibar, vol. IV, p. 155.

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soberanos locales en las coras de Ilb†ra, Rayya, $id™na y Sevilla proclamaron su adhesión al proyecto elaborado por el omeya ‘Abd alœRahm…n alœD…jil para la instauración de un Emirato independiente en alœAndalus. Según un testimonio de Tamm…m b. ‘Alqama6, la decisión fue tomada en una audiencia dada a los jeques de las provincias por el pretendiente omeya, tras su desembarco en Almuñécar. Después del establecimiento de la dinastía omeya, Morón se vio teóricamente incorporada al nuevo régimen centralizado en Córdoba, al cual correspondería en adelante el nombramiento de los gobernadores provinciales (‘umm…l, sing. ‘…mil). Pese a ello, debemos subrayar que la nueva autoridad regional de Morón permaneció, como fue el caso durante la Antigüedad romana, subordinada a Sevilla. El poder conectaba Morón con Córdoba a través de lazos de parentesco tribal en los que también participaba la ciudad de Sevilla. ‘Abd alœRahm…n alœD…jil nombró a uno de los familiares de la dinastía omeya llamado ‘Abd alœMalik b.‘Umar al frente del gobierno de Sevilla. Por ello, no tuvo más remedio que conceder la cora de Morón al hijo del mismo, ‘Abd All…h b. ‘Abd alœMalik7. En otra ocasión, el emir omeya ‘Abd alœRahm…n se vio obligado a adjudicar las coras de Sevilla, $id™na, Morón y Algeciras a un mismo valí, llamado ‘Abd alœSal…m b. Bas†l, conocido por el apodo de alœ$ayj (el jeque). Disponemos de algunos datos que nos permiten valorar la importancia demográfica y militar de la circunscripción cuando estaba bajo el poderío del emir omeya Muhammad I. Según un censo de la caballería comarcal, Ibn Id…r†8 sitúa a Morón entre las seis más importan-

tes coras de alœAndalus. Otro dato nos aporta más detalles sobre la densidad del poblamiento rural en el distrito:“alœØib…ya (la renta) percibida en Morón por el emir alœHakam I, cuya cantidad alcanzaba veintiún mil dinares”9 de oro. Recordemos, a modo de comparación, que la renta de todo alœAndalus durante la época emiral oscilaba entre trescientos mil dinares y “un millón de dinares al año”10. El poder central del emir omeya de Córdoba se ejercía bajo la supervisión política y administrativa del gobernador provincial nombrado para desempeñar estos fines. Para romper con las obligaciones tributarias y militares, Morón se vio más de una vez afectada por la rebeldía y los disturbios que la llevaron a desligarse del poder omeya central. Ibn $aØara nos ofrece un buen ejemplo acerca de este fenómeno al proclamarse señor de Morón, durante el año 163 de la hégira (779 d.C.)11. Más aventurada fue la acción del rebelde Qu‘nub que manifestó su hostilidad contra la soberanía de los emires que mandaron sucesivamente en Córdoba, alœHakam b. Hi_…m y ‘Abd Rahm…n alœAwsat. La amplitud de su revuelta afectó a la cora limítrofe de Ecija12 que se unió a la subversión. Las rivalidades entre los caudillos y jefes locales no tardaron en generar un clima de inseguridad. Sevilla se vio obligada a pactar una alianza con algunos señores de Morón para poder enfrentarse a la acción devastadora de Kurayb b.‘Utm…n13. De hecho, eran conocidas sus aspiraciones al control de toda la zona del bajo Guadalquivir, aprovechando la descomposición del poder omeya. Parece ser que qaryat Kurayb, que conserva hasta hoy en día su antigua denominación de Coripe en la ladera montañosa de la cora de Morón, debe su nombre a este caudillo local.

6 AlœBay…n, vol. II, p. 46. 7 AlœHulla, vol. I, p. 56; véase también alœNafh, vol. I, p. 328. Es preciso llamar la aten-

ción sobre una errata relacionada con el nuevo gobernador de Morón, cuyo nombre es ‘Abd All…h b.‘Abd alœMalik y no ‘Umar, que fue abuelo del mismo. El autor de alœNafh avisa anticipadamente de las posibles equivocaciones que pueda cometer por no disponer de las fuentes escritas que no pudo llevar consigo durante su viaje oriental. 8 AlœBay…n, vol. II, p. 109.

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9 Alœ Rawd, p. 564. 10 AlœNafh, vol.V, pp. 146 y 352. 11 AlœNafh, vol. II, p. 56. 12 Iftit…h alœAndalus, 1982, p. 83; Tabaq…t alœnahwiyy†n, p. 254. 13 AlœMuqtabas 1937, p. 68.

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Según una referencia de ‘Is… b.Ahmad alœR…z†, que figura como una de las fuentes más fiables en la obra de Ibn Hayy…n “T…leb b. Mawl™d se apoderó de la cora de Morón” 14, tras una sublevación dirigida bajo su dirección. Cabe señalar que estamos ante una entidad que supo implantarse en Morón como dinastía provincial. El mismo historiador cordobés confirma en otro contexto que se trataba efectivamente del “conocido Ibn Mawl™d, insurrecto en la cora de Morón”15. Más preciso es el relato de Ibn Id…r†16 que atribuye a T…lib b. Mawl™d el calificativo de mawrurí. La familia de los Ban™ Mawl™d se mantuvo en el poder tras el fallecimiento del fundador, con la sucesión de su hermano Muslim b. Mawl™d. La soberanía pasó luego a manos del hijo ‘Ali b.T…lib b. Mawl™d, encadenándose en forma de una auténtica dinastía provincial. La nueva entidad no tardó a extender su soberanía sobre las dos coras limítrofes de $id™na y T…kurunn…. La incorporación de estas zonas al poderío de Morón explica, tal vez, la confusión que ha venido caracterizando los relatos históricos posteriores relacionados con los Ban™ Mawl™d. En el apartado reservado a los soberanos de esta dinastía, alœ‘Udr† los denomina “rebeldes de la cora de $id™na”17. No obstante, el cuarto y último señor de Morón no figura como descendiente de la mencionada dinastía. Se llamaba ‘Abd All…h b. Ham†d, encargado por el difunto fundador de la dinastía como jefe de la caballería. Parece ser que se apoderó de Morón tras una maniobra traicionera llevada a cabo contra la dinastía de los Ban™ Mawl™d, para asentar su poder en hisn Aq™t. Sabemos que este nuevo señor de Morón ‘Abd All…h b. Ham†d llegó a desempeñar un papel considerable en la vida política y militar de alœAndalus, durante un periodo caracterizado por una profunda confusión. Sirvió de intermediario en las negociaciones de paz

mantenidas entre el emir de Córdoba ‘Abd alœRahm…n alœN…sir y el gran rebelde Umar b. Hafs™n18. Gracias a la labor del nuevo señor de Morón, se consiguió firmar una tregua entre las dos partes bélicas durante el año (303 H/ 915 d.C.)19. Antes de proclamarse califa en Córdoba, ‘Abd alœRahm…n alœN…sir tuvo que acabar con todos los núcleos de rebeldía en alœAndalus. Su primera movilización se dirigió precisamente contra la “cora de Morón”20, encaminándose por un largo recorrido que le llevó a atravesar Rayya en dirección hacia las coras de Algeciras y $id™na, alcanzando Morón por la parte meridional. De esta manera, hisn Aq™t fue asediado por el ejército cordobés desde su flanco este durante el año 301 H/913 d. C. Parece ser que la línea de demarcación administrativa entre $id™na y Morón fue ajustada durante esta campaña. La frontera entre ambas coras fue marcada precisamente en hisn $illibar (el castillo de Xillibar), tras ser naturalmente controlado e incorporado a la cora de $id™na. Otro punto de demarcación entre las dos entidades provinciales fue implantado con la construcción de hisn I_bira (Espera) por ‘Abd alœRahm…n alœN…sir. Una importante guarnición fue albergada en la recién construida fortaleza para servir de base a las ofensivas omeyas contra los insumisos de Morón. Hisn $illibar es mencionado por el decano de los cronistas de alœAndalus, Ab™ Marw…n Ibn Hayy…n21, en el contexto de la entrada victoriosa de Abderamán alœN…sir en el asentamiento durante la campaña efectuada en el primer año de su reinado (301 H/ 914 d. C.). En otro contexto histórico22 aparece el mismo asentamiento como 18 M. ACIEN ALMANSA, Entre el Feudalismo y el Islam.‘Umar Ibn Hafs™n en los histo-

riadores, en las fuentes y en la historia, (=‘Umar Ibn Hafs™n) Universidad de Jaén 1994, pp.59, 62. 19 AlœMuqtabas V, p. 114. 20 AlœBay…n, vol. II, p.16. 21 AlœMuqtabas V, p. 88. 22 AlœMu‘yib, p. 69.

14 AlœMuqtabas 1937, p. 128. 15 AlœMuqtabas V p. 72. 16 AlœBay…n, vol. II, p. 139. 17 Tars†‘ alœajb…r, pp. 114œ115.

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dependencia de Sevilla. Se trata del siglo XI, cuando alœMu‘tadid incorporó esta zona al reino taifa de Sevilla. Por otra parte, hemos logrado identificar un topónimo parecido citado en la obra botánica de Ab™œlœJayr alœI_b†l†23, con dudosa transcripción. Nos referimos a un topónimo mencionado en la edición de Rabat a veces como $ilyar y otras como $ibr. No se descarta la posibilidad de que se trate del mismo asentamiento de $illibar, expuesto a una errata de transcripción. De hecho, sólo se necesita quitar un punto a la /y/ en el original árabe para leer la palabra como $illibar. En el segundo caso, es la letra “l” la que falta en la edición de Rabat para leer la palabra correctamente. Sería conveniente señalar que en uno de los mencionados textos botánicos se alude a “las dos estatuas que se encontraban en $ibr (Xillibar?)”, por ser éste un asentamiento preœandalusí. Hemos subrayado en varias ocasiones el error metodológico que supone descartar el idioma beréber como instrumento de investigación. Una coordinación interdisciplinaria resulta indispensable para iniciar una amplia tarea de corrección toponímica y terminológica en las fuentes editadas y traducidas. Podría empezarse por el famoso compendio geográfico de alœBakr†, la importante crónica histórica de Ibn ‘Id…r†, la gran enciclopedia genealógica e histórica de Ibn Jald™n o el magnífico tratado de agricultura de Ibn alœAww…m, para poner tan sólo cuatro ejemplos que revelan el grado inquietante de confusión que persiste en el ámbito académico al respecto. Las localidades mencionadas con anterioridad pueden servir de punto de referencia en el restablecimiento de la línea de demarcación trazada por ‘Abd alœRahm…n alœN…sir, entre las dos coras de Morón y $id™na. El geógrafo alœHimyar†24 precisa que “la cora de Morón se ubicaba al nordeste de la cora de $id™na, y es allí donde colindaban los alfoces de ambas coras”. La misma observación fue realizada por Ibn

alœKardab™s25 al indicar que la cora de $id™na estaba contigua a la de Morón, con una ligera inclinación hacia la alquibla o dirección de la Meca. Durante la época anterior, la frontera entre ambas coras se ubicaba en “hisn Amr†qa situado en $id™na sobre [la orilla izquierda de] w…d† Laku (Guadalete)”26. Fue durante estas fechas cuando la fortaleza de Espera fue elegida como cabeza de partido de la cora de $id™na. Ëam†l b. ‘Uqba alœBalaw† fue el primer gobernador nombrado al frente de la nueva sede provincial. Desde aquel entonces, Espera desempeñó este papel durante quince años, antes de desplazar la capitalidad de la cora de $id™na hacia Calsena27. La decisión fue tomada por el poder central durante el año 316 H/928 d. C., fecha que coincide con la proclamación del Califato omeya, ya que las hostilidades habían desaparecido. Las campañas efectuadas por ‘Abd Rahm…n alœN…sir sobre Morón durante la primera década del siglo IV de la hégira fueron continuas28, aunque se hubo de esperar hasta el año (310 H/ 922 d.C.) para lograr controlar los alfoces de Morón circundantes a la cora de T…kurunn…29. Un año después, el emir omeya se apoderó definitivamente de la alcazaba denominada en las fuentes de aquella época como hisn Mawr™r. Al proclamarse el Califato omeya en Córdoba, Morón fue inmediatamente incorporada como subdivisión administrativa en el nuevo sistema instaurado en alœAndalus. Según fuentes coetáneas30, Morón aparece junto a las dieciocho o diecinueve coras que conformaban el núcleo básico de la nueva estructura territorial del Califato omeya. El total de unidades administrativas en alœAndalus alcanzará más tarde un total de treinta y 25 T…r†j alœAndalus, p. 135. 26 AlœMuqtabis II, p. 112 27 AlœBayan, vol. II, p. 197. 28 AlœMuqtabas V, p. 172.

23 Alœ‘Umda, vol. I, pp. 174, 280, 490, vol. II, pp. 624, 702.

29 AlœMuqtabas V, p. 180; AlœBayan, vol. II, p. 183.

24 AlœRawd, p. 564.

30 AlœMuqtabas V, pp. 253œ54; AlœTaq…sim, p. 235.

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siete coras en el período de la máximo apogeo del Califato (mediados del siglo X). El cargo del gobernador de Morón fue otorgado a dos personas a la vez, ‘Abd alœWahh…b b. Muhammad y Muhammad b. Badr. Las dependencias septentrionales de Morón “circundaban los alfoces de la cora de Carmona, con una ligera inclinación hacia el sudeste”31. Parece ser que las dos localidades de Barad†_ y $at†qas formaban parte de la cora de Morón durante la época emiral, antes de ser incorporadas a la circunscripción de Carmona por el califa ‘Abd alœRahm…n alœN…sir32, como señalamos en el apartado anterior. Por la parte nordeste, Morón lindaba con los alfoces de k™rat U_™na (la cora de Osuna). Sus dependencias orientales lindaban las cercanías de la alquería de Ëily…na (Gilena) para desviarse luego en dirección sur hacia la cora de Rayya33. Podemos a través de un análisis estadístico del contenido de las obras onomásticoœbiográficas34 elaborar una lista detallada de los hombres de letras nativos de Móron, que ejercían en distintos campos del saber. Aparte de la importancia numérica, se nota perfectamente el alto nivel cultural conseguido por Morón a lo largo del período emiral, y sobre todo durante la época califal. La tradición del hadiz, en primer lugar, el derecho m…lik†, la teología y, sobre todo, la lingüística figuran como las disciplinas más cultivadas en el distrito. El mororense Y™d† b.‘Uym…n, conocido por el apodo de “el lingüista”, fue pionero en la introducción de las ciencias filológicas aplicadas en Oriente por dos grandes maestros, alœFarr…’ y alœKis…’†35,

cuyas doctrinas llegaron a ser conocidas en alœAndalus gracias a su labor. De igual manera, Jas†b alœKalb† nativo de Morón era considerado una eminencia durante su época en el campo de las ciencias lingüísticas36. Asimismo, Ab™ Mus… alœHuww…r† consiguió sintetizar en un planteamiento metodológico sin antecedentes “la jurisprudencia y las ciencias árabes en alœAndalus”37, aportación por la cual mereció el calificativo de “…lim alœAndalus (sabio de alœAndalus)”. En el campo de las letras, Umayya b. G…lib alœMawr™r†, figura como ilustre poeta durante la época ‘‘…mirí”38. Estos ejemplos nos permiten anticipar una primera apreciación acerca del significativo papel alcanzado por Morón como entidad provincial en la vida cultural de alœAndalus. Sin embargo, poco es lo que sabemos sobre la estructura jurídica, económica y tributaria instaurada en Morón por el Califato omeya. Generalmente, en cada cora se nombraba a un cadí que llevaba los asuntos de la justicia local bajo las directivas del cadí de la comunidad (q…d† alœØam…‘a) instalado en Córdoba. No nos faltan datos39 sobre los cadíes encargados por el poder judicial califal para ejercer la justicia conforme a las leyes en vigor en las coras de $id™na, IstiØa, Ilb†ra, entre otras localidades más. Muhammad b. ‘Abd All…h al Ëud…m†40 representaba la figura más célebre entre los cadíes de Morón. Tampoco faltan detalles acerca de la articulación del poder legislativo a escala provincial.Varios jurisconsultos reconocidos por su alta formación en el derecho m…lik† fueron acreditados para ejercer como autoridad legislativa en las localidades de Osuna, Calsena, Marchena

31 T…r†j alœAndalus, p. 137. 32 AlœMuqtabas 1937, p. 119 33 ALœBUNNƒH‡, T…r†j Qud…t alœAndalus, (=Qud…t alœAndalus), Beirut 1980, p. 82. 34 Véanse: Ulam…’ alœAndalus, vol. I, pp. 235, 304, 313, 343 y vol. II, p. 127; AlœSila, vol.

36 Tabaq…t alœnahwiyy†n, p. 259.

II, 512œ13, 528; Tabaq…t alœ nahwiyy†n, pp. 256, 259, 266, 275, 290, 304, 309œ310; AlœDayl, vol. VI, pp. 227, 234, 287, 317, 329, 490œ91; AlœËadwa, vol. II, p. 421; ALœSAY#T‡, Bugyat alœwu‘…t, (=Bugyat alœwu‘…t) edición M. Ab™œlœFadl, El Cairo 1964, vol. I, pp. 97, 139. Esta lista no tiene ninguna pretensión de exhaustividad. 35 YAQUT, Mu‘Øam alœud…ba’, (=Mu‘Øam alœud…ba’) Beirut 1980, vol.VII, p. 213;Véase también Tabaq…t alœ nahwiyy†n p. 256.

37 Tabaq…t alœnahwiyy†n, 253;Véase también: Iftit…h alœAndalus, p. 56.

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38 AlœYadwa,, vol. I, p. 272. 39 ALœJU$AN‡, Qud…t Qurtuba, El Cairo, 1966, pp. 22œ13, 38, 40œ41, 68, 118; trad. J.

RIBERA: Historia de los jueces de Córdoba, 1914 (reed. Sevilla 1985);‘Ulam…’ alœAndalus, vol. I, pp. 106, 120, 234; vol. II, pp. 52, 60. 40 AlœSila, vol. II, p. 528.

