CONECTATE 075 Crecimiento interior, Cambios

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Con ctate CAMBIA TU MUNDO CAMBIANDO TU VIDA

BORRÓN Y CUENTA NUEVA Para empezar el año con buen pie

LAS PRUEBAS DE LA VIDA ¿Puede una debilidad ser una ventaja?

SE AVECINA UN CAMBIO GRANDE Entrevista con Dios sobre el fin del mundo


Con ctate Disponemos de una amplia gama de libros, casetes, compactos y videos que alimentarán tu espíritu, te infundirán ánimo, ayudarán a tu familia y proporcionarán a tus hijos amenas experiencias educativas. Escribe a una de las direcciones que se indican a continuación o visítanos en: www.conectate.org México: Conéctate Apartado 11 Monterrey, N.L., 64000 conectate@conectate.org (01-800) 714 47 90 (número gratuito) (52-81) 81 34 27 28 Chile: Conéctate Casilla de correo 14.982 Correo 21 Santiago conectatechile@mi-mail.cl (09) 94 69 70 45 Colombia: Conéctate Apartado Aéreo 85178 Santafé de Bogotá, D.C. conectate@andinet.com Estados Unidos: Activated Ministries P.O. Box 462805 Escondido, CA 92046–2805 info@activatedministries.org (1-877) 862 32 28 (número gratuito) Argentina: conectatearg@lycos.co.uk Europa: Activated Europe Bramingham Pk. Business Ctr. Enterprise Way Luton, Beds. LU3 4BU Inglaterra activatedEurope@activated.org +44 (0) 845 838 1384

año

8, número 1 Enero de 2007 director Gabriel Sarmiento diseño Giselle LeFavre ilustraciones Doug Calder producción Francisco López

A NUESTRO S A M I G O S Estoy entusiasmado con el propósito que me hecho para el siempre enigmático año nuevo, en este caso el 2007. No me cabe duda de que lo voy a cumplir. En realidad, estoy segurísimo. Tiene que ser así, pues he caído en la cuenta de que mi futuro depende de ello: «Preocúpate de lo pequeño». Podrán reprocharme que voy a contrapelo de la típica frase de año nuevo: «Piensa a lo grande». La verdad, sin embargo, es que ambos conceptos se complementan. Se me ocurrió hacerme ese propósito después que un amigo me habló de un artículo publicado por Jim Rohn en Internet, titulado La fórmula. A continuación reproduzco unos pasajes del mismo que, me parece, resumen esa estrategia: El fracaso no es producto de un solo acontecimiento funesto. No fracasamos de la noche a la mañana. El fracaso es consecuencia inevitable de una acumulación de razonamientos erróneos y decisiones desacertadas. Expresado de una manera más simple, el fracaso no es más que la repetición día tras día de unos cuantos errores de juicio. Individualizadas, nuestras acciones cotidianas no parecen tan importantes. Un descuido de poca monta, una decisión desatinada o una hora perdida generalmente no tienen un impacto instantáneo mensurable. El atributo más peligroso del fracaso es su sutileza. En el corto plazo, no parece que esos pequeños errores importen. Siendo que no se dan consecuencias inmediatas que llamen nuestra atención, simplemente pasamos de un día a otro repitiendo equívocos, aferrados a criterios erróneos, escuchando voces que no debiéramos y tomando decisiones fallidas. Pero he aquí una gran noticia. Al igual que la fórmula del fracaso, la fórmula del éxito es sencilla: Se trata de unas cuantas disciplinas sencillas que basta con practicar cada día. A medida que voluntariamente convirtamos los yerros cotidianos en disciplinas de todos los días, obtendremos resultados positivos. (Fuente: www.affirmware.com.au/Sculptor-Private/the_formula.html) ¿Qué mejor manera, pues, de alcanzar las metas que nos hemos trazado que resolver tomar con más acierto las decisiones aparentemente nimias? ¿Qué mejor momento para comenzar a hacerlo que el año nuevo, y quién mejor para ayudarnos a tomar esas decisiones y apegarnos a ellas que ese Ser Superior que nos creó y sabe exactamente lo que necesitamos? No le demos más vueltas al asunto: Para Dios todo es posible. «Preocúpate de lo pequeño». Gabriel En nombre de Conéctate © Aurora Production AG, 2006. http://es.auroraproduction.com Es propiedad. Impreso en Taiwán por Chanyi Printing Co., Ltd. A menos que se indique otra cosa, todas las frases textuales de las Escrituras que aparecen en Conéctate provienen de la versión Reina-Valera de la Biblia, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1960.

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CONSTRUIR UNA VIDA

U

n carpintero ya en edad de jubilarse informó a su jefe que tenía planes de dejar el trabajo y llevar una vida más reposada en compañía de su esposa. Expresó que extrañaría el sueldo, pero que igual se las arreglarían para subsistir. El contratista lamentó que un empleado tan valioso abandonara la empresa y le pidió que construyera una casa más, como un favor personal. El carpintero accedió, aunque con el tiempo se hizo evidente que no estaba poniendo el corazón en la tarea. Trabajó chapuceramente y con materiales de mala calidad. Fue un desafortunado colofón de una trayectoria de gran laboriosidad. Cuando el carpintero terminó su trabajo, el empleador fue a inspeccionar la vivienda. Seguidamente, le entregó la llave de la casa al carpintero y añadió: —Esta es su casa. Acéptela como un regalo de mi parte. El carpintero quedó perplejo y avergonzado. Si hubiese sabido que la casa iba a ser para él, habría puesto mucho más empeño en su construcción. Lo mismo nos ocurre a todos. Construimos nuestra vida día tras día, pero muchas veces no nos esforzamos al máximo en la construcción de nuestra existencia. Al final nos quedamos sorprendidos cuando www.conectate.org

