Los dioses de los griegos - Karl Kerényi - 2ª edición

KARL KERÉNYI LOS DIOSES DE

LOS GRIEGOS

ATALANTA

KARL KERÉNYI LOS DIOSES DE

LOS GRIEGOS

TRADUCCIÓN

JAIME LÓPEZ-SANZ

PRÓLOGO

LUIS ALBERTO DE CUENCA

En cubierta y guardas: cabeza de Koré, Museo de la Acrópolis, Atenas

Dirección y diseño: Jacobo Siruela

Segunda edición

«Esta obra ha recibido una ayuda a la edición del Ministerio de Cultura y Deporte»

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Todos los derechos reservados

Título original: The Gods of the Greeks

© 1958, 1997 Klett-Cotta - J. G. Cotta’sche Buchhandlung

Nachfolger GmbH, Stuttgart

© De la traducción: Jaime López-Sanz

© Del prólogo: Luis Alberto de Cuenca

© EDICIONES ATALANTA, S. L. Mas Pou. Vilaür 17483. Girona. España

Teléfono: 972 79 58 05 Fax: 972 79 58 34

atalantaweb.com

ISBN: 978-84-122130-3-4

Depósito Legal: GI 16-2021

III. Las Moiras, Hécate y otras deidades preolímpicas

61

1. Las diosas del destino (Moiras)

62

2. Las diosas Euribía, Estigia y Hécate

64

3. Escila, Lamia, Empusa y otros espantos

67

4. Las hijas mayores de Tetys y Océano

71

5. Los Viejos del Mar: Forcis, Proteo y Nereo

72

6. Las diosas grises (Grayas)

76

7. Las Erinias o Euménides

77

8. Las gorgonas Esteno, Euríale y Medusa

80

9. La Equidna, la serpiente hesperídea y las Hespérides 82

10. Aquéloo y las Sirenas 87

11. Taumante, Iris y las Harpías 91

12. Las hijas de Nereo

IV. La gran diosa del amor

1. El nacimiento de Afrodita 101

5. Zeus, Mnemosine y las Musas

140

6. Zeus, Némesis y Leda

143

7. Relatos cretenses 146

8. Historias órficas 151

9. Sobrenombres de Zeus y Hera 155

VII. Metis y Palas Atenea 157

1. El nacimiento de Atenea 158

2. Padres y tutores de Atenea 159

3. Atenea y Hefesto 162

4. Las hijas de Cécrope 163

5. Sobrenombres de Atenea 166

VIII. Leto, Apolo y Ártemis 169

1. Errancias de Leto 170

2. Leto y Asteria

3. El nacimiento de Apolo 172

4. Apolo y sus enemigos 174

5. Apolo y sus amores

6. Nacimiento y muerte de Asclepio 183

7. Relatos de Ártemis

8. La historia de Britomartis 188

9. Sobrenombres de Apolo y Ártemis

IX. Hera, Ares y Hefesto

1. Maternidades de Hera

2. Afes y los Alóadas

3. Caída y crianza de Hefesto 197

4. Hera atada

5. Hera, Ixión y los Centauros

X. Maya, Hermes, Pan y las Ninfas

1. Nacimiento y primeros hechos de Hermes

2. Hermes, Afrodita y Hermafrodito

3. Nacimiento y amoríos de Pan

4. Historias sobre Príapo

5. Ninfas y Sátiros

223

XI. Posidón y sus matrimonios

229

1. Nacimiento de Posidón y boda del carnero

230

2. Posidón entre los Telquines

232

3. Deméter y los matrimonios de Posidón como semental

233

4. Posidón y Anfitrite

235

5. Hijos de Anfitrite

236

XII. El Sol, la Luna y su familia

239

1. La historia de Faetón

244

2. Selene y Endimión 246

3. Eos y sus raptados 248

4. Historias de Orión 251

5. Relatos de los dioses de los vientos 255

XIII. Prometeo y la raza humana 259

1. El origen de la humanidad 261

2. Rivalidad con Zeus y robo del fuego 267

3. La historia de Pandora 270

4. Castigo y liberación de Prometeo 274

5. La historia de Niobe 276

6. Tetis y el futuro regente del mundo 279

7. El destino de la humanidad 281

XIV. Hades y Perséfone 287

1. El rapto de Perséfone 290

2. Otras historias de rapto, consuelo y ascensión 300

3. Relatos del Inframundo 304

XV. Dionisos y su compañía femenina 309

1. Dionisos, Deméter y Perséfone 311

2. Dionisos y Semele 316

3. Compañeras y enemigas de Dionisos 320

4. Dionisos, Ino y Melicertes 324

