17 minute read

LA MITOLOGÍA ESCATOLÓGICA PLATÓNICA (lete infernal) VERSUS LA PROFECÍA ESCATOLOGÍA HEBREA (mnemosine eterna)

José Manuel López Yuste Profesor de Filosofía Col·legi Urgell, Barcelona

Me encontraba con cierta nostalgia hace unos pocos años en la biblioteca de la Universidad de Barcelona, cuando en mis manos ansiosas de lecturas filosóficas, cayeron dos libritos escritos por Josef Pieper.1 Estos ejemplares me llamaron poderosamente la atención por las connotaciones que sugerían en mi mente creyente sus respectivos títulos. El primero: Sobre los mitos platónicos, y el segundo: El concepto de pecado. Ambos publicados a finales del s. XX por la editorial Herder.

Así, pues, los fui devorando al pausado ritmo que mi intelecto marcaba para disfrutar de la aventura que se me proponía. Aparecieron ideas relacionadas que fructificaban en argumentos a favor de las enseñanzas adventistas, que había abrazado en la época de mi juventud. Como creyente, en un país culturalmente católico, había sido educado en creencias eclesiásticas, compartidas socialmente por la “tribu”, y comunicadas como fuente de la sabiduría popular a través de sencillas y buenas personas. Lo curioso es que mis mayores me hablaban de este credo, o catecismo, sin saber que en la Grecia

1 Josef Pieper fue un filósofo alemán (Elte, Westfalia, 4 de mayo de 1904-Münster, 6 de noviembre de 1997). Estudió Filosofía, Derecho y Sociología en las Universidades de Berlín y Münster. Inició su labor docente en 1946 en la Escuela Superior de Pedagogía de Essen. Desde 1950 fue profesor ordinario de clásica, ya se habían teorizado por puño y letra del padre de la filosofía escrita occidental, Platón, el aventajado discípulo de Sócrates. Se trataba pues de una traslación de conceptos mitológicos a dogmas de fe, que se habían de aceptar para poder cumplir con el sacramento de la confirmación. Hasta Lutero pensaba que la confirmación era comer el sacrificio de Cristo por medio de la transubstanciación. Tranquilos no hablaremos de dicho vocablo teológico sino de otros que permiten dormir el concepto de premura de la vuelta de Cristo, en gloria, poder y majestad. Tal y como el credo católico enseñaba en “mi juventud”, y supongo que sigue demandando al creyente en su confesión de fe. Hemos perdido el juicio, al no desear que el juicio de Dios en Cristo venga a juzgar a vivos, y a muertos. Ya, ya sabemos que hemos pasado por la fe de muerte a vida, no obstante, habrá un día histórico en el que toda rodilla se doblará ante Cristo, tal y como nos enseña el apóstol Pablo. No, no será una expresión forzada a regañadientes sino desde el más sincero agradecimiento amoroso de la criatura hacia su Señor, y Dios.

Antropología Filosófica en la Universidad de Münster. Fue miembro de la Academia Alemana de Lengua y Poesía (Darmstadt) y del Centro de Estudios para la Investigación. http://es.wikipedia.org/wiki/Josef Pieper

Como adventistas de segundas, o varias generaciones, quizá esto que he enunciado sea una realidad que no os atañe del todo, y por supuesto, lo que a continuación escribiré tampoco os toque directamente, pero quizá valga la pena para entender a hermanos, y hermanas, provenientes del mundo hispano, mayoritariamente influido por esta forma de pensar religiosa. O a amigos, familiares, compañeros de fatigas, y conciudadanos imbuidos de extrañas ideas sobre el más allá, los astros, el esoterismo...

Mi elección en este escrito es recorrer el camino investigado por J. Pieper para llegar a diferir en la finalidad de sus escritos. Es decir, a mí como no soy católico, no me sirve prestigiar mi fe, y mis creencias como hace él , a través del reconocimiento intelectual de un pensador como Platón. Para algunos, como dijese Alfred North Whitehead, el mencionado filósofo griego es el súmmum de la filosofía occidental, y toda la historia de la filosofía no deja de ser comentarios a pie de página de su vastísima producción filosófica. Evidentemente, aunque sea una hipérbole, no por ello deja de ser reconocida su importancia. También el reformador y teólogo protestante, Juan Calvino, apuntó que Platón era el filósofo más interesante, según su criterio. ¡Ojo avizor! ¡El peligro nos acecha con sombras de muerte atemporalmente inmortales! Mitología platónica embrionaria, teología católica desenfocada, metafísica medieval razonada, dogmas protestantes asumidos. Como adventistas nos hemos quedado solos junto al ateísmo materialista. Afortunadamente de manera reveladora, y clarividente.