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descubrimos que tenemos que vivir en la casa que hemos construido. Si tuviésemos otra oportunidad, lo haríamos todo con una disposición muy distinta. Pero no se puede dar marcha atrás. Cada uno construye su vida. Cada día ponemos un clavo, colocamos una tabla o terminamos una pared. Con las actitudes y decisiones de hoy hacemos la casa que tendremos mañana. ¡Edifiquemos sabiamente! Anónimo Si te parece que has cometido errores, que has tomado decisiones desacertadas o incluso que has fracasado de manera lamentable, recuerda que no eres el único. Muchos grandes personajes de la Biblia también la pifiaron, pero aprendieron de sus errores. Dios se acercó a ellos en medio de sus sueños y esperanzas truncados y les dio una nueva razón para vivir. Eso es lo que Él puede hacer cuando renunciamos a nuestros planes y proyectos y decidimos probar los Suyos. Nos da objetivos que nos motiven a mejorar como personas y a avanzar por buen camino, y encima nos ayuda a alcanzarlos. Entrégale tu corazón y tu vida. Permítele que te dé todo lo bueno que tenía pensado darte. El Año Nuevo es el momento ideal para empezar de nuevo. Nana Williams

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Las palabras no son el mejor medio para expresar nuestra filosofía; las decisiones que tomamos sí. A largo plazo, moldeamos nuestra vida y nuestra forma de ser. El proceso no acaba hasta que morimos. Y en última instancia, las decisiones que tomamos son responsabilidad nuestra. Eleanor Roosevelt


´ Y CUENTA BORRON Para empezar el año con buen pie Virginia Brandt Berg

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omienza un nuevo año, y no sabemos lo que nos aguarda. No tenemos ni idea de lo que nos deparará. Pero hay algo que sí sabemos: que podemos dejar atrás el pasado con todas sus preocupaciones, inquietudes, dolores, pesares, errores y equivocaciones. No hay una sola acción que podamos deshacer, ni una sola palabra que podamos desdecir; pero si de veras confiamos en Jesús, si hemos entregado totalmente nuestra vida en Sus manos, podemos dejar nuestras penas y cargas en Su altar, pues Él es capaz de tornar este nuevo año en belleza y alegría. La Biblia nos promete: «A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien» (Romanos 8:28), inclusive nuestro pasado. Todos los días del año que pasó están ya fuera de nuestro alcance, y debemos dejarlos donde están. Dios guarda el pasado en Sus manos, y no debemos pensar nuevamente en él, ni atormentarnos con remordimientos. Es lamentable que tantas personas afirmen confiar en Dios y sin embargo se

preocupen por las manchas y borrones de las páginas del ayer. Una vez que hemos acudido a Dios para confesar nuestros errores y pecados y le hemos pedido perdón, no debemos hurgar en el pasado y volver a sacarlos a la luz. De nuestros pecados pasados, Él dice: «Yo, Yo soy el que borro tus rebeliones por amor de Mí mismo, y no me acordaré de tus pecados» (Isaías 43:25). Si Dios ni se acuerda de ellos, ¿por qué los vamos a recordar nosotros? La Biblia dice que el Diablo es el «acusador» (Apocalipsis 12:10). Se complace en acusarnos de nuestros yerros para condenarnos continuamente. Pero www.conectate.org

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la Palabra de Dios dice: «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús» (Romanos 8:1). En lugar de estar constantemente rememorando el pasado y sintiendo pesar por haber hecho esto y aquello, lamentándonos de cosas que no tienen arreglo, deberíamos recordar estas alentadoras palabras de Isaías 1:18: «Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana». Hay unos versos de un poema que dicen: «Si lograra encontrar el camino del ayer, borraría los ayeres y con nueva pluma escribiría». Pero yo no quiero encontrar el camino del ayer, porque no puedo borrar nada. Dios es el único capaz de enterrar los errores del pasado; lo que de verdad importa es que nos vea aceptar el sacrificio que ya ha hecho Jesucristo. No es el deseo de Dios que nos dediquemos a evocar y rememorar el pasado; es imposible volver a vivirlo, y además, ¿quién va a querer pensar en el pasado si el futuro es tan prometedor como las espléndidas promesas de Dios? Cuando pienso en el año que tenemos por delante, me vienen a la cabeza todas las promesas de Dios que podemos invocar y las maravillas que pueden suceder, pues esas promesas no fallan, permanecen inalterables, y son para cada uno de nosotros. Teniendo todas esas promesas a nuestra disposición, ¿por qué habríamos de volver sobre lo que ya dejó de ser y recorrer nuevamente «el camino del ayer»? La cruz de Cristo extiende sus brazos y nos corta el camino del pasado. En vista de que Jesús ya pagó por todas nuestras malas acciones, deberíamos afirmar ­—al igual que el apóstol Pablo—: «Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que www.conectate.org

