Apoteosis de la accion

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Primera ediciテウn: Ruta Publicaciテウn テ…rata, Venezuela, Marzo 1980 . Autor: Pedro Flores Segunda Ediciテウn revisada, FUL Zaragoza. Anti Copy-right, Fotocopia y Difunde Zarasufre, Septiembre 2001


EL RAYO PREMONITORIO Sierra del Cadí, de altas cimas, de abrupta belleza secular en la cordillera pirenaica. Cuadro sublime de estructura milenaria, de silencio eterno que armoniza el discurrir intrépido de sus torrentes y el canto de la fauna. Canto libre sin trabas, embeleso óptico, del ritmo en confines que la civilización no había aún impuesto su huella atílica. En sus vertientes, los Rasos de Peguera y en el fondo, como adorno superpuesto, la minúscula aldea en donde cada generación levantando unos metros de muro de piedra y con ello asegurar el recaudo demográfico en su paulatino aumento. Región propia de leyenda, donde el hombre dentro de sus estrechos medios, disfrutaba en contrapartida de la inmensa expansión que agudiza el amor innato a la libertad que lo desprende de las leyes que trepaban de la tierra baja. El hombre por imperativo de su propia naturaleza era, un eslabón más encastrado a la altiva nobleza de su cimas, a la individualidad de sus peñas, a la rudeza de sus vientos y a la sencillez de su flora. En este macizo ambiente, en el pueblo de Peguera, cerca de Berga, nació el 2 de abril de 1908 Ramón Vila Capdevila "Maroto". Su primera infancia, como los ciervos la pasó saltando peñas, escalando picachos y correteando entre breñas, zarzas y trochas, tal cabretillo indolente que necesita los espacios infinitos para dosificar su energía exuberante. Un día de agosto de 1920 ó 21; jornada agobiante a pesar de la altitud, el viento levantino presagiaba tormenta. Cuatro gotas gruesas alcanzan la nuca sudorosa de los batidores -estaban en la era batiendo judías-, su madre le encarga vaya en busca de sacos para cubrir la cosecha en tanto ella la amontona... Instantáneamente un fulgor los ciega, una explosión los paraliza seguida de un hedor de tierra removida y carne quemada. El trueno prolongado anunció que había parido el rayo y al unísono los perros aullaban la muerte-. "El llamp ha caigut a l'era d'en Maroto. La Dolors es moría i el xicot te tota la cara cremada". ¡Destino de los destinados!, cruel e indeterminado. Para él se había hecho cuanto se podía; manos solidarias le habían cubierto las heridas: con ungüento de grasa de culebra y vendado el rostro hinchado con lienzo limpio.... Mientras que para la madre todo estaba hecho.... Pero ¿Y la hermanita?. La respuesta era un nudo en el estómago, una contracción de mandíbulas y una sensación de agotamiento, de fatiga moral. ¿Qué podía él?, niño que la mala suerte perseguía desde la cuna ¡Trabajar!, trabajar con ardor, única esperanza de aquel huérfano predestinado. -"Ten confianza, en Dios, en Él todo es misericordia"-, le dijo un día el cura. Con su mano mutilada se palpó las cicatrices de su rostro; pensó en su hermanita, en su madre y hasta en su padre que casi no había conocido, y recordó los largos días en que las quemaduras le tenían los párpados cerrados, materialmente ciego.

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Recordó las veces que había invocado a Dios con ese fervor místico de ignaro montañés para quien todo lo humano y misterioso es obra del Creador. Las palabras del cura soplaron en su faz como un aliento fétido, teniendo que hacer un esfuerzo para contener el vómito. "Él es justo legislador de toda la creación", "Él, es todo misericordia" ¿Misericordioso quien mata a los padres de inocentes?; ¿Bondadoso quien estropea y desfigura a un niño? ¡No! y alzando su frente roja de cicatrices y sus puños deformados hacia la inmensidad celestial lanzó el anatema a un dios bárbaro y cruel cuya maldad hacía de él su enemigo. Desde aquel instante rompió con Dios. Los que hablan en nombre de Dios le habían dado el primer motivo de odiar, sembrando en su espíritu el grano de la duda que engendró las inquietudes y los gérmenes de la rebeldía, razonando dentro de la lógica del niño que, sin transición, se convierte en adulto. Se puede decir que no hay pan, porque la tierra no da trigo, que las plagas destrozan las cosechas y las epidemias diezman los rebaños, son imperfecciones de orden físico-geológico y bacteriológico de la Naturaleza. Entonces no hay más remisión que la de reconocer la impotencia humana ante los fenómenos del Cosmos. ¡Que se quieran justificar tales calamidades como obra divina de "quien todo lo puede" y que además haya que catalogarlo de "infinitamente bueno", rendirle pleitesía pidiéndole perdón por lo que nos hace sufrir, esto es la aberración suprema. ¡Vivir trabajando!. Impulso generoso, aspiración noble de quien la instrucción no ha convertido en perezoso corporal ante el trabajo bruto, ni ha germinado la idea de la dominación por el saber.... Pero vana ilusión para el niño que siente la necesidad de ser hombre y que el fatalismo, y la indiferencia que engendra, lo integran en el dédalo laberíntico de las mil fórmulas que permiten vegetar en la sociedad constituida. Tarea difícil para un infante y mucho más cuando se es de una aldea del corazón del Pirineo, donde el reloj del tiempo se había encastrado en las modalidades de la vida ancestral del pastoreo y el cultivo de la poca tierra aprovechable. No había otra alternativa que bajar de la montaña hasta donde había llegado caracoleando las vías de comunicación y establecido las factorías textiles, donde a cambio de unos reales los niños rendían un trabajo desproporcionado a su edad. Ramón se ubicó en la Pobla de Lillet, en donde le habían conducido familiares y amigos. En verdad, que lo que perdió en espacio y libertad, fue compensado en parte ganándolo en profundidad y amplitud cerebral. Las 11 horas de encierro cotidiano le impedían saltar de peña en peña y trepar picachos como los ciervos, vadear torrentes, encaramarse a los pinos y abrirse paso entre la maleza como un cachorro ebrio de libertad que tiene necesidad de un constante desgaste de sus reservas físicas y de energía. Pronto descubrió que para el pobre el pan y la libertad son antípodas y que si se quiere lo uno hay que sacrificar lo otro, con el gravante, del que se cercioró más tarde, que el proletariado no disponía de lo uno ni lo otro.

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En la Pobla se le abrieron mentalmente horizontes infinitos y le soplaron vientos de los que, hasta entonces, no había oído el eco. Río arriba se habían establecido fábricas. La burguesía con más espíritu negrero que progresista había buscado los lugares lejos de las grandes urbes, donde la conciencia social se había afincado. Lugares que la voluntad del burgués era ley humana y divina.....Pero también contra corriente treparon las ideas, los periódicos, los sembradores de la buena nueva. En los hogares, campos, fábricas y minas penetraba como suave brisa matinal, como canto de esperanza y justa rebeldía hacia el término final sin interferencia ni concesiones. El "Ni Dios ni Amo", "La emancipación de los trabajadores ha de ser obra de los trabajadores mismos", "Todos para uno, uno para todos" y tantos otros aforismos que traducían en lenguaje claro, diáfano y axiomático las aspiraciones sentidas que hasta entonces no habían tenido reglas de expresión y transmisión. Aquel ambiente cálido se había convertido en fragua candente, en forja de voluntades, en tensión continua y presión atmosférica en la física social y ni las válvulas de descompresión podían frenar la explosión. Como ventana abierta a la aurora, el sol irradió lo más recóndito de las sombras cerebrales de Ramón. Donde entra la luz, germina la vida. Donde hay vida hay esperanza, y la esperanza no es frustrada si en la consecuencia objetiva se pone la voluntad de llegar.... Llegar con el trabajo, con el esfuerzo autodidacta, con la lucha constante y persistente. El voluntarismo contra el determinismo que conduce al fatalismo y la negación. LA IRRUPCIÓN DE LA IDEA LIBERTARIA En la Pobla aprendió las razones, los motivos y los objetivos, hasta allí ignorados, a los que debía consagrar su vida siguiendo el ejemplo de aquellos que, por afinidad sentimental, fueron sus amigos y compañeros de ruta en lo sucesivo. Todos anónimos, para los cuales no se levantarán altares ni capillas, pero que, a medida de su fuerza y capacidad, habían hecho don de su persona a la causa común. Por ellos entró en el sentido cabal de las causas de la explotación del hombre por el hombre. Causas que engendran recíprocamente el derecho de la defensa de los explotados y cuyo efecto era la guerra social entre dos sistemas o mundos antagónicos. En el libro de la vida aprendía a conocer la realidad frente a la hostilidad de un mundo artificialmente civilizado con las existencia de células en pugna, con costumbres y tradiciones que alejan al hombre y a la sociedad de las sanas fuentes de la naturaleza.

