COSUDE_Sistematizacion_La_Solidez_COAC_democratiza_microfinanzas

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L A SOLIDEZ DE LAS COOPERAT I VAS DE AHORRO Y C R É D I TO DEMOCRAT I Z A LAS MICROFINANZAS EN EL E C U A D O R

Contenido 1

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INTRODUCCIÓN

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AGRADECIMIENTOS

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EL PROYECTO FOMENTO DEL CRÉDITO Y AHORRO RURAL, COOPFIN/CREAR

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La primera fase

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La segunda fase · El microcrédito individual · El microcrédito rural · La Ventanilla Rural Cooperativa (VRC) · El ahorro agrícola · Resultados de la segunda fase: Cooperativas · Resultados de la segunda fase: Nivel Macro

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La tercera fase · Algunos resultados ...

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LAS LECCIONES APRENDIDAS

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Aprender de la cooperativa y de la cultura local

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Sobre la creación de un mercado de asistencia especializado

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Sobre el trabajo técnico con las cooperativas

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LAS HERRAMIENTAS

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A MODO DE CONCLUSIONES Y ORIENTACIONES

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BIBLIOGRAFÍA

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S I S T E M ATIZACIÓN DEL P R O Y E C TO COOPFIN/CREAR 1998 - 2009

Introducción El trabajo, durante los diez años de eje cución del Proyecto, nos ha llevado a entender las dinámicas de las coopera tivas de ahorro y crédito en Ecuador y, a comprobar, evaluar y reconocer su importante rol como ‘banco del pueblo’, dentro del proceso de mejoramiento de la calidad de vida de los usuarios de sus servicios y del desarrollo rural. Mirtha Corella, Jefa del Proyecto COOPFIN/CREAR. (Cultura y Microfinanzas Rurales, 2008:7)

El proyecto Fomento del Crédito y Ahorro Rural (COOPFIN/CREAR) se planteó, en 1998, desarrollar una serie de mecanismos para asegurar el acceso de la población rural a servicios de ahorro y crédito con características, condiciones y plazos adecuados a sus necesidades y demandas. El Proyecto se enfocó en el sector cooperativo que brinda servicios financieros a la población del área rural, al observar que la pobreza, que afecta al 45% de la población ecuatoriana, se concentra de forma dramática en esta zona del país. En la última década, significativos acontecimientos cambiaron el marco en el cual se desarrollaban las microfinanzas. La crisis financiera sufrida por el país en el año 2000 produjo impactos devastadores en diversos sectores de la economía; sin embargo, abrió inesperadas oportunidades de crecimiento para pequeñas entidades financieras de carácter local, como lo muestran las cifras. “Entre diciembre de 2003 y diciembre de 2008, los créditos del sector financiero a las microempresas casi se triplicaron, al pasar del 4 al 11%; sin embargo, el liderazgo y control del sector se mantuvo en la banca privada, concentrada, casi exclusivamente, en las áreas urbanas de las principales ciudades del país1”. Las cooperativas de ahorro y crédito no desaprovecharon la oportunidad para crecer y robustecerse, pero para ello requerían incorporar nuevas prácticas que permitieran ampliar la oferta de productos y servicios, mediante el desarrollo de una nueva tecnología de microcrédito y de herramientas adecuadas a las nuevas realidades. 1

Cultura y Microfinanzas Rurales, Proyecto COOPFIN/CREAR, 2008.

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El Proyecto COOPFIN/CREAR se desarrolló en tres fases: la primera, la de conocimiento, que se orientó al fortalecimiento institucional de pequeñas entidades financieras: cooperativas y ONG financieras, mediante una oferta de asistencia técnica y capacitación. En la segunda fase, la de fortalecimiento, el trabajo se concentró en cooperativas de ahorro y crédito y permitió ampliar la oferta de servicios financieros de calidad para la población que se encontró al margen del sistema financiero tradicional. Y la tercera, de profundización, se enfocó en ampliar la cobertura de los servicios financieros, a fin de cubrir la demanda de la población rural, así como en fomentar el desarrollo de un mercado de servicios con la incorporación y formación de un grupo de consultores locales. El trabajo nos ha permitido conocer las capacidades de las cooperativas y, por sus implicaciones, nos ha llevado a reformular el concepto mismo de microfinanzas. Esta es una herramienta de desarrollo que contribuye a que los socios del sector rural y los propietarios de micro y pequeñas empresas no atendidas por la banca puedan tener acceso, en condiciones justas y de manera sostenible, a productos y servicios financieros (ahorro, crédito, seguros, garantías, transferencias). Y, como señala Enrique Orellana en Las Finanzas Sociales y Solidarias en el E c u a d o r, en el ámbito local, las microfinanzas se han convertido en actores clave del desarrollo de las pequeñas economías; y, en el marco de la globalización, han adquirido, además, un enfoque de incentivo para la inclusión social, económica y la democratización de los servicios financieros, hacia sectores generalmente excluidos por la banca. Los resultados de nuestro esfuerzo se reflejan no sólo en los logros alcanzados por las instituciones financieras participantes, en términos de rentabilidad, sostenibilidad y sustentabilidad, sino en el conjunto de aprendizajes que las directivas de las cooperativas y nuestro equipo técnico han adquirido, que bien podrían replicarse y profundizarse en otros ámbitos.

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Por estas razones y luego de una década de trabajo y de experiencias acumuladas, consideramos que los actores de este proceso, las personas e instituciones que volcaron su esfuerzo en fortalecer el sistema cooperativo rural, tienen mucho que decir sobre las potencialidades de las microfinanzas en el Ecuador. Focalizamos nuestros esfuerzos en las cooperativas de ahorro y crédito, al considerar que son entidades con un significativo potencial institucional y porque han demostrado a lo largo del tiempo la sostenibilidad de su oferta de servicios. También valoramos el rol que cumplen en la economía local y que no se reduce simplemente a canalizar recursos, sino que constituyen actores del desarrollo social. La adaptación de nuestro equipo de trabajo a las comunidades rurales en las cuales se insertó, constituyó una experiencia, sin duda, enriquecedora. Como punto de partida, supuso el respeto de los tiempos de las instituciones y de las personas participantes, así como un acercamiento a la cultura local con una visión fresca e innovadora. El cofinanciamiento en la asistencia técnica y la capacitación ha sido otra de las claves del Proyecto y un factor que ha fomentado la corresponsabilidad, pues influyó para que el equipo técnico y las contrapartes beneficiarias mantengan, por igual, sus compromisos en el cumplimiento de los acuerdos. El proceso nos permite afirmar que el cambio en cualquier institución financiera debe basarse en el reconocimiento de una necesidad, en el mejoramiento continuo de la gestión institucional y de su personal y, en lo que denominamos la generación de capacidades internas. Las entidades participantes han demostrado que los pobres pueden convertirse en actores de su desarrollo y contribuir al crecimiento económico del país.


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Agradecimientos

El trabajo realizado por el equipo técnico de Swisscontact y del proyecto COOPFIN/CREAR sólo ha sido posible gracias a la existencia de cooperativas que en condiciones complejas, con crisis de por medio, han sabido mantenerse y crecer. Son las cooperativas las que han querido mejorar sus servicios y ponerse más a tono con la realidad local en la que se desarrollan. Son las cooperativas las que trabajan con poblaciones que durante mucho tiempo han estado olvidadas, convirtiéndose, en muchos casos, en el único apoyo financiero de familias productoras, campesinas, de mujeres emprendedoras y de otros sectores desfavorecidos, propiciando vínculos entre la ciudad y el campo.