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y Firr†_41. En Morón destaca la figura del jurisconsulto ‘Abd All…h b. ‘Amr™s alœHadram†42. El poder jurídico se vio seriamente alterado por las vicisitudes que afectaron al Estado califal hacia finales del siglo X, bajo la dictadura ‘…mir†. En una primera etapa, alœMans™r nombró a Ahmad b. Hakam b. Muhammad alœ‘ƒmil† como “juez en Morón y Carmona”43, agrupando las dos coras en una misma jurisdicción. Poco tiempo después, las cinco circunscripciones de “Ecija, Osuna, Carmona, Morón y T…kurunn… se vieron agrupadas”44 bajo la autoridad de un mismo juez, llamado ‘Abd Rahm…n b. Muhammad, y reconocido bajo el célebre apodo de Ibn alœMa__…t. Durante la fitna45, el nuevo califa de Córdoba, Sulaym…n alœMusta‘†n concedió la cora de Morón y la de Arku_ (Arcos) al contingente beréber de los Ban™ Dummar46, recién introducidos en alœAndalus. Sabemos que Arcos fue posteriormente anexionada al pequeño reino taifa proclamado en Calsena por otro linaje beréber, los Ban™ Jazr™n47. Tras el desmembramiento del Califato omeya y la instauración del sistema taifa, los Ban™ Dummar proclamaron su independencia en la cora de Morón. Este pequeño reino taifa se mantuvo en la zona durante aproximadamente medio siglo. Abundan las referencias48 acerca de los acontecimientos acaecidos en la zona bajo el mandato de esta dinastía durante dicha época. Una nueva estructura

socioeconómica, basada en los lazos de parentesco tribal, se hizo cada vez más firme y generalizada por toda la zona. El poderoso alœMu‘tadid logró en el año 458 de la hégira (1065 d.C.) destronar al último rey de Morón, anexionando la ciudad y su alfoz al reino ‘abb…d† de Sevilla49. Por lo que se refiere a las épocas posteriores, almorávide y almohade, se aprecia una notable escasez de datos relativos a la historia de Morón. Sabemos a modo de ejemplo que Ëahwar b. Ibr…h†m alœTu؆b† desempeñaba la función de imán en MasØid Mawr™r alœË…mi‘ (la aljama de Morón) hasta el año (526 H/1131 d.C.)50. Conocemos también que un sabio nativo del pueblo permaneció ejerciendo como cadí en Morón hasta su fallecimiento en el año (576 H/1180 d.C.). Se trata de ‘Abd All…h b. Jalaf b. Muhammad b. Hab†b b.‘Abd All…h b.‘Amr alœQura_†51. La localidad de Morón mantuvo su papel como centro científico y cultural hasta principios del siglo XIII . De hecho, las fuentes árabes52 no dejan de mencionarla como foco de transmisión del saber en alœAndalus, junto con las ciudades de Sevilla, Córdoba, Granada, Málaga y Valencia. El topónimo Mawr™r no era único en alœAndalus. Existía una alquería llamada así, en las dependencias de Suhayl (Fuengirola) en la cora de Rayya, de donde procedía el famoso lingüista alœSuhayl†. Entre otros autores menciona el lugar Ab™œlœFid…53. Alœ‘Udr†54, entre otros, corrobora la existencia de otro Morón en la cora de Ilb†ra, en las proximidades de Granada:“El Monte de Mawr™r forma parte de la cora de

41 ‘Ulam…’ alœAndalus, fasc. I, pp. 106, 120, 234 y fasc. II, pp. 52, 60. Restos y vestigios

de la ciudad de Firr†_ se conservan hasta hoy en día en estado ruinoso cerca de Las Navas de la Concepción (prov. de Sevilla). 42 ‘Ulam…’ alœAndalus, vol. I, p. 235. 43 AlœDayl, vol. I/I, p. 99. 44 AlœSila, fasc. I, p. 307. 45 Para más detalles sobre esta gran revolución urbana que duró aproximadamente un cuarto de siglo (399œ422 h/ 1008œ1031 d.C.) véase ‘ƒmmat Qurtuba, pp. 213œ242. 46 AlœBay…n, vol. III, p. 113; Alœ‘Ibar, vol. 7, pp. 71œ72. 47 AlœBay…n, vol. III, p. 294. 48 AlœBay…n vol. III, pp. 214, 220, 229œ30, 268œ69, 295œ96; trad. F. MAÍLLO SALGADO: La caída del califato de Córdoba y los reyes de Taifas, Salamanca, 1993 y traducción Ídem.,: Crónica anónima de los reyes de taifas, Madrid, 1991; AlœDajira, vol. II/I, 38œ39.

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49 AlœBay…n, vol. III, p. 296. 50 AlœSila, vol. I, pp. 131œ32. 51 AlœDayl, vol. IV, pp. 223œ24. 52 AlœDayl, vol. I/II, p. 434. 53 Taqw†m alœbuld…n, (=Taqw†m alœbuld…n) París 1840, p. 175. Las restantes citas sobre

este lugar, con una propuesta de identificación en V. MARTÍNEZ ENAMORADO, “Suhayl/Fuengirola: evolución histórica de una fortaleza andalusí”, Jábega, 75 (1995), pp. 3œ18; Ídem, “La terminología castral en el territorio de Ibn Hafs™n” (=”Terminología castral”), I Congreso Internacional Fortificaciones en alœAndalus (Algeciras, 1996), Algeciras, 1998, pp. 33œ78. 54 Tars†‘ alœajb…r, p. 93.

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Ilb†ra”. Recordemos que una de las puertas de Granada se llamaba B…b Mawr™r55 y que en las afueras de dicha puerta se encontraba el cementerio denominado igualmente Maqbarat Mawr™r56. Ibn alœJat†b57 nos informa sobre la construcción de la muralla que encerraba el arrabal del alœBayy…z†n (Albayzín) en Granada por D…w™d b. Sulaym…n b. Hawt All…h alœAns…r†. Es de sumo interés saber que se trata de la misma persona “que realizó obras de canalización de agua en Ëabal Mawr™r (Monte de Morón), utilizando técnicas de construcción sin antecedente”. En un contexto relacionado con la época de ‘Abd alœRahm…n alœD…jil el cronista Ibn alœQ™tiya58 menciona la qaryat Mawr™r (alquería de Morón) donde residía Ab™ M™s… alœHuww…r†, anteriormente citado. Mientras que el geógrafo cordobés alœR…z†59 nos informa sobre mad†nat Mawr™r, situada en una bella llanura.Asimismo, Morón figura como entidad urbana, según la clasificación del geógrafo oriental alœIstajr†60 establecida en una lista que recoge las más importantes ciudades de alœAndalus.Tampoco faltan referencias que aluden a Morón como lugar de residencia de muchos hombres de letras. Por otro lado, un oficio especial de correos y comunicaciones (alœFur…niq) unía Morón regularmente con la capital, Córdoba61, desde la época del emir Muhammad b. ‘Abd Rahm…n. Disponemos de una referencia de alœR…z†, reproducida literalmente por Ibn G…lib, en la cual se menciona el castillo de Qalb “gracias a su robustez, un solo hombre puede defenderlo de cien invasores”62. Se trata, según las aclaracio-

nes del mismo Ibn G…lib, de la cabeza de partido de Morón denominada “Mad†nat Qalb”. Más concluyentes son las explicaciones mencionadas en el diccionario geográfico de alœHimyar†63 al indicar textualmente que “la ciudad de Qalb es la cabeza del distrito de Morón y la sede de los walíes (gobernadores) nombrados en ella” por la autoridad central. Se trata, según la misma fuente, de “una gran ciudad dotada de una mezquita aljama con un mercado frecuentado por comerciantes que lo aprovisionaban con todo tipo de mercancías”64. Un primer análisis del contenido de estos textos permite entender que estamos ante una información extraída de una misma fuente original anterior o por lo menos coetánea al siglo X. Las fuentes tardías se han limitado generalmente a reproducir el contenido de la misma referencia sin ningún añadido, excepto algunas modificaciones de estilo. Queda claro que Qalb o Qalab, con el diminutivo de Qulayb, es una palabra árabe. Sus distintos sentidos etimológicos fueron detalladamente expuestos en los repertorios lexicográficos y también en algún diccionario geográfico. Dejando aparte el significado literal, que coincide con la palabra corazón, el término simboliza metafóricamente el cambio y la conversión. No obstante, Qalb figura también como topónimo geográfico que nombra específicamente a un monte65.Y…q™t66 menciona en su diccionario geográfico otro monte conocido bajo el nombre de Qulayb. Por otro lado, localizamos en la serranía de Tebesa, en alœMagreb central, un “monte llamado Qalb Mal…q, que por ser tan alto, se puede ver desde muy lejos” según las aclaraciones de alœHimyar†67. El agrónomo sevillano Ab™œlœJayr alœI_b†l†68 nos procura en su diccionario

55 AlœDayl, vol.V /I, p. 224; AlœHulla, vol. II, p. 214. 56 AlœDayl, vol.VI, pp. 327, 395. 57 AlœIh…ta, vol. I, p. 509, 58 Iftit…h alœAndalus, p. 56. 59 “Description de l’Espagne”, p. 96.

63 AlœRawd, pp. 469 y 564.

60 AlœMasalik waœlœmamalik 1927, p. 85.

64 AlœRawd, p. 469.

61 Tabaq…t alœnahwiyy†n, p. 259.

65 AB# FAYD MUH‡B ALœD‡N, T…Ø alœ‘Ar™s min Øaw…hir alœq…m™s, (=T…Ø alœ‘Ar™s),

62 “Description de l’Espagne”, p. 96; “Farhat alœanfus”, p. 293. Sin embargo, adverti-

mos que persisten varias divergencias de omisión y diferencias de estilo entre el original árabe reproducido por Ibn G…lib y la traducción francesa elaborada, a base del texto de alœR…z†, por E. LeviœProvençal.

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El Cairo s/f, vol. I, p. 437. 66 Mu‘Øam alœbuld…n, vol. IV, p. 394. 67 AlœRawd, p. 130. 68 Alœ‘Umda, vol. I, p. 181.

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botánico otro término similar: Qulb, con vocal /u/. Se trata del nombre de una planta llamada Øawz alœhaØar (nuez de la piedra). Con esta abundante información lingüística, lexicográfica y geográfica podemos aventurarnos a avanzar explicaciones etimológicas y conceptuales de dicho topónimo. No se descarta la probabilidad de que Qalb fuese al principio el nombre del monte que dominaba una primitiva alquería emiral asentada al pie del mismo. Este agrupamiento semiœrural se hizo cada vez más activo, para convertirse durante la época califal en una auténtica ciudad, la de Morón. Designar la cabeza de partido, en este caso, con el calificativo de ciudad de Qalb seria una forma de distinguir entre la cora de Morón que abarcaba todo el distrito y su capital en las laderas del monte Qalb. Disponemos de otros datos de interés para una posible localización de dicho topónimo. Según Ibn G…lib69, Qalb se ubicaba a una distancia de sesenta millas de Córdoba.AlœHimyari70 nos ofrece más detalles al precisar que en la parte meridional de la ciudad se encontraba un peñasco inexpugnable cerca del cual se situaba Ëabal alœQur™d (el monte de los monos), que identificamos con la actual serranía de Grazalema. Dejando aparte la ciudad de Morón, que fue al principio una simple alquería, no faltan datos que reflejan la existencia de un número abundante de alquerías71 en la zona, durante la época del emirato. Ibn Hayy…n72 nos informa sobre la devastación de muchas alquerías que se ubicaban en los contornos inmediatos de Hisn Aq™t hacia finales del siglo IX. Una clara tendencia a la repoblación rural

se dejó sentir nuevamente en todo alœAndalus durante la época califal. Según una importante referencia73, la cora de Morón se estructuraba conforme al la subdivisión administrativa califal en aq…l†m (distritos). Es precisamente lo que se entiende de la expresión “Mawr™r waœdaw…tuh… (Morón y sus dependencias)”. Cada iql†m se agrupaba en torno a una alquería alœØ…mi‘a, dotada de una mezquita aljama donde se celebraba la oración del viernes, según las normativas territoriales en vigor durante los siglos X y XI. Ibn alœFarad†74 menciona una alquería llamada “Bal…t Ab† alœAØannas, situada en Iql†m I_bira” incorporado a la cora de $id™na, como ya indicamos antes. No obstante, sabemos que la palabra de alœBal…t se identifica en la terminología arquitectónica árabe como edificio construido en sillería o dotado simplemente de pavimento de empedrado o de mármol. Por ello, nos aventuramos a identificar Bal…t Ab†œlœAØannas, situado en el termino de Espera, con el asentamiento romano de Carissa Aurelia, reactivado durante la época islámica bajo la nuevo denominación relacionada con la figura noble de Ab†œlœAØannas. Tras la instauración del sistema taifa, los agrupamientos rurales se vieron de nuevo reducidos al desorden. Un importante número de alquerías de la zona fue asolado por las fuerzas beligerantes75. Se muestra una clara tendencia hacia la fortificación de los enclaves. Contrariamente a alguna suposición76, se nota la relevancia alcanzada por uno de los más importantes castillos que se conocen en la zona. Nos referimos a Hisn Aq™t, que ha suscitado divergencias de opinión, tanto en lo que se refiere a su localización, como en lo relacionado con la etimología del término. Es cierto que pocas son las fuentes árabes que aluden a hisn Aq™t

69 La traducción francesa del texto atribuido a AlœR…z† nos proporciona una distancia

diferente, de cien millas. Los errores de omisión y la disconformidad entre los diferentes textos de un mismo original abundan en las traducciones, lo cual debe incitar a los investigadores a mantener las reservas pertinentes a la hora del examen textual. 70 AlœRawd, p. 469. 71 Tabaq…t alœnahwiyy†n, p. 254. 72 AlœMuqtabis 1937, p. 112.

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73 AlœBay…n, vol. III, p. 268. 74 Ulam…’ alœAndalus, vol. I, p. 308. 75 AlœBay…n, vol. III, p. 296. 76 MoraœFigueroa lo califica de modesto hisn.Véase: J. PASCUAL BAREA “De Mons

Acvtvs al castillo de Cote (Hisn Aqyt)” (=”De Mons Acvtvs”), Archivo Hispalense, 1995, p. 18.

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en contextos relacionados con la cora de Morón. Sin embargo, no se necesita ningún esfuerzo de interpretación para conseguir su identificación.A nuestro juicio, hisn Aq™t figura sin duda ninguna como cabeza de iql†m en la cora de Morón bajo la dinastía local de los Ban™ Mawl™d. La desintegración del Emirato omeya77 hacia finales del siglo IX, incitó T…lib b. Mawl™d a abandonar Córdoba para dedicarse exclusivamente a la organización del territorio de Morón bajo su mandato. Fue precisamente cuando este cabecilla “ocupó Hisn Aq™t y lo construyó”, según la aclaración de alœ‘Udr†78. Se fortificó la zona más elevada, lo que concuerda con su condición de sajra fortificada. El campamento se emplazaba al otro lado, en el piedemonte. Asimismo, se encontraba una almunia junto al hamm…m o baño79. Desde aquel entonces, la cora de Morón se estructuró en torno a su nueva capital. El traslado de la sede provincial, de la antigua alquería de Morón hacia hisn Aq™t, respondía a las nuevas necesidades de defensa. El emir ‘Abd All…h concedió oficialmente el mando de la provincia al pretendiente, T…lib b. Mawl™d, mediante un siØill (decreto oficial) firmado en su favor.T…lib b. Mawl™d no regateó ningún esfuerzo en la fortificación de otros asentamientos dentro de la zona de su influencia, empezando por “la construcción de Hisn Ëabal alœHiØ…ra (Castillo del Monte de las Piedras)”80. Asimismo, otro castillo llamado Hisn Muntef†q81 fue elevado durante la misma época en las dependencias septentrionales de Morón, sobre la orilla de W…d† Ayra (Guadaira). Entre otros castillos incorporados a Morón en aquellas fechas, citamos los hus™n de Barad†_ (Paradas), Laqandr y Qasr Ibn

‘Garr…b82. Estas fortificaciones explican cómo Morón se convirtió durante esta época en un santuario de rebeldía inaccesible para las tropas de la Córdoba omeya. Más de una vez, los Ban™ Hafs™n de Buba_tar (Bobastro) se refugiaron en Morón durante su lucha contra el Emirato omeya, según las aclaraciones de Ibn Hayy…n83. Estas referencias fueron mal interpretadas por algunos estudiosos, que no tomaron las necesarias reservas al ubicar hisn Aq™t erróneamente en la costa malagueña84. Aunque existe un hisn Aq™t en la cora de Rayya, que seguramente se corresponda con el lugar mencionado en el Repartimiento de Comares bajo la forma Cuta o Acuta (la actual villa de Cútar), habría que dilucidar qué citas pertenecen a Cote y que otras al lugar malagueño, este último mencionado por alœWan_ar†s†85 bajo la forma qaryat Quta, entre otras alquerías más pertenecientes al término de Comares. Por otro lado, se trata de un topónimo relativamente frecuente en alœAndalus. Por ejemplo, en K™rat B…guh (la cora de Priego) existía otro hisn Aq™t86. Igualmente, otro castillo situado en Murcia era denominado “Hisn Munt Aq™t”87, fortaleza donde el rey de Sevilla alœMu‘tamid encarceló a su famoso visir Ibn ‘Amm…r. La fuentes árabes88 mencionan con frecuencia otros topónimos con una transcripción similar a la de Aq™t. La curiosa referencia de alœBakr†, reproducida por alœHimyar†, en la cual se menciona un “Hisn denominado 83 AlœMuqtabas V, p. 186. 84 Para más detalles véase: “De Mons Acvtvs”, p. 19. 85 AlœMi‘y…r, vol.VII, pp. 153, 162. Hay que aclarar que en el primer texto, el topóni-

desintegración del sistema político y administrativo en alœAndalus durante esta época, véase: ‘ƒmmat Qurtuba, pp. 29œ53. 78 Tars†‘ alœajb…r, p. 114. 79 AlœMuqtabas II, pœ 112. 80 Tars†‘ alœajb…r, p. 114. 81 AlœMuqtabas 1937, p. 111. 82 AlœMuqtabas 1937. 119.

mo se menciona transcribiéndolo con la letra /a/, Aquta , y en el segundo caso se ha transcrito dos veces sin /a/, Quta. 86 AlœMuqtabas 1937, p. 27;V. MARTÍNEZ ENAMORADO,“Sobre Mad†nat B…guh. Aspectos historiográficos de una ciudad andalusí y su alfoz” (=”Mad†nat B…guh”), Antiquitas, 9 (1998), pp. 129œ149, especialmente 133. 87 AlœQal…’id, (=AlœQal…’id 1989), Universidad alœYarmuk, 1989, vols. I / II, p. 181; AlœMann, p. 423; Mu‘ yam alœBuld…n, vol. V, p. 207. Sobre el topónimo Aq™t, cf. “Terminología castral”, pp. 42œ43. 88 Remito a: AlœIh…ta, vol. IV, p. 38; AlœDayl, vol.VI, p. 275; Alœ‘Ibar, vol. IV, p. 215.