Sin más, aludiremos a referencias platónicas que justifican el desarrollo de la idea que venimos comentando. Para ello, elegiremos a una autoridad competente, y fuera de toda duda, como es el caso del catedrático Emilio Lledó.

Este especialista clasifica la diversidad de mitos platónicos en la introducción General de los Diálogos I (Biblioteca Clásica Gredos).2 De dicha clasificación destacaremos para nuestro análisis los mitos escatológicos:

1. Origen del alma: Fedón 95c ss, Timeo 40b ss y 90a ss

2. Caída, infierno, metempsicosis:3 los caballos alados, Fedro 246; el infierno, Gorgias 522a ss; el mito de Er, Rep. X 614a; metempsicosis, Fedro 248e, Fedón 80e; reminiscencia, Menón 81b ss; naturaleza humana, Timeo 69c ss, Rep. IV 436a ss.

Apuntadas estas referencias bibliográficas de la abundante obra platónica, citaremos un artículo de Álvaro Vallejo Campos4 para enriquecer descriptivamente su importancia conceptual:

«El criterio al que vamos a hacer referencia ahora vale especialmente para los mitos escatológicos, pero no para todos los relatos que reciben la denominación de mitos en los diálogos. Cuando Platón elige el mito en los casos que vamos a examinar, como ocurre claramente en la escatología del Gorgias, el Fedón o la República, es porque no puede expresar de otra forma una verdad esencial de la que está firmemente convencido. La existencia de un juicio después de la muerte, al que hacen referencia estos diálogos, no puede razonarse en manera alguna y está más allá de toda posibilidad de verificación. […]

»Platón ha insistido numerosas veces en la función persuasiva de los mitos y esta característica es especialmente relevante en los que tienen un carácter escatológico, porque éstos constituyen una exhortación moral

2 P. 119

3 Gr. meta empsychos, Lat. metempsychosis: Fr. metempsychose: Alemán. seelenwanderung. Metempsicosis, en otras palabras, la doctrina de la transmigración de las almas, enseña que la misma alma habita en sucesión los cuerpos de diferentes seres, tanto hombres como animales. Era uno de los principios comunes a muchos sistemas de pensamiento filosófico y creen- cia religiosa grandemente separados entre sí tanto geográficamente como históricamente. http://ec.aciprensa.com/m/metempsicosis.htm

4 Álvaro Vallejo Campos. «Escatología y retórica en los diálogos platónicos». Revista de Filosofía. Vol. 30, núm. 1 (2005): 117-134 (file:///C:/Users/Investigacion/Downloads/ecob,+RESF0505120117A.PDF.pdf) que pretende imprimir una dirección determinada a la voluntad humana en favor de la justicia y la moderación (527.c.5). […]

»En el Gorgias (525b-c) se habla de los padecimientos que han de afrontar las almas de los injustos cuando llegan al Hades y de “los sufrimientos, dice Sócrates, inmensos, dolorosísimos y terroríficos” a los que están sometidas por sus pecados (525c). En el Fedón se describe con imágenes muy expresivas la geografía escatológica a la que habrán de enfrentarse los pecadores, llena de lugares “terribles y salvajes” (13b7-8) donde son arrojadas para siempre las almas incurables, mientras que las curables se ven arrastradas entre lamentos por ríos de lava (el Piriflegetonte) o de oleajes temibles (el Cócito) hasta que consiguen convencer con su clamor y sus gritos (114a8) a quienes ofendieron para que les dejen salir de estas aguas y cesen sus padecimientos (114b). En la República la geografía dantesca del Tártaro se ve aderezada por unos hombres

“salvajes y de aspecto ígneo” (X 6l5e) que se apoderan de los pecadores que quieren huir de su terrible destino y los apalean desgarrándolos sobre espinos. Parece evidente el carácter retórico de este “terrible espectáculo” (615d4) con el que Platón quiere actuar sobre la sensibilidad para garantizar la salvación de las almas (621c). […]

