23 de noviembre 2016
Año 5 - Nº 310
Cuando Capriles escuchó que Maduro CUMPLÍA 54 años en el gobierno, dijo: “Después dicen que no hay dictadura”
Miércoles 23 de noviembre de 2016 / Ciudad CCS 1o $xR
Malandros de telenovela Clemente Boia @tasporai
do el opositor CUENTO: CuanAsamblea, salía de la Traidor”. le gritaron: “ ás y vio Vio para atr y le dijo: a Ramos Allupntigo” “Eso es co
Puliendo vasos en “Il Lupo Di Mare”, Joaquín entonaba bajito que la cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes. Pero quien tenía el despecho no era él, era Ramón Guerra, “Moncho Guerrita”, el hombre más letrado en novelas policiales, devenido él mismo en una suerte de detective, armado con una lógica especial para detectar las conexiones entre hechos y datos distantes. Ramón estaba allí, aferrado a una botella desde que abrieron el bar y Joaquín ya había tratado de consolarlo contándole su historia más triste, de cómo su novia lo había dejado para irse con una mujer. Lo malo del cuento de Joaquín es que fue Ramón quien descubrió el asunto, quien dio con la rival y quien contó al barman cómo fue el tumbe. Yo estaba por llegar al bar. $QGDED SUHJXQWDQGR SRU WRGR HO litoral a ver si lograba comprar un caucho para sustituir al más liso de los de mi carro. Parece que Barboza, eterno candidato a concejal por cualquier partido antichavista que lo meta en su lista, llegó como a la una, cuando ya se estaban adormilando los primeros satisfechos comensales, domesticados por los arroces, los mariscos, las
ELUUDV \ HO FDORU GH 1DLJXDWi Se sentó a tres puestos de Ramón, pidió su propia botella y se lanzó tres tragos dobles sin darle tregua a su garganta. “Quiero que se me abra más el entendimiento”, dijo y miró desafiante a todo su entorno. Me aparecí como a las cinco y, de inmediato, me enteré de que Ramón había terminado con la bachaquera que tenía por novia. La había dejado él, porque le pareció que era muy tramposa, “lo que le resulta muy útil en su oficio”, apuntó Ramón pero que, en cambio, eso era imperdonable en la relación. $FODUDGR HO FRUD]yQ GH Ramón, le dedicamos unos momentos al estado de Barboza, quien aclaró que se sentía confundido por las divisiones de la MUD entre el diálogo sí y el diálogo no. 5DPyQ OH SUHJXQWy ´¢$ quién quieres golpear primero a Joaquín, a Clemente o a mí?” Barboza respondió que, por supuesto, a ninguno. Que todos convivíamos en paz, a pesar de nuestras evidentes diferencias. -Entonces no te dejes confundir por dirigentes PDOFULDGRV OH VROWy 5DPyQ 1R vamos a pelear entre nosotros para que unos malandros de telenovela se sientan realizados.
Ser Escuálido en Navidad Armando Carías
armandocarias@gmail.com
Ser escuálido en Navidad no es nada fácil. Se trata de un conflicto que va más allá de las hallacas sin Chávez o sin Maduro. No se trata de decidir si se recibe el año en Miami o en plaza Altamira. Tampoco es un debate entre comprar el pino en Las Mercedes o traerlo directamente de Canadá. La angustia es otra. Me explico: antes se era escuálido a secas. Sin apellido. Ahora no. De un tiempo a esta parte el escualidismo se ramificó. Está el escuálido químicamente puro, el disociado, el terrorista, el fascista y la más reciente categoría registrada que es la del escuálido amargao, conocido en Navidad como “Escuálido Grinch”. Si usted quiere saber si se ubica en este estrato, responda las siguientes preguntas: 1. ¿En qué piensa cuando ve un arbolito? a) En adornarlo con luces de colores. b) En meterle fuego. 2. ¿Qué suele hacer con los fuegos artificiales? a) Encenderlos y lanzarlos al cielo. b) Apuntarlos hacia la policía.