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Conoció así lo que eran las ideas libertarias, cómo se desarrollaba la organización y que "querer es poder" como lo demostraron los compañeros del Alto Llobregat y Cardoner que céntimo a céntimo, en 1922, ya editaron su órgano "El Trabajo" confeccionado en imprenta propia, comprada con el aporte voluntario de los confederados. Ya nada le era ajeno y aportaba su entusiasmo juvenil. Sabía lo que era el lock out, cuando la cerril burguesía catalana quiso domesticar con el hambre a los trabajadores del textil y someterlos a la férula de antaño. Pero el Alto Llobregat no es tierra de bueyes, los obreros se mantuvieron inhiestos; es más, responsabilizaron a los alcaldes y al gobernador civil de las consecuencias si en los hogares obreros llegara a faltar el pan. Pero no faltó. La solidaridad obrera fue superior y logró deshacer los mezquinos propósitos de la burguesía. Vivió las épicas jornadas de la militancia confederal contra las hordas del capitalismo capitaneadas por Anido y Arlegui y el consiguiente martirologio de aquella pléyade de obreros que desde hacía años, con un estoicismo ejemplar, libraron una lucha desigual.... Siempre perdiendo, apaleados y derrotados, pero jamás definitivamente vencidos a pesar de los martirios y privaciones que el caciquismo industrial les hacia padecer. ¡Hombres y mujeres sublimes! El quijotismo español no es una leyenda. Lo mismo que el tiempo sazona el fruto y cada árbol le da su calidad, dimensión y color peculiar, las enseñanzas vivas, de una práctica cotidiana fueron formando la personalidad de Ramón. Nadie le influenció, libérrimo y sin coacciones. Treinta años más tarde, cuando emboscado tras un matorral invocaba aquellos primeros balbuceos, tratando de discernir las posibles influencias externas que le habían conducido a ser proscrito de la sociedad, su conclusión fue que él era el resultado de sí mismo y recordaba cuando se le decía: "Que no te ciegue el Ímpetu juvenil, ni te deslumbren los colores del arco iris que surgen después de la tormenta; ni te dejes llevar por la facilidad de los sueños. Primero calma tu Ímpetu, domina tu temperamento, reprime la impaciencia y a continuación procura ver y abarcar, con la óptica del raciocinio, el mundo que nos contorna en toda su extensión, y profundidad". Cuando llegó a esta síntesis ya habían pasado algunos años de su salida de Peguera. Su instrucción había sido paralela con el desarrollo de su corpulencia. Ramón era un sentimental. Su voz fina y apagada parecía mentira que saliera de aquel caparazón. En cuanto a su sencillez y modestia difícilmente era superable; todo ello dosificado en una serena valentía. No impronta, intermitente o impulsiva. Siempre barometrada en un punto fijo.

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LA ACCIÓN COMO HERRAMIENTA DE LUCHA Fue en esta época (1929-30) cuando Vila, cuyo temperamento, además de taciturno es individualista, se le ocurre llevar a cabo su primer sabotaje en una fábrica de la Pobla donde el patrón reemplazó las antiguas máquinas por modernas y con ello un considerable número de obreros fueron despedidos, lo que agravó la situación ya precaria de los trabajadores. Ramón quiso castigar la avaricia del fabricante, aprovechando un sábado por la noche para hacer estallar explosivos en las nuevas máquinas, lo que logra en parte. Del sabotaje salió mal parado; una carga le explotó precipitadamente resultando herido, otra vez, en el rostro y en las manos. Detenido y condenado estuvo en la cárcel hasta la proclamación de la República. Y al anhelante de altura y espacio, se le restringió una vez más al espacio, los límites de su vuelo y recortado las alas. Ya, en las largas jornadas de la fábrica había ido adaptándose a los espacios lacónicos y a las cortas perspectivas visuales, al aire viciado y a la monotonía opresiva orquestada por la estridencia de la mecánica y las poleas de transmisión. El imperativo económico había atado su cuerpo y monopolizado sus brazos...mas se puede aprisionar el cuerpo, agarrotar los miembros, pero ¿quien puede poner vallas al pensamiento? y ¿qué sería el hombre sin esa válvula de escape que sin trabas ni control permite vagabundear a través del tiempo y del espacio? ¿Se puede imaginar suplicio mayor que el que representaría el poder reglamentar el pensamiento, frenar su velocidad o limitar su recorrido? Ramón, en la cárcel, sentía nostalgia de las alturas de sus sierras, pero dentro de lo malo fue una experiencia provechosa. Para Ramón, como todo aquel que tiene ansias de superarse, la cárcel fue su universidad en donde amplió los horizontes humanos, aprendió a conocer ese mundo que son los presidios; ese microcromo que refleja el mundo real con sus vicios, sus pasiones, sus miserias y también la grandeza de las grandes causas. Aprendió a escribir correctamente, a saber seleccionar sus lecturas, al tiempo que, escuchando documentadas peroraciones, confrontaciones y polémicas, llegó a profundizar hasta la raíz los problemas inherentes a las cuestiones humanas. Aprendió Ramón, para lo sucesivo, que el mayor agobio para el preso era el problema familiar, problema del que estaba libre -su hermana ya ganaba para ella- y habiendo ya pasado lo peor que son los cuartelillos de la guardia civil, las jefaturas de policía, el entrar en la cárcel, sin estar pendiente del "próximo interrogatorio", le pareció entrar en el "templo de la bonanza" y aceptó con su parsimonia innata la nueva situación en espera de "tiempos mejores", por lo que no desesperaba.

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La cárcel fue llevadera, puesto que entre cuatro muros le habían abierto las posibilidades de navegar a través del Cosmos, penetrar en la intrincada selva de la Sociología, recorrer el dédalo de las religiones y descifrar los atributos de la moral. Contrariamente a Bakunin y a Francisco Sabaté, para quienes el encierro era la tortura permanente, la antesala de la demencia. Con todo y pese a esta facultad de adaptación de Vila, ello no quiere decir que no le pesara el encierro y no fuera obsesión suya el deseo de estar libre, pues, parodiando al ilustre manchego "no hay contento en la tierra que iguale alcanzar el de la libertad perdida'". Por su mente desfilaban, unos nítidos y transparentes, otros nebulosos, difusos y atropellados, los recuerdos donde se amalgamaban la cresta del Canigó con la nave de la fábrica de la Pobla de Lillet. Las piedras blancas y el aroma del espliego, el tomillo, el romero y la resma de los pinos con el olor de los aceites industriales, la inclinación a la vida libre del oso pirenaico, del hombre esclavo, de él mismo.... ¿Y el sabotaje? No se arrepentía a pesar de las consecuencias ¿Y por qué tenia que arrepentirse, cuando gracias a la "santa" dinamita algunas familias tenían asegurado el condumio? Sentía sí, una especie de pesadumbre, de náusea que le embargaba cuando intentaba conciliar la contradicción: ¿Por que destruir, cuando lo que se precisa es construir, crear para facilitar la producción, la abundancia con menos esfuerzo? ¿Por qué en>lugar de destruir las máquinas no se suprime el patrón?. Al patrón se le sustituye inmediatamente por otro igual o peor. El sabotaje le hace reflexionar y los trabajadores continúan en sus puestos. Falsa solución, absurda y hasta criminal. Cierto, pero es la cruel alternativa en la sociedad capitalista y hasta que estas contradicciones no sean socialmente resueltas tendrían que cantar la dinamita y hablar las pistolas. Entre las miles cuestiones que en permanencia se debatían en la cárcel entre los reclusos, eran precisamente las variantes y los conceptos de la violencia en el terreno social lo predominante. En estos debates se llega hasta el fondo de los recursos mentales, históricos y didácticos, desmenuzando, tamizando y alambicando hasta el extracto, barajando a Tolstoi, Ghandi, Rolland, Ryner, Bakunin, Malatesta, Rousseau. Sacaba Ramón la conclusión de que la violencia era como los glóbulos en la sangre de la sociedad: había que depurar el cuerpo social y para ello no había otra alternativa que "el cirujano de hierro": la Revolución. Pero mientras ésta se produce la propia sobrevivencia del espíritu pacífico, solidario y fraternal que ansia esta depuración tenía que recurrir a la violencia por imperativo de autodefensa contra la desnaturalización que obliga al hombre a vivir como las moscas en la podredumbre de la gangrena. Y acuciante le asaltaba otro interrogante: ¿Hasta dónde nos conduce la acción revolucionaria en el periodo de preparación y defensa de los intereses de los trabajadores?. Y en su aspecto ético: La violencia individual y colectiva ¿es compatible con la idea anarquista? -8-


Estos dos interrogantes le ensimismaban en un mar de contradicciones que buscaba conciliar la secular lucha entre el corazón y el cerebro. El darwinismo en su lucha por la existencia que al adversario se impone por la violencia y el kropotkiniano apoyo mutuo. Trayectoria y finalidad, evolución y revolución, la ética anarquista y la violencia revolucionaria que le indujo a recorrer la vida de todos los prohombres del anarquismo, estudiando su vida y tamizando su pensamiento y ejecutoria, llegando finalmente a la conclusión del "Trestres" de la Pobla, veterano militante que a pesar de estar amputado de una pierna y tener "poca ortografía" era la bestia negra de los mozos de escuadra y de la guardia civil de aquella cuenca, en donde no había cuartelillo en que los vergajos no le hubiesen molido las costillas, ni cárcel de la comarca de la que no hubiese sido huésped obligado. Este, en unos de los días que discutían sobre la cuestión, le manifestó: "Aquesta gent en lloc de cor te un toxo, amb ells no es pot dicutir sino a tiros" (Esta gente en lugar de corazón tiene un ladrillo, con ellos no se puede discutir sino a tiros). La rebeldía y la acción revolucionaria eran un producto de la sociedad capitalista, bien que no había que hacer consumo de ellos como único fruto que alimentara nuestras esperanzas. Su decisión fue tomada sin términos medios; al enemigo había que combatirlo con todos sus medios y comprendido sus propias armas. ¿Puede bastarle a uno el tener aspiraciones e ideas de transformación y temperamento para actuar? En estos aspectos estaba al cabo de la calle, el caso consistía en la interpretación de la vida militante y manera de ajustaría y hasta dónde se podía racionar para ser útil y consistente. En primer lugar se imponía colocar la realidad de las obligaciones y su persona en las debidas proporciones para guardar esa consistencia a sabiendas que era uno de los depositarios de la herencia espiritual, que en todo momento y circunstancias tenía que hacer honor a ella con el ejemplo y la moralidad. Que ese ejemplo acumula sobre el militante un sinfín de sinsabores que tenía que medir bien y calibrar sus fuerzas y tenacidad frente a los medios y potencia del adversario y particularmente conocer el grado de su perseverancia para no ser como efímera mariposa que quema sus alas al primer contacto con la llama. Concluyendo: Que para hacer el recorrido militante con agilidad y sin entrabas, no debía cargarse del lastre familiar, que no solamente obstaculiza la libertad de movimiento, sino que además era una fuerza absorbente y desmoralizadora. ¿Romper la argolla o remachar el eslabón? Lo mejor sería no empezar a trenzar la cadena, la experiencia ajena asilo aconsejaba. Recordaba en su aspecto anecdótico, cierta asamblea sindical de militantes que en defensa de la dignidad colectiva, quería responder con la huelga indeterminada a la provocación de la empresa. En la asamblea no faltó quien se manifestó contra la huelga "porque tenía hijos", al que un maño chungón les respondió: "Habértelos comido fritos con tomate", También involuntariamente había recordado una de las leyendas sobre Pancho Villa, cuando recorriendo las llanuras mexicanas llamando a sus huestes para la insurrección llegó al bohío de uno de ellos a invitarle, que le siguiera. La contestación fue: "No puedo

