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Zodiac
Silvia S Ez Espert
deras con las piernas—. Voy a besarte, Maia Lee, y ni Rita ni esta maldita ciudad van a poder impedírmelo.
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No tuve tiempo de asimilar lo que me acababa de decir porque, de repente, sus labios estaban sobre los míos, inesperados, suaves, ardientes… Besándome como nunca nadie lo había hecho, como si quisiera beber de mí para sobrevivir. Su lengua arremetió contra la mía de forma pasional, con ganas, tan dulce y a la vez tan salvaje que estaba dejándome completamente sin aliento. Cerré los ojos y me encontré a mí misma respondiéndole del mismo modo, deseando ese beso como jamás había deseado ningún otro. Como jamás había deseado nada».
«—Voy a luchar por estar contigo toda la vida —me dijo cuando se apartó para coger aire, y le creí. Le creí porque sabía que era cierto, que ambos cumpliríamos esa promesa que habíamos lanzado al cielo tantas noches antes que esa—. Las relaciones se basan en eso, preciosa Maia. En estar juntos pase lo que pase, enfrentándonos a lo que se nos ponga por delante y…
—Y queriéndonos por encima de todo, como siempre hemos hecho.
Kai me sonrió antes de dejar un tierno beso encima de mi nariz».
«—Te
quiero...
Ni siquiera fui consciente de que lo había dicho en alto hasta que él habló de nuevo.
—Repítelo.
—Te quiero —susurré al instante.
Era algo sorprendente, pero después de todo por lo que había pasado, no me resultaba difícil abrirme así a él y decirle algo que ambos ya sabíamos. Al contrario, me sentía tan segura y completa a su lado que no podía parar de pensar en que lo quería, quizás más de lo que lo había hecho antes, quizás más de lo que estaba dispuesta a admitir. Porque joder, era aterrador.
—Otra vez.
—Te quiero... —Alargué la letra «o», haciéndole ver que ya lo había dicho demasiadas veces.
—Mmm... No, no es suficiente — fingió bostezar—. Quiero que me lo digas cuando nos veamos. A la cara.
—¿Por qué?
—Porque solo entonces creeré que esto es real —susurró—. Y solo entonces podré disfrutar de lo que esa palabra significa.
Y ahí estaba otra vez esa sonrisa de tonta. No podía controlarla.
—¿Y tú? —Me mordí la uña—. ¿Tú me lo dirás a mí?
—Puede ser...
Rodé los ojos, porque, joder, me lo estaba imaginando sonriendo con esa mueca de capullo adorable que me encantaba, y solo quería poder comérmelo a besos.
—Idiota.
—No me insultes, preciosa.
—Vale, voy a colgarte —senten- cié, fingiendo estar enfadada—. Tenemos cosas que hacer.
—Maia...
—Ahora que tenemos la llave, no hay tiempo que perder. Quizás tengas el privilegio de verme más pronto que tarde.
—Maia...
—Y cuida de mi hermano, capullo.
—Maia —dijo más alto, dando una carcajada.
—¿Qué? —Agudicé la voz.
—Estoy jodidamente enamorado de ti —dijo, y sonreí ampliamente apuntándome esta pequeña victoria—. Y ten claro una cosa: cuando vuelva a verte...
—¿Sí...?
—No solo te diré que te quiero. —Comenzó, y noté como me temblaban las rodillas—. También te lo demostraré».