Nuestro agradecimiento a las cuarenta y dos cooperativas con las que hemos trabajado a lo largo de estos años.

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La relación con cada una de las cooperativas ha sido una experiencia de aprendizaje valiosa para el Proyecto. A continuación resumimos cinco de estas experiencias.

Cooperativa 4 de Octubre: El 31 de enero de 1996, en Penipe, inicia sus actividades como cooperativa de ahorro y crédito. Fue creada por y para los choferes de la región. Atiende con servicios financieros a la provincia de Chimborazo, con seis oficinas en cinco cantones, cuatro rurales y dos urbano-marginales. A mayo de 2009, cuenta con 11.020 socios. Su misión es “otorgar servicios financieros de calidad, con un equipo humano calificado, aplicando un modelo de administración eficiente, que genere seguridad y confianza para impulsar el desarrollo socioeconómico de nuestros socios y sus comunidades”. Cooperativa CACPECO: En Latacunga, el 14 de marzo de 1988, un grupo de artesanos y pequeños industriales deciden unirse y crean la Cooperativa de Ahorro y Crédito de la Pequeña Empresa de Cotopaxi CACPECO LT D A, con el objetivo de solventar las necesidades financieras de empresarios de micro y medianas empresas que no reúnan las condiciones para acceder a un crédito en la banca. Tiene doce oficinas en las provincias de Cotopaxi, Los Ríos, Pichincha y Chimborazo. A mayo de 2009 atiende a 82.839 socios. Su misión es “apoyar principalmente a los menos favorecidos, orientando el crecimiento del ser humano, sus hogares y familias”. Cooperativa Detodas: Inició operaciones el 18 de septiembre de 2002 para ofrecer oportunidades de crédito a las mujeres de escasos recursos económicos de la ciudad de Guayaquil. La cooperativa se define como una alternativa en el mercado financiero, al aplicar una metodología de crédito grupal solidario fundamentada en los principios de la Banca GRAMEEN. Hasta el mes de mayo de 2009 contaba con 5.150 socias. Su misión es “ofrecer servicios financieros especializados para que mujeres emprendedoras, prioritariamente de escasos recur-

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sos económicos, desarrollen microempresas, generen empleo digno, incrementen sus ingresos y mejoren su calidad de vida.” Cooperativa Jardín Azuayo: Nació en 1996 en el contexto de la reconstrucción del Cantón Paute luego de los daños causados por el desastre de La J o s e f i n a. Actualmente cuenta con 30 oficinas. Hasta el mes de mayo de 2009 contaba con 134.061 socios. Su misión es “fomentar el ahorro y la inversión y ofrecer servicios financieros acordes a las necesidades de las localidades y la región, además de desarrollar procesos educativos, comunicativos e informativos transparentes, que permitan tomar y asumir decisiones convenientes para la cooperativa y sus socios”. Cooperativa Fernando Daquilema: Fue fundada en el año 1989 como el Banco Comunal Puruwa Cacha, posteriormente con el apoyo del Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio (FEPP) se constituyó como Cooperativa de Desarrollo Comunal, en 1990. En el año 2005, al existir el flujo migratorio desde Cacha y Chimborazo, hacia las grandes ciudades del Ecuador y otros países, reformó su estatuto y se constituyó en Cooperativa de Ahorro y Crédito Limitada. A mayo del 2009, la cooperativa alcanza 11.299 socios y desarrolla sus operaciones en las Provincias de Chimborazo, Pichincha y Guayas. Su misión es “otorgar servicios financieros oportunos y de alta calidad, para la población de la Provincia de Chimborazo y de las principales ciudades del país, especialmente para el segmento de la población indígena y/o de menores ingresos económicos; cuenta para esto, con directivos y personal capacitado, comprometido, motivado y orientado hacia la satisfacción permanente de sus socios, contribuyendo de esta forma al desarrollo y al mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad”.


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1 El proyecto Fomento del Crédito y Ahorro Rural, COOPFIN/CREAR El Proyecto COOPFIN/CREAR fue ejecutado por la Fundación Suiza de Cooperación para el Desarrollo Técnico, Swisscontact, por petición y con financiamiento de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, COSUDE. Su objetivo superior se definió al inicio como: “La población rural pobre de la Sierra Centro y Sur de Ecuador tiene acceso a servicios financieros sostenibles, que responden a la demanda real de los diferentes segmentos del mercado y son ofertados por cooperativas de ahorro y crédito solventes y eficientes”. Cuando esta experiencia se puso en marcha, en 1998, se encontraba en funcionamiento en el país un conjunto de cooperativas, bancos y organizaciones no gubernamentales dedicadas a la actividad financiera que hoy conocemos como las microfinanzas.

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Luego de quince meses de estudio y análisis de estos actores financieros, decidimos orientar nuestro trabajo a las cooperativas, pues consideramos que en su constitución, organización y funcionamiento mantienen criterios de solidaridad, participación democrática y cooperación. Para la elección de las contrapartes, valoramos también la actuación de las cooperativas en las iniciativas de desarrollo social de sus comunidades y observamos su trayectoria de sostenibilidad y sustentabilidad. El ámbito de acción del proyecto fue, hasta el 2005, las zonas rurales de la Sierra Centro y Sur; en el 2006 se incorporó Guayas; y, en el 2007 se extendió a otros lugares del país con el fin de fortalecer, en estas nuevas zonas, a cooperativas con una orientación dirigida especialmente a las clases menos favorecidas. La relación inicial con las cooperativas se estableció sobre la base de una oferta de asistencia técnica y capacitación, con un compromiso de cofinanciamiento de las contrapartes. El aporte de las cooperativas ha sido clave para la ejecución del Proyecto y eso se refleja en que ese aporte pasó del 20% del total invertido, en el período 1998 y 2000, al 46% a mayo del 2009. El Proyecto se desarrolló en tres fases que constituyen sus hitos importantes. La primera, de conocimiento, se extendió a lo largo de los dos primeros años; la segunda, consistió en cinco años de fortalecimiento institucional a las cooperativas; y, ahora concluimos con cuatro años de la fase de profundización.

LA PRIMERA FASE Cooperativa Acción Rural – Riobamba2 Para el gerente de la cooperativa, Econ. Mauricio Rivera, la vinculación con el proyecto COOPFIN/CREAR ha sido signi ficativa y decisiva para su crecimiento: “Por medio de este apoyo técnico hemos logrado fortalecer las estructuras administrativa, financiera y de procesos, así como establecer estrategias que han influido en el creci miento y profesionalización de la cooperativa. COOPFIN/CREAR ha incidido muy favorablemente” . (Experiencias que dan Esperanza, COOPFIN/CREAR, 2005:13)

Esta primera fase del Proyecto se extendió entre el año 1998 y el 2000. Luego de un primer acercamiento a la dinámica del sector rural y de sus actores, fue necesario abrir un espacio de convergencia entre los sectores involucrados en las microfinanzas en las comunidades en donde comenzamos el trabajo. A su vez, fue indispensable elaborar localmente la idea de fortalecer una institucionalidad especializada en servicios financieros para el sector rural y ello nos condujo a liderar debates respecto a enfoques y metodologías de intervención con otras instituciones de intermediación financiera que operaban en el área de actuación del Proyecto. El trabajo práctico comenzó con la elaboración de una ficha de selección de cooperativas. La selección de las contrapartes se realizó de entre aquellas que se ajustaban a los siguientes parámetros: • • •

Que tuvieran al menos 200.000 dólares en activos. Una cobertura en la zona rural. Al menos dos años de funcionamiento legal.