«Una historia de la mitología griega equivale a una historia de los orígenes de la cultura occidental», leemos en las líneas preliminares escritas por Hermann Steuding al frente de un manual de mitología clásica muy difundido en toda Europa desde finales del siglo xix , cuando se publicó por primera vez (manejo la reimpresión de la séptima edición española, publicada en 1961, en Barcelona, por Ediciones Labor y traducida por el triple académico José Camón Aznar). Ello nos habla por sí solo de la importancia nuclear de la mitología helénica (y también de la romana, aunque ésta se inspire en buena parte en la griega) a la hora de moldear el espacio conceptual que nos es propio. No en vano la psicología moderna, con Sigmund Freud a la cabeza, buceó en los arquetipos que le ofrecía la mitología griega para dar nombre a procesos de naturaleza psíquica como el complejo de Edipo, el de Electra, el de Medea y tantas otras proyecciones de nuestro yo infantil en el mundo de las emociones y los sentimientos consustanciales a nuestra especie.

Hay muchas maneras de acercarse a esa mitología clásica que, como su propia denominación indica, no es más que un

conjunto de relatos (mýthoi) que presentan una estructura, una urdimbre, surgida del asombro (thaumádsein). Quiero decir, de la estupefacción que invade al hombre al comprobar lo ínfimo de su tamaño ante el apabullante mundo que lo rodea. En ese sentido, mitología, filosofía y religión nacen de una misma sensación de pasmo y desamparo (pongamos que al cincuenta por ciento), pero la religión se configura fundiendo mito y ritual en crisoles contiguos que acaban confluyendo en uno solo, la filosofía desarrolla un rigor discursivo, una gimnasia mental y unos planteamientos racionales de los que carece la religión, mientras que la mitología es el resultado narrativo, ni reflexivo ni ceremonial, de la búsqueda de unos valores permanentes y, por lo tanto, victoriosos sobre la muerte que gobierna los destinos humanos.

La quête agobiada y convulsa de esos valores desemboca en la forja fantástica de unos seres superiores que, sólo con ser postulados como existentes, liberan nuestro espíritu de las imágenes de enfermedad y muerte que lo cercan. Desde que nuestra imaginación dio cuerda a esos juguetes espectrales que participan de los deseos, obsesiones, miserias y maldades de los hombres, pero no de su fragilidad y finitud, las cosas se ven de otra manera. Los dioses son nuestra única salida a un exterior que, con ellos como protagonistas del relato, ya puede ser interpretado y explicado de forma coherente por el chamán de la tribu, que va prodigando respuestas a las preguntas, consabidas en su inmensa mayoría, que formula la indefensión.

Las grandes mitologías del planeta responden a esas preguntas de una forma ingeniosa y, a partir de un momento determinado, sobre todo bella. La estética se presentaba, así, en el escenario mitológico, y su presencia suscitaba luces en la tosca oscuridad de los relatos previos a su llegada. E iba

formándose tras ella un carrusel de voces bien timbradas que narraban ad infinitum esos relatos, esos mýthoi que explicaban antes el mundo y ahora seguían explicándolo, pero de una manera especialmente hermosa. Porque todos hemos disfrutado con Homero y con Shakespeare, con Goethe y con Montaigne, pero no más con ellos que con una buena síntesis, narrada con el gusto necesario y la precisión estilística debida, de los grandes conjuntos narrativos que ofrecen al lector las dos grandes mitologías: la griega y la germánica. Al modo inigualable de los hermanos Grimm en las maravillosas, a fuer de infieles, transcripciones de los cuentos que les iban transmitiendo sus informantes durante su labor de campo en el entorno de la ciudad de Kassel (Hesse). Pues bien, si hay un mitógrafo capaz de transmitir auténtica belleza en su narración de los hechos que jalonan la existencia de los dioses y de los héroes griegos, ése es el húngaro Karl Kerényi.