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está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (Filipenses 3:13,14). Olvidemos lo que queda atrás. Dejemos de pensar en eso. Prosigamos a la meta en busca del premio. Es imposible hacer subir la arena del reloj, y aunque alguien tuviera todo el oro del mundo, no podría encontrar el camino del ayer, no se puede volver. ¡Qué lástima que llevemos a cuestas nuestro pasado cuando el Señor pagó semejante precio para levantar esa carga de nuestros hombros y liberarnos de ella! «Cristo ya pagó, se lo debo a Él», dice un hermoso himno. Una vez, después de hablar sobre este tema frente a un numeroso grupo de personas, vino a verme un joven. Acababa de salir de la cárcel y le costaba creer que fuera tan fácil, que Dios pudiera limpiar su pasado con sólo confesarse pecador, pedirle a Jesús que entrara en su corazón y reconocerlo como su Salvador. No dejaba de hablar de todos los pecados que había cometido. Le costaba un esfuerzo tremendo creer que Dios pudiera purgar un pasado tan horrendo; pero aquella noche le entregó su corazón a Jesús. Y Jesús levantó esa carga, lo perdonó y le dio una libertad que en su vida había conocido. Después de aquello no dejaba de hablar de la misericordia de Dios, que lo había librado del tormento del pasado. No dejaba de repetir una frase de un himno que le había encantado: «Mi ayer tan lleno de culpa y de pecado, ¡gloria a Dios!, Jesús lo ha perdonado». No sé si hay algo más maravilloso que el milagro del perdón, la garantía de que se nos perdona todo mal cometido. Ese magnánimo perdón está a la disposición de todos nosotros. Jesús murió por todos nosotros. Basta con que lo recibamos y acojamos Su Salvación y Su perdón. «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1:9). Esa es la promesa inquebrantable e incondicional que nos hace a cada uno. — Si aún no conoces bien a Aquel que puede aliviarte las cargas del pasado y darte un futuro brillante ahora y vida eterna en el mundo venidero, acércate hoy mismo a Él. Él aguarda humildemente a la puerta de tu corazón a que lo invites a entrar. No tienes más que orar: «Jesús, te ruego que entres en mi vida, que me perdones todos mis pecados, que me llenes de Tu amor y que me concedas la vida eterna». Virginia Brandt Berg (1886–1968) fue madre del fundador de La Familia Internacional, David Brandt Berg (1919–1994).

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¡FELIZ E

n la mayoría de los países el Año Nuevo se celebra el primer día de enero. Como me crié en Europa, pensaba que todo el mundo lo celebraba en esa fecha. Sin embargo, aquí en Camboya, donde vivo desde hace tres años, celebramos el Año Nuevo tres veces cada 365 días. Para empezar, el 1º de enero tenemos el Año Nuevo internacional, más conocido por las fiestas nocturnas y sus consiguientes resacas. Luego está el Año Nuevo chino, que tiene lugar a fines de enero o en febrero. El año 2007 según el calendario internacional (gregoriano) equivale al año 4704 según el calendario chino. En el Año Nuevo chino se echan petardos, se visita a los parientes y se quema dinero falso en honor de los ancestros. Sin embargo, el Año Nuevo más importante que se celebra aquí es el camboyano. Durante las dos semanas previas, los colegios cierran y la mayoría de la gente vuelve a su lugar de origen para visitar a sus familiares y presentar sus respetos a los antepasados. Las celebraciones abarcan tres o cuatro días de mediados de abril. No solo es esta la principal festividad del año, sino también la única ocasión en que la mayoría de las personas se ausentan del trabajo; todo el mundo lo hace. La bulliciosa ciudad en que vivimos se vuelve extrañamente tranquila. Hasta los mercados al aire libre cierran y, por raro que parezca, se dispersa el mar confuso de tráfico que como es habitual atesta las calles. Según la tradición, el primer día del festival de Año Nuevo camboyano entran en acción los ángeles que han venido para velar por el mundo durante el año que comienza. Todos limpian y decoran su vivienda y preparan frutas y bebidas para dar la bienvenida a los ángeles. Los ancianos meditan y oran, los niños participan en juegos tradicionales y los solteros buscan al amor de su vida. El segundo día se destina a hacer regalos a los mayores. Muchos patrones también hacen obsequios a sus empleados y

DÍA NUEVO! Ariana Keating

se acostumbra donar dinero y ropa a los pobres. En la noche, la gente va a los templos, donde se levantan montes de arena y se pide a los monjes una bendición de paz y felicidad. Un baño ceremonial pone fin al festival de Año Nuevo en la noche del tercer día. Algo que tienen en común las tres celebraciones es que son buenos momentos para hacer balance de la propia vida, fijarse nuevos objetivos y resolver hacer las cosas mejor. Aquí en Camboya tenemos, por ende, tres oportunidades al año de evaluar nuestros progresos. Es más, cada día puede ser un nuevo comenzar, una ocasión de mejorar en algún aspecto. Aunque tengamos cuentas pendientes con el pasado, podemos cobrar ánimo con esta promesa de la Biblia: El amor y la misericordia de Dios se renuevan cada mañana (Lamentaciones 3:22,23). Por eso, en vez de desear a todos un feliz Año Nuevo una o incluso tres veces al año, a diario deberíamos desearnos unos a otros un feliz día nuevo, porque cada día disponemos de una oportunidad más de superarnos. ¡Como para entusiasmarse con la vida! Ariana Keating es misionera de La Familia Internacional en Camboya.