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Pancho, tengo hijos".- Villa descargó sus revólveres, sobre los pequeños: "Ya no los tienes, puedes seguirme". La familia, se decía, era una de las más sólidas trabas para el revolucionario y objeto de consecuencias y sufrimientos para sus allegados. Él, cuenta tenida de su independencia en este orden, las consecuencias de su actividad las sufría solo. Las rejas limitaban su libertad de movimiento físico, pero su pensamiento, la imaginación, volaban sin pesantez hasta los más atrevidos espacios estelares, sin el contrapeso de la duda que oscila entre el deber consciente de unas convicciones y la responsabilidad contraída al formar una familia. Ramón admiraba estos hombres cuyo disimulado estoicismo no era perceptible ni por los más agudos psicólogos, sólo mucho más tarde llegó a comprender la grandeza del alma de aquellos hombres que hacían gala de dosis exageradas de optimismo, alegría y jovialidad, mientras que por la noche se torturaban pensando en si los hijos habrían cenado y la dura jornada que esperaba a la compañera para "llevar unas perras al hogar." Centrando el análisis en los constantes vaivenes de los pro y contras, la expansión sentimental con sus goces físicos y espirituales, el objetivo concreto de un deber libremente impuesto, había una opción a determinar. Ramón determinó: para entregarse al fragor de la lucha sin reservas, había que hacerlo enteramente, sin lastre ni ramificaciones que frenaran el impulso, ni trabas que zaparan los propósitos. Nunca crearía una familia. UNA REPÚBLICA QUE NO CAMBIA NADA El 14 de abril de 1931 la República es proclamada. La primera manifestación popular es abrir las cárceles. Ramón vuelve a la Pobla con el doble regocijo: el de la libertad recobrada y la esperanza de que en España se iniciaba una nueva etapa de libertad. Prerrogativas que a todo lo largo la historia no había disfrutado el pueblo español y que una vez más serla aprovechado por los políticos de tinte democrático para no hacer honor a sus compromisos. Aceptó, como tantos, la República como mal menor, que no tardó en mostrarse tan celosa de la defensa de las oligarquías como la fenecida monarquía, en cuanto las promesas de republicanos y socialistas no fueron más allá de las cataplasmas de pata de palo y ungüentos de curanderos y charlatanes. Su encarcelamiento le evitó de hacer el servicio militar, cosa a la que no estaba dispuesto a someterse y particularmente cuando se vive a un paso de la frontera. Tenía entonces 23 años. No encontrando trabajo en la Pobla, ni tampoco estando muy entusiasmado de volver a una fábrica textil, en donde los salarios eran de hambre, se fue a trabajar a Figols en las minas de carbón. Trabajo más insalubre y peligroso, lo que en parte no disgustaba a Ramón ya que en cierta manera sentía la necesidad de emplear su fuerza y le gustaba lidiar con el peligro.

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Además que en Figols se ganaba bastante más y el número de compañeros cenetistas era mucho más denso que en la Pobla. La República, al decir de los republicanos ahora, falló por no haber republicanos. Se decía entonces, y continúa diciéndose, que la cnt y los anarquistas boicotearon la República. Sólo es verdad en parte; no hay que ocultar que la organización confederal dificultó una política que no era la que España necesitaba, ni la que el pueblo esperaba de la República manipulada por los reaccionarios: puesto que fracasó por no haber republicanos. Si la República, republicanos y socialistas, en lugar de buscar componendas a base de claudicaciones con la reacción, hubiesen confiado en el sentir instintivo del pueblo, hubieran por muchos años salvaguardado el régimen y evitado la sangría de la guerra civil y 40 años de oscurantismo. No fue así; toca a todos sacar las enseñanzas debidas. En cuanto a la cnt, tampoco la experiencia puede ser baldía. Le faltó madurez y capacidad para hacer uso adecuado de sus recursos y posibilidades, haciendo un insensato despilfarro de reservas que bien coordinadas y empleadas inteligentemente, los resultados hubiesen sido otros. La carencia de los poderes públicos, la indolencia, la incuria se hizo sentir en las comarcas del Alto Llobregat y Cardoner como en el resto del país. En diciembre de 1931, después de 5 meses de negociaciones, se firman las bases del arte fabril y textil, que la burguesía no cumple... En enero, el diputado por Manresa, Juan Selvas y Carner, decía en las Cortes (recordamos que estaba dorando la píldora para conseguir el Estatuto): "En Berga, aparte la Colonia el Rosal y la casa Asensio, el incumplimiento de las bases es absoluto. Las tejedoras debían cobrar lo mínimo 37, 40 pesetas, y lo más que cobran son unas 32; las rodaderas de 33, 40, cobran 27-28 pesetas; los peones de 42, 50, entre 33 y 36. En Navas los obreros de una fábrica que tenían que ganar 39 pesetas, cobraban 35.. Anteriormente en Gironella habían despedido 400 trabajadores por no querer llevar 4 telares, cerrando la fábrica. En Balsareny cerraron las dos fábricas Soldevila, dejando unos 700 sin trabajo. Por otra parte Paco Madrid en su obra "Film de la República Comunista Libertaria" escribe "Tanto en las empresas explotadoras de su cuenta minera, cómo los caciques de ella; entre los que se encontraba el Conde de Figols, habían mantenido al proletario en su hora de abuso de autoridad, o sea los años de dictadura, en unas condiciones de trabajo impropias de un país civilizado"....."En Figols, hasta el 14 de abril, se trabajaban 8 horas y media a partir del primer golpe de pico -no cuenta el tiempo que se emplea desde la bocamina y el trayecto por las galerías hasta llegar al tajo-. El trabajo en las minas de carbón de Figols es el más duro de toda la región catalana".

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Las huelgas intermitentes en 1930 y 31 habían sido muy duras por la intransigencia de la patronal y los resultados nulos. En Cardona, la huelga de julio a septiembre se acababa con el despido de 56 mineros. En Suria, dos huelgas perdidas en 1930, Nueva huelga accidentada que termina con un compromiso. "En las tres escuelas de Suria no cabían más que 200 niños en una población escolar de un millar" (El Día 10-12-31). En Sallent, huelga de la construcción que dura 14 semanas, en las minas las cosas no eran diferentes. En Manresa, conflictos en la metalurgia, madera, piel, etc.. al igual que en las otras localidades. Conflictos y malestar que sin proponérselo conduce al movimiento insurreccional. El lunes 18 de enero de 1932 el ramo textil de Berga va a la huelga por incumplimiento de las bases de trabajo; los mineros de Figols, en huelga, dicen que ya están hartos de los procedimientos de la empresa minera, que bien asesorada quería que aquello continuara siendo un feudo y los trabajadores, siervos sin más derechos que el que la misericordia de los amos tuviera bien a concederles. No siendo éste el parecer de los trabajadores dicen: "Para extraer el carbón del fondo de la mina nos bastamos". Así pura y simplemente, se hacen cargo de la mina sin tan siquiera recurrir al más leve acto de desconsideración hacia la dirección y paniaguados que forman la cohorte de los estados mayores y alabarderos de la empresa. El 19 declaran la huelga general, se desarma al somatén, la guardia civil y a los "lulú" de la mina. A la guardia civil se le dijo, que se les descargaba de la responsabilidad del orden del pueblo y alrededores al mismo tiempo que del peso de sus fusiles y pistolas. Tampoco se le dio en el morro a más de un civilón que bien se lo merecía. En cuanto a la iglesia solo se fue a colocar el estandarte rojo-negro en su campanario, ídem en el Ayuntamiento.... Y ya está proclamado el Comunismo Libertario en Figols sin pegar un tiro y ni tan siquiera repartir un bofetón. No se colgaron a los burgueses ni a sus lacayos, no se descuartizó a ningún cura, ni se violaron a las monjas, ni se incendiaron iglesias ni se asaltaron las tabernas ni bebido el aguardiente. El miércoles 20, el movimiento se desplaza Llobregat abajo y Cardoner arriba. Sallent, Balsareny, Puigreig, Navarcles, etc. Huelga general en Manresa, proclamación del comunismo libertario en Suria y Cardona. Aparte Manresa donde resultó un guardia civil herido, en toda la comarca no se derramó una gota de sangre en los 4 ó 5 días de comunismo libertario. Ello más que nada molestó a los que hubiesen querido vociferar contra el barbarismo ingénito de los anarquistas. Esto humilló la obcecada soberbia de los gobernantes y tildando a los cenetistas de "bandidos con carnet" descargaron la ciega represión.... La caza del hombre fue un hecho. La ruindad salió de sus antros y la delación fue su cometido y el despido de los lugares de trabajo de los militantes más destacados. Se sumaron a centenares, entre ellos 104 fueron deportados a Villa Cisneros y los otros a las cárceles y

