Kali, Señora de la Destrucción
Siempre creí que Argentina tenía enferma su médula en la moral misma, pero al revisar nuestra historia y ser testigo presencial de nuestro presente me embarga una duda que me provoca escalofríos y un miedo atroz, afianzado al ver este tipo de imágenes. Argentina no tiene enferma su moral, porque sencillamente carece de ella. El gran problema de Argentina es que carece de Alma y estamos sometidos por el efluvio de los demonios ancestrales. Ella no viste de negro por el luto. Viste de negro por otros motivos más siniestros. Y sus gestos no son los de una abstinencia de litio sino gestos precisos de invocación. Yo mismo no me di cuenta, sumergido en esta vorágine mágica que nos carcome, donde prolifera el odio, las bajas pasiones, el desinterés por la vida y la ausencia total de honor. Ella es Kali. Una de sus formas, uno de sus aspectos. Pero es ella Y su influjo puede observarse, extendiéndose como un cáncer, como un manto de podredumbre que nos sepulta día a día enfrentándonos, denigrándonos, impulsándonos