En total, al final de las tres fases, en el Proyecto han participado 42 cooperativas. 2

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Pasó de organización no gubernamental (ONG), a cooperativa de ahorro y crédito.


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Cuando el equipo técnico del Proyecto se acercó a las entidades financieras constató las múltiples debilidades organizacionales, directivas, tecnológicas, de gobernabilidad, etc., que tenían; y, por esta razón, nuestro trabajo se concentró en ofrecer apoyo técnico en áreas administrativas, financieras, operativas y de dirección. Esas debilidades, que resultaban evidentes y que debían subsanarse en el corto plazo, no nos permitieron reflexionar sobre sus principales fortalezas. No nos preguntamos, por ejemplo, por qué, a pesar de estas debilidades institucionales y de gestión, la gente mantenía su confianza en la cooperativa o cómo habían logrado multiplicar hasta veinte veces el fondo inicial de operación y alcanzar activos de hasta diez millones de dólares 3. La evaluación a esta primera fase del Proyecto, concluyó que el objetivo inicial trazado de apoyo al fortalecimiento institucional de Cooperativas de Ahorro y Crédito (COAC) es válido y oportuno, al tratarse del único “tipo de institucionalidad actual en la Sierra Central del Ecuador con posibilidades de constituirse en intermediarios financieros válidos para ámbitos rurales a través del apoyo adecuado. Entendemos dicha validez en su potencial capacidad de respuesta a los procesos de cambios estructurales de las familias actualmente socias”. En esta primera fase la misión de evaluación observó que el Proyecto COOPFIN/CREAR logró 1) apoyar la creación de una institucionalidad local especializada en servicios financieros para ámbitos rurales; y, 2) liderar debates respecto a enfoques y metodologías de intervención en ámbitos rurales de instituciones de intermediación financiera. 4” Fruto de la experiencia en esta primera fase, se planteó la necesidad de impulsar el fortalecimiento institucional de las cooperativas como el mejor vehículo para llegar a la población objetivo de COOPFIN/CREAR.

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LA SEGUNDA FASE Cooperativa Manuel Esteban Godoy - Loja Según su Gerente, Geovanny Bustos, El convenio con COOPFIN/CREAR “ha sido muy importante para nosotros, porque además de posibilitarnos implantar la tecnología de microfinanzas, nos ha permitido entender el significado de esta forma de intermediación financiera”. (Experiencias que dan Esperanza COOPFIN/CREAR, 2005:29)

La segunda fase, de fortalecimiento, comenzó en el 2001 y se extendió hasta el 2005. En este período tomó forma el trabajo de fortalecimiento institucional. Como resultado, dieciocho cooperativas pasaron por un intenso proceso de asistencia técnica en gestión integral y por un plan completo de capacitación. Durante esta etapa, el Proyecto concentró su trabajo en el desarrollo de herramientas para la elaboración de nuevos productos financieros que consoliden las actividades de las cooperativas en sus espacios y territorios de intervención, con miras a una expansión social y geográfica, pasando de un trabajo de escritorio, al trabajo en el sitio mismo de las actividades a financiar: microempresas y pequeñas fincas agrícolas. De allí surgieron productos financieros como el microcrédito para el sector rural y urbano-marginal, las denominadas Ventanillas Rurales Cooperativas y los planes de ahorro agrícola. Con el aporte del Proyecto COOPFIN/CREAR, las cooperativas apoyadas llegaron con un novedoso paquete de servicios financieros a la población rural y a zonas indígenas de la Sierra Centro y Sur que carecían de servicios básicos, con problemas de infraestructura y de difícil acceso.

En el 2007, COOPFIN/CREAR realizó una sistematización en este sentido, cuyos resultados se encuentran más adelante. Barnikel, 2000.

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En esta etapa, además, se estableció contacto con las autoridades de control para buscar que la normativa que se aplica en el país para el sector financiero constituya una herramienta de gestión para las cooperativas de ahorro y crédito rurales. Fue un período muy dinámico de establecimiento de sinergias con otras instituciones de cooperación sobre temas puntuales. Así, participamos la denominada Mesa de Tejido Económico, y fue cobrando cuerpo la constitución de un mercado de servicios que ofreciese la especialización de consultores y la transferencia del know how. La asistencia técnica se enfocó en el desarrollo de nuevos productos y la transferencia de otros a zonas alejadas. Para ello fue necesario profundizar en el conocimiento de la realidad socioeconómica del sector rural, pues sólo así era posible elaborar productos de características adecuadas. Esto dió lugar al desarrollo de una metodología de transfer e n c i a, que incluía, en su aplicación final, la puesta a prueba de un producto piloto que valide su rentabilidad y sostenibilidad.

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El microcrédito individual Esta línea de préstamos fue abierta para microempresarios y campesinos que no tenían información sobre la banca y que no contaban con garantías que los convirtieran en sujeto de crédito del sistema financiero tradicional. Para lograr concretar el desafío de llegar con asistencia financiera sustentable a este sector social, nos propusimos elaborar una tecnología de microcrédito que permitiera trazar las necesidades de cada cliente en particular. El oficial de crédito encargado debía obtener información in situ, realizar un análisis particular del interesado, determinar su capacidad y voluntad de pago y constatar las garantías morales del posible cliente. Además del seguimiento y control de riesgo, el oficial de crédito revisaba las perspectivas de crecimiento de la actividad económica de su cliente, pues si la inversión realizada por el microempresario crecía, la cooperativa podía comprometerse a entregarle más dinero y a establecer con él una relación de largo plazo.


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El microcrédito rural

La Ventanilla Rural Cooperativa (VRC)

San José Llulluchi es una zona rural de la parroquia de Quimiag, localizada al norte de Riobamba, que se caracteri za por la agricultura. Mariano Caguano vive allí, en un terre no de su propiedad, donde produce unas excelentes frutilla.

Éste fue, sin duda, el producto mejor adaptado a la cultura de las comunidades. La experiencia nació en el año 2004 en las cooperativas San José de Chimbo (Provincia de Bolívar) y 4 de Octubre de Penipe (Provincia de Chimborazo), como una variante de los bancos comunales, modalidad que ya funcionaba en comunidades campesinas e indígenas.

