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-----------------------------------------------------------------Teología de la liberación
Gustavo Gutiérrez: "El Papa es un 'kairós' que nadie esperaba…”
Hay una rebelión en curso en este momento en Venezuela. A pesar del deseo de Maduro. En contra del sentir de Diosdado; Para desdicha de Tibisay; Con disgusto de Padrino López; Y para mortificación de Jorge Rodríguez. Es una rebelión que noche tras noche sale por las calles a conspirar. Se reúne en cada esquina de los barrios y pueblos de este país. Se transmite a cualquier hora por mensaje de celular. Se discute pausadamente en los comedores de las casas. Esta rebelión ya está en marcha: indetenible, anhelante, silenciosa. Es una rebelión que a veces brota y casi parece va a ser descubierta, pero rápidamente se esconde para seguir acumulando fuerza. Esta rebelión tiene múltiples rostros y ninguno en particular. Es anónima pero todos la conocemos. Su conspiración transita a nuestro lado, le damos los buenos días y le sonreímos. Pasa al frente del gobierno, está dentro del gobierno e, increíblemente, forma parte del propio gobierno. Su propaganda oculta se mueve en la prensa, en la radio, en la televisión. Internet es su fiel aliado. Pero es en las redes sociales en donde su presencia es más efectiva, más prolífica. Allí se recluta, allí se organiza, se coordina y comanda a sus seguidores. Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp. Ningún espacio se desperdicia. No hay día que no escuche o lea algo de ella. Es imposible. Su omnipresencia es tan evidente que a veces me resulta ensordecedor el ruido de su marcha. En la mañana, al mediodía, en la tarde, al dormir. A toda y en todo espacio tengo noticias de ella. Es inevitable. Cuando creo que no volveré a
saber de ella, me encuentro a algún partícipe de la misma detrás de mí en la cola del banco, en alguna oficina pública, en el kiosco de la esquina, al finalizar la clase. Así como los profetas de la antigüedad, quienes no sabían que eran profetas pero igual profetizaban, así la rebelión venezolana no sabe que es rebelde pero igual se rebela. Esta rebelión en su falta de docilidad hace temblar al gobierno. El régimen sí sabe muy bien de ella, pero es impotente ante la misma. No puede sofocarla. No hay armas, ni dádivas, ni ruegos, ni amenazas que la disminuya u opaque. La rebelión es insobornable, es noble, es sincera. Esta rebelión tiene rostro de mujer. De madres y abuelas, de esposas e hijas. La rebelión suma fuerzas en las oscuras noches a las afueras de un establecimiento, mientras las mujeres hacen la cola esperando saber qué productos trae el amanecer. Se nutre en cada conversación de madres esperando que sus hijos salgan de la escuela, mientras hablan escandalizadas del costo de la vida. Crece incesante con cada mensaje de texto que se pasa una mujer a otra, diciendo dónde hay leche, o pan, o azúcar. Eleva su grito de furia cuando cada esposa, o cada hija, o cada hermana, habla de conseguir jabón o cualquier otra minucia en la bodega de…, en el negocio de…, en la tienda de… Hace años, por allá en los noventa, le escuché a un viejo comunista decir que la Unión Soviética cayó cuando perdió el apoyo de las madres y las abuelas. ¿Qué quería significar aquel camarada con eso? Al parecer, la historia se repite en Venezuela. Hoy día, la autodenominada “revolución” perdió el apoyo de esas madres y abuelas. Cada vez que una madre llora por un hijo despedido en el aeropuerto o en el cementerio, cada vez que una mujer es humillada por un “milico” en alguna fila de comida, cada vez que una esposa no tiene suficiente dinero para llegar a fin de mes, cada vez que una hermana no puede adquirir un producto básico, la rebelión se agiganta.