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Fresas, velas y propósitos Saskia Smith Era un luminoso día de verano. En aquel entonces yo vivía en Sudáfrica. El año estaba a punto de terminar, y yo ya había dejado de pensar en las celebraciones navideñas y empezado a reflexionar en los propósitos que me haría de cara al nuevo año. La puerta de la casa se cerró a mis espaldas con un sonido metálico. Cuando entré a la cocina, mi madre me vio dirigir la vista hacia una fuente repleta de fresas (frutillas) que había en la mesa. —Las trajo Yvonna —me explicó—. Son un regalo de su familia. La generosidad de nuestros modestos vecinos se me hacía un poco incómoda. Nuestro centro misionero estaba en la casa más amplia y más cómoda del barrio. Como alojábamos a muchas personas, necesitábamos el espacio. Teníamos seis jóvenes que estaban recibiendo capacitación y muchos niños, así que aquel pueblo agrícola de alquileres bajos y económicos servicios públicos era ideal para nuestras necesidades. Yvonna era una adolescente que vivía dos casas más allá de la nuestra. Yo sabía que su familia, como la mayoría de las del pueblo, había cultivado durante meses los campos de fresas que tenía detrás de la casa. En la región de Sudáfrica más renombrada por la calidad de sus fresas, cultivaban las encarnadas y jugosas frutillas en sus ratos libres para complementar sus exiguos ingresos. A pesar de ello, cada vez que había cosecha los vecinos llegaban a nuestra puerta cargados de fresas. Desde hacía un tiempo Yvonna había solicitado asistir a los estudios bíblicos que hacíamos con nuestro grupo juvenil; pero www.conectate.org

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habíamos estado muy ocupados y lo habíamos pospuesto más de una vez. Suspiré y me propuse incluir a Yvonna en aquellas clases lo antes posible. En mi familia siempre celebramos juntos la noche de fin de año. Desde que tengo memoria es tradición que nos reunamos con algunos amigos íntimos en las últimas horas del año para realizar una ceremonia a la luz de las velas. Cada uno, del mayor al menor, enciende una vela con la llama de otra vela mucha mayor colocada en el centro, la cual simboliza a Jesús. Todos se turnan para decir lo que más agradecen del año que termina y contar cuáles son sus esperanzas y oraciones para el año nuevo. Aquella noche perdoné públicamente a una amiga por un agravio que me había amargado la vida durante semanas. Me dio tanto gusto desahogarme así que deseé haberlo hecho antes. Otros expusieron su intención de contribuir más al bienestar y mejora del pueblo. Todos coincidimos con ellos. El Año Nuevo era el momento ideal para empezar a participar más. El primer día del año amaneció radiante y sumamente prometedor. Pero Yvonna no vivió para verlo. Falleció en un trágico accidente de automóvil acaecido en la madrugada. Todos los integrantes de nuestro centro quedaron profundamente afectados por la pérdida de nuestra querida amiga. En los meses siguientes, procuramos dar consuelo a la familia de Yvonna. Ese hecho estrechó los lazos entre todos los habitantes del pueblo. Sobre todo, muchos jóvenes vinieron a vernos para plantearnos interrogantes en torno a la vida, la muerte y el mundo espiritual. Respondimos a todos ellos con mucho gusto. Yvonna ya era creyente. Estoy segura de que desde algún lugar invisible para nosotros vio los efectos positivos de su fallecimiento y se sintió satisfecha. Desde entonces, cada año, cuando terminan los fuegos artificiales, me acuerdo de Yvonna y una vez más me decido a no esperar a que llegue el momento perfecto para empezar a hacer lo que es verdaderamente importante. Saskia Smith es misionera de La Familia Internacional en Taiwán.

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LAS PRUEBAS LIFE’S TESTS DE LA VIDA

By Maria Fontaine María Fontaine Se suele decir que la vida es una escuela. Creo que es una buena analogía. Dios permite que nos sucedan toda suerte de contratiempos para ponernos a prueba, para ver nuestra reacción, para impartirnos ciertas enseñanzas y para ayudarnos a madurar. Por supuesto, Él espera que nos apliquemos, que nos tomemos esas enseñanzas a pecho, que les saquemos provecho y desarrollemos al máximo todas nuestras posibilidades. En resumidas cuentas, las pruebas de la vida las concibe Él para que nos convirtamos en las personas que quiere hacer de nosotros y que sabe que podemos llegar a ser. Para ayudarnos a hacer progresos, Dios se sirve —por increíble que parezca— de nuestras debilidades. Todo el mundo tiene las suyas. Y Dios las permite por

diversos motivos, basándose en lo que sabe que cada uno necesita y lo que más nos conviene. Entre otras cosas, las flaquezas nos enseñan humildad, paciencia y otras virtudes; por otra parte, resaltan la fuerza de la oración, lo cual contribuye a que vivamos más estrechamente unidos a Dios y a que dependamos más de Él. Asimismo, nos ayudan a entender mejor a los demás, lo que nos pone en mejor situación para tenderles una mano cuando se enfrentan a pruebas o dificultades. Nuestras debilidades están para ayudarnos. Y nos reportan beneficios cuando las aprovechamos para aprender. Si uno tiene la debilidad de ser celoso, o de resentirse, o de ponerse muy susceptible, por ejemplo, el primer paso es reconocer que se trata de un defecto; el siguiente es decidirse a hacer algo al respecto, a superar esa debilidad con la ayuda de Dios. Una vez que se dan esos dos pasos, resulta más fácil reconocer el problema cuando surge, y ahí es cuando se presenta la prueba. ¿Resistimos la tentación, o cedemos a ella? Y si nos decidimos a resistir, ¿hacemos de tripas corazón y tratamos de superarla con nuestras propias fuerzas, o acudimos a Dios para que nos ayude? Lo mejor, claro está, es decidirse a resistir; y lo más inteligente es pedirle ayuda a Dios, pues Él puede hacer lo humanamente imposible. La Biblia contiene numerosas promesas al respecto, entre ellas: «Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible» (Mateo 19:26, RV95), y: «Yo soy el Señor, Dios de todo ser viviente, ¿acaso hay algo que sea difícil para mí?» (Jeremías 32:27, RV95). Dios puede y quiere ayudarte a superar tus debilidades, desea verte pasar las pruebas y te ayudará si se lo pides. www.conectate.org