El cultivo de frutillas –cuenta- lo inicié hace seis años, sin conocimientos ni asistencia técnica de ninguna especie, como ocurre en casi todas las actividades agrícolas que se emprenden en el país. Perdí entonces lo invertido y solo después de dos años de experiencia, logré tecnificar los cul tivos y empezar a obtener beneficios. Cuando fui a varios bancos a solicitar crédito para comprar las plantas -prosigue- me dijeron que no era solvente, que la garantía de mi pequeño terreno no era suficiente. Acudí entonces a la Cooperativa 4 de Octubre y ellos sí que con fiaron en mí. Me prestaron el dinero que necesitaba y así lo han hecho con todos los habitantes de la parroquia, que gozamos ahora del sistema de los micro-créditos. (Experiencias que dan Esperanza COOPFIN/CREAR, 2005:10)

La colocación en el mercado rural del microcrédito supuso, para las cooperativas, un análisis integral de la economía local y del mercado agrícola, de la situación familiar, además de la evaluación de la capacidad de pago del cliente. Como se explica en la publicación Cultura y Microfinanzas Rurales, uno de los documentos que recoge una parte de nuestra experiencia, para la concesión de un crédito se consideró la capacidad de pago de la familia, el conjunto de actividades e ingresos complementarios que conforman la economía campesina.

Este servicio financiero, en el que la comunidad tiene un rol protagónico, constituye una suerte de extensión de la cooperativa a manera de un punto de servicio. Las VRC funcionan mediante un convenio de cooperación entre la cooperativa y la organización comunal. Sus integrantes pertenecen a la propia comunidad y de esta forma se establece un control democrático y formas de auto-administración y de auto-supervisión. La Ventanilla Rural funciona con los reglamentos y políticas de la cooperativa y, como se explica en el documento Ventanillas Rurales Cooperativas, el grupo elige de forma democrática a un Comité Administrativo que será el encargado de la gestión. Ese Comité está integrado por reconocidos miembros de la comunidad, en las funciones de presidente, tesorero y secretario. Este organismo se encarga tanto de la supervisión de la captación de los recursos y de su recuperación, así como también de realizar actividades comunitarias.

Fue necesario que la cooperativa y sus socios desarrollen un conocimiento de la realidad productiva local, en la certeza de que no basta con la rentabilidad que un producto tenga en determinado momento, pues los cambios en la oferta y la demanda pueden hacer que su precio baje en el momento de salir al mercado, poniendo en riesgo la capacidad de pago del crédito. Este “requisito” financiero tuvo un beneficio adicional no esperado, pues sectores campesinos vieron, en la diversificación de sus cultivos, la posibilidad de hallar una mejor rentabilidad.

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El personal de la cooperativa capacita al Comité Administrativo en el manejo administrativo, contable, crediticio; controla la asistencia de los socios y realiza la canalización del dinero de los créditos. Los recursos con los cuales trabaja la Ve n t a n i l l a pertenecen a la propia entidad financiera. La tasa de interés que cobra es la del mercado, lo cual permite cubrir los costos financieros, operativos, así como el riesgo y las expectativas de rentabilidad de la cooperativa.

La comunidad es la garante solidaria de los créditos entregados, que tienen un monto igual para todos sus miembros. La Ventanilla inicia con la entrega de cantidades pequeñas (entre 400 y 600 USD) y su valor se incrementa en función de la capacidad de ahorro y la cultura de pago de la comunidad. Para acceder a un nuevo crédito, la Ventanilla debe cancelar, en su totalidad, el crédito anterior a la cooperativa. Esta condición exige a todos los miembros mantenerse al día en el pago de sus cuotas.

Taller Presente, Pasado y Futuro de mi Comunidad realizado en el Primer Encuentro de VRC de la Cooperativa 4 de Octubre el 12 de Septiembre del 2004

(Ventanillas Rurales Cooperativas: COOPFIN/CREAR, 2005:17)

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Esta iniciativa ha permitido fomentar el ahorro. Cada socio debe aportar mes a mes para el encaje de los futuros créditos, un dinero que se deposita en la cuenta de las VRC, por un monto que el propio grupo decide. A su vez, cada socio puede ahorrar voluntariamente en su propia cuenta y decidir de forma autónoma la actividad productiva en la que va a invertir sus recursos. En estos cinco años, se constituyeron 318 Ventanillas que lograron entregar crédito a 4.757 beneficiarios, con más de 3 millones de dólares en desembolsos. La integración de la Ventanilla en las comunidades ha dejado grandes beneficios. Ha abierto la oportunidad de cubrir las necesidades financieras en el momento en que éstas se presentan y con bajos costos de transacción, lo que ha reducido la relación de las comunidades con los usureros. Ha permitido, además, fomentar la autoestima, fortalecer los lazos comunitarios y la formación de líderes locales.

A su vez, el potenciar las capacidades productivas de una comunidad permite disminuir la migración del campo a la ciudad, un fenómeno extendido en las zonas rurales del país que se encuentran al margen de las ofertas de desarrollo y bienestar. El ahorro agrícola Este servicio ha permitido que los excedentes que los agricultores obtienen por sus cosechas durante una temporada, no se destinen sólo a los gastos cotidianos de las familias. Amplios sectores campesinos que no tenían acceso a los servicios financieros destinaban sus excedentes a la compra de animales u objetos de valor como joyas o guardaban el efectivo “bajo el colchón”, como una forma de cuidar sus ahorros y reservarlos para los momentos de mayor necesidad. Las cooperativas ofrecieron un producto de ahorro a plazo fijo, flexible, rentable, con la posibilidad de retiros parciales y tasas de interés competitivas.

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Resultados de la segunda fase: Cooperativas En cifras, como resultado de la segunda fase de nuestro Proyecto, las Cooperativas mostraron importantes señales de crecimiento, el monto de colocación de créditos pasó de 20.881 dólares en diciembre del 2001, a 172.072 dólares, a diciembre de 2004. En el mismo período, la captación de ahorro pasó de 17.449 dólares a 172.613 dólares; y, el número de clientes y de socios, de 93.141 personas a 437.441. Por otra parte, el número de oficinas pasó de 32 a 87 y el nivel de liquidez subió de 17% a 18%. La morosidad pasó del 3,9% en el 2001 a 5,5%, al cierre del 2004, incluyendo mecanismos de calificación de la cartera. A lo largo de esta segunda etapa, se reforzó la idea de que las cooperativas debían mantener

Resultados de la segunda fase: Nivel Macro En cuanto al intercambio de experiencias y acciones conjuntas, se estableció una Mesa de Tejido Económico con otros actores de la cooperación internacional y con organizaciones como el Banco Interamericano de Desarrollo, la Comunidad Económica Europea, el Banco Mundial, el Consejo Mundial de Cooperativas de Ahorro y Crédito ( Wo c c u ), otros proyectos de COSUDE, el Programa de Servicios Financieros de Swisscontact (SERFI) y la Cooperación Técnica Belga (CTB). El rol de la Mesa fue ir generando propuestas colectivas para que los organismos estatales mejoren la regulación y supervisión de las cooperativas, teniendo en cuenta las especificidades de las cooperativas de ahorro y crédito. La Mesa, además, aportó con estudios sobre el marco legal y normativo del sector de las microfinanzas para proponer alternativas para su desarrollo.

