Formentera, vive el Mediterrรกneo
CamĂ de Sa Pujada
Formentera, vive el Mediterráneo
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Formentera, los colores del paraíso
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Aguas y arenas deslumbrantes
10 Isla de tesoros y aventuras
12 Higueras como catedrales 16 Una isla para conocer desde el mar 18 Mapa geográfico de Formentera e información turística
Playa de Illetes
Formentera, los colores del paraíso
El paraíso es un estado de ánimo. Se basa en un paisaje armónico, lleno de belleza y al mismo tiempo acogedor. En un sentido del tiempo lento, envolvente, profundo. Y sobre todo en la sensación de estar en un mundo cerrado, ajeno a los problemas y los conflictos, lejos de todo. Un mundo abarcable, a la medida humana. Una isla del tesoro. Estas son precisamente las características de Formentera. Formentera es la isla situada más al sur de las Baleares. Y desde los tiempos hippies ha servido para simbolizar al paraíso, la tierra perfecta, el lugar donde se es feliz. El hecho de que se acceda a ella sólo por mar le otorga un carácter romántico. Hay que hacer una travesía, vivir la llegada minuto a minuto.
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submarinismo
Submarinismo
Posidonia
Fondo marino
Ver como Ibiza va quedando atrás, como desfilan los islotes, y cómo de repente la embarcación enfila una tierra llana, con sus promontorios a los extremos.
También las relaciones humanas gozan de esa tranquilidad. Formentera no tiene grandes poblaciones. Sant Francesc de Formentera, el centro municipal y Sant Ferran de ses Roques son poblaciones abiertas, apacibles y agradables. El Pilar de la Mola continúa como un caserío disperso, mientras que Es Pujols es un pequeño lugar turístico.
Una isla que parece salida de un cuento, porque se ve cómo destellan a lo lejos las luces, los reflejos. Como si entrásemos en otra dimensión de las cosas. En cierta manera, eso es cierto. Como isla dentro de otras islas, Formentera es una tierra con sus propias reglas. La primera de todas, no hay prisa. Al ser un paisaje muy llano, el cielo parece muy grande. Y puedes ver cómo pasan las nubes muy lentamente. Los atardeceres son interminables.
Desde hace muchos años, Formentera simboliza el antídoto a las prisas y los males del mundo moderno. Aquí las sensaciones son muy plenas. Tocas una piedra, contemplas el mar de color turquesa, y te entran ganas de ser artista. Porque el encanto, el secreto de Formentera, habla directamente al alma. 5
Cala Saona
sol y playa
Ses Salines
Lo que deslumbra mĂĄs al visitante son las aguas de Formentera. Un mar que va desde el azul muy claro y subido, casi blanquecino, al verde profundo de la arena submarina. La zona mĂĄs espectacular se encuentra al norte, cerca del puerto de La Savina. AllĂ se encuentra la zona de Ses Salines, que forma parte de la Reserva Natural de Ses Salines d'Eivissa i Formentera.