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barcos en Manresa y Barcelona. Entre ellos Ramón Vila. Al igual que la represión, fue llevada con la aceleración de paso de carga, y palos de ciego con repercusión en toda la península, la liberación de los presos fue parsimoniosa y llevada a cabo con tiento, y de no haber sido por la "Sanjurjada" del mes de agosto (que dicho sea de paso fueron los trabajadores que la hicieron fracasar), no cabe duda que mucho tiempo hubiesen pasado los deportados en las inhóspitas tierras del Sahara español. Vueltos los deportados a sus lares y los presos a la calle, puede decirse que del movimiento insurreccional no quedan otras secuelas que la de haber quedado muchos sin trabajo y el divorcio acentuado de los trabajadores con los republicanos. Después de unos 6 meses de prisión gubernativa, ya que ninguno de los detenidos por los acontecimientos fue procesado, incluso los deportados, en las Cortes, Barriobero, Sediles, Balbotín y algún otro, presentaron una moción pidiendo al gobierno renunciar a la deportación y examinar el caso de cada uno de los detenidos por los tribunales regulares. Ponían de relieve que los delitos que se reprochaban a los que iban a deportar estaban previstos en el Código Penal, por lo que no había razón para no procesarlos regularmente. La argumentación fue mucho más densa, sobre los procedimientos policíacos, poniendo especial acento: "El que fijando la Guinea como lugar de deportación, el gobierno republicano viola cínicamente la Constitución que apenas acaba de ser votada, puesto que un artículo de la misma fija que un español no puede ser proscrito a más de 250 km de su domicilio y la Guinea está a 8.000 km de Barcelona". El gobierno propone un voto de confianza, las cortes rechazan la proposición de los federales por 150 votos contra 14. Los radicales y la Esquerra Catalana se abstienen. Estos últimos felicitan al gobierno por la enérgica represión pero pidiendo clemencia para que la deportación fuera en un lugar menos insano que Fernando Poo. Los socialistas y los republicanos votaron la deportación. Decíamos que después de 6 meses de encierro primero en Manresa y después en Barcelona, Ramón vuelve a estar en la calle, y se encamina cuenca arriba. En Figols no hay trabajo para él, se queda en Berga donde alterna su trabajo entre la jornada campesina y leñador. Trabajo que le agradaba, pues además de ser independiente estaba en el aire libre, bien que no nadaba en la opulencia. Apenas encontraba jornadas para cubrir sus necesidades y la escasez de medios se compensaba con su independencia y las placenteras jornadas que en busca de setas se tiraba con Saleta, Marcelino Massana y algún otro por aquellos pinares. Volvió a la mina de Figols en febrero de 1936 en donde le parece que su presencia será más efectiva que en Berga, en espera de acontecimientos que ineluctables, se vislumbran En esta expectativa, entre problemas y conflictos, se produce el 19 de julio de 1936. -13-


Cuando la revolución quedó consolidada. Las minas y demás industrias colectivizadas, Ramón se dijo que su puesto estaba en el frente saliendo de Manresa el 7 de septiembre con la columna Tierra y Libertad. En la misma centuria se encontró con Massana, con quien compartió las vicisitudes de la campaña por los frentes del Centro. Operando, bautismo de fuego, en Maqueda, Talavera de la Reina, Bargas de Toledo, Sierra de Gredos (Avila), La Adrada, Sotillo; todo ello ante un enemigo mejor pertrechado y organizado que nuestras milicias. A mediados de octubre el frente es desbordado por el enemigo que había, en un movimiento envolvente, tomado posición detrás de nuestras líneas y ocupado San Martín de Valdeiglesias, prácticamente en las puertas de Madrid, obligando el repliegue de todas las fuerzas del sector y entre ellas la columna Tierra y Libertad que se establece en los márgenes del Tajo, las serranías de Guadalajara y Cuenca, sector relativamente tranquilo, aparte que alguna u otra excursión en terreno enemigo y la ofensiva italiana en marzo de 1937 por Brihuega. Ramón al no querer ser militarizado aquellos días, se reintegró a su trabajo en la mina de Figols. Ramón prefirió volver a la producción, bajar al fondo de la mina colectivizada por acuerdo asambleísta que había nombrado como director a Maximiliano Puertas Puertas, compañero y entrañable amigo de Ramón. En Figols estuvo hasta la pérdida de Cataluña y evacuación a Francia. UN EXILIO QUE NO SATISFACE Ni que decir tiene que Vila tenía otros amigos en Figols y otros lugares; pero entre todos, como entre todas las personas se perfila, se destace el más afín. Bien que a veces, para evidenciar y dejar mal parada la lógica, esta amistad se cimienta en el contraste. Puertas le llegaba al hombro a Vila, y en peso como mínimo lo doblaba. Maximiliano era de temperamento nervioso, no impulsivo, ágil como un felino, mientras que Ramón flemático, acompasado y parsimonioso como un toro en pradera. Juntos estuvieron en el campo de concentración de Saint Cyprien, pasando lo de todos los concentrados. Allí se separaron. Puertas fue enrolado por fuerza en una compañía de trabajadores. Estas compañías que el gobierno francés imponía como contrapartida del derecho de asilo, compuestas de refugiados españoles y mandos franceses, se regían

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teóricamente según la legislación civil y militar francesa. Así que sobre el papel tenían los mismos derechos que los enrolados por sus quintas, o voluntarios sí llegaba el caso. Vestido, el paquete cigarrillos diarios, los 50 céntimos, la consideración debida al individuo y además el subsidio familiar. La llegada a Francia de los refugiados fue una especie de maná que llovió sobre el país al declararse la guerra. Mano de obra barata, soldados "económicos", puesto que la mayor parte, sin familiares de primer grado en Francia, no tenía subsidios, siendo su costo mínimo. Hemos dicho "los mismos derechos", pasando de largo los detalles y precisiones que necesitarían un volumen. Eran compañías empleadas a los trabajadores de unidades de ingenieros, fortificaciones, refugios, etc. Cantidad de refugiados fueron hechos prisioneros por los alemanes bajo el uniforme del ejercito francés y en lugar de conducirlos a los campos de prisioneros de guerra y ser tratados como tales, según la convención de Ginebra, fueron arrojados a los campos de concentración, y exterminio alemanes. Para los españoles prisioneros no existió ningún tratado jurídico sufriendo o pereciendo en aquellos antros sin que el gobierno francés, ni su Ministerio de Prisioneros pensara en prestarles el menor aliento como era su obligación, como hacía con los franceses, interviniendo para liberar los enfermos, mandándoles comida. Para los españoles movilizados no hubo más que incuria y mala fe dejando muchos miles de vidas en los campos de la muerte. Puertas, enrolado en estas compañías, murió durante la retirada que hundió el frente francés. Ramón antes de ser uniformado prefirió la alambrada y jugárselas en el Pirineo. Propuso a Puertas, acompañarlo.... ¡Pero tenía una mujer y un hijo, y él no era Pancho Villa!. EL LLAMADO DE LA MONTAÑA PIRENAICA Y otra vez tenemos al Maroto de los picachos pirenaicos. Pero ya no es chaval esbelto y ligero como un cabretillo ebrio de espacio que escala cimas y salta entre barrancos y trochas al instinto de las inclinaciones subconscientes de ser libre. Ahora tiene que alejarse cada vez más de la "civilización", de la sociedad del hombre para sumar uno más en el retablo de la fauna, flora y materia que la forma y vivífica dándole color y movimiento al agreste panorama. El espíritu libre que se desprende del peso muerto de la mezquindad y se abre espacio hacia la superestructura del individualismo, no para ser más sino para no permitir ser menos… Decir como Espronceda: "Allá muevan feroz guerra Ciegos reyes Por un palmo más de tierra Que yo tengo aquí por mío

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Cuánto abarca el mar bravío A quien nadie impuso leyes ¿Y si caigo? ¿Qué es la vida? Por perdida yo la di cuando el yugo del esclavo como un bravo sacudí" Ya no era el cabritillo. Era el adulto que la experiencia le había enseñado, no solamente de donde emana y ubica el peligro, sino también los cebos y trampas del cazador siempre en acecho y de los cuales lo esencial era no ponerse nunca ante su punto de mira; y a la vez para evitar ser cazado, convertirse en cazador. Era el continuó nunca acabar, la aplicación homeopática, la cura del mal por el mal. El sempiterno problema de la violencia se replantea, lo que le hace recordar el Trestres: "Amb aquest bestia no hi ha mes rao que el tir al cap", lo que receptaculaba el aforismo malatestiano: "Contra la violencia que oprime, la violencia que libera". Tenía Ramón 32 años ¿Cuál había sido su vida hasta allí? La de centenares de miles de libertarios españoles, siempre batiéndose contra corriente con algún que otro precario remanso. Y ahora, en su atalaya entre Galia e Iberia, sin otra disyuntiva que: a un lado la sumisión, el conformismo la esclavitud consentida, y al otro, la muerte o por muy suavemente que fuera tratado, con largos años de presidio. A la alternativa ya había decidido: ni con los unos ni con los otros, conmigo mismo y contra todos. Como Manelic, en la tierra alta combatiría al lobo de la "térra baixa" temblando el pendón de la dignidad de un pueblo mancillado. Se readaptó a dormir sobre los guijarros, a trepar en los árboles, a fijar los pies y, dejarse llevar por la ley de gravedad en las pendientes, conocer los pasos, colocar lazos a los conejos y perdices que le proporcionaban opíparos, banquetes con recetas culinarias de su invención, dado sus conocimientos de los vegetales, de cuyas hojas, tallos y raíces hacía suculentos potajes cuando no le obligaban a comerlos crudos. Conocía la hora por el sol, las balmas, cuevas y desniveles para guarecerse y ocultarse, las pistas y senderos transitados por la guardia civil -que dicho en su favor procuraban deambular por lugares despejados y bien visibles para evitar toda posible sorpresa, pues también en ellos el miedo guarda la viña. Su oído y olfato se agudizaron, a distancia sentía la presencia ajena y con sólo ver la posición de las nubes y el sentir del aire ya sabía el tiempo que se avecinaba. Todo ello comprendida la solidaridad de los campesinos, leñadores, pastores, contrabandistas y del contacto con los compañeros de aquella zona y su resistencia física, permitió a Ramón, valga la frase, ser uno de los "reyes de la montaña". Rey sin sujetos, bien entendido, pero lo suficiente para tener en jaque y ser, con

