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III. La Congregación del Índice (§ 149

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Bibliografía

Bibliografía

La obra. Cap. 6: Fortuna. I. Acogida y polémicas|3 6 3

Royaume à venir. Ginebra: J.-H. Jeheber, 1906, pág. 59; BRUNEL, Ida. La Royauté du Seigneur Jésus, pág. 18. Prefiero darle, por el momento, el valor de un simple conector, y ver el equivalente de la expresión ‘ahora bien’. Ver AMYRAUT, Moyse. Du règne de mille ans ou de la Prospérité de l’Église. Saumur: Isaac Desbordes, 1654, págs. 279-280.790 Godet: «Ahora debe ser tomado, como casi siempre, en el sentido más lógico: encara la realidad, siempre actual, de la verdad con la no existencia del error» (GODET, Frédéric. Commentaire sur l’évangile de Jean. 4.ª ed. T. III, pág. 415).791 Son citados por Martínez Zuviría, entre los discípulos de Lacunza: Urzúa, Morrondo (WAST, El sexto sello, op. cit., pág. 270), Olmedo (ibídem, págs. 211-212, 441442), Rohling y Gallois también, las Vírgenes de la Expectación de Mazara del Vallo también son citadas (ídem, págs. 134-135) según Rohling. Hugo Wast repite con fervor las palabras apocalípticas: «VENI, DOMINE JESU», que figuran en el escudo de Santiago Luis Copello, nacido en 1880, arzobispo de Buenos Aires, cardenal después de 1935 (ídem, págs. 173, 246). Algunas ideas interesantes: «La promesa del Mesías y el anuncio del reino universal son los dos polos alrededor de los cuales gira el inmenso mundo de las Escrituras Santas desde el Génesis hasta el Apocalipsis» (ídem, pág. 158). «Decepcionados con el presente, nos refugiamos en la historia, que es el pasado, o en las profecías, que son el futuro» (ídem, pág. 16). «Ocurre muy frecuentemente que la lectura asidua de las Santas Escrituras crea en el lector lo que podríamos llamar la preocupación escatológica, es decir, un interés vivo y ansioso por saber el futuro lejano de la humanidad ya que estos libros están impregnados del espíritu del futuro» (ídem, pág. 35). «El examen de las señales del fin es una preocupación perfectamente ortodoxa y no debe engendrar terror ni inquietud sino esperanza y alegría porque el Señor se acerca» (ídem, pág. 125). No hay que considerar el fin del mundo como una desgracia (ídem, pág. 42). El abandono de la espera de la parusía tras los primeros siglos de la iglesia es considerada con tristeza (ídem, págs. 117, 183-189, 238). Se explica el abandono como el efecto de una reacción contra el materialismo de cierto milenarismo. Pero es insuficiente. El verdadero motivo es la sustitución de la visión beatífica inmediata por la idea del sueño de los muertos durante el período intermedio. Añadamos que la obra lleva el permiso para imprimirse dado por el Dr. Antonio Rocca, obispo de Augusta. Antonio Bourdieu aprobó las ideas de Hugo Wast en un artículo de La Nación [Buenos Aires] (17 febrero 1941), pág. 6. Una nueva edición de El sexto

790 Internet Archive [en línea]: https://archive.org/details/duregnedemille00amyr/page/n3/mode/2up [consulta: 5 diciembre 2011]; pág. 279 [en línea]: https://archive.org/stream/duregnedemille00amyr#page/278/mode/2up [consulta: 23 febrero 2021]. 791 Ver GODET, Frédéric. Commentaire sur l’évangile de Jean, 1902 (reimpr. digital: Soleil d’Orient, 2008) (Soleil d’Orient [en línea]: http://epelorient.free.fr/godet/godet_jean/godet_jean_1.html [consulta: 5 diciembre 2011]. Google Books [en línea]: http://books.google.com/books?id=N47GtfHc1EQC&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false [consulta: 5 diciembre 2011]).