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77 Para más detalles sobre el grado de confusión en que se sumergió alœAndalus tras la


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como monte Aq™t, construido en Roma sobre un elevado y inaccesible peñón”89, resulta de difícil interpretación, pues no se ha podido identificar ningún Aq™t en la antigua metrópolis Romana90. Entendemos que la etimología de la palabra no es de origen beréber, ni tampoco de raíz latina91, a pesar de las interpretaciones al respecto. El sentido del término fue detalladamente aclarado por el diccionario enciclopédico árabe T…Ø alœ‘Ar™s92:“lo más alto de una cueva, el perfil del monte o la vertiente tallada en una roca”. Es posible que fuese ‘Abd alœRahm…n alœN…sir quien trasladase la capitalidad de la cora de Morón hacia el antiguo asentamiento de Qalb. Seguramente, la operación se concretó al proclamar el califato omeya durante el año 316 H/928 d.C. La misma maniobra se llevó a cabo en la cora aledaña de $id™na, donde la sede provincial fue trasladada durante la misma época hacia la ciudad de Calsena93. Concluímos el presente análisis llamando la atención sobre la denominación que se empleaba normalmente por las fuentes árabes al mencionar la capital del reino taifa de Morón durante el siglo XI. El término hisn94 vuelve a aparecer en las crónicas relacionados con dicha época para designar la capital de la mencionada taifa. Esta observación nos induce a suponer que se trataría de hisn Aq™t, que ha vuelto de nuevo a desempeñar el papel de cabeza de partido bajo la denominación de hisn Mawr™r. Sin embargo, el estado actual de la investigación no nos permite comprobar la validez de esta suposición95. 89 Ëugr…fiyat alœAndalus, pp. 201œ202; AlœRawd, p. 275. 90 G. HACQUARD et alii, Guide Romain Antique, (=Guide Romain) París 1984, pp. 13,

16, 17, 42œ34. 91 En el presente caso, relacionado con el término Aq™t, se ha llevado a cabo un esté-

ril análisis etimológico, que no se basa en la documentación histórica suficiente para llevar a cabo un estudio concluyente: “De Mons Acvtvs”, pp. 13œ18. 92 AB# FAYD, T…Ø alœ‘Ar™s, El Cairo, s/f., pp. 207 y 210. 93 AlœBay…n, vol. II, p. 197. 94 AlœBay…n, vol. III, p. 113, 296. 95 Esperamos que las investigaciones arqueológicas emprendidas deparen información sustanciosa al respecto; M.VERA REINA,Mawrur.Morón.Análisis arqueológico de una ciudad medieval, Sevilla, 2000; Ídem, El Castillo de Morón de la Frontera (siglos XIVœXV), Sevilla, 2000.

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TERCERA PARTE

GARB ALœANDALUS


La cora de Uk_unuba Estructura social y administrativa en el Occidente andalusí “Nosotros los árabes en alœAndalus hemos perdido nuestras raíces tribales... nos hemos convertido en pueblos sin ningún lazo de parentesco tribal o étnico”. (El rey al-M‘tamid in Anónimo, AlœHulal alœm™_iya, pp. 45œ46)

La Lusitana figuraba como la quinta subdivisión administrativa y eclesiástica instaurada en la Península Ibérica durante la época romana1. Su capital se ubicaba en la antigua ciudad de Emerita (Mérida) considerada como el más importante núcleo urbanístico en la zona durante la época preislámica. Muy escuetos son los datos proporcionados por las crónicas árabes acerca de la conquista islámica de esta parte de la Península. Sabemos que no figuraba como objetivo militar en el trayecto de las tropas de T…riq b. Ziy…d. La mayoría de sus fuerzas, pertenecientes a la gran confederación beréber de Nafza, así como a las de Makn…sa, Huww…ra y alœBar…nis, entre otras más, se instalaron en la zona denominada posteriormente como alœMawsita, o sea, el centro de alœAndalus. Sin embargo, disponemos de una importante nota mencionada por alœR…z† en la cual se especifica que T…riq b. Ziy…d “se adelantó en una maniobra hacia Sevilla obligando a sus habitantes a pactar con él la reconciliación y pagando éstos el tributo”2. Sabemos también

1 Se trata de las siguientes regiones: Baetica, Lusitania, Gallaecia, Tarraconensis,

Cartaginensis, Tingitania e Insulae Baleares. Para más detalles, véase Ëugr…fiyat alœAndalus, pp. 59œ64. Llamamos la atención sobre la importancia de la incorporación de la Tingitania (Norte del actual Marruecos) en esta estructura administrativa. 2 Nafh, vol. I, p. 260. La misma cita fue reproducida por IBN ALœKARDABUS, T…r†j alœAndalus lœIbn alœKardab™s wa wasfuh™ lœIbn alœ$abb…t, nass…n Øad†d…n (Historia de alœAndalus por Ibn alœKardabus y su descripción por Ibn alœSabbat), edición A. M. Alœ‘Abb…d†, I.E.E.I, Madrid, 1971. p. 140; trad. F. MAILLO SALGADO, Madrid, 1986.

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que T…riq b. Ziy…d “había hecho constar en acta mil fincas en Garb alœAndalus”3 a favor de Almund b.Witiza, hijo del último rey visigodo, lo que significa que Garb alœAndalus fue incorporado desde el primer momento al territorio islámico mediante acuerdos de paz firmados a favor de los autóctonos por el comandante beréber. Las fuentes árabes facilitan una información dispersa sobre linajes beréberes que se asentaron desde los primeros siglos del Islam en Garb alœAndalus. Los Masm™d… alœBar…nis que se instalaron en K™rat M…rida4. Una rama derivada de este linaje ocupaba Qal‘at alœHan_; se trata de Bar…nis Kut…ma5. Los beréberes ascendientes de la familia ban™ W…ns™s formaban parte de la alta nobleza en la ciudad de Mérida6. Igualmente, los ban™ Z…qila de M…rida pertenecían a la rama de los ban™ Tar†f descendientes de la confederación tribal masm™d† conocida bajo el término de Burgw…ta que gobernaron durante siglos en Bil…d T…masn… en la otra orilla del Estrecho7. Otros linajes beréberes que se instalaron en las regiones de Y…bura (Évora), Qasr Ab† D…nis (Alcacer do Sal), $antar†n (Santarem), Qulumb†ra (Coimbra) y Bataly™s (Badajoz)8. Creemos que los Ban™ alœGal†dh y los Ban™ Darr…Ø de Qastalla alœGarb (Cacela) se infiltraron desde el primer momento en k™rat Uk_unuba (la cora de Ocsonoba). Es posible que estos linajes formasen parte del ejército de T…riq b. Ziy…d; de hecho, descienden de la confederación tribal de Sanh…Øa asentada en las proximidades de la ciudad de B…dis, en la otra orilla del Estrecho. AlœYa‘q™b†9 proporciona un importante dato sobre la instalación en las localidades de

Niebla10 y B…Øa (Beja) de los primeros árabes que se introdujeron en la Península Ibérica durante la campaña de T…riq b. Ziy…d. Se trata, según parece, de algunos compañeros y discípulos que se dedicaron a la divulgación del Corán y la enseñanza del hadiz entre las tribus beréberes de la Tingitana y, tras la conquista, en Garb alœAndalus. No obstante, las fuentes árabes11 vuelven a mencionar la toma de Sevilla por la fuerza de las armas durante la segunda campaña de M™s… b. Nusayr, tras ser asediada varios meses.Asimismo, fue M™s… b. Nusayr quien tomó la capital de la Lusitana; su campaña militar se dirigió hacia Mérida después de conquistar la capital hispalense en la Bética. Disponemos de otras versiones que aportan algunos detalles sobre las localidades de Niebla, Beja y Ocsonoba que figuraban en el itinerario emprendido por esta segunda campaña militar dirigida por M™s… b. Nusayr. Se mencionan también la localidad de Laqant (Fuente de Cantos)12 y el topónimo de FaØ M™s… (barranco de Musa)13. Estamos ante un cambio radical en la orientación política de la conquista; de repente los nuevos conquistadores dirigidos por el caudillo árabe se dejaron llevar por el afán de apoderarse por la fuerza de los bienes inmobiliarios en la Península. Es lo que expresa alœR…z† al

3 Iftit…h alœAndalus, 1982, p. 31; Nafh, vol. I, p. 266. 4 AlœMuqtabas V, p. 121. 5 AlœMuqtabas V, p. 122. 6 Hul… alœMagreb, vol. I, p. 362. 7 AlœËamhara, p. 501. 8 Al-Muqtabas V, pp. 97, 254, 290; AlœËamhara, p. 501. 9 AlœBuld…n, p. 354.

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10 F. ROLDÁN CASTRO ha dedicado una obra a este tema titulada, Niebla musul-

mana (siglos VIIIœ XIII), Huelva, 1993; reed. Huelva, Diputación Provincial, 1997, 2ª. Para más detalles sobre las fuentes árabes disponibles para el estudio de la cora de “#nuba” cf. A. GARCÍA SANJUÁN,“Las fuentes árabes y el estudio del territorio onubense durante el périodo islámico (siglos VIII al XIII) “, I Jornadas de Cultura Islámica (Almonaster la Real 12œ15 de octubre de 2000),Almonaster, 2001, pp. 9œ28. 11 AlœBay…n, vol. II, pp. 14œ15; Nafh, vol. I, 296. 12 Es una dependencia de la cora de B…Øa donde alœ‘Al…’ b. Mug†th protagonizó una revuelta pro‘abb…s† contra el emirato omeya de Córdoba durante el año 146 H/763 d.C. 13 J. GARCIA DOMINGUES, “Invasão e conquista da Lusitania por Muça ben Noçair e seu filho Abdalaziz” Portugal e o alœAndalus, pp. 49œ64.

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decir: “Cuando los musulmanes conquistaron alœAndalus, el fuerte tomó de ella según su fuerza y el débil según su debilidad, de modo que no se repartió conforme a derecho”. A nuestro juicio, fue precisamente en aquel momento cuando se instalaron a costa de los indígenas los primeros linajes árabes en Garb alœAndalus, como propietarios terratenientes. Se trata de una nueva política omeya que se dejó sentir por todo elœMagrib y alœAndalus. Sus repercusiones fueron graves sobre la totalidad del escenario socioœcultural y político en todo el Occidente islámico14. La segunda aportación étnica árabe que afectó a Garb alœAndalus fue igualmente de naturaleza militar. Se trata del ejército omeya dirigido por BalaØ b. Bi_r alœQu_ayr†, que logró huir hacia alœAndalus tras ser derrotado por la revuelta beréber en alœMagreb. Alcanzaban la cifra de diez mil soldados, ocho mil de origen árabe y dos mil súbditos y vasallos de otros linajes. El contingente de Hims (Emesa) fue asentado en “las coras de Niebla y de Sevilla”15; a los de Egipto se les concedieron terrenos en “las coras de Uk_unuba y de Beja16. Sabemos que estos “recibieron como concesión (inz…l) la tierra y los bienes que poseían los que no eran árabes (‘aØam)”17. Las nuevas adquisiciones terratenientes alcanzaron “el tercio de los bienes de los dimmíes no árabes que se les fijó como sustento (tu‘ma)18. Así se cumplió en alœAndalus,“el arbitrio de que cada mano se quedara con lo que había tomado”19, según el testimonio del eminente jurisconsulto cordobés Ibn Hazm. Más importante fue la aportación étnica árabe realizada de manera progresiva durante los cuartos primeros siglos del Islam en

la estructura social de Garb alœAndalus. Se trata de un flujo permanente de inmigración de Oriente hacia Occidente y de las diferentes coras de alœAndalus hacia el Algarve, sobre todo durante los siglos X y XI. Este fenómeno fue descrito en un párrafo reproducido por alœMaqqar†20, en el cual se especifica: “que la gente de alœ$…m y otros linajes árabes han manifestado un gran interés en desplazarse a alœAndalus; en ella, se establecieron humildes grupos de la plebe árabe y también señores de la alta nobleza”. En trabajos anteriores hemos analizado la amplitud de esta corriente demográfica y su impacto sobre la estructura socioœcultural en alœAndalus21. Sin embargo, carecemos todavía de un estudio detallado sobre la aportación étnica árabe en la formación social de Garb alœAndalus22. Para realizar dicha tarea se necesita un despojo sistemático de la totalidad de las obras onomásticoœbiográficas, bibliográficas, históricas y genealógicas. Nos limitaremos en el actual ensayo a ajustar algunos planteamientos metodológicos susceptibles, quizás, de orientar la investigación hacia nuevos horizontes. Sabemos que la mayoría de los linajes árabes que se instalaron en Garb alœAndalus pertenecían al segundo grupo étnico: qaht…n† yam…n†, o sea, a los árabes nativos del sur de la Península Arábiga. Formaban, según un testimonio conservado en la obra de alœMaqqar†23 “la mayoría en alœAndalus”. Más precisa es la información suministrada por varias fuentes geográficas24 al indicar 20 Nafh, vol. I, p. 290. 21 Me refiero a ‘ƒmmat Qurtuba, pp. 139œ145; ‘ƒmmat I_b†liya, pp. 413œ429. 22 Señalamos que A. GARCÍA SANJUÁN está realizando una serie de trabajos de

alœMagreb y en alœAndalus bajo el liderazgo de Maysara alœMatgar†. Para más detalles, cf. M. Ism…‘†l, AlœJaw…riØ f† Bil…d alœMagreb, Casablanca, 1976. 15 AlœHulla, vol. I, p. 61. 16 Loc. Cit. 17 AlœBay…n, vol. II, p. 33. 18 AlœIh…ta, vol. I, p. 103. 19 AlœRas…’il, vol. III, p. 175.

investigación sobre la cora de Niebla y las localidades de Huelva y Saltés durante la Edad Media novedosos en cuanto a sus planteamientos metodológicos y perfectamente documentados.Véase a modo de ejemplo su obra: La Huelva Islámica, una ciudad del occidente de alœAndalus (siglos VIIIœXIII), Sevilla, 2002 y sobre $alt†_, cf. Ídem. “Una fetua de época almorávide sobre un pleito sucedido en Saltés”, Huelva y su Historia, 8 (2001), pp. 9œ28. 23 Nafh, vol.I, p. 193. 24 Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 543; AlœRawd, p. 342.

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14 Nos referimos a la revuelta beréber de tendencia J…ri؆ que se propagó por todo


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que:“la gente de $ilb (Silves) y los habitantes de sus alquerías son árabes del Yemen y de otras regiones de Arabia; su habla es en perfecto árabe clásico y componían poesía”. Ibn Hazm nos procura otro testimonio al indicar que un individuo yemení rivalizaba en méritos con sus homólogos mudaríes (árabes del norte) durante la época del Emirato omeya, enorgulleciéndose por la mayoría de los suyos en Garb alœAndalus25. El grupo tribal yemení supo conservar su homogeneidad étnica en Garb alœAndalus en torno a los lazos de parentesco tribal, de los cuales dependía su hegemonía política. Hacia el año 138 de la hégira (755 d.C.) Ab™œlœSab…h alœYahsub†, figuraba como el “supremo jeque de los yemeníes en Garb alœAndalus”26. Su primo ‘Abd alœGaff…r tenía el máximo mando en Niebla, mientras que sus otros primos ‘Amr b. T…l™t y Kalth™m b. Yahsub gobernaban juntos en Beja. Su apoyo a ‘Abd alœRahm…n alœD…jil fue decisivo en la constitución del Emirato omeya en Córdoba. Más tarde, fue Sa‘†d alœYahsub† quien supo imponerse durante el año 149 de la hégira (766 d.C.) como supremo jeque del linaje yemení en Garb alœAndalus. Las crónicas históricas proporcionan una abundante información sobre el papel de este grupo tribal durante las épocas posteriores en Garb alœAndalus27. Sabemos a modo de ejemplo que los yahsubíes lograron constituir un reino taifa en Niebla28 tras el desmembramiento del Califato omeya de Córdoba. Un análisis más detenido en las fuentes árabes facilita el acceso a algunas subdivisiones genealógicas dentro de cada linaje en Garb alœAndalus, según el siguiente organigrama socioœtribal en vigor en Occidente Islámico Medieval: 1 $a‘b, plur. $i‘…b; 2 Qab†la, plur.

Qab…’il; 3 ‘Im…ra, plur. ‘Am…’ir; 4 Batn, plur. But™n; 5 Fajidh, plur. Afj…dh; 6 ‘Is…ba, plur.‘As…’ib; 7 Fas†la, plur. Fas…’il; 8 Bayt, plur. Buy™t…t; 9 Usra plur.Usar29. Las posibilidades para realizar una aproximación socioœespacial de algunas entidades tribales son significativas. Del gran grupo tribal de Qays se pueden localizar los descendientes de Zabb…n que permanecieron como ‘Usba en la cora de Niebla hasta mediados del siglo X30. Ban™ Murra formaban un bayt junto con los demás buyut…t Qays asentados en la alquería de alœMuwassata, situada en la cora de Niebla. Dependían genealógicamente de fas†lat ban† Sal™l. Los ban™ Matr™h figuran también como bayt árabe en Huelva; descendían de batn Rab†‘a que depende genealógicamente de la gran confederación tribal árabe de Qays. Los Num…ra de Niebla pertenecían al mismo grupo tribal de Qays. Disponemos de algunas referencias relacionadas con el famoso Batn árabe de alœZuhriy™n que desciende de ‘im…ra Kul…b, de la cual podemos distinguir a dos linajes que se asentaban en la coras de Beja y en la cora de Badajoz bayt ban† Munabbih y bayt ban† Mundhir31. Dejando aparte la rama de los Ju_ayn y el linaje de los ban™ Hir…z de Niebla, podemos efectuar el mismo análisis en lo que se refiere a las demás ramificaciones tribales de los yemeníes descendientes de Qaht…n. Tampoco nos faltan datos acerca de familias y linajes árabes que se instalaron en las localidades de alœZ…wiya, Qastallat alœGarb, Tab†ra32 (Tavira), $antamaria alœGarb (Faro), alœA_b™na (Lisboa), $intra (Cintra) y alœQubd…q33.