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Marcelino Massana, el fantasma maligno que tanto sueño malograra a sus enemigos, tanta indigestión perturbara y tanto miedo causara a caciques, fascistones y civileros durante cantidad de años y todo ello con el natural regocijo del pueblo que festejaba cada "trastada" que hacía. Ambos fueron catalogados como dignos sucesores de Roca, Guinardá, Pere Pau, Pere Planas y tantos predecesores que contra reyes, virreyes, obispos y feudales habían recurrido a la guerrilla social en las mismas comarcas del Cardoner, Bages y Alto Llobregat. Massana era natural de Berga. También de muy niño quedó huérfano y a pesar de ser recogido por una tía suya, por quien Marcelino ha sentido siempre y manifestado un amor filial, también las pasó de ordago. Con Ramón se conocían desde niños; juntos actuaron cuando el movimiento de Figols en 1932. También juntos salieron con la columna Tierra y Libertad y años más tarde juntos se encontraban por la misma causa y en idénticas condiciones en los espacios bergadinos. En ocasiones procedieron juntos, pero las más de las veces cada cual actuaba por su cuenta, salvo las eventuales circunstancias, que el conjunto era requerido. Ello se adaptaba mejor al temperamento de ambos y al mismo tiempo servía de sistema de diversión al producirse simultáneamente acciones a muchos kilómetros de distancia una de la otra. La relación entre ambos era intermitente, pero siempre que era útil o necesaria la comunicación entre el uno y el otro se hacía casi espontáneamente mediante los "correos" naturales que eran los campesinos, pastores, enlaces orgánicos etc. Lo que no quiere decir que esa falta de relación constante, aconsejable para su propia seguridad, hacía que a veces se encontraran sin saberlo en un mismo sector lo que les costó más de una carrera. Como por ejemplo, cuando Ramón vuela los Carburos de Berga y Massana, que acaba de "aterrizar", tuvo que largarse más que aprisa. Siendo también a la inversa y en otras ocasiones era Vila quien se presentaba de improvisto en la misma área en el preciso momento que el otro hacia alguna de sonada. LA RESISTENCIA FRANCESA El vivir a salto de mata no les impide de estar bien informados de lo que sucede al otro lado de la frontera y la nueva situación que se iba creando conforme se iba debilitando el nazismo en la conducta de la guerra. Mientras tanto, a tenor de las estaciones climatológicas -también según el despliegue de las fuerzas adversas-, durante varios años apareció Ramón en las altas zonas pirenaicas, las estribaciones del Cadí o cuesta abajo hacía la comarca del Bages o la cuenca del Cardoner en donde la nieve inexistente no puede facilitar las pistas. Pero en Francia se organizaba la resistencia contra el fascismo, con unos medios materiales de combate que los aportaban los aliados los cuales superaban, en mucho a los que en España se podía

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contar y con los cuales se podían montar operaciones de envergadura. Partía del principio como la mayoría de los españoles, que derrotando al fascismo en Europa, caería el español y de ahí su determinación de internarse en Francia para participar en la resistencia. Pasó a Francia en 1943 y por documentación insuficiente fue detenido en Perpignan y haciendo "el pagés" saltó a la primera ocasión que le ofrecieron a trabajar por los alemanes, siendo enviado por la organización Todt a una cantera. Era lo que el quería, puesto que documentado y hasta se puede decir respaldado por los alemanes en, caso que los gendarmes franceses se hicieran los curiosos, le daba el debido tiempo para otear y sin precipitaciones entrarse en donde se había propuesto. En la cantera, en Bedarieux, estuvo hasta febrero 1944, justo a tiempo cuando la policía franquista metía la nariz interesándose por él. Pero durante aquel tiempo Ramón ya había establecido contactos con la resistencia integrándose en el grupo "Menessier" cerca de Limoges, especializado en los envíos, por paracaídas, de armas. En abril se integra en el "maquis" del Bosque de Rochechouart (HauteVienne) en donde pudo ejercer una actividad más dinámica y adaptada a su modo de ser: los sabotajes. Para seguir los pasos de Ramón y poder hacer una relación cronológica de su actividad, es hoy trabajo imposible. Pues sólo se podía haber conseguido a base de testigos que muchos ya no existen o no se sabe su paradero y además, nunca hizo otra cosa que cobijarse en el cerrado anonimato. Se sabe que participó en centenares de sabotajes, uno de los más importantes fue la voladura de un tren lleno de fuerzas cuando pasaba un puente sobre el río Vienne, cerca de Saint Junien y el que, parece, tuvo más consecuencias trágicas, pues fue para vengar este acto que tuvo lugar la terrible operación de castigo contra Oradour-sur Glane. El jefe alemán ordenó fríamente la exterminación de todo el pueblo sin consideración de edad ni estado. El pueblo fue sorprendido a las horas que los obreros estaban en sus ocupaciones y los niños en la escuela, (42 niñas y niños y la maestra de 24 años). Todos, grandes y pequeños, jóvenes y ancianos fueron conducidos a la iglesia donde fueron quemados vivos, 1.500 habitantes. 200 guerrilleros, donde iba Ramón y otro español, organizan una contramarcha, atacando la división SS "Das Reich" cerca de Oradour sur Veze (el Oradour que realmente tenían que represaliar los alemanes y confundieron Glane por Venze). Rodean el pueblo. Los alemanes se baten, muchos escapan, pero un núcleo importante queda cercado en las casas y sufre la misma suerte que ellos habían impuesto a los habitantes de Oradour sur Glane. En el maquis de la región se hizo famoso con el nombre de capitán Raymond, siendo en realidad él, el eje del grupo, aunque como jefe rezaba un capitán de los Servicios Secretos. Caso idéntico sucedía en donde españoles refugiados estaban

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con grupos franceses. Éstos los mandaba un oficial francés que podía ser muy capaz en la guerra convencional, con conocimiento de balística, cartografía y teoría militar, pero peces en la guerrilla, por lo que la experiencia de los españoles fue muy apreciada e inclusive determinante. Vila, como la mayoría de los españoles que intervinieron en la resistencia francesa, actuó abiertamente en todos los combates que se presentaron, pero siempre se negó, de manera sistemática, en tomar parte en operaciones de limpieza o escarmiento. Frente a frente, en lucha abierta se jugaba la vida. Pero ni durante la guerra de España, ni en la resistencia en Francia y después en el Pirineo, jamás quiso intervenir en ejecuciones ni en represalias de ninguna especie. Para él, el enemigo vencido ya no era enemigo y matar un indefenso no es propio de seres humanos. Tiempo después de la liberación de Francia, cuando se hablaba de maquis de la forét (bosque) de Rochechouart se recordaba aquel español que lo alentaba y animaba, pero claro envuelto con el velo del silencio, pues Francia tuvo particular interés en querer significar que la liberación de su país se debe al sacrificio de sus patriotas, y de ninguna de las maneras se puede eclipsar a sus glorias nacionales. ¡Cómo decir que los primeros tanques que llegaron a Paris fueron los españoles de la División Leclerc y que el comandante de las fuerzas alemanas de la capital se rindió a un extremeño!. Francia quedó pronto liberada de alemanes a excepción de la bolsa de Royan, enclave en el Atlántico donde los alemanes se hicieron fuertes. Después que los nazis atacaron a Rusia, saltándose el tratado Ribbentrop-Molotov, los comunistas una vez más hicieron su viraje de 180 grados y la "guerra capitalista" que en nada les afectó la convierten en "guerra patriótica" en la que había que intervenir. Esta influencia de los comunistas franceses la aprovecharon los comunistas españoles para imponer que en Francia no hubiese más fuerza armada que la de Unión Nacional. Lo que lograron en bastantes regiones y les permitieron hacer algunas fechorías contra "los enemigos de Unión Nacional", las que se hubieran ampliado de no pararles los pies a tiempo. Los españoles que habían actuado en las unidades de FFI y no querían encuadrarse militarmente eran mandados a las unidades de Unión Nacional. A Ramón y a bastantes confederales que estaban con él los mandaban a ponerse a las órdenes de Unión Nacional en Pau. Estuvieron allí el tiempo de ver el panorama. Los unos volvieron a sus lares, otros se fueron al batallón Libertad compuesto esencialmente por confederales y en donde Ramón mandó una compañía (La región militar de Burdeos no pasó por las horcas caudinas del Partido, por lo que se explica una unidad militar española no staliniana).

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1945, ESPAÑA DE NUEVO Limpia la bolsa del Atlántico y Francia liberada, Ramón ya nada tenía que hacer en Francia. No estaba hecho para dormir sosegadamente en blandos colchones, ni entre cuatro paredes. Su organismo se había compuesto de un movimiento continuo no durmiendo más que al acecho y sobre el césped, los guijarros o en las ramas de los árboles. Regresa a continuar la lucha que siempre fue la suya, ya que mientras el fascismo era derrotado en el mundo, nuestro pueblo continuaba avasallado, con fusilamientos en cadena y la agonía lenta en los presidios de docenas de miles de antifascistas. Y otra vez, con el fuego interior de su propio estímulo, surca incansable los espacios pirenaicos con su imperturbable andar que hizo que alguien le llamara "el judío errante catalán" andando por los caminos eternos para alcanzar la justicia social. Ramón se sentía atraído por una causa que lo conducía al sacrificio libremente consentido. Además Ramón era equilibrio y voluntad, aunque obstinado y hasta testarudo, manifestaba saludables inquietudes que incitan el andar con el ímpetu de sangre joven, el corazón ávido y generoso de alma sedienta, de los pocos que entregan su existencia para que prevalezca la Vida. Ramón pisaba con firmeza y miraba de frente, desde la altura del hombre, no pedía clemencia ni perdón y al estar la justicia ausente se consideraba con el derecho de ejercerla, no batiéndose contra molinos de viento sino contra el brazo armado del verdugo, a sabiendas que en tan desigual pelea dejaría la vida. ¿Qué hizo Ramón durante 18 años en que continuó guerrilleando por la comarca?. Nadie puede ya explicarlo. Las docenas de sabotajes, los encuentros con la fuerza pública, los grupos a los cuales sirvió de guía y tantas miles de cosas más que llenarían varios volúmenes.... De tantos hechos conocemos algunos que el espacio no permite desarrollar aparte de los más destacados. En junio 1949 Ramón, "Llaugi", como le llamaban los compañeros o "Ramóni Llaugi Pons guía de la CNT" como constaba en las fichas de la policía que hasta muy tarde no llegaron a saber que Llaugi y Cáraquemada eran la misma persona, entró con un grupo por Palau. En las puertas de la Pobla de Lillet deja a la mayor parte del grupo con Francisco Denis "Catalá" que un mes más tarde, detenido se suicidaría en Sallent, marchando él con el hermano menor de los Sabaté, Manuel y Helios Ziglioli, joven libertario italiano que iba a Barcelona a integrarse en la lucha clandestina. En el trayecto hacia la base que debía encargarse de conducir los dos jóvenes a Barcelona tuvieron un encuentro con la guardia civil, donde resultó muerto Helios. Ramón y Manuel despojaron al caído la documentación y la pistola y reemprendieron el camino por itinerario diferente, dando largos rodeos para no caer en alguna emboscada puesto que era de temer que la fuerza pública los andaría buscando.