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Aunque te ayudará, no te lo hará demasiado fácil soplándote las respuestas de antemano; si no, dejaría de ser una prueba. De hecho, superar debilidades graves o de larga data en muy raros casos se logra aprobando un solo examen. Es más bien como hacer un curso. Un estudiante que ansía dominar cierta materia tiene que estudiar arduamente, ejercitarse una y otra vez y en muchos casos someterse a varias pruebas antes del examen final. Pero una vez que pasa el curso, ya no tiene que seguir ejercitándose en las mismas cosas ni dar las mismas pruebas. Dado que ya se aprendió bien esas lecciones, no necesita examinarse más. Se gradúa de ese año o nivel y pasa al siguiente. Lo mismo sucede en la escuela de la vida. Una vez que nos hemos aplicado y hemos aprobado un curso, Dios no tiene que seguir poniéndonos las mismas pruebas una y otra vez. Puede que de vez en cuando nos ponga de pronto una prueba para refrescarnos la memoria; pero si ya pasamos el curso y retuvimos lo que aprendimos, esa prueba es mucho más fácil y menos exigente que el examen original, sólo lo suficiente para mantenernos al día y ayudarnos a conservar nuestra destreza. Cuando ya hemos hecho progresos importantes en cuanto a cierta debilidad, Él puede enseñarnos otras cosas o fortalecernos en otros aspectos. Cuando pasamos de un grado o nivel al siguiente, las tareas de éste último suelen ser un poco más difíciles, pero a la vez habremos adquirido nuevas aptitudes para ayudarnos a responder a ese nuevo reto y así seguimos haciendo progresos. No importa si se trata de una gran prueba o de una dificultad casi irrisoria. www.conectate.org

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Lo importante para Dios es que estemos dispuestos a aceptar cada prueba cuando se presenta y a confiar en que Él sabe por qué dispone que la enfrentemos. Él entiende nuestro corazón. Sabe lo que necesitamos para seguir madurando. Discierne lo que necesita nuestro espíritu y sabe exactamente con qué alimentarlo y cómo fortalecerlo. Así que la próxima vez que te encuentres lidiando con alguna debilidad, en vez de ceder a ella o quejarte de que la vida es muy dura, tómala como un reto. Decídete a aprender algo de ella. Pronto verás que te va de maravilla en la escuela de la vida. 

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EL CAMBIO QUE SE PERFILABA IMPOSIBLE

David Brandt Berg Uno no puede cambiarse a sí mismo, pero Dios sí puede transformarnos mediante el poder milagroso de Su Espíritu. Él hace cosas que para nosotros son imposibles. Eso es lo que significa ser una «nueva criatura» en Cristo Jesús (2 Corintios 5:17). Dicho de otro modo, cuando alguien se hace cristiano, se convierte en otra persona. Deja de ser el mismo. Jesús, al entrar en su vida, no solo renueva, purifica y regenera su espíritu, sino también su mente. Elimina ni más ni menos las viejas conexiones y reflejos y poco a poco los va reconstruyendo hasta crear todo un nuevo «sistema de procesamiento de información», que se maneja con un concepto totalmente distinto de la vida, un nuevo modo de ver el mundo y nuevas reacciones ante casi todo lo que lo rodea. Sin embargo, para nosotros es imposible realizar ese cambio por cuenta propia. Para transformarnos debemos pedirle a Jesús que nos ayude. A veces el cambio es instantáneo; otras veces toma un tiempo. Pero si le pedimos ayuda y hacemos nuestra parte, a la larga cambiamos, pues Él transforma a las personas. 


VIVENCIAS

Examen para una nueva vida Érika Blečić

U 10

na serie de ­pérdidas traumáticas me había llevado a resentirme con Dios. Sola, sin ningún medio de sustento ni vislumbre alguna de esperanza, había intentado quitarme la vida. Recobré el conocimiento en un hospital, donde pasé los siguientes días recuperándome. Llegó el día de San Valentín, el primero que pasaba sin mi marido. Sentada sola en una sala del hospital,

darme un beso alguien que era prácticamente un desconocido? Era evidente que no tenía segundas intenciones, porque otra mujer —imaginé que su esposa o su novia— observaba la escena. ¿Qué lo impulsó a intentar levantarme el ánimo? ¿Qué había hecho yo para merecer semejante gesto? Al poco rato, empecé a recobrar el juicio. Pensé: «Me han hecho un regalo estupendo, el de la esperanza, y tengo que compartirlo con los demás». Con esa reflexión di el primer pequeño paso para salir de la profunda sima en que había caído. Pocos días después, me dieron de alta. Miré lo que me quedaba de mis ahorros: apenas unas monedas. En la alacena no tenía más que una caja de polenta y una lata de salsa de tomate. Me dije: «Como en los próximos días no comeré otra cosa que polenta con salsa de tomate, será mejor que

derramé las últimas lágrimas que me quedaban. En ese momento se detuvo delante de mí una pareja que pasaba. Le oí a él decir: «Espérame un momento». Volvió y con un dedo me enjugó el rostro bañado en lágrimas… y me dio un beso en la mejilla. Era un paciente al que había conocido la noche anterior, cuando me pidió un cigarrillo. Pero, ¿cómo podía

