COSUDE_Sistematizacion_PREVOLCO

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PREVOLCO PRE VENCIÓN DE LOS RIESGOS

ASOCIADOS CON LA ERUPCIÓN VOLCÁNICA DEL CO TOPAXI

FOES

FUNDACIÓN PARA EL DESARROLLO SOCIO-AMBIENTAL

EJECUCIÓN

ESPE

ESCUELA POLITÉCNICA DEL EJÉRCITO

APOYO TÉCNICO

COSUDE

AGENCIA SUIZA PARA EL DESARROLLO Y LA COOPERACIÓN

FINANCIAMIENTO


LA COMUNIDAD SE ORGANIZA PARA REDUCIR EL RIESGO VOLCÁNICO DEL COTOPAXI

1. Antecedentes

“El nivel de trauma social resultante de un desastre es inversamente proporcional al grado de organización existente en la comunidad afectada y, por consiguiente, la organización y fortalecimiento de la estructura social de la comunidad constituye por si misma una importante medida de mitigación”. (D.M.C.,Universidad de Wisconsin).

El Cotopaxi es uno de los volcanes más peligrosos del Ecuador debido a su actividad persistente y, sobretodo, por la facilidad con la que el material volcánico incandescente funde el casquete de hielo glacial que recubre su cima y libera enormes caudales de agua líquida que se movilizan velozmente por los cauces naturales como una espesa mezcla de agua lodosa con arena, grava y bloques de roca, denominada lahar, que es capaz de arrastrar cualquier objeto que encuentre a su paso -árboles, casas de habitación, edificios, puentes, carreteras, poliductos, líneas de transmisión eléctrica, etc. En los últimos 474 años que cubre el período en el que existen registros históricos en el Ecuador, han ocurrido por lo menos diez lahares destructivos que afectaron a las ciudades de Latacunga y Salcedo, ubicadas al sur del volcán, y al Valle de Los Chillos, al norte. La población amazónica de Puerto Napo, ubicada al oriente, en la orilla izquierda del río del mismo nombre, fue también impactada varias veces por los lahares del Cotopaxi. El 26 de junio de 1877, cuando ocurrió la última erupción explosiva, los lahares del Cotopaxi tardaron 18 horas en llegar a Esmeraldas, en el Océano Pacífico. En los valles ubicados al pie del cono volcánico existen importantes asentamientos humanos consolidados, obras de infraestructura y un sinnúmero de centros de producción agrícola y pecuaria que paulatinamente van ocupando los espacios adyacentes a los ríos por los que transitan los lahares. La mayoría de las personas que habitan o trabajan en estas zonas tienen un escaso nivel de información sobre el peligro que les afecta y, por consiguiente, una baja preparación en las medidas de prevención y autoprotección para enfrentar una eventual crisis volcánica. Lo mismo ocurre respecto a la caída de cascajo y de ceniza, otro de los peligros volcánicos del Cotopaxi que compromete a extensas áreas de la sierra y la costa del país, y puede afectar seriamente al transporte aéreo, terrestre y a la producción agropecuaria en las amplias zonas por las que se dispersa.

A partir de datos preliminares y bastante conservadores, se estima que una reactivación volcánica del Cotopaxi causaría miles de víctimas y daños materiales directos por unos Tres mil ochocientos millones de U.S. Dólares.

Dentro de este marco de referencia cobra una singular importancia la necesidad de instrumentar acciones de prevención, en las que se involucren directamente las comunidades para que asuman el papel que les corresponde como actores clave dentro de un indispensable proceso sostenido de preparación para enfrentar una emergencia volcánica. En contra de tal propósito persisten dos principales barreras; la falta de organización comunitaria y una generalizada desinformación que se convierte en apatía y negación del peligro.

2. El Peligro Volcánico del Cotopaxi

En el caso del peligro volcánico, el primer insumo básico consiste en determinar las probabilidades de que en el futuro inmediato pueda ocurrir una reactivación. El Cotopaxi es un volcán activo con una historia geológica muy reciente. El imponente cono volcánico, que causa tanta admiración o sobresalto, es sumamente joven, pues se ha edificado solo en los últimos 5000 años, por la acumulación de los materiales volcánicos emitidos en las sucesivas erupciones. Si se toma en cuenta que los tiempos geológicos se miden en millones de años, se debe admitir, sin ninguna duda, que el volcán se encuentra en pleno proceso de desarrollo y, por lo tanto, una próxima erupción del Cotopaxi es un hecho inevitable, que tiene que ocurrir en algún momento, aunque resulte imposible determinar una fecha. Se conoce que, en promedio, los períodos de reposo temporal de la actividad volcánica del Cotopaxi se extienden por un lapso de 117 años. Desde la última erupción explosiva han transcurrido 131 años y, por consiguiente es muy alta la probabilidad de que el volcán se reactive en cualquiera de estos años.