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Ello naturalmente les condujo a una penuria de víveres y cerca de Calders, fue Llaugi quien se aproximó a una masía, en tanto Manuel se quedaba vigilante oculto a cierta distancia. Dentro de la casa estaba la guardia civil, caso fortuito sin duda, y al darse cuenta de ello Ramón huyó velozmente perseguido por los disparos de la fuerza pública. Próximo, había un abrupto barranco por el cual se lanzó de cabeza. Cuando se bajó a reconocer lo más profundo del despeñadero, Ramón había desaparecido; en el suelo fangoso por las recientes lluvias, habían quedado marcadas las rodilleras del pantalón de pana del fugitivo y un rastro de sangre. Por su parte Manuel también huyó. Caminaba por sitio desconocido para él y en plena noche y en su deambular al día siguiente llegó próximo a Moya, donde esperaba poder coger el autocar hasta Manresa, donde fue detenido. De esta aventura era la que Ramón tenía el resquemor más agudo de todos los inconvenientes y contrariedades que en su vida furtiva había experimentado. Helios muerto y Manuel preso (fue ejecutado el 24 de febrero de 1950 junto con Saturnino Culebras). Al acercarse a la masía, aquella vez, como siempre, lo hacía con la perspectiva de un encuentro desagradable, y como era normalmente esencial en todo guerrillero, tenía prevista según la configuración del terreno, el lugar y forma de despegar en caso de sorpresa. Y como lo tenía previsto, al surgir la guardia civil, Ramón arrancó hacia el lado opuesto de donde estaba Manuel a efecto que los milicos pusieran toda su atención sobre él, y dejar a Manuel libre de opción. Esta vez Ramón había sido herido en el hombro, lo que le dificultaba lo suficiente para actuar sobre un terreno quebrado, el más favorable en los momentos de huida, impidiendo además, el despliegue de la fuerza pública lo que beneficiaba a Manuel, Denís Cátala le diría, que aquél había sido detenido. Aquella experiencia había sido la más desastrosa de la azarosa vida de Ramón, un muerto, él herido y otro detenido que pronto sería pasto del garrote. Estos percances, gajes y primores del guerrillero, lo apenaron mucho. Le pesó fuerte la muerte de Manuel, del cual se sentía algo responsable, haciéndole sufrir. Ramón se llamó lo peor, por no volver donde estaba Manuel en lugar de despejar para el lado opuesto; de haberlo hecho podían haberse salvado los dos. "Error, le decían los compañeros, lo más seguro es que hubieseis caído los dos. La distancia a recorrer era mucho mayor, por lo tanto más posibilidades de ajustar el tiro y tumbarlo para siempre. Además en el fragor de la acción, Manuel con toda seguridad se hubiera descubierto e intervenido para cubrirle y al fin de cuentas el balance hubiera sido peor".

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Nadie, ni los propios hermanos de Manuel, le hicieron la menor alusión de censura o reproche por la conducta o comportamiento de Ramón en aquel viaje donde la suerte les fue contraria y el propio Ramón herido. Otro evento afectó enormemente a Ramón, y la insistencia persuasiva de los que se relacionaban con él, hubo de ser intensiva para evitar que él, tan flemático y ponderado, se lanzara como un toro en furia deliberadamente al suicidio, cuando se le acusó de la autoría del asunto del Puerto de Tosas, en el que resultó una inglesa muerta y su marido seriamente herido. Diremos previamente que no creemos a Ramón, en estado normal, capaz de un acto gratuito semejante. Cuando ha disparado sus armas siempre ha sido en batalla frontal o en legítima defensa como sucedió en Bañólas el 25 de abril de 1946, cuando tuvo que soltarle un tiro al guardia civil José Godé García que empuñó la pistola para detener a Francisco Sabaté. Pero al igual que no fue, pudo haber sido, pues de errores y pifias semejantes los anales están repletos en todos los horizontes. El mejor gramático comete faltas ortográficas, el mejor matemático errores de ecuación. ¿Por qué no un guerrillero? Supongamos que al ver un coche inglés llama la atención del guerrillero; que lo hace parar con la simple intención de recordarle que en España impera el fascismo, que el gobierno inglés no ha mantenido sus promesas o simplemente decirle que un ciudadano inglés no debería venir a España a aportar divisas y oxígeno al régimen franquista, y continuemos considerando, que desde la altura de la vanidad de sujeto de Su Graciosa Majestad Británica, mira desde dos siglos de distancia al haraposo mendigo español y le espeta su indiferencia y su desprecio, al tiempo que hace un gesto de asco como para hacer pagar al intruso la ofensa a su orgullo señorial.... Y lo fatal se produce, el paria en lugar de doblar el espinazo para que el señor desahogue su cólera con el rebenque o la humillación le da al gatillo con plena consciencia que defiende su vida, y más que su vida, el honor y la dignidad de un pueblo que no es de bueyes. Que Ramón no interviniera en nada altera el fondo de la cuestión y aunque no se justifique se comprende que el fuerte estado de tensión nerviosa al encontrarse en parejas circunstancias y lo que representan en aquel instante mismo los antagonistas, frente a frente de unos que llevan batiéndose durante treinta y pico de años con un súbdito de una nación responsable de tal estado de cosas. Hemos partido del supuesto que los guerrilleros a sabiendas que la acción del puerto de Tosas, montada al detalle a no dudar por los servicios franquistas, les resultó a las mil maravillas y con resultados más favorables que los previstos. Pues no solamente en España la prensa servil elevó al cubo "el crimen atroz de unos forajidos para robarles. Bandidos sin Dios ni ley... que asesinan y desvalijan a turistas inocentes" Corean los plumíferos "nacionales". Pero también en el extranjero el hecho tuvo su resonancia. La prensa sensacionalista se amparó del hecho haciendo eco a la franquista, convirtiendo a Ramón en un jefe de forajidos. -22-


Igualmente por insistencia de la diplomacia franquista, el Ministro del Interior francés permite, y posiblemente ordena, que los servicios franceses pongan a disposición de la policía franquista fichas y datos concernientes a Vila y a otros muchos antifascistas. Las fotografías de Ramón Sabaté y otros procedían de los servicios de identidad francesa. Consignamos para la historia, que en los reportajes rocambolescos y hasta folletines, la prensa franco-inglesa, sobre "Tete Brulée", nunca hizo mención que "Cabeza Quemada" y el "Capitán Raymond" eran la misma persona, el que recogió a cantidad de ingleses enviados por Londres para la resistencia en Francia y el que tantas veces se jugó la vida por la libertad de Francia y que frente a la abdicación de éstos ante la tragedia española y la indiferencia del mundo, continúa su lucha contra los mismos enemigos por lo cual ayer en Francia era, un héroe y un asesino hoy en España. Huelga decir que contados fueron las personas y los periódicos que hicieron alusión a esta lógica y al peso de más de 20.000 tumbas españolas que jalonan grandes latitudes en Europa, África y Asia. Incluso la prensa confederal en el exilio fue excesivamente discreta en el asunto. Vila tuvo la satisfacción de ver que gozaba de la confianza de los compañeros, aunque sabía que de la calumnia siempre algo queda, personalmente se ciscaba en cuanto podían amontonar sobre él. Sabía lo que le esperaba y ello lo dejaba indiferente, lo que no priva que la acusación no lo indignara . No por el perjuicio que personalmente podía aportarle y el daño que le causaba al mezclarse en semejante "pot pourri", puesto que no tenía la vanidad ni el interés, como tanto fatuo, de adornar su nombre de aureolas para la posteridad. Su indignación partía que a través de tantas mentiras tabuladas, no era solamente a Vila quien se intentaba dañar, sino al Movimiento libertario y las ideas. Al mismo tiempo su situación personal se hizo más difícil. Pues la ida a Francia quedaba vedada o corría el riesgo de ser detenido y conducido a la frontera y entregado a la policía de Franco que no dejaría de reclamarlo como delincuente común. Esta situación jurídica preocupa a los compañeros, facilitándoles el viaje para América del Sur. Pero como Ramón afirmaba, donde tenía cuentas que arreglar era en España y no en las Indias. ULTIMAS GESTAS Y MUERTE Estamos en julio de 1963. La montaña deliciosa, el clima ideal, pero ha perdido su bucólica quietud. Los trabajadores de los aledaños aprovechan los fines de semana para oxigenarse los pulmones al tiempo que se entretienen buscando setas, sin temor de saber que a veces se movían a la vista del "bandolero". Es más, muchos se desplazaban exprofeso con la esperanza de poder verle, estrecharle la mano