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como norte de sus políticas de ahorro, la creación de reservas para futuras inversiones y adquisiciones; así como contar con recursos para atender las necesidades de las familias que representan y apoyar el desarrollo de proyectos comunitarios. En cuanto al crédito, las iniciativas debían apuntar a fomentar las actividades productivas, en condiciones favorables de tasa, plazo, bajo costo de la transacción y un compromiso solidario. En la dinámica de trabajo con las cooperativas y sus socios durante esta segunda etapa, surgió un nuevo mercado de servicios especializado en microfinanzas para el sector rural. Actualmente las cooperativas tienden a contratar cada vez más personal capacitado en el área que, en muchos, casos pertenece a sus propias comunidades.


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LA TERCERA FASE “Con la cooperativa aprendimos mucho para nuestro beneficio; por ejemplo, jugamos la rueda del ahorro, en donde todas las socias aportan cierta cantidad de dinero y eso sirve para todas; o sea, cada semana se sortea la plata. Es una ayuda coger el dinero reunido y de donde quiera nos sacamos el domingo la plata para el ahorro semanal. A veces nos sirve para pagar una letra de la cooperativa, comprar un animal o mejorar la huerta.” Socia Jardín A z u a y o (Cultura y Microfinanzas Rurales, Proyecto COOPFIN/CREAR, 2008:21)

Durante la tercera fase del Proyecto (2006-2009), denominada de profundización, continuamos con el fortalecimiento institucional de las cooperativas, mediante asistencia técnica y capacitación, logrando una mayor diversificación de la oferta de servicios financieros de calidad. La ampliación de la oferta mantuvo los esquemas y patrones iniciales de prudencia financiera, solvencia y eficiencia. En esta etapa, se fortaleció la capacidad de gestión administrativa, financiera y operativa de las cooperativas asentadas en la Sierra Centro y Sur, y se amplió la cobertura geográfica, la gama de productos y servicios financieros a Guayas y a otras regiones del país.

COOPFIN/CREAR sistematizó, al final de la tercera fase, algunos de los resultados obtenidos por los socios del Proyecto. Estos resultados son una pista importante para conocer por qué la confianza de los socios se mantiene y las cooperativas han sido capaces de multiplicar sus fondos de operaciones. Para esa investigación, se seleccionaron ocho cooperativas: 4 de Octubre, CACPECO, Detodas, ERCO, Guaranda, Jardín Azuayo, San José y Salinas.

Algunos resultados ... El 61% de los socios piensa que durante el último año sus ingresos se han mantenido estables e incluso un 20% señala que sus ingresos han mejorado. Esto es atribuible a la posibilidad de iniciar una actividad productiva. Los socios han podido cubrir sus necesidades básicas, invertir en la compra de algunos bienes y ahorrar. Además, 25 de cada cien socios están dispuestos a destinar hasta el 30% de su excedente al ahorro, con la idea de cubrir sus necesidades a futuro. El vínculo con los servicios financieros ha resultado en formas ordenadas y sistemáticas de administrar sus negocios. Los socios de las cooperativas han dejado, poco a poco, la informalidad y ahora conocen mejor su negocio y se formalizan frente al mercado; esto contribuye a mejorar sus utilidades, la reinversión en el negocio y el incremento de mano de obra. El 85% de socios considera que los servicios ofertados por las cooperativas son buenos y muy buenos y el 95% de los socios volvería a utilizarlos. Otros puntos a favor de las cooperativas son la rapidez en la aprobación de préstamos y la cercanía a sus lugares de vivienda o trabajo. La sistematización concluye con que las cooperativas de ahorro y crédito ofertan servicios financieros sostenibles que contribuyen al desarrollo económico local de las comunidades en donde están presentes.

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En la tercera fase, reconocimos la capacidad de las cooperativas para garantizar la sostenibilidad de su oferta de servicios y pudimos integrar el conocimiento que habían adquirido sobre su actividad, lo que les ha permitido adecuar constantemente su esquema de ahorro y crédito a las necesidades de las micro y pequeñas empresas rurales; así fue posible identificar su alcance como actores del desarrollo local. La consolidación del mercado de servicios financieros, a través de la formación y contratación de consultores locales, fue posible en esta etapa final. A manera de ejemplo, en el marco de este Proyecto, se formaron 22 consultores junior que ahora asesoran a las cooperativas en todo el país. Fue también una etapa de acercamiento y de profundización de la relación con los socios y clientes. Como una práctica ya generalizada, los técnicos de las cooperativas dejaron sus oficinas para llegar directamente

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a los socios. Esta práctica permitió a las instituciones financieras alcanzar un doble objetivo: reducir los costos de la transacción y conocer y compartir la realidad económica en donde opera la cooperativa. Las cooperativas han asumido la idea de que el acceso a servicios financieros en el área rural constituye una responsabilidad de los actores locales; que se basa en un compromiso con los sectores menos atendidos; y, que guarda equilibrio con su sanidad financiera. En esta etapa también se intensificó el trabajo para una adecuación al sistema de control y supervisión a las cooperativas por parte de la Superintendencia de Bancos y Seguros. Y, el equipo técnico apoyó el establecimiento de estructuras técnicas que fomenten el autocontrol de las cooperativas, tanto a nivel de la Superintendencia de Bancos y Seguros, como del Ministerio de Inclusión Económica y Social.


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2 Las lecciones aprendidas En su esquema general, el Proyecto tuvo como punto de partida el reconocimiento de que las cooperativas no son únicamente entidades dedicadas a canalizar recursos y, que su actividad produce impactos significativos en el desarrollo económico y social de una comunidad. Consideramos, también, que con las herramientas técnicas adecuadas, sus potencialidades de crecimiento y posibilidades de mejorar las condiciones de vida de la población, son altamente significativas. Lamentablemente, en el transcurso del Proyecto encontramos que un gran número de cooperativas se había desviado de sus principios de cooperación y solidaridad para convertirse sólo en mediadoras financieras o en “pequeños bancos”. En vista de que el Proyecto había sido diseñado sobre el supuesto de que los principios del cooperativismo estaban claros y de que eran el motor de funcionamiento de estas entidades, debimos sobre la marcha, modificar el enfoque de trabajo.

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Si hoy debiésemos empezar este proceso nuevamente, partiríamos por reforzar los principios de cooperativismo y definir claramente la diferencia entre este tipo de servicio y las actividades de intermediación financiera, pues aunque las cooperativas puedan servir de canalizadoras e intermediarias de recursos, esa no debe convertirse en su única misión ni en la más importante. Una vez entendido este principio, los aspectos de orden técnico toman una orientación más eficiente. Lo que siempre estuvo claro es que la cooperativa es el resultado de una necesidad local y, el equipo que participó en el Proyecto, pudo reconocer inmediatamente la importancia de cada entidad como actor social en su entorno. A lo largo de estos años de trabajo, los líderes, hombres y mujeres, de las cooperativas cambiaron el enfoque sobre sus funciones y roles. Dejaron de ver a la entidad como una más en el espacio territorial y comprendieron las múltiples relaciones y articulaciones que su actividad generaba con otras instituciones, por ejemplo, con los municipios, las juntas parroquiales y las instituciones del Estado. El activo intangible más importante de las cooperativas es la confianza de sus socios. Es también su mejor carta de presentación, pues el 90% de su pasivo está constituido por depósitos de los asociados. Esto demuestra que las tecnologías financieras que responden a la demanda real de la población resultan en el corto, mediano y largo plazos, sostenibles.

