DE SUR A SUR ANDALUCÍA
www.aspa-andalucia.org Nº 100 noviembre 2016
La condena de por vida de la desnutrición infantil Como cien gotas de agua Así podríamos titular la llegada al número cien de nuestro Boletín de Sur a Sur. Como cien gotas de agua para saciar la sed, para fecundar la tierra, para cuidar la vida. En nuestro caso para ofrecer información que no aparece, para ofrecer información alternativa, y para ejercitar nuestro papel de ciudadanxs opinando también de la res publica.
El Boletín de Sur a Sur quiso dar continuidad a la revista De Sur a Sur, que durante los primeros 25 años de ASPA (Asociación Andaluza por la Solidaridad y la Paz) inició la andadura en busca de ofrecer nuestra opinión y otra forma de ver la cultura, la economía, la ecología social, el feminismo, la paz, inmigrantes y refugiados, barrios olvidados, Palestina, América Latina, Sáhara Occidental, África, plataformas y organizaciones sociales, y los retos más humanizados y ecológicos para un mundo globalizado. Dice Morfeo a Neo en The Matrix “Tienes que comprender que la mayor parte de los humanos son todavía parte del sistema.
Tienes que comprender que la mayoría de la gente no está preparada para ser desconectada. Y ellos son tan inertes, tan desesperadamente dependientes del sistema, que lucharían por protegerlo”. En un mundo globalizado, donde nada es lo que aparece, condicionado por fuertes intereses económicos, la información y la opinión diferentes se convierten en transgresoras y no encuentran fácil lugar para ser leídas o escuchadas. En el periodismo que cultiva el sistema solo salen noticias malas, aunque las realmente malas no salen, como la corrupción en Méjico o la subcontrata de las multinacionales textiles europeas, en Turquía, donde los refugiados sirios procesan vaqueros y otras prendas. No cabe duda que el sistema utiliza los viejos y eficientes métodos de Joseph Goebbels, el artífice de la propaganda nazi, como aquel que “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. O que “un falso rumor esparcido en varios lugares termina por prosperar en alguno como verdadero” como es el caso del goteo permanente de noticias “fabricadas” en relación a Venezuela, país convertido en la Cenicienta de la prensa más reaccionaria. Cerrar los ojos no va a cambiar nada. Nada va a desparecer simplemente por no ver lo que está pasando. Cerrar los ojos, creídos que estamos en el buen camino, es solo un lapsus para que al volverlos a abrir nos encontremos las cosas peor.
Nuestro pequeño boletín para informar, para pensar, para denunciar, para alimentar la utopía siempre ha tenido de vocación de unirse a otras voces y a otros informadores alternativos, consciente que juntos se puede demostrar que se pueden cambiar las cosas. Y en eso estamos, tras el rastro de un mundo más justo y fraterno en el que todo esfuerzo no es baldío.
Como 100 gotas de agua, con vocación de torrente, cualquiera que sean nuestras flaquezas, la ilusión del Boletín de Sur a Sur prevalecerá. Luis Pernía Ibáñez
En este nº 100 compartimos el artículo de Alejandra Agudo "La condena de por vida de la desnutrición infantil" publicado por El País. Alejandra nos explica que una alimentación inadecuada e insuficiente durante los primeros mil días frena el normal desarrollo cognitivo y físico de los niños que sufrirán las consecuencias durante el resto de sus vidas.
Para recordar esta efemérides de los 100 números del Boletín de Sur a Sur bien vale traer a colación la figura de Albert Camus, dramaturgo, filósofo, novelista y editor, quien, en aquellos años cuarenta, reivindicaba una información libre, independiente, sustentada en los hechos y comprometida con la verdad, y a modo de metáfora, desde aquel París de negros nubarrones y añorando las playas soleadas de su Argelia natal, escribía “los prejuicios hay que desecharlos e iluminar la información con el compromiso ético de la verdad”. Y añadía “un país vale lo que vale su prensa”.