»El mito de Er es la revelación sobrenatural de un hombre que ha vuelto del otro mundo, la escatología mítica del Gorgias se asienta en creencias de Sócrates 31 (524a8) y el relato del Fedón expresa una verdad sustentada en todo un escenario dramático que nadie razonable (noûn échonti andrí 114d2) podrá dar como cierto. No puede asegurarse racionalmente que habrá un juicio del alma después de la muerte: esto no puede ser demostrado y por eso, por la incertidumbre propia de la opinión, es posible la persuasión operada por el mito. […]

…para Platón el uso retórico del discurso está sometido a las más altas exigencias del saber. Sus libertades expresivas a la hora de crear y recrear la tradición soteriológica que se nutre de tan diversas fuentes en su escatología mítica está al servicio de una teoría psicológica y política que le sirve de base. Es posible que se pueda hablar también a la inversa de una metafísica de última inspiración escatológica. A mi juicio, el mito es un discurso dirigido a lo irracional, que conecta con las fibras emocionales del alma, pero es indudable que encierra un mensaje para el hombre y que constituye un discurso de exhortación moral que han sido diseñados por la inteligencia para someter a unas fuerzas que, dejadas a su propia dinámica, amenazan con destruir el cosmos interior que hace posible la existencia humana.»

¿Qué se pretende cuestionar con estas citas? ¿Qué diferencia hay entre la escatología mencionada, y mutada lingüísticamente a lo largo del devenir histórico de las grandes civilizaciones como Egipto, Grecia, China, India, y el Occidente cristiano versus la teología adventista? ¿Qué imagen de Dios se deriva de estas contraposiciones escatológicas? ¿Se puede relacionar la primera gran mentira del «no moriréis»5 –enunciada por Lucifer– con la inmortalidad del alma tan generalizada en las religiones mayoritarias? ¿Es la supuestamente imaginada inmortalidad del alma, y su juicio tras la muerte de la persona, razón suficiente para servir a Dios? ¿Se evita así el terror descrito en ese imaginario mítico-teológico? ¿Se puede “ser bueno” por miedo al castigo divino? ¿Se puede “ser bueno” por la recompensa divina? ¿Se pueden entrelazar ambas motivaciones en seres mortales ante el reto de volver a la vida inmortal? ¿Atenas o Israel conforman las estructuras de esperanza escatológica para la fenomenología religiosa?

¿Confío mi muerte al autor de la resurrección, o me empeño estando muerto en que una parte de mi ser, alma, espíritu, tenga vida propia?

Tal y como responda a dichas preguntas entenderé el misterio de la mortalidad. No es lo mismo que una parte divina de mí, muera, y vaya a la presencia paradisíaca celestial de Dios, o que sea Dios quien tenga que venir para totalmente resucitarme, y transformarme, para que vuelva de la no existencia a la vida eterna en el día de Jesucristo. No es lo mismo a la hora de entender cuestiones de bioética como el aborto, la eutanasia, la experimentación con células madres si se cree en la inmortalidad del alma que si no se cree. Ese concepto espurio se erige en juez de todas las acciones científicas posibles por entenderse como la divinidad en la corporeidad. Lo eterno en lo corruptible. Se erige en un tótem sacrosanto en detrimento de la misericordia de Dios, explicitada en el siguiente pasaje del sabio «Además los que viven saben que han de morir, pero los muertos no saben nada ni ganan nada, porque se les hecha en el olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol» 6

No hay tránsito de ningún material celeste. Somos lodo corpóreo, y nos desintegramos en materia inerte. Somos cuerpo espiritual o espíritu corpóreo. Una síntesis. Dejamos de respirar, y solo exhalando nuestro último aliento podemos confiar en la profecía escatológica hebrea. Como los griegos que creyeron a Pablo, asumimos por la fe la siguiente promesa hecha a los corintios

«Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.

»Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados

»Pero cada uno a su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. . .Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte».7

En la misma línea me posiciono como adventista, gracias a la cosmovisión derivada del profetismo escatológico hebreo. Es decir, me adhiero al axioma explicitado por el profeta Zacarías:

6 Eclesiastés 9:5,6.

7 1 Corintios 15:20-23,26.