¡Cuán grande se ha vuelto esta rebelión! Ahora mismo un gobernador chavista muestra su baja estatura moral al acusar de bachaqueras a unas humildes mujeres cuyo único pecado es buscar comida para no dejar morir de hambre a sus hijos y esposos en la frontera colombiana. Un ministro del régimen insulta a otro grupo de mujeres que piden, no la libertad para sus esposos y novios presos, sino simplemente que las dejen visitarlos en paz. Un Alcalde gobiernero conmina al silencio a las mujeres que quieren saber cuándo llegará la comida. Todas estas acciones son muestras de que la rebelión ya se está haciendo pública; ya no aguanta su propio silencio; ya quiere parir el fruto de su dolor, de su humillación, de su desesperación. Las mujeres, siempre las mujeres. ¿Por qué no hacen silencio y se quedan tranquilas en sus casas? ¿Por qué ese empeño en llevar la contraria? ¿Hasta cuándo el fastidio de sus quejas? ¿Quién las manda, que siempre que se juntan para conspirar? Esas son las ridículas preguntas de los mandos militares cuando ven a las venezolanas exigiendo sus derechos o, simplemente, ser oídas en su dolor. Pero el tiempo de las respuestas para estas mujeres ya pasó, sólo queda para ellas el hastío y la rebelión. Ya basta, dijo ella. Ya basta, dijo la madre. Ya basta, dijo la esposa. Ya basta, dijo la hermana, y la abuela, y la hija, y la vecina, y la amiga, y la mujer, y las mujeres. Cuando pienso en esta rebelión y en su pasado, no puedo dejar de esbozar una sonrisa. Hace cinco años ni se sabía de ella. Era subterránea. Ahora esta rebelión es general, está en marcha y no quiere volver atrás en su objetivo. Es obvio, la rebelión está en manos de las mujeres. Nicolás, en medio de la hipócrita algazara de tus adláteres, ¿no oyes la rebelión silenciosa que comandan las mujeres? Ya decían los viejos que no conocen los cielos mayor furia que la de una mujer desesperada. (*) Prof. Lenin Eduardo Guerra Departamento de Políticas Públicas Universidad de Los Andes-Venezuela leninguerra@gmail.com @guerra_lenin
SE ACERCA LA INSURGENCIA DE LAS MUCHEDUMBRES Nuestra historia, la historia política y social de Venezuela, está a punto de escribir un nuevo hito, dar su salto cualitativo en el marco de esa lógica de la dialéctica. Ese salto cualitativo, sólo es provocado y siempre ha sido así, en la lucha que ocasiona los privilegios de los de arriba, frente a la miseria y la pobreza de los de abajo. La situación social y económica que cada venezolano se encuentra viviendo hoy día, es grave, muy grave y lo peor de toda esta situación, es que las clases políticas del gobierno y de la misma oposición causantes y responsables de esta crisis socio-económica que nos toca vivir, no la ven, pues su centro de atención ha sido siempre en: unos por mantener el poder y otros por tomar ese mismo poder. Un poder que sólo ha sido utilizado en el ayer y en el hoy para saquear la república, para masacrarla, vejarla, humillarla, entregarla a los intereses más bastardos de los grandes grupos económicos trasnacionales, con el cuento de las empresas mixtas, del desarrollo sustentable, del bienestar social, del crecimiento económico, de la democracia protagónica y participativa y de esta manera entregar inclusive la soberanía y la independencia de la patria. El partido de gobierno PSUV y su entorno de busca puesto y enchufados, se ha debilitado profundamente, porque se está hundiendo en sus propias contradicciones, su militancia se está dando cuenta que sus dirigentes en el gobierno sólo han servido para enriquecerse, abusar de ese poder que en la actualidad sustentan y que lo han aprovechado –y de qué manera- para pisotear, humillar, engañar y vejar a su propia militancia a nombre de un “socialismo” cuya doctrina es profundamente neoliberal. De igual manera la llamada oposición democrática representada en la MUD, donde se han agrupado muchos cuadros del gansterismo económico y político del pasado y del presente que sabe negociar, corromper, engañar y triturar cualquier idea sana que salga de sus propias entrañas, en nada se diferencian del gobierno al cual le hacen “oposición”.