25 AlœËamhara, p. 255. 26 Iftit…h alœAndalus, p. 45. 27 Como es el caso de la revuelta de inspiración proœ‘abb…s† comandada por ‘Abd

alœ‘Al…’ b. Mug†th alœYahsub† contra el Emirato omeya de Córdoba; cf. Rawd, p. 75. 28 Véase A. GARCÍA SANJUÁN y sus trabajos sobre Niebla y La Huelva Islámica.

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29 Para más detalles sobre la etimología y la terminología étnica y tribal, remito al

apartado dedicado al tejido social en el reino de los Ban™ S…lih de Nak™r, Im…rat Ban™ S…lih, pp. 167œ204. 30 AlœËamhara, p. 105. 31 Ibid, pp. 132, 267, 272, 321, 327, 355. 32 Nafh, vol. IV, pp. 471œ472. 33 Daj†ra, vol. II/II, pp. 637, 786œ787, vol. III/I, p. 336, AlœMuqtabas, 1937, p. 13œ16, Qud…t alœAndalus, 153.

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Más precisos son los detalles relacionados con los linajes árabes que se instalaron en los trece aq…l†m que constituían la cora de Sevilla. Mencionamos a modo de ejemplo a: 1œ AlœIlh…niy†n, asentados en qaryat Maqr…na (la alquería de Macarena) situada en las afueras de la ciudad de Sevilla34. 2œ Los ban™ ‘Abb…d instalados en qaryat Yawm†n asentada en iql†m Tu_…na (el distrito de Tocina)35. 3œ Los ban™ Gataf…n que vivían en qaryat Qar_…na que se ubicaba en Iql†m alœ$araf (el distrito del Aljarafe)36, dependiente de la cora de Sevilla. 4œ Los ban™ Bahr pertenecientes a un fajidh lajm† que llevaba el nombre de Bahr residentes en qaryat alœBahriy†n37. 5œ AlœMa‘…firiy†n nativos de qaryat Kunti_ Ma‘…fir (Montequinto), que se ubicaba en la zona este de Sevilla. 6œ Los Thuw…ba propietarios terratenientes de qaryat A_ situada en Aljarafe. Otra rama tribal del mismo linaje se asentaron qaryat Labas en Iql†m alœBasal (distrito de la cebolla) cerca de Taly…ta (actual aldea de Tejada). 7œ Los ban™ Hawzan residentes en las dos alquerías conocidas por este nombre genealógico como qaryat alœHawzan† situadas en las dependencias inmediatas de la capital Sevilla. 8œ Los ban™ HaØØ…Ø asentados en la ladera oeste al pie del Aljarafe en la orilla derecha del Guadalquivir conocida como Sanad ban™ HaØØ…Ø, ... etc. Igualmente, disponemos de algunos indicios acerca de la introducción en Garb alœAndalus de elementos étnicos procedentes de Europa del este, conocidos en las fuentes árabes como alœJurs, o sea, los “esclavos mudos” por las dificultades de comunicación que tenían con los distintos grupos andalusíes. Por ejemplo, la familia de ‘Abd

All…h b. G…lib alœAjras que supo integrarse como bayt sin afiliación tribal, en qaryat $ant Torre_ del Aljarafe38. No descartamos la posibilidad de que Iql†m Saqlab39, situado en la cora de Uk_unuba, fuese un asentamiento con una mayoría eslavona, como fue el caso de la alquería de alœSaq…liba40 situada en las inmediaciones de la antigua ciudad de Nak™r en la otra orilla del Estrecho. No obstante, los autóctonos mozárabes y los muladíes formaban la mayoría demográfica de Garb alœAndalus. Como fue el caso de los beréberes en elœMagrib, no manifestaron ninguna reacción de orden cultural o religiosa. Al contrario, se integraron plenamente en la nueva dinámica aportando savia nueva a la cultura araboœislámica. Quizás sean todos estos ejemplos suficientes para rechazar la opinión general divulgada por la historiografía actual acerca de la escasez de datos textuales respecto a la historia social de alœAndalus. Creemos que lo que falta es una buena coordinación entre la investigación histórica, toponímica, socioœlingüística y arqueológica capaz de iniciar una búsqueda de conjunto acerca de los primeros siglos del Islam en Garb alœAndalus. Se necesita proceder previamente a un análisis del sistema administrativo y territorial y a una localización de todos los lugares (aldeas, cortijos, alquerías y fortalezas) en la geografía de la zona. Es obvio reconocer que hasta el momento carecemos de una delimitación territorial ajustada al sistema administrativo en Garb alœAndalus. Dejando aparte la cora de Sevilla, tres son las subdivisiones administrativas pertenecientes a Garb alœAndalus, que figuraban como coras en el primer núcleo administrativo instaurado en la Península por el califato omeya de Córdoba durante el año 317de la hégira (929 d.C.) junto a dieciséis más. Se trata de las coras de Uk_unuba, B…Øa y Labla41. 38 Tars†‘ alœAjb…r, pp. 104œ105. 39 Dikr bil…d alœAndalus 1983, p. 53.

34 AlœMuqtabas 1971, p. 190.

40 A‘m…l alœA‘l…m 1964, p. 174. Para más detalles sobre el origen de alœSaq…liba, su

35 AlœHulla, vol. II, p. 35.

papel político y su introducción en el comercio mediterráneo durante los primeros siglos del Islam véase Im…rat Ban† S…lih, pp. 66œ69. 41 AlœMuqtabas V, pp. 253œ254.

36 AlœËamhara, p. 249 37 AlœËamhara, p. 425.

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Badajoz figuraba como zona fronteriza entre el territorio islámico (D…r alœIsl…m) y el territorio enemigo (D…r alœHarb) bajo el régimen de alœthug™r, sede de la marca fronteriza más próxima al centro del poder en alœAndalus: alœThagr alœAdn…. Su extensión dependía del equilibrio de las fuerzas políticas y militares entre ambas partes. No obstante, el Califato omeya de Córdoba no tardó en constituir nuevas subdivisiones administrativas en forma de “ciudad ‘am…la”, gobernación local en proceso de formación, susceptible de desarrollarse en el futuro en forma de cora, según la estabilidad conseguida en ella. Nos referimos a las cuatro ‘amal…t de Qasr ab† D…nis (Alcacer do Sal), Évora, Mérida y Santarem. Esta última se denominaba en varias fuentes como “Q…siyat Garb alœAndalus”42, o sea, el asentamiento andalusí del Algarbe más occidental. Durante las siguientes décadas, las dos ultimas lograron estructurarse en autenticas coras, se integraron en el sistema administrativo del califato omeya y fueron calificadas respectivamente como “K™rat M…rida” y “K™rat $antar†n”43. Hacia mediados del siglo X, el número de las coras de alœAndalus califal llegó a duplicarse alcanzando la cifra de treinta y siete44. La cora de Niebla lindaba al este con la de Sevilla, sus alfoces orientales alcanzaban las proximidades de Iql†m alœBasal hacia el norte y las del Iql†m Wibar (Huévar) hacia el sur, incluyendo la localidad de alœMunt (Almonte). Sus dependencias occidentales llegaban hasta el Arroyo de las Piedras, incluyendo Qart…ya (Cartaya) y Ëabal alœ‘Uy™n (Gibraleon). Estaba, según las normas administrativas en vigor en alœAndalus califal, estructurada en ocho aq…l†m: Iql†m alœmad†na, Iql†m Wa_tar, Iql†m Bi_iny…na, Iql†m Bar_aly…na, Iql†m Unuba, Iql†m alœËabal, Iql†m Tark™na, Iql†m Q…_truh45.

Las ciudades, localidades y agrupaciones rurales de la cora también eran numerosas. Dejando aparte las mencionadas arriba, nos limitaremos en este trabajo a mencionar: 1 Qaryat alœYas…r… situada en las cercanías de Ëabal alœ‘Uy™n. 2 El sitio denominado alœRaØØ™n situado en las inmediaciones de w…d† Murn…na. 3 Qaryat Wark situada en zona llana con un terreno arenoso46. 4 La alquería de alœMuwassata47. Asimismo, abundan las menciones textuales relacionadas con las ciudades y agrupamientos rurales en la cora de B…Øa. Dejando aparte la Qal‘at M…rtula (la fortaleza de Mértola)48, citamos Qaryat alœTam…l49 situadas a cinco millas de la capital. Otra alquería considerada como la más grande, poblada y dotada de riquezas, se denominaba Qaryat Qas™la50. Ar™_a (Aroche) figura también como localidad importante en la cora51. Significativo es el número de los hombres de letras nativos de esta localidad, caso de ‘Abd All…h b. Hayy…n b. Farh™n b. ‘Alam b. ‘Ubayd All…h b. M™s… b. M…lik b. Hamd™n b. Hayy…n alœar™_† (m. 487 H/1094 d.C.). Hacia el extremo sudoeste de la Península se encuentra la cora de Uk_unuba. Sus dependencias orientales colindaban con la cora de Niebla, incluyendo la pequeña localidad de Labb (Lepe)52. Se prolongaba hacia el oeste a lo largo de S…hil alœGarb (la costa occidental) hasta Tarf alœ‘Urf (cabo de San Vicente) denominado erróneamente “Cabo de los Cuervos” por una falsa transcripción del topónimo.

42 AlœMuqtabas V, pp. 394, 425, 431. 43 AlœMuqtabas V, pp. 331œ332. 44 “Description de l’Espagne”, passsim. 45 Tars†‘ alœajb…r, p. 111.

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46 Alœ‘Umda, vol. I, pp. 61, 118, 522. 47 Alœ Ëamhara, p. 272. 48 Un trabajo fue dedicado a este asentamiento durante la época almohade, cf.

Santiago Macías, Mértola Islámica. Estudio Históricoœ Arqueológico do Bairro da Alcáçova (séculos XIIœ XIII), Campo Arqueológico de Mértola, Mértola, 1996. 49 AlœMuqtabas V, 117. 50 Ibid, p. 119. 51 AlœSila, vol. I, p. 288. 52 La localidad de Lepe no formaba parte durante la época califal de la cora de Ocsonoba, ni tampoco durante el periodo almohade. Su incorporación a dicha cora se operó según parece en la época taifa.

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Allí se ubicaba Kan†sat alœGur…b (“la Iglesia del Cuervo”). El papel de esta iglesia fue detalladamente descrito por las fuentes árabes, tanto como sus amplias riquezas, bienes inmuebles y su función como albergue para los viajeros. A partir de este punto, la cora de Uk_unuba se ensanchaba hacia el norte a lo largo de Bahr alœGarb† (mar occidental), hasta colindar con los alfoces de ‘am…lat Qasr Ab† D…nis. Hacia el nordeste, sus dependencias confinan con la cora limítrofe de Beja. La ciudad de $antamaria alœGarb figuraba como sede de la cora de Uk_unuba. Un jefe local llamado Yahy… b. Bakr b. Zadlaf trasladó la capital de la cora a $ilb durante su revuelta contra el poder omeya de Córdoba a finales del siglo IX53. Como en el caso de Niebla, un primer análisis en las fuentes árabes nos facilita la identificación de algunas subdivisiones administrativas de la cora de Uk_unuba: 1 Iql†m alœ$an_†n cuya cabeza de partido es la propia ciudad de $ilb54. 2 Iql†m alœmad†na o Iql†m $antamaria que se denominaba también en las fuentes antiguas “ciudad (mad†na) de Uk_unuba”. 3 Iql†m Saqlab conocido por su abundante rendimiento en trigo. Un estudio textual más detenido ofrecería mas posibilidades de identificación territorial, como hemos efectuado en nuestros trabajos anteriores sobre la cora de Sevilla. A nuestro juicio, es factible perfectamente llevar a cabo un análisis detallado del mapa territorial de Garb alœAndalus. La integración precoz de la cora de Uk_unuba en el sistema califal, que hemos designado en trabajos anteriores como sistema de inversión contractual, ocasionó importantes transformaciones en la región. Según las fuentes de la época califal y taifa, $ilb logró ser la ciudad más grande de Algarve después de Sevilla, estaba dotada de un importante puerto fluvial y de un arsenal especializado en la fabricación de embarcaciones. Los puertos de $antamaria, de Halq alœZ…wiya,

de Tavira y Cacela, entre otros más, aseguraban el enlace comercial de toda la región de S…hil alœGarb. Más fructífera fue la red marítima que unía la cora de Uk_unuba con los puertos de R†f alœ‘Adwa y R†f Gum…ra en el Mediterráneo. Otra línea marítima realizaba la travesía hacia los puertos de Garb alœ‘Adwa (actual Algarve de Marruecos), llegando a alcanzar el más lejano punto en alœS™s alœAqs…, en la costa atlántica55. Sabemos que los grandes buques de mercancías denominados alœqar…qir, navegaban por el Bahr alœGarb rumbo a Ëil†qiya (Galicia) hasta alcanzar la ciudad francesa de Burd†l (Burdeos) e Inglaterra56. Uk_unuba contaba con un abundante número de alquerías y agrupamientos rurales. Citaremos las alquerías de $aqri_, $annab™s, Ramm…da, Fara‘™n, Bartim™n, y ‘Amr™_a, entre otras más que quedan por localizar. En la zona más alta identificamos a una multitud de asentamientos y fortalezas. Aparte de los dos hus™n levantados en las afueras de la ciudad de $ilb durante su asedio por alœMu‘tadid, podemos citar Hisn Mur؆q, Hisn alœRiq…‘, Rib…t alœRayh…na, Sajrat alœ‘Uq…b, Bi’r alœH…wiya y Sajrat H†wa, considerada balda (villa) de Garb alœAndalus. Tampoco faltan datos sobre la alquería de alœ‘Uly… que logró imponerse como núcleo urbanístico, Mad†nat alœ‘Uly…, junto a las demás entidades urbanas de Algarve, según un texto reproducido por Ibn Sa†d57. Formaba parte de los focos de transmisión del saber en alœAndalus. Kath†r alœ‘aly…w† a modo de ejemplo, era considerado como una gran figura de la literatura en alœAndalus. Tras los disturbios que acompañaron la reestructuración almorávide y almohade, el asentamiento se dotó de las defensas que la transformaron en Hisn alœ‘Uly…, según las fuentes de la época58, al igual que la mayor parte de los asentamientos urbanos de Garb alœAndalus.

55 AlœQasd waœlœumam, p. 35. 56 Bast alœardh, p. 114; Mu‘Øam alœBuld…n, vol. I, p. 263. 53 AlœMuqtabas 1937, pp. 15œ16; AlœRawd, p. 342.

57 Hul… alœMagreb, vol. I, p. 398.

54 Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 543.

58 AlœMann, p. 309.

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La revuelta de la ‘amma de Silves contra el tirano Ibn Ëarr…h, la primera de su género en el alœAndalus taifa, aporta un buen ejemplo sobre la importancia de las discrepancias de clase. La integración social y cultural de los muladíes, árabes, beréberes y jurs de Uk_unuba en una nueva entidad socioœcultural denominada Garb alœAndalus fue total. Muhammad b.‘Umar b. alœMundhir Ab™œlœWal†d, perteneciente a la nobleza de Silves y descendiente de una antigua familia muladí, figuraba como eminencia en la enseñanza, literatura y jurisprudencia; formó parte del consejo consultivo (Juttat alœ_™r…)59. Por otra parte, los linajes árabes perdieron sus añejas reivindicaciones tribales. AlœMu‘tamid, rey poeta de Sevilla nativo de Garb alœAndalus y gobernador de Silves decía al respecto: “Nosotros los árabes en alœAndalus hemos perdido nuestras raíces tribales y nuestra unidad, se desprendieron nuestras genealogías... nos hemos convertido en pueblos sin ningún lazo de parentesco tribal o étnico”60. Disponemos de una multitud de términos que identificaban a Garb alœAndalus como unidad socioœcultural diferente de la región central y del Levante y sobre todo de las zonas fronterizas. Por ello, los autores autóctonos precisan varias veces que así se denomina tal elemento o tal planta “biœGarbiœn…” 61(en nuestro Algarve). Sin embargo, la integración de los diferentes elementos sociales no fue del mismo tenor en todas las coras de Garb alœAndalus. El célebre cronista Ibn Hayy…n precisa en una cita transmitida por Ibn Bass…m alœ$antar†n†62 “que la desgracia del fanatismo tribal y étnico entre los árabes y los muladíes perduró en B…Øa hasta los últimos días”.

$ilb al-Q…siya La capital del Algarbe “la ciudad de Silves es la capital del Algarve y los musulmanes no tienen otra de igual relevancia en la zona después de Sevilla” (Ibn G…lib, “Farhat alœanfus”, p. 291)

Desde hace algunas décadas se viene expresando el preocupante desinterés por el estudio de la Lusitana árabe1 que formó parte de alœAndalus. A pesar de los trabajos históricos2, literarios3 y arqueológicos4 que han venido enriqueciendo nuestros conocimientos sobre esta parte de alœAndalus, aún es muy largo el camino que queda por recorrer. 1 J. GARCIA DOMINGUES. “Invasão e conquista da Lusitânia por Muça Ben

de Rabat, D 2765, p. 309; Epítome del libro de agricultura, ed. y estudio A.TAHIRI, Casablanca, 2001. 62 Daj†ra, vol. IIœI, p. 19.

Noçair e seu filho Abdelaziz”, Portugal e o AlœAndalus, Biblioteca de Estudios Arabes, Lisboa, 1997, pp. 49œ64. Nuevos detalles sobre este tema fueron publicados por:T. JÚDICE GAMITO,“A ocupação islâmica do Occidente da Península,Vestígios de Ossónoba árabe”, III Jornadas de Silves, Silves 1995, pp. 17œ27. 2 F. Z. AITOTOUHEN y A. TAHIRI, “Algunos aspectos de la vida socioœcultural entre alœAndalus y Marruecos, épocas del Califato y Taifas”, IV Jornadas de Silves, Silves, 1997, pp. 45œ49. 3 Citaremos a modo de ejemplo algunos trabajos del erudito investigador: A. ALAVES, O meu coração é árabe,A poesia Lusoœárabe, 2ª edición, Lisboa 1991; Portugal. Ecos de um Pasado Árabe, Instituto Camões, Colecção Lazúli, 1999. 4 Me refiero al trabajo realizado por: L. F. OLVEIRA, “Uma fortificação islâmica do termo de Silves: O Castelo Belinho”(= “Uma fortificação”), Arqueología Medieval, Campo Arqueológico de Mértola, vol.VI (1999), pp. 39œ46. Se ha publicado últimamente un interesante catálogo sobre el tema: Portugal Islámico os últimos sinais do Mediterrâneo, Meseu Nacional de Arqueologia, Printer portuguesa, 1998. Un importante trabajo arqueológico ha sido publicado sobre el tema. Me refiero a H. CATARINO, O Algarve Oriental Durante a Ocupacion Islamicaœ Povoamento rural e recintos fortificados, Alœ‘Uly…, Revista Arquivo Histórico Municipal de Loulé, N°6 1997œ98 (vols. IœIIœII ).