8 Zacarías 9:13.

«…de ti, Sión, haré una espada, y levantaré a tus hijos contra los hijos de Grecia.»8

«…secaré el Nilo hasta el fondo, destruiré el orgullo de Asiria y acabaré con el poder de Egipto. Yo les daré fuerzas, y avanzarán en mi nombre. Yo, el Señor, doy mi palabra».9

Citado el primer testigo, se impone la presencia textual del segundo en el tiempo, y, por lo tanto, más próximo a nosotros los europeos helenizados, o cristianizados por el apóstol judío de Jesucristo, enviado a los gentiles de Atenas, Pablo de Tarso:

«Porque Dios ha fijado un día en el cual juzgará al mundo con justicia, y lo hará por medio de un hombre que él escogió, y al que aprobó delante de todos resucitándole de la muerte

»Al oír aquello de la resurrección, unos se burlaron y otros dijeron:

» Ya te oiremos hablar de eso en otra ocasión

»Entonces Pablo los dejó. Sin embargo, algunos le siguieron y creyeron».10

Es curioso que con este exquisito discurso, temerario y suicida aparentemente, ataque sin piedad el núcleo cosmovisional griego. Sustituir la transmigración de las almas y aniquilar la eternidad del mal en un mismo acto, mediante la presentación novedosa del día de Jesucristo. La resurrección de este hombre, o Hijo del Hombre, NOS LLEVA AL ESCENARIO ESCATOLÓGICO del día de YHWH. Así cita Pablo el salmo 9 donde se alaba a Dios por juzgar justamente a las naciones, y destruirlas por no creerlo digno de confianza para solucionar el problema del reino de Hades, Seol. Además de haber menospreciado estas naciones a su pueblo, haciéndolo receptáculo de injusticias, obsesiones persecutorias, odios gratuitos, burlas sarcásticas, y las violencias de la indiferente indiferencia asesina.

9 Zacarías 10:11,12.

10 Hechos 17:31,32.

Citaré el Salmo 9 íntegramente, pero marcaré en negrita los versículos 10 y 18 para mostrar lo implícito de la escatología paulina en el Areópago:

1 Alabaré al SEÑOR con todo mi corazón.

Todas tus maravillas contaré;

2 en ti me alegraré y me regocijaré; cantaré alabanzas a tu nombre, oh Altísimo.

3 Cuando mis enemigos retroceden, tropiezan y perecen delante de ti.

4 Porque tú has mantenido mi derecho y mi causa; te sientas en el trono juzgando con justicia.

5 Has reprendido a las naciones, has destruido al impío, has borrado su nombre para siempre jamás

6 El enemigo ha llegado a su fin en desolación eterna, y tú has destruido sus ciudades; su recuerdo ha perecido con ellas

7 Pero el SEÑOR permanece para siempre; ha establecido su trono para juicio,

8 y juzgará al mundo con justicia; con equidad ejecutará juicio sobre los pueblos.

9 Será también el SEÑOR baluarte para el oprimido, baluarte en tiempos de angustia.

10 En ti pondrán su confianza los que conocen tu nombre, porque tú, oh SEÑOR, no abandonas a los que te buscan

11 Cantad alabanzas al SEÑOR, que mora en Sion; proclamad entre los pueblos sus proezas.

12 Porque el que pide cuentas de la sangre derramada, se acuerda de ellos; no olvida el clamor de los afligidos.

13 Oh SEÑOR, ten piedad de mí; mira mi aflicción por causa de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;

14 para que yo cuente todas tus alabanzas, para que en las puertas de la hija de Sion me regocije en tu salvación.

15 Las naciones se han hundido en el foso que hicieron; en la red que escondieron, quedó prendido su pie.

16 El SEÑOR se ha dado a conocer; ha ejecutado juicio. El impío es atrapado en la obra de sus manos. (Higaion Selah)

17 Los impíos volverán al Seol, todas las naciones que se olvidan de Dios

18 Pues el necesitado no será olvidado para siempre, ni la esperanza de los afligidos perecerá eternamente.

19 Levántate, oh SEÑOR; no prevalezca el hombre; sean juzgadas las naciones delante de ti.

20 Pon temor en ellas, oh SEÑOR; aprendan las naciones que no son sino hombres. (Selah)

Tanto en el texto citado a los corintios como en este salmo hay un concepto muy importante para continuar con nuestra línea comparativa: el concepto de olvido

El olvido en la mentalidad platónica

En el mito de Er, las almas debían beber del río Lete, río del olvido, en la llanura de Lete o Leteoes, situado en el reino de Hades. ¡Vamos, que la consecuencia de ingerir este líquido provocaba desmemoria! Tabula rasa de la identidad personal, y de la memoria, fundamento de la autoconciencia. No se podía recordar nada de sus vidas pasadas. Ni sus amores ni sus odios. Se le da al olvido un doble rol: limpiar lo malo de las vidas pasadas, y poder comenzar de nuevo el ciclo de la transmigración de las almas en seres inferiores