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3. El Proyecto “PREVOLCO”

Es una iniciativa concertada, entre la ESPE (Escuela Politécnica del Ejército) y FOES (Fundación para el Desarrollo Socio Ambiental), financiado por COSUDE (Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación), especificamente encaminada a promover, entre las poblaciones asentadas al pie del volcán, medidas de autoprotección sustentadas en la organización comunitaria y la formación de líderes bien informados sobre la gestión del riesgo volcánico del Cotopaxi.

3.1 Cómo nació el Proyecto?

Entre noviembre de 2001 y enero de 2002 los medios de comunicación difundieron con profusión las noticias referentes a que el Cotopaxi había empezado a manifestar señales geofísicas de un eventual proceso de reactivación. Los responsables del sistema de vigilancia volcánica comunicaron al público sobre la presencia de “un aumento importante en el número diario de eventos registrados llegando a ser en el caso máximo siete veces mayor al nivel normal”. Como era de esperarse, esa noticia causó intranquilidad entre los habitantes de las poblaciones asentadas en los valles más cercanos al volcán -Latacunga y Los Chillos-. A pesar de que en enero de 2002 ya había descendido el número de eventos sísmicos, persistieron los efectos negativos originados por el anuncio de una eventual crisis volcánica, tales como un estado generalizado de angustia y una sensible disminución del valor de las propiedades. Las circunstancias antes descritas confirmaron que la población expuesta al peligro volcánico del Cotopaxi tiene una escasa información sobre los fenómenos volcánicos y desconoce, casi por completo, las medidas de prevención. En marzo de 2003, con el propósito de aliviar el estado de intranquilidad que se tornaba apremiante, algunos líderes comunitarios del Valle de Los Chillos acudieron a la Escuela Politécnica del Ejército –ESPE- en busca de información clara, comprensible y fidedigna, toda vez que poco tiempo antes, con el respaldo de los municipios de Rumiñahui y del Distrito Metropolitano de Quito, se había socializado el “Mapa de Peligrosidad Volcánica por Lahares del Cotopaxi”, escala 1:5.000. Con base en una estrecha coordinación con los líderes de la comunidad, se organizó una serie de charlas informativas a las cuales concurrieron más de quinientas (500) personas y, posteriormente, un Curso de Formación de Capacitadores en la Gestión del Riesgo Volcánico del Cotopaxi, de sesenta horas, en el que participó una treintena de líderes de la comunidad.

3.2

La Primera Fase del Proyecto

En marzo de 2004, a partir de la experiencia antes descrita, la Escuela Politécnica del Ejército-ESPE- y la Universidad San Francisco de Quito-USFQ- le propusieron a la Fundación para el Desarrollo Socio Ambiental - FOES - acceder conjuntamente a la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación -COSUDE- con el objeto de proponer la realización de un proyecto orientado a incrementar la seguridad de la población expuesta al peligro volcánico del Cotopaxi, a la vez que proteger la infraestructura social y productiva instalada en la zonas posiblemente afectadas en una próxima erupción.

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Las actividades del proyecto se las concentró en el Valle de Los Chillos (Provincia de Pichincha), la Parroquia Mulaló (Provincia del Cotopaxi), y de manera puntual, en la ciudad de Tena (Provincia del Napo). Los resultados del proyecto, al cabo de poco más de un año de actividades, se los puede resumir en la siguiente forma:

3.2.1 Capacitación Comunitaria

• 8 talleres de capacitación, de cuarenta horas cada uno, orientados a la formación de líderes comunitarios en la gestión del riesgo volcánico en Sangolquí (Valle de los Chillos), Quito, Mulaló, Latacunga y Tena; • 300 personas capacitadas entre líderes y liderezas comunitarias, miembros de las juntas parroquiales, docentes de educación básica, estudiantes universitarios y técnicos municipales.