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59 AlœHulla, vol. II, p. 202. 60 Alœhulal alœM™_iya, pp. 45œ46. 61 IBN LUY#N, Ijtis…rat min Kit…b alœFil…ha, (=Ijtis…rat) Ms. de la Biblioteca General


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Según nos informa el geógrafo cordobés alœR…z†, Silves era una entidad urbana integrada dentro del distrito de Uk_unuba5. Esta misma formaba parte de la quinta provincia metropolitana de Mérida, según la división administrativa y eclesiástica instaurada en la Península Ibérica por el emperador romano Constantino6. Uk_unuba figura en las fuentes árabes como entidad territorial que abarcaba durante los primeros siglos del Islam el extremo sudoeste de la Península, desde los confines occidentales dependientes de Niebla hasta el límite del distrito de Lisboa7. Parece ser que su máxima extensión hacia oriente llegaba a incorporar a la pequeña localidad de Lepe8, donde se ubicaba la línea de demarcación entre las dos coras de Niebla y Ocsonoba. Hacia el nordeste, sus alfoces lindaban con los de Beja. Antes de la proclamación del Califato omeya de Córdoba, Uk_unuba figuraba como entidad política independiente bajo el poderío de una dinastía local, los Ban™ Bakr descendientes de un jefe autóctono llamado Zadlaf, afiliado mediante las relaciones de vasallaje a la autoridad de un caudillo omeya, Bakr b. NaØØ…d. A Bakr b. Zadlaf se le atribuyó el mismo nombre de su señor árabe, del cual dependía. Este fue quién representaba, tras la muerte de su padre, el poder omeya en la zona. Su autoridad provincial se focalizó en la ciudad de Faro que fue fortificada y dotada de unas maravillosas puertas de hierro forjado. Bajo el liderazgo de uno de los descendientes de Bakr,Yahy… b. Bakr b. Zadlaf, la cora de Uk_unuba no tardó en afiliarse a la disidencia muladí declarada contra los omeyas de Córdoba, que sacudió hacia finales del siglo IX a toda la Península.

Durante esta época de transición,Yahy… b. Bakr tomó la decisión de trasladar la capitalidad de la cora hacia “la ciudad de Silves que se ubica en el centro de la cora”9. Desde aquel entonces, “Silves figura como q…‘ida de la cora de Uk_unuba”10. Y…q™t11 la denomina igualmente “q…‘ida de la provincia de Uk_unuba”. Después del fallecimiento de Yahy… b. Bakr, durante los primeros años del mandato del emir ‘Abd alœRahm…n alœN…sir, su hermano Jalaf b. Bakr12 se apoderó de Silves antes de ser conquistada e incorporada al Califato omeya durante el año 317 H. (929 d.C.). Desde aquel entonces, Uk_unuba figura como cora junto a las otras dieciocho más que conformaban alœAndalus califal13. Se conocía también como cora de Uk_unuba bajo el mandato del segundo califa omeya, alœHakam alœMustansir biœll…h14. No obstante, la capitalidad en Silves ha motivado que a veces la cora sea designada con el apelativo de cora de Silves15. La cora de Silves fue, como es el caso de las demás coras de alœAndalus, subdividida en “distintos distritos (aq…l†m)”16. Es precisamente lo que se designaba en la terminología administrativa de la época como: “$ilb waœdaw…tuœh… (Silves y sus dependencias)17. Una de sus subdivisiones se llamaba “iql†m Saqlab”18, territorio muy fértil especializado en el cultivo de trigo. La ciudad de Uk_unuba situada en la costa figuraba también como cabeza de partido de su iql†m19 que se conocía también 9 AlœMuqtabas 1937, p. 16. Para más detalles sobre la dinastía de los Ban™ Bakr de

Uk_unuba consúltese la misma fuente, pp. 15œ16. 10 AlœRawd, p. 342. 11 Mu‘Øam alœBuld…n, vol. III, p. 357. 12 AlœBay…n, vol. II, p. 201. 13 AlœMuqtabas V, pp. 253œ255.

5 “Description de l’Espagne”, p. 91. Para más detalles sobre algunos textos geográfi-

14 AlœMuqtabas 1965, p. 201.

cos árabes traducidos al castellano sobre Silves, cf. F. ROLDÁN, El Occidente de alœAndalus en ƒt…r alœbil…d de AlœQazw†n†, Sevilla, 1990, pp.119œ121. 6 Ëugr…fiyat alœAndalus, p. 63. 7 AlœMas…lik waœlœMam…lik, p. 35; “Farhat alœanfus”, p. 291. 8 Mu‘Øam alœBuld…n, vol. I, p. 123.

15 AlœFat…w…, vol. III, p. 1479; AlœBay…n, vol. III, p. 297.

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16 “Farhat alœanfus”, p. 291. 17 Daj†ra, vol. III/I, p. 129. 18 Dikr bil…d alœAndalus, L. Molina, p. 53. 19 Dikr bil…d alœAndalus, L. Molina, p. 54.

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como Iql†m de $antamaria20. Aparte de ser capital de la cora, Silves figuraba también como cabeza de partido de su iql†m inmediato, conocido como “Iql†m alœ$an_†n”21, abundante en la plantación de las higueras. A partir de estas fechas, Silves logró imponerse como una de las más importantes ciudades de alœAndalus. Un cronista magrebí22 enumera a Silves junto a ocho ciudades consideradas como las más relevantes en alœAndalus: Sevilla, Córdoba, Granada, Jaén,Almería, Murcia, Valencia y Málaga. Según otra referencia de alœMaqqar†, cuatro son los grandes núcleos urbanos en Algarve: Sevilla, Mérida, Lisboa y Silves. AlœR…z† no tomó ninguna reserva al atribuirle el calificativo de “la ciudad más grande de Algarve”. Más preciso fue Ibn G…lib23 al indicar que “la ciudad de Silves es la capital de Algarve y los musulmanes no tienen otra de igual relevancia en la zona después de Sevilla”. El cronista oriental Ibn alœAth†r24 la menciona subrayando que “Silves figura como una de las grandes ciudades musulmanas de alœAndalus”. Estas referencias permiten cuestionar las valoraciones realizadas por algún autor respecto a la entidad urbana de Silves25. De esta manera, $antamaria (actual ciudad de Faro)26, denominada en las fuentes de aquella época “$antamaria de Algarve”27, se coloca en segundo plano como dependencia de Silves, según las aclaraciones de alœMaqqar†28. Otra localidad denominada

$annab™s29 figuraba entre las más célebres de la época, por ser la alquería natal del famoso vizir Ibn ‘Amm…r. Igualmente, la alquería de Ramm…da30 donde nació el eminente poeta de la corte ‘…mir† Y™suf b. H…r™n alœRamm…d†, es mencionada con frecuencia en las fuentes árabes. Tampoco faltan referencias textuales acerca de otras alquerías, como la de ‘Amr™_a31 situada en las inmediaciones de Silves y la alquería de M™r†la32 que se ubicaba en la ladera montañosa igualmente aledaña a la ciudad de Silves. El botanista sevillano Ab™œlœJayr nos procura una información de sumo interés sobre las alquería de Bartim™n33 situada en la marisma cerca de Silves. Su emplazamiento y el mismo topónimo nos permiten suponer que se trata de la actual localidad de Portimão. La localidad de Qastalla alœGarb34 conocida actualmente como Cacela35 es mencionada con más frecuencia en las fuentes árabes. Disponemos también de una significativa referencia a la alquería de “Far‘™n, situada igualmente en la costa marítima”36, como dependencia de la cora de Silves. No descartamos la hipótesis de que se trata de la actual ciudad de Faro, cuyo nombre no alude ni a los Ban™ Har™n, que la gobernaron durante algún tiempo, ni al faro que sirve de señal para la navegación marítima. El contexto histórico de la mencionada referencia alude a la época ‘abb…d†, durante la cual la antigua ciudad de $antamaria había venido perdiendo su esplendor

20 AlœNafh, vol. I, p. 167. 21 Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 543. 22 AlœMu‘Øib, p. 8.

29 Daj†ra, vol. II/II, p. 637.

23 AlœNafh, vol. I, p. 167.

30 AlœNafh, vol. I, p. 167.

24 “Description de l’Espagne”, p. 91.

31 AlœHulla, vol. II, p. 131; AlœMuØib, p. 114; Hul… alœMagreb, vol. I, p. 389.

25 “Farhat alœanfus”, p. 291.

32 AlœHulla, vol. II, p. 380.

26 AlœK…mil f† alœt…r†j, edición Maqtab alœtur…th, Beirut, 1994, vol.VII, p. 380.

33 IBN ALœZUBAYR, Kit…b Silat alœSila (=Silat alœSila), edición ‘A. S. AlœHarr…s/ S.

27 Nos referimos al estudio de C. PICARD, “Shilb a actividade marítima dos muçul-

manos no oceano Atlântico”(= “Shilb a actividade marítima”), III Jornadas de Silves, Silves 1995, p. 31. 28 J. GARCIA DOMINGUES. “O Garb Extremo do Ândalus e “Bortuqal” nos Historiadores e Geógrafos árabes”, (=”O Garb Extremo”) Portugal e o AlœAndalus, Biblioteca de Estudios Arabes, Lisboa, 1997, p. 95.

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A‘r…b, Muhammedia 1993, p. 61. 34 Alœ‘Umda, vol. I, p. 66. 35 Alœ‘Umda, vol. II, p. 656. 36 Alœ‘Umda, vol. I, p. 26; vol. II, p. 642 y 845; Daj†ra, vol. III/I, p. 336. Se llamaba tam-

bién “Qastallat Darr…Ø” (AlœRawd, p. 479) que alude al famoso poeta nativo de la alquería llamado: Ab™ Darr…Ø alœQastall†.

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en beneficio de la nueva cabeza de partido, Silves. Igualmente, el famoso puerto de $antamaria pasó al segundo plano detrás de la ilustre atarazana y puerto fluvial de Silves. De esta manera nos atrevemos a suponer que la nueva denominación de la localidad como alquería de Far‘™n, ha venido desde aquel momento reemplazando la antigua denominación de $antamaria. Tampoco faltan datos acerca de la alquería silvense de alœ‘Uly…37 situada según este relato en los confines del norte del distrito. AlœMarr…ku_†38 es más preciso al ubicar la ciudad de alœ‘Uly… de la cual disponemos de algunas referencias bibliográficas39 entre la localidad silvense de Tab†ra y $antamaria. Ibn alœJat†b40 nos procura una información suplementaria sobre otra alquería silvense llamada Ëilla, donde el famoso asceta Ibn Qas† construyó una r…bita (Ermita) para divulgar las corrientes místicas entre la ‘…mma de Silves. Otro asentamiento cuyo nombre es Rib…t alœRayh…na41 fue construido durante la época almorávide en la costa marítima de Silves. Más importante en lo que se refiere a la actividad marítima fue el asentamiento de Halq alœZ…wiya42 situado a veinte millas de distancia de Silves. Se trata de “una alquería y de un puerto”43 marítimo, que coincide indudablemente con el actual asentamiento de la ciudad de Lagos, de la cual disponemos afortunadamente de algún estudio histórico que refleja su pasado islámico44. Últimamente se ha realizado un primer levantamiento arquitectónico relacionado con las murallas árabes y con otros elementos urbanísticos heredados de la época islá-

mica en alœZ…wiya45, lo que permite realizar una primera aproximación al casco histórico, gracias al empeño realizado al respecto46. Otro asentamiento llamado Qaryat $aqri_47 se ubicaba a dieciocho millas de Silves en el actual Ponto de Sagres. Tampoco nos faltan datos acerca de un importante número de castillos y fortalezas en Algarve, designados por las fuentes árabes como “hus™n alœGarb”48, que jalonaban toda la cora de Silves. Uno de estos castillos ha sido identificado por su emplazamiento arqueológico en las cercanías de Silves49. El más conocido se llamaba “Hisn Mur؆q”50. Otro castillo, se denominaba “Hisn alœRiq…‘“51 o tal vez “Hisn alœWiq…‘”, según la transcripción proporcionada en la edición de la crónica de Ibn ‘Id…r†52 . El rey ‘abb…d† de Sevilla alœMu‘tadid construyó durante el año 440 H. (1048 d.C.) dos castillos53 cuyos nombres nos escapan por el momento. Se ubicaban en las afueras inmediatas de la ciudad de Silves para tenerla controlada durante el asedio de la ciudad que duró ocho meses. Otros topónimos de importancia figuran en el mapa territorial de Silves, como el de Tarf alœ‘Urf (cabo alto)54 situado a doce millas de Silves. El geógrafo alœIdr†s†55, o tal vez los editores del texto, se han

37 “O Garb Extremo”, pp. 94œ95. 38 Alœ‘Umda, vol. I, p. 26; vol. II, p. 845. 39 AlœHulla, vol. I, p. 398. 40 AlœMu‘Øib, p. 374. 41 “O Garb Extremo”, p. 96. 42 A‘m…l alœA‘l…m (Histoire de l’Espagne Musulmane), (=A‘m…l alœA‘l…m 1956) edi-

ción E. LeviœProvençal, 2ª ed. Beirut 1956, p. 249. 43 AlœHulla, vol. II, p. 203; Sobre el asentamiento de alœRayh…na, véase también:

Mu‘Øam alœBuld…n, vol. I, p. 263. 44 Los caminos de alœAndalus, p. 51.

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45 Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 543. 46 F. MENDES PAULA, AzœZauia, Lagos no período árabe, edição da Câmara munici-

pal de Lagos, 1997. 47 F MENDEZ PAULA, Cidade de Lagos, nota Histórica sobre sua evolução urbana,

Planeamento Regional e Urbano, Arquitectura, (=Cidade de Lagos) Engenharia, Lagos, s/f. 48 F. MENDEZ PAULA, Visita ao Centro Histórico da Cidade de Lagos, Planeamento Regional e Urbano,Arquitectura, (=Visita ao Centro Histórico) Engenharia, Lagos, s/f. 49 Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 543. 50 A‘m…l alœA‘l…m 1956, p. 209. 51 “Uma fortificação” , pp. 42œ43. 52 AlœHulla, vol. II, p. 203; véase también: AlœSila, vol. II, p. 569; Silat alœSila, p. 67. 53 AlœMuqtabas V, p. 248. 54 AlœBay…n, vol. II, p. 200. 55 Tars†‘ alœajb…r, p. 107œ108.

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equivocado en la transcripción del topónimo como Tarf alœGarb (cabo de Algarve). Se constata, asimismo, que algunos especialistas no han adoptado las reservas adecuadas al respecto, pues nos hablan de un presunto Tarf alœGur…b (Cabo dos Corvos)56 que no existe. Alœ‘Urf 57 en singular y alœA‘r…f en plural es un termino geográfico que se emplea para distinguir una eminencia topográfica, o sea una tierra alta y elevada de su contorno inmediato, como es justamente el presente caso. Las fuentes árabes mencionan también la famosa “Kan†sat alœGur…b (Iglesia dos Corvos)”58 detalladamente descrita por alœIdr†s†59. Por otra parte, disponemos de una multitud de topónimos relacionados con la topografía y el medio ambiente bioœgeográfico de la zona. Uno de los montes importantes en la cora de Silves se llamaba “Ëabal $antaq…r”60, que coincide al parecer con la actual Serra do Espinhaçao. Igualmente, el “Munt_…qar”61 se consideraba como otra eminencia topográfica en la zona. Nos atrevemos a identificarla con las dos sierras circundantes denominadas como Serra do Caldeirão e Serra do Malhão. Hacia la extremidad norte, se extiende la serranía de Silves denominaba como “Ëib…l Wark”62. Según nuestra apreciación, estos montes coinciden con las actuales sierras llamadas como Serra de Monchique, Serra de Brejeira e Serra de Carapinha. La montaña aledaña que se ubica en las inmediaciones de la ciudad se llamaba durante la época islámica “Ëabal alœËanna (el monte del paraíso o del huerto)63, por estar formado por huertos, pastos, praderas y plantaciones frutales de todo tipo, lo que favorecía una abundante producción de miel.

Con los mencionados elementos textuales podemos ya proyectar una campaña de reconocimiento arqueológico y toponímico, con el propósito de ubicar los elementos susceptibles de aportar los datos elementales para la realización de una cartografía histórica local de Garb alœAndalus. Asimismo, tal vez seria posible reconstruir las huellas del medio ambiente natural mediante una lectura detenida en los tratados de agricultura, medicina y botánica. Nos conformaremos en el actual trabajo con mencionar algunos elementos básicos. En el monte de $antak…r, abundaban los enormes árboles de alœusr64, muy parecidos por su tamaño a la bellota. Otro árbol que tampoco es frutal, llamado alœyusr65, predominaba en Munt_…qar.Abundan también enormes árboles llamados alœ_ub…riq66, cuya madera es muy dura y no podía ser perforada fácilmente por los utensilios de hierro. En las laderas del monte Wark, se criaba una especie de árboles llamados barb…r†s67; tenían una altura media que no sobrepasa la estatura humana, con hojas y granos muy parecidos a los del arrayán. Asimismo, el pino68 formaba parte del panorama rural en varios sitios de la cora de Silves. Sabemos que en Silves, tanto como en Qastalla alœGarb se sembraba el fruto seco llamado fustuq alœard69 (cacahuete). Su producción fue de una abundancia excepcional en los terrenos arenosos. No es casualidad que el mismo fruto abunde en Garb alœ‘Adwa en la otra orilla de Estrecho.

64 Alœ‘Umda, vol. I, p. 66. 56 Los caminos de alœAndalus, p. 51.

65 Dikr bil…d alœAndalus 1983, p. 54.

57 Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 543.

66 Alœ‘Umda, vol. II, p. 596. Es el mismo árbol que se conoce en lengua beréber rife-

58 Véase: “O Garb Extremo”, pp. 97œ98.

ña del norte de Marruecos como Tsaft. Sabemos que una fortaleza levantada al principio del siglo X en las cercanías de Nak™r se cita en las fuentes árabes como qal‘at Tsaft. 67 Alœ‘Umda, vol. II, p. 599. 68 Alœ‘Umda, vol. II, p. 754. 69 Alœ‘Umda, vol. I, p. 66.