Playa des Migjorn
Aguas y arenas deslumbrantes
Las salinas se extienden por una zona arenosa, dominada hacia el sur por el espejo del Estany Pudent. Mientras que hacia el norte un camino te lleva entre pinares y dunas, hasta el inicio de Ses Illetes. Se trata de un promontorio de arena que se extiende hacia el norte, como si quisiera llegar hasta la cercana Ibiza. 7
Faro de Barbaria
Es un sitio único. Una lengua de arena te permite gozar de dos mares, uno quizás en calma y el otro puede que encrespado. Uno azul oscuro y otro plateado. La arena tan clara contrasta fuertemente con el cielo y el mar. No hay nada más. Es la absoulta pureza del paisaje. La extensión de arena se va estrechando conforme te acercas al extremo septentrional. Hasta terminar en el canal de Es Trucadors. Un pequeño brazo de mar que separa la isla del cercano islote de S'Espalmador. Una estampa de Robinsón Crusoe. S'Espalmador, al que hay que llegar en barca, parece una auténtica isla remota. Sólo tiene dos casas, una playa de arena, acantilados y 8
una balsa de agua dulce en el interior. Es difícil encontrar un sitio donde uno se sienta más lejos de la civilización. La costa de Es Pujols, la pequeña localidad turística de la isla, ofrece una playa muy coqueta. Con la ventaja de un acceso muy fácil y la cercanía de todo tipo de servicios. Es una de las playas más familiares de la isla. Quienes busquen todo lo contrario tienen lugares como la Punta de sa Pedrera. Se llega hasta ella caminando por la orilla del Estany des Peix, un espejo de agua siempre quieto, refulgente. Donde duermen multitud de barcas. En la Punta de sa Pedrera las formas de una antigua cantera parecen escenarios
teatrales. Contrastan con el mar y la silueta cercana de Ibiza. Resultan muy fotográficas y ofrecen numerosos rincones secretos para el baño o para tomar el sol. El otro gran arenal de la isla se encuentra en la playa de Migjorn, el arco sur de la isla. Después de las dunas, donde funcionan algunos chiringuitos que ya son míticos, el mar abarca todo el horizonte. Es una sensación de libertad sin límites. Desde allí se contempla el Cap de Barbaria, como un promontorio rocoso, con el faro que hizo famosa la película de Julio Médem Lucía y el sexo. Además de esas playas amplias, Formentera guarda infinidad de rincones de gran encanto.
azules
Camí de Sa Pujada
Es Caló de Sant Agustí
Esos que permiten gozar de un baño diferente, dialogando de tú a tú con el paisaje. Entre Es Caló de Sant Agustí y La Mola, se abre una costa de rocas, con minúsculos rincones. Medio escondidas entre la roca, encuentras las tradicionales casas varadero, para guardar las barcas. Y la piedra forma plataformas y entraderos para aquellos que saben buscarlos.
Bañarse en Formentera supone gozar de sensaciones muy plenas. Sumergirse en el agua transparente y luminosa, ver el cielo de un azul profundo, sentir la arena cálida bajo los pies. Parece un rito de depuración, una purificación. Algo que no sólo llena de plenitud los estímulos del cuerpo, sino también proporciona una calma casi espiritual. La fusión con el paisaje, con el agua y el sol. La fusión con el universo.
La Mola se levanta entre sombras de acantilados, y deja a sus pies la zona de Es racó de sa Pujada, con unas aguas azulísimas y antiguas canteras de arenisca. Se trata de una visión auténticamente mágica.
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Isla de tesoros y aventuras La singularidad de Formentera empieza por su propia historia. El sepulcro megalítico de Ca na Costa, de 4.000 años de antigüedad, es el monumento más espectacular de la primera ocupación humana de las Baleares. Se trata de un dolmen, construido con grandes lajas de piedra. En el Cap de Barbaria se conservan también varios poblados prehistóricos, y en diferentes cuevas de La Mola han aparecido restos de la misma época. Más tarde, fenicios y púnicos también frecuentaron Formentera, que entonces recibía el nombre griego de Ophiousa, o Isla de las serpientes. Algo insólito, porque ese tipo de reptiles no existe en Formentera. Los testimonios de la presencia romana son patentes. De esos tiempos procede el nombre de Formentera, que unos hacen derivar de Frumentaria (de trigo) y otros de Promontoria (por sus dos promontorios). Los acantilados de La Mola muestran las bocas de numerosas cuevas. Una de ellas, la llamada Cova del Fum, fue escenario de un hecho que apareció reflejado en las sagas nórdicas. 10
Iglesia de La Mola
cultura
Payesa
En el siglo XI, cuando la isla estaba en manos de los musulmanes, el rey noruego Sigurd atacó a un grupo de piratas que guardaban en esa cavidad sus tesoros. Para desalojarlos, hizo bajar un navío vikingo por las rocas, lanzando teas encendidas a la cueva y ahogando a sus ocupantes.
que les obligaba a emigrar a América. En consecuencia, son gente recia, acostumbrada a las dificultades. Se les considera como buenos marinos, y han conservado fielmente sus tradiciones como el cant pagès, de acentos muy morunos y que se canta cubriéndose el rostro con la mano.