Allá por 2009 vio la luz en Atalanta Los héroes griegos, de Karl Kerényi. Firmaba la traducción Cristina Serna, y llevaba un estupendo prólogo del helenista catalán Jaume Pòrtulas, catedrático de la Universidad de Barcelona. Los dioses de los griegos, el libro del mismo autor que hace pendant con esa crónica heroica, iba a ver la luz por aquel entonces, pero distintas circunstancias, ajenas por completo a la voluntad del editor, hicieron que su aparición se demorase por espacio de once años largos, hasta este año del Señor de 2021. Un año en que aparece por fin dicha obra en la ajustada y elegante traducción española de Jaime LópezSanz, que había sido el traductor de la obra para Monte Ávila Editores, de Venezuela, en 1997, tomando como base la edición inglesa, The Gods of the Greeks , publicada en el

Reino Unido por la editorial Thames & Hudson en 1951. Como la primera edición alemana de Die Heroen der Griechen es posterior, de 1958, constatamos que en España se ha invertido el orden de aparición editorial de las dos entregas mitológicas de Kerényi, precediendo los héroes a los dioses. Un detalle sin ninguna importancia, pues el universo divino y el heroico son claramente diferenciables a la hora de plasmarse en recorridos eruditos como los propuestos por el autor húngaro.

Recordemos que Karl Kerényi (o Kerényi Károly, con el nombre detrás del apellido, como mandan los cánones en Hungría) nació el 19 de enero de 1897 en Timi ş oara (Rumanía), en el seno de una familia perteneciente a la minoría húngara establecida en dicha ciudad, y falleció el 14 de abril de 1973 en Kilchberg, en el cantón de Zúrich (Suiza). Se trata, sin atisbo de duda, de uno de los estudiosos modernos que más y mejor se desenvuelven en el terreno mitológico y, más concretamente, en el de la mitología griega, que conocía como nadie. Muestra reveladora de su magisterio ad hoc es su opus magnum sobre el tema en cuestión, repartido en las dos entregas citadas, Los héroes griegos y Los dioses de los griegos. Tanto una como otra pueden leerse ahora ya en castellano merced a los buenos oficios de Ediciones Atalanta, que las ha publicado con la pulcritud acostumbrada en el sello dirigido por Jacobo Siruela, con quien tantos y tan estrechos vínculos de amistad y afinidades electivas me unen desde antiguo.

Fue Kerényi un excelente filólogo clásico, mitólogo, mitógrafo e historiador de las religiones que no quiso circunscribir su visión de las cosas a un ámbito académico estricto, sino que amplió su vuelo conceptual al espacio de otras disciplinas científicas y hacia otras áreas de conocimiento más ligadas a lo creativo, como la literatura, manteniendo, por

ejemplo, con Thomas Mann una amistad íntima que sólo truncaría la muerte en Zúrich (1955) del autor de La montaña mágica. Antes de 2009, fecha de la edición en Atalanta de Los héroes griegos, el que suscribe sólo había leído dos libros de Karl Kerényi: La religión antigua (traducción española de Pilar Lorenzo y Mario León, Revista de Occidente, Madrid, 1972) e Introduction à l’essence de la mythologie, un libro firmado al alimón por Kerényi y por Carl Gustav Jung (traducción francesa de H. E. Del Medico, Petite Bibliothèque Payot, París, 1968).

En el segundo de estos libros, Kerényi firmaba el capítulo dedicado al origen y fundamento de la mitología, además de dos preciosos trabajos de mitología comparada sobre «El niño divino» y «La niña divina», mientras que Jung se hacía cargo, muy en su línea, de una sugestiva «Contribución a la psicología del arquetipo del niño». En cuanto a La religión antigua, arrancaba con un capítulo titulado «¿Qué es mitología?» enormemente clarificador. De las complicidades de Kerényi con C. G. Jung nos habla no sólo la referida colaboración, sino la cercanía intelectual que siempre mantuvo con el Círculo Eranos, en cuyo centro gravitó desde su fundación como guía supremo el famoso psicólogo suizo de los arquetipos y de lo inconsciente colectivo, discípulo aventajado de Sigmund Freud.

Tanto en aquellos Héroes griegos como en estos Dioses de los griegos Kerényi ha despojado para nosotros, sus agradecidos lectores, todo lo que las fuentes griegas antiguas nos dicen acerca de sus dioses y sus héroes, que es muchísimo. Resulta impresionante discurrir por las fuentes que figuran al final de sendos libros –nada menos que 909 en el caso de Los dioses de los griegos –, pues no hay aspecto o detalle de la vida de un dios o de un héroe griegos que no esté confirmado por la cita correspondiente, como si Karl Kerényi quisiera

demostrar la indiscutible verdad helénica de lo que cuenta, por más que la variedad de fuentes (incluidos escolios y glosas a los poemas e himnos homéricos y a Virgilio, y los corpora de otros autores de gran riqueza mitográfica, como Hesíodo, Apolodoro, Higino o el Mitógrafo Vaticano) haga necesaria la tarea «rapsódica» (o sea, «zurcidora») del nuevo narrador de mitos.

