¿Cuál soberanía, cuál asamblea, cuál poder constituyente? L
Históricamente, Venezuela es un país al igual que el resto de países de América latina, que ha sido penetrada, invadida, asaltada por gobiernos de distintas naciones con vocación imperialista. Desde la colonia hasta nuestros días, este contexto no ha cambiado, salvo la forma y la manera de hacerlo –en términos más concretos- somos un país que en el ayer y en el hoy, hemos sido sometidos por estados que por su fortaleza económica, científica, tecnológica y militar nos han subordinado a sus intereses desde todos los puntos de vista, con la complacencia de los gobiernos de turno que hemos tenido, salvo algunas y escasa excepciones, como las asumidas en su tiempo histórico por Cipriano Castro, cuando enfrento el bloqueo que hicieran en nuestras costas Gran Bretaña, Alemania con la complicidad de Francia, Italia y España. Éste ambiente, que dolorosamente hemos vivido a través del tiempo, las clases dominantes la han querido encubrir, en esa historia arreglada, acomodada y farsante del pasado y presente, para ocultar su traición a los
intereses de la patria y que con el transcurrir de los días se agudiza con celeridad en un mundo globalizado que ve al planeta como simple mercancía. Un ejemplo de ese pasado doloroso contra América Latina, lo podemos encontrar en los despojos territoriales que hacen los países con vocación imperial en las últimas décadas del siglo XIX, al respecto el historiador Federico Brito Figueroa señala: “… en efecto, Gran Bretaña incorpora a sus antiguos dominios coloniales 3.700.000 millas cuadradas, con una población de 57.000.000 de habitantes; Francia, 3.600.000 millas cuadradas, con 36.500.000 habitantes; Alemania, 1.000.000 de millas cuadradas, con 14.5000.000 habitantes; Portugal amplía su imperio colonial apoderándose de 800.000 millas cuadradas, con 30.000.000 y los Estados Unidos de Norteamérica establecen definitivamente las bases para controlar en el futuro las Islas del Mar Caribe”. (Al respecto véase el libro “Origen del Capital norteamericano en Venezuela” de O.E. THURBER, Editorial LOLA DE FUENMAYOR. 1984. Caracas-Venezuela.). Esta historia del despojo, en nada ha cambiado en éste presente, los gobiernos siguen entregando nuestros recursos al gran capital para su explotación irracional que daña no solo nuestro medio ambiente, sino que lesiona nuestra soberanía a cambio de cuotas de poder que siempre han manejado las clases dominantes y sus respectivos partidos políticos.
Un ejemplo claro de estas afirmaciones en éste presente lo encontramos en la reciente entrega que el llamado gobierno “revolucionario” está
haciendo, al otorgarle a empresas multinacionales el llamado Arco Minero del Orinoco donde el 12% de nuestro territorio es cedido y será explotado irracionalmente en el área de la minería, donde denuncias muy concretas de nuestras universidades, grupos ecológicos, científicos y las mismas etnias originarias del lugar, han señalado que la mencionada explotación afecta gravemente bosques, ríos, parques nacionales y las tierras indígenas. Esta entrega es la continuación del despojo histórico, junto al Esequibo, donde el chavismo compartió la tesis del fidelismo cubano, cuando en las propias palabras de Fidel acuso a Venezuela de imperialista por su reclamación territorial, al respecto véase “La Guayana Esequiba el Pacto Cubano - Guyanés de 1981”. Numerosas opiniones se han entretejido en artículos de prensa, declaraciones, documentos con respecto a la entrega y la explotación del Arco Minero, al respecto el profesor Esteban Emilio Mosonyi, conocido antropólogo, escritor y ex rector de la Universidad Indígena, indicó en una declaración de prensa que “Ese desarrollo del Arco Minero no es otra cosa que una posibilidad mortal, es el fin de Venezuela, de un país, es un ecocidio. Aún si se explotara solamente la mitad del arco, el golpe seria mortal”. Pastora Medina, del Movimiento Ecológico de Venezuela (MOVEV), explicaba que el Arco Minero, destruiría selvas y bosques protegidas por decretos ambientales, como Imataca, La paragua y El Caura, además de atentar contra monumentos naturales como Guanay y los 96 mil kilómetros de la Cuenca del Caroní, la cual alimenta la represa del Gurí. De igual manera el Secretario de la Academia Nacional de Ciencias Naturales, Machado Allison, indicó que la explotación del Arco Minero del Orinoco serviría para la deforestación extrema, junto con problemas fatales de salud para los habitantes locales. Juan Carlos Sánchez, coganador del Premio Nobel de la Paz como parte del Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC), indicó también que está de acuerdo con Machado-Allison y refuta la ceguera del gobierno con la minería a gran escala. En su esclarecida opinión, aseveraba que los daños ambientales serán desastrosas en el Arco Minero del Orinoco, incluyendo la acidificación de los ríos; el acrecentamiento de la turbidez y sedimentación de los cursos de agua; y la contaminación de 10-100 metros cúbicos de agua por tonelada de mineral procesado. Sánchez descarta el concepto de la minería ecológica del gobierno como una fantasía. La extracción, de oro y diamantes requiere la deforestación y la eliminación del
