Edición #106 / Abril, 2013 Grupo Editorial: Efraín Navarro, Carlos Salas, Ingrid Zúñiga.
Actualmente vivimos en una sociedad cuyos valores fundamentales son el éxito, la riqueza, el poder, el sexo, el egoísmo, la mentira, la superficialidad.... y en la que nosotros pugnamos por sobresalir y triunfar, educando a nuestros hijos en estos valores, aunque nos llamamos cristianos, vayamos a Misa los domingos, bauticemos a nuestros hijos y les llevemos a catequesis para que hagan la Comunión. ¿qué estamos haciendo? ¿A qué jugamos? Todos criticamos la sociedad en la que vivimos, a los gobiernos, a los políticos. La depravación de la juventud, la pérdida de valores cristianos, la falta de humanidad, pero ¿Hacemos algo por cambiarla o estamos cómodamente instalados en ella? Seamos sinceros con nosotros mismos y veamos cuál es nuestra situación en la sociedad, ya que la mejor manera de cambiar el mundo es empezar por uno mismo. Tenemos que empezar barriendo y limpiando nuestra casa y haciendo que cambie lo que tenemos alrededor -nuestros hijos, nuestro trabajo, nuestro entorno - y así contribuiremos a que esta sociedad se renueve con una generación nueva y diferente. Ocupémonos de una manera real de la educación de nuestros hijos, de saber qué piensan, qué les preocupa, quienes son sus amigos, qué hacen los fines de semana, dónde pasan los ratos de ocio, de cumplir con nuestra obligación de cada día... Empecemos a cambiar la escala de valores de esta sociedad, apostando por el amor, la entrega a los demás, la sinceridad, la lealtad, la sencillez, el perdón... en lugar del egoísmo, el éxito, la mentira, la humillación, la competitividad, la falta de principios..., a través de nuestra familia y de nuestros hijos, que son la semilla del mañana, y convirtamos esta sociedad en una comunidad auténticamente cristiana contribuyendo así a que a través de nosotros, nuestros hijos sean de verdad hombres y mujeres cristianos e íntegros luchando por un mundo mejor. Fuente: Vida positiva. com