APRENDER DE LA COOPERATIVA Y DE LA CULTURA LOCAL Nuestra inserción en el entorno social, económico y cultural de las comunidades rurales andinas resulta decisivo al momento de evaluar los resultados alcanzados por el Proyecto en esta década. Este proceso, que aparece descrito en la publicación Cultura y Microfinanzas, encuentro de ida y vuelta y que acogemos en esta sistematización final, supuso como punto de partida el reconocimiento de los intereses, valores y actitudes de las comunidades para elaborar, sobre bases adecuadas, los procedimientos, productos y servicios que las cooperativas ofrecían en el ámbito local. En el terreno, encontramos que la cultura local, lejos de ser un obstáculo al desarrollo del Proyecto y de las cooperativas, fue un elemento clave a su favor. Las comunidades andinas, al privilegiar las redes de relaciones y articularse a un tejido social propio, establecen marcos de convivencia que operan con valores como la confianza, el sentido de pertenencia de una persona a su grupo y la solidaridad y la reciprocidad, actitudes indispensables para toda iniciativa de cooperación financiera. La inserción en las redes comunitarias permitió que el Proyecto contara siempre con información adecuada y actualizada sobre la estructura productiva de los territorios y localidades en las cuales operaban las cooperativas. A su vez, el acceso a datos sobre los sistemas locales de circulación de mercancías, sobre la capacidad real de la oferta y la demanda, así como también sobre la dinámica del mercado local, permitió orientar de forma adecuada el diseño de los productos financieros y dirigir los recursos de los socios a la inversión. La relación de la cooperativa y la comunidad, un vínculo que el Proyecto acompañó durante estos años, nos permitió también conocer las formas de funcionamiento de los pequeños emprendimientos, de los negocios familiares, de las actividades rurales y de su articulación con la economía local.

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De forma detallada y, una vez desarrolladas las herramientas adecuadas, fue posible para las cooperativas contar con datos exactos como los nombres y apellidos de los socios, sus actividades productivas, la rentabilidad que obtenían las familias de su trabajo y su capacidad de ahorro. El empleo correcto de esta información se refleja, sin duda, en los resultados de gestión financiera y en los bajos índices de morosidad logrados por nuestras contrapartes. El reconocimiento del emprendimiento familiar y, en particular, el de las mujeres, como el motor dinámico de la economía campesina rural, fue decisivo en el desarrollo del Proyecto y constituyó uno de los aspectos más sobresalientes de la aproximación a la realidad de las comunidades campesinas de la Sierra Centro y Sur. La paulatina “feminización” de la actividad agrícola, debido a los procesos migratorios temporales y permanentes de los jefes de familia, obligó a un cambio de género en el enfoque crediticio de las cooperativas. Uno de los desafíos del Proyecto fue introducir y adaptar a la realidad rural la técnica y los aspectos operativos del sistema financiero y mantener, a la vez, los valores comunitarios y los principios cooperativos que habían sostenido la actividad de estas entidades. La experiencia nos dice que esto es posible si el enfoque de los procesos de fortalecimiento institucional y de capacitación del personal técnico y operativo no pierde de vista la realidad local, las características culturales de la comunidad. Sobre esa base es posible introducir los enfoques técnicos y operativos que requiere el sistema financiero, así como los valores y principios del cooperativismo. Fortalecer la relación de la cooperativa con el espacio local ha contribuido a recomponer el tejido social fragmentado debido a la crisis social y económica que afecta a los campesinos del país, y este es otro de los

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aprendizajes alcanzados por nuestros socios y el equipo técnico que ha participado en el Proyecto. “El Estado y la cooperación se habían ocupado durante varios años de conducir al campesino a que mirara al mercado como la única puerta a través de la cual saldría de su pobreza, vinculándose, dependiendo y sucumbiendo con él. El Proyecto comprendió que su contribución “desde afuera” se debía dirigir a reconstruir las redes sociales sobre las que se había asentado la economía indígena y campesina…”.5 El Proyecto aportó para que el cambio se produjera, desde las dinámicas locales, las iniciativas propias y desde los emprendimientos de las familias rurales, considerando, por ejemplo, la trayectoria social de los dirigentes comunitarios, de sus organizaciones y el papel de las innumerables redes de amigos y parientes. El Proyecto ha integrado la idea de COSUDE sobre el papel de la cultura en el desarrollo. La cultura tiene un valor en sí, al ser propia de cada lugar y debe ser considerada como un medio para empujar el desarrollo, pues contribuye a la formación y al mantenimiento de paisajes culturales originales y autónomos y, por lo tanto, fomenta el respeto, el reconocimiento y la comprensión de la diversidad cultural.

Cultura y Microfinanzas Rurales, Proyecto COOPFIN/CREAR, 2008:27.

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SOBRE EL TRABAJO TÉCNICO CON LAS COOPERATIVAS Durante los diez años de ejecución del proyecto COOPFIN/CREAR, el equipo técnico acumuló una serie de aprendizajes que pueden tener una utilidad práctica para quienes quieran apoyar a las cooperativas. Luego del camino trazado y de todo el conocimiento acumulado por nuestras contrapartes, ya no será necesario comenzar de cero.

SOBRE LA CREACIÓN DE UN MERCADO DE ASISTENCIA ESPECIALIZADO En su proceso de desarrollo, las cooperativas han comprendido la necesidad de contar con servicios especializados, en vista de que la calidad de su oferta en el mercado, depende la sustentabilidad de su servicio. Para lograr los objetivos planteados por el Proyecto fue preciso que los técnicos entendieran y se adaptaran a los tiempos de las cooperativas. Además, debieron acercarse con una clara predisposición a aprender y entender la dinámica propia de estas entidades. Comprendieron, por ejemplo, que una reunión con un gerente es una oportunidad única para acceder a valiosa información, porque este funcionario está al día en todos los aspectos relacionados con la actividad de la cooperativa. Cuando el Proyecto y sus técnicos se acoplaron a la dinámica de las cooperativas, las herramientas empleadas cumplieron su objetivo y el resultado fue exitoso. En las cooperativas conocimos excelentes técnicos que, pese a su experiencia, no habían desarrollado la práctica de dialogar con los socios. Las directivas de las cooperativas debieron reconocer estas debilidades y que el trabajo de campo, en contacto directo con la gente, permite alcanzar los objetivos planteados y enriquece cualquier acción de orden operativo.

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El trabajo con las cooperativas nos permite señalar que la técnica no debería ser la única vinculación de trabajo. La entrega de herramientas para que las cooperativas puedan desarrollar mejor sus actividades resulta insuficiente en función de la responsabilidad social de estas entidades financieras y sus potencialidades de aporte al desarrollo local. Técnicos y técnicas que trabajan en las cooperativas deben acercarse a éstas, también, para aprender. Los gerentes de las cooperativas y sus equipos de trabajo viven día a día una serie de experiencias directas con sus clientes, que son una fuente inagotable de conocimiento y de información para que


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quienes los asesoran puedan encontrar fórmulas creativas de solucionar los problemas que se presentan en el camino.

tó un sistema decreciente de cofinanciamiento, en el cual las cooperativas financiaban buena parte de las acciones que se emprendieron y del trabajo técnico realizado.

