La inteligencia artificial contribuye a que nuestra vida sea más cómoda y también más segura, toda vez que en muchos sectores reduce la siniestralidad. Sin embargo, comoquiera que el riesgo cero no existe, su utilización también irroga daños y ante ellos hay que decidir cuáles son las normas a aplicar: ¿las reglas tradicionales de la responsabilidad civil, esto es, robots equiparados a animales —ex art. 1905 CC—; a los empleados o dependientes humanos —ex art. 1903 CC—, o a cosas peligrosas sometidas a regímenes objetivos de responsabilidad civil? ¿O, por el contrario, habrá de diseñarse un nuevo régimen de responsabilidad civil por los daños causados por la inteligencia artificial? La doctrina y la Unión Europea se debaten entre una y otra fórmula, incluso, se ha ensayado, a modo de propuesta, la creación de un marco jurídico armonizado, con unos principios comunes y con respeto a las regulaciones sectoriales, cuando así sea conveniente.