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como hombre fuera de lo común. Ni que decir tiene, que Ramón, no veía en la montaña más que aquellos que quería ver. En esas épocas solía desplazarse a lugares menos concurridos, pues entre los inofensivos buscadores de hongos, no faltaban los sabuesos enviados a olfatear, lo que representaba un peligro, más que para él, para los contactos. Emprendió lo que será su último recorrido. Su trazado: Solsona, Cardona, Manresa y desde allí decidir. Pues nunca hacía planes de largo alcance a sabiendas que siempre surten los imponderables de índole que hace variar las intenciones iniciales. Con el paquetage que ya conocemos, desciende con el paso acompasado de aquel que tiene mucho que andar y que dispone de tiempo, puesto que nadie le espera; salió Ramón de la periferia de su campo habitual de operaciones. Todo era cuestión de no dejarse ver y, de ser visto, no señalado. De todas formas lo mejor era no ser visto, por lo que se internaba por los bosques más tupidos y los terrenos más accidentados, permitiéndole andar de día la mayor parte del tiempo. Pasando, a una prudente distancia de Solsona, cerca de Clariana se interna en la sierra de Pinos, siguiendo el Cardoner. Pasa largo tiempo observando de lejos La Coromina bajo el brillante reflejo del sol en las montañas de sal que circundan Cardona. En Pala se alejó del río. Le pareció prudente pasar alejado de Suria, encaramándose hacia Camps y Fals. En las torres de Fals, al pie de la quebrada y de la iglesia feudal, mana una fuente en donde llenó las cantimploras. Al ser la noche relativamente clara, Ramón decidió seguir el curso de la carretera poco frecuentada, cortándola en ciertos lugares hasta S. Juan de Vilatorrada donde internándose por el bosque empezó a escalar el Coll-Baix, eminencia que domina la comarca de Bages. Allí amaneció al día siguiente, con una ligera neblina que cubría el fondo como un mar en calma, emergiendo a lo lejos como vigías graníticos los picos, de Montserrat, San Llaurens y Montcau; atalayas que cubren el llano con sus prolongaciones de una parte hacia Castellgalí y por la otra hacia Vílumara y Rocafort que proseguían hasta los contrafuertes pirenaicos. Mira al noreste emergiendo la sierra del Cadí, hasta el Canigó y allí a sus pies, casi tocándola con la mano, Manresa sumergida entre colinas. Buscó lugar adecuado para dormir, poniéndose en marcha hacia el atardecer, siguiendo el declive de la colina a través de la línea de ferrocarril que va a Lérida. Se para unos instantes en el túnel del ferrocarril, el que prefiere rodear. En la Font de la Reí completó su dotación de agua. Sigue el margen de la riera de Rajadell hasta el "Cort Blau" donde toma un baño prolongado.... Sigue la vía férrea, la que deja a la izquierda llegado a los desniveles de "can Prim" y lanzando un vistazo panorámico vio que el lugar se prestaba. Aunque no muy lejos de la vía del tren, el lugar era suficientemente aislado. Su propósito era la línea de alta tensión que alimentaba Barcelona.

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Busca un lugar aparente para pasar la jornada; eran cerca de las 2 de la madrugada del 2 de agosto. Era materialmente imposible volar dos torres en lo que quedaba de oscuridad y extremadamente imprudente precipitarse. Ya debidamente instalado en lo alto de un montículo lo suficientemente enmarañado para no distinguirse nada humano y lo bastante práctico para otear toda presencia a distancia, con una sierra a metal, una cantimplora de agua y las inseparables pistolas, va al pie de una pilona de las que empieza a entallar dos de sus cuatro patas. Trabajo que le ocupó dos largas horas y casi una cantimplora de agua. El ejercicio y el calor le hizo dar largos tiempos además de la que había vertido para suavizar el paso y evitar el chirrido de la sierra. El alba se anunciaba en la lontanía, cuando Ramón, llegaba a su refugio. Puede decirse que lo más largo y cansado estaba hecho, o sea los profundos cortes en las dos patas de la torre que, a la presión de la explosión, harían bascular la pilona por la parte más débil. Después de dormir, puso Ramón una particular atención en comer substanciosamente, pues nada más peligroso -esto lo saben los montañeros y contrabandistas- que ese vacío, que se produce en el estómago que inhabilita para todo esfuerzo paralizando hasta los miembros. Para evitar estos "trancazos" unos azucarillos, o unas galletas bastaban; pero lo aconsejable era partir bien alimentado y preparado, para toda eventualidad pues las jornadas venideras para él serían agitadas. Después de comer, tomar café y fumarse un cigarrillo, pasó inmediatamente a los preparativos del sabotaje después de trazar mentalmente el itinerario a seguir inmediatamente después del hecho. Su primera intención fue la de volar solamente dos pilones, sólo disponía de dos lápices detonantes en dos horas y unos 30 centímetros de mecha simpática. Después decidió que fueran tres, sincronizando las explosiones lo máximo gracias a un método artesanal de su invención. El sistema, que ya había dado resultados apreciables (el de estar lejos al momento de la explosión con un mínimo de mecha) consistía en graduar con un doble decímetro velas de un mismo calibre o diámetro. Con ello llegó a cronometrar casi con exactitud matemática el espacio que la bujía consumía en 10, 30, etc. minutos y horas. Conociendo la distancia, a dos horas, perforó con una rama caliente la bujía Por el centro, donde introdujo, la mecha lenta que forzosamente tenía que prender al llegar la llama de la bujía a su altura. En lugar de dos, serían tres las pilonas, pensando que el mejor lugar para el repliegue era hacia la fuente del Roura, donde, además de hacer provisión de agua, no había medios de comunicación, lo que induciría, en caso de movilización de la

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fuerza armada, agruparse hacia la carretera de Fonellosa, o sea a lo opuesto de su dirección. Resueltos estos problemas tácticos, Ramón se emplea al trabajo práctico. Regula, las velas a dos horas de consumo, perfora e introduce la mecha -pone dos velas para mayor seguridad-, mientras que en el otro cabo han sido empalmados dos fulminantes que a su vez serán introducidos en las cargas de plástico previamente amasado hasta convertirlo en pasta moldeable. Hizo lo propio con los lápices detonantes y la mecha simpática, únicamente que ésta no necesita fulminante por ser ella misma detonante. Las cargas preparadas, queda a esperar la hora propicia. Para engañar la espera, empieza por recoger su equipaje y buscar dos o tres losas o piedras llanas para que la luz de las velas no sean visibles y, al mismo tiempo, evitar que sean apagadas al soplo del viento. Después de forma discreta llevó sus bártulos cerca de la vía. Nos hacemos pesados al deshilar cantidad de detalles insignificantes, lo comprendemos; pero séanos permitido decir que fue gracias a esta meticulosidad y método que le permitió al guerrillero aguantar tantos años en el monte. La oscuridad es completa y Ramón afanado ha sujetado con cinta aislante las cargas en las dos primeras torres. Llega a la tercera. Con el cuchillo hace un hoyo al pie, después de asegurarse que la mecha introducida en la bujía continúa soldada o solidificada con el plástico, coloca las dos velas estabilizándolas en el fondo. Asegura los panes de la carga. Cubre las bujías contra una posible visibilidad todo y dejando el suficiente espacio de aire. Hace un rápido recuento de sus movimientos, todo está conforme. Prende fuego a las bujías, queda espacio de unos segundos hasta asegurarse de su combustión normal. Se acerca a las otras pilonas, presión sobre el lápiz, el ligero chasquido indica que el líquido está liberado y que dentro de un par de horas hará junción con la materia que originará la explosión. Operación que repite en el último castillete. Mira la hora, las 10 y media. La explosión tendrá lugar en la primera hora del 3 de agosto. Ya estaba lejos, pero lo suficiente cerca para, en la serenidad de la noche oír dos explosiones casi simultáneas.... Esperó en vano la tercera "Habrá fallado" se dijo. Aquello le puso de mal humor, lo que hizo que contra su acostumbrada prudencia en menos de 20 horas volvía a pasar por allí, cerciorándose con singular contento que las tres explosiones habían tenido efecto. Trató de rememorar si una de las explosiones fue más fuerte que las otras, cosa que le fue imposible situar. Sacando la conclusión que la onda de choque de una de las explosiones había hecho estallar la otra.

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Pasa la jornada en las inmediaciones de la fuente del Roure. El sentido le aconsejaba aguantar unas 24 horas más en un lugar como aquel que a nadie se le ocurriría ir en su busca. Pero la curiosidad le aguijoneaba como si lo empujara hacia el fatal desenlace. La misma noche del 3 reemprende el regreso con la intención de ganar la zona de Caldera, Orista y alrededores. Apenas amaneció que desde cierta distancia ya estaba Ramón enfocando los gemelos hacia el campo de operaciones del día anterior y cuya conclusión ya sabemos. Allí pasaría la jornada y por la noche emprendería el camino. El 5 de agosto, a eso de las 2 y media de la madrugada se reaprovisiona de agua en la fuente de Antius, no lejos de Suria. Pasó el Cardoner por la pasarela del lugar, cruzando la carretera que seguiría paralela, internado en el bosque hasta la embocadura de la carretera que ubicaba entre Sallent y Balsareny. El amanecer del día 6, ya le sorprendió en territorio de Balsareny, esperando con su habitual paciencia la noche para reemprender su itinerario. Seis de agosto por la tarde. El comandante de la guardia civil de Balsareny ha reunido sus subordinados para darles órdenes severas para reprimir el robo de frutas y hortalizas que eran víctimas los campesinos. En Balsareny, pueblo industrial y minero, se agolpó cantidad de asalariados de las zonas más pobres de España, acudidos después de la guerra, para poder ganar para vivir, lo que hasta trabajando era un problema conseguir. Estos inmigrados, más pobres que los del pueblo, con más problemas por lo tanto (alquileres más caros, compra de muebles,., etc para instalarse, las familias separadas) en lo que cabe llamar lucha por la existencia, no encontraban otra salida que la del saco por la noche; con el natural perjuicio y descontento de los campesinos. Las órdenes fueron breves y concretas. Había que hacer escarmientos, por cuatro ladrones no podían estar constantemente movilizados. Las fuerzas fueron distribuidas en diferentes apostaderos, recalcando que "por la noche todos los gatos son pardos"... y que fácilmente se pueden producir "accidentes". A eso de la una de la madrugada del miércoles día 7 de agosto, un cabo y dos números estaban apostados en la Creu de Parelló, término de Castellnou de Bages, allá por las proximidades del castillo de Balsareny. La noche era tibia y agradable. Una de esas noches que hace agradable el dejar Pasar las horas tumbado admirando la grandeza del Cosmos. Pero los guardias no tenían fibra poética y se encontraban a distancia astronómica de tal euforia, lo que situándoles en su debido lugar hay que decir "que echaban chispas por las muelas", -27-