Este carácter aventurero seguiría siglos después. En los siglos XVI y XVII, Formentera estaba en la primera línea de la guerra entre el cristianismo y el islam. La isla quedó deshabitada ante los continuos ataques piratas. Se llenó de una vegetación espesa, y dicen que más de un pirata berberisco ocultó aquí el fruto de sus rapiñas. La isla del tesoro.
El vestido tradicional es diferente al de Ibiza. Y llama la atención sobre todo la combinación de esos sombreros de paja y ala ancha que lucen las mujeres con el traje tradicional, de color negro o tonos muy oscuros. En Sant Francesc de Formentera, el Museo Etnológico permite contemplar objetos del pasado de la isla, como los molinos o los artilugios de la explotación salinera.
En el siglo XVIII la isla se volvió a repoblar. Se explica así la iglesia de Sant Francesc de Formentera, tan sólida como una fortaleza, ya que servía también de punto de defensa lo mismo que las torres que siguen atalayando sus costas.
La gastronomía también es peculiar. El peix sec, puesto a secar junto al mar, sirve para condimentar platos como la ensalada. La repostería más popular son las llamadas orelletes, junto con los buñuelos y el flaó (pastel de queso y hierbabuena). Sin olvidar el vino que se fabrica en Formentera o el tradicional vi pagès.
Una de las riquezas de Formentera fue la sal, que se extraía en unas condiciones muy duras. Todavía hoy se conservan los estanques, donde primero se evaporaba parte del agua marina y luego cristalizaba la sal. La isla fue descubierta por los hippies en los años sesenta. Se convirtió en el símbolo del "paraíso, ya". Quedan todavía muchas cosas de esa época: desde la artesanía o los jerseys de lana hasta la música y los mercadillos. La historia de Formentera no ha sido fácil. Sus habitantes han tenido que combatir primero a los piratas, luego a los problemas debidos a la insularidad, a la falta de recursos
Casa típica
Formentera ofrece así sensaciones de aventura, de retorno al pasado. Como en el faro de La Mola, enfrentrado al mar que lleva a Argelia. Una estampa romántica, que recuerda la mención a la isla que hizo Julio Verne en su novela Héctor Servadac. Y que, cada noche, recorre con su ojo de luz la extensión de La Mola.
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Higuera
Higueras como catedrales
Una de las grandes ventajas de Formentera es su extensión: son 83 kilómetros cuadrados sin montañas ni grandes desniveles. Resulta por lo tanto un lugar ideal para trasladarse en bicicleta. Sobre todo gracias a los circuitos verdes que permiten adentrarse por la Formentera interior, por el corazón de la isla, a partir de más de veinte propuestas señalizadas. El paisaje de Formentera sorprende por muchas cosas. Por ejemplo las grandes higueras, cuyas ramas están aguantadas por sostenes de madera o estalons. En su interior se forma una sombra bien particular, que en verano combina las luces y las sombras con los rumores de las hojas. Son auténticas
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naturaleza
Paisaje rural
catedrales de la naturaleza, con largas ramas y una silueta inconfundible cuando se las divisa a lo lejos. No es extraño que en los tiempos hippies fueran utilizadas como auténticas "mansiones".
Además, Formentera cuenta con pinares, sabinares y sobre todo la gran zona dunar que rodea las salinas y la playa de Migjorn. La arena, finísima, está cruzada por raíces de árboles, que parecen esculturas.
Las paredes de piedra que recorren los campos son de poca altura, y en general el paisaje del llano formenterés tiene un aspecto muy bucólico: casas rodeadas por terrenos vallados, ovejas, cabras, viñedos. Todo muy proporcionado, como esos dibujos naíf que tan bien lo representan. Y siempre, en cada rincón, las inevitables lagartijas, que tienen verdes tan subidos como una piedra preciosa.