3.2.2 Producción de material educativo

Para respaldar las acciones de capacitación en la gestión del riesgo volcánico, el proyecto elaboró el siguiente material educativo: • •

Folleto “El Cotopaxi, una amenaza que acecha”; Video “El Cotopaxi, una belleza fatal”.

3.2.3 Evaluación de Fase 1

FORTALEZAS

De manera general, el proyecto contribuyó a promover un cambio en los patrones culturales predominantes entre la población, respecto a una baja exigencia por ejercer sus legítimo derecho de recibir información veraz y oportuna, indispensable para orientar las decisiones que afectan a su propia seguridad. Las comunidades participantes comenzaron a adquirir conciencia de que el manejo de los riesgos naturales no puede ser privativo de las autoridades públicas y de las instituciones especializadas que tratan de concentrar la información y decidir el curso de las acciones a seguirse, incluida la prerrogativa de comunicar, o no, a la población sobre la evolución de los fenómenos naturales destructivos.

3.3

DEBILIDADES

La falta de apoyo de las autoridades de la Defensa Civil a las actividades del proyecto fue una de sus mayores debilidades, que se la puede atribuir a la dificultad de promover sinergias, a partir que la orientación básica del proyecto consideraba como pilares fundamentales la organización comunitaria, la formación de líderes y la autoprotección, que se apartan de la orientación predominante de carácter fiscalista, centralizada y con una estructura vertical.

La Segunda Fase del Proyecto

Después de evaluar el nivel de impacto, la COSUDE consideró pertinente desarrollar una Segunda Fase del proyecto, con el fin de afianzar el proceso de capacitación comunitaria en las medidas de prevención para reducir el riesgo volcánico del Cotopaxi.

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La formulación de la Segunda Fase se la sustentó en una acción participativa con las poblaciones asentadas en las zonas de peligro, para que sean ellas las que establezcan sus necesidades prioritarias en el ámbito de la seguridad familiar y la preservación de sus bienes, destacándose una elevada preponderancia en la Capacitación y la Información. Ambas necesidades prioritarias habían sido escasamente atendidas, como resultado de lo cual las comunidades más expuestas al peligro volcánico del Cotopaxi reflejan un generalizado desconocimiento sobre el fenómeno volcánico y las medidas de prevención.

Las comunidades identificaron los siguientes temas, con su correspondiente orden de prioridad, para que se los aborde dentro de un programa de capacitación: Desastres naturales; Causas y efectos de las erupciones volcánicas; Primeros Auxilios; Organización comunitaria; Elementos de Planificación; Motivación personal y liderazgo; Nutrición; Técnicas de supervivencia; Provisión y almacenamiento de agua para casos de emergencia.

3.3.1 Enfoque y ubicación geográfica

A partir de las necesidades identificadas con la metodología antes descrita, la Segunda Fase del proyecto PREVOLCO se la orientó específicamente a capacitar a la población asentada en algunas zonas de riesgo en las medidas de autoprotección para enfrentar un fenómeno natural de carácter destructivo e inevitable, con base en la organización comunitaria, la responsabilidad ciudadana y la coordinación con las autoridades locales.

Con el propósito de concentrar las acciones del proyecto en las áreas de mayor riesgo y en las comunidades con menor facilidad de acceder a fuentes de información y capacitación, se seleccionó a las parroquias rurales Aláquez, Joseguango Bajo y Mulaló, del Cantón Latacunga. A continuación se describe los Componentes del Proyecto y sus resultados.

3.3.2 Capacitación comunitaria en medidas de prevención y autoprotección

Se identificó dos grupos meta hacia los cuales estuvo dirigido el programa de formación de capacitadores; los líderes comunitarios y los docentes de educación básica.

Se organizó la realización de cinco talleres, de cuarenta horas cada uno, dirigidos a grupos de líderes de la comunidad y docentes de educación básica, a través de los cuales se capacitaron 221 personas, con quienes es factible acceder indirectamente a unas 1.500 personas.

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3.3.3 Producción de material educativo

Para apoyar la realización de los eventos de capacitación, el proyecto elaboró y difundió el siguiente material educativo: 1. Folleto: “La comunidad Alerta por si el Cotopaxi Despierta” (dirigido a los niños en edad Pre-escolar); 2. Folleto: “La comunidad Alerta por si el Cotopaxi Despierta” (dirigido a los niños en edad Escolar); 3. Folleto: “Guía Educativa y Glosario de Términos para Maestros de Educación Básica”. La producción del material específicamente dirigido a los niños constituyó un aporte innovador, porque atendió las necesidades de un segmento poblacional completamente descuidado.