Si bien el desarrollo de herramientas metodológicas fue un eje del Proyecto, el equipo técnico se dio cuenta rápidamente de que las herramientas necesariamente tenían que adecuarse a las particularidades de las cooperativas, el entorno en el cual trabajaban y las necesidades de sus socios.

Los logros alcanzados en el trabajo han sido fruto de un proceso y hoy sabemos que no se pueden lograr transformaciones de un día para otro. Los cambios sólo ocurren cuando la gente, las personas que dan vida a las cooperativas están convencidas de dar nuevos pasos. No se trata, por tanto, de imponer nada, sino de caminar juntos para lograr el mejoramiento continuo.

La experiencia también nos ha permitido corroborar la idea de que el cofinanciamiento es indispensable para generar empoderamiento y apoderamiento de las acciones implementadas. Cuando una cooperativa hace un aporte para financiar su propio desarrollo, exige servicios de calidad cercanos a su realidad institucional y al espacio local en el que se desarrolla. Como se señaló anteriormente, COOPFIN/CREAR adop-

Hemos aprendido que para que el conocimiento se aplique y las destrezas y habilidades se desarrollen, debe identificarse antes una necesidad y elaborar una percepción de utilidad del trabajo que se emprende, en base a los beneficios que se espera recibir.

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3 Las herramientas

El diseño de herramientas adecuadas al ámbito de las microfinanzas se orientó a robustecer los procesos de fortalecimiento institucional y de planificación. Estos objetivos no descuidaron la necesidad de mantener la flexibilidad en la oferta de servicios, de forma que estuviesen acorde con las necesidades de los clientes de cada localidad. La aplicación de estas herramientas —algunas de las cuales provienen de experiencias similares en otros países y fueron adecuadas a nuestra realidad social— se llevaron a cabo con una metodología participativa. Así, por ejemplo, la definición de las estrategias de planificación requirió comenzar con un diagnóstico institucional y el establecimiento de las necesidades de capacitación para luego seleccionar los consultores especializados.

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“Lo que está escrito en los manuales es una buena ayuda y nos orienta en el trabajo; pero son las realidades concre tas las que nos van formando. O sea que desde la práctica voy construyendo mi propio manual.” Funcionario San José (Cultura y Microfinanzas Rurales, Proyecto COOPFIN/CREAR, 2008:13)


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Los instrumentos desarrollados por el Proyecto a lo largo de su gestión han sido recogidos en el documento Herramientas, Manuales y Capacitación, generado por el Proyecto COOPFIN/CREAR. Entre las herramientas elaboradas, mencionamos las siguientes: •

Diagnóstico institucional y de calificación de riesgo, su objetivo fundamental es el de, en base al análisis de la información, la estructura, los procesos y los procedimientos de la cooperativa, emitir un informe de su situación actual y definir un plan de fortalecimiento institucional.

Guía de planificación estratégica para dotar a las cooperativas y/o consultores de una metodología y de herramientas que faciliten la definición de la misión, la visión, los objetivos y las metas a alcanzar en un período de tiempo futuro, para favorecer un crecimiento sistemático.

Presupuestos y planes operativos anuales, herramientas que facilitan la planificación anual del funcionamiento general de la entidad y su presupuesto. Operativiza el plan estratégico.

Matriz de costos, precios y rendimientos, herramienta de evaluación del crédito agrícola más objetiva y con menor riesgo, para reducir la tasa de morosidad y mejorar la colocación de la cartera agropecuaria.

Ficha agropecuaria para facilitar la recolección, procesamiento de datos técnicos, productivos, financieros y de mercado, en referencia a actividades agrícolas, pecuarias y forestales y sus oportunidades para tomar decisiones técnicas en la concesión de un crédito agrícola. Diagnóstico para instituciones de servicios, herramienta orientada a establecer la situación actual de las instituciones de servicios, como entes

de apoyo a las comunidades rurales, y definir su plan de fortalecimiento. Una parte de la experiencia de trabajo con las cooperativas se encuentra sistematizada en una serie de manuales que facilitaron el trabajo en las instituciones. •

De Calificación de Instituciones de Microfinanzas, para apoyar la transparencia de información en la industria de microfinanzas y proveer información comparable, a manera de benchmarking, ofreciendo criterios de análisis a inversionistas externos sobre el nivel de riesgo de una potencial inversión.

De Implementación de Microcrédito Individual Urbano, manual que permite incorporar una metodología que facilita el análisis y la concesión del microcrédito urbano, con criterios de responsabilidad social, diversificación de riesgos y rentabilidad.

De Implementación de Microcrédito Individual Rural, con una estructura similar al microcrédito urbano, pero adaptado para viabilizar y facilitar la implementación de la metodología de microcrédito en el área rural.

De Implementación de Ventanillas Rurales Cooperativas (VRC), para la implementación de la tecnología de microcrédito rural grupal y la apertura de nuevos mercados. Este manual y su herramienta favorecen, adicionalmente, el desarrollo de los miembros de las comunidades seleccionadas, a través del acceso a sus pequeños requerimientos financieros.

De Calidad, para el levantamiento completo de procesos y procedimientos, el establecimiento de procesos críticos, de puntos de control y de fundamentos para la gestión del riesgo operativo, lo que permite fortalecer la capacidad operativa de la cooperativa de ahorro y crédito.

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De Gestión de Recursos Humanos, para profesionalizar la gestión de los talentos humanos; y, para la gestión, evaluación de desempeño, valoración de cargos orgánico-funcionales y la elaboración del plan de capacitación.

De Investigación de Mercados, que recopila, analiza y maneja información necesaria para la toma de decisiones relacionadas con el desarrollo de nuevos productos y servicios. Permite generar estrategias para atender de mejor manera la demanda de servicios financieros.

De Apertura de Nuevas Oficinas y/o Agencias, para analizar técnicamente información recopilada, por medio de la elaboración de encuestas. Viabiliza la apertura técnica y sistemática de agencias, con criterios de rentabilidad y de ampliación de la participación de mercado.

De Metodología y Medición de Impacto de Servicios Financieros, que permita a las cooperativas conocer el resultado y efectos de los servicios financieros en la población meta, observando la situación económica, social, cultural y psicológica de los socios, conductas o circunstancias, que favorecen o facilitan la entrega continua de estos servicios financieros.

De Control Interno, para la disminución de riesgos, un mejor manejo interno y la transparencia de la información.

De Procesos y Procedimientos, para levantar y/o actualizar procesos, y definir las mejores prácticas operativas que se llevan a cabo dentro de la cooperativa.

En capacitación se abordaron, además, asuntos relativos a la formación-aprendizaje del personal y de las cooperativas: •

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Los roles y funciones de directivos: capacitación a los órganos del gobierno directivo respecto a los

roles y funciones que deben ejercer en sus respectivos cargos y el funcionamiento legal de las cooperativas de ahorro y crédito, para minimizar los problemas de gobernabilidad. •

De gestión de cartera: para capacitar a los funcionarios en el manejo de los créditos, reducir la tasa de morosidad y mejorar su colocación.

Programa de Desarrollo de Competencias de Pequeñas Cooperativas de Ahorro y Crédito: para lograr que los funcionarios de las pequeñas cooperativas de ahorro y crédito cuenten con elementos para gestionar competentemente la institución, con responsabilidad y de acuerdo a la realidad de su entorno.