MASCARAS AL PISO Se están cayendo las máscaras de unos y otros, nuestro pueblo conspira, ya se dio cuenta del bandidaje que le rodea, se consulta, se habla, no tiene fijo el sitio de las reuniones, su palabra es clandestina para los de arriba, se invisibiliza, se da cuenta que unos y otros de los sustentadores del estado son sus verdaderos enemigos y que si no se tumban, se sacan de ese poder, terminan por asesinar al pueblo de hambre. Jamás en la historia política de Venezuela, se había visto semejante conspiración, es parte de lo que en una oportunidad nos decía nuestro querido poeta Aquiles Nazoa: “son los poderes creadores del pueblo”. Sólo el pueblo salva al pueblo. Quedaron atrás las vanguardias trasnochadas del mal llamado “marxismo” y de los grupos y partidos “democráticos para orientar” hacia donde debería ir el país o la “revolución”. Que conspiración tan hermosa se está dando en Venezuela, se está pensando en el futuro, en las generaciones que vienen e incluso en esas colas conspirativas hoy convertidas en reuniones que ya son parte de la cotidianidad, se plantean la necesidad de que hay que abolir la figura presidencial, que hay que quitarle los privilegios económicos y políticos a los representantes en Asambleas y Congresos, que los concejales y diputados regionales no deberían existir, que hay que descentralizar los ministerios, pues no todos pueden estar en Caracas, que llegó la hora de horizontalizar el poder, para hacerlo más democrático y popular y que los partidos desaparezcan para que surja realmente la posibilidad de elegir y no solamente votar. Ahora sí el pueblo está pensando, ya que pareciera que en las colas se está dando unos constituyente originaria que solamente hay que materializar. Hay personas, que su fanatismo político ha llegado a tal extremo, que intentan ocultar realidades que a diario vive el pueblo venezolano. Sus posturas “ideológicas” han asumido un fundamentalismo extremo, fundamentalismo que se caracteriza por negar otros enfoques distintos a la que ellos asumen, no admiten otros criterios y por lo tanto con él no se puede hablar o asumen su
posición con carácter apologético puesto que su “visión ideológica” es sagrada e incólume. Pero independientemente de todas estas posturas, hay quienes asumimos decir las verdades que se tienen que decir y más cuando se es periodista y una de esas verdades y bien dolorosa que es, es ver como una clase media se empobrece vertiginosamente y el sector excluido de siempre, que viene de tiempos atrás de la llamada democracia representativa pasan a ser los llamados lumpes en la democracia participativa y protagónica, que no es otra cosa que seres humanos en condiciones de pobreza crítica. Tal situación aunque muchos personeros del gobierno no lo quieran reconocer, porque siempre buscan esconder realidades que les afecta políticamente, la pobreza en Venezuela sigue aumentando y esta verdad tan dolorosa es porque estamos refiriéndonos al país con mayores recursos en toda América Latina. ENCUESTAS Las encuestas realizadas por ENCOVI, institución dedicada a la investigación social, conformada por la Universidad Central de Venezuela, Universidad Católica Andrés Bello y la Universidad Simón Bolívar, en estudios realizados acerca de las condiciones socio-económica actuales de los venezolanos, revelaron que el 82% de los hogares en Venezuela vive en condiciones de pobreza, la muestra fue tomada a 6.500 familias cuyos resultados nos colocan por debajo de Haití, que “tradicionalmente” aparecía en las estadísticas en el último puesto. ¿Se justifica tal situación? El psicólogo social Ángel Oropeza profesor de la UCV ante esta situación indico: “por primera vez en la historia esto ocurre en nuestro país. En el año 2014 la pobreza venezolana se colocaba en un 48% y ahora alcanza el 82%. En lo que respecta a la pobreza extrema, se ubica en un 52%, es decir, más de la mitad de las familias venezolanas, de hogares venezolanos, en pobreza extrema. Y apenas tenemos un 18% de hogares no pobres”.
Desde luego que esta situación se debe a que los ingresos no alcanzan para comprar la llamada cesta básica alimentaria, pues la misma ya se encuentra cerca de un millón 200 mil bolívares, lo que traerá como consecuencia a mediano y largo plazo una población enferma, producto de una ausencia de proteínas y exceso de carbohidratos donde se presentaran enfermedades como la diabetes, problemas circulatorios y cardiovasculares, avitaminosis que desemboca en raquitismo severo –entre otras-. Estas lamentables estadísticas, para el presidente Maduro pareciera un chiste, no sé si es por su analfabetismo funcional o bien porque no entiende la magnitud del problema, lo cierto es que la situación la sintetizo señalando: “la dieta de Maduro te pone duro, sin necesidad de viagra”. UNA CONDUCTA HEREDADA Si algo ha caracterizado la política venezolana y la práctica de su dirigencia son sus actos de corrupción, nepotismo, desconocimiento de la realidad, abulia, demagogia y sobre todo una gran ausencia de sensibilidad social. Ese común denominador de que quiero ser concejal, diputado, alcalde, gobernador, ministro o presidente del país, está en función de querer salir –en la mayoría de los casos- de las condiciones precarias en que viven y lo que es peor, terminar de acumular mayor riqueza de la que poseen. En nuestra clase política, no existe vocación de servicio, todo es un negocio, una rapiña, componenda, un arreglo, un robo legalizado, una declaración de prensa, un saludo interesado, una apariencia, un acto público para reafirmar su condición de “líder” e incluso se llega al asesinato para sacar del escenario en que se mueven, a alguien que haga estorbo dentro de sus planes. ¿Cómo definir esta situación de personalidad?, indiscutiblemente hay algo de sicopatías que los conduce a sentir placer por tanta ambición, maldad y perversidad.
Todo parece indicar que es una conducta aprendida, que arrastramos desde la conquista hasta nuestros días, en ese permanente cotidiano que nos conduce al desequilibrio mental o como planteara Herrera Luque en su libro “Viajeros de Indias” en cuanto a la carga psicopática que dejaron o heredamos de quienes nos invadieron, de allí las aberraciones, males mentales y crimen morboso que los colonialistas europeos trajeron a nuestras tierras y que en mayor o menor medida afecta con mayor claridad a la clase política no solamente de Venezuela sino de toda América Latina, ya que su actividad está dada públicamente en términos de conducta observable. El carácter sicopático del político latinoamericano y particularmente el venezolano, cuando escoge y toma la iniciativa de convertirse en un “líder” de la llamada derecha o izquierda, comienza a despertársele ese instinto de pillaje, del ventajismo, del abuso cuando adquiere ciertas cuotas de poder, de destrucción, sadismo e incluso le florece esa criminalidad reprimida y desprecio por la gente. Toda esta conducta, pareciera ser heredada del conquistador español de acuerdo a la tesis de Herrera Luque, que desde luego reafirma en otro ensayo “La huella perenne” (1969) donde analiza y describe las mutabilidades padecidas y demostradas por los miembros de cinco principados europeos, a las que les hizo una indagación por más de 20 descendencias. En “La huella perenne” Herrera Luque divulga los casos de espasmos, agotamiento mental acentuado, estados hipocondríacos severos y perturbación presentes en las familias “reales”. Es la herencia continuada, reproducida a lo largo de nuestra historia, donde predomina el fatalismo, la no salida del escenario atrapado en la lógica de la dominación, es la razón colonial que termina dominando con sus múltiples expresiones, que se presenta en el ayer, en el hoy y que puede continuar peligrosamente en el futuro. Toda esta conducta del político venezolano, se esconde en esa atmosfera del populismo y donde se juega con la credibilidad de nuestra gente. Clase política que aprendió a maniobrar desde el poder sin medida y jugando con los sentimientos, bienestar y la ingenuidad de un pueblo que sigue conceptuando y creyendo en la "democracia" que le prometieron y que sólo ha servido para perseguir al contrario, al que les canta la jugada, la villanía y el afán de riqueza a consta del asalto del erario público.