suelo en grandes áreas causando “daños irreversibles”, junto con los impactos en cascada: incluyendo la destrucción de hábitat de la fauna y la pérdida de gran riqueza biológica. Douglas Bravo, referencia histórica del proceso revolucionario venezolano, en reciente entrevista afirmaba: “… Chávez traicionó a la patria en el caso del Esequibo y aprobó la “venta de la República” al asignar las concesiones sobre la faja petrolífera del Orinoco (…) Este Gobierno traicionó a la patria en el caso de la defensa del Esequibo. Fidel Castro dijo en 1981 que Venezuela no tenía por qué reclamar el Esequibo a Guyana y acusó al Gobierno venezolano de ser imperialista. Al parecer Chávez siguió las instrucciones de Fidel, porque desde 1999 y hasta su muerte, hubo una política más bien entreguista de nuestro territorio Esequibo hacia Guyana. (…) Además, la traición no ha sido solo con Guyana; Venezuela ha otorgado en convenios internacionales concesiones a otros países donde se entrega el país. Hoy pueden presentarse en Venezuela soldados chinos, rusos, bielorrusos, de Estados Unidos o Inglaterra y pueden decir “este territorio es nuestro” porque prácticamente ha sido vendido”.
A la fecha, ya se han firmado cuatro acuerdos, con empresas trasnacionales chinas, canadienses, congolesas e inglesas, en trámite esperan empresas norteamericanas y rusas –entre otras- con contratos leoninos a favor de las mismas, donde hasta el momento han sido beneficiadas compañías como la Yakuan Group de China, la Camc Engineering Co.Ltd (China), Afridiam de la República del Congo y la canadiense Gold Reserve. Esta última, demando a Venezuela donde la Corte de Apelaciones de Paris fallo a favor de dicha empresa y le ordeno a Venezuela pagarle 730 millones de dólares por la expropiación de sus activos en la región de Guayana. James Coleman, presidente de la junta directiva de Gold Reserve, declaró que aunque ha prevalecido la posición de ellos en este juicio, siguen considerando a Venezuela como un socio y esperan que sea satisfecha la compensación. Pero, además, quieren continuara avanzando en el desarrollo del proyecto “Siembra Minera” en las minas Brisas Cristinas. Geográficamente la mina Las Brisas-Las Cristinas está ubicada en el municipio Sifontes del estado Bolívar, entre los parques nacionales Imataca y Gran Sabana. Aunque la certificación estará lista entre ocho meses y un año, desde ya se le considera la mina de oro más grande del mundo. Políticamente
está en el centro de la diatriba. Por un lado, gravitan las acusaciones sobre el daño ambiental que podría causar en la zona la explotación de los minerales. Y, por el otro, que se convierta en el soporte financiero del gobierno que, urgido de dinero, es acusado de regalar no solo las riquezas mineras sino también las petroleras. En medio de este panorama, valdría la pena preguntarse de cuál invasión nos habla el señor Maduro, a no ser que muchos venezolanos , y el presidente de éste país se refiera a una invasión extraterrestre. Lo cierto de esto, es que históricamente esta nación, no había sido vendida y entregada al imperio del capital, como lo está haciendo el llamado gobierno revolucionario a nombre incluso de Bolívar. La comprensión de esta historia de la dominación, solamente podemos abordarla con criterio histórico de totalidad, de lo contrario seguiremos ignorando las causas y las consecuencias del por qué de la situación que estamos viviendo en éste presente. Nuestra historia, es una historia de lucha permanente llena en algunas oportunidades de triunfos que a mediano y largo plazo se han convertido en traiciones, traiciones que nos han conducido a una realidad que obligatoriamente replantea la necesidad imperiosa de continuar la lucha por la emancipación de nuestras tierras llenas de gracia, riquezas y de un pueblo soñador y amante de la libertad. Cuando esa causa emancipadora se dé, producto de las luchas de los de abajo en ese proceso prolongado para ir construyendo poco a poco la descolonización, América Latina dejara de ser la neo colonia de ese imperio llamado capital, que ha de librarnos de esa deuda externa impagable, de la dominación ideológica eurocentrista del llamado capitalismo y socialismo, de la dependencia tecnológica y científica, del militarismo imperial, del servilismo, la entrega y traición de los gobiernos de turno que hemos tenido, de los partidos políticos controladores del pensamiento, las protestas y luchas sociales y de otras variables que han conducido a tener sociedades esclavas dentro de la llamada razón colonial.