Serán notablemente más bajitos y las mujeres, al dar a luz, tendrán más probabilidades de sufrir problemas graves durante el parto, incluso la muerte del bebé, debido a su menor tamaño corporal. Su sistema inmune debilitado no podrá defenderles de muchas enfermedades. Y su menor capacidad cognitiva les dificultará entender las lecciones en el colegio, lo que hará que lo abandonen prematuramente o tarden más años de lo normal en completar un ciclo. De adultos, les pasará lo mismo en su trabajo, si es que consiguen uno; debido a sus mermadas competencias, cobrarán menos. Este es el futuro que le espera a los 159 millones de niños que actualmente sufren desnutrición crónica en el mundo. Invisible y silenciosamente, la falta de nutrientes suficientes durante sus primeros mil días desde la concepción hasta los dos añoshipotecará el resto de sus vidas que ya nunca serán lo que podrían haber sido. La alimentación desde el embarazo es crucial. Tanto, que una dieta pobre durante la gestación, debida normalmente a la situación de malnutrición de la madre, ya
condiciona el nacimiento con bajo peso y posterior propensión a padecer desnutrición crónica. No obstante, en ese momento todavía hay margen para “remontar” los retrasos del crecimiento intrauterino que hayan podido producirse, explica Blanca Carazo, responsable de programas y emergencias de Unicef España. Siempre y cuando el bebé empiece la lactancia materna con normalidad, exclusiva durante los primeros seis meses, sea vacunado y tenga acceso a agua potable, así como a un sistema de salud en el que le puedan tratar si cae enfermo, añade la experta.
Pero esos son lujos inalcanzables para uno de cada cuatro niños del planeta, la mayoría en Asia (57%), África subsahariana (37%) y América Latina. Y cuando alguna organización internacional se instale en su país, su región, su aldea, y les mida en el colegio y compruebe que son bastante más bajitos, quizá 10 o 15 centímetros menos de lo que deberían medir a su edad según el baremo de la Organización Mundial de la Salud, ya será tarde para ellos. Las secuelas físicas -talla más baja- y cognitivas dificultades para el aprendizaje y comprensión- son irreversibles. La desnutrición crónica, también llamada stunting (retraso en el crecimiento, en inglés) por ser ese el resultado del déficit de nutrientes esenciales como la proteína, el hierro, el ácido fólico, la vitamina A o el yodo durante la primera infancia, no solo
tiene que ver con la carencia de alimentos y que estos sean variados y de calidad, sino que también está causada por otros factores. La falta de agua potable es uno de ellos. “Las diarreas, muchas veces causadas por beber agua contaminada, causan, perpetúan y agravan la desnutrición crónica”, explica Carazo. El estudio No estar a la altura, publicado el pasado verano por la organización WaterAid, destacaba que la mitad de casos están asociados a repetidas diarreas, que son causa directa -aun cuando los niños comen bien- del 25%, pues impiden que se absorban todos los nutrientes. “La ausencia de sistemas de salud en determinadas zonas también contribuye a que se den situaciones de desnutrición crónica”, apunta Guila Baldi, oficial de políticas y programas de nutrición del Programa Mundial de Alimentos. “Las enfermedades como infecciones agudas, respiratorias, malaria… impiden que el cuerpo procese de manera normal los alimentos”, explica la especialista. Y viceversa. El sistema inmune de los críos afectados es más débil, por lo que son más propensos a contraer estas y otras enfermedades que agravarán y prolongarán, a su vez, la desnutrición. Y peor: “Para ellos es más probable morir de malaria, o padecer cáncer o diabetes en la edad adulta”, abunda Carazo. La desnutrición aguda por una falta abrupta de alimentos en un momento determinado puede causar la muerte, pero se cura. La crónica, en cambio, no es tratable. “Un niño que la padezca ya nunca va a llegar a ser ni tan sano, fuerte e inteligente como hubiera podido ser”, alerta Carazo. La primera, que deja a los niños muy delgados, se detecta midiéndoles el contorno braquial. Cuando