No es temerario afirmar que el errático, y tal vez mal intencionado, manejo diplomático que el régimen chavista-madurista ha tenido sobre la disputa que, desde hace más de un siglo, lleva Venezuela con Guayana sobre el reclamo del territorio Esequibo, pudiera resultar más temprano que tarde en una pérdida irreparable para los intereses venezolanos. El gobierno guayanés, que desde cuando estaba Hugo Chávez en el poder empezó a beneficiarse de la inacción venezolana sobre el tema, desde el pasado año ha acelerado la explotación petrolera, mediante empresas trasnacionales, en la zona en reclamación, haciendo caso omiso a las intermitentes y tenues declaraciones de principio y llamados para detener la actividad petrolera (todos sin contundencia ni efectos reales) por parte de la cancillería venezolana. Guayana, además, ha otorgado concesiones en el espacio marítimo de la zona en reclamación, y también en aguas venezolanas, sin que el gobierno proteste.De hecho, este noviembre del 2016 a los pocos días de que la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, visitara al jefe del gabinete de la secretaría de la ONU, Edmond Mulet, según ella con el objetivo
de “ratificar los derechos legítimos de Venezuela en el Esequibo”, el gobierno de Guayana y la empresa Exxon Mobil anunciaron públicamente que implementarán programas de explotación petrolera en el año 2017, en el Bloque Stabroek, en el Esequibo. Con ello, Guayana activa por primera vez en su historia como país independiente la sección 31 del Petroleum Act, la legislación que rige el sector de hidrocarburos en Guayana. Sin duda, como bien lo señaló sin tapujo alguno el actual ministro de Recursos Naturales guayanés, “Este es un profundo momento de cambio en el desarrollo de nuestro país”. Pero, a la vez, es un momento triste y oscuro para la soberanía venezolana y para la larga historia nacional de lucha por la recuperación de ese territorio. Una historia, cabe recordar, que se originó en 1899 cuando Inglaterra, que aún poseía el actual territorio de Guayana, convino con los Estados Unidos, en representación de Venezuela, someter al arbitraje internacional la disputa sobre la frontera oeste de la colonia británica, al este de Venezuela, como mecanismo para solucionar el diferendo territorial. Dado que Venezuela no participó directamente en estas negociaciones, cuando ya el país gozaba de plena democracia en la década de 1960 y con el impulso de los gobiernos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, se logró que el Reino Unido aceptara la reconsideración de este laudo arbitral. Se llegó así al Acuerdo de Ginebra de 1966 que invalidó lo acordado en 1899 y estableció que el territorio del Esequibo es una zona que administra Guayana, pero cuya soberanía es reclamada por Venezuela. De ello se deriva
que cualquier actuación en ese territorio debe ser aprobado por la nación venezolana. Mucho costó a los gobiernos civiles y democráticos venezolanos defender el territorio del Esequibo, pero lo hicieron clara e inequívocamente. Si bien durante sus primeros años de gobierno Hugo Chávez mantuvo la tradicional defensa de la soberanía venezolana sobre el Esequibo, el militar cambió diametralmente su actitud a partir de 2004. No se sabe exactamente por qué lo hizo pero, como otros analistas, creo que en ello tuvo mucho que ver su interés de no perder el apoyo de los países del Caricom en varios foros multilaterales, empezando por la OEA, así como a la entonces ya creciente influencia de Cuba, país que siempre ha apoyado a Guayana en su política geoestratégica regional. Chávez llegó a declarar públicamente que Venezuela no se oponía a que Guayana otorgara unilateralmente concesiones y contratos a compañías multinacionales en el Esequibo, si esto favorecía el desarrollo de la región. En 2007 fue más lejos al afirmar que la reactivación del reclamo venezolano en 1962, había sido producto de presiones estadounidenses para perjudicar al gobierno izquierdista que entonces gobernaba en Guayana. Con estas declaraciones, como bien dice el analista Sadio Garavini, el gobierno “acabó con casi 40 años de diplomacia venezolana y entregó unilateralmente y, a cambio de nada, una de nuestras pocas armas de negociación”. El gobierno de Nicolás Maduro ha mantenido la misma línea del de Chávez, pese a las ruidosas declaraciones recientes en contra de la conducta guayanesa, seguramente para mover el sentimiento nacionalista de una población que
mayoritariamente lo rechaza, y a pesar del breve rompimiento de relaciones diplomáticas con ese país en 2015, las cuales fueron pronto restablecidas a instancias de la ONU. Que la línea de actuación chavista no ha cambiado, es evidente en el hecho que la diplomacia madurista no ha sido proactiva, sino simplemente reactiva a los avances guayaneses. Esa diplomacia no hizo nada para evitar que Guayana se dirigiese al Secretario General saliente de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, para que actuara de conformidad con sus obligaciones establecidas en el Acuerdo de Ginebra y eligiera otro medio para resolver la controversia fronteriza entre los dos países, en vista de que luego de 50 años de conversaciones directas, no se ha producido ningún acuerdo entre los dos países. Tampoco logró evitar el compromiso que el Sr. Ban Ki-moon adquirió con el presidente de Guayana, David Granger (un militar retirado determinado en finiquitar la disputa cuanto antes) de “evaluar” la controversia fronteriza este mes de noviembre, y si es el caso remitirla a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para que se realice una sentencia definitiva sobre la histórica disputa. Si efectivamente Ban Ki-moon se pronuncia en ese sentido antes de retirarse del cargo este diciembre del 2016, que es posible, el fracaso de la diplomacia madurista sería entonces rotundo, y más imperdonable aún. Ese logro del gobierno guayanés, que echaría por tierra el Acuerdo de Ginebra, seguramente produciría que El Esequibo se perdiera de una vez por todas, ya que sería muy difícil que en la CIJ se produjese una decisión favorable a nuestro país. De modo que, por supuesto que sí hay posibilidades de que en manos de Maduro se pierda definitivamente parte de la soberanía nacional.