En Venezuela, el gobierno de Maduro pretende reeditar una especie de golpe de Estado como el del 18 Brumario en Francia el 9 de noviembre de 1799. Sin embargo, la diferencia es obvia, ni Maduro es Napoleón quien venía investido de poderes y triunfos militares, ni la Venezuela del siglo XXI es la Francia de la Revolución jacobina. En aquella oportunidad, convencidos de que salvaban la República, los soldados dispersaron a los diputados, disolvieron la Asamblea y confiaron el ejecutivo a tres cónsules provisionales: Bonaparte, Sieyés y Roger Ducos. En realidad, Napoleón era el amo del poder. La Dictadura mostraba su verdadero rostro militar e iba a restaurar el poder absoluto de un hombre, con ansias de convertirse en Emperador de Europa. Tal como está planteada, ni la constituyente propuesta sería originaria, sino derivada del poder constituido, quien controla al CNE, al TSJ y demás poderes –formales- del Estado, ni el poder constituyente podrá “transformar el Estado, ni creará un nuevo ordenamiento jurídico, ni redactará una nueva carta magna. Ciertamente, una Asamblea Nacional Constituyente convocada por el presidente de la república es constitucional, más no originaria, sino derivada del poder constituido. Tal como si en 1810 el Capitán General
Vicente Emparan hubiese convocado al Congreso Constituyente de 1811, pero además hubiese firmado el Acta de independencia del 5 de julio de 1811. Cuando el Estado es monárquico, la soberanía reside en el Rey, pero en cuando el Estado es republicano, la soberanía reside en el pueblo- en teoría-, pero quien la ejerce es el presidente, en representación del pueblo. Es decir, el “pueblo” jamás ha ejercido su soberanía de manera directa, sino a través del sufragio, siendo el voto como símbolo paradigmático y única herramienta para ejercer el pueblo su soberanía. Pero luego de su ejercicio democrático, el “pueblo” como sujeto histórico queda dependiendo de una persona, bien sea rey, presidente, caudillo, líder, quienes le usurpan al pueblo su voluntad y poder de decisión en las diversas materias relativas al Estado, la economía, la política y cualesquier otro asunto de alto interés nacional.
El artículo 347 -de la aún vigente constitución del 99-, es claro: El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva constitución. Sin embargo, en esta oportunidad, según los voceros del oficialismo, la convocatoria no consultará al “soberano”, como tampoco la Asamblea Nacional Constituyente será para “transformar al Estado”, ni para “crear un nuevo ordenamiento jurídico”, ni para “redactar una nueva constitución”. Entonces dónde queda la soberanía popular, el poder constituyente originario y toda esa paja inventada para crear la ilusión de “participación y protagonismo”. Entonces, ¿cuál sería la verdadera intención del presidente para la “iniciativa” de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente Comunal?. Primer supuesto: evitar cualquier tipo de elecciones o retrasar el cronograma pautado para las regionales y cualquier otra forma de elección que implique medir fuerzas. Segundo supuesto: Utilizar la constituyente como distracción para evadir los inmensos problemas económicos y sociales prevalecientes y padecidos por el pueblo en general. Tercera hipótesis: El gobierno, antes de enfrentar una nueva derrota electoral como la de la reforma constitucional propuesta por Chávez, o como la de la Asamblea Nacional en diciembre de
2006, prefiere llevar el conflicto al terreno de la violencia generalizada – ¿guerra civil?- para entonces suspender cualquier tipo de elección o justificar la declaratoria de Estado de conmoción, Estado de excepción, toque de queda u otra medida de coerción del Estado para frenar cualquier estallido social, lo cual estaría abonando el terreno para una eventual intervención militar extranjera, donde los mercaderes de la guerra han comenzado a hacer sus apuestas.