El olvido en el profetismo hebreo

Se salva en todo momento la autoconciencia al ser rescatado de la muerte. Lugar de olvido para el que la sufre. Prueba de ello dio con la resurrección de Lázaro. Con la de Cristo. No por ello lugar de olvido para YHWH, puesto que Dios no es Dios de muertos sino de vivos, ya que él llama a las cosas que todavía no son como si fuesen, ya que él dice y es hecho. Hay una imagen poderosa en el salmo. La peor de las pérdidas es no volver a ser rescatado del Seol. El olvido es el gran enemigo vencido. La promesa de Dios se vehicula a través de nuestro nombre. Es una promesa personal y nominal Intransferible. De ahí, el te «puse nombre, y mío eres tú».11 De ahí las promesas hechas a las iglesias de Pérgamo,12 Sardis13 y Filadelfia.14 De ahí la felicidad de MORIR CONFIADO en Dios 15

Dios se revela como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; Dios de José, de Efraín, y de Manasés; de Noé, de Enoc, de Elías, y de Moisés; de María, de Rut, de Esther… Dios de José Manuel, y de Elisabeth. Para Dios todos, y cada uno de estos creyentes permanecen en su libro de la vida.16 Permanecer es vida eterna por oposición conceptual a olvido. Permanecer en la memoria de Dios, y en su decirse, es dicha, felicidad, y ríos caudalosos de vida inacabable, desbordando raudales de perenne eternidad en nuestra corporeidad resucitada

Cualquiera que ha enterrado a un ser querido, o lo ha visto consumirse en cenizas en un horno crematorio, sabe que mientras tenga existencia, y memoria histórica, no habrá ni un solo día que no haya en sus recuerdos alusiones a las vivencias construidas en vida de ambos. Tristemente sé de lo que hablo al quedarme huérfano de padre en mi adolescencia. La resurrección de los muertos permanece en nuestra esperanza de volverlos a abrazar ilimitadamente. ¡Sin objeciones!

La creencia en la inmortalidad del alma es un falso consuelo. Abre la puerta que abrió Saúl17 al querer hacer del futuro un tránsito permanente entre el mundo de las potestades de las tinieblas, y el mundo de los que han de morir, Cada vez que negamos la inmortalidad del alma estrechamos un cerco en nombre del Resucitado,

11 Isaías 43:1.

12 Apocalipsis 2:7.

13 Apocalipsis 3:5.

14 Apocalipsis 3:12.

Cristo, al reino de Hades, al reino de Satanás. Es increíble como el espiritismo está captando la atención de los telespectadores en programas de máxima audiencia en la parrilla; y también el cine se ha apuntado a este filón comercial. El miedo es una emoción que vende, y genera audiencia.

Sin embargo, no hay que olvidar que la muerte será destruida. El mal es mortal. Es el último enemigo de la humanidad que se autodestruirá delante de la presencia de Dios, que es VIDA eterna. Solo el bien es afirmado eternamente.

Satanás y los demonios, ángeles caídos en el mal, no son inmortales, sino que alejados del amor de Dios, por autodeterminación y elección propia, tienen fecha de caducidad. En las Escrituras invocar espíritus de muertos es invocarlos a ellos. Gravísimo error

La inmortalidad de la corporeidad

Debido a ello, no podemos dejar de afirmar el día de Cristo como el día de la expiación. Siempre hemos creído que en la cruz se perdonan nuestros pecados, y en cierta manera es así, ya que allí pidió que no nos tuviera en cuenta ese crimen el Cordero de Dios a Dios Padre. Pero ser testigo de Dios pasa por defender contraculturalmente la resurrección de Cristo como piedra angular de nuestra fe cristiana en el perdón de pecados.18 Gracias a Dios, esta enseñanza es evidente para cualquier creyente cristiano católico, protestante, y por ende, adventista. Lo curioso es que estando de acuerdo en lo esencial, no dejemos a las Escrituras que nos envuelvan con la belleza del razonamiento paulino en este tema que nos ocupa, ya que la dignidad corporal futura que poseeremos es incompatible totalmente con la enseñanza distorsionada de la inmortalidad del alma.