3.3.4 Centros Comunitarios de Información sobre el Riesgo Volcánico del Cotopaxi

Otro componente sustancial del Proyecto fue el equipamiento, instalación y puesta en marcha de los Centros de Información Comunitaria sobre el Riesgo Volcánico del Cotopaxi, en las parroquias Aláquez y Mulaló, que están siendo administrados por las propias comunidades y sirven como un instrumento permanente para socializar la información sobre los peligros volcánicos y las medidas de autoprotección. En las comunidades rurales es verdaderamente apremiante la necesidad de información fácilmente accesible y comprensible para la mayoría de la población, particularmente cuando los medios de comunicación empiezan a difundir noticias sobre la actividad volcánica del Cotopaxi, o cuando ocurre un sismo que sienten las personas que habitan alrededor del volcán.

3.3.5 Mapa de peligrosidad por Lahares del Cotopaxi

Varias experiencias recientes recogidas en proyectos orientados a la reducción del riesgo volcánico demuestran la conveniencia de elaborar mapas de peligrosidad a una escala suficientemente grande como para que todas las personas, incluidas las que tienen solo un ligero entrenamiento en lectura de cartas y mapas topográficos, puedan satisfacer la necesidad apremiante de identificar la ubicación del sector en el que habitan, estudian o trabajan, con relación a las zonas de peligro o de seguridad, y discernir sobre el grado de exposición que les afecta.

El método más adecuado para solventarlo consiste en la elaboración de mapas, de escala 1:10.000 o más grande, sustentados en modelos numéricos que simulen el tránsito de los lahares. El problema a resolverse se deriva de que requieren de una gran inversión, en tiempo y dinero, para levantar perfiles topográficos para determinar la geometría de los cauces y de un programa de cálculo automático. En todos los talleres comunitarios se ratificó que las comunidades reconocen como una necesidad básica disponer de información más precisa sobre la extensión de las zonas de peligro, los límites de las zonas de seguridad y las vías utilizables para la evacuación.

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Durante la fase de formulación de las actividades de la Segunda Fase del Proyecto se conoció que un mapa con las características antes anotadas debía ser uno de los primeros productos del Proyecto BID-Defensa Civil. Cuando se pudo verificar que la elaboración de ese mapa demoraría un tiempo que rebasa ampliamente el plazo de ejecución del Proyecto PREVOLCO, se tomó la decisión de elaborar un Mapa Esquemático, escala 1:25.000, que fue recibido con beneplácito por los líderes comunitarios que pudieron cumplir, al menos parcialmente, una antigua y sentida necesidad y utilizarlo para la elaboración de los planes de contingencia.

3.3.6 Elaboración participativa de los Planes Comunitarios de Contingencia

La experiencia suscitada a raíz de las erupciones explosivas del Volcán Tungurahua, en julio y agosto de 2006, reveló enormes debilidades en la formulación y despliegue de los Planes de Contingencia, elaborados por las autoridades para ser aplicados en las diferentes comunidades.

Para superarlas en beneficio de las comunidades expuestas, el Proyecto introdujo un procedimiento innovador que consistió en promover que las propias comunidades elaboren sus Planes de Contingencia para reducir los impactos de una erupción volcánica del Cotopaxi, a través de una metodología propia que incorporó los elementos indispensables más adaptados a las necesidades culturales y sociales de la población meta. Dicha metodología se la probó con éxito en seis barrios de Aláquez y cinco barrios de Mulaló, que albergan, en total, a más de dos mil (2.000) personas.

3.3.7 Visitas de observación a las zonas afectadas por la erupción volcánica del Tungurahua

El impacto de las erupciones explosivas del Tungurahua, de julio y agosto de 2006, atrajeron la atención nacional. Los líderes comunitarios que participan de las actividades del PREVOLCO no podían abstraerse de ese interés. Se organizaron dos visitas de observación para las cuales se coordinó un acercamiento con los líderes comunitarios y algunos pobladores de las parroquias de Bilbao y Cotaló, para que compartan sus experiencias en el manejo de la emergencia volcánica.