En Venezuela ninguna Constituyente, ni Constitución ha resuelto los profundos problemas económicos y sociales del pueblo. En realidad, una constituyente derivada no resolverá el problema de la deuda externa contraída con los dueños del capital financiero internacional, como tampoco acabará cual varita mágica con las más de 18.000 bandas criminales, mucho menos evitará la creciente militarización de la sociedad, ni llevará a la cárcel a quienes se han enriquecido en nombre de la “revolución” y el “socialismo”, como tampoco extirpará cuál guillotina a la corrupción que ha permeado todo el tejido político-económico-social. Una constituyente no ayudará a detener la hambruna, ni el creciente desabastecimiento, producto de la dependencia
agroalimentaria disfrazada de “soberanía”. Una nueva constitución no es la palanca fundamental para activar y desarrollar el aparato productivo, como si el desarrollo agrícola dependiera de un papel que “aguanta todo”. En realidad, el poder constituyente originario –es decir, el pueblonecesita con urgencia es un salario digno, pero ni siquiera se ha cumplido, desde su promulgación, con el artículo 91 de la constitución bolivariana que reza que el salario mínimo deberá adecuarse al costo de la canasta básica. Una nueva constituyente secuestrada por el poder constituido sólo serviría para agudizar la crisis económica y social, terminaría de secuestrar la soberanía popular, para continuar con la entrega de nuestros recursos al capital industrial y financiero, en detrimento de las condiciones materiales de vida de la masa trabajadora. A pesar de haberse realizado numerosas consultas electorales, tanto en la IV como en la V república, al pueblo nunca se la ha consultado sobre quiénes y cuáles empresas contratarán con el Estado y cómo se repartirán las comisiones y dividendos los gobernadores y alcaldes, tampoco se le ha consultó al pueblo sobre el “techo de la deuda” , ni sobre hipotecar o no al país, al pueblo no se le consultará sobre si quiere ir o no a una posible guerra planteada entre Colombia y Venezuela, como tampoco a los estadounidenses tampoco se les consultará sobre si quieren ir o no a la próxima guerra nuclear. No. Al pueblo venezolano, colombiano o estadounidense, chino, ruso, japonés, etc, sólo se le consulta sobre quién será su próximo verdugo, pero luego su verdugo no le consultará sobre las medidas a tomar y aplicar contra su propia voluntad. La historia está de llena de demagogos y verdugos, pero sobre todo de millones de víctimas de un sistema basado en la violencia y la farsa democrática. Si con la Asamblea Nacional Constituyente de 1999 y su “mejor constitución del mundo” nos han llevado a este estado de barbarie, con la próxima constituyente nos sumergirán en el más vil salvajismo. En 1999 nació la farsa de la “democracia participativa y protagónica”, sustituta de la “democracia representativa”, ambas diseñadas para hacer creer que el pueblo es dueño de su destino, cuando en realidad es sólo un espectador de su tragedia. Si con la constitución del 99´ se ha violado sistemáticamente la soberanía popular, con la próxima constituyente podríamos ir hacia la disolución definitiva de la república.