¡Ojalá que sepamos enamorar a otras “naciones eclesiásticas hermanadas” con dicha luz para que desechen su dualismo antropológico platónico! ¡Ojalá podamos servirnos de las investigaciones en el ámbito de la neurociencia, y de la filosofía de Merleau Ponty19 para dignificar la necesaria resurrección del cuerpo! No tenemos un cuerpo ni somos prisioneros en un cuerpo. ¡Somos un cuerpo! Cierto es que nuestra corporeidad corruptible, y corrupta, mortal, despreciable y despreciada, débil y debilitada, material y materialista, está llamada en el primer Adán a dejar de ser para siempre, y de una vez por todas, según la primera epístola a los corintios en el capítulo 15, 42-45

15 Apocalipsis 14:13.

16 Apocalipsis 21:27.

17 1 Samuel 28:3-23.

18 1 Corintios 15:17-19.

Así las cosas «Tal vez alguno preguntará: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Qué clase de cuerpo tendrán? ¡Es una pregunta tonta!».20

Yo me atrevería a insinuar susurrando a media luz que es una pregunta tonta porque está efectuada desde la mentalidad griega cientificista, enamorada de los procesos descriptivos más que de los actos de fe humilde de la criatura inocente en su Creador, y Salvador del Israel espiritual, declarado eternamente su pueblo.

Sin embargo, como testigos de Dios, y de su Hijo Jesucristo, estamos llamados a comunicar la belleza de la esperanza gloriosa de nuestra resurrección o transformación, según Pablo, en el mismo texto citado explícitamente en el párrafo anterior.

Al que muere deteriorado por la enfermedad, o aprisionado como un vegetal debido a accidentes traumáticos, se le debe moralmente decir que hay ilusión de disfrutar de un cuerpo a imagen del segundo o último Adán. “Los cuerpos de la tierra son como aquel hombre hecho de tierra, y los del cielo son como aquel que es del cielo.21

A las chicas o chicos enfermos de bulimia nerviosa, o famélicos por imposición del sistema eco- nómico mundial, o adolescentes anoréxicas, perdidas en el maléfico espejo de miss Narciso, se les puede invitar a disfrutar en la esperanza de su resurrección futura corporal, a imagen del cuerpo de Cristo: incorruptible, apreciable y digno de aprecio, glorioso y glorificado, fuerte e imperecedero, bello y bueno, espiritual, y por lo tanto, llamado a abrazar a nuestros semejantes; a hablar dichos verdaderos sobre la historia de nuestra resurrección; a caminar pacíficamente por los mundos creados del vasto universo o multiverso; a construir pensamientos respetuosos de infinita sabiduría ; a dar saltos de alegría, preñada de plenitud afectiva, al escuchar cantos celestiales de coros humanos, y angelicales, al unísono en adoración a nuestro Señor y nuestro Dios.22

¡Felices somos por tener este tesoro prometido! ¡Ojalá podamos transmitir con vidas eficaces esta enseñanza para que todo humano con destino al cementerio pueda creer en la resurrección, la corporal, la única posibilidad de ser libres del engaño satánico del “no moriréis”, y así irónicamente, mediante Cristo hacerlo realidad! De este modo, la misericordia y la justicia se hermanarán en nosotros para gloria de Dios Padre, de su Hijo, y del Santo Espíritu. Así seremos inmortalmente felices al volver corpóreamente a la presencia del trono de Dios, y a las bodas del Cordero, el León de la tribu de Judá. Símbolo de la fragilidad más humana: su muerte en la cruz del Calvario; y símbolo de la fortaleza divina: su resurrección y ascensión a la gloria del Padre, que tuvo antes de la creación de este planeta que habitamos.

19 Maurice Merleau-Ponty, nacido en Rochefort-sur-Mer el 14 de marzo de 1908 y muerto en París el 5 de mayo de 1961, fue un filósofo fenomenólogo francés, fuertemente influido por Edmund Husserl. […] A lo largo de sus obras Merleau-Ponty instaura un análisis que reconoce tanto la corporalidad de la consciencia como una intencionalidad corporal, contrastando así con la ontología dualista cuerpo/alma de Descartes. http://es.wikipedia.org/wiki/Maurice Merleau-Ponty

20 1 Corintios 15:35,36.

21 1 Corintios 15:48.

22 Juan 20:24-29.

This article is from: