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Pacto Educativo Global: Educación de Calidad para todos (español

Pacto Educativo Global

Educación de calidad para todos

Mieczyslaw Smyda, S.J.

Provincial de Brasil

Traducido del portugués

Este artículo, que pretende reflexionar sobre la urgencia de una educación de calidad para todos, nos invita a repensar un camino que se ha intensificado desde el Concilio Vaticano II con la declaración Gravissimum Educationis.

Sin embargo, el contexto actual de la pandemia ha puesto de manifiesto las desigualdades en el acceso a la educación en general, especialmente en países con grandes diferencias sociales, como Brasil.

Si creemos que el progreso social de la humanidad pasa por la educación, vemos en el Pacto Educativo Global (PEG) una excelente oportunidad y, quizás, una forma única de avanzar en la búsqueda de un mundo más justo y fraterno. La educación es un bien común y un derecho universal.

Debemos entender el PEG como una unión de esfuerzos por una educación que sea capaz de capacitar a cada individuo para mejorar su personalidad, ser un canal de refuerzo de la identidad y construir entornos dialogantes. En este contexto, es necesario involucrar a todos los sectores de la sociedad y especialmente a las escuelas y universidades.

Aunque el PEG hace un llamado a la sociedad en general para que todas las organizaciones e instituciones civiles y gubernamentales participen en estos caminos, es en los entornos educativos formales donde debemos volcar más esfuerzos centrados en los procesos de formación integral de cada persona.

Las universidades deben asumir el papel de agentes de esta transformación al realizar sus investigaciones, programas curriculares e involucrar a los educadores y educandos en los diversos temas que conforman esta formación integral.

Los espacios académicos pueden y deben superar los modelos técnico-científicos que, al prescindir de los valores humanistas y espirituales, colaboran directamente a la permanencia de un statu quo que tiene como protagonistas el egoísmo, la competencia desenfrenada y el consumismo generalizado.

Es posible construir un modelo de educación impregnado de valores que protejan a la sociedad de la “cosificación del ser humano y de la explotación de la Casa Común sin criterio”1 .

Estos son los valores que impulsarán el progreso técnico-científico promoviendo una formación que entienda a la persona como un individuo único que necesita ser respetado y respetar a los demás, independientemente de sus problemas de identidad. La alteridad como esencia formativa.

Este sentimiento de respeto por los demás conduce a una práctica dialógica que contribuye a generar un compromiso comunitario. Una formación que permite crear vínculos basados en la ayuda mutua y la superación de las desigualdades sociales.

En la práctica, este diálogo es la realización de aquello a lo que nos invita el Papa Francisco cuando proclama la “cultura del encuentro”. Comprender que en el otro hay una posibilidad concreta de crecimiento y de compartir los dones. Los espacios académicos son “escenarios” ideales para promover la cultura del encuentro, tendiendo puentes que colaboren en la construcción de ambientes de diálogo y promoción de la tolerancia, de respeto a la libertad de expresión y mediadores del conocimiento mutuo.

Una vida académica cotidiana que promueva la alteridad y el diálogo podrá contribuir a la ampliación de los debates que afectan directa y positivamente a los ámbitos de investigación y trabajo. Una posibilidad concreta es el debate sobre la economía solidaria, que propone estudiar alternativas a los modelos económicos basados únicamente en el beneficio abusivo y la explotación desenfrenada de los recursos naturales del planeta.

Esta práctica puede llevar a la formación de profesionales que sean capaces de actuar proponiendo un mercado más inclusivo y que piensen en las estructuras económicas más allá del esquema de producción, consumo y beneficio. Es una propuesta que converge con la iniciativa “Economía de Francisco”, que pretende humanizar la economía del mañana.

Estos escenarios también nos permiten abogar por una educación comprometida con la ecología integral. Entender los espacios universitarios como motivadores de una conciencia cósmica que sitúa al ser humano como parte del todo. La educación ecológica implica una formación que promueve la alteridad, el diálogo y propone una economía solidaria, es decir, entender la Casa Común como una extensión de la propia persona.

Estos componentes son medios para que el PEG sea algo más que un compromiso verbal.

Cuando decimos que defendemos una educación de calidad para todos, también tenemos que definir a qué proyecto educativo nos referimos. El PEG es una referencia y guía para nuestra planificación, estructurando nuestras investigaciones y otras acciones, que contribuyen a la construcción de ambientes académicos que promueven espacios de diálogo.

El entorno universitario simboliza para la humanidad el lugar en el que el conocimiento producido es un propulsor de la innovación, el desarrollo y el progreso, a través de una educación que, en el contexto cultural y religioso, “preparar personas capaces de un juicio racional y crítico, conscientes de la dignidad trascendental de la persona humana”2 para el servicio a las personas y a la sociedad. También podemos aspirar a que las universidades sean espacios de transformación y facilitadores de la creación de escenarios en los que temas como la justicia social, el diálogo, la paz, etc. estén cada vez más presentes en los planes de estudio y en las acciones cotidianas.

Las universidades, directamente conectadas con la sociedad, pueden desempeñar un importante papel en la provisión de una educación integral que, a través de un proceso de construcción individual y comunitaria, permita una cadena de colaboración para superar la pobreza, el hambre y la falta de respeto a los demás. Una casa común que preserva la dignidad humana y armoniza la relación con toda la creación.

1ANEC -Associação Nacional de Educação Católica do Brasil; CRB -Conferência dos Religiosos do Brasil e CNBB – Conferência Nacional dos Bispos do Brasil – A Igreja no Brasil com o Papa Francisco, no pacto Educativo Global – Brasília, 2019, p. 17. 2CELAM - V Conferência Geral Do Episcopado Latino-Americano E Do Caribe - Aparecida - Documento Final - Aparecida, SP, 2007, p.155

Referencias:

Declaração Gravissimum Educationis – Concílio Vaticano II – https://www.vatican.va/ archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decl_19651028_gravissimum-educationis_po.html

KLEIN, Luis Fernando - Educação de qualidade para todos: desafio aos centros educativos - Palestra proferida no 1º Congresso de Pedagogia Inaciana da Rede Jesuíta de Educação do Brasil, realizado de 02 a 05 de outubro de 2019 no Colégio São Luís, em São Paulo.

ANEC -Associação Nacional de Educação Católica do Brasil; CRB -Conferência dos Religiosos do Brasil e CNBB – Conferência Nacional dos Bispos do Brasil – A Igreja no Brasil com o Papa Francisco, no pacto Educativo Global – Brasília, 2019.

CPAL- Conferência de Provinciais Jesuítas da América Latina e Caribe;

AUSJAL - Associação das Universidades confiadas à Companhia de Jesus; Federação Internacional Fé e Alegria; FLACSI -Federação Latino Americana de Colégios da Companhia de Jesus – A Companhia de Jesus e o Direito Universal a uma Educação de Qualidade - http://webexternos.asav.org.br/redejesuita/wp-content/uploads/2019/04/ LivroDUECLancado27mar19.pdf

CELAM - V Conferência Geral Do Episcopado Latino-Americano E Do Caribe - Aparecida - Documento Final - Aparecida, SP, 2007.

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