59 Véase: Lis…n alœ‘arab, vol. IV, p. 242. 60 Mu‘Øam alœBuld…n, vol. I, p. 263; AlœRawd, p. 33. 61 Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 544. 62 Alœ‘Umda, vol. II, p. 596. 63 Alœ‘Umda, vol. I, p. 298.

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En los campos de Silves abundaba la planta de F™l alœ$u‘…l70 conocida por la ‘…mma local como “antebeta”, cuyos granos se recogían en verano durante la época de la cosecha, se almacenaban y se utilizaban para encender el fuego. Otra planta de uso medicinal cuyo nombre es Q…qal…71 abundaba en los alrededores de la alquería de Bartim™n. Un tipo de alœSawsan (azucena)72 con flor amarilla abundaba en Silves y en $antamaria. Otra planta denominada alœQulibr†n crecía en la zona, producía normalmente cinco o seis ramas, cuyo grosor no sobrepasaba la de un dedo pequeño, conteniendo un abundante líquido lácteo. Su altura alcanzaba aproximadamente medio metro, no tenía hojas, sino una especie de peladura; abundaba en la zona costera de la alquería de Far‘™n. Como es el caso de una multitud de plantas, el pueblo llano silvense la denominaba alœmahm™da73. Otra planta cuyo nombre científico en árabe clásico es thayyel74, cuya altura no supera normalmente medio metro, abunda en las bahías de Silves, sumergidas por el agua del mar. La ‘…mma la llama en habla vulgar alœqasba (la caña). Tampoco nos faltan datos acerca del medio ambiente marítimo. Entre las plantas acuáticas de Silves, citamos alœdhar†‘75 parecido a la esponja, lleva largas ramas circulares y granos en tamaño de garbanzos colgados en forma de pequeños racimos. Sin embargo, la más importante riqueza acuática de Silves fue sin duda el ámbar que abundaba en grandes cantidades en el litoral76. La madera figuraba como una riqueza que se producía en las serranías silvenses; su exportación a los cuatro vientos se mantenía como recurso natural en la cora, según las aclaraciones expuestas en

distintas fuentes árabes77. Asimismo, una variedad sorprendente de árboles frutales ocupaba una buena parte del panorama agrícola en la zona. La manzana78 silvense, que tenia un aroma sin igual en alœAndalus, ofrece un buen ejemplo al respecto. Las higueras, los almendros, la azufaifa, las uvas, la nuez, entre otros frutales más, se mencionan con frecuencia en las fuentes. Las huertas y la horticultura en regadío y secano forman parte de la vida diaria del poblamiento rural, muy arraigado en las tradiciones mediterráneas. La caza y la pesca79 figuraban también como una de las más importantes actividades. Los higos secos, la miel y las pasas representan productos agrícolas de consumo e intercambio, destinados tanto al almacenamiento doméstico como a la exportación. Más importante fue la producción de cereales; una serie de molinos hidráulicos destinados a la molienda se alineaban a lo largo del río de Silves80. Aparte del trigo, se consumía también el pan de cebada81, sobre todo por parte de las capas sociales humildes. No obstante, el intercambio comercial y la apertura al mundo exterior se dejaron sentir desde los primeros siglos del Islam. Según un testimonio del cronista Ibn alœNadd…m82, los Ban™ Bakr de Uk_unuba y de Silves decretaron una ley que “impone a todos los súbditos de la comarca la obligación de dar hospitalidad a todos los viajeros que atravesaban la zona, para que el extranjero se sintiera en Silves como si fuese entre los suyos en su propia casa”. La gente de Silves y especialmente su plebe rural se reconoce comúnmente por una nobleza y generosidad sin equivalente en ningún otro sitio del mundo83.

70 Dikr bil…d alœAndalus 1983, p. 54.

77 Alœ‘Umda, vol. I, p. 370.

71 Alœ‘Umda, vol. II, p. 642.

78 “Farhat alœanfus”, p. 291; “Description de l’Espagne”, p. 91.

72 Alœ‘Umda, vol. II, p. 649.

79 AlœRawd, p. 342; Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 543.

73 Alœ‘Umda, vol. II, p. 656.

80 AlœRawd, p. 342.

74 Alœ‘Umda, vol. II, p. 745.

81 “Farhat alœanfus”, p. 291; “Description de l’Espagne”, p. 91.

75 Alœ‘Umda, vol. II, p. 845.

82 Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 543; AlœRawd, p. 342.

76 Alœ‘Umda, vol. I, p. 154.

83 AlœMu‘Øib, p. 114.

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Líneas marítimas unían los puertos y los islotes locales mediante barcas de pequeños tamaños que ejercían la navegación litoral. Mucho más importantes fueron las líneas que unían Garb alœAndalus con Garb alœ‘adwa. Un autor anónimo84 nos informa sobre el eje comercial que conectaba regularmente la ciudad de Salé con el puerto de Silves mediante grandes buques llamados aØf…n; efectuaban la travesía en un día y una noche. Más intenso fue el tráfico marítimo en el puerto de $antamaria, donde los barcos iban y venían hacia la otra orilla, sin parar. Parece ser que esta localidad silvense conectaba también con el puerto mediterráneo de B…dis, situado en R†f elœMagrib85. Recordemos que el trayecto entre Tavira y Salé era más asequible y cercano que el trayecto marítimo hacia Lisboa. Todo ello nos incita a realizar una valoración histórica más apropiada del contacto que se mantenía durante la Antigüedad y el Islam entre Garb alœAndalus y Garb elœMagrib. Sabemos que Silves disponía en aquellas fechas de un importante puerto fluvial dotado de una atarazana cualificada en la construcción naval (alœIn_…’)86. Señalemos que algún estudioso se ha interesado por reproducir algunas breves realidades históricas al respecto87. Otros estudios destacaron la importancia de los puertos de Algarve y el papel de las líneas marítimas que mantenían conectadas a las dos costas de alœAndalus y el Magreb durante un siglo y medio de intenso intercambio intercontinental88. La jurisprudencia y el derecho de la navegación, de transporte marítimo vigente en Occidente Islámico, desde la época de los Ban™ S…lih de Nak™r hasta mediados del siglo XI89, es una cuestión de enorme trascendencia. Las concepciones que mantiene la historiografía francesa sobre la piratería sarracena en el Mediterráneo Occidental son

indudablemente anacrónicas. En efecto, dichas hipótesis reflejan acontecimientos de épocas tardías relacionados con la actividad guerrera de la república de los marineros de Salé, de los grupos del w…d† Mart†l y la tribu guerrera de buqquya en el R†f que perjudicaba la trata de esclavos entre África y las Américas y la actividad mercantil de la Europa moderna, desde el siglo XVI hasta finales del siglo XIX. Por otra parte, recordemos que la costa mediterránea de IfranØa (actual Francia) no se beneficiaba de los pactos de “paz y concordia” con alœAndalus y elœMagrib.Tampoco estaba respaldada por convenios especiales de paz con carácter temporal que se firmaban con alœmusta’man†n min ahl alœharb, es decir, los súbditos de la tierra hostil.Toda una literatura jurídica perteneciente al derecho marítimo en Occidente islámico debe ser objeto de análisis antes de sacar conclusiones apriorísticas. Por lo que se refiere a los elementos urbanísticos de la ciudad de Silves, tenemos constancia textual sobre la existencia de un antiguo palacio intramuros denominado en las fuentes como alœQasr90. Fue el recinto palatino donde residían los Ban™ Muzayn antes de la anexión del Algarve al reino ‘abb…d† de Sevilla. Sería el mismo palacio taifa reputado entre los hombres de letras de alœAndalus por el nombre de Qasr alœ$ar…؆b (“Palácio das Varandas”)91, sometido en esas fechas a algunas obras de restauración o de ampliación92. Su comparación con alœZawr…’93 residencia palacial construida en la ciudad de alœH†ra, en Ir…q, es un recurso poético que demuestra la magnificencia de esta edificación. El palacio de alœ$ar…؆b se caracterizaba por las muchas dependencias que tenía y disponía también de un dihl†z (vestíbulo)94en su entrada por la puerta principal. 90 ‘ƒmmat I_b†liya, pp. 345œ 354; ‘ƒmmat Qurtuba, p. 124 .

84 Véase: AlœMuqtabas 1937, p. 16.

91 Véanse: ‘ƒmmat Qurtuba, pp. 122œ136 y sobre todo: ‘ƒmmat I_b†liya, pp. 342œ411.

85 Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 543; AlœRawd, p. 342.

92 AlœBay…n, vol. III, p. 298.

86 AlœIstibs…r, p. 141.

93 Véanse: Hul… alœMagreb, vol. I, p. 381; AlœHulla, vol. II, p. 133.

87 AlœMu‘Øib, p. 118.

94 Para más detalles sobre este elemento urbanístico os remito a: J. GARCIA DOMIN-

GUES. “O Xarajibe de Silves na poesia, na arte e na história”, (=”O Xarajibe”) en Portugal e o AlœAndalus, Biblioteca de Estudios Arabes, Lisboa, 1997, pp. 153œ165.

88 Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 543. 89 “Shilb”, pp. 31œ38.

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Se menciona también: “Ë…mi‘ mad†nat $ilb” (la Mezquita aljama de Silves)95como elemento fundamental en la topografía urbana de la ciudad. La ciudad gozaba de “una buena distribución arquitectónica con una construcción estilística, disponía también de mercados bien organizados”96. Su emplazamiento favorecía una majestuosa vista panorámica. Sus calles, sus accesos y sus mercados estaban totalmente pavimentados en mármol97. Dejando aparte las viviendas de la ‘…mma que se construían normalmente en solares intramuros destinados a la urbanización98, Silves contaba también con “grandes edificios”99. Sin embargo, la muralla de la ciudad figura como elemento urbanístico relevante de esta entidad urbana situada en Q…siyat alœGarb (Occidente Extremo)100.Todas las fuentes consultadas coinciden en indicar que se trata efectivamente de una “cerca muy fortificada”101. Una parte de la antigua muralla de Silves fue derruida con catapultas102 tras su asedio por las tropas de Sevilla bajo el mandato del poderoso rey ‘abb…d† alœMu‘tadid. El esfuerzo realizado posteriormente por los Almohades en la consolidación de las defensas de las ciudades del Algarve fue importante. Silves disponía bajo el mandato del gobernador almohade ‘Umar b.T†masl†t de un buen equipo de albañiles especializados en el levantamiento de las cercas y en la fortificación de las ciudades103. Por ello, las fuentes de la época denominaban este importante asentamiento urbano

“qasbat $ilb”104. Hacia finales de la época islámica, se denominaba “hisn $ilb”105, por haber conservado sus fortificaciones, pero también por la reducción de su población y la desaparición del contorno urbanístico extramuros. Disponemos de una importante fuente106 que nos informa sobre la destrucción de la coracha de Silves que unía el castillo al río durante la reconquista cristiana. A través del contenido de esta fuente107 podemos reconstruir algunas torres y accesos de la muralla de Silves, que fue más de una vez asediada y derruida. Es posible que desde época almohade se produjese la desaparición de arrabales extramuros que se extendían en un ancho círculo urbano, como fue el caso de la Córdoba califal y de la Sevilla almohade, o de muchas ciudades en alœAndalus. Una buena parte de la información transmitida sobre Silves por las crónicas históricas y los compendios geográficos aprovechados en este trabajo fue extractada de una interesante crónica histórica. Se trata de la Historia realizada por el eminente historiador silvense Ab™ Bakr Muhammad b. ‘‡s… b. Muzayn108, hijo del ultimo rey taifa de Silves, destronado por los ‘abb…dies de Sevilla. El título de esta crónica histórica fue identificado por el autor anónimo109 como Silat alœmugrib f† ajb…r alœAndalus waœlœMagrib. Otra fuente original que trata la historia de Silves se debe a Ab™ Muhammad ‘Abd All…h b. Ibr…h†m alœSanh…؆, que redactó posteriormente el famoso libro titulado alœMushib110.

95 AlœQal…’id, (=AlœQal…’id 1990), edición M. Ben ‘ƒ_™r,Tunis, 1990, pp. 88œ89. 96 AlœMu‘Øib, p.118. La noticia se refiere al año 549 H/1154 d.C.

105 AlœBay…n V, p. 133.

97 Alœ Fahrasa , p.175.

106 AlœBay…n V, p. 212; cf. R. Varela Gomez/ M. Varela Gomez, Palacio Almoada da

98 Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 543; AlœRawd, p. 342.

Alcáçova de Silves, catálogo, Museu Nacional de Arqueología, Lisboa 200.

99 Dikr bil…d alœAndalus 1983, p. 53.

107 (=Qud…t alœAndalus), p. 153.

100 Ibn Ru_d nos procura un buen ejemplo sobre estos solares destinados a la cons-

108 CRUZADO ANONIMO, A Cidade de Silves num itinerário naval do século XII por

trucción de viviendas en Silves.Véase AlœMi‘y…r, vol. III, p. 390œ391. Dikr bil…d alœAndalus 1983, p. 54. Sobre esta terminología véase: Daj†ra, vol. II/I, p. 38. Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 543; AlœRawd, p. 342; Dikr bil…d alœAndalus 1983, p. 53. AlœBay…n, vol. III, p. 298.

um cruzado anónimo, (=A Cidade de Silves) (Facœsimile da Silva Lopez,Academia das Ciências, Lisboa 1844), Câmara Municipal de Silves, Lisboa, 1999. 109 A Cidade de Silves, véase: (el texto original en latín y la traducción portuguesa, pp. 1œ53 [173]œ[225]). 110 AlœHulla, p. 17.

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Durante la fitna cordobesa y precisamente bajo el mandato del califa alœMusta‘†n, el gobernador de Uk_unuba, Sa‘†d b. H…r™n, se independizó en la zona declarándola como reino taifa. Mientras tanto, otro jefe local llamado Ahmad b. Ëarr…h se apropió de Silves por la fuerza de las armas, proclamándose en ella señor independiente y comportándose, según los cronistas, con despotismo y crueldad111. Su tiranía y opresión a la hora de cobrar los impuestos no tenía límites. Es la primera vez que la cora de Uk_unuba se vio dividida en dos reinos taifas en su reducido territorio. La ‘…mma de Silves no tardó en hacer frente a la opresión del tirano Ahmad b. Ëarr…h y a sus múltiples abusos, produciéndose una insurrección popular dirigida por la plebe urbana, la primera en su género, según nuestros conocimientos, contra un reino taifa. Sus instigadores pertenecían a las más humildes capas sociales de la ‘…mma: artesanos, vendedores, agricultores de todo tipo… La revuelta fue un éxito total y de repente la ‘…mma se apoderó de la situación en Silves y del poder político en la ciudad, al igual que hizo la de Córdoba a finales de la época califal. El déspota Ahmad b. Ëarr…h fue encarcelado y ejecutado públicamente por la nueva fuerza política112. Estamos ante otra experiencia socioœpolítica de sumo interés para una eventual historiografía comparativa. Tras la revuelta, una nueva dinastía taifa se erigió en el distrito, durante el año 440 de la hégira (1048 d. C.), los ban™ Muzayn, nuevos señores de Silves. El antepasado de la dinastía se llamaba Ab™ alœË™d Muzayn b. M™s…, quien figuraba junto a los primeros conquistadores de alœAndalus113. Como en el caso de la Sevilla taifa, donde proclamaron al cadí Ism…‘†l b. ‘Abb…d como rey; el fundador de la dinastía de Silves, Muhammad b. Sa‘†d b. Ëam†l b. Sa‘†d b. Ibr…h†m b. Ab† Nasr Muhammad b. Ibr…h†m b. Muzayn b. M™s…, ejercía también como cadí

de Silves y de las dependencias y fortalezas de Algarve114. Por su lealtad a la justicia y a los valores de derecho, la ‘…mma de Silves lo nombró rey, tras haber eliminado la tirano Ahmad b. Ëarr…h. Su descendiente Ab™œlœAsbag ‘‡s… b. Muzayn alœMuzaffar adquirió el mando del reino, que rigió hasta el año 443 de la hégira (1051 d.C.), fecha de su muerte en el campo de batalla luchando contra el ejército de Sevilla. Su hijo Muhammad b.‘‡s… b. Muzayn alœN…sir115 asumió el mando del reino de Silves para seguir luchando contra el soberano de Sevilla alœMu‘tadid, que aspiraba anexionar todo el Algarve116 a su reino. El rey de Uk_unuba, alœMu‘tasim b. H…r™n, se vio obligado a rendirse a las tropas de Sevilla, cediendo el país a los Ban™ ‘Abb…d, mientras que su homólogo alœMuzaffar ‘‡s… b. Muzayn, rey de Silves, optó por la resistencia. Las crónicas históricas117 que narran los acontecimientos relacionados con la caída de Silves informan de cómo el rey de Sevilla alœMu‘tadid “asedió la ciudad y asaltó todos los accesos dejándola sin aprovisionamiento en carbón y leña, hasta que empeoró la situación, volviéndose imposible para la gente de Silves y de los pueblos aledaños hacer frente a la calamidad; así pues, se tomó la ciudad por la fuerza de las armas”. La anexión de Silves al reino ‘abb…d† de Sevilla se produjo durante el año 455 H. (1063 d.C.). Desde aquel entonces, las dos circunscripciones de Uk_unuba y Silves se reintegran en una misma jurisdicción. Más extensa fue la cora de Silves bajo el dominio de los almohades que la convirtieron en la segunda gran ciudad del Algarve. Sus dependencias llegaron durante esta época hasta la ciudad de Huelva118, que figuraba según la nueva delimitación territorial almohade dentro de la jurisdicción de Silves119. Hacia el norte, las 114 AlœBay…n, vol. III, p. 216. 115 AlœBay…n, vol. III, p. 297. 116 A‘m…l alœA‘l…m 1956, p. 209. 117 “Naqt alœ‘ar™s”, p. 88.

111 Dikr bil…d alœAndalus 1983, p. 53.

118 Para más detalles sobre la anexión de Silves al reino de Sevilla, véase: Daj†ra, vol.

112 AlœHulla, vol. II, p. 17; AlœNafh, vol. IV, p. 123. 113 AlœBay…n, vol. III, pp. 215œ216.

III/I, p. 129. 119 AlœBay…n, vol. III, p. 298; AlœHulla, vol. I, p. 88; AlœDaj†ra, vol. III/I, p. 129.