la cinta llega al amarillo o dos centímetro más allá, al rojo, es la peor señal. Es entonces cuando los pequeños necesitan el medicamento que se come, es decir, suplementos alimenticios como el Plumpy Nut para recuperarse. “Es una condena a muerte que se puede conmutar”, ejemplifica. La segunda solo es detectable cuando ya no hay remedio. “Es una cadena perpetua sin posibilidad de recurso”, apostilla. El único modo de combatirla es la prevención. “A veces, hay una vinculación fatal entre ambas: un niño con varios episodios de la versión aguda es vulnerable a caer en la crónica. Y uno que padezca ésta puede tener un pico de aguda, e incluso fallecer”, detalla la especialista de Unicef. Juntas, desnutrición crónica y aguda matan a tres millones de niños al año, casi una de cada dos muertes de menores de cinco años. Una cadena perpetua “La talla es una manifestación, pero el problema es más profundo”, advierte Giula Baldi, del PMA. La primera secuela es el retraso cognitivo. Al nacer, el cerebro ya tiene el 25% del peso que alcanzará en la edad adulta y a los cinco años ya alcanza el 90% de su peso final. Que este órgano voraz reciba todo el suministro de materiales y energía para su construcción durante los primeros mil días es crucial. “Hay evidencia de que el stunting causa baja estatura, pero también daños estructurales y funcionales en el cerebro, lo que produce retrasos en las funciones cognitivas”, afirman Kathryn G. Dewery y Khadija Begun en su estudio Consecuencias a largo plazo de la malnutrición crónica en la infancia, publicado en la revista Maternal & Child Nutrition. Diversas investigaciones,
indican las autoras, demuestran que el retraso en el crecimiento antes de los dos años está asociado a un menor rendimiento académico. Les cuesta más que a sus compañeros sanos pasar de curso, pierden años de escuela y pocos superan la primaria.
En su estudio Alimentar para la educación, Save the Children detallaba algunas reveladoras estadísticas sobre la relación entre desnutrición crónica y menor competencia en el colegio. “Tienen un 20% menos de posibilidades de saber leer”, afirmaba la ONG, que analizó miles de casos en cuatro países: Etiopía, India, Vietnam y Perú. “A los ocho años, tienen un 19% más de probabilidades de cometer un error en la lectura de una simple frase como ‘me gustan los perros’ que los que están bien nutridos”, concluían los investigadores. Y más: fallan un 12,5% más que sus compañeros sanos al redactar una frase sencilla y cometen un 7% más de errores al responder preguntas numéricas como ‘¿cuánto es ocho menos tres?’ que los que han tenido una dieta adecuada. ¿Qué trabajo puede conseguir alguien que tiene más dificultades para leer, comprender y sumar? Uno peor y mal pagado. El Banco Mundial estima que un empleado que ha padecido carencias nutricionales en su niñez gana de media un 10% menos. Otros estudios, sin embargo, elevan la pérdida salarial al 20%. Son,
además, menos productivos y el absentismo laboral entre el colectivo es elevado. “Tienen el sistema inmune más débil y son más vulnerables a contraer enfermedades infecciosas que el resto, pero además son más propensos a padecer dolencias crónicas como cáncer o diabetes en la edad adulta”, asegura Carazo, de Unicef. Las investigadoras de la universidad de California, Dewey y Bagum, indican en su publicación que la desnutrición infantil es un factor de riesgo de alteraciones en las funciones metabólicas, endocrinas y cardiovasculares. Tal es la caída de productividad y ganancia que las organizaciones coinciden en alertar que cuando los actuales niños desnutridos sean mayores, el coste para el mundo será de 125.000 millones de dólares (unos 115.000 millones de euros). Un precio que pagan los de siempre. Los más castigados por el hambre, porque no pueden permitirse comer varias veces al día, ni siquiera todos los días, y alimentar a sus hijos apropiadamente, son los que padecerán los estragos de la desnutrición crónica. Caerán enfermos a menudo, muchos morirán, otros crecerán con dificultad. Y ganarán menos en el futuro. Y no podrán sustentar a su prole, pasarán hambre. Vuelta a empezar. "El hambre es a la vez causa y consecuencia de la pobreza", resume este círculo vicioso la responsable de programas y emergencias de Unicef España. Esta organización estima que el 20% de la población más mísera tienen el doble de posibilidades de padecer desnutrición crónica que los más ricos. Una herencia envenenada Es bien conocido el dicho de que el hambre y la pobreza no se contagian, pero se
heredan de generación en generación como demuestran los datos. En el caso de las mujeres la desnutrición crónica les deja un legado envenenado. Solo para ellas. "Cuando de adultas se quedan embarazadas, van a tener un alto riesgo de que el bebé muera en el momento del parto, pues tienen una pelvis más pequeña", explica Nuria Salse, de Médicos Sin Fronteras.