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la prepare toda de una sola vez». Terminé de cocinar, y cuando me disponía a sentarme a comer, sonó el timbre de la puerta. Al abrir, me encontré con una joven que parecía a punto de morir de inanición. La acompañaba un niño de cinco o seis años igual de desnutrido. La muchacha dijo que era refugiada y que no encontraba trabajo. Me preguntó si tenía unas monedas que pudiera darle. Recordé que me quedaban unas pocas. ¿De qué le servirían a ella… o a mí? —Unas monedas es todo lo que me queda —respondí—. Yo también sé lo que es padecer necesidad. Acabo de preparar polenta con salsa de tomate. ¿Quieren comer? Madre e hijo aceptaron con timidez. Comimos en la mesa de la cocina. En vez de aquella polenta, ¡cuánto habría deseado ofrecerles un enorme filete bien asado a la parrilla! Entonces recordé que unos días antes me habían regalado una barra de chocolate, que había guardado para momentos aún más difíciles. Se la regalé al niño, que a cambio www.conectate.org

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me dio un abrazo que jamás olvidaré. Me enteré de que vivían cerca, así que los invité a volver. Les expliqué que no podía prometerles comidas completas, pero que compartiríamos lo que tuviera en el momento. Sonrieron. Nos despedimos con un apretón de mano. Desde entonces no los he vuelto a ver. Tres días después vi una oferta de empleo en el periódico y me presenté a la entrevista, aunque no reunía los requisitos para el puesto ni tenía experiencia en ese tipo de trabajo. Apenas unos minutos después de iniciada la entrevista me hicieron una pregunta para la que no estaba preparada: «¿Le parece bien empezar mañana?» Antes que pudiera responder, un pensamiento me vino de pronto a la cabeza: «Aquellos

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dos desconocidos que llamaron a mi puerta, ¿no serían ángeles que cumplían una misión?» Me dio la impresión de que había sido aprobada no solo en la entrevista de trabajo, sino en un examen. Primero, Dios puso en mi camino a un joven mediante el cual me demostró que me amaba y no me había olvidado; luego me envió a una madre con su hijo para ver si era coherente con mi promesa de transmitir aquel amor y esperanza. Cuando lo hice, Él me abrió las compuertas de Sus bendiciones.

Ho y e n d í a . . .

Érika es feliz y se siente realizada en su trabajo de periodista. También está muy feliz en su otro trabajo: el de divulgar el amor de Dios. Empezó cosiendo trajes de payaso para

los misioneros de La Familia Internacional, y ahora los acompaña a veces cuando van a ofrecer sesiones de risoterapia a niños de un hospital. Comenta: «Se me llena el corazón de alegría cuando veo a un niño enfermo, separado de su familia y lejos de su casa, que cobra ánimo a pesar de su sufrimiento y soledad. Basta con estar dispuesto a ponerse una nariz roja de payaso y cantar una o dos canciones». Y esos niños no son las únicas personas que sienten el amor de Dios por medio de Érika. Los ancianos de los hogares para jubilados que ella visita también aprecian su amistad, interés y disposición para escucharlos. Érika Blečić es miembro activo de La Familia Internacional y vive en Croacia. 11


RESPUESTAS

A TUS INTERROGANTES A veces la vida se me hace muy cuesta arriba. en algunos casos hasta da la impresión de que es lisa y llanamente injusta. No puedo evitar dudar de que Dios de veras me ame. ¿por qué me dificulta las cosas mucho más que a los demás?

D

ios nos ama a todos, a cada uno de nosotros en particular. Y a ti también. Lo que más desea es que correspondamos a ese amor y vivamos muy unidos a Él. Además ha dispuesto amorosamente un plan para cada uno de nosotros, que Él sabe que sacará a relucir lo mejor que tenemos dentro y a la larga redundará en nuestro bien. Lamentablemente, el obstáculo más grande al que se enfrenta para llevar a cabo ese plan es el hecho de que nosotros, en vez de aceptarlo, insistamos tanto en seguir nuestras propias ideas. Muchas veces nos abocamos en perseguir un objetivo que, aunque no sea malo, dista mucho de ser lo mejor que Él tiene para nosotros. Eso lo obliga a quebrarnos y remodelarnos una y otra vez. Como parte de ese proceso permite que nos ocurran reveses con la intención de que lleguemos a un punto en que reconozcamos cuánto lo necesitamos y estemos dispuestos a encomendarle el gobierno de la situación. Él obra de manera diferente en la vida y el corazón de cada uno, porque cada uno es distinto. Y Él sabe lo que cumple más eficazmente Sus propósitos en la vida de cada persona. No obstante, es todo con la misma finalidad: que aprendamos sin asomo de duda que no hay ninguna esperanza de que nos bastemos por nosotros mismos. Una vez que tenemos claro eso, Él tiene ocasión de entrar a tallar y proporcionarnos la asisten 12

cia que quería darnos inicialmente. Permite que algunos sufran dolencias físicas para hacerlos caer en la cuenta de que no pueden curarse solos y acudan a Él. A otros les otorga buena salud, pero permite que sufran otro tipo de pérdidas con el ánimo de que se vuelvan a Él para que llene ese vacío. A algunos les concede prosperidad, poder o reconocimiento; pero esos en muchos casos cargan con obligaciones muy pesadas que otros no ven, las cuales tienen por finalidad llevarlos a buscar la ayuda de Dios. Él obra en nuestra vida de muy diversas maneras, y no siempre parece todo justo y equitativo. Pero sea lo que sea que Él permita que te ocurra, es porque te ama. Si se toma la molestia de contar los cabellos de tu cabeza, como afirmó Jesús (Mateo 10:30), sin duda es que se interesa por ti. Y si tanto se interesa por ti, puedes tener la seguridad de que quiere que cada una de tus experiencias se transforme en un paso hacia adelante. La próxima vez que pases por un momento particularmente difícil o que la vida te parezca injusta, intenta darle las gracias. Aunque sea contrario a la naturaleza humana, es la mejor manera de decirle que has agotado tus recursos humanos, que lo amas a pesar de todo y que cuentas con que Él haga redundar en bien esa situación difícil. Te asombrará el efecto positivo que tendrá tu actitud. Dios te colmará de bendiciones.  www.conectate.org