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dependencias de Silves lindaban con los alfoces del territorio cristiano (D…r alœharb)120. Pocos son los datos relacionados con la realidad social que prevaleció en Garb alœAndalus121. Sin embargo, podemos iniciar un primer análisis en la estructura social. Entre las capas sociales de prestigio, no nos faltan datos sobre a‘y…n $ilb (la nobleza de Silves)122. Vivían generalmente en almunias o en casas palacios. Citemos a modo de ejemplo a Ab™œlœWal†d Muhammad b. ‘Umar b. alœMundir “que formaba parte de la nobleza de Silves, pertenecía a una antigua familia silvense islamizada”123. Sabemos también que el famoso líder del movimiento asceta silvense, Ahmad b. alœHusayn b. Qas†, era un campesino, cuyos antepasados fueron islamizados124. De igual manera, el gran poeta silvense Ab™ Bakr b. alœMilh tenía una majestuosa vivienda con vestíbulo125 que daba a la puerta exterior. Ibn Bass…m alude a una poderosa personalidad nativa de “Silves que figuraba entre la más alta nobleza de Algarve”126. Por otra parte, alœMaqqar†127 deja constancia de “un linaje perteneciente a la nobleza de Silves que gozaba de mucho mérito y enormes riquezas”. Sin embargo la arabización fue muy profunda y generalizada, tanto en el medio urbano como en el ámbito rural. Según una

referencia reproducida en distintas fuentes, “la gente de Silves y los pobladores de sus alquerías son árabes de origen yemení y también descendientes de otros linajes”128. De Silves era el eminente filólogo Ab™ Muhammad b. alœS†d alœBataly™s†, único por su talento durante la época taifa129. Magistral fue la labor del ilustrado lingüista y maestro Ab™ Bakr Muhammad b. Ibr…h†m b. G…lib alœQura_† alœ‘ƒmir†, sobre todo por lo que se refiere a la divulgación de dos grandes obras lingüísticas en Silves: la de Ab† ‘Ali Ism…‘†l b. alœQ…sim alœBagd…d†, titulada kit…b alœNaw…dir, y la del erudito lingüista oriental alœMubarrid, titulada kit…b alœK…mil130. Aparte de profesar sus cursos en la mezquita aljama de Silves, mandaba los originales de las mencionadas obras con sus interpretaciones a los discípulos que tenía en todas las tierras de alœAndalus. No nos faltan datos sobre otras obras lingüísticas que se enseñaban regularmente en Silves131. La afición a la literatura y la composición poética en árabe clásico132 brotaba espontáneamente entre los más humildes estratos sociales de la ‘…mma; artesanos, vendedores, campesinos, hombres y mujeres, componían en verso y prosa con una alta sensibilidad literaria. En Silves “muy pocos son los que no componían versos poéticos y no tenían afición a la literatura; si abordas a un agricultor labrando sus terrenos y le consultas algo sobre la poesía, te hará enseguida versos rimados sobre cualquier tema poético que le propongas”, según un famoso relato histórico de la época133. El visir Ibn ‘Amm…r, nativo de $annab™s, fue al principio de su carrera un modesto vendedor ambulante en busca

120 Para algunos detalles sobre la Historia y poblamiento de la ciudad de Huelva cf.

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“Aproximación a la dinámica histórica y al poblamiento urbano de Huelva, una ciudad islámica del Occidente de alœAndalus (siglos XIœXIII), II Congreso Internacional “La ciudad en alœAndalus y el Magreb, (Algeciras, 26 a 28 de noviembre de 1999), en prensa. AlœNafh, vol. III, p. 238. AlœMu‘Øib, p. 256. J. GARCIA DOMINGUES. “Alguns dados etnoœantropológicos para o estudio dos árabes que se estabeleceram e viveram no Algarve na Idade Média”, Portugal e o AlœAndalus, Biblioteca de Estudios Arabes, Lisboa, 1997, pp. 65œ78. Daj†ra, vol. II/I, p. 369. AlœHulla, vol. II, p. 202. AlœHulla, vol. II, p. 197. AlœMu‘Øib, p. 214.

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128 AlœDaj†ra, vol. III/I, p. 62. 129 AlœNafh, vol. II, p. 650. 130 Nuzhat alœmu_t…q 1975, p. 543; AlœRawd, p. 342. 131 AlœDaj†ra, vol. III/II, pp. 890œ891. Para tener una idea del aporte de este gran lin-

güista silvense, véase a modo de ejemplo el trabajo de: J. COBOS BUENO, “Evolución del concepto de número: el número en el Libro de los Cercos de Ab™ Muhammad ‘Abdall…h b. Muhammad Ibn alœS†d alœBatayaws†”,BATALIÚS, El Reino Taifa de Badajoz, Madrid, 1996, pp.63œ75. 132 Fahrasat, pp. 321 y 324. 133 Fahrasat, pp. 334, 338, 364, 399.

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de su pan diario134. Más milagroso aún es el caso de la favorita reina de Sevilla alœRumayqiya, que fue hija de un humilde panadero silvense. De igual manera, el esplendoroso poeta Ibn Ë…j de Badajoz ejercía con sus propias manos el modesto oficio de tintorero.Todos ellos consiguieron su talento gracias a la poesía y letras que llegaron a alcanzar su máximo esplendor durante la época taifa135. Añadamos la figura de Maryam b.Ya‘q™b alœAns…r†136, una mujer de Silves que alcanzó un alto rango en el campo de la composición poética y de la enseñanza. El noble señor Ab™œlœWal†d Hass…n b. alœMas†s†137 figuraba como eminencia durante la época taifa. Igualmente, el silvense Ab™ Bakr Muhammad b. alœMilh alcanzaba la misma altura en la escena literaria. Ibn Sa‘†d138 nos proporciona una lista detallada con los famosos poetas y hombre de letras de Silves y de sus dependencias: $annab™s, Ramm…da, $antamaria, Alœ‘Uly… y Qastalla. Otras fuentes nos permiten acceder a la información relacionada con hombres de letras nativos de $antamaria alœGarb139, de Hisn Mur؆q140, de ‘Amr™_a141 y de Cacela142, por dar tan sólo algunos ejemplos. La ‘…mma de Silves destacó también en el campo científico, influyendo en la elaboración del léxico botánico de alœAndalus.Aparte de las demás aportaciones de origen romance o beréber, la terminología botánica acreditada por la investigación en este territorio se revela generalmente de voz árabe clásica. Citémos a modo de ejemplo

algunos términos: alœdar†‘, alœf™l alœ_u‘…l, alœqataf alœbahr†, fustuq alœard143, entre otros. La planta llamada alœØam™n _…mir por los campesinos se conocía bajo el mismo término en alœ$…m144. Más destacadas aún resultan las nuevas aportaciones de la ‘…mma de Silves en lo que se refiere a la estructuración de vocablos novedosos conforme a las normas gramaticales impuestas por el árabe clásico, introduciéndolas en el léxico botánico como términos científicos acreditados por los lingüistas de la época. Nos limitaremos a proporcionar algunos ejemplos, como es el caso de la palabra ‘™d alœUsr introducido en el léxico botánico por la ‘…mma de Silves. De esta manera, lograron expresar en términos más elegantes las características de un enorme y típico árbol abundante en la zona. El mismo árbol se identifica en otras regiones de alœAndalus bajo el nombre de _ub…riq.Todos estos elementos que hemos detectado en algunas fuentes lingüísticas de la época nos permiten hablar de un “idioma árabe andalus†”. Sería conveniente en el estado actual de la investigación, acentuar la importancia de la ‘amma urbana y rural de Silves. No obstante, podemos mediante una lectura detenida de las fuentes árabes reconstruir los elementos sociales que la componen. Nos limitaremos por el momento tan sólo a reproducir algunos ejemplos con la intención de orientar la exploración histórica hacia estos planteamientos. Aparte de los artesanos operarios, vendedores y comerciantes de todo tipo, las fuentes consultadas nos informan sobre los “wuØ™h ahl alœs™q”145 en Silves.Tampoco faltan datos sobre los esclavos (gilm…n)146 destinados a prestar servicios domésticos a la aristocracia. De igual manera, “la indumentaria rural de Silves”147 es también mencionada como motivo de descrédito social por parte de los

134 A. ALVES, “Silves no contexto poético do alœAndalus”, Nítido Crescente, Ensaios,

Lisboa, 1977, pp. 51œ61. 135 Véase: AlœMu‘Øam, vol. III, pp. 357œ358. 136 Véase: Daj†ra, vol. II/I, pp. 268œ370. 137 Para más detalles sobre la importancia de la poesía en la promoción social duran-

te esta época véase: Daj†ra, vol. II/I, p. 369. 138 AlœNafh, vol. IV, p. 291.

143 Silat alœSila, p. 61.

139 AlœDaj†ra, vol. II/I, p. 433.

144 AlœDaj†ra, vol. III/I, p. 336.

140 Hul… alœMagreb, vol. I, pp. 380œ400.

145 Alœ‘Umda, vol. I, pp. 370, 396; vol. II, pp. 600, 642, 649, 745.

141 AlœDaj†ra, vol. II/II, p. 637.

146 Alœ‘Umda, vol. I, p. 488.

142 Silat alœSila, p. 67.

147 AlœMu‘Øib, p. 114.

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ciudadanos y de la nobleza urbana. En lo que se refiere a las huellas de parentesco tribal que perduraron en Silves, nos limitaremos a citar a “los ban™ alœHab†b que formaban parte de su nobleza”148 durante la época califal.Tampoco faltan testimonios acerca de la reorganización social de la comarca bajo el dominio almorávide. Por ejemplo, los Ban™ Waz†r149 ocupaban una parte del distrito de Tab†ra. En lo que se refiere a la vida social, la tradición de la gente de Silves en la elaboración de los actos matrimoniales consistía en brindar a la novia lo que se denominaba en la terminología jurídica de la época alœsiy…qa. Se trata de regalos inmobiliarios en forma de viviendas, terrenos agrícolas, locales destinados al comercio etc. El padre de la novia estaba obligado por su parte a ofrendar a la recién casada los regalos de matrimonio denominados como alœ_uw…r. La costumbre social vigente consistía en conseguir un cierto equilibrio entre el futuro marido y el padre de la novia en cuanto al valor material de sus respectivas ofrendas150, con el propósito de mantener las diferencias de clase entre la j…ssa (“aristocracia”), alœ’akf…’(“clase media”) y la ‘…mma151. En varios casos, un novio silvense se encontraba obligado a proponer a su futura esposa la siy…qa de un solar de tierra dentro del casco histórico, comprometiéndose a edificar en él una vivienda para habilitarla tras el matrimonio152. La literatura jurídica nos propone una abundante información socioœeconómica que queda pendiente de examen. Más abundante es la información relacionada con los sabios y hombres de letras nativos de Silves. Nos limitaremos en el actual trabajo a valorar la importancia de este centro urbano en la estructura institucional y en el desarrollo cultural de alœAndalus a través de la identificación de algunos cargos y letrados. Sabemos que la autoridad legislativa en alœAndalus estaba exclusivamente reservada a una élite

muy reducida de altos sabios afiliados a la doctrina m…lik†, denominados como alœfuqah…’ alœmuft™n (alfaquíes muftíes, es decir que decretan leyes). Entre ellos destacamos a Ahmad b. Mas‘™d b. MufriØ b. San‘™n b. Sufy…n (m. 478/) “nativo de Silves considerado en ella como la más relevante figura jurisprudente”153. En cuanto a la autoridad judicial, se estructuraba en torno a los jueces provinciales dependientes de la alta judicatura central denominada como cadiazgo de la comunidad que ha venido cambiando de forma y contenido a lo largo de la historia de alœAndalus. Fueron los qud…t alœqaw…‘id (jueces de las capitales provinciales) quienes detenían la competencia de nombrar los jueces de las coras y de las dependencias rurales calificados como qud…t alœkuwar (cadíes de las coras)154. Ab™ Muhammad b. ‘Abd All…h b. ‘‡s… alœ$ilab† (m. 548 H/ 1153 d.C.) fue una eminencia en los campos de la tradición, teología, jurisprudencia, lingüística y astrología. Además, se inclinaba al ascetismo disfrutando de una lucidez humana hacia las virtudes y la ética155. Ibn H…Ø؆ ocupaba el cargo de cadí de Silves156 durante la época almorávide. Permaneció en el cargo durante nueve años, antes de ser encarcelado por hacer prevalecer la justicia en favor del pueblo llano contra las infracciones de los altos cargos del poder ejecutivo almorávide. Por otro lado, Muhamad b. Jalaf b. S…‘id alœGass…n† nativo de Niebla (m. 547 H/1152 d.C.) “fue nombrado Juez de Silves”157. Asimismo, Muhammad b. Sa‘†d b. Ahmad b. Sa‘†d b. ‘Abd alœBarr b. MuØ…hid alœAns…r† (m. 580 H/1184 d.C.) nativo de Sevilla, conocido por el apodo de Ibn Zarq™n, “fue nombrado Juez en Silves, Niebla, y en Ceuta respectivamente y también en Aljarafe de Sevilla”158.

148 Daj†ra, vol. II/I, p. 370.

154 AlœFat…w…, vol. I, pp. 224œ225.

149 AlœNafh, vol. IV, p. 123.

155 AlœSila, vol. I, pp. 67œ68.

150 AlœDayl, vol.VI, p. 34.

156 AlœFat…w…, vol. III, p. 1361.

151 AlœBay…n V, p. 57.

157 AlœNafh, vol. II, p. 650.

152 AlœFat…w…, vol. III, pp. 1418œ1420.

158 AlœFat…w…, vol. III, p. 1422.

153 Hemos dedicado dos obras al estudio de esas bajas capas sociales en la Córdoba

califal y en la Sevilla de las taifas respectivamente, cf. Bibliografía.

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Disponemos de una referencia que menciona al último juez de Silves que se llamaba Ab™ Bakr Muhammad b.Ahmad b. $abr†n (m. 747 H/ 1346 d.C.)159. Recordemos que Ibn alœTall…’ alœ$ilab† fue nombrado juez en la fortaleza de Mur؆q (551 H/1156 d. C)160. A la ciudad de Silves se le puede otorgar sin reserva ninguna la categoría de centro de transmisión del saber en alœAndalus. Ibn alœTall…’ enseñaba a sus discípulos en la mezquita aljama de Silves161 la obra del Im…m alœTirmid† relacionada con la tradición del profeta titulada alœË…mi‘ alœmujtasar min alœsunan. Por otra parte, Muhammad b. ‘Abd Rahm…n alœJazra؆, nativo de Silves, fue discípulo del maestro ‘Ukayl b. ‘Ukayl alœ$ilab† que enseñaba en Silves la ciencias del Corán162. Otro discípulo163 nos había dejado constancia de su experiencia compartida con el maestro que les enseñaba la jurisprudencia mediante la obra de Ab† ‘Abd All…h Muhammad b. Ahmad b. Mas‘™d b. MufarraØ alœQantar† titulada Kit…b f† ‘Uq™d alœsadaq…t, cuando fue estudiante en Silves. Asimismo, Ibn F…r™q enseñaba la literatura y la poesía en Silves164 dedicándose esencialmente al poema de Ibn ‘Abd™n. Se enseñaban también la medicina165, la anatomía166, las distintas lecturas del Corán (alœqir…’…t)167. Una importante delegación de nativos de Silves inmigró hacia el año 560 de la hégira (1164 d.C.) para instalarse definitivamente en la capital almohade Marr…ku_. Entre ellos, figuraba el orador y

encargado de la oración del viernes en la mezquita aljama, el silvense Ab™ Muhammad b. Muhammad b. ‘Imr…n alœSadaf† alœ$ilab†. Las crónicas históricas nos proporcionan unos datos de interés sobre la época almorávide168, la reacción del movimiento místico de Ibn Qas†169 y la reorganización política y urbanística almohade del Algarve170. La toma de Silves por el rey portugués Sancho I el 3 de septiembre de 1183 y los acontecimientos de la reconquista del Algarve en fechas posteriores171 conllevaron la aniquilación de alœAndalus en estas tierras.

159 AlœDayl, vol.VI, p. 185œ186. 160 AlœDayl, vol.VI, p. 206. Para más detalles sobre la personalidad de este Juez silven-

161 162 163 164 165 166 167

se consultese: IBN FARH#N, AlœDib…Ø alœmudahhab f† ma‘rifat a‘y…n alœmadhab, (=AlœDib…Ø) edición, M. Ab™œlœN™r, El Cairo s/n, vol. II, p. 259. Qud…t alœAndalus, p. 153. AlœFat…w…, vol. III, pp. 1522œ 1523. Fahrasat, p. 119. IBN ALœQƒD‡, Ëadwat alœiqtib…s f† dikr man halla min alœa‘l…m Mad†nat F…s, (=Ëadwat alœiqtib…s) edición D…r alœMans™r, Rabat, 1973, vol. I, p. 281. Fahrasat, p. 251. “Maf…jir alœBarbar”, p. 211. Silat alœSila, p. 109.