Actualmente estamos asistiendo en occidente a una profunda transformación de los mecanismos de poder. Pasando por las lecturas claves del anarquista Piotr Alexsévich Kropotkin (Las Prisiones), La Filosofía Penal de Gil Fortoul, Del Delito y las Penas de Beccaria, La Colonia Penitenciaria de Frank Kafka, 1984 de G. Orwel, Vigilar y Castigar de M. Foucault, las Sociedades de Control en Gilles Deleuze. Podríamos decir que se van instaurando en el sistema panóptico-social que se instituye, sobre todo en los órdenes “socialista”, “comunistas”, Totalitarios y las modalidades de terrorismo contemporáneos bajo dos posibles formas: una, como poder sobre la vida (las políticas de la vida biológica, entre ellas las políticas de la sexualidad) y la otra, como poder sobre la muerte (el racismo). En consecuencia, se trata, en definitiva, de la estatización de la vida biológicamente considerada, es decir, del hombre como ser viviente. El tema biopoder (Bio-Pouvoir), biopolítica, disciplina, se encuentran en el último capítulo de la Voluntad de saber (Historia de la Sexualidad. 3 T.) y en la clase del 17 de marzo de 1976 del curso “II faut défendre la société”
(Defender la Sociedad); como los textos fundamentales de referencia acerca del biopoder. A partir de la denominada discusión entre modernidad/posmodernidad, los planos rupturales que se vienen dando en el Viejo Continente (caída de la Cortina de Hierro, Unificación de las alemanias, Mayo francés, caída del MURO de Berlín, las propuestas musicales como discurso rítmico-sonoro de los márgenes creativos al estilo de Pink Floyd, Talking Head y David Byrne, Robert Fripp y King Crimson (Hombre Esquizofrénico del S. XXI), Mike Oldfield, el legado de Human Nature de Miles Davis, Michael Brecker y Steps Ahead y una cantidad brutal de elementos imaginativos a manera de dispositivos pulsionales y en el área de una tremenda economía libidinal que trata a toda costa de luchar contra los planos represivos totalitaristas y hegemónicos de un pensamiento uniforme basado en la Igualdad distributiva de la pobreza frente al Deseo como potencia y no como carencia. El antiguo derecho del soberano de hacer morir o dejar vivir es reemplazado por un poder de hacer vivir o abandonar a la muerte. A partir del S. XVII, el poder se ha organizado en torno a la vida, bajo dos formas principales que no son antitéticas, sino que están atravesadas por un plexo de relaciones: por un lado, las disciplinas (una anatomo-política del cuerpo humano), que tienen como objeto el cuerpo individual, considerado como una máquina; por otro lado, a partir de mediados del siglo XVIII, una biopolítica de la población, del cuerpo-especie, cuyo objeto será el cuerpo viviente, soporte de los proceso biológicos (nacimiento, mortalidad, salud, duración de la vida). El biopoder ha sido un elemento indispensable para el desarrollo del capitalismo, sobre todo hoy, que vivimos un post-capitalismo Global de gran magnitud. Analicen el marco referencial de la re-fundación de los países de la UE. En este sentido, estamos en una dimensión social o fenómeno de otro tipo y quizás de mayor amplitud que esta novedosa moral, que parecía descalificar el cuerpo, inserta en la historia en construcción, a la vida misma.
Por primera vez, y este es el sentido hoy de hacer la Gran Política (Nietzsche) y no escatimarse más en valorar el sentido histórico de una serie de acontecimientos continuos que nos hacen revisar el pasado y repetir los mismos errores que causaron las subalternas fatalidades. En consecuencia, el biopoder ha servido para asegurar la inserción controlada de los cuerpos en el aparato productivo y para ajustar los fenómenos de la población a los procesos económicos. De esta forma el sexo funciona como bisagra de las dos direcciones en las que se ha desplegado el biopoder, la disciplina y la biopolítica. Cada una de las cuatro grandes políticas del sexo, ya nombradas anteriormente, que se han desarrollado en la modernidad ha sido una manera de componer las técnicas disciplinarias del individuo con los procedimientos reguladores de la población. (Seguridad, Territorio y Población. M. Foucault. FCE). Dos de ellas se han apoyado en la problemática de la regulación de las poblaciones (el tema de la descendencia y la salud colectiva) produciendo efectos a nivel de la disciplina: la sexualización de la infancia y la histerización del cuerpo de la mujer. Las otras dos, inversamente, se apoyan en las disciplinas y obtienen efectos a nivel de la población: control de los nacimientos, psiquiatrización de las perversiones. Es así como hoy es vital entender que los