Dewey y Begum, en Consecuencias a largo plazo de la desnutrición crónica en la infancia, profundizan en esta cuestión. "El raquitismo en la madre puede restringir el flujo sanguíneo y afectar al crecimiento del útero, la placenta y el feto. Este retardo en la normal evolución intrauterina está asociado con posteriores problemas en el bebé, como complicaciones médicas serias, retraso neurológico e intelectual", detallan las autoras. Las probabilidades de que nazcan con bajo peso son elevadas, si sobreviven al parto. El menor tamaño de las caderas de las madres obstruye el camino a la vida de sus hijos. La desnutrición que padecieran sus progenitoras muchos años atrás, les asfixia. "Un análisis de 109 encuestas de salud nacionales de 54 países, realizadas entre 1991 y 2008, revelaba que los niños de madres de menos de 1,45 metros de altura (normalmente por desnutrición en su propia infancia) tenían un 40% más de probabilidades de morir prematuramente
antes de cumplir los cinco años", añaden las investigadoras de la universidad de California. Además, según un estudio divulgado en el American Journal of Clinical Nutrition, las chicas con retraso en el desarrollo debido a desnutrición tenían hijos de media cuatro años antes que las sanas. "Y tener la maternidad temprana perpetúa el ciclo de pobreza y malnutrición", observaban los autores.
embarazadas y lactantes, así como la promoción de la leche materna exclusiva durante los primeros seis meses. Rica en proteína, satisfará la insaciable demanda de energía y nutrientes en este crucial período. Evitar que esos niños nazcan y crezcan hasta los dos años con carencias que condicionarán el resto de su existencia es la prioridad. La prevención es la única esperanza.
La prevención como única esperanza
"También a nivel de las comunidades se puede trabajar, para que conozcan la importancia de una alimentación saludable y que se produzcan cambios de comportamiento en la selección de los productos que se adquieren en el mercado", señala Baldi. ¿Y qué pasa con los que lo saben y no pueden permitirse otra dieta? "Efectivamente, tienen la barrera del acceso económico a los alimentos ricos en nutrientes como carne animal. Por eso, para los lugares sin acceso hay programas de apoyo social o transferencias de dinero directas, para que los niños tengan alimentación adecuada", responde. Tales esfuerzos son, sin embargo, insuficientes a la luz de los datos. Basta uno: 159 millones.
"Como los factores causantes de este problema son varios, la solución tiene que ser multisectorial: agrícola, para que se cultiven variedad de alimentos; de salud, educación, infraestructuras para el agua y saneamiento...", sugiere Giula Baldi del PMA.
Primer paso: formación. Lección uno: la lactancia. Muchas mujeres en el mundo desconocen la importancia de la alimentación durante los primeros mil días de sus pequeños. Millones de embarazas no reciben ningún cuidado prenatal. Ningún médico les hace seguimiento ni les aconseja. Simplemente, su propia precariedad sumada a la de los sistemas sanitarios de sus países, anula cualquier posibilidad de acceder a tales servicios. Distintas ONG y agencias de la ONU como Unicef, la FAO o el PMA enfatizan en sus programas contra la desnutrición la provisión de alimentos a mujeres
A veces, añade Nuria Salse, de MSF, el problema no es económico, sino la costumbre. "En muchos países en desarrollo tienen dietas monótonas a base de cereales. Les sacia, pero son pobres desde el punto de vista nutricional". Es importante, dice, que los padres entiendan que eso no es saludable. Unas gachas de sorgo o mijo no harán que sus hijos crezcan sanos y fuertes. Con el aval de la teoría, Médicos sin Fronteras ha probado en Malí y Níger ese enfoque multisectorial que mencionaba Baldi contra esta lacra. Con éxito. Su proyecto preventivo ha demostrado su efectividad con la reducción de la