Programa de Educación Cooperativa de la UCACSUR: busca fortalecer la vinculación social de las cooperativas de ahorro y crédito, difundiendo de forma adecuada los principios universales del cooperativismo, a través de módulos de capacitación que permitan mejorar el conocimiento de la doctrina cooperativista de los empleados de las cooperativas, socias de UCACSUR, de forma que puedan transmitirlo al personal de sus instituciones, a los socios actuales y a los potenciales socios.


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4 A modo de conclusiones y orientaciones Las oportunidades y perspectivas de este sector, que representa el 13,5 por ciento del mercado microfinanciero nacional, depende del funcionamiento actual y futuro de las instituciones que lo conforman. Estas pueden contribuir a aumentar la inclusión social, aplicando a la vez criterios de rentabilidad, sustentabilidad, sostenibilidad o abandonar este rol para transformarse en meras entidades de intermediación de pequeños y medianos capitales. En los últimos meses, hemos visto cómo las políticas públicas se enfocan en sembrar de cooperativas el país y en emplearlas, precisamente, como canalizadoras de recursos (una red para entregar bonos, por ejemplo). Consideramos que esta forma de relación con la entidad financiera deja de lado toda la acción social que cumplen las cooperativas y su razón de ser. La perspectiva de que las cooperativas se conviertan en canalizadoras de recursos implicaría su debilitamiento y significaría un retroceso.

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Como lo señala Enrique Orellana en la publicación Las Finanzas Sociales y Solidarias en el Ecuador, las políticas de desarrollo y de manejo de las finanzas no debieran olvidar que las microfinanzas, además de generar rentabilidad, contribuyen a “consolidar los tejidos sociales, las capacidades sistémicas territoriales, en donde las finanzas populares constituyen parte del desarrollo local... Se trata de forjar en la población capacidades y competitividades orientadas a garantizar la sostenibilidad de sus propios bienes y servicios, contar con una seguridad alimentaria, laboral y de construcción de ciudadanía; ello exige recrear estrategias alternativas de gestión y planificación del desarrollo y es aquí en donde juegan un rol importante las economías solidarias”.

A su vez, observamos con preocupación que en el mercado de las microfinanzas cobran cada vez una mayor relevancia actores individuales y colectivos, cuya expectativa es solamente el fondeo de recursos, estatales o no, y que no realizan una gestión técnica, además de evidenciar un limitado desarrollo de recursos humanos, tecnológicos, financieros y metodológicos. Estas nuevas entidades no guardan una interrelación con las comunidades, resultan poco representativas en el espacio local en donde han empezado a operar y no mantienen una lógica de participación y fines comunes, sino de intereses específicos. Esto contradice el rol de actores sociales de las cooperativas y todo el aporte que pueden representar para las políticas de desarrollo.

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Nuestra experiencia nos permite afirmar que las microfinanzas pueden contribuir a lograr comunidades cada vez más equitativas y una mayor integración de sectores vulnerables a la dinámica económica y social. Al respecto, Orellana señala que “el desarrollo asociativo, para empujar acciones conjuntas, se da en la lógica de enfrentar los problemas cotidianos en forma colectiva, en el plano público, en lugar de que sean resueltos de forma individual; y construir servicios acorde a sus necesidades, sus formas organizativas en miras a su cultura y condiciones económicas. Se trata de configurar servicios y organizar el trabajo garantizando el acceso de todos y de forma sostenible, con costos accesibles y evitando los sesgos del mercado selectivo y excluyente”. Por ello, consideramos que este tipo de servicio financiero requiere de la intervención cuidadosa y oportuna de los poderes públicos. La nueva Constitución ecuatoriana, en su Art. 309, señala que “El sector financiero popular y solidario se compone de cooperativas de ahorro y crédito, entidades asociativas o solidarias, cajas y bancos comunales y cajas de ahorro”. Añade que las iniciativas de servicios del sector financiero popular y solidario recibirán un tratamiento diferenciado y pre-


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ferencial del Estado, en la medida en que impulsen el desarrollo de la economía popular y solidaria. Como lo expusimos en la ayuda memoria Perspectivas de las Microfinanzas. Experiencias Proyecto de Fomento de Ahorro y Crédito COOPFIN/CREAR (1988-2009), creemos que los actores oferentes de intermediación financiera deben ser regulados de manera diferenciada, mediante la creación de normas o leyes estructuradas bajo un concepto de Estado, más allá de una política gubernamental y en relación a los procesos sociales. Los servicios financieros deben ser considerados como un eslabón más en la cadena de desarrollo económico social, por lo que se requiere la integración de otras políticas (salud, educación, infraestructura, etc.).

Consideramos que las cooperativas de ahorro y crédito son las principales instituciones financieras formales a través de las cuales se pueden brindar servicios de ahorro y crédito a la población rural, con características de sostenibilidad y respondiendo a la demanda. Es necesario, por lo tanto, fortalecer y modernizar la estructura de las cooperativas y promover su tecnificación, dentro de una visión de intermediación financiera sostenible. Consideramos, también, que la creación de instituciones de segundo piso permite mantener espacios de interrelación (desarrollarlos, de ser necesario, para lo cual se requeriría mecanismos adicionales) y que debiera existir una mesa de concertación entre donantes y el Estado, que mantenga un rol activo y con capacidad de propuesta.

Años de trabajo y esfuerzos compartidos nos han dejado muchas experiencias y satisfacciones. Durante este tiempo hemos soñado, sembrado y cosechado junto a instituciones amigas, desarrollando y potenciando servicios financieros incluyentes y sostenibles en el Ecuador, para asegurar el futuro de los que vienen.

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DOCUMENTOS DEL PROYECTO COOPFIN/CREAR Ayuda Memoria del Cierre de la Segunda Fase del Proyecto COOPFIN/CREAR. Presentación en PowerPoint. Quito. Ayuda Memoria Herramientas, Manuales y Talleres. Presentación en PowerPoint. Quito. 2007. Ayuda Memoria Mesa de Tejido Económico. Mimeo. Quito. 2008. Ayuda Memoria Enfoques y Experiencias del Desarrollo Rural, Perspectivas de las Microfinanzas. Visión de la Cooperación Técnica Suiza. Ayuda Memoria 10 años del Proyecto de Fomento del Crédito y Ahorro Rural COOPFIN/CREAR. Presentación en PowerPoint. Quito. 2009. Experiencia del Proyecto de Fomento de Ahorro y Crédito COOPFIN/CREAR (1988 – 2009). Presentación PowerPoint. Quito. 2008. Experiencias que dan esperanza. Quito. 2005. Resultados de un camino recorrido Imago. Quito. 2008. Ventanillas Rurales Cooperativas. Rimana. Quito. Video 10 Años COOPFIN/CREAR. Lecciones Aprendidas. Swisscontact. Quito, 2009.

MATERIAL INTERNO DE CONSULTA Informes del Proyecto Fomento del Ahorro y Crédito Rural COOPFIN/CREAR. Años 2001, 2002, 2003, 2004, 2005, 2006, 2007. Quito. Plan Operativo Anual del Proyecto Fomento del Ahorro y Crédito Rural COOPFIN/CREAR. Años 2001, 2002, 2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2008. Quito.

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