efectos políticos supranacionales trascienden la soberanía de los pueblos, ya caducados y deslegitimados en la esfera global del desarrollo de las nuevas formas de socialización entre los cuerpos. Ya no interesa el planteamiento jurídico de la soberanía, sino aquella biológica, de una población. Por ello la importancia creciente de la norma y, consecuentemente, de la normalidad, en detrimento del sistema jurídico y de la ley. Véase por ejemplo el actual dictamen supranacional de la sanción impuesta al TSJ. Esta novedosa forma del poder, a la vez individualizante y totalizante, es para Michel Foucault la característica fundamental del poder moderno. El Panóptico Cívico-Cuartelario Actual.El “poder organizado” en términos de “soberanía” se volvió inoperante para manejar el cuerpo económico y político de una sociedad en vías de explosión
demográfica y, a la vez, de industrialización. Por eso vemos como esta dirigencia “gubernamental” va hacia atrás, incluso, peor que en la hacienda gomecista latifundista de nuestro pobre desarrollo histórico. La escuela, el cuartel, los asilos, los hospitales, correccionales, universidades, las cárceles, las fábricas, incluso la sociedad entera se han convertido ya HOY en un panóptico. Vivimos nada más y nada menos que el Gran Encierro. Estos espacios y lugares en los que se entra para ser clasificado, medido, normalizado, curado, reprendido, formado, conformado, reformado, castigado, convertido en miembro forzoso o aquiescente de una institución racionalmente codificada. Para Foucault, el cuerpo sufre una inscripción disciplinaria en la sociedad moderna, en nombre de la racionalidad organizada, una inclusión forzada e institucional que inaugura un nuevo modelo de sociedad: la sociedad disciplinaria. En este sentido, podemos afirmar que el siglo XVIII organiza un vasto campo de concentración. La instauración del mundo del orden a través del rechazo del otro, del diferente, de la alteridad. Es así como emerge la Obra de Miguel de Cervantes en un cuadro anticipado de nuestra escisión como sujetos, lo que Freud designará como Spaltung en el nivel de su psicoanálisis contemporáneo para explicar nuestro malestar en la cultura. Sancho Panza como el sublime organizador del advenimiento de una razón destructiva y El Quijote como el personaje que encarna la sin-razón en un mundo que está por construirse y que deviene en lo que somos en este presente: “Hombre esquizofrénico del siglo XXI”. (King Crimson). LA SOCIEDAD DE CONTROL. Caracterización Histórica: A fines del S. XVIII, surge un proyecto para realizar una prisión, presentado especialmente en Francia luego de 1879. Hay en ese entonces un pensamiento que
campea llamado Iluminismo, también Ilustración y Siglo de las Luces. El panóptico no sólo será una demostración de este pensamiento sino que será el pensamiento iluminista en sí mismo. La mirada y la luz que surca los cuerpos es una preocupación del iluminismo reinante en esa época, por ende se la vislumbrará en el panóptico con todo su esplendor. En el panóptico no sólo tenemos una mirada omnipresente sino que también el vigilante será controlado para buena consecución del fin. Es una estructura semicircular, con habitaciones que estén abiertas hacia el interior de un patio y cerradas hacia afuera. En el patio, en el medio del diámetro encontramos una torre, de la misma se ve hacia las habitaciones que dan al patio. En la torre se sitúa el vigilante constantemente, o al menos esa será la idea que tendrán las personas que estén en las habitaciones. Por esta facilidad para contemplar a las personas de las habitaciones y a su vez la presunción que crearía el sentirse vigilado harían más económico este sistema por sobre los otros. Su creador Jeremias Bentham no sólo lo propone como modelo de prisión sino que lo postula para ser hospital, escuela, lugar de trabajo y las anteriores modalidades expuestas anteriormente. En conclusión, el poder disciplinario “es una cierta forma capilar, una modalidad mediante la cual el poder político y los poderes en general logran, en última instancia, tocar los cuerpos, aferrarse a ellos, tomar en cuenta los gestos, los comportamientos, los hábitos, las palabras; la manera, en síntesis, como todos esos poderes, al concentrarse en el descenso hacia los propios cuerpos y tocarlos, trabajan, modifican y dirigen (…) las fibras blandas del cerebro.” (Foucault). La premisa básica de que “…no es que las cárceles estén superpobladas, sino que la población está superencarcelada” se cumple HOY con este sistema de gobernabilidad que estamos padeciendo. No hay afuera…!!!! Yo SOY su Ejemplo.