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sello vio la luz en Burgos. España, en 1946 (WAST, Hugo. El sexto sello. Burgos: Aldecoa, 1946). Ver recensión: RAMOS GARCÍA, José. Ilustración del Clero [Madrid], vol. 40 (1947), págs. 346-351. Lacunza es mencionado (págs. 348-349).

HUNEEUS COX, Alejandro. La Revista Católica [Santiago], n.º 846 (junio 1938), págs. 408-444. Reproducido en: HUNEEUS COX, El reinado de Jesucristo…, op. cit., págs. 68-81.

b) En Uruguay

131. Un manuscrito de La Venida del Mesías, t. I, sin fecha y sin el nombre del copista, está en la Biblioteca Mariano Soler (Catedral de Montevideo).

El P. Furlong me escribió desde Buenos Aires el 21 de marzo de 1967:

«A día de hoy en Uruguay, sabemos que aquí hubo un gran admirador de Lacunza: el cura vicario de Canelones, doctor y canónigo Tomás Javier Gomensoro, quien en una carta del 24 de febrero de 1820 dirigida a Fray Nicolás Herrera del Orden de la Misericordia, declaraba haber descubierto un misterioso personaje al que Lacunza hizo alusión sin nombrarlo.»

Se trataba de las dos alas del águila grande que se le dieron a la mujer (la iglesia perseguida) para permitirle huir al desierto (Apocalipsis 12:14). Lacunza veía en esta mujer al pueblo judío convertido en los últimos tiempos; una de la alas debía ser el profeta Elías, la otra un personaje cuya identidad Lacunza no se atrevía a pronunciar. Gomensoro dijo que se trataría de Melquisedec, de quien se habla en Hebreos 5, 6 y 7.

Notas 131. Debo a la amabilidad de Raymond Chasles el haber sabido de una obra mecanografiada: RIXTEL, Antonio van, S. C. J. El testimonio de nuestra esperanza. Montevideo, 1945, in-folio, iv-173 págs. El autor distingue siete épocas sucesivas en la historia de la humanidad; la 6.ª correspondería a la dispensación cristiana; la 7.ª sería la era del milenio, seguida por la eternidad (ibídem, págs. 62-63). Al concepto evolucionista de la historia se le opone el concepto intervencionista. Es feliz al constatar que la Iglesia Católica ha conservado el dogma de la parusía (ídem, págs. 105-106). Este dogma tiene una importancia transcendente; hay que estudiarlo y predicarlo con amor (ídem, pág. 1). Como los teólogos de los Hermanos de Plymouth, Rixtel distingue dos