Una zona singular son los dos estanques, que son como los "ojos" de la isla. Los reflejos que se forman en ellos en las horas del amanecer o el crepúsculo alcanzan unas tonalidades increíbles. Juegos de nubes, azules, grises, tonos rosados o rojizos. Hay momentos en que no sabes cuál es el cielo y cuál el estanque. Como si la isla tuviese dos cielos.
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Ses Salines
El Cap de Barbaria ofrece una visión que llega al alma. Cuando se atraviesa la zona llamada el Pla del Rei, la sensación de soledad resulta apabullante. Sólo una carretera rectilínea, llevando directamente al faro. Y a los lados una extensión casi lunar, de piedra viva. Unas losas castigadas por el sol y el viento que crujen al ser pisadas. Al fondo, los acantilados llenos de gaviotas. Auténticos despeñaderos desde los que divisas el mar rompiendo contra las rocas. Allí se encuentra la famosa Cova Foradada, con una cavidad que te conduce al borde del abismo. Tiene tantos visitantes que se aprecia perfectamente el camino abierto hacia ella en medio del pedregal. 14
La Mola es otro mundo distinto. Al ser un altiplano, constituye una especie de "segunda Formentera". Tradicionalmente se llegaba hasta ella por el llamado Camí de sa Pujada, de un trazado sinuoso y empedrado. Desde allí se contempla toda la isla como si fuese una maqueta, un lugar en el mapa mundi.
paseos
Faro de La Mola
Camí de sa Pujada
Una vez en La Mola, tienes una sensación muy especial. Dominas el horizonte, el mar. Y alrededor tuyo se extiende una geografía minúscula de casas, cercados, pequeños bosques, que casi parecen hacerla infinita. La Mola es un universo cerrado en sí mismo. En ella se encuentra la diminuta iglesia del Pilar de la Mola, cerca de la cual se celebra el mercadillo artesanal cada miércoles y domingo. Esta es una de las citas que no hay que perderse cuando se está en Formentera.
Al ser una meseta perfecta, La Mola puede recorrerse también por su parte exterior. Eso permite conocer lugares sorprendentes. Como Sa Cala, un pequeño varadero situado a los pies de los acantilados, o Cala Codolar, donde durante mucho tiempo desembarcaban las provisiones para los fareros. Las escaleras que suben desde el mar hasta lo alto resultan vertiginosas.
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Una isla para conocer desde el mar Si hay un sitio ideal para el turismo náutico, éste es Formentera. Varios factores convierten a la isla en centro de navegaciones. En primer lugar, la variedad de sus 69 kilómetros de costa, que permiten en poco tiempo conocer y disfrutar de paisajes bien distintos. Las instalaciones náuticas de la isla están en el puerto de La Savina, adonde llegan los ferrys y barcos rápidos desde Ibiza. Se trata de un buen lugar de recalada, con muchos servicios y bien protegido. La existencia de unos ricos fondos marinos explica que el submarinismo sea realmente el "deporte estrella" en Formentera. La transparencia de las aguas y su riqueza biológica hacen que la inmersión proporcione momentos inolvidables. En la actualidad, La Savina es un puerto moderno, con hoteles, restaurantes, comercios y un activo sector de rent a car y de alquiler de bicicletas. A pesar de las innovaciones, conserva todavía su carácter. Desde el puerto se contempla el horizonte de Ibiza y la mole del islote de Es Vedrà al fondo. s’Espalmador
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náutica
Otro destino de muchos navegantes es el islote de S'Espalmador, situado al norte de la isla. Tiene un buen refugio en la bahía de s’Alga, arenales y un paisaje que no se ha modificado en siglos. Las aguas, en este tramo entre ses Illetes y S'Espalmador, adquieren unas variedades cromáticas y una luminosidad muy difíciles de encontrar en otros lugares del Mediterráneo.