(*) María Teresa Romero Periodista con Maestría y Doctorado en Ciencias Políticas, especializada en política internacional. Es profesora titular de la Universidad Central de Venezuela.
"Sólo conocemos el 10% de las resistencias al Papa. El otro 90% está oculto, pero él lo sabe" Habría que abrir en la Iglesia una nueva línea de santidad: los santos de las causas sociales. El primero, monseñor Romero
A sus 88 años, Gustavo Gutiérrez, el padre de la Teología de la Liberación es un abuelito entrañable, que, a pesar de su fama, no se da importancia, y al que todo el mundo venera. Pequeñito, con su bastón siempre en la mano, sigue marcando la pauta de la corriente teológica que fundó y por la que fue perseguido durante 20 años. Ahora, le llegan los reconocimientos del propio Papa Francisco y de toda la comunidad teológica mundial. Uno de los últimos 'gurús' vivos apuesta por Francisco, "un kairós, un gran don", tras participar en el I Encuentro Iberoamericano de Teología, celebrado en el Boston College. ¿Cómo llegó a la Teología? Fui vocación tardía. Entré en el seminario cuando ya había cumplido los 24 años y después de haber estudiado Medicina. Una vez que decidí ser cura, estudié Filosofía y Psicología en Lovaina y Teología en Lyon, además de algún curso en la Gregoriana de Roma, con el padre Alfaro. Me ordené en 1959 y comencé a enseñar y a trabajar en una parroquia. ¿Entró a dar clases en la Facultad de Teología? No. Nunca estuve en la Facultad de Teología. No querían saber nada de mí en ella. Daba clases en la Universidad católica, pero no en la Facultad de
Teología. De hecho, mi primer nombramiento para enseñar en una Facultad de Teología data de hace solo 12 años en USA. A la vejez, viruelas. Desde hace años, paso tres meses en la Universidad estadounidense de Notre Dame. ¿Qué recuerda de su trabajo pastoral en la parroquia? Sigo trabajando en la parroquia. Nunca la dejé. De hecho, conocí ya a dos generaciones de feligreses. Adoro el trabajo parroquial y, al mismo tiempo, me apasiona la Teología. Por eso, a veces, tuve dificultades para compaginar ambas cosas en mi vida. Me gusta enseñar, pero no a tiempo completo. Soy cura párroco. ¿Esperaba la repercusión de su libro sobre la Teología de la Liberación? Nunca pensé que iba a hacer tanta bulla la publicación de ese libro. Y pronto empezaron sus 'problemas' con Roma Estuve durante muchos años en diálogo con Doctrina de la Fe. 20 años de diálogo. Siempre fui una nulidad en Derecho canónico, pero aprendí a diferenciar el diálogo del proceso. A mí me obligaron al diálogo, pero nunca me incoaron un proceso. Por eso, cuando los periodistas me preguntan si el Papa me va a rehabilitar, siempre contestó que no puede rehabilitarme, porque nunca fui deshabilitado. Eso sí, hubo una fregadera de cartas y de idas y Y, sin embargo, siempre se dice que fue usted condenado por Roma Los medios de comunicación tienen una fuerza enorme y esos clichés, divulgados erróneamente, tienden a permanecer y cristalizar en la gente. Hace un par de meses, una señora, tras asistir a la misa que había celebrado, se acercó y me dijo: 'Pensé que tenía prohibido celebrar' ¿Qué piensa del papa Francisco? Es un momento de 'kairós' que nadie esperaba. Un gran don. Va a lo central del mensaje cristiano, a la frescura del Evangelio. Además, es muy valiente. Aunque hay quienes le piden más, pero esos tales están locos. Francisco es una bendición, tiene clarísima la solidaridad con el pobre, la gente le entiende y, encima, tiene sentido del humor y hace bromas, además de su impresionante capacidad para crear metáforas. Estoy dispuesto a apoyar al Papa a fondo, en la medida de mis posibilidades. ¿Cómo aprovechar este 'kairós'?