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momentos en la parusía: la venida de Cristo a por sus santos y la venida con sus santos (ídem, págs. 128, 130). El reino mesiánico está aún por llegar; quedará inaugurado por una intervención directa y especial de la Providencia (ídem, pág. 1). La misión de la iglesia es evangelizar y no conquistar el mundo (ídem, pág. 82). Rixtel no quiere que se le apliquen a la iglesia las promesas hechas a Israel (ídem, pág. 134). La conversión de Israel tendrá lugar tras el rapto de la iglesia (ídem, pág. 110). Lacunza se equivocó: vio al pueblo judío en la esposa de Cristo, mientras que se trataría de la iglesia según las Santas Escrituras (ídem, pág. 56). Lacunza rechazó con razón las interpretaciones preteristas y futuristas de sus predecesores con respecto al tema de la gran ramera del Apocalipsis. Pero tendría que haber distinguido entre la Roma actual, que Rixtel cree indefectible y la del futuro, que será infiel (ídem, págs. 122-123). No es cuestión de una Roma pagana, pasada o futura sino de una seudojerarquía romana que se establecerá tras el rapto de la iglesia (ídem, págs. 127, 166). Hasta entonces, el desarrollo del misterio de iniquidad será retardado por la acción del Espíritu Santo, en el que Rixtel cree reconocer al obstáculo citado por el apóstol Pablo en su segunda carta a los Tesalonicenses (ídem, pág. 94). Respecto al anticristo, la tesis protestante es criticada (ídem, págs. 87-103) y reemplazada por la tesis futurista de un personaje futuro (ídem, págs. 123-125). Se acusa al adventismo de desviaciones judaizantes y carnales (ídem, pág. 160). La interpretación tradicional de los cuatro reinos daniélicos es mantenida, pero los diez reinos que han de suceder al Imperio Romano se sitúan en el futuro (ídem, pág. 119). La piedra de Daniel 2 anuncia el retorno de Cristo en gloria (ídem, págs. 131-142). La 70.ª semana de Daniel 9 y la mujer de Apocalipsis 12 reciben una explicación escatológica (ídem, págs. 109, 111). Se espera el retorno de Elías (ídem, pág. 167), la restauración de Jerusalén (ídem, pág. 169) y de los sacrificios levíticos (ídem, pág. 147). Mientras que Lacunza y sus discípulos sitúan a Jesucristo y a los santos resucitados en la tierra durante el milenio, Rixtel adopta el punto de vista de los Hermanos de Plymouth: dos Jerusalén superpuestas, Cristo con la iglesia glorificada en la Jerusalén celestial, Israel y las naciones convertidas en la tierra (ídem, págs. 56-57, 136, 143-148, 168). Es tras el rapto de la iglesia que Satanás será echado del cielo y encadenado (ídem, págs. 107-109, 132). Lacunza, Alcañiz, Rovira hablan de una primera resurrección literal y premilenaria (ídem, pág. 47). Se queja de que la teología oficial haya abandonado esta tesis (ídem, pág. 160).

c) En Chile

132. Chile no ha olvidado a Lacunza. Ve en él a uno de sus hijos más ilustres. El retrato del jesuita adorna la sala del Archivo Central Andrés Bello en la Universidad de Chile.

Varias copias manuscritas de la obra de Lacunza han sido devueltas a Chile. La Biblioteca Nacional de Santiago posee una que Lacunza

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había dado a su amigo José Antonio Martínez de Aldunate, por entonces deán del obispado de Santiago y más tarde obispo de Guamanga.

Enrich cita otro manuscrito, traído de Europa por el P. José González Carvajal, secretario de Lacunza, y que estaba en manos de la familia Parracia.

Vicuña señala aún la existencia de otro manuscrito. Cita también uno conservado en el arzobispado de Santiago que un judío, gran admirador de Lacunza, había dado a Don Manuel Hipólito Riesco Medina (1792-1867) en Venecia.

El libro de Lacunza fue leído y ampliamente discutido. «Entonces pasábamos ratos hablando de la venida del Mesías, tal como ahora lo hacemos de las elecciones presidenciales.» Esta cita es de Charles Wiener (1851-1913).

Notas 132. Sobre el retrato de Lacunza, ver Anales de la Universidad de Chile [Santiago], vol. 66 (11 agosto 1884), págs. 695 y 1216; cf. MEDINA, Biblioteca hispanochilena, op. cit., t. III, pág. 548; Noticias bio-bibliográficas de los jesuitas expulsos de América en 1767, op. cit., pág. 195. El autor de este retrato es Ignacio Andía y Varela, primo hermano de Lacunza. Acerca de Andía y Varela, ver FIGUEROA LUNA, Pedro Pablo. Diccionario biográfico de Chile, op. cit., 4.ª ed., t. I, pág. 87.792 FIGUEROA, Virgilio. Diccionario histórico, biográfico, y bibliográfico de Chile. T. I, Santiago: Imprenta y Litografía La Ilustración, 1925, pág. 497. 793 Un retrato de Lacunza acompaña el t. I de La Venida del Mesías, ed. de México, 1825; cf. ed. de Londres, 1826, t. I. Ver también MEDINA, Noticias bio-bibliográficas de los jesuitas expulsos de América en 1767, op. cit., págs. 185, 195; ídem, Diccionario biográfico colonial de Chile, op. cit., pág. 442; URZÚA, Las doctrinas del padre Manuel Lacunza…, op. cit., al inicio del volumen; DECORME, Historia de la Compañía de Jesús en la República Mexicana…, op. cit., t. I, frente a la pág. 260.

792 Memoria Chilena [en línea]: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article7928.html [consulta: 23 febrero 2021]; http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:7928 [consulta: 23 febrero 2021]. 793 Memoria Chilena [en línea]: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article7932.html [consulta: 23 febrero 2021]; http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:7932 [consulta: 23 febrero 2021].

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En un largo artículo publicado «El jesuita Manuel de Lacunza y Díaz», La Nación [Santiago] (7 julio 1931), pág. 3,794 en ocasión del bicentenario de «…este portentoso teólogo chileno, de fama universal», Aurelio Díaz Meza dice que el nombre de Lacunza ha sido puesto a una calle de la ciudad de Santiago de Chile, «…el único honor público que su patria ha rendido al teólogo más eminente del siglo XVIII».

La memoria del P. Lacunza ha sido realzada en Los Tiempos [Santiago] (18 junio 1931).

Sobre el manuscrito dado a Martínez de Aldunate, ver ENRICH, Historia de la Compañía de Jesús en Chile, op. cit., t. II, pág. 458,795 Briseño creyó que se trataba de un autógrafo (BRISEÑO, Estadística bibliográfica…, op. cit., t. I, pág. 529). Pero sabemos que Lacunza dictaba a un secretario. Veamos lo que dice Enrich: « La diversidad de su letra con la de una carta, indudablemente del autor, conservada con el mismo libro, manifiesta no ser autógrafo, como equivocadamente algunos han creído.» Leemos en MEDINA, Noticias bio-bibliográficas de los jesuitas expulsos de América en 1767, op. cit., pág. 190: «En la Biblioteca Nacional existe un manuscrito de la obra, obsequiado por el mismo Lacunza al Conde del Maule…». Comparar con lo que decía Vicuña Mackenna: «La [copia] que existe en nuestra Biblioteca y que consta de tres volúmenes fue obsequiada por el mismo Lacunza al célebre conde de Maule, quien lo visitó en Imola y de cuyo poder debió pasar a su hermano don Juan Manuel de la Cruz. El Sr. García Reyes encontró este ejemplar en el Ministerio de Hacienda y lo transfirió a la Biblioteca.» (VICUÑA MACKENNA, Benjamín. El Ferrocarril [Santiago] [25 abril 1857]). ¿Se trata de un solo manuscrito, que Lacunza habría dado a Nicolás de la Cruz y Bahamonde, para entregarlo a su amigo Aldunate? Si es así, es el manuscrito en tres volúmenes que lleva los n. os 310-312, de 409, 425 y 271 págs., más los índices, con el beneplácito de Pablo de la Concepción y el retrato de Lacunza hecho por Andía y Varela.796 Sobre Aldunate, ver GAMS, Series episcoporum ecclesiae catholicae, op.

794 Cultura Digital udp [en línea]: https://culturadigital.udp.cl/index.php/lanacion/la-nacion-5249/ [consulta: 15 noviembre 2020]. 795 Internet Archive [en línea]: http://archive.org/stream/historiadelacomp02enri#page/458/mode/2up [consulta: 17 mayo 2012]. 796 Un manuscrito que responde a las características descritas por A.-F. Vaucher está depositado en el Archivo Nacional de Chile, Santiago, fondo Benjamín Vicuña Mackenna, n.os 310-312. Ver SCHAIBLE, Carl Heinrich. Las primeras ediciones de la obra del Padre Lacunza Venida del Mesías en gloria y majestad: Ensayo filológico-bibliográfico. Santiago: Imprenta Universitaria, 1948, pág. 56. Al final del segundo tomo aparece la siguiente leyenda: «Este segundo tomo (cuyo original fué manuscrito en Bolonia por el Presbitero Ex-Jesuita D Juan Gonzalez Carbajal y Vargas su Dueño residente en Valparaíso su Patria, donde se le bolvera) se acabó de copiar por mi, y â mi costa en Santiago de Chile el 25 de Octubre Año de 1814. Ignacio de Andia y Varela». Al final del tercer tomo aparece una leyenda más extensa, aunque se

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cit., págs. 143, 150; FIGUEROA LUNA, Pedro Pablo. Diccionario biográfico de Chile, op. cit., 2.ª ed., págs. 332-333. Sobre Antonio García Reyes (1817-1855), jurista chileno, ver Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana. T. XXV, pág. 821.

Según la Revista de Bibliografía Chilena y Extranjera [Santiago] (1915), pág. 85, la copia que tenía Benjamín Parracia había sido hecha por Andía y Varela en San Felipe y hoy está en el Museo Bibliográfico de la Biblioteca Nacional de Santiago. En una carta de Buenos Aires del 16 de diciembre de 1936, el P. Furlong me escribía diciendo que estaba en posesión de un manuscrito de 3 volúmenes, in-4.º, procedente de Chile, de 546, 275 y 250 págs., copiado por Carvajal entre 1784 y 1793. Al final lleva la siguiente indicación: «Annuente Auctore Bononiae scripsit A. D. 1793, Die 6° Martii.»

«En la Biblioteca de la Recoleta Dominica se encuentra otro ejemplar de este manuscrito» (VICUÑA MACKENNA, Benjamín. El Ferrocarril [Santiago] [25 abril 1857]).

WIENER, Charles. Chili et Chiliens. París: Leopold Cerf, 1888, págs. 109-110.797 Hoy habría que decir: como hoy nos interesamos por un partido de fútbol...

133. Según Enrich, Lacunza habría sido rechazado en Chile por Bernardo Bertad, autor de un volumen, in-4.º, sobre el que no he conseguido ninguna información.

Una refutación, igualmente inédita, fue intentada por Judas Tadeo de Reyes y Borda, quien reprochaba a Lacunza el abandonar el sistema astronómico de Ptolomeo para abrazar el de Copérnico, condenado por la Inquisición. Reyes recibió las felicitaciones de Monseñor Muzi, vicario apostólico en Chile, y de su secretario, Sallusti.

Notas 133. Bertad, citado por Enrich, es totalmente desconocido (ENRICH, Historia de la Compañía de Jesús en Chile, op. cit., t. II, pág. 459). Schaible se pregunta si no habrá una confusión con el español Bestard (SCHAIBLE, Revista Chilena de Historia y Geografía, op. cit., pág. 250).

expresa en similares términos a la transcrita del segundo tomo. Al final del primer tomo no aparece ninguna leyenda. 797 Disponible en https://doi.org/10.34720/ekm3-6y59 (Universidad de Chile-Portal de libros electrónicos [en línea]: https://libros.uchile.cl/814 [consulta: 26 febrero 2021]; https://libros.uchile.cl/files/presses/1/monographs/814/submission/proof/4/index.html [consulta: 26 febrero 2021]; pág. 109 [en línea]: https://libros.uchile.cl/files/presses/1/monographs/814/submission/proof/114/index.html [consulta: 26 febrero 2021]).

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REYES BORDA, Judas Tadeo. Impugnación a la obra del P. Lacunza sobre el Reino milenario titulada La Venida del Mesías en gloria y magestad, 1820, manuscrito de 155 págs., «en poder del bisnieto del autor, D. Miguel Luis Amunátegui Reyes», dice MEDINA, Noticias bio-bibliográficas de los jesuitas expulsos de América en 1767, op. cit.,pág. 194. Ver VAÏSSE, El lacunzismo, op. cit., págs. 27-30, 41-49. Sobre Reyes y Borda (1756-1828), «Coronel y Secretario de la Presidencia del Reino de Chile», ver MEDINA, Diccionario biográfico colonial de Chile, op. cit., págs. 738-740 (con retrato); FIGUEROA LUNA, Pedro Pablo. Diccionario biográfico de Chile, op. cit., 2.ªed., pág. 450.

La carta de Muzi, fechada en Santiago el 7 de agosto de 1824, fue publicada por VAÏSSE, El lacunzismo, op. cit., págs. 42-45 (texto en latín y trad. española). Muzi reprocha a Lacunza usar tanto el sentido literal como el figurado según convenga. Sobre Giovanni Muzi, obispo de Città di Castello, Italia, de 1825 a 1849, fecha de su muerte, ver GAMS, Series episcoporum ecclesiae catholicae, op. cit., pág. 684. AMUNÁTEGUI ALDUNATE, Miguel Luis. Compendio de la historia política y eclesiástica de Chile. 5.ª ed. Valparaíso: Imprenta del Universo de G. Helfmann, 1865, pág. 150.798 La carta de Giuseppe Sallusti, fechada en Santiago el 1 de julio de 1824, fue escrita en español. Ver el texto en VAÏSSE, El lacunzismo, op. cit., págs. 45-47. Sallusti se indigna al ver que Lacunza identifica la Roma católica con la Babilonia apocalíptica. Sin embargo, guarda algunas reservas con respecto al sistema de Copérnico, ampliamente aceptado. Sallusti habla del rechazo sensato de Lacunza por Reyes en: SALLUSTI, Giuseppe. Storia delle missioni apostoliche nello Stato del Chile, colla descrizione del viaggio dal Vecchio al Nuovo Mondo fatta dall’autore. T. III. Roma: Giuseppe Mauri, 1827, pág. 60;799 cf. la traducción resumida: Historia de las misiones apostólicas de Monseñor Juan Muzi en el Estado de Chile. Santiago: Lourdes, 1906, pág. 426.800

798 12.ª ed., Santiago: Librería Europea de Nicasio Ezquerra, editor, 1882 (Memoria Chilena [en línea]: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-86378.html [consulta: 23 febrero 2021]; http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:86378 [consulta: 23 febrero 2021]). 799 Hathi Trust Digital Library [en línea]: https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=hvd.hnj8vr&view=1up&seq=9 [consulta: 3 enero 2021]; pág. 60 [en línea]: https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=hvd.hnj8vr&view=1up&seq=66 [consulta: 26 febrero 2021]. 800 Internet Archive [en línea]: https://archive.org/details/historiadelasmis00sall_0/mode/2up [consulta: 30 marzo 2021]; pág. 426 [en línea]: https://archive.org/details/historiadelasmis00sall_0/page/426/mode/2up [consulta: 30 marzo 2021].

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134. Entre los defensores de Lacunza en Chile hay que citar a Antonino Gutiérrez y Galleguillos (1770-1842).

Urzúa nos da una lista de los admiradores de Lacunza: Valdivieso, Salas, Donoso, Orrego, Larraín, Montes, Astorga, Carter.

Pío IX, quien, antes de convertirse en obispo de Spoleto, luego arzobispo de Imola y más tarde Papa, fue enviado a una misión con el gobernador chileno de parte de Pío VII, poco después de la independencia de Chile (1823), parece que comentó con el canónigo chileno Francisco Martínez Garfías en Roma hacia 1859: «En Chile, he leído a Lacunza con mucho placer. De vez en cuando lo sigo ojeando todavía.»

Entre los europeos que entraron en contacto con la obra de Lacunza en Chile hay que citar a Claude-Félix Bénech.

Vicente Martín y Manero, prebendado de la iglesia metropolitana de la capital de Chile, muerto en 1903, decía que Lacunza era inimitable.

Manero creía en la proximidad del regreso de Cristo. Para él, el anticristo es a la vez un ser personal y un cuerpo moral. En la cuarta bestia de Daniel 7 cree distinguir la francmasonería. Habrá dos resurrecciones corporales separadas por un intervalo de mil años. El milenio empezará tras la destrucción del reino de Satanás. Entonces será respondida la oración de la iglesia: «¡Que venga tu reino!» Morrondo no duda de relacionar a Martín y Manero con Lacunza.