Punta Prima
Al este de Formentera se encuentra el saliente de Punta Prima, inmediato al centro turístico de Es Pujols. Y a partir de ahí se recorre la costa norte de la isla, que muestra pequeños acantilados y zonas de roca, sin los arenales del sur. Es una costa con un encanto peculiar, sobre todo en el puerto de pescadores de Es Caló de Sant Agustí. La existencia de un monasterio en La Mola durante la Edad Media dio origen a este diminuto embarcadero, de forma ovalada, alrededor del cual se levantan numerosos varaderos de embarcaciones. Se trata de una de las imágenes más pintorescas de la isla. Los llaüts salen desde allí para pescar más allá de La Mola, y cuando regresan son izados por unas rampas para resguardarlos del sol. Tras Es Caló de Sant Agustí comienzan los acantilados de La Mola, justo en la rinconada conocida como Es Racó de sa Pujada. Un entrante rodeado de acantilados, con aguas turquesas y alguna cueva marina. Parece un paisaje salido de La Odisea.
Es Caló de Sant Agustí
Recorrer La Mola desde el mar supone una experiencia única. Los acantilados se levantan, macizos e impresionantes, como un enorme castillo. Rozan los 200 metros en su parte más elevada. En las paredes se divisan centenares
de oquedades, de cuevas y paredes de piedra casi verticales. Es una zona brava, sin refugios, que sólo cuenta con pequeños embarcaderos como Sa Cala o Cala Codolar. El faro de La Mola, situado a 118 metros de altura, centra la zona oriental de La Mola. Tras pasar la Punta Roja, la ruta nos lleva hacia otro varadero ya en la parte final: s'Estufador. En las alturas se contemplan bosques y torrentes. Se entra así en la extensa playa de Migjorn, un amable arenal que traza una especie de medio círculo y que acaba conduciendo al segundo promontorio de Formentera: el Cap de Barbaria. Al igual que La Mola, es Cap - tal como se le conoce en la isla - supone un auténtico espectáculo desde el mar. Por la majestuosidad de sus acantilados y la abundancia de aves marinas que habitan en él. Es el extremo más meridional de la isla, y tras doblarlo se entra en una zona rocosa, que acaba conduciendo a la Punta de la Galera y la Punta de sa Pedrera. La zona marina que comienza aquí y llega hasta el islote de s'Espardell, situado hacia el este, forma parte de la reserva natural de ses Salines d'Eivissa i Formentera, y ha sido declarada patrimonio de la humanidad por la riqueza de sus praderas de posidonia. Contemplar Formentera desde el mar es como retroceder en el tiempo. Todo está cerca, siempre existe un refugio. Y ver la silueta de sus acantilados de cerca, como si los pudieses tocar, supone una experiencia difícil de olvidar.
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HOSPITAL
ÁREA NATURAL
INFORMACIÓN
ERMITA Y SANTUARIO
FARO
TORRE DE DEFENSA
YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO
MUSEO - MONUMENTO
CICLOTURISMO
ACTIVIDADES NÁUTICAS
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Oficina de Información Turística de La Savina Edificio Estación Marítima Teléfono: 971 322 057 - Fax: 971 322 825 e-mail: turismo@formentera.es Oficina de Información Turística de Sant Francesc de Formentera Plaza de la Constitución s/n e-mail: turismo@formentera.es Oficina de Información Turística de Es Pujols Calle Espalmador, esquina Avenida Miramar e-mail: turismo@formentera.es
Edita: ATB, Agència de Turisme de les Illes Balears, Conselleria de Turisme i Treball, Govern de les Illes Balears Coordina: Dpto. de publicidad ATB Colabora: Consell Insular de Formentera Concepto, diseño y maquetación: dcp3.es Fotografías: © Mateu Bennàssar, Manu San Félix, Jaume Capellà, Manuela Muñoz, Manfred, Pedro Coll, archivo fotográfico de ATB. Foto Portada: s’Espalmador Textos: © Carlos Garrido Impresión: Gráficas Planisi Depósito legal: PM - 0000 - 2010 Edición: Septiembre 2010 Impreso sobre papel Creator Star
Ses Illetes
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