tal era el humor mal disimulado contra uno, contra otros y contra todos. Los unos por salir con el saco. Los otros por protestar y aquel por mandarles a pasar la noche en vela y contra el propio vecino de servicio al que no miraba con ojos precisamente de terciopelo porque cada cual no se fiaba de la mitad de la cuadrilla. Así, con tal predisposición, el silencio de la noche hacía llegar un tenue ruido de un paso que se aproximaba. Como raposas al acecho, sin necesidad de indicación los tres se preparan como movidos por un resorte automático. Las armas se encaran a la dirección con el ansia insoportable de exteriorizar la rabia acumulada, haciendo pagar al osado el precio de su desvelo. Era cerca de la una de la madrugada del 7 de agosto de 1963, cuando a trasluz de los luceros transparentes aparece una silueta sobre la cual descargan sus armas.... seguido del "alto" innecesario. Es la noche del 6 de agosto: Ramón ajusta su mochila, da un vistazo al campo que va a abandonar, a efecto de ver si olvida algo o deja huella de su paso y emprende lo que en definitiva será su última caminata. Mediante un cordel y un contrapeso, llena las cantimploras de agua en un pozo y sigue su camino. Pensaba con goce manifiesto, la poca gracia que haría la jugarreta de las tres pilonas, dos por el suelo y la otra sin reparación posible sobre el terreno. "Lo urgente, era largarse prudentemente, la policía siempre opera por rutina en el sector geográfico de los hechos". Eran las 10 y media, dentro de unas horas vadearía el Llobregat. Andando hasta el amanecer; pasaría el día en las quebradas que existen entre Avinyó y Oristá. De allí se inclinaría ligeramente hacia el sur en busca de la accidentada topografía de Calders, en donde vería cómo y cuándo emplearía el plástico que le quedaba. Sonreía pensando en esos campesinos de los montes del Bages y los situados en las estribaciones y contrafuertes del Pirineo, como sus colaterales de la montaña, que llevaban tantas cosas vistas, generación tras generación, pero que desde tiempos ancestrales no "ven" nunca nada, "nada" saben ni "nada" oyen cuando se les pregunta. Tanto han visto por aquellas montañas entre bandas armadas oriundas de las guerras civiles, los ejércitos de una u otra fracción, los bandoleros y el somatén; que aquella gente hizo de la prudencia su regla de oro transmitida por la vía de la experiencia desde la época ancestral que ha hecho del campesino, pastores y gentes de las masías, unos viejos zorros "que no se mojan sin saber con quien se juegan los cuartos". Divagando sobre lo mismo, recordaba Ramón los tantos encuentros con estos: "Se acercaba lo más naturalmente del mundo. Este también muy "naturalmente" atareado no lo había visto venir -cuando el muy ladino a hurtadillas hacia rato que lo -28-


venía observando-. Con toda simplicidad, si lo cree oportuno, deja su herramienta, se acerca a la sombra de un árbol o de un ribazo, donde parsimoniosamente empieza a destornillar el tapón de la bota; al "Bon día" del visitante, se vuelve sin sorpresa, como aquel que no lo ha visto llegar. Según facha o impresión le contesta. Intercambian dos o tres frases banales y el campesino vuelve a su azada, como indicándole al visitante que la audiencia ha terminado. Ahora si la "psiquis" del payés se acomoda, es él quien lanza la conversación, ofreciéndole un trago, invitándole a que se siente para liar un cigarro a la sombra. No es necesario que te presentes ni te expansiones en los casos especiales como el de Ramón, pues ya lo había visto venir y sin saber quien era, lo sabía sin querer saberlo. Así que diciendo sin querer decir como en las más inocentes de las pláticas: "Ves aquella masía, pues los abuelos eran carlistas el hijo requeté y somatén y el nieto falangista y estraperlista. Es ahí donde la guardia civil viene a firmar el registro de misión; en cambio detrás de aquella loma no creo que nunca se haya visto ningún guardia.... Los payeses siempre tenemos trabajo, cuando termine este maizal, subiré a arrancar las patatas que tengo en aquel altozano que allí se ve... Allí hay una buena barraca cerrada con llave, que para no perderla la dejamos en un agujero, que hay encima de la puerta. Dentro hay una buena chimenea, un puchero, sartén, aceite, sal y vinagre. La leña no falta, en cuanto a agua hay un font de Clot (manantial) y patatas a voluntad". Ofrece otro trago, y sin mas calor expresivo se levanta para proseguir su labor. "Anda y buena suerte" repercute en su mente con ternura y agradecimiento a tantas personas nobles que han sido la base y el eje de la lucha social... "Anda" e instintivamente sintió algo anormal pero demasiado tarde. Ya había visto las lenguas de fuego contra él disparadas y sentido en su pecho el golpe seco y el quemazón del proyectil al tiempo que tenue, apagado, como si vinieran de muy lejos, le llega el eco de los disparos. Había caído en una celada; un día tenía que producirse. Entonces nada pudo contra las fuerzas ciegas de la naturaleza que no elige sus víctimas. Sabía que ello se produciría y ya se encontraba en el hecho concreto. El salto definitivo. Intentó la instintiva defensa, pero sus brazos no obedecieron su pensamiento. Pegó, como queriéndolos unir, los pies con fuerza en la tierra, pugnando por mantenerse en pie, erguido como siempre había vivido: digno y altivo y hasta provocador contra aquello y aquellos que degeneran y los que defienden y amplifican la degeneración. El último soplo se su vida se ubicó en su cerebro como una chispa meridiana indicándole el final del recorrido, largo, accidentado, rico en acción e inconmensurable en la esperanza que fue su existencia . ... Como onda etérea, telégrafo árabe o tam-tam africano; desde las cúspides pirenaicas, por montes, colinas y valles de la comarca del Bages, Cardoner y Alto Llobregat se lanzaba un alarido de dolor y contestado por doquier como un eco lúgubre:

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-"El Maroto es mort, l'han matat las cademeres" (apodo a la guardia civil). Bien que los elementos y acontecimientos de este ensayo biográfico está casi en su totalidad fundado sobre hechos reales; debemos avanzar que no son de una exactitud y rigurosidad histórica en particular en lo que corresponde a ciertas fases literarias. Ahora bien, todo cuando se dice de Ramón tanto en intervenciones, conducta y moralidad es verídico.

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Ramón Vila Capdevila En la zona de Rajadell, cerca de la vía férrea, y al iniciarse el día 2 de agosto de 1963, se produjeron tres voladuras casi simultáneas; tres voladuras de otras tantas tórrelas o castilletes de conducción eléctrica, en el lugar conocido por "Cam Prim" en el término municipal de Rajadell. Dos de aquellas torretas sufrieron grandes averias pero quedaron en pie. La tercera cayó entera a tierra. Habían sido aserradas dos de sus patas y colocado material explosivo "plástic" en las otras dos,... Sobre la una de la madrugada del miércoles pasado,, día siete, un cabo, que con dos guardias civiles, estaba apostado en La Creu de Perelló, término municipal de Castellnoou de Bagés, allá por las proximidades del Castillo de Balsareny, vio avanzar a un hombre por un estrecho sendero que en dirección al Castillo iba. -¡Alto ala...! El cabo no pudo terminar la orden conminatoria; girando rápidamente sobre sus talones, el desconocido hizo fuego contra el guardia civil rozando la bala el tricornio. La respuesta no se hizo esperar y el desconocido fue abatido a tiros.... Una de las balas había hecho blanco en el corazón de Ramón Vila Capdevila y su muerte fue instantánea.... El "Caraquemada" vestía pantalón azul, camisa caqui y chaqueta gris, calzando botas de montaña. Sus pertrechos asombran a todos cuantos los hemos contemplado, pareciendo imposible que un hombre de 57 años llevara encima tanta cosa y peso:, un macuto-mochila, una bolsa de espaldas y un macuto de mano; en ellos, material diverso para aserrar hierro y perforar; tela de plástico explosivo; cuatro cantimploras de plástico y una bota de vino; una pastura, hecha a base de garbanzos y patatas cocidas, cuyo olor y contemplación causa náuseas, suficiente para comer tres o cuatro días; un bote de "nescafé" envuelto en un periódico francés; un aparato de radio transistor; un tomo de la Aritmética Razonada (¿), encendedor, tabaco, etc.. En cuanto al armamento, una pistola tipo "Parabellum" del calibre nueve, con treinta y ocho cartuchos sueltos, además del cargador, y otra pistola "Flassá", del calibre 45, con treinta y ocho cartuchos en tres cargadores colocados en una bolsita. Al cinto, atada con una cuerda, como una de las pistolas, una bomba de mano tipo "sifón" sin marca, y un rollo de dos metros de mecha negra de combustión lenta, cinta aislante y un enorme manojo de llaves de todos los tipos entre las que hay muchas para automóviles y bastantes para masías, casas de campo, garajes, etc.. Completaba el equipaje del bandolero un colchón montañero con cremallera, y un impermeable... La noticia de la muerte del "Caraquemada", fue pronto conocida por toda Cataluña, causando profunda sensación en Berga, ya que cerca de esta población, en Peguera, nación Ramón Vila el 2 de abril de 1908. Y por esta comarca y la de Rajadell ha perpetrado la mayoría de los delitos a lo largo de veintitrés años......(Porqué, 14-8-1963, periódico fascista)



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