3. ¿Con qué asocia la palabra “bola”? a) Con adorno navideño. b) Con la acción de jalarle al Departamento de Estado. 4. ¿Y la palabra “bollo”? a) Con pastel elaborado a base de maíz. b) Con insulto que le lanza a la dirigencia de la MUD cada vez que lo embarca. 5. ¿Qué le provoca el dulce de lechosa? a) Una placentera sensación en el paladar. b) Asco, repulsión, guácala, rabia. 6. ¿Qué opina de la expresión “paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”? a) Es un hermoso anhelo de la humanidad. b) ¡Qué ladilla! Si sus respuestas se inclinaron mayoritariamente por la opción “b”, no lo dude, usted es el clásico escuálido amargao y es candidato seguro a militante del partido del Monstruo de Ramo Verde o al club de “fans” de Maricori. Olvídese sí, de brindar en estas navidades con whisky o con ron. A usted le sale Malox.
CUENTO: El opositor tomó puñal y lo metió debajo de la manga deelsu camisa, y cuando su esposa le preg “¿A dónde vas?” dijo: “A di untó alogar”
Marcadores económicos Guiomar Caminos Cuatro analistas y amigos tachirenses, todos ellos desocupados pero preocupados por la situación del país, decidieron sentarse en la mesa a dialogar. Dos de este lado y dos del otro. Los de este lado conscientes de que es la guerra económica la responsable de esa situación; los otros, de que ella es culpa del gobierno. En lo que sí están de acuerdo es que debe existir un mecanismo que hace que los precios de casi absolutamente todo cambien todos los días. Eso que los economistas llaman los marcadores y que determinan a qué precios se van a vender los bienes y servicios. Uno de los integrantes de esta mesa de diálogo comenzó comentando que todos los días en las bolsas de los grandes países súper desarrollados se decide el precio , por ejemplo, del petróleo para sus ventas a futuro. El Texas-Brent, el del mar del Norte y el de la OPEP se cotizan de acuerdo a su densidad, etc. Igual pasa con el precio del oro, del trigo y pare usted de contar. ¿Cuál es entonces el producto, bien o servicio cuyo marcador provoca el desastre de los aumentos en Venezuela? Como estaban en una panadería, uno de los analistas afirmó que era el precio del pan canilla el responsable del desbarajuste. Fíjense, dijo, que si uno pregunta cuánto vale ese pan, le responden que si el pequeño o el grande. El primero a 300 y el grande a 800. Resulta que los panaderos no venden el pan según su peso, sino por el volumen que tenga. Un pan canilla contiene más aire que una tripa de caucho de camión y como los panaderos cambian casi todos los días su precio, de allí se agarran los comerciantes para su ya larga guerra en contra del pueblo. No importa que usted venda tornillos, éstos se cotizarán de acuerdo al valor del pan canilla. Cada uno de los dialogantes expuso sus puntos de vista sobre
cuál es el marcador. El último en hablar fue don Ramón. Por ser el más viejo de todos, después de tomarse su tercer negrito, sentenció: Amigos, el marcador de la especulación es el huevo. A casi toda la gente le gusta el huevo. El grande, en especial, que no está lleno de aire como la canilla del portugués sino de proteínas. Da gusto un huevo grande. Tenerlo en la mano, sopesarlo, sentir que es un organismo vivo que va a contribuir con nuestra felicidad. El huevo, amigos, ha sido el motor que ha movido a la humanidad. Y repito, entre más grande, mejor. El huevo chiquito, por el contrario, no llena. Queda uno como fallo, con ganas de más. En ese momento de la disertación de Ramón, fue interrumpido por uno de los compañeros, quien con cara de asombro exclamó: “¡Qué carajo le pasa a usted Ramón! Yo siempre he creído que usted es un hombre serio. ¡Qué vaina es esa de tener un huevo grande en la mano! Si después de viejo usted se ha cambiado para el otro equipo, dígalo de una vez, carajo”. Don Ramón, sorprendido por la interrupción pero no molesto con el otro dialogante, les dijo que ni de vaina se había cambiado de equipo, sino que le arrechaba mucho que los huevos que vendían eran chiquiticos y que valían un ojo de la cara. Ayer amaneció el cartón a 4.800 bolívares, es decir, a 160 un huevito. Si hace unos días habían regulado el cartón en 480, esa subida era el marcador para todo lo demás. El defensor del gobierno agregó que los empresarios eran los culpables de la especulación. Esta afirmación hizo que los dos miembros de la oposición se levantaran de la mesa de diálogo, la patearan y se fueran con la cabuya en la pata, dejándole la cuenta del café que ascendía a los 4.800 bolívares a don Ramón y su compañero de luchas.
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