Un narrador que no pretende, al contrario que Gustav Schwab en su célebre título Las más bellas leyendas de la antigüedad clásica (versión española de Francisco Payarols y Eduardo Valentí, Labor, Barcelona, 1953), adornar ni embellecer los mitos antiguos con entintados sugerentes de los lápices originales, ni enriquecer los sueños de las jóvenes generaciones con adaptaciones ad usum Delphini de dudoso rigor científico, como los repertorios mitológicos de Jean Humbert ( Mythologie grecque et romaine , 1847), Thomas Bulfinch (The Age of Fable, 1855) o Charles Kingsley (The Heroes, 1856), sino dirigirse a todos aquellos adultos cuyo interés fundamental sea el estudio del ser humano desde cualquier rama del conocimiento, pues para Kerényi la mitología es, sobre todo, un importante testimonio del pensamiento humanista moderno. Por esta razón dedicó Los héroes griegos ( Los dioses de los griegos va dedicado a Dildil, su esposa) «a los poetas del futuro», acompañando su dedicatoria de dos citas, una del Fausto goetheano («Pues la Tierra volverá a engendrar seres de este tipo como siempre hizo») y otra de Jacob Burckhardt, cuya primera frase reza: «El mito es una postulación universal de la existencia griega».

No faltan en el libro que comienza donde terminan estas líneas, además de las 909 fuentes citadas, una clave de abreviaturas de las fuentes y tres índices particulares de nombres y de términos que figuran inmediatamente antes del

índice general: son éstos un índice de divinidades y personajes mitológicos, otro de nombres geográficos (reales y mitológicos) y un índice onomástico. Esa abundancia de apoyos alfabéticos facilita tanto la mera consulta como la lectura gozosa de una obra que, en mi opinión, es una de las más completas, exigentes y rigurosas que se han escrito nunca sobre los mitos griegos y los dioses que los protagonizan. Nos encontramos ante una de esas síntesis mitológicas que compiten con éxito desde su trinchera narrativa con las mejores obras de la literatura universal. Pocas lecturas puede haber más sugestivas y tentadoras que esta mitología de los dioses griegos, tan bella y sabiamente contada.

Luis Alberto de Cuenca

Real Academia de la Historia

Madrid, 14 de diciembre de 2020

«Sabia, exhaustiva y admirablemente documentada.»

The Times Literary Supplement

«La riqueza relacional establecida por Kerényi entre la psicología y la mitología griega es de tal magnitud que la fertilización recíproca de ambas ramas de la ciencia ya no puede ser puesta en duda.»

Carl Gustav Jung

Este libro tiene su origen en la profunda convicción de Karl Kerényi de que había llegado el momento de escribir una mitología griega que no estuviera destinada a especialistas en estudios clásicos, historia de las religiones o etnología, tampoco a los niños –para quienes había sido adaptada según discutibles puntos de vista educativos–, sino a aquellos adultos que sencillamente desearan conocer, más allá de su carácter narrativo, el profundo significado psicológico de los mitos. Haciendo acopio de una gran cantidad de fuentes, Kerényi nos ofrece una diáfana y a la vez erudita exposición de los mitos griegos más relevantes: la compleja genealogía de las divinidades primordiales, como Océano, la Noche y el Caos, y de los titanes; las diosas olímpicas, entre ellas Afrodita bajo sus diversos aspectos; Zeus y todas sus esposas; Metis y Palas Atenea; Apolo y Ártemis; Hermes, Pan y las Ninfas; Posidón y sus mujeres; el Sol y la Luna; Prometeo y la raza humana; los dioses ctónicos Hades y Perséfone, o el inefable misterio de Dionisos.

De nacionalidad húngara y posteriormente suiza, Karl Kerényi (1897-1973) fue un notable estudioso de la mitología griega y las lenguas clásicas, autor de una copiosa nómina de textos. Mantuvo una cercana y fructífera relación con C. G. Jung, con quien escribió conjuntamente Introducción a la esencia de la mitología, y era asiduo de los encuentros del Círculo de Eranos.

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