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TREPANDO, A LA CUMBRE SE VA LLEGANDO David Brandt Berg La vida es una lucha a veces. Exige fe, valor y mucho ánimo. Lo que nos ocurre a algunos es que nos rendimos cuando las cosas se ponen difíciles. Desmayamos, nos rendimos mental y espiritualmente. Sin embargo, la Biblia nos anima a «orar siempre, y no desmayar» (Lucas 18:1). También dice: «No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos» (Gálatas 6:9). Es impresionante lo que uno puede lograr a base de fe, cuando está bien sintonizado con el Señor y no sólo tiene fe, sino también mucho vigor, brío y energía. Hay que ponerle coraje al asunto. Hay que esforzarse. El triunfo consiste en un 10% de inspiración y un 90% de transpiración. La voluntad es poderosa. «El ánimo del hombre le sostiene [...]; pero ¿quién sostendrá el ánimo abatido?» (Proverbios 18:14, NC). En muchos casos la fe y la voluntad ardientes superan obstáculos aparentemente insalvables. En nuestra debilidad, incapacidad e insuficiencia encuentra Dios la oportunidad de demostrar Su fuerza, Su capacidad y Su poder. Dice: «Bástate Mi gracia; porque Mi poder se perfecciona en la debilidad» (2 Corintios 12:9). Jesús siempre tiene una victoria reservada para nosotros si no dejamos de pedirle ayuda. No te rindas prematuramente, no abandones justo antes de la cumbre. Algo maravilloso puede suceder en ese pequeño espacio de tiempo en que decides seguir creyendo y orando en vez de rendirte. Es emocionante volver la vista atrás y observar nuestros progresos, recorrer con los ojos la accidentada senda por la que hemos subido y ver cuánto hemos avanzado. Y más emocionante aún es alzar la mirada y contemplar las cumbres que pronto hemos de alcanzar y los paisajes que en breve nos estremecerán si seguimos luchando, escalando, triunfando, y no nos damos por vencidos. 

LECTURAS ENRIQUECEDORAS

Crecimiento interior Es preciso que deseemos aprender y aplicarnos.

Proverbios 2:1–5 Proverbios 18:15 Mateo 5:6 1 Corintios 9:24–27 La Palabra de Dios nos puede instruir.

Deuteronomio 6:6,7 Josué 1:8 Job 22:21,22 Salmo 119:9 Salmo 119:98–100 Proverbios 6:22 2 Timoteo 2:15 1 Pedro 2:2 2 Pedro 1:2–4 Debemos orar acerca de lo que Dios ha dispuesto que aprendamos.

Lamentaciones 3:40 Mateo 7:7,8 Santiago 1:5 Debemos Llevar a la práctica lo que aprendemos.

Mateo 7:24,25 Santiago 1:22–25 La instrucción divina es una forma expedita de aprender.

Proverbios 4:13 Proverbios 9:9 Proverbios 19:20 Aprender lleva tiempo, por lo que debemos tener paciencia.

Proverbios 4:18 Filipenses 1:6 Santiago 1:2–4 www.conectate.org

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Entrevista

SE AVECINA UN CAMBIO

GRANDE Entrevistador: Aquí estamos, en el tercer milenio desde que Jesús vino a la Tierra. la gente lleva 2.000 años hablando del fin del mundo, probablemente más. sin embargo, el mundo sigue adelante, aunque sea a trompicones. Me parece que muchos se han cansado un poco de oír hablar del fin del mundo. Dios: El que se hayan cansado no quiere decir que no vaya a venir. E.: Creo que existe en la mente popular un estereotipo del catastrofista como una persona que no está del todo en sus cabales y anda por ahí con carteles anunciando el fin del mundo. Me parece comprensible que la gente haga caso omiso de ese tipo de cosas. D.: El solo hecho de que un par de locos anden por ahí pregonándolo no significa que lo que 14

con Dios sobre el Fin del mundo

digan no sea bastante cercano a la verdad. E.: ¿O sea que confirmas que el fin está cerca? D.: El fin del mundo como ustedes lo conocen sí. E.: Te ruego que nos expliques con más pormenores eso de «como ustedes lo conocen». ¿Qué va a pasar? D.: ¿Quieres que te cuente las malas noticias o las buenas? E.: Me tranquiliza que no sean todas malas. Quizá lo mejor sería que las expusieras según un orden secuencial. D.: Muy bien. Hay muchos detalles, pero en aras de la claridad lo simplificaré ciñéndome a los acontecimientos más destacados. Muchos coincidirán conmigo en que la Tierra está en bastante mal estado. Sus recursos, especialmente el agua, se están consumiendo a un ritmo insostenible. Aunque la situación no estuviese aproximán-

dose a su clímax, conforme al cronograma que dispuse desde el principio, algo habría que hacer. Pero dado que se vislumbra una catástrofe planetaria no solo medioambiental, sino también económica y militar —escenario más que aceptado en muchos círculos—, estos factores contribuirán a impulsar a la humanidad a la formación de un único gobierno mundial. E.: Estilo Naciones Unidas. D.: No. Las Naciones Unidas es una organización que cuenta con representantes de todos los países, pero con escasa autoridad real. No pasa de ser un círculo de debates de alto nivel. Yo me refiero a que las naciones se unirán para formar un gobierno supranacional que tendrá poder para ejecutar sus decisiones a escala mundial. E.: Me suena un poco descabellado. Los países se resistirán a renunciar a su soberanía. D.: Ya lo han hecho. Muchos renunciaron a su soberanía

