Airhón
Airhón, el modelo más extenso de biodiversidad y renaturalización al sur de Europa
Airhón, dios prerromano de la naturaleza y sus aguas, presta su nombre a este modelo regenerativo de la biodiversidad que, a lo largo de 4.000 hectáreas en la provincia de Salamanca , alberga una ganadería bovina autóctona de más de 1.500 cabezas. En apenas ocho años de trabajo, este sistema renaturalizador ha demostrado que la coexistencia del ganado en libertad, los cultivos ecológicos y la preservación de las especies salvajes y predadoras no es sólo posible y rentable, sino la única vía para detener la degradación del planeta.
Sus promotores, Inka Martí y Jacobo Fitz-James Stuart, no se precian de haber inventado nada, sino de saber observar pacientemente los ciclos naturales de la vida y la gratitud del ecosistema cuando se abandona el viejo modelo de explotación agrícola y ganadero causante, según ha probado la ciencia, de la extinción de un 70% de las especies naturales antes presentes en la península Ibérica, de la sequía del suelo, el envenenamiento de sus aguas, pastos y cultivos, y de todas sus consecuencias tóxicas para la salud del ser humano y el planeta.
Se trata del mayor vedado de caza en el sur de Europa y se beneficia de las bondades de la dehesa como ejemplo ancestral de convivencia de especies animales y vegetales , heredado de la agri-cultura de los celtas vetones, asentados entre las cuencas del Duero y el Tajo a partir del siglo V a.C., y cuya huella aún está presente en las canalizaciones naturales del agua, sus bosques alimenticios y sus vestigios arqueológicos.
Con el favor de la dehesa como medio de sustento y la preservación del lobo como especie clave en la regulación del ecosistema, el trabajo de estos ocho años ha logrado una ganadería extraordinariamente sana, que vive en régimen de semilibertad, condición que permite retener la emisión de carbono, y se alimenta exclusivamente de pasto natural y de forraje biológico en los meses de climatología extrema. Además, ha afianzado el cultivo orgánico de cereales que se auto regulan y regeneran volviendo a brotar año tras año; una tierra fecunda por su riqueza en micro-organismos y su retención del agua en capas freáticas, y la proliferación de innumerables especies de animales salvajes que aquí han encon-
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trado su santuario, muchas de ellas en vías de extinción (buitre negro y leonado, gato montés, cigüeña negra, búho real, avutarda, garduña, lagarto ocelado y milano real), y otras que pronto podrían engrosar la lista (águila imperial, grulla, lechuza, aguilucho cenizo, chotacabras, liebre, tejón y nutria).
Y todo ello, bajo la atenta labor reguladora de la especie depredadora reina, el lobo ibérico, que silenciosamente opera controlando la población de corzos, venados y jabalíes fundamentalmente. La presencia del lobo, que regresó a este territorio al sur del Duero en 2017, en concreto a la vaguada conocida por su elocuente topónimo El hoyo de los lobos , ha obligado al cuidado que el ganado se merece, y la consecuencia es que las bajas por sus ataques han ido descendiendo progresivamente desde su aparición hasta la fecha de hoy, quedando reducido este tipo de mortandad a mera anécdota.
La especie bovina autóctona, la ancestral vaca morucha, también en peligro de extinción, se caracteriza por una extraordinaria adaptabilidad climática y su óptima convivencia con los predadores, de los que se protege gracias a su ágil porte y una cornamenta en perfecto estado de conservación genética. El lobo, actor natural y bien alimentado en este ecosistema, no repre-
senta peligro alguno para la especie, que vive y se reproduce en libertad; como tampoco lo es para el ganado lanar, siempre que esté cuidado, vigilado y protegido, ni para otras especies domésticas, o incluso para el ser humano. El lobo es, como aseguran los expertos, el gran protector y regenerador de la biodiversidad que actúa de modo invisible y silencioso: el lobo no se ve, sólo se siente.
En opinión de expertos internacionales que han visitado el proyecto en fases intermedias, el modelo Airhón no es un simple caso de renaturalización o rewilding, ya que se trata de recuperar un sistema salvaje real pre-existente en la península Ibérica del que debiéramos sentirnos orgullosos, porque España es un territorio de diversidad y riqueza natural que no puede perderse.
La finalidad última de sus promotores es que sea un ejemplo a seguir en las ganaderías extensivas de la península como única vía posible para evitar la amenaza desértica que se cierne sobre todo el sur de Europa. Por ello, entre sus objetivos está la creación de un centro de investigación y formación científica agro-ganadera, que posibilite la incorporación de sus hallazgos y experiencia a otras latitudes peninsulares.
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