Notas 134. Sobre el sacerdote Antonino Gutiérrez, ver MEDINA, Biblioteca hispanochilena, op. cit., t. III, pág. 545; Diccionario biográfico colonial de Chile, op. cit., pág. 442; Noticias bio-bibliográficas de los jesuitas expulsos de América en 1767, op. cit., pág. 191; BRISEÑO, Estadística bibliográfica…, op. cit., t. I, págs. 528-529; FIGUEROA LUNA, Pedro Pablo. Diccionario biográfico de Chile, op. cit., 4.ª ed., t. II, págs. 81-82.

URZÚA ASTABURUAGA, Miguel Rafael. «Respuesta al Presbítero D. Olegario Laso por su artículo “Lacunza y su obra”». Santiago: Imprenta San José, 1915, pág. 14 (separata de La Revista Católica [Santiago], n.º 328). Urzúa ha omitido dar nombres. Pero supongo que se trata de Rafael Valentín Valdivieso y Zañartu (1804-1878), obispo de Santiago desde 1847; del prelado José Hipólito Salas (1812-1883); de Salvador Donoso Rodríguez (1840-1892); de José Manuel Orrego (1818-1891), obispo de La Serena de 1868 a 1887; de Alejandro Larrain Palazuelos (1834-1916); de Jorge Montes Solar (1829-1900); del teólogo José Ramón Astorga Salinas (1831-1906); de

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Guillermo Juan Carter (1842-1906). Sin embargo, no aseguro nada, varios sacerdotes chilenos llevan el mismo apellido.

URZÚA, «Respuesta al Presbítero D. Olegario Laso…», op. cit., pág. 15; cf. La Nación [Santiago] (23 junio 1928). Sobre la misión de Giovanni Maria Mastai Ferretti en Chile, ver BITARD, Adolphe Louis Émile. Dictionnaire de biographie contemporaine française et étrangère. París: Maurice Dreyfous, 1880, pág. 984;801 BARBIER, Hippolyte. Biographie du clergé contemporain. T. X. París: Appert Fils et Vavasseur, 1851, pág. 54;802 traducción española: Viaje a Chile del canónigo don Juan María Mastai-Ferretti. Sarmiento, Domingo Faustino (trad.). Santiago: Imprenta de la Opinión, 1848, 95 págs.803

Bénech cita a Lacunza en: BÉNECH, Claude-Félix. Una rehabilitación, o un libre pensador convertido. Santiago: Impr. del Correo, 1873, pág. 1; ídem, Liberalis o el artista víctima de las enfermedades sociales. 2.ªed. París: C. Bouret, 1879, pág. 149; no he podido ver la primera edición, Santiago: Impr. de la República de Jacinto Núñez, 1871, 172 págs. Bénech, sin nombrar a Lacunza, expone algunas de sus ideas en: BÉNECH, Claude-Félix. Los israelitas, el Mesías y los gobiernos en presencia del Concilio Vaticano y las naciones europeas. París: C. Bouret, 1882, 124 págs., y un cuadro sinóptico. Bénech espera un milenio terrenal (ibídem, pág. 76). Sobre ClaudeFélix Bénech (1821-1898), lazarista francés, ver COMBALUZIER, Fernand. En: BAUDRILLART, Alfred (ed.). Dictionnaire d’histoire et de géographie ecclésiastiques. T. VII. París: Letouzey et Ané, col. 1054. «El R. P. Bénech era acérrimo partidario del lacunzismo, especialmente en lo relativo a la vuelta de los Judíos» (VAÏSSE, El lacunzismo, op. cit., pág. 81, n. 100). Sin embargo, Bénech mantenía la interpretación tradicional de los cuatro reinos de Daniel 2 y 7.