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económica hace largo tiempo, cuando se vieron obligados a llevar a efecto programas económicos dictados por organismos internacionales como el FMI. Otros, como las naciones de Europa, han cedido ciertos aspectos de su soberanía a fin de formar uniones regionales con otras naciones. Así que esas vallas ya han caído. E.: De acuerdo. Digamos que accedan. Un gobierno mundial no sería mala idea. Al menos podría poner fin a las guerras y propiciaría, por ejemplo, una distribución más equitativa de la riqueza. D.: No te dejes engañar. La mayoría de las guerras que se libran hoy en día en el mundo son internas, guerras civiles. No hay un solo país en el planeta en que no exista gran disparidad entre pobres y ricos. Así que todo ese discurso de que la paz y la igualdad dependen de que las naciones del mundo se unan bajo un gobierno internacional establecido por los hombres es pura palabrería. E.: Pero según lo que acabas de decir, dicho gobierno mundial de todos modos se instituirá. D.: Así es. E.: Todos los gobiernos, aun un gobierno mundial, tienen que tener una cabeza. www.conectate.org

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D.: Exactamente. Y ¿sabes quién estará a la cabeza de éste?

Anticristo, para parodiarlo, será la encarnación del Diablo.

E.: ¿Tú? D.: (Se ríe.) No, al menos no por el momento. Las riendas se le entregarán a un hombre brillante que infundirá respeto y tendrá gran poder de convocatoria.

E.: ¿Por qué habríamos de elegir a la encarnación del Diablo como dirigente planetario? D.: La humanidad estará desesperada y se dejará embaucar. La mayoría no distinguirá quién es; antes lo verá como un personaje dotado de la capacidad y de la influencia necesarias para rescatar al mundo. Para entonces ya habrá probado su valía resolviendo algunas cuestiones muy espinosas y habrá obtenido reconocimiento como el político más astuto y el negociador más hábil de su época.

E.: Un dirigente capaz, para variar. la solución ideal. D.: Eso pensarán todos —es decir, casi todos— inicialmente. Pero ese hombre tendrá un secreto siniestro. Se lo conoce por varios nombres, pero el más difundido de todos es el Anticristo. E.: no muy atractivo que digamos. ¿Por qué habría de querer llamarse así? D.: El nombre no se lo pondrá él. Soy Yo el que lo ha llamado de esa manera. Los millones de cristianos que están al tanto de su inminente aparición en la escena internacional lo reconocerán y también lo apodarán así. E.: Si lo llamas el Anticristo, me imagino que debe de ser la antítesis del verdadero Cristo. D.: ¡Exactamente! Y no hace falta hilar muy fino para inferir que, siendo el Anticristo, recibirá sus instrucciones de una fuente muy distinta de la que tenía Jesús. Así como Cristo fue la encarnación de Dios, el

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E.: Y ¿por qué estaremos tan desesperados? D.: Porque la coyuntura política y económica será caótica. Un desplome económico mundial no tendrá consecuencias puramente económicas; también se vendrá abajo toda estabilidad política. El mundo clamará por un liderazgo fuerte. Y lo conseguirá en la figura de ese hombre. Continuará en el próximo número de Conéctate. Extracto de Dios según Dios, de Scott MacGregor. © Aurora Production AG, Suiza, 2001. El libro puede solicitarse escribiendo a cualquiera de las direcciones de la página 2.

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Puedes cambiar

DE JESÚS, CON CARIÑO

Cualquiera puede cambiar, pues Yo soy capaz de transformar a cualquiera que lo desee y que acuda a Mí. Es más, si accedes a hacer las cosas a Mi manera, puedes ser todo lo que te propongas. Puedes ser tan feliz como quieras, y encontrar satisfacción, motivación y contentamiento. Puedes tener una actitud tan positiva como quieras, pues tengo capacidad para otorgarte esas cosas. La transformación que deseas que se lleve a cabo en tu vida es posible. No importa cómo hayas sido a lo largo de los años ni cuánto tiempo lleves siendo de esa manera. Da igual que lo que quieras enmendar en tu vida forme parte de tu personalidad, de tu manera de ser, y que te parezca imposible cambiarlo. Aunque pienses que no tienes remedio, debes creer que sí lo tienes, pues Yo puedo transformarte. Si creé el mundo y todo ser vivo que hay en él, ¿no te das cuenta de que para Mí es poca cosa transformar una vida en algo nuevo, algo mejor?

Para empezar sólo te hace falta una chispa de fe. Puedo hablarte al corazón y encender en él una llamita de fe, convencerte de que puedo y quiero ayudarte. Pero para seguir obrando en tu vida y producir la transformación que deseas necesito que cooperes conmigo en todo. Te hace falta un corazón sumiso y lleno de fe. Tienes que acudir a Mí y escuchar Mis instrucciones, y luego es preciso que hagas lo que te pido. Solo así podré obrar todos los cambios que deseas. En cualquier caso, no ocurrirán de la noche a la mañana. Ciertos aspectos de ese milagro pueden darse instantáneamente, en la medida en que creas, me lo pidas y te sometas. Otros llevarán más tiempo. Pero si continúas acudiendo a Mí y haces lo que te indico, se harán realidad, te lo prometo. Como ves, todo es posible. Aunque te parezca que eres una mala persona, Yo soy capaz de hacer lo que sea. Para Mí no hay nada imposible, si crees.


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