3.3.8 Intercambio de experiencias en organización comunitaria para la gestión del riesgo volcánico entre las comunidades del Cotopaxi y Tungurahua

A raíz de las erupciones explosivas del Tungurahua, la COSUDE consideró pertinente compartir las experiencias en cuanto a la gestión comunitaria del riesgo volcánico del Cotopaxi, a la vez que captar algunas lecciones en la erupción del Tungurahua.

Para tal propósito se organizó un programa de capacitación comunitaria en la gestión del riesgo volcánico del Tungurahua dirigido a cuarenta (40) líderes comunitarios y autoridades locales de los cantones Quero y Pelileo, ubicados en el área de influencia directa de la actividad volcánica del Tungurahua. En dichos eventos se abordaron las temáticas relacionadas con la previsión de las erupciones y las medidas de autoprotección. El contenido de mayor impacto fue el de la previsión de las erupciones, porque contribuyó a bajar el nivel de angustia colectiva originada y fomentada por la falta de información pertinente y por la difusión de rumores respecto a una inminente erupción explosiva, de tamaño mucho más grande que todas las anteriores, con capacidad de arrasar a todas las poblaciones del entorno volcánico.

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3.3.9 Documentación de los efectos y evaluación de los daños causados por las erupciones explosivas del Volcán Tungurahua, de julio y agosto de 2006

Los primeros días de septiembre de 2006, una misión de COSUDE observó la magnitud de los impactos y se entrevistó con varios líderes comunitarios y autoridades locales, a partir de lo cual percibió algunas debilidades en el funcionamiento del Sistema de Prevención y Atención de Desastres, que podían ser identificadas y documentadas, a través de una evaluación objetiva sobre su funcionamiento, para extraer lecciones aplicables para otros casos similares. Los resultados de la evaluación y las correspondientes conclusiones y recomendaciones aparecen detallados en la publicación “Las Erupciones Explosivas del Volcán Tungurahua de Julio y Agosto de 2006” y el video “Lecciones de vida después del desastre”.

3.3.10 Evaluación de Fase 2

FORTALEZAS

El proyecto atrajo la participación de las juntas parroquiales y viabilizó la formación de organizaciones comunitarias específicas para la gestión del riesgo volcánico del Cotopaxi (Comités Locales de Coordinación de Seguridad) Las juntas parroquiales mantuvieron excelentes nexos de colaboración con los comités de seguridad, para la puesta en marcha de los Centros Comunitarios de Información sobre el Riesgo Volcánico. Se elaboraron Planes de Contingencia, de cada uno de los barrios, a través de un enfoque participativo y completamente adaptado a la realidad local. Los comités locales concretaron acciones participativas con otras organizaciones sociales de trascendencia local, como; la Asociación de Docentes de la Parroquia Aláquez y el Comité para la Provisión de un nuevo sistema de Agua Potable. El proyecto propició un clarificador Intercambio de experiencias con las comunidades afectadas por el volcán Tungurahua.

DEBILIDADES

Marcado desinterés de las autoridades cantorales y provinciales. La gestión del riesgo volcánico no ha logrado introducirse en la agenda de los dirigentes políticos. Dificultades para concretar la búsqueda de sinergia con otras iniciativas, que habrían tenido enfoques similares, como los proyectos BID y DIPECHO, que se desarrollaron en la misma zona. Escasa colaboración de los medios de comunicación, atribuible a su inveterada práctica de reaccionar solo ante la presencia de eventos desastrosos. Falta de recursos económicos, que afectó la posibilidad de mantener, durante un período adecuado, el programa de capacitación comunitaria. El proyecto concluyó en un momento en el cual recién empezaba a consolidarse la organización comunitaria y a concretarse nuevas acciones orientadas a la gestión del riesgo a través de medidas de autoprotección y fortalecimiento del tejido social.

4. Colaboración con la Fundación HOLCIM para desarrollar un programa comunitario de capacitación en la Gestión del Riesgo Volcánico del Cotopaxi

El trabajo de sensibilización comunitaria con relación al riesgo volcánico del Cotopaxi se lo pudo expandir hacia algunos barrios periféricos de la ciudad de Latacunga con base en un acercamiento con la “Fundación Holcim-Ecuador”, que invitó al Proyecto PREVOLCO a colaborar en la realización de un programa participativo para la elaboración de planes comunitarios de contingencia y de evacuación en caso de una reactivación volcánica del Cotopaxi.