«Anoche estuve hablando con tu hermano sobre ti. Comprendí que, aunque yo me había pro metido a mí mismo no creer en el amor, cuando vi que era con tigo, nadie tuvo que empujarme. Yo me lancé». ***
«Voy a confesarte un secreto: nunca pensé que alguien pudiese llegar a llenarme tanto. Nunca pensé que yo... Bueno, que fuera capaz de sentir algo tan fuerte por alguien sin apenas haberla visto más de dos veces en toda mi vida. Incluso pensé que me estaba volviendo loco porque no creía en nada de lo que me estaba pasando, no creía que fuera posible sentir algo que me acojonara y que a la vez quisiera que pasara con todas mis fuerzas, y supongo que después de todo, he comprendido que eso es el amor. O al menos, se le parece, pececito». ***
«—Me acabo de acordar de algo que me dijo Ember hace unos días —dije, con el corazón acelerado—. No tiene aún los seis años, pero ya es toda una cerebrito —sonreí—. Le dijeron unos amigos suyos que mi abuela estaba en el cielo y que lo veía todo, y me preguntó que qué pensaría ella cuando me encontrara con la persona a la que siempre había estado esperando.
Zodiac. Agua, fuego, tierra y aire.
Cuatro zonas de una misma ciudad regidas por viejas leyes que prohíben completamente a sus ciudadanos relacionarse.
Y, quizás, ¿alguien dispuesto a romperlas?
Maia Lee está perdida. Desde que hicieron su corazón añicos y desgarraron su alma no ha vuelto a ser la misma, y busca desesperadamente algo que le haga volver a sentirse viva; algo a lo que agarrarse para no seguir cayendo por el pozo que su mente ha creado para ella; algo que le devuelva su esencia Piscis que tanto echa de menos, que tanto anhela volver a encontrar.
Kai Gordon solo busca cumplir una promesa. Un Sagitario impulsivo, engreído, ambicioso y persistente que haría lo que fuera por encontrar respuestas y que, bajo ningún concepto, se dejaría engañar por esa tontería a la que todos llaman amor. Pero... ¿realmente será capaz de mentirse a sí mismo cuando todo cambie?, ¿cuando comience a pintar para expresar todo lo que su corazón quiere callar?
Una coincidencia. Una mirada. Una conexión.
Miedo. Ganas. Mariposas. Magia. Y sí, amor ¿Será eso suficiente?
—Di una risa seca y ella alzó las cejas—. Le mentí, pero ahora... Ahora sé lo que le contestaría.
—¿Sí? —Sonrió con picardía—. ¿Y qué le contestarías?
—Que me la imagino sonriendo y pensando: apenas se conocen, apenas han tenido tiempo, pero lo que no saben es que les espera una vida llena de amor, aventuras y sueños por cumplir... juntos. —Puse mi mano en su mejilla—. Ahora sé que es a ti a quien esperaba». ***
«Ahora lo comprendía todo. Kai sí creía en el amor, siempre había creído en él, aunque se empeñara en decir y demostrar lo contrario. El problema era que sabía y conocía cuánto era su enorme poder y le acojonaba acabar herido. Y eso me pareció tan humano y dulce que algo dentro de mí quiso cuidarlo para siempre. Sabía que jamás sería capaz de hacerle daño, no después de ver cómo me había abierto su corazón a pesar de que ese era su mayor miedo».
Silvia Sáez (Valencia, empedernida desde que tiene de las series, moda, admite será un poquito Actualmente estudios de Magisterio versidad de Valencia, ya que, para son la mayor Zodiac es su todo el mundo el último.
Se acerca el 14 de febrero, Día de los Enamorados y, como dice la canción, «Love is in the air». Todos los escaparates se llenan de corazones y flores. Anuncios, películas, las canciones en las radios… todo el mundo habla de amor. Y es por ello que vemos necesario desmontar algunos mitos del amor romántico, ya que, en el amor, como en cualquier relación de la vida, no todo vale.
Podríamos definir el mito del amor romántico como el conjunto de creencias compartidas sobre cómo debe ser el amor verdadero, ese amor sin el que nuestras vidas carecen de sentido. Estas creencias son transmitidas desde nuestra infancia a través de películas, canciones, novelas, videojuegos… llegando incluso a normalizar situaciones de dependencia o tolerar situaciones de violencia con la idea de que el amor todo lo puede y todo lo soporta, o asumiendo la nociva idea