desnutrición crónica en un 33% en las zonas donde lo han implementado. ¿Cómo? Lo primero, promoviendo la lactancia materna hasta los seis meses, como recomienda la OMS. Después, la organización ha estado repartiendo a todos los niños entre seis meses y dos años, un suplemento nutricional a base de proteínas y lípidos. Además, esto ha sido acompañado con servicios médicos para tratar las eventuales enfermedades. Pero cuando desarrollaban el proyecto en Malí, se dieron cuenta de que la intervención era muy cara. "Aunque daba resultados positivos, el Gobierno del país no podría continuarla", anota Salse. Por eso en Níger modificaron el plan, es decir, cambiaron el suplemento que repartían a otro más barato, con menos calorías y los mismos micronutrientes que el que distribuyeron en Malí. Y funcionó. "El programa era sostenible. Lo podían asumir los Gobiernos”, concluye. Quizá, con su intervención, la ONG haya evitado unos cientos o miles de futuros
truncados. Como este, otros programas se suman a la lucha. La gravedad de la situación apremia a que las sabidas soluciones, se apliquen. El mundo tiene un mandato. El Objetivo 2 de la Agenda de Desarrollo Sostenible ratificada por todos los países de las Naciones Unidas, es bien claro: "Para 2030, poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas, en particular los pobres y las que están en situaciones vulnerables, incluidos los lactantes, a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año". Y su apartado dos especifica: "Para 2030, poner fin a todas las formas de malnutrición, incluido el logro, a más tardar en 2025, de las metas convenidas internacionalmente sobre el retraso del crecimiento y la emaciación de los niños menores de cinco años [reducir 40% el retraso en el crecimiento (talla baja para la edad)], y abordar las necesidades de nutrición de las adolescentes, las mujeres embarazadas y lactantes y las personas de edad". Así sea.
Actividades de ASPA El próximo 12 de noviembre estaremos en Madrid, junto al resto de colectivos solidarios con el Sahara, en la Manifestación por el Sahara para decirle al pueblo saharaui que no está solo, que seguiremos movilizándonos para acompañarlos hasta que consigamos que vuelvan a un Sahara libre e independiente. La salida será a las 12:00 horas desde Atocha y finalizará en la Plaza de la Provincia (frente al Ministerio de Asuntos Exteriores Un año más estamos participando en el programa del Ayuntamiento de Córdoba Solidaridad tarea de todos y todas. En estos días estamos impartiendo la Unidad Didáctica de Educación en valores al alumnado de 2º de
ESO del IES Góngora En el área de Educación Global en Córdoba estamos planificando los talleres del proyecto "Educación global, pensamiento crítico e igualdad de género" y las Jornadas de Mujeres del Mundo que se desarrollarán en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba los días 22, 23 y 24 de noviembre. En cuanto tengamos la progración definitiva os la enviaremos. En Granada los días 4 y 11 de noviembre seguimos impartiendo los Talleres “Educación Global y equidad de género" a alumnado de 1º de ESO en el IES Virgen de las Nieves y los días 8 y 9 de noviembre en el IES Veleta a alumnado de 1º y 2º de FBP Los días 11 y 12 de noviembre estaremos en el Encuentro de jóvenes: “Participamos Transformamos”, organizado por Alianza por la Solidaridad, ASCUA y ASPA La Campaña “Córdoba se mueve por el clima” es una iniciativa de diferentes organizaciones ambientales, partidos políticos y ONG´S…, entre ellos ASPA, que pretende poner el tema del cambio climático en el centro de todas las miradas, tanto de la ciudadanía como de las instituciones, organizaciones y medios de comunicación, reclamando la adopción de iniciativas –a todos los niveles- para frenar el cambio climático. Es con este objetivo que la campaña ha convocado sendas movilizaciones los días 12 y 18 de noviembre, ambos a las 19,00 horas, en el Vial Norte, en el cruce de la avenida de la Libertad con la avenida del Gran Capitán, frente al hotel Córdoba Center.
Y para finalizar compartimos los últimos artículos que hemos subido a nuestra web:
Que se vayan preparando los pensionistas
Queda mucho por hacer
Para más información sobre ASPA y nuestras actividades puedes visitar nuestra web y seguirnos a través de las redes sociales (twitter y facebook).