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5. El caso de la Parroquia Aláquez como un ejemplo de organización comunitaria

La Parroquia Aláquez pertenece al Cantón Latacunga, de la Provincia de Cotopaxi. Se trata de una comunidad predominantemente rural, ubicada a unos 27 km al sur occidente del cono volcánico activo del Cotopaxi y a 9 km de la ciudad de Latacunga. Está dividida en veintiocho barrios en los que habitan 5.009 personas, en su mayoría dedicadas a la producción agrícola y pecuaria en pequeña escala. Unas 1.200 personas habitan muy cerca de las orillas del Río Aláquez, una de las principales vías por las que transitan los lahares del Cotopaxi.

En los últimos años se ha consolidado en esta zona una intensa actividad agroindustrial alrededor de las plantaciones florícolas que ocupan enormes espacios ubicados dentro de la zona de máximo peligro por los lahares. Cuando empiece una reactivación volcánica todas estas instalaciones tendrían que ser preventivamente evacuadas, a partir de lo cual se prevé un fuerte impacto social. El centro urbano de Aláquez se encuentra fuera de la franja de influencia de los lahares, por lo que se le ha considerado “Zona de Seguridad y Área de Evacuación”; no obstante, su única fuente de abastecimiento de agua potable está ubicada sobre el cono volcánico y, por consiguiente, cuando ocurra la erupción, será una de las primeras obras de infraestructura que resulten afectadas. En tal situación, la población residente y los evacuados provenientes de las zonas bajas, tendrían que enfrentar un total desabastecimiento de agua. La comunidad, en su conjunto, tenía una escasa percepción sobre el nivel de riesgo que le afecta y, menos todavía, sobre las medidas para reducirlo. El 42% de los líderes comunitarios y el 48% de los docentes de Educación Básica no tenían ninguna información sobre la gestión del riesgo volcánico.

5.1 Características de la experiencia

La crisis que originó, en el 2006, las erupciones explosivas del Tungurahua puso en evidencia las fuertes debilidades del sistema de prevención y alerta y la necesidad imprescindible de fortalecer una organización comunitaria específicamente enfocada a reducir el riesgo volcánico. El proyecto PREVOLCO aportó con una nueva propuesta en cuanto al papel que debe cumplir la comunidad en la planificación e instrumentación de medidas de prevención para reducir los graves problemas de seguridad, protección de las propiedades y disminución de fuentes de trabajo, que acompañan a una emergencia volcánica. El nuevo enfoque reconoce la importancia de la organización comunitaria, promueve la aparición de nuevos líderes, o la legitimación de los existentes.

5.2 Funcionamiento del Centro Comunitario de Información en Aláquez

El proyecto aportó con la organización, instalación y puesta en marcha de un Centro Comunitario de Información sobre el Riesgo Volcánico del Cotopaxi, que constituye un punto de encuentro de las personas interesadas en conocer información pertinente sobre el riesgo volcánico. La Junta Parroquial facilitó el espacio físico y ofreció todo su respaldo institucional. Uno de los factores a los que puede atribuirse la falta de conciencia ciudadana, aparte de la escasa educación, es el hecho reconocido de que el riesgo solo es aceptable en el ámbito de las actividades que generen beneficios y, por consiguiente, era necesario promover la identificación de oportunidades de desarrollo, que podrían derivarse de la actual situación de riesgo, para beneficiar a la mayoría de los miembros de la comunidad. Es así como los líderes comunitarios percibieron un enfoque y forma distinta de abordar el problema, en un ambiente que promueve una participación democrática, el respeto mutuo, por lo que decidieron apoyar las acciones del proyecto.

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5.3 Resultados, Impactos y Sostenibilidad

Un grupo de 20 líderes barriales se ha entrenado para administrar el Centro Comunitario de Información sobre el Riesgo Volcánico del Cotopaxi, en el que se va a nuclearizar la información sobre medidas de prevención, a la que la comunidad tendrá pleno acceso. Con la finalidad de atender la gestión del riesgo volcánico del Cotopaxi, la comunidad ha organizado un Comité de Coordinación específicamente encargando de promover las acciones de capacitación y difusión alrededor del Centro de Información. El primer resultado tangible consiste en la reducción del 42 % al 10% en el número de líderes comunitarios que desconocen el problema de la gestión del riesgo volcánico; y, del 48% al 2% en el caso de los docentes de educación básica.