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168 Fahrasat, p. 363œ364. 169 Silat alœSila, p.49. 170 AlœHulla, vol. II, pp. 197œ202 y 271. 171 A. SIDARUS, “Novos Dados sobre Ibn Qasi de Silves e as Taifas Almorávidas no

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INDICE TOPONIMICO

AlœMazamma: 10, 32, 37, 40, 43, 47, 66, 67, 75, 80 AlœMas†la: 69 AlœMunt: 166 AlœQayraw…n: 18, 21, 22, 25, 28, 31, 43, 67 AlœQubd…q: 163 AlœRaØØ™n: 167 AlœSahla: 70 Alœ$araf: 97 Alœ$…wen: 73 AlœSum…dihiya: 98 AlœS™s alœAdn…: 24, 61 AlœS™s alœAqs…: 24, 84, 169 AlœTagr alœAdn…: 166 AlœThurayy…: 98 Alœ‘Uly…: 169, 176, 190 AlœËa‘fariya: 98 AlœË…nib alœGarb†: 63 AlœËaz†ra alœJadr…’: 48 AlœZ…b: 69 AlœZawr…‘: 183 ‘Amalat Qarm™na: 127 ‘Amal TanØa: 27 Amaks™r: 46, 60

Acuta: 153 Adarn: 24, 52, 61, 63, 71 Ad sex insulae: 10, 40 ‘Adwat alœandalusiy†n: 65 Agd…l: 23, 42 Agm…t: 83 Agm…t hil…na: 23 Agz…r Amaqr…n: 22, 41, 57 Alœ‘Adwa: 74 AlœAjawayn: 102 AlœA_b™na: 163 AlœBasra: 11 AlœBayy…z†n: 148 AlœBahr alœGarb†: 168 AlœBirka alœ‘Az†ma: 110 AlœFunt: 110, 113 AlœFust…t: 11 AlœG…ba: 110, 119 AlœHamm…m: 47 AlœHamr…’: 95 AlœH†ra: 183 AlœHiØ…z: 19 AlœKudya: 45, 55 AlœMawsita: 126, 157 AlœMaØlis alœZ…h†: 98

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Ahmed Tahiri

ƒnf…: 83 Antiq†ra: 96 Arku_: 70, 146 Ar_id™na: 96 Ar™_a: 167 Ary…f alœ‘Adwa: 11, 34 Azamm™r: 83 Azr™ n tasr†th: 43, 74 B…b alœFath: 112 B…b alœFuraØ: 113 B…b alœMad†na: 130 B…b alœMusall…: 48 B…b alœYah™d: 48 B…b ‘Anbar: 114 B…b ban† Wary…gel: 48 B…b I_b†liya: 122 B…b Maqr…na: 116 B…b Mawr™r: 148 B…b Qal_…na: 130 B…b Qarm™na: 96, 110 B…b Qurtuba: 122 B…b Tamsam…n: 48 B…b Ëahwar: 116 B…b Yarn…: 95, 130 Badk™n: 10, 41, 42 B…dis: 10, 28, 44, 66, 158, 182 Bah†rat b…b Ëahwar: 112 Bahr alœMaØ…z: 12, 26 Bahr alœDurr: 26 Bal…t Ab† alœAØannas: 151 Baqadd™ra: 31 Barad†_: 131, 144, 152 Barr alœM…’ida: 119

Bataly™s: 158 BaØØ…na: 32, 66 Bali_: 10, 40, 44, 55, 66 Balli_ fahs Murn…q: 44 Bil…d alœ$…m: 19, 20, 31, 76, 161, 191 Bil…d alœSud…n: 32, 43, 66, 75 Bil…d alœS™s: 59, 83 Bil…d Nak™r: 10, 12, 24, 25, 26, 27, 28, 31, 32, 35, 36, 37, 38, 45, 46, 57, 59, 64, 65, 67, 68, 71, 74, 75, 76, 77, 78, 79, 80, 84, 135 Bil…d TanØa: 23, 24, 74 Bil…d T…masn…: 24, 52, 61, 158 Bi’r alœH…wiya: 169 Bizily…na: 66 Buba_tar: 153 Budin…r: 42 BurØ alœDahab: 100, 106 BurØ alœFidda: 99, 113 Busakk™r: 10 Bust…n H…dirat I_b†liya: 111 Carissa Aurelia: 151 Cuta: 153 D…r alœIm…ra: 103 D…r alœMuzayna: 98 Emerita: 157 Fahs alœBall™t: 62 Fahs alœFath: 112 F…s: 65 FaØ M™s…: 159 Firr†_: 146

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Hisn Mast…sa: 22, 48 Hisn Mawr™r: 143, 154 Hisn Munt Aq™t: 153 Hisn Muntef†q: 152 Hisn Mur؆q: 169, 177, 190 Hisn $illibar: 141 Hisn Ëabal alœHiØ…ra: 152 Hisn Za‘b™qa: 116 Hisn Zagb™la: 116 IfranØa: 183 Ifr†qiya: 17, 18, 19, 20, 22, 24, 25, 27, 28, 30, 42, 44, 47, 48, 49, 53, 59, 60, 61, 67, 68, 70, 74, 76, 79, 80, 129, 135 Igg…: 10, 48 Ilb†ra: 68, 138 Insulae Baleares: 12, 54 Iql†m alœBasal: 164, 166 Iql†m alœFahs: 63, 127 Iql†m alœMad†na (Niebla): 166 Iql†m alœMad†na (Faro): 168 Iql†m alœMad†na (Sevilla): 109 Iql†m alœ$an_†n: 168, 174 Iql†m alœ$araf: 164 Iql†m alœËabal: 166 Iql†m Bar_aly…na: 166 Iql†m Bi_iny…na: 166 Iql†m I_bira: 151 Iql†m L™ra: 131 Iql†m Q…_truh: 166 Iql†m Saqlab: 165, 168, 173 Iql†m $antamaria: 168, 174

Garn…ta: 70 Garb alœ‘Adwa: 83, 169, 179, 182, Garb alœAndalus: 66, 126, 158, 159, 160, 161, 162, 164, 165, 168, 169, 170, 179, 182, 188 Halq alœZ…wiya: 163, 168, 177 Hawmat alœFajj…r†n: 114 Hawmat alœËabb…na: 106 Hawmat B†r alœWad…‘: 96, 107, 114 Hawmat MasØid Ab™œlœFadl b. Afr™n alœG…fiq†: 114 HaØar alœNasr: 11 Hayr alœZaØØaliy†n: 63 Hims: 160 Hisn alœFaraØ: 113 Hisn alœFath: 116 Hisn alœFuraØ: 113 Hisn alœQal‘a: 115, 116 Hisn alœQasr: 110 Hisn alœRiq…‘: 169, 177 Hisn alœW…d†: 116 Hisn alœWiq…‘: 177 Hisn alœZ…hir: 98, 113 Hisn alœZa‘w…q: 116 Hisn Amr†qa: 143 Hisn Aq™t: 127, 137, 140, 141, 150, 151, 152, 153, 154 Hisn I_bira: 141 Hisn Kart: 10, 65, 83




Ahmed Tahiri

K™rat Uk_unuba: 157, 158, 160, 165, 167, 168, 169, 170, 172, 173, 181, 186, 187 K™rat U_™na: 144 K™rat Ëayy…n: 95 Labb: 167 Labla: 95 Laqant: 159 Laqandr: 152 Lixus: 11 L™ra: 126 Lusitana: 12, 159, 157, 171 Mad†nat alœMariya: 49 Mad†nat alœZ…hira: 96 Mad†nat alœZahr…’: 36, 96 Mad†nat Mawr™r: 148 Mad†nat Nak™r: 10, 32, 37, 38, 39, 40, 42, 43, 46, 47, 48, 49, 57, 66, 67, 68, 69, 75, 76, 80, 165 Mad†nat Qalb: 149, 150 Mad†nat $id™na: 137 Mad†nat Tamsam…n: 41, 56 Magras alœSult…n: 111 M…laqa: 55 Makka: 20 Mal†la: 10, 40, 81 Mamar alœS…bila: 114 Maqbarat alœNaj†l: 117 Maqbarat alœS…da: 116 Maqbarat alœSulah…’: 116 Maqbarat alœZuhr†: 117 Maqbarat b…b Ëahwar: 112

Iql†m Tark™na: 166 Iql†m Tu_…na: 164 Iql†m Unuba: 166 Iql†m Wa_tar: 166 Iql†m Wibar: 166 Iskandariya: 46 IstiØa: 63, 123, 145 I_b†liya: 31, 106, 108, 109 Iyd†: 10, 41, 42, 55 Jam†s Tamsam…n: 42 Kabd…n: 59 Kan†sat alœGur…b: 168, 178 Kudyat alœJayl: 110 Kunti_ alœ$a‘r…’: 112 Kunti_ Ma‘…fir: 115, 164 K™rat Arku_: 146 K™rat B…guh: 153 K™rat B…Øa: 159, 165, 167 K™rat IstiØa: 145 K™rat Ilb†ra: 138, 145, 146, 148 K™rat Labla: 165 K™rat M…rida: 158, 166 K™rat Mawr™r: 127, 137 K™rat Rayya: 11, 34, 127, 138, 141, 144, 147, 153 K™rat $antar†n: 166 K™rat $id™na: 27, 34, 52, 55, 57, 61, 137, 138, 140, 141, 142, 143, 145, 151, 154 K™rat T…kurunn…: 11, 34, 53, 63, 70, 74, 140, 143, 146 K™rat TanØa: 26

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R‡f al-Magrib y al-Andalus

Narb™na: 127 Nf†s: 23 Parietina: 10, 40 Promontorium: 10, 40 Q…bis: 70 Qabt†l: 110 Qabt™r: 110 Q…dis: 51 Qal‘at alœHan_: 158 Qal‘at Kart: 48 Qal‘at M…rtula: 167 Qal‘at Ë…bir: 99, 113 Qalb: 148, 149, 150, 154 Qalb Mal…q: 149 Qal_…na: 70 Qamb…niyat TanØa: 26 Qamb†l: 95 Qarm™na: 70 Qarta_…na: 95 Qart…ya: 166 Qaryat Abarr…na: 115 Qaryat alœBahriy†n: 164 Qaryat alœHawzan†: 164 Qaryat alœMuwassata: 163, 167 Qaryat alœSaq…liba: 46, 65, 165 Qaryat alœTam…l: 167 Qaryat alœYas…r…: 167 Qaryat ‘Amr™_a: 169, 175, 190 Qaryat ƒ_: 164 Qaryat Bartim™n: 169, 175, 180

Maqbarat Kudyat alœJayl: 117 Maqbarat Mawr™r: 148 Mariyat Bali_: 66 Marraku_: 195 Mars… Add…r: 10, 45, 55 Mars… Akk…s: 10, 45 Mars… alœMunakkab: 32, 55 Mars… Bali_: 44 Mars… Baqq™ya: 10, 45, 55, 59 Mars… Hark: 10, 45, 55 Mars… Kart: 10, 45, 55, 65 Mars… Tamsam…n: 9, 10, 22, 32, 41, 42, 45, 53, 55, 56, 57, 74 Mars… Uft†s: 10, 45, 55 Mars… Umm Hak†m: 27, 29, 54 Mar_…na: 63, 119 MarØ…na: 10, 45 Ma_d™m: 111 MasØid Mawr™r alœØ…mi‘: 147 MasØid Qarm™na alœØ…mi‘: 130 Mauritania: 12, 45 Mawr™r: 70, 137 Mjaq: 48 M†la: 69 Muntazah alœ‘Ar™s: 99, 114 Munt_…qar: 178, 179 Munyat Nasr: 135 M™r†la: 175 Nak™r: 39, 40, 41, 43, 47, 48, 49, 57, 66, 69, 165, 182




Ahmed Tahiri

Qasr Qarm™na: 130 Qastalla alœGarb: 158, 163, 175, 179, 190 Qulumb†ra: 158 Qunstant†na: 119 Rabad $aqunda: 127 Rib…t alœRayh…na: 169, 176 Rib…t Nak™r: 22, 23, 42, 74 Rib…t Q™z: 83 Rib…t $…kir: 23 R†f alœ‘Adwa: 12, 169 R†f alœAndalus: 10, 11, 12, 13, 34, 45, 55 R†f elœMagrib: 10, 12, 13, 48, 55, 60, 74, 82, 95, 182 R†f Gum…ra: 11, 34, 54, 60, 169 R†f $id™na: 11, 34, 54 Rusad†r: 10, 40, 80, 81 S…‘: 60 Sa‘d alœSu‘™d: 98 S…hil alœGarb: 167, 169 Sajrat alœ‘Uq…b: 169 Sajrat H†wa: 169 Sal…: 27 $alla: 52 $al™nb†nya: 55 Sanad ban† HaØØ…Ø: 164 $antamaria alœGarb: 163, 168, 174, 175, 176, 180, 182, 190 $antab™s: 100, 110, 113 $antar†n: 158

Qaryat Far‘™n: 169, 175, 176, 180 Qaryat Kunti_ Ma‘…fir: 115, 164 Qaryat Kurayb: 139 Qaryat Labas: 164 Qaryat Maqr…na: 114, 164 Qaryat Mawr™r: 148 Qaryat Qan…li_: 131 Qaryat Qar_…na: 164 Qaryat Qas™la: 167 Qaryat Quta: 153 Qaryat Ramm…da: 169, 175, 190 Qaryat $aqri_: 169, 177 Qaryat $annab™s: 169, 175, 189, 190 Qaryat $ant Torre_: 165 Qaryat Tabl…ta: 114 Qaryat Wark: 167 Qaryat Yarn…: 95, 131 Qaryat Yawm†n: 164 Q…siyat alœGarb: 11, 184 Q…siyat Garb alœAndalus: 166 Qasr Ab† D…nis: 158, 166, 168 Qasr alœBah†ra: 111, 112, 113, 116 Qasr alœMub…rak: 98 Qasr alœMukarram: 98, 106 Qasr alœMaØ…z: 11 Qasr alœ$ar…Øib: 183, 184 Qasr alœWah†d: 98 Qasr Ibn ‘Garr…b: 152



R‡f al-Magrib y al-Andalus

$antf†la: 63 $araf I_b†iliya: 109 $arq alœAndalus: 43, 66, 126 $arq I_b†liya: 110 $…t: 55 $at†qas: 131, 144 Septem: 11 $ibr: 142 $ilb: 162, 168, 169, 171, 173, 184, 185, 186, 188 $ilyar: 142 $intra: 163 SiØilm…sa: 32, 43, 46, 60, 66, 75, 76 St†f: 69 S™q alœBaqar: 117 S™q alœHatab: 131 S™q alœJam†s: 130 S™r alœMad†na: 104 S™r Ibn ‘Abb…d: 104 Tab†ra: 163, 176, 192 T…brid…: 23, 35, 57, 61 Tabubera: 131 T…gragr…: 53 Taly…ta: 164 T…masn…: 24, 29, 31, 52, 53, 58, 61, 76 Tamuda: 11 TanØa: 25, 27 Tany…na: 55 Taqsabt Nwadday: 41 Tarf alœ‘Urf: 167, 177, 178 T…rga: 11, 53

Tar†fa: 58 Tar†q alœRif…q: 126 Tawr†rt: 10, 45, 53, 55 T…za: 61, 84 Tiguis…s: 11, 26 Tingitana: 12, 23, 27, 54, 65, 74, 159 Ti_ummas: 11 Tit…wen: 11 Tlams…n: 27 Triy…na: 91 Turreb†l: 115 Tu_…na: 119 Tsaft: 10, 48 Ts™l: 84 Tubna: 69 U_™na: 129 Utr†ra: 119 W…d† alœDard…r: 109 W…d† alœTalh: 109, 110 W…d† ‘Anbar: 109 W…d† Ayra: 109, 152 W…d† Barb…t: 52 W…d† Dar‘a: 23 W…d† Gu†s: 23, 42, 46 W…d† Laku: 143 W…d† Lhi_ar: 95 W…d† Kart: 83 W…d† Malwiya: 22 W…d† Mart†l: 183 W…d† Murn…na: 167 W…d† Nak™r: 23, 42, 43, 74 W…d† Rabada:109

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Ahmed Tahiri

W…d† Sab™: 31 W…d† Sind†: 109 W…d† S™s: 23 W…d† Tamsam…n: 56 Wahr…n: 71 Ëabal Ab™œlœHasan: 22, 57 Ëabal alœQur™d: 150 Ëabal alœ‘Uy™n: 166, 167 Ëabal alœËanna: 178 Ëabal Mawr™r: 147, 148 Ëabal Qulayb: 149 Ëabal $antaq…r: 178, 179 Ëabal T…riq: 25 Ëabb…nat B…b Qarm™na: 117 Y…bura: 158 Ë…mi‘ Mad†nat $ilb: 184 Ëannat alœSult…n: 111 Ëaz†rat alœMundir: 110 Ëaz†rat alœSib…‘: 110 Ëaz†rat $antab™s: 110 Ëib…l alœAwr…s: 60 Ëib…l alœQibla: 110 Ëib…l alœRahma: 110 Ëib…l Wark: 178, 179 Ëil†qiya: 61, 169 Ëilla: 176 Ëily…na: 144 Ëin…n alœMusall…: 111 Ëin…n lbn Maslama: 111 Ëar…wa: 10, 45, 46

OTRAS OBRAS DEL AUTOR

1. ‘ƒmmat Qurtuba f† ‘asr alœjil…fa (La ‘…mma de Córdoba en la época del califato), Rabat, 1989, 264 p. 2. AlœT…r†j alœandalus† min jil…l alœnus™s (La Historia de alœAndalus a través de las fuentes árabes), en colaboración, Casablanca, 1991, 296 p. 3. Dir…s…t wa mab…hit f† t…r†j alœAndalus (Estudios sobre la Historia de alœAndalus: época del califato y taifas), Casablanca, 1993, 144 p. 4. Alœtib waœlœfil…ha f† alœAndalus bayna alœhikma waœlœtaØr†b (Agricultura y Medicina en alœAndalus: Dimensión filosófica y tendencia experimental), Publicaciones de la Facultad de Letras de Mohammedia, 1997, 130 p. 5. Fus™l mansiya min t…r†j alœMagrib: Im…rat ban† S…lih f† bil…d Nak™r (Episodios inéditos de la Historia de Marruecos: El antiguo emirato de los Ban™ S…lih de Nak™r), Casablanca, 1998, 253 p. 6. Agricultura y poblamiento rural en Sevilla durante la época ‘abb…d†, Área de Cultura y Fiestas Mayores, Ayuntamiento de Sevilla, Sevilla, 2001, 217 p. 7. Ijtis…r…t min kit…b alœfil…ha (Epitome del Libro de Agricultura) Compuesto por IBN LUY#N, edición y estudio, Casablanca, 2001, 167 p.






Ahmed Tahiri

8. Index des Traités de Medecine, Agriculture et Botanique conservés dans la Bibliothèque Générale de Rabat, Casablanca, 2002, 219 p. 9. Las clases populares en alœAndalus, Editorial Sarriá, Málaga, 2003, 139 p. 10. AlœFil…ha waœlœ‘umr…n alœqarawi biœlœAndalus, min namat alœtathmir alœta‘…qudi il… nid…m alœ’inz…l alœiqt…‘i, (Agricultura y vida rural en alœAndalus. Del sistema de inversión contractual hacia al modo de concesión feudal), Alejandría, 2004, 325 p. 11. AlœMagrib alœaqsa wa mamlakat bani Tarif alœburgwatiya (El Magreb alœAqsa y el reino de los banu Tarif en Tamesna), Casablanca, 2005, 238 p. 12. Al-Bin…’ wa-l-‘umr…n al-hadar† bi I_b†liya al-‘abb…diya (Reconstrucción de la Sevilla abadí a través de las fuentes árabes), Beirut, 2006, 231 p. 13. ‘ƒmmat I_b†liya f† ‘asr ban† ‘abb…d (La ‘…mma de Sevilla en la época de los Ban™ ‘Abb…d), Cultural Foundation, United Arab Emirates, 582 p. (en prensa). 14. Autor de más de medio centenar de artículos sobre la historia del Magreb y alœAndalus publicados en árabe, español, francés e inglés en Marruecos, Argelia,Túnez, Egipto, Líbano, España, Portugal y Francia (1986œ 2006).





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