801 Ver ed. 1878 (Gallica-Biblioteca Nacional de Francia [en línea]: http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k1133866/f3.image [consulta: 5 diciembre 2011]; pág. 984 [en línea]: http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k1133866/f991.image [consulta: 5 diciembre 2011]). 802 Internet Archive [en línea]: http://www.archive.org/stream/biographieducle06barbgoog#page/n9/mode/2up [consulta: 5 diciembre 2011]; pág. 54 [en línea]: https://archive.org/details/biographieducle06barbgoog/page/n67/mode/2up [consulta: 23 febrero 2021]; Google Books [en línea]: http://books.google.com/books?id=GGsNAAAAYAAJ&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false [consulta: 5 diciembre 2011]. 803 Ver Viaje a Chile del canónigo don Juan Maria Mastai-Ferretti: oi sumo pontífice Pío, Papa IX. Sarmiento, Domingo Faustino (trad.). Santiago: Imprenta de la Opinión, 1848, 48 págs. (edición digitalizada) (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes [en línea]: http://www.cervantesvirtual.com/obra/viaje-a-chile-del-canonigo-don-juan-maria-mastaiferreti-oi-sumopontifice-pio-papa-ix--0/ [consulta: 5 diciembre 2011]).

3 7 2|Una celebridad en el olvido: El P. Manuel de Lacunza y Díaz

MARTÍN Y MANERO, Vicente. Los tiempos presentes y el Apocalipsis de San Juan. Bilbao: José de Ugalde, 1903, 410 págs. Ver, sobre este autor: FIGUEROA, Virgilio. Diccionario histórico, biográfico, y bibliográfico de Chile. T. IV-V. Santiago: Establecimientos Gráficos Balcells & Co., 1931, pág. 201.804 Lacunza solo es citado una vez (ibídem, pág. ix), pero a menudo hace referencias a él.

MORRONDO, La proximidad de la catástrofe del mundo…, op. cit., págs. 9, 277-

278.

135. Rafael Eyzaguirre Eyzaguirre (1846-1913) en su comentario sobre el Apocalipsis, sostiene las principales tesis de Lacunza (literalismo, anticristo colectivo, restauración de los judíos, futuro reino mesiánico), como destaca Vaïsse, pero rechaza, por ser demasiado comprometida, la identificación de la Roma papal con la ramera del Apocalipsis.

Rafael Eyzaguirre adopta íntegramente la explicación de Lacunza sobre el cap. 2 de Daniel. Se aproxima bastante a nuestro jesuita cuando explica el cap. 7. Las cuatro bestias son errores encarnados en reinos temporales: el paganismo romano, el islamismo, el conjunto de cismas y herejías (con sus cuatro cabezas: los imperios ruso, bizantino, germánico y británico) y la incredulidad moderna. La bestia de la tierra de Apocalipsis 13 es la francmasonería y no el clero católico. Los sacrificios levíticos no se restaurarán. Dos resurrecciones corporales, separadas por un milenio «bastante difuso, muy diferente al de Lacunza.»

Notas 135. EYZAGUIRRE EYZAGUIRRE, Rafael. Apocalipseos interpretatio litteralis ejusque cum aliis libris sacris concordantia. Roma: Ex Officina Unionis Editricis, 1911, 806 págs. Ver ALLO, L’Apocalypse, op. cit., 2.ª ed., pág. ccLii. Según la Revista Homilética [Valencia, España] [junio 1930], pág. 232, este libro fue escrito en lengua española y traducido al latín por el autor. Si creemos a Vaïsse la obra no obtuvo el imprimatur más que tras haber sido expurgada (VAÏSSE, El lacunzismo, op. cit., pág. 40). Urzúa dedicó su libro sobre las doctrinas de nuestro jesuita a Rafael Eyzaguirre, «vindicator del P. M. Lacunza». Esto no le impide acusarlo de plagio durante toda la obra: «…el Sr. Eyzaguirre aparece como el más desvergonzado plagiario, después de falsearle sus pensamientos» (pág. 147, nota). Rafael Eyzaguirre, rector del

804 Memoria Chilena [en línea]: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article7935.html [consulta: 23 febrero 2021]; http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:7935 [consulta: 23 febrero 2021].

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