Actualmente la comunidad se encuentra auto gestionando la construcción de un sistema alterno de abastecimiento de agua potable, que les garantizará un caudal adicional de 16 litros/segundo. El sistema en operación, completamente vulnerable a la actividad volcánica del Cotopaxi, dispone de un caudal de 30 litros/segundo para compartirlo entre las parroquias Mulaló, Joseguango y Aláquez, y algunas plantaciones florícolas que tienen un alto consumo.

5.4 Lecciones aprendidas

La experiencia con la Parroquia Aláquez ilustra la importancia de la organización comunitaria en la gestión del riesgo de desastres, porque arrancó y empezó a fortalecerse desde cuando admitieron la existencia de un problema que puede afectar su seguridad y posibilidades de desarrollo, al que se le puede enfrentar mediante la participación colectiva y sin esperar pasivamente la intervención de las autoridades para que les resuelva sus problemas. Se destacan los siguientes enfoques para la gestión del riesgo, que la comunidad los ha asimilado como ejes prioritarios para su accionar: Los desastres generan impactos negativos en la dinámica socio-económica y ambiental de las comunidades, porque incrementan los niveles de pobreza; La comunidad debe ser el principal actor en el proceso de construir su propio futuro y, por lo tanto, debe tener una participación activa fundamentada en la construcción de compromisos y responsabilidades ciudadanas. Las acciones de prevención requieren indefectiblemente de la organización comunitaria, la formación de auténticos líderes locales y el fortalecimiento del tejido social, perdido o muy debilitado en los últimos años; La promoción de actividades comunitarias atractivas para la población y relacionadas con la prevención de los desastres, como la provisión de agua potable para casos de emergencia, mejoramiento de la vialidad, alternativas de fuentes de trabajo, etc., son una herramienta muy importante para la gestión del riesgo de desastres. Para sustentar la experiencia se debería mantener el proceso de formación de líderes bien informados sobre los temas atinentes a gestión del riesgo y no interrumpir las acciones de promoción social y capacitación, que no pueden ser puntuales ni intermitentes, pues se correría el riesgo de sacrificar cualquier avance logrado. La experiencia se la podría replicar fácilmente en otros lugares en los que se capte la adhesión de auténticos líderes comunitarios, que reconocen como valores fundamentales a la honestidad, la solidaridad y el respeto a su cultura, libre de cualquier imposición.

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4. FALTA DE INVERSIONES EN CAPACITACIÓN DE LA COMUNIDAD

3. FALTA DE UN PLAN DE CONTINGENCIA

2. DESORGANIZACIÓN Y DESCOORDINACIÓN

1. DESINFORMACIÓN

PROBLEMA

PROBLEMAS IDENTIFICADOS Y METAS PLANIFICADAS POR LA COMUNIDAD DE ALÁQUEZ PARA LA GESTIÓN DEL RIESGO VOLCÁNICO DEL COTOPAXI SITUACIÓN ANTERIOR

Desconocimiento generalizado de los problemas que se derivarían de una reactivación volcánica del Cotopaxi y de la forma de reducir los impactos.

Desconocían totalmente el problema: • El 42% de los líderes comunitarios; • El 48% de los docentes de Educación Básica; • El 90% de la población.

• Apatía general reflejada en una total ausencia de participación ciudadana en la atención de los problemas relacionados con la gestión del riesgo volcánico.

SITUACIÓN ACTUAL

METAS

Para el año 2008: Desconocen el problema: • El 0% de los líderes comunitarios; Desconocen el problema: • El 0% de los docentes de Educa• El 10% de los líderes comunitarios; ción Básica; • El 02% de los docentes de Educación • El 50% de la población. Básica; Para el año 2009: • El 70% de la población. Desconoce el problema: • El 0% de la población. • Se ha organizado y se encuentra funcionando el Comité de Coordinación de la Seguridad, integrado por representantes de algunos barrios; • La Junta Parroquial coordina acciones con el Comité de Coordinación de Seguridad; • El Comité administra el Centro Comunitario de Información sobre el Riesgo Volcánico del Cotopaxi instalado en el edificio de la Junta Parroquial; • La Asociación de Profesionales de la Educación de Aláquez (APEPA) participa en las actividades del Comité de Coordinación de Seguridad; • El Comité trabaja estrechamente con la Junta de Agua Potable para promover un proyecto alterno de aprovisionamiento de agua potable.