La reforma de la Iglesia exige el cambio de la Curia, que detesta el Papa Francisco. ¿Hay resistencias contra Francisco? Sólo conocemos el 10% de las resistencias. El otro 90% está oculto, pero él lo sabe y tiene una fibra muy fuerte. El Papa necesita mucho apoyo, porque tiene problemas. Hasta ahí cardenales que critican públicamente al Papa, algo nunca visto en nuestra época y prueba evidente de las resistencias a las que tiene que hacer frente. ¿Qué pueden hacer los que lo apoyan? Sostenerlo y hacerlo presente en la Iglesia. Porque este excelente momento y este don que significa el Papa nos exige una tarea. Hay que tener una visión de Iglesia grande. Hay que preparar la continuidad. Y mantenerse firmes. Falta una bienaventuranza, la de 'bienaventurados los tercos, porque de ellos es el Reino de los cielos' ¿Se vio personalmente con Francisco? Sí, pero no quisimos darle publicidad a ese encuentro ¿En qué está trabajando? Tengo un libro terminado, pero sin releer. ¿El título? Eso no se dice, da mala suerte. ¿Sobre qué tema? El del pobre y la situación teológica. El libro y el título girará en torno a esta frase: 'Cerca del pobre, cerca de Dios'. Tenemos que zanjar la cuestión de la pobreza. La pobreza es muerte temprana e injusta. La pobreza es destructora de personas y de familias. La pobreza nunca es buena, nunca. Como dice Hannah Arendt, 'el pobre es aquel que no tiene derecho a tener derechos'. Por eso, el compromiso con el pobre no puede evitar las denuncias de las causas de la pobreza. ¿La gente se ha aburguesado?
La gente se cansa. Un cansancio que se da mucho en política. Pero también hay que tener muy en cuenta la experiencia del martirio. Hay gente que ha dado su vida. Por ejemplo, Enrique Pereira Neto, al que mataron a los 28 años, por defender a los pobres. Habría que abrir en la Iglesia una nueva línea de santidad: los santos de las causas sociales. El primero, monseñor Romero. ¿Qué lugar ocupa la espiritualidad en el quehacer teológico de la TL? Es fundamental, entendida como un estilo de vida y una manera de ser. Como decía Chenu, 'es la espiritualidad la que está detrás de la teología'. Espiritualidad como comportamiento y como práctica. El mensaje cristiano es como carne congelada: Está ahí, pero no se puede comer. Hay que descongelarla, es decir, ponerla en la realidad. Como dice Simone Weil, 'si quieres saber si una persona cree en Dios, no te fijes en lo que dice de Él, sino en lo que dice del mundo'. O como señala Nicolás Berdiaeff, 'si tengo hambre, es un problema material. Si otra persona tiene hambre, es un problema espiritual para mí'. Es llamativa su amistad con el actual prefecto de Doctrina de la Fe, Gerhard Müller Tras entrar en contacto conmigo, Müller fue durante 15 años seguidos a dar clases a los seminaristas del seminario de Cuzco. Nunca vi a un teólogo europeo hacer algo parecido. El propio Müller dice que allí se convirtió.