• La comunidad desconoce las medidas para enfrentar una crisis volcánica del Cotopaxi; • La mayoría de los habitantes no recuerda las enseñanzas aprendidas en un ejercicio de evacuación y desconoce sobre la evaluación y propuestas para mejorarlo.

• Se ha elaborado, en forma participativa, y adaptado a su propia realidad, un Plan de Contingencia para cada uno de los barrios; • Se ha identificado con precisión el problema de desabastecimiento de agua para casos de emergencia; • Las comunidades de los diferentes barrios han identificado la necesidad de revisar la ubicación de algunas zonas de seguridad y rutas de evacuación.

• Se había priorizado el gasto en actividades de monitoreo volcánico, a costa de postergar la inversión en un proceso permanente de capacitación comunitaria en medidas de prevención y preparación; • Existe un escaso flujo de información pertinente y comprensible sobre la gestión del riesgo volcánico; • La comunidad ha sido excluida de participar en la toma de decisiones relacionadas con su propia seguridad.

• El Centro de Información está preparado para desplegar acciones de capacitación, desplegadas por los líderes de la comunidad y el asesoramiento de expertos; • Los líderes comunitarios y los docentes de Educación Básica tienen un conocimiento básico para discernir sobre la pertinencia de la información que se proporciona a la población; • La comunidad se ha concienciado sobre la necesidad de participar en las acciones de prevención y preparación.

Para el 2008: • Integrar al Comité de Coordinación de Seguridad al 80% de los representantes de los barrios; • Compartir con la Junta de Agua Potable las actividades de promoción del nuevo proyecto de suministro de agua, integrándolas a las acciones de gestión del riesgo volcánico. Para el 2009:

• Integrar al Comité de Coordinación de la Seguridad al 100% de los representantes de los barrios; Para el 2008: • Socializar los Planes de Contingencia en seis barrios. • Elaborar los Planes de Contingencia de seis barrios adicionales.

Para el 2009: • Socializar los planes elaborados y realizar un ejercicio ce evacuación; • Iniciar la construcción del sistema alterno de provisión de agua potable; • Iniciar con dos barrios la capacitación en nuevas actividades productivas para casos de emergencia.

•La comunidad adecuadamente capacitada renuncia conscientemente a seguir desempeñando el papel de víctima, y pasa a constituirse en uno de los actores claves de la planificación y despliegue de las acciones de prevención y preparación.

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El principal aporte del Proyecto PREVOLCO en beneficio de mi comunidad es habernos ayudado a identificar el problema del aprovisionamiento de agua potable en caso de una emergencia volcánica del Cotopaxi. Estamos concientes que, si es que no se nos hubiera ayudado a visualizarlo, nunca nos habríamos preocupado de resolverlo, sino hasta cuando se presente la emergencia y cause un impacto irresoluble.

Antes no teníamos ningún plan de contingencia, ni siquiera sabíamos de lo que se trataba… A través de la capacitación hemos logrado conocer su importancia y, más que nada, lo hemos elaborado con la participación de todos los vecinos. Néstor Ramón Líder Comunitario de Aláquez

Entre los aportes sustantivos que realizó el Proyecto PREVOLCO en mi comunidad, destaco la organización comunitaria y el carácter participativo, que permitió a la comunidad convertirse en el actor principal de la gestión del riesgo al que se halla expuesta y la posibilidad de que se escuchen sus propuestas. Para nosotros esto ha sido verdaderamente grandioso…

Nos hemos concienciado de la necesidad de tomar acciones positivas y actuar únicamente por el bien común. Hemos rescatado la preponderancia de algunos valores como la solidaridad, la responsabilidad social, la honestidad, la sinceridad y tranparencia en el comportamiento cotidiano.

Néstor Villamarín Docente de Educación Básica y Líder de la Comunidad de Aláquez

“El nivel del trauma social resultante de un desastre es inversamente proporcional al grado de organización existente en la comunidad afectada y, por consiguiente, la organización y fortalecimiento de la estructura social de la comunidad constituye por si misma una importante medida de mitigación”. (D.M.C., Universidad de Wisconsin)

Más información: www.rrdredlatina.info

FUNDACIÓN FOES AV NACIONES UNIDAS 377 Y AV DE LOS SHYRIS QUITO ECUADOR 2922 145 - 092420528 foes@uio.satnet.net

ESPE: eaguilera@espe.edu.ec


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